DERECHO CIVIL Nombre
DERECHO CIVIL Nombre
DERECHO CIVIL Nombre
NOMBRE
V íc t o r G uevar a P e z o
El nombre es el conjunto de vocablos que tiene por fin cumplir tres funciones jurídicas:
1) individualizar, identificar a cada persona, a efecto de que pueda ejercer los derechos que
le corresponde y cumplir las obligaciones que le toca; 2) evitar que dicha persona así como
sus derechos y obligaciones puedan ser confundidos con los de otras, 3) denotar los vínculos
familiares de esa persona.
En nuestro sistema jurídico el nombre está constituido por el pre nombre y los apellidos.
No obstante que nuestro primer Código Civil, que entró en vigencia en 1832, estable
ció en la Sección Sexta del Libro I, De las personas y sus derechos, artículos 415 a 453, la
existencia de los Registros Civiles dependientes del Estado (para reemplazar en sus atribucio
nes registrales a las parroquias), éstos no funcionaron sino a partir de 1872. Hasta entonces
ART. 19 DERECHO DE LAS PERSONAS
El Código de 1936 sólo contiene seis artículos respecto del nombre: Dos (el 13
y 14), destinados a proteger el derecho al nombre frente a la contestación o cambio
por terceros y a la usurpación o uso por otras persona de nombre ajeno. Los otros cua
tro (15, 16, 17 y 18), dedicados a ordenar lo concerniente a los cambios de nombre
por el titular del mismo. Nada establece sobre las características jurídicas del derecho
al nombre.
3) Que el nombre está compuesto por el o los prenombres más los apellidos.
Respecto al o los prenombres no hay norma que los regule. Hasta bien entrado el siglo
XX, sobre todo en el interior del país, era costumbre ponerles a los recién nacidos varios
prenombres y entre estos, infaltablemente, los del santo o santos correspondientes al día del
nacimiento, según el santoral de la iglesia católica. Esto, en observancia de lo dispuesto por
el Papa Gregorio el Grande, que gobernó la iglesia católica entre los años 590 a 604. En la
actualidad se ha abandonado prácticamente esta costumbre religiosa, practicada durante
siglos como jurídica, y se ha secularizado y banalizado tanto el uso de los prenombres que
muchos padres inscriben a sus hijos con prenombres propicios para la burla, el ridículo o
por lo menos la extravagancia o excentricidad. Una rápida revisión en el RENIEC permite
encontrar prenombres extraños que para los padres pueden tener algún significado pero
que originan, sin duda, más de un disgusto y contrariedad a sus hijos (v.gr. Chao, Cine,
NOMBRE ART. 19
Ecologito, Pepsi, Tsu Chi, Trigo, Trance, Cachorro, Achis, Calcio, Entel, Pringles, Zz, Luci
fer, Academia, Chalet, Dimisión, Remisión, Pilsen, Sal, Agua, Marlboro, Norte, Sur, Dólar,
Banco, Papadiamantoupek, Alinotorpino, Tempertorpek, Estudios, Lechuguita, Dodge,
entre los publicables). En otros países (Argentina, España, Alemania) hay normas que impi
den que se pueda poner a los hijos prenombres vulgares, ridículos, irreverentes, equívocos;
los registradores tienen la facultad de no aceptarlos. En El Perú se intentó hacer lo mismo
en reguardo de la respetabilidad, tranquilidad y dignidad de quienes son víctimas del capri
cho y majadería de sus padres. Para ello, en el Reglamento de Inscripciones del RENIEC
aprobado por el Decreto Supremo 015-98-PCM se incorporó el artículo 33 que establecía lo
siguiente: “La persona no podrá tener más de dos prenombres. No podrá ponerse prenom
bres que por sí mismos o en combinación con los apellidos resulten extravagantes, ridícu
los, irreverentes, contrarios a la dignidad o el honor de la persona, así como al orden públi
cos o a las buenas costumbres, que expresen o signifiquen tendencias ideológicas, políti
cas y filosóficas, que susciten equívocos respecto del sexo de la persona a quien se pretende
poner, o apellidos como prenombres.- El Registrador es la persona autorizada para denegar
las inscripciones que se soliciten en contravención de lo dispuesto en el párrafo anterior de
este artículo”. Desde luego que la observación que hicieran los registradores ante la solici
tud de inscripción de un nombre inconveniente podía ser apelada a instancias superiores,
de conformidad con la Ley del Procedimiento Administrativo General, creándose así un
espacio para revisar la negación y para la reconsideración por los inadvertidos padres. Tal
fue sin embargo la reacción que, en nombre de una supuesta libertad vulnerada, originó la
norma, que prontamente fue derogada. Como consecuencia de ello, siguen registrándose
prenombres que afectan a los hijos que tienen que llevarlos con disgusto y a veces con ver
güenza o hacer, mucho tiempo después, costosos y engorrosos trámites para cambiarlos.
