Cómo Ofrendamos y Diezmamos en La Iglesia Gracia Urbana
Cómo Ofrendamos y Diezmamos en La Iglesia Gracia Urbana
Cómo Ofrendamos y Diezmamos en La Iglesia Gracia Urbana
El gran teólogo reformado Jonathan Edwards le predicaba a menudo a sus oyentes que el
diezmo es un :
“Deber ser requerido, mientras que al mismo tiempo hay una promesa fijada en el
deber. Dios nos haría confiar en Su Palabra de que Él pagará abundantemente a
aquellos que fielmente están dando a las necesidades de otros por medio del
diezmo. Una de las razones por las cuales el pueblo de Dios no prospera más de lo que
lo hacen, es que no cumplen su Palabra de dar y obedecen Sus mandamientos con
respecto al diezmo. El llamado para recibirlos en Malaquías 3 se da con una promesa
de Dios, y Dios siempre guarda Su Palabra. Él derramará Sus bendiciones sobre
aquellos que sigan fielmente el principio del diezmo. Dios ha hecho un voto para este
fin y debemos confiar y obedecerle. Aquellos que no diezman están robando a Dios.”
– Works of Jonathan Edwards, vol.24
Tal vez nosotros no necesitamos hacerle recordar a la gente su deber usando el texto de
Malaquias, tan mal usado por organizaciones poco éticas, pero para nosotros esto
demuestra que siempre el principio de generosidad como de sostén del Reino y la Ciudad de
Dios para el creyente es mínimo el 10% , lo llames ofrenda o diezmo , pero es lo mínimo.
Para nosotros la palabra “diezmo” indica que el ofrendar ,debería estar relacionado con los
medios que poseemos, “según haya prosperado” (1 Corintios 16: 2) , más adelante veremos
que el diezmo del Antiguo Testamento tiene una base bíblica como el mínimo que el pueblo de
Dios debe dar en todas las épocas, es el piso no el techo .
El dar el 10% (llámalo diezmo u ofrenda como quieras, pero el 10%) en el Nuevo Pacto no es
un techo, si no un piso, del que debemos partir y según Dios nos prospere poder ir dando mas ,
de lo que Dios nos permite generar . En el Antiguo Testamento no es para aquellos que no
generan dinero, no es para los niños, ni para el estudiante que no genera dinero aun, no es para
el fiel y verdadero creyente que estará dando sus cuotas de ofrenda mensual pero en un
inesperado día, Dios lo prueba con la perdida de trabajo, y al no generar no tiene que dar.Esta
Ofrenda del 10% es para dadores alegres, que no tienen el dinero por ídolo, su carne no es su
dios, y sabe que Dios lo llama y le ordena a ser sostén de su Iglesia local, como miembro activo.
Es una ofrenda fija, mensual en la que uno se compromete voluntariamente no solo a darla si
no a ser exhortado a cumplir su promesa con Dios por que El sostiene siempre su Reino de la
misma manera, a través de su Pueblo. En el corazón de algunos esta la idolatría al dinero y
tomando como excusa el mal manejo del dinero y la mala forma de recaudación de muchas
iglesias que amenazan a la gente con maldiciones, han decidido dar los céntimos y lo que sobre
del bolsillo cada Domingo y no hacer compromiso alguno como miembro, demostrando así
que incluso en aquellas épocas que diezmo presionado por la amenaza, nunca dio para Dios, si
no solo para sus propios fines.
La Ofrenda de membresía o diezmo es para todo los verdaderos creyentes que darán con alegría,
partiendo del 10%( cuota mínima de un corazón con voluntad generosa y alegre) :el 20% , 30%
según su posibilidad mensual, sin mentirle a Dios como Ananias y Safira, sin mentirle al
Espíritu Santo que sabe cual es tu posibilidad verdadera y sabe que debes dar esta ofrenda fija
en cuanto a lo que puedes no debes dar menos de lo que podrías por avaro, y tampoco mas de
lo que podrías por irresponsable con tu casa .
