Golden Ticket JJK - KTH
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ducktancosmic
Prologo
Campo, lo que alrededor de su casa había, era campo. Mientras su hogar lleno
de amor parecía suficiente ante lo que quería.18
— No creo que quiera casarse con un Doncel pobre como yo. — Era fácil, sin
dinero no podías acercarte al gran hijo del gobernador.15
El que mantenía todo el país y ciudad en calma. Sin ninguna guerra o disputa,
viviendo feliz y con poca violencia.
Aunque claro, todos no sólo agradecían a la familia, admiraban a los hijos del
gobernador. Jeon Jungkook, el hermano mayor y Jeon Hana, hija menor.2
Jeon Hana era linda. Dueña de los gimnasios de casi toda la ciudad y buena en
los deportes.
Era todo, para su familia.
Y él, bueno. Solo era hijo de campesinos que ahora vendían sus terrenos para
tener dinero.
Negó. El ritual de familia era que, a sus veinte, la mayoría del pueblo recibía a
un joven en casa que lo reclamaba como esposo para su bienestar.
— Kai, no tienes por qué disculparte. Amo a mi familia y trabajaré para darles
lo que falta. — Solo se quedaría en casa, cuidando a sus abuelos y padres.4
Entró a casa con su amigo, quien solo lo siguió a la cocina pequeña que había.
El cuchillo que sostenía cayó al suelo, sus ojitos se abrieron en sorpresa y sus
mejillas ganaron un color más rojo.
Mientras, sin saberlo, sus padres estaban atrás y sus abuelos solo miraban
divertidos lo que sucedía.
— ¿Se-Seis?
— Sí, hay seis entre todas las cuatrocientas ochenta cajas que serán vendidas
en unos días.11
No podía, si era algo del destino, sabía que no lo tendría. Porque no podía
siquiera comprar algo de los productos.
Las lágrimas querían salir, pero no podía. No había un futuro con su amor
platónico, no existía nada.7
No podía estar con el hombre grande y firme. El mismo que una vez lo ayudó
ante alguna torpeza que hizo.
— Cariño, es tu oportunidad.
Tu cabello es hermoso.
Las prendas que usaba eran viejas por falta de recursos, apenas y tenía para
darles de comer a sus familiares, quienes parecían no quejarse.
La gente corriendo con dinero en mano, disponible para comprar sin importar
nada.
—¡Quítate! —El grito junto al empujón en su cuerpo que lo llevó a caer con
fuerza.6
Sus manos abrazando la canasta con fuerza para no perder lo que había
recolectado.
El golpe en su cabeza y pierna dolió, tampoco se movió hasta que pudo sentir
su pierna. Sentándose y levantándose con dificultad ante la pulsación en su
rodilla.1
🌳
Cuando estuvo por entrar a su casa, solo escuchó bullicio. Mientras abría la
puerta y entraba por el pequeño pasillo hasta poder ver a toda su familia
peleándose.
Más comentarios entre sus abuelos y padres, mientras él solo dejó la canasta
en la mesa de madera. Obteniendo la atención.3
—¡Taehyung! —El grito lo hizo saltar ante su nombre. —Te tenemos un regalo,
sabemos que tu cumpleaños es en unos días. Pero quisimos que tuvieras al
menos la oportunidad.
Negó, quería llorar. No había una oportunidad, no a una persona como él.
Alguien pobre que apenas podía tener para comer.10
—Yo lo corto. —Su abuelo cortó el otro listón de la caja del centro dejando que
pudiera abrirla.
—No está.
Sus dedos temblaban ante la atadura, para quitarla y dejar que el sentimiento
de odio y tristeza creciera en su pecho.
Abrió la tapa roja, tomando las prendas blancas de seda en sus manos, con
detalles dorados y lazos preciosos.
El brazalete de oro en una caja de vidrio con el nombre de su amor platónico
escrito y los aretes de plata brillantes.
Sonrió, si en esa caja no venía el boleto, estaría feliz al menos por tener un
brazalete con el nombre de su amor. De la persona que deseaba tener.13
—Jungkook ... —paso su mano sobre la tela suave del saco que había.
