Marco Teórico: Antecedentes Del Ieps

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MARCO TEÓRICO

ANTECEDENTES DEL IEPS

El Impuesto Especial sobre la Producción y servicios, es el impuesto que se paga


por la producción y venta o importación de gasolinas, alcoholes, cerveza y
tabacos, entre otros productos. El IEPS es un impuesto indirecto, por tanto, los
contribuyentes no lo pagan lo trasladan (cobran) a sus clientes, por ejemplo, que
tienen una tienda de abarrotes lo cobra de manera indirecta.

El IEPS no sólo aplica a combustibles, también es para bebidas con contenido


alcohólico, refrescos y bebidas hidratantes o rehidratantes.

Los artículos de consumo básico no se gravan con el impuesto especial, es decir,


las cadenas de trigo, maíz y otros cereales. Por ejemplo, tortillas de maíz y trigo,
pan no dulce o alimentos hechos de cereales para lactantes y niños.

El IEPS aplica en distintos porcentajes a los productos. Para alimentos no básicos


de alta densidad calórica es del 1%; fabricantes de bebidas alcohólicas es del
21%; productores de tabaco 120 por ciento.

La historia de los impuestos es casi tan antigua como la historia del hombre
pensante, desde las primeras sociedades humanas, los impuestos eran aplicados
por los soberanos o jefes en forma de tributos, muchos de los cuales eran
destinados para asuntos ceremoniales y para las clases dominantes. La
defraudación de impuestos teniendo el carácter y destino que se les daba eran
poco comunes, debido al control directo que de la recaudación hacían sacerdotes
y soberanos.

Las primeras leyes tributarias aparecen en Egipto, China y Mesopotamia, en ese


sentido, existen textos muy antiguos en escritura cuneiforme de hace
aproximadamente cinco mil años, señalaban que “se puede amar a un príncipe, se
puede amar a un rey, pero ante un recaudador de impuestos, hay que temblar”4.
En el nuevo testamento, aparece la figura de recaudador de impuestos en la
persona de mateo, siendo este puesto algo detestable y poco santo como lo
manifestaban los primeros discípulos de Jesús cuando iba a comer en casa de
éste.

En Egipto, una forma común de tributar era por medio del trabajo físico (prestación
personal), para lo cual tenemos como ejemplo la construcción de la pirámide del
rey Keops en el año 2,500 A. C. misma que duro veinte años, participando
aproximadamente unas 100,000 personas que acarreaban materiales desde
Etiopia. También se encuentra en una inscripción de una tumba de Sakkara con
una antigüedad de aproximadamente 2,300 años A. C. la que trata de una
declaración de impuestos sobre animales, frutos del campo y semejantes. Por otra
parte, en este mismo reino el pueblo tenía que arrodillarse ante los cobradores de
impuestos del faraón, quienes además de presentar su declaración, tenían que
pedir gracias. Las piezas de cerámica en ese entonces se usaban como recibos
de impuestos. En la isla mediterránea de Creta, en el segundo milenio A. C. el rey
Minos recibía hasta seres humanos como tributo.

Respecto a impuestos internacionales, los pueblos antiguos en sus relaciones con


otras naciones tomaron a los impuestos como una forma de sujeción y dominio
sobre los pueblos vencidos. Como ejemplo tenemos al Imperio Romano, el cual
cobraba fuertes tributos a sus colonias, situación que permitió que por mucho
tiempo los ciudadanos romanos no pagaran impuestos.

Los babilonios y asirios después de victoriosas campañas militares, levantaban


monumentos indicando a los vencidos sus obligaciones económicas contraídas.

Augusto en Roma, decretó un impuesto del uno por ciento sobre los negocios
globales llamado Centésima.

En China, Confucio fue inspector de hacienda del príncipe Dschau en el Estado de


Lu en el año 532 A. C. Lao Tse decía que al pueblo no se le podía dirigir bien por
las excesivas cargas de impuestos.

