Pulsión Anal
Pulsión Anal
Pulsión Anal
TRASTORNOS ESFINTERIANOS
Por Sergio Higa
Freud:
Generalidades
La vez pasada vimos la pulsión oral y hoy hablaremos de la pulsión anal ¿Por qué
en este orden y no al revés? Por una idea materilista muy sencilla, resaltada por Lacan en
uno de sus seminarios cuando dice que en la fase pre-genital, el objeMarcelli (2007)
arranca su desarrollo sobre este tema diciendo que existe una relación entre este
trastorno y los hábitos de limpieza. Lo cual invita a pensar la posibilidad de que algunos
rasgos de la personalidad global encuentren su causa en las fuentes pulsionales, es decir,
la zona erógena del cuerpo que aparece desarrollada en Tres ensayos (Freud, 1905). De
ser así, podemos preguntarnos también qué otras manifestaciones de la vida general
encuentran su fuente en las pulsiones. Por ejemplo, siguiendo a Freud (Freud, 1908)
podemos agregar también el del uso del dinero sobre el cual vamos a hablar después.
Vamos a centrarnos sobre todo en lo que tiene que ver con la encopresis (defecación
involuntaria) ya que la Enuresis (micción involuntaria) es un síntoma que no es posible
asociar directamente a ninguna pulsión, sólo es posible decir a ciencia algunas cosas
tales como a qué edad será necesario consultar. Aunque la enuresis para Freud se
trataba de un sustituto de la masturbación (Freud, 1958 [1911]) y en consecuencia se
podría hablar de pulsión genital, en caso de que exista, este síntoma aparece antes de
que aparezca esa fase evolutiva. Lacan puso en duda la pulsión fálica porque, como
vimos en clase, el falo, en tanto objeto con prestancia, atraviesa a todas las etapas del
desarrollo libidinal.
De todos modos no hay que perder de vista que para que el control se realice, es
necesaria una cierta maduración en la motilidad vesical y eso no responde al
condicionamiento, amenaza, atención o falta de atención del entorno, sino a cuestiones
referidas a la maduración siológica, es pura natura que por supuesto deberá interactuar
con nurtura, pero la nurtura por sí sola no alcanza, es decir, por mucho que se intente y
estimule, es imposible lograr que un niño de un mes de vida avise para ir al baño. Sería
como creer que si se lo estimula día y noche, el niño va a aprender a hablar o caminar al
mes de haber nacido cuando en realidad sabemos que para que el niño hable o camine,
fi
fi
fi
fi
fl
fl
fi
se necesita todo un despliegue neuronal, mielinización, progresión de re ejos, etcétera,
que se da a determinada edad, no antes y tampoco después.
Marcelli habla de repleción que, según lo que encontré, hace mención al proceso y
el resultado de repletar: hacer que algo quede repleto (lleno). Por ejemplo: “Una vez
que se produzca la repleción de este depósito, tendremos que encontrar un nuevo
espacio”, “La repleción del recipiente obligó a los cientí cos a buscar otro receptáculo”,
“Aún falta para la repleción de este lugar”. Entonces cuando el autor se re ere a repleción
está diciendo que el nene orina y hace caca una vez que ha terminado de comer. De
manera re eja se activan.
Diagnóstico diferencial
Contexto cultural
Cuando Marcelli habla de contexto cultural se re ere a cómo signi ca o qué tanto
se alarma una familia cuando se encuentra con el objeto que sale de los esfínteres
estriados: la caca y la pis. Podemos llamar objetos a la caca y la pis para empezar a
orientarnos en nuestro modo de concebir y abordar esta problemática del niño.
Según Aristóteles, en relación al tema que nos ocupa esta vez, la liberalidad y lo
justo son las virtudes, el término medio entre esos defectos (lucro y prodigalidad por un
lado y pérdida y tacañería por otro. La liberalidad y lo justo son características, según
este lósofo propios del que junta lo justo y da lo justo… como si fuera tan fácil
determinarlo, por ejemplo ¿Cuánto sería bueno juntar y cuánto sería bueno dar?