¿Cuál es, precisamente, el propósito de esta ofrenda de membresía ? Una buena parte de la
respuesta se encuentra en 1 Corintios 9. Al final de trece versículos de poderoso razonamiento
escritural, Pablo dice: “Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan
del evangelio.” (1 Corintios 9: 14). La ofrenda del pueblo de Dios es principalmente para el
engrandecimiento y la proclamación de la Palabra de Dios. El Evangelio debe ser proclamado
por todas partes; la viña del Señor debe ser plantada, y la ovejas del Señor apacentadas
(versículo 7).
La Didache ( documento de la Iglesia del Siglo I ) habla de las primicias - entendidas como un
porcentaje fijo de las ganancias de algún miembro de la Iglesia que las genera – como una
obligación de corazón de todo nacido de nuevo. No es cosa de conciencia es cosa de alegría y
voluntad regenerada(voluntaria)
“Sustento de profetas y maestros - Todo auténtico profeta que quiera residir entre
ustedes es digno de su sustento.2 Igualmente, todo auténtico maestro merece también,
como trabajador, su sustento.3 Por tanto, tomarán siempre las primicias de los frutos
del lagar y de la era, de los bueyes y de las ovejas, y las darán como primicias a los
profetas, pues ellos son sus sumos sacerdotes.4 Si no tienen profeta, dénselas a los
pobres.5 Si haces pan, toma las primicias y dalas conforme al mandato.6 Si abres una
jarra de vino o de aceite, toma las primicias y dalas a los profetas.7 De tu dinero, de tu
vestido y de todas tus posesiones, toma las primicias, según te pareciere, y dalas
conforme al mandato.” – Didache, Cap 13:1-7
Como vemos en un documento tan antiguo como la Didache en representación de la Iglesia
primitiva Los pastores y lideres a tiempo completo ( ahí se le llama profeta) (‘el que ara y el
que trilla’) deben tener la capacidad de entregarse a su obra al 100% en una iglesia constituida
que ya paso la etapa de plantación (versículo 10).
“De los salarios de los ministros sagrados bajo el Antiguo Testamento ( Núm. 18: 8-12
), a quienes normalmente se les daban sacrificios, diezmos, primicias y otras cosas
similares, además de ciertas ciudades y campos suburbanos ( Núm. 35: 1-8 ) ahora, se
sigue que aunque en el Nuevo Testamento, no estamos obligados por esas leyes en
cuanto al material especial del cual y la forma en que se dio el pago, aún permanecen
en cuanto a tipo y analogía, como es evidente en el pasaje ya citado ( 1 Corintios 9:13
)...Sin embargo, estos salarios se pueden pagar de varias maneras; ya sea por las
ofrendas voluntarias de los creyentes que aportan generosamente de sus bienes para el
uso común de la iglesia desde el amor y la justicia cristiana (como lo hicieron los
primeros cristianos en la época de los apóstoles y durante algunas eras posteriores); o
de un acuerdo mutuo y el pago conjunto de individuos reunidos; o pagado del
tesoro público por el magistrado cristiano; o extraído de los diezmos; o finalmente,
de los rendimientos anuales y productos de campos y granjas entregados y entregados
a la iglesia y otras propiedades eclesiásticas.” - Francis Turretin, Institutos , vol. 3
(páginas 270-275)
Es cierto que el pasaje más largo del Nuevo Testamento relativo a la mayordomía (en 2
Corintios 8 y 9), tiene que ver principalmente con el alivio de los creyentes afligidos, pero la
enseñanza de 1 Corintios 9 respecto al sostén de los predicadores, es tan enfático e imperativo,
que es claramente el primer deber y el principal. Gálatas 6: 6 insiste también en el sostenimiento
del ministerio de la Palabra. Pablo dice: “el que es enseñado en la Palabra, haga partícipe de
toda cosa buena al que lo instruye.” La palabra griega traducida como partícipe, significa
compartir. Esto demuestra que somos llamados a compartir con aquél que ha sido apartado para
enseñar. Pablo nos ordena la reciprocidad como oyentes y maestros, dando y recibiendo
mutuamente.
