Tarea El Baldio - Fernando Camacho
Tarea El Baldio - Fernando Camacho
Tarea El Baldio - Fernando Camacho
Capacidad: Análiza de las obras: estudio de los temas, los personajes, las características
socioculturales y estéticas, entre otros.
Curso: 3º
_____________________________________________________________________________
El baldío
No tenían cara, chorreados, comidos por la oscuridad. Nada más que sus dos siluetas
vagamente humanas, los dos cuerpos reabsorbidos en sus sombras. Iguales y sin embargo tan
distintos. Inerte el uno, viajando a ras del suelo con la pasividad de la inocencia o de la
indiferencia más absoluta. Encorvado el otro, jadeante por el esfuerzo de arrastrarlo entre la
maleza y los desperdicios. Se detenía a ratos a tomar aliento. Luego recomenzaba doblando aún
más el espinazo sobre su carga. El olor del agua estancada del Riachuelo debía estar en todas
partes, ahora más con la fetidez dulzarrona del baldío hediendo a herrumbre, a excrementos de
animales; ese olor pastoso por la amenaza de mal tiempo que el hombre manoteaba de tanto en
tanto para despegárselo de la cara. Varillitas de vidrio o de metal entrechocaban entre los
yuyos, aunque de seguro ninguno de los dos oiría ese cantito isócrono, fantasmal. Tampoco el
apagado rumor de la ciudad que allí parecía trepidar bajo la tierra. Y el que arrastraba, solo tal
vez ese ruido blando y sordo del cuerpo al rebotar sobre el terreno, el siseo de restos de papeles
o el opaco golpe de los zapatos contra las latas y cascotes. A veces el hombro del otro se
enganchaba en las matas duras o en alguna piedra. Lo destrababa entonces a tirones,
mascullando alguna furiosa interjección o haciendo a cada forcejeo el ha… neumático de los
estibadores al levantar la carga rebelde al hombre. Era evidente que le resultaba cada vez más
pesado. No sólo por esa resistencia pasiva que se le empacaba de vez en cuando en los
obstáculos. Acaso también por el propio miedo, la repugnancia o el apuro que le iría comiendo
las fuerzas, empujándolo a terminar cuanto antes.
Al principio lo arrastró de los brazos. De no estar la noche tan cerrada se hubiera podido ver los
dos pares de manos entrelazadas, negativo de un salvamento al revés. Cuando el cuerpo volvió
a engancharse, agarró las dos piernas y empezó a remolcarlo dándole la espalda, muy inclinado
hacia delante, estribando fuerte en los hoyos. La cabeza del otro fue dando tumbos alegres, al
parecer encantada del cambio. Los faros de un auto en una curva desparramaron de pronto una
claridad que llegó en oleadas sobre los montículos de basura, sobre los yuyos, sobre los
desniveles del terreno. El que estiraba se tendió junto al otro. Por un instante, bajo esa pálida
pincelada, tuvieron algo de cara, lívida, asustada la una, llena de tierra la otra, mirando hacer
impasible. La oscuridad volvió a tragarlas enseguida.
Se levantó y siguió halándolo otro poco, pero ya habían llegado a un sitio donde la maleza era
más alta. Lo acomodó como pudo, lo arropó con basura, ramas secas, cascotes. Parecía de
improviso querer protegerlo de ese olor que llenaba el baldío o de la lluvia que no tardaría en
caer. Se detuvo, se pasó el brazo por la frente regada de sudor, escarró y escupió con rabia.
Entonces escuchó ese vagido que lo sobresaltó. Subía débil y sofocado del yuyal, como si el otro
hubiera comenzado a quejarse con lloro de recién nacido bajo su túmulo de basura.
Iba a huir, pero se detuvo encandilado por el fogonazo de un relámpago que arrancó también de
la oscuridad el bloque metálico del puente, mostrándole lo poco que había andado. Ladeó la
cabeza, vencido. Se arrodilló y acercó, husmeando casi ese vagido tenue, estrangulado,
insistente. Cerca del montón, había un bulto blanquecino. El hombre quedó un largo rato sin
saber qué hacer. Se levantó para irse, dio unos pasos tambaleando, pero no pudo avanzar.
Ahora el vagido tironeaba de él. Regresó poco a poco, a tientas, jadeante. Volvió a arrodillarse
titubeando todavía. Después tendió la mano. El papel del envoltorio crujió. Entre las hojas del
diario se debatía una formita humana. El hombre la tomó en sus brazos. Se gesto fue torpe y
desmemoriado, el gesto de alguien que no sabe lo que hace pero que de todos modos no puede
dejar de hacerlo. Se incorporó lentamente como asqueado de una repentina ternura semejante
al más extremo desamparo, y quitándose el saco arropó con él a la criatura húmeda y
lloriqueante. Cada vez más rápido, corriendo casi, se alejó del yuyal con el vagido y desapareció
en la oscuridad.
1) Según el contexto del cuento, une las siguientes palabras con su significado.
Glosario:
Vocabulario:
a) Al comienzo del cuento se afirma que los personajes son “iguales y sin embargo tan
distintos”. Señala dos pasajes breves del texto que justifiquen esa “igualdad” y dos que marquen
la “diferencia” entre ellos.
b) Extrae del cuento no menos de cuatro palabras o expresiones que indiquen el momento
del día en que se desarrolla la acción. Haz lo mismo con expresiones que remitan al lugar.
Momento del día: Comidos por la oscuridad, Tampoco el apagado rumor de la ciudad que allí
parecía trepidar bajo la tierra, De no estar la noche tan cerrada se hubiera podido ver los dos
pares de manos entrelazadas, La oscuridad volvió a tragarlas enseguida.
Lugar: El olor del agua estancada del Riachuelo, La fetidez dulzarrona del baldío hediendo,
Varillitas de vidrio o de metal entrechocaban entre los yuyos, Los montículos de basura, sobre
los yuyos, sobre los desniveles del terreno.
a) ¿Cuáles son los dos primeros adjetivos utilizados por el narrador para identificar a cada uno
de los personajes? Localízalos en el texto y subráyalos.
Inerte y encorvado.
2) La “carga” que arrastra el personaje le resulta cada vez más pesada. Subraya a qué
atribuye el narrador este hecho:
Al miedo
3) Teniendo en cuenta todo el episodio final del cuento, señala qué sentimiento experimenta
el hombre cuando escucha el vagido.
6) Imagina lo que sucedió inmediatamente antes de los hechos narrados en “El baldío”
Considera una de estas situaciones básicas:
El que traslada el cuerpo: un hombre más joven, sin experiencia en este tipo de cosas,
más delgado o de menor porte que el cuerpo, por eso le cuesta un poco el traslado o
movilización del mismo.
10. Imagina el origen de los personajes, ¿cómo llegaron a esta situación? (el muerto, el vivo y el
niñito), escribe tus hipótesis
11. Imagina como puede continuar esta historia para los tres personajes. Escribe tu predicción.
Al bebé lo encuentran las autoridades junto con el cuerpo, y el hombre que huyó
nunca más apareció de nuevo.
INDICADORES
en la obra 1p