Jazz Mexicano Arturo Castro Victor Ruiz Lucho Gatica
Jazz Mexicano Arturo Castro Victor Ruiz Lucho Gatica
Jazz Mexicano Arturo Castro Victor Ruiz Lucho Gatica
por
Daniel Party
Instituto de Música, Facultad de Artes
Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile
[email protected]
Este artículo busca poner en valor el elepé Inolvidables con Lucho (Odeón, 1958), del cantante chileno
Lucho Gatica, mediante tres líneas argumentales. Primero, Inolvidables con Lucho es uno de los prime-
ros elepés latinoamericanos de música popular unificados en cuanto a repertorio (canción romántica
mexicana de la primera mitad del siglo veinte) y acompañamiento instrumental (un ensamble pequeño
de jazz liderado por el guitarrista mexicano Arturo Castro). Como tal, demuestra una concepción del
formato elepé similar a la establecida por Frank Sinatra y Capitol Records. Segundo, el disco adopta
una práctica asociada a cantantes mujeres estadounidenses de grabar repertorio standard con acom-
pañamiento de guitarra jazz y contrabajo. En tercer lugar, se considera el impacto sustancial, pero
poco reconocido, que Inolvidables con Lucho tuvo entre los músicos que desarrollaron la bossa nova en
Brasil a fines de la década de 1950.
Palabras clave: Elepé, música mexicana, jazz, bossa nova.
This article seeks to assess the importance of Chilean singer Lucho Gatica’s long playing record Inolvidables con
Lucho (Odeón, 1958). It proposes three lines of argument. First, Inolvidables constitutes one of the first Latin
American LP albums unified in terms of repertoire –Mexican ‘canción romántica’ from the first half of the twentieth
century–, and instrumental accompaniment –a small jazz ensemble featuring Mexican guitarist Arturo Castro–.
As such, it demonstrates an understanding of the LP format in line with the one established by Frank Sinatra and
Capitol Records. Second, the album adopts a practice associated with US women singers of recording standards
accompanied by jazz guitar and bass. Third, the substantial, but under-recognized impact Inolvidables con Lucho
had on the artists who developed bossa nova in Brazil in the late 1950s is considered.
Keywords: LP, Mexican music, jazz, bossa nova.
1 Este trabajo forma parte del Proyecto FONDECYT Regular Nº 1140979 “Listening to Gender:
A Hermeneutics of Music as Performance”, cuyo investigador responsable es el autor de este artículo.
Agradezco el aporte esencial que realizó el guitarrista de jazz Sebastián Prado, quien en calidad de
personal técnico del proyecto realizó análisis musical y transcripciones. Versiones preliminares de esta
investigación fueron presentadas en Tulane University (Gilbert Chase Memorial Annual Lecture in Latin
American Music, 18/10/2012) y en el II Simposio Jazz en América Latina, en el marco del XI Congreso de
la Rama Latinoamericana de la IASPM (Salvador, Brasil, 14/10/2014).
Revista Musical Chilena, Año LXXII, enero-junio, 2018, Nº 229, pp. 107-130
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2 Long Playing, III/16, p. 98. Todas las traducciones son del autor.
3 Utilizo el sustantivo masculino elepé en vez de la expresión inglesa long play, la sigla LP o el calco
larga duración siguiendo la recomendación realizada por la RAE en 2005.
4 Para un estudio del estilo de Gatica y su recepción, ver Party 2012. Existen dos biografías dis-
vidables con Lucho en Cuba, Chile y México; Boleros inolvidables con Lucho en Argentina; Inolvidables con
Lucho Gatica en Brasil.
6 Se puede ver a Arturo Castro, de unos 10 años, tocando requinto y cantando junto con sus
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Inolvidables con Lucho Gatica (1958): un tributo jazzístico… / Revista Musical Chilena
Desde el primer acorde de Inolvidables con Lucho, una tónica con sexta y novena,
es evidente que el estilo con que Castro y Ruiz Pazos acompañan a Gatica no es lo
que se esperaba en la época para canciones mexicanas antiguas. Castro toca una
guitarra con cuerdas de nylon, pero no a la manera de los tríos románticos, sino
en el estilo de guitarristas de jazz de la posguerra, como Barney Kessel o Mundell
Lowe. Esto resulta audible en el uso de acordes extendidos, sustituciones y voicings
de jazz7.
