Teoria y Tecnica Del Turismo I
Teoria y Tecnica Del Turismo I
Teoria y Tecnica Del Turismo I
CULTURA Y SOCIEDAD
Docencia y documentación
turación turística», y que se estudia más adelante. En el Turismo hay, evi-
dentemente, dos masas: la viajera y la receptora; ambas caen en el dominio
de la Sociología.
Pero, de nuevo, otras facetas del Turismo vienen a complicar la cues-
tión. Si el Turismo tiene hoy la trascendencia que posee, si los gobernantes
le conceden su máxima atención, si los financieros se lanzan a promover em-
presas turísticas, es, en primer lugar, porque el Turismo se ha revelado
como potente fuerza económica. En frase ya repetida dijimos que «dejaba
una alfombra de divisas a su paso». Ahora el Turismo, como fenómeno eco-
nómico, juega entre demanda y oferta turística; cae bajo el dominio de la
Economía. Y es cierto que existe una rama, la Economía Turística, que
cada día toma mayor entidad.
No es extraño que este efecto económico haya sido el primero en des-
pertar la atención de los interesados; pero sí es curioso que éstos no fue-
ran los economistas, sino los políticos, lo cual habla a favor de una prio-
ridad «histórica», cronológica, de la Política del Turismo. Pero si la Política
es una ciencia de actuación, hay que reconocer que todas las medidas de
organización y de promoción turística actúan fundamentalmente sobre el nú-
cleo receptor, y sólo en menor medida -propaganda, transportes- en el
lado de la demanda. No obstante. otra característica del mundo de hov. ,* la
coordinación de esfuerzos a través de organizaciones internacionales, posee
esa universalidad que alcanzaría para la Política Turística, juntamente con
la Política Interior, el primado de ciencia central del Turismo.
Fue Kurt Krapf, el benemérito director y fundador del Instituto de Re-
cherches Touristiques, de la Universidad de Berna, el pionero, como en
otras muchas investigaciones, de la trascendencia de la Política Turística.
En su admirable trabajo Mesures d'mganisation et de promotion du Tourts-
me, fue el primero que estableció la evolución histórica de esta Política, y
con ella las bases de su comprensión. Ciertamente, no hay después enFyos
doctrinales sobre la materia, aunque desde el punto de vista práctico se
hayan intentado recopilaciones, que son más bien cuerpos legislativos y co-
mentarios sobre textos legales. Ello nos hace lamentar más la muerte pre-
matura de Kurt Krapf.
Mas otra vez surge la duda de que la Política Turística puede ser el nú-
cleo básico de nuestra asignatura. Es natural estimar que la «versión» po-
lítica del Turismo no haría más que confirmar una vez más el rango elevado
de la Política en general, de la Política, con letras mayúsculas, del predo-
minio del horno poltticus en todas las acepciones que se quiera dar al tér-
mino polis.
Porque lo cierto es que, frente a un concepto que sólo existe en un plan-
teamiento (el de Krapf) sin seguidores, por imperativo de los políticos, los
economistas hicieron su entrada en la investigación del fenómeno turístico
cronológicamente en la primera mitad del siglo actual, y lo hicieron con
un fervor tal que puede decirse que la Economía Turística es la que más
bibliografía ofrece, tanto en monografías <iertamente no teóricas - c o m o
en análisis macroeconómicos o rnicroeconómicos de determinadas zonas. El
mismo Kurt Krapf marchó por este camino, juntamente con su compañero
Walter Hunziker, en obras ya clásicas sobre la teoría del consumo, como
resultado entre oferta y demanda; los caracteres de estas fuerzas conver-
gentes, su situación en el tiempo (estacionalidad) y en el espacio (localiza-
ción geográfica); su medida y los problemas que plantea; la difusión de la
riqueza turística, con tendencias y fluctuaciones; el precio, la renta tu-
rística; el comercio internacional y las balanzas de turismo; la redistribu-
ción de ingresos; el desarrollo económico de las regiones y de los países,
la rentabilidad de las empresas turísticas, etc. Menges, Morgenroth, Pierre
Defert -aunque procede del campo de la Geografía-, Arthur Haulot, Mor-
tier, Paul Bernecker, Juan de Arespacochaga y otros muchos han sido los
seguidores de Schullern zu Schattenhofen, que publicó su obra Turismo y
Economia Nacional antes de la primera Guerra Mundial (1911).
Pero por importante que nos parezca la faceta económica del Turis-
mo, y por bien que aceptemos la existencia de una Economía Turística, no
podemos creer que la esencia, la médula del Turismo, se reduzca a una ma-
nifestación pura y escueta del horno economicus y que los múltiples factores
que integran nuestro fenómeno tengan su base, su raíz, en la Economía.
Si volvemos al Dunto de ~ a r t i d av recordamos el hecho histórico como
desplazamiento del . ~ o m b r epor el ancho campo de la Geografía, veremos
que hemos analizado solamente al hombre (Psicología) o al hombre-masa (So-
ciología), y a los efectos que el viaje proporciona (Economía, Política). Pero
ahora nos aparece otra facies distinta, la Geografía, el espacio en sí donde
el hecho se realiza. La G e d í a Turística.
