0 Que Es La Experiencia de Cliente
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¿QUÉ ES LA
EXPERIENCIA
DE CLIENTE?
con la contribución de
Rodrigo González (Altadis)
Jorge Martínez-Arroyo (Banco Santander)
José Usandizaga (Coca-Cola)
Jorge Sánchez-Mayoral (Endesa)
Mª Victoria Jimeno (Everis)
Mª Jesús Martínez (Gas Natural Fenosa)
Mar García, Sonsoles Martín,
Álvaro Ruiz del Árbol y Anabel Ocaña (Grass Roots)
César Luengo y Marta Calero (MAPFRE)
Sonia Etxebarría y Juan Carlos Alcaide (MdS)
Gregorio Bustos (Mercedes-Benz)
Mario Taguas y Amaya Martín (Mutua Madrileña)
David Barroeta (Opticalia)
Juan José López (Parques Reunidos)
Juan Carlos Larrea (Segurcaixa Adeslas)
INTRO DUCCIÓ N
Se asocia a la marca. Prahalad decía que hoy “la experiencia es la marca”, ya que es el día a
día del cliente lo que determina la reputación de una empresa. El recuerdo que se trata de
generar debería estar afectado por los valores de la marca, pero el mundo del marketing
tradicional y el de la atención al cliente lo ven a menudo de manera completamente
diferente. Mientras los anuncios buscan comunicar qué nos hace únicos, en la atención al
cliente parece que es hacerlo bien o tan bien como los mejores. Las empresas no se suelen
plantear cómo trasladar esa personalidad diferencial al día a día, por lo que se diría que el
objetivo se limita a no generar recuerdos negativos, aunque no surja nada memorable que
destacar.
Lo que está claro es que la Experiencia de Cliente es algo absolutamente transversal que
afecta a toda la organización, y por este motivo encontramos diferentes puntos de vista a la
hora de definirla. Con objeto de clarificar qué es y qué no es Experiencia de Cliente, la
Asociación para el Desarrollo de la Experiencia del Cliente ha desarrollado el siguiente
framework:
Experiencia de Cliente no significa hacer lo que el cliente quiere, no significa cumplir sus
expectativas. Los clientes pueden reclamar lo mismo a una u otra marca del mismo sector,
puede que tengan clarísimo lo que quieren, pero si SOLO hacemos eso, no conseguiremos
ni sorprenderles, ni diferenciarnos de nuestros competidores.
“Si no eres realmente diferencial, no se consigue nada. Solo triunfan ‘los mejores de
la clase’. La diferencia entre quién lo hace ‘normal’ y ‘muy bien’ se incrementa
espectacularmente con el paso de los años. Hay que poner recursos y una estrategia
real para que el cliente lo perciba, si no, no hay un cambio de comportamiento y no
se obtienen resultados”. Jorge Martinez Arroyo. Director Brand Experience Banco
Santander
“Es importante definir si los valores de la empresa son pura filosofía o son
convertibles en algo real y convertible en calidad de servicio, con elementos
tangibles que la den forma”. Juan Carlos Alcaide, socio fundador de MDS.
CASO PRÁCTICO
Además de diseñar una estrategia que ha conseguido alinear todos los proyectos en una
misma dirección, manteniendo una armonía en su conjunto, en este caso destaca su modelo
de medición de la experiencia. No solo contempla el interés por la gente que nos
recomienda, también por los “fans” de nuestra marca. Un subgrupo de especial interés
porque casi nos recomiendan, cierto, pero muchos lo hacen “con la cabeza” y no “con el
corazón”, y es especialmente valioso detectar qué palancas son capaces de activar el
“convencimiento racional” del cliente frente a las que le hacen “enamorarse” de nuestra
marca.
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El 80% de las compañías consideran que ofrecen un servicio excepcional pero solo el 8% de los clientes comparten
ese punto de vista” Closing the delivery gap. Bain.
Algunas de las preguntas clave son: ¿La Experiencia de Cliente funciona solo cuando lo
impulsa el CEO? ¿Quién tiene que liderar un programa de Experiencia de Cliente? Se
comentan varias experiencias, en algunas de ellas es clave el impulso desde arriba, aunque
en otros casos se ve como fue algo que nació “desde abajo” y fue ganando fuerza e impulso.
