Bib - La Conciliacion y La Mediacion Previa - BIB - 2017 - 43020
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BIB 2017\43020
Publicación:
ISBN 978-84-9177-558-4
3 «Será requisito previo para la tramitación del proceso el intento de conciliación o, en su caso, de
mediación ante el servicio administrativo correspondiente o ante el órgano que asuma estas funciones
que podrá constituirse mediante los acuerdos interprofesionales o los convenios colectivos a los que se
refiere el artículo 83 del Texto Refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores , así como mediante
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los acuerdos de interés profesional a los que se refieren el artículo 13 y el apartado 1 del artículo 18 de la
Ley del Estatuto del trabajo autónomo». A este precepto se remite también el art. 156.1 LRJS sobre el
proceso de conflicto colectivo: «Será requisito necesario para la tramitación del proceso el intento de
conciliación o de mediación en los términos previstos en el artículo 63». En su utilización voluntaria, el
art. 64.3 LRJS afirma que «Cuando por la naturaleza de la pretensión ejercitada pudiera tener eficacia
jurídica el acuerdo de conciliación o de mediación que pudiera alcanzarse, aun estando exceptuado el
proceso del referido requisito del intento previo, si las partes acuden en tiempo oportuno voluntariamente
y de común acuerdo a tales vías previas, se suspenderán los plazos de caducidad o se interrumpirán los
de prescripción en la forma establecida en el artículo 65». Asimismo, aunque lo largo del texto de la Ley
Reguladora de la Jurisdicción Social normalmente se distingue la tradicional «papeleta de conciliación»
frente a la «solicitud de mediación» [ arts. 64.2.b) , 66.2 , 66.3, 81.3 y 103.2 LRJS] para referirse al acto
procesal por el que se insta el inicio de los procedimientos de conciliación y mediación preprocesal, sin
embargo, en alguna ocasión la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social se refiere a la solicitud de
conciliación o de mediación previa ( art. 65 LRJS).
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10 Y ello porque estimando que la elección por el solicitante dentro de la alternativa que le ofrece la
norma procesal para la conciliación o mediación previas, no puede significar vinculación alguna para la
posterior elección que vuelva a ofrecerle otra norma respecto del proceso, de la misma forma que no lo
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hacen las normas relativas al órgano competente para conocer de la impugnación del acuerdo alcanzado
( art. 67 LRJS) ni tampoco las relativas al órgano que haya de conocer de su ejecución ( art. 235 LRJS).
En este sentido, vid.Bajo García, I., «La conciliación judicial en la Ley 36/2011, Reguladora de la
Jurisdicción Social», cit., p. 54.
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conflictos colectivos de trabajo son las de despido colectivo del art. 51 TRLET, sucesión de empresas del
art. 44 TRLET, modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo del art. 41 TRLET.
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El art. 63 LRJS tiene como finalidad evitar el litigio y favorecer la rápida y pacífica
solución de los conflictos, y por ello el objetivo de ambos sistemas extrajudiciales de
solución de conflictos laborales es obtener un acuerdo transaccional entre las partes
que evite el pleito28. De ahí que el art. 63 LRJS configura la conciliación o, en su
caso, la mediación como un requisito previo para la tramitación del proceso laboral,
cuya finalidad es asegurar que las partes hayan tenido oportunidad de, antes de
tramitarse el proceso jurisdiccional, someter la controversia laboral a solución
extrajudicial intentando un acuerdo, garantía que está en la base del art. 81.2 LRJS
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.
28 Cfr. STC 119/2007, de 21 de mayo , FJ 2; STSJ de Andalucía de Sevilla de 1 de julio de 2014 , FJ 2.
29 Vid., por todas, SSTC 69/1997, de 8 de abril , FJ 6; 199/2001, de 4 de octubre , FJ 3), y STSJ de
Andalucía de Sevilla de 1 de julio de 2014 , FJ 2.
En este sentido, el art. 80.3 LRJS establece como requisito obligatorio para poder
presentar la demanda acompañar a la misma la documentación justificativa de
haber intentado la previa conciliación o mediación, o de haber transcurrido el plazo
exigible para su realización sin que se hubiesen celebrado, o la alegación de no ser
necesarias éstas en los casos legalmente previstos en el art. 64 LRJS.
Así, la certificación de celebración o intento de conciliación o de mediación ha de
acompañarse a la demanda, y de no hacerse constituye un defecto subsanable que
puede ser apreciado tanto de oficio como a instancia de parte. Para proceder a
dicha subsanación en el primero de los casos, el art. 81.3 LRJS prevé que el
Letrado de la Administración de Justicia, sin perjuicio de resolver sobre la admisión
y proceder al señalamiento, advertirá al demandante que ha de acreditar la
celebración o el intento del acto de conciliación o de mediación en el plazo de
quince días, contados a partir del día siguiente a la recepción de la notificación, con
apercibimiento de archivo de las actuaciones en caso contrario, quedando sin efecto
el señalamiento efectuado. Interesa resaltar así, de acuerdo con la jurisprudencia
constitucional, que «el art. 81 [LRJS] confiere al órgano jurisdiccional la vigilancia ex
officio de la corrección jurídica del escrito [de demanda], en cuanto acto procesal
esencial y rector del proceso seguido ante la jurisdicción social; vigilancia que atañe
no sólo al aspecto jurídico-formal del escrito de demanda, en cuanto a la
observancia de los requisitos generales o específicos de la misma, sino que también
alcanza a algún presupuesto procesal, como el atinente a la correcta constitución de
la relación jurídico-procesal en las situaciones de litisconsorcio pasivo, y que se
extiende en el [ art. 81.3 LRJS], a la posibilidad de subsanación del acto de
conciliación [o de mediación] preprocesal ante el órgano o servicio administrativo
correspondiente cuando tal acto haya sido omitido, concediendo al efecto a la parte
demandante el plazo de quince días» 30; un plazo que, además, es mucho más
amplio que el genérico de cuatro días que el art. 81.1 LRJS concede para la
subsanación de cualquier otro defecto, ya sea sustantivo o formal, en que se haya
podido incurrir al presentar la demanda.
30 SSTC 69/1997, de 8 de abril , FJ 6; 199/2001, de 4 de octubre , FJ 3.
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Así, la recta interpretación del art. 81.3 LRJS implica que el Letrado de la
Administración de Justicia debe admitir la demanda si el demandante acredita,
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incumplido o el acto procesal defectuosamente realizado, integrando así, o rectificando “ex novo# la
actuación procesal inicialmente defectuosa o irregular, siendo así que el plazo habilitado para la
subsanación no lo es tan solo para la simple acreditación formal de que temporáneamente fue cumplido
el requisito procesal exigible, sino también para la realización en dicho plazo del acto omitido o la
rectificación del defectuosamente practicad, sin que la conciliación [o, en su caso, la mediación] deba ser
necesariamente previa a la demanda, se hace patente que el requerimiento de subsanación carecía en
este caso de objeto, ya que en la fecha para la que se había señalado la comparecencia, se habían
cumplido los plazos legales, teniendo ya por celebrado sin efecto el intento de conciliación y cumplido ya
el trámite».
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Por otro lado, debe entenderse, que estas excepciones constituyen una
enumeración cerrada, no pudiendo extenderse a supuestos no contemplados
expresamente por el legislador, ya que se trata de una serie de reglas especiales38,
que deben ser interpretados restrictivamente, con base en el principio de que la
norma general se interpreta extensivamente y la excepción de manera restrictiva39.
38 Vid. STS de 16 de diciembre de 2014 , FJ 3; STSJ del País Vasco de 21 de julio de 2015 , FJ 4.
39 Cfr.Romero Pradas, M. I., La conciliación en el proceso laboral , cit., p. 95;Montero Aroca, J., La
conciliación previa o extrajudicial en el proceso laboral cit., p. 68.
Ahora bien, cabe apuntar que el art. 64 LRJS utiliza el plural para referirse a los
procesos a los que excepciona de la obligación de agotar el trámite de conciliación o
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colectivos»50.
50 Así, SSTS de 14 de marzo de 2017 , FJ 2; 15 de febrero de 2017 , FJ 3; 2 de diciembre de 2015 , FJ
2; 16 de diciembre de 2014 , FJ 3; STSJ de País Vasco de 21 de julio de 2015 , FJ 4.
Resulta claro, por tanto, que la previsión del art. 64.1 LRJS que excluye el
requisito de la previa tramitación del intento de conciliación o, en su caso, de
mediación se aplica a las dos modalidades de convenios que contienen los arts. 163
a 166 LRJS.
