Ni Amos Ni Siervos Memoria Obrera de Bog
Ni Amos Ni Siervos Memoria Obrera de Bog
Ni Amos Ni Siervos Memoria Obrera de Bog
156-157
NI AMOS
NI SIERVOS
Memoria obrera
de Bogotá y Medellín
(1910-1945)
clnep
Pág.
CAPITULO PRIMERO
1. Crecimiento urbano. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
2. Barrios 'obreros' . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
3. Actividades económicas de la ciudad. . . . . . . . . . 53
CAPITULO SEGUNDO
1. El crecimiento urbano. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
2. Barrios 'obreros' . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
5
Pág.
CAPITULO TERCERO
CAPITULO CUARTO
CONDICIONES LABORALES
Y REIVINDICACIONES OBRERAS. . . . . . . . . . . . . 109
1. Condiciones de trabajo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
2. La lucha reivindicativa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
3. Cambios en la patronal y el Estado. . . . . . . . . . . 136
CAPITULO QUINTO
CAPITULO SEXTO
CONCLUSIONES. .. . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . 219
ANEXO
HUELGAS DETECTADAS EN LA PRENSA
PARA BOGOTA y MEDELLIN (1919-1945). . . . ... 223
6
INTRODUCCION
Ni amos ni siervos 7
tarle atención a estas historias de un pasado cada vez más
remoto para ellos. Cuando más, se interesan por la recons-
tmcción de la historia de su sindicato. Algunos colectivos de
trabajadores y sindicatos se preocupan cada vez más por as-
pectos de la historia de los ohreros, como método de educa-
ción sindical:!. Este movimiento de acercamiento a 10 cultu-
ral, ha permitido una presencia de obreros de base, en talleres y
seminarios en donde se ventilan los aspectos de su pasado] .
Es también importante el interés de algunos sindicatos al
enviar afiliados a talleres sobre historia popular e historia oral,
aplicada a trabajadores •. Incluso se ha dado el caso de sindi-
catos que promueven, con sus propios fondos, investigacio-
nes sobre la historia de los trabajadores de su industria5 •
Ni amos ni sienJos 9
1. El sentido de una historia 'desde ahajo'
Ni amos ni siervos 11
fasis está no tanto en la historia que escriben los de 'arriba',
sino en la que no les dejaron escribir a los de 'abajo'. Obvia-
mente es una historia 'política', tanto, cuanto lo es la tradi-
cional. Lo que no necesariamente significa que se trata de una
historia 'militante' (entendiendo por ésta una historia 'oficial'
y acrítica al servicio de unos intereses específicos). Nada me-
nos característico de las nuevas corrientes historiográficas,
que esas versiones 'oficiales' que anulan uno de los fundamen-
tos de la historia: la crítica (a las fuentes; al historiador, al
presente y al pasado).
16 Ibid. p. 267.
Ni amos ni siervos 13
nuestra experiencia recordamos ahora la cantidad de referen-
cias que se hicieron a los sucesos del 9 de abril de 1948, cuan-
do mataron a Jorge Eliécer Gaitán, pero siempre contamos
desde la experiencia concreta del que los vivió. Por ello de
una entrevista no se puede esperar que surja todo el marco
contextual de los eventos. Muchos entrevistados narraban los
sucesos desde la esquina que les tocó, ignorando para los
efectos de la entrevista, otros eventos ajenos a su vida en esa
coyuntura. La memoria sigue el recorrido de estos actores por
las calles que caminaron, pero más que por sitios físicos por
los temores y esperanzas que tuvieron. Y esto último es lo
que consideramos también una aproximación necesaria para
la complejidad de la reconstrucción del pasado. De esta forma
es imposible, a partir de testimonios, construir una historia
oficial, por ejemplo del 9 de abril, porque lo que allí hay son
muchas historias como para ser simplificadas.
17 ¡bid. p. 272.
Ni amos ni siervos 15
las fuentes escritas y orales, así como de los testimonios en-
tre sí, es una de las condiciones para la credibilidad de cual-
quier reconstrucción histórica que haga uso de ellas. De esa
forma se superan supuestas inexactitudes y sobre todo se en-
riquece el conocimiento del pasado al contrastar una fuente
con otra. ¡Silencios de una se convierten en gritos de la otra!
Limitarse a reproducir testimonios, sin ninguna labor crítica,
sería tan ajeno a la labor del bistoriador como el fotocopiar
documentos de archivo que siendo una etapa en el proceso
investigativo, de ningún modo puede ser el resultado final.
Aún la m"s simple recopilación documental, y las entrevistas
hacen parte de esa categoría; se requiere un ordenamiento y
sobre todo una interpretación crítica por parte del reco-
pilador. Por ello es necesario explicitar el procedimiento, los
métodos y las técnicas, para que la crítica no sólo la ejerza el
recopilador sino la comunidad académica y no académica.
