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La función policial

La función policial ocupa un lugar primordial en materia de seguridad


ciudadana. Por ello, la legitimidad y eficacia de las actuaciones de estos
agentes estatales son fundamentales para promover la seguridad, la
justica y los derechos humanos en las sociedades democráticas. La
cuestión policial justifica su trascendencia actual, pues, además de
ejercer una función indispensable de la administración del Estado, es un
instrumento de intervención social que tiene un efecto en las principales
formas de relación entre el Estado y la sociedad.23

Desde esta perspectiva, la investigación que se expone analiza el


ejercicio y la normatividad de la función policial, para determinar si
dicha función pública cumple con los estándares mínimos que exigen los
criterios en materia de derechos humanos o, en su defecto, para
destacar los desafíos que en la actualidad se presentan.

La función pública atribuida a los policías tiene como principales


objetivos mantener la seguridad y el orden en lugares públicos; hacer
respetar las leyes y proteger a los ciudadanos y sus bienes de peligros y
actos delictivos. En México, la función policial se divide en
tres:24 municipal, estatal y federal.

Las dos primeras, es decir, las policías municipal y estatal, sólo tienen
carácter preventivo. Mientras, la policía federal tiene funciones mucho
más amplias, como salvaguardar la vida, la integridad, la seguridad y
los derechos de las personas; prevenir delitos; preservar las libertades,
el orden y la paz públicos, y, adicionalmente, investigar y perseguir a los
presuntos responsables de delitos de índole federal.

La función policial es un término cuya significación está impulsada por


toda una serie de variables que incluyen políticas públicas, factores
culturales y económicos, así como la infraestructura social y
gubernamental de los Estados. Los enfoques de esta función varían en
casi todos los casos, desde una policía con alto nivel de control, hasta lo
que se ha denominado como policía por consentimiento. “El primer tipo
suele ser altamente centralizado, preferentemente reactivo y de tipo
militarista. El segundo puede ser centralizado, pero interpreta la
actividad policial más bien como una respuesta a las necesidades de la
comunidad local en cuanto a la detección y resolución de los problemas
que requieren intervención policial.”25
El cumplimiento de esta importante responsabilidad supone un elemento
positivo para la satisfacción de las necesidades y para la tutela de las
libertades y derechos fundamentales de la sociedad. Pero, como es
natural, el ejercicio de estas facultades presenta simultáneamente la
posibilidad de graves abusos o trasgresiones a los derechos. Es
precisamente en este supuesto donde los derechos humanos deben
reubicarse en la cima de la función policial.

La erradicación de la corrupción, el abuso del poder, el uso excesivo de


la fuerza pública, las detenciones ilegales y arbitrarias, así como los
actos de tortura26 son algunos de los desafíos que plantea el ejercicio de
la función policial en nuestros días. Para poder establecer líneas de
acción que permitan combatir estas malas prácticas resulta
indispensable analizar la función policial desde sus orígenes, así como
desde el ámbito normativo que determina los límites legales con los que
deben actuar los elementos de seguridad. Asimismo, se debe advertir
que los aspectos culturales, económicos y políticos de los Estados
constituyen variantes por considerar en cada caso concreto.

Los orígenes etimológicos de la palabra policía devienen del griego polis,


que significa ciudad o Estado y, más concretamente, del
vocablo Politeia, que se refería a lo relativo a la Constitución de la
ciudad o del ordenamiento jurídico del Estado. Posteriormente, se
trasformó al término en latín politia, para finalmente convertirse en el
término que actualmente conocemos como policía. 27

En el Estado absolutista, el poder se encontraba monopolizado, a través


de sus instituciones y se ejercía, incluso, de manera ilegal o arbitraria.
La función policial -es decir, el orden y la fuerza públicos-, en aquel
momento, se concentraba en las fuerzas militares, lo cual generaba una
confusión entre la función militar y la función policial. Más tarde, con la
Revolución francesa, el actuar del Estado quedó limitado al ministerio de
la ley, para poner fin al despotismo y garantizar los derechos
fundamentales, a través de su reconocimiento normativo.

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano fue el


documento de mayor importancia en aquel momento, dado su contenido
protector de derechos y libertades fundamentales. Éste estableció en su
artículo 12 que: “la garantía de los derechos del hombre y del ciudadano
necesita de una fuerza pública. Esta fuerza se instituye, por tanto, para
beneficio de todos y no para la utilidad de aquellos que la tienen a su
cargo”.28 A través de este pronunciamiento, por primera vez, la fuerza
pública como mecanismo de coerción y orden social, quedó claramente
encaminada hacia el bien común y el aseguramiento de la dignidad de
las personas.

