Evolución Historica Del Derecho Policial

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INSTITUTO DE FORMACION POLICIAL

MAESTRIA EN CIENCIAS POLICALES

EVOLUCIÓN HISTORICA DEL DERECHO POLICÍAL

Maestrante: Alexis Clemente Llaven


Introducción

La policía es un producto social; es un componente de un proyecto de sociedad que


está determinado por circunstancias históricas concretas.

Algunas de esas circunstancias han sido verdaderas necesidades y exigencias,


como las que señalaremos más adelante; otras únicamente han servido para
atender la voluntad de algunos en el poder. La policía es la institución encargada de
la seguridad pública, por lo que debe contar con legitimidad material, producto de
sus acciones, lo que se refleja en los resultados, la eficacia y la confianza
ciudadana; y formal fundamento constitucional y legal.

De ese modo, se entiende que la policía es la legítima facultad o atribución de la


administración pública destinada a controlar con actividades normativas, represivas
o materiales, el ejercicio de la libertad individual proyectándola a fines de utilidad
pública y garantizar, aun coercitivamente, la observancia por parte de cualquier
componente de la sociedad, de orden político-social establecido en las leyes y
reglamentos, todo en consecución del bien común y la solidaridad nacional.
Evolución histórica del Derecho Policial

Dos posibles Orígenes: en España, primer cuerpo de Policía Moderno denominado


la santa hermandad y la Guardia Civil.

Primer cuerpo de Policía Moderno denominado la santa hermandad, creada en


España en 1476 formada por 2 mil hombres armados y fue creado por los Reyes
catolicos en la Corte de madrigal cuya finalidad incluia asegurar el poder real.

El vocablo "Poder de la policía" es de origen relativamente tardío, fue introducido en


1827 por el presidente de la Corte Suprema de los Estados Unidos en el caso Brown
v. Maryland, pero la noción correspondiente se remonta mucho más atrás en el
tiempo, aunque con un nombre ligeramente distinto: "policía", a secas. Este
concepto, dice Mayer, tiene una historia compleja, llena de vicisitudes(4). Su origen
etimológico es el término latino "politia", proveniente a su vez del griego "politeia" y
"polis". Todos significaban el ordenamiento político de la ciudad. Ahora bien,
¿cuándo comenzó a usarse el término policía? ¿Cuándo vio la luz del día esta idea?
Estas preguntas son de difícil respuesta, si no imposible. De acuerdo con mi
investigación, guiada por una referencia que al pasar hace Kent(6), los orígenes del
empleo de la palabra policía se remontan al siglo XVII, poco después del nacimiento
de los Estados nacionales.

El primer uso oficial de la palabra fue aparentemente en una ordenanza de la reina


Ana, de 1714, que creo los Commissioners of Police (comisionados de policía) para
la administración general del reino, de todas maneras fue Blackstone, asiduo lector
de Pufendorf, a quien cita en numerosas ocasiones, el primer tratadista que empleó
el vocablo "policía", en sus Comentarios a las Leyes de Inglaterra, al referirse a los
"crímenes contra la policía pública". "Por la policía pública y economía entiendo la
debida regulación y orden domestico del reino: por el cual los individuos del Estado,
como miembros de una familia bien gobernada, están obligados a conformar su
conducta general a las reglas de propiedad, decoro y a ser decentes, industriosos e
inofensivos en sus respectivas tareas
En lo que a nuestro tema se refiere, fue precisamente en Blackstone en quien se
apoyo el primer constitucionalista estadounidense, James Kent, para introducirla
idea de policía en su país, en los albores del siglo XIX.

El gobierno puede, por medio de regulaciones generales, prohibir aquellos usos de


la propiedad que pudieran crear molestias y devenir peligrosos para las vidas o la
salud o la paz o el bienestar de los ciudadanos. Negocios inapropiados, mataderos,
operaciones ofensivas a los sentidos, depósitos de pólvora, la construcción con
materiales combustibles, y el entierro de los muertos, pueden todos ser prohibidos
por la ley, cuando tienen lugar en sitios densamente poblados, sobre la base del
principio general y razonable de que cada persona debe usar su propiedad de
manera de no dañar a sus vecinos, y que los intereses privados deben estar al
servicio del interés general de la comunidad.

El decreto del 2 de octubre sobre la residencia de extranjeros en Francia; el decreto


del 13 de noviembre de 1896 sobre la vigilancia de vagabundos; los decretos del 10
de marzo de 1899 y del 10 de septiembre de 1901 sobre la construcción y
circulación de automóviles... el decreto del 24 de marzo de 1914 que incluye un
reglamento general de policía sobre las vías de navegación interior"(21). Dos
reflexiones me merecen estos textos del autor francés. En primer lugar, vemos como
la terminología empleada no es la de "poder de policía", de uso exclusivo
norteamericano, sino la tradicional proveniente de la tradición continental: "policía".