¿Cuándo hay que dar y cuándo no? ¿Según quién? El punto está en lo que se retiene y
en lo que se expulsa, pero no sólo eso sino que en nuestra área nos dedicamos a pensar
acerca del goce que se experimenta a partir de la expulsión ya que, a nivel del goce
sentido en el cuerpo, no es lo mismo expulsar que retener, no es lo mismo expulsar algo
que se quiere retener un poco más ni retener algo que se preferiría expulsar ya mismo.
No es lo mismo un problema es nteriano que se mani esta como diarrea psicógena que
la sequedad de vientre. No es lo mismo la angustia ligada al dolor que el niño siente
expulsar algo que ha retenido muchos días como el caso SF que les conté en clases, o la
la sensación de intentar retener algo que parece escaparse como puede suceder a
fi
fi
fi
alguien que tiene diarrea y no encuentra un baño. Son sensaciones experimentadas en el
cuerpo propio que pueden, junto a lo congénito, dejar huellas, predisposiciones y
jaciones, teniendo en cuenta que la jación se genera por satisfacciones excesivas o
frustraciones acumulativas. Por supuesto que es la relación con la madre o sustituto
contribuirá en gran medida a generar la jación o no ya que como dijimos antes, depende
en mucho estas experiencias son Signi cantes signi cados por el Otro. De todos modos,
no es lo único que genera la jación ya que existen la primera de las series
complementarias y existe también la elección del sujeto, temas que veremos en otra
oportunidad. Todo eso va forjando el carácter y erotismo anal. Pasemos entonces a los
tipos de síntomas:
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
Sabemos que el arte plástica también está relacionada con este objeto pulsional en
cuestión y en una inauguración de muestra de arte uno asiste a ver un arreglo con el
objeto a del artista, acompaña como testigo al artista en su demostración de cómo se las
arregló con su objeto pulsional.
La evolución de la pulsión
Marcelli dice que las costumbres han evolucionado y que entonces ahora se ejerce
menos presión. Sobre la cuestión de la evolución sería bueno recordar lo que opinaba
Lacan: él desde el principio hasta el nal de su enseñanza decía que no hay evolución
sino más bien sustitución (Lacan 1953-54, Lacan 1969-70)). ¿Cómo podríamos articular
esto con lo dicho por Marcelli ? Diciendo que si lo que pasa con los esfínteres estriados
tiene que ver con la palabra control fíjense si hay vivimos en una sociedad menos
controlada que antes, en una sociedad que ha logrado evolucionar respecto del control y
se ha liberado del mismo. El nene se deja de hacer caca encima, o hace caca cuando se
lo indican, pero esa obediencia es en sí una jación que genera una modalidad de goce y
que a su vez se exteriorizará por medio de otras vías. La cara que pone un bebé cuando
hace fuerza para hacer caca es la misma que pone de más grande cuando despotrica o
la misma cara que pone la madre cuando reprende, es decir, cuando se exige cosas. Así
también, el bebé que ofrece sus heces al ser querido, encontrará en otras
manifestaciones de su vida de adulto la misma satisfacción, por ejemplo al obsequiar.
Lacan (1958-59) recomendaba ver la película “La regla del juego”1 para captar este
detalle de la mano de un millonario muy generoso que se dedicaba a coleccionar, retener,
de casas de muñecas. Entonces, en vez de evolucionar, quizás podamos decir con Lacan
que ha mutado la presentación del objeto y el goce de controlar el objeto.
