El Teatro de O Neill - Mario Parajón
El Teatro de O Neill - Mario Parajón
El Teatro de O Neill - Mario Parajón
ORi GEN ES
LA HABA NA
1952
Reservados todos los derechos
Copyright by Mario Parajón,
la Habana, 1952.
LA VIDA
ANNA CHRISTIE
LA ULTIMA ESPERANZA
EL EMPERADOR JONES
,
VII
EL MONO VELLUDO
LIGADOS
l
1
IX
EXTRAÑO INTERLUDIO
DINAMO
EL REGRESO AL HOGAR
La guerra de sccesión ha tenninado. Ezra Mallo-
non y su hijo Orín están a punto de regresar. En
el primer acto, el interés dramático está conseguido
por el suspenso en las declaraciones. 5eth, el jar~
dinero, le comunica a Lavinia que tiene algo muy
importante que decirle. La conversación se inte~
rrumpe por la llegada de los hermanos Nilcs. La
C8cena que sigue entre Lavinia y Cristina también
aplaza para más tarde una revelación que le tiene
que hacer la hija a la madre. Las dos noticias re·
ferentes a una misma persona, el capitán Brant, se
comprueban al final del acto. Q'ueda en el espec-
t.ador la curiosidad de ver cómo ha de reaccionar
la m.adre al enterarse de que su hija conoce el se·
creto, y qué hará el marido cuando llegue.
Lavinia ha seguido a su madre comprobando quf:
es la amante del capitán Brant. Por otra parte,
Seth ha observado en los rasgos físicos del mari·
nero su parecido con los Mannon. Muy pocas veces
O'Ncill consigue una estructura técnica tan scncilla
para un problema tan complejo. En el acto se-
gUlldo 8e produce la consiguiente escena entre las
EL TEATRO DE O'NEILL 111
LOS ACOSADOS
Tendido Ezra Malmon aparece su hijo Orín, con~
valesciente de una herida en la cabeza. Se con~
vierte en el instrumento de las dos mujeres. ~ris~
tina teme que Lavinia le informe de lo sucedido
y lo induzca a delatarla a la policía. Lavinia teme
que Cristina lo engañe, volviéndolo contra ella.
Orín vuelve Jo mismo que su padre: ansioso de vida
y de amor, desesperado por olvidar las miserias de
la guerra. Es el eterno soldado, muerto en vida,
que no hace sino recordar cuanto ha pasado y
cuando ha conocido desde que partió del hogar.
¡'La ,gueITa, dice, es matar muchas veces a un
mismo bombre, y luego darse cuenta que ese hom-
bre es uno mismo." O'Neill insiste en su vieja hi~
pótesis: cuando le hacemos daño a otro, nos lo
estamos haciendo a nosotros mismos, porque hay
en ese otro parte de nosotros. El remprdimíento
es el dolor de la herida que nos hemos causado
cuando herimos a un semejante.
Orín encuentra en su casa la misma sombra de
muerte que halló en Ja guerra. Le cuesta trabajo
creer a su hermana porque anhela refugiarse otra
EL TEATRO DE O'NF.ILL 113
LOS POSEIDOS
Primero fué Ezra Manllon, víctima del desamor
de la esposa; luego Adan Brant, asesinado por los
celos del hijo; más tarde Lavinia, desesperada ante
la muerte del amante. Ahora- le toca su turno a
Orín. Una vez desaparecida la madre, el hijo
vuelve a sentir su nostalgia con más fuerza que
nunca (lo misnlo que eucede en "Dínamo" a la
Jnuerte de la señora Light). Orín no se acostumbra
a la idea de su delito. El fantasma del capitán lo
acosa y no lo deja vivir. Está "poseído" por un
demonio que lo hace ver espectros a su alrededor
y sombras de infinita tortura. Ya no imagi'nala
114 MARIO PARAJÓN
AH! SOLEDAD
VIAJE A LA NOCHE
PÁG.
La Vida 7
Antes del Desayuno . 25
Más allá del horizonte 29
Anna Christic JJ
La última esperanza 39
El Emperador Jon<> 42
El Mono Velludo 46
T-i~ados 52
Todos los hijos de Dios tienen ala!:S 58
Deseo bajo los olmos . 64
El Gran Dios Brown 70
Los millones de Marco Polo 76
Extraño interludio 81
Lázaro rió 90
lJias sin fin 96
Dínamo 101
A Electra le sienta el lu to 106
Ah, Soledad 116
Viaje a la noche 121
Conclusiones 125
Se termínó de imprimir a lo.~
ocho dlas del mes de Marzo
del año del Señor de mil nove-
cíen-tos cincuenta, y dos, en
la ciudad de &tn Cristóbal
Je La Habana, en la im_
prenta Úcar Garcia,
S. A. en /a cal/e
Tte. Rey, 15.