Decible y Lo Indecible de La Neurosis

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Universidad Nacional de San Martín


Instituto de Altos Estudios
Maestría en Clínica Psicoanalítica
Clínica de la neurosis
Docentes: Fabián Naspartek y Mauricio Tarrab
Alumno: Sergio Higa
SIM coorte 2019
Lo decible y lo indecible
Freud señala desde el comienzo que “debemos sumirnos hasta lo profundo del
enigma psicológico si pretendemos inquirir de dónde proviene el displacer que una
estimulación sexual prematura está destinada a desprender” (1896a, pág. 261). No se
conforma con decir eso. Supone más bien que dentro de esta esfera tiene que existir una
fuente independiente de displacer que termine causando la represión: “mi opinión es que
dentro de la vida sexual tiene que existir una fuente independiente de desprendimiento de
displacer” (op. cit. pág. 262).

Está la verdad del inconsciente y está el saber conceptual que se puede generar
gracias a ello. En tal sentido, Naspartek señala que “se generan nuevos conceptos
porque no se logra atrapar el impasse” (Naspartek, 2019a). El impasse del que se trata, si
bien se refiere a la sexualidad, resulta ser negativo, no tanto por lo que hay sino más bien
por algo que no hay. Para Freud la fuente de displacer está enlazada a la sexualidad, lo
cual resulta ser un hallazgo valioso cuya característica principal es que no es posible
nombrar en su totalidad. Así se ve que la sedimentación conceptual genera una
constante reformulación, por ejemplo cuando dice que el núcleo patógeno es del orden
sexual y años más tarde ajusta esta idea por trauma sexual ligado a las fantasías.

Secundariamente encuentra diferencias en las subestructuras, por ejemplo que la


obsesión se localiza luego una fuente de displacer interna, el reproche, mientras que en
la paranoia “el displacer que se genera es atribuido al prójimo según el esquema psíquico
de la proyección”(op. cit. 266-7), mientras que en la histeria aparece sólo la vivencia
displacentera primaria de naturaleza pasiva ya que por ese entonces Freud no había
sufrido aún su decepción respecto de sus histéricas, y decía todavía “la histeria se me
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insinúa cada vez más como consecuencia de una perversión del seductor” (Freud,1896b ,
pág. 279) que se desvanecería poco tiempo después cuando le escribe nuevamente a su
amigo Fliess para decirle: “enseguida quiero confiarte el gran secreto que poco a poco se
me fue trasluciendo en las últimas semanas. Ya no creo en mi neurótica” (1897, pág.301).
De lo cual se desprende la idea de realidad psíquica enlazada a las fantasías que ya se
venía tejiendo desde su proyecto de psicología cuando establece la diferencia entre
lenguaje y realidad sino también de que hablar produce una descarga: “los signos de
descarga del lenguaje son en cierto sentido también signos de realidad, signos de la
realidad del pensar, pero no de la externa” (Freud, (1950 [1895], pág. 421). No importa si
realmente sucedieron los hechos. Lo importante es que existieron en la constitución
subjetiva del niño y además que tuvieron un exceso de carga libidinal y que son
secretamente guardados, es decir, que no forman parte de lo decible ya sea porque se
tiene demasiadas reservas sobre ello o porque proviene de las primeras huellas
mnémicas y que como bien dice Freud (1908) subsisten y no encuentran un lugar
apropiado en la estructura subjetiva, en consecuencia forman parte de lo no dicho. El
caso paradigmático para referirnos a ello es el del hombre de los lobos (1918 [1914]).
Pero no sólo es eso. Lo indecible también aparece ligada al deseo del Otro, y el fantasma
es una maquinaria que se pone en marcha cuando aparece el deseo del Otro,
entendiéndose este como una falta en el campo del significante S(Ⱥ) (Miller, 1983). El
punto reside en el hecho de que “el despertar de un recuerdo sexual de una época
anterior en otra posterior aporta a la psique un excedente sexual que impide la
traducción… sin excedente sexual, la defensa no produce neurosis alguna” (Freud, (1950
[1895], 270).

De lo cual se puede realizar la pregunta de si es posible emancipar lo sexual del


excedente o si más bien lo sexual tiene la estructura de excedente. Por más escandaloso
que suene, la época actual confirma la tesis freudiana con algunos cambios. Una mujer
de 55 años consultó hace un año porque se enteró que su padre abusó sexualmente de
su media hermana, menor que ella. La demanda al análisis consistía en que el
tratamiento le permita recordar el momento en que abusó también de ella “porque no
puede ser que no haya abusado también de mí, yo tengo imágenes difusas de un pene
gigante del tamaño de una cabeza humana ¿de dónde voy a sacar eso siendo niña? Tuvo
que haber sido porque me hizo algo”.

