Aviles Aguirre, David (2011) - La Construcción de Identidades A Partir de Prácticas Religiosas. Un Estudio en Una Comunidad Evangélica (... )

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VI Jornadas de Jóvenes Investigadores.

Instituto de Investigaciones Gino Germani,


Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2011.

La construcción de identidades
a partir de prácticas religiosas.
Un estudio en una comunidad
evangélica de Córdoba,
Argentina.

Aviles Aguirre, David.

Cita:
Aviles Aguirre, David (2011). La construcción de identidades a partir de
prácticas religiosas. Un estudio en una comunidad evangélica de
Córdoba, Argentina. VI Jornadas de Jóvenes Investigadores. Instituto de
Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales,
Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

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Instituto de Investigaciones Gino Germani.
VI Jornadas de Jóvenes Investigadores
10, 11 y 12 de noviembre de 2011
Nombres y Apellidos: David Avilés Aguirre*

Afiliación institucional: CEA/UNC


Correo electrónico: [email protected]
Eje problemático: Identidad/Alteridad.
Titulo de la ponencia:
LA CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDADES A PARTIR DE PRÁCTICAS RELIGIOSAS Un
estudio en una comunidad evangélica de Córdoba, Argentina.

Introducción

VIVIMOS UN NUEVO MOMENTO en el campo religioso de América Latina y el Caribe.


En nuestras sociedades regionales contemporáneas, todo parece indicar que tanto la
comunicación como la cultura, experimentan intensos cambios en relación a sus anteriores
conformaciones. Cambios que −en buena medida− se encuentran vinculados a fenómenos
relativamente nuevos: la globalización1, la internacionalización de capitales, el aparecimiento
y desarrollo de las nuevas tecnologías de información y comunicación, el desfondamiento de
las instituciones, la emergencia de las culturas populares y de minorías, el
redimensionamiento de la etnicidad, impactando en la configuración de las identidades
sociales contemporáneas de manera particular, en las religiosas. Y es que durante más de un
milenio, −en Occidente− la iglesia cristiana fue la depositaria de la definición canónica de la
persona humana2. La identidad del Yo, quedó determinada por la doctrina cristiana teológica

*
Licenciado en Comunicación Social, Universidad Salesiana de Quito, Ecuador. Realizó sus estudios de Maestría en
Comunicación y Cultura Contemporánea en el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba.
Adscripto al Programa de Investigación: Racionalidad Social, Modernidad, Identidad y Subjetividad en América Latina, del
Centro de Estudios Avanzados (CEA). Becario del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO,
Programa: Estado y Formas de Participación y Representación en América Latina y el Caribe Contemporáneos.
1
En torno a la globalización, recupero a algunas de las reflexiones que realiza Anthony Giddens (2001) en su trabajo: Un
mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas, que permiten dar cuenta de la presencia de una sociedad
cosmopolita mundial que posibilita no solo observar un giro en las propias circunstancias de nuestra vida sino analizar la
manera en que se la vive ahora. Con el proceso globalizador, la comunicación, la identidad y la interacción social aparecen
transformadas, viviendo un orden global que nadie comprende del todo pero que hace que todos sintamos sus efectos, marco en
el que también el tradicional vínculo entre la ciudad y sus habitantes sufre modificaciones ve modificado.
2
Dado que el concilio de Nicea –en 325− marcó una etapa importante al formular el dogma: Unitas in tres personas, una
persona in duas naturas: «Dios es Uno en tres personas y Cristo tiene dos naturalezas que forman una sola persona», no es
extraño que el dogma provocara durante siglos una multitud de herejías, controversias y debates primero teológicos y luego
filosóficos.

1
que impuso la primacía del nosotros cristiano e hizo extremadamente difícil y peligrosa la
afirmación de la primacía de la persona individual sobre el cuerpo social y religioso. Pero,
tanto los contenidos de creencia como la práctica cristiana se han visto modificados en el
curso del tiempo. En Argentina, la encuesta nacional que se realizó a fines del año 2007 en el
marco del proyecto “Religión y estructura social en Argentina del Siglo XXI” muestra
algunos datos a tomar en cuenta sobre el cambio en el mapa religioso3. Allí, se revela que la
tendencia a la conversión es de un 10% dentro del total de los entrevistados. Los motivos que
impulsan al cambio dentro de este 10% que decide adherir a una corriente religiosa cristiana
–y reconocerlo frente al encuestador− tienen que ver, primero, con una crisis espiritual
(39,3%); segundo, con una situación de pareja o familiar (18,6%); tercero, con cuestiones de
salud (18,4%) y; en cuarto lugar con situaciones económicas (15,1%) Los avances de este
estudio lograron sistematizar la relación que mantienen los argentinos con las diferentes
propuestas religiosas. En ella, se muestra que la mayoría de los habitantes de la nación es
creyente, pero que rechaza los preceptos eclesiales. Nueve de cada diez argentinos cree en
Dios, pero las tres cuartas partes concurren poco o nunca a los lugares de culto y prefieren
rezar (orar) en su casa, sin intermediarios, y vivir la religión por su cuenta. Del 24% de la
población que se declara practicante4 de una religión, el 60% dice pertenecer a la corriente
evangélica, lo que daría la pauta de una clara tendencia −proyección− al adelanto del
crecimiento de practicantes evangélicos en Argentina5. Frente a este cuadro de situación, me
propongo comprender el panorama evangélico6 contemporáneo en una de las iglesias
evangélicas en la ciudad de Córdoba. Resulta pertinente detenerme a analizar cuál puede ser

3
Mallimaci, Fortunato 2008 “Primera encuesta sobre creencias y actitudes religiosas en Argentina” en <http://www.ceil-
piette.gov.ar/areasinv/religion/relproy/encuesta1.pdf> acceso 15 de marzo de 2009.
4
Llamo “practicante” a todo individuo que practica, cumple ritos, rituales y ceremonias que se realizan en un espacio
determinado periódicamente –normalmente de un día a la semana: domingos− por una agrupación, congregación o comunidad
religiosa.
5
Carbajal, Mariana “Los creyentes, esos cuentapropistas de la religión” en <http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-
110443-2008-08-27.html> acceso, jueves 28 de Agosto de 2008.
6
Resulta difícil orientarse en la cantidad de significados, matices, acepciones, connotaciones, denotaciones en el uso del
vocablo “evangélico”, lo que los lingüistas llamarían su “polisemia”. En inglés los diccionarios resuelven fácilmente una
primera acepción: evangelical se define como “relativo a los evangelios o al evangelio”. Pero en su segunda y tercera acepción
aparecen los problemas. El diccionario Norteamericano Webster New Collegiate Dictionary habla de una diferenciación con
protestant y se aproxima a algunas precisiones teológicas al definirlo como un sector del protestantismo que, originalmente
dentro del anglicanismo y posteriormente en iglesias libres, afirman «que la esencia del evangelio consiste principalmente en
sus doctrinas de la condición pecaminosa del hombre y su necesidad de salvación, la revelación de la gracia de Dios en Cristo,
la necesidad de una renovación espiritual y la participación en la experiencia de redención mediante la fe». El británico Oxford
Student´s Dictionary tampoco puede eludir el tema: «aquellos protestantes que subrayan la importancia de una fe personal» y
de arrepentirse por la muerte de Jesucristo (making amends for the death of Jesus Christ). Pero el término, como la definición,
no es preciso. Las recientes distinciones que aparecen en la actualidad (sobre todo en América Latina y el Caribe) entre
“evangélicos”, “evangélicos conservadores”, “evangélicos renovados”, “evangélicos libres”, “evangélicos independientes”, no
hacen las cosas más claras. En Alemania, particularmente en Prusia, varias iglesias territoriales con influencias pietistas
adoptaron el término evangelische. Mientras que en América Latina y el Caribe, el término “evangélico” se utiliza
indistintamente para todas las iglesias originadas directa o indirectamente de la Reforma, y en muchos casos es prácticamente
sinónimo de protestante. En este trabajo, hemos optado por dejar intacta la polisemia del término del uso en el contexto
latinoamericano y caribeño, esperando que la trama que nos convoca permita al lector determinar su sentido.