En el México precolombino, se acostumbraba entregar a las aztecas bolas de


caucho, águilas, serpientes y anualmente mancebos a los que se les arrancaba el
corazón como parte de sus ceremonias religiosas. El cobro de impuestos y
tributos, tuvo también sus cosas chuscas, se tiene noticia que el rey Azcapotzalco
en una ocasión, pidió a los aztecas que aparte de la balsa sembrada de flores y
frutos que le entregaban como tributo, le llevaran también una garza y un pato
echado sobre sus huevos, de tal manera que al recibirlos estuvieran picando el
cascarón.

Los aztecas mejoraron su técnica de tributación, utilizaron a los calpixquis los


cuales llevaban como signo distintivo o credencial una vara en una mano y un
abanico y con la otra se dedicaban al cobro de tributos. Imponían fuertes cargas a
los pueblos vencidos, situación que quedó asentada en los códices pre y post
cortesianos, mismos que muestran la infinidad de objetos, productos naturales
como el algodón y los metales preciosos que eran utilizados como tributos. El
Código Mendocino nos dice que se pagaban tributos también con artículos
procesados como las telas, además de la existencia de un registro (matrícula de
tributos). Posteriormente el tributo en especie de los aztecas, fue sustituido por el
cobro de impuestos en monedas por el gobierno español.

El cobro de tributos para los incas en Perú, consistía en que el pueblo ofrecía lo
que producía con sus propias manos al dios rey, mismo que a cambio les daba lo
necesario para su subsistencia, apoyado claro por un ejército de funcionarios.
Para hacer sus cuentas los Incas utilizaban unas cuerdas anudadas por colores
(dependiendo del impuesto) llamadas “quipos”, las cuales se anudaban conforme
a su cuantía. Eran tan complicados los procesos, que se tenía que solicitar la
asistencia de asesores fiscales llamados “quipos-camayos”.

Como se puede observar, en la antigüedad, la forma de pagar y cobrar tributos no


era del todo equitativa y más bien obedecía a situaciones de capricho, mandato
divino o sojuzgamiento de un pueblo por otro. También podemos ver que los
mismos seres humanos eran parte de los tributos y eran destinados a sacrificios
ceremoniales u obligados a realizar trabajos físicos. Algunas declaraciones de
impuestos eran humillantes, ya que, al presentarlas, el contribuyente tenía que
arrodillarse y pedir gracia.
IMPUESTOS EN LA EDAD MEDIA

En la edad media los vasallos y siervos tenían que cumplir con dos tipos de
contribuciones: las primeras eran prestaciones de servicios personales y otras de
tipo económico, liquidables en dinero o en especie. Las primeras, de servicios
personales radicaban en prestar el servicio militar, que consistía en acompañar a
la guerra al señor feudal, obligación que se fue reduciendo con el paso del tiempo
hasta que en el siglo XIII, sólo era necesario acompañarlo hasta los límites de
determinada región, no muy lejana y por cuarenta días únicamente.

Los vasallos tenían la obligación de prestar guardia en el castillo del señor feudal y
de alojar en su casa a los visitantes del mismo. Este tipo de contribución
disminuyo y devino en la obligación de recibir sólo cierto número de visitantes
durante un determinado tiempo u ocasiones al año. Otro tipo de contribución de
los vasallos era la de asesorar al señor en sus negocios, de tal manera que tenían
que asistir a las audiencias, las que con el tiempo se redujeron a tres en el año
durante la pascua, el pentecostés y la noche-buena.

Los siervos como parte del tributo en servicios personales, cultivaban las tierras de
su señor ciertos días a la semana, para lo cual, participaba con sus manos o con
la fuerza de trabajo de sus animales de carga o con ambos. En esta época, los
obligados a pagar tributo pagaban tasas de rescate, que consistían en el pago de
determinadas cantidades con el propósito de suprimir servicios personales o en
especie, así con el tiempo se fueron sustituyendo los servicios personales por
prestaciones en dinero, con lo que nacieron los diferentes tipos de impuestos.

Los impuestos en especie consistían en la participación de los productos de la


tierra como gallinas, cera. También se recibían derechos en metálico o en granos
por cada cabeza de ganado, buey, carnero, puerco o cabra. Otro derecho en
especie consistía en que los labriegos estaban obligados a cocer pan en el horno
del señor, a moler su trigo en el molino señorial, y a pisar las uvas en su lagar, lo
que generaba ganancias al patrón en derechos por el uso de sus instalaciones. A
estas contribuciones se le denominó Banalidades, porque se instituyeron por
medio de Bando, Pregón o Edicto. El clero recibía un impuesto en especie en
forma de vino.

