Golden Ticket JJK - KTH

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Golden ticket • KookTae

ducktancosmic
Prologo

Campo, lo que alrededor de su casa había, era campo. Mientras su hogar lleno
de amor parecía suficiente ante lo que quería.18

— Deja de mirarlo. — Sus ojitos brillosos cambiaron a la dirección de su lado.


— Taehyung, no tienes que fingir que no te gusta.

— No lo hago, pero tampoco es como si tuviera oportunidad.

Alzó los hombros tomando la canasta de manzanas y volviendo a casa, con la


esperanza de que alcanzara para lo que tenía planeado.

— Jeon Jungkook parece ser millonario, y su familia es muy conocida.

— No creo que quiera casarse con un Doncel pobre como yo. — Era fácil, sin
dinero no podías acercarte al gran hijo del gobernador.15

El que mantenía todo el país y ciudad en calma. Sin ninguna guerra o disputa,
viviendo feliz y con poca violencia.

Aunque claro, todos no sólo agradecían a la familia, admiraban a los hijos del
gobernador. Jeon Jungkook, el hermano mayor y Jeon Hana, hija menor.2

Además de atractivos, en el caso del hermano, tenían una empresa y


compradas otras tres de productos de ropa, joyería y demás, que parecía ser
el sustento de su vida.

Jeon Hana era linda. Dueña de los gimnasios de casi toda la ciudad y buena en
los deportes.
Era todo, para su familia.

Y él, bueno. Solo era hijo de campesinos que ahora vendían sus terrenos para
tener dinero.

— Cumplirás veinte en dos semanas. ¿Nadie ha venido a reclamarte?

Negó. El ritual de familia era que, a sus veinte, la mayoría del pueblo recibía a
un joven en casa que lo reclamaba como esposo para su bienestar.

Pero él, no tenía a nadie. No habían pretendientes, y no deseaba tampoco a


alguien más que no fuera Jeon Jungkook.

— Estás enamorado y no puede ser posible. Lo siento, Taehyung.

— Kai, no tienes por qué disculparte. Amo a mi familia y trabajaré para darles
lo que falta. — Solo se quedaría en casa, cuidando a sus abuelos y padres.4

Entró a casa con su amigo, quien solo lo siguió a la cocina pequeña que había.

— Mandaron un comunicado en el pueblo. Dicen que hay premios en algunos


de los paquetes especiales de ropa que vende tu amor platónico.

— No puedo comprarlos. ¿Lo olvidas?

— Taehyung, el premio es un boleto dorado.3

— ¿Y? — Lavó las manzanas para cortarlas.

— Según las normas, son seis. Y de esos, quienes lo encuentren, darán a un


integrante de su familia Doncel o mujer como candidato a ser esposo de Jeon
Jungkook.20

El cuchillo que sostenía cayó al suelo, sus ojitos se abrieron en sorpresa y sus
mejillas ganaron un color más rojo.
Mientras, sin saberlo, sus padres estaban atrás y sus abuelos solo miraban
divertidos lo que sucedía.

— Tae, es tu oportunidad. Él solo va a escoger por suerte y quien sea de buen


corazón. Tú puedes tener un boleto de oro y hacer lo posible para casarte.

— ¿Se-Seis?

— Sí, hay seis entre todas las cuatrocientas ochenta cajas que serán vendidas
en unos días.11

Se sentó, parpadeando y mirando sus manos un momento.

No podía, si era algo del destino, sabía que no lo tendría. Porque no podía
siquiera comprar algo de los productos.

— No puedo, no gastaré nada — Susurró.

Las lágrimas querían salir, pero no podía. No había un futuro con su amor
platónico, no existía nada.7

No podía estar con el hombre grande y firme. El mismo que una vez lo ayudó
ante alguna torpeza que hizo.

— Cariño, es tu oportunidad.

— No, es de otros. Yo tengo cosas que hacer.

Las manos de su madre lo tomaron de sus hombros. Para sacudirlo


levemente.

— Cariño, nosotros podemos cuidarnos. Tú debes de seguir adelante. —


Susurró, dejando un beso en su mejilla.
Tal vez el destino te tiene preparado algo diferente y tú no puedes darte
cuenta.
3

El boleto a la felicidad es mágico.


01

Tu cabello es hermoso.

Las prendas que usaba eran viejas por falta de recursos, apenas y tenía para
darles de comer a sus familiares, quienes parecían no quejarse.

Recorriendo el rosal de moras y sacando las que podía usar. Dejándolas


dentro de una pequeña canasta para avanzar hasta el centro del pueblo.

Siendo atraído por la multitud, el hombre mayor que parecía llamar la


atención e intentar obtener silencio.

—¡Pueblo de Gimhae! Este es un anuncio importante.

La gente pareció callar, y Taehyung mirar curioso lo que ocurría. Mientras


avanzaba apartando un poco a las personas hasta poder observar mejor al
hombre mayor con traje que extendía al aire, un boleto dorado.

— El hijo del gobernador, Jeon Jungkook, está dando la oportunidad a seis


personas para ser su prometida o prometido.

Los gritos de las mujeres y algunos de hombres fueron escuchados.


— Quien encuentre el boleto dorado en una de las cajas de tono rojo, será
llevado a la mansión de Jeon Jungkook y pasará por pruebas para ser
escogido.1

Taehyung retrocedió, para emprender su camino a casa.

— El precio de la caja es de doscientos wons, en ella tiene todos los productos


necesarios. Son distintos para todos, diseños únicos y con un detalle especial
para los que tienen el boleto.

Se detuvo, cuando pudo ver como camiones empezaban a llegar con el


símbolo de la empresa conocida.

La gente corriendo con dinero en mano, disponible para comprar sin importar
nada.

—¡Quítate! —El grito junto al empujón en su cuerpo que lo llevó a caer con
fuerza.6

Sus manos abrazando la canasta con fuerza para no perder lo que había
recolectado.

El golpe en su cabeza y pierna dolió, tampoco se movió hasta que pudo sentir
su pierna. Sentándose y levantándose con dificultad ante la pulsación en su
rodilla.1

—Uhm, al menos no se cayó nada más.

🌳
Cuando estuvo por entrar a su casa, solo escuchó bullicio. Mientras abría la
puerta y entraba por el pequeño pasillo hasta poder ver a toda su familia
peleándose.

—No es buena idea, si es sorpresa, es mejor.

—Mejor hay que esperar.

Más comentarios entre sus abuelos y padres, mientras él solo dejó la canasta
en la mesa de madera. Obteniendo la atención.3

—¡Taehyung! —El grito lo hizo saltar ante su nombre. —Te tenemos un regalo,
sabemos que tu cumpleaños es en unos días. Pero quisimos que tuvieras al
menos la oportunidad.