2
la relevancia de estas identidades que poco a poco van adquiriendo un nivel de importancia
considerable en nuestras plurales sociedades democráticas. En este trabajo, procuraré dar
seguimiento a la problemática que se relaciona a los modos de subjetivación que se producen
y configuran en una iglesia evangélica. Para ello, propongo dos conjuntos de preguntas, unas
más generales y otras de carácter específico. Dos conjuntos de interrogantes –generales y
específicas− que se encuentran imbricadas entre sí. En el primer conjunto considero las
siguientes: ¿A qué se está haciendo referencia cuando hablamos de un individuo evangélico
en la sociedad contemporánea?; ¿Qué características, rasgos, señas identitarias, y discursos,
son los que construyen “lo evangélico” en la actualidad?; ¿Es el creyente evangélico, un actor
social que se define al interior de un espacio 'creado', ocupando un lugar en él, delimitando
funciones en relación a su posición en la escala de producción simbólica, otorgando un cierto
capital que distingue a un sector social de otro, a un actor social de otro otorgando ciertas
responsabilidades permitiéndoles decir esto soy o esto no soy?7. En el segundo conjunto de
preguntas más específicas planteo: ¿Qué es ser evangélico dentro del propio grupo
evangélico?; ¿Qué creen los evangélicos que acuden a una iglesia que son?; ¿Qué dicen los
evangélicos que son? El ser evangélico, remite a un sentido de pertenencia, una condición de
posibilidad que le permite formar parte de una comunidad8, pero, ¿quién define este hecho?;
¿Los evangélicos no tienen vínculos más que entre ellos?; o más aún ¿se trata de una
individualidad activa causada por comportamientos y prácticas religiosas particulares dentro
de una comunidad homogeneizante?
En este marco, he desarrollado tres objetivos: Primero, determinar con claridad, los diferentes
modos y procesos que adopta el creyente para construir su identidad como asistente9 regular a
una iglesia en particular. Segundo, identificar las formas de mediación que propone la
institución religiosa vinculadas con las prácticas y costumbres de los individuos,
convirtiéndoles en actores sociales relacionados socialmente con su creencias manifestadas
en comportamientos culturales distintivos. Por último intentaré desentrañar las
transformaciones y/o continuidades en las prácticas religiosas de los actores sociales
involucrados a la comunidad evangélica, comprendiendo el funcionamiento de su identidad
en clave de un contexto histórico específico. Para explorar la complejidad de las prácticas y
el comportamiento de los evangélicos frente a un hecho histórico concreto, emplearé
7
Léase este apartado como: este soy yo: creyente; y, este no soy yo: no creyente.
8
Retomamos la noción de “comunidad” que plantea el filósofo Roberto Esposito en tanto que "comunidad" viene de
communitas; y que munitas es "poner". Lo que constituye la comunidad es lo que se pone, para conformar lo común.
9
Es oportuno señalar que varias de entrevistas a profundidad que se realizaron, varios de los entrevistados que en esos
momentos asistían a la iglesia, dejaron de asistir por diferentes motivos: viajes, retorno a sus ciudades de origen,
incompatibilidades doctrinales y teológicas o incomodidad por las formas de abordaje por parte de las autoridades a problemas
específicos.

3
metodologías cualitativas. Ellas me servirán primero, para dar cuenta de los sentidos que los
actores atribuyen a sus prácticas10, y segundo, me ayudarán a generar algunos patrones que,
en el marco de los estudios culturales, posibilite un aporte teórico que dé cuenta de la
pluralidad de prácticas culturales evangélicas existentes en la región. Esta metodología,
obedece una perspectiva etnográfica11 que intentaré armonizar, con tres tipos de datos
recopilados: Notas de campo, producto de la observación participante; trece entrevistas a
profundidad a asistentes regulares, miembros y ex miembros de la iglesia −debidamente
codificadas para proteger su identidad− y; veinte entrevistas a referentes sociales y vecinos al
lugar de culto. El corpus de este caso está constituido por fuentes primarias12, archivos
históricos y documentos públicos13 que la institución religiosa entrega a personas que acuden
al lugar. Estos datos recolectados, me permitieron descubrir, dinámicas y lógicas a partir de
los cuales el creyente no solo presenta su realidad, sino el modo y fundamento en el cual basa
su construcción como evangélico. La contribución de esta investigación, permitirá una mayor
elaboración de aportes conceptuales al estudio de las identidades y la participación en la
esfera pública de los movimientos evangélicos y que, en ocasiones se hallan solo sugeridos o
inconexos entre sí. Es así que recurriré al estudio de caso, focalizándome en una iglesia
evangélica independiente14 a la que he llamado: “Salamina15” ubicada en el centro de la
ciudad de Córdoba. El caso es relevante por varios motivos: Su accesibilidad. Salamina, se
encuentra ubicada en el centro de la ciudad. El área céntrica de la ciudad, no solamente es el
espacio público de mayor concentración de personas sino que además, es un lugar habitual
de residencia de un alto número de jóvenes que llegan de diferentes lugares del país para
estudiar en la Universidad Nacional de Córdoba y que según las autoridades de Salamina “se

10
Irene Vasilachis (coord.), Estrategias de investigación cualitativa , Buenos Aires, 2007.
11
Ameigeiras, Aldo (coord.), Diversidad Cultural e Interculturalidad, Buenos Aires 2006; Vasilachis Irene Métodos
Cualitativos, Buenos Aires, 2006; Guber, Rosana, La etnografía, Bogotá 2001; Reguillo, Rossana, Los mitos gozan de cabal
salud, México, 1997.
12
Entre las fuentes recopiladas para esta investigación destaco las siguientes: “Curso de integración para nuevos miembros de
Salamina”; Boletines dominicales, archivos particulares de creyentes, revista “El Sendero del Creyente”, documentos de
invitación para campañas evangelísticas de la iglesia. Así también se grabaron prédicas, charlas en grupos.
13
Se recopiló algunas informaciones extras que a continuación detallo: 13 Boletines dominicales (2007); 3 Invitaciones a
eventos organizados por la iglesia (2008); 45 Boletines dominicales y 8 invitaciones a eventos organizados por Salamina
(2009); 35 Boletines dominicales, 6 Invitaciones a eventos, Documento “Integración de nuevos miembros”; documentación
bibliográfica de la revista “El Sendero del Creyente” (2010); Varios volantes acerca de la marcha a favor del matrimonio
hombre-mujer, en la ciudad de Córdoba (Julio 2010).
14
Al autodenominarse como “independiente”, la iglesia Salamina crea indefectiblemente un grupo de afinidad. Dicha
denominación intenta no atender −en un primer momento− las diferencias respecto de otras denominaciones. (metodistas,
bautistas, hermanos libres, etc.) Así, coexisten en un mismo espacio (Córdoba) con otras «iglesias» de otras denominaciones.
Esto de cierta manera faculta a otros creyentes de otras denominaciones y no creyentes a un acceso sin que necesariamente se
ponga inicialmente en suspenso la perspectiva doctrinal.
15
Al haberse presentado varios acontecimientos no programados en el trabajo de campo, considero pertinente el cambio de
nombre de la institución religiosa con los fines de preservar su identidad institucional. He tomado el nombre ficticio de
Salamina para tener un nombre «ficticio» institucional propio que me permita distinguir de otras iglesias evangélicas. En lo
que sigue a esta investigación me referiré a Salamina particularizando institucionalmente este estudio.

4
encuentran expuestos a todo tipo de ofertas existenciales y tentaciones16”. Otro motivo es
porque en los procesos de construcción de identidad religiosa, aparecen significados
particulares en las expresiones articuladas desde los preceptos evangélicos que se enuncian
desde la esfera pública. Finalmente, porque es a inicios de “la década del noventa” que se
visibiliza en la región, una fuerte presencia evangélica en ámbitos públicos generando
preocupación en las ciencias sociales, creando la necesidad de que ellas brinden nuevas
categorías con posibilidad de construir una conceptualización más precisa de este
fenómeno17. En este marco, he podido explorar no solamente los nuevos procesos a partir de
los cuales el creyente evidencia nuevas formas de participación e intervención en la esfera
pública, sino que además me ha posibilitado esclarecer nuevas formas en que los evangélicos
configuran sus propias prácticas culturales distinguiéndose de otras.
Antes de abordar el problema de la subjetividad evangélica, volveré sobre algunas
perspectivas teorías previas que han planteado la cuestión de la identidad, colocándola en el
centro de procesos históricos que me servirán para esclarecer esta problemática. Un nexo
común a estas teorías sociales es que la definición misma del individuo y de su lugar en el
proceso social ha cambiado en el curso de la historia.
Perspectiva teórica en torno a la noción de identidad
La noción de «identidad» en las ciencias sociales se hace más compleja a medida que se hace
más presente. La identidad, tomada de la voz latina identitas18 es un derivado de idem «lo
mismo» construida sobre entitas, de ens «ser». De ella, se deriva el verbo identificar.
Identificamos cuando reconocemos, es decir, conocemos de nuevo. En una palabra, cuando
hemos visto y entendemos la cualidad de distinto de lo que conocemos respecto a otros. Así,
la identidad −identitas− no se construye sobre lo mimético sino sobre lo distinto, lo diferente,
ella permite conocer[se] y reconocer[se]. Dota de sentido a nuestro entorno porque construye
una cualidad: la que distingue. En la vida de los seres humanos han estado, y estarán siempre
presentes las preguntas: ¿quién soy yo?; ¿quiénes somos nosotros? En el transcurso de la
historia, se ha procurado dar respuesta(s) una y otra vez a dichas interrogantes, sin que sean
16
Archivo histórico de la creación de Salamina, Córdoba, 2007.
17
Resulta pertinente señalar los aportes de varias investigaciones académicas abocadas el análisis del evangelismo con sus
variantes. En mi recopilación bibliográfica destaco los estudios de: Alejandro Frigeiro (1993), Ricardo Mariano (1995), Arí
Oro (1997), Mathew Marostica (1997), Daniel Miguez (1998), Pablo Semán (2000), Hilario Wynarczyk (2007), Fortunato
Mallimacci (2006), Joaquín Algranti (2010). Varios de estos trabajos –artículos, tesis y capítulos de libros− analizan en
distintos niveles, serias reflexiones entre religión, política, consumo, prácticas clientelares, etc. relacionadas al evangelismo.
Una de las conclusiones compartidas en varios de estos trabajos consiste en que resulta necesario el estudio del fenómeno
evangélico no sólo dentro de las instituciones democráticas, es decir, en las estructuras partidarias, con su propia legalidad y
mecanismos de regulación, sino también desde espacios exclusivamente evangélicos: campañas, el trabajo evangelístico,
discursos de líderes, ámbitos de sociabilidad de los creyentes, áreas de trabajo ministerial, las representaciones y prácticas con
respecto al mundo, en la construcción de anclajes identitarios, en la producción simbólica que orientan la vida del creyente
contemporáneo y su accionar.
18
Ǐdentiǐtâs, âtis, f. identidad; Tomado del diccionario Latino-Español, Francisco Jiménez Lomas, III ed., Madrid, 1904.

