El Término Filosofia 2

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El término «ética» procede del vocablo griego antiguo ethos, que significaba en un

principio: estancia, vivienda común. Posteriormente adquirió otros significados: hábitos,


temperamento, carácter, modo de pensar.

La ética es la ciencia que trata sobre la moral (moralidad). Como filosofía de la moral, se
pregunta: por qué se consideran válidos unos comportamientos y otros no; compara las
pautas morales que presentan diferentes personas o sociedades, busca su fundamento y
legitimación; investiga aquello que es específico al comportamiento moral; enuncia
principios generales y universales inspiradores de toda conducta.

La ética más que un concepto representa un nuevo paradigma para el profesional de la


información, pues estos asumen una conducta ética al ser responsables moralmente ante sí
mismos y ante la sociedad en su conjunto, de ahí la necesidad de aplicar nuevos códigos y
normativas relacionadas con la formación y el accionar de estos profesionales. La ética
moderna utiliza el término deontología para aplicarlo a la vida profesional, considerando a
esta como el conjunto de deberes, derechos y principios consensuados para una profesión.
Se ocupa de los deberes y obligaciones exigibles a todos los que ejercen una misma
profesión y facilita la formulación de un conjunto de normas y códigos que permiten aunar
las actuaciones con un sentido ético para dicha profesión.

Las unidades de información realizan actividades y prestan servicios que contribuyen a la


creación, y a la transmisión de valores éticos aparejados a sus funciones promoviendo una
serie de valores y favoreciendo el desarrollo personal y social del individuo. Contribuyen a
formar una conciencia política y social en el usuario, son las encargadas de divulgar los
logros de la ciencia y la técnica, y cumplen además una misión social al orientar y capacitar
al usuario en el manejo y aprovechamiento racional de los recursos tecnológicos,
información y conocimiento.

En el desempeño de las funciones básicas del profesional de la información, se observa un


tránsito hacia niveles superiores. Ha mejorado considerablemente el modo de realizar sus
labores, ha ganado en eficiencia, rapidez y exactitud con la introducción de las nuevas
tecnologías en su campo. Actualmente, se enfrenta al reto de su auto preparación y
aprendizaje, y a la renovación de técnicas y procedimientos, porque es imprescindible
emplear tecnologías para seleccionar, adquirir, organizar, recuperar y diseminar
información, así como para el desarrollo y la automatización de productos de uso interno
tesauros, sistemas estadísticos y externo catálogos en línea, boletines electrónicos.

Cambian, con los nuevos entornos y exigencias, los usuarios, que demandan servicios cada
vez más rápidos y eficientes, profundos y especializados, que le ahorren tiempo y esfuerzo.
Son por eso, más complejas las funciones como especialistas en información y como
difusores de una cultura saludable, respetuosa y democrática en el consumo de la
información y conocimiento.

En la actualidad, se habla de biblioteca virtual, digital, electrónica, etc. Esto lleva a


preguntarnos cuál es el papel del profesional de la información en esta maraña informativa.
Antes que todo, se requiere de este profesional, un cambio de actitud. El profesional de la
información en la actualidad debe ser un experto en la manipulación y acceso a la
información, capaz de traerla al usuario que la demande, desde cualquier punto que se
encuentre.

Los cambios en el contexto de la actividad informativa exigen modificaciones en la forma


de enfrentar el trabajo y, por ende, en la ética del profesional de la información, que no
consisten en variaciones de la esencia moral, sino en la introducción de nuevas conductas
éticas necesarias para un renovado entorno.

Los profesionales de la información requieren:

 Sentido de compromiso con la excelencia del servicio.


 Capacidad para enfrentar y buscar el reto, así como para identificar nuevas
oportunidades dentro de las unidades de información y fuera de ella.
 Visión amplia.
 Facilidad para buscar asociaciones y alianzas.
 Habilidad para crear ambientes de mutuo respeto y confianza.
 Habilidades para comunicarse.
 Saber trabajar bien en equipo.
 Tener espíritu de líder.
 Saber planificar, priorizar y enfocar los aspectos más críticos.
 Estar comprometidos con la formación continua y el desarrollo de su carrera
profesional.
 Habilidades para los negocios y para captar las nuevas oportunidades.
 Reconocer el valor de la cooperación y la solidaridad entre los profesionales.
 Ser flexibles y tener una actitud positiva ante los continuos cambios.

Por otra parte, con frecuencia surgen dilemas éticos, situaciones en las que es necesario
definir qué es una conducta buena o mala.  Algunas involucran con mayor o menor nivel de
responsabilidad al profesional de la información y definitivamente, son consecuencia
directa del auge y relevancia que, en estos momentos, ha cobrado la información, su valor
como recurso, como instrumento esencial en la toma de decisiones y factor determinante en
la notoriedad, productividad y renombre de un individuo o institución.

Se trabaja a diario rodeado de prácticas faltas de ética en el uso de la información; a


continuación, se presentan algunas de ellas:

 Se violentan claves para acceder a información que sólo es para suscriptores en la


internet, la inspección de servidores, redes, archivos de empresas o compañías.
 Se recupera y reproduce información situada en la internet que es sólo para
suscriptores.
 Se disemina, de modo prematuro o sensacionalista, procedimientos cuya eficacia
todavía no se ha determinado y que carece de suficiente respaldo científico.
 Se publica y accede a sitios que promueven una serie de conductas delictivas
(pornografía infantil, propaganda racista, apología del terrorismo y la violencia,
etc.).
 Se restringe o reserva información relevante para distribuirla según intereses
personales.
 Se ofrece al usuario no lo más idóneo y selecto, sino lo más fácil de buscar y
recuperar.