No entendió, al menos no lo suficiente. Pero abrió su boca sorprendido


cuando su familia se apartó y dejaron ver tres cajas en el centro de tono rojo.7

— Fui al pueblo de Chunhae y llegue a tiempo al reparto. Gasté en tres, así es


más seguro, y tienen prendas nuevas para que puedas lucir lo que tu mamá te
heredó.5

Se sonrojó, entendiendo que quería decir algo sobre su cuerpo. Su físico


parecía envidiable, pero él no le tomaba importancia.

—Abre las cajas, hijo.

Avanzó lentamente mirando la primera caja a la derecha para ver la cerradura.


Cortando el lazo blanco para abrir la caja.
Todos observando con detenimiento, la forma en la que sacó las prendas.
Eran conjuntos especiales para deporte, otros para dormir y un collar de plata.

—Aquí no está ... —Susurró.

—Hay otras dos, pequeño.

Sabía que no sacaría el boleto, no cuando era apenas el sexto día y ya se


encontraron cinco boletos.

Negó, quería llorar. No había una oportunidad, no a una persona como él.
Alguien pobre que apenas podía tener para comer.10

—Yo lo corto. —Su abuelo cortó el otro listón de la caja del centro dejando que
pudiera abrirla.

Pudo apreciar joyería, aretes y algunos pantalones que estaba seguro le


quedarían. Saco las cosas hasta ver un sobre hasta abajo, abriéndolo y
observando dinero.

—No está.

—No pierdas la esperanza, falta una.

Mordió su labio, dejando que las primeras lágrimas bajaran.

Sus dedos temblaban ante la atadura, para quitarla y dejar que el sentimiento
de odio y tristeza creciera en su pecho.

Suspiró tembloroso, dejando que uno de sus cabellos rubios cayera en su


frente, y ayudaran al color rojo de su rostro ante su llanto.

Abrió la tapa roja, tomando las prendas blancas de seda en sus manos, con
detalles dorados y lazos preciosos.
El brazalete de oro en una caja de vidrio con el nombre de su amor platónico
escrito y los aretes de plata brillantes.

—Taehyung, ¿pasa algo?

Sonrió, si en esa caja no venía el boleto, estaría feliz al menos por tener un
brazalete con el nombre de su amor. De la persona que deseaba tener.13

—Jungkook ... —paso su mano sobre la tela suave del saco que había.

Dejó de tocar para levantar las prendas y tomar una caja más delgada de color
blanco, abriéndola ante la vista de su abuela, quien aplaudió por el collar de
diamantes diminutos con las siglas del apellido de la familia.

—¡Lo tienes! —El grito de su abuelo, quien saco un boleto dorado de entre las
prendas para enseñarlo ante todos.13

Su momento de felicidad, donde pudo tomar entre sus manos el boleto y


sonrojarse por las palabras.

—Léelo —asintió contento.

Sus labios se abrieron levemente ante la fina letra y firma que aparecía.

"Querido ganador, soy Jeon Jungkook y estoy buscando alguien con quien
compartir, no solo mi vida, también mi dinero. Por eso, te pido de la forma más
tranquila, que asistas el día veintinueve de diciembre a la mansión Jeon,
justamente a las diez de la mañana.
Sé tú mismo, viste las prendas que están en esta caja y usa el brazalete. Porque
tal vez al final del día, será remplazado por un anillo de compromiso.16

Solo tú tienes esta oportunidad, a cambio, tu familia también será agradecida


con muchos lujos.

Te esperaré.

—Jeon Jungkook.

El abrazo firme de sus padres que lo hizo sollozar, dejándose llevar por sus
sentimientos.

—Tae, si lo amas... estoy segura de que él caerá por ti —besó su mejilla.

Tu humildad te hace diferente.


02

Tus ojos son más que preciosos.

Su cabello húmedo parecía secarse por el aire, mientras el aroma natural a


vainilla que desprendía su cabello.

Mientras portaba las prendas blancas y elegantes que debían llevarse a cabo
en el boleto.

En sus manos el brazalete, puesto por su padre, y el boleto dorado.

Estaba nervioso, su rubor en el rostro lo demostraba. O tal vez el temblor en su


cuerpo al estar enfrente de las puertas de la mansión junto con otros cinco
más.

Tres hombres que llevaban prendas distintas a las suyas, ellos con trajes
diferentes, cada uno rojo, negro y dorado. Dos chicas con zapatillas y vestidos
elegantes de tonos pasteles.

Y él, bueno. Su traje era blanco, así que no podía decir mucho. No cuando
amaba ese color y le gustaba como quedaba con su cabello rubio.1

Sus ojos cafés, no azules como los demás.


—Padre, ya son las diez y no abren. —la voz de una de las mujeres. —¡Tiene
algo!10

El ruido de las puertas interrumpió al hombre de decir algo, ambas rejas


abriéndose para dar la bienvenida.

Taehyung quiso correr, no podía competir contra personas de niveles más


altos. Como las hijas de los dueños de la fábrica de tejidos, el hijo del
panadero, del bar y el hijo del carnicero. Que incluso tenían una casa llena de
lujos que nunca debería tener en sus manos.2

No podía, no cuando ellos eran mejores.

—Atención. —Observó al hombre que estaba enfrente de ellos como si los


analizara. —Entreguen los boletos.

Todos parecieron mirar con orgullo adelante entregando el boleto a la


persona que los miraba para comprobar.

Pero Taehyung no quería mirar, no le gustaba que las personas lo juzgaran. No


le gustaba que por la clase social tuvieran malentendidos.

Estiró el boleto mirando el suelo, sin desear tampoco que fuera desechado tan
pronto.

La persona que se detuvo enfrente de él, tomó el boleto de su mano con


delicadeza, para levantar su mentón.

Su corazón pareció enloquecer, el aliento desapareció ante la persona que lo


miraba con determinación.

—No bajes la mirada, no es bueno rendirse al principio de la competencia. Tú


puedes ser el ganador. ¿Cierto?
La voz aterciopelada que recordaba. La misma que había olvidado un poco
por el tiempo.

—Tu nombre.

—Kim Taehyung... —Odió como su voz tembló.

Al menos se sintió más enamorado ante la sonrisa de Jungkook, quien le


devolvió el boleto y se hizo a un lado para invitarlo a pasar.1

—Adelante.

Caminó un poco, observando como los demás también avanzaban


adentrándose a la mansión.

