BOICOT - Tapia Nadine PDF
BOICOT - Tapia Nadine PDF
BOICOT - Tapia Nadine PDF
Mi familia está compuesta por mi padre, Esteban, mi madre Ariadna, quien escribe
Antonella, e Isaías.
Mi padre es guardia cárcel, mi madre maestra de primaria, y nosotros, bueno…sus
pequeños retoños.
Llegaron mis 9 años en marzo de 2010, y allí estaba la filmación de mi madre.
Todo era hermoso, ese día vinieron muchos de mis primos, a celebrar conmigo.
Recibí el mejor regalo de todos, una guitarra. Es que adoro la música, y mi
pensamiento es que debía aprender cuando fuera chica, porque cuando fuera
grande, ya no podría hacerlo.
En julio Isaías cumplió sus 6 años, y todo quedó registrado en video, cuando por
su ansiedad a querer soplar las velitas, corrió hacia la mesa, y llegando a ella,
tropezó, y enterró su cabeza en la torta, jajaja! Qué momento gracioso, y qué
bueno que haya pruebas de ello. Por suerte no había velas encendidas aún.
En noviembre del 2010 cumplía años mi madre, ese año cumplía sus 40, y quería
celebrarlo a lo grande, ya que según ella no sabía si a los 50 iba a llegar porque
quien sabe qué pueda pasar!! Así que…así se hizo.
Alquiló un salón cercano a casa, lo decoró con su color favorito, el lila. La
acompañé a la florería para comprar un ramo de Lilas. De allí nos fuimos a la casa
de la modista, a retirar el vestido para su fiesta. Un hermoso vestido blanco,
mangas cortitas al hombro, un cinturón plateado en su cintura, y al centro, una flor
Lila de strass, tan brillante como su sonrisa. Vaya que iba a ser una gran fiesta, y
vaya que mi madre sabía cómo celebrar. Esa noche, iba a ser su noche.
Llegado el atardecer comenzamos a prepararnos, mi madre nos apresuraba para
estar a tiempo. Mientras tanto ella, tardó una eternidad en el cuarto de baño, y
cuando por fin se abrió la puerta del baño, quedé muda. Sosteniendo en sus
manos el ramo de flores lilas, y con una sonrisa tímida esbozó un:
-Y qué tal? Cómo me veo?
Y en mi cabeza mis pensamientos hablaban:
-Qué bien le quedaba ese vestido blanco.
-Qué hermoso ramo de flores
-Qué hermosa sonrisa.
Palabras en la cabeza, que sólo pude traducir con una tímida sonrisa nerviosa en
un:
-Bien mamá. Estás bien.
Lo cierto es que por dentro pensaba que ella era un ángel, un ser humano que
irradiaba bondad y amor en su máxima expresión.
Antes de partir hacia el salón, mamá tomó la filmadora y dijo:
-Hoy es el gran festejo del año. Llegaron mis 40!, y como siempre me acompañan
mis más grandes tesoros! Somos los Cervantes-Peña listos para partir!-…
Y tipo reality show, al salir de casa, un equipo de filmación nos grababa. Ellos se
iban a encargar de retratar todo el festejo.
Cuando llegamos, nos bajamos del auto con Isaías, y mi tía Maribel nos
acompañó hacia la puerta.
Caminamos sobre el hermoso césped verde, mientras el fuego de unos
candelabros sobre el suelo nos dirigían hacia la entrada del salón. Me recordaba a
las pistas de aterrizaje de los aviones.
Ni bien llegábamos hacia la entrada del salón, observamos un hermoso arco de
globos plateados y lilas, a unos 5 metros de la puerta. Mi padre que se adelantó
sólo unos pasos de nosotros, esperaba al final de ese hermoso arco, con el bello
ramo de flores Lilas.
De fondo, se veían todos los invitados. Amigos de infancia, compañeros del
trabajo, familia grande entre abuelos, tíos, primos, etc. Estaban todos!
Nos colocamos al lado de mi padre, y de repente las luces se apagan.