Dejó de tocar para levantar las prendas y tomar una caja más delgada de color
blanco, abriéndola ante la vista de su abuela, quien aplaudió por el collar de
diamantes diminutos con las siglas del apellido de la familia.
—¡Lo tienes! —El grito de su abuelo, quien saco un boleto dorado de entre las
prendas para enseñarlo ante todos.13
Sus labios se abrieron levemente ante la fina letra y firma que aparecía.
"Querido ganador, soy Jeon Jungkook y estoy buscando alguien con quien
compartir, no solo mi vida, también mi dinero. Por eso, te pido de la forma más
tranquila, que asistas el día veintinueve de diciembre a la mansión Jeon,
justamente a las diez de la mañana.
Sé tú mismo, viste las prendas que están en esta caja y usa el brazalete. Porque
tal vez al final del día, será remplazado por un anillo de compromiso.16
Te esperaré.
—Jeon Jungkook.
El abrazo firme de sus padres que lo hizo sollozar, dejándose llevar por sus
sentimientos.
Mientras portaba las prendas blancas y elegantes que debían llevarse a cabo
en el boleto.
Tres hombres que llevaban prendas distintas a las suyas, ellos con trajes
diferentes, cada uno rojo, negro y dorado. Dos chicas con zapatillas y vestidos
elegantes de tonos pasteles.
Y él, bueno. Su traje era blanco, así que no podía decir mucho. No cuando
amaba ese color y le gustaba como quedaba con su cabello rubio.1
Estiró el boleto mirando el suelo, sin desear tampoco que fuera desechado tan
pronto.
—Tu nombre.
—Adelante.
Era el momento de estar dentro del hogar de Jungkook y hacer lo posible para
conquistarlo. Para ganar, al menos intentarlo
Habían sido formados casi por edades delante de Jungkook. Se había dado
cuenta de algo, que era el único con el brazalete.33
—Todos haremos algunas actividades de las cuales les irán restando puntos si
no logran realizarlas correctamente.
—Por aquí. —La siguieron, llegando hasta el salón especial donde yacía un
gran comedor. —Cada uno deberá limpiar el piso, los cubiertos y ordenarlos.
Tienen diez minutos.
Sus manos fueron rápidas mientras limpiaban los cubiertos, quitando las
gotas de agua.
—El piso será con el cepillo que tienen al frente, hay jabón en el recipiente de
adelante. Deben de limpiar bien el cuadro que se les encomienda.20
Escribiendo sus nombres en una hoja, fue dejado delante de lo que he hecho.
—Tae... hyung. —Escribió con el pincel, sonriendo por el pequeño detalle que
agregó al final.
Los demás bufaron molestos, las mujeres parecieron más enfadadas por el
vestido que tenían puesto.
Todo estaba bien, al menos lo había estado hasta que la señora y Jungkook se
retiraron para regresar en diez minutos.
Lo que no esperó fue que le arrojaran tierra a su cabeza, logrando ensuciar sus
prendas blancas y el piso ya listo.20
—¡Oh! ¡Lo siento! —El hijo del dueño del bar. Reconoció su voz, porque
siempre le había hecho burla por sus prendas.
—No vas a ganar, quien se casará con Jeon Jungkook será alguien de buena
familia. Al menos que tenga dinero. —Esta vez levantó la mirada, el agua sucia
cayó en su rostro.4
No debía llorar, no lo haría. Porque estaba ahí para luchar, para amar a Jeon
Jungkook y demostrar que solo quería estar a su lado.
—¿Que más pediría? Es atractivo. Tiene mucho dinero, te ofrece una familia. Y
que nuestra familia también obtiene lujos. —Respondió uno de los hombres.
Y él, tal vez deseaba golpearlo. Decirle que no todo podía ser suyo, que el
dinero era lo de menos.
El ruido de tacones lo hizo negar, tomar como pudo toda la suciedad y lograr
que se viera bien. Aunque sus prendas sean un desastre.
—Lección uno, y lección dos. Unos son mejores que otros, y otros... son más
cuidadosos. —Las palabras fueron hacia él.
La mirada de la mujer que anotó algo en una tabla grande, reclamando algo
que no tenía idea y tal vez por primera vez en el día, provocando un
sentimiento de tristeza en su pecho.