La Seguridad Pública en el ejercicio del servicio

La seguridad pública resulta ineficiente si no se cuenta con la participación efectiva


de la sociedad, en acciones que van desde la educación de los niños y niñas, la
atención a los adolescentes, la cultura de la legalidad y de la denuncia, el
seguimiento y evaluación de políticas públicas y hasta programas que se adopten en
materia de seguridad pública. El Diccionario jurídico mexicano refiere a la policía
como “los cuerpos de seguridad pública encargados de la prevención e investigación
de los delitos y faltas, en auxilio del Ministerio Público y de los tribunales”.3 La
seguridad pública es la tarea más importante a desempeñar en un Estado
constitucional democrático y de derecho, por ello se deben generar las condiciones
para que un individuo desempeñe sus actividades y se desarrolle integralmente. En
un Estado de esta naturaleza, la policía es el único organismo que se encuentra
facultado para reprimir coactivamente las conductas de los ciudadanos mediante la
aplicación inmediata de la ley, y si fuera necesario, de la fuerza pública. Para
entender mejor la institución de la “policía” debemos remontarnos muchos años
atrás, a la época prehispánica. La sociedad siempre ha buscado la protección de sus
integrantes, por lo que designó a los individuos más aptos en esa labor, tan compleja
y de gran responsabilidad. Fueron hombres los responsables de proteger a la
comunidad en un primer momento, y se les facultó para usar la fuerza como medio
para mantener el orden. El desarrollo de la policía se da de acuerdo a las
circunstancias de cada lugar. Dos modelos han influido de manera predominante en
el mundo occidental: el francés, que se basó en un sistema centralizado y autoritario,
y el inglés, que se caracterizó por ser una policía del consenso comunitario. En
México, durante la dominación española, se impuso el modelo de policía francés. La
época del virreinato confirió a los policías las siguientes actividades: la corrección y
castigo de los ociosos y mal entretenidos; reparación de puentes y caminos públicos;
señalamiento y vigilancia de caminos públicos; garantizar el libre comercio; auxiliar a
las autoridades en los procedimientos contra los delincuentes, así como el cuidado
del ornato y la limpieza de los pueblos. Ello explica que el término “policía” surgiera
históricamente como un agente municipal encargado de la vigilancia y el
cumplimiento de la ley; no eran empleados del gobierno, sino vecinos de reconocida
probidad designados por el ayuntamiento. Su desempeño como policías inclusive
constituyó una obligación impuesta por la Constitución de Cádiz de 1812. De manera
oficial y ya no conferida por la sociedad, sino como parte de la administración
pública en México, la policía surge el 9 de mayo de 1848, con 500 integrantes; su
designación fue la de “cuerpo de vigilantes de policía”. La tarea de esta policía fue
vigilar el cumplimiento de los bandos. Su reglamento fue importante y resulta
peculiar por determinar sanciones a los integrantes de dicho cuerpo. A partir de este
momento la regulación de la “policía” se confía al Poder Ejecutivo. A partir de 1855,
la fuerza de la policía fue destinada exclusivamente a perseguir, aprehender y tener
en seguridad a los delincuentes. Se denominaba policía a la fuerza única que se
encargaba de la seguridad, tanto de las poblaciones como de los caminos. En esa
época surge también un tipo de policía denominada “secreta”, encargada de
mantener en la legalidad al cuerpo policiaco. Esto nuevamente muestra la
preocupación de tener una policía honesta y al servicio de la sociedad. Sin embargo,
como derecho o garantía individual, es hasta el Estatuto Orgánico Provisional de la
República Mexicana de 1856, cuando la seguridad es incorporada a un texto
constitucional, en su artículo 30: la nación garantiza a sus habitantes la libertad, la
seguridad, la propiedad y la igualdad. A mediados del siglo XIX, el esfuerzo de
centralización del poder por parte del presidente Benito Juárez incluyó como uno de
sus ejes el establecimiento de dicha institución policial, dedicada, al mismo tiempo, a
combatir la delincuencia y anular las fuerzas políticas opositoras. Lo que implicó que
la función esencial de la policía se transformara a un modelo policial convertido en
recurso político represor de ideologías diferentes. El gobierno ejerció tolerancia
discriminada sobre guerrilleros y bandidos, según convenía a sus intereses. La
prioridad no era la sujeción a la ley, ni la seguridad pública, sino la capacidad de
colaborar a garantizar la centralización del control político del gobierno de la
República, por lo que no fue entonces necesario garantizar la calidad profesional de
los miembros de la policía; no se efectuaba una selección de los reclutas, se trataba
de una fuerza inestable.

