LIBRO Pautas de Evaluación y Tratamiento. CPS. Juan T - Gabriel R - Artigas P
LIBRO Pautas de Evaluación y Tratamiento. CPS. Juan T - Gabriel R - Artigas P
LIBRO Pautas de Evaluación y Tratamiento. CPS. Juan T - Gabriel R - Artigas P
Editores
ARTIGAS POUY GABRIEL ROSSI JUAN M. TRIACA
Pautas de Evaluación y
Tratamiento de los Consumos
Problemáticos de Sustancias
en los tres Niveles de Asistencia
3
Editores
Revisor
Medellín – Colombia.
PABLO FIELITZ
Médico. Especialista en Psiquiatría y Drogadependencias.
Prof. Agregado de Psiquiatría - Fac. de Medicina. UDELAR.
Hospital de Clínicas.
BEATRIZ GOJA
Médico. Especialista en Medicina Interna y Neumología.
Prof. Agregada de Clínica Médica - Fac. de Medicina.
UDELAR.
6
AMALIA LABORDE
Médico. Especialista en Toxicología Clínica.
Prof.Titular de Toxicología – Dep. de Toxicología – Fac. de
Medicina. UDELAR
Hospital de Clínicas.
MARIO MORAES
Médico. Especialista en Pediatria y Neonatología
Prof.Agregado de Neonatología – Fac. de Medicina. UDELAR.
Centro Hospitalario Pereira Rossell (CHPR).
VICENTE PARDO
Médico. Especialista en Psiquiatría.
Dir. del Centro de Rehabilitación Psicosocial
Sur-Palermo.
ANTONIO PASCALE
Médico. Especialista en Toxicología Clínica.
Prof. Adjunto de Toxicología - Departamento de Toxicología.
Fac. de Medicina. UDELAR
Hospital de Clínicas
7
GABRIELA PÍRIZ ALVAREZ
Médico. Especialista en Medicina Interna,en Medicina Paliati-
va y en Gestión de la Calidad en Servicios de Salud.
Especialista en Gestión en Servicios de Salud.
Prof. Adj. Unidad Cuidados Paliativos – Fac. de Medicina,
UDELAR.
Jefa del Servicio de Medicina Paliativa del Hospital Maciel.
ASSE.
8
RESUMEN y PALABRAS CLAVES
9
10
ÍNDICE
I. INTRODUCCIÓN ................................................................ 13
Artigas Pouy, Gabriel Rossi y Juan Triaca.
VII. ANFETAMINAS-METANFETAMINAS
y sus DERIVADOS .................................................................. 181
Artigas Pouy, Juan Triaca y Gabriel Rossi.
11
VIII. OPIOIDES
A. USO TERAPÉUTICO..................................................195
Alvaro Méndez y Gabriela Píriz Alvarez..
VIII. OPIOIDES
B. USO PROBLEMÁTICO ...............................................209
Guillermo Castaño Pérez y Luis Fernando Giraldo Ferrer.
X. ALUCINOGENOS .......................................................287
Artigas Pouy Juan Triaca y Gabriel Rossi
12
I. INTRODUCCIÓN
13
En el momento actual, la situación parece haberse modi-
-
lados a marihuana y alcohol, sobre todo), culturales (mayor
aceptación social de muchos consumos), ampliación en el co-
14
Los cambios cuali y cuantitativos en relación al consumo
de sustancias psicoactivas y las consecuencias del mismo que
se han venido desarrollando en el Uruguay durante los últimos
años, han determinado su inclusión entre las temáticas priori-
tarias en la Salud Pública. La sociedad de consumo, la ruptura
del tejido social y la exclusión son algunas de las condiciones
que están en la base de estas transformaciones, indisoluble-
mente ligadas a las variaciones experimentadas en las Redes
Familiares y Socio-Culturales.
En nuestro medio según la Encuesta Nacional en Hogares
sobre Consumo de Drogas (6) las sustancias psicoactivas de
mayor consumo e impacto en la población son:
Alcohol, que sigue siendo la droga más consumida,
representada por una prevalencia anual de 71%, don-
de 1 de cada 5 usuarios (261.000 personas), son con-
sumidores problemáticos.
Tabaco, consumido por 1/3 de la población. Ha pre-
-
centuales en la prevalencia del último año respecto a
lo registrado en 2006, (36,9 % a 33%).
Marihuana, la cual muestra un constante e impor-
tante incremento en la prevalencia del último año
ubicándose en el 9,3% (161.000 personas) de la po-
blación. En el año 2001 dicha prevalencia se ubicaba
en el 1,4 %. Otro dato a consignar es que el 16,7 % de
los consumidores del último año presentan signos de
uso problemático, lo que representa aproximadamen-
te 27.000 personas.
Uso de medicamentos sin prescripción médica repre-
sentan un 18,5 % de la población en relación a la pre-
valencia de vida.
Cocaína: la prevalencia anual se ubica en el 1,6 % de la
población (27.600 personas), de los cuales un 21.1%
15
presenta signos e uso problemático (cerca de 6.000
personas). En el año 2002, irrumpe en el mercado de
drogas de Uruguay la Pasta Base de Cocaína, gene-
rando una alarma social importante debido a las no-
torias repercusiones físicas y psicosociales asociadas
al consumo de esta sustancia. Si bien la prevalencia en
la población general era próxima al 1 %, en zonas de
mayor vulnerabilidad social era del 8% (7).
Los datos de la última encuesta de hogares muestra a la
pasta base con una prevalencia del 0,7% (6).
Esta sustancia es la que genera mayor demanda de trata-
miento en el sistema de atención; en el año 2007 su prevalencia
era cercana al 90% en algunos centros (7). Según datos de 2015
continúa siendo la sustancia por la que mayoritariamente se
demanda asistencia, si bien ha descendido al 60.8% (8).
Las otras sustancias por las que se solicita asistencia son:
Cocaína en un 21.6%, Alcohol en un 10.2%, Marihuana con
5.2% y representando las otras drogas un 2.2% (8).
El abuso y la dependencia de sustancias psicoactivas evo-
lucionan mediante un complejo proceso que se va tejiendo so-
bre una intrincada trama de factores biológicos, psicológicos y
socioculturales, que tienen como base el consumo de sustan-
cias psicoactivas y que se presenta en un amplio abanico de si-
tuaciones que van desde el uso experimental hasta el consumo
compulsivo1.
El incremento en el consumo de sustancias psicoactivas,
los cambios en la modalidad de consumo, el ingreso al mer-
cado de nuevos productos y las múltiples repercusiones que
se derivan de estas circunstancias, hacen necesario el desarro-
recursos terapéuticos.
En el seguimiento a las recomendaciones contenidas en
este documento es importante destacar el carácter heterogé-
17
neo de la población consumidora de sustancias psicoactivas,
haciendo necesario individualizar el enfoque terapéutico, con
base en aspectos como la intercurrencia de otras patologías,
especialmente de tipo infeccioso, como el caso del VIH o la
hepatitis, el patrón de uso, la edad de inicio, el uso de produc-
tos con mayor potencial adictivo, la combinación de múltiples
sustancias, entre otros factores que están colaborando sin duda
en el aumento de la complejidad de la problemática y condicio-
nando los diagnósticos, pronósticos y tratamientos (11).
En este sentido, consideramos relevante guiarnos según
el “paradigma de individuación” (12), el cual toma en cuenta
las características de la demanda, las necesidades de los usua-
rios, para la provisión de servicios de tratamiento. De no ha-
cerlo así, se corre el riesgo de dejar sin atender las verdaderas
necesidades de cada paciente.
Es fundamental la consideración de variados factores,
destacando el tipo de relacionamiento con la sustancia y las
implicaciones clínicas que de la misma se derivan, el grado de
apoyo familiar-social que el usuario de drogas pueda disponer,
-
ta tanto en lo físico como en lo psicológico y social, entre otros.
Nos interesa hacer referencia a la situación a la que pue-
den verse expuestos los usuarios de los servicios en relación a
la estigmatización por su condición de consumidores proble-
máticos de drogas.
Podemos conceptualizar el estigma como una construc-
ción social mediante la cual un atributo o rasgo es sinónimo de
menosprecio (13).
Los equipos asistenciales no están exentos de algunos pre-
juicios estigmatizantes los que pueden ser trasladados a la asis-
tencia. Todavía prevalece la apreciación generalizada de que los
18
usuarios de drogas son enfermos voluntarios y se hace difícil ha-
cer entender que el consumo de drogas afecta al cerebro, produ-
ciendo sobre éste alteraciones neurobiológicas importantes que
van a condicionar la toma de decisiones más allá de las conse-
cuencias negativas del consumo de tal o cual droga (14).
La discriminación de los consumidores de drogas afecta
negativamente a la calidad asistencial lo que se constituye en
servicios.
Cuando un consumidor de sustancias psicoactivas toma
contacto con un servicio de Salud, es importante que la evalua-
ción se realice desde una perspectiva interdisciplinaria con la
pretención de abarcar la pluricausalidad del fenómeno.
La situación de la Red de atención actual en Uruguay
permite que dicha evaluación interdisciplinaria se vaya consti-
tuyendo en el marco de un proceso en el cual interviene inclu-
so más de un dispositivo. Por ejemplo: una persona se contacta
con un dispositivo “Ciudadela2” en donde el equipo realiza una
evaluación global que puede determinar la necesidad de conti-
nuar el proceso de evaluación en otro dispositivo especializado
y mediante el aporte de otras disciplinas. Otra situacion clínica
es la consulta inicial en la puerta de emergencia donde la evalua-
ción que realizará el equipo de atención tendrá como resultado
un diagnóstico sindromático, el que de acuerdo a lo observado
guiará como continuar este proceso evaluatorio.
El equipo responsable de su atención deberá realizar
siempre la evaluación de su estado de salud general. Para ser
adecuado el mismo debe incluir:
20
Un aspecto al cual se le viene dando cada día mayor im-
portancia, por su frecuencia y sus implicancias terapéuticas, es
el de los “trastornos duales”.
Nos referimos a la comorbilidad entre trastornos men-
tales debido al consumo de sustancias psicoactivas (consumo
perjudicial o dependencia) y algún otro tipo de trastorno men-
tal no relacionado con sustancias.
Desde 1990 el estudio ECA del National Institute of
Mental Health (NIMH) (15) analizó la comorbilidad entre
ambos trastornos. La tasa de prevalencia de la comorbilidad
de trastorno mental asociado al abuso de sustancias a lo largo
de la vida fue del 29%, 2,7 veces la razón de probabilidad (odds
ratio) esperada para la población sin trastorno mental (16).
La noción de comorbilidad de los trastornos por consu-
mo de sustancias psicoactivas tiene la utilidad de ampliar el
campo de comprensión de los diferentes trastornos, que, ope-
21
recursos de atención en un solo establecimiento y en el marco
el Programa Nacional de atención a usuarios problemáticos de
3
de abordaje en Red, el cual
tomamos como referencia para organizar la interconexión de
servicios de distinta complejidad.
Según esta propuesta, la “comunidad sensibilizada” se
constituye en el nexo con el primer nivel asistencial, pudien-
do llevar adelante tareas de promoción y prevención. Los “re-
ferentes comunitarios”4 operan como agentes de inclusión en
la red, promoviendo la participación y el empoderamiento,
claves esenciales de una estrategia integral de promoción de
la salud.
En el primer nivel asistencial se proporciona una respues-
ta a la demanda: el diagnóstico.
De acuerdo a este primer paso el proceso podrá resol-
verse en este nivel o continuar en servicios de mayor com-
plejidad.
-
cional de asistencia a usuarios problemáticos de drogas de Uruguay
(2007). El grupo de trabajo estuvo integrado por: Dra. Adriana Blanco
y Perla Vivas (IMM), Lic. Cristina Barrenechea (RAP-MSP), Dra. Ma-
ría del Carmen Mautone (DIGESA), Dra. Eva Migues (Centro de Re-
ferencia de la Red Drogas-MSP), y por los editores de esta publicación.
4. Referente comunitario: Toda persona dedicada a promover
en su ámbito territorial (barrio, lugares de recreación, liceos, clubes,
centros juveniles, etc.) actividades que se basan en la participación
y el empoderamiento comunitario enmarcadas en una estrategia de
promoción de salud.
22
Cuadro 1. Flujograma de asignación
de usuarios a tratamiento.
23
de sustancias psicotropas” (10) deberá ser entendido como
un “continuum”, en el cual tienen cabida acciones de mínima
complejidad dirigidas a individuos con la menor gravedad de
problemas derivados del consumo, hasta estrategias complejas
llevadas adelante por equipos de alta especialización para si-
tuaciones graves.
-
bilidad de contar con un amplio espectro de opciones de trata-
miento disponibles a manera de Red, así como con una coor-
dinación intersectorial, que permita abordar las necesidades
25
2.1. Exámenes de valoración general
26
2.2. Exámenes serológicos
27
yor prevalencia en estas infecciones es -
co aureus, siguiéndole en frecuencia los Gram negati-
vos. Se ha comprobado la alta frecuencia de Candida
-
lias sépticas, endocarditis infecciosa, tétanos, enfer-
medades infecciosas de transmisión sanguínea (VIH,
Hepatitis, etc.), infecciones osteoarticulares.
3. Bibliografía
1. Ministerio de Salud Pública (2007). Programa Nacional de
Atención a Usuarios Problemáticos de Drogas. Montevideo:
Ministerio de Salud Pública.
2. República Oriental de Uruguay.Poder Legislativo. (2013) Ley
19.172, Marihuana y sus derivados. Recuperado de https://le-
gislativo.parlamento.gub.uy/temporales/l eytemp7027017.htm
28
3. República Oriental de Uruguay. Poder Legislativo. (2007). Ley
18.191, Tránsito y seguridad vial en el territorio Nacional. Re-
cuperado de https://legislativo.parlamento.gub.uy/temporales/l
eytemp156975.htm
4. República Oriental de Uruguay. Poder Legislativo.
(2015). Ley 19.360, Se reduce la concentración de alcohol en
sangre en conductores. Recuperado de http://www.impo.com.
uy/bases/leyes- originales/19360-2015
5. República Oriental de Uruguay.Poder Ejecutivo.
(2016). Decreto Nº 128/ 016, Procedimento de actuación en
materia de consumo de alcohol, cannabis y otras drogas en
lugares y en ocasión del trabajo. Recuperado de https://www.
impo.com.uy/bases/decretos/128-2016
6. Observatorio Uruguayo de Drogas (2015).6ª Encuesta Nacio-
nal en Hogares sobre Consumo de Drogas. Montevideo: Secre-
taría Nacional de Drogas.
7. Junta Nacional de drogas (2007). Aproximación
usuarios de drogas en Uruguay. Informe Portal amarillo.En
Pasta Base de cocaína. Prácticas y gestión de riesgos. Montevi-
deo: Junta Nacional de drogas.
8. Observatorio Uruguayo de Drogas (2015). Informe Tratamien-
to Registra XIV. Montevideo: Secretaría Nacional de Drogas.
9. Asociación Americana de Psiquiatría (2013). Manual diagnós-
tico y estadístico de los trastornos mentales (5º edición). Arl-
ington, VA: American Psychiatric Publishing.
10. Organización Mundial de la Salud. (s.f.). ICD 10 en línea.Recu-
11. Triaca, J., Rossi, G., Silva, M., & Míguez, E. (2006). Proyecto del
Centro de Información y Referencia Nacional de la Red Dro-
gas.Montevideo.
12. Apodaca Gorostidi,I. (1996) ¿Qué es el Paradigma de la Asig-
nación de pacientes a Tratamiento? Rev. Española de Drogode-
pendencias,21 (2),85-95.
13. Prado, V., Pereiro; C. (2010). El enfermo adicto en los Servicios
29
de Urgencias. En C. Pereiro Gómez.Manual de Adicciones
(pp.671). Madrid: Ministerio de Sanidad.
14. Ronzani, T. Reduzindo o estigma entre usuários de drogas: guia
es. Juiz de Fora: Editora UFJF, 2014.
15. Regier, D.A., Farmer, M.E., Rae, D.S., Locke, B.Z., Keith, S.J.,
Judd, L.L., & Goodwin, F.K. (1990). Comorbidity of Mental Di-
sorder with alcohol and other drugs abuse. Results from the Epi-
demiologic Catchment Area. (ECA) Study. Jama.264: 2511-8.
16. García-Campayo, J. y Sanz Carrillo, C. (2002). Epidemiología
de la comorbilidad entre abuso de sustancias y otros trastornos
psiquiátricos. En G. Rubio, F. López-Muñoz, C. Álamo y J. San-
to-Domingo J. Trastornos psiquiátricos y abuso de sustancias.
Madrid: Editorial Técnica Panamericana.
17. Guimón, J. (1989). Psicoanálisis y Conductas Adictivas: del do-
ble diagnóstico a la automedicación. En M. Díaz (ed.), El diag-
nóstico psicopatológico en el campo de las drogodependencias
(pp. 11-28). Barcelona: GRUP IGIA.
18. Ministerio de Salud Pública (2011). Plan de implementación de
prestaciones en salud mental en el SNIS. Montevideo: Ministe-
rio de Salud Pública.
Lecturas complementarias:
American Psychiatric Association (2001). Guía Clínica para el
tratamiento de los trastornos por consumo de sustancias. Bar-
celona: Arts Medica.
Bobes García, J., Casas Brugué, M. y Gutiérrez Fraile,M. (2003).
Manual de evaluación y tratamiento de drogodependencias.
Barcelona: Arts Medica.
Carreño Rendueles, J.E., Campos Cloute, R. y Bobes García, J.
(2005). Situación actual de los programas de desintoxicación
¿Cuándo desintoxicar? Adicciones, 17. 222.
Castaño, G. (2002) Comorbilidad de las adicciones.En Maes-
tría Iberoamericana en drogodependencias (ed.). OEA, PND.
30
Escohotado, A. (1989). Historia de las Drogas.Madrid: Aguilar
Galanter, M., & Kleber, H. (1997). Tratamiento de los trastor-
nos por abuso de sustancias de la American Psychiatric Press.
Barcelona: Masson.
González Molina, J. (2002). Educación, movilización social y
abogacía para promover la salud. Revista Médica del Uruguay,
18: 192-7.
Guardia Serecigni, J. (2002). Abordaje Farmacológico de las
drogodependencias. En Master en drogodependencias Les
Heures. (ed.). Barcelona: Universitat de Barcelona.
Barenblit, V. (1992). El Diagnóstico Psicopatológico en el Cam-
po de las Drogodependencias. Barcelona: GRUP IGIA.
Kosten, T.,& McCance, E. (1996). Una revisión de tratamientos
farmacológicos para el abuso de sustancias. American Journal
on Addictions, 58-65.
Kranzler, H., & Ciraulo, D. (2005).Clinical manual of addic-
tion psychopharmacology. Washington: American Psychiatric
Publishing.
