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Winter Blues

Este one-shot narra la historia de amor entre Taehyung y Jungkook. Taehyung recuerda con nostalgia y dolor su romance con Jungkook, quien fue su guardaespaldas. Ahora, seis años después, Taehyung comienza a olvidar detalles como el sonido de la voz de Jungkook, lo que le causa un profundo sufrimiento. Los recuerdos muestran cómo se enamoraron y compartieron besos y momentos felices cuando vivían juntos, contrastados con la soledad y tristeza del presente sin Jung

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Winter Blues

Este one-shot narra la historia de amor entre Taehyung y Jungkook. Taehyung recuerda con nostalgia y dolor su romance con Jungkook, quien fue su guardaespaldas. Ahora, seis años después, Taehyung comienza a olvidar detalles como el sonido de la voz de Jungkook, lo que le causa un profundo sufrimiento. Los recuerdos muestran cómo se enamoraron y compartieron besos y momentos felices cuando vivían juntos, contrastados con la soledad y tristeza del presente sin Jung

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WINTER BLUES || TAEKOOK

︴"Déjame amarte esta noche y en muchas más, déjame


enseñarte las estrellas desde mi habitación..."

━━̶̷̸━━̶̷̸━━̶̷̸━━̶̷̸━━̶̷̸━━̶̷̸━
⭒ 𝆬ⓘ Este one-shot contiene angst, romance trágico y
fantasía. Todo lo que está escrito es solo ficción, espero disfrute
la lectura, así como yo disfruté escribiendo este one-shot.
capitulo único

por -sinner_stigma Follow

Eran exactamente las 12:34 de la madrugada cuando


el castaño abrió sus ojos con su respiración agitada y
el corazón golpeando a su pecho con fuerza. Miró su
habitación oscura, con rapidez llevó sus manos a su
cabello desordenado, mirando como estaba
comenzando a humedecerse por el sudor aún siendo
un frío invierno, no era normal y lo tenía claro, más
ese sueño le dejó exaltado, angustiado y claramente
dolido con un nudo en la garganta que le hizo tragar
saliva mientras pasaba su mano por está.

Suspiró después de varios segundos tratando de


recuperar el aire, llevando después sus manos a su
rostro y frotando este con algo de desespero mientras
apretaba sus ojos con fuerza, sus párpados pesaban y
sus ojos ardían ante el cansancio. Al final miró con
detalle a su alrededor, confundido al ver la oscuridad
de la noche, apenas algo de la tenue luz azul del cielo
nocturno colándose por la cortina levemente abierta.

¿Cuánto durmió? Siquiera él sabía, era de día cuando


decidió tomar "una pequeña siesta", podría decir que
no pasaban más de las tres de la tarde cuando decidió
descansar un poco. No era algo nuevo que eso le
pasará, últimamente vivía esa rutina: Despertar,
tratar de comer algo, dormir nuevamente y despertar
en la noche a embriagarse para llenar ese vacío en él.
Más está vez no tenía ganas de eso último, no después
de ese sueño.

Se maldijo internamente, sentándose en su cama


mientras tratada de orientar sus sentidos un poco.
Con pereza se levantó de la cama, estirando su cuerpo
adolorido para después arrastras sus pies hasta el
baño para hacer sus necesidades y al final lavar sus
manos seguido de su cara con agua helada, así
despertando un poco más. Miró su rostro en el espejo,
ojeras marcadas, piel pálida, su cabello opaco y
desarreglado, sus labios secos y aquellos ojos avellana
apagados sin ningún brillo; se veía de la mierda.

Volvió a su habitación, se encontraba tan oscura y tan


solitaria, no le gustaba eso, lo detestaba; detestaba el
sentimiento de soledad en su pecho que le hacía sentir
un gran vacío en su estómago y tenía tantas ganas de
llorar que se atascaba formando un nudo en su
garganta.