En 1903 se creó un cuerpo denominado “Gendarmería judicial”, que tendría la


función de cumplimentar las órdenes de los jueces del ramo penal. No obstante,
llegó a operar efectivamente hasta 1929, con fundamento en la Ley Orgánica del
Ministerio Público. Para la investigación, fue hasta 1919 que se creó el primer
órgano de Policía Judicial. Su evolución se encuentra íntimamente ligada con la del
Ministerio Público.

En la Constitución de 1917, el artículo 21 señalaba: “El Ministerio Público con la


Policía Judicial represiva a su disposición, quitará a los presidentes Municipales y a
la Policía Común la posibilidad que hasta hoy han tenido de aprehender a cuantas
personas juzgan sospechosas, sin más méritos que su criterio particular”. Esta
función, antes llevada a cabo por jueces de instrucción y de sentencia, fue asignada
a un cuerpo especial de policía judicial, tanto federal como del Distrito Federal y
territorios (federales), pero bajo la autoridad y mando inmediato del Ministerio
Público. En ese mismo año se crea la Ley de Justicia Cívica, que fue el fundamento
de aplicación de la policía en el Distrito Federal. Es importante destacar que nuestra
Constitución no reguló la seguridad como un derecho del gobernado ni se
establecieron límites constitucionales a los cuerpos policiales, tampoco introdujo la
seguridad pública y la policía como parte de los soportes del sistema democrático, lo
que significó que el régimen había optado por darle una connotación únicamente
operacional. II. A 75 años de la policía en México Hace 75 años, con el presidente
Manuel Ávila Camacho en 1941, el servicio prestado por la policía consistía en:
prevención del delito, servicios de limpia y transporte. Meses después delimitó que la
policía prestara únicamente servicios de seguridad pública. En esa década,
Leopoldo Chávez, puntalmente en 1944, propuso la creación de la “policía infantil
preventiva de menores”, integrada por alumnos de buen comportamiento. Ello
siguiendo la tendencia de proliferación de cuerpos policiacos administrativos que se
dio a partir de la segunda mitad del siglo XIX, como veremos a continuación.

Para 1978 existían diversos cuerpos especializados de naturaleza policiaca: Policía


Judicial Federal y Local, Preventiva del Distrito Federal (incluía al Servicio Secreto),
de Tránsito, de Reglamentos, Bancaria, Industrial, de la Dirección Federal de
Seguridad, Forestal, de Recursos Hidráulicos, Sanitaria, Fiscal, de Gobernación, de
Comunicaciones, de Tránsito Federal, de Comercio, Marítima y Territorial, de
Relaciones Exteriores, Agraria, de Educación, de Ferrocarriles, del Seguro Social,
Tutelar, de la Penitenciaría, Militar, del Bosque de Chapultepec, Resguardo Aduanal
y Judicial, además de las policías de cada uno de los estados. Para esta época la
multiplicidad de policías se explica por la necesidad de vigilar el cumplimiento de las
leyes y reglamentos que se expedían. Las fechas de creación de dichos cuerpos
policiacos son inciertas: primero, por la insuficiencia de fuentes bibliográficas;
segundo, porque como podemos ver, hay una gran variedad de cuerpos policiacos
(ya que su constitución atendía a problemáticas específicas que se suscitaron en
determinados momentos de la historia del país), y tercero, por la constante
transformación de dichos cuerpos, los cuales carecían de marcos normativos
regulatorios. Además de la lista anterior, existían agentes, detectives, vigilantes,
inspectores y policías privados, encargados de vigilar o cuidar del exacto
cumplimiento de las leyes administrativas. Actualmente, en nuestro país sigue
existiendo una gran variedad de policías, que dependen de diversas instituciones,
tanto públicas como privadas (por ejemplo: Policía Bancaria y Policía Fiscal); no
obstante, las policías encargadas constitucionalmente de la seguridad pública en
México son federal, estatal, municipal y ministerial. Sin embargo, no se encuentra
bien definida su actuación y nuestra Constitución no establece los tipos de policía
que existen ni las funciones que deben desempeñar. Fue hasta la creación de la
Policía Federal Preventiva que se hizo un esfuerzo por legalizar su actuación, y por
ello nos enfocaremos mayormente en el siguiente apartado a dicha corporación. III.
Policía Federal La historia de lo que hoy es la Policía Federal inicia en 1928, con el
Escuadrón de Agentes Vigilantes de la Oficina de Tránsito, primer escuadrón
motorizado de caminos, formado por decreto del presidente Plutarco Elías Calles, y
dependiente de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP). Fueron
53 policías quienes a bordo de sus motocicletas iniciaron la leyenda de los “jinetes
en caballos de acero”.6 Tenían la instrucción de implementar el control y vigilancia
del tránsito en los caminos nacionales y en aquellos de concesión federal.