El objetivo de este artículo es poner en valor este elepé relativamente des-
conocido en la discografía de Lucho Gatica. Para este fin propongo tres líneas
argumentales. Primero, Inolvidables con Lucho es uno de los primeros elepés lati-
noamericanos de música popular unificados en cuanto a repertorio, ensamble
y estilo musical. Como tal, demuestra una concepción del formato elepé similar
a la establecida por Frank Sinatra y Capitol Records. Segundo, el disco adopta
una práctica asociada a cantantes mujeres estadounidenses de grabar repertorio
standard con acompañamiento de guitarra jazz y contrabajo. En tercer lugar,
considero el impacto sustancial, pero poco reconocido, que Inolvidables con
Lucho tuvo entre los músicos que desarrollaron la bossa nova en Brasil a fines
de la década de 1950.
7 En Cuba existía, desde mediados de los cuarenta, un estilo de interpretar canciones influenciado
por el jazz norteamericano, y que se conoce como filin, del inglés feeling (Contreras 1989; Giro 2001;
García Yero 2012). Varios de los músicos fundadores de este estilo eran guitarristas-compositores, como
César Portillo de la Luz y José Antonio Méndez, que en presentaciones en vivo solían acompañarse a
sí mismos en un estilo sofisticado de guitarra jazz. Para grabaciones comerciales, sin embargo, en los
cuarenta y cincuenta se consideraba que el acompañamiento con guitarra no era de gusto masivo.
En palabras de Guillermo Rodríguez Rivera, “El filin, música para voz y guitarra, si quería acceder a
los grandes medios, a la radio, la televisión, el disco, tenía que acondicionarse a la estandarización,
plegarse a orquestaciones que vendieran” (Contreras 1989: 81).
8 Osborne 2012: 87-115.
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Revista Musical Chilena / Daniel Party
Sus elepés para Capitol (exceptuando sus compilaciones de grandes éxitos) contenían
standards de pop adulto, mientras que sus discos sencillos buscaban el éxito efímero
del Top 40 con canciones compuestas recientemente. En sus 14 álbumes originales
temáticos o “conceptuales” para Capitol no hay canciones que fueran éxitos de los
ránkings, y sus elepés de la década del cincuenta lograron codificar un repertorio
específico de standards de pop para adultos13.
9 Keightley 2008:319.
10 Keightley 2004: 375.
11 Osborne 2012: 94.
12 Osborne 2012: 100.
13 Keightley 2001: 29.
14 Gilbert 1998:41.
15 Osborne 2012: 98-100.
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Inolvidables con Lucho Gatica (1958): un tributo jazzístico… / Revista Musical Chilena
potenció las asociaciones que ya existían en torno al elepé: “serio, adulto, refinado,
‘no comercial’, masculino (en el sentido de que el mundo de la alta fidelidad era
considerado como dominado por hombres)”16. El resultado, al menos en términos
de popularidad, es indiscutible: de todas las ventas de elepés en el período 1956-
59, incluida la música clásica, el artista más exitoso era Frank Sinatra, seguido por
Johnny Mathis17.
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Revista Musical Chilena / Daniel Party
CUADRO 1
LISTA DE CANCIONES DEL DISCO INOLVIDABLES CON LUCHO, CON SUS
AUTORES Y AÑOS DE COMPOSICIÓN
Año de
Nombre canción Autores
composición
Cara A
Cara B
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Inolvidables con Lucho Gatica (1958): un tributo jazzístico… / Revista Musical Chilena
canciones vernáculas para convertirlas en arte elevado para las clases educadas
medias y altas20.