Ni amos ni siervos 17
Barrancabermeja, tanto la fuerte presencia obrera como' la
migración interregional (propias de una economía de enclave)
dan características radicales a sus expresiones culturales. Los
obreros de Barrancabermeja eran nacionalistas -enfrentaban a
una multinacional-, anticentralistas y políticamente inclina.
dos a. discursos contestatarios, aunque no necesariamente al
margen del bipartidismo. Barranquilla, la más cosmopolita de
las ciudades colombianas, tuvo en los trabajadores del Río y
del puerto su sector dinámico, incluso en los momentos del
temporal auge textilero22• Los trabajadores de Barranquilla
demostraron, en el período analizado, altos niveles de organi-
zación y beligerancia.
3. El recurso al método
Ni amos ni siervos 19
jetivos que permite la entrevista. Recurrimos a la selección de
antiguos trabajadores y trabajadoras de los sectores más re-
presentativos. Hay un número bajo de entrevistas a mujeres,
salvo el caso de las textileras en Antioquia, lo que refleja en
parte su contribución en la fuerza de trabajo y en parte nues-
tras dificultades para acercarnos a ellas por la subvaloración
que traen de sí mismas. Eso también sucedió con algunos
obreros de base.
Ni amos ni siervos 21
de este año fue un paso muy positivo, en la puesta en común
de los resultados de esta fase de investigación.
Ni amos ni siervos 23
de la Facultad de Ciencias Humanas, debo reconocer el per-
mitirme hacer la investigación dentro de la tolerancia y plura-
lismo que los caracteriza. Finalmente quiero agradecer a los
colegas que participaron en el Coloquio de Investigadores de
mayo de 1989 por su espíritu de crítica constructiva, que
permitió el ajuste de muchas hipótesis y la ubicación de va.
cías. En particular quisiera explicitar mi deu.da intelectual
con Charles Bergquist con quien, a pesar de pequeñas diferen-
cias de enfoque, comparto la pasión por hacer de la historia
un oficio académico y democrático. Si de los aciertos todos
son partícipes, de los vacíos y limitaciones soy el único res~
ponsable.
Ni amos ni siervos 25
Miguel Antonio Farfán, (1909) Subachoque, Coltabaco.
Abraham Cadena (años 10) Guachetá, trabajador de Bavaria
y habitante de la Perseverancia.
Salustiano Pulido (años 20) La Calera, trabajador de Germa-
nia y Bavaria.
Eliécer Pérez (años 10) Bogotá, trabajador Germania y Bava-
ria.
Luis F. Torres (1927) Mariquita (Tolima), ferroviario.
Jorge Regueros Peralta (1910) Bucaramanga, abogado, fun-
dador PC.
Juan Pablo Escobar (1923) La Calera, Cementos Samper**
Carlos Eduardo Escobar (1921) Pacho, trabajador Telefónica.
Gustavo Díaz Raga (1930) La Dorada (Caldas) ferroviario, di-
rigente CTC.
Luis A. Moreno (1921) Duitama, trabajador de Bavaria.
Ni amos ni siervos 27
Jesús A. Gaviria (1913) Barbosa (Antioquia), ferroviario.
Gilberto Mejía (1908) Sopetrán, sastre y activista P.C.
Martín Emilio Suárez L. (?) Cisneros, ferroviario.
Ademar Cano Estrada (principios de siglo) Amagá, ferroviario.
José Luis Villegas (1908) Envigado, ferroviario y artesano.
José Fernando Valencia (1908) Rionegro, trabajador tranvía.
Eduardo Palacio (1912) Medellín, zapatero.
Norberto Velásquez (1924) Medellín, sastre.
Israel Hernández (1918) Medellín, ebanista y dueño de pe-
queños talleres.
Roberto Duque (1928) Carmen de Viboral, trabajador Muni.
cipio de Medellín.
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Capítulo Primero
1. Crecimiento urbano
17 William Scruggs (1900) citado por Germán Mejía, op. cit., p. 34.
R. Era peligroso.
(Eliécer Pérez)
R. Yendo para la Media Torta eso, ese barrio se llamaba San Luis.
Entonces cuando vino más progreso Gaitán llegó y compró todas
(Eliécer Pérez)
(A braham Cadena)
-Los Neira y Valderrama, y (por otro lado) los Ulises. Bueno eso
era así vainas típicas así como fue el nombre de las Cruces era fa-
moso.
(Eliécer Pérez y Salustiano Pulido)
+ Lo más nombrado era la ... la pita, la pita era como decir la ...
-Una champaña
+ Como una champaña, pero venía así en botella y tapada con
corcho y con alambres.
-Eso había que trazarla lo mismo que la champaña.
+ Sí, eso era como, una champaña de esa que llegaba y (Ruido).
-En las chicherías de antes los techos eran completamente negros
del impacto del corcho.
(Eliécer Pérez y Salustiano Pulido)
El obrero, las l)ersonas que vivían ahí tenían que estar a más taro
dar a las 9 de 1a noche en sus casas ... eh, eso tenía una reja de
24 Hay también ricas descripciones del barrio en el Boletin del Circu-
lo de obreros (Bogotá) Nos. 1 y 2 de 1918; 2 de 1919 y 190 de
1922.
A la una de la tarde era el catecismo. Allá iban los obreros, los ni.
ños, las niñas, todos.
P. ¿Todo mundo?
R. y venían inclusive monjas a estudiar el catecismo, yeso era los
grupos separados: aparte los hombres, las mujeres, los niños, todo
era separado yeso era de una a dos.