Para 1931 se cambió de nombre y categoría, cuando pasaron a ser Policía de


Caminos, aunque fue hasta 1939 cuando el presidente Lázaro Cárdenas la
consolidó como la Policía Federal de Caminos, y ordenó que la corporación se
militarizara, incorporándola a la Primera Reserva del Ejército Mexicano. Como dato,
en 1979 la Policía Federal de Caminos regresó a ser un cuerpo civil, y se integró a la
Secretaría de Comunicaciones y Transportes como órgano desconcentrado.8 Por
otra parte, debemos hacer mención a la Policía Judicial, ya que tiene también
carácter federal. Con relación a dicha corporación, la Ley Orgánica del Ministerio
Público Federal de 1955 estableció que es atribución del Ministerio Público, con
auxilio de la Policía Judicial, perseguir los delitos y practicar las averiguaciones
previas necesarias; la Policía Judicial y sus auxiliares están bajo la autoridad y
mando del Ministerio Público, y señala quiénes son dichos auxiliares. Durante el
régimen del presidente Luis Echeverría se expidió la nueva Ley Orgánica del
Ministerio Público Federal, del 27 de diciembre de 1974, la cual señaló la integración
de la Procuraduría General de la República, apareciendo la Policía Judicial Federal
como parte integrante. Asimismo, contemplaba la facultad del procurador para
comisionar a cualquier empleado de la institución para desempeñar funciones de
policía, y dotar de placas a los funcionarios del Ministerio Público y de la Policía
Judicial. En 1985 se realizaron diversas reformas a dicha ley, en estas nuevas
adiciones se da énfasis a la coordinación entre las autoridades federales y locales,
con el propósito de integrar un sistema nacional que fortalezca el funcionamiento y
mejoramiento de los servicios de procuración de justicia en el país. Se propone una
mayor intervención de los estados en el combate al narcotráfico, y una
desconcentración territorial y funcional, mayor de la que se tenía en la Procuraduría
General de la República. Durante la administración del presidente Miguel de la
Madrid se modificó el artículo 115 constitucional a fin de precisar la forma de
organización y atribuciones del municipio, destacando la prestación del servicio de
seguridad pública.

De igual forma, el presidente De la Madrid, en 1986, ordenó la disolución de la


Dirección Federal de Seguridad, misma que fungió como una agencia de inteligencia
del dependiente de la Secretaría de Gobernación. Más tarde, en 1988 se inició un
intento de coordinación en materia de seguridad pública entre las entidades
federativas, dando paso, en 1994, a la creación de la Coordinación de Seguridad
Pública de la Nación (CSPN). En 1995, el gobierno del presidente Zedillo expidió
diversas reformas al artículo 21 constitucional, en el que se estableció un nuevo
concepto, la “seguridad pública” como una responsabilidad explícita del Estado,
compartida entre los tres órdenes de gobierno: federal, estatal y municipal.9 Aunado
a ello, creó el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP). Los objetivos de
dicho Sistema fueron establecer una política nacional de seguridad pública; integrar
y coordinar a todas las instituciones de seguridad pública de la federación, estados y
municipios respecto de su ámbito de competencia; establecer un nuevo concepto de
seguridad pública, que comprenda la prevención del delito, la procuración e
impartición de justicia. El Sistema Nacional de Seguridad Pública sigue vigente y
juega un papel clave en la coordinación de esfuerzos de seguridad. Este organismo
es supervisado por el Consejo Nacional de Seguridad Pública (CNSP), el cual es
encabezado por el presidente y lo integran la Secretaría de Gobernación (Segob), de
la Defensa Nacional (Sedena), de Marina (Semar), la Procuraduría General de la
República (PGR), los gobernadores de las 31 entidades federativas, el jefe de
Gobierno del Distrito Federal y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de
Seguridad Pública (SESNSP). El presidente de la Comisión Nacional de Derechos
Humanos es invitado permanente de este Consejo. Sin duda, para que la seguridad
pública tenga el efecto buscado, se requiere de la seguridad jurídica, que es la
garantía que tiene el individuo de que su persona, sus bienes y sus derechos no
serán objeto de ataques violentos o que, si éstos se llegan a producir, le serán
asegurados y reparados.