Quednow, B. Herdener, M. (2015) Human pharmacology for
addiction medicine: From evidence to clinical recommenda-
tions. Prog Brain Res. 224:227-50
Lapetina, A. (2002). Elementos para comprender el fenóme-
no del uso de drogas: Antiguas tradiciones- Nuevos enfoques.
Montevideo: El Abrojo.
LLopis Yacer, J.y Navarro Cueva, R. (2003).Comorbilidad de
las adicciones. En Master online en drogodependencias, Plan
Nacional de drogas de España, Organización de los Estados
Americanos. (ed.).
Ministerio de la Protección Social. Dirección General de la Sa-
lud Pública. (2004). Actualización de la guía práctica de
atención integral en farmacodependencia. Bogotá: Ministerio
de la Protección Social.
Nahas, G.,& Trouve, R. (1992). Toxicomanías.Barcelona:
Masson.
31
Observatorio Uruguayo de Drogas. (2014). Sexta Encuesta Na-
cional sobre consumo de drogas en estudiantes de enseñanza
media. Montevideo: Secretaría Nacional de Drogas.
Organización Mundial de la Salud (2005).Neurociencia del
consumo y dependencia de sustancias psicoactivas. Washing-
ton: Organización Panamericana de la Salud.
Pouy, A.y Triaca, J. (1995). Drogas. Clínica y psicopatología del
uso indebido de sustancias psicoactivas. Montevideo: Vintén.
Rang, H.P., Dale, M.M., Riter, J.M.&Moore, P.K. (2004). Far-
macología. Madrid: Elservier.
Sánchez Pérez, J. (2004). Manejo en el tratamiento psicofarma-
cológico de las adicciones en atención primaria. Salud Global.
Recuperado en http://www.grupoaulamedica.com.
Tonnu, T., Kunkle, R., Albert, A.B., Fochtmann, L.J., Hart, C.,&
Regier, D. (2006).Treatment of patients with substance use di-
sorders. Am J Psychiatry163:5-82.
32
II. ALCOHOL
1. Generalidades
33
Bebidas destiladas: resultan del proceso de separa-
ción de agua y alcohol de un líquido previamente fer-
mentado, cuya materia prima puede ser un cereal, un
tubérculo o desechos de frutas con los que se obtiene
una mayor concentración de alcohol. Se trata de be-
bidas como whisky, vodka, grapa, ginebra o ron y su
graduación se ubica en el entorno de los 40º.
34
transformación) por la orina, el sudor y el aire espirado. Por
lo tanto, los pulmones eliminan una parte del alcohol cuando
éste se volatiliza en el aire espirado; este mecanismo es el que
permite que el nivel de alcohol en sangre se mida con certeza
con un espirómetro o alcoholímetro.
La metabolización del alcohol en el hígado se realiza a
través de diversos sistemas enzimáticos de “cinética cero”, la
cual es una velocidad de metabolización constante indepen-
diente de los niveles plasmáticos. Para ilustrar este término se
podría pensar en el hígado como si fuera un automóvil que
funciona siempre con el “mismo cambio”: no importa que la
ingesta de alcohol sea grande o pequeña, la alcoholemia siem-
pre desciende con un ritmo regular de 0,15 gramos por litro y
por hora. Esto corresponde a la desaparición de 10 cm3 de al-
cohol absoluto por hora en un hombre de 70 kilogramos (equi-
valente a 1 medida del alcohol5). Por esto, la eliminación puede
durar varias horas y va a depender, entre otros elementos, de
la cantidad de etanol ingerido.
Cerveza
1 lata (330 cc) 1 botellita (330 cc) 1 litro
1 medida 1 medida 3 medidas
Vino
1 copa (140 cc) 1 botella (750 cc) 1 caja vino (1 litro)
1 medida 6 medidas 8 medidas
Destilados.
(el contenido es equivalente al contenido
alcohólico del Fernet).
1 vaso (60 cc) 1 petaca (200 cc) 1 botella
2 medidas 6 medidas (1 litro)
30 medidas
37
el cual el consumo de alcohol, adquiere la máxima prioridad
para la persona.
La manifestación característica del síndrome de depen-
dencia es el deseo de consumir alcohol, esta sintomatología
se puede acompañar de síndrome de abstinencia, tolerancia,
así como el abandono progresivo de otras fuentes de placer y
la persistencia en el consumo a pesar de sus evidentes conse-
cuencias perjudiciales.
38
y esquematizar aquellas intervenciones necesarias para un co-
rrecto abordaje del paciente consumidor problemático de Al-
cohol, pero debemos tener en cuenta que somos solamente
un componente del tratamiento y no pensar que el mismo se
resume a la aplicación de estas pautas médicas.
En este sentido debemos resaltar la importancia que tie-
nen los abordajes socio-comunitarios, psicoterapéuticos y los
grupos de autoayuda como “Alcohólicos Anónimos”.
2. Valoración general
Neutropenia.
Trombocitopenia.
40
aumento de la gamma-glutamiltranspeptidasa (γGT).
Es un marcador muy sensible del consumo excesivo y
continuado de alcohol (superior a 60 g/día), es poco
41
2.2.1. Valoración digestiva complementaria
42
La imagenología quedaría supeditada a casos de dudas
diagnósticas o para evaluar la gravedad de la pancreatitis.
El diagnóstico de pancreatitis crónica es más complejo ya
43
El alcohol tiene un efecto depresógeno per se, por lo que
el paciente puede presentar síntomas o síndromes de la esfera
del humor inducidos por el consumo excesivo de alcohol o por
su abstinencia y que, una vez que cese el consumo el cuadro
clinico tenderá a remitir.
En ese sentido, los cuadros depresivos, los trastornos de
ansiedad y los trastornos de personalidad son particularmen-
te frecuentes en los alcoholistas y muchas veces resulta difícil
establecer una asociación cronológica en relación con esta co-
morbilidad.
En muchos casos el consumo de Alcohol podría ser visto
como una suerte de automedicación, para aliviar el malestar
emocional. En la medida que el consumo aumente y se trans-
forme en problemático, el paciente termina teniendo dos tras-
tornos que deben ser abordados en forma simultánea para lo-
44
Otro grupo de trastornos asociados a la dependencia del
alcohol son: el Trastorno Bipolar, la Esquizofrenia y los delirios
paranoicos o celotípicos.
Determinados trastornos psiquiátricos pueden ser indu-
cidos por la intoxicación o la abstinencia de alcohol (delirium,
demencias, trastornos amnésicos, trastornos psicóticos, del es-
tado de ánimo, de la sexualidad y del sueño) (11).
frontal).
función cerebelosa.
marcha.
45
nograma electroforético.Es de destacar la frecuente comorbili-
dad con disfunción testicular.
Interacciones medicamentosas.
47
Tabla 2. Principales grupos de fármacos
que interaccionan con el alcohol.
48
10.Antidepresivos tricíclicos. Potenciación de efectos
sobre SNC.
11. Antidiabeticos. (Insulina, Potenciación de efecto
sulfonilureas y biguanidas). hipoglucemiante.
12.Antihipertensivos. Aumento de efectos
(Antagonistas del Calcio, farmacológicos en
vasodilatadores, nitritos y antagonistas del
propanonol). calcio,vasodilatadores y
nitritos, reducción de
efectos con propanolol.
13.Antihistaminicos H1 y H2. Potenciación del efecto
(Cimetidina). depresor.
14.Antiinfecciosos. Reducción de efecto
(Doxiciclina). antimicrobiano.
15. Antimaníacos. Reducción de niveles
(Litio). séricos.
16. Antineoplásicos. Aumento de toxicidad
(Metotrexato). hepática.
17. Antiparkinsonianos. Aumento de efectos tóxicos.
(bromocriptine)
18. Antipsicóticos. Potenciación de sus efectos
depresores.
19. Psicoestimulantes. Variable, cierto
(anfetaminas, cafeína). antagonismo de efectos
“inhibitorios” y posible
sinergia sobre efecto
depresor.
49
Tabla 3. Fármacos que producen reacciones tipo Antabús.
3. Sulfonilureas Clorpropamida
Tolbutamida
4. Otros Verapamilo.
Estrategias de tratamiento.
Entrevista.
El usuario puede llegar a la consulta solicitando ayuda
para su consumo problemático de alcohol, o como se dijo más
arriba, consultar por otro motivo y en el curso de la entrevista
surgir las características del consumo de esta sustancia.
En el trascurso de la entrevista interesa despistar:
- Edad de inicio del consumo.
- Cantidad de alcohol de consumo habitual, siendo
aconsejable indagar si bebe regularmente bebidas al-
cohólicas en lugar de preguntar si bebe alcohol, pues
algunas personas lo toman en forma literal.
- Cantidad y tipo de bebidas alcohólicas que bebe.De-
terminar si con el tiempo fue aumentando la canti-
dad ingerida (tolerancia); si presentó períodos libres
de consumo de alcohol y su duración.
- Deben considerarse las repercusiones del consumo: la-
borales, familiares, siniestros, situaciones de violencia.
Investigar si han habido alteraciones del estado de áni-
mo y/o intentos de autoeliminación, así como también
desde cuándo percibe que su consumo se tornó proble-
mático y la existencia de consultas anteriores.
51
- Indagar acerca de episodios de “blackouts” o lagunas
amnésicas asociados a episodios de intoxicación agu-
da y síntomas de dependencia física: temblor matinal,
ansiedad o malestar digestivo que calman con la in-
gesta de alcohol.
- Despistar trastornos en la coagulación, funciona-
miento sexual (son frecuentes la disfunción eréctil
y/o el deseo sexual descendido), alteraciones en la
marcha y debilidad en miembros inferiores (por la
polineuropatía alcohólica).
Típicamente los usuarios tienden a minimizar tanto las
cantidades que beben como los efectos que el consumo de al-
cohol está teniendo sobre sus vidas. Cuando hay un tercero
disponible es muy útil obtener datos de éste, pues puede apor-
tarnos información valiosa que la persona no brinda.
Es importante también determinar si existe consumo si-
multáneo de otras sustancias, así como consumos de sustan-
cias en su entorno familiar/social.
52
Cuadro 1. Test AUDIT
53
Dominios e ítems del AUDIT.
Babor (16)
54
Las IB pueden ser aplicadas por médicos u otros profe-
sionales de la salud debidamente capacitados y supervisados.
Se centran en el individuo, pero también consideran la familia
y la red social.
Para que las mismas sean efectivas (17) se recomienda:
Dar “feedback”7 sobre el consumo de la persona y su
estado de salud
Mensaje de auto-responsabilidad8.
Dar un consejo claro en relación a disminuir o dejar
el consumo.
Ofrecer un menú de estrategias de ayuda para el cam-
bio, alternativas posibles.
Uso de un estilo empático por parte del agente de
salud.
9
.
7. Retorno de un intercambio.
8. Se entiende como la necesidad de potenciar la capacidad de
respuesta y la iniciativa individual.
56
c. Dependencia de Alcohol.
Para este grupo de usuarios la intervención breve se ha
dependiente de alcohol que nos
consulta en Policlínica tenemos dos alternativas terapéuticas:
iniciar tratamiento ambulatorio o internación para llevar ade-
lante la desintoxicación.
Cuando existe un medio continente, disponibilidad y po-
sibilidad de controles frecuentes, e puede llevar adelante una
desintoxicación en forma ambulatoria. Se inicia tratamiento
para evitar la aparición de un síndrome de abstinencia.
Si se inicia el tratamiento de desintoxicación en forma
ambulatoria, recomendamos la utilización de fármacos como
Tiapride, Tiamina y otras asociaciones vitamínicas, referidas
en el apartado del Síndrome de Abstinencia Alcohólica no
complicado.
A este plan, si los síntomas de abstinencia no cediesen
con la utilización de Tiapride, se le puede asociar Lorazepam
v/o, en dosis de 4 a 6 mg diarios.
En la fase de mantenimiento, recomendamos el uso de
Tiapride, evitando el uso de benzodiacepinas, sin interrumpir
la vitaminoterapia.
De acuerdo a la disponibilidad es pertinente la derivación
a Servicios Especializados.
acia en el tratamiento de
mantenimiento de la dependencia alcohólica, tales como la
Naltrexona y Acamprosato (19), así como la Pregabalina y el
Nalmefene(20).
La Naltrexona funciona como fármaco anti-craving, y ac-
túa bloqueando el efecto reforzante de las bebidas alcohólicas
a través de su acción como antagonista opiáceo. Su administra-
ción requiere que s su
metabolización se realiza a este nivel. Con cifras de TGP y/o
57
TGO que quintupliquen el rango superior se desaconseja su
uso (21).
Lo habitual es administrarla diariamente en una dosis de
50 a 100 mg. Existen trabajos publicados que plantean un uso
“a demanda”, donde la Naltrexona es utilizada en una estrate-
gia de extinción de conducta; en este caso, el paciente toma el
fármaco si anticipa que ese día va a consumir bebidas alcohó-
licas.
El Acamprosato (que actúa sobre el sistema glutamatérgi-
co) no se comercializa en nuestro medio, así como tampoco se
comercializan fármacos aversivos o “interdictores” tales como
el
La revisión de la literatura sugiere que la Pregabalina po-
dría ser una opción de tratamiento novedoso -
tar recaídas en pacientes desintoxicados, mientras que hasta
ahora se han producido resultados menos claros en el trata-
miento del síndrome de abstinencia. En particular, la Pregaba-
li cioso en pacientes con
enfermedades concomitantes como los trastornos de ansiedad
generalizada.
El mecanismo exacto de acción de Pregabalina en el tra-
tamiento del alcoholismo no se entiende bien, pero se postula
que es debido principalmente a la modulación de neurotrans-
misores tales como glutamato y norepinefrina mediante la in-
hibición de actividad, dependiente de la entrada de calcio en
las terminales nerviosas.
En resumen, la Pregabalina (en dosis de 150 a 450 mg/
día, para prevención de la recaída
y contrastantes resultados para el tratamiento del síndrome de
abstinencia. Su uso parece ser seguro y bien tolerado.
El Nalmefene (que no está disponible en nuestro país) es
un derivado opiáceo similar en estructura y acción a la nal-
58
trexona. Presenta una vida media más prolongada, siendo in-
dicado para la reducción del consumo de alcohol en pacien-
tes adultos que si bien presentan un nivel de consumo de alto
riesgo, no tienen síntomas de abstinencia físicos que requieran
una desintoxicación inmediata.
Otros fármacos en los que se ha planteado su posible
aporte al tratamiento de mantenimiento en la dependencia al-
cohólica son el Topiramato, los ISRS en particular Sertralina
(22) y Escitalopram, así como el Aripiprazol. (23).
59
Depende de:
características del consumo.
concentración de etanol en sangre.
peso corporal.
existencia de tolerancia.
sexo.
La intoxicación por alcohol progresa en fases. Esta pro-
gresión depende de la extensión del efecto neurotóxico del al-
cohol que se propaga desde centros superiores hacia centros
vegetativos (corteza, sistema límbico, cerebelo, formación reti-
cular y bulbo raquídeo).
0.2 g/l
reacción.
0.5 - 1 g/l Euforia, deterioro leve de funciones cognitivas,
Sakmann (23).
60
La evolución normalmente es benigna, acompañado con
amnesia lagunar más o menos intensa en relación con la dura-
ción y profundidad del coma.
La intoxicación puede manifestarse de varias formas, se-
gún la tasa de alcoholemia
La valoración del grado de alteración de conciencia es un
buen indicador de la gravedad del cuadro.
La IEA leve cursa en general sin alteración de conciencia.
En caso que esta alteración esté presente debemos pensar
en IEA de gravedad moderada o severa. (Cuadro 7)
61
4.1.1. Intoxicación etílica aguda sin alteración de conciencia
62
cetoacidosis diabética.
meningitis.
encefalitis infecciosa.
En este punto podemos dividir en dos las posibles presen-
taciones clínicas.
renal aguda.
Un paciente alcohólico en coma constituye una urgencia
médica y debe recibir asistencia en un centro de tercer nivel.
Sin complicaciones este cuadro tiende a remitir en doce
horas aproximadamente. En caso contrario debe pensarse en
otras etiologías asociadas.
Se seguirán las siguientes pautas:
mantener permeabilidad de vía aérea.
colocar vía venosa periférica.
obtener muestra de sangre para valorar alcoholemia
(posibilidad de diálisis por encima de 4 g/l), iono-
grama, glicemia, azoemia y creatininemia, funcional
hepático con enzimograma, gasometría, osmolaridad
y pesquisa toxicológica de otras sustancias.
Tiamina 300 mg i/m o i/v para proteger al paciente de
una encefalopatía de Wernicke.
Hidratación parenteral con suero glucosado al 30%
(eventualmente al 50%).
oxigenoterapia.
tratamiento de la hipotermia.
monitorización ECG continua.
-
ducta con Centro Toxicológico.
64
4.2. Síndrome de abstinencia de alcohol
65
Tabla 6. situaciones en las que la persona debe ser derivada
a un Hospital para realizar la desintoxicación
Stockwell (27).
66
de abstinencia, y fundamentalmente permite evitar compli-
caciones. El mismo podrá ser realizado ambulatoriamente,
recomendándose reposo relativo en ambiente calmo con esti-
mulación sensorial de baja intensidad; dieta sana e hidratación
adecuada (no siempre hay deshidratación), acompañamiento
a permanencia y psicoeducación con el paciente y familiares.
Controles médicos regulares durante 3 a 4 semanas. Fren-
te a sintomatología de agravamiento, se deberá derivar a centro
hospitalario.
El tratamiento de la abstinencia alcohólica tiene como
objetivo impedir la progresión hacia el delirium y aliviar los
síntomas del retiro de alcohol (tabla 7).
67
- Tiamina. - Tiamina. - Tiamina.
- Ac. Fólico. - Ac. Fólico. - Ac. Fólico.
- Complejo B. - Complejo B. - Complejo B.
- Vitamina K. - Hidratación - Hidratación con
- Tiapride/ con dextrosa dextrosa posterior -
Lorazepam/ posterior Tiamina.
Diazepam. Tiamina. - Manejo del
- Tiapride/ desequilibrio
Lorazep am/ hidroelectrolítico.
Diazepam/ - Tiapride/Lorazepam/
Oxacepam. Diazepam/
- Tratamiento de Haloperidol.
convulsiones. - Tratamiento de
convulsiones
Lo que no debe hacerse
- Hidratación indiscriminada.
- Administrar glucosa antes de Tiamina.
- Administrar clorpromazina.
- DPH como preventivo de convulsiones.
- Administrar Diazepam I/V sin recursos
de asistencia respiratoria.
De Paula Ramos (26).
68
i/m ó i/v cada 8 horas) los primeros tres días, pasando
luego a 300 mg vía oral la primer semana, bajando
luego a 100 mg vía oral.
