Zohar y Marshall - Inteligencia Espiritual

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•‫׳‬

Inteligencia
espiritual
AMAN ZOHAR / IAN MARSHALL

La inteligencia
que perm ite ser creativo,
tener valores y fe.
Inteligencia
espiritual
DAN AH ZOHAR / IAN MARSH ALL

Traducción de
Marcelo Covián

P L A Z A & J A N É S E D I T O R E S , S.A.
A la memoria de mi padre, Donald E. Logan

Toledo (Ohio), 1919-1981


Título original: ÓQ Spiritual Intelligence

Primera edición: noviembre, 2001

© 2000, Danah Zohar e lan Marshall


Publicado originalmente en el Reino Unido por Blooms-
bury Publishing, Inc.
© de la traducción: Marcelo Covián
© 2001, Plaza & Janes Editores, S. A.
Travessera de Gracia, 47-49. 08021 Barcelona

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titula-


res del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la re-
- producción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedí-
miento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la
distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

Printed in Spain - Impreso en España

ISBN: 84-01-37737-4
Depósito legal: B. 42.512 2001 ‫־‬

Fotocomposición: Comptex &c Ass., S. L.

Impreso en Limpergraf
Mogoda, 29. Barbera del Valles (Barcelona)

L 377374
I N D I C E

N o t a d e l o s a u t o r e s .............................................................................................................. 11
A g r a d e c im ie n t o s .................................................................................... 13

p r im e r a p a r t e

¿QUÉ ES IES?

1. Introduciendo IES ............................................... .......................... 19


2. La crisis del s e n t i d o ......................................................................... 31

. . SEG UN D A PARTE

LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS


DE LA EXISTENCIA DE LA IES

3. Tres clases de pensamiento, tres clases de inteligencia . . . 49


4. Más sobre las oscilaciones neurales de 40 Hz,
la conciencia y la inteligencia e s p i r i t u a l .................................... 73
5. El punto divino en el cerebro . . . ‫ ׳‬..........................................93

TERCERA PARTE

UN NUEVO MODELO DEL SER

Interludio: una breve historia de la humanidad . . . . . 113


6. El loto del ser I: la capa del e g o ............................................. 121
N O T A DE L O S A U T O R E S

Aunque el libro ha sido escrito en primera persona


por Danah Zohar, ambos autores
son responsables y creadores del contenido.
7. El loto del ser II: el medio a s o c i a t i v o ......................................... 133
8. El loto del ser III: el centro .........................................................147

CUARTA PARTE

USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

9. Cómo nos volvemos espiritualmente aturdidos . . . . . . 159


10. Curándonos con la I E S ......................................................................... 175
11. Nuestro compás en el límite: usando la IES para crear una
nueva é t i c a ................................................................... 187
12. ¿Qué tipo de personalidad t e n g o ? .................................................... 201

QU IN TA PARTE

¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

13. Seis caminos a una mayor inteligencia e s p i r i t u a l .......................... 209


14. Evaluando mi IES ................................................................... 253
15. Ser espiritualmente inteligente en una cultura
espiritualmente e n f e r m iz a ....................................................................259

A p é n d i c e .....................................................................................................................2 7 3
Bib l io g r a f ía ...............................................................................................................2 7 7
N o t a s .......................................................................................................................... 2 8 5
Í n d ic e t e m á t i c o ........................................................................................ 293
A G R A D E C I M I E N T O S

Me gustaría agradecer a Quentin Baer y a Cambridge Manage-


ment Consultants por su generosa contribución a la investigación y al
proceso de redacción de este libro.
«La curación» de The Complete Poems of D. H. Lawrence, de D. H.
Lawrence, editado por V de Sola Pinto, E W Roberts, derechos ©
1964, 1971 Angelo Ravagli y C. M. Weekley, albaceas testamentarios
de Frieda Lawrence Ravagli. Reproducido con permiso de Viking Pen-
guin, una división de Penguin Putnam Inc., y Laurence Pollinger Ltd.
Versos de «Pienso continuamente en aquellos que fueron verda-
deramente grandes», de Stephen Spender, de The Collected Poems, y
«Pequeños mareos» de Cuatro cuartetos de T. S. Eliot, reproducidos
con permiso de Faber and Faber Limited.
Versos del Soneto 4 de Sonetos a Orjeo, de Rainer Maria Rilke, edi-
tado por C. F Maclntyre, derechos © 1960. Reproducido con permi-
so de University of California Press.
Versos de El señor de los anillos, de J. R. R. Tolkien, reproducido
con permiso de HarperCollins Publishers.
Versos de Elegías de Duíno, de Rainer Maria Rilke, reproducido
con permiso de Carcanet Press Limited.
Versos de Gitanjali, de Rabindranath Tagore, reproducidos con
permiso de Visva-Bharati, Departamento de Ediciones, Universidad
Visva-Bharati, Calcuta.
Versos de Rilke on Love and Other Difficulties, de Rainer Maria Ril-
ke, © 1975, reproducidos con permiso de W W Norton & Co., Nue-
va York.
No me interesa lo que hagas para vivir.

Quiero saber lo que ansias, y si osas soñar con lo que desea tu corazón.

No me importa la edad que tengas.

Quiero saber si te arriesgas buscando como un loco el amor, los sueños, la aventura
de estar vivo.

No me interesa saber qué planetas cuadran tu luna.

Quiero saber si has tocado el corazón de tu propio dolor, si te han abierto las
traiciones de la vida o si te has contraído y cerrado
de miedo a más dolor. Quiero saber si te puedes sentar con el dolor, el mío
o el tuyo sin moverte para esconderlo o apagarlo o conciliario. Quiero saber si
puedes estar con alegría, mía o tuya;
si puedes bailar con desenfreno y
dejar que el éxtasis te llegue a la yema de los dedos sin precaverte a ser cuidadoso,
realista o a recordar las limitaciones del ser humano.

No me importa si lo que me cuentas es verdad.

Quiero saber si puedes desilusionar a alguien siendo fiel a ti mismo;


si puedes soportar la acusación de traición sin traicionar tu propia alma.
Quiero saber si puedes ser fiel y, por tanto, digno de confianza. Quiero saber si
puedes ver la belleza aunque no sea bonita cada día, y si puedes
ver el origen de tu vida a partir de la presencia de Dios. Quiero saber si puedes vivir
con el fracaso, el tuyo y el mío, y ponerte a orillas de un lago y gritarle a la luna
plateada: «¡Sí!»

No me importa dónde vivas o cuánto dinero tengas.

Quiero saber si después de la noche del dolor y la desesperación, abatido y


magullado hasta el tuétano, puedes levantarte y ocuparte de las necesidades
de los niños.

No me interesa quién eres, ni cómo llegaste aquí.

Quiero saber si te quedarás conmigo en medio del fuego y no escaparás.

No me interesa qué o dónde o con quién has estudiado.

Quiero saber qué te sostiene por dentro cuando se derrumba todo lo demás.

Yo quiero saber si puedes estar solo contigo mismo; y si realmente te gusta la


compañía que tienes en los momentos vacíos.

La invitación, inspirado por Oriah el Soñador de la Montaña,


anciano nativo americano, mayo de 1994.1
P R I M E R A P A R T E
INTRODUCIENDO IES

En la primera parte del siglo xx, el CI (cociente de inteligencia) se


convirtió en la gran novedad. La inteligencia intelectual o racional es
lo que usamos para resolver problemas lógicos o estratégicos. Los psi-
cólogos crearon tests para medirla y esas pruebas fueron el medio
para clasificar a la gente en distintos niveles de inteligencia, algo co-
nocido como cociente de inteligencia o CI que supuestamente podía
medir la capacidad intelectual. Según la teoría, cuanto más alto el co-
cíente, más inteligencia.
En los años noventa, Daniel Goleman1 popularizó la investiga-
ción de numerosos neurocientíficos y psicólogos demostrando que la
inteligencia emocional, o IE, tiene la misma importancia. La IE nos
hace conscientes de los sentimientos propios y de los demás. Nos
produce empatia, compasión, motivación y la capacidad de respon-
der apropiadamente al dolor o al placer. Si se dañan las zonas cere-
brales con que sentimos, pensamos con menor eficacia.
Ahora, a principios de un nuevo milenio, una gran cantidad de
información científica reciente pero aún no digerida nos muestra que
hay una tercera «I». La imagen global de la inteligencia humana se
puede completar con un análisis de nuestra inteligencia espiritual, o
IES. Por IES me refiero a la inteligencia con que afrontamos y resolve-
mos problemas de significados y valores, la inteligencia con que po-
demos poner nuestros actos y nuestras vidas en un contexto más am-
plio, más rico y significativo, la inteligencia con que podemos
determinar que un curso de acción o un camino vital es más valioso
que otro. IES es la base necesaria para el eficaz funcionamiento tanto
del CI como de la IE. Es nuestra inteligencia primordial.
En su libro Múltiples inteligencias, Howard Gardner argumenta
INTRODUCIENDO IES 21

nuestro sentido moral, una capacidad para atemperar reglas rígidas


con comprensión y compasión y una capacidad similar para ver
cuándo la compasión y la comprensión han llegado a su límite. Usa-
mos la IES para afrontar cuestiones sobre el bien y el mal e imaginar-
nos posibilidades no realizadas; para soñar, anhelar, levantarnos del
lodo.
La IES difiere principalmente de la IE en este poder de transfor-
mación. Tal como la define Daniel Goleman, mi inteligencia emocio-
nal me permite precisar en qué situación me hallo y entonces com-
portarme adecuadamente. Esto representa trabajar dentro de los
límites de la situación permitiendo que ella me guíe. Pero mi inteli-
gencia espiritual me permite preguntar si en primer lugar quiero estar
en esa situación determinada. ¿La cambiaría creando una mejor? Se
trata de funcionar con los límites de mi situación permitiendo que yo
mismo la guíe.
Por último y tal como veremos cuando consideremos la base
neurológica de la IES, debido a que opera fuera del centro cerebral
—y desde las funciones neurológicas unificadoras del cerebro— , in-
tegra todas nuestras inteligencias. La IES nos convierte en las criaturas
plenamente intelectuales, emocionales y espirituales que somos.
Idealmente, nuestras tres inteligencias básicas funcionan juntas y
se complementan. Nuestros cerebros están diseñados de modo que
pueden hacerlo. Pero cada una de ellas —CI, IE e IES— tiene su pro-
pia área de acción y puede funcionar por separado. Es decir, necesa-
riamente no somos óptimos en las tres de forma simultánea. Pode-
mos tener una CI o una IE elevada, pero una baja IES. Se puede tener
un CI alto, pero una IE o IES bajas.

TRIES PROCESOS PSICOLÓGICOS


Toda la psicología occidental se basa en dos procesos. La IES in-
traduce un tercero y por tanto exige una expansión de la psicología
como ciencia y una mayor comprensión del ser humano.
Al principio, Freud definió los dos procesos psicológicos como
primario y secundario. El primario se asocia con el id; es decir, con los
instintos, el cuerpo, las emociones y el subconsciente. El secundario
se asocia con el ego, la conciencia y la razón. Para Freud, el secunda-
rio era más elevado y superior: «Donde estaba el Id, estará el Ego.»
Después de Freud, algunos otros a veces señalaron la mayor impor-
20 ¿QUÉ ES IES?

que al menos hay siete tipos de inteligencia, incluyendo el musical, el


espacial y el deportivo, así como el racional y el emocional. Pero en
este libro argumentaré que todas nuestras inteligencias posiblemente
infinitas pueden vincularse con uno de tres sistemas básicos del cere-
bro y que todas las inteligencias que describe Gardner son en realidad
variaciones de las básicas CI, El e IES y sus asociadas disposiciones
neurales.
El diccionario Webster define el espíritu como «el principio ani-
mado y vital; lo que da vida al organismo físico en contraste con sus
elementos materiales; el soplo de la vida». Los seres humanos somos
esencialmente espirituales porque sentimos la necesidacTde"pregun-
tamos cuestiones «fundamentales» o «sustanciales». ¿Por qué nací?
¿Cuál es el significado de mi vida? ¿Por qué debo seguir adelante
cuando me siento cansado o deprimido o frustrado? ¿Qué hace que
todo esto valga la pena? Nos empuja y ciertamente define un deseo
específicamente humano de hallar sentido y valor a lo que hacemos y
experimentamos. Deseamos ver nuestras vidas en un contexto más
amplio y significativo, se trate de una familia, la comunidad, un club
de fútbol, el trabajo de nuestra vida, nuestro marco religioso o el mis-
mo universo. Deseamos algo a que podamos aspirar, algo que nos
lleve más allá de nosotros mismos y del presente, algo que nos pro-
porcione valor a nosotros mismos y a lo que hacemos. Algunos antro-
pólogos y neurobiólogos entienden que este deseo de significado y el
valor evolutivo que confiere es lo que hizo bajar a los hombres de los
árboles hace dos millones de años. La necesidad de aue las cosas
tuvieran sentido, dicen, dio paso a la imaginación simbólica, a la evo-
lución déí !enguate y al extraordinario crecimiento del cerebro hu-
mano.2
Ni el CI ni la IE, por separado o engombinación, son suficientes
para explicar toda la complejidad de la inteligencia del hombre ni la
‫ ׳‬tremenda riqueza del alma y la imaginación humanas. Los ordenado-
res tienen un CI elevado. Saben cuáles son las reglas y las obedecen
sin cometer errores. A menudo los animales tienen sólidas IE. Tienen
un sentido de la situación en que están y saben cómo responder apro-
piadamente. Pero ni los ordenadores ni los animales preguntan por
qué tenemos esas reglas o esta situación o si se pueden mejorar. Fun-
donan dentro de limitaciones y su juego es finito. La IES permite que
los seres humanos sean creativos, cambien las reglas o alteren las si-
tuaciones. Nos permite jugar con las limitaciones y vivir un «juego in-
finito».3 La IES nos da capacidad para discriminar. Nos transmite
INTRODUCIENDO IES 23

Cada lector encontrará los principales aspectos de su personali-


dad consciente distribuidos entre los pétalos del loto. Más profunda-
mente, cada pétalo tiene su capa de proceso primario, su subcons-
ciente y en parte sus asociaciones corporales, etc. En lo más profundo
de esta capa inconsciente reside el inconsciente colectivo con sus ar-
quetipos, tal como los describió jung. En el centró del loto está la
capa terciaria, el centro del ser del que sacamos la energía y el poten-
cial para transformarnos. Los seis pétalos del loto y su centro también
corresponden a los siete chacras del yoga Kundalini del hinduismo y a
muchas otras estructuras místicas y mitológicas pertenecientes al bu-
dismo, la Grecia antigua, el pensamiento de los cabalistas judíos y los
sacramentos cristianos.
Usando este modelo de loto con sus seis tipos de pétalos/perso-
nalidad, veremos seis maneras de estar espiritualmente atrofiado y
seis maneras de ser espiritualmente inteligente. Esto proporciona al
lector un mapa donde descubrir su propia personalidad, sus propias
fortalezas y debilidades y su propio camino hacia el crecimiento y la
transformación.