Era el momento de estar dentro del hogar de Jungkook y hacer lo posible para
conquistarlo. Para ganar, al menos intentarlo

Habían sido formados casi por edades delante de Jungkook. Se había dado
cuenta de algo, que era el único con el brazalete.33

—Todos haremos algunas actividades de las cuales les irán restando puntos si
no logran realizarlas correctamente.

La voz de la mujer, que descifró por la postura, era la madre de Jungkook, y


parecía querer todo perfecto.
—Primero, iremos al salón de limpieza. Demostraran qué son capaces de
hacer.

Taehyung fue testigo de las quejas de los demás candidatos, de cómo


Jungkook parecía mirarlos un momento y negar ante ellos.

—Por aquí. —La siguieron, llegando hasta el salón especial donde yacía un
gran comedor. —Cada uno deberá limpiar el piso, los cubiertos y ordenarlos.
Tienen diez minutos.

Todos parpadearon confundidos, mientras Taehyung tomó el pequeño mandil


para colocárselo mientras se quita el saco para remangar la camisa.

Sus manos fueron rápidas mientras limpiaban los cubiertos, quitando las
gotas de agua.

La mujer mayor pareció observar como los demás se molestaban haciendo


caso, como el único que parecía hacerlo sin quejas y de forma rápida, era el
chico rubio.

—El piso será con el cepillo que tienen al frente, hay jabón en el recipiente de
adelante. Deben de limpiar bien el cuadro que se les encomienda.20

Escribiendo sus nombres en una hoja, fue dejado delante de lo que he hecho.

—Tae... hyung. —Escribió con el pincel, sonriendo por el pequeño detalle que
agregó al final.

Alejándose y siguiendo con lo demás para agacharse en el piso y con el cepillo


empezar a limpiar el cuadro.

Los demás bufaron molestos, las mujeres parecieron más enfadadas por el
vestido que tenían puesto.
Todo estaba bien, al menos lo había estado hasta que la señora y Jungkook se
retiraron para regresar en diez minutos.

Lo que no esperó fue que le arrojaran tierra a su cabeza, logrando ensuciar sus
prendas blancas y el piso ya listo.20

—¡Oh! ¡Lo siento! —El hijo del dueño del bar. Reconoció su voz, porque
siempre le había hecho burla por sus prendas.

Sacudió su cabeza para volver a tomar el cepillo, limpiando de nuevo.


Tallando con cuidado para no rayar.

—No vas a ganar, quien se casará con Jeon Jungkook será alguien de buena
familia. Al menos que tenga dinero. —Esta vez levantó la mirada, el agua sucia
cayó en su rostro.4

Casi gateó retrocediendo, siendo consciente de como la camisa se ensuciaba.

No debía llorar, no lo haría. Porque estaba ahí para luchar, para amar a Jeon
Jungkook y demostrar que solo quería estar a su lado.

—Ustedes solo quieren su dinero.

—¿Que más pediría? Es atractivo. Tiene mucho dinero, te ofrece una familia. Y
que nuestra familia también obtiene lujos. —Respondió uno de los hombres.

Y él, tal vez deseaba golpearlo. Decirle que no todo podía ser suyo, que el
dinero era lo de menos.

El ruido de tacones lo hizo negar, tomar como pudo toda la suciedad y lograr
que se viera bien. Aunque sus prendas sean un desastre.

—Lección uno, y lección dos. Unos son mejores que otros, y otros... son más
cuidadosos. —Las palabras fueron hacia él.
La mirada de la mujer que anotó algo en una tabla grande, reclamando algo
que no tenía idea y tal vez por primera vez en el día, provocando un
sentimiento de tristeza en su pecho.

Se supone que debe ser el mejor, que debe tener las cualidades de un sirviente
real. Que debería cuidar su vestir en todo momento.3

—Adelante, vamos al jardín.

Lo único que Taehyung hizo, fue morder su labio. Apretar sus puños y cerrar
sus ojos para controlar sus sentimientos.

—No te quedes atrás.

Quitó el mandil para dejarlo a un lado, sus ojos estaban brillosos. Rojos,
esperando que se debilitara para llorar.

Avanzó cabizbajo, siguiendo a los demás sin importarle lo que podía llegar a
soportar solo para intentar ganar.

20

Eres mío, porque yo soy tuyo.


03

Tus manos son preciosas.

Seis flores grandes y hermosas. Su única tarea era plantarlas y que cada una
tuviera el cuidado perfecto.

El problema era simple, la tierra podía ensuciar todo y los demás parecían
asqueados mientras miraban sus uñas.

Los materiales de jardinería fueron puestos adelante, cuando la mujer dio la


orden, Taehyung tomó curioso cada material.

—¿Sabes usarlos? —Ante la voz, no levantó la mirada.

—Sí, pero los de mi abuelo son más viejos. —Con cuidado, tomó la pequeña
pala ancha para agacharse y cavar un agujero prudente.1

Revolvió la tierra del fondo y tomó las flores dejándola con cuidado en el
lugar. Quitando el plástico para tomar el resto de tierra y colocarla alrededor.

Sonrió, su madre siempre le había dicho que cuando él lo ayudaba desde


pequeño, parecía ser divertido y más rápido.

Probablemente ahora eso no tenía sentido, pero sabía que sus manos eran
hábiles.
—Ash, mis uñas ya se mancharon.

—Mi vestido se ensució.

—Mi saco también y mi pantalón. —Los quejidos a sus lados.

No era importante ahora preocuparse por sus prendas, ya estaban sucias, de


todos modos, ya no valía la pena.

—Eres linda, tendrás aroma en unos días. Tal vez en la noche tus pétalos se
abran. —Por último, tomó las piedras pequeñas para rodear abajo del tallo.4

Terminó rápido, ignorando todo para tocar un pétalo, dejando que su vista
fuera hacia el brazalete. Las letras en cursiva de la persona que amaba.

—Jungkook ... —Un susurro, la tranquilidad en su cuerpo.

De pronto, su sonrisa desapareció, recordando que los demás no han llevado


ninguna de las joyas. Hasta ahora se preguntaba si realmente todo valía la
pena.

Quien parecía llevar todo el crédito, era una de las mujeres, que a decir
verdad, aunque se quejaba, parecía ganar la atención de la madre de
Jungkook.

Suspiró, ¿y si en verdad no valía la pena? ¿Y si quien decidía quien era


resultaba ser la mujer?

La primera lágrima cayó.