Sin embargo, el Señor ha ordenado que los mensajeros sean apartados y que la obra del
evangelismo sea sostenida con todo lo que se pueda siendo excelentes en la
generosidad. ¿Acaso somos indiferentes a la responsabilidad financiera de nuestro
dinero? Quizás no nos hemos percatado plenamente que Dios ha ordenado que nuestra
contribución desempeñará un papel importante en llevar a cabo Sus gloriosos propósitos.
Quizá no hemos sentido todo el peso del privilegio y de la responsabilidad que esto
conlleva. Tal vez no hemos considerado nunca, seria y profundamente, cuánto deberíamos dar
y cómo deberíamos comprometernos a ser fieles a nuestras obligaciones como miembros
activos.
En este particular pasaje, el propósito de la ofrenda es benevolencia para los creyentes afligidos;
pero la actitud respecto a la ‘ofrenda’ y su frecuencia, es muy instructiva para todo tipo de
ofrendas sea la de cada Domingo como es en este texto así como nuestra ofrenda especial , para
el sostener del Reino y sus oficiales .
La frase “según haya prosperado” (una versión antigua traduce: ‘lo que por la bondad de Dios
pudiere’), tiene un significado especial. La frase haya prosperado significa literalmente:
Esto implica que las circunstancias de uno pueden variar ( todos tenemos un ciclo de
ganancia que puede ser semanal, quincenal, diario o mensual) algo que en aquel tiempo era
ciertamente verdad, y lo es también en la actualidad. Los hogares cristianos calculaban sus
necesidades y daban una porción de su dinero al Señor como vemos en el capitulo 13 de la
Didache.
Entonces, si su ingreso se incrementaba, ellos lo veían como que el Señor los prosperaba a fin
de que destinaran más para la ofrenda. Si “Dios les ayudó en su camino” no era únicamente
para su propio beneficio, sino también para su compromiso con el Reino, y con ese corazón
daban. Si los corintios no hubieran contribuido según el Señor los prosperaba, habrían sido
culpables de usar mal (malversar) lo que Él les dio con un propósito, cuando tu teniendo
ingresos no das, eres culpable de usar el dinero que Dios te da por medio del trabajo que te
provee de forma malversada ya que solo piensas en ti y en tu pecado de avaricia.
“Sin embargo, esta ausencia de ley y gobierno no significa que, por lo tanto, deba
dar menos que los judíos, sino que dará más; porque, si entiendo correctamente lo
que implica el término liberalidad cristiana, debe ser de acuerdo con el ejemplo del
mismo Cristo.” - CH Spurgeon, The Metropolitan Tabernacle Pulpit Sermons, vol. 47
Tenemos una obligación en obediencia al mandato divino, a ser continuamente sensibles a las
necesidades de la obra de Dios, y también conscientes de la provisión divina para nosotros, para
que podamos ayudar a suplir estas necesidades. Este texto nos llama a ser sensibles
constantemente, vigilantes y responsables de nuestras ofrendas. No es sorprendente que el
apóstol enseñe que la ofrenda debería ser depositada en el día de la adoración, puesto que el
diezmo y la ofrenda semanal son un acto de adoración, gratitud y dedicación. Adoramos con
nuestra mentes, nuestros corazones y también con nuestros recursos, reconociendo que nada de
lo que poseemos es nuestro, y que somos siervos del Señor.
Otro pasaje importante sobre la mayordomía cristiana es 2 Corintios 8 y 9, que presenta una
lista de retos y estímulos. Aquí Pablo dice a los corintios que ellos deberían saber acerca de “la
gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia” ( 2 Corintios 8: 1); la gracia
mencionada es el espíritu de generosidad y ayuda. “Como en todo abundáis,” dice Pablo, “en
fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud. . . abundad también en esta gracia (2 Corintios 8:
7).
¿Haces un compromiso con Dios, pero al mes lo rompes, aun generando ingresos, por que se
te gastaste en algo extra, y dices " oh se me fue la plata de la ofrenda de membresía, no la daré
o le diré a tesorería que daré la mitad".?