Al principio decíamos que íbamos a hablar sobre el uso del dinero y el control de
esfínteres. Vemos entonces que es posible articular estas dos dimensiones a partir de los
términos retención-expulsión. ¿Qué pasa sino con la cuestión de pagar? ¿Por qué hay
gente que no gusta mucho de pagar? ¿Por qué hay gente que, ni aún en sus épocas de
prosperidad, nunca llega a n de mes? ¿Por qué hay pacientes que quieren pagar de
más y otros de menos? ¿Por qué un psicoanálisis no puede salirle gratis al paciente? No
solamente porque un psicoanalista no tiene problemas en decir que merece y necesita el
dinero (Freud, 1913a) sino también porque el pago simboliza el desprendimiento,
posibilitando que, al decir eso que no se dice así nomás, se reduce el objeto retenido,
aunque no del todo. Después, de lo que se tratará es de inventar algo para convivir con
1 https://es.wikipedia.org/wiki/La_regla_del_juego
fi
fi
fi
esa parte que no es abordable por la vía simbólica. Pero ese tiene que ver con la nalidad
de un análisis y hoy estamos viendo los observables que permitirían localizar síntomas o
manifestaciones del caracter referidos a la pulsión anal, que son la retención y la
expulsión, dar o no dar, esa es la cuestión, sobre todo del obsesivo. ¿Soy para el Otro si
doy o si no doy soy a pesar del Otro? ¿Soy si elijo la paz o soy si me animo a ir a la
guerra con ese Otro que me exige soltar? Esa re exión obsesiva es la que sigue a la
famosa frase de Hamlet “to be or not to be” ya que la misma no sólo se reduce a lo que
acaba de con rmar sobre su tío Claudio sino también a la demanda de la sombra de su
padre (Shakespeare, 1599-1601, pág. 130).
Otros factores
En general cuando un nene no controla esfínteres es porque algo pasa. No sabemos
qué y está totalmente prohibido establecer de antemano un nexo causal entre enuresis o
encopresis y violencia familiar, abusos o masturbación. Pasa algo, pero no sabemos qué.
Lo mismo vale para las características de personalidad, el entorno y las asociaciones
psicopatológicas. Hay niños pobres, internados durante meses en hospitales, golpeados,
abusados, internados en orfanatos, etcétera que no presentan ninguno de estos
síntomas y hay otros nacidos en cuna de oro que sí. Cuando Marcelli habla de la cuestión
del retraso mental y psicosis puede ser tomado como un indicador. Recuerdo haber
tenido una paciente con retraso grave internada en el Hospital Sequeiros que se orinaba
en la cama de noche, pero lo hacía cuando dormía con su familia, y dejaba de hacerlo no
cuando la internaban en el hospital. En general nadie quiere estar internado en el
hospital, pero ella dejaba de tener este síntoma ahí, para que vean que no hay manera de
enlazar causa-efecto.
Otro factor que tenemos que tener en cuenta es el bene cio primario y,
eventualmente, secundario. Voy a dar ejemplos de cada uno. Empiezo con el bene cio
secundario. Un niño que nació con una discapacidad visual. Su padre se negaba a que el
niño deje los pañales aduciendo que, debido a su problema, no podía sentarse en la
pelela. Después se dio cuenta que su papá asociaba el hacerse caca con su problema en
en la vista y amenazaba con hacerse caca si no se le daban los gustos. El padre a su vez
era un acumulador compulsivo que amenazaba a la familia con arruinar las reuniones si
no se hacía lo que él quería, amenazaba con cagar el momento. O sea que el padre le
transmitió al niño una modalidad de goce en la que también es posible veri car el
bene cio secundario.
Sobre el bene cio primario podemos recordar el caso SF que trabajamos en clases,
un nene al que tuve la oportunidad de entrevistar una sola vez en un pueblo del interior
de Jujuy. El nene llegaba a formar bolos fecales, no al punto de lo que dice Marcelli en la
página 142 sobre los fecalomas, pero sí preocupaba a su mamá porque hacía caca sólo
una vez por semana y, capítulo aparte, ella estaba obsesionada con la caca de su hijo, no
dejando que tire la cadena para ver la cantidad, color, olor, etc. No se trataba de una
encopresis, sino de megacolon psicógeno, Lo entrevisté una sola vez porque fue en un
pueblo metido en medio de las montañas donde me encontraba de gira sanitaria con la
Residencia hace varios años. Lo que me permitió localizar el bene cio primario fue que,
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
mientras coversábamos sentados en el piso, el nene, de 8 años, fue a querer sentarse
sobre unas piedras losas y puntiagudas que la intendencia había puesto como cantero
en la plaza… en la zona de los juegos de los niños. Mi intervención fue decirle que
sentarse ahí debe doler y lastimar y su respuesta fue sonrojarse. Silvia Ons (Ons, 2009)
tiene un texto muy interesante sobre sobre la vergüenza y el Aidós de los lósofos en
relación al goce. Es decir, no nos avergüenza cualquier cosa, sino sólo aquello en lo que
está implicado un goce desconocido y la vergüenza es signo de anoticiamiento y
castración, de pérdida de goce.