!LA INES NO SIE REFIERE A SER RELIGIOSO


La mayor preocupación de la gente actual es el sentido de las co-
sas. Muchos escritores afirman que la necesidad de encontrar sentido
es la crisis central de_ nuestro tiempo. Tengo esa sensación cuando
cada mes viajo al extranjero a dar conferencias ante un público de di-
versos países y culturas. Dondequiera que voy, cuando la gente se
reúne a tomar una copa o compartir una comida, el tema elegido es
Dios, el significado de las cosas, los valores, los anhelos espirituales.
Hay muchos que hoy han alcanzado un nivel sin precedentes de bie-
nestar material, pero sienten que quieren más. Muchos hablan de un
vacío «aquí» señalándose el estómago. Ese «más» que les llenaría
el vacío rara vez tiene que ver con la religión. Ciertamente, la mayoría
de la gente que busca una realización espiritual no ve que sus anhelos
guarden relación alguna con la religión.
La IES no tiene n ecesariamente conexión con la religión. Para al- _
gunos, la IES puede hallar un modo de expresión a través de la reli- *‫־־‬
gión organizada, pero ser religioso no garantiza un alto coeficiente de
IES. Muchos humanistas y ateos lo tienen y muy alto; otra gente ra-
biosamente religiosa lo tiene muy bajo. Unos estudios de hace cin
22 ¿QUÉ ES IES?

tancia del proceso primario. Pero toda la psicología posterior, incluyen-


do la ciencia cognitiva, ha mantenido esta estructura dual. El proceso
primario podría denominarse IE (basado en la «red neural asociativa»
del cerebro); el segundo, CI (basado en la «red serial» del cerebro).
Basada en estos dos procesos, la psicología occidental coloca
efectivamente un agujero en medio del ser. Los procesos primario y
secundario compiten entre sí por el control y la expresión. Ni la razón
ni las emociones pueden apelar a nada más allá de ellas mismas. No
poseen una fuente común con la que se puedan integrar y transfor-
mar. Carecen de dimensión transpersonal. El «ser» jungiano, o la
«función trascendente de Jung» fue un intento de superar este abis-
mo, pero la neurología no había avanzado lo suficiente en su tiempo
( J u n g falleció en 1961) para brindarle una sólida base científica a su
avanzada psicología.
La IES (basada en el tercer sistema neural del cerebro, las neutra-
les oscilaciones sincrónicas que unifican la información por todo el
cerebro) nos ofrece por primera vez un posible proceso terciario. Este
proceso unifica, integra y posee el potencial de transformar el mate-
rial que surge de los otros dos procesos. Facilita un apoyo para el ere-
cimiento y la transformación. Brinda al ser un centro activo y unifica-
dor que da sentido a las cosas.

EL LO TO DEL SER
El descubrimiento de que la IES abre en la psicología un proceso
terciario exige el desarrollo de un nuevo modelo psicológico del ser
humano y su personalidad. Los modelos anteriores tenían dos «ca-
pas»; la exterior, la personalidad consciente y racional, y la interior,
en gran parte asociaciones subconscientes, motivaciones, neurosis y
elementos similares. El proceso terciario introduce una tercera capa o
núcleo central.
En este libro, el ser se presenta como un loto de seis pétalos. La
capa exterior de cada pétalo representa al ego distribuido entre los
seis tipos o funciones posibles de personalidad que reconocen nume-
rosos psicólogos. Me basaré en tres fuentes ampliamente investiga-
das: el trabajo de j. E Holland sobre guía de vocaciones y seis tipos de
personalidad, los seis tipos de Jung tal como los usa Myers-Briggs (in-
troversión, extraversión, pensamiento, sentimiento, sensación e intui-
ción), y en el trabajo de Cattell sobre motivación.
INTRODUCIENDO IES 25

Tampoco pueden hacerlo la India, China, Bulgaria.


Mi lugar de nacimiento es la tierra de nadie.
Mi señal es no dar señal.
Veis mi boca, orejas, nariz: no son mías.
Yo soy la vida de la v ida..
Soy ese gato, aquella• piedra, nadie.
He arrojado lejos la dualidad como un trapo viejo.
Veo y conozco todas las épocas y todos los mundos
como uno, uno, siempre uno.
Por tanto, ¿qué he de hacer para que admitáis quién está hablando?
¡Admitidlo y cambiadlo todo!
Esa es vuestra propia voz que retumba en los muros de Dios.5

Lo que aquí denomino IES o inteligencia espiritual es esa voz que


retumba en los muros del Dios de Rumi. A medida que avancemos en
este libro, se verá claramente esa identificación.

LA PRUEBA CIENTÍFICA DE LA IES ■


La IES es una capacidad tan vieja como la humanidad, pero su
concepto se desarrolla en detalle por primera vez en este libro. Hasta
la fecha, la ciencia y la psicología científica no han logrado analizar el
significado y su papel en nuestras vidas. A los científicos no les resul-
ta nada fácil aceptarla porque la ciencia actual no está equipada para
estudiar fenómenos que no se pueden medir objetivamente.
Sin embargo, han aparecido gran cantidad de pruebas de la exis-
tencia de la IES en recientes estudios neurológicos, psicológicos y an-
tropológicos sobre el pensamiento humano y los procesos lingüísti-
eos. Los científicos ya han completado gran parte de la investigación
básica poniendo al descubierto las fundaciones neurales de la IES en
el cerebro, pero el paradigma dominante del CI ha eclipsado un estu-
dio más a fondo de esa información. Este libro presenta cuatro co-
rrientes específicas de investigación que hasta ahora no se han difun-
dido lo suficiente debido a la naturaleza altamente especializada de la
ciencia actual.
a) A inicios de los años noventa, el neuropsicólogo Michael Per-
singer, y más recientemente, en 1997, el neurólogo V S. Ramachan-
dran y su equipo de la Universidad de California, llevaron a cabo
investigaciones sobre la existencia del punta divino en el cerebro hu-
24 ¿QUÉ ES IES?

cuenta años del psicólogo Gordon Allport demostraban que la gente


tiene más experiencias religiosas fuera de los confines de las insritn-
cfon'és rélfgíosas que dentro de ellas.
La religión convencional es un conjunto externamente impuesto
de reglas y creencias. Es jerárquica y proviene de sacerdotes, profetas
y textos sagrados; se absorbe a través de la familia y la tradición. La
IES, tal como la describe este libro, es una capacidad interna e innata
cteTcerebro y la psiquis humanas que extrae sus recursos más profun-
dos del meollo del mismo universo. Es una prestación desarrollada a
lo largo de millones de años que permite al cerebro encontrar y usar
significados en la solución de los problemas. Tenemos que usar núes-
tra IES innata para forjar nuevos rumbos, para encontrar alguna sana
expresión de significado, algo que nos emocione y nos guíe desde
nuestro interior.
La inteligencia espiritual es el alma de la inteligencia. Es la inteli-
gencia que cura y nos hace completos. Muchos vivimos vidas frag-
mentadas y heridas. Anhelamos lo que el poeta T. S. Eliot llatpó «una
unión plena, una comunión más profunda»,4 pero no hallamos me-
dios para ello dentro de nuestro ser dominado por el ego o prisionero
de los símbolos o instituciones existentes en nuestra cultura. La IES
es la inteligencia que descansa en esa parte profunda del ser que está
conectada con la sabiduría más allá del ego o de la mente consciente.
Es la inteligencia con que no sólo reconocemos los valores existentes,
sino que creativamente descubrimos nuevos valores. La IES no de-
pende de la cultura ni de los valores. No sucede a partir de valores
existentes, sino que más bien crea la posibilidad de tener valores, A lo
largo de la historia humana, toda cultura conocida ha tenido algún
acervo de valores aunque estos difieran de cultura en cultura. Por
tanto, la IES es anterior a todos los valores específicos y a cualquier
cultura. Asimismo, es anterior a cualquier forma de expresión reli-
giosa. Hace posible (y quizá necesaria) la religión, pero no depende
de ella.
Rumi, el poeta místico sufí del siglo xm puede haber estado pen-
sando en esta relación entre IES, valores y religión cuando pronunció
las siguientes palabras:

Yo no soy cristiano, no soy judío, no soy zoroástrico,


ni siquiera soy musulmán.
No pertenezco a la tierra ni a ningún océano conocido o desconocido.
Ni la naturaleza ni el Cielo pueden poseerme ni conminarme.
INTRODUCIENDO IES 27

d) Terrance Deacon, neurólogo y antropólogo biológico de la


Universidad de Harvard, ha publicado recientemente una obra sobre
los orígenes del lenguaje humano (The Symholic Species, 1997). Dea-
con demuestra que el lenguaje es una actividad excepcionalmente
humana, esencialmente simbólica y centrada en el significado que
evolucionó a la par del rápido desarrollo de los lóbulos frontales del
cerebro.
Ningún ordenador existente ni los simios más inteligentes pue-
den usar lenguaje porque carecen del lóbulo frontal para lidiar con
significados. Este libro demostrará que todo el programa de investi-
gación de Deacon sobre la evolución de la imaginación simbólica y su
correspondiente papel en el cerebro y en la evolución social sostiene
y apuntala la inteligencia que llamamos IES.

USANDO LA IES

En términos evolutivos, el trabajo neurobiológico de Deacon so-


bre el lenguaje y la representación simbólica demuestra que hemos
utilizado literalmente la IES para hacer crecer nuestros cerebros. La
IES nos ha «conectado» para convertirnos en la gente que somos y
nos ha brindado el potencial de otras «conexiones» para el creci-
miento y la transformación y para una mayor evolución de nuestro
potencial humano.
La usamos para ser creativos. Recurrimos a ella cuando necesita-
mos ser flexibles, visionarios o creativamente espontáneos.
La utilizamos para lidiar con problemas existenciales, problemas
con que nos sentimos atascados, atrapados por nuestros propios há-
bitos del pasado o por neurosis o problemas de enfermedad y desdi-
cha. La IES nos hace conscientes de que tenemos problemas existen-
ciales y nos permite resolverlos o al menos encontrar una cierta paz
pese a ellos. Nos da un sentido «profundo» sobre la lucha por la vida.
La IES es nuestro compás «al límite». Los problemas existenciales
más duros existen fuera de lo conocido y cotidiano, fuera de las ñor-
mas, más allá de la pasada experiencia, más allá de lo que sabemos
controlar. En la teoría del caos, el «límite» es la frontera entre caos y
orden, entre saber tranquilamente lo que somos y estar absolutamen-
te perdidos. Es el sitio en que podemos ser más creativos. La IES,
nuestro sentido profundo e intuitivo de significado y valor, es nuestra
guía en el límite. Es nuestra consciencia. (En hebreo, las palabras para
26 ¿QUÉ ES IES?

mano. Este centro espiritual incorporado está localizado entre las co-
nexiones‫־‬ñeuraIes‫־‬He los lóbulos temporales del cerebro. En los esca-
neres tomados con topografía de emisión de positrones, estas zonas
neurales se iluminan siempre que los sujetos estudiados deben hablar
sobre temas espirituales o religiosos. Estos varían con las culturas: los
occidentales reaccionan ante la mención de «Dios»; los budistas y
otros lo hacen ante símbolos significativos para ellos. Hace años que
esas actividades en el lóbulo temporal habían sido asociadas a Tasvi-
siones místicas_de los epilépticos o de la gente que toma l s d . El traba-
jo de Ramachandran es el primero en demostrar que también ocurren
en gente normal. El punto divino no prueba la existencia de Dios, sino
que el cerebro ha evolucionado para hacer preguntas trascendentales
y usar una sensibilidad para significados y valores más profundos.
b) El trabajo del neurólogo austriaco Wolf Singer en los años no-
venta sobre el «problema de fijación» prueba que existe un proceso
neural en el cerebro dedicado a unificar y dar significado a nuestra
experiencia, un proceso neural que literalmente «fija» nuestra expe-
riencia. Antes del trabajo de Singer sobre las oscilaciones neurales
unificadoras y sincrónicas a lo largo y ancho del cerebro, los neurólo-
gos y los científicos cognitivos sólo reconocían dos formas de organi-
zación cerebral neural. Una de estas formas, la de conexiones neura-
les en serie, es la base de nuestro CI. Los tractos neurales conectados
serialmente permiten que el cerebro acate normas, piense lógica y ra-
cionalmente, paso a paso. En la segunda forma de red de organiza-
ción neural, grupos de cientos de miles de neuronas están conectados
al azar con otros grupos múltiples. Estas redes son la base de nuestra
IE, nuestra inteligencia impulsada por emociones, reconocedora de
pautas y creadora de hábitos. Existen tanto los ordenadores seriales
como paralelos y tienen capacidades diferentes, pero ninguno de los
dos pueden operar con significados. Ningún ordenador existente
puede preguntar «¿Por qué?». El trabajo de Singer sobre las oscilado-
nes neurales unificadoras ofrece la primera pista de un tercer tipo de
pensamiento, el pensamiento unitario, y su correspondiente modelo
de inteligencia, la IES, que puede tratar esas cuestiones.
c) Como resultado del trabajo de Singer, la investigación de me-
diados de los años noventa de Rodolfo Llinas sobre la conciencia dor-
mida y despierta y la conexión de eventos cognitivos en el cerebro ha
sido muy reforzada por la nueva tecnología MEG (magnetoencefalo-
gráfica) que permite estudios en todo el cráneo de los campos eléctri-
eos de oscilación y sus asociados campos magnéticos.
INTRODUCIENDO IES 29

desesperación y en las entrañas de nuestro ser un sentido que nos


acaricie, una intimidad de algo fresco, algo puro, algo lleno de vida.
En ese anhelo tenemos la esperanza de encontrar aquello que desea-
mos y de poder compartir los frutos de ese descubrimiento creativo
con los demás. Un místico del siglo xx, el rabino Abraham Heschel
dijo: «Estamos más cerca de Dios cuando preguntamos que cuando
pensamos que tenemos la respuesta.»6 En la misma vena, Blaise Pas-
cal, el filósofo y místico francés, escribió en nombre de Dios: «No me
buscarías si ya me hubieses encontrado.»

TEST DE IES
Las características para una alta IES incluyen:

□ capacidad de ser flexible (activa y espontáneamente adaptable)


□ poseer un alto nivel de conciencia de sí mismo
□ capacidad de afrontar y usar el sufrimiento
□ capacidad de afrontar y trascender el dolor
□ la cualidad de ser inspirado por visiones y valores
□ reluctancia a causar daños innecesarios
□ tendencia a ver las relaciones entre las cosas (ser «holístico»)
□ marcada tendencia a preguntar «¿Por qué?» o «¿Y si?» y a preten-
der respuestas fundamentales
□ ser lo que los psicólogos denominan «independiente de campo»,
es decir, poseer una facilidad para estar contra las convenciones.