5
contestadas por completo. Por mucha claridad que en ocasiones se pueda alcanzar, estas
preguntas vuelven a surgir. Stuart Hall (1996), concibe a las identidades como los nombres
que damos a las diferentes maneras en que nos ubicamos en las narraciones del pasado y
somos ubicados en ellas, de manera tal que, el “yo” dado es una ficción cultural y lingüística
constituida mediante procesos narrativos. Desde la sociología y partiendo del impacto de la
globalización, Anthony Giddens (1995) hipotetiza un “yo” moderno frágil, quebradizo,
vuelto sobre sí mismo, individualista y autorreferido, vulnerable y narcisista. Por su parte
Zygmunt Bauman (2005), plantea fijar la identidad como tarea y meta del trabajo de toda una
vida. Desde la perspectiva psicoanalítica Sigmund Freud habla de identificación para
describir una “manifestación temprana de un enlace afectivo a otra persona” (Freud, 2003:
42) como “el enlace recíproco de los individuos de una masa”, una identificación en el que el
“yo” se enriquece de las cualidades del objeto, se lo introyecta (Ibídem: 46) En ese proceso,
el individuo crea un ideal del “yo”. Freud, explicaba el instinto gregario de las masas a partir
de los numerosos lazos afectivos por medio de los cuales el individuo se construye como una
especie de frankenstein psicológico:
Cada individuo forma parte de varias masas; se haya ligado por identificación, en
muy diversos sentidos, y ha construido su ideal del “yo” conforme a los más
diferentes modelos. Participa así de muchas almas colectivas: la de su raza, su clase
social, su comunidad confesional, su estado. Y puede, además, elevarse hasta cierto
grado de originalidad e independencia. (Ibídem: 67)
En el pensamiento de Michel Foucault (1991) mencionado anteriormente, el filósofo −que
advierte un gran cambio hacia la primera mitad del siglo XVII en la relación entre
conocimiento y realidad− parte de una mutación del “yo” en la representación de los signos.
Esta mutación –dice Foucault− será el motor de la evolución de nuevas formas de
conocimiento basadas en la interpretación sobre nuevas representaciones. Es decir, el signo
deja de estar ligado sólidamente a sus referentes. Así el signo, se separa cada vez más de sus
referentes dejando el “yo” para el análisis en términos de “identidad y diferencia” en un
nuevo sistema de comparación que no ordena ya el mundo, sino las ideas que se tienen sobre
el mundo. Siguiendo esta perspectiva, la representación y su ordenación en formas “lógicas”
de entender el mundo, es la base del ejercicio del poder de las identidades y las diferencias
que se configuran como nuevos valores de ordenación. Es así como los estudios sobre
comunicación y cultura desembocan en la cuestión de las identidades poniendo en el centro
de sus preocupaciones, la representación. Las identidades entonces, son aquellas que se
expresan a través de las representaciones siendo la primera de estas, el propio “yo”. Ahora

6
bien, desde el momento en que concebimos nuestra identidad como integrada por
representaciones a múltiples pertenencias, unas ligadas a una historia étnica, otras no, unas
ligadas a una tradición religiosa y otras no, desde el momento en que vemos en “nosotros”
mismos, en nuestros orígenes, en nuestra historia, en nuestra trayectoria, diversos y múltiples
elementos confluyentes, diversos y múltiples mestizajes, diversas y múltiples influencias
sutiles y aportaciones, se establece una importante distinción no solo en las relaciones con los
demás −los otros− sino también con los de nuestra propia comunidad y de sus
representaciones. Así, es posible aproximar la identidad comunitaria como el sentimiento
subjetivo de las personas de pertenecer, formar parte de un colectivo, grupo, comunidad o
colectividad determinada. En este sentido, la construcción identitaria que el individuo
configura en torno a lo evangélico a partir de sus prácticas religiosas en la iglesia
−Salamina−, no refiere única y exclusivamente a la relación entre nosotros −evangélicos19−
y los otros −no evangélicos−, sino que supone sobretodo, pensar en las diferencias y
distancias que se separan al interior del propio grupo evangélico. Es decir que es posible
distinguir que hay evangélicos que se ubican del lado del nosotros −evangélicos− que
encuentran serias diferencias en común. La problemática de la identidad y los discursos
evangélicos que se generan en torno a ella, se mueven en una dinámica paradojal continua
que se muestran como auténticas luchas. Por un lado, parece innegable que en las actuales
condiciones del capitalismo, el fetichismo de la mercancía adquiere un renovado papel en la
fabricación de la personalidad del individuo, por ende de su identidad personal y de sus
prácticas religiosas, de las cuales destaco brevemente dos aspectos: El primero, que lo
relaciono a la accesibilidad en tanto bienes simbólicos de consumo20 que condiciona −en

19
Resulta difícil orientarse en la cantidad de significados, matices, acepciones, connotaciones, denotaciones en el uso del
vocablo “evangélico”, lo que los lingüistas llamarían su “polisemia”. En inglés los diccionarios resuelven fácilmente una
primera acepción: evangelical se define como “relativo a los evangelios o al evangelio”. Pero en su segunda y tercera acepción
aparecen los problemas. El diccionario Norteamericano Webster New Collegiate Dictionary habla de una diferenciación con
protestant y se aproxima a algunas precisiones teológicas al definirlo como un sector del protestantismo que, originalmente
dentro del anglicanismo y posteriormente en iglesias libres, afirman «que la esencia del evangelio consiste principalmente en
sus doctrinas de la condición pecaminosa del hombre y su necesidad de salvación, la revelación de la gracia de Dios en Cristo,
la necesidad de una renovación espiritual y la participación en la experiencia de redención mediante la fe». El británico Oxford
Student´s Dictionary tampoco puede eludir el tema: «aquellos protestantes que subrayan la importancia de una fe personal» y
de arrepentirse por la muerte de Jesucristo (making amends for the death of Jesus Christ). Pero el término, como la definición,
no es preciso. Las recientes distinciones que aparecen en la actualidad (sobre todo en América Latina y el Caribe) entre
“evangélicos”, “evangélicos conservadores”, “evangélicos renovados”, “evangélicos libres”, “evangélicos independientes”, no
hacen las cosas más claras. En Alemania, particularmente en Prusia, varias iglesias territoriales con influencias pietistas
adoptaron el término evangelische. Mientras que en América Latina y el Caribe, el término “evangélico” se utiliza
indistintamente para todas las iglesias originadas directa o indirectamente de la Reforma, y en muchos casos es prácticamente
sinónimo de protestante. En este trabajo, hemos optado por dejar intacta la polisemia del término del uso en el contexto
latinoamericano y caribeño, esperando que la trama que nos convoca permita al lector determinar su sentido.
20
Me estoy refiriendo al consumo tanto material como simbólico.

