Historia Del Derecho Mexicano Vol 1
Historia Del Derecho Mexicano Vol 1
Historia Del Derecho Mexicano Vol 1
Presentación
XV
Prólogo XVII
Introducción XIX
Volumen 1
1. Generalidades 1
2. El Derecho prehispánico 31
3. Derecho castellano 115
Índice onomástico 162
Índice analítico 165
Volumen 2
4. Derecho indiano 1
5. Derecho insurgente 219
Índice onomástico 265
Índice analítico 269
Volumen 3
6. Derecho del México Independiente 1
7. El Derecho porfirista 143
8. El Derecho revolucionario 167
Índice de contenido
Presentación XV
Prólogo XVII
Introducción XIX
1. Generalidades
2. El Derecho prehispánico
Justificación del tema 33
Limitaciones y cronología 35
Distribución geográfica de los pueblos prehispánicos de México 38
Importancia de la agricultura en el desarrollo
de los pueblos prehispánicos 39
Derecho olmeca 41
Importancia del arte olmeca 42
Economía 43
Otros aspectos de la cultura olmeca 43
Derecho teotihuacano 44
Derecho maya-quiché 46
Cronología 47
Fuentes 48
Organización política 50
Organización social 52
Estructura económica 55
Derecho penal 55
Derecho familiar 56
Derecho mexica, azteca o tenochca 58
Origen y peregrinación 58
Etapas históricas 60
Fuentes 61
Organización política 73
índice de contenido XIII
Los tlatoanis 76
El calpulli 82
Organización social 85
Organización económica 87
Instituciones militares 90
La tenencia de la tierra 92
Estructura judicial 93
Derecho procesal 95
Derecho penal 97
Derecho fiscal 99
Derecho familiar y educación 101
El mundo prehispánico en vísperas de la conquista 112
3. Derecho castellano
Área geográfica 116
Cronología y evolución histórica 116
Fuentes 120
Elementos jurídicos formativos 121
Celtas e iberos 121
Fenicios y cartagineses 122
Derecho griego 123
Derecho romano-bizantino 125
Derecho visigótico 126
Instituciones feudales 128
Derecho árabe 135
Derecho canónico 141
Derecho franco 145
La obra jurídica de Alfonso X el Sabio 147
Derecho foral 151
Los gremios 153
El consulado y las leyes mercantiles 154
Recopilaciones 155
Las universidades medievales 156
XIV índice de contenido
El Regio Patronato
159 160
Índice onomástico
índice analítico
Presentación
Concepto de historia
1
Edward H. Carr, La Historia, Salvat, Barcelona, 1973, pág. 30.
-'Juan Brom, Para comprender la Historia, Nuestro Tiempo, México, 1987, pág. 17.
3
César Cantú, Historia universal, Gassó Hermanos Editores, Barcelona, s/f, tomo I, pág. 88.
' H. Carr, op. cit., pág. 53.
1. Generalidades 3
Concepto de Derecho
Concepto de mexicano
El hecho histórico-jurídico
El objeto mismo de la historia es el hecho histórico, es decir, el actuar del
hombre en otras épocas. Alberto Malet señala: "El conjunto de los hechos
históricos ocurridos desde la más remota antigüedad hasta nuestros días
constituye la historia... Sin embargo, no todos los hechos del pasado en-
tran en la historia; sólo son hechos históricos los que han influido de
algún modo en los acontecimientos posteriores." 11
Ahora bien, nuestro objeto de estudio se limita al campo del Dere-
cho; así, puede hablarse del hecho histórico-jurídico como un aconteci-
miento humano pretérito con contenido normativo, por ejemplo, la ex-
pedición y vigencia de las Siete Partidas, el procedimiento inquisitorial, el
juicio militar incoado a Maximiliano de Habsburgo o los debates del Con-
greso Constituyente de 1916-1917.
Características
De este modo, el hecho histórico y específicamente el hecho histórico-
jurídico presenta las características siguientes:
Origen de la asignatura
El Derecho es una creación cultural tan antigua como puede serlo la vida
humana comunitaria; sin embargo, dentro de la ciencia jurídica la especia-
lidad encargada de historiarlo es relativamente nueva.
Esta escuela interpretativa del Derecho, surgida a principios del siglo xix
en Alemania, se basa en la concepción de que el Derecho no es un pro-
ducto de la razón sino del espíritu del pueblo. Por tanto, nace de la entra -
ña misma de cada pueblo y de su historia. Es, además, parte orgánica de la
vida nacional y, por ende, emanación de su sentir ético-espiritual, que
cambia cuando cambia ese sentir.12
Por lo mismo, esta escuela considera necesario que los juristas al inter-
pretar una norma lo hagan dentro del contexto de otros conocimientos con-
temporáneos de economía, sociología o política. Esto era de aplicación indis-
pensable, sostenían los historicistas, cuando se trataba del estudio del Derecho
romano, cuyas características e instituciones no serían entendidas más que a
la luz del marco cultural de la propia civilización romana, de ahí que fue en el
campo de esta especialidad donde nació y se desarrolló la escuela histórica.
En la Universidad de Gottingen, en 1788, un maestro de Derecho ro-
mano escribió la obra titulada Manual de Derecho natural, que otro ilustre
alemán, Karl Marx, denominó el antiguo testamento de la escuela histórica. En
ese libro se considera al Derecho como un producto histórico, ya que sus
normas son reflejo de cada sociedad en un contexto temporal determina -
do y, por ello, sólo pueden ser interpretadas y entendidas dentro del mismo
marco de referencia. Con estas ideas, su autor Gustav Hugo se convirtió en
el "padre de la historia del Derecho", disciplina que entonces se hizo necesa-
ria para establecer una auténtica interpretación normativa.
Entre los discípulos de Hugo sobresale Friedrich Karl von Savigny, quien
destacó como un importante tratadista de Derecho romano y cuya obra e in-
fluencia intelectual aún persisten. Él manifestaba que el Derecho es un produc-
to histórico y social, puesto que cada sociedad genera su propio sistema nor-
mativo; además, sostenía que el Derecho alemán se derivaba directamente del
Derecho romano, por lo cual se le tiene como uno de los fundadores de la
escuela romanista del Derecho. Otro discípulo famoso fue Friedrich Eichhorn,
quien escribió Historia del Estado y del Derecho, prácticamente el primer libro
de historia del Derecho. Este autor postulaba que el Derecho alemán encuen-
tra sus raíces en el sistema jurídico de los pueblos autóctonos de esa nación,
por lo que se le considera uno de los fundadores de la escuela germanista.
Como puede observarse, en una o en otra escuela se está atendiendo a los
antecedentes histórico-jurídicos, en este caso del Derecho alemán.
Seguidores de la escuela histórica del Derecho en general fueron
Mommsen y Jhering, entre otros. La escuela histórica del Derecho distin-
12
Sabinúm Ventura Silva, Derecho romano, 6a. ed., Porrúa, México, 1982, pág. 53.
10 Historia del Derecho mexicano
13
Para conocer los títulos de las obras de estos autores, las fechas de sus ediciones y sus características
más relevantes, véase Marco Antonio Pérez De los Reyes, Historia del Derecho mexicano. Antología,
División de Universidad Abierta, Facultad de Derecho, UNAM, México, 1994, tomo I, págs. 34 a 43.
1. Generalidades 11
Marco Antonio Pérez De los Reyes, Historia del Derecho mexicano, op. cit., pág. 25.
12 Historia del Derecho mexicano
Método
15
Para ahondar en la historiografía del Derecho mexicano recomendamos consultar la magnífica
síntesis elaborada por José Luis Soberanes Fernández, Una aproximación a la historia del sistema
jurídico mexicano, op. cit., págs. 13 a 26.
1. Generalidades 13
Concepto de método
La palabra método proviene del griego methos, que significa "camino, di-
rección", y se puede definir como el conjunto de procedimientos y técni-
cas aplicables para obtener un conocimiento. En cada área de conocimiento
deben aplicarse métodos específicos que serán determinados por la natu-
raleza del objeto de estudio; por eso el maestro español Alfonso García
Gallo señala: "El modo de concebir y elaborar la ciencia de la historia del
Derecho no puede quedar al arbitrio del estudioso, sino que le viene im -
puesto por el objeto de que se ocupa." 11'
Métodos generales
Se llaman métodos generales los que son aplicables en cualquier área del
conocimiento, incluso en los conocimientos vulgares que carecen de siste-
matización; están basados en los principios elementales de la lógica y, por
lo mismo, se utilizan en todo razonamiento, por sencillo que éste sea.