El equipo de filmación se coloca, y el Dj con unas tenues luces bajas, coloca el
tema elegido por mi madre para su entrada…Quien no ha escuchado el hit de
Ricardo Arjona “SEÑORA DE LAS 4 DÉCADAS”??
Y con esa canción de fondo, mi madre Ariadna realizaba su entrada triunfal.
Al llegar al arco, recibe sus flores de parte de mi padre, y alzando el ramo sobre su
cabeza comienza a moverse junto al ritmo de la música, mientras su voz canta un
fuerte:
-Señoraaa, no le quite años a su vida, póngale vida a los años, que es mejor!
Y en forma de coro, todo el salón empezó a cantar.
--Señoraaa, no le quite años a su vida, póngale vida a los años, que es mejor!
Recuerdo y se me eriza la piel, realmente emocionante.
El menú fue exquisito, la fiesta fue fenomenal. El castillo inflable y metegol para
nosotros los chicos era lo que más me gustaba de esa fiesta, obviamente. Tenía 9
años.
Y ahora pienso en el cuidado al detalle de mi madre. Pensó en todo, cada uno de
los presentes tuvimos una fiesta que disfrutamos a nuestra forma.
Llegado el momento de cantar el feliz cumpleaños, me sorprendo al ver que la
torta, era rectangular y de 3 pisos. Tenía forma de escuela, su pasión.
Hay momentos que quedan en la memoria, y memoria que vuelve a esos
momentos. Y éste era uno de ellos. No se me olvida la cara de felicidad de mi
madre, mientras le cantaban el Cumpleaños Feliz, ni el brillo de sus ojos por la
emoción de estar rodeada de todos sus afectos.
Esa noche la fiesta culminó al amanecer. Fue perfecta para ella, perfecta para mí,
perfecta para todos.
Hasta estoy pensando en celebrar de esa forma mis 20, 30, 40, 50, etc. Hasta
donde llegue en edad.
Corría el mes de febrero del año 2011, y mi madre ya se preparaba para volver a
dictar clases. Con entusiasmo, preparaba las planificaciones del año escolar,
pensando en diversas actividades para realizar con sus alumnos.
Marzo era un mes de inicios para mí, porque comenzaba en ese mes las clases, y
también porque el día 3 de ese mes cumplía años.
Y llegó el día, recuerdo que era jueves. Mamá entró con su filmadora cantándome
el feliz cumpleaños, y me entregó un regalo: un parlante con micrófono para,
poder cantar, y conectar mi guitarra allí.
Amaba como ella creía en mí, incluso más de lo que yo misma lo hacía conmigo.
El día sábado iban a festejarme el cumpleaños, el número 10!
Papá llegó tan cansado de su guardia nocturna, que sólo quería descansar, y mi
madre cocinó bastante porque iban a venir mis compañeros y amigos, primos, y
otros familiares.
Todo tuvo que hacerlo ella sola, o con la poca ayuda que yo podía ofrecerle.
Luego de arduo trabajo, mi mamá me envía a bañarme. Quedaban por meter las
últimas 2 bandejas de empanadas árabes al horno, y ella me aseguró que se
encargaba de cocinarlas.
Me tomé mi tiempo en el aseo, porque en la fiesta quería estar tan impecable
como mi madre en sus 40, al fin y al cabo, sólo nos separaban unos números.
Salí de bañarme, me vestí, ella me peinó, y se fue a bañar.
Ni bien se terminaba de preparar, comenzó a llegar gente.
Y entre amigos, primos, compañeros, y familiares, me fui a divertir con mis
invitados.
Mientras saltábamos a la cuerda, veo que empieza a salir humo de adentro de la
casa. Y en la poca visibilidad que había, veo a mi padre sacando las 2 bandejas
de empanadas que mamá había dejado. Eran, carbón.
Esteban: -Ariadna, cómo vas a olvidar esto? Mirá cómo está la casa. No se ve
nada por el humo ni se puede respirar bien.
Ariadna:- Tranquilízate Esteban, que yo no he sido. O has sido tú, o fue Antonella,
yo jamás iría a bañarme dejando la cocina o el horno prendido.