P. ¿De una a dos?
R. y al final de año daban premios al que mejor contestara las
preguntas, hacían corno un examen.
(Helella de Sállchez)
Eso sí era muy delicado, eso sí tenía que todo el mundo ir a misa
y al catecismo. En ese salón, en ese edificio, eso es grandísimo
¿no? Entonces era los cuatro costados: en un lado las señoras, al
otro lado las Marias, al otro lado los jóvenes, al otro lado los casa-
dos, al otro lado los niños de las escuelas (en una parte los niños y
en otra parte las niñas). No le gustaba revueltos. Todos separados
y luego después ya cuando se terminaba el catecismo entonces te-
nía su pito y pitaba y todo el mundo se reunía y entonces ya ha-
blaban de tantas cosas, con el entusiasmo ... y por las mañanas
Cuando era la hora del catecismo, esa era 1a hora en que los que
eran novios entonces eran en el segundo piso y ponían dos asien.
tos así como están ustedes los dos. Aquí la novia y allá el novio,
retirados.
(He/eno de Sánchez)
Después cuando yo vine aquí, por ahí como había baile, me sao
caba a bailar y nos poníamos a bailar, entonces ahí era donde se
charlaba uno en los bailes pero era diferente, el padre no permi.
tía que se cogiera una pareja; era un baile suelto. Baile español
suelto.
(Betu/ia Romero)
y tenía una especie de cooperativa, de tal manera que ahí iba uno
y si... ahí iban los de aquí, la gente y compraba ahí. ..
(Carlos Pardo)
Así que tuvieran muchacha, así no. No, y no le gustaba que las
señoras fueran a trabajar tampoco, sino que las señoras se consa-
graran a su esposo y a sus hijos. Pero que tuvieran, así, sirvienta
no.
(Betulia Romero)
P. ¿Sí?
R. Y era que les ped ia la casa. 'Me entregas la casa y te vas'
P. ¿Porque se pasaban de unas copitas?
R. Porque se pasaron de copas. Eso la mayoría le sacaban el cuer-
po. Cuando estaban ah Í no se arrimaban allá a nada a saludar.
P. ¿Y el padre se debía medio pillar la cosa o no?
R. No. A veces sÍ, pero .. '"
P. ¿Pero por ejemplo los 25 de diciembre, los 24 de diciembre, sí
se tomaban unos vinitos o alguna cosa?
R. Por allá tomarían cada uno en su casa.
P. El padre nunca ... pues ...
R. No. Allá sÍ. Trago no.
P. ¿Nunca?
R. No. Almuerzo, o eso, el 25 por la noche era la comida. Una co-
mida y por ahí, gaseosas sí podía ser, pero allá vino no, nunca.
P. ¿Y aquí nunca hubo una tienda?
R. SÍ, en ese edificio
P. Bueno, tienda, pero ...
R. Una tienda del Círculo.
P. ¿Pero nunca de trago?
R. No, eso sÍ, ni trago ni cerveza.
P. ¿Y cigarrillo? cuénteme, el padre le gustaba, o eso no ... ?
R. Tampoco. Eso no.
P. ¿Pero no era tan estricto con el cigarrillo como el cigarrillo con
el trago?
R. Nadie fumaba, delante de él no fumaba nadie, pero sí fumaban
sus cigarrillos cada cual, pero allá delante de él no fumaban ni ci.
garrillo, ni tomaban trago. Sí tomaban cerveza, pero había cerve-
za cuando él no estuviera por ahí.
(Betulia Romero)
ción de la Sabana (op. cit. p. 57). Gennania les propuso a los tra-
bajadores la construcción de un barrio obrero en el norte de la
ciudad, cerca de Usaquén. Los trabajadores se opusieron radical-
mente pues les quedaba muy distante del trabajo y la empresa en-
terró la propuesta. Ver entrevistas con Salustiano Pulido y Eliécer
Pérez, 1988.
De esta forma Bogotá contaba, para los años 20, con lí-
neas ferroviarias. La percepción del espacio se modificó para
el habitante de la ciudad que ya se veía unido a sitios relativa-
mente lejanos.
31 Luis Ospina Velásquez dice que para comienzos de siglo "la em-
presa típica de la región (cundiboyacense) era pequeña y funcio.
naba en la misma ciudad" (Industria y protección en Colombia,
1830.1930, Medellín E.S.F.; 1955, p. 399.
P. ¿Quiénes 10 hacían?
R. Pues, ahí lo hacían los Plaza ¿no? unos fondos grandes y una
especie de tapiales que eran así, eso lo llenaban de ceniza y a esa
ceniza le revolvían cal y le echaban ag:uaeso iba frisgando abajo, y
era la legía, preparaban la legía como se hacía el jabón, entre esa
lejía echaban el cebo de res y de eso sacaban el jabón.
R. Que porque hacía mucha bulla, que porque estaba muy desba-
ratado, que hacía mucha bulla por las calles, pero no se sabe has-
ta qué motivo llegó, qué contrato haría con los americanos, qué
plata le darían pa'que ellos acabaran con el tranvía, el tranvía era
un vehículo que no era pa'acabarlo nadie, eso podía durar cien
años y no se reventaba un troque de esos.
