Marx 1 Manuscrito Reseña

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Seminario Filosofía y Economía

Profesora Ana María Salazar


Natalia Sánchez Quintero
Pontificia Universidad Javeriana

¿Homo Economicus Moderno?


Reseña al Primer Manuscrito Econo-Filosófico de Karl Marx

En este texto, Marx expresa su intención de hacer una crítica a la base científica del Estado y
el Derecho. También va dirigida a la economía política, pero limita su alcance a solo los
múltiples aspectos de este tema, afirmando que utilizaría un método empírico para analizar la
relación entre la política y la moral, así como la vida civil. Este método se basará en las obras
de los socialistas ingleses y franceses y en las diversas obras alemanas de su época.
Reconociendo la influencia de la obra de Feuerbach. Al final de la obra, se pretendía
confrontar la dialéctica hegeliana con miras a desarrollar una nueva economía política más
representativa de la filosofía y la economía. El objetivo fue hacer una crítica a la economía
política de su época, para crear una nueva que se desempeñara con mayor relevancia para la
sociedad moderna.
El manuscrito está escrito en treinta y seis páginas, que formaban parte de nueve folios que
Marx había hecho para su cuaderno. Antes de escribir, realizó una división temática
etiquetando cada una como Salario, Beneficio Del Capital, Renta De La Tierra. Es a partir de
la página veintidós, usando toda la extensión de la página desarrolla El Trabajo Enajenado.
El concepto de salario es una parte central del análisis de Marx de la relación entre el
trabajador y el capitalista. Él cree que las fluctuaciones en el precio de mercado pueden
conducir a la pérdida del salario. Por otra parte, la rápida subida y bajada de los precios
también puede reducir los beneficios y las rentas de una sociedad.
Una sociedad puede estar en descenso, ascenso o en plenitud dependiendo de su situación
económica. En el primer caso, la sociedad se encuentra empobrecida, en el segundo, es rica, y
en el tercero, se encuentra en el máximo estado de riqueza. En cualquiera de estos casos, el
empleado es el que siempre pierde, y el trabajador es el que se lleva la peor parte.
“Nos dice que, originariamente y de acuerdo con su concepto mismo, todo el producto del
trabajo pertenece al obrero. Pero al mismo tiempo nos dice que en realidad revierte al obrero la parte
más pequeña e imprescindible del producto; sólo aquella que es necesaria para que él exista no como
hombre, sino como obrero, para que perpetúe no la humanidad, sino la clase esclava de los obreros. El
economista nos dice que todo se compra con trabajo y que el capital no es otra cosa que trabajo
acumulado, pero al mismo tiempo nos dice que el obrero, muy lejos de poder comprarlo todo, tiene
que venderse a sí mismo y a su humanidad.” (Marx, 1844)

Según Marx, los tres tipos de miseria que puede experimentar la sociedad son la miseria
progresiva, la miseria estacionaria y la miseria complicada. Dado que la economía política
puede conducir a un estado de extrema prosperidad, que resulta en el sufrimiento de la
mayoría de los ciudadanos, puede causar infelicidad en la sociedad.
El concepto de trabajador se centra exclusivamente en la necesidad de ganar lo suficiente
para poder trabajar. Se le considera un hombre en sus momentos de descanso, lo que le deja
con diversos intereses, como la política, la religión y las estadísticas.
Además de poder controlar el trabajo de otros, el capital también tiene el poder de comprar
los productos o servicios de otros. Según Marx, el capital es un trabajo acumulado. Obtiene
una ganancia sobre los salarios y sobre la compra de materias primas.
Si no se esperará la ganancia que los trabajadores obtienen de la venta de sus productos, el
capitalista no tendría que pagar los gastos necesarios por adelantado. La ganancia de invertir
es razonable y moderada cuando se duplica la tasa de interés. Sin embargo, la tasa de
ganancia más baja se puede encontrar cuando el capital rinde más de lo necesario para cubrir
las pérdidas.
La mayor tasa de ganancia se logra cuando se eliminan la renta de la tierra y el costo de las
mercancías. Esto elimina la necesidad de que el trabajador pague los otros gastos. El precio
mínimo es la subsistencia del trabajador.
“La tasa más elevada a que pueden ascender las ganancias habituales es aquella que, en la
mayor parte de las mercancías, absorbe la totalidad de las rentas de la tierra y reduce el salario de las
mercancías suministradas al precio mínimo, a la simple subsistencia del obrero mientras dura el
trabajo. De una u otra forma, el obrero ha de ser siempre alimentado en tanto que es empleado en una
tarea; las rentas de la tierra pueden ser totalmente suprimidas. Ejemplo, las gentes de la Compañía de
las Indias de Bengala” (Smith, t. I, pág..198).

