Tema 5. 1º Parte

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TEMA 5: LA EDAD DE LOS METALES / PARTE 1: CULTURA TARTÉSICA DEL VALLE DEL

GUADALQUIVIR

La edad de los metales comprende: “la edad del cobre” entre 3.500 y el 2.500 a.c, “la edad del
bronce” entre el 2.000 y el 1.200 a.c, cuando se descubre la aleación entre el cobre y el estaño
y “la edad del hierro” entre el 1.200 y el siglo I a.C.

La cultura tartésica la situaríamos en la edad del bronce y llegaría a la edad del hierro. Sobre
los tartesos hubo un momento que se creyó que había sido un mito y que no tenían una base
real. Sin embargo, el arqueólogo Adolph Schulten se empeñó en rastrear esa cultura a través
de las indicaciones que se daban en diversos escritos griegos y romanos. Se decía que estaba
en la desembocadura del río Guadalquivir, una isla. Así que empezó a buscarla en la zona del
coto de Doñana. Pero la desembocadura actual no coincidía con la de entonces, realmente
estos yacimientos se encuentran por la zona de Huelva, Sevilla, Cádiz, Extremadura e incluso
en Portugal y Granada. Ya durante el siglo XX se comenzaron a encontrar todos estos
yacimientos que han demostrado que la cultura tartésica sí que existió.

Las fuentes donde menciona a la cultura tartésica son muchas, por ejemplo, ya constaba en los
textos bíblicos, la estela de Nora. También se relata la existencia de esta cultura en los escritos
de griegos y romanos. En estos textos se dice que había una clase media encargada de
comerciar sobre todo con los pueblos fenicios y griegos. En cuanto al territorio se cree que
Tartesos no era una sola ciudad si no una serie de asentamientos alrededor del golfo tartésico,
esto sería el foco de la cultura tartésica, pero también se expandieron por la baja Extremadura.
Las relaciones comerciales entre los tartesos y los fenicios y griegos se van a dar
fundamentalmente en un tipo de producto que son los metales, la orfebrería y el bronce. Y a
cambio de estos productos llegan a estos pueblos productos como el vino y el aceite y otros
objetos procedentes de oriente. Pero no siempre estos intercambios fueron una relación idílica
si no que los fenicios iban rodeando los territorios tartésicos con el fin de conquistarlos.

Hasta que no se descubrió en el año 1958 “El Tesoro del Carambolo”, no se constató la
presencia real de esta civilización fue a partir de este año cuando se ha empezado a configurar
lo que se considera arte tartésico.

1. MANIFESTACIONES TEMPRANAS DEL ARTE GEOMÉTRICO:


Es el arte más puramente propio de los pueblos que viven en el suroeste de la
península ibérica. Muchos autores lo denominan como el que realmente era fabricado
de forma natural en estos territorios.
Como típico de este momento tenemos una serie de cerámicas que se conocen como
conocen como cerámicas bruñida, es el tipo de cerámica típica de estos pueblos. Es el
arte más genuino. Todos estos pueblos tienen un orden urbanístico concreto, la
vivienda era la derivada del periodo neolítico con cabañas de planta circular, y una
característica muy importante es que estos asentamientos todavía no van a estar
amurallados. Eran sedentarios y dependen también de la ganadería, todavía es un
momento muy inicial.
Junto a esta cerámica bruñida también se da otra variante que es la que se llama estilo
carambolo, porque los restos más importantes aparecieron en el carambolo. Es una
cerámica un poco distinta por el tipo de dibujos, pero no dejan de ser geométricos,
pero ya tienen una decoración pintada en superficie.
Las piezas más importantes de este periodo son las llamadas estelas de guerreros, son
una especie de piedras grandes que se creen que podían ser usadas para
enterramientos de ciertos guerreros destacados. Se dan a finales del periodo
geométrico. Siempre están realizadas en materiales duros que presentan en uno de
sus lados diferentes grabados hechos con alguna herramienta puntiaguda,
probablemente de bronce. Se cree que podían estar diseñadas a tipo de losa para
cubrir los enterramientos o incluso puestas de pie porque la mayoría están trabajadas
solo por una cara. Las más sencillas únicamente representan algún tipo de
herramientas usadas en la guerra. Ya las más complejas también incorporan la figura
del propio guerrero. Junto a este tipo de yacimientos también han aparecido algunos
elementos de orfebrería.