Durante la administración del presidente Zedillo, el Congreso mexicano también


aprobó, en 1998, la creación de un fondo federal de seguridad pública para
gobiernos estatales llamado “Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública”
(todavía vigente). Por lo que hace a la Policía Judicial, en el Reglamento de la Ley
Orgánica de la Procuraduría General de la República de 1996, se establecieron las
facultades que tendría la Policía Judicial Federal y su nueva nomenclatura: Dirección
General de Planeación y Operación de la Policía Judicial Federal, misma que se
ubicó en el ámbito de control de la entonces Subprocuraduría de Coordinación
General y Desarrollo. Ahora bien, antes de seguir hablando de nuestra policía,
hagamos un paréntesis, ya que es importante señalar que existen tres modelos de
policía; por un lado tenemos el modelo represivo: enfocado a un sistema reactivo, es
decir, actúa como respuesta a la actividad criminal, y que corresponde a Estados
policía; otro, el modelo preventivo: privilegia la actuación de la policía para evitar que
se presenten conductas antisociales, entre ellas las delictivas, destacándose así su
papel proactivo, es decir, responde a un verdadero Estado de derecho democrático;
finalmente, el modelo garantista: que presenta las características del modelo
preventivo, pero en su intervención se privilegia el respeto a las garantías que la
Constitución consagra para todo gobernado (víctima o probable responsable de la
conducta delictiva). En México ha venido dominando el modelo de policía reactivo.
Como ejemplo tuvimos a la Policía Judicial Federal, que fue un órgano orientado a
ser auxiliar del Ministerio Público Federal, coadyuvante en la atención de las
órdenes ministeriales, con escasa o nula eficiencia en el cumplimiento de
mandamientos judiciales. Y aunque también mantuvo presencia preventiva, de
supervisión y disuasiva en carreteras, puertos, aeropuertos y zonas federales, su
principal objetivo fue ocuparse del delito una vez que éste se hubiera cometido. Por
otro lado, y en respuesta a los altos niveles de delincuencia, en 1998 se creó la
Policía Federal Preventiva, que corresponde al denominado modelo preventivo. De
acuerdo con lo establecido en el artículo 21 constitucional, su función es
“salvaguardar la integridad y derechos de las personas, prevenir la comisión de
delitos y preservar las libertades, el orden y la paz públicos”. La Policía Federal
Preventiva se crea con la fusión de la Policía Federal de Caminos, la Policía Fiscal e
incluso personal proveniente de la Armada de México; nace como brazo operativo
contra la delincuencia organizada, bajo la responsabilidad de la Secretaría de
Gobernación. La Policía Federal Preventiva es el primer cuerpo de seguridad
establecido por mandato del Congreso de la Unión en la historia de México.

Para su funcionamiento y operatividad, en diciembre de 1998 se publicó en el Diario


Oficial de la Federación la Ley de la Policía Federal Preventiva (LPFP). Esta ley
contiene las facultades, las bases generales de organización y funcionamiento, los
deberes de sus miembros, aspectos generales del servicio civil de carrera y
requisitos de ingreso. Con la publicación de la citada ley, se unificó el mando de
cuerpos de policía que antes dependían de diferentes secretarías del Poder
Ejecutivo: los encargados de la prevención y tratamiento de menores; de la
prevención y readaptación social, y de la seguridad privada (que anteriormente
pertenecían a la Subsecretaría de Seguridad Pública de la Secretaría de
Gobernación), así como el de la Policía Federal de Caminos (que previamente
estaba a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes). Cabe destacar
que la Policía de Migración y la Policía Fiscal no formaron parte de la unificación, la
primera se mantuvo a cargo de la Secretaria de Gobernación y la segunda de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
El presidente Vicente Fox mantuvo la Policía Federal Preventiva, pero la colocó bajo
el control de la Secretaría de Seguridad Pública (creada en 2000); asimismo, dicha
Secretaría absorbió muchas de las estructuras y atribuciones que antes eran
responsabilidad de la Secretaría de Gobernación, por ejemplo, asumió la del
Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) y
adquirió la facultad de regular y autorizar la portación de armas para empleados
federales. Con las reformas al Reglamento de la Ley Orgánica de la Procuraduría
General de la República, publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 23 de
julio de 2001, surgió la Agencia Federal de Investigación (AFI), por lo que deja el
nombre de Policía Judicial Federal y adoptó el de Policía Federal Ministerial. Esta
Agencia tuvo como principal función la ejecución de mandamientos ministeriales y
judiciales. El presidente Calderón implementó también reformas significativas de las
instituciones del sistema de justicia penal y de la policía en México. En el 2006, se
reformó el Sistema Policial de la República como parte de la Estrategia Nacional de
Combate a la Delincuencia. Con esta reforma la Agencia Federal de Investigación y
la Policía Federal Preventiva formaron una sola Policía. Este modelo funcionó sólo
dos años.