7
buena medida− una identidad socialmente aceptada21; y, el segundo, que vincula a la
creación de nuevos actores religiosos que se convierten en destinatarios –obligados−22 de
ciertas posturas evangélicas que han sido diseñadas por otros. Posturas a las que Charles
Taylor las llamó: el nexo religioso, en tanto relación que el creyente tiene con la divinidad
mediada por la vida corporativa de la iglesia. (Taylor, 2004: 35) Con todo lo dicho, los
análisis sobre la construcción identitaria de un individuo a partir de sus prácticas religiosas
que un grupo evangélico manifiesta, expuesto en este trabajo, han permitido dar cuenta de la
evolución de una estructura social religiosa que se imbrica en un conjunto amplio de
comportamientos, experiencias, actitudes, opiniones y prácticas, ponen en evidencia algunas
crisis que los individuos deben hacer de sí mismos en todos los aspectos de su vida social y
en todas las esferas de la existencia personal.

El modelo “pastorcéntrico” de la iglesia evangélica Salamina


La iglesia cristiana evangélica independiente Salamina nace de una de las corrientes
evangélicas denominada “Hermanos Libres”. La formación de la iglesia data del año 1986.
Un grupo minoritario de creyentes evangélicos –en su mayoría profesionales− basados en una
investigación23 en torno a la ubicación geográfica de las iglesias evangélicas en Córdoba.
Según los datos que manejaban ellos, mostraba la existencia de una mayor concentración de
templos evangélicos en zonas no céntricas. Cinco creyentes empezaron a reunirse en el
departamento vivienda de uno de ellos. En unos meses se trasladaron a una casa más grande.
Cuando el grupo fue creciendo, se buscó alquilar una propiedad acorde a sus propias
necesidades. Los lugares de reunión entonces se comenzaron a realizar en uno de los
colegios evangélicos céntricos de la ciudad, institución que, facilitó sus instalaciones para
este grupo de creyentes que iba ya en claro aumento. Así lo relata Susana:
La iglesia buscaba trabajar en el centro de la ciudad, porque nadie se encargaba de
la gente que andaba por esa zona. Iniciamos con la base de creyentes que no iban a
ninguna iglesia. (Entrevista a “Susana” 10 de marzo de 2011)
En el año 1992, la iglesia Salamina adquirió una propiedad ubicada en el centro de la ciudad
de Córdoba, distante sólo a diez cuadras de la Plaza Central “San Martín”.

21
Resulta interesante recuperar nuevos discursos basados en la “teología de la prosperidad” que en ocasiones se presentan en
los lugares de enunciación especialmente en el púlpito de muchos referentes religiosos, haciendo notar que la prosperidad
económica es una consecuencia de aceptar el evangelio como parte constitutiva de la identidad de la persona.
22
En el caso de que un actor social decida formar parte de la iglesia Salamina tendrá que aceptar varias prácticas y normativas
que la misma institución se encarga de exponer en un curso denominado “Integración de nuevos miembros”. En este sentido se
genera una legitimación institucional por parte del individuo en tanto aceptación de una identidad que es promovida por la
institución y no por el candidato que decide formar parte de ella, lo que produciría una especie de “obligación”.
23
No se pudo determinar en los archivos de la iglesia a qué investigación se hace referencia.

8
En la actualidad, la iglesia cuenta con un número aproximado de 600 miembros y una
asistencia dominical de 800 personas. El 65% de sus asistentes son jóvenes, de esos el 43%
del interior del país. Actualmente mantiene actividades para niños, jóvenes, grupos de
adultos, grupos de estudios bíblicos, así como momentos colectivos de oración, cultos
dominicales y eventos especiales que ocupan casi todos los días de la semana. Su doctrina, se
fundamenta en los principios de la fe extraídos de varios catecismos comúnmente utilizados
por la comunidad evangélica, entre ellos: el Catecismo de Heidelbeg, Ginebra, Wetminster, y
la Confesión Bautista de Filadelfia. Las pautas y normativas que rigen para individuos que
quieran pertenecer formalmente a la iglesia son los siguientes24: 1) Tomar un curso de
integración de nuevos miembros. Este curso es obligatorio para todas las personas, el mismo
dura aproximadamente 8 meses; 2) Aceptar la confesión de fe, estatutos y organización de la
iglesia; 3) Firmar la solicitud de membrecía; 4) Celebrar la cena del Señor con una frecuencia
habitual de una vez por mes como mínimo; 5) Asistir a la predicación y enseñanza bíblica de
las reuniones dominicales; 6) Diezmar y ofrendar; 7) Acatar los principios de la disciplina
eclesiástica; 8) Asistir a asambleas de miembros, ya sean ordinarias o extraordinarias y; 9)
Que los hijos de los asistentes participen en la escuela bíblica dominical paralela a la reunión
central. Como toda institución, Salamina delimita un espacio de relaciones sociales
estructurado a partir de criterios propios, donde se establecen posiciones de autoridad. En un
primer nivel se encuentran las autoridades más importantes que conforman una construcción
jerárquica: Un pastor principal25; Una secretaria26; y, tres ayudantes pastorales27; En un
segundo nivel: Un consejo administrativo conformado por seis miembros de la
congregación28; Una secretaría del Consejo administrativo29 y; los encargados de cada
ministerio30. Su estructura jerárquica presenta un modelo vertical en el que cada responsable
ocupa un lugar de liderazgo y responde a un superior inmediato al que rinde cuentas sobre su
desempeño. En un tercer nivel se encuentran los líderes menores de cada grupo, ellos lideran
grupos conformados por no más de 20 personas. En cuarto nivel, se encuentran los miembros
activos que asisten a la iglesia, en un número de cuatrocientos aproximadamente. Un quinto
nivel está compuesto por los asistentes regulares que fluctúan entre los 100 y 150 asistentes
24
Los siguientes son los estatutos que rigen en Salamina actualmente, los mismo son entregados a las personas que lo solicitan.
Tomado del “Curso de integración de nuevos miembros” Iglesia cristiana evangélica Salamina, numeral 6, 2008.
25
El pastor principal de la iglesia es doctor en medicina, nutricionista y actualmente realiza su segundo posgrado.
26
Su esposa.
27
Estos ayudantes pastorales ayudan al pastor principal a la toma de decisiones. Los tres son profesionales: dos son arquitectos
y uno es ingeniero. Su grado de responsabilidad es llevar adelante los ministerios claves de la iglesia.
28
Normalmente son elegidos por la congregación a menos que el pastor principal sugiera algún nombre. Este consejo maneja
las finanzas de la iglesia.
29
Nombre sugerido por el pastor principal.
30
Los ministerios que rigen en la iglesia son: De enseñanza; grupos por edades; Culto; servicios especiales; de apoyo al
consejo Administrativo; y, deportes.

9
que no son considerados formalmente como miembros. Su forma de organización es
“congregacional”. Es decir, el grupo que asiste a la iglesia, posee una relativa independencia
en la elección del pastor, así como del resto de autoridades que conforman sus asuntos
administrativos.
Ya desde sus inicios, la iglesia presentaba un esquema organizacional jerárquico en el cual
sobresalían las decisiones del pastor principal. Esto creaba no solo incomodidad en varios de
sus miembros, sino que además evidenciaba una clara centralidad en la figura del pastor,
dando la sensación en varios de sus miembros, de pertenecer a una iglesia “pastorcéntrica”.
Así lo describió Sandra −ex miembro− cuando le consulté acerca cómo se toman las
decisiones a nivel pastoral:
En algún momento, un hermano que empezó a ir a la iglesia y que ahora es pastor
de otra iglesia, se lo invitó a formar parte como ayudante pastoral. Él, por un
tiempo es ayudante del pastor. Se presenta un conflicto y se pelea con el pastor por
un tema empresarial, algo ajeno a la iglesia y se lo removió de su cargo, se produjo
su cambio como ayudante pastoral. Nunca presencié a alguien que haya pasado a
ocupar un puesto en la cúpula pastoral a no ser que haya sido pedido por el pastor.
Todos los cambios en la cúpula pastoral que yo vi, fueron por peleas. (Entrevista
realizada a “Sandra” 8 de julio de 2009)
Como vemos, ya se evidencia la importancia en las decisiones centradas en el pastor. Aunque
inicialmente, su lógica funciona de manera democrática como cada uno de los grupos que
formalmente pertenecen a ella, en la práctica este procedimiento adquiere muchos matices
sobre todo en sus formas de control y de ejercicio de poder31. Algunas decisiones no tienen
que ver solamente con criterios de participación congregacional. Para delimitar por ejemplo
el perfil doctrinal que debe mantener la iglesia, se recurre normalmente a la divinidad y otros
pastores de otras congregaciones afines en lazo social, conocimiento, vínculos afectivos
quienes ayudan a delimitar los objetivos institucionales. Habla el pastor:
He recibido dos pedidos, que es más que todo para aclarar dudas. El pastor
“Claudio Román” en el retiro anual de nuestra iglesia dijo que la misión que debía
tener esta congregación era de hacer congregaciones hijas a partir de cien miembros
(…) esa visión fue la originaria y se cambió en función a lo que el Señor (se refiere
a la divinidad) hizo cuando compramos este terreno. Cuando vino un hermano que

31
Es frecuente que algunos grupos locales se constituyan en asociaciones regionales o nacionales así como federaciones, lo
que de alguna manera les permite optimizar, a través de un cierto grado de centralización, los recursos financieros. Es en estos
aspectos en que normalmente se producen tensiones y conflictos internos.