Esteban:- Lo hablaremos en la noche a ver qué sucedió. Encarguémonos de esto
de inmediato.
Después de ese pequeño incidente, la fiesta continuó sin imprevistos. Al llegar la
noche, nos sentábamos a cenar las sobras del cumpleaños, y la pregunta de mi
padre llegó a la mesa:
Esteban:- Antonella, a la tarde estuviste ayudando a mamá con la comida, y
durante la fiesta, encuentro que había 2 bandejas de empanadas cocinándose, o
debería decir carbonizándose. Tú las metiste?
Antonella:- No papá. Terminamos de armar las empanadas con mamá y ella me
envió a bañarme. Así que me fui, y me dijo que se encargaría ella misma.
Ariadna:- Dí la verdad Antonella, Has sido tú. Yo jamás cometería ese error de
dejar el horno prendido con comida. Esteban, dile algo.
Esteban: Y qué puedo decirle? Ya me contó su versión, y no sé quién dice la
verdad, y quién miente. Pero vamos a sacarnos la duda con tu camarita filmadora,
a ver quién fué.
Observando la filmación, mi padre descubre que fue mamá quien se había
encargado, tal cual yo le había dicho.
Mamá avergonzada, dice:
-No entiendo qué ha pasado, yo creí haber hecho todo antes de bañarme. Cómo
pude ser tan descuidada? Perdón hija, no sé por qué la confusión…
Y esa, fue la segunda.
Seguía marzo de 2011 y las clases iniciaban para todos, menos para papá.
Mamá se encontraba comenzando a conocer a sus alumnos nuevos.
La segunda semana de clases, observo a mi mamá llevando muy enojada a un
niño fuera del salón, hacia la dirección.
Pedí permiso de ir al baño, y fui a espiar. Me extrañaba ver a mi madre tan
enojada, ella no era así, y esa reacción jamás la había visto, ni el día que rompí el
televisor a mis 6 años por correr en la casa.
Cuando entra a dirección, exige que el niño firme el libro de disciplina por estar
fuera de clase.
Yo escuchaba todo, y la directora le pregunta al niño:
-Por qué usted niño se encuentra fuera de clases cuando la maestra está en el
aula?
Alumno:- Ella me dejó. Pedí permiso de ir al baño, y al volver al aula se enojó
tanto, y me retó por no estar en clase. Créame señora directora, pregúntele a
cualquiera de mis compañeros, yo en el aula pedí permiso, y ella me dejó. No
quiero firmar por algo que no hice queriendo.
Directora:- Ariadna eso es cierto? Quédate aquí con el alumno, voy al aula a
preguntar.
Allí salí corriendo hacia el aula de mi madre, y me senté de espaldas para que la
directora no viera que yo no estaba en mi aula, al fin y al cabo quería saber qué
estaba pasando. Si ese niño decía la verdad, o si mentía. Cada vez dudaba más
porque mi madre se venía confundiendo últimamente, y ahora estaba con un enojo
tan cegado, que es algo que nunca vi en ella.
Al entrar la directora, los niños la saludan:
Alumnos:- Bue nos días Se ño ri ta Di rec to ra. (Saludo habitual)
Directora:- Buenos días alumnos. Quisiera que alguien me cuente qué pasó con la
seño Ariadna, y su compañero.
Una niña levanta la mano y pregunta:
-Señora directora, no le va a decir a la seño Ariadna? No quiero que se enoje
conmigo, da miedo.
Directora: -Todo lo hablado en ésta aula quedará entre nosotros, tranquila.
Alumna:- Está bien. Estábamos en clases y Adrián le pidió permiso a la seño para
ir al baño. Cuando él sale del aula, la señor Ari nos estaba enseñando
matemáticas, pero… yo estudio matemáticas con mi papá, y me doy cuenta de
que los resultados de las sumas estaban mal, y entonces se lo digo.