Esos métodos son los siguientes:
Métodos particulares
' Graciela Macedo Jaimes, Elementos de historia del Derecho mexicano, 2a. ed., Universidad Autónoma
del Estado de México, Toluca de Lerdo, Edo. de México, 1996, vas. 16.
J
1. Generalidades 19
cadena evolutiva del Derecho, pues continúa sobre las bases jurídi-
cas del pasado a la vez que sirve a las del porvenir.
• Brinda un valioso servicio a la historia universal, ya que al estu
diar el orden normativo de otras épocas se obtiene un panorama
total de los logros, alcances y limitaciones de las sociedades anti
guas.
• Ofrece al legislador la indispensable cultura histórico-jurídica para
fundamentar y orientar su creatividad. Soberanes Fernández finali
za con este pensamiento de enorme trascendencia: "la ciencia his
tórico-jurídica es un valor espiritual en sí, independientemente del
servicio práctico que a historiadores y juristas puede prestar, y en
consecuencia, digna de ser estudiada por ella misma". 18
su estudio resulta de sumo interés no sólo para los juristas, sino para el estudioso de
las ciencias sociales en general... Por otra parte al jurista, al estudiante de Derecho, al
juez, al legislador, el conocimiento de la historia del Derecho le proporciona una
visión de lo que ha sido su ordenamiento jurídico, la forma en que juristas de épocas
pretéritas han resuelto problemas que pueden ser semejantes a los que se les plantean,
los factores que condicionaron la creación de las normas, las causas que llevaron a los
tribunales a pronunciarse en un sentido determinado, la relatividad del Derecho; en
una palabra, les proporciona un conocimiento más profundo del Derecho que están
estudiando, aplicando o creando.
18
José Luis Soberanes Fernández, op. cit., págs. 10 a 13.
"' María del Refugio González, Introducción al Derecho mexicano (Historia del Derecho mexicano), UNA
México, 1981, págs. 9 a 12.
20 Historia del Derecho mexicano
' Marco Antonio Pérez De los Reyes, Historia del Derecho mexicano, op. cit., pág. 60.
1. Generalidades 21
_- Marco Antonio Pérez De los Reyes, Historia del Derecho mexicano, op. cit., pág. 62.
22 Historia del Derecho mexicano
Marco cronológico
Relatividad territorial
23
Marco Antonio Pérez De los Reyes, Historia del Derecho mexicano, op. cit., pág. 58.
30 Historia del Derecho mexicano
Graciela Macedo Jaimes, Elementos de historia del Derecho mexicano, 2a. ed., Universidad Autónoma
del Estado de México, Toluca de Lerdo, Edo. de México, 1996, pág. 27.
32 Historia del Derecho mexicano
s
Marco Antonio Pérez De los Reyes, Historia del Derecho mexicano. Antología, Paquete Didáctico de la
Dirección de la Universidad Abierta de la Facultad de Derecho de la UNAM, México, 1983, pág. 60.
34 Historia del Derecho mexicano
4
Marco Antonio Pérez De los Reyes, op. cit., pág. 60.
2. El Derecho prehispánico 35
Limitaciones y cronología
5. Una mayor división del trabajo, que si bien ya se había dado desde la
época del hombre cazador, con la agricultura se hizo rutinaria e in-
dispensable.
Derecho olmeca
5
Guillermo Floris Margadant, op. cit., pág. 10.
42 Historia del Derecho mexicano
Economía
7
Marco Antonio Pérez De los Reyes, op. cit., pág. 65.
44 Historia del Derecho mexicano
Derecho teotihuacano
Derecho maya-quiche
' Marco Antonio Pérez De los Reyes, op. cit., pág. 91.
2. El Derecho prehispánico 47
i j|,t
les ha surgido una especialidad, la mayología, cuyos trabajos son cada vez
más profundos. Por eso el historiador del Derecho cuenta ahí con abun-
dante material para documentar su análisis y fundamentar sus hipótesis.
La cultura maya se ubica en Centroamérica, fundamentalmente en
Guatemala, Belice, parte de El Salvador y Honduras. En esta área desta-
can, entre muchos, los sitios arqueológicos de Tikal, Copan y Quiriguá.
En territorio mexicano los tenemos en Chiapas, parte de Tabasco,
Campeche, Yucatán y Quintana Roo, en centros arqueológicos como Itzapa,
Palenque, Bonampak, Chichén Itzá, Mayapán, Uxmal y Tulum. Toda el
área está cubierta de ruinas arqueológicas, muchas de las cuales todavía
esperan mayor investigación y divulgación.
Cronología
Fuentes
Entre las fuentes clásicas para el estudio del Derecho maya podemos citar
las siguientes:
a) El Libro de los Libros de Chilam Balam, del que hay varias versiones,
la más difundida de las cuales es la de Chumayel. Chilam es el
nombre que se daba al sacerdote supremo como una derivación
2. El Derecho prehispánico 49
Organización política
Del llamado Viejo Imperio se conoce tan poco en lo que hace a su organi-
zación política que difícilmente se puede, con suficientes bases, tratar de
reconstruirlo. En cambio, del Nuevo Imperio se tiene mayor noticia.
Entre los mayas privó la organización de ciudad-Estado, de suerte
que cada ciudad era autónoma y predominaba sobre un grupo de aldeas
2. El Derecho prehispánico 51
Chichén-Itzá Itzaes
Uxmal Xiu
Mayapán Cocom
1
Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 14.
52 Historia del Derecho mexicano
Organización social
En la ciudad
Halach-Uinic
(Verdadero hombre)
Ah-Kule-Boobs (mensajeros-
ejecutores)
Ah-Cuch-
Caboob
(Senado
local)
Ah-Hol-Popob
director, a
la cabeza
de la estera
Ah-Holops
(jefes de
actividades)
12
Juan de Dios Pérez Galaz, Derecho y organización social de los mayas, Diana, México, 1983, págs. 63 y 64.
13
Alberto Ruz Lhuillier, Los antiguos mayas, Fondo de Cultura Económica, México, 1999, pág. 130 y
siguientes.
2. El Derecho prehispánico 55
Estructura económica
Derecho penal
El Derecho penal maya era muy severo. El procedimiento penal era uniinstancial,
ya fuera ante el Batab o ante el Ahau, según que el delito se hubiera cometi-
do en la aldea o en la ciudad; no cabía pues la apelación. En una sola au-
diencia se efectuaba todo el proceso y se llegaba a la sentencia, absolutoria o
condenatoria, expresada de viva voz. Se desarrollaba el proceso en la plaza
pública popilná. Desgraciadamente, las partes podían dar presentes al juez.
Había responsabilidad colectiva de toda la familia en caso de daño en
propiedad ajena. Sin embargo, se distinguía entre delito doloso (general-
mente castigado con pena de muerte) y delito culposo (con reparación
del daño o indemnización).
14
Juan de Dios Pérez Galaz, op. cit., pág. 95.
56 Historia del Derecho mexicano
Derecho familiar
El matrimonio (kaminicté) era monogámico, pero los nobles por lo gene-
ral tenían varias esposas, si bien sólo una de ellas, no necesariamente la
primera, disfrutaba de mayores derechos. Hoy en día en algunas comuni-
dades de origen maya es frecuente la poligamia.
El primer matrimonio era concertado por los padres de los contra-
yentes por medio del sacerdote llamado atanzahoob, quien en nombre del
padre del pretendiente llevaba regalos a los padres de la novia; estos rega-
los variaban en calidad según la condición social de los implicados. Gene-
ralmente se tenía que solicitar hasta dos o tres veces el permiso de los
consuegros, en cada ocasión llevando obsequios, si bien es cierto que por
lo regular se terminaba aceptando. Esta costumbre aún se observa en al-
gunas zonas indígenas del sureste de México.