(José Fernando Valencia)
1. El crecimiento urbano
2. Barrios 'obreros'
Una casita sin higiene, sin agua ni luz, sin solar, con dos
o tres piezas estrechas y húmedas y en los más apartados y
pestilentes lugares de la capital, vale 25 ó 30 pesos, suma es-
3. Actividades económicas
R. Sí, Sí. Sino que realmente lo que nos sacó de allá fue el ham.
bre, la miseria que quedó porque con motivo de la Guerra de los
Mil Días, los ejércitos pasaban y revolcaban las brigadas de mulas
y arrasaron todas las sementeras. Cuando ya fue pasando la guerra
quedó todo que era una miseria total. Yo personalmente vi morir
a algunos hombres en el Hospital de Paipa que quedaba allí a la
entrada de aquí para allá pasando el puente ese que hay ahí. Sí
señor.
(Carlos Abella)
No, únicamente ... nosotros nos criamos allá con mis papás en el
pueblo (Chía), y ya se murió mi papá entonces quedamos prácti-
camente desamparados, los hijos hombres ya se habían venido a
trabajar a Bogotá y entonces no estaba sino mi mamá, un herma.
no (el menor) y yo; entonces nos tocó, pues, venirnos por mi ma.
má y nos ayudaran a nosotros que todavía estábamos muy pollos.
Y ya pues, aquí en Bogotá entonces yo conseguí trabajo en la Li.
tografía Colombia.
(Edelmir. Ruiz de Sánchez)
P. ¿Y era arrendada?
y que el sacerdote supiera que hubiera por ahí alguna soltera mo-
lestando la vida, la mandaba a llamar y la desterraba, la sacaba
corriendo.
R. Eso no era lo grave. Había hasta un cura que veía una mucha-
cha con las naguas más arriba de la rodilla y le echaba fuete y
aquí la concubina, eso era violento. El que vivía enmozado lo
sacaba corriendo.
(Juan Pablo Escobar)
R. No fuimos sino dos, una hermana que está en Berrío, vive con
mi mamá y yo que estoy aquí en Medellín viviendo con la familia,
casado con cinco hijos hombres y una niña; uno que está estu-
diando ingeniería electrónica y dos, tres que trabajan en el ferro-
carril.
(Martín Emilio Suárez L.)
(Manuel Vargas)
8 OSaRIO, José A., op. cit., p. 79. Ver también Luis Mora, op. cit,
p.45.
Más que todo era a montar los cilindros en los telares, a ponerle
mechitas a las lanzaderas, a bajar los rollos y aprender la mecáni-
ca, los que tenían pues la profesión de mecánica, pues entonces
les ponían que fueran ayudando a montar los telares y ahí iban
aprendiendo. Tanto que por lo general todo hombre que entraba
a montador de cilindros y todo, ya lo cuadraban en mecánica, pe-
ro ya al tiempo, cuando empezamos a faltar tantas mujeres, pues
claro, ya empezaron a poner los hombres a tejer también.
(Fabiola Roldán)
Eso a última hora cuando se fueron las señoras, que las echaron
injustamente eh ... pasaron por ahí sólo, sólo hombres y echaron
a las viejitas por ahí con 200, 300 pesos. Señoras que están ya an-
cianas para pensionarlas.
(Eliécer Pérez)
P. ¿Y usted allá estudió algo, en esos pueblos que estuvo ... tuvo
algo de escuela?
R. Por allá casi no ... había una que enseñaba mucho, esa ense-
ñanza de todo de una vez: ortografía, catecismo, lodo de una vez
y uno siempre va aprendiendo alguito de alguna cosa. Seis meses,
¡ah!
P. ¿Una huerta?
R. Una huerta casera. Salíamos por allá a buscar cosas, por ejem-
plo caña brava, o alguna cosa así para hacer un cerco, cualquier
cosa que hubiera que hacer.
(Luis Emilio Bolívar)
R. No, no, era una que se llamaba paño Samacá era una tela de
algodón gruesa, esa la llevábamos y casi todo el mundo era o éra-
mos descalzos.
(Juan Pablo Escobar)
(Alfonso García)
Sí, eran restaurantes. En esa época como la fábrica era la que mano
daba ahí con sus cervezas alrededor de eso, había varias, en esa
época había chicherías porque para vender, vendían era chicha,
papa salada, mazamorra, y unas mazamorras muy, muy buenas que
hoy no se las toma uno. Había una chichería bajando la Quinta
de Bolívar que llamaban el Gallo eso, como era de comidas.
(Eliécer Pérez)
P. ¿Al desayuno?
R. Al desayuno.
P. ¿Yeso cómo les serviían? ¿En esos pocillos de lata? o ¿eso era
cerámica o qué?
R. De aluminio, más que todo las tazas ... todo ahí, utilizaban
aluminio. Y los de segunda entonces efa porque les ponían fruta,
ya tenía un costo más. Y los de primera ...
R. ... los ejecutivos era porque les daban huevo, y les daban un
pedazo de carne más o menos grande, a los otros un pedazo de
carne pequeña de almuerzo y sopa, lo que es cereales...
