Poder Constituyente y La PNP

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 24

POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ

ESCUELA NACIONAL EESTP-PNP

DE FORMACIÓN PROFESIONAL ARE.AAI.

POLICIAL-PNP

TRABAJO APLICATIVO INDIVIDUAL

UNIDAD DIDÁCTICA:

TEMA : PODER CONSTITUYENTE Y LA PNP

DOCENTE :

ALUMNO :

2022
DEDICATORIA
A NUESTROS MAESTROS QUIENES SON
NUESTRO EJEMPLO PARA LOGRAR
NUESTRAS METAS, ASÍ COMO SEGUIR UNA
LABOR HONORABLE, Y HONESTA
ENORGULLECIENDO A LA INSTITUCIÓN Y AL
PAÍS.

2
AGRADECIMIENTO
A NUESTROS PADRES POR EDUCARNOS
CON PRINCIPIOS Y VALORES, Y
APOYÁNDONOS EN NUESTRO SUEÑO DE
CONVERTIRNOS EN EFECTIVOS POLICIALES.

3
ÍNDICE

CARÁTULA 01
DEDICATORIA 02
AGRADECIMIENTO 03
ÍNDICE 04
PRESENTACIÓN 05
CAPÍTULO I: ÁREA PROBLEMÁTICA 06
CAPÍTULO II: OBJETIVOS 07
CAPÍTULO III: MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL 08
CAPÍTULO IV: MARCO OPERACIONAL 13
CAPÍTULO V: CONCLUSIONES 18
CAPÍTULO VI: RECOMENDACIONES 19
CAPÍTULO VII: APLICABILIDAD AL CAMPO POLICIAL 20
BIBLIOGRAFÍA 21
ANEXOS 22

4
PRESENTACIÓN

La existencia de un Estado es el resultado de una obra constituyente. Esta obra


implica -de conformidad con lo expuesto por Carlos Sánchez Viamonte - la
interrelación de tres elementos: el acto constituyente, el poder constituyente y la
constitución.
El acto constituyente es el conjunto de hechos a través de los cuales se manifiesta
la voluntad política de constituir una sociedad política. Es decir, comprende una
pluralidad de sucesos o acontecimientos históricos de naturaleza política, que
exteriorizan una voluntad “hacedora” y que por tales son necesarios para la
formación o reestructuración de un Estado.
El poder constituyente, en sentido lato, alude a la actitud o cualidad para “constituir”
una sociedad política. Implica la efectiva capacidad de dominio y la existencia de
una energía institucionalizadora para establecer una organización político-jurídica.
Por su parte la constitución alude al conjunto de principios, valores y normas que
describen y regulan la organización política y el orden jurídico de la sociedad política
“constituida”

5
CAPÍTULO I
ÁREA PROBLEMÁTICA
Frecuentemente se sostiene que el Poder Constituyente, por ser expresión de la
soberanía del pueblo, puede ser utilizado para instalar cualquier sistema político.
También se dice que sólo una Asamblea Constituyente está habilitada para realizar
válidamente la reforma total de una Constitución. A continuación, veremos como
estas afirmaciones resultan incompatibles con la realidad de la Democracia
Constitucional y trataremos de explicar que el Poder Constituyente es uno de los
elementos fundamentales de este sistema político.
El Poder Constituyente debe ser entendido como la facultad por la cual el pueblo, en
cuanto titular de la soberanía, decide instituir un orden constitucional. Reforzando
dicha noción, Javier Pérez Royo argumenta que el Poder Constituyente es un
instrumento a través del cual la nación decide organizarse políticamente y ordenarse
jurídicamente, reclamando para sí misma la posición de centro de poder originario,
autónomo e incondicionado.
Si bien el Poder Constituyente no puede ser limitado ni explicado jurídicamente, sí
debe ser legítimo, es decir, ser un poder susceptible de ser explicado en términos
racionales y de ser aceptado por la sociedad. En tal sentido, cabe precisar que la
idea de legitimidad es una constante en la Teoría del Poder Constituyente. No todo
poder que produce un ordenamiento jurídico estable para un Estado es un Poder
Constituyente. Únicamente lo es aquél que está en el origen de una Constitución
digna de tal nombre y para ello el poder tiene que ser legítimo.
En otras palabras, el Poder Constituyente está presente y actúa en un vacío de
legalidad, pero no de legitimidad. Ahora bien, el concepto de legitimidad es un
concepto muy difícil de definir, toda vez que la línea que separa un Poder
Constituyente legítimo de otro ilegítimo, es necesariamente imprecisa. Por ello, la
Teoría del Poder Constituyente se ha centrado en identificar lo que podríamos
definir como señales características de la legitimidad, que nos permitan decidir con
una cierta seguridad cuándo un Poder Constituyente puede ser calificado como
legítimo y cuándo no.