10
estuvo mirando la congregación desde su nacimiento como lo es pastor “Enrique
Gómez” a quien hemos consultado en reiteradas oportunidades, nos hizo
reflexionar acerca de este lugar. Cuando nos visitó dijo: “Hermanos, ¿ustedes se
plantearon realmente para qué el Señor (divinidad) les ha dado esta propiedad?
Porque esta propiedad es para una congregación de más de cien miembros” Ahí se
decidió cambiar la visión de la iglesia. El motivo por el cual se decidió seguir
trabajando en esa visión es para que esta congregación pueda tener presencia en el
centro de Córdoba. Otro aspecto que nos hizo cambiar de visión, fue que cuando
fuimos una vez a una entrevista con el Intendente de Córdoba, en aquel tiempo
Rubén Amércio Marti, nos dimos cuenta de que él a los únicos que le pedía opinión
sobre temas de la iglesia era a las congregaciones que tenían presencia en la ciudad.
Nos parece importante que la sociedad cuando tenga que atender algún tema
empiece a ver qué pensamos y esto solo se dará si la iglesia tiene una presencia
significativa en la ciudad. (Asamblea anual, Salamina 10 de diciembre de 2010)

El referente religioso −quien representa a la iglesia− acude a sus pares –y no a la asamblea−


para determinar la posición política que debe adoptar. El pastor, es quien se encarga de
diseñar, definir y defender una concepción particular de hacer iglesia. Una concepción que es
identificable para el creyente. Con esta construcción subjetiva particular, el feligrés se
apropia de a un forma de conocimiento verticalizado, cauterizando la condición de
posibilidad de una participación en él. Es una forma de personalización del poder, del tipo
carismático, por medio del cual el creyente se identifica no solo con las opiniones del
referente, sino que cada vez más, naturaliza la expresión de una “confianza” en un hombre
que encarna la interpretación de las necesidades institucionales:
Yo como pastor, estoy dispuesto a seguir adelante en este objetivo. Me parece que
es la visión correcta. Es importante que tengamos presencia en la ciudad de
Córdoba y que podamos influenciar sobre nuestras autoridades en temas como el
del aborto, el casamiento gay, la ley que quiere salir ahora de la igualdad de género,
etc. Creo que es una visión adecuada. (Asamblea anual, Salamina 10 de diciembre
de 2010)

Este tipo de representación institucional, encuentra un principio de legitimidad entre los


creyentes y su representante que predispone a un ejercicio eficaz del poder, que posibilita un
aparato disciplinario “perfecto” que permite a una sola mirada verlo todo permanentemente,
un punto central que ilumina todo, parafraseando a Foucault, un lugar de convergencia para

11
lo que debe ser sabido, “ojo perfecto al cual nada se sustrae y centro hacia el cual están
vueltas todas las miradas. De ahí vendrán todas las órdenes, y estarán registradas todas las
actividades, advertidas y juzgadas todas las faltas.” (Foucault, 2006: 178-179)

Procesos y modos de construcción identitaria


Parto de que la identidad evangélica, no es una esencia abstracta y descontextualizada, sino
que surge a partir de un proceso de socialización. En este sentido, el individuo creyente32 va
configurando y re-configurando sus prácticas, su personalidad, su manera de entender la vida,
sus valores, orientaciones, formas de comportamiento mediados por la iglesia a la cual
pertenece. En este terreno, el creyente no sólo atraviesa un proceso de re-socialización en el
“evangelio” sino que además tiende a incorporar una serie de prácticas y discursos que re-
definen su posición como actor dentro de la institución. Así lo relata “Darío”, uno de los
nuevos integrantes de la comunidad:
Cuando llego a Córdoba, me pongo en contacto con algunas personas que había
conocido en un campamento de cristianos y que también estaban con ese deseo de
encontrar alguna iglesia o un lugar donde congregarse. Llegué a Salamina y me
pareció verdaderamente una iglesia que tenía un grupo de jóvenes triunfante que
estaba apuntando sobre algo nuevo, algo que yo no lo veía malo, los veía con muy
buenas intenciones. Vine al grupo de jóvenes y había varios que no solo venían con
el mismo sentir que yo, sino que también tenían muchos puntos en común, pero
también algunas diferencias.
E:- ¿Cuáles fueron esas diferencias?
D:- Diferencias en cuanto a la doctrina, a algunos puntos claves, como dones o
ministerios dentro de la iglesia, pero, más allá de eso, esto de decir que todas las
iglesias, siempre tienen un perfil diferente. Uno lo que tiene que hacer no es
cambiar, sino adaptarse al otro o simplemente ser sumiso y estar. Acercarse a la
iglesia y decir bueno yo vengo no solo con el deseo de ser una oveja más dentro de
este rebaño, sino con el deseo de sentir la comunión entre hermanos, de sentir que
no soy una oveja perdida en el campo sino que estoy dentro de un rebaño y que

32
El creyente contemporáneo no se encuentra alejado del proceso de conversión. Es posible identificar ciertos indicadores de
la conversión y el compromiso religioso en la construcción discursiva de los integrantes de Salamina. Se observó, por ejemplo,
una reconstrucción biográfica en el individuo recién vinculado a la comunidad, “nuevo creyente” en tanto que realiza una
reinterpretación de la vida pasada desde la perspectiva presente, y crea un esquema de atribución central en que el esquema
interpretativo proporcionado por su nueva comunidad de pertenencia pasa a informar todas las interpretaciones causales del
actor y que generalmente aparece en todo el proceso de conversión religiosa a lo que Salamina la denomina “discipulado”. El
compromiso religioso La definición que la RAE da a creyente es: Que cree, especialmente el que profesa determinada fe
religiosa. Diccionario esencial de la lengua española, EPASA, 2006, p. 427.

12
formo parte de algo (…) Es el simple hecho de la obediencia a Dios (Entrevista a
“Darío”. 16 de setiembre de 2010).
Existe un número importante de jóvenes estudiantes asistentes a Salamina, muchos de los
cuales vienen de otras provincias como: El Chaco, Jujuy, Salta, La Pampa, Neuquén que
brindan además de una diversidad cultural, una riqueza para este análisis. “Darío”, −como
muchos otros jóvenes que asisten a Salamina−, se siente desafiado en una búsqueda propia
por lo divino, que lo moviliza no solo a buscar su integración estableciendo una exploración
en común, sino que también le permite mantener su relación de pertenencia con “los otros”
que se convierten en sus pares generacionales vinculando lo necesario y lo deseable y que
muestran otro modo de establecer identidades y construir lo que −lo− distingue. Se configura
entonces la idea de que la relación del creyente y su comunidad, en aquello que podríamos
llamar “el nexo religioso” mediada por los preceptos doctrinales de Salamina. En este
sentido, la relación que plantea “Darío” con la divinidad, lo es también con la comunidad, y
no simplemente con un individuo en particular. La presencia que existe en comunidad en
cuanto a la variedad de asistentes provenientes tanto del interior del país como de los países
limítrofes, posibilita dar cuenta de una diversidad de matrices culturales que se manifiestan
en su interior. Matrices que son −eventualmente−desconocidas por los representantes de la
institución, pero que se manifiestan en prácticas comunicativas particulares que explicitan
configuraciones de sentidos, a partir de las cuales es posible reconocer rasgos y vínculos
identitarios en común:
Fui a pocas iglesias en Córdoba: “Cita con la Vida”; “Boulevard Guzmán” y a otra
pentecostal, después fui a “Salamina”. Decidí quedarme allí porque era parecida a
mi iglesia anterior en Jujuy (…) Me pareció que era un espacio donde se enseñaba
mucho de la Biblia, además había un grupo de jóvenes importante, que si bien,
recién los conocía, era muy importante para mí conocer gente nueva y más cuando
uno viene de lejos (…) Así me fui quedando. (Entrevista a “María”. 6 de julio de
2010).
Aquí, tanto “Darío” −pampeano− como “María” −jujeña−, dan cuenta por un lado de una
diversidad de orígenes que despliegan la posesión de experiencias comunes atravesadas por
la nostalgia del lugar de origen. Salamina, se convierte entonces en un espacio donde
emergen las necesidades por construir nuevos vínculos (Enrique Pichon-Riviere, 2008) y que
permite a su vez replantear –en los entrevistados− nuevos puntos de referencia, más que en
función de recuperar tradiciones, en relación con la necesidad de encontrar elementos de
reconocimiento y representación desde donde enfrentar sus nuevos desafíos.

