La Génesis Del Texto - Rayuela y Su - em - Cuaderno de Bitácora - em
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Number 10 Article 11
Julio Cortázar en Barnard
1979
Part of the Fiction Commons, Latin American Literature Commons, Modern Literature Commons, and
the Poetry Commons
Citas recomendadas
Barrenechea, Ana María (Otoño-Primavera 1979) "La génesis del texto: Rayuela y su Cuaderno
de bitácora," Inti: Revista de literatura hispánica: No. 10, Article 11.
Available at: https://digitalcommons.providence.edu/inti/vol1/iss10/11
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LA GÉNESIS DEL TEXTO:
RAYUELA Y SU CUADERNO DE BITÁCORA
Novela
1. La mujer que duerme (dopada?).
El tubo de secotine. Los hilos negros
Un poco de secotine en un dedo del pie. El hilo hasta el techo.
Secotine en cada dedo de las manos. Hilos. En los pezones. En el
ombligo. En la nariz. En las pestañas. El hombre asiste al despertar
de la mujer. Hacen el amor entre los hilos.
En las páginas 46, 47, y 49 continúa con la obsesión del Mandala, hasta
convertir, en las últimas más explícitamente, la escritura en trascendencia.
El círculo y la espiral
Orden cerrado Orden abierto
Centro Difusión
Concentración Excentración, descentración
La página 50, insiste en la función simbólica de la escena y fija las dos series
de símbolos que recorren a Rajuela: el puente (o pasaje) y el centro.8bis
I La pieza de Traveler
II El puente a la pieza de Oliveira
paso de un mundo a otro. El centro (Mandala).
Talita es la intercesora
Oliveira la desea
La escena en el puente es en realidad el juicio de la situación
(background; Gekrepten, el circo [la vida] )
B.A. París
Tecnicas: Para una parte del libro
[Sigue en la p. 30]
Pero, si bien sigue, el personaje está en otro tiempo y espacio y
rodeado de otras gentes.
[Vuelve a la p. 10]
Retoma la acción, pero con la carga de la p. 30.
O retoma la acción de la p. 30 pero en el clima de la p. 10.
Ojo: Además, entre la p. 9 y la 10, poner pasajes que no tienen
nada que ver con la acción, y que el lector leerá o no por casua-
lidad. Pasajes eróticos sin nombres.
En las páginas siguientes se afianzan los dos ámbitos con nombres de per-
sonajes distribuidos entre las dos ciudades y algunas de sus características,
especialmente los rasgos de la Maga, a menudo polarizados con los que
atribuye a Oliveira.11
En la página 57 resurge la importancia de Buenos Aires12 y empieza a
diseñarse la escena que va a competir con el núcleo inicial de "La araña", a la
que llama "El terror". Oliveira teme a Traveler, cree que planea matarlo, y
prepara sus defensas en la pieza del manicomio. "El terror" no avanza sobre el
territorio de "La araña" en su primer diseño, pues le falta el componente
básico de los hilos —trama defensiva, laberinto, mandala, figura, trampa— :
también se insiste en el circo y el manicomio con su conformación
simbólico-paródica del mándala, bifurcada en carpa=centro,
manicomio=pasaje.
Paralelamente a este trabajo que va delineando cada vez más los espacios
Buenos Aires-París, luego invertidos París-Buenos Aires, va surgiendo y
desarrollándose la idea de estructurar un libro con estrategias de
escritura-lectura: con intercalaciones de aventuras que sin dejar de pertenecer
a un espacio se incluyen en el otro bloque, con repeticiones de
símbolos que señalan líneas de pasaje y extrapolaciones cada vez más in-
sistentes, con dos modos (entre otros posibles) de lectura.
Las propuestas de orden, los vuelcos y rectificaciones van mostrando la
duda, el tanteo, las experiencias provisorias que irán cuajando en la forma
final.
En lo que se refiere al orden, vemos por ejemplo, que afirmado ya el
vuelco París primero, Buenos Aires después, se propone en las páginas 78 a
80 la secuencia que inserta entre ambas los "capítulos prescindibles":
París-disculibro-Buenos Aires.13
A esta altura París (solo una parte de París?) se llama "El Gran
Desorden", que abre el camino a un centro, al que se agrega en la página 87:
"Extrapolación . . . Este es el subtema de todo el gran Desorden",14 para
culminar como en una apoteosis en la página 96: "Para el final de París" con
los episodios de la clocharde: "Desde lo más bajo: ¿una posibilidad de centro?
Un mandala, no ya de seda y colores, ni siquiera de tiza (rayuela). Sí, por
extrapolación (ver ). Barro, mierda, las palabras y las cosas más viles [ pasaje
de Sade, por ej.]" Y con otra tinta —azul— agrega: "Hundir al lector en el
asco más absoluto, para que después, quizá, haya una posibilidad de
levantarse."15
La página 97 fija definitivamente que habrá dos clases posibles de
lecturas del libro, y se aclara la forma de impresión para facilitarlas.
Tras volver a la Argentina y al manicomio como busca de un sentido otro
—la anagogía, la magia— restablece en la página 100 "a esta altura" el doble
orden de lecturas:
1) Lectura corrida
Primero, todo París
Segundo, proemios al "balcón' / Balcón
Circo
Manicomio.