6
CAPÍTULO II
OBJETIVOS
GENERAL
 Analizar la importancia del poder constituyente además de su clasificación y
características.

ESPECÍFICOS
 Exponer las funciones del poder constituyente, así como sus límites y su
titularidad.
 Describir la relación del poder constituyente con la Policía Nacional del Perú y
su aplicación.
 Explicar el concepto del poder constituyente y su problemática en la
aplicación, además de su evolución.

7
CAPÍTULO III
MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL
CONCEPTO DE PODER CONSTITUYENTE
Siempre es útil tener una idea conceptual de un instituto jurídico, sobre todo porque
son, en general, sino difíciles de entender por lo menos tienden siempre a ser
explicados para su mejor comprensión.
Serán volcados a este trabajo conceptos de renombrados autores que tiene esta
materia, pero a la vez trataremos de no pecar de súper-abundantes.
El profesor español Luís Sánchez Agesta caracteriza al Poder Constituyente como
"voluntad política creadora del orden, que requiere naturaleza originaria, eficacia y
carácter creador"; “el fundamento del Poder Constituyente, dice Sánchez Agesta, no
está en una legitimidad jurídica anterior, sino que es de carácter trascendente al
orden jurídico positivo, en consecuencia, el fundamento de la legitimidad de esta
afirmación solo puede hallarse en el derecho natural”.
En opinión de Sánchez Viamonte, citado por Linares Quintana, el Poder
Constituyente es "la soberanía originaria, extraordinaria, suprema y directa en cuyo
ejercicio la sociedad política se identifica con el estado, para darle nacimiento y
personalidad, y para crearle sus órganos de expresión necesaria y continua". A
modo de fundamento, Sánchez Viamonte analiza las características que le da a la
soberanía por él llamada Poder Constituyente, de la siguiente forma:

a. Originaria: porque es su primera manifestación de soberanía y da origen


al orden jurídico.
b. Extraordinaria: porque a diferencia de los poderes del gobierno, que son
ordinarios y permanentes, el Poder Constituyente solo actúa cuando es
necesario dictar una constitución o reformarla y cesa cuando ha llenado
su cometido.
c. Suprema: porque es superior a toda manifestación de autoridad, desde
que la crea o constituye (poder constituido), determina su naturaleza,
organiza su funcionamiento y fija sus límites.
d. Directa: porque según la doctrina que inspiro su creación, su ejercicio re-
quiere la intervención directa del pueblo.