Es posible ubicar tantos modelos policiales como países, dado que el


desempeño de la seguridad pública se vincula directamente con la
historia y cultura de cada sociedad. Sin embargo, resalta la similitud
entre las mismas. Dentro del contexto histórico, han destacado dos
grandes modelos: el continental o francés y el anglosajón o inglés. El
modelo continental o de policía del Estado se caracterizó por ser un
sistema policial constituido desde el poder hacia el pueblo, es decir, un
poder centralizado, con estructura organizativa militarizada, alejado de
la sociedad y con un mayor uso de la fuerza física. Por su parte, el
modelo inglés fue un modelo descentralizado, legitimado y cercano a la
sociedad, al cual se le atribuyó un menor empleo de la fuerza física y de
la coacción, a cambio de un mayor enfoque en la función de
prevención.29

Las diferentes concepciones sobre la policía se deben a que este término


se encuentra estrechamente vinculado con las características
sociopolíticas y culturales de cada sociedad. A pesar de ello, podemos
encontrar definiciones que, con sus respectivas adecuaciones, se pueden
utilizar para el presente estudio.

De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española, la palabra policía


refiere a un “cuerpo encargado de velar por el mantenimiento del orden
público y la seguridad de los ciudadanos, a las órdenes de las
autoridades políticas”. Por su parte, Sotelo define a la policía como “un
organismo civil armado, que tiene a su cargo velar porque se cumplan la
Constitución, las leyes y los reglamentos que de ella emanan,
protegiendo la vida humana y la propiedad, para hacer más segura,
agradable y cómoda la convivencia social”.30

Delgado Mallarino ha señalado que existen diversas acepciones del


término policía, dentro de las cuales podemos destacar: a) la policía
como poder; b) la policía como función; c) la policía como servicio; d) la
policía como norma, y e) la policía como institución.31
1. La confianza como recurso moral 1.1La transformación social de la Policía Local

“La policía es y debe reconocerse como un servicio público que tiene como tarea principal la
protección y garantía de los derechos fundamentales reconocidos por nuestra Constitución. Si
la policía actúa o interviene debe ser para defender los derechos de todos los ciudadanos; sólo
para ello puede tener fundamento su intervención coercitiva, pero aun así, dicha intervención
debe de estar de acuerdo con los valores fundamentales y basarse en principios
democráticos.2 ” La sociedad evoluciona y cambia de una manera continua y nada uniforme.
Las continuas y cambiantes tendencias, así como el modo de pensar, caminan de un modo
inexorable y nada igual hacia metas que convergen en la búsqueda de la felicidad. Felicidad
que no todo el mundo entiende del mismo modo, felicidad que a unos u otros condiciona su
modo de vida y encorseta más o menos ese desarrollo o evolución social. “Es una desgracia
que el concepto de felicidad sea un concepto tan indeterminado que, aun cuando todo
hombre desee alcanzarla, nunca podrá decir de una manera bien definida y sin contradicción
lo que propiamente quiere y desea” 3 Si pensamos en la sociedad como en una entidad
personal, nos podemos preguntar ¿qué espera la sociedad de su continuo rodaje? Difícil
respuesta, puesto que la experiencia vivida nos demuestra la dificultad de conciliar todas las
inquietudes que forman la sociedad. Vemos en innumerables ocasiones la testaruda obsesión
de imponerse a unos y otros esos objetivos que nos condicionan a todos. 2 José Luis Servera
Muntaner, Ética Policial, Alfa Delta S.L, 2006, p.6. 3 Kant, Fundamentación de la metafísica de
las costumbres, Espasa Calpe, Madrid, 1990, p.56. Ética Policial, por una Policía adaptada a su
tiempo ~ 11 ~ Nos preguntamos qué tiene que ver la búsqueda de la felicidad, con uno u otro
modelo policial. Es evidente que se debe poner en funcionamiento nuestro intelecto para
llegar a una conclusión más o menos acertada. La Policía Local evoluciona hacía un modo de
actuar basado en la asistencia y, sobre todo, en intentar facilitar la vida de los ciudadanos.
Todo esto con las complicaciones que tienen lugar. Lejos queda ya aquel modelo al servicio
encorsetado de una normativa que cambia constantemente, normativa que solo queda al
arbitrio de los órganos judiciales. Modelo en el que la distancia entre el ciudadano y el Policía
era abismal. Distancia provocada por que esos ciudadanos tuvieron que enfrentarse a esa
policía para poder conseguir sus libertades. Aquel modelo defendía que la policía estaba al
servicio de un determinado poder político y órgano de represión e imposición de ese poder.
Aunque ha pasado mucho tiempo son prejuicios muy difíciles de olvidar. Pero es preciso
preguntarse si la labor policial puede ser realizada de una manera distinta y si estamos
preparados para ello. Se tiende a generalizar o uniformar los criterios para lograr que todo el
mundo actúe igual, sin fisuras, de forma automática, como si se tuviese miedo a disentir o
dudar. Pensamos que la duda es un modo de inseguridad, pero si lo vemos como un modo de
repensar nuestra acción entonces la cosa cambia. Creemos que debemos pensar las formas de
actuación y, sobre todo, tener en cuenta los contextos. Consideramos necesario aplicar a cada
caso concreto el modo de actuar que menos lesione o que sea más correctivo de las
actuaciones ilegales. Porque la labor de la policía también tiene un componente preventivo-
educativo La Policía Local ha sufrido una transformación, fruto del devenir de los tiempos. En
esa transformación ha tenido mucho que ver el mayor nivel de formación de sus miembros.
De ahí que la policía tenga más preparación para entender y desarrollar la labor policial de
otra forma.