. Es posible que una persona de alta IES llegue a ser un líder eficaz;
alguien responsable de brindar una mejor visión y valores a los de-
más y enseñarles cómo usarlos; en otras palabras, una persona que
‫ ן‬inspira a los demás. Este libro planteará preguntas a través de las cua-
j les los lectores podrán medir su propia IES. Asimismo, hablaremos
i con gente famosa de alta y baja IES.

MEJORANDO LA IES
En la sociedad moderna, la IES es baja. Vivimos en una cultura
espiritualmente pobre caracterizada por el materialismOj la eficacia,
la estrechez de miras y carencia de significado y compromiso. Pero
28 ¿QUÉ ES IES?

«consciencia», «compás», y «verdad oculta y profunda del alma», tie-


nen la misma raíz.)
Podemos usar la IES para volvernos espiritualmente inteligentes
sobre la religión. Nos lleva al meollo de las cosas, a la unidad allende
las diferencias, al potencial inefable más allá de cualquier expresión
concreta.,Nos puede poner en contacto con el significado y el espíritu
esencial más allá de todas las grandes religiones. Una persona de alta
IES puede practicar cualquier religión, pero sin estrechez mental, fa-
natismo ni prejuicios. Del mismo modo, una persona de alta IES pue-
de tener grandes cualidades espirituales sin ser religioso.
La IES nos permite integrar lo intrapersonal con lo interpersonal,
superar el abismo entre el ser y el otro. Daniel Goleman escribió so-
bre emociones intrapersonales, o dentro del ser, y emociones Ínter-
personales, las que compartimos con los demás o usamos para reía-
cionarnos con ellos. Pero la mera IE no puede ayudarnos a superar el
abismo. Es menester la IES para comprender quiénes somos y lo que
significan las cosas para nosotros, y cómo estas dan a los demás y a
sus significados un sitio en nuestro propio mundo.
Usamos la IES para avanzar con mayor plenitud hacia la persona
desarrollada que tenemos el potencial de llegar a ser. Cada uno forma
su propio carácter por medio de una combinación de experiencia y
visión, una tensión entre lo que realmente hacemos y las cosas mejo-
res y más importantes que podríamos llegar a hacer. Al nivel de puro
ego, estamos centrados en el yo, somos egoístas, materialmente ambi-
ciosos y demás. Pero también tenemos visiones transpersonales de
bondad, belleza, perfección, generosidad, sacrificio. La IES nos ayuda
a traspasar nuestro ego inmediato y alcanzar esas capas más profun-
das de potencialidad que se esconden en nosotros. Nos ayuda a vivir
la vida a un nivel más profundo de significado.
Y finalmente, podemos usar la IES para afrontar los problemas
del mal y el bien, de la vida y la muerte, los orígenes más profundos
del sufrimiento y desesperación !rumanos. Demasiado a menudo tra-
tamos de ignorar esos problemas racionalizándolos para no empanta-
narnos emocionalmente o ser destruidos por ellos. A fin de lograr
una plena posesión de nuestra inteligencia espiritual debemos haber
visto en algún momento la faz del infierno, haber conocido en carne
propia la posibilidad de la desesperación, el dolor, el sufrimiento pro-
fundo y la pérdida, y haber logrado la paz con todo ello. «Cuando es-
tás en paz con la pérdida —dice el Tao Te Ching, el antiguo texto chi-
‫ ׳‬no— , se la vive voluntariamente.» Tenemos que haber deseado con
La búsqueda de sentido es la primera motivación de la vida de un hom-
bre y no una «racionalización secundaria» de impulsos instintivos. Este sentí-
do es único y específico ya que debe y puede ser hallado por cada hombre a
solas; sólo entonces adquiere una importancia que satisfará su propia voluntad
de significado.
V ik t o r F r a n k l , Maris Searchfor Meaning

Una de las visiones más profundas y novedosas de la ciencia del


siglo xx es que los conjuntos pueden ser mayores que la suma de sus
partes. El conjunto contiene una riqueza, una perspectiva y una mag-
nitud de las que carecen las partes.
En este caso, la ciencia nos ayuda a comprender lo espiritual. Tal
como se usa en el libro este concepto, experimentar «lo espiritual» sig-
niñea estar en contacto con algún conjunto más grande, profundo y rico
que sitúa nuestra presente sTtüTcioñ limitada eñ u na nueva perspectiva.
Es poseer un sentido de «algo más allá», de «algo más» que confiere
sentido y valor añadidos en lo que ahora somos. Ese «algo más» espiri-
tual puede ser una realidad social más profunda o una red social de sig-
niñeados. Puede ser conciencia o hallazgo de dimensiones mitológicas,
arquetípicas o religiosas de nuestra situación. Puede ser un sentido más
profundo de la verdad o la belleza. Y puede ser abrirse y adaptarse a una
sensación profunda y cósmica del todo, una sensación de que nuestras
acciones forman parte de un mayor proceso universal.
Sea cual fuere nuestro uso específico de lo espiritual, sin él núes-
tra visión queda nublada, nuestras vidas parecen pobres y nuestros
objetivos penosamente finitos. Tal como escribió el poeta William
Blake, «Si las puertas de la percepción están limpias, todo se nos apa-
recerá tal como es: infinito».
30 ¿QUE ES IES7

como individuos podemos actuar para mejorar nuestra IES. Cierta-


mente un mayor progreso de la sociedad depende de que lo hagan
suficientes individuos. En general, podemos mejorar nuestra IES au-
mentando el uso del proceso terciario, o sea, nuestra tendencia a pre-
guntar por qué, a buscar conexiones entre las cosas o a poner de ma-
nifiesto las creencias que hemos creado sobre el sentido que tienen
las cosas en sí mismas o más allá de ellas, a ser más reflexivos, a ir más
allá de nosotros mismos, a asumir responsabilidades, a ser más cons-
cientes de nosotros mismos, a ser más honestos con nosotros mismos
y a ser más valientes.
El libro acaba con un capítulo sobre cómo ser espiritualmente in-
teligente en una cultura espiritualmente pobre. La cultura occidental,
dondequiera que se halle en este planeta, rebosa de lo inmediato. Lo
superficial, la egoísta manipulación de las cosas, la experiencia y los
demás. Usamos mal nuestras relaciones y nuestro entorno así como el
sentido humano más profundo. Sufrimos una terrible pobreza de
imaginación simbólica. Ignoramos las cualidades humanas y nos
concentramos en actividades frenéticas, en «ganar y gastar». Menos-
preciamos fatalmente lo sublime y lo sagrado dentro de nosotros mis-
mos, de los demás y de nuestro mundo. Como dice el dramaturgo
americano John Guare en Seis grados de separación:

Una de las grandes tragedias de nuestro tiempo es la muerte de la


imaginación. Porque ¿qué otra cosa es la parálisis?
Creo que la imaginación es el pasaporte que creamos para que nos
transporte al m undo real. Es otra forma de lo que realmente somos.
Enfrentarnos a nosotros mismos. Eso es lo difícil. La imaginación
es el regalo que Dios nos ha dado para que soportemos el acto de exa-
minarnos a nosotros mismos. Nos enseña cuáles son nuestros límites y
cómo crecer superándolos... La imaginación es el sitio al que todos an-
siamos llegar.7

Por medio de un uso instruido de nuestra inteligencia espiritual,


y mediante la honestidad personal y el coraje que requiere esa ins-
trucción, podemos volver a conectarnos con las fuentes y los signifi-
cados profundos y usar esa reconexión para causas y procesos mucho
más importantes que nosotros mismos. En ese servicio podemos ha-
llar la salvación. Nuestra mayor salvación puede depender de servir a
nuestra propia imaginación más profunda.
LA CRISIS DEL SENTIDO 33

una voluntad de sentido; sin embargo, se sienten frustrados en el


mundo de hoy.
La búsqueda de sentido es evidente en muchos aspectos de núes-
tras vidas. ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Qué sentido tiene mi trabajo?
¿O esta empresa que he creado o para la que trabajo? ¿O esta reía-
ción? ¿Por qué estudio para esta oposición? ¿Qué significa para mí?
¿Qué significa que un día moriré? ¿Por qué comprometerme con esto
o aquello, con una persona u otra o con cualquier cosa? Dos de las
mayores causas de muerte en el mundo occidental, suicidio y alcoho-
lismo, están a menudo relacionadas con esta crisis de significado.
La gente de otros tiempos no se hacía estas preguntas. Sus vidas
estaban inmersas en un marco estable. Tenían tradiciones vivas. Dio-
ses vivos, comunidades vivas, códigos morales que funcionaban, pro-
blemas con límites conocidos y objetivos claros, pero en tiempos mo-
demos hemos perdido lo que algunos filósofos llaman una vida que
«se da por sentada». Hemos quedado con problemas existenciales o
espirituales y la necesidad de desarrollar una inteligencia que pueda
afrontarlos. Una mera inteligencia racional no es suficiente. Las razo-
nes que busca la gente para vivir sus vidas no son racionales ni tam-
poco puramente emocionales. Para la gente no es suficiente encon-
trar la felicidad dentro del marco existente. Quieren cuestionar ese
marco y el valor de sus vidas actuales y encontrar nuevos valores,
ese escurridizo «algo más».
¿Qué es este «algo más»? ¿Por qué necesitamos la inteligencia es-
piritual para encontrarlo? ¿Por qué decimos que encontrar sentido es
el asunto fundamental de nuestro tiempo? ¿Han cambiado los tiem-
pos o han aumentado las necesidades de la gente? ¿Ha entrado acaso
la misma inteligencia en una nueva fase de la evolución? Estos son al-
gunos de los interrogantes que debemos considerar urgentemente.
En mi propia vida, el sentido de las cosas siempre ha sido un
asunto sangrante porque nunca percibí un sentido heredado y obvio.
Mis padres se separaron antes de que yo cumpliera los tres años y se
divorciaron cuando tenía cinco. Nunca conocí a mi padre ni a su fa-
milia de inmigrantes polacos de clase obrera. Pasé la infancia con mis
abuelos cuyas vidas tenían sus raíces en una vieja cultura rural y una
religión tradicional, pero para mi madre y sus contemporáneos estas
eran formas absurdas que sólo servían para «impresionar a los veci-
nos». Mi madre me enseñaba normas que ella no cumplía y princi-
pios en los que no creía. Crecí en el Estados Unidos que acababa de
pasar el macarthismo y se encaminaba a Vietnam. Los líderes nació-
32 ¿QUÉ ES IES?

Como dice Viktor Frankl, la búsqueda de sentido es la motiva-


ción fundamental de nuestras vidas. Esta busca nos convierte en las
criaturas espirituales que somos. Y cuando esta profunda necesidad
de sentido no se satisface, la vida se vuelve superficial o vacía. En mu-
chos de nosotros, hoy esta necesidad no está satisfecha y por ende la
crisis fun4amental de nuestro tiempo es espiritual.
Hace muy poco recibí un e-mail de un ejecutivo sueco pidiéndo-
me encontrarse conmigo en mi próxima visita a Estocolmo. Decía
que debía tomar una importante decisión en su vida y que esperaba
poder comentarla conmigo. Cuando nos encontramos, lo noté ner-
vioso y tenso como queriendo ir al grano.
Anders, tal como lo llamaré, me dijo que estaba en la treintena.
«Dirijo una importante y próspera empresa aquí en Suecia. Gozo de
buena salud, tengo una familia maravillosa y una buena posición en
la comunidad. Supongo que tengo “poder”. Pero aun así no estoy se-
guro de qué estoy haciendo con mi vida. No estoy seguro de estar en
el buen camino haciendo el trabajo que hago.» Siguió diciendo que le
preocupaba el estado del mundo, en especial el medio ambiente glo-
bal y la ruptura de las comunidades, y prosiguió diciendo que sentía
que la-gente evitaba la escala real de los problemas que afrontaba. Las
grandes empresas como la suya, opinaba, eran especialmente culpa-
bles de no afrontar esos problemas. «Quiero hacer algo al respecto
—continuó— , quiero por así decirlo usar mi vida para servir, pero no
sé cómo. Sólo sé que quiero formar parte de la solución, no del pro-
blerna.»
Anders describió su desasosiego como un «problema espiritual»
y dijo que atravesaba una «crisis espiritual». Es algo típico que les su-
cede a los jóvenes sensibles cfehoy día. Cuando al día siguiente les
conté esta historia a un grupo de ejecutivos a quienes daba una confe-
rencia, cuatro de ellos se me acercaron después y me preguntaron:
«¿Cómo conocía mi historia?» Horas después, un grupo de estudian-
tes de instituto suecos que me entrevistaron me hicieron la misma
pregunta sobre su propio futuro. «Queremos servir. Queremos cam-
biar el mundo. No queremos repetir la mierda que su generación nos
ha echado encima. ¿Qué podemos hacer? ¿Nos integramos en el siste-
ma o seguimos fuera?» Esto no tenía nada que ver con creencias o re-
ligiones. Estos jóvenes se describen a sí mismos como depositarios de
un problema espiritual porque se preguntan cómo conseguir una
vida que tenga sentido. Quieren vivir dentro de un contexto más am-
plio de significado y valores. Tienen lo que Viktor Frankl denomina
LA CRISIS DEL SENTIDO 35

ble y pragmático. Estamos ciegos ante los niveles más profundos de


símbolos y significados que nos colocarían, junto con nuestros obje-
tos y actividades, en un superior marco existencial. No somos ciegos
al color, sino al sentido. ¿Cómo hemos llegado a esto?