Al solicitar a los padres a su hija para contraer matrimonio, el
atanzahoob o "pedidor" decía: "He venido a hacerles una petición, he veni-
do a tocar a su puerta por su regalo, por su esfuerzo. He venido a traerles
un dolor de cabeza, he venido a traerles un dolor de corazón. He venido
de rodillas, he venido bajando la cabeza, con este hijo, con este flojo, con
este haragán (el regalo es la novia, el flojo es el pretendiente)." 15
' Federico Navarrete Linares, La vida cotidiana en tiempos de los mayas, Ediciones Temas de hoy,
Colección Historia de México, México, 1996, pág. 66.
2. El Derecho prehispánico 57
La pareja era considerada como un solo rostro, el que con sus dos
lados y ambos ojos semeja al hombre y a la mujer, y así decían: "Señor
nuestro. Santo Padre, haz que entre en su cabeza, haz que entre en su
corazón, haz que decida en su cabeza, haz que decida en su corazón. Que
una persona no puede vivir sola, ni puede estar sola con un solo lado de
su rostro, un solo ojo. Porque fuiste tú quien lo hizo así, fuiste tú quien
decidió que deben haber dos ojos, dos lados de un rostro."'"
Al fijarse la fecha de la boda, el padre del futuro marido pagaba a su
consuegro el precio de la novia o haab-cab y en ocasiones se daba el com-
promiso de que, una vez casado, el yerno trabajara por un tiempo gratui -
tamente las tierras de su suegro.
A veces los contrayentes apenas se conocían, pero eso no importaba
si eran obedientes a los deseos de sus respectivos padres; recuérdese que
los "matrimonios por amor" son prácticamente realidades de nuestro
tiempo.
La sociedad maya era masculinizada y la mujer no gozaba de un buen
estatus. De niña debía apegarse a su hogar y de adulta, al de su marido. Se
prohibía a las niñas jugar con niños y a las jóvenes hablar o siquiera ver a
los varones. Si en el camino se encontraban un hombre y una mujer, ésta
debía bajar la mirada y cederle el paso a él. Si la sorprendían hablando con
un hombre la reprimían severamente y, en caso de insistir en su conducta
"deshonesta", le aplicaban polvo de chile en los ojos y en los genitales.
Al irse a la siembra el marido, la esposa había de proporcionarle el
pozol, hecho con maíz y cacao. A su regreso debía tenerle preparada la
comida. Todos los varones comían primero, mientras las mujeres, en si-
lencio y con la vista baja, se preocupaban de servirles los platillos, y cuan-
do ellos habían concluido y se retiraban, ellas podían comer lo que sobra-
ra. Se daba lo mejor de la comida al padre y al abuelo; los niños y las
mujeres comían lo que sobrara. Todas estas costumbres, muy del gusto de
los pueblos prehispánicos, aún se observan en muchos lugares del país,
incluso en clases medias urbanas.
Las mujeres, sin embargo, eran muy trabajadoras, responsables y lim-
pias; todo el día traían cargando a sus pequeños hijos apoyados en las
caderas, mientras que, según Landa, los hombres eran apáticos y dados a
la murmuración y el ocio. A cambio de esto realizaban ritos de iniciación
y penitencias muy crueles, como el hecho de atravesar sus miembros viri-
les con espinas y pasar así hebras de henequén para quedar "ensartados" y
su sangre ofrecerla untada a sus ídolos.
Origen y peregrinación
Mucho se ha dicho, con base en los mismos textos de ellos, que su origen
se remonta a un lugar lejano ubicado en el norte del país y al que denomi-
2. El Derecho prehispánico 59
Tecpanecas Azcapotzalco
Tlaxcaltecas Tlaxcala
Mexicas México-Tenochtitlan
60 Historia del Derecho mexicano
Etapas históricas
La breve historia de los aztecas puede resumirse en las etapas que se mues-
tran en el cuadro 2.2.
Si tomamos en cuenta el tiempo trascurrido entre 1325 (fundación
de Tenochtitlan) y 1521 (caída de la ciudad en manos de Cortés), estamos
hablando de sólo 196 años, a lo largo de los cuales lograron los aztecas
realizar todo su ciclo histórico (origen, esplendor y decadencia). Este ci -
clo suelen tenerlo las civilizaciones al cabo de muchos siglos, como es el
caso de los egipcios, los griegos y los romanos, pero recorrerlo en tan sólo
' Carlos Martínez Marín, "Peregrinación de los Mexicas", en Historia de México, Salvat, México, 1978,
tomo 4, pág. 776.
2. El Derecho prehispánico 61
dos siglos, con un promedio de ocho generaciones (una por cada 25 años,
lo cual es razonable), es decir, de un tatarabuelo a un bisnieto, es algo insó-
lito en la historia universal, lo que hace que el pueblo mexica se convierta
en una cultura particularmente atractiva para los expertos en la materia.
Fuentes
En el caso de los aztecas, sus fuentes de información son muy ricas y variadas:
1. Códices. La palabra códice empezó a usarse desde fines del siglo xix
para designar a los manuscritos elaborados dentro de la tradición
62 Historia del Derecho mexicano
1
María Sten, Las extraordinarias historias de los códices mexicanos, 3a. ed., Joaquín Mortiz/Contrapun-
tos, México, 1975, págs. 94 y 95.
64 Historia del Derecho mexicano
19
Ángel María Garibay, proemio general a la Historia general de las cosas de la Nueva España, 5a. ed.,
Porrúa, México, 1982, pág. 13.
70 Historia del Derecho mexicano
Organización política
' Este estudio se incluye en el núm. 57, tomo XV, enero-marzo de 1965, págs. 81 a 124 de esa
importante publicación.
74 Historia del Derecho mexicano
Los tlatoanis
21
Es mítica porque todos los tlatoanis se consideraban descendientes, en alguna medida, de
Huitzilopochtli, el dios de la guerra; viril porque únicamente podía ser tlatoani un varón, y unidinástica
ya que gobernó una sola familia.
2. El Derecho prehispánico 77
Tlatoani Huaytlatoani
Tecpalcantecutli (monarca,
jefe de Estado)
teuctlis
(jueces)
Pochtecas
(comerciantes
Tlatocan Consejo embajadores)
de los 20
calpulleques o
jefes de barrio Tlacatecutlis
(comandantes
águila y jaguar)
Tlacochcálcatl
(jefe de
arsenal)
Telpochtlatoques
(jefes de 400
hombres)
(continúa)
2. El Derecho prehispánico 79
(continúa)
80 Historia del Derecho mexicano
Acamapichtli
(descendiente de
Huitzilopochtli)
hijos
hijo
Moctezuma
llhuicamina
nie os
hijos hijo
Moctezuma Cuitláhuac
Cuauhtémoc
Xocoyotzin
El calpulli
Calpulleque Tecuhtli
(jefe de (jefe militar del
barrio) calpulli)
21
Víctor M. Castillo Farreras, Estructura económica de la sociedad mexica, según las fuentes documentales,
Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, México, 1972, pp. 73 y siguientes.
84 Historia del Derecho mexicano
;
Víctor M. Castillo F., op. cit., pág. 73.
2. El Derecho prehispánico 85
Por ello, el sujeto dentro del calpulli podía hacerlo todo; fuera del
mismo, estaba condenado a la miseria y al desamparo.
El calpulleque asignaba las tierras de cada familia, que debían ser culti-
vadas. Si en un ciclo agrícola no había cosechas por descuido o negligen-
cia, el calpulleque amonestaba a la familia respectiva, pero si se daba la
reincidencia se le quitaba su parcela y se le expulsaba del calpulli.
A la llegada de los conquistadores la organización colectiva del calpulli
fue desapareciendo paulatinamente, pero en lugares apartados de la in-
fluencia europea aún subsiste.
Organización social
derados libres, algo más humano que lo que al respecto disponía el Dere-
cho romano.
Las causas de liberación eran:
• El matrimonio con el dueño o la dueña, según el caso.
• Por autorrescate, pagándole al dueño su valor comercial. Esto impli
ca que el esclavo conservaba su propio patrimonio, lo cual no era
posible en el Derecho romano.
