ALARCOS LLORACH, Emilio - Estructuras Ecuacionales

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ESTRUCTURAS ECUACIONALES

E. ALARcos LwRAcH
Real Academia Espa;iota
IV Jornadas de metodología y didáctica de la lengua española: sintaxis
Cáceres, Universidad de Extremadura, 1997, 21-31.

En 1969 escribí el trabajo "Aditamento, adverbio y cuestiones cone-


xas", publicado ese mismo año en el volumen XIX de la revistaArchivum
y rt'Cogido más tarde en los EGFE (capítulo XIX). De acuerdo con el
litulo, se hacía allí referencia a diversas peculiaridades de la sintaxis del
c•spañol, dejándolas más o menos esbozadas y, en todo caso, abiertas a
dc•sarrollos ulteriores. Una de las cuestiones allí apuntadas es la de cier-
las construcciones de aspecto atributivo (pues su núcleo verbal es una
forma del verbo ser) y que llamé «ecuacionales». No recuerdo por qué
adopté, a pesar de mi poca afición a los neologismos terminados en -al,
c•slt• adjetivo, que naturalmente, como tantos términos de la jerga gra-
matical, sigue sin figurar en el DRAE.
Partiendo de ejemplos como Aquí es donde se inició la sublevación,
/<'ut• en Valencia donde le detuvieron, Fue entonces cuando acabó su carre-
ra, Hoy es cuando se pone el libro a la venta, En aquellos años era cuan-
do se llevaban barbas y melena, Estudiando en serio es como se aprueba,
Así es como se hace, indicaba que uno de los dos segmentos igualados
por la cópula verbal habría actuado como aditamento en otras estructu-
ras dl' sustancia global análoga: &mf_se inició la sublevación, le detu-
1•imm m Valencia, Entonces acabó su carrera, /:!Ja. se pone el libro a la
1•t·nta, En aquellos aíi!§. se llevaban barbas y melena, Se aprueba m:
diJnHJJl en serio, ~ se hace, y agregaba: "La diferencia de contenido
1•11h·t• estas secuencias y las anteriores radica solo en el énfasis con que
se· rnrgan los primitivos aditamentos /aquí, en Valencia, entonces, hoy,
1•11aquellos años, estudiando, así/, que al quedar destacados son como
c•I atributo que se adjudica a la oración originaria, ahora transpuesta
mrcliante /donde, cuando, como/ a la función de sujeto. Hay, pues, un

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doble condicionamiento, semántico y funcional, para que los segmentos


dotados generalmente de la función de aditamento se transpongan a
estas otras funciones: que haya homogeneidad semántica entre los dos
elementos que queden como sujeto y atributo en la construcción atri-
butiva, y que ambos, en otros contextos, sean equifuncionales. Pero
poco importa, en realidad, en estas construcciones, la determinación de
qué segmento es sujeto y cuál atributo. Se trata de oraciones «ecuacio-
nales», en que los dos elementos conectados con /ser/ se consideran
iguales, y por tanto, el verbo es equivalente al signo «igual a» (=),y los
dos segmentos tienen que ser gramaticalmente equifuncionales: juan es
el médico (/Juan/ «nombre propio» o identificador, y /el médico/ [con-
vertido] también [en identificador gracias al artículo]), Dos y dos son
cuatro (<<numeral» y «numeral»), Beber es vivir («infinitivo» e «infiniti-
vo»), A comer es a lo que vengo [unidades adverbiales con preposición
al. En vivir bien es en lo que piensas [unidades adverbiales con preposi-
ción en). Por esa imprevisión es por lo que estamos así [unidades adver-
biales con preposición por)" [EGFE, 319-320 (agrego ahora, para mayor
claridad, los incisos entre corchetes)].
Ya había hablado Andrés Bello de estas «construcciones anómalas
del verbo SER» [§§ 802-813) y criticado la difusión de la que creía gali-
cismo (E,!; por esa imprevisión que estamos así, etc.). A la estructura ecua-
cional la considera "transformación notable en que adverbios y comple-
mentos [en nuestra terminología: unidades susceptibles de funcionar
como aditamentos) hacen veces de sujetos y de predicados del verbo
ser'' [§ 805). Salvador Fernández Ramírez, en su Gramática 1!,spañola
[§§ 162-16:~]. también dedicó acuciosa atención a estas fórmulas que
denominó «perifrásticas». Posteriormente se han ocupado de ellas nue-
vos autores: unos [como Moreno Cabrera]. aplicando tradiciones sajo-
nas; otros [como JA Martínez o Salvador Gutiérrez Ordóñez]. prosi-
guiendo la línea que habíamos apuntado nosotros en 1969.
En primer lugar, merece destacarse la distinción que (con diferente
nomenclatura) se ha establecido entre estructuras «ecuacionales» y
estructuras «ecuativas», que, en aquella ya remota ocasión, no me preo-
cupé de separar, puesto que lo que me interesaba entonces era insistir
en que los dos segmentos unidos por la cópula presentaban igualdad de
categoría funcional. Las «ecuacionales» y las «ecuativas» son, sin duda,
estructuras diversas dentro de su afinidad de rasgos. Las «ecuativas»