Se supone que debe ser el mejor, que debe tener las cualidades de un sirviente
real. Que debería cuidar su vestir en todo momento.3
Lo único que Taehyung hizo, fue morder su labio. Apretar sus puños y cerrar
sus ojos para controlar sus sentimientos.
Quitó el mandil para dejarlo a un lado, sus ojos estaban brillosos. Rojos,
esperando que se debilitara para llorar.
Avanzó cabizbajo, siguiendo a los demás sin importarle lo que podía llegar a
soportar solo para intentar ganar.
20
Seis flores grandes y hermosas. Su única tarea era plantarlas y que cada una
tuviera el cuidado perfecto.
El problema era simple, la tierra podía ensuciar todo y los demás parecían
asqueados mientras miraban sus uñas.
—Sí, pero los de mi abuelo son más viejos. —Con cuidado, tomó la pequeña
pala ancha para agacharse y cavar un agujero prudente.1
Revolvió la tierra del fondo y tomó las flores dejándola con cuidado en el
lugar. Quitando el plástico para tomar el resto de tierra y colocarla alrededor.
Probablemente ahora eso no tenía sentido, pero sabía que sus manos eran
hábiles.
—Ash, mis uñas ya se mancharon.
—Eres linda, tendrás aroma en unos días. Tal vez en la noche tus pétalos se
abran. —Por último, tomó las piedras pequeñas para rodear abajo del tallo.4
Terminó rápido, ignorando todo para tocar un pétalo, dejando que su vista
fuera hacia el brazalete. Las letras en cursiva de la persona que amaba.
Quien parecía llevar todo el crédito, era una de las mujeres, que a decir
verdad, aunque se quejaba, parecía ganar la atención de la madre de
Jungkook.
Tal vez el amor que no tenía le iba a importar a la mujer, tal vez su carácter
tampoco. O las dificultades en su vida menos, pero, estaba seguro de que si
seguía podría, por primera y última vez, tener los ojos de Jeon Jungkook en su
persona por segundos.
Y eso, era lo único que quería. Que tan solo lo notara en algún momento.
Se levantó limpiando sus manos con el agua que había para respirar profundo
y volver a sonreír.
—Todo parece lindo. Algunas no están bien puestas. —La mujer cruzó el
pasillo por el jardín para volver a escribí algo y sonreír. —Vamos ahora con la
vestimenta. Tendrán que escoger que es bueno para una cena con gente
importante
Tampoco sabía cómo usar una corbata, ni siquiera como sería elegante
peinarse.
Entró nervioso, no se tardó en bañar y estar limpio. Solo se quedó observando
el armario grande. Las prendas que estaban, los zapatos elegantes que
estaban en un estante más amplio.
Los aretes, corbatas, pañuelos, peines. Cualquier cosa que una persona
millonaria pudiera usar.
—Lo único que sé usar son las prendas que mi madre me hace. —Se sentó en
la cama, tomando apenas la ropa interior y pasando sus manos por la tela
suave, seda.
Se animó a sí mismo, mirando los colores y pensando que sería bueno para
una cena.
Le gustaba, por lo tanto, escoger los zapatos no fue un problema. Fue incluso
más rápido, peinar sus cabellos y no querer usar la joyería que estaba ahí.4
—Se acabó el tiempo, salgan como estén. —Una orden a las dos personas que
faltaban.
Taehyung se congeló, los demás parecían saber más sobre ese pequeño reto.
Eran elegantes, con maquillaje listo en sus rostros. Joyería de más, anillos y
collares. Trajes completos, suéteres estorbosos. Y muchas cosas más.
De arriba hacia abajo, sin ninguna expresión. Solo sus ojos profundos en su
cuerpo.
Retrocedió un paso, se sintió extraño. No solo por la mirada, sino porque sabía
a la perfección que no le había gustado. Que todo su esfuerzo no valdría
nada.10
Sus labios se apretaron, mirando hacia delante para avanzar e ignorar todo.
Sentados en fila, el platillo delante. Los cubiertos a los lados, más de cuatro
cucharas con distintos tamaños. Tenedores y cuchillos también diferentes.15
Sus manos se mantuvieron abajo, sus ojitos curiosos miraron las cucharas.