A mayor abundamiento, para la impugnación de convenios colectivos por los
legitimados para ello por los trámites del proceso de conflicto colectivo, el art. 156.1
LRJS exige como requisito necesario para su tramitación procedimental el intento
de conciliación o de mediación en los términos previstos en el artículo 63 LRJS.
El Tribunal Supremo también ha tenido oportunidad de pronunciarse sobre la
aparente contradicción entre los arts. 64.1 y 156.1 LRJS, resolviendo que aun
cuando es cierto que con carácter general el art. 156.1 LRJS dispone como requisito
necesario para la tramitación del proceso de conflicto colectivo el intento de
conciliación o de mediación en los términos previstos en el art. 63 LRJS, sin
embargo en estas reclamaciones de modificación sustancial de las condiciones de
trabajo entra en juego la regla especial del art. 64 LRJS que excluye ese requisito
de conciliación o mediación previa, ya que si bien es cierto que el art. 63 LRJS
establece una regla general como requisito previo al proceso de exigir la
conciliación o mediación previas, sin embargo en el art. 64.1 LRJS y con absoluta
claridad se establecen una serie de excepciones a esa exigencia preprocesal, entre
las que se encuentra la modificación sustancial de las condiciones de trabajo;
trámite que, por otra parte, parecería redundante en una materia en la que la
impugnación en vía judicial la de la decisión del empresario se ha de llevar a cabo
después de agotado el periodo de consultas con los representantes de los
trabajadores. Además, de acuerdo con esta jurisprudencia, en las reclamaciones
referidas a la modificación sustancial de las condiciones de trabajo la idea de
celeridad impulsa evidentemente la ordenación procesal que se hace del cauce para
impugnarla en un breve plazo de tiempo, lo que además redunda en beneficio de la
seguridad jurídica51.
51 Así, SSTS de 9 de diciembre de 2013 , FJ 2; 16 de septiembre de 2014 , FJ 3; 16 de diciembre de
2014 , FJ 2; 2 de diciembre de 2015 , FJ 2; STSJ de País Vasco de 21 de julio de 2015 , FJ 4.
Resulta claro, por lo tanto, que la previsión del art. 64.1 LRJS, que excluye del
requisito de la previa tramitación del intento de conciliación o, en su caso, de
mediación se aplica a las dos modalidades de impugnación de convenios colectivos
que contiene el Capítulo IX del Título II del Libro segundo de la Ley Reguladora de
la Jurisdicción Social52, a saber: cuando la impugnación procede de la autoridad
laboral o en aquellos otros supuestos en los que la impugnación se realiza por los
legitimados para ello por los trámites del proceso de conflicto colectivo.
52 Cfr. STS 2 de diciembre de 2015 , FJ 2.
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55 En este sentido,Baylos Grau, A.,Cruz Villalón, J., yFernández López, M. F., Instituciones de Derecho
procesal laboral , 2.ª ed., Trotta, Valladolid 1995, p. 91.
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Como ha puesto de relieve la jurisprudencia, el art. 64.2.b) LJS lo único que hace
es excusar del requisito de la conciliación o mediación previas por razones de
economía procesal en aquellas ocasiones en las cuales, por ejemplo, se constata la
presencia de una situación de litisconsorcio pasivo necesario58. El Tribunal
Supremo ha entendido que esta excepción resulta aplicable también a los
supuestos en que una de las partes legitimadas activamente fue demandada y la
otra fue traída al proceso ya en sede judicial sin manifestar protesta expresa por la
previa anomalía, especialmente cuando no haya existido indefensión o perjuicio
trascendente para la parte perjudicada59.
58 Cfr. STS de 8 de mayo de 2015 ; FJ 2; SSTSJ de Madrid de 1 de marzo de 2013 , FJ 10; Galicia de 10
de junio de 2014 , FJ 2. De hecho, aunque la anterior Ley de Procedimiento Laboral no incluía
expresamente esta excepción a la obligatoria conciliación previa, la jurisprudencia vía sosteniendo esta
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misma posibilidad con anterioridad a su inclusión en la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social. Vid., en
este sentido, SSTS de Galicia de 26 de enero de 2005 , FJ 2; de Castilla-La Mancha de 7 de julio de
2005 , FJ 5.
En efecto, en estos casos no estamos ante un trabajador por cuenta ajena al que
ha despedido su patrono, sino ante un socio de una Cooperativa al que han
despedido sus propios socios. Tal singularidad (la de ser socio y no trabajador, o
mejor, socio-trabajador) es la que acarrea que desde antiguo el Tribunal Supremo
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haya entendido que en relación con los actos previos al proceso laboral no rigiera la
norma procesal laboral sino las previsiones contenidas en la Ley de Cooperativas
que prevén un procedimiento específico cooperativo previo al proceso excluyente
del de la Ley Reguladora de la Seguridad Social63. Se trata, por consiguiente, de
una especialidad frente a las reglas que rigen el despido de los trabajadores por
cuenta ajena que tiene su razón de ser en el hecho de que el socio cooperativista
no es un trabajador por cuenta ajena sino que su relación con la empresa para la
que trabaja es esencialmente de carácter societario, por cuya razón las normas
laborales sustantivas y procesales sólo le son de aplicación en la medida y alcance
con el que estén expresa y específicamente contempladas en la normativa
reguladora del régimen jurídico de la relación cooperativa; relación de naturaleza
societaria de la que son partícipes todos los demás socios de la cooperativa, lo que
hace necesario que todos ellos tengan la posibilidad de conocer e intervenir en las
reclamaciones suscitadas por los otros socios por la vía del planteamiento de la
cuestión ante el Consejo Rector o la Asamblea General con carácter previo al inicio
del proceso laboral.
63 Vid., por ejemplo, SSTS de 26 de abril de 1983 ; 16 de febrero de 1984 ; 10 de marzo de 1984 ; 13 de
marzo de 1985 18 de julio de 1986 ; 18 de mayo de 1987 ; 19 de mayo de 1987 ; 26 julio 1988 .
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67 Cfr.Casas Baamonde, M. E., «La mediación laboral autónoma como alternativa al proceso», cit., pp.
66-67.
69 En efecto, existen tres acuerdos interprofesionales autonómicos que prevén la posibilidad de acudir en
conciliación a sus respectivos Tribunales Laborales. Así, los arts. 15 y 18 a 23 del Acuerdo
Interprofesional sobre Procedimientos Voluntarios para la Solución de Conflictos Laborales del Consejo
de Relaciones Laborales del País Vasco diseña un procedimiento de conciliación laboral previa ante el
PRECO. Por otra parte, el Acuerdo Interprofesional Canario por el que se modifican y refunden los
Acuerdos sobre procedimientos extrajudiciales de solución de conflictos de trabajo establece un
procedimiento de conciliación laboral previa ante el Tribunal Laboral de Canarias con dos tramitaciones
diferentes, una para los conflictos colectivos de trabajo (arts. 21 a 25) y otra para los conflictos
individuales (arts. 35 a 38). Por último, el art. 14 del Reglamento de Funcionamiento del Tribunal Laboral
de Cataluña regula un único procedimiento de conciliación laboral previa tanto para conflictos colectivos
de trabajo como para conflictos individuales, bien sean de interés o jurídicos.
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70 También en materia de mediación administrativa cabe diferenciar dos tipologías. En primer lugar la
mediación ante el Inspector de Trabajo cuya tramitación, según dispone el art. 15.3 del Real Decreto
138/2000, de 4 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de Organización y Funcionamiento de la
Inspección de Trabajo y Seguridad Social, se llevará a cabo en los locales y en la forma que, para cada
caso, se establezca o se acuerde entre el funcionario actuante y las partes en conflicto. En segundo
lugar, la mediación administrativa propiamente dicha regulada en los arts. 6 RDL 5/1979 y 2 RD
2756/1979. Debemos detenernos en esta última mediación, que puede iniciarse de tres maneras. Es
posible que trabajadores y empresarios soliciten a los órganos sucesores del Instituto de Mediación,
Arbitraje y Conciliación la designación de un órgano mediador, que se la Administración Laboral la que
haya tal solicitud previa audiencia de los interesados y cuando las circunstancias lo demanden o que el
propio órgano sucesor del Instituto de Mediación, Arbitraje y Conciliación ofrezca a las partes en conflicto
laboral esta mediación; pero en los tres casos el procedimiento de mediación es único. Debe señalarse
que esta mediación únicamente se va a poder iniciar si las partes se ponen de acuerdo en la persona o
personas integrantes del órgano mediador, lo que supone una dificultad en su puesta en práctica.