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son construcciones como las representadas por los ejemplos de arriba


juan es el médico, Beber es vivir, Dos y dos son cuatro, donde, si bien hay
«ecuación», no existe énfasis alguno. Las «ecuacionales» utilizan, para
significar el énfasis que manifiestan, una oración degradada de relativo,
siempre sustantivada (por carecer de antecedente y por llevar, cuando
cuadra, el artículo): Lo que le interesa de verdad es tu opinión, Es la pri-
mera impresión la que siempre prevalece, En vivir bien es en lo que pien-
w_, Por esa imprevisión es por lo que estamos así, A comer es a lo que
~.Aquí es donde se inició la sublevación, Fue entonces cuando acabó
su carrera, Estudiando en serio es como se aprueba.
Sin duda, desde el punto de vista de la expresividad solo las ecua-
cionales sensu stricto son construcciones enfáticas, mientras las ecuati-
vas carecen de todo relieve y no se apartan del esquema atributivo sino
por la igualdad de sus dos componentes nominales, la cual permite lo
que se ha llamado su reversibilidad: juan es el médico-El médico es juan,
Beber es vivir-Vivir es beber, Dos y dos son cuatro-Cuatro son dos y dos.
En cuanto a la oración relativa sustantivada siempre presente en las
construcciones ecuacionales, debemos afirmar que a veces no evoca por
sí sola énfasis ninguno. En Los que llegaron tarde son rnlpables del inci-
dente, encontramos una atributiva normal: funciona como sujeto el pri-
mer segmento con estructura relativa sustantivada (Los que llegaron
tarde), y el atributo es el adjetivo con su adyacente (culpables del inci-
dente). Lo cual se comprueba en los resultados del rodeo interrogativo:
¿Quiénes son culpables? los que llegaron tarde; ¿Qué son los que llegaron
tarde? Culpables; y también en la referencia pronominal al eludir el atri-
buto: ¿Culpables? Sí, lo son). Si ahora, en ese ejemplo, sustantivamos
rnn el articulo el adjetivo que funciona como atributo, queda convertida
la oración en estructura ecuativa: Los que llegaron tarde son los culpables
drl incidente, con patente reversibilidad de la relación sujeto-atributo
(¿Quiénes son los que llegaron tarde? Son los culpables, ¿Quiénes son los
rulpables? Son los que llegaron tarde).
El mismo ejemplo se podría también convertir en construcción ecua-
cional: Son los que llegaron tarde los que son culpables del incidente, con
t'·nfasis y con ambigüedad de sujeto y atributo. En la ecuacional, pues,
clc·be aparecer una construcción relativa sustantivada; en cambio, no
siPmpre la presencia de tal segmento anuncia estructura ecuacional. De
Indas maneras el acuerdo de los gramáticos es perfecto en reconocer