Desvió su vista de la ventana nuevamente,


acercándose a esta donde desde ese departamento
lujoso en el doceavo piso, pudo observar
perfectamente aquel cielo estrellado causando un
suspiro ante los recuerdos que le llegaban poco a poco.

Sus ojos avellana y muy brillantes se posaron en


aquél chico de cabello largo y de un negro azabache,
piercings en sus orejas, en su labio inferior y uno en
su ceja derecha, vestía de negro y con ropa ajustada
a su trabajado cuerpo, su cintura pequeña y muslos
grandes resaltaban ante el pantalón que usaba. Pero,
aunque eso fue lo primero que pudo apreciar
Taehyung, no le llamo la atención pues al final sus
ojos únicamente terminaron cautivados por los ojos
marrones del chico, eran redondos, tan brillantes y
claros, con pequeñas y finas pestañas, arrancando
un suspiro de los labios de Taehyung al instante en
qué hicieron contacto visual.

Ese día Taehyung comprendió que no podría escapar


tan fácil de aquélla hermosa prisión que eran los
cautivadores ojos brillantes del guardaespaldas que
se encargaría de cuidarlo en su estadía en Busan, sin
dudas Taehyung pensó en que no debía dejarlo ir,
tenía que ser para él porque así lo sintió en su pecho
cuando su corazón comenzó a latir con tanta fuerza
y su cuerpo parecía gelatina ante su presencia;
jamás había sentido algo así a primera viste por
nadie, al menos no hasta que él apareció en su vida.

Ya en el auto, sus ojos viajaban por las calles de la


ciudad desde la ventana de aquel Mercedes color
negro de quién era su guardaespaldas y, como
principalmente había creído que sería, niñero.
Cuando su padre le informo que aquel chico se
encargaría de cuidarlo las veinticuatro horas del día
los siete días de la semana hizo un berrinche al
pensar que su padre le habia conseguido más bien un
niñero que un guardaespaldas, no quería ser
cuidado, ya tenía veintidós años para estar al
cuidado de alguien más. Pero, ya ahí con él a un lado
no podía quejarse, a decir verdad se encontraba
entusiasmado al pensar en pasar tiempo con él y
poder conocerlo mejor.

— Disculpa, ¿Puedo saber cuál es tu nombre? —Se


animó a preguntar después de varios minutos en
silencio, al fin quitando su vista de la ventana para
prestar atención a su compañero.

Este quedó en silencio unos segundos más sin quitar


su vista del camino, Taehyung apretó sus labios
sintiéndose incómodo y avergonzado al creer que lo
ignoraría, más una suave y dulce voz que jamás
olvidaría se hizo escuchar.
— Jungk...—

Y las lágrimas comenzaron a brotar, interrumpiendo


así sus recuerdos mientras en desespero comenzó a
tirar de su cabello, empezando a sentir su respiración
acelerarse a tal punto de comenzar a hiperventilarse,
¿Cómo era posible?

— Mierda... Mierda, mierda, ¡Mierda! ¡MIERDA, NO!


—Comenzó a gritar con fuerza, sintiendo como las
lágrimas comenzaban a descender de sus ojos—. ¡Por
favor, no! Todo... Todo menos eso... Por favor... —Su
voz comenzó a temblar, se escuchaba realmente
dolido al suplicar, comenzó así a dar golpes a su
cabeza con algo de fuerza sin frenar su llanto.

¿Cómo es posible que ya esté olvidando el sonido de


aquella dulce voz?

Está olvidando el sonido de su voz.


Aquello le hizo quedarse en un estado de trance,
nuevamente sus ojos ardieron está vez con más
intensidad mientras el agarre en su cabeza se hizo más
fuerte empezando así a negar con desesperación, su
pecho comenzó a doler, parecía que lo estaban
desgarrando por dentro y su estómago se encogió a tal
punto de creer que estaría por vomitar.