En la película Saló se puede ver que hay una indiferenciación respecto del objeto
anal, y uno de los protagonistas, “El presidente”, representado por Aldo Valletti, el visco
al que justamente le faltan algunos dientes, lo cual no parece ser un dato menor, elige
ocupar el lugar pasivo en las modalidades de goce que se van desplegando en cada una
fi
fi
fi
de las épocas, primero en la escena homosexual, y después en “Le cercle de la merde”.
En el cienpiés humano se ve que el protagonista, Dr. Heiter, protagonizado por Dieter
Laserm es decir el secuestrador, posee todas las características, todos los rasgos de
carácter que podríamos encontrar en una persona sádica, incluida toda la caracterización
imaginaria de la comunidad de goce “Leather”.
Es interesante tener en cuenta que, en uno de los museos de arte moderno más
importantes del mundo como lo es el Gugheinhem Nueva York, haya habido una muestra
especial dedicada a Robert Mapplethorpe, y que pudo en cambio provocar la dimisión
del director de un museo en Oporto cuando quiso exhibir la misma. La muestra se dedica
a la socialización de la subcultura Leather. Por cierto, no sé si lo conocen a Fernando
Botero, hay una obra de él en el mismo parque donde está la or de metal que se abre y
cierra con los rayos del sol cerca de la Facultad de Derecho en CABA. Fernando Botero
se dedicó a pintar cosas similares a las fotogra adas por Robert Mapplethorpe, pero
valiéndose de las torturas estadounidenses a los prisioneros de guerra iraquíes, y por eso
aceptado y ovacionado por la comunidad. La diferencia entre Botero y Mapplethorpe
radica en el hecho de que la guerra le sirvió como velo, como excusa, como fantasma,
para poder justi car la presencia del objeto. En Mapplethorpe aparece el mismo objeto,
erotizado de igual modo que en Botero, pero la erotización aparece integrada de entrada,
en Botero está velada por el “mérenlos cómo gozan los yankis a los iraquíes”, lo cual de
por sí marca a las claras la estructura temporal de Botero, en el sentido de “Pegan a un
niño” (Freud, 1920).
En Japón, país famoso por el orden y la limpieza, las cosas también se llevan un
poco más allá, pero en un sentido distinto, y no se ve ni un sólo papel tirado en la calle,
pero tampoco existen los cestos de basura y si uno decide comer un caramelo es a
sabiendas que deberá cargar con el envoltorio del mismo hasta llegar a su casa o a un
fi
fi
fi
fi
fl
fi
baño público que por cierto tampoco se parecen a los baños públicos jujeños, no sólo
porque pululan por doquier, están limpios y son gratis, sino también porque tienen papel
higiénico en sus inodoros, incluso los que están muy alejados. Lo del papel higiénico, el
tema del pago y la suciedad de los baños públicos jujeños no es un dato menor en
relación a este tema, ya que de esta manera se generan las condiciones para postergar la
evacuación intestinal, pudiendo en consecuencia inferir que se genera un imperativo
retentivo a nivel social. En clase decía que la cultura oriental empieza a ganar terreno
sobre la occidental. La cultura oriental consiste en la reducción, la occidental se basa en
la acumulación, incluso en términos religiosos ya que el catolicismo se vale, o valió en su
momento de auge, de la acumulación, y por qué no de la instalación, de la culpa para
generar el orden social.