8
En forma también breve vamos a comentar la segunda clasificación, digamos la
clasificación de la relación externa que se da con en referencia al Poder
Constituyente.
Es muy interesante el análisis de Quiroga Lavié, quien explica la diferencia entre
Poder Constituyente y poderes constituidos, desde una muy particular clasificación.
Dice Quiroga Lavié que “existen un orden constituyente y un orden constitucional, el
primero es lo que la mayoría de los autores llaman Poder Constituyente, en realidad
el mencionado autor no los iguala sino que le da más amplitud al orden
constituyente, pero da algunas pautas que nos permiten asimilarlos, como, por
ejemplo: "el primer acto del Orden Constituyente estará desprovisto de toda
regulación previa, será la pura creación del sentido común social, solo condicionado
por los sentidos subjetivos de los integrantes de la co-munidad".
En realidad Quiroga Lavié ubica al orden constituyente como creador del Po-der
Constituyente y a este a su vez como creador del orden constitucional o lo que se
llama comúnmente poderes constituidos, dice el profesor de la Universi-dad de La
Plata que "una vez creado el orden constitucional funciona por un proceso dinámico
de aplicación - creación cumplido según corresponda a cada poder constituido: el
legislador aplica la constitución y crea la ley, el administrador aplica la ley y crea el
reglamento, el juez aplica la ley y el reglamento y crea la sentencia", este análisis
del proceso de aplicación-creación de los pode-res constituidos que hace Quiroga
Lavié es muy útil para una comprensión primaria del funcionamiento principal de
cada uno de los poderes constituidos.
Finalizando este capítulo de clasificación de la relación externa del Poder
Constituyente acudimos a lo que llamamos una explicación clásica, el Poder
Constituyente opera en un nivel superior que no admite la posibilidad de otro por
encima del, crea el ordenamiento jurídico del estado, da vida a los poderes
constituidos (Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial), a los cuales a
través del texto constitucional, encauza y limita, como que tienen su campo de
actuación en un nivel inferior al del Poder Constituyente.

TITULARIDAD DEL PODER CONSTITUYENTE


En referencia a este tema digamos que en las monarquías absolutas de la
antigüedad, el monarca era el dueño, y no el titular, del Poder Constituyente; y en
todo tiempo en los regímenes arbitrarios o despóticos, tan suprema facultad es

9
detentada por un individuo o un grupo de individuo que oprimen a los demás
habitantes; pero en el estado constitucional el sujeto titular del Poder Constituyente
es el pueblo y únicamente es la comunidad política soberana la que ha de decidir
sobre la organización constitucional del estado.
La titularidad del Poder Constituyente originario en nuestro país fue ejercida por los
representantes de las provincias preexistentes en 1853, pero también lo ejercieron
los constituyentes de 1860; según Bidart Campos “la revisión de 1860 forma parte
del ciclo del Poder Constituyente originario que quedo abierto en 1853; y porque
quedo abierto? porque Buenos Aires no lo ratifico, no lo acepto y recién en 1860 se
incorporó a nuestro estado federal, y como Buenos Aires, por naturaleza, forma
parte de la Argentina, hasta que no su hubiera logrado su ingreso no se podría
considerar clausurado el Poder Constituyente originario o fundacional de la
República Argentina”.
Observa Sánchez Viamonte que “el Poder Constituyente corresponde al pueblo,
como función mediante la cual ejerce el dominio de sí mismo y fija el marco, incluso,
de su futura actividad constituyente”

LÍMITES DEL PODER CONSTITUYENTE


En primer término transcribimos la clasificación sobre límites del Poder
Constituyente de Jellinek; según este autor el Poder Constituyente puede estar
limitado por diversos factores, unos procedentes de la órbita jurídica y otros ajenos
al derecho; y aun en el primer grupo admite un ulterior desdoblamiento, según que
la voluntad que se impone al Poder Constituyente sea interna o externa, de esto
entonces resultarían tres órdenes de limitaciones:

a. Limitaciones heterónomas: que serían jurídicas y de procedencia exterior


a la constitución, provenientes:

1. Del derecho estatal, como las que existen en las relaciones federales,
en las que las constituciones de los estados miembros no pueden
contrariar los criterios establecidos por el orden federal.
2. Del derecho internacional, como las que surgen de los tratados
internacionales.

10
b. Limitaciones autónomas: que son jurídicas y de origen interno, que pre-
suponen que existe y se respeta una forma correctamente establecida
para la revisión constitucional.
c. Limitaciones absolutas: que rebasan el área estricta de lo jurídico, por
ejemplo el derecho natural.