Igualmente, la regulación del procedimiento es muy laxa, de tal manera que si las partes no acuden a la
mediación o no responden a la petición de información del mediador, no se prevé ninguna consecuencia;
siendo que, además, las partes son enteramente libres de aceptar o no la propuesta de solución. Por
estos motivos, esta modalidad de mediación ha tenido tan poco éxito en la práctica laboral.
71 En materia de mediación laboral cabe distinguir entre el ASAC V, del que nos ocuparemos
detenidamente en el texto principal, y los acuerdos interprofesionales autonómicos que, con carácter
general, siguen el contenido y la estructura del procedimiento de mediación de Acuerdo nacional. Así, el
art. 14 de la mayoría de los acuerdos interprofesionales autonómicos regula un procedimiento de
mediación informal, en la que el órgano mediador (o mediador-conciliador) intenta la avenencia de las
partes, moderando el debate y concediéndoles cuantas intervenciones considere oportunas, y en la que
puede plantear a las mismas propuestas de solución. Se reconoce, en general, explícitamente que el
procedimiento no está sujeto a ninguna tramitación preestablecida salvo la designación del órgano
mediador (individual o colegiado), y la formalización del acuerdo de avenencia que, en su caso, se
alcance; previéndose igualmente en todos ellos un procedimiento ordinario de mediación con
especialidades similares a las señaladas en el ASAC V para el caso de huelga. Ello no obstante, existen
tres acuerdos interprofesionales autonómicos que regulan de manera diferente el procedimiento de
mediación ante sus respectivos Tribunales Laborales. Así, los arts. 15, 16, 18, 20, 21, 22, 24 y 27 del
Acuerdo Interprofesional sobre Procedimientos Voluntarios para la Solución de Conflictos Laborales del
Consejo de Relaciones Laborales del País Vasco diseña un procedimiento de mediación laboral previa
ante el PRECO no tan flexible como las anteriores ya que su norma reguladora marca pautas y fases a
seguir en la mediación. Por otra parte, el Acuerdo Interprofesional Canario por el que se modifican y
refunden los Acuerdos sobre procedimientos extrajudiciales de solución de conflictos de trabajo también
establece un procedimiento de mediación laboral previa ante el Tribunal Laboral de Canarias más
formalizado, con dos tramitaciones diferentes: una para los conflictos colectivos de trabajo (arts. 21 a 23
y 26 y 27) y otra para los conflictos individuales (arts. 39 y 40). Por último, el art. 16 del Reglamento de
Funcionamiento del Tribunal Laboral de Cataluña regula un único procedimiento de mediación laboral
previa tanto para conflictos colectivos de trabajo como para conflictos individuales, bien sean de interés o
jurídicos, ante la Comisión de Mediación del Tribunal Laboral de Cataluña en el que cabe distinguir una
primera fase informal en la que la Comisión de Mediación se reunirá con las partes cuantas veces
considere pertinente y una segunda fase formal que comienza en el momento en el que, cumpliendo las
obligaciones que le impone el Reglamento, el órgano mediador ofrece a las partes una propuesta
mediadora consensuada.
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informadores de sus procedimientos tienen una fuerte vinculación con los principios
procesales informadores del proceso laboral.
Además, dado que ambas instituciones comparten idéntico fundamento y
naturaleza jurídica y que la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social ha supuesto la
equiparación del tratamiento jurídico de la conciliación y la mediación previa
(configurando ésta como sustitutiva de aquélla), para sistematizar adecuadamente
los principios rectores de los procedimientos obligatorios de conciliación y de
mediación previas hemos de realizar una interpretación integradora de los arts. 3
RD-L 5/1979 y 9 ASAC V.
Así, la norma legal establece que los principios de la conciliación laboral previa
son los de libertad, rogación, neutralidad y gratuidad75. Por su parte, la norma
convencional dispone que los procedimientos de mediación laboral previa se regirán
por los principios de gratuidad, celeridad, audiencia de las partes, imparcialidad,
igualdad y contradicción; haciendo hincapié además en que habrá de respetarse, en
todo caso, la legislación vigente y los principios constitucionales.
75 Cabe señalar, igualmente, que también se refieren a los principios rectores del procedimiento de
conciliación el art. 20 del Acuerdo Interprofesional sobre Procedimientos Voluntarios para la Solución de
Conflictos Laborales del Consejo de Relaciones Laborales del País Vasco y el art. 6 del Reglamento de
Funcionamiento del Tribunal Laboral de Cataluña. El primero establece que el procedimiento de
conciliación se rige por los principios de igualdad y contradicción, sin que se produzca indefensión, y
reconoce expresamente el derecho de audiencia de todos los participantes. El segundo dispone que el
procedimiento de mediación se rige por los principios de gratuidad, igualdad, imparcialidad,
independencia, oralidad, audiencia y contradicción.
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76 Así, STC 1/1983, de 13 de enero , FJ 3, que además cita a mayor abundamiento las SSTC de 26 de
enero de 1981 ; 31 de marzo de 1981 ; 14 de julio de 1981 , y 23 de julio de 1981 .
Por su parte, el art. 9 ASAC V prevé que los procedimientos de mediación ante el
SIMA deberán respetar, en todo caso, la legislación vigente y los principios
constitucionales, debiendo ajustarse además a las formalidades y plazos previstos
en el ASAC V y a las disposiciones generales de interpretación que adopte la
Comisión de Seguimiento del mismo, siempre procurando la máxima efectividad y
agilidad en su desarrollo.
b) Principios de igualdad y contradicción
Estos son principios estructurales o consustanciales a la conciliación o mediación
laboral. El principio de igualdad implica que las partes en conflicto laboral que
acuden a la conciliación o a la mediación deben poseer análogas oportunidades de
alegación, prueba, conclusión, impugnación, etc. El principio de contradicción
implica que las partes en conflicto laboral disponen de la oportunidad de exponer
debidamente sus respectivas posiciones procesales ante el órgano de conciliación o
mediación.
Ambos principios suponen una manifestación del principio de igualdad reconocido
de forma genérica en el art. 14 CE, que tiene su proyección en el ámbito
estrictamente procesal (que cabe entender incardinado en el derecho fundamental a
un proceso con todas las garantías reconocido en el art. 24 CE), que también
informa el ordenamiento procesal laboral; de tal forma que posibilita que en estos
procedimientos extrajudiciales laborales las partes disponen de la posibilidad de
exponer sus pretensiones y cuentan con análogas oportunidades procesales.
Por su parte, el art. 9 ASAC V reconoce la contradicción como uno de los
principios rectores del procedimiento de mediación ante el SIMA.
c) Principio dispositivo
Los procedimientos de conciliación y mediación laboral se hallan informados de
manera clara por el principio dispositivo. En efecto:
1.º) El órgano conciliador-mediador competente actuará a solicitud de las partes,
trabajadores y empresarios o sus Sindicatos y Asociaciones, en función de sus
intereses. Es decir, no existe ninguna figura institucional (ni la Autoridad Laboral, ni
el Ministerio Fiscal, ni similares) que legalmente venga obligada a instar la incoación
de un procedimiento de conciliación o mediación previas ante el acaecimiento de
una concreta cuestión litigiosa de naturaleza social.
2.º) Por otro lardo, una vez iniciada la conciliación o la mediación laboral previa,
las partes en conflicto laboral son dueñas de mantener su pretensión hasta el final
de la tramitación de la conciliación o mediación laboral previas, quedando expedita
la vía jurisdiccional al no alcanzarse acuerdo en vía extrajudicial, o, por el contrario,
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legislación anterior (...) a través de pluscuamperfectos deberes; y desde todos los puntos de vista, “El
contacto procesal inmediato entre juez, partes y medios de prueba# es lo más fructífero. La labor de
información del juez, de esta manera, se hace más fácil, y así se pierde menos tiempo y hay menos
costas». Estas virtudes de los principios de oralidad e inmediación son precisamente las que se
consiguen en los procedimientos de conciliación y de mediación previas.
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estatal que cumple una función pública cuyos ingresos provienen de los convenios
que tiene firmados con el Ministerio Empleo y Seguridad Social para financiar sus
gastos.