Las Vitaminas B6 (Piridoxina) y B12 (Hidroxocoba-
lamina) también están indicadas, pudiéndose admi-
nistrar en complejos vitamínicos. La Piridoxina (B6)
convierte el triptófano en 5HT; como coenzima par-
ticipa en varias reacciones de transformación de ami-
-
to de la Abstinencia Alcohólica, pero tendría la ventaja de no
generar tolerancia ni dependencia. Se puede administrar en pa-
cientes con daño hepático y podría contribuir durante la fase
de mantenimiento a reducir el consumo de Alcohol. Las dosis
varían desde 300 a 800 mg/día.
Más recientemente, la Pregabalina viene mostrando uti-
lidad clínica para este uso. Puede usarse en dosis variables de
150/600 mg diarios.
-
guran los antecedentes de cáncer de mama y prolactinomas
70
-
dicación, requiriendo controles clínicos frecuentes por médico
psiquiatra.
En principio, el uso de antipsicóticos tales como el Halo-
peridol o la Quetiapina, se reservan para el caso de excitación
psicomotriz o la aparición de fenómenos alucinatorios.
Son predictores de gravedad
historia previa de SAA graves.
persistencia de sintomatología a pesar de tratamiento
con dosis adecuadas.
repercucion general.
edad avanzada.
Un 5% de los pacientes que presentan SAA leve o mode-
rada pueden evolucionar hacia un cuadro de abstinencia gra-
ve. Éste en general se presenta en forma evolutiva dentro de la
semana del cese del consumo de alcohol o de una reducción
71
temblor intenso, pudiendo acompañar al cuadro una hiperac-
tividad del SNA (taquicardia, sudoración profusa, hiperten-
73
4.3.1. Síndrome de Wernicke secundario a la carencia de vi-
tamina B1.
Se instala de forma aguda y condiciona riesgo de vida. Se
caracteriza por:
confusión mental.
74
deben incluir en su tratamiento vitaminoterapia y en ambos
la abstinencia alcohólica resulta ineludible.
5. Bibliografía
75
Cervera Martínez, & J.R. Fernández Hermida (ed.), Manual
SET de Alcoholismo (págs. 312-324). Madrid: Médica Pana-
mericana.
9. Sanchez-Turet M. y Freixa Santfeliu, F. (2002). Alcohol. En
Master en drogodependencias, Les Heures (ed.), Barcelona:
Universitat de Barcelona.
10. Berggren, U., Fahlke, C., Berglund, K.J., Blennow, K., Zetter-
-
cohol withdrawal is associated with development of delirium
tremens or seizures. Alcohol.44 :382-611.
11. Hernández, N. (abril, 2007). comunicación por correo elec-
trónico. Montevideo: Grupo de Hepatopatías, Cátedra de Gas-
troenterología, Facultad de Medicina, UDELAR.
12. Casas, M. y Guardia, J. (2002) Patología psiquiátrica asociada al
alcoholismo. Adicciones vol. 14, supl. 1.
13. Galanter, M. (2004). Textbook of Substance Abuse Treatment.
New York: American Psychiatric Publishing.
14. Rossow, I (1996) Alcohol and suicide- beyondthe link at the
individual level. Addiction.91: 1463- 1469.
15. Alamo, C., López-Muñoz, F., Martín, B.y Cuenca, E. (2000)
Farmacología del etanol. En Rubio y Santo Domingo(ed.) Guía
práctica de intervención en el alcoholismo (pp. 85-113). Ma-
drid: Nilo.
16. Alvarez – González, F.J.y del Río Gracia, C. (2003). Farmacolo-
gía del Alcohol. En E. García Usieto, S. Mendieta Caviedes, G.
Cervera Martínez,& J.R. Fernández Hermida(ed.), Manual SET
de Alcoholismo. Madrid: Médica Panamericana.
17. Babor, T., Higgins-Biddle, J., Saunders, J.,& Monteiro, M.
-
nos debidos al Consumo de Alcohol. Valencia: OMS y Depar-
tamento de salud Mental y Dependencia de Sustancias. Gene-
ralitat Valenciana.
76
18. Miller, W., & Rollnick, S. (1994). ¿Qué es la entrevista moti-
vacional? RET (ed.)Recuperado de http://www.cat- barcelona.
com/ret/pdfret/RET06-1.pdf.
19. García Higuera,J. (2006). El control en psicología. Recuperado
de http://www.cop.es/colegiados/M-00451/Control.html
20. San Molina, L. y Arranz Martí, B. (2003) Tratamiento de la de-
pendencia de alcohol. Técnicas farmacológicamente apoyadas.
En García Usieto, Mendieta Caviedes, Cervera Martínez.y Fer-
nández Hermida (ed.), Manual SET de Alcoholismo (págs.437-
449). Madrid: Editorial Médica Panamericana.
21. Guglielmo, R., Martinotti, G. (2012). La pregabalina para la de-
pendencia del alcohol: una revisión crítica de la literatura. Adv
77
28. Stockwell citado por Florez; G. (2010) Alcohol. En Cesar Perei-
ro Manual de adicciones para médicos especialistas en forma-
ción. Valencia: Socidrogalcohol.
29. Pereiro, C. (2010) Manual de adicciones para médicos especia-
listas en formación. Valencia: Socidrogalcohol
30. Martinotti, G. (2010). Pregabalin, tiapride and lorazepam in
Alcohol Withdrawal Syndrome: a multi-centre, randomized,
single-blind comparison trial. and cols. Addiction. 105: 288-299.
31. Martín Del Moral, M. (2003). Fundamentos biopsicosociales del
alcoholismo. Complicaciones psiquiátricas del abuso de alcohol.
En P. Lorenzo, J. Ladero, J. Leza, J.y I. Lizasoian (ed.), Drogode-
pendencias (pp.387-418). Madrid: Médica Panamericana.
Lecturas complementarias:
Anderson, P., Gual, A.y Colon, J. (2008.). Alcohol y atención
primaria de la salud: informaciones clínicas básicas para la
D.C.: OPS.
Carreño Rendueles, J., Campos Cloute, R.y Robes García, J.
(2005). Situación actual de los programas de Desintoxicación.
¿Cuándo y cómo desintoxicar? Adicciones. 205-222.
Carroll, K. (2002). Las terapias conductuales basadas en la cien-
cia para la dependencia de drogas. Psiquiatría y Salud Integral,
2(1):46-53.
COPOLAD. (2014). Calidad y evidencia en reducción de la de-
manda de drogas. Madrid: ECE.
Fram, D.H., Marmo, J. & Holden, R. (1989). Naltrexone
treatment-the problem of patient acceptance. J. Subst Abuse
Treat. 6: 119-122.
Guardia Serecigni, J. (2002). Abordaje Farmacológico de las
drogodependencias. En Master en drogodependencias, Les
Heures (ed.), Barcelona: Universitat de Barcelona.
78
Hyman, S.,& Tesar, G. (1996). Manual de Urgencias. Psiquiátri-
cas. Barcelona: Masson.
Izquierdo, M. (2002). Intoxicación alcohólica aguda.Adiccio-
nes. 14: 175- 193.
Janicak, P. y Piszczor, J. (1991). Trastornos relacionados con el
alcohol. En J. Flaherty, R. Channon, y J. Davis (ed.), Psiquiatría.
Diagnóstico y Tratamiento. (pp. 201). Buenos Aires: Médica
Panamericana.
Kosten, T. R., & O’Connor, P. (2003). Management of drug and
alcohol withdrawal. N Engl J Med. 348:1786-1795.
Prochaska, J., Di Clemente, C., & Norcoross, J. (1992) In such
of how people change application to addictive behaviors. Am.
Psychol. 47:1102 –14.
-
da Cálcica. En J. Pérez de los Cobos, J. Valderrama, J. Cervera
Martínez,y G. Rubio Valladolid(ed.), Tratado SET de Trastor-
nos Adictivos(pp.420-421).Madrid: Médica Panamericana.
-
me enceinte et le nouveau-ne. La Dangerosite Des Drogues.
248- 267.
Roux, S.M. (1983). Toxicomanies autres que l’alcoolisme. En-
cycl. Med.Chir. 10: 37396.
Rubio, G., Ponce, G., Rodríguez –Jiménez, R., Jiménez-Arriero,
M.A., Hoenicka, J.,& Palomo, T. (2005). Clinical predictors
79
80
III. TABACO
1. Generalidades
81
Metales: Níquel, Arsénico, Cadmio, Cromo y Plomo,
algunos de ellos cancerígenos, provenientes en su
mayoría de plaguicidas y fertilizantes.
82
La dependencia psicológica es consecuencia de condi-
cionamientos que determinan la asociación del consumo de
tabaco con una amplia gama de conductas, emociones y situa-
ciones.
En la etapa de evaluación diagnóstica es necesario deter-
minar: la historia del consumo, el grado o intensidad del mis-
mo (índice paquete-año), grado de dependencia física (Test
de Fagerström) y psicológica, motivación para dejar de fumar
- etapa de cambio según modelo de Prochaska y Di Clemente-
(3), presencia de enfermedades tabacodependientes y comor-
bilidad psiquiátrica, así como eventuales contraindicaciones
para el uso de los fármacos.
83
En el Uruguay la prevalencia de consumo de tabaco es de
29.5% en población de 15 a 64 años (6). En la Encuesta Global
de Tabaco en Adultos (7) que estudió la población de 15 años o
más, se encontró una prevalencia de 25% de fumadores actua-
les. En la Encuesta Continua de Hogares realizada en 2014 por
el Instituto Nacional de Estadística en población de 15 años o
más se comprobó una prevalencia de 22.2% (8).
El consumo de tabaco aumenta el riesgo de muerte por
diversas enfermedades: cáncer, cardiopatía isquémica, enfer-
medad cerebro vascular y enfermedad pulmonar obstructiva
crónica (EPOC), entre las más frecuentes. No existe una ma-
nera segura de consumir tabaco ni una dosis mínima inocua,
aún un cigarrillo por día aumenta el riesgo de daño vascular.
Con respecto a la mortalidad relacionada al consumo de
tabaco, en Uruguay mueren aproximadamente 4.800 personas
al año (13 personas por día) constituyendo el 14.8% de la mor-
talidad anual.El 34.9% de las muertes son por cáncer, el 28.7%
por enfermedad respiratoria, el 28% por enfermedades cardio-
vasculares y el 8% por humo de segunda mano (9).
De acuerdo al Estudio de Carga Global de Enfermedad en
el Uruguay realizado en 2012, en el que se estudió la fracción
atribuible al consumo de tabaco en las muertes producidas
por un grupo de enfermedades tabacodependientes (cánceres,
enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias y
bajo peso al nacer) se comprobó que, de 14.500 muertes por
año, 44% fueron atribuibles al consumo de tabaco y podrían
haber sidoevitadas (10).
84
sobre la aterogénesis están presentes en todas las etapas evo-
lutivas de la placa de ateroma: inicio, progresión y complica-
ción. El principal responsable de la disfunción endotelial y de
85
Es bien conocida la predisposición de los fumadores
a adquirir infecciones respiratorias, con mayor número de
86
2.1.4. Efectos sobre la reproducción
La fertilidad tanto en hombres como en mujeres, está dis-
minuida, también se reduce el éxito de la fecundación in Vitro
(13).
También en la mujer se comprueba menopausia precoz,
reduciendo el tiempo de vida fértil de la mujer.
El consumo de tabaco durante el embarazo aumenta el
riesgo de aborto espontáneo, parto prematuro, desprendimien-
to prematuro de placenta, aumento de la mortalidad perinatal
y mayor riesgo de niños con bajo peso al nacer, aumento del
87
2.1.6. Humo de Segunda Mano
Está ampliamente demostrado que el consumo de tabaco
produce graves consecuencias para la salud de las personas que
inhalan involuntariamente el humo de tabaco que hay en el
ambiente.
El grado de exposición necesaria para producir daño es
mínimo ya que no hay concentraciones seguras de los tóxicos
del tabaco, en particular los agentes cancerígenos. El aumento
del tiempo de exposición aumenta el riesgo.
Está demostrado que una exposición de 30 minutos en un
3. Valoración paraclínica
88
Por la frecuencia del compromiso cardiovascular es im-
portante la completa evaluación clínica y eventualmente
-
rax y electrocardiograma.
-
pirado (COximetría) es el método complementario más usa-
89
objetivo de evaluación del consumo y muchas veces es moti-
vador para el paciente al visualizar objetivamente sus logros.
La siguiente tabla muestra el “Grado de Tabaquismo” que
se correlaciona con la intensidad del consumo medido en Ín-
dice Paquete-Año (Nº de cigarrillos por día / 20 x años de fu-
-
ción de Nicotina en sangre, orina y en el cabello, son de uso
en investigaciones principalmente para evaluar la exposición a
humo de segunda mano.
90
4. Tratamiento
4.1.1. A - Averiguar
91
Ex Fumador. Es la persona que habiendo sido fumador se
ha mantenido sin fumar al menos por los últimos 6 meses.
No Fumador. Es la persona que nunca ha fumado o ha
fumado menos de 100 cigarrillos en toda su vida.
-
menteel abandono del consumo de tabaco.
Debe ser dado a todos los fumadores, independientemen-
te del grado de motivación para dejar de fumar. Se recomien-
da adecuar el consejo a la situación del paciente. El consejo se
puede fortalecer si se vincula a alguna condición médica actual
del fumador, o a la importancia de proteger de la exposición al
humo de tabaco ajeno o de segunda mano a quienes conviven
con él.
El consejo debe ser: breve, claro, empático y reiterado en
cada contacto con el servicio de salud.
92
datos concretos de la unidad de referencia de ese servicio de
salud.
El apoyo para la cesación incluye un amplio espectro de
niveles de intervención, desde una intervención mínima de
pocos minutos (3 a 10 minutos) en la consulta médica hasta la
intervención especializada en una unidad de tabaquismo. La
efectividad de la intervención es directamente proporcional a
la intensidad de la misma.
Las intervenciones más intensivas incluyen un tratamien-
to multidisciplinario para abordar todos los componentes de
la adicción: apoyo psicológico con múltiples sesiones (por lo
93
próximos 6 meses.
próximo mes.
tabaco periódicamente.
-
jetivo de facilitar su aplicación por parte de todos
Los integrantes del equipo de salud, según el siguiente
esquema:
94
Tabla 2. Índice de Fagerström
fumar.
95
1. Cuadro Abordaje del tabaquismo en el PNA
96
Cuadro 2.a ¿Qué le puedo decir a mi paciente fumador?
97
Cuadro 2.b ¿Qué le puedo decir a mi paciente fumador?
98
4.2. Tratamiento farmacológico
fármaco.
En el embarazo o la lactancia se requiere una exhaustiva
99
4.2.1. Terapias de reemplazo nicotínico (TRN)
Son preparados farmacéuticos de nicotina que disminu-
yen la necesidad física de la droga al mantener un cierto nivel
de la misma en sangre. Las formas de presentación son: chicles,
parches, gotas, comprimidos, inhaladores y spray nasal (en el
Uruguay están disponibles chicles de 2 mg ).
El objetivo de las TRN es administrar una dosis de ni-
100
Los parches aportan un nivel de nicotina en sangre esta-
ble durante todo el día, luego de alcanzar su máximo unas 2 a
4 horas después de colocado el mismo.
Una vez que se logró el cese del consumo de tabaco, el
tratamiento se debe mantener por lo menos 2 meses. La uti-
lización de las TRN no tendría ventajas más allá de 3 meses,
aunque la FDA y la Guía Nacional aceptan que se pueden
usar durante plazos de 6 meses a un año en casos particula-
res. Si se reduce precozmente la dosis del sustituto nicotínico
o no se utiliza en las dosis adecuadas hay alta probabilidad de
recaída.
En fumadores con moderada o alta dependencia a la
nicotina, puede ser necesario el uso combinado de sustitu-
parches).
Los fármacos que aportan nicotina por vía inhalatoria
(spray nasal), tienen una velocidad de acción más rápida que
los hacen útiles para tratar los episodios de craving, pero se de-
ben usar bajo control médico porque tienen cierta capacidad
adictiva.
El riesgo de dependencia a los sustitutos nicotínicos se
ha comprobado que es bajo con chicles y parches, la adicción
al chicle puede ocurrir en 3 a 10% cuando se usa a altas dosis y
por tiempos prolongados.
Los efectos secundarios reportados son escasos y en po-
cos pacientes determinan la suspensión del tratamiento. Hay
estudios que han demostrado seguridad en el uso de TRN en
pacientes portadores de cardiopatía isquémica estable (17).
Las cefaleas, palpitaciones y dispepsia en general son con-
secuencia de un uso inadecuado, en el caso de los chicles por
masticación intempestiva con liberación brusca de gran canti-
dad de nicotina y/o deglución de la misma.
101
Las contraindicaciones para el uso de TRN son:
— angor inestable.
— eventos vasculares agudos en las primeras 2 semanas
de evolución: infarto agudo de miocardio, accidente
cerebro vascular e isquemia aguda de miembros infe-
riores.
— arritmias con riesgo vital
Las contraindicaciones relativas, en las que se deberá eva-
102
4.2.1.1. Chicles de nicotina ¿Cómo se deben usar?
Se debe insistir en una buena técnica de masticación, para
reducir los efectos secundarios y maximizar la efectividad del
tratamiento. Cada masticación equivale a una pitada, debe ser
lenta e intermitente y el chicle se debe guardar en el carrillo
luego de la misma.
Para mayor efectividad la nicotina se debe absorber a tra-
vés de la mucosa oral, por lo que hay que mantener la saliva en
la boca el mayor tiempo posible luego de mascar. A la media
hora o 40 minutos se puede descartar el chicle porque ya ha
liberado la totalidad de la dosis de nicotina.
La masticación incorrecta provoca el rechazo del chicle
por el sabor y los efectos secundarios. Se debe evitar la ingesta
concomitante de bebidas o alimentos.
El uso de chicles se puede iniciar con el paciente fuman-
do, administrados regularmente y/o en sustitución de los ciga-
rrillos anticipándose al deseo de fumar. Cada chicle sustituye
a un cigarrillo y se requiere en general 10 a 20 chicles por día.
La dosis diaria depende del número de cigarrillos fuma-
dos por día y del grado de dependencia, se pueden usar hasta
24 piezas de 2 mg por día.
Luego de por lo menos 4 a 6 semanas sin fumar, se inicia
un descenso gradual del número de chicles hasta suprimirlos
luego de completar 12 a 14 semanas. El tratamiento con chicles
4.2.2. Bupropión
Es un antidepresivo atípico que inhibe la recaptación de
Dopamina y Noradrenalina, que además ha demostrado su
utilidad en el tratamiento de la dependencia tabáquica aún en
pacientes sin depresión previa.
Se desconoce el mecanismo de acción exacto por el que
104
accumbens, reduciendo el craving e inhibe la recaptación de
noradrenalina en el locus ceruleus, atenuando otros síntomas
de abstinencia.
La forma de presentación es en comprimidos de 150 mg
de liberación retardada y se utiliza en dos dosis diarias. Es im-
portante no usar más de 300 mg por día ni más de 150 mg por
dosis.