EL CENTRO PERDIDO
Mientras escribía este libro, mi familia y yo hemos pasado un mes
de Navidad cada año en Nepal. Este mágico tiempo pasado en una
cultura premoderna hindú o budista es tan rico en colores, sonidos,
aromas y significados que ha influenciado muchas de las ideas que se
expresan a lo largo de este libro. Por jóvenes y románticos, nuestros
hijos adolescentes se han dispuesto a cambiar toda su riqueza y co-
modidad occidentales por la pobreza del Nepal. «¡No volvamos nun-
ca a casa!», nos rogaban al final de cada visita. Mis reacciones y las de
mi marido han sido más complejas.
La sociedad nepalí se aferra a cosas que no existen en casa: fuer-
tes lazos comunitarios y familias numerosas, vivas tradiciones espiri-
tuales compartidas por todos, la espontaneidad y el apremio de la
vida cotidiana, la riqueza simbólica de la vestimenta, los alimentos,
la vida y la muerte, las pautas repetitivas de la vida diaria, el cuidado
y las reverencias que emplean en el diseño de objetos corrientes como
platos y carros, las simples y repetitivas pautas de cada día, las cose-
chas y los festivales estacionales. Pero nosotros sabemos que estas co-
sas no son propias de nuestra cultura. Nepal es profundamente espi-
ritual (pleno de sentido trascendental) porque su vida cotidiana está
imbuida de una rica cultura espiritual. Muy diferente de nuestra ac-
tual cultura occidental.
Las pocas culturas tradicionales como la nepalí que aún sobrevi-
ven pertenecen a una etapa anterior de la consciencia humana. Las
denomino «culturas asociativas» porque sus hábitos y valores están
marcados por un estilo de pensamiento «asociativo» que está ligado
al hábito y la tradición y que vive del reconocimiento y la repetición
de pautas conocidas (volveremos al tema en el capítulo 3). También
las llamo culturas del «centro saludable» porque sus fuerzas y debili-
dades son las de la capa media del ser, la capa que Freud llamaba el
«proceso primario», o Ken Wilber «prepersonal», y que yo coloco en
la capa media del Loto del Ser, junto con las imágenes mitológicas y
los arquetipos del subconsciente de Jung.
34 ¿QUÉ ES IES?

nales que hablaban de ideales y valores y que fueron mis héroes re-
sultaron asesinados: John Kennedy, Martin Luther King y Bobby
Kennedy.
La nuestra era una familia acomodada de clase media, pero mi
padrastro pasaba de un trabajo a otro y de un lío extramatrimonial a
otro mientras, muy inteligente, tomaba pastillas «para no tener que
pensar». Luego se suicidó para no pensar definitivamente. En la últi-
ma etapa de mi infancia tuve muy pocos parientes próximos, la ma-
yoría se mudaba de ciudad o de estado y los vecinos eran también
bastante fugaces. Asistí a seis escuelas diferentes. Primero busqué mis
raíces en la religión de los abuelos, luego en otras, pero esta búsqueda
de muchos años nunca me ha dejado satisfecha con ninguna religión
determinada. Al igual que Anders, he buscado el sentido de las cosas
toda mi vida adulta, una forma de vivir o una visión con la que vivir
que fuera más allá de mis límites.
Mi historia no es atípica. Nuestra época moderna está definida
por cosas como rupturas de familia, comunidades o religiones, la au-
'senda de héroes y las multitudes de jóvenes que luchan por que sus
vidas tengan sentido. Vivimos una época en que no hay objetivos cía-
ros, reglas ni valores claros, ningún modo claro de crecer ni una vi-
sión clara de responsabilidad.
Carecemos de un amplio contexto donde situar nuestras vidas,
un flujo natural de significado del que podamos formar parte. De
muchas maneras, este desierto espiritual es el producto de nuestra
elevada inteligencia racional. Por medio de la razón nos hemos aleja-
do de la naturaleza, de nuestros semejantes y de la religión. En núes-
tro gran salto tecnológico hacia adelante, hemos dejado atrás la cultu-
ra tradicional y los valores que implicaba. Nuestro C1 ha reducido las
horas de trabajo, aumentado la riqueza y la longevidad e inventado
incontables baratijas, algunas de las cuales hoy amenazan con des-
truir nuestro entorno y a nosotros mismos. Pero no hemos encontra-
do el modo de que todo esto valiera la pena.
La cultura moderna es espiritualmente pobre no sólo en Occi-
dente, sino cada vez más en esos países asiáticos influenciados por
Occidente. Con «espiritualmente pobre» quiero decir que hemos
perdido el sentido de los valores fundamentales, aquellos enraizados
a la tierra y sus estaciones, al día y a las horas que pasan, a los instru-
mentos y rituales cotidianos de nuestras vidas, al cuerpo y sus cam-
bios, al trabajo y sus frutos, a las etapas de la vida y a la muerte como
, fin natural. Vemos, usamos y experimentamos sólo lo inmediato, visi-
LA CRISIS DEL SENTIDO 37

suya fue una vida que ejemplificó una espontaneidad, una calidez,
una cualidad amorosa y una vulnerabilidad que ansiamos contactar
por medio de algún icono o símbolo colectivo.
En ausencia o carestía de este sano centro asociativo, sólo nos
queda encontrar o crear nuestro propio sentido de las cosas o simple-
mente sentir su pérdida. A menudo hemos intentado reemplazar esta
ausencia dando una importancia exagerada a nuestros propios egos
individuales, a nuestras ambiciones y supuestas necesidades. Hemos
buscado en la capa del ego recursos que allí no existen. Privados del
centro profundo y significativo, estamos atrapados en la periferia
fragmentada de la vida, aislados en los pétalos exteriores del Loto.
Como resultado, con frecuencia buscamos sentido en actividades dis-
torsionadas o periféricas como el materialismo, el sexo promiscuo, la
rebelión insensata, la violencia, el abuso de drogas o el ocultismo de
la New Age.

EL PAPEL DE LA CIENCIA
En Occidente, la cultura tradicional y todas las razones y valores
que la acompañaban empezaron a derrumbarse como resultado de la
revolución científica del siglo xvn y el auge consiguiente del indivi-
dualismo y el racionalismo. El pensamiento de Isaac Newton dio pie
no sólo a la tecnología que llevó a la Revolución Industrial, sino tam-
bien a_una seria erosión de las creencias religiosas y del marco filoso-
fico que habían caracterizado a la sociedad. La nueva tecnología trajo
consigo muchas bendiciones, pero también desplazó a la gente del
campo a las grandes ciudades, fracturó comunidades y familias, rele-
gó tradiciones y oficios e hizo que la confianza en los hábitos y en la
repetición fuera prácticamente imposible. Los significados y valores
asociativos fueron arrancados del suelo en el que habían crecido. La
consecuente revolución filosófica desarraigó el alma humana.
Los principios centrales de la filosofía de Newton pueden verse
en las palabras «atomismo», «determinismo» y «objetividad». Aun-
que suenen abstractos y remotos, los conceptos que estas palabras re-
presentan nos han impactado en medio de nuestro ser.
El atomismo es la visión de que en última instancia el mundo
consiste en fragmentos, en partículas aisladas en el espacio y el tiem-
po. Los átomos son cosas duras e impenetrables con límites fijos e
inalterables: no pueden penetrarse, sino relacionarse por medio de
36 ¿QUÉ ES IES?

En la imagen del loto usada a lo largo de todo este libro, el yo tie-


ne una periferia (racional), un centro asociativo (emocional) y un
centro unitivo (espiritual). Un yo equilibrado y espiritualmente inte-
ligente necesita algo de cada capa, pero en las sociedades tradiciona-
les, tanto las de Occidente que precedieron a Descartes y el principio
de la Ilustración en el siglo x v i i y aquellas del llamado Tercer Mundo
actual como Nepal, el centro estimulante, vigorizante y significativo,
el nivel espiritual unificador de la existencia, reside en la capa del me-
dio. Las tradiciones de la comunidad encapsulan valores y visiones
espirituales profundas de modo que el individuo se relaciona con el
centro espiritual mediante su cultura y sus propias tradiciones. No
tiene que conectarse directamente con el centro en solitario, como in-
dividuo.
Por ejemplo, muy pocos de los artesanos que construyeron las
grandes catedrales francesas del Medioevo conocían a rajatabla los
principios de la arquitectura sagrada, pero los interiorizaron mientras
aprendían el oficio. Pocos campesinos medievales tenían que consi-
derar el significado de sus vidas o de su trabajo porque estos estaban
inmersos en las necesidades y tradiciones de la vida cotidiana. Unjo-
ven de una tribu tradicional de Nigeria, al definirme sus valores per-
sonales me dijo que eran «las cosas que heredé de mis padres; yo
construyo sobre esa base, pero el meollo no cambia». Toda la vida en
esas sociedades tradicionales era o es menos consciente de sí misma
que en nuestra sociedad actual. Así como cuando conducimos un co-
che o andamos en bicicleta no sopesamos conscientemente cada mo-
vimiento que hacemos, del mismo modo en las sociedades con una
rica capa media la gente confía en los valores espirituales, en las redes
de significados y en los hábitos sociales que son patrimonio de toda la
comunidad.
La sociedad compartida simplemente no existe para la mayoría
de la gente urbana de nuestro mundo. Estamos muy necesitados de
esa capa media asociativa e integral de nuestro yo. Contamos con po-
cas tradiciones colectivas que superen el nivel prosaico de la vida co-
tidiana y que nos conecten con el origen y significado más profundos
de nuestras comunidades y de nuestras vidas en ellas. Tenemos pocos
«dioses» y «diosas», héroes colectivos cuyas vidas ejemplifiquen al-
gún nivel más hondo de posibilidad o aspiración humana y que nos
toque con un sentido de gracia. El duelo global que se produjo tras la
muerte de Diana, la princesa de Gales, puso de manifiesto la medida
y la profundidad de nuestra necesidad por figuras semejantes. La
LA CRISIS DHL SENTIDO 39

mentación del mundo y al no ser capaz de verle sentido o de hacer


algo al respecto, he caído en la apatía y la depresión.»
La objetividad de Newton, u «objetivismo», como prefiero deno-
minarlo, ha reforzado esta sensación de aislamiento e impotencia. Al
fundar el nuevo método científico, Newton dibujó una clara línea di-
visoria entre el observador (el científico) y lo que observa. El mundo
queda dividido entre sujetos y objetos: el sujeto está «allí dentro»; el
objeto, «allí fuera». El científico newtoniano es un observador distan-
te que simplemente mira el mundo, lo mide y pesa y hace experimen-
tos con él. Manipula y controla la naturaleza. La persona media mo-
derna se siente en el mundo, no del mundo. En este contexto, «el
mundo» incluye a otra gente, incluso íntimos, así como a institucio-
nes, objetos, naturaleza y entorno. La partición newtoniana entre ob-
servador y observado nos ha dejado la sensación de que simplemente
estamos aquí para hacer lo mejor que podamos por nosotros mismos.
Una vez, nos deja sin saber cómo asumir responsabilidades o de quién
o de qué podemos ser responsables. No somos dueños de nuestras
relaciones ni sabemos cómo poseer nuestra propia eficacia.
El universo reflejado por la ciencia newtoniana es frío, muerto y
mecánico. No hay lugar en la ciencia de Newton para la mente o la
conciencia ni para ningún aspecto del esfuerzo humano. Paradójica-
mente, las ciencias biológicas y sociales creadas en los siglos xix y xx
se basaron en este mecanismo y así explican a los seres humanos, sus
mentes y cuerpos, con este mismo paradigma mecánico. Somos má-
quinas cerebrales o genéticas; nuestros cuerpos son una colección de
piezas; nuestro comportamiento, condicionado y predecible; núes-
tras almas, una ilusión del arcaico lenguaje religioso; nuestro pensa-
miento, la mera actividad de las células cerebrales. Desde esta pers-
pectiva, ¿dónde encontraremos el sentido de la experiencia humana?

«ENFERMEDADES DE SIGNIFICADO»
Una de las maneras más comunes con que la gente corriente bus-
ca dar sentido y plenitud a sus vidas es mediante una obsesión con la
salud. En inglés, las dos palabras tienen la misma raíz germánica: es-
tar sano equivale a estar pleno. Y así nos apuntamos a toda novedad
saludable, dieta vitamínica o régimen de adelgazar que podamos in-
corporar en nuestras vidas carentes de tiempo libre. Sin embargo, la
corriente central de la medicina moderna es muy newtoniana. Ve el
38 ¿QUÉ ES IES?

acción y reacción. Se empujan entre sí o buscan medios de evitarse.


John Locke, el fundador de la democracia liberal en el siglo x viii, uti-
lizó átomos para su modelo de individuos, las unidades básicas de la
sociedad. El conjunto social, afirmó, era una ilusión; primaban los
derechos y necesidades de cada individuo. El atomismo también es la
piedra fundacional de la visión psicológica de Freud y su «teoría de
relaciones de los objetos».
Según dicha teoría, cada uno de nosotros está aislado dentro de
los confines impenetrables del ego. Tú eres un objeto para mí así
como yo lo soy para ti. Jamás podremos conocernos de un modo fun-
damental. El amor y la intimidad son imposibles. «El mandamiento
de amar al prójimo como a ti mismo —señaló Freud— es el manda-
miento más imposible jamás escrito.» Todos los valores, creía él, eran
una mera proyección del superego, las expectativas de los padres y de
la sociedad. Tales valores representaban una carga demasiado pesada
para el ego y nos enfermaban con lo que él llamó «neurosis». En su
opinión, una persona enteramente moderna debía liberarse de una
expectación tan irracional y seguir principios como cada hombre por
sí mismo o la supervivencia de los mejores.
El• deterninismo de Newton enseñaba que el mundo físico está
gobernado por leyes de acero: las tres leyes del movimiento y la ley de
la gravedad. Todo en el mundo físico es predecible y por tanto a la
postre controlable. B siempre seguirá a A en las mismas circunstan-
cias. No puede haber sorpresas. Freud también hizo uso de este de-
terminismo en su nueva «psicología científica» afirmando que el ego
desvalido es empujado desde abajo por las fuerzas oscuras del instin-
to y la agresión del id y presionado desde arriba por las imposibles
expectativas del superego. Nuestras experiencias y nuestro compor-
tamiento de toda la vida están determinados por completo por estas
fuerzas conflictivas y las experiencias de nuestros primeros cinco
años de vida. Somos víctimas de nuestras experiencias, espectadores
desafortunados de un guión escrito por otros. La sociología y el mo-
derno sistema legal han reforzado esta idea.
Aunque la mayoría de la gente sepa muy poco del determinismo
de Newton o del id y el superego de Freud, cunde por todas partes la
sensación de que estamos aislados, que somos victimas pasivas de
fuerzas mucho mayores que nosotros mismos y que no podemos
cambiar nuestras vidas y mucho menos el mundo. Nos preocupa,
pero no sabemos cómo asumir la responsabilidad. Un joven de unos
veinte años me dijo: «Me he sentido abrumado por la confusa frag-
LA CRISIS DEL SENTIDO 41

de la interminable repetición de este error


que la mayoría de la humanidad ha optado por santificar.

AMENAZAS DE EXTINCION

La tecnología del siglo xx ha introducido otra crisis de sentido.