(José Néstor Torres)
Si esta era la visión que las elites ten ían de los obreros,
¿qué imagen construyeron ellos de sí mismos? En las entre-
vistas y en la prensa obrera de la época se percibe un proceso
de autovaloración nada fácil en el contexto discriminatorio
en el que surgió la clase. Ante todo los obreros se sentían me-
jor que cuando estaban en el campo.
P. En todo caso uno se explica que siendo tan malas las condicio.
nes de Samper, de todas formas hubiese trabajadores que quisie-
ran irse para allá, porque el ser campesino parecía ser peor.
(Israelllernández)
CONDICIONES LABORALES
Y REIVINDICACIONES OBRERAS
1. Condiciones de trabajo
R. En el cuarenta y siete.
P. ¿Recomendación?
R. En el cincuenta y uno.
R. Pues de la manera más fácil, casi se puede decir que sin pedir
trabajo. Ya. ve, una cartica de recomendación que no fue sino
mostrarla en la portería y allí me entraron pa'dentro, me conocie.
ron, me preguntaron qué puestecito perseguía yo en la empresa,
entonces yo les dije que no iba como a decir qué me gustaba tal
puesto o el otro, que yo iba era a que me dieran trabajo, donde la
empresa me necesitara, ahí trabajaba yo.
(Marco A. Arias)
R. Eso era.
R. Eso sí, para poder decir sí puede venir a trabajar, examen mé.
dico sí, ya ahí después le decían a uno: '¿Usted quiere venir a tra.
bajar'?' 'sí señor'; '¿puede trabajar de noche'?' Porque había tres
turnos. 'Sí señor'; 'bueno, espérese un momento, pase ya a la ofi.
cina '. Llamaba a la secretaria y le decía una orden para el médif'o
y le preguntaban a uno el nombre, la edad y lo mandaban al mé.
dico, el médico expedía certificados y listo se podía trabajar.
(Bárbara de Re'lrepo)
(Israel Hernández)
R. Si.
P. ¿Pero no firmaban, usted nunca firmó ... ?
... pues le cuento que eso está escrito aquí. Don Leo, pues cada
2 ó 3 años iba a Alemania, tenía familia, y al regreso traía regalos
para todos los obreros.
R. De reverencia.
R. No, es que la gente, don Leo era tan bueno, es santo. Dicen
que él da mucho, van le rezan le besan la tumba y consiguen tra.
bajo. ¿Quién les quita esas creencias?
(Luis A. Moreno)
P. ¿Pero qué les dio? ¿Elles daba para que construyeran su casa o
les daba la plata?
Los Echavarría cuando eran dueños de eso, eran muy buenos por-
que siempre nos daban mucho kilito, regalaos.
P. ¿Kilos de tela?
R. Sí. Había mucha tela que llamaba camisa, tela de camisa yeso
nos regalan a nosotros. Y nos regalaban cuando iba a nacer un ni-
ño, nos daban ajuarcitos cuando iba a nacer un niño, nos daban
ajuares pa'la señora .•
(Celso A. Gómez)
R. Los más comunes eran por ejemplo donde una máquina le mo.
chaba un dedo a un trabajador, eso cada momento con esas corta.
doras, bueno muchas cortaduras con frecuencia; había hasta des.
mayos del mismo calor en el salón de trabajadores, un calor
tremendo porque no había ninguna ventilación.
(Manuel Vargas)
Eso se trabajaba era con carbón y diga usted ese calor y ... y aco-
se y eche rastrillo y ... y ... entonces, .. y los del envase, el jefe de
envases acosándolo a uno; 'mire que no tengo vapor, que está
muy bajito'; y uno éehele carbón y rebulla y ahí era cuando el
carbón salía malo, entonces uno lavado en sudor.
(Eliécer Pérez)
R. No me decían nada.
Era que en ese tiempo eran muy delicados, por nada lo echaban,
si faltaban mucho, si los suspendían mucho, y si eran malos tra.
bajadores por eso los echaban, de resto no.
R. Sí.
En ese período los salarios eran peor que ahora, muy bajos y ade-
más de los bajos salarios había una represión contra toda tentati-
va de subirlos; la explotación sobre la clase obrera en los 20 a 30
era muy fuerte, y durante ese período que fue la incubación de la
gran crisis del 29 al 32, el custo de vida subió mucho.
r Guillermo Hernández Rodríguez)
Pero si se puede aducir que estos testimonios están ses-
gados por la posición crítica del in,telectual, escuchemos a los
mismos trabajadores que en forma contradictoria señalaron el
poco poder adquisitivo de los salarios:
En ese tiempo era como tan pobre todo mundo, todos éramos
muy pobres. Aquí sacaron un cuento, aquí ahora años decían que
cantaba un perro dizque decía (espere yo me acuerdo), 'hambre,
hambre, hambre', pues decía la gente así; pues el perro decía
'hambre, hambre, hambre' y que contestaba el gallo, 'aquí siem-
pre es así', y le contestaba la pisca, 'entre más días peor, peor,
peor'. Eso eran cosas de esa gente que decían aquí, era que se
aguantaba mucha hambre. De pasar uno ... salir uno almorzar y
tomarse uno una aguasalita, de agua con un poquito de mazamo-
rra, ese era el almuerzo porque no había carne ni había nada, no
se encontraba nada.