• Por disposición del dueño, sin que para esa manumitió fueran necesa
rias las solemnidades del Derecho romano.
• Por escaparse del mercado de esclavos y poner un pie en excremento
humano.
• Por alcanzar "asilo" en el templo o en el palacio real.
Si el esclavo era obediente, debía manifestar su consentimiento para
ser vendido a otro dueño; pero si era rebelde, corría el riesgo de ser sacri-
ficado a los dioses.
De acuerdo con las consideraciones anteriores, tal vez no se trataba
de una verdadera esclavitud, sino de una servidumbre extrema.
La estratificación de la sociedad azteca se presenta en el cuadro 2.4.
Estamento Composición
Tlatoani, huaytlatoani, tecpalcantecutli Gobernante supremo de origen divino
Pochtecas Comerciantes
Tamemes Cargadores
Tlacollis Esclavos
Organización económica
En materia económica los aztecas evolucionaron mucho, tanto en el ámbi-
to local como en el intercambio a grandes distancias. Era tan significativo
88 Historia del Derecho mexicano
Es sabido que los gobernantes, de manera especial Ahuízotl, los tenían en mucho
aprecio y les hacían obsequios y homenajes, aunque por otro lado les prohibían que
hicieran ostentación de su riqueza. Gozaban de privilegios semejantes a los que tenían
los nobles; entre otras cosas, podían poseer tierras, usar insignias y ropas de algodón
y sandalias para ciertas ceremonias.
Se consideraban a la misma altura que los guerreros distinguidos por su valen-
tía. Cuando alguno moría en el camino, no se le enterraba, sino que arreglaban su
cuerpo con pintura y papeles, lo metían en una angarilla y lo colocaban hasta arriba de
un monte, para que fuera al cielo donde moraba el sol, junto con los soldados que
morían en combate y las mujeres fallecidas en parto.
Estos personajes cumplían importantes funciones; además de la comercial eran
embajadores, espías y promotores culturales, y cuando se requería, guerreros, lo cual
no era infrecuente; en sus largas travesías, no faltaba quien quisiera asaltarlos y se
sabe que muchos de ellos se distinguían por su valor.
La vida de estos mercaderes ocupa parte importante de la vasta obra de fray
Bernardino de Sahagún y se conoce como Pochtecayotl (el arte de traficar), maravillosa-
mente estudiada por don Ángel María Garibay y su ilustre discípulo Miguel León-
Portilla. En ella nos enteramos de "cómo comenzaron a ser tenidos por señores y
honrados como tales", "de las ceremonias que hacían cuando partían", "de las que
26
Ángeles González Gambio, Grandeza mexicana a fin de milenio, Colección iYa Leíssste?, Biblioteca
del ISSSTE, Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, México,
1999, págs. 10 y 11.
90 Historia del Derecho mexicano
hacían cuando llegaban", "del modo que tenían de hacer banquetes" y muchos capítu-
los más, verdaderamente fascinantes.
Llama la atención conocer el refinamiento y pulcritud que guardaban en sus
ceremonias. Cuando llegaban a su casa por la noche, se reunía toda la familia y el
servicio y después de servir la ofrenda del dios, "se da lavamano y lavaboca a la gente,
luego se da de comer. Cuando se ha comido, otra vez se da lavamano y lavaboca y ya
sale el tazón de cacao y luego se da tabaco, se fuma".
De las provisiones que hacía un pochteca para la ceremonia de purificación nos
dice Sahagún: "preparaba maíz y frijol y grano de chía, en recipientes de palo; la van a
necesitar todos, será ayuda para que no tengan sed. Compraba chile, en seguida los
guajolotes, unas ochenta o cien piezas, luego compraba perros, que servían de sopor-
te al guajolote al darlo de comer a la gente: abajo en la cazoleta de mole ponían el
pedazo de perro y encima la carne de guajolote, luego adquiría cacao y tres o cuatro
canoas de agua". (Hay que recordar que los perros eran unos animales limpios,
criados y engordados especialmente para ese fin, se dice que eran sabrosísimos.)
Instituciones militares
La tenencia de la tierra
Tlatocalli El tlatoani
Estructura judicial
29
Víctor M. Castillo Ferreras, "Fuerzas y relaciones mexicas de producción', en Historia de México, op.
cit., tomo 4, pág. 872.
94 Historia del Derecho mexicano
Derecho procesal
Tribunales especiales
Jueces menores
electos anualmente en
cada calpulli. Su
nombramiento lo hacía
oficial el tlatoani. Había
para nobles y para
plebeyos
I
Tecuhtlis o teuctlis
Jueces menores anualmente e cada
calpulli electos n
Derecho penal
Derecho fiscal
• Tenochtitlan: 40%
• Texcoco: 40%
• Tacuba: 20%
Para los aztecas la familia era una institución básica y siempre mostraron
gran respeto por ella. De alguna manera era obligatorio para los varones
casarse entre los 20 y 25 años de edad. En Tlaxcala, a quienes llegaban a
los 30 años sin casarse se les quemaba públicamente el cabello.
La familia era patrilineal. El matrimonio solía ser monogámico, pero
los nobles podían tener varias esposas, si bien una de ellas, no necesaria-
mente la primera, tenía la preferencia en derechos y sus hijos eran preferi-
dos en la herencia del padre. Esta costumbre de los pillis o nobles fue
motivo de muchos disgustos con los frailes misioneros del siglo XVI cuan-
do pretendían regularizar las uniones paganas por medio del ritual cristia-
no del matrimonio, pues los indígenas querían casarse, sí, pero con todas
sus mujeres.
Existía la costumbre de casarse la viuda con el hermano del marido
fallecido, costumbre que se llama levirato, tomando en cuenta algo similar
ocurrido en el Derecho hebreo. El consentimiento de los padres era nece-
sario para contraer matrimonio.
La mujer ocupaba un lugar inferior en la vida social y familiar. Se le
acostumbraba desde niña a ir al mercado y hacer las tareas del hogar.
Según el padre Diego Duran, gustaban las mujeres tanto de ir al mercado
que si les daban a escoger entre irse al cielo o ir al mercado, preferían lo
segundo.31
Cuando estaban embarazadas, si había un eclipse o al finalizar el ciclo
o siglo de 52 años del calendario azteca, eran encerradas en grandes tina -
jas o en el temascal y se les tapaba la cara con una máscara para evitar que
el niño naciera como un monstruo. Si morían de parto, eran deificadas y
se les llamaba mocihuaquelzis o mujeres valientes.
Silvia Garza Tarazona, La mujer mesoamericana, Colección Mujeres en su tiempo, Planeta, México,
1991, pág. 30.
102 Historia del Derecho mexicano
los niños y niñas los despertaban de madrugada para que ayudaran en las
tareas del hogar.
Al respecto dice el Códice Mendocino: "mira que no seas dormidora,
despierta y levántate a la medianoche... que de noche te levantes y veles...
echa de ti presto la ropa, lávate la cara, lávate las manos, lávate la boca..."
Se hacía siempre, en el hogar, la distinción entre hombres y mujeres.
Así, las mujeres solteras no podían sentarse a la mesa con sus hermanos o
con ningún hombre hasta que se casaran.
Los aztecas eran sumamente limpios. Toda casa, por humilde que
fuera, tenía su temascal o pequeña cavidad de tabiques y piedras que ca -
lentaban con leña, como verdadero sauna, frotándose el cuerpo con fibra
de maguey. Al salir de ese baño de vapor se metían a tinajas de agua fría,
que según Cortés, "...parece muy dañino", pero que en realidad los mantenía
sanos y frescos. El baño era diario para todo tipo de edades y se conside -
raba causal de divorcio que la mujer, con frecuencia, no tuviera prepara -
do el temascal y la comida al regresar su marido del trabajo cotidiano, así
como también la halitosís o mal aliento de cualquiera que lo padeciera;
por eso mascaban yerbas olorosas. Su ropa, aun entre los macehuallis, siem-
pre estaba impecable, ya no se diga en el caso de los altos nobles; se sabe
que Moctezuma Xocoyotzin se bañaba tres veces al día, sin repetir vesti-
mentas. Había incluso una deidad de los baños llamada Yoalticitl.