En ensayos y conferencias, Ponce elaboró respecto de la importancia del “folk-
lore” mexicano y su potencial uso para la música clásica, y su proyecto terminó
teniendo un impacto mucho más amplio que lo que él imaginó cuando lo comen-
zó21. A fines de la década de 1910 Ponce se había convertido en “el padre de la
música vernácula mexicana”, y un grupo de compositores urbanos, algunos sin
formación de conservatorio, continuaron su propuesta, “produciendo una profu-
sión de arreglos y canciones originales que fueron publicadas en las mismas casas
editoriales en las que Ponce publicaba”22. Inolvidables reconoce a esta generación al
incluir canciones de sus compositores más relevantes, Ignacio Fernández Esperón
(1894-1968), Mario Talavera (1885-1960), Alfonso Esparza Oteo (1898-1950) y
María Grever (1885-1951). Característico de las letras de este primer periodo es
la construcción nostálgica de lo rural desde el espacio urbano, ejemplificado en
Inolvidables en “La borrachita” y “A la orilla de un palmar”.
La siguiente generación de compositores, nacidos en la primera década del
siglo, es la más representada en Inolvidables con Lucho. Agustín Lara (1900-1970),
Gonzalo Curiel (1904-1958), Agustín ‘Guty’ Cárdenas (1905-1932), Miguel Prado
Paz (1905-1987) y José Sabre Marroquín (1909-1995), fueron los primeros auto-
res en capitalizar el surgimiento de la industria cultural mexicana. Durante la
década de 1930, la radio, el cine y las grabaciones le dieron a estos compositores
una presencia mediática desconocida hasta ese momento, tanto a nivel nacional
como internacional23. También durante esa década el bolero se convierte en el
estilo más popular de la canción romántica mexicana. Los primeros éxitos de esta
generación de compositores marcan el comienzo de lo que se conoce como la era
dorada del bolero mexicano, que se extiende hasta fines de los años cincuenta,
cuando se graba Inolvidables. A diferencia del interés en lo rural, de la generación
anterior, para esta generación el foco es la urbe, en particular los espacios cita-
dinos, bohemios y nocturnos –lo que está ilustrado en este disco con “Noche de
ronda” y “Nocturnal”.
La generación más joven de compositores representados en Inolvidables nació
en la década de 1910, e incluye a Gabriel Ruiz (1912-1999), Alberto Domínguez
(1913-1975), Mario Ruiz Armengol (1914-2002) y Consuelo Velázquez (1916-
2005). Monsiváis caracteriza a esta generación como “profesionales de la música”
en el sentido que, a diferencia de Lara, ellos “piensan y deliberan sus carreras,
las conciben en términos fundamentalmente económicos y publicitarios”24. Estos
autores se mantienen en un segundo plano cuando sus canciones se convierten
en éxitos en la década de 1940, en grabaciones, ya no de tenores con formación
clásica, sino de crooners cuya voz es amplificada electrónicamente.
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Revista Musical Chilena / Daniel Party
25 Debido a la conocida resistencia hacia el bolero mexicano por parte de las clases medias y
altas cubanas, no es sorprendente que esta edición no hace ninguna referencia al hecho que todos
los compositores y músicos acompañantes eran mexicanos (ver Acosta 1988).
26 Long Playing, III/16: 98.
27 Long Playing, III/16: 98-100.
28 Poe 1996: 19.
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Inolvidables con Lucho Gatica (1958): un tributo jazzístico… / Revista Musical Chilena
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como la estrella; éramos un trío”32. Aunque el repertorio había sido escogido con
anticipación, los arreglos fueron concebidos en el estudio y el disco fue grabado
en una sesión de solo una noche33.
Aunque no sabemos cuánto tiempo tomó grabar Inolvidables, es razonable
suponer que la dinámica de trabajo fue similar. La contratapa de las ediciones
chilena y brasileña del elepé incluye una fotografía de los músicos en el estudio
que refleja muy bien la dinámica sonora del disco. Gatica y Castro aparecen en
primer plano, sentados frente a frente con un micrófono Neumann entre ellos. A
la derecha y atrás del guitarrista, se ve a Ruiz Pazos y su contrabajo (ver Figura 1).