Antes, los seres "humanos sufrieron catástrofes y cataclismos natura-
les, pero como especie creían que la vida humana, o la vida en gene-
ral, seguiría durante millones de años. El drama personal de cada ge-
neración formaba parte de un proceso mayor y del flujo del tiempo.
Pero desde 1940, hemos vivido la posibilidad de la extinción en masa
como consecuencia de una guerra nuclear y, más recientemente, la
amenaza añadida del desastre ecológico.
En este libro argumentaremos que, a fin de que el sentido tenga
sentido, debe poseer un marco o límites. Cuando se violan nuestros
límites, nos indignamos y pasamos a la acción. Pero cuando los lími-
tes dejan de existir, sentimos horror: nuestra experiencia pierde senti-
do y simplemente no podemos afrontarla. La maquinaria nazi de ma-
tar violó todos los límites del mal y consiguió que la gente estuviese
dispuesta a ser perversa con el prójimo. Como resultado, nunca he-
mos sido realmente capaces de comprender la magnitud del Holo-
causto o de aceptarlo. Queda fuera del contexto de las expectativas o
los valores humanos. Lo mismo sucede con la posibilidad uiuy _real_
de que toda vida deje de existir en un futuro previsible.
La mayoría de nosotros no pensamos mucho en estas cuestiones
porque no lo soportamos, pero la amenaza de extinción global afecta
nuestro modo de pensar y de comportarnos devolviéndonos a preo-
cupaciones más inmediatas: «Vive hoy, acaso no haya un mañana.»
Buscamos el placer y la satisfacción personales como si fuese la últi-
ma oportunidad, y así explotamos despiadadamente a nuestros seme-
jantes y al planeta para asegurarnos las comodidades de hoy, la ga-
nancia de hoy. Todo nuestro marco temporal se encoge, y lo mismo le
pasa al contexto de los significados y los valores con que vivimos.
40 ¿QUÉ ES IES?

cuerpo como un mecanismo, como una máquina de genes bien acei-


tada; la enfermedad es algo que debe ser erradicado o «curado»; la
vejez y la muerte son «fallos» o «enemigos» del sistema.
Sin embargo, algunos médicos y profesionales sanitarios empie-
zan a considerar la enfermedad de forma diferente. La ven como una
llamada de socorro del cuerpo para que se preste atención a algo en
nuestras vidas que si no se atiende nos producirá un daño irreparable
o duradero físico o emocional, o una aflicción espiritual incluso mor-
tal. Puede ser que los causantes del problema sean nuestras actitudes
o estilos de vida y no algún desequilibrio químico. En palabras de los
médicos, pacientes, científicos y políticos que asistieron en junio de
1999 a una reunión internacional en Gran Bretaña para debatir estas
ideas, gran parte del sufrimiento, incluso de condiciones físicas eró-
nicas, consiste en «enfermedades de significado».1 El cáncer, las en-
fermedades coronarias, el Alzheimer y otras demencias que pueden
estar precedidas por la depresión, la fatiga, el alcoholismo o el abuso
de drogas son prueba fehaciente de la crisis de falta de sentido que ha
llegado a las mismísimas células de nuestro cuerpo. En último térmi-
no, también la muerte es vivida con dolor y terror porque no tenemos
un contexto que tenga sentido donde colocar el fin natural de esta
vida, y así no hay modo de morir con paz, gracia o bendición.
Los conferenciantes argumentaron que el sistema médico y cien-
tífico aumenta la proliferación de enfermedades de significado al ig-
norar los orígenes complejos de esos males. En cambio, se atan a «la
medicalización de la enfermedad (encontrar el gen “correcto”, dise-
ñar la droga “correcta” para bloquear o eliminar la anomalía mientras
hacen caso omiso de que muchas patologías no son básicamente fisi-
cas, sino más bien espirituales o psicofísicas». En su poema «Curar»,
D. H. Lawrencé escribió:2

No soy un mecanismo, una suma de varias secciones


y no se debe a que el mecanismo no funcione bien el hecho de que es-
toy enfermo.
estoy enfermo debido a heridas en el alma, en el profundo ego emo-
cional,
y las heridas del alma tardan en curar mucho, muchísimo tiempo, sólo
el tiempo puede ayudar
y la paciencia y un cierto arrepentimiento difícil
y prolongado, un difícil arrepentimiento, el darse cuenta del error de
la vida, y liberarse
LA CRISIS DEL SENTIDO 43

no, ya sea en el comercio, las artes o la religión, forma parte del gran-
dioso tejido del universo. Y los humanistas asiáticos no son arrogan-
tes. Su visión del ser verdadero y su origen en el terreno más profun-
do del ser les llena de una sensación de humildad y gratitud. Son
conscientes constantemente de la fuente de donde emergen el ser, el
sentido de todo y los valores. En el lenguaje de este libro, yo diría que
el humanismo occidental heredado de la Ilustración es espiritual-
mente idiota y que el asiático es espiritualmente inteligente.

EL CONCEPTO DEL LIDER SERVIDOR


Pese a nuestras riquezas materiales y a los conocimientos tecno-
lógicos, nuestras vidas carecen de algo fundamental. Para algunos
puede tratarse de la capacidad de convertir un trabajo en una voca-
ción, pero este sentido de vocación no existe en la actual estructura
de valores de la comunidad empresarial. La mayoría de nosotros no la
encontramos ni siquiera en la estructura de valores de cualquier pro-
fesión ni en el ancho mundo profesional. De modo que nos tenemos
que inventar o descubrir algo que hoy día está más allá de lo que nos
proporciona nuestra cultura porque en ella no existe. Tenemos que
asumir la responsabilidad para darle sentido a las cosas, para crear
nuevos accesos a ese sentido y usarlo de modo inteligente. Por lo ge-
neral, tenemos que hacerlo transformando nuestra situación o ha-
ciendo el mejor uso de ella.
En los negocios y en la mayoría de las actividades humanas, el
concepto de líder servidor aúna servicio y significado. La primera no-
ción de esto apareció publicada por el americano Robert Greenleaf en
los años ochenta. Los pensadores norteamericanos lo describen como
un líder con conocimiento de los valores profundos a los que sirve
conscientemente desde su puesto de mando. Pero en el mundo ame-
ricano de los negocios, los valores profundos están relacionados con
asuntos como excelencia, satisfacer el potencial propio y permitir ha-
cerlo a los demás, éxito, calidad de productos y servicios y afán de
crecimiento imparable. En contraste, acorde con el espíritu del hu-
manismo oriental, los valores tradicionales de Oriente se centran en
asuntos como compasión, humildad, gratitud, servicio a la propia fa-
milia y al hecho de ser uno mismo.
En un sentido oriental, y en el sentido que uso esta palabra, un lí-
der servidor sirve a la fuente esencial del sentido y los valores. Se pone
•I.’ ¿QUÉ ES IES?

LA POBREZA
DEL HUMANISMO OCCIDENTAL
Otra razón de que nos echásemos en busca del placer y la satis-
facción inmediatos es que hemos perdido la capacidad de imaginar
algo más. En los últimos doscientos o trescientos años, hemos limita-
do nuestros horizontes a lo meramente humano y caído cada vez más
en el egocentrismo que nos separa de un significado más profundo y
de una perspectiva más amplia. Los grandes pensadores ilustrados
del siglo xviu afirmaban que el hombre era la medida de todas las co-
sas. En sí misma, esta idea no es ajena a la noción bíblica de que Dios
creó todas las cosas para nuestro beneficio. El egocentrismo humano
es una característica fundamental de la tradición occidental, pero el
pensamiento de la Ilustración nos metió en un humanismo más estre-
cho porque su propio concepto de lo humano era más limitado.
Partiendo de la filosofía de Aristóteles, los pensadores ilustrados
definen al hombre como un animal racional. Las raíces de lo verdade-
ramente humano están en la razón (en términos modernos, en núes-
tro CI) y en los productos de la razón: la ciencia, la tecnología, la lógi-
ca, lo. pragmático. Los filósofos sociales y políticos siguieron esa
corriente subrayando la importancia de los derechos del hombre por
encima de servicios o deberes. El humanismo occidental, alienado de
la naturaleza por la gran divulgación de las ideas de Newton y de ha-
bitar las grandes ciudades, alienado de la magia y el misterio por me-
dio del pensamiento científico reduccionista, animado por Freud y
sus seguidores a ver el ego y su insignificante soberbia como el verda-
dero ser, se ha convertido en una mezcla de prepotencia y desespe-
ración. Somos los mejores, estamos en la copa del árbol de la evolu-
ción. Pero ¿y qué más da?
En Oriente, el humanismo es la base de la verdadera espirituali-
dad. Los budistas e hindúes critican las religiones occidentales por
ser insuficientemente humanistas, por poner a Dios por encima del
hombre. Cuando intento argumentar que el humanismo está en la
raíz de nuestro problema, los asiáticos sacuden las cabezas sin creer-
me. La base de este malentendido es que el suyo es un humanismo
superior, un «egoísmo» superior basado en mucho más que poder y
racionalidad. En un sentido tradicional oriental, un humanista tiene
un sentido profundo de la interconexión entre la vida y todo lo que
es, un profundo sentido de compromiso y responsabilidad con todo
el mundo y todas las cosas. Es consciente de que todo empeño huma-
LA CRISIS DEL SENTIDO 45

A medida que cantaba, el teatro recobró los ánimos. La voz pare-


cía no salirle de la garganta, sino de alguna parte del pasado remoto
de Georgia. Ciertamente de algún lado del subconsciente colectivo
vinculándolo con el sufrimiento y la tragedia del presente georgiano.
Fue un cauce que insufló energía y esperanza a la orquesta y el públi-
co. En suma, su voz estaba llena de vida. Era el alma en acción cum-
pliendo con su papel de transmisor de los significados profundos
para colocar el presente en un contexto más amplio y más rico: una
poderosa inyecciónie inteligencia espiritual.
La actuación del tenor georgiano simbolizó para mí lo que todos
debemos hacer para elevar el nivel del sentido y el valor. Cada uno
debe cantar su canción. Por medio de nuestros recursos más profun-
dos y nuestra inteligencia espiritual, todos debemos acceder al nivel
más profundo de nuestro ser verdadero y sacar de esa fuente la «mú-
sica» única que cada ser humano puede aportar.
Utilizar la IES no será nada fácil. Hemos olvidado muchas capaci-
dades que dan sentido a las cosas. Nuestra cultura es espiritualmente
pobre en el sentido literal: no tenemos un lenguaje adecuado para
expresar la riqueza del alma humana. Palabras como «amor», «ale-
gría», «compasión» o «gracia» aluden a mucho más de lo que pode-
mos expresar. Usar nuestra IES significa transformar nuestra concien-
cia, descubrir capas más profundas de nosotros mismos. Nos obliga a
encontrar una base en nuestro propio ego desde la cual recuperar un
sentido que nos trasciende. No será tarea fácil para la gente acostum-
brada a seguir paso a paso, mecánicamente, recetas de perfecciona-
miento.

LA HORA DE LOS INTERROGANTES


Espero haber sentado las bases de lo que es la inteligencia espiri-
tual y por qué hoy la necesitamos más que nunca. Vivimos una época
científica y si queremos tomarnos en serio la IES debemos preguntar-
nos cuál es su presencia en nosotros y cómo funciona en el cerebro
humano. ¿Qué hay en nuestro cerebro que nos brinda una inteligen-
cia centrada en el sentido? ¿Qué papel ha tenido en la evolución hu-
mana? ¿Y cómo y por qué nuestros cerebros tienen la capacidad de
funcionar fuera de sus límites y superarlos? ¿Cómo volvemos a con-
textualizar y enmarcar nuestras experiencias? ¿Qué hay en la natura-
leza del cerebro que pueda dar a nuestras mentes acceso a la inteli-
44 ¿QUÉ ES IES?

en sintonía con las fuerzas vitales básicas del universo y, al servirlas,


naturalmente sirve a sus colegas, su empresa, la sociedad en general.
Las grandes figuras del siglo xx que son o fueron líderes servidores en
este sentido incluyen al Mahatma Ghandi, la madre Teresa y Nelson
Mándela. Todos ellos han sido grandes líderes espirituales así como
servidores de sus sociedades. Todos ellos «elevaron el nivel» del juego
del sentido, la moral y el servicio. El Dalai Lama es otro ejemplo de un
liderazgo semejante, y por esa razón inspira no sólo a los tibetanos y
los budistas sino también a amplios sectores de la humanidad.

ENTONANDO NUESTRA CANCION

Hace unos años yo participaba en una reunión de la UNESCO en


Tbilisi, la capital de la conflictiva república de Georgia que formó
parte de la Unión Soviética. La reunión tenía lugar en un moderno
hotel de estilo occidental que contrastaba marcadamente con la des-
trucción, el hambre y la desesperación que reinaban en las calles.
Una noche nos llevaron a un teatro. Los georgianos querían mos-
tramos su rica cultura, los restos de un pasado soberbio y pujante.
Había manchas y grietas en el techo. Las paredes estaban llenas
de agujeros donde el yeso había saltado por las bombas y los morte-
ros. El único indicio de las obras de arte que otrora habían decorado
esas paredes eran borrosas manchas en la pintura agrietada. La luz
eléctrica era pobre porque los generadores averiados sólo podían dar
un poco de luz. No había aire acondicionado y la temperatura era bo-
chornosa.
Cuando apareció la orquesta, los músicos con las camisas blancas
desplanchadas y los trajes desaliñados, la música sonó claudicante y
sin espíritu. No podían elevar su actuación por encima de la depre-
sión general de la ciudad. El público se aburría y unos cuantos, yo in-
cluida, nos dormimos. La tortura de estar allí sentados nos pareció
interminable. Luego, de repente, se produjo un cambio de ambiente.
En medio del escenario apareció un cantante elegantemente ves-
tido de gala; era Zurab Sotikilaba, un georgiano famoso y actualmen-
te tenor de la famosa Ópera Bolshoi de Moscú. Actuaba de artista in-
vitado en su ciudad natal para honrar a los huéspedes de la UNESCO.
Aspiró hondo y se lanzó a un torrente de melodiosos sonidos, empe-
zando con arias de Verdi y terminando con canciones tradicionales de
Georgia.
•lo ¿QUÉ ES IES?

gencia o conciencia desde más allá del cerebro individual y sus es-
tructuras neurales? ¿Qué puede significar, en términos neurológicos
y físicos, que nuestro ser centrado en el ego pueda acceder a un nivel
más profundo de conocimiento? ¿Por qué, en suma, estamos bioló-
gicamente equipados por nuestros cerebros para ser criaturas espiri-
tuales? En los capítulos 3, 4 y 5 me ocuparé de estas cuestiones ofre-
ciendo todo lo que la investigación científica ha puesto a nuestra
disposición.
3

TRES CLASES
DE PENSAMIENTO,
TRES CLASES IDE INTELIGENCIA1

La inteligencia humana tiene su raíz en el código genético y en


toda la evolución de la vida en este planeta. Está influenciada por
nuestra experiencia cotidiana, nuestra salud física y mental, la dieta,
el ejercicio que practicamos, las relaciones que tenemos y por otros
muchos factores. Pero desde el punto de vista neurológico, todo lo re-
lacionado con la inteligencia está encauzado o controlado por el cere-
bro y sus extensiones neurales. Un tipo de organización neural nos
capacita para el pensamiento racional, lógico y normativo, es decir,
nos proporciona el CI. Otro tipo nos permite ejercer nuestro pensa-
miento emocional, asociativo y reconocedor de pautas, es decir, nos
brinda la IE. El tercero hace posible el pensamiento creativo, perspi-
caz, creador y quebrantador de normas, es decir, nos da la IES. Com-
prender en serio el Cl, la IE y la IES se basa en comprender los dife‫־‬
rentes sistemas de pensamiento del cerebro y su organización neural.
El cerebro es el órgano más complejo del cuerpo. Produce el mis-
terio de la mente consciente, la conciencia de nosotros mismos y del
mundo y nuestra capacidad de optar libremente ante la realidad. Ge-
ñera y estructura los pensamientos, capacita para tener emociones y
organiza la vida espiritual, es decir, nuestro sentido de lo importante
y de los valores, ofreciéndonos un contexto dentro del cual darle sen-
tido a nuestra experiencia. El cerebro nos da el tacto, la vista, el olfato
y el lenguaje. Es el almacén de nuestra memoria. Controla los latidos
del corazón, la intensidad de sudor, el ritmo de la respiración e innu-
merables otras funciones corporales. Sus fibras neurales llegan a to-
das las partes del cuerpo. Es el puente entre nuestra vida interior y el
mundo exterior. El cerebro puede hacer todas estas cosas porque es
complejo, flexible, adaptable y autorregulable.
TRES CLASES DE PENSAMIENTO. 51

de postulados y valores básicos, cosas que podríamos dar por sen-


tado.
Pero nuestra cultura no es estable. Existen cambios demasiado
rápidos, hay demasiadas ambigüedades e incertidumbres como para
depender toda la vida de diagramas integrados y establecidos en
nuestros primeros dieciocho años. Tenemos que usar ese tercer tipo
de pensamiento que implica el poder de crear y destruir normas de
modo de ir renovando constantemente el cerebro a medida que avan-
zamos (en este capítulo se explicará el mecanismo para hacerlo). Pero
el uso de esas estructuras cerebrales que nos proporciona la IES im-
plica un gran consumo de energía.