Los niños eran castigados con severidad por sus faltas, a veces se les
colocaba de bruces sobre un brasero con humo de chile o se les atravesaba
el cuerpo con espinas de maguey.
El padre Motolinía detalla los siguientes aspectos de la formación de
los niños mexicas:32
Es de uso general entre las madres bañar desde que nacen a sus niños chiquitos que
traen a cuestas, en los arroyos o ríos o fuentes, luego en amaneciendo. Y esto no sólo
en verano, sino mucho mejor en invierno, y en tierras frígidísimas, una de las más frías
de la Nueva España es la provincia o Valle de Toluca.
Esto guardan también los indios al pie de la letra: que como los grandes, así
hombres como mujeres, usan cargarse (las mujeres poniendo lo que llevan por carga
dentro de un lienzo como sabanilla, y anudada por los cabos la echan al cuello, y los
hombres con una faja de palma o de juncia, tejida de hasta cuatro dedos en ancho se
asientan en la frente con sus cabos de recio cordel, que llaman mecapal, para atar con
ellos la caja o carga que han de llevar, se cargan de tres y cuatro arrobas sobre las
espaldas), así a sus hijuelos chiquitos les hacen unos mecapalejos también chiquitos, con
sus cordelillos que parecen juguetes, en que les atan alguna carguilla liviana confor-
me a sus corpezuelos, no para que sirva de algún provecho, porque es nada lo que
2
Toribio Benavente, R. P. o Motolinía, Historia de los indios de la Nueva España, Editorial Nacional,
México, 1967.
104 Historia del Derecho mexicano
llevan, sino para que se hagan a la costumbre de echar sobre sí aquel yugo cuando sean
grandes. Y cuando son de ocho a diez años cargan tan buena carguilla, que a un español
de veinte se le haría de mal llevarla mucho trecho. Y las madres, por lo consiguiente,
enseñan a sus hijuelas desde que saben andar, a traer algún Machuelo de alguna cosa
liviana envuelta en su paño, y la ligadura o nudos echados al cuello, que es la usanza
femenil. Durante la niñez o puericia de los indígenas, los que los cuidaban tenían mucho
en cuenta que no viesen por sus ojos actos ni pinturas torpes, ni oyesen pláticas ni
palabras feas, porque lo que se ve, oye y habla en la niñez, adelante se toma en costum-
bre de lo usar. Y de aquí proceden todos los filósofos a enseñar que a los mozuelos,
desde su tierna edad, sus padres y ayos les ejercitan en honestos ejercicios y trabajos.
rio de lo que me habéis aconsejado. Vuestra carne y sangre soy, por lo cual confío que
otros consejos me daréis. Yo os doy las gracias, y estéis en buena hora, y reposad.
te excuses. No digas que harás lo que no puedes; si otra fuere llamada y no fuere presto
al mandado, ve tú con diligencia. No te des a cosas malas, ni a la fornicación. No te
muerdas las manos como mal mirada. No sigas tu corazón porque te harás viciosa.
No tomes por compañeras a las mentirosas, ladronas, malas mujeres, callejeras,
ni perezosas, por que no te dañen ni perviertan. Mas entiende sólo a lo que conviene
a tu casa y a la de sus padres, y no salgas de ella fácilmente, ni andes por el mercado o
plaza ni en los baños, ni por los caminos, que todo esto es malo y perdición para las
mozas; porque el vicio saca deseo y desatino. No entres, hija, sin propósito en casa de
otro porque no te levanten algún testimonio, pero si entrares en casa de tus parientes
tenles acatamiento y hazles reverencia y luego toma el huso y la tela o lo que allí vieres
que conviene hacer y no estés mano sobre mano.
Cuando te casares y tus padres te dieren marido, no les seas desacatada, mas en
mandándote en hacer algo, óyelo y obedece y hazlo con alegría. No le enojes ni le
vuelvas el rostro, ponió en tu regazo y con amor. No le afrentes delante de otros
porque a ti afrentarás en ello. Tendrás cuidado de las tierras que tuvieres y de proveer
a los que te labraren. No te descuides ni andes perdida de allá para acá, porque así ni
tendrás casa ni hacienda. Si hicieres, hija, lo que te tengo dicho serás tenida en mucho
y amada de todos y más de tu marido.
Madre mía, mucho bien y merced habéis hecho a mí vuestra hija. Con vuestros sudo-
res me criasteis y me mantuvisteis, y aún no me olvidáis ahora dándome aviso, icón
qué os lo pagaré yo, madre mía, o cómo os lo serviré? Porque aún soy muchacha y
juego con la tierra y hago otras niñerías y no me sé limpiar las narices. ¡Oh!, tuviese
Dios por bien que mereciese yo tomar algo de tan buenos consejos, porque siendo yo
la que vos deseáis, halláis vos parte de los bienes que Dios me hiciere. Yo os lo
agradezco mucho, consolaos, madre mía.
' Francisco Larroyo, Historia comparada de la educación en México, 9a. ed., Porrúa, México, 1970, pág. 69.
2. El Derecho prehispánico 107
31
Miguel León-Portilla, op. cit., pág. 378.
** Miguel León-Portilla, La educación entre los mexicas. Historia de México, pág. 891.
108 Historia del Derecho mexicano
Matrimonio provisional Sujeto a condición, por ejemplo, tener un hijo, lo que haría
prolongarlo indefinidamente. La mujer entonces era
tlacallacahuilli
Concubinato Simple unión sin formalidades, al que se recurría general-
mente por no poder costearse la fiesta de un matrimonio.
La mujer era llamada temecauh
Poligamia Sólo para los nobles. Una de las mujeres era la legítima o
cihuatlantli y las otras cihuapillis, de las cuales unas
habían sido dadas en matrimonio por sus padres (se lla-
maban cihuanemactli), o eran producto del botín de los
guerreros {tlacihuantin)
2. El Derecho prehispánico 109
cuerdan en señalar el amor y la gentileza de los padres hacia sus hijos y la ausencia casi
total de represión física, e invitan a la joven a quebrantar las técnicas de comporta -
miento espontáneas adquiridas de niña.
38
Osear Cruz Barney, Historia del Derecho en México, Oxford University Press, México, 1999, pág. 25.
114 Historia del Derecho mexicano
Área geográfica
llamaron Asthor, las altas montañas, hoy Asturias. Con el tiempo ambos
pueblos se fusionaron creando la civilización celtíbera, de gran importan-
cia cultural.
También llegaron a España los fenicios procedentes del Líbano, famo-
sos comerciantes y marinos, cuyas naves surcaron el Mediterráneo y reali-
zaron no sólo una importante labor mercantil, sino que sirvieron de enlace
y de difusores de la cultura entre los diversos pueblos de la costa medite-
rránea, de ahí la relevancia de este pueblo. En aquel tiempo era básico
surtirse de metales, y precisamente España se encontraba en la llamada
ruta del estaño, camino hacia las islas del sur de la actual Inglaterra; por eso
los fenicios fundaron allí algunas colonias o factorías que les servían de
puntos de abastecimiento, de ubicación de astilleros para construir y repa-
rar sus naves, y de centros comerciales para ejercer su actividad mercantil.
Así surgió el puerto de Gadir o Gadez, hoy Cádiz, Malaca o Málaga y Abdera
o Adra. Una de sus colonias ubicada en el norte de África, casi frente a la
península itálica, en territorio del actual Túnez, fue Cartago, que con el
tiempo adquirió plena autonomía como reino independiente y que sostu-
vo tres guerras contra Roma por la hegemonía comercial del Mediterrá-
neo, las llamadas Guerras púnicas, en la época de la República romana. En
la primera de ellas Hispania fue aliada de Cartago y, en consecuencia,
sufrió los efectos de la derrota, pues los romanos vencieron en las tres
guerras. A raíz de ello hubo un asentamiento considerable de cartagineses
en territorio español conocido como Nueva Cartago o Cartagena. Igual-
mente, en la segunda Guerra púnica, unos 200 años a.C, Aníbal, rey de
Cartago, pasó por la región con su impresionante ejército y sus elefantes,
camino a Roma, si bien algunos comerciantes se fueron quedando en di-
versos lugares de esta ruta para colonizar.