Junto a éste, el art. 15.3 Real Decreto 138/2000, de 4 de febrero , por el que se
aprueba el Reglamento de Organización y Funcionamiento de la Inspección de
Trabajo y Seguridad Socia prevé una posible conciliación ante el Inspector de
Trabajo, aunque no establece pautas concretas para su desarrollo, limitándose a
señalar que su tramitación se llevará a cabo «en la forma que, para cada caso, se
establezca o se acuerde entre el funcionario actuante y las partes en conflicto».
Por otra parte, cabe señalar que el V Acuerdo sobre Solución Autónoma de
Conflictos Laborales no regula un procedimiento de conciliación; razón por la cual la
mayoría de los acuerdos interprofesionales autonómicos tampoco regulan un
procedimiento ad hoc de conciliación que se asemeje al previsto en el RD
2756/1979 que analizaremos en el presente epígrafe.
No obstante lo anterior, los acuerdos interprofesionales vasco, canario y catalán
regulan específicos procedimientos de conciliación para solucionar los conflictos
laborales surgidos en el ámbito territorial de las respectivas Comunidades
Autónomas ante el Consejo Vasco de Relaciones Laborales y los Tribunales
Laborales canario y catalán. Ahora bien, precisamente porque se trata de
procedimientos de conciliación previa que se circunscriben al ámbito territorial de las
Comunidades Autónomas del País Vasco, Canarias y Cataluña, no parece
razonable su análisis pormenorizado en este estudio80.
80 Cabe señalar, aunque sea muy sucintamente, las principales características de los mismos. En primer
lugar, La conciliación configurada por el acuerdo interprofesional vasco regula una primera conciliación
que se desarrolla con la máxima flexibilidad y libertad. La principal especialidad está en que, de no
alcanzarse avenencia en aquélla, acto seguido, mediante acuerdo de quienes representan la mayoría de
los trabajadores y empresarios afectados por el conflicto laboral, podrán decidir que el procedimiento
continúe como conciliación o mediación. Si optan por seguir con una nueva conciliación, la asistencia al
segundo acto de conciliación también es obligatoria para ambas partes. Por otra parte, la conciliación
configurada en el acuerdo interprofesional canario tiene como especialidad más reseñable que establece
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dos tramitaciones diferentes (aunque similares), una para los conflictos colectivos y otra para los
conflictos individuales. Por último, la conciliación configurada en el acuerdo interprofesional catalán
regula un único procedimiento de conciliación, a pesar de que para el supuesto de conflictos en materia
de establecimiento de servicios de mantenimiento en caso de huelga, además de crear una Delegación
específica en el Tribunal Laboral Catalán, ordena un plazo especial: el procedimiento conciliatorio debe
presentarse dentro de los tres días hábiles siguientes a la presentación del escrito de solicitud.
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Debe ponerse de manifiesto, además, que el art. 80.1 LRJS es rotundo al afirmar
que, en ningún caso, podrán alegarse en la demanda hechos distintos a los
aducidos en conciliación, salvo que sean posteriores o se conocieran con
posterioridad a la sustanciación de la misma. De esta forma, la Ley procesal laboral
exige la existencia de congruencia entre la papeleta de conciliación y la demanda
laboral posterior respecte de los hechos alegados, lo que convierte en relevante que
la descripción y enumeración de los hechos en la papeleta de conciliación sea lo
más precisa posible.
El solicitante debe presentar la papeleta de conciliación, tantas copias como
partes interesadas, y dos más ( art. 6 RD 2756/1979) ante el órgano que resulte
competente para actuar como órgano conciliador, ya sea un Tribunal Laboral
autonómico o el Servicio de Mediación Arbitraje y Conciliación de la Comunidad
Autónoma correspondiente.
En este último caso, tratándose de un órgano administrativo, rigen las normas
generales sobre presentación de escritos administrativos (art. 16.4 Ley 39/2015, de
10 de octubre, de Procedimiento Administrativo Común)84; de tal forma que la
solicitud dirigida al SMAC competente podrá presentarse, en sobre abierto para que
la misma pueda ser sellada con fecha de registro: a) en el registro electrónico del
propio SMAC competente al que se dirija la solicitud de conciliación, así como en los
restantes registros electrónicos de la Administración General del Estado, las
Administraciones de las Comunidades Autónomas, las Entidades que integran la
Administración Local o del sector público institucional; b) en las oficinas de Correos;
c) en las representaciones diplomáticas u oficinas consulares de España en el
extranjero; o d) en las oficinas de asistencia en materia de registros. Debe
señalarse, igualmente, que la fecha en que se considere presentada la solicitud será
aquella en que fue registrada en el lugar elegido por el solicitante, y no cuando el
documento haya tenido entrada en el órgano administrativo ante el que vaya a
intentarse la conciliación laboral previa.
84 Resulta especialmente ilustrativa, en este sentido, la STS de 31 de enero de 2003 , en cuyo
Fundamento Jurídico 2 establece que «el art. 63 [LRJS] habla de “intento de conciliación ante el servicio
administrativo correspondiente#: a) Según el art. 6 RD 2756/1979 ese “intento de conciliación# se busca
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en un procedimiento que “se promoverá mediante papeleta...# (disposición que debe entenderse vigente
en la medida en que no haya sido influida por normas o acuerdos relativos a procedimientos
extrajudiciales de composición de conflictos laborales). b) En lo hace al “servicio administrativo
correspondiente# ha sido objeto de regulaciones orgánicas varias, bien que últimamente se haya
generalizado el acrónimo SMAC, quizá no del todo exacto incluso en la Administración estatal; en la
Administraciones autonómicas las denominaciones son igualmente diversas; en cualquier caso, lo que el
precepto impone es que aquella papeleta o solicitud se dirija al órgano conciliador administrativo
competente. Pero en manera alguna excluye que el ciudadano haga uso de las posibilidades que le
confiere la legislación general sobre procedimiento administrativo común. Cosa diferente es el juego de
una solicitud o papeleta así presentadas, desde el punto de vista de las exigencias y previsiones de la
[Ley Reguladora de la Jurisdicción Social]. En cuanto que tales documentos, presentados “en los
registros de cualquier órgano administrativo# (estatal o autonómico; la Administración Local habrá de
suscribir el correspondiente convenio), surten plena eficacia, según la legalidad vigente sobre el
procedimiento administrativo común, habrá que atribuirle una de las más importantes consecuencias que
desata: “La presentación de la solicitud de conciliación suspenderá los plazos de caducidad...# [ art. 65.1
LRJS]». En igual sentido, vid. SSTSJ de Galicia de 12 de marzo de 2014 , FJ 4; de Cataluña de 22 de
noviembre de 2012 , FJ 3; de Cataluña de 13 de diciembre de 2010 , FJ 2; de Extremadura de 7 julio de
2008 , FJ 2.
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del accionante que, por su ubicación y finalidad no pueden ser más que procesales,
con los efectos sustantivos o de derecho material que la misma papeleta ha de
producir y que vienen reflejados fundamentalmente en el art. 1973 CC y, en
concordancia con lo en él dispuesto, en el art. 65.1 [LRJS]. En efecto, como dice la
sentencia recurrida, el art. 66 [LRJS] lo que dispone es que aquella papeleta no
produce ningún efecto en el proceso, con la consecuencia de que si se quiere
reiniciar el mismo habrá que volver a presentar un nuevo escrito y un nuevo intento
de conciliación, pero lo que ni dispone ni está en el espíritu de dicho precepto es
que la reclamación extrajudicial en que consiste la papeleta no produzca los efectos
interruptivos de la prescripción que cualquier reclamación extrajudicial de la deuda
produce por sí mismo de conformidad con lo dispuesto en el art. 1973 CC (...) es
esa presunción de abandono la causa y razón de ser del establecimiento de los
plazos de prescripción que, por lo tanto, desaparece según el precepto sustantivo
civil citado cuando se demuestra que el accionante mantuvo viva su reclamación»86.
85 Así, las SSTS de 11 de abril de 1988 , FJ 3; 2 diciembre 2002 , FJ 2; 12 de mayo de 2003 , FJ 2. En el
mismo sentido, vid. SSTSJ de Extremadura de 31 de julio de 2006 ; de Castilla-La Mancha de 20 de
octubre de 2005 ; de Aragón de 30 de septiembre de 2002 ; de Andalucía Málaga 24 de octubre de 2002
y Sevilla de 13 de junio de 2000; de Madrid de 3 de marzo de 1998 .