(Maria C. López)
12 Anales de economía y estadística, No. 5, 1939. En 1937 en pro-
medio los trabajadores de Bavaria ganaban $2 diarios y las trabaja-
doras $1.35. "Estos ingresos representaban un 11% más que el
promedio nacional de los hombres en el sector de bebidas ($53.40
mensuales) y un 15% mayor en el caso de las mujeres ($27). Las
diferencias son mayores con respecto al promedio de todos los
trabajadores" JOrlando Grisales. op. cit., pp. 27-28).
13 Mes financiero y económico. No. 100, 1945. pp. 233-235.
(Eugenio Colorado)
R. No alcanzaba.
P. ¿No?
2. La lucha reivindicativa
(Salustiano Pulido)
P. ¿Y usted por qué cree que ese cambio acabó con los ferroca-
rriles?
R. Porque primero teníamos las maquinitas, las negritas decía-
mos nosotros, las negras, eran las máquinas que movían el ferro-
carril; apenas pasó el Ferrocarril de Antioquia a la Nación, esas
máquinas desaparecieron y entonces trajeron unas máquinas die-
se!. En la época en que trabajaban las negras esas, que había una
máquina varada y mandaban un cliente, vaya allá a la curva a la
chatarra, traiga tal pieza que allá la hay, se la ponían a la máqui-
na y salía la máquina a trabajar. Hoy en día que ya la cambiaron
por esas diesel, un tornillo que fuera, tenía que pedirlo a la ma-
triz pa'que trabajara y allá era muy distinta la cosa, aquí cualquie-
ra hacía el tornillo, lo podía hacer aquí sin necesidad de pedirlo,
eso fue lo que le pasó al ferrocarril.
(José L. Villegas)
R. No, le daban a uno permiso a las 5 1/2 si uno iba a trabajar ex-
tras a las 5 1/2 podía uno pasar al casino a tomar lo que quisiera,
y al medio día sí era obligación salir al almuerzo. Mucho había de
ser de que estuviera uno muy colgado en algún trabajo para traba-
jar de 12 a 2 pero entonces uno se tomaba el momentico del al.
Eso nos daban nuestros cuartos de hora; no nos daban más; a las
nueve, diez, dos, t"resde la tarde, recibíamos la comida y entre rá-
pido; no daban más ni para el almuerzo.
A las doce había misa pa'l personal que salía a las doce y a las
once pa'l que entrábamos.
R. Los sábados.
P. Los sábados. ¿Eso era por obligación: o ¿cómo era libre? ¿Có-
mo era eso?
(Antonio Pineda)
Una fiesta, una fiesta con procesión y todo ahí; asistían los traba.
jadores y las directivas, todas las directivas y las escuelas de Colte-
jer. Hacían regalos en esas fiestas también. En las primeras comu-
niones que hacían los hijos de los trabajadores, las patrocinaba la
fábrica, les hacía desayuno a los hijos de los trabajadores, invitaba
a los padres pa'qué fueran allá al desayuno, a los trabajadores, en
fin les hacía regalos y mucha cosa. Eso se acabó.
(Luis Emilio Bolivar)
... El vivía en su fuerte propio que era en el barrio San Luis, pero
él tenía todo ... él tenía casi todo Bogotá invadido de aguardiente
por cuenta de él.
La Bastilla el café y el bar Mora eran dos cafés especiales para pro-
fesionales y para los ricos; los artesanos y los obreros iban a las
tiendas de los barrios y tiendas que no dejaban de haber por ahí
en el centro. Por ejemplo, aquí en Colombia con Cúcuta, ahí al
frente de la iglesia había una tienda, vendían comida y todas esas
cosas y vendían trago, entonces ellos iban allá y tomaban sus tra-
gos, se rascaban.
(Gilberto Mejia)
8 Ana M. Jaramillo (p. 28) señala las críticas de algunos poetas y li.
teratos antioqueños a esa moral. A los 'bohemios' se les permita
socialmente el consumo de alcohol. (Véase Osorio Lizarazao, op.
cit., pp. 337-342.
Porque en ese tiempo los obreros hacían mucho en los barrios las
juntas obreras y esa cuestión de la reina obrera del trabajo, eso era
pues sagrado para ellos, en los barrios hacían bazares pa'la casa
del obrero, hacían bazares y nombraban su reinita y entre ellos
Por ahí cada sábado. Salir yeso a pata, salir a andar con la familia
pero a pura pata, muy rara vez cogía uno un bus para transportar-
se, es decir, por ejemplo de aquí a Chapinero, porque todos esos
barrios digamos del Chapinero para abajo no existían todavía esos
barrios.
(Miguel A. Farfáll C.)
(Carlos E. Escobar)
R. Sí, tenía cafecito y cogía café, y otras veces, a buscar leña pa'
que la señora hiciera de comer, arreglarleleña porque en ese tiem-
po no teníamos energía eléctrica.