13
En este caso, el evangélico construye una «identidad cultural religiosa» definida no solo
desde sus prácticas y rasgos culturales que le son propios a su grupo, marcando y
demarcando una individualidad activa a causa de comportamientos particulares religiosos,
creando y recreando el sentimiento de conductas similares a la de los demás, sino también,
alrededor de la imagen de una comunidad identificada como un lugar de pertenencia. Así, la
construcción de una identidad comunitaria, surge como una construcción subjetiva de
sentimiento, de pertenecer, de formar parte, de ser visible para los otros. Se trata de un
proceso de autoatribución del creyente que cristaliza en la creación subjetiva –de las personas
individualmente− a categorías intersubjetivas –compartidas por distintas personas. En este
caso la identidad evangélica es el sentimiento de sentirse parte del colectivo religioso.
El relato testimonial como configurador de identidad
La construcción de relatos testimoniales en Salamina son regulados por normas que pueden
ser más o menos explícitas según el día en el cual se convoca al creyente a dar testimonio, en
el caso de que éste sea público. La influencia de los destinatarios, el auditorio presente, las
intenciones del relator, su definición de la situación y la identidad que se auto-atribuye no
han sido suficientemente investigadas. Los relatos testimoniales que produce el creyente
constituyen un objeto importante para su estudio. Estos, se observan como una práctica
religiosa que crea un nuevo proceso de transformación subjetiva. No se puede hacer un
reduccionismo de él, ni tomarlo como un informe objetivo de los antecedentes de su proceso
de conversión. Cada relato testimonial del creyente, tiene una especie de firma individual,
trae sus propias experiencias y biografía personal, “es por esto que los testimonios deben ser
considerados como verdaderos instrumentos –dice Pollak− de reconstrucción de la identidad,
y no solamente como relatos factuales, limitados a una función informativa” (Pollak,
2006:55). Los testimonios se pueden presentar en diferentes contextos33, aún así, es posible
determinar un desarrollo igual o un patrón similar en todos los casos: la intervención de lo
divino en la vida del creyente. La adopción de esta herramienta –relacionada a la
intervención de lo divino− permite poner en ejercicio la palabra del actor, una palabra viva
como declaración superadora a problemas personales pasados creando un sentido evangélico
de pertenencia “aceptable”. La decisión −de aceptar lo divino− emerge como resultado de
una combinación entre un fuerte deseo de hacer algo para resolver problemas personales con
la aparición de una oportunidad para hacerlo. Esta modificación de la subjetividad es vista
como positiva en la comunidad de pertenencia. El testimonio del evangélico, le permite
33
Resulta interesante observar que varios de los relatos testimoniales se expresan no solamente al frente de la congregación,
sino también en reuniones de grupos minoritarios de la iglesia, reuniones con personas no creyentes, etc. Cualquier lugar es un
ámbito propicio –y si el creyente así lo desea− se pueda relatar un testimonio.

14
entrar en intensa interacción con su grupo. Esta interacción, es la secuencia final en una serie
de eventos que le posibilitan el reemplazo de una identidad antigua –la del mundo− con una
nueva en construcción –la de evangélico−. Generalmente, en los relatos testimoniales los
creyentes aseguran haber experimentado tensiones y frustraciones inmediatamente antes de
su vínculo con la comunidad. La constante interacción sostenida entre los miembros de la
congregación es necesaria para que el testimonio no se desvanezca, al contrario, se mantenga,
en la mayor parte de los casos, el establecimiento de los lazos afectivos, con los miembros de
algún interno el cuál velará el mantenimiento de “el buen testimonio”. En este marco, el
relato testimonial del creyente genera una nueva identidad en su biografía, que no solo gana
en estabilidad en relación a su comunidad, sino que además procura mantenerla34. El actor
que manifiesta verbal y corporalmente su testimonio, lo relaciona indefectiblemente a la
intervención divina. Esta intervención, va, paralelamente creando cambios –en ocasiones
radicales− en sus modos de entender su vida, su realidad y su devenir:
“Considero que el cambio que se vivió en mi casa, antes y después de conocer a
Cristo, fue un cambio radical. No he tenido influencia más fuerte de el cambio que
yo viví en mi propia casa, eso no me lo contaron, yo viví una situación familiar, una
relación difícil entre mis padres, el ambiente de la casa, y de pronto que eso ya no
este, fue algo muy fuerte. Lo tengo más impregnado por el lado de las emociones
que por mi mente”. (Entrevista a “Ezequiel”, 21 de junio de 2010).
El relato testimonial del creyente, es ante todo un relato histórico y se expresa en las
declaraciones hechas frente a un grupo selecto de personas o frente a la comunidad. En varios
casos estos relatos son vinculados a estabilidades económicas y emocionales:
Mi vida, doce años atrás […] era muy vacía, muy llena de 'quizás', y que estuvo
llena de cuestiones materiales, muy conflictiva […] por una relación afectiva muy
tortuosa y por mi situación económica […] Estaba en deuda por todo lado, debía en
el banco fortunas. Nadie confiaba en mí. Me daba muchísimo al juego, iba tres y
cuatro veces a la semana al casino. Era un desorden generalizado, económico,
social y espiritual. Había un gran vacío en mi vida. Ese fue el pozo, el fondo del
abismo donde estaba. En ese momento el Señor me agarró y me dijo: “bueno, vení
para acá, ese fue el límite.” Los cambios iban sucediendo de manera natural y
normal. Yo no me daba cuenta qué cambiaba en mi vida. […] Un hermano muy
allegado me contaba cómo él veía cambiar mi vida, pero yo no me daba cuenta. Mis

34
En varios domingos, el referente religioso mientras da su sermón, insta a la congregación a “mantener el buen testimonio”
como un elemento que debe ser característico del creyente actual.

15
familiares y mis amigos me decían: “Che que bárbaro como te cambió tu novia la
vida” y yo les decía: ¡no! Con ese comentario, me daban un pie hermoso para
poderles predicar, para hablares del Señor. Yo creo que mi novia fue un gran
instrumento que Dios puso para cambiar mi vida. Le propuse matrimonio a mi
novia, nos casamos. Tenemos tres hijos hermosos, hemos acomodado nuestras
cuentas, no tengo más deudas, gracias al Señor, tenemos una buena casa donde
vivir, tenemos cosas que nunca las hubiera imaginado, Dios hizo la obra. Yo tenía
ese vacío interior y Dios lo completó en todos los sentidos, dándome una esposa,
una familia, esta familia [hace referencia a la congregación de Salamina] que es lo
más grande que tengo, que es lo más importante. (Fragmento del testimonio público
de “Alberto”, domingo 4 de abril de 2010).
Estas subjetivaciones buscan recrear nuevos significados de la intervención de lo divino en la
vida del actor. Es una experiencia extrema, que es tomada como reveladora. Como una
imagen de sí, para sí mismo y para los otros. Estos acontecimientos, como señalé en su
mayoría biográficos se encuentran estrechamente relacionados con la decisión de cambiar sus
prácticas del “mundo” o no evangélicas por unas nuevas. Para el evangélico, hablar del
“mundo” es referirse a la sociedad, o del “enemigo” para designar sin nombrar al “diablo” y
sus huestes. Los creyentes que manifiestan públicamente su testimonio aprenden a construir
sus relatos –testimoniales− acorde con las posturas discursivas de la comunidad.
El testimonio varia con el tiempo35, de una generación a otra, así como se reconstruyen y se
reelaboran también en relación con otros testimonios36. El relato testimonial en Salamina es
oral, nunca escrito, aunque también puede ser corporal. Las corporalidades del evangélico –
tema que analizaré a continuación− también construyen el testimonio del evangélico. Cada
creyente trae sus propias experiencias y biografía personal al proceso y es a partir de ellas y
de la doctrina que se construye su propio relato.
Rasgos y señas de corporalidad religiosa

35
Desde una perspectiva histórica testimonial en Córdoba, de varios relatos en la revista “El sendero del creyente” se pudo
notar, por ejemplo que en 1920, el testimonio se encontraba vinculado a creyentes salían de la iglesia católica para pertenecer a
la iglesia protestante. También está presente el testimonio como el mensaje que se logró insertar al “indio”. En 1937, el
testimonio vinculaba a las personalidades militares que eran tocados por la divinidad a través de la Biblia. En 1943, el
testimonio forma ya parte de la iglesia, se presenta la enseñanza bíblica y el pastor pasa a ser un referente testimonial. Entrado
el nuevo siglo, algunas de las boletines dominicales de las iglesias presentan el testimonio como parte de la vida profesional de
médicos, escribanos. La profesionalización del creyente es un testimonio referente. En la actualidad, con las nuevas
tecnologías y la cultura globalizada, se crea la mediatización del testimonio. Famosos (músicos, actores) convertidos. Se
construyen testimonios de impacto. Salir de la droga, del sexo, la delincuencia, etc. El cambio de vida radical del famoso es un
referente.
36
En varias entrevistas pude notar una la relación que existe entre testimonios de los creyentes, creando la posibilidad de que
el relato testimonial sea también un relato intertestimonial.