Dice Linares Quintana que “el Poder Constituyente originario es ilimitado, en cuanto
el pueblo, al constituirse originariamente en estado y darse las bases de su
ordenamiento, no se encuentra condicionado por limitación alguna de orden
positivo, por lo que posee una amplia y discrecional potestad para elegir el régimen
político que estime más adecuado para reglar la organización y el funcionamiento
del gobierno así como las relaciones entre este y los habitantes”.
En cambio, el Poder Constituyente derivado (que es el que ejercitan las
convenciones reformadoras) es esencialmente limitado, por cuanto, como se ha
visto en 1994, aparte de las restricciones que puedan surgir del espíritu de la
constitución originaria, está sujeto al procedimiento, a las condiciones y hasta a las
prohibiciones que determine la misma constitución y más particularmente la ley que
declara la necesidad de la reforma.
Vemos finalmente en el tema de los límites del Poder Constituyente, la construcción
de Bidart Campos que, al analizar el Poder Constituyente originario, se acerca a la
clasificación propuesta por Jellinek, comienza diciendo el tratadista de los
contenidos pétreos:" el Poder Constituyente originario es, en principio, ilimitado, ello
significa que no tiene un límite de derecho positivo o, dicho de otra manera, que no
hay ninguna instancia superior que lo condicione". Ahora bien, la limitación no
descarta:
a. Los límites suprapositivos del valor justicia (interpretamos
derecho natural).
b. Los límites que pueden derivar colateralmente del derecho
internacional público (tratados).
c. El condicionamiento de la realidad social con todos sus
ingredientes, que es un método realista de elaboración a
tener en cuenta para organizar el estado.

11
Volvemos sobre el Poder Constituyente derivado, sus límites pueden estar dirigidos
al congreso, en la etapa de declaración de la necesidad de la reforma; a la
convención constituyente o a ambos; así el quórum de votos para declarar la
necesidad de la reforma limita al congreso, el temario de puntos que el congreso
declara necesitados de reforma limita a la convención (si la reforma es parcial). En
1994, si bien hubo limitación en el temario, el congreso avanzo sobre la convención
al establecer la votación en bloque por sí o por no de las reformas (si se votaba si,
como ocurrió, todas las reformas eran aprobadas; de lo contrario, con el voto
negativo, no hubiera sido modificado el texto en letra alguna); lo único que se pudo
discutir, que tiene la misma jerarquía (o debería tenerla), fue la forma que tendrían
las modificaciones a la Constitución Nacional.

PODER CONSTITUYENTE PROVINCIAL


Como las provincias argentinas son parte de un estado federal, son también
estados, de allí que también tienen un Poder Constituyente para organizarse, ósea
que pueden dictar sus propias constituciones, atribución claramente establecida por
los artículos 5, 122 y 123 de la Constitución Nacional. Siguiendo a Bidart Campos
vemos que “el Poder Constituyente originario de las provincias, que es el que actúa
cuando aquellas se dan su primera constitución, tiene límites positivos y estos no
son más que adecuarse a los principios que emanan de la Constitución Nacional,
por ejemplo: el sistema representativo republicano, las garantías de aquella, etc.
Opinamos que el Poder Constituyente provincial originario fue ilimitado en las
provincias preexistentes a la Constitución Nacional, esto es las que crearon su texto
fundamental antes de 1853”.