DOCTRINA
GUEVARA PEZO, Víctor. Personas naturales. Gaceta Jurídica. Lima, 2004; MESSINEO. Manual de Dere
cho Civil y Comercial. Tomo II. Doctrinas Generales. Ediciones Jurídicas Europa-América. Buenos Aires,
1972; FERNÁNDEZ SESSAREGO. El derecho a la identidad personal, en Tendencias actuales y perspec
tivas del Derecho Privado y del Sistema Jurídico Latinoamericano. Cultural Cuzco. Lima, 1990; Abuso de
derecho. Astrea. Buenos Aires, 1992 y El histórico problema de la capacidad jurídica, en Diez Años. Código
Civil peruano. Tomo I. Universidad de Lima. 1995; VEGA MERE. Derecho Privado. Tomo I. Grijley. Lima,
1996.
JURISPRUDENCIA
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
La partida de nacimiento contiene el nombre de la persona
L a partida de nacimiento constituye un asiento registral y sus certificaciones instauran probanza legal: i) D el hecho de la
vida, ii) De la generación materna y paterna, salvo las omisiones por legitimidad, iii) D el apellido fam iliar y del nombre
propio {...} (S T C E xp . N ° 0 2 2 7 3 -2 0 0 5 -P H /T C , f j . 12).
que el titular tenga también el deber de mantener la designación que le corresponde { ...} (S T C E xp . N ° 02 2 7 3 -2 0 0 5 -
P H / T Q f j . 20).
164
Apellidos del hijo
Artículo 20.- A l hijo le corresponde elprimer apellido delpadre y elprimero de la madre (*).
Concordancias:
C.C. arts. 361, 362, 313, 315, 2083
J u a n C a r l o s E s q u iv e l O v ie d o
En las sociedades primitivas, en las ciudades de escasa población, las personas solamente
tenían un nombre de pila. Fue recién con el crecimiento de la población que se agregó al nom
bre de pila un sobrenombre con la finalidad de distinguir a las personas de otras homónimas.
De tal modo se solía identificar a las personas adicionándole a su nombre de pila la palabra
“hijo de”, así por ejemplo: Hugo hijo de Manuel; luego tal expresión fue reemplazada por
la terminación “ez”. Así, Fernández, Diéguez, González, significaban hijo de Fernando, de
Diego, de Gonzalo. Otras veces el sobrenombre se tomaba de su oficio: Labrador, Herrero,
Escribano, Tejedor; o de una característica o defecto físico: Blanco, Rojo, Cano, Cojo, Calvo.
Los señores feudales tomaban el nombre de sus tierras, anteponiendo la partícula “de”. Con
el transcurso del tiempo, estos sobrenombres o apodos se fueron haciendo hereditarios y se
transformaron en lo que hoy se denomina apellido (BORDA).
Ahora bien, la doctrina define al apellido como el nombre de familia, debido a que la
adquisición de este se encuentra supeditado a la clase de filiación que corresponda a la per
sona. En tal sentido es que nuestro Código Civil regula en este artículo los apellidos que
deben llevar los hijos, sin distinguir si son matrimoniales o extramatrimoniales, conforme
a lo dispuesto por la modificatoria al artículo 20 efectuada por la Ley N° 28720.
(*) Texto según modificatoria efectuada por la Ley N° 28720 del 25/04/2006. 165
ART.20 DERECHO DE LAS PERSONAS
En cuanto a lo que establece el artículo 20 de Código acotado, se puede decir que este
regula la cantidad de los apellidos de las personas, sin hacer distinción si nacieron o no den
tro del matrimonio. En tal sentido, es que se establece que este solo debe llevar dos apellidos,
el primero del padre y el primero de la madre.
Al respecto, se considera que este dispositivo elimina la posibilidad de los apellidos lla
mados “compuestos”, en la medida en que estos no cumplen a cabalidad la función indivi-
dualizadora que es propia del nombre (FERNÁNDEZ SESSAREGO).
Ahora bien, tal prohibición de tener más de un apellido, salvo el caso de los apellidos
compuestos, no constituye ningún inconveniente para que una persona por uso o por cos
tumbre yuxtaponga a sus apellidos los segundos o ulteriores de la línea paterna o materna,
ya que en cierto modo puede considerarse que pertenecen a cada persona todos los apellidos
de sus descendientes conocidos (LUCES GIL).
Por otra parte, si bien es cierto que por costumbre el apellido paterno suele preceder al
materno, sin embargo consideramos que dicho orden puede ser invertido en el sentido de
que el apellido de la madre preceda al del padre, puesto que el artículo en comentario solo
se limita a establecer cuántos y cuáles patronímicos debe tener el hijo matrimonial, pero no
señala de manera taxativa el orden en que se deben asignar. Además, si tenemos en cuenta
que no se puede distinguir en donde la ley no distingue creemos que se podría asignar a un
menor como primer apellido el de la madre y como segundo el del padre; eliminando de esta
forma la prioridad del apellido del padre, que en cierta forma discrimina y al de la madre
(DE CICO, citada por ESPINOZA ESPINOZA).