Se inicia con una dosis única matinal de 150 mg los pri-
meros 5 a 7 días para evaluar la tolerancia a la droga, luego se
agrega la segunda dosis. En caso de insomnio se puede ade-
lantar la segunda dosis, con la precaución de mantener una
separación de por lo menos 8 horas.
El efecto farmacológico óptimo se obtiene después de la
2ª semana de tratamiento, tras alcanzar niveles plasmáticos
estables, por lo que se recomienda dejar de fumar al alcanzar
dicha acción terapéutica. Habitualmente se mantiene el trata-
miento por 8 a 12 semanas, pero se puede continuar 6 meses
a un año.
105
A las dosis recomendadas las crisis convulsivas tienen
una incidencia de 0,1% (1 paciente cada 1000 tratados), y con
dosis superiores a 300 mg aumenta el riesgo.
106
— Cirrosis hepática severa.
— Embarazo y lactancia.
4.2.3. Vareniclina
-
tamiento del Tabaquismo, actúa como agonista parcial de los
receptores colinérgicos nicotínicos. Por su acción similar a la
nicotina, estimula la vía dopaminérgica disminuyendo el cra-
ving y los síntomas de abstinencia nicotínica.
Por ser agonista parcial libera menor cantidad de dopa-
107
— Cefaleas.
— Trastornos del sueño.
Vareniclina es una droga que se elimina mayormente por
vía urinaria con escaso metabolismo hepático, por lo que pre-
senta mínimas interacciones medicamentosas. En los pacien-
108
4.2.5. Tratamientos de 2da. Línea
Se pueden utilizar en caso de contraindicaciones o efectos
secundarios a las drogas de primera línea. Incluyen nortripti-
lina y clonidina, las cuales son poco utilizadas por sus efectos
secundarios.
109
Nicotina, parche 1.9 (1.7 – 2.2) 23.4 (21.3 – 25.8)
(6 – 14 sem).
Nicotina, parche 1.9 (1.7 – 2.3) 23.7 (21.0 – 26.6)
(> 14 sem).
Nortriptilina. 1.8 (1.3 – 2.6) 22.5 (16.8 – 29.4)
Nicotina, chicle 1.5 (1.2 – 1.7) 19.0 (16.5 – 21.9)
(6 – 14 sem).
Terapias combinadas
Nicotina, parche (> 14 3.6 (2.5 – 5.2) 36.5 (28.6 – 45.3)
sem) + Nicotina, chicle
o spray (a demanda).
Nicotina, parche + 2.5 (1.9 – 3.4) 28.9 (23.5 – 35.1)
Bupropión SR.
5. Bibliografía
113
24. Rose, J., & Behm, F. (2014). Combination treatment with vare-
nicline and bupropion in an adaptive smoking cessation para-
digm. Am J Psychiatry. 171(11):1199-205.
25. Fiore, M., Jaén, C., & Baker, T. (2008)
Treating Tobacco Use and Dependence: 2008
Update.Clinical Practice Guideline.Rockville, MD: U.S. De-
partment of Health and Human Services. Public Health Service.
26. Poder Ejecutivo, República Oriental de Uruguay. (2009). De-
creto Nº 534/009, protección del derecho al medio ambiente
libre de humo del tabaco, Recuperado de https://www.impo.
com.uy/bases/decretos/534-2009
114
IV. TRANQUILIZANTES
1. Generalidades
115
Los opioides serán abordados en otro capítulo de esta pu-
blicación.
En la situación del uso de BZDs, se dan ciertas particula-
ridades que interesa destacar:
— Su uso puede surgir de una correcta indicación médi-
ca en el contexto de un tratamiento controlado y limi-
tado en el tiempo. En un porcentaje de esta población
2. Benzodiacepinas
Las BZDs son a nivel mundial uno de los grupos más uti-
lizados de productos farmacéuticos, utilizándose en una am-
plia gama de indicaciones. Desde los años 60 se vienen reali-
zando alertas en relación a la dependencia que generan estos
fármacos, no obstante, lo anterior, el uso regular de BZDs ha
ido en aumento.
117
En los pacientes añosos el uso crónico ha sido asociado
con el deterioro cognitivo, demencia y caídas. Hay evidencia
de aumento de la mortalidad con el uso a largo plazo. (5)
118
Al interrumpir la administración de BZDs, luego de un
consumo prolongado (mayor a 3 meses) se pueden observar
síntomas de abstinencia:
— alteraciones del humor: ansiedad, aprensión, disforia,
pesimismo, irritabilidad.
— alteraciones del sueño: insomnio, alteración del ciclo
sueño-vigilia, somnolencia diurna.
— síntomas físicos: taquicardia, aumento de la presión
2.2. Tratamiento
119
Si bien hay acuerdo en cuanto a las consecuencias nocivas
fármaco.
2.2.1. Desintoxicación
Si se considera, luego de responder las preguntas anterio-
res, que es necesario realizar un tratamiento de desintoxica-
120
La desintoxicación se realiza, en la mayoría de las situa-
ciones, en forma ambulatoria. Se recomienda la reducción gra-
dual de dosis en un 10-25 % en cada semana o incluso cada
dos semanas (9).
El retiro completo puede extenderse a varios meses en
función de la evolución clínica. Aún en esta reducción gradual
pueden presentarse síntomas de abstinencia entre leves y mo-
derados en el 90% de la población que ha usado a largo plazo
BZDs.
Conociendo que existe riesgo de convulsiones por absti-
nencia aguda de BZDs, una alternativa a la reducción gradual
de la dosis consiste en la sustitución por otra BZD con propie-
dades anticonvulsivantes y de vida media más larga como el
clonacepam o diazepam (8).
El porcentaje de reducción de la dosis se establecerá en
virtud de la severidad de la abstinencia previsible y también
de la dosis diaria de BZDs que estaba tomando el paciente, que
será equiparada a miligramos/día de clonacepam o diazepam.
En el caso de desintoxicación realizada en ámbito hospitalario,
estos tiempos pueden acortarse (10).
Para el control de la sintomatología emergente deberá te-
nerse en cuenta laadministración de anticonvulsivantes como
tratamiento asociado, aún sin existir convulsiones, como por
ejemplo gabapentina, oxcarbazepina o valproato (11). Estos
fármacos actúan facilitando la acción del GABA.
121
constituirse en un cuadro grave que incluso puede llegar a ser
mortal.
Cuando se interrumpe bruscamente el consumo de BZDs
puede ocurrir que se produzca una reaparición exagerada de la
sintomatología que estaba siendo tratada (rebote).
En el transcurso de la abstinencia a BZDs pueden aparecer
una serie de síntomas los que se presentan en forma de oleadas
(ansiedad, angustia o alteraciones del sueño que llevaron a la
prescripción de BZDs) y que, con frecuencia, inducen a que el
paciente reinicie el consumo de dichas sustancias (recaída).
Esta sintomatología es de evaluación y posible tratamien-
to en un entorno ambulatorio.
Otros fármacos que no presentan riesgo de dependencia
han sido utilizados para la prevención de recaídas, con mayor
o menor éxito terapéutico: carbamacepina, valproato y otros
anticomiciales como la gabapentina, el topiramato o la prega-
balina. También se han utilizado propranolol y neurolépticos
atípicos.
Determinados fármacos antidepresivos: inhibidores se-
lectivos de la recaptación de serotonina, trazodona o antide-
presivos tricíclicos como la amitriptilina o la clomipramina,
pueden ser de utilidad en virtud de su efecto ansiolítico.
Lo racional de estas recomendaciones se basa en el desa-
rrollo de tolerancia y la dependencia de alto riesgo de las BZDs
en combinación con una evidencia relativamente débil para la
122
3. Bibliografía
123
10. Carreño Rendueles, J.E., Campos Cloute, R. y Bobes Gar-
cía, J. (2005). Situación actual de los programas de Des-
intoxicación. ¿Cuándo y cómo desintoxicar?.Adicciones.
205-222.
11. Haro, G. (setiembre de 2007). Instituto sobre drogas y
conductas adictivas. Universidad CEU- Cardenal Herre-
ra. Valencia-España
12. Farré Albaladejo, M. y Sánchez-Turet, M.(2002). Abuso
deC psicofármacos: sedantes, Hipnóticos y ansiolíticos.
En Master en drogodependencias, Les Heures (ed.), Bar-
celona: Universitat de Barcelona.
Lecturas complementarias:
124
V. DERIVADOS del CANNABIS
1. Generalidades
125
Según la escala CAST14 (Cannabis Abuse Screening Test)
(4) El 2,2% del total de la matrícula de estudiantes de nivel
secundario presenta riesgo alto de consumo problemático, con
un riesgo moderado de consumo problemático en el 20,2% de
los consumidores del último año
La promulgación de la ley 19.17215 de 2013 (5) en nuestro
país ha generado condiciones particulares en todos los aspec-
tos vinculados al cultivo, comercialización y consumo de esta
planta.
El Cannabis forma parte de la familia de las cannabáceas
(junto al lúpulo de la cerveza y la ortiga). Todas las plantas que
se encuentran dentro de la familia cannabácea son dioicas, es
decir, presentan plantas masculinas y femeninas en individuos
distintos.
1.1. Composición
127
cuales están siendo exhaustivamente estudiados en virtud de
su amplia gama de propiedades.
1.2. Fitocannabinoides
128
en la mayoría de las demás y eventuales acciones neuroprotec-
toras y/o terapéuticas a nivel psíquico y orgánico en el CBD.
129
2. Sistema endocannabinoide
130
Los receptores CB2 se encuentran en tejidos y células del
sistema inmunológico: leucocitos, bazo y amígdalas, siendo su
3. Manifestaciones clínicas
132
genera sobre el contenido de THC y por tanto la cantidad real
133
Cuadro 1 metabolización del THC
Ashton (18).
134
de inicio,la concentración de ciertos cannabinoides y la sen-
sibilidad individual, su uso puede causar sintomatología psi-
quiátrica (22).
135
horas, aportando criterios de realidad: donde está, que le pasó,
porqué está ahí, entre otros.
En general la evolución de la sintomatología ansiosa es
favorable con las medidas recién señaladas; si esto no fuera su-
136
4. Valoración paraclínica
sintomatología.
De acuerdo a la normativa vigente en nuestro país des-
de el año 2014 (24,25) se realiza la detección de consumo de
cannabis en el tránsito y el ámbito laboral, para ello se utilizan
137
5. Tratamiento del síndrome de abstinencia
139
6. Comorbilidad psiquiátrica
140
la esquizofrenia, sino parte de una compleja constelación de
factores que pueden llevar a la misma (35,36).
Interesa destacar el consumo de cannabis y el aumento
en el riesgo de esquizofrenia en determinadaspoblaciones:
consumidores “pesados16”, personas con antecedentes fami-
liares de psicosis, consumo en adolescentes (los cuales tienen
2 veces mayor riesgo de desarrollar esquizofrenia en la edad
adulta) (34). En relación a la mayor vulnerabilidad de los
adolescentes se plantea que la misma puede ser debida a una
interferencia por el consumo de cannabis en la maduración
normal de determinadas estructuras cerebrales como ser la
corteza prefrontal.
La maduración cerebral que se completa promediando
los veinte años, se vincula a lo que se ha denominado la “poda
neuronal”, mediante la cual se produce una selección de co-
nexiones neuronales que van a primar en la vida adulta. La
incidencia del cannabis sobre los receptores CB1 en la adoles-
cencia, se postula que alteraría la liberación de glutamato la
que estaría en la base de algunos efectos neurotóxicos y de las
7. Bibliografía
142
quiátricos en jóvenes consumidores de cannabis. Adicciones,
vol.25 núm.1. págs. 87-88.
5. República Oriental de Uruguay. Poder Legislativo. (2013) Ley
19.172, Marihuana y sus derivados. Recuperado de https://le-
gislativo.parlamento.gub.uy/tempo rales/leytemp7027017.htm
6. Hazekamp, A. (2013). Introduction to Medicinal Cannabis.
Volendam: Zwarthoed.
7. Gaoni, Y.& Mechoulan, R. (1964). Isolation, Structure, and Par-
tial Synthesis of an active constituent of hashish. J.Am.Chem.
Soc.86(8),1646-1647.
8. Zuardi, A. (2008). Cannabidiol: from an inactive cannabinoid
to a drug with wide spectrum of action. Rev Bras Psiquiatr.
30:271-280.
9. Zuardi, A.W., Crippa, J.A., Hallak, J.E., Bhattacharyya, S.,
Atakan,Z.,& Martin- Santos, R. A critical review of the antip-
-
tigation. CurrPharm Des. 2012; 18: 5131-40.
10. Fundación Canna. (s.f.) Los terpenos.
Recuperado de http://www.fundacion- canna.es/los-terpenos
11. Matsuda, L.A., Lolait, S.J., Brownstein, M.J., Young, A.C.,
& Bonner, T.I. (1990) Structure of a cannabinoid recep-
tor and functional expression of the cloned cDNA.Nature.
346(6284):561-4.
12. Devane, W., Hanus, L., Breuer, A., Pertwee, R., Stevenson, L.,
-
lam, R. (1992) Isolation and structure of a brain constituent that
binds to the cannabinoid receptor. Science.258(5090):1946-9.
13. Sugiura, T., Kondo, S., Sukagawa, A., Nakane, S., Shinoda,
A., Itoh, K., Yamashita, A. & Waku, K. (1995) 2- arachidono-
ygliycerol a possible endogenous cannabinoid receptor ligand
in brain. Biochem Biophys.Res Commun. 215: 89-97
14. Cano Valle, F., del Campo, R. y Nanni, R. (2014). El uso médico
del cannabis. México DF: Comisión Nacional contra las adic-
ciones (CONADIC).
143
15. Arias, F. y Madoz, A. (2009). Cannabis.En C. Pereiro
Gómez,Manual de adicciones(pp. 613-637). Madrid: SOCI-
DROGALCOHOL
16. Fernández- Ruiz, J., Lastres-Becker, I., Cabranes, A., González,
S.; & Ramos, J.A. (2002). Endocannabinoids and basal ganglia
functionality. Protag Leukot Essent Fatty Acids 66, 257-267.
17. -
nabis indica Debate: An Interview with Ethan Russo. Cannabis
and Cannabinoid Research Volume1.1. 10.1089/can.
18. Ashton, H. (2001) Farmacología y efectos del cannabis: una
144
Recuperado de https://www.impo.com.uy/bases/decretos/12
8-2016
26. Instituto de Regulación y control del Cannabis (IRCCA). (2014).
Resolución 09/14 sobre puntos de corte para THC en contro-
les de tránsito y ámbitos laborales. Recuperado de http://www.
ircca.gub.uy/wpcontent/uploads/2014/09/Resoluci%C3%B3n-
Dispositivos.pdf
27. Umpiérrez, E. (2016). Análisis y monitoreo de drogas y alcohol.
Cursos de capacitación a inspectores municipales de transito,
policía de transito y policía caminera realizados por UNASEV
en los años 2014 Y 2015. Montevideo: Fac. Quimica,UDELAR
28. Umpiérrez, E. (2016).Análisis y monitoreo de drogas y alco-
hol. Curso en la Sociedad de Medicina de Trabajo del Uruguay.
Montevideo: Fac. Química UDELAR.
29. Budney, A.J bis withdrawal
syndrome. CurrOpin Psychiatry.3:233-8.
30. Pereiro Gómez, C. (mayo de 2017).Unidad de Hospitalización
Psiquiátrica. Complejo Hospitalario Arquitecto Marcide No-
voa Santos: Galicia.
31. Pereiro,C. (2018) Guía de adicciones para especialistas en for-
mación. Socidrogalcohol:Valencia.
32. Di Forti, M., Marconi, M., & Carra, E. (2015).
33.
psychosis attibutable to use of high pottency cannabis: a case
control study. Lancet Psychiatry.
34. Gardner, E. (2016). Efectos Adversos de los Cannabinoides en
la Salud Mental. Ponencia presentada en Primer Curso de Me-
dicina Cannábica. Sindicato Médico del Uruguay, Montevideo,
Uruguay.
35. Arseneault, L., Cannon, M., Poulton, R., Murray, R., Caspi, A.,
145
37. Bossong M., Niesink, R. (2010).Adolescent brain maduration
and endocannabinoid system and the neurobiology of cannabis
induced schizophrenia. Progress Neurobiol 92:370-385l
38. Foti, D., Kotov, R., & Guey, L. (2010). El consumo de canna-
bis y el curso de la esquizofrenia: 10 años de seguimiento des-
pues de la primera hospitalización. American Journal Psychia-
try.987-993
39. Arias Horcajadas, F. (2007). Revisión sobre el consumo de Can-
nabis como factor de riesgo de la esquizofrenia. Adicciones,19
(2):191-204.
40. Grech,A., Van Os, J., Jones, P., Lewis, S., & Murray, R. (2005)
Cannabis use and outcome of recent onset phycosis. EurP-
sychiatry. 20:349-343.
41. Asociación Americana de Psiquiatría(2013).Manual diagnósti-
co y estadístico de los trastornos mentales DSMV. Arlington,
VA: American Psychiatric Publishing.
Lecturas complementarias:
146
psiquiátricas. En P. Lorenzo, J. Ladero, J. Leza, J. yI. Lizasoian
(ed.). Drogodependencias. (pp.285-299). Madrid: Médica Pa-
namericana.
— Zammit, S., Allebeck, P., Andreasson, S., Lundberg, I.& Lewis,
G. (2002) Reported cannabis use as a risk factor for schizophre-
nia in Swedish conscripts of 1969: historical cohort study. BMJ.
325(7374):1199.
147
148
VI. COCA y sus DERIVADOS
1. Generalidades
149
Cuadro 1. Derivados de la hoja de coca
150
base estuvo en un 68% y el de cafeína, como sustancia adulte-
rante en un 15%. En dicha muestra se revelaron también otras
sustancias como ecgonina, trans- cinnamoylecgonina, cis-cin-
namoylecgonina (3).
En la jerga de los usuarios de PBC se la suele denominar
como: “pasta”, “base”, “lata”, entre otras. Se fuma mediante la
utilización de diversos dispositivos como ser: pipas manufac-
turadas con casi cualquier material y diversos utensillos (lata,
inhalador, bombita de luz, etc.) a las que se les coloca en el fon-
do cenizas de tabaco, con la función de mantener el calor para
la volatilización; en ocasiones se fuma en cigarrillo mezclada
con marihuana (basoco) o con tabaco (tabasoco).
La PBC se comercializa en forma ilícita en “dosis” llama-
das medios o chasquis, las cuales presentan variantes en lo que
151
El clorhidrato de cocaína pierde sus propiedades al ser
fumado, ya que el calor lo desnaturaliza. Sin embargo, existe
una forma de consumo de marihuana en cigarrillo asociada a
clorhidrato de cocaína (nevado).
