Historia Del Jabón

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Historia del jabón: origen y

evolución
El jabón es un elemento indispensable con una larga historia. Este
producto higieniza y elimina la suciedad de nuestro cuerpo y ropa. Cuando se
termina basta con ir a comprar, pero no siempre ha sido tan sencillo.
En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia del jabón y quién es su
inventor.

Quién inventó el jabón


La primera receta conocida para elaborar el jabón es de Sumeria (región
histórica de Oriente Medio), y data del año 3000 a. C., dice así: “Se debe
mezclar una parte de aceite y cinco de potasa». «De este modo se obtendrá una
especie de pasta que librará al cuerpo de la suciedad más que empleando solo
el agua del río”.

Por tanto, las respuestas a las siguientes preguntas son:

 ¿Quién inventó el jabón? El jabón fue inventado por los Sumerios.


 ¿Cuándo se inventó el jabón? Sobre el año 3000 a.C.
 ¿Dónde se inventó el jabón? El jabón fue inventado en la región de
Sumeria.

Quién inventó la pastilla de jabón


Tal y como hoy la conocemos, la pastilla de jabón fue inventada en 1903 por
el alemán Adolph Klumpp y su famosa prensa refrigerada para fabricar
jabón. Este procedimiento facilitaba la solidificación rápida del jabón líquido y
caliente mediante un proceso de enfriamiento por agua.
Con esta máquina era sencillo dividir en bloques o porciones del tamaño que
se quisiera la masa de jabón, ponerles un sello y prepararlas para su
empaquetado y embalaje. Este proceso, que Klumpp redujo a un cuarto de
hora, exigía con anterioridad a su prensa un par de semanas.
Origen del jabón
Hacia el segundo milenio a. C., los egipcios obtenían un producto de limpieza
corporal a partir del carbonato potásico y la sosa. La ropa se limpiaba con
raíces de plantas, entre ellas la planta saponaria, o se recurría a las orinas
descompuestas ricas en amoniaco.

El mundo mediterráneo antiguo no conocía el jabón; en su lugar se


empleaba el aceite de oliva: se cocinaba y se lavaba el cuerpo con el mismo
producto. El jabón antiguo se obtenía de las cenizas procedentes de la
combustión de la madera de arce, cenizas que se mezclaban con aceite de oliva,
sosa, grasa animal y cal viva.

Era un jabón muy aceptable, perfectamente adecuado a su fin, y se mantuvo


competitivo hasta no hace muchos años. Los fenicios, los más activos
comerciantes del mundo antiguo, trajeron el jabón a Occidente, tal vez
a Cádiz (España) y Marsella (Francia) hacia el año 1000 a. C.

Y no solo comerciaron con él, sino que dejaron sus métodos de elaboración a


celtas y galos, que aprendieron a hacer jabón antes que los romanos. En
verdad, Roma no conocía este producto y utilizaba en su lugar una mezcla
de piedra pómez y aceite.

De hecho, la palabra jabón es de origen germánico: sapon,  que el historiador


y naturalista latino Plinio el Viejo describía así: “Una especie de ungüento
grasiento de sebo de cabra y cenizas de haya que se dan en el pelo para
untárselo y teñirlo los pueblos bárbaros, al que llaman sapón”.

Galeno, el más importante de los médicos romanos, aseguraba que era la mejor
manera, y acaso la única natural, de eliminar la principal fuente de
enfermedades: la suciedad.

Evolución del jabón


Ya en el siglo VIII, el jabón se conocía en todo el sur de Europa. Se fabricaba
en Toledo, Génova y Marsella y era producto caro debido a que las materias
primas eran de difícil extracción. Las cenizas de algas marinas y la potasa no
eran fácilmente obtenibles. Además, la elaboración del jabón era artesanal,
por lo que su producción era muy reducida por no dar más de sí las pequeñas
factorías de tipo familiar.
En la antigua España se celebraba la feria castellana de Medina del
Campo, donde se reunían los jaboneros más importantes de
España. Gozaban de prestigio los jabones procedentes de Toledo, y
es que existía la denominación de origen en el sentido de que se
valoraban los productos elaborados en los centros jaboneros de
Ocaña, Torrijos y Yepes, que competían con los valencianos e incluso
con el jabón de Venecia.

En 1791, tuvo lugar un hecho importante para la historia del jabón: el


francés Nicolás Leblanc descubrió el modo de obtener sosa a partir de sal
común, carbón, tiza y sal de Glauber. Era un procedimiento barato que
suministró sosa al mercado, y que de rebote abarató la fabricación del jabón,
ya que antes la industria jabonera sólo podía contar, para obtener su materia
prima, con las cenizas de madera y carbonato potásico.
Por fin podría ahora obtener un jabón mucho más sólido empleando a su vez
procedimientos menos costosos. Tanto la sal como el ácido sulfúrico eran
materias primas abundantes y baratas, por lo que el precio del jabón cayó en
picado.

Ya era posible universalizar el jabón, generalizar la limpieza. Para dar a


conocer los nuevos hallazgos que tanto abarataban el jabón se moldeó el busto
del rey de Francia con el producto obtenido con las nuevas técnicas, y se
inscribió en él la siguiente leyenda: “Quita todas las manchas”.

Poco después, hacia 1820 el francés Michel Eugène Chevreul descubrió


la oleína, demostrando que el jabón era el resultado de una relación química
precisa.