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que la oración ecuacional consta de tres elementos: el núcleo «Vacío» en


tercera persona de /ser/ y los dos términos igualados, uno que repro-
duce tal cual un determinado funtivo de la oración originaria no enfáti-
ca, y otro que transpone el primitivo predicado a estructura de relativo
sustantivada, de manera que, como señala Martínez [CMGE, 77). se
puede recobrar la oración primaria suprimiendo en la ecuacional el
núcleo /ser/ y el relativo sustantivador (por ejemplo: Lo que le interesa
de verdad fi tu opinión->Le interesa de verdad tu opinión, /<.,!;la prime-
ra impresión la que siempre prevalece->La primera impresión siempre
prevalece, En vivir bien es en fu OJY1. piensas-> Piensas en vivir bien).
Luego, dentro de las ecuacionales, se han desglosado [Martínez, 61
sigs.) las construcciones enfáticas «regulares» de un lado, y, de otro. las
«anómalas», las cuales serian las propiamente ecuacionales. Ya descri-
bió Andrés Bello las diferencias entre las respectivas «anomalías»,
según él decía. Las primeras son aquellas en que /ser/ aparece "entre
dos frases sustantivas, una de las cuales se compone de un artículo sus-
tantivo o sustantivado que una proposición subordinada modifica: Eso
era lo que apetecías; Esta vieja casa f:i. la que abrigó nuestra infancia;
construcción normal que en nada se desvía de las reglas comunes" [§
802). Y el venezolano agrega los casos en que ese relativo, por exigen-
cia de la estructura de la oración degradada en que se integra, lleva la
preposición después del artículo "según las mismas reglas: Eso era fu ª
OJY1. con tanta ansia aspirabas; Esta vieja casa es Jg_ en OJY1. se abrigó nues-
tra infancia ... " [§ 803), aunque, en ocasiones, a la "construcción regu-
lar" se prefiere la que inserta el artículo tras la preposición: Infinita-
mente más es ª fu flli!i se extiende este infinito poder [§ 804). A estas
estructuras opone, como ya dijimos, aquellas en que "adverbios y com-
plementos hacen las veces de sujetos y de predicados", como Allí fue
donde se edificó la ciudad de Cartago, L1fil'. es como decaen y se aniquilan
los imperios, etc. [§ 805). También subraya Bello que "Si se contraponen
dos adverbios o dos complementos o un complemento a un adverbio, el
verbo ser toma siempre el número singular: A las ambiciones personales
es a las que se deben tantas revoluciones desastrosas. Si, por el contrario,
se contrapone un adverbio o un complemento a una frase sustantiva,
puede el verbo ser concordar con ella; pero el artículo sustantivo o sus-
tantivado del complemento ejercerá cierta atracción sobre el verbo: Las

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producciones agrícolas son ª las f11Yi, o esª fQ ~. importa conceder mayo-


res franquezas"[§ 813].
Son, en efecto, estas últimas construcciones, de entre las que ofrt•-
cen ecuación funcional de sus dos miembros, las que más interesan por
la dificultad de dictaminar qué oficios desempeñan los segmentos copu-
lados A y B (según los llama Salvador Gutiérrez, VSA, 53). Hemos
dicho, al principio, que "poco importa[ ... ] la determinación de qué seg-
mento es sujeto y cuál atributo". Ya aseguraba Bello, en la edición de
1847 de su Gramática [ed. Trujillo, 1981, 493]: "es indiferente conside-
rar cualquiera de los dos adverbios o complementos [es decir, en nues-
tros términos: las dos unidades susceptibles de cumplir en otros casos
la función de aditamento] como sujeto y el otro como predicado". Sin
embargo, prefería estimar "como sujeto el que no es o no incluye una
palabra relativa''. Por ejemplo, en A las vicisitudes de los tiempos es a lo
que debe atribuirse el atraso de las artes, sería sujeto el segmento A: A
las vicisitudes de los tiempos, y sería atributo la secuencia B con la "pala-
bra relativa": a lo que debe atribuirse el atraso de las artes.
Pero es preciso buscar explicaciones para justificar el hecho de que
en esas casillas sintácticas aparezcan ciertas unidades que en principio
carecen de la posibilidad de funcionar como sujetos explícitos, y que
son, como se sabe, las que van provistas de preposición (además de los
adverbios). Pongamos ejemplos donde el segmento sin relativo repro-
duce un sintagma o grupo sintagmático que en la oración primaria
desempeñaba otros oficios distintos al de sujeto: Esª esos alemanes a los
que hemos soportado (implemento: Hemos soportado ª~alemanes); Al
~ es a quien le gusta el flamenco (complemento: Al alcalde le gusta
el flamenco); Era m fil 1liflÉ. en lo que estaban pensando (suplemento:
Estaban pensando m el viaje); De ~ cuestión es de lo que nunca habla-
ré (suplemento: Nunca hablaré de esta cuestión); Fue lHKfil. !Y11ffi monte
hacia donde huyeron (aditamento local: Huyeron hacia ª1l1ffi 111fm1i); Fue
entonces cuando confesaron su falta (aditamento temporal: Entonces con-
fesaron su falta); lk ~ modo sutil fue como prendieron al forajido (adi-
tamento modal: lk ~ modo sutil prendieron al forajido); Es llilJ:. su esca-
m habilidad por lo que ha perdido el puesto (aditamento causal: Ha
perdido el puesto llilJ:. su~ habilidad>, etc.
Se suele afirmar que esta enfatización no cabe en las funciones subo-
racionales, pero está claro [VSA, 54-55, CMGE, 79] que a veces se pro-