A partir del siglo vn a.C. comenzaron a darse los primeros asenta-
mientos griegos, especialmente de comerciantes oriundos de la isla de
Rodas. Una de estas colonias, por cierto muy floreciente, fue Ampurias,
en Cataluña, palabra que proviene del griego emporios, es decir, "merca-
do". También en la época de la República romana sus legiones se anexaron
el territorio de Hispania, pero no con facilidad, pues por espacio de dos
siglos hubo necesidad de sostener largas y sangrientas luchas con sus habi-
tantes, siempre en guerra de guerrillas y en donde el movimiento cumbre
lo protagonizaron el jefe hispano Viriato y el general romano Escipión
Emiliano, quien tuvo que recurrir al magnicidio para vencer la resistencia
heroica de Viriato.
Sin embargo, el hecho que marca para los españoles su máximo es-
fuerzo y sacrificio por la independencia fue el sitio de la ciudad de
118 Historia del Derecho mexicano
Numancia, adonde Roma tuvo que enviar 60 mil legionarios para doblegar
a 8 mil celtíberos, en las cercanías de Garay en el río Duero, hasta que los
últimos defensores decidieron suicidarse con sus familias para no caer en
manos de Escipión Emiliano. Cuando los invasores entraron en la ciudad,
dice un testigo, el historiador romano Polibio, no encontraron más que
cadáveres y restos humeantes, metro y medio de carbones y de tierra calci-
nada;2 finalmente Hispania fue incorporada a Roma en calidad de provin-
cia, tan unida después al Imperio que algunos hispanos figuraron entre los
hombres célebres de Roma, como es el caso del filósofo Lucio Anneo
Séneca, originario de Córdoba y maestro de Nerón, y el mismo emperador
Adriano, nacido en la Bética, hoy en ruinas cerca de Sevilla, en Andalucía.
Más tarde el cristianismo se extendió en España según la tradición,
no confirmada ni negada históricamente, por el apóstol de Cristo, Santia -
go Zebedeo, llamado El mayor, quien introdujo este culto en la región y fue
perseguido con especial encono por los romanos. Esto hizo trascender a la
fama a multitud de mártires, entre los que destacan los santos Santiago,
Lorenzo, Eulalia y Fructuoso, y en Elvira, cerca de Granada, se celebró en
el 306 un concilio, el primero con sede en España. Así, a través de los
tiempos el país ibérico ha sido considerado como baluarte del cristianismo
universal. Se sabe que en España la autoridad del papa era acatada con
fidelidad, a pesar de que la Iglesia española disfrutaba de amplia autono-
mía; por eso los pontífices romanos se apoyaban en gran medida en los
obispos españoles para combatir todo tipo de herejías.
Al finalizar la Edad Antigua se acentuó el poderío militar de los pue-
blos bárbaros, extranjeros que hasta entonces habían sido sometidos por
los romanos y que procedían de todos los confines del Imperio. Los había
rubios como los germanos o de raza mongólica como los tártaros. Entre
estos grupos destacan los godos, pueblo indogermánico proveniente del
mar Báltico, quienes se dividían en godos propiamente dichos, ostrogodos
y visigodos. Estos últimos avanzaron hasta el Danubio, pero el emperador
Teodosio los derrotó y tuvieron que aceptar un pacto de alianza con los
romanos, lo que les permitió, en calidad de colonizadores, avanzar hacia el
sur del Imperio.
A la muerte de Teodosio en el año 392, el Imperio se dividió definiti-
vamente en dos partes, la oriental y la occidental, lo cual debilitó aún más
el ya decadente poder de los romanos, por lo que los pueblos bárbaros
pudieron tomar más posiciones. Así, los pueblos de origen germánico
irrumpieron en España: los suavos ocuparon Galicia, los vándalos la Bética,
'- Jean Descola, Historia de España, Juventud, Barcelona, 1974, pág. 35.
3. Derecho castellano 119
3
Toribio Esquivel Obregón, Apuntes para la Historia del Derecho en México, 2a. ed., Ponúa, México,
1986, pág. 36.
120 Historia del Derecho mexicano
Fuentes
Las fuentes para el estudio del Derecho castellano son similares a las del
Derecho indiano; por eso en el capítulo siguiente se remitirá al lector al
análisis que se presenta a continuación.
3. Derecho castellano 121
Celtas e iberos
era común en esa época, en hombres libres y esclavos. Había nobles y plebe-
yos, y los últimos buscaban el apoyo de los primeros; por lo mismo, se les
sometía, a manera de la clientela en Roma, pero con tanta solidaridad que
los sujetos sometidos a un jefe militar lo protegían con sus escudos y cuerpos
y llegaban al extremo de suicidarse si aquél moría, para seguirlo.4
La familia era monogámica. El marido pagaba el "precio de la novia"
y la mujer se dedicaba al trabajo del campo. La tierra se dividía anualmen-
te entre los jefes de familia; cada quien cultivaba en forma independiente,
pero la cosecha era de todos y así se repartía.
En materia penal se aplicaba la pena capital para casos graves, como
el parricidio, en el cual la ejecución se llevaba a cabo por lapidación o por
despeñamiento; también se permitía la justicia por propia mano mediante
el duelo, así como la amigable composición. Para los prisioneros de guerra
no había más que esclavitud o ejecución, y en algunos casos se les cortaba
la mano derecha para ofrendarla a sus dioses. Sin embargo, respetaban a
los miembros de una embajada enemiga e incluso llegaron a celebrar con-
venios de hospitalidad y comercio con otros pueblos como los romanos y
los griegos. Los celtíberos tenían en tan alto concepto esos convenios, que
el vínculo así generado era permanente y se hacía obligatorio en su cumpli-
miento de padres a hijos. Se sabe además que acuñaron monedas y que
mantuvieron un comercio próspero y amplio.
Fenicios y cartagineses
Derecho griego
Guillermo Floris Margadant S., Panorama de la Historia universal del Derecho, 5a. ed., Miguel Ángel
Porrúa, Librero-Editor, México, 1996, pág. 75.
3. Derecho castellano 125
Derecho romano-bizantino
Derecho visigótico
Instituciones feudales
La Edad Media, como etapa de la historia universal, abarca desde 476 hasta
1453, enmarcada en estos extremos por la caída del Imperio romano de
Occidente y del Imperio romano de Oriente. Así, comprende un periodo
de casi mil años durante los cuales se fue formando el mapa actual de los
países de Europa, con la mezcla de elementos étnicos y culturales de la
civilización romana y de los pueblos bárbaros, tal como sucedió en España
entre lo romano y lo visigótico.
Durante ese tiempo la conjunción de pueblos de diversos orígenes y de
diferentes grados de civilización originó que en algunas regiones se desa-
rrollaran prácticas jurídicas prerrománicas de antecedentes bárbaros, que
implican necesariamente una situación de retroceso, en ocasiones muy
dramático, pero que alcanzaron notable popularidad al grado que ahora
las consideramos típicas de la Edad Media. Entre estas instituciones desta-
can las que se detallan a continuación:
11
Toribio Esquivel Obregón, op. cit., pág. 43.
7
Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 156.
8
Ibidem, pág. 172.
132 Historia del Derecho mexicano
Las que hemos mencionado son sólo algunas de las instituciones que
pueden apuntarse en la Edad Media europea, muchas de las cuales tienen
un origen netamente bárbaro, otras romano y algunas más musulmán. En
esa convivencia tales culturas, amalgamadas con el cristianismo, fueron
dando sus características básicas al Derecho castellano.
Derecho árabe
9
Consuelo Sirvent Gutiérrez y Margarita Villanueva Colín, Sistemas jurídicos contemporáneos, Colec
ción Textos Jurídicos Universitarios, Oxford University Press Hada, México, 1996, pág. 120.
10
Virgil C. Gheorghiu, La vida de Mahoma, Luis de Caralt, Barcelona, 1963, pág. 87.
11
Ibidem, págs. 100 y 101.
12
Ibidem, pág. 100.
3. Derecho castellano 137
ese matrimonio nacieron siete hijos, pero sólo uno de ellos logró sobrevi-
vir y tener descendientes: su hija Fátima.
