EL Pequeño Bosque Junto Al Mar, Solidaridad

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El pequeo bosque junto al mar

Haba una vez un pequeo poblado separado del mar y sus grandes acantilados por un bosque. Aquel bosque era la mejor defensa del pueblo contra las tormentas y las furias del mar, tan feroces en toda la comarca, que slo all era posible vivir. Pero el bosque estaba constantemente en peligro, pues un pequeo grupo de seres malvados acuda cada noche a talar algunos de aquellos fuertes rboles. Los habitantes del poblado nada podan hacer para impedir aquella tala, as que se vean obligados a plantar constantemente nuevos rboles que pudieran sustituir a los que haban sido cortados. Durante generaciones aquella fue la vida de los plantadores de rboles. Los padres enseaban a los hijos y stos, desde muy pequeos, dedicaban cada rato de tiempo libre a plantar nuevos rboles. Cada familia era responsable de repoblar una zona sealada desde tiempo inmemorial, y el fallo de una cualquiera de las familias hubiera llevado a la comunidad al desastre. Por supuesto, la gran mayora de los rboles plantados se echaba a perder por mil variadas razones, y slo un pequeo porcentaje llegaba a crecer totalmente, pero eran tantos y tantos los que plantaban que conseguan

mantener el tamao de su bosque protector, a pesar de las grandes tormentas y de las crueles talas de los malvados. Pero entonces, ocurri una desgracia. Una de aquellas familias se extingui por falta de descendientes, y su zona del bosque comenz a perder ms rboles. No haba nada que hacer, la tragedia era inevitable, y en el pueblo se prepararon para emigrar despus de tantos siglos. Sin embargo, uno de los jvenes se neg a abandonar la aldea. No me marchar, dijo, si hace falta fundar una nueva familia que se haga cargo de esa zona, y yo mismo me dedicar a ella desde el primer da. Todos saban que nadie era capaz de mantener por s mismo una de aquellas zonas replantadas y, como el bosque tardara algn tiempo en despoblarse, aceptaron la propuesta del joven. Pero al hacerlo, aceptaron la revolucin ms grande jams vivida en el pueblo. Aquel joven, muy querido por todos, no tard en encontrar manos que lo ayudaran a replantar. Pero todas aquellas manos salan de otras zonas, y pronto la suya no fue la nica zona en la que haba necesidad de ms rboles. Aquellas nuevas zonas recibieron ayuda de otras familias y en poco tiempo ya nadie saba quin deba cuidar una zona u otra: simplemente, se dedicaban a plantar all donde hiciera falta. Pero haca falta en tantos sitios, que comenzaron a plantar incluso durante la noche, a pesar del miedo ancestral que sentan hacia los malvados podadores.

Aquellas plantaciones nocturnas terminaron haciendo coincidir a cuidadores con exterminadores, pero slo para descubrir que aquellos terribles seres no eran ms que los asustados miembros de una tribu que se escondan en las labernticas cuevas de los acantilados durante el da, y acudan a la superficie durante la noche para obtener un poco de lea y comida con la que apenas sobrevivir. Y en cuanto alguno de estos seres conoca las bondades de vivir en un poblado en la superficie, y de tener agua y comida, y de saber plantar rboles, suplicaba ser aceptado en la aldea. Con cada nuevo nocturno, el poblado ganaba manos para plantar, y perda brazos para talar. Pronto, el pueblo se llen de agradecidos nocturnos que se mezclaban sin miedo entre las antiguas familias, hasta el punto de hacerse indinstinguibles. Y tanta era su influencia, que el bosque comenz a crecer. Da tras da, ao tras ao, de forma casi imperceptible, el bosque se haca ms y ms grande, aumentando la superficie que protega, hasta que finalmente las sucesivas generaciones de aquel pueblo pudieron vivir all donde quisieron, en cualquier lugar de la comarca. Y jams hubieran sabido que tiempo atrs, su origen estaba en un pequeo pueblo protegido por unos pocos rboles a punto de desaparecer. Autor.. Pedro Pablo Sacristn

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