¿Eres consciente que no eres fiel con Dios ni con algo tan simple como esto, ya que la promesa
para sostener su Reino no lo has hecho con tesorería si no con el Señor ?
Segundo, el dar generosa y alegremente a la Iglesia para sostenerla es una “gracia” por
el corazón con que se lleva a cabo. Damos motivados por la gracia , por que hago el
compromiso de sostener mi iglesia por que amo a mi Salvador, El me da el trabajo , no seré
mezquino con mi Señor, y su Reino El es el dueño de todo y no me pide mas de lo que pueda
dar, por eso doy alegre, movido por la Gracia que esta sobre mi cada día, soy un dador alegre
sin quejas.
¿Cuán sincero es nuestro agradecimiento y nuestro deseo para el avance de la obra del Señor y
la gloria de Su nombre?
Pablo, hablando bajo inspiración del Espíritu Santo, dice que todas estas cosas son probadas
por el vigor de nuestra mayordomía.
¿Por qué debe ser la ofrenda fija (según su ciclo de ganancias) de membresía de 10%, es decir la
mayordomía financiera ordenada para sostener el Reino, una prueba visible de nuestro
amor y sinceridad? ¿Es una prueba justa y precisa? Si alguien permite que su mayordomía
decaiga, ¿significa que su espiritualidad está decayendo? ¿Realmente indica falta de amor, de
compromiso y de profundidad?
Pero suponiendo que nos encontramos en dificultades económicas: ¿es razonable esperar que
demos generosamente? Nuestro pasaje en 2 Corintios 8 nos ayuda también en este punto,
porque define la generosidad bíblica en relación con nuestros medios, diciendo: “Porque si
primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene.”
(Versículo 12). Si queremos dar para el Señor, y hacemos lo mejor que podamos en
circunstancias difíciles, el Señor se agrada y honrará y bendecirá nuestra ofrenda. Esto lo vemos
en la blanca que ofrendó la viuda. Desde la perspectiva divina, la “generosidad” es un asunto
de las circunstancias de cada uno.
“Las ofrendas de los creyentes pobres tienen tanta dignidad como las ofrendas de un
príncipe, porque Cristo toma en cuenta algo más que la simple cantidad de nuestra
ofrenda. Él mira a la proporción de nuestra ofrenda en comparación con todos nuestros
recursos, y también mira la abnegación que exige de nosotros.”
Vean el ejemplo de los macedonios, quienes se encontraban “en grande pobreza de tribulación.”
Y sin embargo, “la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su
generosidad” (versículo 2). Motivados por su gratitud ante la bondad de Dios para con
ellos, hicieron su mejor esfuerzo para contribuir, y el resultado fue registrado por el
Espíritu Santo como “las riquezas de su generosidad.” Según la opinión de Dios, el gozo
cristiano se combina con la pobreza para resultar en “generosidad.”
La ofrenda pequeña pero que cuesta, dada con gozo, lleva la fragancia de la gracia de Cristo
viviendo en un corazón redimido. Algunos religiosos piensan que diezmando, serán
reconocidos como unos siervos obedientes en el día del juicio, otros ponen este diezmo como
una forma de requisito para participar de muchas cosas de la Iglesia, pero, vean otra vez a los
creyentes de Macedonia, pues ellos se esforzaron en dar más allá de su capacidad por que ese
es el corazón de un nacido de nuevo, no el que busca ser bendecido a cambio o el que busca
sentir que “obro” bien (versículo 3).
No daban poco, hay ninguna evidencia de que ellos daban una porción “confortable” o
“conveniente.” Al contrario, hay un deseo profundo de esforzarse al máximo, y esto es lo
que el Espíritu Santo aprueba y recomienda.
O, ¿hemos caído en el error de dar lo que me conviene dar, considerando todo el resto como
“dinero para nuestros bolsillos”?