—Tampoco me gusta.1
Quiso reír, porque sabía perfectamente que la voz era de Jungkook, que sin
conocerlo, le estaba ayudando.
—Bien, son las seis de la tarde. Y hasta aquí termina todo. Pueden quedarse
con las prendas que tienen, sin embargo, el ganador o ganadora será visitada
en dos días.
La forma tan fea que dispara a Taehyung, un segundo más donde él mismo
notó el cambio con la chica más bonita.
—Pueden irse. Nos vemos en dos días, los demás tendrán dinero para su
familia. —Y el mayordomo los guió a la salida.
Comió el arroz, sentado arriba del pequeño segundo piso, donde solo había
apenas una cama hecha de madera y sus mantas para cubrirse del frío.
Las prendas que traído antes estaban dobladas en una caja con todas las
cosas que venían en las otras.
Sin olvidar que cocinó para su familia, y había vendido las flores que pudo
para recuperar el dinero que se gastó por las cajas.
- Cariño ... - Su madre subió por la escalera de madera, hasta mirarlo. - ¿Te
encuentras bien?
No había nada, ¿por qué ilusionarse con algo que no puede tener? ¿Por qué
soñar cosas tontas?1
Se cubrió de nuevo con su manta, dejando que las lágrimas bajaran por su
rostro, que el sentimiento creciera en su pecho y el dolor de no tener lo que
más quería, lo consumiera
Puedes desear, pedir, rogar. Pero no será tuyo, porque el mundo no necesita
que tú seas feliz.13
El ruido le avisó que su madre lo dejó solo, que podía llorar. Sollozar para no
llamar la atención.
Ayudar en lo que pudiera y conseguir más dinero para comprar una mejor
casa.
🌳
Sabía que después tendría que cortes que curar, pero no importaba. Si quería
hacer mermelada, debería tener los ingredientes.
- Pero mira nada más, ¿y así crees que vas a ganar? - La voz de una chica. - Ya
veo porque eres bueno en la mayoría. Sirves más de sirvienta.
Se giró, regresaría a casa. Tenía mucho trabajo que hacer y había comprado
pan para la cena.
Se detuvo., ¿Y ella quien se creía al llamarlo así? ¿Por qué ofender a su familia?
¿Tenía algo de malo ser campesino? ¿Ganarse la vida por medio de la tierra?4
- ¿Y?
- Tu padre te agradece por todo lo que estás haciendo, no sólo porque eres
joven y hermoso. También por tu buen corazón, y el trabajo que hasta ahora
no has dejado. - Acarició su cabello rubio. - Jeon Jungkook debió fijarse en ti,
mi bebé.
Sonrió, amaba cuando ellos parecían decirle que era lo mejor. Que incluso
podía tener varios pretendientes.
- Abuela, tengo cortes en mi cuerpo, moretones por algunas cosas. Tierra y
lodo en mis zapatos. La gente como él, se fija en su belleza, la presentación. Y
yo no tengo nada de eso.1
Sus ojitos perdieron el brillo, sus cortes en las manos ardieron. Pero no se
quejó, después las curaría.
- Así parece... por cierto. - Tomó las bolsas de papel para ir hacia el comedor. -
Les traje pan.
Taehyung trató sus heridas, se subió a su cama y miró con nostalgia el cielo.
Recordó las palabras, las últimas que escuchó porque había destrozado su
ilusión. Porque todo se fue abajo y tuvo que alejarse por las demás personas
que se entrometieron.
+
Lloré y me quedé dormido, pensando en que nunca podré quererte a mi modo.
05
- Usa esto ... - Fue tal vez cuando se dio cuenta del vestuario elegante que su
madre quería que usara.
La sonrisa de su madre que no quiso ver, porque le dolía pensar que al final
del día estaría solo y no podría verlo.
- Hazlo por mí. Solo por esta vez vista de una forma hermosa. - Dejó que su
madre escogiera las prendas.
Telas que ella misma cosió y tejió para él, dejando que un suéter bonito lo
cubriera y un listón estaba en su cuello. Mientras el pantalón blanco con
pequeñas costuras describe le gustaban.
Sin embargo, no se quedó quieto. Hizo las cosas de cada día sin ensuciarse.