(Celso A. Gómez)
Era un elemento que por sus condiciones de trabajo pues leía mu-
cho, sobre todo leía la prensa, era un artesano más o menos, más
ilustrado que otros; ese mismo estilo de trabajo que se tenía en la
sastrería también en la carpintería y en la zapatería, y en la alba-
R. Yo tenía uno.
P. ¿Por qué?
Mi madre y una tía que yo quise mucho que fue como una madre
para mí (Ernestina Peralta de Rovira) me dormían contándome
cuentos y es una cosa muy singular, la mayor parte de esos cuen-
tos eran los tradicionales de Caperucita Roja y todo, pero instin-
tivamente porque ellas lo estaban viviendo, lo sentían todavía
eran los cuentos de la guerra, y yo fui formando una mitología
verdaderamente revolucionaria en mi. .. en mi mente infantil.
(Jorge Regueros Peralta)
R. Sí, para salir a la calle, comprar jabón para lavar, para bañar-
nos, nosotros teníamos que lavar la ropa, tenían buenos lavade-
ros y todo; para poder aplanchar tenfamos que firmar en un papel
para poder entregar la plancha, que a veces la entregaban dañada
o no.
(Lucía Botero)
Era uno de los únicos periódicos que había ahora tiempo; por
ejemplo en los treinta y cinco o cuarenta era el periódico más leí.
do que había y que leía el trabajador, el Obrero Católico.
(Luis E. Bolívar)
eran unos tipos raros, como peligrosos, como unos tipos que se
querían sustraer de la Iglesia ... en el movimiento no estaba pre-
sente el señor Obispo, se le invitaba y toda la cosa pero no nos
manejaban directamente los obispos. Eso creaba celos.
(Eugenio Colorado)
2. El sindicalismo
P. María ¿y por qué veía malos esos sindicatos que estaban for-
mando?
R. No, eso era contrario de política, eso allá no hay política, allá
entran conservador, liberal, masones, lo que sea, allá no, allá de
política si no hay nada.
(Genivera García)
(Martín E. Suárez)
María Cano era la impulsadora, la que empezó como jefe del par-
tido Comunista de aquí de Colombia creo, únicamente de aquí
de Antioquia. Yo creo que eso era María Cano. Ella recogía y re-
cogía bastante gente, pero los otros partidos estábamos muy arrai-
gados al liberal y al conservador, unos cuantos recogía María Ca-
no por ahí; y también impulsadora como algo del desorden; los
pocos que recogía ya les veía uno que no ... que iban a los talle-
res a dañar los trabajos.
(Eduardo Palacio)
210 MauricioArchilaNeira
del P. C., el indí!wna Eutiquio Timoté, ¡sólo obtuvo 1.974
votos! (212 en Antioquia y 859 en Cundinamarca)"
(Carlos Hernández)
Pero hay que decir hoy, serenados los ánimos, que esos liberales
que formaban parte de la ere, como Raimundo Aguirre Agudelo
hoy olvidado, tío de Indalecio Liévano Aguirre, fueron hombres
muy honestos, eran liberales defendían la ideología liberal pero
también tenían en cuenta los. derechos del proletariado, la explo-
tación de los obreros y defendían esos derechos.
(Jorge Regueros Peralta)
Conclusiones 219
biéndose como productores directos, los obreros fueron con-
quistando poco a poco un espacio en una sociedad excluyen-
te y discriminatoria. Lentamente iniciaron la transformación
de las brutales condiciones de trabajo y de existencia; acom-
pañadas siempre por un paternalismo caritativo agenciado por
la Iglesia, las elites regionales y más tímidamente por el Esta-
do. Por medio de diversas estrategias de resistencia a la explo-
tación -individuales y colectivas, pasivas y activas-, no sólo
se mejoraron sustancialmente las condiciones materiales sino
que se contribuyó a la modernización de las relaciones entre
el capital y el trabajo. Este proceso distó mucho de ser lineal
y uniforme. En un permanente conflicto por el control, tanto
de la jornada de trabajo, como del tiempo libre, los núcleos
obreros de Bogotá y Medellín fueron construyendo una iden-
tidad gremial que trascendía los oficios y las regiones, sin que
se anularan las diferencias.
.Conclusiones 221
La clase obrel'a, debilitada políticamente por su falta de
autonomía, y gremialmente golpeada por la división y la de-
n'ota de sus sectores más beligerantes -trabajadores del Río
y ferroviarios-, se replíega. Sus llamados
a huelgas generales
para detener la Violencia son desoídos, y su capacidad de
conducción desaparece prácticamente en las jornadas del 9 de
Abril de 1948. La resistencia democrática se traslada a los
campos, dejando las ciudades asfixiadas por la enrarecida at-
mósfera política. Algunas' fábricas, sin embargo, escapan al
creciente sectarismo político aunque la lucha reivindicativa
se torna cada vez más difícil. La clase obrera, y en general
la sociedad civil, se ven cada vez más limitadas y restringidas
en su accionar.