A pensamientos semejantes a estos, Pablo dice: “Poderoso es Dios para hacer que abunde en
vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en to das las cosas todo lo suficiente,
abundéis para toda buena obra.” (Versículo 8). Dios cuidará de ti, dice Pablo. Toda gracia, en
abundancia, fluirá hacia ti para que siempre tengas lo suficiente, (fíjate bien, no demasiado, sino
lo suficiente), para agradar al Señor, para servirle y para crecer en la gracia. Esta no es una
promesa de recompensa material por nuestra mayordomía, sino una promesa de gracia, la cual
es un favor de Dios. La promesa puede cumplirse en la forma de un apetito modesto y humilde,
de tal forma que vivamos contentos sin muchas de las cosas que los hombres del mundo
consideran apetitosas.
Seguramente el Señor nos dará un celo más grande por Su obra, y nos usará para producir fruto
eterno. “Como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre.”
(Versículo 9). Los versículos 10 y 11 del capítulo 9 (la oración de Pablo a favor de los corintios),
enseñan que Dios puede incrementar los recursos de los mayordomos fieles, a fin de que su
mayordomía se incremente más.
Es decir, no te da más porque das, te da más para que des más. El apóstol escribe: “Y el
que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y
aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda
liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.” Es Dios quien
provee los recursos para la mayordomía, no es que si das más Él te dará más, si no que Él va
bendecir tu buena administración de tus recursos permitiéndote crecer económicamente para
que puedas dar más, siempre que sepas llevar una buena mayordomía de tus ingresos, Él es
quien da los resultados, y aun quien incrementa los recursos de los mayordomos fieles.
¿Apreciamos el hecho de que el Señor nos ha prosperado para este propósito a través del
trabajo, el ahorro y el gasto solo necesario?
Hay un reto especial para nosotros que vivimos en este siglo de abundancia en 1 Timoteo 6: 6-
11 y 17-19. “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento. . .así que teniendo
sustento y abrigo, estemos contentos con esto.” Cuán esencial es para nosotros que tengamos
una actitud razonable y reservada acerca de nuestros requerimientos en esta vida. Sin
contentamiento, siempre sentiremos la necesidad abrumadora de que “algo más nos hace falta”
y nuestros apetitos inquietos echarán a perder la administración sabia de nuestros recursos, es
decir, nuestra mayordomía.
Hace muchos años conocí a un hombre cuyos ingresos personales eran muchos , Dios prospero
su trabajo y profesión. No obstante, me dijo que no ofrendaba mucho. Él mantenía dos casas
muy costosas, varias costumbres algo lujosas para sus hijos y el mismo, además de otras
comodidades proporcionadas por la riqueza que Dios le dio.
Estaba diciendo que él mismo tenía más importancia que la obra entera de su iglesia. Si
gastamos excesivamente en nosotros mismos, estamos declarando lo que creemos acerca de
nuestro valor y nuestra importancia.
Ante los ojos de Dios, aparecemos como el resto del mundo. Pablo dice: “a los ricos de este
siglo manda. . .que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos,” y esto
quiere decir que estén dispuestos a compartir con generosidad, y que no vean sus recursos como
si les pertenecieran.
El Señor dijo: “Mirad y guardaos de toda avaricia” (Lucas 12: 15). Pablo coloca la avaricia
entre la perversidad y la maldad, en la lista de pecados de Romanos 1: 29. En Efesios 5: 3, está
colocada junto con la fornicación y toda inmundicia y es destacada como algo que ni siquiera
se debería “nombrar entre nosotros.”
En Colosenses 3: 5 se nos dice que hagamos morir a la avaricia, la cual se define como idolatría.
Hebreos 13: 5 dice: “Sean vuestras costumbres sin avaricia,” es decir, este pecado debe ser
erradicado de nuestro estilo de vida, hay gente que disfraza su avaricia de indignación por el
cuidado del dinero que tiene, y esconde su ambición y alejamiento del amor por Dios y su obra
de preocupación, pero en realidad es falta de satisfacción en Cristo, porque deberíamos estar
completamente satisfechos con el Señor mismo.