152
En nuestro país el crack en escamas o piedras no existe
como tal, excepto en departamentos limítrofes con Brasil como
Rivera (5).Previo a la introducción y difusión del consumo de
Pasta Base de Cocaína en nuestro medio, en los años 2000, co-
menzamos a observar en nuestras prácticas clínicas, algunos
usuarios que con el objetivo de fumar cocaína elaboraban una
preparación que denominaban “cocaína cocinada” y que la ob-
tenían colocando clorhidrato de cocaína en una lata metálica o
cuchara, para agregarle posteriormente, bicarbonato de sodio
u amoníaco y calentar la mezcla que luego fumaban.
Tanto el clorhidrato de cocaína, como las cocaínas fu-
mables, pueden estar adulterados con sustancias que imitan
algunos sus efectos estimulantes (anfetaminas,cafeína u otros
agentes simpaticomiméticos) y anestésicos (lidocaína, procaí-
na y benzocaína), los cuales potencian la toxicidad de la cocaí-
na (6).
Por otra parte, en los últimos años se ha detectado la pre-
sencia de levamisol, antihelmíntico de uso veterinario, repor-
tándose agranulocitosis con complicaciones infecciosas graves
Estudios en animales han revelado que el levamisol incrementa
la concentración de dopamina en el sistema nervioso central.
En Uruguay recientes investigaciones forenses han reve-
lado la presencia de levamisol y de fenacetina (analgésico de
potencial nefrotoxicidad) en muestras incautadas de PBC y
clorhidrato de cocaína, así como también en muestras bioló-
gicas. (7).
153
noradrenalina, adrenalina, serotonina), cuyo incremento a ni-
vel presináptico sería el responsable de la dependencia y de
los signos y síntomas de intoxicación aguda pasibles de ser ob-
servados en consumidores compulsivos de grandes cantidades
y/o en consumidores crónicos y de la consiguiente estimula-
ción del Sistema Nervioso Simpático, que es lo que está en
la base del conjunto de manifestaciones clínicas y paraclínicas
del alcaloide.
Por otra parte la cocaína bloquea los canales rápidos de
sodio (efecto estabilizante de membrana), lo cual también ex-
plica su toxicidad neurológica y cardiovascular. Actúa también
estimulando los receptores N-Metil-D-Aspartato (NMDA)
con la consiguiente acción agonista glutamatérgica, relaciona-
da con su efecto convulsivante (8).
2. Manifestaciones Clínicas
descartar el mismo.
El ACV se presenta con mayor frecuencia que en la po-
blación general y a su vez es más prevalente entre usuarios de
forsma fumables de cocaína. El ACV hemorrágico se debe a la
rotura de un aneurisma o malformación que se ha mantenido
asintomático hasta entonces (14).
Como causa de accidentes isquémicos destaca la isque-
mia focal por vasoespasmo, la trombosis por hipercoagulabi-
lidad inducida por cocaína, embolias originadas en trombos
murales en pacientes con miocardiopatía dilatada por cocaína
y fenómenos de vasculitis cerebral por hipersensibilidad, o la
combinación de algunos de ellos (15,16).
El consumo de dosis altas y repetidas de cocaína puede
provocar: desinhibición eufórica, alteración de la capacidad de
juicio, conductas repetitivas estereotipadas, anorexia, insom-
nio, irritabilidad, disforia, agitación psicomotriz, vivencias
paranoides, alucinaciones (visuales, auditivas, táctiles), entre
conciencia.
En ocasiones puede desencadenarse un cuadro de confu-
sión mental que en general es de breve duración. Siempre está
presente un cierto nivel de ansiedad que puede exacerbarse
156
tanto existe mayor riesgo de coronariopatía en aquellos consu-
midores de cocaína con diagnóstico de IAM (21).
La isquemia miocárdica por cocaína es en líneas genera-
les independiente de la vía, dosis y tiempo de consumo, puede
ocurrir en las primeras 12 a 18 horas post consumo, y puede
cursar en forma subclínica o manifestarse por un dolor torá-
cico atípico. El dolor torácico inducido por consumo de cocaí-
na requiere al menos 12 horas de observación clínica (22), con
monitoreo cardíaco.
El consumo de cocaína puede causar falla aguda de la fun-
ción ventricular debido a su efecto tóxico directo o a miocar-
ditis (23). Ante un dolor torácico, luego de descartar un IAM,
se puede plantear una complicación poco frecuente como la
disección de aorta, que sería secundaria a un episodio hiper-
tensivo agudo y severo (24).
A nivel hepático el consumo de cocaína puede provocar
alteraciones hepatocíticas, en virtud de que la cocaína es una
157
efecto miotóxico directo, agitación, inmovilización, hipopota-
semia, hipofosfatemia.
La injuria renal aguda ocurre más frecuentemente como
complicación secundaria a rabdomiólisis y mioglobinuria
(25), y con menor frecuencia por vasoespasmo renal (26,27).
Las complicaciones pleuropulmonares agudas al consu-
mo de cocaína son en su mayoría ocasionadas por las cocaínas
fumables: hiperreactividad bronquial, exacerbación de asma,
traqueobronquitis, por acción irritativa local causada por la
cocaína fumada y productos de la combustión (28), particular-
mente anhidroecgonina metil éster (detectable en la orina del
consumidor). También puede producirse edema pulmonar por
injuria endotelial a nivel del capilar pulmonar (no cardiogéni-
co), el que además puede ocasionarse a partir de una disfun-
ción ventricular izquierda (cardiogénico) (29).
Es pasible de que se produzcan hemorragias alveolares,
siendo la forma subclínica una complicación frecuente en
usuarios de crack (30).
158
del mediastino, pericardio, cavidad pleural y/o tejidos subcu-
táneos. La ruptura de los alvéolos directamente a la cavidad
pleural puede provocar un neumotórax sin neumomediastino.
En casos excepcionales puede ocurrir la disección por el aire
mediastínico de las fascias del espacio visceral que conecta di-
rectamente el mediastino con el retroperitoneo, ocasionando
un neumoperitoneo (31).
159
3. Valoración paraclínica en agudo
160
3.2. Valoración neurológica
3.4.2. Ionograma.
161
3.5. Valoración hepática
Objetivos terapéuticos:
— Disminuir la hiperactividad del sistema simpático
— Ejercer un efecto protector cardiovascular.
162
— -
prana (agitación psicomotriz, síntomas psicóticos,
depresivos, intento de autoeliminación, etc.).
-
ciones y medidas de sostén por la clínica del paciente.
Una vez asegurado el control de las funciones vitales, se
instituyen medidas generales destinadas a procurar ambien-
te seguro y continentador: luz tenue, tranquilizar al paciente
(talking down o sedación por la palabra), aportar criterios de
realidad (donde está, que le pasó, por qué esta ahí).
163
peridol y fenotiazinas puede favorecer la hipertermia y rabdo-
miólisis, así como disminuir el umbral convulsivo (8).
Por otra parte, los pacientes consumidores de cocaína,
pueden presentar fenómenos de hipersensibilidad de los re-
ceptores dopaminérgicos post - sinápticos, que los hace más
sensibles a los efectos extrapiramidales de los neurolépticos
(32). Algunos neurolépticos poseen efecto anticolinérgico pu-
diendo agravar el síndrome simpaticomimético.
— En caso de rabdomiólisis está indicada la nefropro-
tección en forma precoz. Debe realizarse interconsul-
ta con nefrólogo de carácter urgente.
— En caso de hipertermia: compresas húmedas en re-
giones axilares e inguinales. No están indicados anti-
piréticos.
— En caso de distonías: utilizar benzodiacepinas (diaze-
pam, lorazepam), evitando uso de biperideno u otros
antiparkinsonianos dado que por su efecto efecto an-
ticolinérgico pueden agravar complicaciones agudas
de la cocaína.
165
4.1.3. Paciente con convulsiones
— Posición de seguridad en decúbito lateral.
— Diazepam 10 mg i/v lento.
— De no ceder con BZD: administrar Fenobarbital.
— Hidratación i/v.
— Valorar TEC, aspiración pulmonar.
— Monitorización cardiaca y oxigenoterapia.
— Recordar la realización de TAC de cráneo en urgen-
cia.
Se recomienda:
— Ubicar al paciente en un ambiente tranquilo, conti-
nentador.
— Baja intensidad de estímulos lumínicos.
166
— Sedación por la palabra, aclarando que lo que pasa
se relaciona con la sustancia, es normal que ocurra y
evolucionará favorablemente.
— Acompañante a permanencia.
— Emplear BZD: Lorazepam 1 - 3 mg v/o o Diazepam
10-30 mg s/l o v/o o Clonazepam 2 a 4 mg (s/l o v/o),
valorando respuesta clínica. Puede realizarse por vía
i/v en un centro asistencial.
— En el caso de adolescentes tempranos se podrá ad-
ministrar Alprazolam con los criterios mencionados
arriba.
-
tivo y de memoria quese pueden evaluar mediante exámenes
paraclínicos.
169
6.4. Sistema Cardiovascular
-
da para la valoraciónen usuarios clorhidrato de cocaína y fun-
damentalmente de cocaínas fumables.
170
— Bronquitis.
— Neumotórax.
— Neumomediastino
— Edema agudo de pulmón no cardiogénico.
— Neumonitis intersticial.
— Hemorragia alveolar.
— Fibrosis pulmonar.
— Granulomas pulmonares (por acúmulos de polvo-
talco).
171
7. Tratamiento de la dependencia a la cocaína
172
quiátrica comórbida, pero no para el tratamiento de la depen-
dencia.
Según (47) una estrategia general de tratamiento podría
ser:
Pacientes en etapa de consumo activo: tendrían indica-
ción de fármacos con efecto catecolaminergicos con el objetivo
-
timulante que se une a los transportadores de norepinefrina y
dopamina aumentando las catecolaminas a nivel sináptico. Se
-
-
sumo asociado con alcohol. (48,49).
Para sostener la abstinencia y evitar o reducir recaídas:
se proponen eutimizantes como el topiramato (200 a 400mg/
día) por sus efectos gabaérgicos y antiglutamatérgicos. (Jo-
hnson,2013). A través de su acción gabaérgica se trata de redu-
cir los efectos reforzadores de la cocaína, en virtud del control
inhibitorio que posee el GABA sobre la función dopaminér-
gica. Mediante el efecto antiglutamatérgico se trataría de dis-
minuir la estimulación glutamatérgica obre el sistema límbico.
-
to de la dependencia a Cocaína, en dosis de 250 mg/día (51).
El uso de este fármaco, genera una sensación negativa asociado
a su consumo y requiere un alto grado de motivación ya que
-
dependiente del consumo asociado de alcohol y está basada en
sus efectos dopaminérgicos.
173
8. Tratamiento de la comorbilidad psiquiátrica
9. Bibliografía
174
3. Meikle, M., Urbanavicius, J., Prunell, G., Umpiérrez, E.,
Abín-Carriquiry, A. y Scorza, M. (2009) Primer estudio
pre-clínico de la acción de pasta base de cocaína en el sis-
tema nervioso central. Rev Psiquiatr Urug.1: 25-36.
4. Pascale, A., Negrín, A. y Laborde, A. (2010) Pasta base de
cocaína: experiencia del Centro de Información y Aseso-
ramiento Toxicológico. Adicciones. 22: 227-232.
5. Negrin, A., Pascale, A. y Laborde, A. (2009). Adicciones.
En Pediatría. Urgencias y Emergencias. (págs. 1273-1288)
Montevideo: Editorial BiblioMédica.
1. Pascale, A., Hynes, M., Cumsille. F. y Bares, C. (2014)
Consumo de pasta base de cocaína en América del Sur:
revisión de los aspectos epidemiológicos y médico-toxi-
cológicos. Washington: CICAD-OEA.
2. Hikichi, N., onda, J. y Lerena, E. (2013) Adulterantes de
cocaína: levamisol y fenacetina. Presencia en huesos y
otras muestras forenses. Resúmenes del 9º Congreso Re-
gional Latinoamericano de TIAFT. URUTIAFT. Cienc.
forense latinoam. 68.
3.
175
(ed.).Drogodependencias. (pp. 223-238). Madrid: Edito-
rial Médica Panamericana.
7. Levine, S.R.,& Welch, K.M. (1988) Cocaine and stroke.
Stroke.19:779-783.
8. Steinberg,J., Díaz, L., Gori, H., & Cubito, A. (2001) ACV,
crisis convulsivas y cocaína. Revisión de casos clínicos.
Actualización clínica. Rev Neurol Arg1:16-22.
9. Blanco, M., Andrés, N., Marín, R., Barrero, E., Rico, A. y
Lucena, J. (2005). Patología cerebro-vascular hemorrági-
ca en adultos asociada al consumo de cocaína. Cuadernos
de Medicina Forense. 41:221-228.
10. Volpe, F.M., Tavares, A., Vargas, A.P., & Rocha, P.R.
(1999). Cerebral vasculitis and cocaine and crack abuse.
Rev Bras Psiquiatr. 3:174-176.
11. Carcelén- Gadea, M.E., Pons-Amate, J.M., Climent-Díaz,
B., García-Escrivá, D., & Guillén-Fort, C. (2012). Impli-
cación de la cocaína en la patología vascular cerebral. Rev
Neurol. 11: 664-672.
12. Lizasoain, I. y Moro, M.A. (2009). Cocaína: Intoxicación
aguda. Dependencia. Síndrome de abstinencia. En P. Lo-
renzo, J. Ladero, J. Leza., y I. Lizasoian (ed.). Drogode-
pendencias. (pp. 207-222).
13. Nogué, S., Larrouse, M., & Montori, E. (2006) Complica-
ciones asociadas al consumo de cocaína. En Intoxicacio-
nes agudas graves. Madrid: Ed. Ars Medica.
14. Lange, R.A.,& Hillis, R.D. (2001) Cardiovascular compli-
cations of cocaine use. N Engl J Med. 345:351-358.
15. Kontos, M.C., Jesse, R.L., Tatum, J.L., & Ornato. J.P.
176
16. McCord, J., Jneid, H., Hollander, J., de Lemos, J., Cercek,
B., & Hsue, P. (2008) Management of Cocaine- Associa-
Socidrogalcohol.
28. Hollander, J.E. (1995) Management of cocaine associated
myocardial ischemia. N Engl J Med. 333:1267-1272.
29.
the Controversy Continue? Ann Emerg Med. 51:127-129.
30. Baumann,B.M., Perrone, J., Hornig, S.E., Shofer, F.S.,&
Hollander, J.E. Randomized (2000) controlled double
blind placebo controlled trial of diazepam, nitroglycerin
or both for treatment of patients with potential cocaine
associated acute coronary syndromes. Acad Emerg. Med.
7:878-885.
31. Hollander, J.(2008) Cocaine intoxication and hyperten-
sion. Ann Emerg Med. 51:18-20.
32. -
nagement of cocaine-induced cardiac arrhythmias due
to cardiacion channel dysfunction. Clin Toxicol (Phi-
la).1:14-23.
33.
induced arrhythmias: bringing the bench to the bedside.
Br J Clin Pharmacol. 69: 448–457.
34. Ledo, A.y Terán, A. (2009). Cocaína. En C. Pereiro Gó-
mez, Manual de Adicciones (pp. 537-567). Madrid: Soci-
drogalcohol.
35. Kapitán, M.,Farro, I., NegrÍn, A., Lujambio, M., Zócalo,
Y., Pan, M., Langhain, M., Florio, L., Pascale, A., García,
V., Moreira, G., Ferrando, R., y Bía, D. (2014) El consumo
crónico de clorhidrato y/o pasta base de cocaína asocia
178
envejecimiento arterial prematuro y aumento del riesgo
cardiovascular. Rev Urug Cardiol. 29: 299-310.
36. Knapp, W.P., Soares, B.G., Farrell, M.F., & Silva de Lima,
M. (2015) Psychosocial interventions for cocaine and
psychostimulant amphetamines related disorders. Co-
chrane Database Syst Rev.
37. Fischer, B.,Blanken, P., Da Silveira, D., Gallassi, A., Gold-
179
44. Mariani, J.J:; Levin,F.R.(2012) Psychostimulant Treatment
of Cocaine Dependence. Psychiatr Clin,North Am. 2:
425–439.
45. Johnson,B.A., Ait-Daoud, N., Wang, X.Q., Penberthy,
J.K., Javors, M.A.& Seneviratne, C. (2013) Topiramate for
the treatment of cocaine addiction: a randomized clinical
trial. JAMA Psychiatry.12:1338-1346.
46. Pani, P.P.,Trogu, E., Vacca, R., Amato, L., Vecchi, S. & Da-
Lecturas complementarias:
— Bezchlibnyk-Butler, K. & Virani, A. (2004).Clinical Han-
dbook of Psychotropic Drugs for Children and Adoles-
cents.Cambridge: Hogrefe & Huber.
— Kissner, D.G., Lawrence, W.D., Selis, J.E. &Flint, A (1987).
Crack lung: pulmonary disease caused by cocaine abuse.
Am Rev Respir Dis.136(5):1250-2.
— Zhu, N., LeGatt, D.& Turner, A.R. (2009) Agranulocyto-
-
sole. Ann Int Med.150: 287-88.
180
VII. ANFETAMINAS y
METANFETAMINAS.
DERIVADOS ANFETAMÍNICOS
1. Anfetaminas y metanfetaminas
1.1. Generalidades
181
Desde mediados de los 60, existió una fabricación ilícita
creciente y una desviación hacia el mercado negro de las anfe-
taminas legalmente elaboradas, siendo la base para el desarro-
llo de la mayoría de las “drogas de diseño” (4).
En nuestro medio desde 1974(5), existen restricciones le-
gales impuestas para su uso. Nos interesa destacar que, en los
últimos años,la investigación acerca del consumo de sustancias
en la población uruguaya denota que el consumo de estas sus-
tancias presenta un porcentaje marginal (6).
Debido al potencial abuso de las anfetaminas se sinteti-
zaron nuevos fármacos, con supuesto menor potencial adic-
182
mundo. En nuestro medio su consumo se viene incrementan-
do en los últimos años y abarca un sector de población ado-
lescente y jóvenes, partícipes de una subcultura centrada en la
estética electrónica.
Esta sustancia en general se presenta como un polvo
blanco que puede ser inhalado (speed)o como cristales, aptos-
para fumar (ice o crystal) (FarréAlbaladejo,2002). El “Polvo
de Speed” en general se comercializa en forma de polvo blan-
co, cristalino, sin olor, aunque de sabor amargo, hidrosoluble.
Puede ser consumido de diferentes maneras, a saber: inhalán-
dolo, fumándolo («chino de speed»), ingiriéndolo o por vía
endovenosa.
El speed es elaborado en laboratorios encubiertos con in-
gredientes comparativamente baratos. En España se ha consti-
tuido en una de las sustancias cuyo consumo más rápidamente
se ha extendido entre jóvenes y adolescentes, siendo esta me-
tanfetamina la droga de síntesis más consumida después del
éxtasis (8).
Cuando el speed es inhalado, los efectos se inician a los
3-5 minutos y cuando es ingerido aproximadamente a la me-
dia hora; si se consume por vía intravenosa provoca inmedia-
-
bién son utilizados en virtud de sus propiedades anfetamino–
símil, estos son:
— DOC (4-cloro-2,5-dimetoxianfetamina).