BREVE HISTORIA DEL CEREBRO


Por naturaleza, el cerebro es bastante conservador. Dentro de sus
complejas estructuras, acarrea toda la larga historia de la evolución
de la vida en este planeta. Su arquitectura es como las callejuelas re-
torcidas y los viejos edificios de una ciudad milenaria: estrato sobre
estrato de historia arqueológica apilados uno sobre otros y todos to-
davía vivos de algún modo.

Anatomía externa del cerebro


50 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

LA INFINITA CAPACIDAD
DIE CRECIM IENTO DEL CEREBRO
Los científicos pensaban que el cerebro era un «circuito integra-
do». Nacemos, decía la teoría, con cierta cantidad de neuronas co-
nectadas de modos especiales, y a medida que envejecemos esa red se
deshace lentamente. Se creía que la gente alcanzaba la plenitud a los
dieciocho años y que a partir de entonces Tenía lugar un lento pero
constante deterioro. En la actualidad, los neurocientíficos saben algo
más que eso. Es verdad que nacemos con una cantidad determinada
de neuronas y que perdemos muchas a medida que vivimos. Un jubi-
lado tiene menos neuronas que un bebé. Pero a lo largo de la vida nos
crecen conexiones neurales, o al menos tenemos la capacidad de que
eso nos suceda.2Por el contrario, los sistemas neurales de poco uso se
encogen, desaparecen o son aplicados a otros fines.
Y lo que nos da inteligencia son estas conexiones neurales. El
bebé humano nace con los atributos básicos para mantener la vida, es
decir, conexiones neurales que regulan la respiración, los latidos del
corazón, la temperatura corporal y todo lo demás. Pero los bebés no
pueden ver rostros ni objetos, crear conceptos ni emitir sonidos inte-
ligibles. Estas capacidades se desarrollan con el tiempo: a través de la
experiencia de la realidad, el cerebro crea nuevas conexiones neura-
les. Cuanto más rica y variada la experiencia, más grande y más com-
piejo es el laberinto de conexiones neurales resultante. Por esa razón,
podemos potenciar la inteligencia de los bebés, e incluso su coordi-
nación física, ofreciéndoles estímulos: objetos de intensos colores, di-
ferentes sonidos y voces, toda una gama de olores y gustos, caricias y
calidez emocional. A medida que crecen, nuevas conexiones neurales
brindan a nuestros hijos el lenguaje y la formación de conceptos; es-
tas conexiones almacenan los hechos y las experiencias de la memo-
ría, posibilitando la escritura, la lectura y el conocimiento abstracto.
No hay un límite definible a la cantidad ni a la complejidad de cone-
xiones que puede desarrollar el cerebro de un niño.
En una cultura sumamente compleja como la nuestra, si fuera es-
table, la mayoría de nosotros podría haber hecho crecer suficientes
conexiones neurales para el resto de la vida a la edad de dieciocho
años. Podríamos haber alcanzado una imagen general del mundo y
sus usos, haber adquirido hábitos mentales y emocionales, pautas
de respuesta a los demás y a distintas situaciones. En suma, podría-
mos haber «integrado» toda una serie subconsciente y subyacente
TRES CLASES DE PENSAMIENTO... 53

Mucha gente habla de «sentir una situación» como si se tratase de


algo táctil.
Echemos una mirada al cableado neural que apuntala los tres ti-
pos básicos de inteligencia. Empecemos por la propia neurona, el
bloque fundamental de todos los procesos neurales.

LA NEURONA
El cerebro humano contiene entre diez mil millones y cien mil
millones de células neurales o neuronas. Hay unas cien clases distin-
tas y la mitad está en la parte más evolucionada del cerebro, la corte-
za. Una neurona típica tiene forma de árbol con raíces (dendritas), un
cuerpo celular (soma) y ramas (axones terminales). Cada neurona re-
cibe estímulos sensoriales en sus dendritas que las pueden estimular
o inhibir. Estos estímulos viajan hacia el cuerpo celular perdiendo in-
tensidad a medida que avanzan. Si suficiente estímulo llega al cuerpo
celular, provoca una acción a lo largo del axón. Este potencial de ac-
ción viaja como una mecha encendida hasta las terminales del axón.
Estas terminales a su vez forman sinapsis (empalmes) en las dendritas
de las neuronas vecinas.
Una neurona cortical piramidal tiene entre mil y diez mil sinapsis
que se comunican directamente con otras muchas neuronas, la ma-
yoría próximas a la corteza. Gran parte de las sinapsis funcionan por
señales químicas. La terminal de axón de una neurona segrega una
cantidad diminuta de una materia química eonocida como neuro-
transmisor, que a su vez excita o inhibe a la dendrita que contacta. Se
sabe que más de una docena de neurotransmisores semejantes son
usados por diferentes sistemas cerebrales que afectan nuestras capa-
cidades o estados mentales y emocionales.
La noradrenalina, por ejemplo, estimula todo el cerebro. Una
cantidad insuficiente puede contribuir a la depresión; una excesiva
puede dar lugar a manías. La acetilcolina despierta la capa exterior de
la corteza y permite las coherentes oscilaciones neurales responsables
de la conciencia; la falta de acetilcolina perturba estas oscilaciones y
está implicada en el origen del mal de Alzheimer. La serotonina esti-
muía sistemas específicos del cerebro, su carencia da como resultado
la depresión. El famoso antidepresivo Prozac actúa para subir los ni-
veles de serotonina. Si los niveles de serotonina y acetilcolina son ba-
jos, los síntomas del Alzheimer son mucho peores. Un cuarto neuro-
52 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

En la capa más simple de nuestra organización corporal —la


parte que corresponde al nivel arqueológico más bajo de la ciudad
antigua— , encontramos estructuras similares a las de animales unice-
lulares como la ameba. Carecen de sistema nervioso, toda la coordi-
nación sensorial y los reflejos motores de esos animales existen en el
interior de una sola célula. Nuestros propios glóbulos blancos de la
sangre, mientras hurgan en busca de desechos y fagocitan bacterias,
se comportan como las amebas en un estanque. Animales multicelu-
lares pero simples como las medusas todavía no tienen un sistema
nervioso central, pero sí poseen una red de fibras nerviosas que per-
miten la comunicación entre células de modo que el animal pueda
reaccionar de una forma coordinada. En nuestros cuerpos, las células
nerviosas en las entrañas forman una red similar que coordina la pe-
rístole o las contracciones musculares que empujan los alimentos. La
mayoría de los animales evolucionados desarrollan sistemas nervio-
sos centrales crecientemente complejos.
Con la evolución de los mamíferos, apareció la parte anterior
del encéfalo; primero, la parte primitiva de los mamíferos inferiores
gobernada principalmente por el instinto y la emoción, y luego los
hemisferios cerebrales con toda su sofisticada capacidad de computa-
ción, o sea, las «pequeñas células grises» que la mayoría identifica-
mos con el cerebro humano. Los lóbulos prefrontales de la corteza
son los últimos en evolucionar y resultan esenciales para las capaci-
dades racionales. Sin embargo, la borrachera, el uso de tranquilizan-
tes, las emociones violentas o las lesiones en el encéfalo dan como re-
sultado regresiones a tipos primitivos, más espontáneos y menos
calculadores, de comportamiento de la clase que se encuentra en ani-
males inferiores. De modo que pese a la creciente centralización y
complejidad del sistema nervioso, incluso en los seres humanos si-
guen vivas las redes nerviosas más primitivas tanto dentro del cerebro
expandido como en el resto del cuerpo.
Por tanto, nuestro modelo occidental de pensamiento es inade-
cuado. Pensar no es el único proceso cerebral, todo no se reduce a
una mera cuestión de CI. No sólo pensamos con la cabeza sino tam-
bién con emociones y con todo el cuerpo (1E), así como con nuestro
espíritu, nuestras visiones, esperanzas y percepción de significados y
valores (IES). Pensamos con todas las complejas redes nerviosas en-
tremezcladas en nuestro organismo. Ellas forman parte de nuestra in-
teligencia. El lenguaje cotidiano lo reconoce cuando decimos cosas
como «Este piensa con el estómago» o «Ella piensa con el corazón».
TRES CLASES DE PENSAMIENTO. 55

EL PENSAMIENTO SERIAL - EL COCIENTE


DE INTELIGENCIA DEL CEREBRO
El modelo simplista que ve al pensamiento como algo lineal, lógi-
co e imparcial no erra, pero sólo es una parte del todo. Proviene de la
lógica y la aritmética aristotélica y formal: «Si x, luego y» o «2 + 2 =
4». Los seres humanos hacemos muy bien esta clase de pensamiento
y superamos a los demás animales. Los ordenadores son incluso me-
jores. El cerebro lo hace gracias a un tipo específico de cableado neu-
ral conocido como tractos neurales.
Se parecen a una serie de cables telefónicos. El axón de una neu-
roña o grupo de neuronas estimula las dendritas de la neurona o
grupo siguiente de neuronas. Y una señal electroquímica pasa a lo
largo de la cadena de neuronas conectadas que se emplea en cual-
quier pensamiento o serie de pensamientos. Cada neurona de la serie
se enciende o apaga, y si se daña o se apaga cualquier parte de la ca-
dena el conjunto deja de funcionar, igual que una cadena de luces de
un árbol de Navidad cableado serialmente.
Los tractos neurales aprenden según un programa fijo cuyas re-
glas siguen la lógica formal. Por tanto, el aprendizaje es paso a paso y
según normas. Cuando enseñamos a los niños a memorizar las tablas
aritméticas, les entrenamos a conectar el cerebro para un procesa-
miento serial. Produce la clase de pensamiento útil para resolver pro-
blemas racionales o lograr metas objetivas. Está orientado al logro
mecánico, a saber cómo se hace algo, a conocer las reglas de la gramá-
tica o de un juego. Es racional y lógico: «Si hago esto, la consecuencia
será aquello.» La capacidad de pensamiento lineal es el tipo de capa-
cidad mental que se mide en los tests habituales de CI.3
Los tractos y circuitos neurales necesarios para el pensamiento
serial se encuentran en todas partes del cuerpo y en los animales infe-
riores. El programa fijo y simple de computación lineal del cerebro y
de la médula espinal es responsable del reñejo que se produce en la
rodilla cuando se la golpea, de la regulación de la temperatura corpo-
ral y de la presión sanguínea y otras similares funciones simples. A
este nivel, el cableado neural en serie funciona como el termostato de
un sistema central de calefacción. Los reflejos condicionados son casi
tan sencillos.
El pensamiento o procesamiento serial requiere un cableado pre-
ciso de punto a punto. Elay tractos neurales que enlazan cada punto
de la retina del ojo a un punto asociado del tálamo y luego punto a
54 LAS PRUEBAS CIENTIFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

D E N D R IT A

CUERPO C ELU LA R

AXÓN

Una neurona

transmisor muy activo, la dopamina, también estimula sistemas cere-


brales específicos; en la depresión a menudo hay muy poca dopami-
na en algunas zonas, y en la esquizofrenia, demasiada en otras. Casi
todas las drogas que afectan las funciones mentales — tranquilizan-‫יי‬
tes, estimulantes, opiatos, antidepresivos, etc.— , lo hacen actuando
sobre uno o más neurotransmisores.
Las neuronas funcionan como artilugios para señales, como los
componentes electrónicos en una red telefónica o informática. Los
potenciales de acción median en esta función, pero las mismas den-
dritas funcionan de manera más sutil. La mayoría de las dendritas,
cuando están estimuladas, no producen potenciales de acción. En
cambio, afectan a partes vecinas de la misma neurona, o de neuronas
adyacentes, por medio de campos eléctricos; y entonces vuelven a la
normalidad. Los sistemas de interacción entre neuronas pueden pro-
ducir campos eléctricos oscilatorios en las dendritas.
TRES CLASES DE PENSAMIENTO. 57

B A ST O N C IL L O S
Y CONOS

C A PA S D E
C É L U L A S N ER V IO SA S
La transmisión
es básicamente
hacia abajo y no
de lado

:] N E R V IO Ó PTIC O T Á LA M O

LU Z C O R T E Z A Ó P T IC A P R IM A R IA

Tractos neurales en la retina y en el nervio óptico.


