Conflicto en Colombia: Antecedentes Históricos y

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1.

Conflicto en Colombia: antecedentes históricos y

La historia de Colombia en los últimos sesenta años ha estado marcada por el conflicto
armado. En sus inicios, la desigual repartición de la tierra y la falta de espacios para
participación política dieron cabida al uso de la violencia y la lucha armada. Un método que en
los años siguientes se fue reforzando con la irrupción del narcotráfico, el narcoterrorismo, la
presencia de nuevos actores políticos y armados en un contexto de lucha revolucionaria,
Guerra Fría y guerra contra el terrorismo que han ido transformando el conflicto en su razón
de ser y métodos de subsistencia.  

En este contexto, los grupos armados han justificado el uso de la violencia por considerarla el
único método para poder transformar la sociedad y con la intención de no permitir cambios
considerados como ilegítimos. Así pues, la fractura creada por las desigualdades, el uso de la
violencia y la lucha por el poder han marcado las dinámicas sociales y políticas que han tenido
lugar en Colombia desde que se instauró la República (S.XIX) hasta el día de hoy, cuando
Colombia abre un nuevo capítulo en su historia con los actuales procesos de paz.

Periodo La Violencia  

En el S.XIX el Partido Conservador y el Partido Liberal de Colombia se institucionalizaron. El


primero, se caracterizaba por tener una agenda continuista del sistema social y político que
protegía los intereses de la clase adinerada; mientras que el segundo, se presentaba como
una alternativa reformadora y en defensa de los intereses de comerciantes y grupos menos
favorecidos de la sociedad. La lucha entre ambas fuerzas se evidenció a través de 54 guerras
civiles: 14 de conservadores contra liberales, 2 de liberales contra conservadores y 38 de
liberales contra liberales. El enfrentamiento terminó desencadenando en lo que se conoce
como el periodo de la violencia.  

El Bogotazo  

A inicios del siglo XX los enfrentamientos entre liberales y conservadores, el auge de la


violencia, los asesinatos y agresiones estaban a la orden del día. El contexto social y
económico en el que se encontraba el país (inflación e impacto de las crisis económica
ocasionada por la Segunda Guerra Mundial) fomentó los procesos de radicalización de los
movimientos políticos. El asesinato del candidato a la presidencia liberal Jorge Eliécer Gaitán
el 9 de abril de 1948 propició una ola de violencia en la ciudad de Bogotá conocida como el
Bogotazo (1948) que pronto se extendió al resto del país. Se produjeron actos violentos:
incendios a edificios públicos, destrucción de archivos, asesinatos a funcionarios, asaltos a
comercios, atracos a iglesias. En algunas localidades se establecieron tribunales populares,
se produjo la destitución de alcaldes, fuga de presos y se formaron gobiernos
revolucionarios.  

Frente Nacional 
En 1956 el partido conservador y el partido liberal firmaron el Pacto de Benidorm, en España.
Un acuerdo que establecía el sistema de alternancia política entre ambas fuerzas. Este pacto
tuvo vigencia hasta el año 1974 y fue defendido como un regreso al sistema democrático
después de la dictadura militar del General Gustavo Rojas Pinilla. Sin embargo, el pacto
incluía únicamente a los dos partidos tradicionales, razón por la cual se originó el surgimiento
de movimientos opositores: el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), el Movimiento Obrero
Independiente Revolucionario (MOIR) y Alianza Nacional Popular (ANAPO).

Estados Unidos
Fuerzas de Seguridad
Con la guerra al narcotráfico, los EEUU tienen un papel importante en el conflicto
armado, el presidente Bill Clinton en alianza con su homólogo Andrés Pastrana
crearon un programa de colaboración militar antinarcótico.

El control de zonas cocaleras se convirtió en prioritario, pero la Policía


Antinarcóticos no tenía capacidad plena para enfrentar las guerrillas que protegían
esas áreas. Se hizo necesaria la participación del Ejército. En 1999 se diseñó el
Plan Colombia que consistía en la creación de unidades militares fuertes y
entrenadas para tomar el control de las zonas cocaleras y proteger a la Policía en
sus labores de erradicación de cultivos.

Inicialmente EE.UU aportó un billón de dólares en concepto de cooperación militar.

El Plan fue estructurado como un programa colombiano por un valor total de 7.5
billones de dólares, de los cuales se estimó que la comunidad internacional
aportaba 3.5 billones y el Gobierno colombiano 4 billones.

La colaboración se renovó en 2009 para diez años más, dentro de este marco
EEUU puede usar las siete bases militares que tienen en Colombia. El Plan
Colombia ha visto muchas críticas por su ineficacia y su impacto negativo sobre la
salud humana, los derechos humanos y el medio ambiente.