— DOB (4-bromo-2,5-dimetoxianfetamina).
183
— Methyilone(methylenedioxy-methcathinone).
— TMA-2(2,4,5 trimetoxianfetamina).
El mecanismo de acción de todas estas sustancias es el de
estimular a nivel del SNC la liberación de dopamina y nora-
drenalina. Ademas inhiben además la recaptura de estos dos
neurotransmisores desde la hendidura sináptica, estando la se-
rotonina también implicada.
En menor medida provocan una estimulación directa de
receptores catecolaminérgicos e inhiben la enzima monoami-
nooxidasa (MAO).
Es importante destacar que las anfetaminas tienen un
mecanismo de acción que puede explicar el fenómeno de to-
185
1.3. Valoración paraclínica
186
1.3.3. Valoración aparato digestivo
2. Derivados Anfetamínicos
2.1. Generalidades
188
Cuadro 1. Cl
A) Anfetaminas
- Anfetaminas y dextroanfetamina.
- Metanfetamina (speed, ice, crystal, crystal meth).
- Efedrina (éxtasis verde, herbal ecstasy).
- Catinona y catina.
- Metilfenidato y Pemolina.
- Fenilpropanolamina.
-
Fenproporex, Aminorex, Anfepramona
(dietilpropion), Fenmetrazina, Mazindol.
189
2.2. Manifestaciones clínicas
190
En virtud de la posibilidad de graves repercusiones neu-
rológicas (ACV, edema entre otros) deberán realizarse un exa-
men neurológico completo que guiará la paraclinica.
191
3. Bibliografía
Lecturas complementarias:
— -
tría. Barcelona:Toray – Masson.
— Stockley, D. (1995). Drogas. Bilbao: Edex Kolektiboa.
193
194
VII. OPIOIDES
a. USO TERAPÉUTICO
1. Generalidades
195
lores innecesarios y sean asistidos con la calidad que requieren.
Un ejemplo de ello es Uruguay: en el año 2013 el Ministerio de
Salud crea el Área Cuidados Paliativos y desde allí se desarro-
lla una política de salud. Ello implicó más formación profe-
sional, más equipos de Cuidados Paliativos, mejor asistencia a
los pacientes y sus familiares, mejor control del dolor y mayor
2. Farmacología
-
les derivados del opio, en tanto el término opioide involucra
compuestos naturales y sintéticos que activan los receptores
opioides con acción analgésica. Por ejemplo, la loperamida
(usada frecuentemente para el tratamiento de la diarrea) es un
opiáceo, derivado del opio sin acción analgésica alguna. Los
opioides naturales derivan de la resina de la amapola, Papa-
196
1806 por Sertürner, pero hay descripciones del uso del opio
desde el siglo III A. C.
-
dad a los receptores opioides (agonistas, agonistas-antagonis-
tas y antagonistas) o por su origen en naturales, semisintéticos
y sintéticos.
El efecto de los opioides esta mediado por su acción fren-
-
plica el efecto adverso mas común de los opioides: la constipa-
ción. La activación de estos receptores disminuye la motilidad
197
oral. Puede utilizarse también por vía subcutánea e
intravenosa. Se metaboliza en el hígado y elimina por
el riñón
— -
periencia clínica y bajo costo es el opioide de elección.
Es hidrosoluble y por lo tanto se puede administrar
por vía oral, intravenosa y subcutánea. Se debe ajustar
hepática (9,10)
—
absorción cuando se administra por vía oral. Indica-
do en pacientes con dolor neuropático severo. Menor
efecto a nivel de la motilidad gastrointestinal (8)
— Fentanilo: opioide liposoluble, lo que permite ser usa-
do en forma transdérmica. Más potente que la mor-
198
2. Efectos adversos que pueden aparecer durante el tra-
tamiento:
Constipación es el más frecuente y obliga al uso conco-
mitante de laxantes (11, 12) y menos frecuentemente nauseas,
vómitos y boca seca
— Depresión respiratoria:
199
-
ples, etc. (15)
— Tolerancia y Adicción
La tolerancia a opioides potentes no es un problema clí-
nico durante el tratamiento del dolor oncológico. La principal
200
4. Pautas de uso de Opioides de Organización
Mundial de la Salud.
201
Cuadro 1. Alivio del dolor en el paciente con cáncer.
WHO (4).
202
— Moderado intensidad 5 a 7/10 se tratan con fármacos
del segundo escalón.
— Intenso, 8 a10/10, fármacos del tercer escalón.
203
Ejemplo: un paciente que recibe dosis máximas de Tra-
madol (2° escalón) debe pasar al tercer escalón (4).
5. Bibliografía
204
7. Yaksh, T., Wallace, M. (2011). Opioides, analgesia y tra-
tamiento del dolor. In Goodman & Gilman. Las Bases
205
minal illness. Cochrane Database of Systematic Reviews,
Issue 3. Art. No.: CD011008.
15. Borgbjerg, F. (1996) Experimental pain stimulates respi-
ration and attenuates morphine- induced respiratory de-
pression: a controlled study in human volunteers. Pain.
64: 123-128.
16. Sykes, N. (2007). Morphine kills the pain, not the patient.
206
24. Haywood, A., Good, P., Khan, S., Leupp, A., Jenkins-Mar-
sh, S., Rickett, K., Hardy, J.(2015). Corticosteroids for the
management of cancer- related pain in adults. Cochrane
Database Syst Rev. (4):CD010756. doi: 10.1002/14651858.
CD010756.
25. Gómez Sancho, M.,Ojeda, M.(2014). Cuidados Paliativos.
Control de Síntomas. Rev. Píriz Alvarez,G. Plan Nacional
de Cuidados Paliativos, Ministerio de Salud Pública. Ser-
vicio de Medicina Paliativa Hospital Maciel.(7º ed.) Mon-
tevideo: Ministerio de Salud Pública.
26. Guevara, U. (2003) Dolor Neuropático. En M, Gómez
Sancho. Avances en Cuidados Paliativos. Las Palmas de
Gran Canarias: Gabinete de asesoramiento en Formación
Sociosanitaria. (pp. 277-294).
207
208
VIII. OPIOIDES
b. USO PROBLEMÁTICO.
1. Generalidades
-
ceptores.
210
Tabla 1. Interacción de opiáceos y opioides con receptores
211
El opio fumado, de típico uso en los fumaderos de opio del
siglo pasado, debe cocerse. Esto se logra colocando a hervir en
agua el opio bruto y luego pasarlo por una tela, para separar las
impurezas y sacarle los residuos sólidos.Obtenido el opio puro, se
coloca nuevamente a hervir, hasta que el agua se evapore, obte-
niéndose un opiode color marrón, que se deja secar y ya está listo
para fumar.
En Colombia se han conocido casos de fumadores de
opio, sobre todo en las regiones donde se cultiva amapola y se
produce heroína.
-
na, colocándola nuevamente a hervir en agua caliente, agre-
-
drato. En el caso de su obtención a partir del clorhidrato, a esta
se le agrega anhídrido acético y se calienta. Dependiendo de su
futura utilización lospasos en la producción de heroína, siguen
diferentes procesos, sacándose al mercado heroína marrón o
para fumar, la cual es menos soluble, o heroína para inyectar
o esnifar, heroína blanca, también llamada clorhidrato de he-
roína.
La pureza con que la heroína sale al mercado es variable.
En España, por ejemplo, su pureza oscila entre el 5 y el 35 %.
212
En las calles se vende mezclada (cortada), con lactosa, glucosa
o almidón. También se ha encontrado que puede estar mezcla-
da con fármacos como cafeína, paracetamol, estricnina, quini-
na, procaína o piracetan. Se ha descrito también que entre los
adulterantes que se adicionan para aumentar su volumen, se
encuentran sacarosa, harinas, levadura, efedrina, talcos, leche
en polvo, yeso e incluso polvo de ladrillo (4).
La vía de administración más frecuente en España es la
fumada en pipa o cigarrillo, la inhalada intrapulmonar “cazan-
do dragón o chino”, la esnifada, vía intranasal, y menos la in-
travenosa. En México, la vía principal de uso es la inyectada y
en Colombia la esnifada intranasal.
Para su consumo fumado con la técnica “cazando al dra-
gón” o “fumar en plata”, se coloca la heroína en un papel de
aluminio, elcual es calentado con un mechero por debajo, la
la vena.
213
2. Manifestaciones clínicas
-
cos; Gutstein (2); Flores (5) y Rang (6) proponen la siguiente
-
vierten la acción delos agonistas y carecen de efectos analgési-
cos. En este grupo están naloxona, naltrexona y el nalmefeno.
Los efectos farmacológicos de los agonistas puros, se
pueden dividir en centrales y periféricos (2)
Efectos Centrales.
— Sedación, a dosis altas pueden provocar convulsio-
nes, estupor, sueño profundo y coma.
— Euforia, placer y sensación de bienestar, con reduc-
ción de la ansiedad. En la abstinencia disforia, inquie-
tud y malestar general.
214
— Analgesia. Reduce los dos componentes del dolor:
sensorial y afectivo.
— Depresión Respiratoria. Deprime la actividad del
Centro Respiratoriobulboprotuberancial. Reduce la
sensibilidad al anhídrido carbónico y a lahipoxia.
Disminuye el volumen minuto respiratorio, afectan-
do la frecuencia más que la amplitud.
- Suprime la tos.
- Miosis.
- Náuseas y vómitos.
- Acciones neuroendócrinas.Por su acción sobre el
Efectos periféricos.
— Gastrointestinales. Aumento del tono miógeno en el
tracto digestivo, incluidos los esfínteres y la reduc-
ción de la motilidad.
— Cardiovasculares. Hipotensión por acción sobre el
centro vasomotor, vasodilatación arterial y venosa;
reducción de la postcarga y precarga. Puede haber
bradicardia de origen vagal20.
— Liberación de histamina. Se produce en la cara y zona
superior detronco. Puede aparecer sensación de ca-
urinaria.
— Útero. Reducción del tono uterino con alargamiento
del trabajo de parto.
— Sistema inmunológico. En la administración crónica
apareceinmunosupresión.
216
co en la clínica médica por ser 25 veces más potente que la
-
yofamiliar (7).
3. Valoración paraclínica
217
los que pueden producir patologías secundarias, o reacciones
-
camente por la heroína que es la sustancia de abuso más usada,
se puede resumir en el siguiente cuadro.
218
Sistema Suele encontrase eritrocitosis
Hematopoyético con reticulocitosis, leucocitosis,
trombopenia, púrpura,
trombocitopénica idiomática.
Aparato Aumento de la fuerza contráctil de la
Genitourinario vejiga y sus esfínteres, disminución
219
Las arritmias por el aumento del tono vagal, hipercapnia,
hipoxemia y disminución del PH sanguíneo. Los adulterantes
presentes en el consumo de opiáceos ilegales pueden tener qui-
nina la que genera arritmias que pueden ser fatales (1).
La morbilidad crónica e infecciosa, está dada por las malas
prácticas de la inyección y las escasas condiciones de asepsia.
Sistema
Cardiovascular arteritis, angeítis necrotizante, hipo–
hipertensión.
Aparato Pancreatitis, diarrea, estreñimiento,
Gastrointestinal hepatitis, cirrosis.
Sistema Neumonía, tuberculosis, microinfartos,
Respiratorio
Sistema Bacteriemia, depresión medular, anemia
Hematológico aplásica.
Aparato génito- Enfermedades de transmisión sexual,
urinario Síndrome nefrótico.
Aparato Neuritis periférica, mielitis, rabdomiólisis,
Neurológico convulsiones, meningitis, abscesos,
demencia, delirium.
220
Otras complicaciones infecciosas frecuentes en el uso
crónico de la heroína por vía intravenosa son: tétanos, palu-
dismo, botulismo, shock tóxico, síndrome febril autolimitado,
infecciones cutáneas y de partes blandas, oculares.
Por consumo fumado–inhalado. En el aparato respirato-
rio suelen darse faringitis, laringitis, traqueobronquitis, bron-
221
3.3. Valoración cardiovascular
222
3.5. Valoración osteoarticular
223
toxicidad directa de estas sustancias (o adulterantes) o locali-
zadas, por compresión de un grupo muscular.
En el enzimograma aparece aumento de CPK, Aldolasa
224
La utilización de la vía nasal puede producir irritación de
la mucosa nasal, con síntomas y signos similares a los resfria-
dos o procesos alérgicos.
En quienes se inyectan se evidencian signos de punción
en manos, brazos, pies, piernas, etc. Puede encontrarse infec-
ciones, esclerosis, abscesos de piel.
-
cos debe hacer plantear el diagnóstico de endocarditis.
225
Algunos de los fármacos más comúnmente abusados
en este grupo son: Hidrocodona (Vicodin), Hidromorfona
(Dilaudid), Oxicodona (Oxicontin, Percodan), Oximorfona
(Opana), Tramadol y Codeína. (12)
Su potencial de producir trastornos adictivos se relaciona
con su capacidad para estimular el sistema de recompensa ce-
rebral de manera similar a la que lo hacen otras drogas de abu-
so. La condición de “medicamento” ha favorecido la percep-
ción de un bajo potencial de daño, especialmente en la pobla-
ción adolescente. Su uso abusivo se asocia a cuadros severos de
dependencia, convulsiones, muerte por sobredosis, accidentes
y marginalidad (13).
La situación actual en la que hay una frecuencia creciente
de prescripciones para el manejo del dolor crónico, se asocia
226
Los factores de riesgo para desarrollar un trastorno por
uso de analgésicos opioides son: tener otro trastorno por uso
de sustancias, historia familiar de problemas relacionados con
sustancias, tener un trastorno mental e historia de problemas
legales (19).
Las principales estrategias para prevenir el mal uso de los
analgésicos de prescripción y sus consecuencias son: optimi-
zación de tratamientos alternativos, evaluación del riesgo de
cada paciente, usar un acuerdo de tratamiento con los pacien-
tes, limitar las dosis y hacer la prescripción por períodos cortos
de tiempo. Pueden contraindicar la formulación de estos fár-
macos que la persona presente consumo problemático de dro-
gas sin tratamiento, el trastorno mental sin control adecuado y
la falta de adherencia al tratamiento ambulatorio (20).
227
5. Tratamiento de los trastornos relacionados
con opioides
228
— Error en el cálculo de la dosis inyectada.
— Inyección de un producto de mayor pureza (por cam-
bio en el proveedor, o porque la dosis está menos cor-
tada)
— Por inyección de la dosis habitual, tras un tratamien-
to de desintoxicación (por desaparición de la toleran-
cia). Es frecuente también tras un tratamiento con
Naltrexona, debido a que esta sustancia puede incre-
mentar la sensibilidad de los receptores opioides.
— También puede darse, por intento de autoelimina-
ción.
229
Tabla 5. Criterios Diagnósticos- DSM V
para intoxicación con opioides
DSMV (10).
230
Tabla 6. Signos y síntomas de la intoxicación aguda por opiáceos
231
vitales, actuando sobre los síntomas que se presenten.
La sobredosis, sin embargo, debe ser considerada en ge-
neral como un cuadro grave, potencialmente mortal y su tra-
tamiento se realizará siempre en un medio hospitalario, con
Unidad de Cuidado Intensivo para hacer una monitorización
continua, si hay complicaciones.
Una variable importante a considerar en el tratamiento de
la intoxicación agudapor opiáceos es el tipo de droga utilizada.
En el caso de la heroína, con una vida media relativamen-
te corta, (3-4 horas), el tratamiento puede realizarse en una
sala de urgencias, y de no aparecer complicaciones médicas o
psiquiátricas, se puede proceder al alta hospitalaria en pocas
horas, derivándolo a un Centro de tratamiento especializado
en abordaje de personas con uso problemático de drogas para
continuar el tratamiento (9).
232
Soporte circulatorio: se recomienda disponer de una Vía
Venosa Central. El tratamiento de la hipotensión se iniciará
con la administración de líquidos y vasopresores (Dopamina 3
a 5 mcg/kg/minuto o Adrenalina 4 mg. en 50cc) si hay shock.
Se deberá realizar monitorización de la PVC para no precipitar
edema agudo de pulmón. Estas medidas se mantienen hasta
restablecer la presión arterial, una vez logrado esto se debe
administrar furosemide para inducir la diuresis.
con opioides.
etc.). Precisa más tiempo y dosis para revertir los efectos de los
234
-
teriana secundaria a neumonía por aspiración, endocarditis,
celulitis, meningitis, hepatitis viral oinfección por VIH, lo que
requiere manejo cuidadoso de muestras de sangre y secrecio-
nes. Las convulsiones responderán a la Naloxona.
235
5.2. Tratamiento del síndrome de abstinencia
por opiáceos (SAO).
236
Tabla 7. Criterios DSM V para el diagnóstico
de abstinencia a opiáceos
237
La sintomatología característica que como mencioná-
ramos depende de multiplicidad de factores, la cual cursa en
varias fases. Su duración,en su curso natural oscila entre 3 y 5
días, con una resolución posterior en la que persisten algunos
síntomas residuales, como insomnio, malestar general y tras-
tornos en la temperatura (22).
238
C. Modelo con agonistas alfa-2-adrenérgicos:
Clonidina.
Es importante destacar que el manejo del síndrome de
239
Tabla 9. Ventajas y desventajas de los tratamientos con agonistas
Ventajas. Inconvenientes.
Es un método muy Duración muy prolongada
(entre 7 y 21 días).
Puede realizarse en Posibilidad de sobre-
la mayor parte de los
pacientes. intencionada).
Tiene gran aceptación por Necesidad de un tiempo libre de
parte de los pacientes. tratamiento antes de comenzar
programas con antagonistas.
Controla muy bien los Tratamientos regulados por
síntomas de SAO. disposiciones legales.
Mínima repercusión Escasa efectividad.
económica.
Carreño (23).
240
Si se utiliza Codeína22, no se deben sobrepasar los 500
mg./día, porque habitualmente también se utilizan BDZ, lo
que puede producir problemas por interacción con el agonista
utilizado.
Importa conocer que 1 mg. de Metadona es igual a 30 mg.
de Codeína y a 3–5 mg. de Oxicodona23 lo que podrá ser útil
en el tratamiento del SAO.
HEROÍNA METADONA
lograr abstinencia.
No son recomendables las desintoxicaciones ambulato-
243
Contraindicaciones: niños, analgesia obstétrica, EPOC
-
docraneana, encefalopatía.
DÍA Comps. / 8 h
1 3-3-3
2 2-2-3
3 3-2-2
4 2-2-2
Posología. 5 2-1-2
6 2-1-1
7 1-1-1
8 1-0-1
9 1-0-0
10 0-0-0
244
- Utilizar BZD de vida media larga, por el día o la noche (tipo
clorazepato o diazepam).
- En caso necesario, se pueden añadir neurolépticos sedantes.
- Si la dosis consumida por el paciente, supera la equivalencia
de 1.200 mg, se puede añadir la pauta a clonidina.