12
CAPÍTULO IV
MARCO OPERACIONAL
El poder de reforma constitucional en el Perú El artículo N° 206 de la Constitución
Política regula el poder de reforma constitucional en el Perú, condicionando su
ejercicio a la observancia de su procedimiento, el cual contempla que toda reforma,
en un primer supuesto, debe ser aprobada por el Congreso con la mayoría absoluta
del número legal de sus miembros y, posteriormente, se someta a referéndum. Un
segundo supuesto determina que se puede omitir el referéndum, siempre que el
acuerdo del Congreso se obtenga en dos legislaturas ordinarias sucesivas con una
votación favorable, en cada caso, superior a los dos tercios del número legal de
congresistas. En cualquiera de los supuestos, la ley de reforma constitucional no
puede ser observada por el Presidente de la República. De esta forma, el artículo N°
206 de la Constitución ha encargado la competencia (jurídica) de reformar la
Constitución a dos poderes constituidos. Por un lado, en calidad de sujeto titular de
la competencia, al Congreso de la República, quien la podrá llevar adelante por sí,
sólo en la medida que la reforma se apruebe en dos legislaturas ordinarias
sucesivas con una votación favorable, en cada caso, superior a los dos tercios del
número legal de miembros del Congreso; y, de otro, el pueblo, quien se expresa
mediante referéndum. Asimismo, el artículo N° 206 de la Constitución no señala los
alcances de la reforma constitucional, por lo que tratándose de una competencia
jurídica, debería entenderse que la reforma sólo puede tener alcances parciales y no
de a sustitución por otro texto constitucional. Sin embargo, el texto del artículo N° 32
de la Constitución permite que la reforma pueda ser total. A partir de ello surgen las
siguientes interrogantes ¿cómo entender la posibilidad de reformar totalmente la
Constitución?, ¿se trata de una competencia jurídica que pueden realizarla los
mismos órganos autorizados a reformar parcialmente la Constitución?, ¿deberá
seguirse el procedimiento señalado en el artículo N° 206 de la Constitución? Al
respecto, el Tribunal Constitucional18 ha indicado que cuando el artículo N° 32,
inciso N° 1, alude a la posibilidad de que se pueda practicar una reforma total de la
Constitución, en realidad, ha constitucionalizado la función constituyente, siguiendo
en ello lo que, en su momento, estableciera el artículo N° 28 de la Constitución
francesa de 1793 ("un pueblo tiene siempre el derecho de revisar, reformar y

13
cambiar su Constitución. Una generación no puede sujetar a sus propias leyes a las
generaciones futuras"). Sin embargo, citando a Pedro de Vega19 y Néstor Pedro
Sagués20, se ha precisado que no es lo mismo hablar de la constitucionalización de
la función constituyente, prevista en el artículo N° 32 de la Constitución de 1993, a
que se haya constitucionalizado el Poder Constituyente. La primera alude a una
capacidad, la de reformar totalmente la Constitución o, lo que es lo mismo, la
autorización de instaurar un nuevo orden constitucional. La segunda, en cambio, al
sujeto u al órgano titular de esa función, esto es, al Poder que está autorizado a
llevarla a cabo. De otro lado, con respecto a quién debe efectuar la reforma
constitucional total, el Tribunal ha expresado que si bien el artículo N° 32, inciso N°
1, de la Constitución, ha constitucionalizado la función constituyente, al señalar que
puede practicarse una reforma total de la Constitución, este artículo no ha previsto
quién la pueda ejercer. No podría ser de otro modo, nos dice, porque si se hubiese
previsto que uno de los órganos constituidos llevase adelante tal función
constituyente, ello no podría entenderse de otra manera que la constitucionalización
del ejercicio de una competencia jurídica y, por lo mismo, reglada, vinculada y, por
lo tanto, limitada. En tal sentido, el Tribunal Constitucional concluye que el Congreso
de la República, en cuanto poder constituido, no puede aprobar una Constitución
distinta, pues sólo el Poder Constituyente está autorizado para llevar a cabo el
ejercicio de una función semejante. En otras palabras, el Congreso de la República
sólo puede efectuar la reforma parcial de la Constitución, y tal competencia no
puede entenderse como la constitucionalización de un Poder Constituyente
originario, sino como la condición de un Poder Constituyente derivado y, en esa
medida, como un poder constituido, sujeto a un régimen especial de limitaciones
(procedimentales, formales y materiales).