- Medellín:Sastres [13-23 II
- Medellín:Zapateros 19-18 I1J
- (
- Medellín: Vidriera Caldas [11-18 111 ('1)
- Bello: Fábrica de Tejidos de Bello 11311.10 IIII
- Medellín: Tipógrafos de la Imprenta Industrial [8-10 I1I]
- Bogotá: Ferrocarril de La Sabana (10-12 V)
- Bogotá y Cundinamarca: Ferrocarril de la Sabana [5 IXI
1922 (4)
1923 (8)
1924 (18)
1925 (15)
1926 (15)
1927 (lO)
1928 (10)
1929(6)
1fl32 (2)
H)33 (lfl)
1934 (:35)
1935 (34)
1936 (17)
1938 (13)
1939 (9)
1940 (7)
1941 (8)
1942 (13)
1944 (14)
1945 (13)
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Señores
Centro de Investigación y Educación Popular Cinep
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Dirección: Cra. 5a. No. 33A-OB Te!': 2B5 8977 . Bogotá, Colombia
Serie Controversia
1972
• No. 1 Colombia en marzo de 1972
1972
• No. 2 Hay algo podrido en Colombia
1972
• No. 3 Cristianos por el socialismo
1972
• No. 4 El mañana de la población
1972
• No. 5 Dos obispos hablan sobre Cuba
• No. 6 Observaciones Y reflexiones sobre un viaje
al Brasil 1972
• No. 7 Economía colombiana: una estructura en crisis 1972
1972
• Nq.8 Colombia: el ideal comunitario
1972
• No. 9 Las cuatro estrategias del plan de desarrollo
Res..umende la problemática social en el país
'. No. 10
en 1972 1973
• No. 11 Evangelio y violencia 1973
Una angustia del Tercer Mundo: El problema de
• No. 12
la vivienda 1973
1973
• No.13 Colombia en abril de 1973
1973
• No. 14 la inflación actual
Una democracia sin pueblo 1973
• No. 15
No. 16 Una democracia sin pueblo: sombras y luces del
Frente Nacional (2a. parte) 1973
1973
• No. 17
.No. 18
Un Concordato con intencionados criterios
Subdesarrollo y dependencia
Relaciones entre el crédito agrícola y la estructura
de la tenencia de la tierra 1973
1973
• No. 19
No. 20
La experiencia chilena
¿Por qué lucha el magisterio'? 1974
1974
• No. 21 Demografía y política
El pensamiento económico y los candidatos
• Nils.22/23
presidenciales 1974
No. 24 El concepto de explotación 1974
No. 25 Economía y poder 1974
• No. 26 La mujer colombiana
Imagen y realidad 1974
1974
• No. 27 El divorcio en Colombia
la vivienda popular en Colombia 1974
• No, 28/29
1975
• No. 30 la emergencia económica
1975
• No. 31 ¿Educación para quién'?
(Oontinúa)
'" Alotado.
• No. 32 La política de ingresos y salarios 1975
No. 33 Colombia 1974. ¡la política
Fcrnán Gonzálcl G. 975
• No. 34 Colombia 1974 11 "cconomía y luchas sociales",
Ernesto Parra E. 1975
Francisco de Roux R.
Luis Alberto Restrcpo
• Nos. 35/36 Pasado y presente del sindicalismo colombiano 1975
Fernán González G.
• No. 37 El experimento marxista en la universidad 1975
Varios autores
• No. 38 Aparcería y capitalismo agrario
Alejandro Reyes Posad~ 1975
• No. 39 El plan de desarrollo López I.
Ernesto Parra E.
Gara Bruec Cantor 1975
• No. 40 El plan de desarrollo Lópcz 11.
Isabel Aguirrczabal
Catalina de Trujillo
Bernardo Botero 1976
* Nos. 41/42 Clicntclismo, democracia o poder popular
Néstor Miranda O.
Fcrnán Gonzálcz G. 1976
* No. 43 La izquierda y la participación electoral
Varios autores 1976
* No. 44 ¿Iglesia en conflicto? 1976
No. 45 La economía colombiana 1975-1976
Ernesto Parra E. y o tras 1976
No. 46 Suramérica 76: modelos militares de desarrollo
* Ernesto Parra E.
Isabel Aguirrezábal
No. 47 Planeación urbana y. lucha de clases: los circuitos
* viales 1976
Grupo de Investigación Urbana CINEP
* Nos. 48/49 Colombia: Ecología y sociedad
Daniel Vidart 1976
Nos. 50/51 Política laboral de Lópcz 1977
* Fernando Rojas H. y otros
* No. 52/53 Las multinacionales en el mundo y en Colombia
EfraÍn Aldana y otros 1977
No. 54 Colombia 1977: la crisis del régimen
* Fernando Rojas H. 1977
No. 55 Argentina: del peronismo a la dictadura militar 1977
Bolivia: bajo el modelo de Banlcr
Varios autores
* No. 56 Economía colombiana 1977
Francisco de Roux R.
Ernesto Parra E. 1977
Nos. 57/58 La izquierda colombiana y las elecciones
* de 1978
Varios autores 1977
• Agotado (Continúa)
• No, 59/60 Constituyente 1: consolidación del Estado Nacional 1977
Fernán González G.
• No. 61/62 Constituyente 11: hegemonía del capitalismo
monopolista 1978
Fernando Rojas H.
No. 63 Elecciones 1978: platafonnas económicas
Ernesto Parra
Nos. 64-65 Elecciones 1978: legislación, abanico político.
Resultados de febrcro
Fernán González G. 1978
Humbcrto Uribe
• No. 66 Controversia marxista: la teoría de la transición
de los modos de producción 1978
Fernando Rojas H.
• No. 67 ¿Qué es la televisión?
Hcrnando Martíncz Pardo
1978