Lo que es claro es que para lograr resultados y la transformación se necesita el apoyo desde
el primer nivel.
Según Juan Carlos Alcaide, socio fundador de MDS, se necesitan ideas simples para un
concepto complejo. A veces explicar la Experiencia de Cliente a los equipos es complicado y
debemos tratar de hacerlo de forma simple. Los directivos tienen que entender que el
concepto ha evolucionado y sigue haciéndolo, que ya Walt Disney había diseñado una
experiencia hacia 80 años.
“La Experiencia de Cliente del cliente empieza por la Experiencia del Empleado y
por abordar un tema más amplio que es la cultura de orientación al cliente. Cambiar
la experiencia sin trabajar en la cultura sería como barnizar una madera podrida”.
Juan Carlos Alcaide, socio fundador de MDS
Los decisores: a los que tendremos que acercarnos hablando su mismo lenguaje y en términos
de incremento de ingresos, reducción de costes, impacto de las acciones, etc.
CASO PRÁCTICO
Opticalia: un cambio desde las personas: de atender pacientes a gestionar las emociones de
los clientes
Opticalia es un modelo de negocio planteado como una red de ópticas asociadas en España
y Portugal, con casi 800 establecimientos y alrededor de 2500 colaboradores, que comparten
una misma estrategia de marca. Dicha estrategia pasa por un decidido posicionamiento
diferencial en moda y servicio profesional. Se trata, pues, de una red de ópticas que, dado su
tipo de vinculación e independencia, constituye en realidad “microculturas” a las que es
necesario influir desde la central y convencer para introducir esos elementos externos
comunes de carácter estratégico. Opticalia tiene así dos tipos de cliente: de una parte, el
cliente final, el consumidor, y de otra sus establecimientos asociados. Su Experiencia de
Cliente ha de plantearse en los dos sentidos.
Con el nombre de Valora se ha diseñado un programa con el que se pretende trabajar una
Experiencia de Cliente que combine los mejores valores técnicos y prescriptores con un
modelo de relación que incorpora la emotividad en sus pautas de conducta. Se trata, en
definitiva, de que los clientes aprecien toda la ciencia y tecnología que hay detrás de unas
gafas, así como sus valores de diseño y moda, a través de un patrón de relación comercial
diferente.
Otro de los retos es sensibilizar y entrenar a los colaboradores para que transmitan
determinadas emociones orientadas a generar cercanía, bienestar y ayuda. Establecer, en
definitiva, una relación de confianza y de complicidad entre personas.
Así, se han definido conductas y recursos útiles que sirven como guía a los ópticos. Se
diseñó, por ejemplo, un ritual que permitiera hacer sentir al cliente de una determinada
manera. Se trasladó ese modelo a un mistery shopper para, resultado en mano, convencer a
los diferentes socios. Así mismo, se realizan sesiones de coaching con dueños y encargados
de las ópticas y se trabaja en un programa de formación específico para el personal que
atiende al público. En todo caso, lo más importante es haber conseguido demostrar que una
estrategia de diferenciación, que incorpora además la gestión de la experiencia de sus
clientes, les afecta positivamente en la cuenta de resultados.
4. INTERACCIO N ES
Tener un buen producto, el mejor producto, es condición necesaria para el éxito, pero no es
suficiente. Hoy en día hay muchos buenos productos y diferenciarse es difícil. Por eso,
muchas empresas se han dado cuenta de que se puede marcar una enorme diferencia en
función de cómo se presente al cliente el producto o servicio, de cómo se interactúe con él.
El ejemplo más sencillo lo podemos encontrar comparando dos restaurantes con cartas
idénticas. En ambos nos traen un plato, exactamente el mismo, pero en un caso el camarero
viene acelerado y, de un golpetazo, nos lo tira de mala manera encima de la mesa. En el otro,
nos atiende con una sonrisa, nos trata por nuestro nombre, nos pone el plato con cuidado y
nos recuerda que lo han hecho al punto que me gusta. Evidentemente, la calidad de la
experiencia entre uno y otro es totalmente distinta.
Parece fácil, pero no estamos acostumbrados a cuidar las interacciones con nuestros clientes.