PODER CONSTITUYENTE Y SOBERANÍA


La soberanía es el poder supremo del Estado, en virtud del cual esta formación
social, jurídica y política, no se somete ni reconoce otro poder superior a su propio
capacidad de ser y actuar por si mismo y en forma autónoma. La soberanía se
expresa en dos facetas. La primera, está dada por la autodeterminación, es decir
por la capacidad que tiene el Estado para adoptar la organización, las leyes y las
autoridades que le convengan. La segunda faceta corresponde al aspecto externo
del Estado. Se expresa a través de la independencia con que actúa para

14
autodeterminarse, sin pedir consentimiento a ninguna potencia extraña. Lo
repetimos una vez más, la soberanía pertenece al Estado. El poder constituyente es
anterior al Estado, por lo tanto, no ejerce soberanía alguna, puesto que antes del
nacimiento del Estado, aún no hay soberanía. El poder constituyente ejerce el
mandato directo del pueblo, que se halla por encima de la soberanía estatal.

RELACIÓN CON LA PNP


La función policial se desarrolla en el marco de su finalidad fundamental descrita y
definida en el artículo 166 de la Constitución Política del Perú, ejerciendo sus
funciones en su condición de fuerza pública del Estad
La función policial se materializa mediante la ejecución del servicio policial, siendo
una actividad del Estado que estable restricciones y limitaciones a los derechos y
libertades, y recurre a la coacción de ser necesaria, para garantizar la convivencia
social en ejercicio de la ley”.
La Policía nacional ejerce el poder coercitivo del estado, respetando, promoviendo y
garantizando los derechos humanos. Sus funciones se encuentran establecidas en
el D.L. 1267 Ley de la Policía Nacional del Perú y su reglamento.
La característica principal de las violaciones de los derechos humanos es que éstas
se realizan por agentes del Estado o por quienes actúan por orden o con
conocimiento de éste. En el cumplimiento de las funciones asignadas, la Policía
Nacional ejerce el poder coercitivo del Estado, respetando, promoviendo y
garantizando los derechos humanos.
El artículo 8° del Código de Conducta para funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley, establece que el funcionario tiene la obligación de hacer cuanto esté a
su alcance para impedir toda violación de la ley y oponerse rigurosamente a tal
violación; asimismo, los que tengan motivos para creer que se ha producido o se
producirá una violación informarán a sus superiores y, si fuera necesario, a
cualquier otra autoridad u organismo apropiado que tenga atribuciones de control o
correctivas.
Por otro lado, no se impondrá ninguna sanción penal o disciplinaria contra los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley que, en cumplimiento del Código de
Conducta y de los Principios Básicos sobre el empleo de la fuerza y de armas de
fuego, se nieguen a ejecutar una orden para emplear la fuerza o armas de fuego o
denuncien ese empleo por otros funcionarios.