De igual forma, el artículo 38 del referido Reglamento señala que, cuando la inscrip
ción la efectúe la madre, el registrador quedará obligado a inscribir la paternidad del cón
yuge con la presentación del acta de matrimonio de los padres. Asimismo, el registrador ten
drá dicha obligación si el hijo hubiera nacido dentro de los 300 días siguientes a la disolu
ción del vínculo matrimonial.
Tal disposición concuerda con lo establecido en el artículo 361 del Código Civil, puesto
que el registrador con la sola presentación del acta matrimonial o la copia certificada de la
partida de matrimonio, estará en la obligación de inscribir al recién nacido como hijo matri
monial, y por ende se le asignará a este el primer apellido de ambos padres.
Por su parte, el artículo 21 del Código Civil, modificado por la Ley N° 28720, regula la
forma de inscripción de los hijos extramatrimoniales, señalando que: “Cuando el padre o la
madre efectúe separadamente la inscripción del nacimiento del hijo nacido fuera del vínculo
166
NOMBRE ART. 20
matrimonial, podrá revelar el nombre de la persona con quien lo hubiera tenido. En este
supuesto, el hijo llevará el apellido del padre o de la madre que lo inscribió, así como del pre
sunto progenitor, en este último caso no establece vínculo de filiación. Luego de la inscripción,
dentro de los treinta (30) días, el registrador, bajo responsabilidad, pondrá en conocimiento
del presunto progenitor tal hecho, de conformidad con el reglamento. Cuando la madre no
revele la identidad del padre, podrá inscribir a su hijo con sus apellidos”.
DOCTRINA
BORDA, Guillermo A. Manual de Derecho Civil. Parte general. Perrot. Buenos Aires, 1986; ESPINOZA ESPI-
NOZA, Juan. Derecho de las Personas. Editorial Rodhas. Lima, 2006; FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos.
Derecho de las Personas. Librería Studium Editores. Lima, 1987; LUCES GIL, Francisco. El nombre civil de
las personas naturales en el ordenamiento jurídico español. Bosch, Casa editorial. S.A. Barcelona, 1978; MES-
SINEO, Francesco. Manual de Derecho Civil y Comercial. Jurídica Europea-América. Buenos Aires, 1979;
PUIG BRUTAU, José. Fundamentos de Derecho Civil. Primera parte. Parte general, sujeto y objeto de dere
cho. Bosch, Casa Editorial S.A., Barcelona, 1979; VON TUHR, Andreas. Derecho Civil. Teoría General del
Derecho Civil Alemán. Volumen I. Depalma. Buenos Aires, 1946.
JURISPRUDENCIA
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Definición y contenido del apellido
Designación común de una estirpe que cada uno porta debido a su pertenencia a l grupo y a l a que se diferencia por este ape
lativo. E l apellido es el nombre de la fam ilia que sirve para distinguir a las personas, y es irrenunciable e inmodificable.
Debe fig urar primero el apellido paterno y luego el apellido materno.
CORTE SUPREMA
Si el apellido del demandante no coincide con el apellido paterno de la causante, no puede existir
derecho sucesorio
{ ...} el accionante no ha presentado ni testamento ni declaración ju d icia l que lo acredite como heredero o titular del dere
cho que reclama; es más, de la revisión de sus medios probatorios como su partida de nacimiento y su D N I se desprende que
el apellido materno del señor Duilio Castillo Chonsen no coincide con el apellido paterno de su madre (E sp era n za C hon-
cen Escobedo) { ...} (Cas. N ° 2 8 5 4 -2 0 1 0 -D e lS a n ta ).
167
Inscripción del nacimiento
Artículo 21.- Cuando el padre o la madre efectúe separadamente la inscripción del naci
miento del hijo nacido fuera del vínculo matrimonial, podrá revelar el nombre de la per
sona con quien lo hubiera tenido. En este supuesto, el hijo llevará el apellido del padre o
de la madre que lo inscribió, así como del presunto progenitor, en este último caso no esta
blece vínculo de filiación.
Luego de la inscripción, dentro de los treinta (30) días, el registrador, bajo responsabi
lidad, pondrá en conocimiento del presunto progenitor ta l hecho, de conformidad con el
reglamento.
Cuando la madre no revele la identidad del padre, podrá inscribir a su hijo con sus
apellidos (*).
Concordancias:
C.C. arts. 386 y ss., 2084
M a n u e l B e r m ú d e z T a p ia
1. Introducción
El ámbito del registro de un hijo procreado fuera del vínculo matrimonial, registra una
serie de variables que permite demostrar el severo nivel de deficiencia en el ámbito de tutela
de derechos, especialmente en recién nacidos y niños.
168 (*) Texto según modificatoria efectuada por la Ley N° 28720 del 25/04/2006.
NOMBRE ART. 21
En este ámbito podemos detallar las sub categorías en las cuales se evidencian los pro
cedimientos que son permitidos por la legislación nacional:
ii. En el caso donde la madre registra al hijo siendo conviviente y la pareja no parti
cipe en el registro del hijo sin que este actúe de mala fe.
Situación que se observa en casos donde la pareja registra una separación que no
involucra una sitaución negativa en la relación, pero que materialmente impide el
registro conjunto del hijo.