En su análisis de los rentistas agrarios, Marx usa citas de Smith y Say. En un principio se
puede creer que la renta de la tierra se determina por la fertilidad del suelo, pero en realidad,
la renta se disputa entre el propietario y el arrendatario. El arrendatario trata de dejar al
primero con lo necesario para mantener el capital que emplea en las diversas tareas agrícolas,
mientras que el arrendador pretende sacar el mayor rendimiento posible a sus inversiones.
La renta por la que se arrienda la tierra se usa para cubrir el costo del capital que el
propietario usa para comprar el producto. Esto suele ser alrededor de un tercio del valor del
producto, y rara vez supera una cuarta parte.
Por último se encuentran los trabajadores, considerados seres extraños a sí mismos si no son
capaces de convertir su ser genérico en un simple medio de existencia. El cuerpo, que es su
esencia espiritual, también les parece extraño. Por eso, el hombre está alienado de los objetos
que produce.
“El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su producción en
potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más
mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización
del mundo de las cosas. El trabajo no sólo produce mercancías; se produce también a sí mismo y al
obrero como mercancía, y justamente en la proporción en que produce mercancías en general. Este
hecho, por lo demás, no expresa sino esto: el objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a
él como un ser extraño, como un poder independiente del productor. El producto del trabajo es el
trabajo que se ha fijado en un objeto, que se ha hecho cosa; el producto es la objetivación del trabajo.
La realización del trabajo es su objetivación. Esta realización del trabajo aparece en el estadio de la
Economía Política como desrealización del trabajador, la objetivación como pérdida del objeto y
servidumbre a él, la apropiación como extrañamiento, como enajenación.” (Marx, 1884)

Cuando el hombre se confronta a sí mismo, también se encuentra con el otro. Intenta ser a la
vez un ser alienado y un ser extraño, tratando al otro como si fuera igualmente extraño. Si el
producto del trabajo no le pertenece, sino que le es ajeno, ¿de quién es? Como la obra no es
de los dioses, el producto es sólo del hombre.
El trabajo que realiza el trabajador proporciona dolor y sufrimiento a otro individuo, y esta
relación se establece a través del trabajo enajenado. La propiedad privada que posee el
capitalista es el producto del trabajo enajenado. Aunque se cree que la propiedad privada es la
causa de la enajenación, en realidad es el efecto de la relación entre el capitalista y el
trabajador.
El salario es consecuencia del trabajo enajenado, y éste es causa de la propiedad privada. Al
implicar a ambas partes, la desaparición de una da como resultado la desaparición de la otra.
En términos de propiedad privada, no hay propiedad privada sin trabajo enajenado.
La emancipación de los trabajadores de la propiedad privada es un componente fundamental
de la economía. Tanto la propiedad como el trabajo se consideran los conceptos básicos de la
economía. Todas las categorías económicas se basan en estos conceptos. El dinero, el capital,
el tráfico y la competencia son sólo explicaciones de estos conceptos.
Debido a la economía política de su época ya la filosofía hegeliana, que él defendía, decidió
someter su sistema a revisión. Luego procedió a marchar a París. Según Labriola, su filosofía
debe su existencia a Alemania, así como su crítica de la economía política a Inglaterra.
La idea de Hegel de que el Espíritu debe estar en el centro de la filosofía contrasta
directamente con la creencia de Marx de que no es necesario colocarlo en el centro del
sistema. Tampoco está de acuerdo con la concepción del hombre de Feuerbach. Según él, la
realización de todo el potencial de uno no se produce a través de los cambios naturales de las
circunstancias, sino a través de la fuerza vinculante del amor.
Según Marx, la esencia humana no tiene un carácter permanente y tiene un carácter histórico.
Por tanto, en su estadía en París estudiando la sociedad industrial de su tiempo, conoció al
hombre del presente observando sus diversas facetas, sus luces ocultas, la pobreza, la riqueza
y la oscuridad. Al llegar, Marx aprende que la ciencia fundamental de la economía es la
economía política. Este descubrimiento lo motivó a estudiarla, y posteriormente escribiría
manuscritos económico-filosóficos que abordaban la economía política de su época.
Esta ciencia positivista se ocupó de lo dado, pero dejó de considerar lo que ya estaba puesto.
Por ejemplo, consideró la miseria y el desempleo como el resultado de leyes económicas que
no fueron diseñadas para lidiar con lo que podría o debería ser. Estas leyes eran, por tanto,
irremediables, haciéndolas incapaces de impedir que estos males sociales sucedieran.
Según Marx, el mundo humano no es lo mismo que las realidades naturales porque es obra
del hombre. Por tanto, debe abordarse desde una filosofía del hombre.
El concepto del hombre como un animal económico, centrado en la creación de riqueza y
sujeto de la ley natural de la oferta y la demanda fue producto de una determinada idea
surgida durante el siglo XVII durante el desarrollo de la economía política. Esta idea era una
oposición a la filosofía de la economía política, que se basaba en la sociedad que estudiaba.
Era también una crítica a los economistas de su época.

Bibliografía
Marx, K. (1844). Manuscritos económico-filosóficos de 1844
https://pensaryhacer.files.wordpress.com/2008/06/manuscritos-filosoficos-y-economicos-
1844karl-marx.pdf

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