15
Los funcionarios superiores asumirán la debida responsabilidad cuando tengan
conocimiento, o debieran haberlo tenido, de que los funcionarios a sus órdenes
recurren o han recurrido, al uso ilícito de la fuerza o de armas de fuego, y no
adopten todas las medidas a su disposición para impedir, eliminar o denunciar ese
uso.
Finalmente, no podrá alegarse obediencia de órdenes superiores si tenían
conocimiento de que la orden era manifiestamente ilícita y tuvieron una oportunidad
razonable de negarse a cumplirla. De cualquier modo, también serán responsables
los superiores que dieron las órdenes ilícitas.
PRIMACÍA DE LA PERSONA HUMANA Y SUS DERECHOS FUNDAMENTALES
Los fundamentos jurídicos de este principio son fácilmente adivinables. La dignidad
de la persona humana y el cúmulo de derechos fundamentales, por un lado, versus
las múltiples restricciones al actuar estatal, por otro, generarían esa especial
disposición a hacer primar a la persona y no, en cambio, al Estado.
Tal vez uno de los grandes problemas que presenta la construcción de principios es
que normalmente se estructuran sobre la base de expresiones retóricas que todos
podríamos compartir. ¿Quién en verdad no estaría de acuerdo en que siempre debe
primar la persona humana? Estos acuerdos tan generales y tan compartidos, sin
embargo, normalmente esconden oscuras falacias.
Por un lado, es difícil tratar de buscar cuál es la innovación que este principio
produce. En un mundo hecho de humanos y para humanos hacer primar la persona
humana es algo bastante confuso. En efecto, la totalidad de problemas que nos
presenta la vida constituyen conflictos “entre humanos” por lo que hacer primar las
posiciones jurídicas de todas las personas no construye solución alguna, sino que,
por el contrario parece legitimar incluso aquella situación problemática.
Por otro lado, y como sucede con la totalidad de los denominados principios
jurídicos, el principio de primacía de la persona humana posee un contenido
extremadamente indeterminado.
¿Qué persona es la que debe primar? debemos preguntarnos inmediatamente.
Supóngase que nos encontramos ante un problema de extensión de la potestad
sancionatoria de la Administración. Un negocio de venta de completos que se
pretende clausurar por razones sanitarias. Pues bien, la “persona que debe primar”
¿es el dueño del local comercial o, por el contrario, es el universo de los posibles
comedores de completos?

16
En un caso de extensión de potestades regulatorias de fijación de las tarifas
telefónicas, la persona humana que debe primar ¿es o son los dueños de las
acciones de la compañía o el universo de consumidores de servicios telefónicos? Si
pretendemos la aplicación judicial de este principio, lamentablemente la persona
humana sólo será el cocinero de los completos y los accionistas de la empresa,
pues entre ellos y el Estado será, por ejemplo, el juicio de impugnación de la
sanción de clausura o del acto administrativo de fijación tarifaria.
El universo de comedores de completos y de usuarios de telefonía no participará en
aquel juicio. Salvo que entendamos que es el propio Estado el que vela por los
intereses de esas personas, o de otro modo, que esas personas deben primar tanto
como los otros. Desde esa perspectiva, es la propia acción estatal la que protege
aquella primacía.
En esa misma línea, si miramos la misma generación de los aparatos estatales,
ellos nacen como estructuras de protección de personas.
Desde Hobbes e incluso antes, la formación del Estado es pensada precisamente
para entregar libertades a los individuos los cuales se encuentran en un estado de
máxima desprotección cuando no existe aquella construcción orgánica común.
El principio de “primacía de la persona humana”, cuando se pretende aplicar por
sobre las regulaciones legales y administrativas, pretende en verdad sustituir
aquella ratio legal o administrativa por una ratio ideal, y con ello, tremendamente
subjetiva.
Lo que se quiere en estos casos es realizar un by-pass a la voluntad legal o
administrativa haciendo que aquel que juzga (o aquel que propone aquella ratio
ideal) sea el que tome las decisiones políticas o el que administre.
Así las cosas, cuando dejamos que los asuntos importantes se decidan con un
principio como el de “primacía de la persona humana” quedamos expuestos a la
bondad del juzgador y a su decisión acerca de qué persona le parece mejor hacer
primar.
Ante esta incerteza, todo hace pensar que las decisiones más modestas y cautas
son las más apropiadas. Confiar en las leyes y en la actuación administrativa legal
es una buena forma de saber qué persona (y qué intereses) quisimos y queremos
que sigan primando.

17
CAPÍTULO V
CONCLUSIONES

● La Policía Nacional del Perú tiene el deber de velar por el cumplimiento de


los Derechos Humanos, además tiene que ser logrado dentro del marco de la
ley.

● El Ministerio del Interior es el ente primordial que se encarga de intensificar


que la Policía Nacional del Perú, siga de manera intensiva y permanente la
lucha para que no se violen los derechos humanos.

• En el Perú, la cuestión de los derechos humanos cobró particular notoriedad


durante las últimas décadas debido a la violencia terrorista que asoló el país y
las acciones estatales para repelerla.