16
El nuevo escenario social se traduce en prácticas37 religiosas atravesadas por nuevas
gestualidades y prácticas corporales.

Foto/01

Este escenario conlleva a la transformación de múltiples gestualidades que obran como


conformadoras de identidad. Surgen experiencias gestuales en los actores sociales que
configuran su identidad, corporalidades que las inventan y reinventan. El campo evangélico,
es un campo poblado de creaciones de la imaginación. En muchas circunstancias de la vida
religiosa del creyente, es posible determinar etiquetas corporales en las cuales el individuo las
adopta espontáneamente en función de las normas –explícitas o implícitas− que lo guían,
configurando así su propia experiencia corporal. Los espacios de inserción al ambiente
evangélico producen reconfiguraciones que no implica el surgimiento de un nuevo creyente,
sino, una resignificación de sentidos y lógicas desde su trayectoria biográfica que condiciona
el modo de inserción38 en la comunidad. Este es la experiencia que vivió “Bambino” su
primer día en Salamina:
Cuando entré me ubiqué una silla y me senté, Ahh! Vos vieras la tranquilidad que
tenía ¡uuu! Me sentía feliz. Era todo nuevo para mí. Era como sentirme protegido
cuando me senté dentro de la iglesia. Es como cuando vos sos chico, y tenés miedo
que te pase algo y viene tu papá y te abraza, viste que te quedás tranquilo, puede
darse vuelta el mundo, pero vos no te das ni cuenta, bueno así estaba yo ese día.”
(Entrevista a “Bambino”, 27 de agosto de 2010).
Estos espacios de socialización −corporal− favorece al creyente a definir un importante
sentido de pertenencia que lo vincula a una nueva dimensión −gestual− permitiéndolo
distinguirse del “mundo” y también de otros creyentes39. No son lo mismo, por ejemplo, las
gestualidades que produce el referente religioso en los momentos de culto, que las del líder

37
Entiendo aquí la palabra «práctica» en su sentido fuerte e intenso, el que le otorga una tradición que arranca de las marxianas
“Tesis sobre Feuerbach”, equivaliendo no a conducta o comportamiento, sino precisamente a aquellos géneros de conducta
comunicacional que operan una transformación en la realidad. Se hace preciso introducir la categoría de prácticas simbólicas.
38
El individuo que llega por primera vez a Salamina, construye una clasificación gestual que guía a las otras clasificaciones y
que consiste en la capacidad de discernir las corporalidades contraponiéndolas con las del mundo secular, presentando una
clara distinción entre las gestualidades “profanas” de las “espirituales o sagradas”. No se trata de un discernimiento intelectual
sino que pertenece al orden de la experiencia gestual, es un hecho vivido, una nueva forma de experiencia corporal.
39
Hago referencia aquí a las prácticas gestuales que se manifiestan en otras corrientes evangélicas sobretodo las pentecostales.

17
de alabanza. El cuerpo del creyente, se involucra en su totalidad y se expresa de muchas
formas a través de los momentos, esquemas de percepción y sobre todo de un aprendizaje con
la comunidad. El campo de acción del creyente contemporáneo es también el de su
experiencia corporal. En su mayoría, existen gestualidades que se producen en momentos
específicos como: los de alabanza, adoración40, santa cena, bautizos41 e incluso en momentos
específicos de oración colectiva. Los rituales construyen procesos corporales distintivos. Las
nuevas corporalidades que el creyente las incorpora no solo que inciden directamente en su
formación subjetiva como evangélico, sino que además, produce y sostiene y relaciona
elementos objetivos de la estructura religiosa. Relación que exige un mantenimiento y una
adecuación constante en el programa de vida, de tal forma que “genera en el actor la certeza
de que vive 'correctamente' otorgándole un sentimiento de pertenencia y seguridad”
(Reguillo, 1996: 54). Las identidades corporales colectivas pueden ser leídas como “redes de
comunicación desde donde se procesa y se difunde el mundo social de acuerdo con un
referente común –objeto o fin− sirviéndose de unos códigos específicos –señales, símbolos,
gestos- que el grupo comparte” (Ibídem: 56). La gestualidad entonces, construye un código
de transmisión de identidad particular que comunica. Al comunicarse, el actor social aprende
y aprehende de sí mismo y de los otros. El pertenecer a Salamina implica compartir un
lenguaje, un estilo, una práctica corporal.
Presencia evangélica en torno a la ley de matrimonio igualitario
El mundo común sólo puede sobrevivir –escribe Arendt− al paso de las generaciones en la
medida en que aparezca en público (Arendt 1996: 64). La presencia pública del movimiento
evangélico, ha adquirido, en los últimos años, una creciente visibilidad social. Las
agrupaciones evangélicas han ido generando −en la esfera pública− una presencia que
mantiene correspondencia a su cultura en particular distinguiéndola de los espacios a partir
de sus propias representaciones42. En este marco, en la sociedad cordobesa contemporánea,
se presentó −en el marco del debate de la ley del matrimonio igualitario− una nueva

40
Es interesante por ejemplo observar que en ciertos momentos en los cuales baja la intensidad musical de los cánticos
quedando solamente una base o melodía de órgano, se recrean más gestualidades de carácter individual, a diferencia de los
cánticos que mantienen otro género musical en donde el aplauso colectivo predomina.
41
En Salamina es una práctica el bautismo en agua que consiste en la confesión pública de fe a partir de la decisión consciente
del creyente en reconocer la presencia de lo divino en su vida. Este acto se lleva a cabo en las instalaciones de la iglesia y
cuenta con una preparación previa a cargo de un guía personalizado. En Salamina, es común que la persona guía, sea la esposa
del referente religioso.
42
Me estoy refiriendo en el aspecto temporal y contextual en que la coyuntura de la “ley de matrimonio igualitario” por
ejemplo es presentado en Argentina y no −todavía− en otros contextos culturales de la región como los son los países de:
Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y otros. Siendo contextos culturales distintos y que en algunos casos no es tomado en cuenta
como prioritario para el debate que permita una normativa jurídica. Es en este sentido en que se producen ciertas visibilidades
de algunos movimientos religiosos como el evangélico que procuran dejar en la esfera pública su posición acerca de este tema.

18
presencia social43 evangélica. Recupero así algunas coordenadas de la presencia evangélica
en la esfera pública en torno a la ley de matrimonio igualitario, aprobada el 15 de Julio de
2010 por el Senado Argentino44 en el cual el movimiento evangélico se hizo presente
visibilizando su postura.
El referente religioso de Salamina ocupa el púlpito para convocar a los asistentes a la
marcha45 denominada: “A favor del matrimonio y la familia”. La iglesia intentaba
proyectarse en las estructuras de la sociedad secular, negociando un lugar en la esfera
pública46, pero la inserción en la esfera pública va más allá de una mera estrategia pastoral47.
Surgen varios grupos que pasan a recortar ese espacio simbólico y material, abriendo
avenidas de apropiación que muestran la disputa por el poder jurídico y mediático. Así
podemos ya ver en el siguiente fragmento de la declaración realizada por “Pedro” uno de los
organizadores48, de la marcha.
Esta es la expresión ciudadana, una de las tantas que ha habido en este país porque
en casi todas las provincias argentinas ha habido una movilización espontánea de la
gente destinada a expresar otra posición. […] nosotros no dramatizamos. El hecho
de haber creado una masa crítica de ciudadanos que están decididos a la defensa de
la familia, a los temas del matrimonio entre varón y mujer, a la defensa de la niñez
a lo largo y a lo ancho de todo el país ya es un triunfo, es un logro bien importante.
(Declaraciones de “Pedro”. Av. General Paz, Córdoba, 13 de julio de 2010)