88 Vid. STS de 2 de diciembre de 2002 , FJ 2. Debe subrayarse, además, que la prescripción extintiva, al
ser una institución que no se funda en razones de estricta justicia, sino que atiende a las pragmáticas
consecuencias de dotar a las relaciones jurídicas de un mínimo de certeza y seguridad, debe ser
interpretada con criterio estricto, de modo que ha de admitirse la interrupción del plazo prescriptivo en
todos aquellos casos en los que medien actos del interesado que evidencian la voluntad de conservar el
derecho. Conclusión, que, de otra parte, es conforme al art. 1973 del CC, cuando califica, entre otros, de
acto interruptivo de la prescripción, la «reclamación extrajudicial del acreedor».
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92 En este sentido, debemos indicar que una cosa es el principio espiritualista que en muchas ocasiones
ha animado las decisiones del Tribunal Constitucional, particularmente en cuanto al contenido de los
actos procesales en cuestión, o el cómputo de plazos en caso de efectivo cumplimiento del presupuesto
preprocesal, y otra muy distinta la necesidad de que se realice el indicado presupuesto preprocesal, y la
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incidencia en tal exigencia de la propia conducta de la parte. Así las cosas, las SSTC 36/1987, de 25 de
marzo ; 141/1989, de 20 de julio ; 9/1991, de 17 de enero ; 96/1992, de 11 de junio ; 312/1993, de 25 de
octubre ; 7/2000, de 17 de enero , y 161/2006, de 22 de mayo , han otorgado el amparo cuanto intentada
notificación por el servicio de correos, ésta no ha sido posible por estar ausente el destinatario, pero sin
mención alguna a que se haya dejado avisto al interesado, y siempre en relación a actos de
comunicación judiciales, de forma que en todos los casos citados, se había utilizado por el órgano judicial
la citación edictal, sin la previa utilización de la notificación personal, impidiendo así la presencia de la
parte en actos relevantes. Por el contrario al Tribunal Constitucional le ha resultado significativa la actitud
de la parte, si de ella se deriva una clara falta de diligencia. Y así en la STC 158/2008, de 24 de
noviembre estableció en su Fundamento Jurídico 2 que: «... hemos recordado también reiteradamente
que la indefensión causada por la falta de emplazamiento personal ha de ser no solo formal, sino material
para alcanzar relevancia desde la perspectiva del art. 24.1 CE . Por ello hemos venido rechazando su
procedencia cuando la realidad de haberse quedado a espaldas del proceso responda a circunstancias
imputables al propio justiciable, bien por haberse situado al margen del litigio por razón de una actitud
pasiva con el objetivo de obtener una ventaja de esa marginación, circunstancia que caracteriza
intencionalmente la falta de diligencia, al punto de concretarla en un ánimo de dificultar o impedir la
localización para beneficiarse posteriormente de ello, bien por haberse acreditado un conocimiento
extraprocesal de la existencia del proceso, conocimiento extraprocesal que excluye la indefensión
sencillamente porque hay conocimiento y porque, por consiguiente, no ha existido imposibilidad de
defensa. (entre otras muchas, SSTC 295/2005, de 21 de noviembre , FJ 5; 161/2006, de 22 de mayo , FJ
4; 162/2007, de 2 de julio , FJ 4; y 78/2008, de 7 de julio , FJ 3)».
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una conciliación Recuérdese, a este respecto, que en la mediación el tercero no sólo intenta acercar las
posturas de las partes sino que asume la dirección de las negociaciones, haciendo proposiciones que las
partes pueden o no aceptar, mientras que el conciliador se limita a aproximar a las partes sin proponer
soluciones concretas al litigio. De hecho, la sustancial identidad de fundamento y naturaleza jurídica de
estas instituciones es lo que ha llevado a la equiparación legal de la conciliación y la mediación previas
en los arts. 63 a 68 LRJS, siendo ésta supletoria de aquélla.
Ahora bien, el problema radica en determinar lo que deba entenderse por justa
causa, para lo cual el Tribunal Supremo estima que se puede ser muy riguroso,
atendida la facilidad formal para conferir la representación, exigiendo además que la
justa causa se justifique antes del intento de celebración del acto de conciliación y
no después97; aunque la concreta determinación de lo que deba entenderse por
justa causa para que surta efecto el art. 66.2 LRJS y pueda el solicitante evitar los
efectos negativos de la incomparecencia al acto de conciliación resulta
necesariamente casuística98. En todo caso, la existencia de justa causa del
solicitante y su no comparecencia en el acto de conciliación laboral previa suponen
la realización de una segunda citación, pero ello no supondrá la paralización de los
plazos legales de quince y treinta días establecidos en los arts. 65.1 y 2 LRJS99.
97 Así STS de 31 de octubre de 1983 .
98 A modo de ejemplo, se ha considerado como justa causa sufrir una lipotimia una hora antes de
celebrarse la conciliación y el averiarse el vehículo que le transportaba al lugar de la conciliación [ STS
de 17 de febrero de 1999 ], pero no el despiste sobre la hora de señalamiento del acto de conciliación [
STSJ de Extremadura de 30 de mayo de 2001 ]. También se acepta la dificultad de alegar un retraso por
accidente de tráfico el mismo día de la conciliación, pero no se admite justa causa por haberlo hecho en
fase de recurso [ STSJ de la Comunidad Valenciana de 4 de abril de 2008 ]. Sin embargo, la rigurosidad
en la determinación de la justa causa a la que nos referíamos en el texto principal no puede alcanzar al
supuesto en que el solicitado presentó los documentos que acreditaban su identidad, entre ellos el
justificante de autorización temporal por estar caducado su permiso de conducir y en fase renovación del
mismo, firmando incluso en presencia del órgano de conciliación para acreditar que la firma era
coincidente con la papeleta de conciliación aceptada, sin ni tan siquiera darle la oportunidad de subsanar
el defecto en vía administrativa, ya que ello vulnera la doctrina del Tribunal Constitucional sobre el
derecho a la tutela judicial efectiva y a obtener una resolución de fondo con respeto a una interpretación
favorable a la eficacia del derecho, resultando así desproporcionado el proceder del Servicio de
Mediación, Conciliación y Arbitraje, pues al fin y a la postre el solicitado hizo acto de presencia en el acto
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Con todo, si las partes en conflicto laboral han comparecido en el lugar, fecha y
hora en que se va a llevar a cabo la conciliación previa al juicio laboral, el acto
comienza cuando el letrado conciliador llama a las dos partes y, tras comprobar su
identidad, capacidad y, en su caso, representación, y previa ratificación del
solicitante en sus peticiones, les concede la palabra invitándoles a alcanzar un
acuerdo e, incluso, pudiendo sugerir soluciones equitativas ( art. 10 RD 2756/1979).
Además, se permite expresamente la asistencia al acto de «hombres buenos»
acompañando o asistiendo a las partes, habilitación legal por la que se admite la
asistencia de abogados o graduados sociales en defensa de los intereses laborales
de sus clientes.
En la conciliación laboral previa rigen en su máxima expresión los principios de
oralidad, concentración e inmediación puesto que no existe un procedimiento stricto
sensu , sino simplemente la apertura de un espacio de diálogo en el que el órgano
de conciliación concede la palabra a las partes para que hagan uso de ella cuantas
veces estimen pertinente, y en donde cabe la exhibición de todo tipo de documentos
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(normalmente el empresario), siempre que haya sido debidamente citada, se hará constar expresamente
en la certificación del acta de conciliación y se tendrá la conciliación por intentada sin efecto ( art. 66.3
LRJS). Ambos eventos se harán constar en la certificación del acta de conciliación puesto que dada su
condición de presupuesto procesal, pero en puridad no se trata de la conclusión de la conciliación, por
cuanto el acto de conciliación en sí no ha tenido lugar por la incomparecencia de alguna de las partes. En
todo caso, la consecuencia jurídica de ello es que el juez o tribunal impondrán las costas del proceso a la
parte que no hubiere comparecido sin causa justificada, incluidos honorarios, hasta el límite de
seiscientos euros, del letrado o graduado social colegiado de la parte contraria que hubieren intervenido,
si la sentencia que en su día dicte coincidiera esencialmente con la pretensión contenida en la papeleta
de conciliación o en la solicitud de mediación ( art. 66.3 LRJS).
Así, en primer lugar, el acto de conciliación puede concluir con avenencia entre
las partes, de tal forma que las partes deben renunciar en parte a sus pretensiones
para llegar a un acuerdo que permita alcanzar un negocio transaccional ( art. 1809
CC) mutuamente ventajoso.