245
Entre los inconvenientes en el uso de este fármaco se en-
cuentran, según O´Connor (22) y Carreño (23):
— No bloquea los efectos psíquicos del SAO, por lo que
los usuarios no lo encuentran muy confortable y la
posibilidad de abandono es grande.
— Interacciona con varios medicamentos y las reaccio-
nes adversas son numerosas, lo que hace que se con-
traindique en muchos casos.
— Puede enmascarar un síndrome de abstinencia a las
BDZ, sustancia frecuentemente también consumida
junto a la heroína.
246
C.1 Protocolo de Desintoxicación con clonidina.
247
5.3. Farmacoterapia para dependencia
a los opiáceos
248
Se recomienda hacer prueba con naloxona25, para pro-
bar que su administración no desencadenará un síndrome de
abstinencia, lo que pudiera alejar al paciente de la propuesta
terapéutica.
Hay dos pautas, una es utilizar 50 mg/día por vía oral,
los siete días de la semana; y la otra pauta es administrar
50 mg/día durante las dos primeras semanas para asegurar el
contacto entre personal sanitario y el paciente.
A partir de ahí se puede dar 50 mg/día de lunes a viernes
y 100 mg el día sábado, durante las siguientes seis semanas.
Seguidamente lunes y miércoles indicar 100 mg y los viernes
150 mg, durante los siguientes ocho a diez meses.
Según Leza (25), la dosis total semanal nunca debe exce-
der los 350 mg. Si las recaídas se dan, éstas suelen suceder los
250
Cuadro 2. Tratamiento de deshabituación con Naltrexona
Acetilmetadol (LAAM).
251
ceos, bien sean estas sustancias ilegales o cuando están en tra-
tamientos con sustitutos.
Interesa destacar para la práctica clínica algunos tipos de
interacciones medicamentosas por sus importantes repercu-
siones: aquellas que suponen inducción del metabolismo de
los opiáceos generando sintomatología de abstinencia y por el
contrario, inducciones enzimáticas que enlentecen la metabo-
lización produciendo sedación que en general son bien tolera-
das por los pacientes.
Hay tres fármacos que hay que destacar clínicamente: la
rifampicina, carbamacepina y el efavirenz los cuales producen
interacciones muy importantes y son el motivo de abandono
de tratamiento.
En la interacción con la Rifampicina hay que doblar la
dosis de metadona pues de lo contrario puede dar un cuadro
de abstinencia.
La interacción con Efavirens por el contrario se debe re-
ducir la dosis por riesgo de sobredosis.
Por último, en la interacción con Carbamacepina se pro-
ducen desajustes difíciles de estabilizar que provocan manifes-
taciones clínicas erráticas propias de cada paciente.
Si bien desde el punto de vista farmacológico se han men-
cionado múltiples drogas que interaccionan con los opiáceos,
este efecto no suele tener la relevancia clínica de los tres fárma-
cos mencionados.
Tal es el caso de fármacos que inhiben o inducen el me-
tabolismo del citocromo CYP3A4 o el CYP2D6 o la inhibición
del CYP1A2.
252
5.3.3. Terapias de mantenimiento.
253
Recomendación Fuerza de Calidad
la recomen- de la evi-
dación dencia
Se puede usar la Terapia con mante-
nimiento con metadona (TMM) para
el tratamiento de la dependencia de
- Fuerte Moderada
mente el consumo de estas sustan-
cias y moderadamente el consumo
de otras drogas. Además, redujo las
conductas delincuenciales, las con-
ductas de riesgo de transmisión de
VIH, la infección propiamente dicha,
la sobredosis de opioides y la morta-
lidad por diversas causas.
Igualmente, ayudó a mejorar la re-
tención de los usuarios en el trata-
miento.
OMS,(27)
255
En la terapia de mantenimiento con metadona, se utiliza
este fármaco por un periodo de tiempo variable, pero en ge-
neral prolongado hasta por varios años. La duración depende
de varios factores, como por ejemplo de si el paciente ha sus-
pendido el consumo de otras drogas, ha logrado un cambio en
el estilo de vida, desea suspender la metadona y si ha logrado
estabilidad en un conjunto de variables psicosociales y en cua-
dros psicopatológicos.
256
5.3.4. Formulación de metadona
257
Precauciones de seguridad.
Dosis altas de metadona se asocian a aumento del inter-
valo QT. El riesgo preciso de la prolongación del intervalo QT
pero es probablemente menor que el
be vi-
dencia de menor riesgo de mortalidad para los usuarios con
dosis de metadona altas.
Se debe monitorear el intervalo QT especialmente en pa-
cientes con riesgo cardiovascular o arritmias. Este no debe ser
mayor de 500 milisegundos. Se requiere vigilar interacciones
con otros medicamentos que prolonguen el intervalo QT.Las
condiciones que favorecen arritmias son sexo femenino, hi-
pokalemia, metadona en dosis mayores de 200 mg/dia, QT
prolongado congénito, trastornos cardiovaculares de base (32).
Desmonte de la metadona
Por diferentes circunstancias es posible que los usuarios
con dependencia de opioides deseen suspender el tratamiento
de mantenimiento con opioides; es decir, dejar la metadona de
forma controlada médicamente.
Por otro lado, desde un comienzo a todos los usuarios
se les debe explicar y ofrecer la posibilidad de desmontar los
agonistas opioides (metadona) cuando se den ciertas condi-
259
ciones particulares (34). Se requiere la individualización de los
regímenes de reducción. Este debe ser el que mejor se adapte
a cada usuario
5.3.5 Tratamiento
-
miento de los pacientes dependientes de opiáceos. Se ha uti-
lizado en programas de mantenimiento y de desintoxicación.
Debido a que se han descrito casos de abuso de b
se han desarrollado nuevas presentaciones que asocian bupre-
260
Utilización c a:
La consideración inicial básica farmacológica que guía la
utilización de este fármaco es los
receptores mu, con lo cual, si en estos receptores se encuentra
un fármaco agonista puro, será desplazado de allí produciendo
síntomas de abstinencia. (36)
Por tan Naloxona-
se debe esperar un tiempo de “limpieza” de los receptores de
la droga o medicación opioide, de acuerdo con su vida media
y en general el paciente debe estar presentando algunos sínto-
mas de abstinencia en el momento de iniciarla.
Esto se consigue con una abstinencia de heroína o cual-
quier otro opiáceo entre 6 y 18 horas y de 24 a 48 horas si se
viene recibiendo metadona (37).
a a la combinación buprenor-
/naloxona es sencillo. La posolog -
loxona permite ser administrada en los programas de mante-
nimiento una vez al día o tres veces a la semana, en proporción
4:1 con lo que se minimiza el abuso por vía parenteral.
Para realizar el tratamiento sustitutivo de la heroína con
aloxona hemos de considerar los mismos prin-
cipios que al pautar metadona a estos usuarios de opiáceos ile-
gales: la pureza de la heroína que se consigue en el mercado
i el paciente a la hora de reconocer las
dosis que consume y de la intensidad del SAO que presenta.
Debería esperarse un mínimo de 8 horas tras el último consu-
mo para iniciar el tratamiento y valorarse el SAO presentado.
261
6. Bibliografía
262
pendencia a opiáceos. En M. Martínez Ruiz., A. Aguilar
Ros.y G. Rubio Valladolid (ed.) Manual de drogodepen-
dencias para enfermería. Madrid: Díaz de Santos.
10. American Psychiatric Association. (2013) Diagnostic and
Statistical Manual of Mental Disorders. (DSMV) Arling-
ton, Va, USA: American Psychiatric Press.
11. Lankenau, S. E., Schrager, S. M., Silva, K., Kecojevic, A.,
Bloom, J. J., Wong, C., & Iverson, E. (2012). Misuse of
Prescription and Illicit Drugs Among High-risk Young
Adults in Los Angeles and New York. Journal of Public
Health Research,1(1), 22–30.
12. Substance Abuse and Mental Health Services Adminis-
tration.(2012).Results from the 2011 National Survey on
Drug Use and Health: Summary of National Findings, in
NSDUH Series H-44, HHS 2012. Rockville, MD.
13. Volkow, N.D. (2014). America’s Addiction to Opioids:
Heroin and Prescription Drug Abuse. Senate Caucus on
International Narcotics Control. Recuperado de https://
www.drugabuse.gov/about-nida/legislative-activities/
testimony-to-congress/2015/americas-addiction-to-
opioids heroin-prescription-drug-abuse
14. Kuehn, B.M. (2007). Opioid prescriptions soar: increase
in legitimate use as well as abuse; JAMA 297 (3):249-51.
15. Ives, T.J., Chelminski, P.R., Hammett-Stabler, C.A. (2006)
Predictors of opioid misuse in patients with chronic pain:
a prospective cohort study. BMC Health Serv Res; 6:46.
16. Johnston, L., O’Malley, P., Bachman, J., & Schulenberg, J.
(2013) Monitoring the Future National Survey Results on
Drug Use, 1975–2012: Volume I, Secondary School Stu-
dents. Ann Arbor, MI: University of Michigan Institute
for Social Research; 2013.
263
17. Boscarino, J.A . (2010).
Risk factors for drug dependence among out-patients on
opioid therapy in a large US health-care system. Addic-
tion 105:1776
18. Department of health and human services. Substan-
ce Abuse and Mental Health Services Administration
(2013). Treatment Episode Data Set (TEDS) 2001-2011
State Admissions to Substance Abuse Treatment Ser-
vices. Recuperado de https://www.samhsa.gov/data/si-
TEDS2011St_Web/
TEDS2011St_Web.pdf
19. Fleming, M.F., Balousek, S.L., Klessig, C.L.(2007). Subs-
tance use disorders in a primary care sample receiving
daily opioid therapy. J Pain; 8:573
20. hou, R., Fanciullo, G.J., Fine, P.G. (2009). Clinical guideli-
nes for the use of chronic opioid therapy in chronic non-
cancer pain. J Pain; 10:113.
21. Benítez, M., Herrador, I., Morilla, I. (ed.) Analgésicos.
Recuperado de http://dolorirruptivo.com
22. O’Connor, P., Kosten, T. (1998) Rapid and ultrarapid
264
Drogodependencias. Madrid: Panamericana. pp. 129-41.
26. Fram, D., Marmo, J., Holden, R. (1989) Naltrexone
treatment-the problem of patient acceptance. Subst Abu-
se Treat. 6(2):119-22.
27. World Health Organization(2009). Guidelines for the
psychosocially assisted pharmacological treatment of
opioid dependence. WHO Library Cataloguing-in-Pu-
blication Data.
28. -
-
ne in young heroin users. Addiction. 98(4):453-462.
29. Colom, J., Duro, P. (2009). Tratamiento de mantenimien-
to con metadona: manual de práctica clínica. Barcelona:
Subdirección General de Drogodependencias Dirección
General de Salud Pública.
30.
East Asia.(2008).Operational Guidelines for the Mana-
gement of Opioid Dependence in the South-East Asia
Region.
31. Faggiano, F., Vigna-Taglianti, F., Versino,E., & Lemma, P.
265
34. NSW (1999). Methadone Maintenance Treatment Clini-
cal Practice Guidelines. Australia: Drug Treatment Policy
Unit NSW Health Department.
35. Bridge, P., udala, P., Herbert, S., Lederman, D., (2003).
Safety and health policy considerations related to the use
Adictivos.10(2):77 – 87.
37. Lintzeris, N., Clark, N., Muhleisen, P.,Ritter, A., Alí, R.,
Bell, J., Gowing, L., Hawkin, L., Henry Edwards, S., Mat-
tick, R., Monheit, B., Newton, I., Quigley, A. & White J.
(2001). National Clinical Guidelines and Procedures for
the use of buprenorphine in the treatment of heroin De-
pendence. Canberra: National Drug Strategy, Department
of Health and Aged Care.
266
IX. DROGAS EMERGENTES
1. Generalidades
267
El consumo de estas sustancias puede provocar cuadros
clínicos por los que se demanda asistencia en puerta de emer-
gencia, debido sobre todo a los efectos agudos, sin llegar a los
268
2. Bebidas Energizantes
270
2.1. Manifestaciones clínicas
DSMV)(8).
Más allá de la descripción sintomatológica son poco fre-
cuentes las consultas en Emergencia, dado que los efectos se-
cundarios en general son de carácter leve/ moderado.
272
2.2. Valoración paraclínica
2.3. Tratamiento
intensos.
Estas nuevas sustancias han aparecido en el mercado
ilegal en los años 90, su uso proviene de ensayos clínicos con
cannabinoides sintéticos (CS), los que, una vez publicados,
fueron utilizados en el mercado ilegal para fabricar y vender
ilegalmente.
273
Los cannabinoides una vez sintetizados son disueltos en
alcohol y pulverizados sobre material vegetal, siendo vendidos
como incienso o mezcla de hierbas, con la advertencia de que
no son para consumo humano.
El consumidor de CS no sabe lo qué está consumiendo
274
-
noides no interactúan.
3.3. Tratamiento
276
con la posibilidad de descender el umbral convulsivo y los tras-
tornos del ritmo cardíaco.
La presentación clínica de la intoxicación por CS es varia-
da y el tratamiento depende de las características del cuadro y
de cada individuo.
4. Poppers
277
cuerpos cavernosos, aumentan la erección, así como relajación
de esfínteres. Pueden producir distorsiones perceptivas.
Pueden observarse complicaciones luego de su consumo,
como ser: vasodilatación sistémica con riesgo de isquemia a
nivel coronario o infarto de miocardio, isquemia cerebral con
cefalea y riesgo de síncope. A nivel cutáneo enrojecimiento de
piel y mucosas. También pueden presentarse temblores, con-
vulsiones, taquicardia y visión borrosa.
Del punto de vista hematológico transforma las molécu-
las de hierro de Fe ++ a Fe +++ en la hemoglobina, producien-
do metahemoglobina que contribuye con la hipoxia tisular y
provoca cianosis mucocutánea.
4.2. Interacciones.
El uso s silde-
ir cuadros de intoxicación grave
o síncopes.
278
4.4. Tratamiento
Sintomático.
En caso necesario se recurrirá a soporte respiratorio, re-
posición hidroelectrolítica y tratamiento de la hemoglobine-
mia con azul de metileno.
5 y 6. KETAMINA y GHB
5. Ketamina
279
Es un antagonista no competitivo del receptor glutama-
térgico del tipo n-metil-d-aspartato (NMDA), por lo que inhi-
be la excitación glutamatérgica.
Tiene vinculación con otros sistemas de neurotransmi-
sión como el opiode y colinérgico.Estimula la liberación de
noradrenalina, dopamina y serotonina a la vez que inhibe su
recaptación.
Presenta una vida media de eliminación de 3 horas, pre-
sentando una buena disponibilidad luego de su inyección in-
tramuscular o tras su inhalación por vía nasal, por vía oral es
peor su absorción dado que sufre un importante fenómeno de
primer paso hepático. Se describe también su uso intravenoso
o rectal.
280
Produce un estado de inconciencia llamado anestesia di-
sociativa, caracterizado por el mantenimiento de la coordina-
ción motora pero no conscientes.
Del punto de vista orgánico se puede observar: aumento
de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, taxia, visión
borrosa, rigidez muscular, broncoespasmo, hipertermia.
5.3. Tratamiento
6. GHB
281
Cuando se administra de manera exógena superando las
6.3. Tratamiento
7. Bibliografía
283
Drogas Emergentes: El Papel de Internet.Revista de la
Asociación Gallega de Psiquiatría.12: 117-119.
3. Forman, R., Marlowe, D., McLellan, T., (2006).
284
11. -
binoids: Managementof Acute Toxicityand Withdrawal.
Curr Psychiatry Rep.18 (52) s11920-016-0694-1.
12. Facultad de Química,Instituto Polo Tecnológico de Pan-
do (2016). Screening de nuevas sustancias psicoactivas y
Lecturas complementarias:
— Farré Albaladejo; M. y CamíMorell, J. (2002). Psicoesti-
mulantes y drogas de diseño. En Master en drogodepen-
dencias, Les Heures (ed.), Barcelona: Universitat de Bar-
celona.
— Rossi, G., Carbajal, M. y Bottrill, A. (2012). La previa.
Montevideo: Ediciones Santillana
285
286
X. ALUCINÓGENOS
1. Generalidades
2. Hongos
287
psicodislépticos o alucinógenos.
Los hongos conocidos como “cucumelos” u “hongos de
la bosta” en nuestro país, pertenecen al género psilocibe, y su
alcaloide activo que es la psilocibina, cuya estructura quími-
1938. (1).
La psilocibina, la mescalina, el LSD y la 5- hidroxitripta-
mina o serotonina, presentan similares estructuras químicas.
Son indolaminas metiladas con efectos similares en los aspec-
289
Importa considerar la posibilidad que en el consumo se
hayan ingerido diversas clases de hongos con el consiguiente
riesgo de hepato y nefrotoxicidad.
2.3. Tratamiento
290
3. Floripón
291
3.3. Tratamiento
4. Burundanga
muscarínicos.
Debido a sus efectos anticolinérgicos provoca una de-
presión a nivel del SNC y periférico, cuya expresión clínica se
293
4.2. Tratamiento
5. Ayahuasca
294
Ambos poseen la propiedad de incrementar la neurotras-
misión catecolaminérgica y serotoninérgica. (5)
En la actualidad en nuestro país, esta sustancia puede te-
ner un consumo ciudadano, en ocasiones vinculado a cultos
religiosos sincréticos.
295
5.3. Tratamiento
296
psicóticos (alucinación, delirio, agitación) se sugiere ha-
loperidol en dosis de 2 a 5 mg (vía de administración en
función de cada situación clínica) que podrá repetirse hasta
controlar los síntomas. En el caso de adolescentes tempra-
nos se podrá administrar Haloperidol a razón de 0,05 – 0,15
mg/kg/día).
Alternativamente se puede administrar risperidona (7);
en niños entre 1 y 4 mg, en adolescentes entre 2 y 10 mg. En
nuestra experiencia se puede comenzar con 0,5 mg por día,
aumentando 0,5 mg c/ 5 -7 días (dados en 2 a 3 dosis).Hemos
tenido resultados favorables sin sobrepasar los 4 mg/día.
6. Bibliografía
297
Médicos Especialistas en Formación. (pp. 653). Madrid:
Ministerio de Sanidad.
6. Riba Serrano, J., Barbano, J. yRodríguez, M. (2006).
Ayahuasca. En S. E. Toxicomanías, Tratado SET de Tras-
tornos Adictivos (pp. 321-324). Madrid: Médica Paname-
ricana.
7. Bezchlibnyk-Butler, K. & Virani, A. (2004).Clinical Han-
dbook of Psychotropic Drugs for Children and Adoles-
cents.Cambridge: Hogrefe & Huber
Lecturas complementarias:
— Ministerio de la Protección Social. Dirección General de
la Salud Pública (2004). Actualización de la guía práctica
de atención integral en farmacodependencia. Bogotá: Mi-
nisterio de la Protección Social.