Hacemos esta diferenciación porque el contexto decimonónico del Código Civil
sólo hace una determinación del contexto matrimonial en el registro de identidad
de un hijo.
iii. En el caso donde la madre registra al hijo siendo conviviente y la pareja no parti
cipa en el registro pero porque rechaza la paternidad.
iv. En el caso donde la madre registra al hijo teniendo una relación afectiva con el
progenitor quien participa en el procedimiento.
v. En el caso donde la madre registra al hijo teniendo una relación afectiva con el
progenitor pero este rehuye al reconocimiento del hijo.
En los casos iv, y v observamos que ocurren las mismas consecuencias de lo deta
llado en el punto iii.
vi. En el caso donde la madre registra al hijo sin llegar a identificar al progenitor.
Una situación que puede ser provocado por situaciones graves, generalmente en
casos de violación sexual y en donde la madre puede actuar en base a los alcances
del punto iii, antes expuesto.
Nótese la diferencia con respecto del registro de un hijo procreado en una rela
ción matrimonial donde la madre registra al hijo estando casada y el cónyuge es
el padre biológico. 169
ART. 21 DERECHO DE LAS PERSONAS
En este punto, no hay incoveniente alguno porque confluyen en una misma situa
ción la “verdad biológica”, la “verdad administrativa” y la “inscripción”.
Por ello no hay mayor inconveniente en la participación del “padre” por cuanto la
identificación de su condición de cónyuge permite la inscripción automática del
hijo. En este ámbito, o participa directamente o se consigna su identidad en la par
tida de nacimiento del hijo.
vii. En el caso donde el progenitor registra al hijo no estando casado pero sí en una
relación con la madre.
Sin embargo, la realidad judicial detalla que en estos casos este tipo de situaciones no
permite la generación de procesos de reparación civil y tampoco permite evaluar la punición
de estos hechos a la persona que registró o provocó el registro de identificación de un hijo
en forma dolosa.
No se toma en cuenta que en este ámbito, el hijo ha sido también afectado por esta situa
ción, salvo se considere el hecho de que no es un sujeto de derechos.
f) El riesgo potencial de que en el futuro se requiera “modificar” la identidad de un
niño, en donde pueden llegar a ser contradictorios la “verdad biológica” y el “registro de iden
tificación”, debiéndose evaluar la “identidad dinámica” del niño que probablemente ya sea
o adolescente o adulto.
g) El escaso nivel de punición a la discrecionalidad negativa de los progenitores de ins
cribir la identificación de un niño sin que esta responda a una verdad biológica.
El abuso de derecho que puede generarse al “imponer” una paternidad sin que esta sea
acreditada biológicamente es un factor que al final provoca tres situaciones de lesiones: i. Al
propio “hijo”, ii. Al “progenitor” imputado de una paternidad, como regla general, iii. A la
seguridad jurídica, por cuanto se genera un “documento público” el cual al tener una condi
ción legal genera una consecuencia que no es “valorada” objetivamente.
Como se puede observar, al año 1984 el procedimiento consignado en el Código Civil
detallaba sólo una referencia parcial que ha sido constantemente alterada por la propia inte
racción de las personas que participan en el registro de identidad de un hijo, sean progenito
res o terceras personas que figuran en el acto administrativo.
DOCTRINA
CORNEJO CHAVEZ. Derecho Familiar peruano. Décima edición. Gaceta Jurídica Editores. Lima, 1999;
ESPINOZA ESPINOZA. La Ley N° 28720 y el mal entendido derecho a la identidad del menor. Actualidad
Jurídica. Tomo 150. Gaceta Jurídica. Lima, 2006; TERRY GAMARRA. Un nombre acorde con nuestra rea
lidad. En: Homenaje a José León Barandiarán. Tomo III. Fondo Editorial del Congreso del Perú. Lima, 2000.
JURISPRUDENCIA
T R IB U N A L CO NSTITUCIO NAL
C ontenido de la partida de nacim iento
{L a partida de nacimiento} es el documento a través de cual se acredita el hecho del nacimiento y, por ende, la existencia
de una persona. Con este asiento registral y sus certificaciones correspondientes en los registros civiles se deja constancia del
hecho inicial o determinante de la existencia de una personalidad humana. { ...} L a partida de nacimiento constituye un
asiento registral y sus certificaciones instauran probanza legal:
ART. 21 DERECHO DE LAS PERSONAS
D el hecho de la vida.
De la generación materna y paterna, salvo las omisiones por legitimidad.
D el apellido fa m iliar y del nombre propio.
De la edad.
D el sexo.
De la localidad en que surge a la existencia, que lleva consigo la nacionalidad.
De la soltería, mientras no se ponga nota marginal del matrimonio.