Ella me contesta que yo sólo era una alumna, y que una alumna no puede saber
más que la seño, y se enojó mucho. Empezó a temblar y hablar en voz baja
diciendo que quién me creía que era, que era una niña engreída, y mientras ella
se hablaba sola, Adrián volvió del baño y ella gritó: -Adriáaaan! Qué haces fuera
de clase cuando yo estoy en el aula? Ahora por vivo a firmar el libro de disciplina.
Y se fueron.
Directora: - Alumnos, las cosas pasaron así como las cuenta su compañera?
Alumnos:- Sí señora directora.
Cuando la directora salió del aula, corrí hacia mi salón, no quería firmar el libro de
disciplina por la misma causa que mi madre acusaba a su alumno.
Así que, sorprendida, mi día escolar terminó. Nos volvimos a casa con mamá e
Isaías, ella lucía cansada, y confundida.
Me atreví a preguntarle:- Mamá, qué tal tu día?
A lo que ella contestó:- Muy bien mi niña, vamos avanzando con la clase.
Me mintió en la cara, y yo en ese momento enfurecí por dentro.
Esperaba que llegara la cena para que al hablar con papá sobre su día, realmente
le contara lo que sucedió. Y el momento llegó, pero ella sólo dijo:
-Mi día estuvo bien. Luego te cuento.
No podía entender cómo era capaz de hacer algo así. Por qué mentir? Por qué
ocultar?...Qué le pasa a mi mamá?; esos pensamientos me hacían ruido en la
cabeza y estaba tan enojada que esa noche, no pude dormir.
Escuché que mis padres levantaban la mesa, lavaban los platos, y se fueron a
acostar.
Al no poder dormir, daba vueltas en la cama, y mis ganas de ir al baño eran más
fuertes que mi sueño, así que fui, pero no volví a mi dormitorio.
Vi la puerta entreabierta de la habitación de mis padres, y me acerqué a escuchar.
Esteban:- Ariadna, no puedo entender lo que me has contado. Tú dices una parte
de los hechos, y el resto dice otra. No siempre puede estar equivocado el resto.
Ya ésta es la tercera vez que te confundes, y ahora con el toque de que te enojas.
Pasó en la playa, pasó en el cumpleaños de Antonella, y ahora en la escuela.
Tendrás que sacar un turno al médico urgente. Algo te está pasando, y no es la
edad.
Ariadna:- Lo sé, intento recordar la sucesión de los hechos y me cuesta. Creo que
dije algo, y no lo hice, o viceversa. Y hay algo que no te he dicho, y es que me
equivoqué en una tonta suma de matemáticas. Puedes creerlo? Una tonta suma
que cualquier niño haría, y de hecho la hicieron, y me la corrigieron. No puedo
entender cómo pude equivocarme. Esteban, lo lamento. Estoy cansada y necesito
dormir.
Esteban:- Descansa por hoy, mañana te acompaño al hospital para que te vean.
Y así terminaba mi noche, de un día extraño. Me fui a la cama, a intentar dormir.
Yo no entendía mucho, pero si mis padres lo decían, es porque estaba todo bien.
Un día llegamos de la escuela con Isaías, y encontramos a mamá tirada en el
piso, llorando en la cocina. La situación era un poco incómoda ya que olía a
heces, por lo que mandé a Isaías arriba a su habitación, le indiqué que llamara a
papá y le comente, hasta que pudiera hablar con mamá.
Entre lágrimas me pidió perdón, me dijo que hoy era de esos días en que la
medicación no le funcionó, y olvidó a dónde se encontraba el baño. A lo que yo
sonriendo le dije:- Mamá, el baño no es móvil, siempre está en el mismo lugar…y
ella, rió.
Las filmaciones empezaron a ser más frecuentes, cada vez más. Cuando Isaías
aprendió a dividir, mamá hizo una pequeña fiesta entre nosotros 4. Hizo un
bizcochuelo de chocolate, que rellenó con dulce de leche y merengue. Vaya! Qué
sorpresa. Cuando yo aprendí a dividir no me hicieron esa fiesta, pero estaba bien.
Pasaron 2 años, se acercan mis 15. Una fecha importante para la vida de una
mujer. Quisiera tener a mi mamá tan lúcida como en su fiesta de 40, pero no
puedo. Mamá no sólo se ha olvidado del baño, de las habitaciones, y de la cocina.