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Inolvidables con Lucho Gatica (1958): un tributo jazzístico… / Revista Musical Chilena
Sinatra34. Posiblemente esto se deba a que, como hemos visto, el trabajo musical
en una agrupación pequeña se presta para la disolución o al menos relajamiento
de las jerarquías entre estrellas vocales y músicos acompañantes.
El acompañamiento guitarra-bajo sí era considerado apropiado, y recomenda-
ble, para cantantes mujeres, como Julie London y Sarah Vaughan. La asociación
con lo femenino es evidente en la manera en que la industria concebía estos discos.
Teddy Reig, productor de After hours, le propuso a Vaughan la idea de este disco
diciéndole: “En este próximo disco, quiero que cantes desnuda”35. En la contratapa
de Julie is her name, el primer disco de London, Bill Balance la presenta así: “Julie
es una hermosa, sabrosa, pero sencilla joven con cabello rubio y ojos azules. Estas
características son abiertamente evidentes en su afelpado estilo vocal”. Es difícil
imaginar descripciones de este tipo sobre crooners hombres, como Tony Bennett,
Nat King Cole o el mismo Sinatra.
No es sorprendente que el único cantante hombre que grabó un disco con este
tipo de ensamble haya sido Johnny Mathis. Como muestra Stephens, Mathis era un
crooner que, antes de asumir públicamente su homosexualidad en 1982, cultivó una
“sexualidad escurridiza”, estrategia que se refleja en sus decisiones musicales, las
carátulas de sus discos y en sus entrevistas con la prensa36. Lucho Gatica, al igual
que Mathis, construyó su estilo incorporando aspectos asociados con genealogías
femeninas de performance, como el uso delicado del registro agudo, letras con
ambigüedad de género, y repertorios y acompañamientos instrumentales –como
los presentes en Inolvidables y Open fire– preferidos por cantantes mujeres37. Ambos
cantantes lograron que el tema de la preferencia sexual no fuese motivo de acoso
por la prensa (al menos a fines de la década del cincuenta), gracias a la manten-
ción de un delicado equilibrio entre características percibidas como femeninas
y masculinas. Entre estas últimas podemos incluir las connotaciones del formato
elepé descritas anteriormente.
La cara A de Inolvidables con Lucho comienza con “Noche de ronda”, el famoso
vals compuesto por Agustín Lara más de dos décadas antes. La versión original38
consta de dos partes contrastantes, una primera rapsódica en modo menor (“Noche
de ronda/qué triste pasas”), seguida por una sección en tres cuartos y en modo
mayor (“Luna que se quiebra/sobre las tinieblas de mi soledad”). Durante los
cuarenta y cincuenta, las grabaciones de canción romántica mexicana comienzan,
excepto contadas excepciones, con una introducción instrumental. Cualquiera
fuese el acompañamiento acordado –guitarras y requinto, piano, big band u orquesta
de cuerdas–, lo común era abrir los temas con unos quince a veinte segundos de
introducción.
34 Para un fascinante estudio de los crooners y masculinidad ver McCracken 2001.
35 Reig y Berger 1990: 100.
36 Stephens 2010.
37 Gatica modeló su estilo como bolerista en la figura de la cantante cubana Olga Guillot. Para
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Revista Musical Chilena / Daniel Party
39 En este artículo el objetivo de las transcripciones musicales es ilustrar, de forma esquemática,
recursos melódicos, armónicos y de voicings presentes en el disco. Los ejemplos musicales no pretenden
reflejar las sutilezas rítmicas, dinámicas y expresivas presentes en la grabación.
40 La estrategia de comenzar una canción con la voz sin acompañamiento es común en los
elepés de crooners con arreglo especial. En Julie is her name se utiliza en 4 de 13 canciones, en Open fire,
two guitars, en 2 de 12, y en After hours, en 2 de 11. El abrir el disco solo con la voz, como ocurre en
Inolvidables, no tiene precedentes en esta tradición.