Porque hay, innegablemente, una Geografía del Turismo, que comprende
una geografía de mercados, una geografía de circulación o tráfico y una geo-
grafía de núcleos receptores. El Turismo actual nos aparece aquí, muy de-
finido, en grandes zonas emisoras y receptoras y en corrientes turísticas,
que podríamos llamar «tradicionales» - q u e siguen las grandes vías: Atlán-
tico Norte, ferrocarriles, carreteras, etc.-, o «novísimas», de origen estric-
tamente turístico -charters, cruceros, tours de ,agencias, itinerarios calle-
jeros, etc.-. La Geografía Turística tendría en cuenta, además, los fenó-
menos de «localización» del hecho turístico: nacimiento. evolución. satura-
ción e incluso muerte de las corrientes y núcleos receptóres, como fenóme-
nos de una geografía humana extrañamente fascinante y moderna que nos
vuelve a plantear el problema de la validez del determinismo geográfico.
La «seducción del Mediterráneo», o la «llamada del Sur», y los esfuerzos
para lograrla: apertura del túnel del Mont Blanc, etc.
No se ha hecho desde este campo tan atractivo un estudio decidido. Hay
que citar con especial respeto los capítulos que en la revista Repertoire des
Voyages publicó hacia los años cincuenta Charles Réau (que también firma-
ba Auer). Son ellos una magnífica serie, que podría servir de base de una
Geografía del Turismo, tal como, siguiéndole, la vemos nosotros. Después,
los trabajos de Pierre Defert, Raymond Balseinte, Madame Germaine Vey-
ret-Verner, especialmente el primero, con sus estudios de localización turís-
tica, vienen a agrupar aspectos parciales, algunos de los cuales - e 1 factor
clima, por ejempl- son, o podrían ser, los fundamentos de una climatolo-
-gía turística.
- a encaiar en una doctrina
Quizá si todas estas facetas no han llenado
sistemática ha sido porque, aparte la complejidad de nuestro fenómeno, éste
se ha presentado, en su escasa vida de medio siglo, como un fenómeno cam-
biante y movible. Cambiante en preferencias por lugares de atracción, en
transportes, en categorías, en estructura de gastos; movible, prácticamente
en todo; es decir, humano. Cometemos un error si pretendemos analizarlo
en la auietud de nuestro estudio como un fenómeno fósil v estratificado.
El hombre, preso en las categorías kantianas -espacio y tiempo-, actúa
de acuerdo con ellas. ?Cómo hacer entrar el T i e m ~ oen el fenómeno turís-
tico? Bruhnes dice: u. .. los hechos humanos son hechos en perpetua trans-
formación y deben ser medidos como tales». Reclús: << ... &e & movilidad
de todo lo que nos rodea es enorme». El Tiempo entra en el Turismo me-
dido por la Estadística. Constituye ésta un ineludible factor en nuestros
estudios. No cabe comprensión del fenómeno sin ella. Es auténticamente bá-
sica para medir esa movilidad, ese continuo cambio. Pero la Estadística
~uríiticanos dará cifras y porcentajes que serán inmediatamente interpre-
tados por la Economía, por la Psicología, etc. Es decir, la Estadística se
nos presenta como medio de trabajo, instrumento básico, pero instrumento.
Todo lo que antecede nos ha servido para ir enfocando las diversas caras
de nuestra asignatura. El técnico de Turismo ideal sería aquél que conjun-
tase sabiamente todas ellas. puede haber un Técnico Turístico, Turistó-
logo -o algo así- que abarque la totalidad en grado eficiente?
Sí puede deducirse que el técnico de turismo, de base economista, debe
ampliar sus conocimientos en Sociología, en Psicología, en Geografía, en
Política, etc.; que el de base sociológica debe entrar en el campo de la
Economía, etc. Y que la forma de entrar más completa y perfecta es a
través de la labor de equipo, de seminario, de diálogo, de contacto perso-
nal. Como en todas las investigaciones modernas, la formación profesional
trasciende aquel áureo período en que el hombre se bastaba a sí mismo
para, con su intelecto, elevarse por encima de sus conocimientos.
TOURIST: One who rnakes a tour or tours, sp. m e who does this for
recreation; one who travels for pleasme or culture, visiting
a number of places for their objects of interest, scenery or
the like.
TOURISM:The theory and practice of touring; travelling for pleasure.
Use, depreciatory.
Ambas poseen la raíz tour y los sufijos -ist, -km, que analizaremos.
La ~rimera.tour., aDarece documentalmente en 1760. en el intransitivo
A
Los libros de viajes hasta principios del siglo XIX nos aparecen con
títulos que hacen referencia, como es lógico, a su contenido. Estos títulos,
curiosamente, pueden encuadrarse en grupos:
LA ESCUELA BERLINESA
ULTIMAS DEFINICIONES
a) Voluntad.
b ) Posibilidad.
La primera es condición anímica, el motor puesto en marcha por el de-
seo, cuyo despertar puede originarse por diferentes causas, simultáneas
O no:
- propaganda;
- «mimetismo» (influencia del medio, vanidad, etc.);
- hábito (de otros viajes y experiencia);
- conveniencia física, intelectual o moral (cura balnearia, descan-
so, estudios, fe, incluso spleen);
- seducción (obligatoriedad).
La posibilidad abarca otros factores, generalmente externos al indivi-
duo, tales como Tiempo, Dinero, Medios de Transporte, etc. Las clases
económicamente fuertes han dispuesto siempre de estos condicionantes; de
aquí que el Turismo haya sido en un principio deporte y ocupación de ricas.
La llamada «democratización» del Turismo solamente ha llegado cuando
la masa ha obtenido la conquista de las vacaciones (Tiempo), y, sobre
todo, d e las vacaciones retribuidas (Dinero).
EL DESEO DE 4EVASIONB