Su voz era dulce, su voz era tan delicada y tan tierna;


no debía olvidarla. Deseaba escucharla nuevamente,
empezando a rogar a algún ser superior con toda su
fuerza, desde el fondo de su corazón y con todo su ser,
poder oír nuevamente aquella voz que lo era todo para
él, aunque fuera una sola palabra, necesitaba oírlo
nuevamente.

Más eso solo era un deseo que jamás se podría


cumplir.

Trató de calmarse, con esfuerzo camino a la cocina por


un vaso con agua y con desespero bebió de esta para
así continuar con una serie de respiraciones para
calmar un poco su ansiedad, logrando al menos dejar
de temblar aunque su mente seguía siendo torturada
por tratar de recordar el tono exacto de su voz.
Nuevamente volvió a la sala, tomando asiento en el
sofá mientras una vez más los recuerdos comenzaban
a llegar a su mente.

Taehyung recorría con curiosidad el pequeño


departamento que desde ese día compartiría con
Jungkook, el amable y muy dulce chico que lo
cuidaría.

— ¿Qué le parece el lugar, señor Kim? —La voz del


chico sonó atrás de él causando así que se
sobresaltara dando rápidamente la vuelta,
encarando al menos que comenzó a reír al notar que
provocó un pequeño susto en Taehyung.

— Primero que nada, dejemos las formalidad de lado,


puedes llamarme Taehyung ¿Bien? —El chico de ojos
bonitos con una sonrisa amplia asintió a sus
palabras—. Bien, y este lugar es pequeño pero
realmente se siente muy acogedor, agradable... Me
gusta. —Sonrió comenzando nuevamente a recorrer
su vista por todo el lugar con una sonrisa muy
sincera en su rostro, causando que Jungkook igual
sonriera.

— Me alegra saber eso, entonces sea bienvenido a mi


casa, Taehyung. —

Aquél tintineo se oía en su cabeza, podía recordar sus


palabras exactas más por desgracia no podía
encontrar su voz en sus recuerdos. Se abrazó a si
mismo con fuerza, luchando para que las lágrimas no
brotaran nuevamente.

— Vamos... Solo han pasado seis años... N-no puedo


olvidarte así... Todo menos a ti, amor... —Susurraba a
la nada con un hilo de voz, apretando sus ojos con
fuerza, dolía tanto y no podía soportar más eso.

— ¡Oh, mi Jungkookie, eres tan adorable! —Exclamó


Taehyung con adoración mientras apretaba las
mejillas de su menor, el cual ya estaba comenzando a
acostumbrarse a las muestras de afecto que el mayor
había comenzado a darle en los dos meses que habían
comenzado a vivir juntos por contrato de su padre.

Más realmente Jungkook no se sentía obligado a


vivir con Taehyung ni lo veía como trabajo, ahora se
sentía tan real, como si siempre debió de haber
pertenecido a su lado y estando con él se sentía tan
bien, que ya no podía verse nuevamente lejos del
castaño que alegraba su día a día.

— Tú eres adorable, Tae. —Murmuró suavemente,


abrazando a su mayor por la cintura y después
cerrando sus ojos al notar que Taehyung se estaba
acercando a dejar un beso en su frente como
últimamente acostumbraba.

Pero está vez hubo algo distinto.

Jungkook pudo sentir una presión sobre sus labios,


causando que abriera un poco sus ojos para notar
que no estaba soñando, realmente Taehyung lo
estaba besando.

Taehyung lo sujeto por la cintura para apegrarlo


más y eso causo que Jungkook saliera de su trance
para pasar sus brazos por los hombros del mayor y
abrazarlo por su cuello mientras lentamente
correspondía a aquel beso, claramente algo nervioso
más no quería que terminara.

Ambos sentían sus estómagos revolotear ante la


emoción que causaba aquel tierno roze de labios,
haciendo que sus corazones latieran al mismo ritmo
en sincronía.