Es el documento que acredita la filiación y paternidad, la nacionalidad por la estirpe, la mayoridad automática, por el
transcurso del lapso legal, y la inscripción en otros registros, para efectos causales. L a partida de nacimiento en sí, y las
notas marginales correspondientes, debe constituir microbiografía jurídica de cada persona. De acuerdo con la legislación
de cada país, está establecido que el registro civil expide documentos que los interesados utilizan con el objeto de acreditar
los hechos que han sido motivo de registro. En algunos países se expide solamente un tipo de documento para cada especie de
hecho, el cual es una copia textual del asiento efectuado originalmente para realizar la inscripción del hecho en el registro;
a este documento se denomina partida. En otros países los documentos se expiden para cada hecho y pueden ser de texto dife
rente, según el objeto a l cual esté destinado. {.. JM ediante estos datos se corrobora la form alidad y legalidad de la infor
mación que se consigna en la partida de nacimiento, de acuerdo a la legislación peruana. L a partida de nacimiento debe
contener el nombre y apellido, así como la edad, estado civil, naturaleza, profesión u oficio y domicilio de las partes que
intervienen en el acto de inscripción (S T C E xp . N ° 0 2 2 7 3 -2 0 0 3 -P H /T C ).
CORTE SUPREMA
Solo procede una vez la inscripción del nacimiento en los registros civiles
Está probada la existencia de dos partidas de nacimiento de la demandada, lo cual no ha sido negado por ésta y que la
segunda inscripción no podía efectuarse porque ya se encontraba inscrito su nacimiento en el Registro Civil, por lo tanto la
segunda inscripción es nula, y consecuentemente, residía igualmente nula la protocolización de la sucesión intestada mate
ria de autos porque ha sido elaborada sobre la base de la referida segunda partida de nacimiento de la emplazada, dispo
niéndose la cancelación tanto de la multicitada partida así como de la inscripción preventiva y definitiva de la anotada
sucesión {Cas. N ° 2 0 2 8 -2 0 1 2 -A req u ip a ).
Obligación de expedir nueva partida de nacimiento ante reconocimiento o sentencia declaratoria de
paternidad
{ ...} sin mediar proceso ju d icial de filiación se anotó el reconocimiento sin asentar una nueva partida o acta de nacimiento
no observando que el reconocimiento se efectuó con fecha diez de marzo del año m il novecientos ochenta y siete y la modifica
toria del artículo 3 8 7 del Código Procesal C ivil se dio mediante la Ley 2 9 0 3 2 el día cinco de junio del año dos m il siete
que dispuso la obligación de asentar una nueva partida o acta de nacimiento en el reconocimiento o sentencia declaratoria
de la paternidad o maternidad {Cas. N ° 2630-2 0 1 2 -C a ñ ete).
Improcedencia del pedido de exclusión del apellido del padre bajo el argumento que pueden coexis
tir apellidos homónimos
En cuanto a la inaplicación del artículo veintiuno del Código Civil, si bien es verdad que la norma acotada dispone que
a l hijo extramatrimonial le corresponden los apellidos del progenitor que lo haya reconocido, también lo es que debe velarse
por el interés del menor, debiéndose proteger sus derechos de identidad y a l nombre, razón por la que no resulta amparable
el pedido de excluir el apellido paterno del nombre de la menor, máxime cuando el citado apellido no es un atributo par
ticular del actor porque pueden coexistir apellidos homónimos {Cas. N° 3 8 0 2 -2 0 0 0 -A ncash).
L72
Apellidos del adoptado
Artículo 22.- El adoptado lleva los apellidos del adoptante o adoptantes.
El hijo de uno de los cónyuges o concubinos puede ser adoptado por el otro. En tal caso,
lleva como prim er apellido el del padre adoptante y como segundo el de la madre bioló
gica o, el prim er apellido del padre biológico y el prim er apellido de la madre adoptante,
según sea el caso(*).
Concordancias:
C.C. arts. 377/ C.P.C. art. 781; C.N.A. art. 115
J u l io D u r a n d C a r r ió n
El hijo adoptivo adquiere una familia no solamente desde el punto de vista espiritual y
afectivo, sino también desde el punto de vista jurídico, lo que implica una integración total
de adoptante y adoptado, lo que guarda plena relación con lo dispuesto en el artículo 377 del
Código Civil que establece que el adoptado asume la calidad de hijo del adoptante y deja de
pertenecer a su familia consanguínea.
La adopción es una figura jurídica de raigambre social y como tal es un acto muy soli
dario y muy humano, por ello se trata de un acto con mucho contenido de amor. En este sen
tido todas las normas que regulan la adopción deben ser simples para facilitar y promover esta
alternativa de paternidad, ello implica la sanción de normas jurídicas acordes a la realidad, para
no mediatizar los legítimos deseos de quienes quieren adoptar. Hay una serie de disposicio
nes administrativas al respecto, pero es importante este artículo por que releva el apellido de
la familia natural para ser sustituido por el de la familia adoptante, lo cual es, a su vez, muy
positivo porque tiene un gran efecto psicológico y social que le permitirá al adoptado un pro
ceso de integración familiar seguro y armonioso con toda la familia que lo recibe con amor.