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duce la del adyacente nominal: De escribir es de lo que tiene máquina (no


de coser), Con los resultados es con lo que no está conforme (sí con el pre-
cio). Asimismo, recordaremos de pasada que se ha constatado la impo-
sibilidad de aplicar la enfatización a ciertos segmentos como los «atri-
butos oracionales» (que hoy prefiero agrupar con otros «modificadores
oracionales»). Acaso sea así porque tales estructuras pueden adoptar
otros recursos de enfatización en los que también interviene el verbo
/ser/ inmovilizado. Por ejemplo, de oraciones como Desgraciadamente,
todo ha terminado, puede obtenerse la de sentido equivalente Es una
desgracia que todo haya terminado, donde ya resulta aplicable la cons-
trucción enfática: Lo que es una desgracia es que todo haya terminado.
Naturalmente que en las estructuras comparativas la enfatización no
puede escindir el grupo sintagmático en que se manifiesta tal sentido,
pues el énfasis afecta al conjunto del encarecedor y su adyacente: En los
Alpes nieva más que en los Pirineos->Más ™ en los Pirineos es lo que
nieva en los Alpes (y también: Cuanto nieva en los Alpes es más™ en los
Pirineos); El Veleta es menos alto que el Mullzacén->Lo que es el Veleta
es menos alto™ d. Mulhacén: Tus amigos gastan más que ganan ->Más
™ZfH1Jl!1. es lo que gastan tus amigos; Tus amigos gastan más que lo que
ganan->Lo que gastan tus amigos es más ™ fu. ™ canan (no es pre-
ciso convertirla en Gastar más que lo que ganan es lo que hacen tus ami-
gos, cf. Martínez, CMGE, 80; de todas maneras, es más frecuente Tus
amigos gastan más de lo que ganan->Mfil. !k. fil. m Zfil1fil1 es lo que gas-
tan tus amigos).
Tampoco se escinde en la enfatización un grupo sintagmático con
adyacente relativo especificativo: No he leído el libro que me envias-
te->Lo que no he leído es d. li1ml m lM. enviaste. En las consecutivas no
es siempre necesaria la marginación secuencial del adyacente según
hace Martínez [id.): Come tanto que un día revienta->Tanto es lo que
come, ™un difl. revienta (*llmJQ m W! fliíl revienta es lo que come,
pero es normal Lo que come es tJmkl. ™un difl. revienta).
Volviendo a la cuestión del papel de los dos segmentos en la estruc-
tura ecuacional estricta, concluye Martínez que estas "son siempre
«impersonales», y que la función de sujeto léxico queda impedida o blo-
queada por la preposición o por el valor prepositivo implícito en los
adverbios" [67). En cuanto al énfasis característico de estas construc-
ciones, afirma "que transpone la oración semánticamente relevante, la

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relativa, a una categoría inferior (sustantivo o adverbio), de manera q111·