¿Cómo podemos prevenir la avaricia, que es uno de “los deseos carnales que batallan contra el
alma”? (1 Pedro 2: 10). ¿Cómo podemos contener nuestros apetitos, y así guardar el décimo
mandamiento: “No codiciarás”?
John Owen el gran teólogo de la Iglesia Congregacional Inglesa en el siglo XVII, sobre esto
enseño:
“Generalmente se hace una gran investigación en este lugar, si los diezmos se deben a la luz de
la naturaleza, o al menos por un mandato moral positivo de Dios que debería ser perpetuamente
obligatorio para todos los fieles hasta el final del mundo. Esto es lo que muchos sostienen, y las
razones principales que alegan de la Escritura son las siguientes:
a. Que los diezmos se pagaban tanto antes de la ley como bajo la ley; y lo que se observó en la
adoración a Dios, es decir, el hecho de darse antes de la ley, y confirmado por la ley, es
originalmente de la ley de la naturaleza, y no podría tener otra fuente.
c. De igual manera, ordena "dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios", que
eran los diezmos; así se confirma la ley sobre ellos, lo que demuestra que no es ceremonial. Y
esto algunos hombres argumentan que es acerca de lo que es moral e inalterable, es decir, un
tema para seguir ante la ley, bajo la ley y bajo el evangelio después de la expiración de la ley
de las ceremonias, o "la ley de los mandamientos contenidos en las ordenanzas”.
Tradicionalmente los cristianos protestantes evangélicos han tomado el diezmo (el diez
por ciento), como el punto inicial o la base de la cantidad a ofrendar como vimos antes,
puesto que es visto como la proporción bíblica mínima para dar una ofrenda mensual
. Puede ser aumentada conforme el Señor lo prospere a uno, mucha gente da el 20%, 30% etc .
Dos preguntas son formuladas comúnmente en relación a este asunto.
La primera pregunta es: ¿por qué un requerimiento judaico, invalidado por la venida de Cristo,
debería estar en vigor hoy en día, pues parece ser un legalismo?
La segunda pregunta, (dando por hecho que el diezmo era algo saludable) es: ¿debe ser un diez
por ciento del ingreso neto o global? (Neto se entiende como el ingreso después de pagar los
impuestos correspondientes).
En respuesta a la primera pregunta, el diezmo, como ley de impuesto para sostener al sacerdocio
Levita por tanto obligado a darse aún bajo amenaza de maldición de parte del mismo Dios , no
está vigente como ley civil , pero el diezmo como principio de generosidad espiritual y
como una base correcta para dar al Señor una ofrenda mensual , no está restringido al
período del Antiguo Pacto judaico y las leyes ceremoniales , por lo tanto, el diezmar existió
previo al pacto mosaico y no debería ser considerado como perteneciente exclusivamente
a la ley ceremonial, la cual fue abolida por Cristo, si no que va más allá de estas leyes que
ya no se dan, la ley ya ceremonial ya no es más, pero el principio de generosidad para
sostener el Reino y sus oficiales continua, aunque por ese menester muchos podrían ya no
llamarlo diezmo, porque el monto podría ser más del 10% conforme hayas prosperado y Dios
disponga tu corazón se parte por la mínima ofrenda que es ese 10% igual.
...Si en el Antiguo Testamento Dios estableció un sistema que requería el pago de hasta
un 23% de los ingresos de las personas, no entendemos cómo individuos que viven
ahora bajo la gracia en el Nuevo Testamento quisieran hacer mucho menos, cuando
Dios nos ha dado mucho más. Obviamente con esto no queremos decir que el cristiano
está obligado a pagar un 23% de sus ingresos a Dios. Pero si entendemos que una
décima parte de los ingresos del cristiano debieran ser destinados a la obra de
Dios, que es consistente no solamente con enseñanzas del Antiguo Testamento sino
con enseñanzas del Nuevo Testamento, que nos habla de que todo lo que tenemos
es de Dios. Viéndolo de otra manera, bajo las directrices del Nuevo Testamento
nosotros debiéramos estar dándole a Dios el 100% de lo que tenemos, y que sea
Dios que nos devuelva el por ciento que Él considere necesario. Interesantemente,
Abraham pagó el diezmo a Melquisedec (Génesis 14:20) antes que la Ley de Moisés
se instituyera, mostrando que es la disposición del corazón que nos mueve a dar, y no
una ley.” Miguel Núñez, sermón- 8 septiembre, 2011
Hoy es un asunto del corazón y de generosidad máxima, esta ofrenda de membresía, puede ser
un diezmo, pero este es el monto mínimo, ya que puede ser más si el corazón y la
posibilidad como vimos así se da y Dios la dispone. No será un diezmo bajo la ley ( por
qué no lo es) pero digamos que , ofrendar mínimo el 10% (llámalo diezmo si quieres)
todavía permanece como una guía de lo que constituye una porción mínima y razonable.