Ahora bien, mientras que es posible que el empresario renuncie a la totalidad de
sus pretensiones o acepte incondicionalmente las del trabajador (como ocurre no
infrecuentemente en la práctica en las reclamaciones de cantidad), la autonomía de
la voluntad del trabajador encuentra su límite en el principio de irrenunciabilidad de
derechos (art. 3.5 TRLET), que le impide la disposición de sus derechos;
irrenunciabilidad de derechos que, sin embargo, debe ser matizada ya que su
aplicación estricta impediría alcanzar ningún acuerdo en conciliación previa, algo
que vaciaría de contenido la obligación legal del intento de conciliación, y supondría
minorar la facultad del trabajador en orden a su capacidad general de disposición de
los derechos adquiridos.
Por este motivo, la jurisprudencia laboral viene manteniendo que, aunque no
resulta admisible una renuncia pura y simple del trabajador, en el sentido de pérdida
o extinción de sus derechos laborales sin contraprestación, sí que cabe un negocio
transaccional en el que las partes, dando o prometiendo alguna cosa evitan el litigio
poniendo fin al conflicto laboral existente104; máxime cuando el derecho laboral
objeto de controversia se caracterice por la incertidumbre respecto de su contenido
y/o existencia y, por lo tanto, no forme parte incuestionable de la realidad jurídica del
trabajador, tal y como ocurre, por ejemplo, en los conflictos laborales en torno a la
concreta determinación de los días de vacaciones o de los servicios mínimos de una
huelga.
104 Vid., por todas, SSTS de 2 de septiembre de 1986; 23 de marzo de 1987 , FJ 2; y 1 de diciembre de
1987 , FJ 3. En igual sentido, más modernamente, STSJ de Aragón de 11 de noviembre de 1992 , FJ 2; y
STSJ de Cataluña de 26 de octubre de 1999 , FJ Único.
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106 Así, vid., por todos,Peláez, F. J., La transacción. Su eficacia procesal , Bosch, Barcelona 1987,
passim .
107 Cfr.Montero Aroca, J., La conciliación previa o extrajudicial en el proceso laboral , cit., p.
149;Monereo Pérez, J. L.,Moreno Vida, M.,Gallego Morales, A. J. (Coords.), Comentarios a la Ley de
Procedimiento Laboral , Comares, Granada 2001, p. 446.
Ello no obsta, sin embargo, para que del acuerdo alcanzado en conciliación previa
se deriven determinadas virtualidades que vinculan al órgano judicial durante el
proceso laboral ulterior. Así, como ha señalado reiteradamente el Tribunal Supremo,
cuando entre el acuerdo transaccional y el asunto planteado ante el juez concurren
los mismos elementos subjetivos y objetivos, cualquier de las partes puede plantear
la exceptio pacti o excepción de transacción, cuyo contenido vinculará al órgano
jurisdiccional (ya en su aspecto negativo de impedir una nueva decisión sobre el
fondo, ya en su aspecto positivo de condicionarla)108, pese a que la transacción
carece de los efectos de cosa juzgada material.
108 Así, SSTS de 10 de abril de 1985 , FJ 1; 14 de diciembre de 1988 , FJ 2; 11 de marzo de 1991 , FJ
2; 26 de enero de 1993 , FJ 3.
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114 Vid. STS de 2 de diciembre de 2002 , FJ 2. Debe subrayarse, además, que la prescripción extintiva,
al ser una institución que no se funda en razones de estricta justicia, sino que atiende a las pragmáticas
consecuencias de dotar a las relaciones jurídicas de un mínimo de certeza y seguridad, debe ser
interpretada con criterio estricto, de modo que ha de admitirse la interrupción del plazo prescriptivo en
todos aquellos casos en los que medien actos del interesado que evidencian la voluntad de conservar el
derecho. Conclusión, que, de otra parte, es conforme al art. 1973 del CC, cuando califica, entre otros, de
acto interruptivo de la prescripción, la «reclamación extrajudicial del acreedor».
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tuvieran disponibilidad en esa nueva fecha, el SIMA contactará con las partes para
que procedan a modificar su propuesta de designación.
En fin, el SIMA tiene la obligación de enviar todas las notificaciones y citaciones
por algún sistema que permita garantizar su recepción, así como tener constancia
de la misma. En todo caso, deberá quedar consignada la fecha y hora de su
recepción y la firma (física o electrónica) de la persona que se hace cargo del envío
o el sello de la empresa u organización destinataria.
Ahora bien, el problema radica en determinar lo que deba entenderse por justa
causa, para lo cual el Tribunal Supremo estima que se puede ser muy riguroso,
atendida la facilidad formal para conferir la representación, exigiendo además que la
justa causa se justifique se justifique antes del intento de celebración del acto de
mediación y no después116; aunque la concreta determinación de lo que deba
entenderse por justa causa para que surta efecto el art. 66.2 LRJS y pueda el
solicitante evitar los efectos negativos de la incomparecencia al acto de mediación
resulta necesariamente casuística117. En todo caso, la existencia de justa causa del
solicitante y su no comparecencia en el acto de mediación laboral previa suponen la
realización de una segunda citación, pero ello no supondrá la paralización de los
plazos legales de quince y treinta días establecidos en los arts. 65.1 y 2 LRJS118.
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117 A modo de ejemplo, se ha considerado como justa causa sufrir una lipotimia una hora antes de
celebrarse el acto y el averiarse el vehículo que le transportaba al lugar en que iba a tener lugar la
mediación [ STS de 17 de febrero de 1999 ], pero no el despiste sobre la hora de señalamiento del acto
de mediación [ STSJ de Extremadura de 30 de mayo de 2001 ]. También se ha de aceptar la dificultad de
alegar un retraso por accidente de tráfico el mismo día de la mediación, pero no se admite justa causa
por haberlo hecho en fase de recurso [ STSJ de la Comunidad Valenciana de 4 de abril de 2008 ]. Sin
embargo, la rigurosidad en la determinación de la justa causa a la que nos referíamos en el texto
principal no puede alcanzar al supuesto en que el solicitado presentó los documentos que acreditaban su
identidad, entre ellos el justificante de autorización temporal por estar caducado su permiso de conducir y
en fase renovación del mismo, firmando incluso en presencia del órgano de mediación para acreditar que
la firma era coincidente con la solicitud de mediación aceptada, sin ni tan siquiera darle la oportunidad de
subsanar el defecto in situ , ya que ello vulnera la doctrina del Tribunal Constitucional sobre el derecho a
la tutela judicial efectiva y a obtener una resolución de fondo con respeto a una interpretación favorable a
la eficacia del derecho [ STS de Madrid de 5 de noviembre de 2010 ]. Por el contrario, no se puede alegar
que la falta de caducidad de la acción ex art. 66.2 LRJS por falta de emplazamiento personal cuando la
realidad de haberse quedado a espaldas del proceso responde a circunstancias imputables es el propio
justiciable, bien por haberse situado al margen del litigio por razón de una situación pasiva con el objeto
de obtener ventaja de esa marginación (circunstancia que caracteriza intencionalmente la falta de
diligencia, al punto de concretarla en un ánimo de dificultar o impedir la localización para beneficiarse
posteriormente de una falta de notificación), bien por haberse acreditado un conocimiento extraprocesal
de la existencia del proceso; conocimiento extraprocesal que excluye la indefensión sencillamente porque
hay conocimiento y porque, por consiguiente, no ha existido posibilidad de defensa [ STC 158/2008, de
24 de noviembre , FJ 3; STSJ de Castilla-La Mancha de 14 de enero de 2016 , FJ3].
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cuando no comparece el solicitante, pues en ese caso no será posible cumplir el requisito de la
coincidencia entre la sentencia laboral y la pretensión de la mediación previa.
Con todo, si las partes en conflicto laboral han comparecido en el lugar, fecha y
hora indicada para la celebración del acto de mediación previa al juicio laboral,
durante la reunión cada una de las partes expondrá su posición y podrá
pronunciarse sobre las propuestas para la solución del conflicto que, en su caso,
realice el órgano de mediación, entre las que puede incluirse el sometimiento de las
discrepancias a arbitraje. En todo caso, las partes han de aceptar o rechazar de
manera expresa las propuestas formuladas, teniendo en cuenta que el acuerdo de
las partes de someter la cuestión a arbitraje termina la mediación sin necesidad del
agotamiento de los plazos.
