CAÍDA Y MUERTE de Céneca
CAÍDA Y MUERTE de Céneca
CAÍDA Y MUERTE de Céneca
En el año 59, la antiguamente gran valedora de Séneca, Agripina, fue asesinada por Nerón, lo que marcaría el inicio del
fin de Séneca, su situación en el poder se volvió insostenible, al haber perdido buena parte de su capital político y de sus
apoyos. La campaña de desprestigio, además, le privó de la cercanía del emperador, el cual, rodeado de aduladores y
arribistas como Tigelino, Vitelio o Petronio, pronto comenzaría a hablar de desembarazarse de su viejo tutor.
Así, ese mismo año 62 Séneca pidió a Nerón retirarse de la vida pública, y ofreció toda su fortuna al emperador. El retiro
le fue concedido tácitamente, aunque la fortuna no le fue aceptada hasta años después.
En abril del año 65 d.C., hace 1.950 años, se le acusó de estar implicado en la famosa conjura de Pisón, un complot
dirigido contra Nerón. Aunque no existieran pruebas firmes en su contra, la conjura de Pisón sirvió a Nerón como
pretexto para purgar la sociedad romana de muchos patricios y caballeros que consideraba subversivos o peligrosos, y
entre ellos se encontraba el propio Séneca. Así pues, Séneca fue, junto con muchos otros, condenado a muerte, víctima
de la conjura fracasada.
El historiador Tácito cuenta que el tribuno Silvano fue encomendado para darle la noticia al filósofo, pero siendo aquel
uno de los conjurados, y sintiendo una gran vergüenza por Séneca, le ordenó a otro tribuno que le llevara la notificación:
de un patricio como Séneca se esperaba no que decidiera esperar a la ejecución, sino que se suicidara tras recibir la
condena a muerte. Cuando Séneca recibió la misiva, ponderó con calma la situación y pidió permiso para redactar su
testamento, lo cual le fue denegado, pues la ley romana preveía en esos casos que todos los bienes del conjurado
pasaran al patrimonio imperial.
Sabiendo que Nerón actuaría con crueldad sobre él, decidió abrirse las venas, cortándose en brazos y piernas. Al ver que
su muerte no llegaba, le pidió a su médico Eustacio Anneo que le suministrase veneno griego (cicuta), el cual bebió pero
no le hizo efecto. Pidió finalmente ser llevado a un baño caliente, donde el vapor terminó asfixiándolo, víctima del asma
que padecía.
Séneca fue incinerado sin ceremonia alguna. Así lo había prescrito en su testamento cuando, en sus tiempos de riqueza
y poder, pensaba en sus últimos momentos.
En sus escritos sobre ciencias naturales trató, en particular, de los terremotos y su relación con los volcanes; aunque, en
general, recogió las opiniones de los antiguos sobre diversos temas, añadió algunas reflexiones personales interesantes,
como el vaticinio de una futura explicación de los cometas como verdaderos cuerpos celestes.
Fue también autor de nueve piezas dramáticas, inspiradas en modelos griegos clásicos y que son, de hecho, estudios de
las tensiones emocionales a que se ven sometidos los personajes, destinadas a ser leídas más que representadas;
escribió así mismo una magistral y mordaz sátira de la deificación del emperador Claudio.
Sobre la muerte de Séneca, el historiador Tácito cuenta que el tribuno Silvano fue encomendado para darle la noticia al
filósofo, pero siendo aquel uno de los conjurados, y sintiendo una gran vergüenza por Séneca, le ordenó a otro tribuno
que le llevara la notificación del César: de un patricio como Séneca se esperaba no que decidiera esperar a la ejecución,
sino que se suicidara tras recibir la condena a muerte. Cuando Séneca recibió la misiva, ponderó con calma la situación y
pidió permiso para redactar su testamento, lo cual le fue denegado, pues la ley romana preveía en esos casos que todos
los bienes del conjurado pasaran al patrimonio imperial.
Sabiendo que Nerón actuaría con crueldad sobre él, decidió abrirse las venas en el mismo lugar, cortándose en brazos y
piernas. Su esposa Paulina le imitó para evitar ser humillada por el emperador, pero los guardias y los sirvientes se lo
impidieron y otras fuentes afirman que realmente se suicidó, aunque Suetonio afirma que vivió hasta el principado de
Domiciano. Séneca, al ver que su muerte no llegaba, le pidió a su médico Eustacio Anneo que le suministrase veneno
griego (cicuta), el cual bebió pero no le hizo efecto. Pidió finalmente ser llevado a un baño caliente, donde el vapor
terminó asfixiándolo, víctima del asma que padecía.
Al suicidio de Séneca lo siguieron, además, el de sus dos hermanos y el de su sobrino Lucano, sabedores de que pronto
la crueldad de Nerón recaería también sobre ellos. Séneca fue incinerado sin ceremonia alguna. Así lo había prescrito en
su testamento cuando, en sus tiempos de riqueza y poder, pensaba en sus últimos momentos.
Séneca fue implicado en la conjura de Pisón, un complot dirigido contra Nerón, y fue condenado a muerte. En abril del
año 65 d.C., hace 1.950 años, Séneca se cortó las venas acatando la sentencia del emperador. "Su cuerpo fue incinerado
sin ceremonia. Así lo había prescrito en su testamento cuando, siendo rico y poderoso, pensaba en sus últimos
momentos", relata Tácito.