Las reformas al sistema de justicia penal que empezaron en 2008, para transitar de
un sistema de justicia penal tradicional a uno acusatorio y adversarial, incluyen
también importantes modificaciones a las funciones de las fuerzas policiales en
México. Antes de las reformas, sólo la Policía Ministerial, bajo el control del
Ministerio Público, contaba con facultades de investigación; las reformas modificaron
el artículo 21 de la Constitución, otorgando a todas las policías las facultades de
investigación (entre ellas la Policía Federal). Esta función fue especificada aún más
en la ley promulgada en 2009 que creó la Policía Federal. Esta reforma ya no
menciona a las instituciones policiales, en su lugar encontramos a las instituciones
de seguridad pública, que bajo este concepto se abarca en forma amplia la
prevención de los delitos, la investigación y la persecución de los mismos.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos prevé: “Las instituciones


de seguridad pública serán de carácter civil, disciplinado y profesional. El Ministerio
Público y las instituciones policiales de los tres órdenes de gobierno deberán
coordinarse entre sí para cumplir los objetivos de la seguridad pública...” La reforma
anota que las instituciones de seguridad pública deberán respetar los derechos
humanos. En conclusión, la reforma penal de 2008 permite distinguir que el modelo
de policía es el garantista, aplicable tanto a la Policía Federal como a la Policía
Federal Ministerial (así como al resto de las policías del país), cuando en el artículo
21 señala que las instituciones de seguridad pública deberán actuar respetando los
derechos humanos reconocidos en la propia Constitución y se regirán por los
principios de legalidad, objetividad, eficiencia, profesionalismo y honradez.

Un año después, el 1o. de junio de 2009, la Policía Federal es reestructurada


mediante la creación de la Ley de la Policía Federal. La Policía Federal funge como
auxiliar de las policías de los estados, municipios y del Distrito Federal. Se previó
como una corporación operativa contra la delincuencia organizada. El artículo 1o. de
la mencionada ley cita: “La presente Ley es reglamentaria del artículo 21
constitucional, en materia federal en lo relativo a la organización y funcionamiento de
la Policía Federal, en el ámbito de competencia que establece esta Ley y las
disposiciones aplicables. Es de orden público y de aplicación en todo el territorio
nacional”. Por otra parte, con la publicación de la nueva Ley Orgánica de la
Procuraduría General de la República el 29 de mayo de 2009, se hace una primera
referencia a la Policía Federal Ministerial como nuevo auxiliar directo del Ministerio
Público de la Federación (en sustitución de la Policía Judicial Federal, antes
mencionada). En 2012 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Reglamento
de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República, donde se
contemplaba formalmente la creación de la Policía Federal Ministerial, al mismo
tiempo desaparece la Agencia Federal de Investigación. La Procuraduría General de
la República creó la Agencia de Investigación Criminal. La nueva agencia tiene bajo
su estructura a la Policía Federal Ministerial; la Coordinación General de Servicios
Periciales y el Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el
Combate a la Delincuencia, según el acuerdo publicado el 25 de septiembre de 2013
en el Diario Oficial de la Federación (DOF). En 2012, el presidente Enrique Peña
Nieto desapareció la Secretaría de Seguridad Pública, con lo que se creó la figura de
la Comisión Nacional de Seguridad, con la Policía Federal como órgano
desconcentrado de la Secretaría de Gobernación. A ello se suma la nueva figura de
Gendarmería Nacional como una séptima división de la corporación, su función
principal es garantizar la seguridad de la población y sus bienes en rutas de tránsito
de insumos y mercancías, de paso de migrantes, de producción agrícola, pesquera y
forestal y otras que pudieran encontrarse vulneradas por la delincuencia en zonas
rurales o marginadas; así como coadyuvar con autoridades locales en la prevención
de la comisión de delitos, con el propósito de apoyar el desarrollo económico. De
ese modo, la Policía Federal quedó conformada por siete divisiones: de Inteligencia,
Investigación, Seguridad Regional, Científica, Antidrogas, Fuerzas Federales y la
Gendarmería. Cuenta con una Secretaría General, con la Unidad de Asuntos
Internos, el Órgano Interno de Control y Licitaciones. La Policía Federal está
conformada por veinte Coordinaciones; sesenta y seis Direcciones Generales; seis
Direcciones Generales en auxilio al jefe de la División de Seguridad Regional; treinta
y dos Coordinaciones Estatales en el ámbito regional; y un titular del Órgano Interno
de Control. Corresponde a la Policía Federal dictar y supervisar las medidas
tendientes a garantizar la prevención de los delitos; ordenar y supervisar las líneas
de investigación para obtener, analizar, estudiar y procesar información conducente
a la prevención de delitos; dictar los lineamientos y políticas bajo los cuales la
Institución proporcionará los informes, datos o cooperación técnica y operativa que
sean requeridos por alguna instancia de los gobiernos federal, estatal, del Distrito
Federal y municipal, y autoridades de otros países conforme a los procedimientos
que resulten necesarios para la prevención de delitos.