La retina está conectada de forma serial, como los cables
telefónicos. El mismo tipo de cableado continúa
en el tálamo y en la corteza
óptica primaria
LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE A IES

punto hasta la corteza visual primaria y así sucesivamente por la ca-


dena de procesamiento visual. Otros sentidos como el olfato, el oído
y el tacto usan otros tractos neurales.
Este procesamiento serial también explica gran parte del com-
portamiento instintivo de los animales inferiores. Cabe pensar en un
instinto como si fuese un programa fijo. Por ejemplo, el instinto de
pertenencia de un pato y otras aves por el cual la cría recién salida del
cascarón identifica como su madre al primer objeto o persona que
encuentra y sigue luego fiel a esa identificación. Algunos seres huma-
nos racionales en exceso (y muchos burócratas) pueden quedarse en-
ganchados en un modo programado de pensar siempre de la misma
manera y les resulta difícil cambiar las normas o aprender nuevas.
El pensamiento serial es muy parecido al procesamiento serial
llevado a cabo por muchos ordenadores. Ciertamente, debido a esta
similitud, la ciencia cognitiva tiende a poner el carro antes que los
bueyes al explicar el pensamiento humano en términos de procesa-
miento informático.4 En un ordenador serial, la información está re-
presentada como una matriz de bits —por ejemplo, puntos en una
cinta magnética o impulsos eléctricos— que representan la informa-
ción..Esta es manipulada según ciertas normas (el programa), pero
los ordenadores no pueden pensar por sí mismos. No se pueden pre-
guntar si están siguiendo un buen programa o si hay alguno mejor. Y
no pueden manipular ni responder a ninguna información que no
esté en el programa. No pueden aprender creativamente. Para el pen-
samiento humano es menester un modelo más amplio que incluye la
posibilidad de la conciencia. Lo discutiremos más adelante cuando
veamos cómo los diferentes sistemas neurales colaboran entre sí en el
cerebro humano.
En nuestra cultura, gran parte del pensamiento práctico de cada
día es serial o de CI. La aritmética mental es un buen ejemplo. La fase
de análisis de cualquier proyecto implica separar el problema o la si-
tuación en sus partes lógicas más simples y luego predecir las relacio-
nes causales que puedan surgir. Toda planificación estratégica supone
un plan y una lógica paso a paso para probarla. En el mundo de los
negocios, la «dirección por objetivos» presupone que es mejor tener
objetivos claros y luego crear una serie lógica de acciones para lograr-
los. Los ordenadores seriales que juegan al ajedrez lo hacen analizan-
do todos los posibles resultados de cada posición y luego calculando
paso a paso el mejor movimiento.
La ventaja del pensamiento lineal y de la inteligencia CI es que se
TRES CLASES DE PENSAMIENTO... 59

En su manifestación más simple, el pensamiento asociativo se ac-


tualiza por medio de reflejos condicionados como en los experimen-
tos del ruso Pavlov con su célebre perro. Los animales aprendieron a
segregar saliva al oír el sonido de una campanilla tras repetidas pre-
sentaciones de comida simultáneas a ese sonido.

Una red neural muestra de forma simplificada las células


piramidales en la corteza

Las redes neurales permiten que se aprendan pautas asociativas


mucho más complejas. La entrada o input de aprendizaje tiene lugar
por medio de algunos elementos en la red neural; la salida u output de
comportamiento por medio de otros, y aún hay otros elementos que
median entre estas dos alternativas. Un solo elemento en una red se
activa si un gran número de ínputs «se disparan» al mismo tiempo. La
experiencia modifica la fuerza de las interconexiones entre los ele-
tnentos permitiendo que el sistema aprenda, como ya veremos.
Las redes neurales en el cerebro están conectadas a otras redes en
el mismo cerebro y en el cuerpo. Las situadas en el tallo del cerebro,
‫׳‬58 LAS PRUEBAS CIENTIFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

trata de algo preciso, riguroso y eficaz, pero al igual que el pensa-


miento que apuntala la ciencia newtoniana también es lineal y deter-
minista: B siempre sigue a A del mismo modo. Esta clase de pensa-
miento no tolera los matices ni la ambigüedad. Es estrictamente una
cosa u otra, sí o no. Este proceso de pensamiento serial, fantástica-
mente eficaz dadas ciertas normas, se va al garete si alguien cambia
las reglas de juego. Es como pedirle a un ordenador que haga algo no
previsto en su programa.
Como dice el filósofo norteamericano James Carse, el pensa-
miento lineal es un «juego finito», funciona dentro de ciertos lí-
mites.5 No sirve para nada cuando debemos otear el horizonte en
busca de nuevas posibilidades o lidiar con lo inesperado. Por tanto,
ahora pasemos a ver el primero de los otros dos sistemas neurales que
trabajan en tándem con el procesamiento serial y enriquecen sus po-
sibilidades considerablemente.

EL PENSAMIENTO ASOCIATIVO.
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
DEL CEREBRO

Esta clase de pensamiento nos ayuda a formar asociaciones entre


cosas como el hambre y los alimentos que la saciarán, entre el hogar y
la comodidad, ladridos de perros y peligro, el color rojo y las emocio-
nes de la excitación o el conflicto; o sea, el vínculo entre una emoción
y otra, entre emociones y sensaciones corporales, entre emociones y el
entorno. También nos permite reconocer pautas como rostros u olores
y aprender habilidades físicas como andar en bicicleta o conducir un
coche. Es un «pensamiento» con el corazón y el cuerpo. La IE, si bien
normalmente considerada «inteligencia emocional», también forma
parte de la inteligencia corporal. Es la que utiliza con gran eficacia un
atleta bien dotado o un pianista que ha practicado toda la vida.
Las estructuras cerebrales con que llevamos a cabo nuestro pen-
samiento asociativo se conocen como redes neurales. Cada una de
ellas contiene paquetes de hasta cien mil neuronas y cada neurona en
un paquete puede estar conectada a otras mil. A diferencia del preci-
so cableado de los tractos neurales, en las redes neurales cada neuro-
na actúa sobre muchas otras y recibe la actuación de las demás simul-
táneamente.
TRES CLASES DE PENSAMIENTO. 61

ta estudiando un manual. Las redes neurales no están conectadas con


la facultad para el lenguaje ni con la capacidad para formular concep-
tos. Simplemente están inmersas en la experiencia. Sentimos nuestras
habilidades, pero no pensamos ni hablamos de ellas. Las desarrolla-
mos porque nos brindan una sensación de bienestar o de recompensa
o porque nos ayudan a evitar el dolor.
Las redes asociativas del cerebro cubren algo más que eso que
identificamos simplemente como emociones, pero nuestra vida emo-
cional encaja en sus pautas asociativas y todo se basa en gran parte en
estas redes neurales. El sistema límbico, centro primordial del control
emocional en el cerebro, tiene tanto tractos neurales como redes aso-
ciativas. Algunas emociones, como el miedo a las serpientes, son in-
natas y probablemente se basan en el cableado lineal dentro del siste-
ma límbico. Pero la mayoría de las emociones es fruto de un proceso
de ensayo y error, una lenta construcción asociativa de reacción a
ciertos estímulos. Y son muy propensas al hábito. Una vez he apren-
dido a enfurecerme ante determinados estímulos, me resultará difícil
reaccionar de otra manera la próxima vez. La mayoría de las psicote-
rapias tiene por objetivo que la persona rompa hábitos de asociacio-
nes emocionales antiguas e inapropiadas.
Como muchos otros aspectos de la inteligencia asociativa, las
emociones no son inmediatamente verbalizables. A menudo no es fá-
cil hablar de ellas, al menos con cierta precisión, y naturalmente no
son siempre «racionales» en el sentido de acatar normas o prediccio-
nes. Con frecuencia responden a información incompleta de un
modo impredecible.
Del mismo modo, en el reconocimiento de pautas, toda la infor-
mación de una pauta determinada es libre de interactuar. Algo puede
faltar o ser distinto de la pauta original aprendida, pero lo que sale es
el «mejor encaje» posible. Así, la inteligencia asociativa no sólo pue-
de lidiar con situaciones ambiguas, sino que también «se aproxima» a
ellas. Es más flexible pero menos precisa que el pensamiento serial.7
Las emociones cubren una gama más amplia de experiencias que la
razón, pero a menudo son menos correctas en sus conclusiones.
Un preciso cableado neural situado en una parte del cerebro lia-
mada hipocampo (véase página 96) permite el funcionamiento de la
memoria. Este cableado se deteriora con el paso del tiempo, pero
también tenemos un sistema de memoria más lento y más a largo pía-
zo basado en redes neurales asociativas localizadas por todo el cere-
bro. Este sistema puede aprender gradualmente cosas nuevas como
‫יו‬0 |j \ s l’RUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA II ‫י‬

la parte más antigua del cerebro, se conocen como formación reticu-


lar y procesan la información sensorial que les llega y las órdenes mo-
toras de salida, por ejemplo, caminar o tragar, enviadas desde los ni-
veles altos del cerebro, pero coordinadas en el cerebro inferior o
médula espinal. También son responsables del ciclo de sueño y vigi-
lia. Por ejemplo, una madre puede dormir en medio de un fuerte rui-
do de tráfico, pero despertarse ante un leve murmullo de su bebé. La
formación reticular procesa esta reacción de despertarse. En su forma
más compleja, la formación reticular talámica puede activar sólo una
parte del cerebro por vez y así es como podemos disponer de una aten-
ción selectiva.
A diferencia de los tractos neurales que se deben a reglas o pro-
gramas y por tanto son incapaces de aprender, las redes neurales tie-
nen la capacidad de recablearse a sí mismas en conjunción con la
experiencia. Cada vez que veo un dibujo, crecen las conexiones neu-
rales que reconocen ese dibujo hasta que el reconocimiento es casi
automático. Si el dibujo cambia, mi capacidad de percibirlo también
se alterará lentamente hasta que mi cerebro se haya recableado para
ver el nuevo diseño. Las conexiones en la red de las neuronas pueden
tener una fuerza diferente y cualquier elemento puede tender a acti-
var o inhibir los otros elementos con que está conectado. El aprendi-
zaje altera las energías entre las conexiones: los elementos neurales
que se disparan juntos tienden poco a poco a estar más fuertemente
interconectados.6
Al aprender a conducir un coche, por ejemplo, cada movimiento
de las manos y los pies es pensado atentamente y nuestro control del
vehículo es bastante pobre. A medida que practicamos, la coordina-
ción entre manos, pies y cerebro se integra más en las redes neurales
del cerebro hasta que con el tiempo no es necesario pensar en la con-
ducción a menos que sobrevenga una emergencia.
Todo aprendizaje asociativo se lleva a cabo por ensayo y error.
Cuando una rata aprende a moverse en un laberinto no sigue una
norma sino que practica. Si falla en la prueba, no se activa ninguna
conexión neural; si lo logra, el cerebro refuerza esa conexión. Esta
clase de aprendizaje se basa sobre todo en la experiencia. Cuanto más
practiquemos una habilidad con éxito, más inclinados estaremos a
repetirlo del mismo modo la próxima vez. El aprendizaje asociativo
también es tácito. Aprendo la habilidad, pero no puedo formular nin-
guna regla por la que he aprendido y normalmente ni siquiera puedo
describir cómo lo he conseguido. No aprendemos a andar en bicicle-
TRES CLASES DE PENSAMIENTO... 63

partir de una descripción parcial del rostro o del aspecto de alguien.


La ventaja del pensamiento asociativo estriba en que está en diá-
logo con la experiencia y puede aprender por medio de la experimen-
tación. Puede abrirse paso a través de nuevas experiencias. Asimismo
es la clase de pensamiento que puede manejar los matices y las ambi-
güedades: podemos quitar hasta el 80 por ciento de una pauta deter-
minada y el cerebro aún puede reconocer lo que queda. Un ordena-
dor de red neural puede reconocer una dirección postal escrita en
millones de diferentes muestras de escritura manuscrita. Las desven-
tajas de esta clase de pensamiento son que se aprende con lentitud, es
inexacto y tiende a depender del hábito o la tradición. Podemos rea-
prender una habilidad o una reacción emocional, pero lleva su tiempo
y su esfuerzo. Y debido a que el pensamiento asociativo es tácito, te-
nemos dificultad en compartirlo con los demás. No podemos escribir
una fórmula y decirle a un tercero que prosiga con la tarea. Todos de-
bemos aprender una habilidad a nuestro modo, por nosotros mis-
mos. No hay dos cerebros que posean el mismo conjunto de conexio-
nes neurales.
Del mismo modo, no hay dos personas que tengan la misma vida
emocional. Puedo reconocer tu emoción, puedo identificarme con
ella, pero no puedo tenerla.

LA COOPERACIÓN ENTRE INTELIGENCIA


RACIONAL Y EMOCIONAL
El cerebro humano es mucho más complicado que cualquier or-
denador. Están las diferencias obvias, como que el cerebro está hecho
de carne y sangre mientras los ordenadores de chips de silicio, o que
el cerebro ha evolucionado de manera compleja a lo largo de millones
de años mientras los ordenadores están diseñados por seres humanos
con objetivos específicos. Pero también es el caso que los cerebros
cooperan a través de sistemas pensantes. El cerebro no consiste en
aislados módulos «inteligentes» o en un aislado sistema de procesa-
miento lineal junto a un aislado sistema asociativo. Los dos sistemas
interactúan y se refuerzan brindándonos una clase de inteligencia
tjue ninguno de los dos podría darnos por separado. El CI y la IE se
apoyan entre sí.
En 1993, Seymour y Norwood describieron experimentos reali-
zados con jugadores de ajedrez para determinar qué tipo de pensa-
f>2 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

habilidades corporales o recordar nuevas caras incluso cuando se de-


bilita la memoria para otras cosas. Resulta difícil enseñarle a un anda-
no nuevas habilidades cableadas, pero podemos aprender nuevas ha-
bilidades motoras a cualquier edad aunque sea muy lentamente. La
natación o el aprender la letra de una canción de memoria son dos
buenos ejemplos. Una vez más, muchas de nuestras reacciones emo-
cionales se guardan en el sistema de memoria a largo plazo porque su
base asociativa se ha ido creando con el transcurso del tiempo.
Los dos sistemas de memoria no sólo tienen diferentes cableados
neurales, sino también distinta bioquímica. El mecanismo bioquími-
co de aprendizaje presente en las sinapsis (empalmes nerviosos) de la
memoria asociativa cambia lenta y gradualmente haciéndose más
fuerte por repetición siempre que dos neuronas se disparan juntas.
Por el contrario, el mecanismo bioquímico de aprendizaje en la me-
moria a corto plazo depende de una señal especial.8
Al igual que con la computación serial del cerebro, hay equiva-
lentes informáticos de la computación asociativa o paralela del cere-
bro. Se los conoce como procesadores paralelos que simulan redes
neurales. Al igual que el cableado asociativo en el cerebro, consisten
en grandes cantidades de elementos informáticos complejos e Ínter-
conectados. Como en el cerebro, cada vez que se dispara una cone-
xión entre estos elementos, la conexión se fortalece de modo que el
ordenador «aprende» nuevos comportamientos. Esto nada tiene que
ver con los procesadores lineales que nunca pueden aprender. Sólo se
pueden volver a programar. Lentamente, los ordenadores paralelos
aprenden de su entorno y alteran su propio cableado interno.
Si bien un ordenador lineal deja de funcionar a consecuencia del
fallo de una sola conexión en su cadena de comunicación, un ordena-
dor con programa paralelo es más consistente. Incluso si está ligera-
mente averiado, aún puede realizar una buena actuación porque va-
rias conexiones paralelas se hacen cargo del trabajo de sus vecinas en
mal estado. Ya que en los seres humanos las células cerebrales mué-
ren cada día, es una notable ventaja el que dispongamos de capacida-
des paralelas.
Si bien los procesadores lineales poseen un «lenguaje», un con-
junto de símbolos que manipulan sus cálculos, los procesadores pa-
ralelos son «tontos». Proceden por aprendizaje a base de ensayo y
error. Esos ordenadores actualmente se utilizan para reconocer ma-
nuscritos, leer direcciones postales, discriminar gustos y olores y
«ver» rostros. Se pueden usar para crear una imagen fotográfica a
TRES CLASES DE PENSAMIENTO. 65