Elaborar un asiento registral para dar fe de una adopción no es acto simple, sino que
debe revestir ciertas formalidades por que se está dando lugar a una partida de nacimiento
de una persona y como tal, la partida será su documento que la acredite como persona iden
tificada con los apellidos de sus padres adoptantes, por ello se debe tener mucho cuidado con
este tipo de registros, más aún si tenemos en cuenta que la futura vida de relación y el pro
ceso de socialización natural del adoptado se hará a partir de los apellidos que tenga en su
condición de adoptado.
Por lo expuesto, es pertinente comentar los aspectos legales mas importantes relacio
nados con el procedimiento de adopción. Así, por ejemplo, cuando se sancionó la Ley de
Competencia Notarial en Asuntos No Contenciosos, Ley 26662 y su modificatoria a través
de la Ley 26809, se han establecido una serie de pautas legales para viabilizar la adopción de
mayores de edad, disponiendo la extensión de una nueva partida de nacimiento, por ejemplo.
(*) Segundo párrafo incorporado por la Ley N° 30084 del 22/09/2013. 173
ART. 22 DERECHO DE LAS PERSONAS
Las inscripciones de adopción anteriores a la Ley N° 27442 se han venido efectuando por
los Registradores de Estado Civil de la República, teniendo en cuenta las precisiones siguientes:
Dada la condición de Registro Jurídico de los Registros de Estado Civil, las formalida
des que conforman el acto registral deben mantener un estricto ceñimiento normativo, por
lo que en atención al carácter imperativo de la norma modificada por Ley N° 27442, deberá
tenerse en consideración una serie de pautas procedimentales, que con mucho acierto el Jefe
del RENIEC ha dispuesto para todos los registradores civiles a través del Oficio Circular N°
001-2001 JEF/RENIEC del 4 de abril del 2001. Dichas pautas son las siguientes:
el Artículo 385 del Código Civil, deberá consignarse en la parte de anotación textual de la
nueva Partida el número y año de la Partida original.
Estas disposiciones del RENIEC nos parecen muy acertadas porque no hacen sino resca
tar la función evaluadora que tienen los registradores civiles, porque ellos no pueden ser meros
agentes receptores de un documento, ni mucho menos pueden inscribir mecánicamente un
acto registral, sino que su rol va mucho mas allá, ellos deben estudiar, analizar la documen
tación que reciben y tomar todas las medidas de seguridad jurídica para garantizar no solo la
idoneidad de una inscripción sino también su validez, para que puedan surtir efectos jurídicos.
Entendemos que se quiera promover las adopciones como una alternativa para que muchos
niños abandonados tengan una familia que los acoja y les proporcione los cuidados que su
familia natural no ha podida dárselos, pero también es importante que para efectos de la ins
cripción de estas adopciones se tengan en consideración los principios registrales y las normas
que sustentan el registro civil, para seguridad jurídica de los propios titulares de las partidas.
De esta manera se hizo más eficiente el trámite registral civil de la adopción del hijo
de uno de los cónyuges por parte del otro, dando sentido lógico jurídico a un tema de suma
importancia en el Derecho, fortaleciendo la institución de la familia, favoreciendo su unidad
y su permanencia en el tiempo. Es así como el Derecho se adapta a la vida y a sus continuos
cambios, dejándose guiar por las necesidades humanas y cumpliendo su rol de facilitador
de relaciones interpersonales, porque como decía el Derecho es esencia vida, vida humana,
regida por normas que encarnan valores, como expresaba el maestro Mario Alzamora Valdez,
articulando jurídicamente la máxima del famoso libro de Recasens Sicches, Vida Humana,
Sociedad y Derecho,
Se reclamaba una solución que permitiese determinar con suficiencia conceptual, pre
cisión normativa y coherencia sistémica que el nombre que tendría el adoptado, en el caso
en que este sea hijo de un cónyuge o concubino y, a su vez, vaya a ser adoptado por el otro
175
ART. 22 DERECHO DE LAS PERSONAS
cónyuge o concubino, sea estructurado de una manera tal que permita centrarse a los adoptan
tes como familia y el adoptado tenga un seno familiar donde pueda cumplir su proyecto vital.
El artículo 22 del Código Civil, antes de ser modificado, solo contemplaba la situación
jurídica de que el adoptado fuera una persona ajena al adoptante, por lo que se regulaba de la
siguiente manera: «Artículo 22.- El adoptado lleva los apellidos del adoptante o adoptantes».
De esta forma, se excluía la posibilidad de generar un vínculo de padre e hijo entre el adop
tante y el adoptado hijo de su cónyuge, ya que este último no llevaría los apellidos de ambos,
como un hijo de ellos, sino que, por una imprecisión de la ley, debía llevar los apellidos del
adoptante. Felizmente esta situación ha sido superada por la Ley N° 30084, poniendo al
Código Civil a la vanguardia de las nuevas tendencias del Derecho Civil de cara al siglo XXI.
