El Profeta Jonás y Su Desobediencia

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Hermanos que el señor les bendiga es para mí un privilegio predicar su palabra

vamos abrir la biblia en el libro de jonas 1:1-3 voy a predicar bajo el

Tema: Seamos obedientes

“Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo: Levántate y ve a Nínive,


aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí.
Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis” y desendio a Jope, y
hallo una nave que partia para Tarsis , y pagando su pasaje entro en ella para irse
con ellos a Tarsis lejos de la presencias de Jeova.
Reflexión
Amados hermanos:
Cada ser humano decide qué hacer ante el consejo de Dios. Jonás tomó la decisión de
no ir a Nínive por su resentimiento hacia los asirios, y huyó a Tarsis (tierras lejanas del
mediterráneo, España). Claro habían varias opciones: quedarse en Israel, ir o huir,
pero Jonás decidió no obedecer y sufrió las consecuencias de emprender otro camino.

Jonás provocó grandes pérdidas en la nave. El viaje se hizo más difícil, los marineros
experimentaron un gran temor e incertidumbre, echaron al mar los enseres (muebles y
accesorios del barco), y gastaron sus fuerzas sin resultados. 

Ellos perdieron parte de su patrimonio e invirtieron sus capacidades en vano (es


significativo ver que sus intenciones eran buenas, pero Dios no apoyó esto, por el
contrario, la situación no mejoraba).

El profeta Jonás perdió tiempo y dinero. El vrs. 3 nos dice que: “pagando su pasaje…
para irse… lejos de la presencia de Jehová”, (además de que iba lejos, era el único
viajero, los demás eran tripulantes), y ese alto valor se perdió y el tiempo transcurrido
en el viaje también. Cuando esto nos sucede hay frustración, pérdidas materiales y
otras, son los resultados de no obedecer a Dios. Es fundamental escuchar su Palabra. 
Quieras o no, tu vida incide en quienes te rodean. No podemos pensar que podemos
hacer lo que queramos, y la vida seguirá normal… los marineros sufrieron la
desobediencia de Jonás, debemos pensar en nuestras familias, y tener presente que
somos el cuerpo de Cristo, todo esto debe concientizarnos e inspirarnos a seguir la
voluntad del Señor.

Todos nacemos por un diseño divino. Jonás era un profeta de Dios, nació para cumplir
con ése propósito y Dios se glorificaba en él, (ver por ej: 2 Rey. 14:25). Dios envió a
Jonás a Nínive, para salvar a éste pueblo del juicio que vendría sobre ellos por su
maldad. 

La iglesia no puede dormirse en un lado del barco mientras el mundo es zarandeado


en un mar de maldad y pecado… Hoy, debemos vernos como profetas de Dios,
comisionados para  llevar un mensaje, el mensaje de vida eterna, el mensaje de
perdón por la fe en Jesús.
La voluntad de Dios es traer perdón y salvación. Cuando el profeta Jonás esperaba la
destrucción de Nínive, Dios le dijo: “¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran
ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su
mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?”. Aunque Jonás no entendía
el amor de Dios por los ninivitas, fue presionado por Dios, y proclamó el mensaje y fue
oído. 

Nuestras decisiones trascienden de lo temporal a lo eterno, de lo natural a lo espiritual,


de lo individual a una ciudad entera, pues el rey de Nínive y todos en la ciudad
ayunaron y se arrepintieron de su mal camino, y Dios no hizo el mal que había dicho.
Nuestra vida debe ser consecuente con la fe que proclamamos. Sin duda, Jonás no dio
el mejor testimonio entre los marineros… A veces nos pasa lo mismo, pero Jonás en el
vientre del gran pez se arrepintió (la verdad es que el ambiente en el que Jonás tomó
la decisión de arrepentirse no fue el mejor: el vientre del gran pez). 

A algunos les cuesta creer que el profeta Jonás estuvo dentro de un pez tres días con
sus noches, pero así como Dios forma y preserva la vida nuestra durante nueve meses
en el vientre materno, puede conservar la vida humana tres días en el vientre de un
gran pez.

Conclusión : Somos llamados por Dios a hacer su voluntad, nuestra obediencia traerá
bendición para nuestra familia, y para nuestro entorno, hemos sido comisionados para
llevar un mensaje de salvación con el testimonio de nuestra propia vida y proclamando
el evangelio del Reino a todos, y si nos hemos equivocado de camino es tiempo de
volverse a Dios.
El amor de Dios se manifiesta a sí mismo en Su accesibilidad para todos, a pesar de
nuestra reputación, nacionalidad, o raza. La gratuita oferta del Evangelio es para toda
la gente en todos los tiempos. Nuestra tarea como cristianos es ser los medios por los
que Dios le diga al mundo sobre la oferta, y regocijarnos en la salvación de otros. Esta
es una experiencia que Dios quiere que compartamos con Él, no siendo celosos o
resentidos de aquellos que vienen a Cristo en “conversiones de último minuto” o
quienes vienen a Él a través de circunstancias diferentes a las nuestras.
Que el señor les bendiga

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