Una vez integrado al comercio caravanero, Mahoma tuvo oportuni-
dad de visitar Yemen, Siria, Omán e Israel, y allí conoció las religiones
hebraica y cristiana, así como algunas sectas indias. Así tuvo contacto con
monjes cristianos y con nestorianos o monjes sirios.
Él de suyo era un hombre apacible y sólo se sabe que cuando tenía 14
años tuvo que participar en la llamada guerra del crimen o de la violación del
mes sagrado de los koreichitas con otras tribus, pero su papel se limitó,
según la tradición, a recoger las flechas que lanzaba el enemigo para entre-
garlas a los guerreros de su pueblo.
Ya mayor, Mahoma intervino en una decisión que podría haber pro-
vocado un cisma entre los koreichitas, respecto a quiénes tendrían el privi-
legio de colocar la piedra negra de Abraham en el nuevo templo construi-
do en La Kaaba, a raíz de un incendio que había destruido el anterior. Él
pidió que en un lienzo se colocara la piedra y éste fuera sostenido y condu-
cido por representantes de todas las facciones en discordia.
Mahoma acostumbraba hacer oración solitaria en la montaña llama-
da Hira ("montaña de la Luz"), cercana a La Meca, y según dijo allí se le
apareció el arcángel Gabriel para darle los principios de una nueva y verda-
dera fe, basada en la proclamación de un solo Dios, de nombre Alá o Allah
("el Señor de esta casa"). Esto ocurrió aproximadamente en el año 610
d.C, a propósito de la celebración del mes sagrado o Ramadán, y el hecho
se conoce como la noche del Kadir (en la que conviene velar y orar, pero
lamentablemente no se sabe con precisión en cuál de las 30 noches del mes
tuvo lugar la aparición); entonces, dice Mahoma, "me hallaba de pie, pero
enseguida caí de rodillas. Después me alcé con los brazos temblorosos". 13
Luego vino un periodo de meditación y revelación, el Farah, que terminó
tres meses después, cuando el mismo Gabriel le dijo: "Tu Señor te dará
mucho y quedarás satisfecho. ¿No te halló huérfano y te dio un refugio?,
¿no te encontró perdido y te guió?, ¿no te encontró pobre y te enriqueció?
No engañes al huérfano. No rechaces al mendigo. Y de la bondad de tu
Señor habla a los demás."14
Los primeros seguidores en esta nueva fe, llamada islámica o musulma-
na, fueron su propia esposa, su primo Alí y Zeid, un hijo suyo adoptivo.
El tratadista Jaime Vela del Río, experto, entre otros temas, en Dere-
cho musulmán afirma: "El término Derecho musulmán, que proviene del
19
Virgil C. Gheorghiu, op. cit., pág. 110. 14
Ibidem, pág. 114.
138 Historia del Derecho
mexicano
15
Jaime Vela del Río, Apuntes de Derecho musulmán, Colección Dixe de Textos Jurídicos, Kadmos,
México, 1996, págs. 4 y 5. 16Virgil C.
Gheorghiu, op. cít., pág. 119.
3. Derecho castellano 139
17
Para mayores detalles sobre los aspectos del Derecho árabe se recomienda las obras de Guillermo
Floris Margadant, Jaime Vela del Río y la de Consuelo Sirvent Gutiérrez y Margarita Villanueva
Colín, ya citados, así como Sistemas jurídicos contemporáneos, de José Humberto Zarate Pérez, Ponciano
Martínez García y Alma de los Ángeles Ríos Pérez, McGraw-Hill, México, 1997.
18
Jaime Vela del Río, op. cit., pág. 12.
3. Derecho castellano 141
Sura IV
124. ¿Quién prefiere religión más hermosa, que el que se ha entregado por entero a
Dios, obra el bien y sigue la creencia de Abraham con toda seguridad?
150. ...Hemos preparado para los infieles un suplicio ignominioso.
151. ...Dios es indulgente y misericordioso.
Sura IV
Sura XVII
Derecho canónico
Debe entenderse por tal el sistema jurídico que regula a la Iglesia católica
apostólica romana. Se denomina así porque proviene del griego canon,
que significa "regla o precepto", y es la división establecida tradicional-
mente por la Iglesia en su normatividad.
Su origen se remonta a los comienzos del cristianismo, cuando los
apóstoles de Cristo se dispersaron por diferentes lugares para divulgar el
Evangelio. En ese tiempo, para apoyar su misión apostólica formaban cole-
gios presbiterales, que ellos mismos dirigían realizando frecuentes visitas y
escribiendo cartas o epístolas a las primitivas comunidades cristianas.
Cuando el número de conversos creció en forma considerable los
apóstoles tuvieron necesidad de delegar sus funciones en los obispos nom-
brados para tal efecto. Posteriormente, la elección de estos prelados se
19
Mahoma, el Corán, traducción de Joaquín García Bravo, Editorial Nacional, México, 1974.
í
142 Historia del Derecho mexicano
1. Los Evangelios según San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan,
que son los únicos reconocidos por la Iglesia; cualquier otra versión
(Santo Tomás, San Pedro, etc.) se considera apócrifa.
2. Los hechos de los apóstoles, que narran los realizados por éstos para
divulgar el Evangelio en diferentes lugares del mundo entonces cono
cido.
3. Las Epístolas o cartas de los primeros dirigentes de la Iglesia a las
diversas comunidades: 14 epístolas de San Pablo; una de Santiago;
dos de San Pedro; tres de San Juan y una de San Judas Tadeo.
' Varios, Nuevo Derecho canónico. Manual universitario, Biblioteca de Autores Cristianos, Editorial
Católica, Madrid, 1983, pág. 39. ' Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 145.
144 Historia del Derecho mexicano
Eugenio IV, Nicolás V, Calixto III, Pío II, Paulo II y Sixto IV; es decir,
abarcan un periodo que va de 1316 a 1484.
12. El Corpus Iuris Canonici, de 1580, con cuyo nombre designó Gregorio
XIII la recopilación y actualización de todas estas compilaciones ante-
riores; reconoció además su carácter oficial y lo diferenció del Corpus
Iuris Civiles de Justiniano. Tiene como antecedente el Corpus Iuris Cano-
* nici de 1500, edición privada.
Derecho franco
quistas previas y las del propio monarca, su reino era muy extenso: abarca-
ba Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, norte de Italia, norte de España,
Luxemburgo, Andorra y parte de Austria, vasto territorio al que se le dio
el nombre de Sacro Imperio Romano. En la Navidad del año 800 Carlomagno
fue coronado emperador del mismo por el papa León III, su aliado, al que
aquél le había reintegrado sus territorios pontificios en Italia y su autori -
dad puesta en peligro por intrigas de los cardenales de la época. Por eso, el
papa en el momento de su coronación se arrodilló ante el monarca en
señal de respeto a su investidura, encarnando en él la autoridad política y
espiritual de Europa, ya que desde la época del Imperio romano no se
había formado otro Imperio tan amplio y sólido como éste, que se exten-
día desde el río Elba hasta el Ebro.
La unidad de este reino se basaba en la lealtad que todo hombre libre
debía jurar al rey ante algún objeto sagrado, por ejemplo, la reliquia de
algún santo. Esa lealtad implicaba la obediencia a todo mandato real, el
pago de tributos y, en su caso, la prestación de servicios militares.
Carlomagno dividió el reino en provincias o condados, cuyos titula-
res eran nombrados por el emperador y vigilados por los missi dominici o
inspectores enviados por el monarca periódicamente para verificar el esta-
do de la administración pública. Los enviados podían ser laicos o religio-
sos y con el tiempo fueron facultados a nombrar regidores que acudieran
a los tribunales y cuyas opiniones debían ser tomadas en cuenta. En las
fronteras se levantaban fortalezas llamadas marcas al mando de un militar,
el marqués, cuya misión era velar por la seguridad del reino. Muchas pro-
vincias eran administradas por la Iglesia, dada la unión entre la Corona y
el papa.