A menudo, los conflictos de normas morales, que aparecen cuando se deben tomar
decisiones, son el motor que impulsa una reflexión a nivel ético. En algunas ocasiones, no
se define con claridad lo que constituye un comportamiento ético, sobre todo, en materia de
nuevas tecnologías, así como en el uso racional y coherente de la internet. En los últimos
años, la línea que separa lo correcto de lo incorrecto se ha tornado algo más borrosa. En la
mayoría de las ocasiones, los profesionales de la información no están conscientes de las
implicaciones éticas de lo que hacen. Su comportamiento suele basarse en las costumbres y
hábitos. Los desacuerdos de carácter ético sólo aparecen cuando se dan circunstancias
especiales.

Los recursos informáticos y la información están a disposición de los usuarios para


ayudarles en la consecución de sus metas. Para promover el uso más eficaz y participativo
de estos recursos, localizar la información realmente relevante y de respaldo científico, está
el especialista de la información. De ellos, se espera que se conviertan en fieles promotores
y maestros del respeto a la propiedad intelectual y de la información, tanto en forma digital
como impresa, sólo interesados en el uso y acceso democrático a la información. Por eso, se
cree que nuestros especialistas poseen compromisos sociales que definitivamente hablarán
de su prestigio, honestidad y profesionalismo, algunos de ellos son:

 Actuar con diligencia profesional.


 Utilizar sólo los medios lícitos y legales en el ejercicio de su actividad profesional.
 Contribuir a la investigación, al bien común, social y público.
 Actuar siempre con honestidad, dignidad y honradez.
 Contribuir al desarrollo y promoción de las ciencias de la información.
 Facilitar el progreso y la aplicación de la ética y la deontología de la información.
 Respetar y, además, promover el respeto a las patentes, derechos de autor y
propiedad ajena. La actividad profesional se regirá por el respeto individual y social
al derecho propio y ajeno.
 Guardar el secreto profesional y la confidencialidad de la información.
 Ser fiel a la verdad de los datos, a su adquisición y diseminación.
 Evitar cualquier clase de discriminación, facilitar el libre acceso a las
nuevas tecnologías de la información.

Los valores, la ética e integridad definen la identidad y la misión de cada organización,


grupo profesional o individuo. Cuando están explícitamente definidas, las personas saben
por qué están ahí, qué quieren alcanzar y cómo evaluar los resultados. Cuando las
organizaciones se dirigen por valores, están claras sobre asuntos éticos y afirmados en la
integridad, sus integrantes son capaces de elegir conscientemente, de definir públicamente
y vivir de acuerdo a sus más altos valores. Desdichadamente, en esta materia, no todas las
organizaciones proceden con la misma exigencia y preocupación. Muchas ignoran los
valores, la ética e integridad, solo tienen en cuenta leyes, reglas y regulaciones, y sin
pensarlo reducen sus valores al mínimo común denominador.
Conclusiones:

Nunca antes la labor del profesional de la información se ha visto tan involucrada en


situaciones de riesgo que amenazan el resultado de su trabajo desde el punto de vista ético,
pues constantemente está expuesto a los peligros del uso indebido de las tecnologías de la
información y la comunicación como herramientas de su profesión. De ahí que está llamado
a jugar nuevos roles entre los que ocupa quizás el primer renglón, la aplicación de los
principios éticos de su profesión.

Los códigos de ética para los profesionales de la información constituyen una declaración
de los principios éticos para su ámbito de desempeño. De una forma u otra y según las
características y los intereses de la profesión, en cada país, incluyen aspectos referidos al
acceso público a la información, a la protección de los derechos de propiedad intelectual, al
compromiso y lealtad con los objetivos de la institución, al proceder, amable de mutuo
respeto y confianza para los  usuarios, a la solidaridad y el estrechamiento de los vínculos
profesionales con otros colegas, a la protección y defensa de los patrimonios culturales, a la
superación constante, y a la excelencia en su profesión.

Independientemente del país o la región en que han sido concebidos la mayoría de los
códigos deontológicos abordan las cuestiones relacionadas con la ética de la profesión y no
toman en consideración los aspectos éticos relativos a la organización y representación del
conocimiento.

Luego de la revisión de toda la bibliografía consultada, se pudo constatar que no existe una
norma internacional o un estándar reconocido para la confección de los códigos de ética
para el profesional de la información a nivel internacional, sino que en cada país tienen sus
propias peculiaridades, estructuras y aspectos comunes y en ocasiones reiterativos y hasta
contradictorios.

Bibliografía:

 Acosta Sánchez, I, Janeiro Hernández, J, y Martínez Contrera, A. Ética del


profesional de la información. [s.l.]: [s.e.]; [2013].
 Bustamente Donas, J. Dilemas éticos en la sociedad de la información: apuntes para
una discusión. Disponible en:
http://biblioteca.udea.edu.co/~hlopera/Web-etica/bustamante.html
 López Bombino, L.R. Ética y sociedad. La Habana: Editorial Félix Varela; 2012.
Vol. II, p. 9
 Special Libraries Association. Habilidades y cualidades del profesional en el siglo
XXI. [en línea]. Disponible en: http://www.sla.org

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