Estamos acostumbrados a vender productos y servicios y solemos pensar en clave de
departamentos (marketing, atención al cliente, etc…), con lo que cada uno tiene la visión de
una parte del cliente. Mientras uno ve cómo se le vende, el otro ve los problemas; mientras
uno ve lo que ocurre en un canal, el otro ve lo que sucede en otro punto de contacto. Las
organizaciones tienden a ser silos con realidades distintas del cliente. Esta forma de
organización interna, aunque ha hecho que algunos canales se desarrollaran mucho y con
cierta autonomía (ej. Internet), ha provocado también una falta de consistencia. Nadie se ha
preocupado de que la experiencia fuera homogénea en todos los puntos de contacto. La
preocupación era vender más por internet, o reducir costes en el contact center, o que los
anuncios tuvieran más impacto. Así solo hemos conseguido que cada departamento atienda
exclusivamente a sus objetivos y que el cliente acabe mareado entre la promesa de los
anuncios, las ofertas de internet y la típica desesperación al llamar al contact center.
5. INTERPRETACIÓ N Y ACCIÓ N
¿Se puede medir algo tan etéreo como la experiencia del cliente? La respuesta es:
necesariamente SI. Lo que no se puede medir, no se puede gestionar.
Algunos indicadores se están consolidando como claves para medir la experiencia: el net
promoter score (2)2, el customer effort score, el índice de Forrester… Su dificultad no radica
en encontrar el buen indicador, sino en asociar este indicador a cada cliente y tener la
capacidad de actuar en consecuencia. Podemos preguntar a un cliente si ha tenido una
buena experiencia, esa parte es la más fácil, pero ¿sabemos qué tenemos que hacer si nos
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Net promoter score: ¿con que probabilidad recomienda la empresa a un amigo o familiar?. Escala del 0 al 10.
Fans= 9,10. Neutros=8,7. Detractores=0-6
responde que no? ¿Cuánto estamos dispuestos a invertir en ese cliente en particular para
recuperar su satisfacción? ¿Quién, cómo y cuándo actúa? ¿Aprendemos de todo el feed back
del cliente? Tan malo es no medir, como marear al cliente con una cantidad excesiva de
preguntas, preguntas que nos pueden dejar tranquilos pensando que -por lo menos-
preguntamos, pero que si no van seguidas de acciones pueden generar frustración en el
cliente.
Otro tema interesante es, ¿se pueden medir las emociones con preguntas e indicadores?
Seguramente, nunca igual que con una conversación abierta o pudiendo ver los gestos del
cliente. Estamos más acostumbrados hacer caso a los números y las estadísticas. Muchas
veces el reto consiste en saber convertir el conocimiento del empleado, que es el que ve la
cara del cliente, en un feedback útil.
Y por último, ¿contra quién nos comparamos? Aquí la respuesta es sencilla. Para el cliente, un
refresco de cola es un refresco de cola, en el supermercado, en el banco, en el aeropuerto y
en la tienda de telecomunicaciones. Hay que dejar de pensar tanto en el sector. Si de verdad
nos ponemos en la piel del cliente, muchas veces aprenderemos más de otras industrias.
CASO PRÁCTICO
1. Escuchar al cliente en todos y cada uno de sus contactos con MAPFRE y viceversa.
Todos los canales y motivos de contacto se aprovecharán para solicitar al cliente su
nivel de satisfacción y su recomendación.
2. Medir utilizando la percepción recogida anteriormente para establecer los impactos
que sobre la cuenta de resultados tienen las percepciones negativas o positivas de
nuestros clientes.
3. Actuar con acciones directas sobre clientes (fidelizando, reteniendo o vendiendo),
mejorando los procesos ya pintados, incluyendo en los mismos aspectos valorados
por nuestros clientes y co-creando experiencias nuevas, diferenciales y que generen
recuerdo.
El proyecto La voz del cliente ya está en marcha en España y será exportable próximamente
al resto de la compañía a nivel internacional. Se complementa con la potenciación de otros
pilares básicos sobre los que se construyen auténticas experiencias de clientes, en especial,
la de los clientes internos (con planes formativos, incentivos y premios que hagan girar a la
organización hacia esta metodología de trabajo) y en las Redes Sociales, el mayor altavoz
actual.