La responsabilidad como recurso moral. “


Responsabilidad. Son responsables personal y directamente por los actos que en su actuación
profesional llevaren a cabo, infringiendo o vulnerando las normas legales, así como las
reglamentarias que rijan su profesión y los principios enunciados anteriormente, sin perjuicio
de la responsabilidad patrimonial que pueda corresponder a las Administraciones Públicas por
las mismas.22” Es evidente que ya tenemos un comienzo, digamos que a la hora de
comportarse en la calle ya hay una exigencia. Por lo tanto, si ya existe una reglamentación que
regula deontológicamente la profesión, ¿debemos seguir hablando de ética aplicada a la
función policial? 22 Ley orgánica 2/1986, de 14 de marzo, reguladora de las fuerzas y cuerpos
de seguridad “Artículo 5.[Principios básicos de actuación de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad] Ética Policial, por una Policía adaptada a su tiempo ~ 29 ~ El comportamiento ético
de los funcionarios ¿queda debidamente ajustado con los principios básicos de actuación?
Existen dos opciones fundamentales que condicionan a los seres humanos, una es personal y
otra social. La acción personal queda sujeta a la realización y formación del yo como sujeto,
como decía John Stuart Mill en el desarrollo de las capacidades intelectuales y morales. La
ética tiene que ver con el bien personal o felicidad. Con la opción social se toma la decisión de
buscar el bien común, participamos en una actividad comunitaria. El bien común abarca la
realización de las necesidades indispensables para vivir humana y dignamente. Ambas
opciones son en realidad una misma opción que se expresa de dos maneras. Es decir, que la
ética tiene que ver con el compromiso de ser una buena persona, la cual pasa por la
realización del bien común y la búsqueda de la plenitud de nuestra existencia. La policía debe
tener una actuación responsable y comprometida ante la sociedad, su familia y ellos mismos,
desarrollando con responsabilidad el servicio público encomendado. ¿Cuándo un individuo es
responsable de sus actos morales? Aristóteles propone dos condiciones fundamentales: • Que
el sujeto no ignore las circunstancias ni las consecuencias de su acción, es decir, que su
conducta tenga un carácter consciente. • Que la causa de sus actos esté en él mismo (causa
interior), y no en otro agente (causa exterior) que lo obligue a actuar de cierta forma, pasando
sobre su voluntad, es decir, que su conducta sea libre. Ética Policial, por una Policía adaptada a
su tiempo ~ 30 ~ Debemos hacer mención de que el hecho de eximir a un sujeto de la
responsabilidad moral de una de sus acciones, no necesariamente implica liberarlo de una
responsabilidad jurídica. El ser humano vive eligiendo entre posibilidades; es decir, mediante
decisiones. El ser humano tiene el poder o la capacidad de optar entre diversas alternativas
que se le presentan. Dentro de los límites de lo humano, el hombre tiene la necesidad de
elegir entre ”ser esto” o “ser lo otro”; de ahí que cada acción que lleve a cabo sea una decisión
que tiene que tomar, y cada decisión aumenta su ser, lo va formando. Por otro lado, la
responsabilidad del hombre estriba en el hecho de que él tiene que responder por lo que es
(lo que ha hecho de sí), tanto ante los demás como ante sí mismo, ya que lo que el individuo
es, resulta de lo que ha hecho. Esto quiere decir, que cuando elegimos una opción entre
varias, ésta puede tener consecuencias buenas o malas, y el resultado es atribuible al sujeto
que la realiza, es decir, si elijo hacer acciones buenas, por ende, me considero como una
persona buena, “soy lo que elijo hacer”. La Responsabilidad estriba en que el sujeto que
realiza un acto, debe dar cuenta de él, ya sea participando de los beneficios, o bien, reparando
los daños ocasionados por dicho acto. No a todas las acciones del ser humano se les puede
atribuir responsabilidad moral. 3.2.