El vacío
Se puede representar esto último con otro ejemplo que también mezcla a la cultura
oriental y la local. En Jujuy tenemos las salinas grandes que son toda una experiencia
pero en Bolivia está Uyuni que permite experimentar un verdadero estado mental de la
fi
fi
pura nada en la pura luz. Sabemos que la oscuridad permite experimentar eso mismo, el
salar más grande del mundo, ubicado en Bolivia, existe un monumento muy extraño que
está en medio de la nada. Cuando se realiza la excursión de dos días, los senderos por
donde circulan las camionetas no son visibles a simple vista y en algún momento emerge
el temor al extravío. Sin embargo el chofer conoce muy bien el camino cuya huella es
levemente visible y por supuesto es trazado arbitrariamente ya que podría ser cinco, diez
o veinte metros hacia la derecha o hacia la izquierda porque es una planicie blanca casi
plana si no fuera por los pentágonos y hexágonos que se forman en la base del otrora
Piélagos de un mar generando la sensación mental de desierto, de Zen, ya que en un
momento que, se mire para donde se mire, lo único que se ve es sal, como si fuese que
uno se encuentra en medio del mar sin tierra a la vista solo que al revés porque se trata
de un mar seco sin agua a la vista, todo es pura sal. En ese desierto de sal y pista libre de
circulación de vehículos, hay un monumento extraño en medio del camino que sirve para
recordar una tragedia que sucedió hace muchos años allí, ya que las camionetas
trazaban los senderos de manera arbitraria, usándose el mismo para ir y para venir,
entonces, si dos camionetas se encontraban de frente, una de las dos debía correrse un
poco para que la otra pase. Espacio había de sobra, ya que un salar es como una pista
gigante pavimentada con cemento blanco. Sin embargo, empezó a circular la costumbre
de obligar a que sea el otro el que deba correrse hasta que un buen día no se corrió
ninguno y murieron todos. El monumento sirve para recordar ese accidente en el que
viajaba un grupo de japoneses que habían contratado la excursión. Este ejemplo sirve
para enlazar la rivalidad imaginaria a-i(a´) entrelazada a la tensión pulsional concomitante
a ella que no es casual que haya logrado el éxito en el desierto, ya que, como señala Ons
de Arendt, el desierto conduce al totalitarismo, y no es un ejemplo tomado al azar, porque
no es casual que en nuestra cultura haya tantos accidentes y sea el otro el que debe
correrse, que sea el otro el que deba ceder, lo habrán notado cuando les toca ser
peatones y cruzar en las esquinas. Si se atreven a hacer valer sus derechos en tanto
peatones, sabrán que en el mejor de los casos recibirán insultos y bocinazos por parte de
los automovilistas, aunque lo más seguro es que sean atropellados. No sé si logran verlo,
pero a nivel del goce sentido es la misma tensión de la que venimos hablando y al mismo
tiempo resulta interesante que tanta alevosía en los conductores esté acompañada de
una falta casi total de recursos simbólicos, tanto en ellos como en el entorno, la misma
ausencia de símbolos que se encuentra en un desierto de sal y aun allí no hay carteles y
la única forma de no extraviarse es valiéndose del saber vulgar. Si recordamos la crítica
de Lacan a Melanie Klein cuando habla del sentido, podremos notar que se trata
justamente de eso. En nuestra zona geográ ca no hay mucha señalización vehicular en
las calles y a su vez los conductores real y honestamente creen que es el peatón el que
está en falta porque justamente no han incorporado los símbolos que les permitirían
regular el impulso que acaece al conducir vehículos. A ese nivel no hay Nombre del Padre
o el mismo es muy débil, en consecuencia la regulación es según los modos naturales
descriptos por Darwin, es decir, tiene más derechos el que es más fuerte y si el
conductor puede matar con su auto al peatón, entonces tiene prioridad de paso. Un
Nombre del Padre de la horda. Es decir que en muchos casos no es que se reprima o se
obvie o se desmienta, es que nunca se produjo el encuentro con el signi cante, un
Urverdrängt (Lacan, 1969-70, pág. 94). Prueba de ello es lo que sucedía hace unos años
en las rotondas en donde tampoco se le daba prioridad de paso al que circulaba por la
misma por el simple hecho que circulaba a menor velocidad pese a que así lo establece
la normativa, entonces, como el que ingresaba a la rotonda iba más fuerte, tenía prioridad
de paso. Sin embargo, hace menos de cinco años la Municipalidad local puso carteles
explicando cómo debe ser la circulación por una rotonda y los conductores se enteraron
de ese nuevo orden, no siguiendo la ley del más fuerte sino la del orden común, la del
sentido común a todos.