Paramilitares
Las Fuerzas de seguridad comprenden las Fuerzas Militares (Ejército, Armada y
Fuerzas Aéreas) y la Policía Nacional. Estos organismos, con el objetivo de
combatir a la insurgencia adoptaron la Doctrina de Seguridad Nacional desde la
década de 1970. El propósito ha sido la erradicación de la amenaza comunista a
través de la creación de cuerpos de seguridad antiterroristas y de asistencia para
el desarrollo. Se legalizó su uso a través de la Ley 48 de 1968 con el propósito de
preservar la seguridad nacional.

Posteriormente a través del Plan Colombia las fuerzas armadas y la policía


pasaron por un proceso de reestructuración y modernización con el objetivo de
reafirmar el Estado de Derecho, así como de acotar la red de narcotráfico y tráfico
de armas que alimenta la violencia guerrillera y de otras organizaciones armadas.

No obstante, según el informe de Human Rights Watch de 2015, hasta julio de


2014 la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía se encontraba investigando
más de 3.500 casos de ejecuciones ilegales presuntamente perpetradas por 785
miembros del Ejército (soldados de bajo rango y suboficiales) entre 2002 y 2008.
De los cuales se había obtenido condenas en 402 casos.

Son grupos de extrema derecha, que se multiplicaron en la década de 1980. La


existencia de estos grupos campesinos organizados por el Ejército con el
propósito de defenderse de la guerrilla se remonta a los años cincuenta.

Durante los años ochenta se incrementa el número de grupos paramilitares por


parte de ganaderos y narcotraficantes con el objetivo de defenderse de los
secuestros. Un evento que marcó de forma decisiva la conformación del
paramilitarismo en estos años fue el secuestro por parte del M-19 de Martha
Nieves Ochoa, familiar de miembros del cártel de Medellín. El grupo más
reconocido de entonces se denominaba Muerte a Secuestradores (MAS).

El ingreso en escena de los narcotraficantes volvió aún más complejo el conflicto


con las guerrillas. Los traficantes empezaron a invertir (1980) sus extraordinarias
ganancias en propiedades rurales, por lo cual se convirtieron en blancos de
extorsión.

Estos grupos se extendieron gracias al apoyo de ricos hacendados y pequeños


industriales. En los años noventa se creó el grupo Autodefensas Unidas de
Colombia (AUC), que unió a diversos grupos paramilitares. La AUC se disolvió
entre 2003 y 2006 en un proceso de negociación con el entonces presidente
Álvaro Uribe. No obstante, algunas facciones siguen funcionando, se han
trasladado a los cárteles de la droga o pasaron a formar parte de las bandas
criminales.

Narcotráfico
En la década de 1990 Colombia se convirtió en el primer productor de hoja de
coca del planeta. Entre 1975 y 1995 Bolivia y Perú producían el 90 por ciento de la
hoja de coca y de la pasta base, ésta se transportaba en pequeños aviones a las
selvas colombianas donde se refinaba el 90 por ciento de la cocaína del mundo, la
cual se vendía a Estados Unidos donde se consumía el 90 por ciento de la
cocaína.

Esta estructura se complejizó cuando los gobiernos de Perú, Colombia y Ecuador


decidieron controlar las fronteras. En Perú y Bolivia apareció un hongo que acabó
con el área cultivada, en este momento Colombia pasó a controlar también el
cultivo. Las FARC acogieron gran parte de las hectáreas de cultivo, lo que provocó
que su capacidad militar también se incrementara. Este movimiento subversivo
controlaba 150 mil hectáreas de cultivos de hoja de coca localizados en dos
millones de hectáreas de selva en el sur del país.

Víctimas
ELN
Nace en 1965 como alternativa a otras organizaciones subversivas.

Históricamente, el surgimiento de este movimiento tiene que ver con la


radicalización de la lucha de clases a través de la violencia. Ese proceso se
entrelaza con la necesidad de sobrevivencia y la imposibilidad de darle una salida
por medio de otras vías a la situación que vive el país.

El jefe del ELN es Nicolás Rodríguez Bautista alias “Gabino” y dispone de cerca
de 3.000 combatientes.

La base ideológica es marxista-leninista. Ha tenido presencia mayoritariamente en


la zona del Catatumbo, en la zona Norte de Santander, el sur del departamento de
Bolívar, los departamentos de Arauca, Cesar, Antioquia, Cauca, Nariño, el Chocó
y Valle del Cauca.