Como dato para reflexionar, entre los días 12, 13 y 14 de julio de 2009, elementos
de la Policía Federal son víctimas de ataques y emboscadas en Michoacán por parte
de grupos del crimen organizado, en diversas comunidades y en la autopista Siglo
XXI. A raíz de estos hechos, el 12 de julio de 2013 se publicó el decreto para
celebrar cada 13 de julio el Día del Policía Federal, y recordar a todos los elementos
de la corporación abatidos en cumplimiento de su deber. Ahora bien, además de la
Policía Federal de la que ya se ha realizado referencia específica, tenemos que en
los Estados Unidos Mexicanos hay un sinnúmero de cuerpos policíacos. A nivel
federal contamos con la ya mencionada Policía Federal Ministerial de la Agencia de
Investigación Criminal. En el orden estatal existe la Policía Estatal (preventiva) y la
Policía Ministerial de cada entidad, con atributos similares a los federales, pero
jurisdicción restringida a los límites políticos de cada estado. En el orden municipal
hay solamente Policía Preventiva; los casos judiciales competen a la Judicial Estatal.
La Policía Preventiva se ocupa de la vigilancia del orden público y su labor se refiere
a las sanciones administrativas (notificaciones de multas) o, dado el caso, llevar a
los infractores ante el Ministerio Público, único organismo autorizado por la ley para
presentarles ante un juez. La Policía Ministerial depende del Ministerio Público
(Procuraduría de Justicia, de cada estado o federal); su función es la investigación
de casos denunciados o perseguidos de oficio y el cumplimiento a los mandamientos
judiciales de aprehensión y detención. La policía se ha transformado
considerablemente, y seguirá haciéndolo. Diversos actores políticos hicieron un
llamado para legislar a favor de 32 policías estatales “únicas fuertes y confiables que
sustituyan a mil 800 policías municipales débiles”. El mando único ha demostrado su
eficiencia y muestra de ello son casos exitosos como Aguascalientes, la Comarca
Lagunera y el Distrito Federal. Sin embargo, en el caso del Distrito Federal hay
mando único, pero también otro tipo de policías locales; por ejemplo, policía turística,
bancaria, charra y hasta acuática. En busca de la unificación de los mandos
policiales (estatales y municipales), en abril del 2010, la Conferencia Nacional de
Gobernadores aprobó que cada estado llevara a cabo la unificación de los cuerpos
policiales bajo el mando del cuerpo policial estatal. En México, las policías, tanto
federal como estatal, tienen históricamente una estructura fuertemente centralizada;
por otro lado, los militares han incrementado su participación en la política nacional
de seguridad, a partir de su larga vinculación con las operaciones antidrogas. IV.-
Reforma policial en México tal como se ha descrito anteriormente, cada gobierno ha
tomado medidas para consolidar un sistema de seguridad pública y desarrollar una
policía eficiente. Estas medidas incluían reformas constitucionales, como la de 2008
en el sistema de justicia penal; reformas legislativas, como la Ley General que
Establece las Bases de Coordinación del Sistema Nacional de Seguridad Pública
(1995), misma que fue reemplazada en 2009 por la Ley General del Sistema
Nacional de Seguridad Pública (LGSNSP), y la ley que creó la Policía Federal
(2009). Asimismo, surgieron otro tipo de medidas durante la administración del
presidente Felipe Calderón (2006-2012), cuando se inició lo que él llamaría “lucha
contra el crimen organizado”. Esa lucha llevó al ejército mexicano a las calles para
que realizara operaciones contra los cárteles de las drogas en todo el país. Esta
acción se justificó refiriendo que era necesario sacar al ejército a las calles, aun
cuando la tarea que ellos realizan no es propiamente la de seguridad pública, sino la
de seguridad nacional, ya que el problema de la seguridad pública se había
convertido en un problema de seguridad nacional, por la magnitud y las
características de las acciones delictivas llevadas a cabo por el crimen organizado.
Para 2015, luego de las críticas que ha recibido el uso del ejército mexicano por los
presuntos abusos cometidos durante el combate al crimen organizado, los
legisladores buscan modificar la Ley de Seguridad Nacional para dar a las fuerzas
armadas el marco legal que norme sus actividades en materia de seguridad pública.
Si bien puede ser cuestionable la decisión de llevar al ejército a las calles, lo que
resulta palpable y cierto es que ese fenómeno evidencia una debilidad institucional
en muchas policías estatales y municipales. En México hay aproximadamente
544,000 agentes policiales (un policía por cada 220 habitantes).

La policía federal, estatal y municipal son principalmente responsables por la


prevención de la delincuencia y la respuesta ante el delito. Por otro lado, la policía
ministerial, tanto federal como estatal, trabaja para las procuradurías, investigando
delitos y ejecutando las órdenes judiciales. No obstante el número de policías, la
creciente ola de inseguridad ha provocado la exigencia de la ciudadanía para
replantear un nuevo modelo de policía, y, en este sentido, el 27 de noviembre de
2014 el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, presentó las 10 acciones
para “mejorar la seguridad, la justicia y el Estado de Derecho”, en general se
pretende crear “un nuevo sistema policial” basado en el mando único estatal,
mediante la redistribución de competencias penales, y promete neutralizar la
cooptación criminal del municipio. Actualmente en México existen alrededor de 600
municipios, que por razones presupuestales y políticas no cuentan con una
corporación policial propia, y más del 86% de estas corporaciones municipales
cuentan con menos de 100 elementos. Otro dato a resaltar es que sólo 14 de los 31
estados tienen cuerpos policiales en todos sus municipios, lo que pone en manifiesto
la escasa cobertura de seguridad pública en todo el territorio y con ello la mala
distribución de las policías.