Si se ponía a pensar a fondo, con su suciedad había logrado que le restaran


puntos. Sus habilidades no importaban, entendió que después podrían
preguntarle por su familia.
¿Qué diría? ¿Que sus padres y abuelos eran campesinos que apenas podían
sobrevivir con sus cosechas? ¿Que su padre había gastado el dinero de las
próximas semanas por su culpa?14

Miró el suelo, mordió su labio y pudo notar algo más.

Tal vez el amor que no tenía le iba a importar a la mujer, tal vez su carácter
tampoco. O las dificultades en su vida menos, pero, estaba seguro de que si
seguía podría, por primera y última vez, tener los ojos de Jeon Jungkook en su
persona por segundos.

Y eso, era lo único que quería. Que tan solo lo notara en algún momento.

—Se acabó el tiempo.

Se levantó limpiando sus manos con el agua que había para respirar profundo
y volver a sonreír.

—Todo parece lindo. Algunas no están bien puestas. —La mujer cruzó el
pasillo por el jardín para volver a escribí algo y sonreír. —Vamos ahora con la
vestimenta. Tendrán que escoger que es bueno para una cena con gente
importante

Parecieron seguirla de nuevo, el mayordomo le entregó a cada uno una toalla.


Y les dijo a que puerta entrar.

Inmediatamente, todos entraron, pero Taehyung solo se quedó quieto. Él no


tenía ni idea de qué usar, no sabía si era buena idea.

Tampoco sabía cómo usar una corbata, ni siquiera como sería elegante
peinarse.
Entró nervioso, no se tardó en bañar y estar limpio. Solo se quedó observando
el armario grande. Las prendas que estaban, los zapatos elegantes que
estaban en un estante más amplio.

Los aretes, corbatas, pañuelos, peines. Cualquier cosa que una persona
millonaria pudiera usar.

—Lo único que sé usar son las prendas que mi madre me hace. —Se sentó en
la cama, tomando apenas la ropa interior y pasando sus manos por la tela
suave, seda.

Se animó a sí mismo, mirando los colores y pensando que sería bueno para
una cena.

—Elegante, pero no tanto, sin corbata porque no sé hacerlas.

Ya confiado, decidió usar el pantalón blanco que era un poco suelto. La


camisa con pequeños detalles celestes, azules e incluso brillos bonitos.

Le gustaba, por lo tanto, escoger los zapatos no fue un problema. Fue incluso
más rápido, peinar sus cabellos y no querer usar la joyería que estaba ahí.4

Solo abrochó el brazalete y el collar que tenía desde la mañana.

—Todo estará bien. —Tomó la perilla y abrió.

Deteniéndose junto con los demás en fila.

—Se acabó el tiempo, salgan como estén. —Una orden a las dos personas que
faltaban.

Taehyung se congeló, los demás parecían saber más sobre ese pequeño reto.
Eran elegantes, con maquillaje listo en sus rostros. Joyería de más, anillos y
collares. Trajes completos, suéteres estorbosos. Y muchas cosas más.

Miró el suelo, no podía competir contra gente con dinero.


Ellos han sido criados con dinero alrededor, con profesores y sirvientes.
Mientras Taehyung apenas había tenido de profesor a su abuelo, aprendió a
leer, a escribir y a cómo cuidar el campo.4

Dios, no era digno del todo.

—Pasemos al comedor, es momento de que me demuestren su forma de


comer.22

Taehyung se ruborizó, sus cabellos cayendo en su frente por el movimiento,


dejando que Jeon Jungkook lo viera un momento.

De arriba hacia abajo, sin ninguna expresión. Solo sus ojos profundos en su
cuerpo.

Retrocedió un paso, se sintió extraño. No solo por la mirada, sino porque sabía
a la perfección que no le había gustado. Que todo su esfuerzo no valdría
nada.10

El dinero gastado por su familia, las palabras emotivas y el temblor en sus


manos.

Sus labios se apretaron, mirando hacia delante para avanzar e ignorar todo.

—Bien, como último punto, el platillo es una sopa de Bisque de langosta.


Tomen uno de los cubiertos y coman.

Sentados en fila, el platillo delante. Los cubiertos a los lados, más de cuatro
cucharas con distintos tamaños. Tenedores y cuchillos también diferentes.15

Sus manos se mantuvieron abajo, sus ojitos curiosos miraron las cucharas.

—Tercera, de izquierda a derecha ... —Apenas escuchó el murmullo. Tomó la


cuchara en su mano y la metió en el líquido.11
Parecía delicioso, pero para su mala suerte, al inclinarse para probarla, tuvo
que cerrar sus ojos y apretar sus labios ante el sabor.

—Tampoco me gusta.1

Quiso reír, porque sabía perfectamente que la voz era de Jungkook, que sin
conocerlo, le estaba ayudando.

—Madre, creo que ya puedes sacar puntuación. —Taehyung agradeció


mentalmente.

Así no debería que acabarse todo el platillo.

—Bien, son las seis de la tarde. Y hasta aquí termina todo. Pueden quedarse
con las prendas que tienen, sin embargo, el ganador o ganadora será visitada
en dos días.

La forma tan fea que dispara a Taehyung, un segundo más donde él mismo
notó el cambio con la chica más bonita.

—Pueden irse. Nos vemos en dos días, los demás tendrán dinero para su
familia. —Y el mayordomo los guió a la salida.

Todos riendo y sonriendo, peleándose entre ellos y asegurando que los


ganadores.

—Al menos lo intenté.

Miró atrás, Jungkook hablaba con su madre. De una forma tranquila.

—No seré yo.


14

Eres más que un puesto, eres amor en un solo cuerpo.


04

Fuiste todo para mí, ahora debo vivir con el recuerdo.

Comió el arroz, sentado arriba del pequeño segundo piso, donde solo había
apenas una cama hecha de madera y sus mantas para cubrirse del frío.

Las prendas que traído antes estaban dobladas en una caja con todas las
cosas que venían en las otras.

- Taehyunggie, baja, por favor.

Negó, no quería. Le dolía su cuerpo, había estado arreglando todo el desastre


que dejó los animales, tenía rasguños en sus piernas por entrar entre la
cosecha para cortas las ramas que no servían.

Sin olvidar que cocinó para su familia, y había vendido las flores que pudo
para recuperar el dinero que se gastó por las cajas.

- Cariño ... - Su madre subió por la escalera de madera, hasta mirarlo. - ¿Te
encuentras bien?

No dijo nada, solo se cubrió con la manta. Cubriendo su cabello rubio y


haciéndose bolita.5
- Sé que ya paso un día, pero debes de tener esperanza. ¿Tan malo fue?

- Me lanzaron agua, tierra y arruinaron lo que hice con esfuerzo. - Se quejó.