Un impuesto muy común fue el de la talla o pecho, que era pagado por cada
familia de campesinos en forma de dinero o especie; se le llamaba de tal forma
porque al pagarlo se hacía una talla con cuchillo en un pedazo de madera. Al
principio el impuesto se estableció en forma arbitraría y posteriormente se logró
fijar con cierta regularidad. Lo recaudado era destinado a diversos fines, como el
casamiento de la hija del señor feudal, armar caballero al hijo, pagar el rescate del
señor, adquirir equipo para las cruzadas, etc.

Además existía un impuesto que gravaba la propiedad territorial que también


consistía en una talla en madera. Se dice que en Languedoc, el tributo gravaba
solamente el inmueble sin importar la situación económica del propietario. Para tal
fin, sólo se contaba como base un catastro que se iba renovando cada treinta
años, el cual tomaba tres tipos de tierra según su fertilidad. Todo contribuyente
sabía de antemano lo que tenía que pagar, pero si no estaba de acuerdo en el
reparto, tenía derecho a que se le comparara su cuota con la del otro vecino de la
parroquia, elegido por el mismo, lo que se llama ahora derecho de igualdad
proporcional.

Otro impuesto era el de la mano muerta, que consistía en el derecho que tenía el
señor feudal de adjudicarse de los bienes de los difuntos cuando estos morían sin
dejar hijos o intestados. Los colaterales podían pedir la herencia con el permiso
del señor feudal, pero siempre y cuando pagaran un rescate muy elevado que se
le llamaba derecho de relieve. El señor también se adjudicaba de los bienes de los
extranjeros que morían dentro de su territorio.

El diezmo formaba parte de los impuestos de la iglesia, mismo que consistía en


pagar el contribuyente la décima parte de todos sus productos.
El impuesto de la barba era común en la Rusia de Pedro El Grande. En tiempos
de Felipe III de España, existían los impuestos de nobleza, que fueron extendidos
a títulos y órdenes.

Había un pago por el derecho del servicio de impartición de justicia, que pagaban
los siervos y los villanos cuando comparecían ante los tribunales para solicitar
justicia. Como paréntesis, es importante recalcar que nuestra Constitución en su
artículo 17, nos da como garantía individual la gratuidad del servicio de justicia,
que a la letra señala: “Los tribunales estarán expeditos para administrar justicia en
los plazos y términos que fija la Ley; su servicio será gratuito quedando en
consecuencia, prohibidas las Costas Judiciales”.

El impuesto de peaje, se cobraba al transitar por determinados caminos o por


cruzar algún puente. El derecho por pasar los puentes se llamaba pontazgo.

Algunos autores nos mencionan que los señores feudales, cobraban derechos por
el tránsito de mercancías, por pasar muelles, por pasar las puertas de las
poblaciones. Las mercancías tenían una tarifa dependiendo de la calidad de las
personas y se cobraban los derechos en dinero o en especie. Un ejemplo es que
en el año de 1218 todo mercader foráneo que cruzará por San Owen o sus
alrededores para vender especias en Inglaterra tenía que pagar al castellano una
libra de pimienta; el juglar que ingresaba a Paris por la entrada de Petit Chatellet,
tenía que cantar una canción y los que traían monos sabios tenían que hacer
trabajar a sus animales delante del recaudador. Actualmente los peajes y las
alcabalas, se han convertido en impuestos de importación o exportación.

En la Edad Media las contribuciones que se cobraban llegaron a ser humillantes,


indignos e intolerables, por ser impuestas obligatoria y arbitrariamente. Un ejemplo
lo constituye derecho de toma, que consistía en que el señor feudal podía obtener
todo lo necesario de sus siervos para condicionar su castillo pagando por ello el
precio que el mismo fijara. Tenemos también el Derecho de Pernada, que
consistía en el derecho que tenía el señor feudal sobre la virginidad de la mujer
antes de contraer matrimonio.
Otros ejemplos que sucedieron alrededor del año 1500 en Europa, consistían en
presentar sus impuestos en efectivo a los Kammerer (tesoreros). Actualmente en
Alemania, los encargados de la administración financiera municipal, llevan el título
citado en aquella época.