Además, durante la comparecencia, el órgano de mediación intentará el acuerdo
de las partes, moderando el debate y concediendo a las partes cuantas
intervenciones considere oportunas al objeto de exponer sus respectivas
pretensiones para tratar de alcanzar un acuerdo transaccional; garantizándose, en
todo caso, el derecho de audiencia de los personados, así como el principio de
igualdad y contradicción, sin que se produzca indefensión.
En la mediación laboral previa rigen en su máxima expresión los principios de
oralidad, concentración e inmediación puesto que no existe un procedimiento stricto
sensu , sino simplemente la apertura de un espacio de diálogo en el que el órgano
de mediación concede la palabra a las partes para que hagan uso de ella cuantas
veces estimen pertinente, y en donde cabe la exhibición de todo tipo de documentos
y otros justificantes, así como la intervención de los abogados o graduados sociales
que acompañen a las partes en conflicto.
Asimismo, tras la comparecencia y dentro del plazo de diez días o del que hayan
acordado las partes, el órgano de mediación podrán formular propuestas para la
solución del conflicto, que deberán tenerse por no puestas en caso de no ser
aceptadas por las partes. Debe subrayarse, en este sentido, que la congruencia
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entre la solicitud de mediación previa y la posterior demanda laboral que el art. 80.1
LRSJ impone no alcanza a las propuestas del órgano de mediación o a las ofertas
realizadas por cualquiera de las partes durante la mediación si no son mutuamente
aceptadas durante el procedimiento, de tal forma que los ofrecimientos que puedan
haber hecho el empresario, o la aceptación o negativa del trabajador no vincularán a
las partes en el proceso laboral ulterior.
Por otro lado, en uso de su autonomía de la voluntad, durante la reunión de
mediación, las distintas representaciones de común acuerdo podrán solicitar su
aplazamiento a un momento posterior, incidente procedimental del que se habrá de
levantar acta.
Por su parte, el órgano de mediación también podrá proponer posteriores
reuniones orientadas a la solución del conflicto dentro del mismo procedimiento,
siempre y cuando las partes en conflicto estén de acuerdo con tal aplazamiento.
Igualmente, el órgano de mediación debe mantener el orden de la discusión, que
podrá dar por terminada tanto en el caso de alteración de dicho orden como cuando
aprecie la imposibilidad de alcanzar un acuerdo.
En efecto, la mediación termina o bien cuando las partes en conflicto laboral
alcanzan un acuerdo o bien cuando el órgano de mediación aprecia la imposibilidad
de alcanzar ningún acuerdo. En cualquier caso, el órgano de mediación levantará
acta del desarrollo de la reunión en la que dejará constancia de cuantas incidencias
con especial relevancia para el procedimiento se hayan podido producir a lo largo
de la tramitación, y hará constar expresa y alternativamente:
Que no compareció el solicitante, con la declaración de archivo.
Que no compareció el pretendido, con la manifestación de que el acto de
mediación se tiene por intentado sin efecto.
Que han comparecido las dos partes, y el acto se celebró, pero finalizó sin
avenencia.
Que el acto se celebró, lográndose entre las partes la avenencia, en cuyo caso
los acuerdos para solucionar el conflicto laboral deben reflejarse con la máxima
claridad.
El acta será firmada por las partes y por los miembros del órgano de mediación,
así como por los abogados y/o graduados sociales que, en su caso, hayan asistido
a las partes en conflicto durante la reunión de mediación. Debe señalarse,
igualmente, que si alguna de las partes se negase a firmar el acta, habría de darse
la mediación previa por celebrada sin avenencia ya que la firma de todas las partes
es requisito esencial al constituir la manifestación de la voluntad inequívoca de estar
de acuerdo con lo acordado.
En fin, acabadas las reuniones y recogida en el acta lo acontecido durante la
mediación en el sentido que fuere, el órgano de mediación entregará a las partes
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presentes una copia certificada del acta. Esa copia acreditará después que se ha
realizado la mediación, y demostrará el cumplimiento del presupuesto procesal ( art.
81.2 LRJS); siendo que, en el caso de que el acto termine con avenencia de las
partes, el certificado del acuerdo de mediación será igualmente título para iniciar
acciones ejecutivas sin necesidad de ratificación ante el juez o tribunal, y podrá
llevarse a efecto por los trámites previstos en los arts. 237 y ss. LRJS ( art. 68.1
LRJS).
Además, el SIMA está obligado a solicitar la inscripción en el Registro de
convenios y acuerdo colectivos de trabajo de ámbito estatal o supraautonómico
adscrito a la Dirección General de Empleo del acuerdo de mediación que tenga
legalmente reconocida eficacia de convenio colectivo o que derive de lo dispuesto
en un convenio colectivo.
Así, en primer lugar, el acto de mediación puede concluir con acuerdo entre las
partes, de tal forma que las partes deben renunciar en parte a sus pretensiones
para llegar a un acuerdo que permita alcanzar un negocio transaccional ( art. 1809
CC) mutuamente ventajoso123.
123 Ya se analizó, al referirnos a la conciliación previa, la posibilidad de que el empresario renuncie a la
totalidad de sus pretensiones o que acepte incondicionalmente las del trabajador, así como el criterio
jurisprudencial que, matizando el art. 3.5 TRLET, sostiene que aunque no resulta admisible una renuncia
pura y simple del trabajador, en el sentido de pérdida o extinción de sus derechos laborales sin
contraprestación, sí que cabe un negocio transaccional en el que las partes, dando o prometiendo alguna
cosa evitan el litigio poniendo fin al conflicto laboral existente; máxime cuando el derecho laboral objeto
de controversia se caracterice por la incertidumbre respecto de su contenido y/o existencia y, por lo tanto,
no forme parte incuestionable de la realidad jurídica del trabajador, tal y como ocurre, por ejemplo, en los
conflictos laborales en torno a la concreta determinación de los días de vacaciones o de los servicios
mínimos de una huelga.
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en el Acta tanto los extremos acordados como los no acordados con el objetivo de
cumplir con las previsiones de los arts. 63 y 156 LRJS. Además, si el acuerdo
consiste en la conversión del procedimiento de mediación en arbitraje, en el acta
final que lo recoja se hará referencia a la designación del árbitro, a las cuestiones
objeto del arbitraje, al compromiso de aceptar la decisión arbitral, si ha de ser en
derecho o en equidad y, en su caso, a la determinación del plazo para dictar laudo.
En todo caso, el acuerdo en mediación supone la terminación del conflicto laboral
y, como producto de la transacción entre las partes, el contenido del acuerdo obliga
a las mismas con fuerza de ley; no siendo posible que posteriormente el trabajador
vuelva a imputar a la empresa los mismos hechos que llevaron a la mediación, pues
ello implicaría negar la misma esencia de la transacción.
Además, el acuerdo conseguido en mediación, siempre que se den los requisitos
de legitimación legalmente establecidos, tendrá la misma eficacia que lo pactado en
el acuerdo tras el periodo de consultas al que se refieren los arts. 40, 41, 47, 44.9,
51 y 82.3 TRLET y art. 64.6 de la Ley Concursal. En los demás conflictos laborales
tendrá la misma eficacia que lo pactado en convenio colectivo, y será objeto de
depósito y registro y publicación en los términos previstos en el art. 90 TRLET.
Por estas razones, cuando entre el acuerdo transaccional y el asunto planteado
ante el juez concurren los mismos elementos subjetivos y objetivos, cualquier de las
partes puede plantear la exceptio pacti o excepción de transacción, cuyo contenido
vinculará al órgano jurisdiccional, pese a que la transacción carece de los efectos de
cosa juzgada material.
En segundo lugar, la mediación previa puede terminar sin acuerdo entre las
partes, en cuyo caso el órgano de mediación levantará acta en ese mismo instante,
registrando la ausencia de acuerdo y, en su caso, la propuesta o propuestas
formuladas y las razones alegadas por cada una de las partes para su no
aceptación.
En caso de desacuerdo en mediación no se habrá alcanzado la finalidad de poner
fin al conflicto laboral mediante un contrato de transacción, pero sí se ha constituido
el presupuesto procesal que deja expedita la vía para proceder a presentar la
demanda en el proceso laboral correspondiente, respetando claro está la
congruencia entre las pretensiones recogidas en la solicitud de mediación y en las
ejercitadas en la demanda del proceso laboral que exige el art. 80.1 LRJS.