- Son candidatos malos. Tú eres en definitiva el ganador.3

- No ... - Se destapó, abrazando sus rodillas. Dejando caer su mejilla en una. -


Su madre era la que estaba escogiendo, y solo observaba a HaeLen, ella es
bonita, es educada, su padre tiene dinero. Ella... hizo todo sin equivocarse.

No había nada, ¿por qué ilusionarse con algo que no puede tener? ¿Por qué
soñar cosas tontas?1

- Hoy cumples veinte.

- ¿Y qué? No es como si alguien me quiera como esposo.19

Se cubrió de nuevo con su manta, dejando que las lágrimas bajaran por su
rostro, que el sentimiento creciera en su pecho y el dolor de no tener lo que
más quería, lo consumiera

Puedes desear, pedir, rogar. Pero no será tuyo, porque el mundo no necesita
que tú seas feliz.13

El ruido le avisó que su madre lo dejó solo, que podía llorar. Sollozar para no
llamar la atención.

El brazalete en su mano se lo quitó, besó el nombre y sonrió débil para


meterlo en un cajón pequeño junto a la rosa que una vez recibió del mismo
hombre.

- Serás el primero, y el último. Porque no creo querer casarme con alguien, ni


que me reclamen. - Debía seguir, cuidar a sus abuelos.

Ayudar en lo que pudiera y conseguir más dinero para comprar una mejor
casa.
🌳

Sus manos juntaron las moras y cerezas, dejándolas en la canasta y volviendo


a tomar más del rosal.

Sabía que después tendría que cortes que curar, pero no importaba. Si quería
hacer mermelada, debería tener los ingredientes.

- Pero mira nada más, ¿y así crees que vas a ganar? - La voz de una chica. - Ya
veo porque eres bueno en la mayoría. Sirves más de sirvienta.

No contestó, la mejor forma de evitarse problemas. Era evitarla a ella.

Se giró, regresaría a casa. Tenía mucho trabajo que hacer y había comprado
pan para la cena.

- Eres pobre. Un hombre millonario no se fijaría en ti. Menos cuando tu familia


son campesinos.

Se detuvo., ¿Y ella quien se creía al llamarlo así? ¿Por qué ofender a su familia?
¿Tenía algo de malo ser campesino? ¿Ganarse la vida por medio de la tierra?4

- Admítelo, nadie te quiere, nadie te ama y te quedarás solo.

- ¿Y?

- ¿Disculpa? Estarás solo.


- Exacto, yo estaré solo. No tú, ¿en qué te afecta ?, en nada. Es mi problema,
deja de ofenderme si no sabes de lo que hablas. - Se giró molesto. - Tú no
sabes cómo es ganarse la vida de esta forma, el esfuerzo que uno pone para
poder comer cada caída; dolor en la espalda, suciedad o día sin tener
ganancias. Porque tú tienes a tus padres dándote dinero, llenando tu vida de
lujos. Volviéndote una inútil.29

La chica se quedó quieta, abriendo sus ojos sorprendida y retrocediendo.

- Puedo estar solo, pero sé mantenerme a mí mismo. A diferencia de ti, yo no


necesito que alguien esté conmigo. - Terminó de decir para volver a caminar.16

Cruzando algunos caminos hasta su pequeña casa, pasando la pequeña


puerta de madera y entrando.

- Cariño, quería hablar contigo.

Su madre se acercó, cautelosamente ayudándolo a moler los ingredientes.

- Tu padre te agradece por todo lo que estás haciendo, no sólo porque eres
joven y hermoso. También por tu buen corazón, y el trabajo que hasta ahora
no has dejado. - Acarició su cabello rubio. - Jeon Jungkook debió fijarse en ti,
mi bebé.

- Mamá, Jeon Jungkook es hijo de millonarios, dueño de empresas y... alguien


que ni siquiera sabe que existo. Tampoco creo posible que le haya llamado la
atención.

- Pero tu cabello es hermoso, es sedoso y tu aroma es muy rico. - Su abuela se


metió en la conversación.

Sonrió, amaba cuando ellos parecían decirle que era lo mejor. Que incluso
podía tener varios pretendientes.
- Abuela, tengo cortes en mi cuerpo, moretones por algunas cosas. Tierra y
lodo en mis zapatos. La gente como él, se fija en su belleza, la presentación. Y
yo no tengo nada de eso.1

Sus ojitos perdieron el brillo, sus cortes en las manos ardieron. Pero no se
quejó, después las curaría.

- Taehyungie, mi nieto bonito. ¿Acaso las personas de afuera se han vuelto


ciegas?

- Así parece... por cierto. - Tomó las bolsas de papel para ir hacia el comedor. -
Les traje pan.

Su familia entera se juntó tomando lo que pudo, con el té a su lado y en una


media hora, la mermelada lista.

Taehyung trató sus heridas, se subió a su cama y miró con nostalgia el cielo.

- Gracias por las ganancias de hoy. - Dejó las monedas en el pequeño


recipiente. - Jungkook, te amo. Y espero que la persona que se case contigo, te
haga feliz y también te ame.

Llevó sus manos herida a su corazón, respirando profundo y dejando que de


nuevo, sus lágrimas se liberaran. Su cuerpo temblará y quisiera gritar.

" Eres lindo, ¿de quién eres hijo? "5

Recordó las palabras, las últimas que escuchó porque había destrozado su
ilusión. Porque todo se fue abajo y tuvo que alejarse por las demás personas
que se entrometieron.

- Du-Duele amarte. Y yo no quiero seguir así.

+
Lloré y me quedé dormido, pensando en que nunca podré quererte a mi modo.
05

Tu estatus social no importa.

Su madre se había empeñado en despertarlo temprano, lo obligó a bañarse


con el agua fría que había, y le cepilló su cabello.

Ni siquiera entendía para qué lo arreglaba tanto, ni siquiera era algo


importante.

- Usa esto ... - Fue tal vez cuando se dio cuenta del vestuario elegante que su
madre quería que usara.

- No, no me pondré nada lindo. No soy yo el escogido. ¿No lo entiendes?

- Bebé, ¿te imaginas que venga por ti el mismo Jeon Jungkook?

- No, no me hagas ilusiones. - Se abrazó a sí mismo. - Estuve toda la noche


diciéndome que no debería de ilusionarme y tú ahora lo estás haciendo.

- No te cuesta nada soñar. Puedes tenerlo, casarte y seguir adelante.

La sonrisa de su madre que no quiso ver, porque le dolía pensar que al final
del día estaría solo y no podría verlo.
- Hazlo por mí. Solo por esta vez vista de una forma hermosa. - Dejó que su
madre escogiera las prendas.