A un nivel práctico, del ejemplo apostólico se deduce claramente que el Señor requiere que se
rindan cuentas por el dinero ofrendado. Se nos ordena imitar el ejemplo de Pablo, quien se
esforzó para asegurar que las iglesias que ofrendaron para las necesidades de Jerusalén,
escogieran mensajeros de confianza para viajar con él y supervisar la distribución de los fondos.
Pablo explica con claridad el motivo de estas medidas: “Evitando que nadie nos censure en
cuanto a esta ofrenda abundante que administramos, procurando hacer las cosas honradamente,
no sólo delante del Señor, sino también delante de los hombres.” (Vea 2 Corintios 8: 18-23).
Los siervos del Señor deben procurar estar muy por encima de toda sospecha o calumnia.
Por eso toda ofrenda y formas de recaudación que tengamos saldrán claramente para los
miembros activos a través de nuestros reportes financieros mensuales y nuestras
reuniones semestrales de miembros. Gracia Urbana es una de las iglesias más
transparentes del mundo en esta época y lo seguirá siendo, de modo que todo miembro
activo sabe cómo está siendo usado el dinero de Dios. Al pueblo de Cristo se le ordena
seguir procedimientos para el manejo del dinero, que están por encima de todo reproche.
Salirnos de estas normas no es solamente falta de sabiduría, sino además una desobediencia
espiritual.
10.Conclusión:
¡Que Dios conmueva nuestros corazones para que nos rindamos a Él en servicio y la obligación
como miembros de dar esta ofrenda mensual generosa, de obediencia voluntaria y alegre!
Hay tanto trabajo por hacer: Seguramente nuestro gozo más elevado es el de dar fuertes golpes
contra el príncipe de la potestad del aire, y buscar triunfos para el Evangelio y para la gloria de
Cristo. Hemos visto que la Palabra de Dios nos dice que todo lo que poseemos le pertenece al
Señor. Él nos prospera específicamente para la obra del Reino. Por lo tanto, debemos
estar atentos constantemente a las necesidades de la Iglesia. La mayordomía y a ser parte
del sostén de nuestra iglesia local, es nuestro llamamiento, y la esencia de la adoración
verdadera. Ser un dador generoso es una marca crucial del carácter cristiano y de la
santificación. Consiste en darnos a nosotros mismos al Señor. El Señor hará fructificar el
objetivo deseado de cada ‘dador’ sincero y honrará toda nuestra abnegación. Él será nuestra
seguridad, nuestro escudo y nuestro gran galardón, mientras obedezcamos Sus palabras: “De
gracia recibisteis, dad de gracia.” (Mateo 10: 8).
Habiendo dejado claro todo este estudio de este tema, ya nos damos cuenta que no se necesita
ir a Malaquias3:9-10, para saber si nuestro corazón sabiendo que esta siendo bendecido
con un sueldo o generación de recursos, le roba a Dios por avaricia y desobediencia. Se
obediente y no pienses que a Dios le puedes robar, engañar, desobedecer y pasar inadvertido.
Se diligente con tu corazón para con tu ofrenda de membresía en tu Iglesia local.
Dios ama al dador alegre, que obedece voluntariamente por que evidencia haber nacido de
nuevo.