En “la dirección de la cura y los principios de su poder” se refiere a lo indecible en


contraposición a la verdad al decir que “nada más temible que decir algo que podría ser
verdad. Porque podría llegar a serlo del todo, si lo fuese, y Dios sabe lo que sucede
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cuando algo, por ser verdad, no puede volver entrar en la duda. ¿Es este el procedimiento
del análisis: un progreso de la verdad? Me parece oír ya a los pillos murmurar de mis
análisis intelectualistas: cuando soy el primero, que yo sepa, en preservar en ellos lo
indecible” (Lacan, 1958, pág. 587).

Que haya algunas cosas que no se pueden nombrar permite el avance y la vigencia
del Psicoanálisis (Moraga, 2015), lo cual abarca a todas las dimensiones y conceptos
trabajados por Freud, incluidos los sueños. No aparece de una sola manera y no puede
representarse en el inconsciente, sino más bien localizarse, por ejemplo la representación
del órgano sexual femenino, el modo de establecer relación entre los sexos, la muerte, un
padre, la mujer, etc. que dan cuenta de un no hay. No hay en representación para estas
cosas. Lo que se dice del no hay es indirectamente, ya sea por medio de formulas o
matemas. No se los puede nombrar, sino sólo anunciar la falta de significantes que los
capturen, en consecuencia terminan siendo un real propulsor de angustia, o como bien
decía Freud en la cita anterior, terminan siendo fuentes independientes de displacer
(Naspartek, 2019b).

Así se abren dos posibilidades de alcanzar la cura: una por vía de la asociación y la
construcción en los puntos en los que se topa con obstáculos. De hecho, según
Naspartek “si pudiéramos decir todo a lo largo del día no soñaríamos” (op. cit). Entonces,
desde esta perspectiva la función del sueño sería el nombrar la realidad y el ombligo del
sueño sería el núcleo de real no susceptible de tramitarse por vía de lo simbólico -
imaginario. Es decir que ni aún el sueño es suficiente, tal como lo señala Freud cuando
dice que “todo sueño tiene por lo menos un lugar en el cual es insondable un ombligo por
el que se conecta con lo no conocido” (Freud, 1900, pág. 132). Pero que el sueño
conecte con esa otra dimensión o registro no quiere decir que el sueño no diga algo de la
verdad aunque sea evanescente “la verdad se olvida. Luego, todo depende de que lo real
insista” (Lacan 1974, pág. 85). El sueño dice por medio de imágenes que representan
palabras, imaginando lo simbólico al mismo tiempo que se simboliza la imagen
(Naspartek, 2019b). De hecho Freud ya lo había notado cuando analizó el paradigmático
sueño de la inyección de Irma. Así en una extensa nota al pie refiere que “casi siempre se
emprende la interpretación de los elementos oníricos por la homofonía y la semejanza de
las palabras… A eso Lacan agrega que “Freud llama el ombligo para designar, en último
término, el centro desconocido, que no es otra cosa, igual que el obligo anatómico que lo
representa, sino esa hiancia de la que hablamos” (Lacan, 1964, pág. 31).

Freud insiste con que “tan estrechamente dependen los sueños de la expresión
lingüística que Ferenczi puede señalar con acierto que toda lengua tiene su propio
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lenguaje onírico. Un sueño es por lo general intraducible a otras lenguas” (Freud, 1900,
pág. 122). Aquí se puede notar ya la importancia que Freud otorga a las palabras, como
así también a lo que le sirvió luego a Lacan para afirmar que “el inconsciente tiene la
estructura radical del lenguaje” (1958, pág. 567). Entonces se ve también desde esta
perspectiva que la estructura misma del inconsciente tiene en un punto de indecible. Una
página antes Lacan decía que “el inconsciente se manifiesta primero como algo que está
a la espera, en el círculo, diría yo, de lo no nacido” (Lacan, 1964 pág. 30), lo cuál abarca
fundamentalmente lo que está que están por decirse, tal como lo describe cuando se
refiere a la famosa formula freudiana Wo Es war soll Ich werden, aclarndo en una de sus
intervenciones para quien Werden se puede traducir como devenir (Lacan, intervenciones
y textos 2, pág. 122), como el devenir del sujeto, es decir que allí donde ello era, lo
simbólico ha de advenir. También allí donde ello era, donde lo no sabido era, el saber ha
de advenir, idea que se remonta muy atrás.
Va de suyo entonces que es posible establecer una relación entre aquello del
síntoma que no se puede nombrar y la finalidad de un análisis ya que la característica
central del síntoma es que conduce a un núcleo patógeno al que es posible acceder por
vía asociativa pero que “a la vez tiene otra cara, ligada a un punto traumático, que no
puede decirse… el trauma entonces no tiene representación, y el factor cuantitativo (la
pulsión) no puede ser eliminado” (Moraga, 2015, pág.26). Punto central en la obra
freudiana que lo llevó a cuestionar el momento en el que un análisis termina como así
también lo que se puede esperar de él (Freud,1937). El mismo Freud concluye que
conviene hacerse amigo del síntoma ya que no se lo puede eliminar completamente
(Freud, 1926) porque justamente hay algo en él que no se puede nombrar y allí se ubica
el fantasma (Miller, 1983).