Telas que ella misma cosió y tejió para él, dejando que un suéter bonito lo
cubriera y un listón estaba en su cuello. Mientras el pantalón blanco con
pequeñas costuras describe le gustaban.

Tuvo que usar de nuevo el brazalete y aretes de plata.

Sin embargo, no se quedó quieto. Hizo las cosas de cada día sin ensuciarse.

- ¡Taehyung! - El grito de su mejor amigo lo hizo voltear. - ¡Ven! ¡Debemos ir al


centro del pueblo!

Lo jaló de su brazo corriendo y saliendo de casa, casi tropezando con algunas


piedras o montones de pasto.

Respirando agitadamente cuando pudo ver la cantidad de personas reunidas,


a la madre de Jungkook con sobres de dinero en sus manos y sus
guardaespaldas.

Casi a su lado, al mismo hombre que amaba. Vestido de forma elegante, como
si fuera un príncipe.

- A todos, les agradezco que hayan comprado los productos de mi hijo.


Participado y ganado al menos un boleto. - Sonrió— Es cuando deberían estar
emocionados porque mencionaré a los candidatos que tendrán su premio.
Tomó un sobre para abrirlo, Taehyung avanzó un poco apartando a la gente
hasta poder estar enfrente, donde a sus lados estaban los demás candidatos,
con sus vestidos elegantes. Los hombres parecían haber ido a divertirse antes.

- Jung YoungHwa - El chico paso adelante. - Gracias por intentarlo.

Le entregó un sobre, y para todos pareció triste o extraño verlo enojado


mientras apartaba a todos con brusquedad.

- JiEun - La chica recibió un sobre. Y tal vez hizo lo mismo que el resto. -
WooKei - Pasó lo mismo.

Los manoteos, gritos de frustración y por último solo dos de ellos.

La chica que ya conocía y Taehyung, el único que se mantuvo tranquilo pese al


resultado que sería.

- Taehyung ... las personas de clase baja no pueden siquiera pisar mi casa.26

La madre pareció analizarlo después de las palabras, extendiendo el dinero.


Dejando como ganadora a la chica, quien sonrió y saltó emocionada.
Taehyung tomó el sobre mirándolo detenidamente y negando para
devolverlo.

- Yo solo quería intentarlo, no que me pagaran. Gracias. - Hizo una reverencia


mirando un momento a Jungkook.23

El único que pareció verlo por segundos.

Corrió la mirada y apretó sus labios cruzando entre las personas para dejar
que su mejor amigo lo abrazara.

Que sus lágrimas bajaran y su corazón doliera. Solo no quería saber, no


deseaba que alguien lo viera.
- ¿Taehyung? ¿Que Paso? - Cambió su expresión ante su madre, quien lo ayudó
a caminar para irse. - Lo siento mucho.

- No importa, me dolería más si me hubiera hecho ilusiones. - Sonrió quitando


las lágrimas. - ¿Te parece si hoy hacemos algo rico de comer?

Intentaba animarse a sí mismo, aunque su amigo estaba a su lado sonriendo


para asentir.

Que sus abuelos no preguntaran fue lo mejor, porque se deshizo de las


prendas para ponerse lo de siempre. Quitando el collar y dejando sólo el
brazalete.

- ¡Por la familia Kim! - El festejo ante sus abuelos felices.

No debería llorar, se prometió que estaría bien. Que no caería por su familia,
ellos lo necesitaban. Ellos parecían quererlo mucho, porque siempre
intentaban mantenerlo alegre. Sin importar cualquier incidente

Cuando se hizo de noche y los detalles especiales en su cabeza dolieron,


decidió salir y sentarse al lado del arroyo. Quitando con cuidado las flores de
su cabello, metiendo sus manos al agua y riendo por lo fría que podía estar.

- El frío es mágico. - Susurró retirando la última flor de su cabello para mirarla.


- Pero en mi vida no hay nada de magia.2

Arrojó la flor al agua. Abrazando sus piernas y mirando como esta flor se iba
por la corriente. Como si fuera el último motivo para no llorar.
Cubrió sus ojos con sus manos, dejando sus sentimientos a flote, mostrando
tal vez lo herido que estaba. Lo inútil que era. Temblando por el frío y odio a sí
mismo.

- No debí ni siquiera de ir. Tampoco debí enterarme, de ese modo era mejor no
intentar cuando todo era inútil. - Arrojó la piedra de su lado.

Viendo el momento exacto donde el brazalete de su brazo también caía en el


agua.

- ¡No!

Se levantó de inmediato entrando al agua, sin importar lo fría que estaba.


Respirando profundo para entrar al agua y buscar entre la oscuridad el
brazalete de oro. El mismo que tenía el nombre de Jungkook, el único que
tenía.

Salió exhalando y negando, mientras sostenía en sus manos el brazalete.


Estaba mojado, no podía siquiera ver debajo del agua que le llegaba hasta sus
hombros.

Movió sus manos alrededor, girando y moviendo sus pies para intentar
avanzar hacia la tierra. Arrastrándose, temblando de frío y sonriendo mientras
volvía a abrochar la pieza.

- No te alejes de mí, eres lo único que tengo. - Besó el nombre para levantarse,
debería regresar a casa.

- ¿Lo quieres por el dinero que pueden darte por él? - Se detuvo. - No te culpo.
Vale mucho, podrías venderlo y obtener dinero para ti.4

Suspiró, era mejor ignorar los comentarios de la gente. Las burlas que
llegarían en unos días por negarse al dinero.
- ¿Me escuchaste? ¿O te gusta fingir que no te interesa en lo más mínimo?

- Dinero, todo el mundo cree que es lo que las personas más quieren. ¿Qué si
lo tengo para venderlo? ¿Y a ti qué te importa? Es mi vida. Déjame en paz y
sigue tu camino.

- Para ser hijo de campesinos sabes defendderte.

- ¿Y tú qué sabes de mí? - Se giró. La persona que tenía en frente lo dejó


encandilado.

Laboca de Taehyung se cerró, sus mejillas ganaron el color rojo y


probablemente sus ojos se oscurecieron.5

- T-Tú ...

- ¿Que? ¿No esperabas que el mismo Jeon Jungkook estaba por estos
caminos? - Su cabello negro brilló, su sonrisa leve. - ¿Por qué llorabas hace un
rato?

Retrocedió, recordando que si corría se enfermería por el aire.

- E-Eso no te incumbe.

- Taehyung.