el verbo ser ha de intervenir con el exclusivo fin de dar carácter formal
de oración al grupo de sintagmas resultante" (73). En suma, "la unidad
enfatizada no parece ser sujeto del verbo ser ni la relativa su atributo" y
observa que "la unidad enfatizada parece funcionar respecto del verbo
ser de la misma manera que el relativo en el seno de la oración relativa",
o sea, "no es el verbo ser sino el de la relativa el que dirige la combina-
toria oracional" (74).
Por otra parte, cree con razón Salvador Gutiérrez [VSA, 64) que "en
el análisis de las oraciones ecuacionales hemos de salirnos del tradicio-
nal esquema sujeto-núcleo verbal-atributo: ni hay sujeto, ni atributo, ni
cabe (por consiguiente) hablar de impersonalidad". Solo en las cons-
trucciones enfáticas procedentes de las primitivas con sujeto, por care-
cer este de preposición, es válido discernir si el segmento es sujeto o
atributo, dada la posibilidad de concordancia numérica con el núcleo.
Recogiendo el ejemplo Le interesa de verdad tu opinión, y modificándo-
lo en plural, Le interesan de verdad tus comentarios, podemos enfatizar-
los tanto con concordancia como sin ella: Lo que le interesa de verdad es
tu opinión-Es tu opinión la que le interesa de verdad, Tus comentarios son
lo que de verdad le interesa-:-Son tus comentarios los que de verdad le inte-
resan. En estas oraciones reconocemos como sujetos los segmentos A y
como atributos las construcciones B de relativo (cf. ¿Qué opinión es la
que le interesa? La mía no lo es, donde lo representa como atributo a la
relativa la que le interesa).
Resulta de todo esto que las oraciones ecuacionales cuyos funtivos
no proceden del sujeto o el atributo de la oración primitiva, es decir, las
que, siguiendo a Bello, igualan sintagmas adverbiales o provistos de pre-
posición, ofrecen una estructura particular que se resiste al esquema
habitual dirigido desde el núcleo /ser/. No olvidemos que entre los ras-
gos exigibles a la unidad que funcione como sujeto, aparece ante todo la
imposibilidad de llevar preposición. Ninguno de los elementos incursos
t•n las estructuras ecuacionales se ajusta a tales requisitos. Entonces, si
sus sintagmas integrantes no desempeñan las funciones adyacentes
habituales, podemos preguntarnos hasta qué punto estas construccio-
1ws pueden ser contadas en la clase de las magnitudes que llamamos
oraciones. Desde luego no se discutirá que son enunciados, puesto que
l'Umplen con los requisitos formales de estos. Aceptaremos que sean

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oraciones, por cuanto hay un núcleo verbal de lexema /ser/ con morfe-
mas de persona, perspectiva y modo, y que por tanto entre la persona
(siempre tercera) y el lexema se cumple la relación predicativa. ¿Pero
puede demostrarse que cada uno de los segmentos adyacentes A y B
son especificaciones de la /tercera persona/ o del lexema del verbo
/ser/?
Lo que sí está patente es que entre ambos segmentos A y B existen
relaciones más o menos explícitas, según hemos ido señalando, y que se
resumen en que serían equifuncionales en otras estructuras. Por ejem-
plo: los sintagmas /a esos alemanes/ y /a los que hemos soportado/
pueden funcionar en la misma estructura como implemento: Vimos a
esos alemanes, Vimos a los que hemos soportado; las magnitudes /de esta
cuestión/ y /de lo que nunca hablaré/ son aptas para aparecer como
suplementos: Olvidaos de esta.cuestión y Olvidaos de lo que nunca habla-
ré; /entonces/ y /cuando confesaron su falta/ se desempeñan como adi-
tamentos en Se avergonzaron entonces y Se avergonzar011 cuando confe-
saron su falta; /hacia aquel monte/ y /hacia donde huyeron/ serían
también aditamentos en Había niebla hacia aquel monte y Había niebla
hacia donde huyeron; etc. A pesar de ello no puede afirmarse que todas
esas unidades mantengan las funciones citadas respecto del núcleo de
la construcción ecuacional: ni /a los alemanes/ ni /a los que hemos
soportado/ pueden ser implementos de /ser/ (sintagma que no admite
tal adyacente), ni menos pueden serlo simultáneamente en la misma
construcción sin estar conectados por la copulativa /y/ (sería absurda
la sustitución de esas magnitudes con el referente pronominal de imple-
mento: Eslos a los que hemos soportado o Estos a esos alemanes). Tampo-
co /de esta cuestión/ ni /de lo que nunca hablaré/ funcionan como
suplementos del núcleo es. Solo podría aceptarse la compatibilidad del
núcleo /ser/ con los aditamentos. Por otra parte, en la estructura ecua-
cional no es posible introducir ningún otro sintagma que pudiese ejer-
cer como sujeto (y, claro es, tampoco como atributo). La estructura
ecuacional estricta consta, pues, del núcleo /ser/ inmovilizado en ter-
cera persona y los dos segmentos A y B que no pueden ser considera-
dos como sujeto y atributo.
Recordemos que, cuando hablamos de la lengua y de sus compo-
nentes, el uso metalingüístico impone la categorización como sustantivo
de cualquiera de sus unidades y, por tanto, cumplen con las diversas fun-

