Decible y Lo Indecible de La Neurosis
Decible y Lo Indecible de La Neurosis
Decible y Lo Indecible de La Neurosis
Está la verdad del inconsciente y está el saber conceptual que se puede generar
gracias a ello. En tal sentido, Naspartek señala que “se generan nuevos conceptos
porque no se logra atrapar el impasse” (Naspartek, 2019a). El impasse del que se trata, si
bien se refiere a la sexualidad, resulta ser negativo, no tanto por lo que hay sino más bien
por algo que no hay. Para Freud la fuente de displacer está enlazada a la sexualidad, lo
cual resulta ser un hallazgo valioso cuya característica principal es que no es posible
nombrar en su totalidad. Así se ve que la sedimentación conceptual genera una
constante reformulación, por ejemplo cuando dice que el núcleo patógeno es del orden
sexual y años más tarde ajusta esta idea por trauma sexual ligado a las fantasías.
Que haya algunas cosas que no se pueden nombrar permite el avance y la vigencia
del Psicoanálisis (Moraga, 2015), lo cual abarca a todas las dimensiones y conceptos
trabajados por Freud, incluidos los sueños. No aparece de una sola manera y no puede
representarse en el inconsciente, sino más bien localizarse, por ejemplo la representación
del órgano sexual femenino, el modo de establecer relación entre los sexos, la muerte, un
padre, la mujer, etc. que dan cuenta de un no hay. No hay en representación para estas
cosas. Lo que se dice del no hay es indirectamente, ya sea por medio de formulas o
matemas. No se los puede nombrar, sino sólo anunciar la falta de significantes que los
capturen, en consecuencia terminan siendo un real propulsor de angustia, o como bien
decía Freud en la cita anterior, terminan siendo fuentes independientes de displacer
(Naspartek, 2019b).
Así se abren dos posibilidades de alcanzar la cura: una por vía de la asociación y la
construcción en los puntos en los que se topa con obstáculos. De hecho, según
Naspartek “si pudiéramos decir todo a lo largo del día no soñaríamos” (op. cit). Entonces,
desde esta perspectiva la función del sueño sería el nombrar la realidad y el ombligo del
sueño sería el núcleo de real no susceptible de tramitarse por vía de lo simbólico -
imaginario. Es decir que ni aún el sueño es suficiente, tal como lo señala Freud cuando
dice que “todo sueño tiene por lo menos un lugar en el cual es insondable un ombligo por
el que se conecta con lo no conocido” (Freud, 1900, pág. 132). Pero que el sueño
conecte con esa otra dimensión o registro no quiere decir que el sueño no diga algo de la
verdad aunque sea evanescente “la verdad se olvida. Luego, todo depende de que lo real
insista” (Lacan 1974, pág. 85). El sueño dice por medio de imágenes que representan
palabras, imaginando lo simbólico al mismo tiempo que se simboliza la imagen
(Naspartek, 2019b). De hecho Freud ya lo había notado cuando analizó el paradigmático
sueño de la inyección de Irma. Así en una extensa nota al pie refiere que “casi siempre se
emprende la interpretación de los elementos oníricos por la homofonía y la semejanza de
las palabras… A eso Lacan agrega que “Freud llama el ombligo para designar, en último
término, el centro desconocido, que no es otra cosa, igual que el obligo anatómico que lo
representa, sino esa hiancia de la que hablamos” (Lacan, 1964, pág. 31).
Freud insiste con que “tan estrechamente dependen los sueños de la expresión
lingüística que Ferenczi puede señalar con acierto que toda lengua tiene su propio
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lenguaje onírico. Un sueño es por lo general intraducible a otras lenguas” (Freud, 1900,
pág. 122). Aquí se puede notar ya la importancia que Freud otorga a las palabras, como
así también a lo que le sirvió luego a Lacan para afirmar que “el inconsciente tiene la
estructura radical del lenguaje” (1958, pág. 567). Entonces se ve también desde esta
perspectiva que la estructura misma del inconsciente tiene en un punto de indecible. Una
página antes Lacan decía que “el inconsciente se manifiesta primero como algo que está
a la espera, en el círculo, diría yo, de lo no nacido” (Lacan, 1964 pág. 30), lo cuál abarca
fundamentalmente lo que está que están por decirse, tal como lo describe cuando se
refiere a la famosa formula freudiana Wo Es war soll Ich werden, aclarndo en una de sus
intervenciones para quien Werden se puede traducir como devenir (Lacan, intervenciones
y textos 2, pág. 122), como el devenir del sujeto, es decir que allí donde ello era, lo
simbólico ha de advenir. También allí donde ello era, donde lo no sabido era, el saber ha
de advenir, idea que se remonta muy atrás.