Los castigos que se infringían en la edad media por la omisión del pago de los
impuestos, consistían en encarcelar a los infractores en la torre del castillo, en
algo parecido a un calabozo húmedo, oscuro, sucio, con animales e insectos;
también utilizaban cámaras de tormento. Otro castigo para quien no pagara
impuestos lo constituía el tener que pasarse el resto de sus días como galeote, es
decir, forzado a trabajar en las galeras. Las personas que no podían o se negaban
a pagar el diezmo también eran recluidas en la torre.

Colbert, quien fungía como ministro financiero del rey-sol, estableció que el
sistema fiscal debía estar tan sencillamente organizado que todos lo pudieran
entender y pocos dirigir.

México en tiempos de la colonia

Durante los 300 años del sistema de gobierno colonial, hubo mucha confusión en
el sistema recaudatorio, lo que provocó que la Nueva España no alcanzara los
niveles de desarrollo deseados, debido a que los tributos recaudados eran muy
pocos.5

Entre España y la Nueva España hubo un gran intercambio de mercancías, lo que


ahora llamamos importación-exportación. Los productos importados de España
consistían en vino, aceite, lencería, vajillas, jarcias, papel, objetos de hierro,
vinagre, aguardiente, jabón, entre otros. La Nueva España exportaba oro, plata,
grano o cochinilla, azúcar, y cueros sin contar una gran diversidad de productos
más.

Por su parte España estableció que la colonia, sólo podía exportar y negociar con
la metrópoli, lo que limitó su capacidad de realizar comercio y restringió su
desarrollo económico.
Cuando se fundó la villa de la Veracruz, se establecieron varios impuestos como el
quinto real, con el que se beneficiaban en primer término el rey de España, al que
le correspondía un quinto del botín conquistado por los españoles, otro quinto le
correspondía al conquistador Cortés y el sobrante del botín se repartía entre los
soldados que acompañaban al conquistador. Esto posteriormente provocó que el
rey de España nombrara como tesorero real al español Alonso de Estrada y a los
miembros de la hacienda pública como veedores, factores, contadores y
ejecutores.

Un impuesto implantado con el propósito de sufragar los gastos que los barcos
reales tenían al escoltar las naves que venían o salían de Veracruz a España, se
llamaba de avería y lo pagaban de una forma prorrateada los dueños de las
mercaderías llegando hasta el 4%. Dicha erogación dio término a mediados del
siglo XVIII.

Había un impuesto denominado de altamirantazgo, en honor del Almirante de


Castilla y a favor del mismo, el cual era implantado a todos los buques, así como a
las mercaderías, tanto por la entrada como por la salida, de igual manera que por
la carga y descarga de éstas. Este impuesto se implantó tanto en los puertos de
España como de sus colonias y alcanzó hasta un quince por ciento.

En 1679 se impuso una contribución llamada de lotería, la cual gravaba la venta


total de la lotería, con una tasa del 14% sobre la misma. Anteriormente, en el año
de 1573, se pagaba un impuesto que gravaba el paso de las mercancías de una
provincia a otra, llamado alcabala y posteriormente el pago de un derecho de
tránsito llamado peaje. Los nativos debían cargar su carta de tributos ya que de lo
contrario tenían la obligación de pagar otra vez.

Un gravamen que ha perdurado hasta ahora pero con otro nombre, es el impuesto
de caldos, denominado en la actualidad Impuesto Especial sobre Producción y
Servicios (IEPS). En la colonia solamente gravaba a los vinos y aguardientes. En
el México actual, este impuesto grava una cantidad mucho mayor de productos.
En la colonia se cobraban con frecuencia impuestos extraordinarios, los cuales se
implantaban de manera arbitraria, como era el caso del impuesto que se cobró por
construir un enorme muro en el puerto de Veracruz y que se le denominó
Impuesto de Muralla.

El conde de Revillagigedo, virrey de la Nueva España decía respecto a la


recaudación destinada a la real hacienda, que para evitar la complicación y
confusión de su manejo, debía llevarse con mejor orden y mayor claridad. Que era
imposible que el contribuyente tuviera noticia de cada uno de sus derechos, saber
claramente lo que debe contribuir, cómo y por qué razón debe hacerlo, si no se le
informaba y orientaba en tal acción.