Más adelante retoma este punto para decir que “El deseo se produce en el más allá
de la demanda por el hecho de que al articular la vida del sujeto a sus condiciones, poda
en ellas la necesidad, pero también se ahueca en su más acá, por el hecho de que,
demanda incondicional por la presencia y ausencia, evoca la carencia de ser bajo las tres
figuras de la nada que constituye el fondo de la demanda de amor, del odio y de lo
indecible de lo que ignora en su petición” (Lacan, 1958, pág. 599). Punto de interés ya
que aquí Lacan ubica lo indecible con lo que se ignora de sí mismo, con un saber no
sabido que termina siendo por ejemplo el impulsor de un análisis como así también de la
constitución de un sujeto supuesto saber respecto de sí mismo. Siguiendo esta linea se
podría decir que un Psicoanálisis existe porque existe lo indecible de lo que se ignora en
sí mismo, o como bien nos recuerda Miller “amamos a aquel que responde a nuestra
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pregunta ¿quién soy?” (Miller, 2011). Como bien citó Manuel Zlotnik (2018)a José
Saramago “dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre y eso es lo que somos” y
que puede conjugarse, por qué no, con lo expuesto al principio respecto de la fuente
independiente de displacer que mencionó Freud en sus primeros textos pero que
también se puede continuar rastreando a través de su más allá del principio del placer
(Freud, 1920) y la cara interminable de un análisis (Freud, 1937) . Lacan siempre había
descrito al inconsciente más bien como un orden, una cadena, una regularidad, pero
luego de la excomunión recentró todo el inconsciente en la discontinuidad, y no sólo la
discontinuidad poniendo de relieve lo que se abre y se cierra, tal como una zona erógena.
Así vemos que es posible ubicar allí la cosa, das Ding, la satisfacción, la verdadera, la
pulsional, no se encuentra en lo imaginario o en lo simbólico, que esta fuera de lo que
está simbolizado, es del orden de lo real, lo cual, evidentemente, una pequeña dificultad
cuando se ha definido el inconsciente, estructurado como un lenguaje, discurso del Otro,
es decir, en la medida en que el inconsciente no incluye ese goce como fuera de lo
simbolizado. Por un lado “el orden simbólico, el Otro, toda esta dimensión es impensable
sin su conexión con el goce. Esto da un nuevo valor a la metonimia, ya que ahí donde
estaba el sujeto, está de ahora en más el goce perdido” (Miller, 2000, pág. 168), pero un
párrafo después dice aun que “hay una lógica autónoma del significante independiente
de los cuerpos, de alguna manera todo trasciende en los cuerpos”, que es otra manera
de nombrar lo dicho al principio por Freud cuando se refirió a la fuente independiente de
displacer.

Bibliografía

Freud, Sigmund, “Obras completas”, Amorrortu Editores (1976), Traducción de José


L. Etcheverry, Buenos Aires.

(1926) “Inhibición, síntoma y angustia”

(1937) “Análisis terminable e interminable”

(1892-1896): “Fragmentos de las correspondencias con Fliess:”

(1896a): “Las neurosis de defensa”

(1896b): “carta 52”

(1900): “La interpretación de los sueños”

(1918 [1914]): “De la historia de una neurosis infantil (caso del «hombre de los lobos»)”

Lacan, Jacques:

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(1958) “La dirección de la cura y los principios de su poder”. En Escritos. Buenos
Aires. Sigo XXI. Primera reimpresión. 2010.

(1974) Intervenciones y textos 2, Buenos Aires, Manantial,1984.

Miller, Jacques Alain:

(1983) “Dos dimensiones clínicas: síntoma y fantasma”. En Conferencias porteñas,


tomo 1. Buenos Aires. Paidós. 2009.

(2000) El lenguaje, aparato del goce. Buenos Aires, Diva.

(2011) Entrevista realizada por Hanna War “amamos a aquel que responde a nuestra
pregunta ¿quién soy?. Revista Consecuencias, Edición 6, Junio de 2011. Disponible el
28/03/2020 en: http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/006/template.php?
file=arts/alcances/Amamos-a-aquel-que-responde-a-nuestra-pregunta-Quien-soy-
yo.html

Moraga, Patricia. El goce y el tratamiento de la satisfacción. Buenos Aires, Gramma.


2015

Naspartek, Fabian “Clínica de la neurosis”. Clases de maestría del Instituto de Altos


Estudios de la Universidad de San Martin, CABA. 2019, inédito:

2019a: clase del 15 de marzo de 2019.

2019b: clase del 21 de junio de 2019

Zlotnik, Manuel. Mutua pertenencia. Trabajo presentado en las XXVII Jornadas


anuales de la EOL ·”El psicoanálisis y la discordia de las identificaciones”. Buenos Aires,
2018.

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