DOCTRINA
FERNANDEZ SESSAREGO. Derecho de las Personas, Exposición de motivos y comentarios al Libro Pri
mero del Código Civil Peruano. Librería Studium Editores. Lima, 1986; ESPINOZA ESPINOZA. Derecho
de las Personas. Tercera edición. Ed. Huallaga. 2001; ALTERINI. Derecho Privado. Segunda edición actua
lizada. Primera reimpresión. Abeledo-Perrot. Buenos Aires, 1977; Abelenda. Derecho Civil. Parte general.
Tomo II. Astrea. Buenos Aires, 1980; ACUNA ANZORENA. Consideraciones sobre el nombre de las perso
nas. Abeledo-Perrot. Buenos Aires, 1961; CIOCCO y SÁNCHEZ URITE. El nombre de las personas natu
rales. Abeledo-Perrot. Buenos Aires, 1970; Vial del Río y Lyon Puelma. Derecho Civil. Teoría General de los
Actos Jurídicos y de las Personas. Ediciones Universidad Católica de Chile. Santiago; MESSINEO. Manual de
Derecho Civil y Comercial. Tomos II y III. Ediciones Jurídicas Europa América. Buenos Aires, 1979; AGUI-
LAR GORRONDONA. Derecho Civil. Personas. Universidad Católica Andrés Bello. Caracas, 1963; RUBIO
CORREA. El ser humano como persona natural. PUCP. Lima, 1995.
176
Nombre del recién nacido de progenitores desconocidos
Artículo 23.- El recién nacido cuyos progenitores son desconocidos debe ser inscrito con el
nombre adecuado que le asigne el registrador del estado civil.
Concordancias:
C. art. 2 inc. 1); C.C. art. 19 LEY 26497 art. 48
M a n u e l B e r m ú d e z T a p ia
1. I n t r o d u c c ió n
Analizando el ámbito de proyección del “Interés Superior del Niño” es posible ubicar
en la realildad una situación anacrónica y disfuncional en la empleabilidad de este metaprin-
cipio y es el caso del artículo en evaluación.
El contenido del metaprincipio está orientado a desarrollar una búsqueda creativa y a
generar un resultado creativo, que exige la experiencia de quien plantea su empleo. En cam
bio, el principo, es un tipo de norma que regula algo por estar basado en una evolución de
las reglas que vienen de la costumbre y que se han institucionalizado, formando parte de las
leyes, usualmente en el ámbito del desarrollo de parámetros generales preliminares, como
suele suceder en los Códigos (Suárez, 20006, p. 83).
Considerando que el contenido dogmático de ambos términos resulta ser confuso, la
referencia práctica permite detallar la diferenciación:
a) Cuando se emplea un principio, como el de la buenafe, su alcance y contenido está
directamente relacionado con un hecho o acto en particular.
b) Cuando se emplea un metaprincipio se debe tener en cuenta un valor adicional para
poder generar su alcance específico, según sea el caso.
Por ello, los metaprincipios como dignidad, debido proceso, tutela judicial efectiva requie
ren de ser complementados por otros elementos para así poder ser aplicados a una situación
específica.
Lo detallado permite determinar la naturaleza jurídica del “Interés Superior del Niño”
como un metaprincipio, porque este no es aplicable de modo directo y abstracto dado que
sólo es posible de emplear cuando se registran variables complementarias y vinculadas, como:
a) Cuando surga una situación contradictoria con terceras personas, generalmente
sus progenitores, quienes también registra una condición de “sujetos de derechos”.
Entonces como las tres personas, una familia en crisis o donde se registren incon-
venietnes de carácter legal, son “sujetos de derechos”, por principio de igualdad,
no es posible considerar elementos que permitan una diferenciación de condicio
nes que pueden determinar derechos y obligaciones. Ante esta situación, es que la
empleabilidad del ISN permite ponderar los derechos del hijo frente a sus propios
progenitores y esta situación sólo se da en casos donde surga la duda metodológica
al momento de determinar una condición tuitiva.
b) Cuando el Estado debe ejecutar o una Política de Estado o una Política Pública
a favor de niños y adolescentes, por cuanto deberá tener en cuenta el contexto de
vulnerabilidad y vulneración de este grupo poblacional.
ART. 23 DERECHO DE LAS PERSONAS
Por tanto, el ISN no es un elemento que pudiera ser aplicado de modo directo en
cualquier circunstancia y la mejor evidencia se registra en el análisis del presente
artículo.
ii. Que los órganos fiscales y policiales puedan iniciar el procedimiento de inda
gación e identificación de los progenitores para determinar las condiciones en
las cuales se ejecutó el abandono material.
iii. Que los órganos de la administración pública puedan ejecutar una acción de
atención inmediata ante una situación de emergencia extrema, considerando
el hecho de que se trata de un “recién nacido” en situación de abandono.
DOCTRINA
Rincón, Tatiana (2010) Verdad, justicia y reparación: la justicia de la justicia transicional. Bogotá, Editorial Uni
versidad del Rosario; Suárez Molano, José Olimpo (2006) Crítica a la razón en la filosofía del siglo X X . Antio-
quía, Universidad de Antioquía
179
Derecho de la mujer de llevar el apellido del marido
Artículo 24.- La mujer tiene derecho a llevar el apellido del marido agregado a l suyo y a
conservarlo mientras no contraiga nuevo matrimonio. Cesa ta l derecho en caso de divor
cio o nulidad de matrimonio.