CRONOLOGÍA DE LA HISTORIA DEL IMPUESTO

EGIPTO

Durante los varios reinos de los faraones egipcios, los recaudadores de impuestos
eran conocidos como escribas6. En un período los escribas impusieron un
impuesto en el aceite de cocina. Para asegurarse de que los ciudadanos no
estaban burlando el impuesto, los escribas auditaban las cantidades apropiadas
de aceite de cocina que eran consumidas, y que los ciudadanos no estaban
usando residuos generados por otros procesos de cocina como sustitutos para el
aceite gravado.7

EN GRECIA

En tiempos de Guerra los atenienses creaban un impuesto conocido como eisfora.


Nadie estaba exento del impuesto, que era usado para pagar gastos especiales de
guerra. Los griegos fueron una de las pocas sociedades capaces de rescindir el
impuesto una vez que la emergencia de guerra había pasado. Cuando por el
esfuerzo de guerra se generaban ingresos adicionales, los recursos eran utilizados
para devolver el impuesto.
Atenas imponía un impuesto mensual de censo a los extranjeros-gente que no
tenían madre y padre atenienses- de una dracma para hombres y media dracma
para mujeres. El impuesto era llamado metoikion.

IMPERIO ROMANO

Los primeros impuestos en Roma fueron derechos de aduana de importación y


exportación llamados portoria.

César Augusto fue considerado por muchos como el más brillante estratega fiscal
del Imperio Romano. Durante su gobierno como “Primer Ciudadano”, los
publicanos fueron virtualmente eliminados como recaudadores de impuestos por el
gobierno central. Durante este período se dio a las ciudades la responsabilidad de
recaudar impuestos. César Augusto instituyó un impuesto sobre la herencia a fin
de proveer fondos de retiro para los militares. El impuesto era de 5% para todas
las herencias, exceptuando donaciones para hijos y esposas.

Los ingleses y holandeses se referían al impuesto de Augusto sobre la herencia


para desarrollar sus propios impuestos sobre herencias.

Durante el tiempo de Julio César se impuso un impuesto de un uno por ciento


sobre las ventas. Durante el tiempo de César Augusto el impuesto sobre las
ventas era de un 4% y de un 1% para todo lo demás.

San Mateo fue un publicano (recaudador de impuestos) en Cafarnaum durante el


reino de César Augusto. Él no era de los viejos publicanos sino un contratado por
el gobierno local para recaudar impuestos.

En el año 60 D.C., Boadicea, reina de la Inglaterra Oriental, dirigió una revuelta


que puede ser atribuida a corruptos recaudadores de impuestos en las islas
británicas. Se afirma que su revuelta ocasionó la muerte de todos los soldados
romanos en cien kilómetros a la redonda, ocupó Londres y ocasionó más de
80,000 muertos. La Reina pudo reclutar un ejército de 230,000 hombres. La
revuelta fue aplastada por el Emperador Nerón, y ocasionó el nombramiento de
nuevos administradores para las Islas Británicas.
GRAN BRETAÑA

El primer impuesto comprobado en Inglaterra tuvo lugar durante la ocupación por


el Imperio Romano.

El Gobierno redujo su estimación a un alza de 1.2% en el PIB en 2010 desde 1.3%


anterior; dentro del nuevo presupuesto para el país, se estableció un alza en el
IVA a 20% desde 17.5%.

Osborne dijo que el crecimiento de este año será del 1.2%, por debajo del 1.3%
previsto la semana pasada por la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria,
mientras que para el 2011 se prevé un 2.3%, menos que el 2.6% estimado por la
agencia.

Sin embargo, se proyecta que la economía crecerá un 2.8% en el 2012 y un 2.9%


en el 2013.

El pronóstico de Osborne para el 2013 es más alto que el de la oficina, reflejando


la confianza del Gobierno en que los recortes estatales fortalecer el sector privado
y permitirán que las tasas de interés permanezcan bajas.