Casi a su lado, al mismo hombre que amaba. Vestido de forma elegante, como
si fuera un príncipe.
- JiEun - La chica recibió un sobre. Y tal vez hizo lo mismo que el resto. -
WooKei - Pasó lo mismo.
- Taehyung ... las personas de clase baja no pueden siquiera pisar mi casa.26
Corrió la mirada y apretó sus labios cruzando entre las personas para dejar
que su mejor amigo lo abrazara.
No debería llorar, se prometió que estaría bien. Que no caería por su familia,
ellos lo necesitaban. Ellos parecían quererlo mucho, porque siempre
intentaban mantenerlo alegre. Sin importar cualquier incidente
Arrojó la flor al agua. Abrazando sus piernas y mirando como esta flor se iba
por la corriente. Como si fuera el último motivo para no llorar.
Cubrió sus ojos con sus manos, dejando sus sentimientos a flote, mostrando
tal vez lo herido que estaba. Lo inútil que era. Temblando por el frío y odio a sí
mismo.
- No debí ni siquiera de ir. Tampoco debí enterarme, de ese modo era mejor no
intentar cuando todo era inútil. - Arrojó la piedra de su lado.
- ¡No!
Movió sus manos alrededor, girando y moviendo sus pies para intentar
avanzar hacia la tierra. Arrastrándose, temblando de frío y sonriendo mientras
volvía a abrochar la pieza.
- No te alejes de mí, eres lo único que tengo. - Besó el nombre para levantarse,
debería regresar a casa.
- ¿Lo quieres por el dinero que pueden darte por él? - Se detuvo. - No te culpo.
Vale mucho, podrías venderlo y obtener dinero para ti.4
Suspiró, era mejor ignorar los comentarios de la gente. Las burlas que
llegarían en unos días por negarse al dinero.
- ¿Me escuchaste? ¿O te gusta fingir que no te interesa en lo más mínimo?
- Dinero, todo el mundo cree que es lo que las personas más quieren. ¿Qué si
lo tengo para venderlo? ¿Y a ti qué te importa? Es mi vida. Déjame en paz y
sigue tu camino.
- T-Tú ...
- ¿Que? ¿No esperabas que el mismo Jeon Jungkook estaba por estos
caminos? - Su cabello negro brilló, su sonrisa leve. - ¿Por qué llorabas hace un
rato?
- E-Eso no te incumbe.
- Taehyung.
- Ella no sabe nada, Taehyung. No voy a casarme con alguien si ese alguien no
eres tú. - La confesión más sincera que había escuchado. - No puedo hacerlo,
porque te amo. Eres tan hermoso, tan lindo y bueno que quisiera que
estuvieras a mi lado.34
Cuando llegó a casa, subió como pudo hasta su cama para quitarse las
prendas húmedas y cambiarse. Dejando que las mantas lo cubrieran y su
llanto lo dejara dormir.
🌳
Cuando los rayos del sol le dieron la fuerza para levantarse, lavarse la cara y
peinar sus cabellos. Saliendo de su casa con la pequeña cubeta en sus manos.
Su familia entera parecía estar afuera, lo que tal vez le provocó curiosidad al
ver como cubrían algo.
Su corazón latía con fuerza, con el hombre que amaba delante de él, la madre
de Jungkook estaba atrás mirando con orgullo la escena.27
- Tú eres un idiota.
El anillo que fue puesto adelante de él, los gritos de sus familiares y el rojo
adueñándose del rostro de Taehyung.
- Querido ganador. - La risa pequeña. - ¿Me darías el gran honor de convertirte
en mi esposo?
Tal vez no hubo falta decirlo. Cuando sin obtener respuesta, Jungkook le puso
el anillo y lo abrazó, dejando que esta vez llorara de felicidad.
Primer encuentro.
El viento se lleva muchas cosas, entre ellas, las sonrisas más puras.
Sus manos reconocieron como podían las moras pequeñas, observando como
algunas aplastadas por las personas.
Estiró su mano alcanzando una, cuando otra mano atrapó la suya, abriendo su
palma y dejando ahí otras tres moras.
Levantó la mirada, nunca había visto a alguien así. Tan elegante y atractivo,
sonriendo levemente y ayudándolo.