El objetivo principal es la incidencia sobre poderes locales y regionales; portadores


de la propuesta de "doble poder" recogida de la experiencia en El Salvador. El
ELN nace con la influencia de la Revolución Cubana y otras luchas de tipo
nacionalista.

Cómic

Relato de Jesús Santrich, dibujos de Rosa de los Vientos

2011

El informe ¡Basta Ya! del Centro de Memoria Histórica señaló que entre 1958 y
2012 el conflicto causó la muerte de 40.787 combatientes y 177.307 civiles. El
número de desaparecidos entre 1981 y 2010 fue de 25.000, el de secuestrados
27.023 y el de asesinatos 150.000. De esta última cifra el 38,4 por cuento fue
responsabilidad de los paramilitares, el 16,8 por ciento de la guerrilla y el 10,1 por
ciento de la Fuerza Pública.

Según el anuario de procesos de paz 2015 de la Escuela de Cultura de Paz, en 40


años de conflicto interno hubo 39.000 colombianos que fueron víctimas de
secuestro, con una tasa de impunidad del 92 por ciento. Un 37 por ciento de los
secuestros fueron atribuidos a las FARC y un 30 por ciento al ELN.

La organización ACNUR por su parte ha reportado que desde 1997 se han


producido 4,7 millones de desplazamientos forzosos en Colombia. Del mismo
modo, la organización Somos Defensores publicó que sólo en el año 2013 se
asesinó a 37 activistas de derechos humanos.

En cuanto al desplazamiento, según la Consultoría para los Derechos Humanos y


el Desplazamiento (CODHES) la cifra de personas desplazadas al interior del país
(en su mayoría mujeres, niños y ancianos) asciende a los 5 millones para el
período comprendido entre 1985 y 2011.
En 2011, el presidente Santos aprobó la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras,
que incluía la restitución de millones de acres a personas desplazadas y la
recompensa financiera para víctimas de violaciones de los derechos humanos.
Según Human Rights Watch, este proceso está ralentizado por los grupos
sucesores de los paramilitares, quienes continúan creciendo, cometiendo
atrocidades generalizadas y manteniendo extensos vínculos con los miembros de
las fuerzas de seguridad pública y los grupos políticos locales.

Crimen organizado
Las redes de criminalidad se dedican mayoritariamente al tráfico de drogas y de
armas. En los años setenta y ochenta, los cárteles de droga se concentraron
principalmente en las diferentes ciudades, siendo los más conocidos el cártel de
Medellín y el cártel de Cali. Estos dos han sido desmantelados durante los años
noventa después de haber sido el blanco de extensivas intervenciones por la
policía colombiana. El de Medellín fue desmantelado y el de Cali encarcelado, lo
que constituyó logros reales de las autoridades pero hoy sale de Colombia más
cocaína comparado con la década de 1990.

Tras la desaparición de los cárteles nuevas agrupaciones han surgido y se ha


observado un desplazamiento de las actividades de éstas hacia Centroamérica y
México. Los cárteles de crimen organizado mantienen nexos con los paramilitares
y con los grupos de guerrilla. Aunque las drogas no eran propiamente un factor de
guerra, lo fueron cuando los involucrados en el narcotráfico decidieron retar al
Estado para cambiar sus leyes, en particular, el tratado de extradición con los
Estados Unidos.

FARC
Provienen del Bloque Guerrillero del Sur, una agrupación que unificó tres sectores
de autodefensas. Se trataba de experiencias guerrilleras anteriores. Uno de los
personajes más reconocidos es Pedro Antonio Marín Marín, alias Manuel
Marulanda Vélez o Tirofijo, quien integró las filas de las autodefensas campesinas
liberales en la década de 1950.

Manuel Marulanda creó la guerrilla con el objetivo de representar a la población


rural y de crear un gobierno que se dedicara a la redistribución del bienestar. Las
FARC siguen una orientación marxista-leninista.
La presencia más extensa se encuentra en las regiones sudorientales de la selva
y en las llanuras de la base de la Cordillera de los Andes. En el año 2000 el
movimiento controlaba casi el 40% de la tierra, con cerca de 12.000 combatientes
y en 2007 con 18.000 según las declaraciones de la organización.

Tirofijo murió por un infarto cardíaco en 2008 y dejó en el mandato a Alfonso Cano
quien falleció en 2011 en manos del Ejército en la Operación Odiseo. Actualmente
Rodrigo Lodoño Echeverri, conocido como Timochenko dirige el movimiento y
cuenta con cerca de 8.000 integrantes.