2) Lectura por párrafos
Primero, proemios al "balcón"
Balcón
Explicación del "juicio"
PARIS (todo)
Circo
Manicomio
Aquí la lectura corrida coloca primero todo París y luego todo Buenos Aires,
mientras la lectura por párrafos sitúa primero el "Balcón" ("El tablón" o
puente),16 luego todo París y al fin "Circo" y "Manicomio", es decir que
inaugura el libro desgajando la escena de "El balcón" o "El puente" —
símbolo de pasaje y busca trascendente — como si quisiera configurarlo
desde que se inicia, y sellarlo con la imagen arquetípica que moldea y con-
forma (confirma) toda la obra.
Existe claramente el intento de establecer nexos subterráneos entre
Buenos Aires y París, con énfasis que unas veces se vuelca sobre París y otras
sobre Buenos Aires, por medio —entre otras cosas— de núcleos narrativos
que son simbólicos de pasaje, y que insertados en un lugar (al principio, en
París) unen o traban ambos territorios.
Ese modo de resolver el problema Buenos Aires París, como Buenos
Aires en París sin dejar de ser Buenos Aires (igual que Bánfield en Pierre
Leroux sin dejar de ser la casa de la infancia, 23) se encomienda alternativa-
mente a dos núcleos narrativos que intenta insertar, por momentos, en el
bloque París. Se disputan esa función "El puente o balcón" y "El terror"
(llamado ahora "Los hilos" pues ya se está definiendo más como doble de "La
araña" inicial, al introducirle la red protectora que le faltaba al comienzo).17
Los dos son mandalas, los dos son puentes, los dos ritos de pasaje entre uno y
otro ámbito, entre uno y otro mundo, entre una y otra forma de vida, en el
intento de construir signos alusivos de la plenitud y la unidad.
En la página 100, como vimos, propuso iniciar la novela según la lectura
por párrafos, con "Proemios al balcón y Balcón"; en la página 104 ordena su
inclusión en medio de París, con palabras que merecen citarse completas:
Hemos visto, pues, como después de varios tanteos en que intentó anticipar
capítulos de Buenos Aires en París, concluye por abandonar ese camino20 y se
decide por reforzar la fusión en el territorio de Buenos Aires, confiando a
varios otros medios el expresarla. Uno de ellos es la fusión de personajes.
En cierto modo podría compararse el proceso de la pugna de los dos
capítulos ("Los hilos" y "El balcón o tablón") por invadir París, con el proceso
tan complejo de la Maga por fundirse o por sustituir a Talita, y las varias
apariciones de Pola o la Maga, junto a Talita.
Según adelanté, la Maga comenzó por ser concebida como invención de
Horacio para dar celos a Talita (52), se desarrolló ampliamente como
personaje clave de París (desde 53), polarizada con Horacio, y concluyó por
desaparecer misteriosamente sin fijar su destino (79). Oliveira la busca en
París, en Montevideo, en Buenos Aires; en (101) dice: "Identificación pro-
gresiva de Talita y la Maga. Oliveira cree que puede resucitar a la Maga, que
murió en París. Fracasará, of course". Sin embargo, en (109), vuelve a insistir:
"Partir ahora de la Maga, desde Montevideo, llegando a B.A., arrestada,
loca?", como medio de evitar que Oliveira monopolice la sección porteña
(con "el soliloquio excesivo, la desmesura egocéntrica") pero tacha esta
propuesta y opta por la solución de "Centrar la acción en Talita y Traveler en
lo posible. Miran a H. O. y lo vemos a través de ellos. (Esto hasta el mani-
comio, en que H.O. recobrará el primer plano)."
En este proceso, Talita va afirmándose cada vez más y relegando a la
Maga al papel de fantasma. En la página 110 ha dicho "Talita empieza a
crecer", pero esto no ocurre sin lucha con las apariciones de la Maga (o Pola,
en menor medida), que El cuaderno registra en varios modos, desde anotar el
nombre solo (111) o su visita fantasmal ("Pero la maga es también una de las
locas"), hasta sugerir la aparición en "El patio" en plena cotidianidad (105).21 Así
propone la entrevisión ("Entrevisión de la Maga, de Pola, de Talita: ", 113),
la visión confusa ("Oliveira ve a la Maga en la rayuela ?O es Pola ?O
Talita?", desde la ventana del manicomio en "Los hilos"), el afianzamiento
("La Maga se afirma", 123),22 hasta culminar en la inclusión en el esquema
genérico tropológico:
El puente
Siempre la idea del pasaje. La vieille Lanterne
El hombre en la esquina. Una noche de Baltimore
La esquina que es también una esquina de París
Mandala
No me puedo salvar solo
No me puedo salvar sin que se salven los otros (112)
¿Puede llegarse a los valores desde los desvalores?
La extrapolación, El puente, el agujero de la carpa,
el mandala: ¿pasaje?
El malevo provocador: lo quiere sacar de la esquina
Entrevisión de la Maga, de Pola, de Talita: (113)