Se ha olvidado de a qué se va al baño, no sabe hacer sus necesidades.
Nuestra casa es un sinfín de papeles con indicaciones, para mamá. Pero entre
tantos papeles, se pierde.
Su coordinación del cuerpo le está fallando, ahora usa bastón para caminar.
Han sido 5 años difíciles; cada cosa que olvida ella, es un puñal a mi corazón.
Lloré de tanta emoción, porque sé lo que papá tiene que haber estado con mamá,
recordándole cada cosa, acompañándola a cada parte de la casa para poder
filmar, y sé del esfuerzo de ella por recordar y coordinar cada oración y palabra
que salió de su boca. Sentí su amor abrazándome al corazón.
Los últimos tiempos fueron los más difíciles de nuestras vidas. Internamos a
mamá en un geriátrico, porque al poco tiempo de mis 15 perdió la capacidad de
caminar. La enfermera no bastaba, y nuestros tiempos eran muy acotados para
hacernos cargo de ella. Hasta quise dejar el colegio, y papá no me dejó.
En su fase final ya no nos reconocía. Qué mal nos tuvo eso a nosotros, porque por
más videos que le mostráramos de todo los momentos compartidos, ella, sólo
miraba la televisión como si fuese una película, no recordaba nada, aunque unas
pocas veces, su cerebro dejaba de hacer corto-circuito y de repente se acordaba,
y empezaba a llorar.
Mamá perdió también su capacidad de tragar, de hablar...y en las últimas de
respirar. Solía estar con respirador artificial, y sonda nasogástrica todo el tiempo.
Yo sabía que en cualquier momento se olvidaría de respirar por completo, y me
sentía mal por pedirle a Dios que me la devuelva, o que se la lleve. Sentía que era
lo correcto, que ya no iba a sufrir más. Pero a la vez quería que no se fuera.
En mis últimas visitas al hospital, tuve la oportunidad de entrar a verla, y tomé su
mano. Le hablé, contándole quién era yo, presentándome ante ella.
Recuerdo haberle preguntado que si algo de lo que yo le decía, le sonaba familiar,
que si se acordaba de mí, y que de ser así, apretara mi mano…y la apretó.
Allí supe que mamá seguía ahí, sin fuerzas, débil, luchando contra su propio
cuerpo para estar lo más presente, aunque con poco éxito.
Aún recuerdo a mamá entrando a la gran fiesta del siglo, sus 40 años. Donde sin
saber presagió que: Festejaba porque no sabía si iba a llegar a los 50, y así fue.
Intuición?Percepción?Deja Vú?, quien lo sabe.
Recuerdo su hermosa sonrisa, su alegría desbordante. Últimamente prefiero
pensarla así, abriendo la puerta del baño, con su vestido blanco, y sus flores lilas
en sus manos. Quiero pensar que de esa forma, ella está descansando en el más
allá, en el paraíso, en el limbo, en el cuarto plano, o como sea. Y que es feliz.
Lo que viví con mamá es algo que no le deseo a nadie, aunque hay mucha gente
que en éste momento lo está padeciendo de ambas partes, tanto el enfermo,
como su entorno.
Pienso que tan completos somos los humanos, como una computadora que
resuelve y que siente, pero un virus se inserta en el sistema (nuestro cuerpo), y no
hay anti-virus que pueda destruirlo.
Pasa con enfermedades como la leucemia, donde vi a tantos padres esperando a
sus hijos salir de quimioterapias, viendo como sus cuerpos fallaban. Algunos
volvían a casa, otros no.
Pasa con enfermedades como el Alzheimer, el cuál lo viví a flor de piel.
Espero algún día, encuentren la cura para éstas enfermedades que comparten
similares características.
Es difícil digerir el saber que enfermaste de algo que no tiene cura.
Es un auto-golpe, un auto-puñal.
Y en un mundo tan avanzado en ciencia y tecnología…considero que no hay nada
peor que ser boicoteado por tu propio cuerpo.