43
Hago hincapié al nuevo contexto social en tanto la pública participación del movimiento evangélico (algo inédito) que no se
había producido en otro contexto, sino a partir de la posibilidad de aprobar la ley de matrimonio igualitario. Ello nos lleva a
pensar que existen movimientos que si bien podrían encontrarse invisibilizados, se hacen visibles cuando se ven afectados por
algún hecho en particular como un detonante para presentarse en el espacio de lo público
44
El decreto 1054/2010 promulga la ley 26.618 -que también aparece publicada en el Boletín Oficial- que modifica el Código
Civil para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. La normativa aprobada por el Congreso de la Nación
contiene 43 artículos. Fuente: http/http://www.argentina.ar/_es/pais/C2621-ley-de-matrimonio-gay.php. Consultado el 03-
set.2010. On line.
45
Es claro que el interés consiste en estudiar la dimensión política del evangelismo contemporáneo no solo dentro de las
instituciones democráticas, es decir, en las estructuras partidarias, con su propia legalidad y mecanismos de regulación, sino
también en los márgenes de estas instituciones y en los espacios exclusivamente religiosos: en las campañas del trabajo
evangelístico, en los discursos de los líderes, en las iglesias, en los ámbitos de sociabilidad de los creyentes, en las áreas de
trabajo ministerial, en las representaciones y prácticas con respecto al “mundo”, en la construcción de anclajes identitarios y en
la producción simbólica de imágenes religiosas que orientan la acción.
46
Uno de los aspectos que caracterizan a los movimientos evangélicos contemporáneos son las constantes informaciones que
brindan a la sociedad secular o de la comunidad de creyentes, por radio, tv, internet o por volantes informativos que se
entregan indistintamente a los ciudadanos en la esfera pública. Esta utilización de los medios de comunicación e información,
es un indicio que determina las diferentes formas de participación evangélica.
47
Resulta interesante observar que antes de la convocatoria a la marcha por parte del referente religioso a la congregación de
Salamina, en el momento de alabanza y adoración se cantó la canción número 159 del cancionero de la iglesia, llamada “Tú y
yo”. A continuación un fragmento de la letra: “Dios está llamando a la siembra, nos está impulsando hacia fuera, acudiremos al
llamado del Señor, tomaremos las armas que Él nos preparó. Tú y yo, somos un pueblo. Tú y yo preparados para mostrar, las
grandezas del Señor, para tomar la tierra que Él nos entregó, tú y yo.”
48
Me reservo en esta entrevista mencionar con nombre y apellido a la persona que realiza estas declaraciones por dos aspectos,
el uno va ligado a la posición metodológica que manejo en los documentos académicos y el otro porque no considero relevante
ubicar su nombre para efectos de este trabajo.

19
Estos modos de participación en la esfera pública de ciertas agrupaciones evangélicas forman
parte de su construcción identitaria y están fuertemente relacionados a los relatos de sus
actores.

(Foto/02)

El movimiento evangélico reunido produce sus propias formas de establecerse en la esfera


pública, crea sus propios relatos sus propias narraciones, sobre su vida y experiencia.
Revisemos un fragmento de la posición −discursiva− en la Plaza Vélez Sarsfield en torno a la
ley de matrimonio igualitario pronunciado por “Gastón” ante cerca de 20 mil asistentes:
Los ciudadanos, ciudadanas e instituciones aquí reunidos, en la capital de la
Provincia que los eligió Senadores Nacionales, nos dirigimos a Ustedes para
solicitarles defiendan en el Congreso de la Nación la institución del matrimonio
conformado única y exclusivamente por varón y mujer. […]Todo proyecto que
ataque la naturaleza del ser humano será un alto precio que pagaremos como
comunidad. Los invitamos a legislar de acuerdo al libro indivisible de la naturaleza.
Por nuestra parte seguiremos en las calles manifestando nuestra opinión. Somos
muchos los que pensamos de este modo (Declaraciones de “Gastón” en la Plaza
Vélez Sarsfield de Córdoba, 13 de julio de 2010)
Las declaraciones públicas de “Gastón”, no prescinde de las mediaciones institucionales en
las cuales se apoyó. En la plaza pública, la comunidad evangélica cordobesa hizo circular sus
discursos, representaciones y prácticas sobre problemáticas sociales que presentó un
protagonismo extra doméstico. Es así como el discurso del movimiento evangélico
contemporáneo que precisan de una conciencia exterior49 inyecta saberes en sus luchas y el
sentido de sus objetivos, que el discurrir de las luchas cotidianas oculta en el espacio de lo
público.
Estar a favor o en contra del matrimonio igualitario cobra cada vez más importancia en el
seno del movimiento evangélico que hasta ese momento, desconocía su pluralidad. Se pasa
así de los evangélicos en los partidos políticos a un partido político evangélico propio que se

49
En este sentido me refiero a la posibilidad de una comprensión en torno a la voluntad de lo divino.

20
insertan en la iglesia y que dividen a la propia comunidad de religiosos. La política se
desplaza de la sociedad a la misma iglesia y ésta globalmente aparece identificada con una
fracción política concreta. Ésta, deja de servir de contraste y participa en las patologías de la
política marcada por el maniqueísmo de buenos y malos, que fácilmente se traslada al seno
de las comunidades evangélicas evidenciando una crisis identitaria del campo evangélico,
sino también, mostrando sus propios conflictos internos.
Conclusiones
A lo largo de estos avances, se puede comprender algunos fragmentos que constituyen las la
construcción identitaria del evangélico contemporáneo. Por un lado, la identidad que
construye el creyente evangélico se funda en virtud de su comunidad de pertenencia y su
biografía, en torno a las cuales se concibe a sí mismo y a sus relaciones con el sistema
comunitario. En la reproducción de su articulación subordinada a las jerarquías
institucionales, tiene una importante relevancia la construcción de una identidad basada en
estigmas acuñados por los sectores evangélicos de poder. Hablar de la construcción
identitaria a partir de las prácticas religiosas, es hablar de un modo particular por medio de
las cuales el individuo expresa sus intereses, valores, expectativas en un contexto de sistemas
institucionales concretos. Las prácticas religiosas de los creyentes, proporcionan dentro de la
comunidad, un marco de ideas religiosas particulares a partir de las cuales se puede otorgar
elementos significativos a la experiencia, a la palabra pronunciada, al testimonio, que brindan
ciertos patrones para la comprensión de su configuración como actor. La relación del
creyente con su divinidad y la experiencia de sí mismo construye una nueva forma sensible
inteligible que ya no sería el ser empírico ni el sujeto singular, sino la persona interior dotada
de una intimidad y de una conciencia de sí misma. El testimonio personal es una herramienta
discursiva que legitima la condición de un creyente. La cronología que el actor evangélico
usa para contar las razones divinas en su propia vida en un nivel comunitario es una forma
subjetiva de garantizar a más largo plazo no solo la transmisión de su memoria sino para
reafirmar su pertenencia con sus pares. Al interior de una iglesia evangélica, el creyente,
acepta las reglas del juego y jerarquías en los distintos ámbitos, configurando niveles de
correspondencia entre su identidad biográfica, la de su comunidad y la del resto de creyentes.
Es por ello que la identidad evangélica es sinónimo de categoría de pertenencia. Cuando se
habla de construcción identitaria del creyente a partir de sus prácticas religiosas, también se
hace referencia a rasgos, comportamientos, costumbres y prácticas específicas que dan forma
a un conjunto de elementos distinguibles. Distinciones que no solamente son un proceso que
se va forjando a lo largo de la vida del actor y en la cual intervienen elementos propios

21
vinculados a su contexto social, cultural y comunicacional, sino también crea diferencias con
otros creyentes. Para definirse a sí mismo el evangélico acentúa las diferencias con otros
evangélicos y con los otros no evangélicos. No es posible entonces hablar de una sola
identidad evangélica, sino de identidades evangélicas. Finalmente, las formas identitarias
evangélicas dominantes son las que reúne a un “nosotros” creyentes localizado, organizado
en iglesias “legítimas” o grupos culturales (religiosos) que reivindica un reconocimiento
oficial basándose generalmente en reconstrucciones míticas que justifican su anclaje
comunitario a partir de la invención de una historia inmemorial, y unos “yo” identificados
con su grupo local y su cultura. La aparición de nuevos referentes evangélicos50 en la esfera
pública, en los medios de comunicación, la producción y utilización discursiva de ellos para
lograr insertarse en la sociedad secular, las nuevas y divertidas formas de presentar lo
evangélico, parecen destacarse como parte característica que vive el campo religioso
cordobés. Abordar cuestiones relacionadas con la identidad, me ha significado ingresar en
una zona ambigua y compleja. De allí la relevancia que −creo−adquieren estos hallazgos y
otras tantas interrogantes en torno a esta conflictiva diversa y sobretodo cambiante relación
entre construcción identitaria, prácticas religiosas y cultura a partir de estos espacios
evangélicos.

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50
Me estoy refiriendo a: pastores, ancianos de una determinada congregación, líderes juveniles, voceros de las iglesias, que
tienen la posibilidad de acceder a entrevistas en los medios de comunicación, así como participar en discursos de carácter
público ya sea dentro o fuera de alguna iglesia.

22
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