18
CAPÍTULO VI
RECOMENDACIONES

● Se propone intensificar los conocimientos a los alumnos sobre los Derechos


Humanos, para así poder actuar de forma lícita, además de poder orientar a
los ciudadanos sobre el tema.

● Se recomienda visitar diversas instituciones como: La Defensoría del Pueblo,


con el fin observar de manera directa como sus funcionarios actúan con
respecto a los problemas de Derechos Humanos.

● Se plantea que se deberían hacer conferencias, con especialistas del tema


para que se aprenda y estudie de manera más profunda sobre los Derechos
Humanos.

19
CAPÍTULO VII
APLICABILIDAD AL CAMPO POLICIAL
El mantenimiento del orden consiste en velar por los derechos de un grupo de
personas a ejercer sus derechos y libertades legales sin infringir los derechos de
otros, al tiempo que se garantiza que todas las partes respeten la Ley.
El cumplimiento efectivo de esta responsabilidad es más difícil cuando las
circunstancias relacionadas con el evento, en un principio pacíficas, se vuelven
violentas, o desembocan incluso en disturbios y tensiones, situaciones de
emergencia o finalmente en situaciones de conflicto armado.
En cada situación las instituciones encargadas de aplicar la Ley son responsables
del mantenimiento del orden público, a menos que se tome una decisión legal en
contrario. Desde el punto de vista normativo, se entiende por orden público la
vigencia de las leyes y del principio de autoridad. Desde el punto de vista fáctico,
orden público es el estado relativo de tranquilidad y seguridad que reina en los
espacios públicos y demás lugares de convivencia humana, en observancia de las
leyes y el respeto a la autoridad, siendo la Policía Nacional responsable de
garantizarlo, mantenerlo y reestablecerlo.
El orden público se altera por diversas situaciones, tales como concentraciones,
desplazamientos, marchas huelgas, mítines, disturbios interiores, etc., ante las
cuales la Policía debe desarrollar su actividad dentro del marco del derecho
internacional de los derechos humanos, en particular los principios Básicos sobre el
empleo de la fuerza y de armas de fuego, y del ordenamiento jurídico peruano.
La aplicación de la Ley es el factor clave en situaciones de alteración del Orden
Público. Las acciones específicas, legales, no arbitrarias e intervenciones oportunas
dirigidas a los iniciadores del disturbio, establecen métodos de control y restablecen
la situación.

20
El comportamiento de las masas y los infractores del Orden Público, presentan
factores o estímulos externos imprevisibles que pueden desembocar en una grave
alteración, con consecuencias peligrosas para la integridad física de las personas,
bienes públicos, privados y para la propia fuerza policial; por otro lado, es necesario
recalcar que las personas que integran una multitud no actúan necesariamente en
forma exaltada o irracional.

BIBLIOGRAFÍA
• LEY ORGÁNICA DEL PODER JUDICIAL

• CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ. 1993.

• TOCORA, FERNANDO. (1993). LOS PROCEDIMIENTOS GARANTISTAS;

EL DEBIDO PROCESO O EL PRINCIPIO DE IGUALDAD PROCESAL.

MATERIALES DE LECTURA. LIMA.

• VÉLEZ MARICONDE, (1981). ALFREDO. DERECHO PROCESAL PENAL.

TOMO I Y II. MARCOS LERNER. EDITORA. CÓRDOBA.

 ANDÍA, G. (2018). DEFICIENCIAS EN LA LABOR FISCAL Y JUDICIAL EN

LAS DISTINTAS ETAPAS DEL ACTUAL PROCESO PENAL (TESIS DE

MAESTRÍA). LIMA: PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ.

 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO. (1993). LIMA: CONGRESO DE

LA REPÚBLICA.

21
 DECRETO LEGISLATIVO Nº 957 (2004). NUEVO CÓDIGO PROCESAL

PENAL. LIMA: NORMAS LEGALES – EL PERUANO.

ANEXOS

22
23
24

También podría gustarte