— Organización Mundial de la Salud (2005).Neurociencia
del consumo y dependencia de sustancias psicoactivas.
Washington: OrganizaciónPanamericana de la Salud.
— Rang, H.P., Dale, M.M., Riter, J.M., & Moore, P.K. (2004).
Farmacología. Madrid: Elservier.
— Sánchez Pérez, J. (2004). Manejo en el tratamiento psico-
farmacológico de las adicciones en atención primaria. Sa-
lud Global. Recuperado de www.grupoaulamedica.com
— Stahl, S. (1996). Essential Psychopharmacology. Cam-
bridge: University Press.
298
XI. SOLVENTES VOLATILES
1. Generalidades
estas sustancias.
299
establece cuatro categorías generales de inhalantes, basándose
en las formas más comunes en que estos se encuentran en los
productos domésticos, industriales y médicos. Estas cuatro ca-
tegorías son: disolventes volátiles, aerosoles, gases y nitritos.
Por su elevada frecuencia de consumo nos referiremos a
los solventes que se encuentran en los pegamentos (Tolueno y
N-Hexano), considerando que sus características son compar-
tidas por todas las sustancias del grupo.
En nuestro medio, el consumo más frecuente de las sus-
tancias pertenecientes a este grupo, corresponde a los pega-
300
nes con varias sustancias de abuso de uso actual y no deben
dejar de considerarse eventuales intoxicaciones inculadas a
ciertas actividades profesionales.
Los efectos de estas sustancias condicionan la necesidad
de una exhaustiva anamnesis neurológica y psiquiátrica, junto
con los correspondientes exámenes físicos.Las manifestacio-
nes del consumo pueden incluir: ataxia, confusión, alucina-
301
Glicoles. Etilenglicol, Disolventes celulósicos,
Propilenglicol, tintas de imprenta, Lacas,
Carbitol. Barnices, Anticongelantes
de Radiadores.
Alcoholes. Metanol, Alcohol Alcohol para
Propílico,Alcohol fricciones. Disolventes.
Butílico. Anticongelantes de
Radiadores, Lacas y
Barnices.
Éteres. Éter etílico. Anestésico.
2. Valoración Paraclínica
302
y progresiva del SNC con afectación predominante de cerebe-
lo, región prefrontal, motora y sensorial. (1).
El consumo crónico de inhalantes con frecuencia produ-
ce neuropatía periférica de miembros inferiores, la misma se
presenta con alteraciones motoras y sensitivas que tiene como
característica una distribución típica “en calcetín”. (1).
Se deberá realizar examen neurológico que podrá ser
complementado con la paraclínica correspondiente y datos de
terceros.
Debe incluir evaluación (5) de:
— Estado mental; atención, memoria y funciones ejecu-
tivas (analogías, interpretación de proverbios, razo-
namiento, juicio).
— Pares craneanos.
— -
-
ción frontal.
—
— Funcion cerebelosa.
— Marcha.
303
(thêta) en el período del despertar, aumentando paralelamente
al grado de exposición.
304
2.2. Valoración cardiovascular
de infarto de miocardio.
305
El consumo de solventes volátiles hace obligatoria una
exhaustiva valoración de vías respiratorias a todo nivel. Son
frecuentes las hemorragias y otras lesiones nasales. A nivel
pulmonar se produce lesión de las membranas alveolares por
disolución de sus fosfolípidos, bronquitis crónicas, posibilidad
de edema de pulmón no cardiogénico y neumonitis química.
306
Valoración de usuario de solventes volátiles
- Valoración paraclínica general (referida en cap.I)
- Exámen neurológico exhautivo
- EEG, TC y/o Mapeo Cerebral según clínica
- Enzimograma cardíaco
- Hemograma con lámina y parámetros de coagulación
- Rx de Tx, TC según clínica
- Ionograma.
- Gasometría.
307
3.1. Objetivos terapéuticos
3.2. Abordaje
308
4. Bibliografía
Lecturas complementarias:
— Nahas, G y Trouve,R. (1992) Toxicomanias. Barcelona:
Masson.
— Pouy,A., Triaca,J. (1995) Drogas, clínica y psicopatología
del uso indebido de sustancias psicoativas. Montevideo:
Vintén.
— Rang, H.P., Dale, M.M., Riter, J.M. & Moore, P.K. (2004).
Farmacología.Madrid: Elservier.
309
— Roux, S.M. (1983). Toxicomanies autres que l’alcoolisme.
París:Encycl. Med.Ch.
— Sanchez Pérez, J. (2005). Manejo en el tratamiento psi-
cofarmacológico de las adicciones en atención primaria.
Recuperado de http://www.grupoaulamedica.
— Stockley, D. (1995). Drogas. Bilbao: Edex Kolektiboa.
310
XII. CONSUMO DE DROGAS
DURANTE EL EMBARAZO,
COMPLICACIONES MATERNAS,
FETALES Y NEONATALES.
1. Generalidades
312
Sobredosis – intoxicación aguda.
313
2. Manifestaciones clínicas.
314
Tabaco Mayor riesgo de aborto espontáneo,
embarazo ectópico, RCIU, rotura
prematura de membranas (RPM), parto
de pretérmino, placenta previa, estados
de hipercoagulabilidad, desprendimiento
prematuro de placenta normoinserta
(DPPNI)(De Ben, 2005; British Columbia
ReproductiveCareProgram, 2010).
Bajo peso al nacer, enfermedades respiratorias,
trastornos del comportamiento y del
aprendizaje. Riesgo SMSL (SOCG, 2011).
Cocaína RCIU, RPM, parto de pretérmino, DPPNI,
(pasta base, Síndrome preeclampsia-eclampsia (García-
clorhidrato, Valle, 2003).
crack) El riesgo de aborto y de malformaciones no
aumenta con el consumo de cocaína (Behnke,
2013).
Bajo peso al nacer, RN pequeños para la edad
gestacional (PEG).
Sufrimiento fetal agudo, infartos cerebrales.
RN: inestabilidad autonómica, temblores,
convulsiones.
Síndrome de abstinencia neonatal.
Trastornos del neurodesarrollo(Morrow, 2003;
Eiden, 2009; Jacobs, 2009; Ackerman, 2010;
Moraes, 2010).
Marihuana Mayor riesgo de RCIU, bajo peso al nacer
oculares (transitorias).
Trastornos neurocomportamentales(Huizink,
2014; Calvigioni, 2014).
315
Benzodiace-
pinas
hipotonía).
Síndrome de abstinencia neonatal (SOGC,
2011).
Opiáceos Sobredosis, bajo peso al nacer, PEG. Síndrome
de abstinencia neonatal (Burgos, 2009).
Solventes
faciales). Mayor riesgo de RCIU, bajo peso al
nacer y trastornos del neurodesarrollo.
Anfetaminas Aborto espontáneo, parto prematuro,
hipertensión arterial, DPPNI. Anomalías
cardiovasculares y músculo- esqueléticas
(MDMA o éxtasis).
3. Abordaje clínico
316
El SAF es la primera causa de retardo mental no here-
dable y es 100% prevenible. Las estrategias de prevención de
alteraciones por el consumo de alcohol durante la gestación
incluyen medidas de prevención primaria, tales como educa-
ción y campañas de información a a población general, cam-
317
Tabla 3. Test AUDIT-C
Preguntas Puntaje
0 1 2 3 4
Con que frecuen- Nunca. Una 2-4 veces 2-3 veces Más de
cia consume vez o al mes. por 4 veces
alguna bebida Menos semana. por
alcohólica. al mes. semana.
Cuantas bebidas 1-2 3-4 5-6 7-9 Más de
alcohólicas suele 10.
tomar en un día
de consumo nor-
mal.
Con que frecuen- Nunca. Menos Mensual- Semanal- A diario
cia toma de mente mente. o casi a
6 o más bebidas 1 vez al diario.
alcohólicas en un mes.
solo día.
Puntaje máximo: 12 puntos. Puntaje de 1 indica resultado po-
sitivo.
Babor (10).
318
Cuadro 1. Test AUDIT
319
Tabla 4. Niveles de riesgo
c. Funcional
Desarrollo francamente disminuido según las expectati-
vas para el niño dentro de sus condicionantes sociales, cultura-
les y económicas evidenciadas por:
— -
ples dominios con 2 desviaciones estándar por debajo
de la media.
—
desviación estándar en 3 de los siguientes dominios:
1- función ejecutiva.
2- función motora.
3- problemas de atención e hiperactividad.
4- alteración del comportamiento social.
5- discrepancia entre el desarrollo cognitivo y el de-
sarrollo motor.
6-
alteración memoria.
322
Para realizar el diagnostico de SAF se requiere la presen-
cia de los tres criterios siguientes:
— -
ciales citadas.
— Falla de crecimiento documentada.
— Anormalidad documentada en el SNC.
323
La VII Encuesta Nacional sobre consumo de Drogas en
estudiantes de enseñanza media en Uruguay informa que tras
un descenso sostenido en el período 2003-2014, donde el con-
sumo habitual pasó de 30,2% a 9,2%, reduciéndose 21 puntos
-
cándose en 10,4%; lo que marca que el consumo habitual, así
como las demás prevalencias de tabaco, no continuaron con la
tendencia descendiente mostrada hasta entonces.
El promedio de días de consumo no muestra diferencias
-
tre los estudiantes que residen en Montevideo y en el interior
del país.
Cuando se produce la combustión el humo de tabaco
presenta dos fracciones que son una corriente principal que
es la inhalada y posteriormente exhalada por el fumador, y la
corriente de humo lateral que se produce en el extremo encen-
dido del cigarrillo, cigarro o pipa. Estas porciones son el 15% y
85% del humo de tabaco en el ambiente respectivamente.
El humo del tabaco es una mezcla de gases y partículas
que tienen más de 4000 sustancias nocivas para la salud tanto
de los fumadores como de los individuos que inhalan el humo
en forma involuntaria del ambiente.
Los compuestos químicos presentes en el humo provie-
nen originalmente de la hoja de tabaco y otros son agregados
durante el proceso de industrialización o durante la combus-
tión.Se pueden enumerar a modo de ejemplo acetona, amo-
níaco, monóxido de carbono, cianuro de hidrógeno, tolueno,
324
combustión es incompleta. Estas sustancias permanecen en el
ambiente y son inhaladas tanto por fumadores como no fu-
madores. Los niños son especialmente vulnerables estas sus-
tancias por su menor volumen corporal y su mayor frecuencia
respiratoria, lo que determina una mayor cantidad de sustan-
cias químicas absorbidas en relación al adulto en iguales cir-
cunstancias. La única solución efectiva para evitar los daños
del humo inhalado en forma pasiva es lograr ambientes cerra-
dos 100% libres de humo de tabaco.
El hábito de fumar tabaco produce más de 50 tipos de
enfermedades; es responsable del 25% de las enfermedades
coronarias, del 75% de las enfermedades pulmonares obstruc-
tivas crónicas, del 30 % de todos los cánceres y del 90% de los
cánceres de pulmón.
El consumo de tabaco durante el embarazo determi-
na mayor riesgo de aborto espontáneo, restricción del creci-
miento intrauterino, rotura prematura de membranas, parto
de pretérmino, mayor riesgo de trombosis, desprendimiento
prematuro de placenta normoinserta y muerte fetal intrau-
terina.El recién nacido está expuesto a riego elevado de bajo
peso al nacer, enfermedades respiratorias, síndrome de muerte
súbita del lactante (S.M.S.L.), trastornos del comportamiento
y del aprendizaje.Estos efectos se producen tanto en la mujer
fumadora activa como aquella embarazada que está expuesta
al humo de tabaco en forma pasiva.
El habito de fumar no es patrimonio de una sola sustan-
cia y el consumo de tabaco en embarazadas consumidoras de
otras drogas de abuso como cocaína y marihuana es muy fre-
cuente. Los efectos negativos que producen dichas sustancias
se ven agravados por el tabaquismo.
325
3.3. Consumo de clorhidrato de cocaína
y/o pasta base de cocaína (PBC)
326
razo y realiza acciones concretas para abandonar el consumo
aceptando el tratamiento de deshabituación. Quiere criar a su
recién nacido y alimentarlo con pecho materno. Se deriva al
recién nacido con su madre alimentado a pecho directo exclu-
sivo, luego de evaluar su seguridad con la supervisión adecua-
da del personal asistencial.
El tiempo de internación será utilizado para evaluar la
situación por Licenciada en Trabajo Social y profesional de sa-
lud mental. Según el diagnóstico de situación en la internación
328
— En el caso que los riesgos para el recién nacido no per-
mitan que esté con la madre debido a patología concomitante
o intoxicación aguda permanecerá en un sector del servicio de
internación con control de personal de salud las 24 horas hasta
que se evalue la situación por el equipo tratante. En el caso de
presencia de síndrome de abstinencia en el recién nacido con
puntaje de Test de Finnegan mayor de 8 se disminuirá al mí-
nimo los estímulos sensoriales, nociceptivos y se establecerán
medidas de contención. Si con este tratamiento permanece con
síndrome de abstinencia y un puntaje de Finnegan mayor de
8, se administrará fenobarbital vía oral a la dosis de 3 mg/k/
día en dos tomas. Será valorado por neuropediatra o pediatra
especializado en neurodesarrollo para el seguimiento y tra-
-
cularse del bebé independientemente de la situación de consu-
mo, el bebé será separado de la madre y se seguirán los pasos
propuestos por el protocolo de atención al desvínculo recién
nacido– madre de origen.
329
críticos del desarrollo cerebral y durante la maduración ado-
lescente, con impacto sobre aspectos neuropsiquiátricos, com-
portamentales y sobre la función ejecutiva (22).
330
Cocaína (pasta Temblor, vómitos e hipertensión arterial
base, clorhidrato, en RN hijos de madres con consumo en
crack)
Marihuana Reducción de la secreción láctea.
Letargia y retardo del desarrollo
psicomotor (Garry,
2009).
Benzodiacepinas
para alimentarse, riesgo de trastornos
neurocomportamentales a largo plazo.
Sindrome de abstinencia en el lactante.
Opiáceos
en la alimentación (heroína).
Solventes Trastornos neuroconductuales.
Anfetaminas Riesgo de sobredosis en el lactante,
disminución de la secreción láctea.
331
Con respecto a la marihuana, el THC puede acumularse
en la leche materna a altas concentraciones, y así los lactantes
pueden estar expuestos a cannabinoides por 2 a 3 semanas. El
consumo materno de marihuana, a través de la lactancia, pue-
333
instancia una BZD de vida media corta, como lorazepam o una
6. Bibliografía
and Prevention.
8. Hankin, J.R., Sloan, J.J., Firestone, I.J., Ager,J.W., Sokol,
R.J.,& Martier, S.S. (1993). A time series analysis of the
impact of the alcohol warning label on antenatal drin-
king. Alcohol ClinExp Res. 17(2):284-9.
9. Hankin, J.R., Firestone, I.J., Sloan, J.J., Ager,J.W., Sokol,
R.J., & Martier, S.S. (1996) Heeding the alcoholic beve-
rage warning label during pregnancy: Multiparae versus
nulliparae. J Stud Alcohol.57(2):171-7.
10. D’Onofrio, G., Degutis, L.C. (2002) Preventive care in the
emergency department: Screening and brief intervention
for alcohol problems in the emergency department: Sys-
tematic review. AcadEmergMed. 9(6):627-38.
11. Babor, T., Higgins, J. (2001.) Intervención breve para el
consumo de riesgo y perjudicial de alcohol. Un manual
para la utilización en atención primaria. Valencia: Gene-
ralitat Valenciana. Conselleria de Benestar Social.OMS
12. Moyer, A., Finney, J.W., Swearingen, C.E.,& Vergun, P.
(2002). Brief interventions for alcohol problems: A meta-
analytic review of controlled investigations in treatment-
335
seeking and non- treatment-seeking populations. Addic-
tion.97:279–92.
13. Fleming, M.F., Mundt, M.P., French, M.T., Manwell, L.B.,
-
-
336
gral de recién nacidos expuestos a sustancias psicoactivas
durante la gestación. Arch PediatrUrug. 81(4):251-7.
20. Moraes, M., Amerio, P., Valiero, R. y Sosa, C. (2010) El
consumo de alcohol disminuye el tiempo de lactancia ex-
clusiva. Arch PediatrUrug.81: 16-22.
21. Moraes, M., Scorza, C., Abin-Carriquiry, J.A., Pascale, A.,
González, G. y Umpierrez, E. (2010) Consumo de pasta
base de cocaína en el embarazo, su incidencia, caracterís-
ticas y repercusiones.ArchPediatrUrug. 81(2): 100-104.
22. Jaques, S.C., Kingsbury, Henshcke, P., Chomchai, C.,
Clews, S., & Falconer, J. (2014) Cannabis, the pregnant
woman and her child: weeding out the myths.J Perinatol.
34(6):417-24.
23. American Academy of Pediatrics, Committee on drugs.
-
man milk. Pediatrics. 108:776-89.
24. Garry, A., Rigourd, Amirouche, A., Fauroux, V., Aubry,
S.,& Serreau, R. (2009) Cannabis and Breast feeding.
Journal of Toxicology. doi:10.1155/2009/596149.
25. Velez, M.L., Jansson, L.M., Montoya, I.D., Schweitzer,
W., Golden, A.,& Svikis, D. (2004) Parenting knowledge
among substance abusing women in treatment. J Subst
Abuse Treat. 27:215-22.
26. Kumpfer, K.L., Fowler, M.A., (2007) Parenting skills and
family support programs for drug- abusing mothers.Se-
min Fetal Neonatal Med.12:134-42.
27. Lester, B.M., Twomey, J.E., (2008) Treatment of Subs-
tance Abuse During Pregnancy: Barriers to Treatment.
Women’s Health. 4:67-77.
337
Lecturas complementa rias:
Ackerman, J.P., Riggins, T., Black, M.M. (2010) A review
338
del consumo de cocaína durante el embarazo. Revista de
Toxicología en Línea; 52-61. Recuparado de: http://www.
sertox.com.ar/retel/default.htm
Huizink, A.C. (2014) Prenatal cannabis exposure and
infant outcomes: overview of studies. ProgNeurop-
sychopharmacolBiol Psychiatry. 52:45-52.
Jacobs, R., Waber, D., Beeghly, M., Cabral, H., Appuglei-
se, D. & Heeren, T. (2009) Intrauterine Cocaine Exposure
and Executive Functioning in Middle Childhood. Neuro-
toxicolTeratol. 31(3):159–168.
Jones, K.L., Smith, D. W., Ulleland, C. N. & Steissguth, A.
Pediatrics;131: e1009-e1024.
339
Working Group on Problematic Substance Use in Preg-
nancy. (2011) Society of Obstetricians and Gynaecolo-
gists of Canada.Substance Use in Pregnancy. J ObstetGy-
naecol Can. 33(4):367–384.
World Health Organization. (2014). Guidelines for the
340