Melancolía en Joker
En la película “Joker”, del año 2019, dirigida por Todd Phillips y protagonizada por
Joaquin Phoenix, película que le valió un Oscar a mejor actor pero no a mejor película
porque al parecer en la Academia dijeron que, si bien ese año se premiaría a la película
que mejor represente ese estado mental, el estado mental de Diógenes y su salida, el
Joker inducía a asesinar gente rica, cosa que Parásito2 también, sólo que en vez de
neoyorkinos, orientales. Si hay que fomentar al menos que sea con los de afuera. Sin
embargo en ambas películas hay muertos, aunque Parasito represente algo más que el
goce anal, sino también el oral, tal como su mismo nombre lo indica.
Entonces, poniendo el foco en Joker, lo primero que surge en la película y que llama
la atención es la cantidad de basura, la presencia excesiva de manchas de pintura y
gra ttis. Casualmente, entre apuntes que encontré del año pasado para dar esta misma
clase en 2021, encontré algo acerca de del estado mental que genera el pasar por la
zonas de una ciudad en la que hay basura. Sensación que se experimenta también
cuando se hacen caminatas por el campo o viajes en ruta en el momento en que se pasa
2 “Parásito”, película surcoreana del año 2019, dirigida por Bong Joon-ho, ganadora del Oscar a la mejor película y
Palma de Oro
fi
fi
fi
por un lugar en donde murió un animal, sin saber bien por qué rogamos que no humano,
y sentimos el pestilente olor durante muchos metros. Es necesario ver, por más que
parezca obvio, de qué manera la signi cación social está estructurada también como un
lenguaje, ejemplo de ello, el típico chiste que se hace en nuestra zona cuando se siente
ese olor insoportable “¿Te comiste un muerto?”. Eso vale para Jujuy y alrededores,
porque en otras zonas geográ cas, en las que cambia la signi cación porque cambia
también la cultura, decir algo así puede resultar de mal gusto, un insulto o una
apreciación horrorosa o vomitiva del presente, de igual manera que para nosotros
pueden resultar de mal gusto cosas que vemos cuando vamos a otras ciudades como
por ejemplo Buenos Aires, o quizás Córdoba, aunque de manera menos clara porque no
presenta tanto brillo como Buenos Aires. ¿Qué tendrá que ver el brillo y la oscuridad?
Habría que preguntarle a Silvia Ons, que cada tanto se re ere a la melancolía
caracterizándola como el brillo sin sombra y la sombra sin brillo. El brillo sin sombra,
periodo maníaco, y sombra sin brillo, periodo melancólico3. Habría que preguntarle
también a Freud que se re ere al duelo, comparable a la melancolía, como la sombra del
objeto recayendo sobre el Yo (Freud, 1917). No está de más decir que lo que Freud
llamaba melancolía es lo que se conoce actualmente como trastorno bipolar o psicosis
maníaco-depresiva. Pensar que hay estados de puro brillo para luego encontrar periodos
de pura sombra nos acerca al análisis del Joker, en tanto su vida fue pura sombra, y
luego de la escena del subte en la que mata a los tres o cinistas de Wall Street, su vida
pasa a ser puro brillo. Resulta interesante también que el estilo de vida de esos
o cinistas4 y esa ciudades como lo es la zona de rascacielos sostienen un puro brillo al
punto tal que Nueva York es conocida como “La ciudad que nunca duerme”, mientras
que sus periferias, como por ejemplo el barrio The Bronx, son lúgubres, aspecto
perfectamente representado en Joker con ese amontonamiento permanente de basura
en las calles.