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Inolvidables con Lucho Gatica (1958): un tributo jazzístico… / Revista Musical Chilena
En la versión original, la segunda mitad del coro (“Dile que la quiero / Dile
que me muero”) comienza con una repetición de la armonía del inicio del coro
(tónica, mi mayor). Aquí Gatica canta la melodía original (nota mi, repetida), pero
Castro y Ruiz Pazos sustituyen el acorde de tónica por un acorde de subdominante
sostenida con séptima menor (A#ø). Esta sustitución, inusual en la canción román-
tica mexicana, es un recurso común en el jazz norteamericano para rearmonizar
el primer grado de la escala. Un ejemplo de esta práctica ocurre al comienzo de
la grabación del standard “I should care” realizada en 1955 por Julie London en
el disco anteriormente mencionado, Julie is her name. La composición original,
de 1944, armoniza la nota fundamental con un acorde de ii7. La grabación de
London, en cambio, comienza con la voz de la cantante entonando la fundamental,
mientras que el guitarrista Barney Kessel la acompaña con un iv#ø arpegiado41.
Para ilustrar algunos de los recursos armónico-melódicos preferidos de Arturo
Castro en el disco, se incluye la transcripción de una sección más extensa, de la
41 Márquez 2000 presenta un estudio del estilo de Barney Kessel, con un capítulo dedicado al
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Revista Musical Chilena / Daniel Party
segunda parte del coro (“Que vuelva ya”, ver ejemplo musical 3). Entre ellos des-
tacamos el uso del acorde mayor con sexta y novena, la sustitución por tritono (en
este caso, Ab7#11), el uso recurrente de la oncena sostenida, y la supertónica con
séptima menor (en este caso, F#ø). En términos melódicos, Castro complementa
las notas tenidas de la voz con pequeños gestos cromáticos en la primera cuerda.
Aunque estos no constituyen melodías, en el contexto de un acompañamiento
consistentemente acordal, se escuchan como un eco melódico del canto.
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Inolvidables con Lucho Gatica (1958): un tributo jazzístico… / Revista Musical Chilena
Con algo elegíaco y conmovedor que tiende sus raíces por todo el corazón de América,
desde los litorales del jazz y su nublada “birdland”, hasta las sureñas latitudes chilenas
que tocan con su telúrica presencia la remota quietud de la Antártida, se ha logrado
esa voluntad de comprender y llegar al fondo de esta música para darle todo su sig-
nificado continental.
Esta descripción también sugiere como un aspecto esencial del disco la volun-
tad de exploración al fondo de la música, en el sentido de indagar en el contenido
musical del repertorio, las frases y giros melódicos, el potencial de la armonía
propuesta por la misma melodía. Inevitablemente, la exploración de lo musical
se traduce en un cambio en la experiencia de la letra, aunque el foco aquí no es
resignificar el contenido semántico de las canciones, como lo logra Chavela Vargas
al cantar “Un mundo raro” o la española Martirio en “La bien pagá”.
Ciertamente sería posible aventurar una lectura acerca de la resignificación
de “Noche de ronda” en la versión del disco. Como mencioné brevemente en la
sección anterior, la versión que aparece en Inolvidables comienza no con la prime-
ra parte, en menor, sino con la sección más rítmica y memorable, en mayor. Es
como si la canción ya hubiese comenzado y nosotros, los auditores, hubiésemos
llegado tarde al evento. Pero aún más notable es el hecho que luego de la sección
en mayor, Gatica canta la primera parte en menor, en efecto, invirtiendo la estruc-
tura de la canción original. El resultado es un vuelco en la dirección narrativa de
la canción, que en su versión original parte con el escenario (“el balcón”) para
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Revista Musical Chilena / Daniel Party
pasar por lo que Pérez-Firmat identifica como “verbos de afecto… –herir, lastimar,
morir, esperar, hacer daño, dar pena– una secuencia que culmina en llorar, el
verbo paradigmático de la poesía sentimental”42.
La versión de Gatica, en cambio, abre con la alocución solitaria a la luna y
culmina con el cantante contemplando su destino en el balcón, observando a la
luna y a su amante en busca de aventuras. Sería correcto afirmar que el culminar
en menor le otorga a la canción un carácter más dramático y oscuro. Sin em-
bargo, cambios estructurales como este no se encuentran en el resto del disco.