Tratándose de separación de cuerpos, la mujer conserva su derecho a llevar el apellido del
marido. En caso de controversia resuelve el juez.
Concordancias:
C .C .arts. 29, 2 1 4 yss., 332 y ss., 348 y ss.
M a n u e l B e r m ú d e z T a p ia
1. Introducción
Los patrones sociales, culturales y políticos son usualmente constantes en los países
donde impera el uso del sistema jurídico romano-germánico con elementos adicionales canó
nicos y franceses, como ocurre en el Perú.
De este modo, el empleo de los “apellidos” mantiene una tradición histórica que data de
las épocas preexistentes al Imperio Romano y que en dicho momento se institucionalizó, deta
llándose en forma específica la importancia de la familia, como eje socio cultural y político
de vital importancia en la gestión del Estado y de la propia sociedad.
Sin embargo, en la actualidad, el análisis del uso de los “apellidos” permite detallar algu
nas referencias particulares:
a) En países como Brasil, por ejemplo, el uso del apellido en la identificación de un
hijo no necesariamente guarda relación al orden tradicional del “padre” y luego de
la “madre”, y muy por el contrario, el apellido preferente es el de la madre.
b) En Argentina, la visión de grupos sociales feministas y de ideología de género logra
ron modificar el contenido del Código Civil en el año 2015 generando una. pari
dad formal y objetiva entre varón y mujer, evidenciándose este punto en la regu
lación del divorcio que ya no requiere de una condición especifica para iniciar su
trámite.
Por tanto, corresponde evaluar la importancia de mantener en la legislación civil un
artículo “tradicional” en un contexto en el cual la identidad y la vinculación familiar no guar
dan la misma relación sociocultural como en antaño mas aún en contextos donde la violencia
sobre la mujer constituye un patrón referencial negativo que incide gravemente en la propia
dignidad de la “mujer”, si se toma en cuenta el carácter extensivo del término “de”, el cual
hace referencia al cónyuge que en esencia anula la identidad primigénia generando una con
dición de identificado nueva que inclusie es extendida hasta en casos de separación de hecho.
Esto permitía identificar a los hijos naturales de quienes eran procreados fuera de una
relación matrimonial y permitía excluir a determinadas familias del acceso a cargos públicos
en casi toda la historia de la humanidad.
Sin embargo un factor muy histórico es el hecho del empleo del apellido solo a los varo
nes y esto está vinculado al hecho de la condición de sujeto con derechos, que es diferente a
“sujeto de derechos” y principalmente porque a la mujer se le consideró siempre un elemento
poblacional dependiente o del padre o del cónyuge.
De este modo, Juan Sebastián Eián (2001, p. 11) detalla que en España hasta 1870 las
mujeres eran inscritas en el registro de identidad con los apellidos del marido y si era soltera,
la inscripción genera la feminización del apellido paterno.
Una referencia muy generalizada en el contexto europeo que se hizo extensivo en Amé
rica, sobre todo en el sur del continente pero porque permitía generar una referencia histó
rica y social: la pertenencia a una familia dirigida por un varón que tenía como antecedente
al antiguo pater familis romano.
En el ámbito anglosajón, la variable está detallada en el uso del prefijo “de”, por cuanto
a la situación matrimonial, la mujer adiciona a su apellido el del cónyuge, generándose el “sis
tema del doble apellido”, descartándose el apellido materno original.
En Italia y Argentina, quien sigue el ejemplo del primero, el apellido “materno” es anu
lado por el sistema administrativo a causa de una tradición socio cultural que denota el des
uso del uso de los dos apellidos y pondera solo el empleo de uno.
b) El derecho de “conservar” el apellido del cónyuge luego del divorcio o nulidad del
matrimonio mientras no se genere un nuevo matrimonio por parte de la mujer.
DOCTRINA
Elián, Juan Sebastián (2001) E l gran libro de los apellidos y la heráldica. Barcelona, Ediciones Robinbook.
JURISPRUDENCIA
PLENOS CASATORIOS
Declarado el divorcio, la mujer pierde el derecho de llevar el apellido de su marido
El primer efecto o consecuencia -común a todas las causales- es el de la disolución o rompimiento del vínculo matrimonial
y, con ello, el término de los deberes morales que derivan del matrimonio, como son: cohabitación, fid elid a d y asistencia
mutua. Se incluye además el cese del derecho de la mujer a llevar el apellido del marido agregado a l suyo (artículo 2 4 del
Código Civil) (Cas. N ° 4664-2010-Puno. III Pleno Casatorio. Considerando 43).
CORTE SUPREMA
Disuelto el vínculo matrimonial, la mujer deja de tener el derecho de llevar el apellido de su cónyuge
{ ...} debe declararse el fenecimiento del derecho de la cónyuge de llevar el apellido del marido y del derecho sucesorio entre
ambos cónyuges (Cas. N ° 958-2010-Puno).
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