Taehyung suspiró encantado por los labios de su


menor, tal y como en ese tiempo los imagino durante
muchas platicas que tenían donde no podía quitar su
vista de sus rosados labios, eran tan suaves y
esponjosos, tan besables que juraba poder besarlos
hasta dar su último suspiro en ellos.
En su mente la escena del primer beso de ambos se
repetía cómo una película, Taehyung paso sus dedos
suavemente por sus labios, juraba aún poder sentir
aquel cosquilleo que le causaban sus besos como si
acabará de suceder.
Apretó sus labios comenzando una vez más a sentir
dolor en su pecho, extrañando como siempre aquellos
besos; a veces lentos mientras disfrutaban, a veces
desesperado y exigiendo más del otro.

Lentamente una lágrima volvió a bajar por su mejilla,


limpiando está al instante para después llevar su vista
a aquella puerta corrediza de cristal que daba al
balcón. Las cortinas blancas y ligeramente
transparentes ante la luz de la luna se movían
ligeramente por el viento que corría y entraba por las
ventanas abiertas, casi como si quisieran hipnotizar al
castaño que se sintió atraído a estás, caminando hasta
aquella puerta de cristal para posar segundos después
sus manos en el vidrio, recordando nuevamente algo.
Habían vuelto de Busan a Seúl solo por unos días,
llegando al mismo departamento donde en la
actualidad se encuentra, esas últimas semanas
solamente se comían a besos entre ambos, dándose
cariño y sin llegar a nada más, pero esa madrugada
era diferente.
En la seción de besos nocturna con su amado
guardaespaldas que se encontraba sentado sobre su
regazo, creyó que está vez tenía la oportunidad de
poder llegar a algo más.

Llevo lentamente sus manos bajo la camisa de


Jungkook el cual respiraba algo agitado ante los
besos apasionados, más al sentir que Taehyung
intento quitar su camisa, este inmediatamente se
separó, negando varias veces con su cabeza mientras
trataba de regular su respiración.

— Es noche... Tu padre llegará temprano mañana...


—Murmuró con pesar, no quería detenerse, más
tenía miedo de ser descubierto por el señor Kim.
— Pero Jungkookie... Por favor, quiero- —Se vió
interrumpido por los labios de su menor, el cuál
segundos después se separó y se levantó de su regazo
sintiendo sus piernas temblar.

— Hazme caso, Taehyung... No quisiera que por


llegar a dormir tarde no podamos despertar
temprano y tu padre nos termine encontrando en
una situación vergonzosa... Él llegará muy
temprano... —Intentó mirar hacía otro lado,
sintiendo sus mejillas arder lo cual Taehyung noto
aquel sonrojo, pareciendole tierno.

Jungkook suspiro sin verlo y comenzó a caminar a la


habitación, más Taehyung al ver que se alejaba se
paró rápido de su sitio para alcanzarlo, tomando su
mano.

— Jungkook, por favor... No me importa que diga mi


padre, yo solo quisiera esta noche poder besarte,
abrazarte, poder demostrarte todo mi amor y, si tú
me lo permites, poder sentirme tuyo, poder sentirte
mío mientras nos hacemos uno... —Fue susurrando
lentamente con total cariño hacia él, Jungkook fue
retrocediendo de espaldas hasta chocar su espalda
contra aquella puerta de cristal, sintiendo la sangre
subir a sus mejillas y su corazón latir con fuerza—.
Déjame amarte esta noche y en muchas más, déjame
enseñarte las estrellas desde mi habitación y
dejémonos de preocupaciones por el "que dirán" —Se
fue acercando aún más al menor que se estaba
comenzando a dejar llevar por las caricias en su
cintura, aceptando los besos en el cuello que erizaba
toda su piel hasta terminar con la respiración
agitada de ambos a centímetros de probar una vez
más sus labios para darle luz verde a la entrada al
paraíso—. Jungkook, te... —

— Necesito ahora... —Susurró con su voz ronca y


quebrada, apoyando su frente y brazos en la puerta de
cristal mientras su cuerpo comenzaba a temblar y sus
lágrimas comenzaron a caer ante el vacío que
nuevamente lo comenzó a rodear al volver a la
realidad.
Recordó el "yo también te necesito, amor" que
Jungkook le respondió aquella noche, más la
frustración lo volvió a invadir al no poder recordar su
voz ¿Cómo era capaz de olvidarlo? Se juró a si mismo
jamás hacerlo, y ahí estaba, llorando como un
pequeño niño hambriento que olvidó su lonche en
casa; olvidó la voz del amor de su vida y no podía con
la culpa de haberlo hecho.