En cualquier caso, finalizada la mediación, el Área de Procedimiento del SIMA
facilitará al Área Económica del SIMA la información y datos precisos para la
oportuna liquidación del expediente, de conformidad con las normas de retribución
de los mediadores y en función del número de reuniones, horas de actividad
mediadora, de si se cumplió con la obligación de presentar propuestas por escrito y
del resultado final de la mediación.
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125 Este procedimiento es, en esencia, idéntico al anteriormente regulado en las Leyes de Procedimiento
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Laboral de 1990 y 1995. Cabe recordar que, con anterioridad a ellas, no existía ninguna referencia a la
posibilidad de impugnación de la conciliación previa en las normas procesales labores, lo que no impidió
que doctrina (cfr., por todos,Montero Aroca, J., El proceso laboral , Vol. I, cit., p. 188) y jurisprudencia
[vid., por ejemplo. SSTS de 8 de febrero de 1983 ; 20 de diciembre de 1983 ; y 28 de noviembre de 1986
] la estimaran posible por aplicación analógica de lo establecido en relación a la conciliación judicial.
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refiere a las excepciones a la conciliación o mediación previas, de tal forma que sólo
cabrá impugnar el acuerdo alcanzado en vía extrajudicial cuando la conciliación no
sólo es obligatoria sino que, además, no resulta posible, lo que ocurre en los casos
previstos en el art. 64 LRJS que han de entenderse como prohibiciones legales de
transigir. El segundo es el relativo a la irrenunciabilidad de derechos de los
trabajadores prevista en el art. 3.5 TRLET que, como analizamos anteriormente, no
puede ser llevada al extremo de impedir al trabajador el transigir sobre sus derechos
adquiridos, porque ello conllevaría la inviabilidad del propio tramite conciliatorio o
mediador previos. En todo caso, de acuerdo con la jurisprudencia129, la causa
alegada en la impugnación del acta de conciliación o el acuerdo mediación debe ser
inexistente o ilícita para fundar la nulidad del acuerdo ( art. 1275 CC).
127 STSJ de Castilla y León de Burgos de 13 de julio de 1993 , FJ 2.º.
131 Cfr.Montero Aroca, J., La conciliación previa o extrajudicial en el proceso laboral , cit., p. 171.
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LRJS132, sin que pueda realizarse la impugnación por otro medio procesal, como
podría ser el pretender acudir a incidente relativo dentro del proceso de ejecución
en el que se ha instado precisamente la ejecución de lo convenido.
132 En este sentido se ha pronunciado la doctrina que se ha ocupado del tema. Así,Montero Aroca, J.,
La conciliación previa o extrajudicial en el proceso laboral , cit., p. 177;Romero Pradas, M. I., La
conciliación en el proceso laboral , cit., p. 343;García-Perrote Escartín, I., «Comentario al art. 67 LPL»,
cit., p. 532;Moreno Vida, M.,Gallego Morales, A. J. (Coords.), Comentarios a la Ley de Procedimiento
Laboral , cit., p. 450;Alonso Olea, M., yAlonso García, R. M., Derecho procesal del trabajo , 16.ª ed.,
Thomson-Civitas, Madrid 2010, p. 167.
134 Así, por ejemplo, SSTS de 15 de julio de 1997 ; 15 de diciembre de 1997 ; 25 de mayo de 2006 ; 19
de septiembre de 2006 ; 21 de diciembre de 2006 ; 29 de septiembre de 2008 , y STSJ de Andalucía de
Granada de 19 de enero de 2015 , FJ 1.
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judicial de tal manera que se permita un uso más eficiente de los recursos al
servicio público) sino también con el espíritu de la Ley Reguladora de la Jurisdicción
Social (que en el Apartado V de su Exposición de Motivos se destaca el impulso que
se da a la mediación para agilizar la jurisdicción social).
Por este motivo, interesa destacar especialmente la Sentencia de la Audiencia
Nacional de 27 de abril de 2016 puesto que, enfrentada a la demanda de ejecución
directa de un acuerdo de mediación alcanzado ante el SIMA, en el seno de un
conflicto meramente negocial o de intereses, y por tanto no de carácter
estrictamente preprocesal, la Audiencia Nacional se limita a afirmar su competencia
para conocer del asunto porque se trata de la ejecución de un acuerdo que pone fin
a un conflicto colectivo cuyo ámbito excede del de una Comunidad Autónoma.
De este modo, la jurisprudencia ha confirmado la posibilidad de solicitar la
ejecución de los acuerdos alcanzados ante los órganos de solución extrajudicial de
conflictos laborales (ya sea el SIMA o los Tribunales Laborales autonómicos) en
todos los tipos de conflictos laborales (ya sean jurídicos o de intereses), incluso sin
evidenciarse el carácter preprocesal del acuerdo.
Ello nos lleva a concluir que lo acordado en conciliación o en mediación (ya sea
preprocesal o autónoma para conflictos de interés) constituye título para iniciar
acciones ejecutivas con arreglo a lo dispuesto en el Libro IV LRJS, de conformidad
con lo previsto en el art. 68 LRJS; ejecución que debe efectuarse en los propios
términos del título que se ejecuta, de conformidad con lo dispuesto en el art. 241.1
LRJS136.
136 Auto AN de 6 de mayo de 2016 , FJ 2.
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y de la firmeza que adquiere para las partes137. Por lo tanto, el derecho a obtener la
tutela judicial efectiva, reconocido por el art. 24.1 CE, no faculta a la parte para
elegir, entre diversas modalidades procesales, la que estime más adecuada a sus
intereses, sino la que, en cada caso, esté prevista legalmente».
137 Vid. SSTSJ de Asturias de 20 de junio de 2003 , FJ 2; de Galicia de 19 de octubre de 2001 , FJ 2; de
Madrid de 10 de octubre de 2000 , FJ Único, y de Asturias de 12 de febrero de 1999 , FJ Único.
A mayor abundamiento, cabe recordar que, según dispone el art. 237.2 LRJS, la
determinación de la competencia objetiva para el proceso de ejecución de lo
convenido en conciliación o mediación previas, cuando en la constitución del título
no hubiere mediado intervención judicial, corresponde siempre a los Juzgados de lo
Social.
Igualmente, y de acuerdo también con el art. 237.2 LRJS, la competencia
territorial para ejecutar lo convenido en conciliación o mediación corresponde al
Juzgado en cuya circunscripción se hubiere constituido el acta de conciliación o el
acuerdo de mediación impugnados.
Por otra parte, las excepciones a la regla general de competencia funcional y, en
su caso, de competencia territorial para el conocimiento de los procesos de
ejecución se contiene en el art. 237.3 LRJS al establecer que «en los supuestos de
acumulación de ejecuciones y en los de atribución en exclusiva del conocimiento de
la ejecución a determinados Juzgados de lo Social en el ámbito de una misma
circunscripción, se estará a su regulación específica»; excepción que se integra con
las disposiciones que regulan la acumulación y los Juzgados de Ejecuciones ( arts.
38 y 237.4 LRJS), que no inciden en las competencias de las Salas de los Social de
los Tribunales Superiores de Justicia o de la Audiencia Nacional. En consecuencia,
en el proceso de ejecución queda excluidas las salas de lo Social, aunque el asunto
fuera de su competencia de acuerdo con los arts. 7 a 9 LRJS.
Por lo que respecta a la legitimación, la legitimación activa corresponde a la parte
afectada por el incumplimiento. El legitimado pasivo, para que contra él se dirija la
ejecución, es la persona que aparece como tal en el título ejecutivo: ya el acta de
conciliación ya el acuerdo de mediación. Es decir, legitimado pasivo a los efectos de
ejecución de lo acordado en conciliación o mediación previas es la persona que
intervino en la conciliación o mediación previas y asumió alguna obligación, y no
cabe dirigir esa ejecución contra personas distintas, ni siquiera alegando la
existencia de responsabilidad solidaria, que no podrá declararse en el proceso de
ejecución ni aun por la vía del incidente del art. 238 LRJS.
Ello no obstante, si resulta de aplicación el incidente procesal del art. 238 LRJS
en el supuesto de sucesión, para establecer la legitimación de los herederos.
Cuando la conciliación o mediación previas ha sido realizada por una física o
jurídica y luego se produce la muerte o sucesión empresarial de la misma, el
proceso de ejecución ha de dirigirse contra las personas físicas que sean sucesoras
del finado o contra las personas jurídicas sucesoras de la sociedad transaccional
que llegó al acuerdo ahora en ejecución. Es evidente que la legitimación de los
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