El Artista en La Pintura Egipcia

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UNIVERSIDD NACIONAL DIEGO QUISPE TTITO

FACULTAD DE ARTES VISUALES


ESPECIALIDAD DE DIBUJO Y PINTURA

AVANZE DE LA MONOGRAFIA DE:


EL ARTISTA ANONIMO EN LA PINTURA DE LA CULTURA EGIPCIA

CURSO: HISTORIA DEL ARTE UNIVERSAL 1


ALUMNA; FLOR DE MARIA BALTAZAR TTITO
DOCENTE JUAN RODRIGO ROJAS AMAR
CUSCO – 2022
PINTURA EGIPCIA

INTRODUCCION

El arte egipcio está definido por los deseos de los faraones de construir obras
eternas y pasar a la posteridad como sus inspiradores. Esta es la razón por la que
utilizarán piedra para levantar los edificios más significativos Dos son quizá los
aspectos más llamativos del arte egipcio, que se desarrolló a lo largo de 3000 años.

Por una parte, el anonimato de sus creadores y por otra el estilo independiente

Efectivamente el artista egipcio no está reconocido, es la figura del rey la


que ha llegado hasta nosotros. Las mayores expresiones de arte nos llegan
a través de la figura del faraón que era quien encargaba los trabajos,
mientras que el ejecutor de las obras permanece casi siempre en el
anonimato. Por otra parte, el arte egipcio, con 3000 años de expresiones
artísticas, nunca se vio influenciado ni por los acontecimientos históricos ni
por tendencias extranjeras, más bien todo lo contrario. Fueron los invasores
quienes se vieron influenciados por las expresiones egipcias.

El arte egipcio está influenciado profundamente por la religión y por el


centralismo político que trata de exaltar el poder absoluto de los reyes y la
grandeza de su imperio. Como en la vida cotidiana el egipcio estaba
altamente influenciado por sus creencias en el Más Allá y
fundamentalmente por el concepto de eternidad y durabilidad, y fueron
estas ideas las que determinaron su producción artística. El artista era
normalmente un funcionario al servicio del estado o de los templos. El oficio
era aprendido en escuelas que enseñaban los cánones establecidos y
normalmente pasaba de padres a hijos.

Pero el artista no tiene independencia en su creación, todo lo que creaba


debía estar de acuerdo a unos cánones, es por tanto falto de originalidad.
El arte es repetitivo, se emplean los mismos colores, los mismos esquemas
durante siglos.

Cuando hablamos de arte egipcio, debemos abstraernos del concepto


propiamente dicho. El egipcio no entendía el arte como podemos hacerlo
nosotros en la actualidad. Los objetos no se creaban con una
intencionalidad propia del artista. Ahora bien, el artesano egipcio, y
decimos artesano por que no existía diferencia entre el creador de vasijas y
el pintor de sarcófagos en cuanto a término artístico, hace las cosas en su
sentido práctico. Muy pocas obras fueron producto del “arte por el arte”.

Obviamente tampoco podemos excluir el sentido de belleza de las


manifestaciones egipcias, pues en ese caso ni los templos ni la orfebrería
por ejemplo entraría en el concepto, pero lo que se exigía era que un objeto
realizase la función primaria para la que fue concebido y posteriormente
que la ejecución resultase lo más perfecta y bella posible.

PRINCIPIOS DEL ARTISTA

Hemos visto en la introducción que el arte egipcio es falto de originalidad,


repetitivo a lo largo de los siglos, debido a una falta de creatividad del
artista, funcionario al servicio de los templos o los reyes. Efectivamente el
artesano (No existe término que identifique al artista) debe crear según
unas normas y cánones ya establecidos y vigentes durante siglos. Esto se
traduce en unos principios básicos de creación. Podemos, entonces hablar
de:

–Representación bi-dimensional
–Frontalidad
–Falta de perspectiva
– Horizontalidad

Los factores anteriores no dejan de presentar problemas a la hora de


representar ciertos objetos. ¿Qué hacer cuando un objeto incluye otro en
su interior? El artista lo arreglaba representando el interior sobre el
exterior. La verticalidad de los conjuntos decorativos, como jardines se
representaban aplicando la horizontalidad a todo el conjunto.

Cuando vemos una pintura observamos una clara falta de perspectiva.


Todos los relieves y pinturas se creaban en líneas horizontales de mayor a
menor tamaño que, aunque a quien lo observa no le da ninguna sensación
de profundidad sino más bien de secuencialidad de escenas se consigue
aplicar el concepto. Las líneas superiores de menor tamaño representan el
fondo de la imagen y las inferiores los primeros planos.
El artista dibuja los objetos de frente, pero no todos. Si observamos los
retratos vemos que el cuerpo se divide representando cada una de las
partes de la forma que parece más expresiva; el ojo y los hombros de frente,
la cara, piernas pies, ombligo y senos de perfil y el busto de frente, aunque
con el tiempo se colocará en 3/4. Lo que se persigue no es la diferenciación,
sino el concepto.

Además de estos principios que debía seguir el artista al realizar su obra,


existían otros impuestos dependiendo de significado o destino de la obra.
Cuando se realizaba una imagen de un difunto para la tumba se le
representaba reconocible, pero idealizado. En el arte funerario, además
debían representarse ciertos animales, considerados peligrosos para el
difunto, con cuchillos sobre la espalda o sin los componentes que lo hacen
peligroso. Observamos también que existen escenas en las que los hombres
aparecen de diferente tamaño aun a pesar de estar en el mismo plano. El
tamaño de las personas representadas dependía de su nivel jerárquico en
la sociedad.

Además, no existen movimientos bruscos, ni siquiera en las escenas de


lucha. Los ideales de belleza dominan las caras y el físico. No existen rasgos
especiales y por supuesto no hay movimiento, toda la imagen es estática.
Pero tampoco existe movimiento en las caras con el paso del tiempo. Se
representan jóvenes y casi siempre idealizados. Los hombres se
representan en color oscuro, debido a su trabajo al sol, y las mujeres en uno
claro, por que pasan más tiempo en casa.

El empleo de los materiales también dependía del sentido a dar a la escena.


Cuando se quería vincular directamente al rey con los cultos solares se
empleaba la piedra roja. Esto fue muy frecuente en el reinado de
Amenhotep III y por supuesto de Amenhotep IV (Ajenaton). Los colores
estaban sujetos a una estricta normativa. El rojo se asociaba al desierto y al
dios Set, el amarillo al sol, el azul al Nilo, el negro al limo y por tanto a la
fertilidad, y el verde a la fecundidad. El cuerpo de Osiris, asociado con el
Más Allá, pero también con la vegetación, se representa precisamente de
color verde.

Como en la religión existía además un arte cotidiano, no oficial, y era aquí


donde el artista podía expresar parte de su originalidad, saltándose cierta
normativa que en la representación oficial sería impensable. Surgen así
ciertas manifestaciones en las que se utiliza la frontalidad en las personas o
se intenta aplicar cierto movimiento a escenas de danza o lucha
encontradas en algunas tumbas de gente que no pertenecía a la “élite
social”, sin contar con las pinturas y representaciones eróticas y
caricaturistas de los personajes sociales.

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