Sus manos temblorosas abrieron la puerta corrediza y


el viento de aquel frío invernal acaricio su cuerpo al
instante, comenzando así a temblar aún más mientras
avanzaba hasta lentamente apoyarse en el barandal
del balcón. Su mirada se dirigió al cielo, contemplando
la luna, se encontraba menguando, después comenzó
a ver las estrellas en el cielo.

Sonrió levemente, preguntándose si a lo mejor las


estrellas están más cerca de su amado, celando y
deseando incluso poder ser una para igualmente
poder estar cerca de él nuevamente.
¿Cómo era posible que aún después de haber pasado
seis años no pudiera superarlo? Le era imposible
hacerlo sinceramente, en su día a día lograba
mantener sus sentimientos ocultos, tenía que
mantener aquella imagen firme de un sabio e
intimidante líder de la empresa, pero al caer la noche
o durante sus días libres la depresión lo atacaba,
invadía cada parte de su ser y destruía internamente
con cada uno de sus recuerdos más felices al lado de
Jungkook, trayendo una y otra y otra vez aquellos
hermosos ojos cafés, tan claros y brillantes.

— Realmente deseo poder oírte de nuevo, mi


Jungkookie... Lo deseo tanto... —Susurró mirando al
cielo, sintiendo su garganta cerrarse y su estómago
revolverse ante el recuerdo de la última noche juntos.

Esa noche Taehyung invito a cenar a Jungkook, ya


habían pasado un año y medio desde que aquel lindo
chico de ojos brillantes dejo de ser su guardaespaldas
para ser su novio, siendo así Taehyung quién ahora
cuidaba de Jungkook.
En aquella cena en la casa de Taehyung, este empezó
a jugar con las manos de Jungkook, ambos diciendo
tonterías sin ningún sentido mientras reían, hasta
que en un momento Jungkook sintió algo frío pasar
por su dedo anular y rodeado este; confundido al
dejar de oír la risa de Taehyung, Jungkook lo miro a
sus ojos, se mostraba nervioso más una dulce sonrisa
estaba pintada en sus labios. Los orbes brillantes de
su amado empezaron a bajar lentamente hasta
mirar su mano para así posar su vista en su dedo
anular donde ahora se encontraba un precioso anillo
de oro blanco con un diamante grande incrustado.

Los ojos de Jungkook se ampliaron al notarlo,


mirando a Taehyung y seguido al anillo varias veces,
empezando a sentir sus manos temblorosas y sus ojos
empezar a arder a punto de llorar, no podía ser
cierto, debía de ser algún sueño o algo.

— Jeon Jungkook, desde que te conocí he quedado


cautivado con tu belleza, y al conocerte más a fondo
me di cuenta de que tú, mi Jungkookie, eres la única
persona con la que quiero estar el resto de mi vida...
—Habló firme, apretando la mano del menor que ya
se encontraba llorando ante las palabras, sabiendo
que es lo que estaba por preguntar—. Así que... ¿Me
harías el honor de poder ser tu esposo? —

Aquélla pregunta resonó en la mente del menor, se


sentía en un sueño y sin dudar empezó a asentir
muchas veces, soltando a su vez varios "Si" en
respuesta, acortando la distancia en un fuerte abrazo
entre llanto diciéndole cuanto lo amaba, ambos
felices, con aquella nueva promesa por cumplir en un
futuro cercano, o eso era lo que ambos creían que
lograrían.