Va de suyo entonces que es posible establecer una relación entre aquello del
síntoma que no se puede nombrar y la finalidad de un análisis ya que la característica
central del síntoma es que conduce a un núcleo patógeno al que es posible acceder por
vía asociativa pero que “a la vez tiene otra cara, ligada a un punto traumático, que no
puede decirse… el trauma entonces no tiene representación, y el factor cuantitativo (la
pulsión) no puede ser eliminado” (Moraga, 2015, pág.26). Punto central en la obra
freudiana que lo llevó a cuestionar el momento en el que un análisis termina como así
también lo que se puede esperar de él (Freud,1937). El mismo Freud concluye que
conviene hacerse amigo del síntoma ya que no se lo puede eliminar completamente
(Freud, 1926) porque justamente hay algo en él que no se puede nombrar y allí se ubica
el fantasma (Miller, 1983).
Más adelante retoma este punto para decir que “El deseo se produce en el más allá
de la demanda por el hecho de que al articular la vida del sujeto a sus condiciones, poda
en ellas la necesidad, pero también se ahueca en su más acá, por el hecho de que,
demanda incondicional por la presencia y ausencia, evoca la carencia de ser bajo las tres
figuras de la nada que constituye el fondo de la demanda de amor, del odio y de lo
indecible de lo que ignora en su petición” (Lacan, 1958, pág. 599). Punto de interés ya
que aquí Lacan ubica lo indecible con lo que se ignora de sí mismo, con un saber no
sabido que termina siendo por ejemplo el impulsor de un análisis como así también de la
constitución de un sujeto supuesto saber respecto de sí mismo. Siguiendo esta linea se
podría decir que un Psicoanálisis existe porque existe lo indecible de lo que se ignora en
sí mismo, o como bien nos recuerda Miller “amamos a aquel que responde a nuestra
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pregunta ¿quién soy?” (Miller, 2011). Como bien citó Manuel Zlotnik (2018)a José
Saramago “dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre y eso es lo que somos” y
que puede conjugarse, por qué no, con lo expuesto al principio respecto de la fuente
independiente de displacer que mencionó Freud en sus primeros textos pero que
también se puede continuar rastreando a través de su más allá del principio del placer
(Freud, 1920) y la cara interminable de un análisis (Freud, 1937) . Lacan siempre había
descrito al inconsciente más bien como un orden, una cadena, una regularidad, pero
luego de la excomunión recentró todo el inconsciente en la discontinuidad, y no sólo la
discontinuidad poniendo de relieve lo que se abre y se cierra, tal como una zona erógena.
Así vemos que es posible ubicar allí la cosa, das Ding, la satisfacción, la verdadera, la
pulsional, no se encuentra en lo imaginario o en lo simbólico, que esta fuera de lo que
está simbolizado, es del orden de lo real, lo cual, evidentemente, una pequeña dificultad
cuando se ha definido el inconsciente, estructurado como un lenguaje, discurso del Otro,
es decir, en la medida en que el inconsciente no incluye ese goce como fuera de lo
simbolizado. Por un lado “el orden simbólico, el Otro, toda esta dimensión es impensable
sin su conexión con el goce. Esto da un nuevo valor a la metonimia, ya que ahí donde
estaba el sujeto, está de ahora en más el goce perdido” (Miller, 2000, pág. 168), pero un
párrafo después dice aun que “hay una lógica autónoma del significante independiente
de los cuerpos, de alguna manera todo trasciende en los cuerpos”, que es otra manera
de nombrar lo dicho al principio por Freud cuando se refirió a la fuente independiente de
displacer.
Bibliografía
(1918 [1914]): “De la historia de una neurosis infantil (caso del «hombre de los lobos»)”
Lacan, Jacques:
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(1958) “La dirección de la cura y los principios de su poder”. En Escritos. Buenos
Aires. Sigo XXI. Primera reimpresión. 2010.
(2011) Entrevista realizada por Hanna War “amamos a aquel que responde a nuestra
pregunta ¿quién soy?. Revista Consecuencias, Edición 6, Junio de 2011. Disponible el
28/03/2020 en: http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/006/template.php?
file=arts/alcances/Amamos-a-aquel-que-responde-a-nuestra-pregunta-Quien-soy-
yo.html
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