- ¡No me llames por mi nombre! - No quería verlo, es decir, sí quería quererlo


mucho y todo eso, pero estaba comprometido con una mujer. - Déjame.1

Un movimiento dos de intento de tomar su mano, pero Taehyung no se dejó.


Lo manoteó negando.

- Taehyung, no me casaré con nadie.

- No me importa. - Sentía su voz débil. Y estaba seguro de que si seguía en ese


lugar iba a llorar.
- Taehyung, escúchame.

- Tu madre me dejó en claro que no podía estar contigo, ni siquiera dirigirte la


palabra. - Su cuerpo parecía entumecerse por el agua que aún escurría.

- Ella no sabe nada, Taehyung. No voy a casarme con alguien si ese alguien no
eres tú. - La confesión más sincera que había escuchado. - No puedo hacerlo,
porque te amo. Eres tan hermoso, tan lindo y bueno que quisiera que
estuvieras a mi lado.34

- ¿Y crees que yo no intenté estarlo? No soy de tu clase. Mírame, apenas y


puedo tener algo que usar. ¡Mi familia gastó el dinero de dos meses por tú
culpa!

Sus lágrimas salieron de nuevo, no podía acercarse y simplemente aceptar


cuando ya estaba todo decidido.

- Kim Taehyung, yo te quiero a ti.

- No juegues así conmigo, porque duele cuando lo haces. - Se giró, corriendo


sin querer mirar a quien le prometió una vez verlo de nuevo y nunca llegó.4

Cuando llegó a casa, subió como pudo hasta su cama para quitarse las
prendas húmedas y cambiarse. Dejando que las mantas lo cubrieran y su
llanto lo dejara dormir.

🌳
Cuando los rayos del sol le dieron la fuerza para levantarse, lavarse la cara y
peinar sus cabellos. Saliendo de su casa con la pequeña cubeta en sus manos.

Su familia entera parecía estar afuera, lo que tal vez le provocó curiosidad al
ver como cubrían algo.

- ¡Taehyung! ¡Hijo, ven! - Lo jalaron de su mano para ponerlo enfrente.2

Sus ojitos se abrieron en grande, no sólo porque en la pequeña cerca que


había, un ramo grande de rosas estaba.

El ya conocido intercambio de compromiso, con canastas llenas de fruta y


animales como ganado.

- Kim Taehyung, hablé enserio cuando dije que no me casaría si no era


contigo.

Su corazón latía con fuerza, con el hombre que amaba delante de él, la madre
de Jungkook estaba atrás mirando con orgullo la escena.27

El pueblo entero de chismoso, los demás que lo incluyen humillado,


admirando la propuesta.

- A diferencia de los demás, tu cumpliste las reglas, no te importó en absoluto


lo que ellos te hicieron. Sin embargo, eres valiente... y ya me conocías.1

- Tú eres un idiota.

- Sí, pero soy tú idiota. ¿Cierto, Taehyungie?26

El anillo que fue puesto adelante de él, los gritos de sus familiares y el rojo
adueñándose del rostro de Taehyung.
- Querido ganador. - La risa pequeña. - ¿Me darías el gran honor de convertirte
en mi esposo?

Tal vez no hubo falta decirlo. Cuando sin obtener respuesta, Jungkook le puso
el anillo y lo abrazó, dejando que esta vez llorara de felicidad.

- Te amo, aunque seas un idiota millonario.

- Y yo trataré de mantener ese amor hasta el final —habló dejando un besito


en la punta de su nariz.

Fuiste mi amor, eres mi adoración y serás mi futuro.


Epilogo

Primer encuentro.

El viento se lleva muchas cosas, entre ellas, las sonrisas más puras.

Los rayos del sol golpeaban directamente a su rostro, iluminando ese


cabellorubio. Los ojos preciosos y únicos que parecían ser ante los demás.

Un movimiento mientras caminaba.

Las personas a su alrededor lo empujaron, cayendo al suelo. Provocando que


parte de las moras cayeran también.
Se maldijo internamente porque debía cuidar las cosechas que tenía su
familia.

Sus manos reconocieron como podían las moras pequeñas, observando como
algunas aplastadas por las personas.

Estiró su mano alcanzando una, cuando otra mano atrapó la suya, abriendo su
palma y dejando ahí otras tres moras.

Levantó la mirada, nunca había visto a alguien así. Tan elegante y atractivo,
sonriendo levemente y ayudándolo.

Era extraño para ser un nieto de campesinos. Era hermoso. Sin embargo, la
sociedad no lo veía de ese modo.

- ¿Te encuentras bien? - Fue amable, lo ayudó a ponerse de pie.

Incluso sostuvo la canasta de moras en su mano, y acarició una de las manos


llenas de tierra. Sonriendo leve hacia el joven.

- Estoy bien, gracias. Uhm.

- Ten, creo que se perdió muchas moras en la caída. - Le comentó.

Apenas obtuvo la mirada de desilusión, sacó una pequeña bolsa de su saco


para dejarla en la mano del chico de cabello rubios.

- Di que las vendiste. Estoy seguro de que son deliciosas.

- N-No, yo no ... Uhm. Señor, no es necesario. Fue mi culpa. - Le regresa el


dinero. - ¿Me devuelve mi canasta?

- Sí. - Está impresionado.

El chico bonito es muy educado, no puede entender por qué tanta humildad
de su parte. O la forma tan delicada que se despide para alejarse.
Toma la rienda de su caballo, y la gente se aparta mientras avanza y sigue el
mismo camino que el chico. Lo ve caminar con calma, su cabello se revuelve
con el viento. Y sus prendas son de tonos cafés junto a una camisa blanca.

Debido a las sandalias bien hechas de un material que desconoce, pudo notar
los piecitos del joven. Sí, adorable.

Su caballo parece rebuznar, y él vuelve a mirar al frente observando como el


chico debe entrar entre pasto grande para tomar más moras de los rosales.

Suelta a su caballo.

- Quédate aquí. Ahora vuelvo. - Le dice para empezar adentrarse entre la


hierba.

Sus botas lo ayudarán a avanzar, y sonríe de nuevo al ver al lado del rosal
otras moritas bonitas.

Toma con cuidado unas cuantas, y escucha el canto melodioso del chico
rubio. Se sorprende, no sólo es hermoso, también es talentoso.

- Tu voz es agradable. - Le dice dejando un puñado de moras en la canasta.

Las mejillas rojas son su premio, los ojos brillosos del joven le encantan. Es
magnífico.

- No me ha presentado. Soy Jungkook, Jeon Jungkook. - Toma la mano con


delicadeza y hace una reverencia para dejar un beso en los nudillos. - ¿Cuál es
el nombre de tan bello joven en esta hermosa mañana?