Chevreul hizo sus jabones utilizando sebo de vacuno sometido a temperaturas


de entre 80 y 100 grados mediante lejía de sosa. De todo lo cual, obtenía una
cola de jabón que secaba con sal común. Aquellas innovaciones hicieron
disminuir de forma notable en la Europa de 1830 la mortalidad infantil, gracias
al abaratamiento de un producto tan íntimamente ligado a la higiene.

La invención del jabón moderno


Gran avance supuso asimismo en 1861 los trabajos del belga Ernest Solvay. Su
procedimiento, que lleva su nombre, estableció las bases técnicas para fabricar
sosa en gran escala. Con ello el jabón encontró su fórmula definitiva, ya que
añadía amoníaco y dióxido de carbono a una disolución de sal marina.

Un elegante del entorno cortesano inglés, exclamaba a finales del siglo


XIX: “¡Qué placer acudir a los salones, ya no huelen los señores a su propia
humanidad…!”. Y es que tenía razón.

A principios del siglo XX, los químicos alemanes S. Geisler y J. Bauer inventaron


un procedimiento para fabricar jabón en polvo seco. En 1906, la compañía
alemana Henkel, de Düsseldorf, comenzó a vender con el nombre de “Persil”
el primer jabón en polvo del mercado. Pero era el detergente, es otra historia.

En el año 1914 comienza en España la producción del famoso jabón el


Lagarto por la empresa Lizaritury y Rezóla, S.A. Aunque ya existían había otros
jabones en aquella época. Lagarto dominó el mercado de los jabones en España
durante gran parte del siglo XX.

Curiosidades sobre la historia del jabón


Curioso añadido a esta historia podría ser la de las pompas de jabón. Los
amantes del arte saben que el pintor flamenco Frans van Mieris, de la segunda
mitad del XVII, que vivió y trabajó en la Universidad de Leyden, es autor de un
delicioso retrato de 1663 titulado Muchacho haciendo pompas de jabón.

Desde hace siglos los niños se divierten, y el entusiasmo que en ellos levanta ha
sido recogido no solo por el citado artista sino también por el francés Jean
Baptiste Chardin, que en el siglo XVIII, se especializó en la pintura de juegos
infantiles.

Hacer pompas de jabón era un pasatiempo aristocrático en el siglo XVIII, tanto


que trascendió al mundo del music hall  inglés donde una de las canciones
favoritas decía: “Siempre haré pompas de jabón, bonitas pompas en el aire», letra
que curiosamente se encuentra en el himno del club futbolístico West Ham
United, de Londres.

Cronología de la historia del jabón


A continuación puedes encontrar un resumen de la historia del jabón en
forma de cronología o línea del tiempo (timeline):

 Año 2800 a. C.: Primeros rastros de un jabón fabricado con grasas y ceniza en
Mesopotamia.
 Siglo X a. C.: En Siria empieza a fabricarse jabón con aceite de oliva y cenizas
vegetales. En algún momento indeterminado empiezan a añadirse a la mezcla
hojas de laurel machacadas o cenizas de laurel. Dándole al jabón un carácter
desinfectante y dermatológico.
 Siglo VI a. C.: Los griegos usan aceite de oliva para lavarse la cabeza y es
probable que usaran una especie de jabón de ceniza y grasa de animales, como
hacían los fenicios, pero reservado principalmente para los rituales.
 Siglo III a. C.: Los romanos descubren el jabón mezclando el aceite que se usa
para los rituales con las cenizas con las que se lava la ropa. La leyenda cuenta
que la mezcla se produce por sí sola en el río Sapo, donde se dan los dos
acontecimientos. Y, la producción de espuma alerta a las mujeres, que dan a
conocer el invento,
 Siglo I: Plinio el Viejo explica las diversas formas de fabricar jabón en Europa, el
duro y el blando, y los colorantes que se añaden a la mezcla, los rutilandis
capillis para teñir los cabellos,
 Siglo IX: Se empieza a exportar el jabón de Castilla. Hecho en España con aceite
de oliva y cenizas, al que se le pueden añadir plantas aromáticas al gusto. En el
resto de Europa, salvo en el sur de Italia, el jabón se fabrica con grasa de cabra y
ceniza de haya, que es la más fina.
 Siglo XIII: Empieza a fabricarse el jabón de Marsella en Provenza, con aceite de
oliva.
 Siglo XV: El jabón de Marsella empieza a exportarse a Inglaterra y su gran éxito
hace que poco a poco sustituya en Europa al jabón de Castilla, sobre todo en
los siglos siguientes en los países rivales de España.
 Año 1783: El químico sueco Cari Wilhelm Scheele descubre la glicerina.
 Año 1791: El francés Nicolás Leblanc descubre el proceso de fabricación de
carbonato de sosa a partir de sal común, y revoluciona el mundo del jabón,
pues la sal es un producto asequible y barato que sustituye inmediatamente a la
sosa.
 Año 1823: El francés Michel Eugéne Chevreul descubre que al formarse el jabón
se produce también glicerina, que será separada durante su fabricación, y ya
tenemos el jabón moderno, al cual se le ha vuelto a añadir recientemente una
parte de la glicerina para hacerlo más suave y cuidadoso con la piel. Por
supuesto, en el jabón casero, que se hace hirviendo agua con sosa y aceite de
oliva, ésta no se separa.
 Año 1914: Empieza a fabricarse el jabón Lagarto por la empresa Lizaritury y
Rezóla, S.A. Aunque había otros jabones en aquella época. Lagarto dominó el
mercado de los jabones en España durante buena parte del siglo XX.

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