Era extraño para ser un nieto de campesinos. Era hermoso. Sin embargo, la
sociedad no lo veía de ese modo.
El chico bonito es muy educado, no puede entender por qué tanta humildad
de su parte. O la forma tan delicada que se despide para alejarse.
Toma la rienda de su caballo, y la gente se aparta mientras avanza y sigue el
mismo camino que el chico. Lo ve caminar con calma, su cabello se revuelve
con el viento. Y sus prendas son de tonos cafés junto a una camisa blanca.
Debido a las sandalias bien hechas de un material que desconoce, pudo notar
los piecitos del joven. Sí, adorable.
Suelta a su caballo.
Sus botas lo ayudarán a avanzar, y sonríe de nuevo al ver al lado del rosal
otras moritas bonitas.
Toma con cuidado unas cuantas, y escucha el canto melodioso del chico
rubio. Se sorprende, no sólo es hermoso, también es talentoso.
Las mejillas rojas son su premio, los ojos brillosos del joven le encantan. Es
magnífico.
- ¿Bello joven?
- Oh, lamente mi atrevimiento. Pero no pude contenerme al verlo ser una flor
exótica en tan magnífico jardín. - Le sonríe de nuevo, quiere saber su nombre.
- ¿Cuál es su nombre, joven elegante?
- Lo es, joven Taehyung. Debo admitir ante su presencia, que es usted muy
hermoso. Los cabellos dorados y su piel tan linda son pruebas de ello.3
Taehyung ríe bajo, su mano es soltada. Sus ojitos curiosos toman nota de las
prendas finas que lleva su mayor, desde las botas de cuero hasta la seda más
cara como parte de la camisa y saco.
No le avergüenza ser un campesino, solo le molesta que los demás los tachen
de ignorantes o incluso los molesten.
- Joven Jeon. ¿Qué hace una persona con tan alto nivel siguiendo a un simple
campesino? - Pregunta.
- Debo de ser sincero, y es que, joven Taehyung, sus ojos son atrayentes. Su
rostro y humildad me llaman la atención. Y claro, si usted me dijera de quien
es hijo, podría tomar una decisión.2
La ilusión, el amor y todo se olvidó ante las palabras "de quien es hijo".
- Mis padres son campesinos, mi señor. No creo que quiera hablar sobre algo.
Además, tengo solo diecisiete años. Y usted debería buscar a alguien de su
clase, de su nivel para algo mejor.
- Es una promesa. A esta misma hora. Solo para verlo y hablar. - Asiente de
nuevo. - Me retiro entonces, mi amado.
Una reverencia besando sus nudillos, una última mirada. Un amor fugaz que
se perdió en un segundo.
Esperó dos días después en el mismo lugar y obtuvo más respuestas similares.
Nadie se acercó, nadie sabía de la promesa que el señor Jeon le hizo en aquel
campo de rosales preciosos.1
La flor pequeña en sus manos había sido cultivada por él mismo, y se la había
querido entregar al hombre que lo flechó de tal manera, que sigue sin
olvidarlo.
Sus ojitos llenos de lágrimas observan la luna. Y con el poco coraje y valor que
tiene, se quita el anillo para dejarlo en la roca. Una nota reposa en el mismo
lugar.
- Gracias por la ilusión, usted fue muy amable, señor Jeon. - Con pasos cortos,
atraviesa el campo.
Probablemente nunca lea esta carta, tal vez sea algo erróneo que de este modo
suelte todo el dolor que he tenido. Sin embargo, quiero agradecer por tan lindas
palabras. Por las sonrisas, halagos y pequeños detalles al hablar.
Soy un joven muy abajo de su categoría, y temo que esta carta nunca llegue a
sus manos. Lamento escribir que esperé estos largos meses su llegada.
Es triste, pero hace dos meses ocurrió. Y hoy, juro que será el último. Amé y quise
a alguien desconocido, creí y confíe en algo sin valor.
Tenga una larga vida, y una familia. Gracias por tan poco, y perdone que mi
corazón sea tan débil para esperarlo más.
16
Aprieta sus manos, toma el anillo y sonríe triste. Porque ha perdido al Ángel
que tanto quiso conocer. Y no puede hacer nada.