Dada la naturaleza del conflicto armado como una “guerra social”109, así como su prolongación y
su expansión espacial, sus efectos se han hecho sentir prácticamente sobre el conjunto de la
población colombiana y sobre su bienestar. Durante los decenios transcurridos, la suma
acumulada de víctimas fatales y desaparecidos puede ascender a más de un millón de personas,
más los heridos, mutilados, retenidos y secuestrados y víctimas morales; los desplazamientos, al
menos en las últimas tres décadas, han afectado a cerca de 6 millones de personas; las pérdidas
patrimoniales habría que calcularlas a partir del número de hogares afectados, de los cuales, de
los cuales, según la Comisión de Seguimiento a la Política Pública, un 91.3% abandonó tierras,
bienes raíces no rurales, animales, muebles de hogar, etc. y el 52.2% sufrió el despojo de sus
tierras, una superficie estimada entonces en 5.5 millones de hectáreas, equivalentes al 10.8% de la
superficie agropecuaria del país. Para ese año (2008) el estimativo global de las pérdidas fue 2.5
billones de pesos por la tierra abandonada y 8.4 billones de pesos por los bienes abandonados,
cifra equivalente al 1.96% de producto interno bruto a precios de 2007110, en tanto que el
proceso también se ha traducido en importantes niveles de acumulación de tierras y capitales.

Desde esta perspectiva, económica y agraria en particular, es posible señalar tres ámbitos de
impacto del conflicto social armado, diferenciados pero también profundamente articulados: el
del modelo de desarrollo agrario; el del abastecimiento alimentario y el del desplazamiento
forzado, más propiamente del éxodo, y su significado en el empleo y la pobreza.
Conclusiones

Colombia ha sufrido un conflicto armado que se ha degenerado por su prolongación. Las


circunstancias que lo originaron se pueden hallar en un período de violencia partidista, que
engendró odio y sectarismo político debido a la manipulación de las juntas directivas de los
partidos políticos tradicionales, la injerencia de las ideologías provenientes de la Guerra Fría, la
exclusión política provocada por el Frente Nacional, la inequidad, la pobreza, la exclusión social, la
mala distribución de la tierra y de la riqueza y la carencia de valores que causó una vida facilista
con una economía mentirosa creada por organizaciones criminales que lentamente se fueron
apoderando de la institucionalidad.

Los actores del conflicto armado son guerrillas, paramilitares, narcotraficantes, bacrim, grupos
disidentes y Fuerza Pública. El Estado ha hecho un gran esfuerzo encaminado a la eliminación de
todos estos grupos alzados en armas y organizaciones criminales que han ocasionado daños
irreparables a la sociedad colombiana y poco a poco ha venido desarticulando organizaciones
criminales, pero aunque su lucha ha sido persistente, aún no se ha alcanzado el objetivo
propuesto.

Se han entablado varias salidas negociadas con cada grupo armado para conseguir la paz. Hoy se
está implementando un acuerdo de paz que garantice verdad, justicia y reparación frente a las
víctimas del conflicto y la ejecución de la justicia transicional como programa de choque para dar
solución al conflicto que ha destrozado a tantas familias; sin embargo, mientras exista inequidad,
pobreza y desigualdad y el Estado no dé una lucha efectiva contra las organizaciones criminales
transnacionales, no se eliminará su amenaza, sobre todo en lo relacionado con el narcotráfico y los
cultivos ilícitos.

La implementación del acuerdo de paz con las FARC-EP es un reto para el itinerario político del
actual Gobierno y de los Gobiernos futuros, en especial sobre la agenda legislativa que debe avalar
el desarrollo de los puntos convenidos en el acuerdo de paz. Aunque una cosa es lo pactado y otra
lo que vaya sucediendo en el acontecer nacional, su materialización aseguraría la finalización de
un período de violencia persistente, continua y desmedida, siempre que se garantice la ausencia
de impunidad y haya una verdadera justicia restaurativa en la sociedad; allí es en donde el Poder
Judicial debe aparecer para realizar los derechos fundamentales de los afectados.

La verdadera guerra se vivió en el campo. De acuerdo con las cifras que se reportan por el Registro
Único de Víctimas, el sector rural padeció el horror de los delitos de lesa humanidad y crímenes de
guerra en mayor proporción que las ciudades. El concepto y la implementación de la justicia
restaurativa es la clave para curar las heridas del conflicto armado; no obstante, el Estado debe
prepararse para enfrentar las disidencias que deben ser exterminadas sin consideración alguna.

La paz no se ha logrado. El Gobierno adelanta conversaciones con el ELN y solo cuando se pacte
con este grupo se podrá hablar de paz, pero esto no soluciona por completo el complejo problema
de violencia que pasa por un momento de baja intensidad.

El nuevo reto del país es la lucha contra la corrupción.

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