3 Habría que poner a dialogar esta idea con la de Tanizaky quien muestra una perspectiva inédita respecto de la sombra
para diferenciar distintos tipos de sombra como así también distintos tipos de brillos, tal como bien lo nota Patricio Rey
cuando dice “el lujo es vulgaridad”
4 Veáse por ejemplo el ritmo de vida que llevan los agentes de la Bolsa en “El lobo de Wall Street”dirigida por Martin
Scorsese del año 2014.
fi
fi
fi
fi
fi
fi
fi
podredumbre y esta genera un determinado estado mental que hace percibir la realidad
como densa y espesa.
La madre del Joker nos recuerda al Doctor Moreau5 quien inventaba criaturas para
que le sirvan faltando de ese modo al principio universal de la cultura que le dice a la
madre que no reintegrará su producto, lo cual es igual a decir que no generará una
corriente regrediente de la libido en su hijo, sino más bien impulsará que se deposite
sobre nuevos objetos de la realidad, para lo cual resulta necesario que se abstenga de
permitir que su cuerpo continúe perpetuamente libidinizado por el efecto de su propia
libido, es decir por su hijo. En la madre de Joker se ve que permite ello y además a los
nes de su principio del placer, es decir Joker la sirve de la misma manera que las
criaturas del Dr. Moreau sirven a su señor.
Uno de los puntos centrales de la película Joker tiene que ver con un tipo de
satisfacción particular que si bien no es nueva, casi siempre resulta efectiva: como
espectador uno tiende a identi carse con alguno de los personajes que hace las veces
de héroe. ¿Por qué Joker sería un héroe? Porque se animó a actuar en el momento de
sufrir bullying. Es general el recuerdo de haber sufrido bullying en algún momento de la
vida de todos, y es casi universal el recuerdo de no habernos podido defender en su
momento. Eso vuelve peligroso socialmente a Joker y creo que eso condujo a las
autoridades estadounidenses a poner policías y revisar de armas a los espectadores de
los cines cuando se estrenó6 como así también a no otorgarle el premio a mejor película,
en tanto se hubiera fomentado el ideal de venganza para aquellos en quienes la película
recrudece y reconduce hacia la falla del sentimiento de la vida (Lacan, 1956). Hasta la
escena de la risa del tren uno se identi ca al lugar de la víctima, uno la pasa realmente
mal porque acompaña al Joker en sus desventuras. Pero en ese momento en el que se
acercan los tres o cinistas borrachos, si bien se hace esperar lo su ciente como para
generar la sensación que no sucederá, y entonces ¡Pum! el Joker le revienta la cabeza de
un disparo al líder de los que se dedican a hacerle bullying y golpearlo. La escena del tren
está tan bien cuidada en la forma, los modos, el contenido, los tiempos de espera que
resulta sencillo de percibir en tiempo real el cambio en el circuito pulsional, pasando de la
meta pasiva a una activa, de un hacerse atacar por medio de esa carcajada sintomática a
un ataque a quien hasta entonces venía siendo el sujeto de la agresividad.
5 “La isla del Doctor Moreau” Película dirigida por Richard Stanley y John Frankenheimer, del año 1996.
6 https://magnet.xataka.com/un-mundo-fascinante/ejercito-eeuu-tiene-indicios-que-podria-haber-tiroteo-masivo-durante-
proyeccion-joker
fi
fi
fi
fi
fi
La película muestra, como pocas, la posición del sujeto por afuera del sentido
común con sus risas a destiempo minutos antes de subir al escenario o sus chistes que
no logran causar gracia en las personas debido a que prescinden completamente del
sobreentendido que se comparte, es decir no hay Witz (Freud, 1905a).