2. ETAPA ORIENTALIZANTE:
Se da sobre todo a partir del siglo VIII a.c, cuando entran en contacto con pueblos
foráneos y eso se deja ver en sus artes figurativas y también en la arquitectura y el
urbanismo. También en los rituales funerarios, la orfebrería y toréutica.
En este momento los poblados tartésicos empiezan a adquirir una serie de rasgos que
los diferencian de esos poblados neolíticos. Por primera vez se emplean formas
cuadradas, rectangulares en las tipologías d espacio doméstico y en las tipologías de
una finalidad cultual. La distribución urbana se hace más lógica con viviendas
ordenadas en calles, esto lo permite el diseño rectangular de viviendas ya que así se
pueden pegar unas a otras y organizar calles, zonas dedicadas según su función.
Además, las casas empiezan a tener una estructura fija y estable, utilizan técnicas de
origen fenicio, las paredes se hacen de adobe, pero sobre un cimiento mucho más
sólido. Y además de todo esto aparecen por primera vez las murallas.
Respecto a la arquitectura religiosa, únicamente se habilita una entrada central por la
que se llega a un patio donde había un pozo. Justo en la zona frontal había una sala
organizada en tres partes, la sala central albergaba un altar central dentro de esta
estancia. En las dependencias anexas a ese altar se han encontrada diversas vasijas con
restos de vino, miel, leche, etc. Vamos a encontrar dos dioses en varias ocasiones en
estos santuarios: Baal y Astarté.
Respecto a los rituales funerarios también se observan una serie de influencias
orientales. se han encontrado diferentes túmulos donde se ha observado que
diferentes miembros de la comunidad se entierran, se incineran y se colocan en
diferentes urnas cinerarias de cerámica. También se han encontrado un carro ritual.
La cerámica de este momento se va a llenar de figuras y motivos propios de los
pueblos orientales del mediterráneo.
El tipo de arte que destaca sobre todos los demás en la cultura tartésica es sin duda la
orfebrería. Una de las piezas tartésicas más conocidas es “El Bronce Carriazo”. Los dos
conjuntos más importantes de orfebrería del mundo tartésico son: “El Tesoro de
Aliseda”, se piensa que es un ajuar femenino de la nobleza. Está expuesto en el Museo
Arqueológico de Madrid. Cabe destacar que está compuesto por una diadema, varios
anillos en forma de sello, varios collares, dos arracadas y el cinturón, especialmente
interesante. Y “El Tesoro del Carambolo”, es el más rico de los encontrados hasta
ahora. Está expuesto en el Museo Arqueológico de Sevilla. Este descubrimiento supuso
que tartesos pasara del mito a la realidad. Son veintiuna piezas, tiene un collar con
siete sellos, dos especies de pectorales en forma de piel de toro, una serie de placas
rectangulares y dos cilindros para los brazos. La interpretación que se da hoy en día a
los pectorales de piel de toro es que se situaban sobre la cabeza de los animales que
iban a ser sacrificados, que normalmente eran un toro y una vaca, para reflejar la
dualidad de genero para el ritual al dios Baal y la diosa Astarté.
Lo interesante de estas piezas es que se usa una doble técnica: por un lado, tenemos la
cera perdida, el laminado y el troquelado. Y por otro, está el empleo del oro macizo.
Por esto los autores han llegado a la conclusión de que, si se usa la técnica propia del
lugar y también la de influencia oriental debió ser por fuerza hecho en el propio
territorio, porque el oro procede de un yacimiento local. Por tanto, aunque tenga
influencia oriental debió ser realizado en la zona del carambolo.
A partir del siglo VI a.c, después de la batalla de Alalia desaparece todo rastro de la
cultura tartésica de forma muy brusca. Las hipótesis que se han dado a esta
desaparición han sido muy diferentes, desde que hubo una catástrofe de carácter
natural. Hasta otras interpretaciones mucho más realistas como que los fenicios
desaparecieron y dejaron de reclamar los metales tartésicos, quedándose ellos sin
mercado a los que abastecer. Incluso se ha sopesado que su desaparición tuviera que
ver con el avance de los cartagineses y su expansión por el mediterráneo.

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