El Profeta Jonás y Su Desobediencia
El Profeta Jonás y Su Desobediencia
El Profeta Jonás y Su Desobediencia
Jonás provocó grandes pérdidas en la nave. El viaje se hizo más difícil, los marineros
experimentaron un gran temor e incertidumbre, echaron al mar los enseres (muebles y
accesorios del barco), y gastaron sus fuerzas sin resultados.
El profeta Jonás perdió tiempo y dinero. El vrs. 3 nos dice que: “pagando su pasaje…
para irse… lejos de la presencia de Jehová”, (además de que iba lejos, era el único
viajero, los demás eran tripulantes), y ese alto valor se perdió y el tiempo transcurrido
en el viaje también. Cuando esto nos sucede hay frustración, pérdidas materiales y
otras, son los resultados de no obedecer a Dios. Es fundamental escuchar su Palabra.
Quieras o no, tu vida incide en quienes te rodean. No podemos pensar que podemos
hacer lo que queramos, y la vida seguirá normal… los marineros sufrieron la
desobediencia de Jonás, debemos pensar en nuestras familias, y tener presente que
somos el cuerpo de Cristo, todo esto debe concientizarnos e inspirarnos a seguir la
voluntad del Señor.
Todos nacemos por un diseño divino. Jonás era un profeta de Dios, nació para cumplir
con ése propósito y Dios se glorificaba en él, (ver por ej: 2 Rey. 14:25). Dios envió a
Jonás a Nínive, para salvar a éste pueblo del juicio que vendría sobre ellos por su
maldad.
A algunos les cuesta creer que el profeta Jonás estuvo dentro de un pez tres días con
sus noches, pero así como Dios forma y preserva la vida nuestra durante nueve meses
en el vientre materno, puede conservar la vida humana tres días en el vientre de un
gran pez.
Conclusión : Somos llamados por Dios a hacer su voluntad, nuestra obediencia traerá
bendición para nuestra familia, y para nuestro entorno, hemos sido comisionados para
llevar un mensaje de salvación con el testimonio de nuestra propia vida y proclamando
el evangelio del Reino a todos, y si nos hemos equivocado de camino es tiempo de
volverse a Dios.
El amor de Dios se manifiesta a sí mismo en Su accesibilidad para todos, a pesar de
nuestra reputación, nacionalidad, o raza. La gratuita oferta del Evangelio es para toda
la gente en todos los tiempos. Nuestra tarea como cristianos es ser los medios por los
que Dios le diga al mundo sobre la oferta, y regocijarnos en la salvación de otros. Esta
es una experiencia que Dios quiere que compartamos con Él, no siendo celosos o
resentidos de aquellos que vienen a Cristo en “conversiones de último minuto” o
quienes vienen a Él a través de circunstancias diferentes a las nuestras.
Que el señor les bendiga