En cada primavera y otoño y en distintas ciudades del reino se cele-
braban magnas asambleas entre el emperador, sus 12 pares (ministros) y
todas las autoridades civiles y religiosas. En estas reuniones, llamadas capí-
tulos, se atendían diferentes aspectos políticos, militares, religiosos, econó-
micos y culturales, y se dictaban normas o leyes capitularías, que ahora se
agrupan con el nombre de leyes carolingias o Derecho franco-caro Ungió.
Carlomagno unificó la moneda y se reservó, sobre los señores feuda-
les, el derecho de acuñarla. Así surgió el denario carolingio de plata, que
circuló en toda Europa; dividió la propiedad rural en indominicata o tierra
de los señores; mansos o tierra de los siervos, y tierras colectivas para uso
del pastoreo, recolección de frutos silvestres y trabajo de leñadores.
Los hombres del pueblo se dividían en ingenuos (libres) y servi (lega-
dos a la tierra de su señor); a su vez, los esclavos fueron haciéndose escasos
porque la Iglesia prohibía la esclavitud de los bautizados.
3. Derecho castellano 147
Por aquel tiempo gobernaba en Castilla Fernando III, quien luego fue
canonizado, y durante su gobierno el reino alcanzó un notable grado de
prosperidad, a más de que el monarca siempre apegó todos sus actos de go-
bierno a la decisión de las Cortes y fue muy respetuoso de la libertad de sus
subditos. De alguna manera trató de fortalecer la unidad de los reinos
cristianos en su lucha de Reconquista contra los árabes, empeño en el que
se avanzó mucho gracias al esfuerzo conjunto de San Fernando y de Jaime
I, el Conquistador, rey de Aragón, quienes lograron reducir el territorio
hispano-árabe a una pequeña franja en Andalucía.
En este contexto se desarrolló la vida y la obra de Alfonso X llamado
el Sabio, hijo de Beatriz de Suabia y de Fernando III el Santo, quien nació
en Toledo en 1221 y murió en Sevilla en 1284. En 1252 ocupó los tronos de
León y de Castilla, continuó la guerra de Reconquista y se hizo famoso con
las tomas de Niebla y de Cádiz. Más tarde pretendió sus derechos al trono
del Sacro Imperio Germánico, a través de la línea materna, pero esto le
acarreó impopularidad en España debido a las drásticas medidas que tomó
en materia económica por sostener la guerra contra Alemania, por lo que
la nobleza siempre se le manifestó adversa.
Para colmo murió su hijo Fernando de la Cerda, a quien correspondía
la sucesión del trono, y entonces se trabó una lucha entre los hijos de éste
y don Sancho el Bravo, hijo segundo de Alfonso X. Las cosas llegaron al
extremo de que las Cortes, reunidas en Valladolid, lo depusieron y nom -
braron a su hijo como Sancho IV.
A pesar de estos graves problemas políticos Alfonso X realizó una
gran labor cultural; hizo de Toledo, Sevilla y Murcia tres centros básicos de
difusión intelectual. Su propia obra es muy vasta y abarca estudios científi-
cos, textos literarios y de divulgación, e incluso algunos tratados de carác-
ter militar y filosófico. Pero lo que a nosotros nos interesa destacar es su
obra jurídica, que se resume en el cuadro 3.1.
Las Siete Partidas constituyen la cumbre de la obra jurídica de Alfonso
X. Los temas que contienen son los que se muestran en el cuadro 3.2.
Al parecer, el LiberJudiciorum elaborado por los visigodos fue traducido
al castellano por órdenes de Alfonso X y adquirió el nombre de Fuero Juzgo, el
cual se otorgó a varias ciudades de Castilla. Por otra parte, comenzó a surgir la
disputa de jurisdicciones entre los casos que debían resolverse por las autori-
dades jurisdiccionales de las ciudades y los de lajusticia real. Así fue redactado
El Speculum o Espéculo, como un modelo de Código procedimental, pero por la
oposición a que se aplicara quedó sólo como antecedente u obra doctrinal.
Las Cortes de Zamora, en 1274, determinaron que se denominaría
casos de Corte a aquellos a los que se les aplicara el Derecho real, y que los
3. Derecho castellano 149
(continúa)
150 Historia del Derecho mexicano
II El rey y los
funcionarios públicos
con sus facultades y
deberes
III Los jueces y el
procedimiento judicial
IV
V
Derecho foral
23
José Luis Soberanes Fernández, op. cit., pág. 42.
152 Historia del Derecho mexicano
26
Para más detalles acerca del tema se recomienda la obra de Tomás Muñoz y Romero, Colección de
fueros municipales, Madrid, 1874, mencionada por Toribio Esquivel y Obregón, op. cit., pág. 130.
3. Derecho castellano 153
rial foral, ya desaparecido para nosotros. Contiene unos 300 artículos, agru-
pados sin método, con costumbres de varias regiones, privilegios y fazañas.
Más tarde, en 1365, en tiempos del rey Pedro I se escribió el Fuero Viejo
de Castilla, en cinco libros (con Derecho público, Derecho penal, jueces y
procedimientos, obligaciones y prescripciones, y Derecho familiar).
También se le llama Fuero de los Fijosdalgo, es decir, de los nobles, a los que
sus disposiciones beneficiaban particularmente ya que se decía que: "a todo
solariego puede el señor tomarle el cuerpo e todo quanto en el mundo
ovier".27
Los gremios
Desde la época del Derecho romano surgió la idea de agruparse los traba-
jadores y productores de una misma actividad, por ejemplo, carpinteros,
herreros, panaderos, etc. En Roma no se veía con mucha simpatía a esta
unión porque permitía la mejor defensa de sus intereses y de sus tarifas,
pero ya en la Edad Media, en las aldeas y ciudades tuvieron mucho presti-
gio; se les llamaba, desde el Derecho romano, collegium, societas, gremium; y
si los organizaba la Iglesia, hermandades y cofradías. En algunos lugares se
les denominó guildas. Tenían su propia reglamentación, su santo patrono,
sus fiestas religiosas y civiles; formaban sus miembros un fondo de ahorro
para ayudar a sus lisiados y enfermos, así como para costear entierros y
ayudas para viudas y huérfanos. En una época en que no existía la seguri-
dad social, los gremios contribuyeron al bienestar de sus miembros.
La organización interna de los gremios era muy rígida. Los agremiados
se dividían, según la antigüedad en el oficio, en maestros, oficiales y apren-
dices. Cuidaban mucho su prestigio y la manera de elaborar sus productos,
por lo que los secretos de la producción eran divulgados sólo cuando se
había demostrado la lealtad al grupo.
Para aprender el oficio se celebraba un contrato con el gremio, gene-
ralmente de cuatro años, durante los cuales el aprendiz vivía en la casa del
maestro, quien lo alimentaba y vestía, mientras que el novato le debía obe-
diencia filial y podía ser castigado siempre que no lo lesionaran, en caso
de cometer alguna imprudencia.
Para pasar de la categoría de aprendiz a oficial se requería presentar
rigurosos exámenes y si se lograba acreditarlos, se podía abrir una tienda
o un taller, afiliándose al gremio y pagando las cuotas respectivas.
Recopilaciones
!
Rolando Tamayo Salmorán, La Universidad, epopeya medieval (notas para un estudio sobre el surgimiento
de la Universidad en el Alto Medievo), Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, México, 1987.
158 Historia del Derecho mexicano
29
Guillermo Floris Margadant S., op. cit., pág. 201.
30
Ibidem, pág. 202.
3. Derecho castellano 159
El Regio Patronato
' Guillermo Floris Margadant S., Introducción a la historia del Derecho mexicano, op. cit., pág. 95.
160 Historia del Derecho mexicano
Ionización fue tan importante. Como se verá más adelante, este derecho de
patronato (del latín, patronatus, "protección") fue después motivo de gran-
des disputas entre el Vaticano y el gobierno mexicano independiente, para
determinar si éste era ahora titular del derecho concedido al gobierno
novohispano o si requería un concordato específico de la Santa Sede.
32
A mayor abundamiento del origen antiguo y actual de la palabra Constitución, véase la magnífica
obra de Rolando Tamayo y Salmorán, Introducción al estudio de la Constitución, Instituto de Investiga-
ciones Jurídicas, UNAM, México, 1989,
3. Derecho castellano 161