LADY GODIVA

La Sra. Godiva fue una mujer anglosajona que vivió en Inglaterra durante el siglo
XI. De acuerdo con la leyenda, el esposo de la Sra. Godiva, Leofric, Barón de
Mercia, prometió reducir los altos impuestos que había establecido sobre los
residentes de Coventry, cuando ella accedió a cabalgar desnuda por las calles de
la ciudad.

Cuando cayó Roma, los reyes sajones impusieron impuestos, conocidos como
Danegeld, sobre tierras y propiedades. Los reyes impusieron asimismo
sustanciales derechos de aduana.

La Guerra de los cien años (el conflicto entre Inglaterra y Francia) comenzó en
1337 y terminó en 1453. Uno de los factores claves que renovó la lucha en 1369
fue la rebelión de los nobles de Aquitania contra las opresivas políticas fiscales de
Edward, El Príncipe Negro.
Los impuestos durante el siglo XIV eran muy progresistas. La encuesta sobre el
impuesto de 1377 mostró que el impuesto sobre el Duque de Lancaster era 520
veces mayor que el que gravaba al campesino corriente.

Bajo los primeros esquemas fiscales se impusieron impuestos a los acaudalados,


los que tenían cargos públicos, y el clero. Se gravó a los comerciantes con un
impuesto sobre los bienes muebles. Los pobres pagaban poco o ningún impuesto.

Carlos I fue finalmente acusado de traición, y decapitado. Sin embargo, sus


problemas con el Parlamento resultaron a causa de un desacuerdo, en 1629,
sobre los derechos de imponer impuestos otorgados al Rey y los otorgados al
Parlamento.

El mandato real establecía que a los individuos se les gravaría de acuerdo con su
posición y recursos. De ahí que la idea de impuesto progresivo sobre los que
tenían capacidad para pagar se desarrolló muy temprano.

Otros impuestos notables impuestos durante este período fueron los de la tierra y
otros diversos sobre el consumo. Para pagar al ejército mandado por Oliver
Cromwell, el Parlamento, en 1643, impuso impuestos sobre consumo de artículos
esenciales (granos, carnes, etc.) Los impuestos por el Parlamento allegaron aún
más fondos que los impuestos por Carlos I, especialmente de los pobres. El
impuesto sobre el consumo fue muy regresivo, pesando tanto sobre los pobres
que ocasionó los motines de Smithfield en 1647. Los disturbios ocurrieron porque
los nuevos impuestos disminuyeron la capacidad que tenían los trabajadores
rurales de comprar trigo, al extremo de que una familia de cuatro moriría de
inanición. Además del impuesto sobre consumo, fueron cercadas las tierras
comunes usadas por los campesinos para cazar, y les fue prohibido hacerlo.

Un precursor del impuesto moderno que hoy conocemos, fue creado por los
británicos en 1800, para financiar la guerra contra Napoleón. El impuesto fue
abolido en 1816, y sus oponentes, que pensaban que sólo debía ser usado para
financiar guerras, querían que todos los informes sobre el impuesto fueran
destruidos, junto con su abolición. Los informes fueron quemados públicamente
por el Secretario del Tesoro, pero se conservaron copias en los sótanos del
Tribunal de Impuestos.

AMERICA COLONIAL

Los colonos pagaban impuestos según la Ley de Melados, que fue modificada en
1764 para incluir derechos de importación sobre melados extranjeros, azúcar,
vino, y otros artículos. La nueva legislación fue conocida como Ley del Azúcar.

Debido a que la Ley del Azúcar no rendía cantidades sustanciales de ingresos, se


añadió la Ley del Timbre de 1765. La Ley del Timbre imponía impuesto directo
sobre todos los periódicos impresos en las colonias y la mayoría de los
documentos comerciales y legales.

AMERICA POST REVOLUCIONARIA

En 1794, colonos al occidente de las Alleghenies, en oposición al impuesto de


1791 sobre consumo, de Alexander Hamilton, comenzaron lo que es ahora
conocida como “La Rebelión del Whiskey”, un impuesto sobre consumo que era
considerado discriminatorio y los colonos se rebelaron contra los recaudadores de
impuestos. Eventualmente el Presidente Washington envió tropas para extinguir
los motines. Aunque dos colonos fueron condenados por traición, el Presidente les
concedió perdón.

