La Poética de La Existencia. Rilke
La Poética de La Existencia. Rilke
La Poética de La Existencia. Rilke
Jorge V. Arregui
Universidad de Malaga
1. La condici6n humana
J. M. IBANEZ LANGLOIS: Rilke, Pound, Neruda, Rialp: Madrid 1978, pp. 11-2.
Topicos 13 (1997), 45.78
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2. La fragilidad de la existencia
''' R. M. RILKE: LOS cuadernos de Malte Laurids Brigge, Losada: Buenos Aires
1990, pp. 30-1.
'^ R. M. RILKE: Carta a Lou Andreas-Salome, 8.vni,1903, Teoria poetica, ed.
de F. Bermudez Cafiete, Jiicar: Madrid 1987, p. 44.
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Para advertir el modo en que el ser humano esta dado para si mismo
y la manera en que esta inserto en el mundo es preciso un ejercieio de
profundizacion. Hace falta abandonar las dimensiones mas
superficiales de la existencia las relaciones cotidianas con las cosas,
la vida puramente inmediata, y caer en la cuenta de si mismo. Es
preciso, como dice de si el propio Rilke, emprender "un camino hacia
adentro y que Ileva al meoUo mas profundo de si mismo". En la vida
cotidiana, el hombre se dispersa en una.multiplicidad, sube y baja,
hace y rehace, trajina. Pero en ese trajinar no comparece la propia
existencia; se disuelve en un puro ir y venir, en exterioridad, por lo
que el hombre ni se eneuentra ni se queda a solas consigo. Para caer
en la cuenta de si, para adquirir una verdadera autoconciencia, es
necesario intermmpir el trafago extemo, instaurar Ja soledad.
algo, un modo de ser, que antes no existia. Pero este logro resulta
ambivalente. Quien alcanza a descubrir su propia interioridad tiene
algo que antes no tenia, y que la mayoria no tiene, pero este
rendimiento supone la posibilidad de un terror y una angustia antes
insospechados, Quien esta solo cae en la cuenta de la fragilidad
propia, de lo peligroso de la existencia.
llegado, con el mas indigno,,. Pero quiza son esas precisatnente las
horas en que crece la soledad; pues su crecimiento es doloroso como
el crecimiento de los ninos y triste como el comienzo de las prima-
veras, Pero no puede equivocarse usted, Lo que se necesita, sin em-
bargo, es solo esto: soledad, gran soledad interior. Entrar en si y no
encontrarse con nadie durante horas y horas, eso es lo que se debe
poder aicanzar. Estar solo, como se estaba solo de nifio, cuando los
mayores andaban por ahi, enredados con cosas que parecian impor-
tantes y grandes, porque los mayores parecian tan ocupados y porque
no se entendia nada de lo que hacian"'^. Solo en esta soledad el
hombre se experimenta a si mismo, llega a ser un yo, un individuo, y
"se le cae de encima toda condieion social, como de un muerto,
aunque este en medio de la vida misma"'^.
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R. M. RILKE: Elegias de Duino, elegia primera, p. 65.
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Hora, de mi te alejas.
El batir de tus alas me hace heridas
Solo, ^ que puedo hacer yo con mi boca?
^Ycon mi noche? ^Ycon mi dia?
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R. M. RILKE: El libro de las horas, p. 191.
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Seria un error leer este texto como una mera critica a lo que se ha
dado en llamar "muerte hospitalaria", a la muerte anonima y
proflindamente estiipida de quien muere convenientemente drogado
para que no se entere de lo que pasa y no sufra. Hay en el mucho
mas. De entrada, la muerte trivial e impersonal —que a continuacion
llama "muerte pequena"— se corresponde con una vida impersonal.
De la misma manera en que la mayoria de la gente vive instalada en
una existencia inautentica regida en todo momento por la
convencionalidad, por el "se" impersonal o, si se prefiere, por lo que
Tolstoi denomina en La muerte de Mn Illich "decoro", muchos
mueren con una muerte impersonal. Ni se Uega a protagonizar re-
almente la propia existencia ni se alcanza a protagonizar verdade-
ramente su fmal. Si la vida se reduce a la ejecucion de unos roles
'*^ Cfr. R. M. RILKE: LOS cuadernos de Malte Laurids Brigge, pp. 9-14. Las citas
lextuales pertenecen a las pp. 9 y 12.
'''' R. M. RILKE: LOS cuadernos de Malte Laurids Brigge, p. 14.
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R. M. RILKE: El libro de las horas, p. 185.
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