Libertad y poder.
La responsabilidad social atribuible a la Policía genera desconfianza y antipatías por el
significado y la función desarrollada por ésta. La visión que tiene el ciudadano de los
cometidos policiales, se orienta más a la represión, el control del poder político, la
recaudación, la arbitrariedad, la corrupción, etc. Como venimos diciendo a lo largo de Ética
Policial, por una Policía adaptada a su tiempo ~ 31 ~ este trabajo hay que cambiar esa visión
negativa por otra en la que la utilización de actuaciones éticas y participativas, generen una
simbiosis lo mas perfecta posible con la sociedad. Las realidades sociales deben ser tenidas en
cuenta a la hora del desarrollo de la función policial, el usar todos los medios para generar
confianza en la sociedad se deben poner en práctica, el trato directo en la resolución de
problemas, la intervención en los órganos asociativos de los ciudadanos, conseguirán que la
estructura de la sociedad cambie. Debemos de ser conscientes del poder del que disponemos,
el poder de cambiar las cosas en beneficio del ser humano. La capacidad de evolucionar junto
con la sociedad y conseguir que la definición de libertad tenga un sentido. Un sentido real, de
compromiso, de compartir trayectoria en la vida23 . Los factores que desencadenan los
conflictos en las resoluciones deben ser limados y consensuados para buscar soluciones junto
a los implicados. Establecer una relación fluida dentro de un marco de compresión y reflexión,
en el que todos formemos parte de las solución, en que todos rememos hacía un lugar, en el
que todos recriminemos las conductas reprobables, en que todos ayudemos a aquellos que no
cumplen las normas a comprender el por qué deben cambiar. Los funcionarios policiales
deben ser un eslabón más de la sociedad, y utilizar el poder del que disponen, por ser los
ejecutores de la delegación de la autoridad, y su aplicación en pos de conseguir una sociedad
más justa y equilibrada. La sociedad ha puesto en manos de la Policía enormes recursos que,
hacen más si cabe, que la responsabilidad social de ésta sea mayor. La contribución de ésta a
la sociedad debe ser el de que la calidad de vida del ciudadano alcance mayores cotas de
bienestar y, sobre todo, de justicia. Para ello la institución policial posee un enorme poder el
cual exige una concienciación, madurez y responsabilidad igual o más grande si cabe. 23 Vid.,
A. Sen, Desarrollo y libertad, Ed. Planeta, Barcelona, 1999, p. 346. Ética Policial, por una Policía
adaptada a su tiempo ~ 32 ~ Estamos hablando de la intervención directa en la vida de las
personas, con las cortapisas y restricciones que la Ley impone, que puede incidir muy
negativamente en el desarrollo de las personas. Por todo ello, se hace indispensable la
implantación de un contrato moral. Podemos decir que éste ya se encuentra reflejado en el
código deontológico establecido profesionalmente. ¿Pero social y moralmente encontramos
ese contrato? ¿Podemos establecer un contrato moral a otros niveles? ¿Podemos
comprometernos con nuestra sociedad para llevarlo a cabo? La profesión establece sus límites
a través de códigos, leyes, etc. de cualquier tipo, pero es necesario ir más allá a través de
compromisos más directos y responsables socialmente

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-21472019000200251

https://www.gitanos.org › docs › registro-estudios /ÉTICA Y RESPONSABILIDAD POLICIAL

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