La carcajada del Joker en tal sentido tiene dos estatutos en la película, uno
sintomático hasta la escena del tren y otro posterior a la misma en donde el yo se alía
claramente con el ello (Freud, 1924). En tal sentido podemos preguntarnos si es lo mismo
la risa que la carcajada para decir que a simple vista parece que no. La risa es
contagiosa, invita al disfrute colectivo, la carcajada por el contrario tiene más que ver con
un modo de poner al descubierto un real del que observa la carcajada. Eso se ve
claramente en la escena del nal cuando asume y alía con su carcajada, dejando esta de
ser un síntoma para pasar a ser el anuncio del siguiente pasaje al acto cuando le dice a la
terapeuta “no lo entenderías”, lo cual es equivalente a decirle “sé de un Real que vos no
soportarías si lo supieras, y sin embargo lo sabrás en breve, aunque no por mucho
tiempo”, ya que ella después lo termine sabiendo por unos instantes antes de ser
asesinada. Eso que causa una carcajada en él, causando a su vez angustia en ella y
entonces se abre la puerta que conecta lo ominoso, con lo siniestro, lo opaco y lo
angustiante (Freud, 1919). Podríamos preguntarnos de pasada ¿Qué hace que el Joker, a
diferencia de “It”7no sea una película de terror?
7 “It”, película basada en la novela homónima de Sthephen King, dirigida por Tommy Lee Wallace, del año 1990.
8 “Así nos ven”, miniserie que retrata lo sucedido con cinco adolescentes de Harlem quedan atrapados en una pesadilla
al ser acusados de un ataque brutal en Central Park. Basado en una historia real. disponible en Net ix.
fi
fi
fl
fi
re lón en una de las protestas que realizan los ciudadanos del Joker cuando todos
deciden disfrazarse de payaso, adjetivo adjudicado al magnate y ex presidente de USA.
Los cinco del Central Park muestra algo interesante y es el hecho de que luego de
ello los crímenes en Nueva York comenzaron a mermarse. Pareciera ser como si lo único
capaz de regular el goce propio fuera el encuentro con el goce del Otro ya que sólo
cuando se supo a nivel social que era un acto de injusticia lo que sucedió con los 5 del
central Park y que ello les dejó muchas secuelas, que se pudo frenar la ola de violencia
en Nueva York. Un mensaje como “no interesa si sos inocente o culpable, si así lo
queremos te vamos a declarar culpable de todos modos”.
Reducir no es eliminar
Volviendo a la intervención del analista ante el síntoma del niño, en el caso SF
vemos una vez más que el niño es síntoma de los padres y que al mismo tiempo hay un
goce autista, que prescinde completamente del campo del Otro, que es preciso hacer
consciente, pero también ayudamos a hacer consciente la manera en que cada uno, o
ambos padres, se las arreglaron para hacerle frente al imperativo superyoico retener/
expulsar. Así, los síntomas familiares y sociales terminan siendo residuos de distintos
Nombres del Padre.
Volvemos a la pregunta de por qué intentemos reducir, acotar, sabiendo que reducir
no es eliminar ni debería pretender serlo. Difícilmente alguien opine a favor del síndrome
de Diógenes, sin embargo poco es lo que se sabe acerca de su carácter mórbido.
Cuando preguntamos por qué o de qué manera es que acumular podría generar
sufrimiento, no sabemos qué contestar. Sin embargo es posible encontrar un interesante
antecedente en Freud referido a los fundamentos de la dirección de la terapéutica. Me
re ero al capítulo VI de “Más allá del principio del placer” que vimos en detenimiento el
cuatrimestre pasado (Freud, 1920a). La inmortalidad en potencia, es decir, la prevalencia
de la pulsión de vida, es lo que buscamos generar a través de la cura, eso no es algo que
se discuta, es decir, intentamos que nuestros pacientes recobren el deseo por vivir. En el
capítulo VI Freud cita el ejemplo del experimento realizado por Maupas, Calkins y otros
(página 47 de amorrortu) quienes, a diferencia de Woodru , no dejaron que sus pantu as
se coman sus propias mierdas.