Taehyung seguía llorando, está vez


desgarradoramente, su sueño llegó a sus recuerdos y
comenzó a apretar sus manos contra su pecho, ¿Por
qué tenía que soñar eso? ¿Por qué tenía que
recordarlo?
Sus piernas comenzaron a fallar y se dejó caer en el
suelo de rodillas, sintiéndose tan débil, sintiendo el
dolor de haber perdido a su único primer amor,
empezó a golpear con desesperación el suelo ante el
dolor que le causaban recordar aquel día.

Esa noche Jungkook dijo que debía volver a casa,


Taehyung le pidió e insistió en que debía quedarse,
más Jungkook tenía que volver para dejarle unas
cosas a su madre la cual vivía a unas calles de
distancia del menor pues ya había prometido ir a
dejarlas antes de salir con Taehyung. Este sin querer
dejarlo ir no tuvo de otra más que aceptar y dejar que
se fuera no sin antes darle un beso y ver qué se fuera
en su Mercedes negro.

— Sí.... Sí tan solo me hubiera aferrado a que te


quedarás... —Susurró con pesar, sollozando
débilmente.

En la mañana siguiente Taehyung desayunaba


tranquilamente mientras como todos los días
temprano veía el noticiero, se había reportado un
accidente donde en el vídeo se mostraba un hombre
bajando de un auto para cruzar la calle después, pero
apenas este cerro la puerta un ebrio que apareció de
la nada se lo llevó de paso, acabando con su vida y en
ese instante que se mostró lo sucedido, Taehyung
quiso acabar con la suya.

Aquél carro, un Mercedes negro, lo conocía a la


perfección....

Esa calle era la que visito varias veces cuando


formalizó una relación y visito en muchas ocasiones
a la madre de su amado.

Y aquél hombre que se mostró en el vídeo cruzando la


calle, conocía esa ropa, esa figura.

Quería creer que solo era una coincidencia, que no se


trataba de él, más al ver la imagen de su Jungkookie
en las noticias, no supo cómo reaccionar. Se quedó en
shock varios segundos, queriendo creer que no era él,
no lo era.

Su Jungkookie estaba en su casa, apenas


despertando, debía de estar mirando su anillo que le
dio la noche anterior y sonriendo embobado... Sí, así
debía estar su Jungkookie; no muerto.

Taehyung estaba hecho un ovillo en el suelo de aquel


balcón, susurrando el nombre de su amado. El frío esa
noche era tan fuerte, más Taehyung no sentía nada, ni
su cuerpo temblar y congelarse en el suelo de ese
balcón, deseando volver a aquéllos momentos.

Y después de varios minutos en aquella posición,


dejándose congelar, pudo ver el cielo nuevamente.
Dos estrellas brillantes en lo más alto le trajeron un
recuerdo de sus claros y hermosos ojos, en silencio los
admiro en aquél frío amanecer, mientras se repetía
mentalmente cuánto lo amaba y lo mucho que lo
extrañaba.
Y cuando creyó que estaba a punto de quedar ahí
inconciente ante tanto frío, hubo algo más. Un
tintineo, o mas bien una voz traída por el viento desde
la lejanía; una voz que acarició sus oídos, erizando su
piel.

— Taehyung... —

Y así, tan claro como el amanecer, Taehyung pudo


escuchar aquella voz traída por el viento de aquel
invierno, olvidando el frío y el dolor de sus huesos; se
levantó inmediatamente.
Su corazón latía con tanta fuerza que golpeaba su
pecho, latía reaccionando con ansias ante aquella
dulce voz.

Tan suave y dulce como siempre.

— Taehyung... —
La voz de su amado repitió su nombre, todo era tan
confuso y justo en ese momento todo a su alrededor se
oscureció nuevamente, no habia ningún amanecer,
ninguna estrella, ni la luz de la luna; todo se oscureció
por completo.