En cuanto a la estructura y la distribución de las corporaciones municipales en un


mismo estado, son bastantes heterogéneas, puesto que en los municipios o centros
urbanos más poblados se concentran los cuerpos policiales más grandes y mejor
capacitados, a diferencia de los menos poblados, que en muchos casos llegan a ser
inexistentes. La iniciativa del Ejecutivo propuso reformar el artículo 21 constitucional
para establecer que la seguridad pública es una función que estará a cargo de la
Federación y de las entidades federativas, en donde los municipios participarán
desde su ámbito de competencia en el diseño y ejecución de políticas públicas, lo
que se traduce que la seguridad pública está a cargo del gobierno estatal. Asimismo,
la reforma busca homologar criterios y procedimientos para los integrantes de la
seguridad pública, ya que el nivel educativo del personal policial es bajo y afecta el
desempeño de sus funciones; así, el 0.6% de los policías municipales son
analfabetas, el 3% carece de educación básica, el 11.9% tiene una educación
básica, el 52.0% cuenta con una educación media, y el 32.5% con educación
superior. Se propone la homologación de protocolos de actuación y cooperación
que, bien es cierto, siempre ha sido la constate petición para toda la estructura de la
policía para lograr un uso legítimo de la fuerza.

El 27 de mayo de 2019 se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la Ley de la


Guardia Nacional; siendo una Ley de orden público, de aplicación en todo el territorio
nacional, reglamentaria del artículo 21 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, en materia de Guardia Nacional.

A falta de disposición expresa se aplicarán en forma supletoria, en lo que resulten


aplicables, la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el Código
Nacional de Procedimientos Penales, así como otra normativa aplicable en la
materia. Capítulo II Fines y Principios de la Guardia Nacional Artículo

La Guardia Nacional es una institución de seguridad pública, de carácter civil,


disciplinada y profesional, adscrita como órgano administrativo desconcentrado de la
Secretaría. Artículo

El objeto de la Guardia Nacional es realizar la función de seguridad pública a cargo


de la Federación y, en su caso, conforme a los convenios que para tal efecto se
celebren, colaborar temporalmente en las tareas de seguridad pública que
corresponden a las entidades federativas o municipios.

Son fines de la Guardia Nacional: I. Salvaguardar la vida, integridad, seguridad,


bienes y derechos de las personas, así como preservar las libertades; II. Contribuir a
la generación y preservación del orden público y la paz social; III. Salvaguardar los
bienes y recursos de la Nación, y IV. Llevar a cabo acciones de colaboración y
coordinación con entidades federativas y municipios.
Conclusión.-

La policía, al ser un órgano de control social por constituirse como institución


fundamental de la seguridad pública, debe tener clara la función a desempeñar, es
decir, si las tareas de prevención abarcan ámbitos de paz y orden público, o si
también se extienden a cuestiones de represión. Esto, para construir una policía a la
altura del requerimiento social. La reforma policial es todavía un proyecto inconcluso,
ha tenido avances significativos, pero los retos más grandes, como son erradicar la
corrupción y potenciar el respeto a los derechos humanos, permanecen estáticos.
Mas aun hemos sido acotados por el crimen organizado, que sin duda mantiene a
muchas regiones de México secuestradas.

Éste no es un problema que atañe sólo a la policía, no olvidemos que la sociedad


se ve reflejada en sus cuerpos policiales. Como en nuestra sociedad domina la
cultura de la ilegalidad, la policía sigue inmersa en un patrón de visión represiva.

Ciertamente el sistema policial ha ido evolucionando a lo largo de la historia, como


hemos observado algunas ciudades antiguas ya tenían grupos de personas que
realizaban tareas de vigilancia y limpieza, aunque también nos encontramos que
algunos gobiernos ocupaban a sus cuerpos policiales para reprimir a sus
adversarios políticos, ya en la época actual, nos encontramos con corporaciones
policiales más robustecidas, con un marco legal amplio, desde la Constitución hasta
leyes reglamentarias, hasta llegar a los protocolos de actuación de los elementos
policiales.
Bibliografía

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Policía en México, 75 años de su implementación. - Alejandro Porte Petit González

Contenido: Alexis Clemente Llaven

Fecha de elaboración: 28 de septiembre de 2022

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