Tampoco otras transformaciones que apunten a reconsiderar el contenido de las
letras. Considero que la propuesta estructural de “Noche de ronda” obedece a
un deseo de jugar con el material musical, con dar vuelta la forma tradicional de
la canción lariana.
En Inolvidables Gatica explora una vocalidad distinta a la que lo hizo famoso a
nivel continental. Su voz se adapta al ensamble pequeño e intimista, con un sonido
menos englobado, un rango dinámico más reducido, y menos dramatismo en la
expresión, en efecto, evitando los gestos grandilocuentes del bolero mexicano de
la era dorada. Como en el jazz vocal, en este disco Gatica privilegia la elaboración
musical por sobre la comunicación del texto. Más que en cualquiera de sus gra-
baciones anteriores, en Inolvidables Gatica se aleja del modelo de su mentora, la
cubana Olga Guillot. Más que actor o comunicador de un mensaje textual, aquí
se escucha a Gatica explorando las posibilidades melódicas y armónicas de cada
canción.
El foco en lo musical, y no en la letra, también es relevado por el balance de
la grabación entre la voz y la guitarra. A diferencia de la grabación del crooner con
orquesta, donde existen dos planos estratificados de manera evidente, aquí el
cantante y la guitarra tienen igual relevancia, ambas en tensión con la base rítmica
del contrabajo, o contrabajo y bongó. Esto resulta en un disco más exigente para
el oyente, ya que la atención del auditor es demandada por más de una fuente.
Otros aspectos también apuntan a la exigencia que el disco presenta para la
audiencia. Las catorce canciones son consistentemente breves. Solo dos pasan la
marca de los tres minutos, y la mayoría está bajo los dos y medio43. Esto significa
que hay muy pocas repeticiones, pocas oportunidades de escuchar una vez más
ese coro que tanto nos gusta. El aumento en el ritmo armónico y la densidad
de los acordes dificultan el saber en qué parte de la canción uno se encuentra.
Incluso coros y estrofas se confunden. El hecho que el disco comience sin intro-
ducción instrumental alguna nos pone en alerta. La introducción instrumental
no solo sirve para establecer la tonalidad del tema, para beneficio del cantante;
como la obertura en la música docta europea del siglo XVIII, es una apelación a
la audiencia, pide silencio y atención a lo que viene. En Inolvidables los músicos
no nos extienden tal invitación.
42 Pérez-Firmat 2008:195.
43 Esteaspecto también hace pensar en Julie is her name como un referente. El disco de Gatica
contiene 14 canciones en 35 minutos, el de London, 13 en 31 minutos.
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Roberto Menescal, por ejemplo, al hablar sobre las novedades extranjeras que lo mar-
caron profundamente durante su periodo de formación musical, se refiere al elepé
Inolvidable [sic] de Lucho Gatica, que en su arreglo recurría solo a dos instrumentos,
guitarra y bajo, rompiendo con la tradición del bolero de utilizar grandes orquestacio-
nes. Según Menescal, este procedimiento fue importante para que él y otros músicos
de su generación desarrollaran el hábito de oír la guitarra, que así, dialogando apenas
con el bajo, aparece destacada, singularizada.46
Entre aquellos que considero precursores de la Bossa Nova […] tengo un lugar re-
servado en el corazón para el bolero mexicano de compositores como Agustín Lara,
Gonzalo Curiel y Maria Griver [sic], sobre todo en la interpretación de Lucho Gatica,
quien, en los años cincuenta, lanzó un disco de boleros: Inolvidables, acompañado por
una guitarra sorprendente de Arturo Castro, que removió las cabezas de los muchos
que amábamos el instrumento a ese género de música.47
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The Music of Chile/Lucho Gatica, a Bolero Singer (Black Round Records, 2009) y en la antología Lucho
Gatica, vol. II (Orfeon 2011).
56 Paiano sugiere que el primer elepé unificado de música brasilera fue el disco fundacional de
la bossa nova, Chega de Saudade, de João Gilberto (citado en Stroud 2008: 55). Chega de Saudade fue
lanzado meses después que Inolvidables, por el mismo sello discográfico (Odeón).
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