Se mantuvo parado en su lugar, tal vez ya se estaba


volviendo loco, era lo más seguro. Pero cuando lo
creyó así, pudo apreciar como una silueta algo
brillante desde el fondo del pasillo de su
departamento se fue acercando.

Lentamente, su silueta parecía brillar mientras más se


acercaba y cuando Taehyung lo vio perdió todo el
aliento que había acumulado en sus pulmones.

Su amado, su Jungkookie estaba frente a él, aquellos


ojos brillantes y claros, aquél cabello azabache lagro,
su piel blanca como la porcelana, su linda sonrisa que
le hacía ver como un adorable conejito... Se veía tan
hermoso como aquella noche, tan hermoso como
siempre fue.
Una vez Jungkook puso un pie en el balcón, todo
comenzó a brillar a su alrededor nuevamente, por
inercia Taehyung miro hacía arriba mientras sus ojos
nuevamente volvieron a derramar lagrimas al ver
estrellas fugaces, muchas estrellas fugaces bañar el
cielo en ese amanecer sobre su amado y él.

Nuevamente los sollozos escaparon de sus labios,


volviendo la vista a Jungkook en cuanto sintió aquella
cálida mano contra la suya ¿Realmente estaba
pasando? Y lo pudo confirmar al lentamente llevar sus
temblorosas manos al rostro del chico, lo estaba
tocando nuevamente, su suave piel tibia entro en
contacto con sus ahora tibias manos.

Realmente era él, era su Jungkookie, ahí frente a él.

— No llores más, amor. Ya lo haz hecho lo suficiente


estos años, debes ser feliz. —Susurró con cariño su
menor, aquella voz fue musica para los oídos de
Taehyung. Sintiendo como pasaba igual sus manos
por las mejillas del castaño, limpiando con sus
pulgares las lágrimas que seguían bajando de los ojos
de este.

— Lamento no haberte protegido... Debí haber pedido


que te quedarás más tiempo... Debí haberte
acompañado o-o alg-algo... —Su voz se volvió un hilo
al terminar, Jungkook comenzó a arrullarlo con
cariño, acortando la distancia para abrazarlo.

Un abrazo que Taehyung necesito los últimos seis


años y que lo hizo sentirse nuevamente completo, un
abrazo que había arreglado todos sus males. Un
abrazo que le demostraba que todo estaba bien y sanó
todo su dolor.

— No te culpes más, jamás fue tu culpa amor... —Las


palabras se quedaron en la mente del mayor,
levantando su rostro, su Jungkook estaba entero
frente a él, tan real, tan vivo y hermoso como la
primera vez que lo conoció.
— Quiero estar contigo... Por favor, no quiero estar
más tiempo sin ti... —Suplicó juntando sus frentes,
desesperado y deseando con todas sus fuerzas que no
desapareciera.

La suave y dulce risa de Jungkook se hizo oír,


sintiendo un suave beso en sus labios, el cual con gusto
y necesidad correspondió. Sus labios encontrándose
después de mucho, encajando como un rompecabezas
por fin completo.

Fueron varios segundos los que transcurrieron, hasta


que al fin se separaron. Ambos se miraron a sus ojos,
la felicidad volvió a Taehyung en solo ese beso y toda
preocupación se borró de su mente, ahora no existía
más para él que Jungkook nuevamente a su lado.

— Debemos irnos entonces. —Anunció el pelinegro,


separandose sin soltar la mano al chico, el cual camino
siguiéndolo sin negarse.
Paso sobre su propio cuerpo tirado en aquél balcón,
congelado y ya sin vida, más no se sentía mal.

Se sentía feliz, se sentía en paz y nuevamente


completo, más vivo que en vida de la mano de su amor
nuevamente. Ambos caminaron lejos de ahí,
desapareciendo en aquél amanecer para ser felices,
por siempre al lado uno del otro, por la eternidad
juntos.+

Ambas almas unidas nuevamente, encontrando al fin


su final feliz y paz eterna, juntos.

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