Sí, es consciente de ese bonito rostro. El nerviosismo y belleza que tenía


usando tales prendas.

- ¿Bello joven?
- Oh, lamente mi atrevimiento. Pero no pude contenerme al verlo ser una flor
exótica en tan magnífico jardín. - Le sonríe de nuevo, quiere saber su nombre.
- ¿Cuál es su nombre, joven elegante?

- S-Soy Taehyung, Kim Taehyung. Y no soy elegante.

- Lo es, joven Taehyung. Debo admitir ante su presencia, que es usted muy
hermoso. Los cabellos dorados y su piel tan linda son pruebas de ello.3

Taehyung ríe bajo, su mano es soltada. Sus ojitos curiosos toman nota de las
prendas finas que lleva su mayor, desde las botas de cuero hasta la seda más
cara como parte de la camisa y saco.

- Dígame, ¿acaso las moras le encantan?

- S-Sí, mi familia es dueña de algunos campos de rosales con moras. Y más


vegetales. - Su nariz enrojece.

No le avergüenza ser un campesino, solo le molesta que los demás los tachen
de ignorantes o incluso los molesten.

- Eso es increíble. ¿Usted cosecha y consume sus propios productos? Genial.

- Joven Jeon. ¿Qué hace una persona con tan alto nivel siguiendo a un simple
campesino? - Pregunta.

No sabe cómo obtener respuestas.

- Debo de ser sincero, y es que, joven Taehyung, sus ojos son atrayentes. Su
rostro y humildad me llaman la atención. Y claro, si usted me dijera de quien
es hijo, podría tomar una decisión.2

La ilusión, el amor y todo se olvidó ante las palabras "de quien es hijo".

- Si se está burlando de mí, no es un buen momento, señor Jeon.


- No me estoy burlando, al contrario. Estoy hablando enserio, ¿de quién es hijo
tan bella creación delante de mí?1

Mordió su labio, sus manos abrazaron la canasta. Frunciendo un poco su nariz.


No quería nada, era pobre. Lo admitía, pero decirle a alguien lo que es y que se
burle de ese modo. Tampoco lo espera.

- Mis padres son campesinos, mi señor. No creo que quiera hablar sobre algo.
Además, tengo solo diecisiete años. Y usted debería buscar a alguien de su
clase, de su nivel para algo mejor.

- ¿Quién ha llenado su cabecita de ideas tontas? ¿Quién ha humillado de


forma cruel su vida? Yo no he venido a faltarle al respeto. Si quiero saber
quiénes son sus padres, es para tener en cuenta como es su tradición. - Se
sorprende de nuevo.

Parece sacar un pequeño anillo de su saco, y casi pidiendo permiso con la


mirada toma su mano para colocarlo.

- Joven Taehyung, le propongo conocernos. Cada dos días en este lugar.


Vendré para saber más de usted, según su tradición, a sus veinte años, iré a su
hogar y pediré apropiadamente su mano en santo matrimonio.12

Su corazón se acelera, las palabras se repiten en su cabeza y por primera vez,


cree en aquello. Cree y se aferra con la idea de aceptarlo.

- Es una promesa. A esta misma hora. Solo para verlo y hablar. - Asiente de
nuevo. - Me retiro entonces, mi amado.

Una reverencia besando sus nudillos, una última mirada. Un amor fugaz que
se perdió en un segundo.

Taehyung recuerda puesto aroma a flores, el conjunto más lindo para su


primer día con el joven Jeon.
Recuerda también la espera, desde las ocho de la mañana en el lugar citado.
Hasta las ocho de la noche. Nadie había llegado, no vio el caballo de su señor.1

Y creyó fielmente las palabras.

Esperó dos días después en el mismo lugar y obtuvo más respuestas similares.
Nadie se acercó, nadie sabía de la promesa que el señor Jeon le hizo en aquel
campo de rosales preciosos.1

- Jungkook ...— Pronunció el nombre, eran seis meses desde la última y


primera vez que lo vio.

La flor pequeña en sus manos había sido cultivada por él mismo, y se la había
querido entregar al hombre que lo flechó de tal manera, que sigue sin
olvidarlo.

Sorbe su nariz, el poco maquillaje que tiene escurre y ya no sirve. Su esfuerzo


de hacer pintura con pétalos y aprender solito a colocarlo en su rostro, no
valió la pena.3

Se levanta mirando la flor, deja un beso en ella y la acomoda en la roca del


lugar.

Los rosales se marchitaron hace dos meses, ya no tiene caso su presencia.

Sus ojitos llenos de lágrimas observan la luna. Y con el poco coraje y valor que
tiene, se quita el anillo para dejarlo en la roca. Una nota reposa en el mismo
lugar.

Aprendió a escribir un poco solo para poder dejarlo.

- Gracias por la ilusión, usted fue muy amable, señor Jeon. - Con pasos cortos,
atraviesa el campo.

Sonríe, todo está bien. Solo necesita a su familia a nadie más.1


A unas horas de aquel momento, un caballo y su jinete llegan. Con prendas
distintas, con la mirada buscando al Ángel que tanto le llamó la atención.1

Su vista recae en aquella nota, en la flor preciosa de tono blanco y en el anillo.

Lamenta tanto no decirle sobre el viaje precipitado, que ni siquiera él fue


avisado. Lamenta no poder escapar y verlo aunque sea una vez.

Abre con detalle, y la primera lágrima cae.

Querido Señor Jeon.

Probablemente nunca lea esta carta, tal vez sea algo erróneo que de este modo
suelte todo el dolor que he tenido. Sin embargo, quiero agradecer por tan lindas
palabras. Por las sonrisas, halagos y pequeños detalles al hablar.

Soy un joven muy abajo de su categoría, y temo que esta carta nunca llegue a
sus manos. Lamento escribir que esperé estos largos meses su llegada.

Creí fielmente su promesa, y me aferre a un cariño que no existe. No tiene caso


seguir esperándolo, me juré que cuando los rosales se marchitaran, dejaría de
hacerlo.

Es triste, pero hace dos meses ocurrió. Y hoy, juro que será el último. Amé y quise
a alguien desconocido, creí y confíe en algo sin valor.
Tenga una larga vida, y una familia. Gracias por tan poco, y perdone que mi
corazón sea tan débil para esperarlo más.

El bello joven, como usted me nombró.

16

Aprieta sus manos, toma el anillo y sonríe triste. Porque ha perdido al Ángel
que tanto quiso conocer. Y no puede hacer nada.

Los halagos me enamoraron de una forma, tú presencia fue la culpable de mi


dolor.

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