En 1798 el Congreso promulgó el Impuesto sobre la Propiedad, para pagar la


expansión del Ejército y la Marina en caso de una posible guerra con Francia. El
mismo año, John Fries comenzó lo que es conocido como “La Rebelión de Fries”,
en oposición al nuevo impuesto. Nadie resultó herido o muerto en la insurrección y
Fries fue arrestado por traición, pero fue eventualmente perdonado por el
Presidente Adams en 1800. Sorprende el hecho de que Fries fue el líder de una
unidad de milicias llamada para suprimir la “Rebelión del Whiskey”.

Fue en 1812 que se sugirió el primer impuesto en Estados Unidos. El impuesto


estaba basado en la Ley Británica de Impuestos de 1798 y aplicaba tasas
progresivas a los ingresos. Las tasas eran de .08% en ingresos superiores a 60
libras esterlinas, y 10% en ingresos superiores a 200 libras esterlinas. El impuesto
se elaboró en 1814, pero nunca se impuso, porque el Tratado de Ghent fue
firmado en 1815, terminando las hostilidades y la necesidad de ingresos
adicionales.

La ley de impuestos de 1861 proponía que “se gravará, recaudará y pagará, sobre
el ingreso anual de todas las personas residentes de Estados Unidos, que se
derive de cualquier tipo de propiedad, ocupación profesional, empleo, o vocación
efectuada en Estados Unidos o cualquier otro lugar, o de cualquier otra fuente.”

La Ley de Impuestos de 1861 fue aprobada, pero nunca implementada. Las tasas
según la ley eran de 3% sobre ingresos de más de $800.00, y de 5% sobre
individuos viviendo fuera de Estados Unidos.

La Ley de Impuestos fue aprobada y firmada por el Presidente Lincoln en Julio 1o


de 1862. Las tasas eran de 3% sobre ingresos mayores de $600.00 y de 5% sobre
ingresos mayores de $10,000.00. La renta o valor de renta de su hogar podía ser
deducida de los ingresos para determinar la obligación tributaria. El Comisionado
de Impuestos declaró “El pueblo de este país lo ha aceptado con júbilo, para
afrontar una exigencia temporal, y no ha provocado serias quejas en esta
Administración”. La aceptación fue debida mayormente debido a la necesidad de
ingresos para financiar la guerra civil.

Aunque la gente aceptó el impuesto de buena gana, no fue alto su cumplimiento.


Las cifras dadas después de la guerra civil, indicaban que 276,661 personas
llenaron en realidad las declaraciones de impuestos en 1870, (el año que tuvo más
declaraciones), cuando la población del país era de aproximadamente 38 millones.

La ley de impuestos de 1864 fue aprobada para allegar ingresos adicionales en


apoyo de la guerra civil.

El Senador Garret Davis, al comentar el principio guía de los impuestos, mencionó


el “reconocimiento de la idea de que los impuestos deben ser pagados de acuerdo
con la capacidad de la persona para pagar”.

La tasa de impuestos para la Ley de Impuestos de 1864 era de 5% para ingresos


entre $600.00 y $5,000.00, 7.5% para ingresos entre $5001.00 y $10,000, y de
10% para ingresos mayores de $10,000.00. La deducción de renta o valor de renta
fue limitado a $200.00. Se permitió una deducción para reparaciones.

Con el final de la guerra civil, la aceptación placentera de los impuestos se


desvaneció. La ley de impuestos de 1764 fue modificada después de la guerra.
Las tasas fueron cambiadas a un 5% fijo con la cifra de exención elevada a
$1,000.00. Se hicieron algunas tentativas para hacer permanente el impuesto,
pero para 1869 “no había hombre de negocios que pudiera pasar el día sin sufrir
de esas cargas” (The Times). De 1870 a 1872 la tasa era un 2.5% fijo y la cifra de
exención se elevó a $2,000.00.

El impuesto fue derogado en 1872 y en su lugar fueron establecidas significativas


restricciones de tarifas que fungieron como la mayor fuente de ingresos para los
Estados hasta 1913. En 1913 se aprobó la décimo sexta enmienda, que concedía
autoridad al Congreso para gravar los ingresos de la ciudadanía derivadas de
cualquier fuente.

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