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dones de este: el fonema /t/, o solo i1L es oclusivo; Este ato sr 1•sailw si 11
hache; En casafunciona como aditamento; No me escribáis es una oral'iti11
yusiva con un me referente de complemento; En Déialo para lo último. 1•/
primer JQ es referente de implemento y el segundo lQ..sustantiva a tíltim11.
etc. En esos ejemplos, ni /t/ es ya fonema, ni /ato/ verbo, ni /en casa/
sintagma preposicional, ni /no me escribáis/ y /déjalo para lo último/
oraciones, ni /me/ y /lo/ referentes pronominales, ni /lo último/ artí-
culo y adjetivo sustantivado, sino etiquetas sustantivas de tales conteni-
dos. Por ello ejercen las funciones del sustantivo correspondiente en
cada una de las oraciones citadas: en la mayoría como sujeto explícito,
en otras (En Déjalo ... , con un me ... ) como aditamento, y en un caso (sus-
tantiva a último) como implemento.
En esta situación, cualquier unidad, con independencia de su estruc-
tura interna que permanece inmovilizada y ya sin capacidad de trans-
fundir al exterior su combinatoria latente propia, se convierte en sus-
tantivo y por ende adquiere globalmente las posibilidades de relación
que este sintagma puede contraer con las demás unidades de la cons-
trucción en que aparece. Esta congelación morfológica, producida al ser
transpuestas ciertas unidades por el uso metalingüístico, no suele tener
otro indicio que la pura aparición en los contextos donde serían de espe-
rar sintagmas sustantivos. No hay en este caso transpositores explícitos
especiales, aparte, claro es, de los ocasionales adyacentes que acompa-
ñen a la unidad sustantivada (así, por ejemplo,~ ato, un me, el primer
lo), y de los recursos del acento y la entonación, malamente reflejados
en lo escrito por procedimientos varios (puntuación, tipos, subrayados,
espaciados, etc.). Si esto es así, no debe extrañar el uso a veces como
sujeto de ciertas unidades en general adscritas a la función de adita-
mento: ¿Hoy es lunes? ¡Qué va! No lo es, lo será maiiana, aunque la pre-
gunta se haga con adverbio: ¿Cuándo es lunes? Lo fue ayer.
Entonces, tornando a las ecuacionales, los dos segmentos A y B,
t·arentes ambos en su estructura interna de los rasgos característicos
del sustantivo en función de sujeto (o atributo), estarían transpuestos
por el mismo procedimiento silencioso de los usos metalingüísticos, es
clt•dr, condenados a no mantener más relación que la igualadora
impuesta por el núcleo verbal /ser/ en esos casos, esto es, A=B, o si se
quiere «sujeto=atributo». En un par de ejemplos arriba debatidos, Aquí
1's donde se inició la sublevación, A comer es a lo que vengo, lo que maní-

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E. MARCOS LU>RACH

testamos es que el propósito de la etiqueta /aquí/ (con todos los conte-


nidos implícitos que comporta) se identifica con el de la etiqueta /donde
se inició la sublevación/ (con sus correspondientes contenidos y
referencias), y que los fines del sintagma /a comer/ (también con todo
lo que significa y evoca) equivalen a los del grupo /a lo que vengo/ (con
todas sus denotaciones y connotaciones). De este modo, entraría en la
normalidad la estructura ecuacional que configuran en torno a /ser/
los dos adyacentes de textura adverbial contrapuestos, sin que sea
necesario, por lo demás, discriminar cuál es el sujeto y cuál es el atribu-
to, pues tanto monta.

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ESTRUCTURAS ECUACIONALES

BIBLIOGRAFÍA CITADA

Al.ARcos LU>RACH, E.: "Aditamento, adverbio y cuestiones conexas", Archi-


vum, XIX (1969), pp.301-329.
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