mes, muestra señales del mismo en su memoria activa y tiene dificul-


tad en prestar atención, formar conceptos o usarlos de forma flexible.
Si sólo hay una posibilidad presente en la conciencia, nuestra
reacción mental es automática. El sistema de atención se vuelve me-
nos activo y disminuye la conciencia. Del mismo modo, si una simple
actividad manual como conducir un coche se convierte en algo pro-
gramado, ya no necesita que se le dedique una atención consciente.
De allí el natural deseo humano de llevar a cabo nuevas experiencias
y desafios, de algo que requiera nuevas decisiones y, por tanto, más
conciencia.
El sistema de atención aquí descrito es bastante similar al concep-
to del ego de Freud. Posee un alto grado de conciencia comparado con
el transfondo asociativo (el id). Puede lidiar con posibilidades, abs-
tracciones y argumentos racionales, todo ello parte fundamental de la
civilización.
El estudio de pacientes con daños cerebrales del doctor Antonio
Damasio ofrece otra dramática instancia de cooperación entre lo se-
rial y lo asociativo para apuntalar la inteligencia. En un caso famoso
analizado por Damasio en su libro El error de Descartes, también men-
donado por Daniel Goleman en su Inteligencia emocional, un paciente
llamado Elliot sufrió daños en su capacidad racional de pensamiento
debido a una dolencia cerebral en la corteza prefrontal, y ello dio
como resultado una afección emocional.11 El tumor no afectó ninguna
de las áreas responsables de la toma de decisiones racionales ni al Cl,
y él seguía dando resultados excelentes en los tests de CI. Su memoria
estaba bien y todas sus capacidades y conocimientos racionales se-
guían intactos. Pero la dolencia daba como resultado respuestas emo-
dónales nulas que afectaban su capacidad racional de toma de deci-
siones. Se le había roto la coordinación entre CI e 1E y, por tanto,
había perdido su «sentido común».
Tanto el experimento ajedrecístico como las observaciones de
Damasio son buena muestra de la coordinación entre el procesamien-
lo serial y el asociativo, entre CI e IE, que puede explicar modelos for-
males de pensamiento al menos parcialmente. Pero hay otras obvias
capacidades mentales que siguen siendo un misterio. El cerebro
cuenta con otro tipo de inteligencia para el que la ciencia cognitiva
aún no tiene explicación. Miremos ahora los experimentos neurológi-
eos que arrojan alguna luz sobre cómo funciona esa otra inteligencia.
64 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

miento subyacía en sus estrategias.9 A ajedrecistas expertos y otros


aficionados se les mostró brevemente una serie de movimientos, al-
gunos normales y otros casi absurdos. Luego a los dos grupos se les
pidió que los reprodujeran. Los expertos superaron en mucho a los
aficionados en la reproducción de jugadas normales, pero ambos gru-
pos empataron al reproducir las jugadas absurdas. Se comprobó que
en el caso de los expertos la diferencia estaba en el uso del pensa-
miento asociativo combinado con el pensamiento serial cuando re-
producían los movimientos normales, mientras que los aficionados
sólo usaban el pensamiento serial para todo.
Se descubrió que un gran maestro de ajedrez había desarrollado a
lo largo de los años pautas asociativas para unos cincuenta mil tipos
de posiciones. De modo que cuando se enfrentaba con un problema
enjuego real, no calculaba serialmente las consecuencias de cada po-
sible movimiento. Al instante reconocía los movimientos ganadores y
luego dedicaba sus análisis seriales (racionales) sólo a esos movi-
mientos. Un jugador mediocre, en comparación, trata de analizar
todo posible movimiento y así pierde tiempo y energía.
A nivel más general, los psicólogos coinciden en que el cerebro
humano tiene un inmenso conjunto de procesadores asociativos de
gran capacidad junto a un procesador serial de pequeña capacidad
que se ocupa selectivamente de uno u otro de ellos. Una metáfora se-
ría un foco de luz buscando algo concreto en la penumbra.10 Lo que
pasa desapercibido es olvidado en pocos segundos aunque pueda
producir un efecto subliminal (como la publicidad subliminal). Por
ejemplo, la mayoría de la gente puede recordar por unos pocos se-
gundos un número de teléfono de siete dígitos. La memoria dura más
si nos repetimos el número, pero se pierde si nos distraemos. Esta
«memoria activa» de corta duración se apoya en una gran cantidad
de evidencia experimental.
La memoria activa es una característica esencial del pensamiento
humano serial. Nos. proporciona información en cualquier tarea de-
terminada como cocinar, leer o razonar. Si a la mente se le presentan
diversas opciones en un proceso de pensamiento serial, la memoria
activa nos permite retener las alternativas lo suficiente para optar por
una.
Esta clase de memoria, en la que se conservan todas las alternati-
vas con plena conciencia mientras se selecciona una, es una función
de la corteza prefrontal del cerebro. La gente que padece un daño en
esa zona, como es el caso del Alzheimer o algunos traumas o derra-
TRES CLASES DE PENSAMIENTO... 67

bras, es decir, el orden sometido a reglas. Pero sólo los seres humanos
pueden comprender la semántica, o sea, el significado de una serie de
palabras y por ende, tienen la capacidad de decodificar algo como
una metáfora.
Todas estas capacidades humanas tienen en común un sentido de
unidad en la comprensión de una situación o en nuestra reacción
ante ella. La comprensión es esencialmente holística, una capacidad
de captar el contexto general que vincula las distintas partes que lo
componen. Esta comprensión contextual es la que no tienen los es-
quizofrénicos, que no pueden unificar la experiencia y por tanto no
pueden reaccionar apropiadamente ante ella. La denominamos «pen-
samiento unificador». Esta capacidad unificadora forma parte esen-
cial de la conciencia y es clave para comprender las bases neurológi-
cas de la IES.
Muchas neuronas están conectadas entre sí en cadenas y circuitos
seriales, y otras muchas están conectadas íntimamente con hasta diez
mil más en las redes neurales. Pero ningún tipo de conexión neural fí-
sica liga a todas las neuronas entre ellas ni a todas las cadenas o mó-
dulos diferentes de neuronas entre sí. Desde el punto de vista físico,
el cerebro consiste en numerosos «sistemas especializados» indepen-
dientes; unos procesan el color; otros, el sonido; otros, las sensacio-
nes táctiles, etc. Cuando echo una mirada a la habitación en que tra-
bajo, todos estos sistemas especializados son bombardeados por
millones de unidades de información perceptiva: visual, auditiva,
táctil, térmica, etc. Sin embargo, mi cerebro percibe la habitación
como una unidad pues dispongo de un campo perceptivo unificado.
El misterio de cómo es posible esto se conoce en neurología, psicolo-
gía y filosofía como el «problema vinculante». ¿Cómo vincula y reúne
mi cerebro todas estas distintas percepciones?
Además, mientras miro en derredor, puedo distinguir muchos
objetos diferentes: el escritorio, el ordenador, el reproductor de c d ,
cuadros en las paredes, la taza de café a mi lado. No hay una neurona
central de reproductor de c d ni un modelo neural de taza de café que
pueda explicar esta capacidad discriminatoria. Se ha investigado a
fondo el problema y ahora se lo comprende, al menos parcialmente.
Un equipo de investigación encabezado por Wolf Singer y Char-
les Gray en Francfor conectó electrodos en diferentes partes del ce-
icbro de un sujeto. En todo momento, todas las partes del cerebro
emiten señales eléctricas que pueden ser leídas por aparatos de elec-
1roencefalografía y que oscilan a diferentes frecuencias. El equipo
66 LAS PRUEBAS ('IENTIMUAS OI I A EXISTENCIA DE LA IES

EL PENSAMIENTO UN IFICADO S
LA INTELIGENC IA ESPIRITUAL
DEL CFRi URO

Ya hemos visto que los ordenadores pueden simular tanto el pen-


samiento serial como el asociativo. Pueden llevar a cabo algo muy pa-
recido al pensamiento serial de forma más rápida y exacta que un ser
humano. Los que tienen algo similar a las redes neurales pueden du-
plicar algunas de nuestras capacidades asociativas y seguramente es-
tas máquinas mejorarán a medida que avance la tecnología. Pero hay
muchos aspectos de la vida y la inteligencia humana que ningún or-
denador existente puede imitar, crear ni concebir. Son las capacida-
des que denominamos «inteligencia espiritual»; o sea, nuestra inteli-
gencia creadora de significados, contextualizadora y transformadora.
A diferencia de las máquinas, los seres humanos tienen concien-
cia. Somos conscientes de nuestra experiencia y conscientes de que lo
somos. Respondemos a una experiencia con dolor o risas, con pena o
sentido de humor. Nos reímos de los chistes y sentimos dolor de
muelas. Aunque hemos sido «programados» por las reglas aprendí-
das y hemos formado hábitos profundos por las relaciones de toda la
vida, conservamos el libre albedrío. Si estamos dispuestos a poner
energía y voluntad, podemos cambiar esas normas y acabar con los
hábitos. Los ordenadores siempre funcionan dentro de programas,
dentro de límites. Juegan lo que hemos llamado un juego finito. Pero
los seres humanos son jugadores infinitos. Podemos cambiar las re-
glas de juego porque podemos jugar hasta con los límites.
Y podemos hacer todo esto porque poseemos una clase de pensa-
miento que es creativo, perspicaz e intuitivo. Aprendemos el lenguaje
con nuestros sistemas de pensamiento serial y asociativo, pero tam-
bién inventamos el lenguaje con una tercera clase de pensamiento.
Comprendemos situaciones normales o determinadas, pautas de con-
ducta y reglas con nuestras primeras dos clases de pensamiento, pero
creamos nuevas con la tercera.
Y los seres humanos somos criaturas de significado. Cuando se le
da una orden programada, el ordenador no pregunta por qué debe
aceptarla. Simplemente la cumple. Muy a menudo los seres humanos
hacen esas preguntas y funcionan mejor cuando la respuesta es ade-
cuada. Los ordenadores pueden manipular la sintaxis de la lengua,
pueden percibir y disponer el orden gramatical correcto de las pala-
TRES CLASES DE PENSAMIENTO... 69

importancia y el papel de las oscilaciones neurales de 40 Hz en el


pensamiento unitario más allá de las de Singer y Gray (y otros traba-
jos similares) y los estudios de meditación. Pero en los años noventa
empezó a aparecer nueva información en las publicaciones científi-
cas. Se había creado una nueva tecnología llamada magnetoencefalo-
grafía y que permite estudios más sensibles y a mayor escala (por
todo el cerebro) de estas oscilaciones y del cometido que tienen en la
inteligencia humana. Como veremos en el capítulo 2, dedicado por
entero a estas investigaciones, existen pruebas sólidas de que las osci-
laciones neurales sincrónicas en la escala de 40 Hz

□ median el procesamiento de información consciente entre los sis-


temas neural y serial del cerebro permitiendo la clase de coordi-
nación presente en los experimentos con ajedrez, o en el vínculo
1C-1E ilustrado por el trabajo de Damasio,
□ son la base neural más posible para la conciencia y toda la expe-
rienda consciente unificada, incluyendo la percepción de objetos,
de significados y la capacidad de formular y reformular nuestra
experiencia,
□ y son la base neural para esa inteligencia unificadora en alto grado
que denominamos «inteligencia espiritual» o IES.

TRES PROCESOS PSICOLÓGICOS

En la psicología freudiana se describen dos procesos básicos para


cribar e integrar información psicológica:

□ El proceso primario o id es básicamente el subconsciente: el mun-


do de los sueños, las motivaciones subconscientes, los actos fallí-
dos, los recuerdos reprimidos, etc.
□ El proceso secundario es el mundo de la conciencia y el ego, y en
su conjunto es lógico, racional y lineal.
Desde el punto de vista neurológico, podemos ver estos dos pro-
cesos realzados por el pensamiento paralelo o asociativo (proceso
primario) y por el pensamiento serial (proceso secundario).
□ Pero hemos visto que en la estructura cerebral hay un tercer tipo
de pensamiento unificador que parece constituir la base neuroló-
gica de lo que llamaremos «el proceso terciario».
LAS PRUEBAS CIENTIFICAS DELA EXISTENCIA DE. I A l i s

descubrió que cuando se percibe un objeto como una taza de café, las
neuronas de todas las partes cerebrales implicadas en esa percepción
oscilan al unísono con una frecuencia entre 35 Hz y 45 Hz (35-45 ci-
clos por segundo). Las oscilaciones sincrónicas unen las distintas
reacciones perceptivas a la taza (la redondez, el color, la altura, etc.) y
proporcionan la experiencia de un objeto único y sólido.12
Del mismo modo, si se conectan los electrodos a varias zonas de
mi cerebro que perciben el reproductor de c d , estas también oscila-
rán al unísono, pero a una frecuencia ligeramente distinta —aunque
siempre en la escala de 35-45 Hz— de aquellas que perciben la taza
de café. Y así con los demás objetos de la habitación.
La investigación de Singer ha conseguido estudiar las oscilado-
nes neurales para la percepción unitaria de objetos. Los estudios neu-
rológicos de gente en meditación refuerzan y amplían estas ideas
perceptuales. Fisiológicamente hablando, se ha descubierto que prác-
ticas como la meditación budista Vipassana o el raja yoga (por ejem-
pío, en la meditación trascendental) reducen la presión sanguínea y
hacen disminuir el ritmo del metabolismo, demostrándose eficaces
para aliviar tensiones. Pero también se han llevado a cabo estudios
electroencefalográficos (EEG) de las ondas cerebrales13 de los sujetos
(y afortunadamente los meditadores, a diferencia de tazas de café y
reproductores de c d , pueden describir sus experiencias).
En las prácticas orientales, el meditador se sienta erguido en un
lugar apacible al menos veinte minutos. Fija la atención en la respira-
ción, en un sonido (conocido como mantra) o en algo como la llama
de una vela. Debido a la inexistencia de distracciones, la mente se so-
siega y el sujeto se relaja. En esta fase se notan los efectos en la co-
rriente sanguínea y el metabolismo. Asimismo, en los indicadores
EEG se captan ondas alfa coherentes, propias de cuando decrece el
estado de alerta.
En la segunda fase más profunda, el meditador pasa a un estado
de conciencia vacío de contenidos y de cualquier pensamiento espe-
cífico. También puede percibir una visión determinada. Los estudios
de EEG en esta fase de la práctica muestran mayor cantidad de ondas
cerebrales coherentes en varias frecuencias (incluyendo 40 Hz) a lo
largo y ancho de grandes zonas cerebrales. Tal como la describen los
sujetos, la experiencia de los contenidos conscientes que pasan a for-
mar parte de una unidad va acompañada por otra unidad de oscila-
dones neurales.
Hasta hace muy poco no hubo nuevas investigaciones sobre la
TRES CLASES DE PENSAMIENTO. 71

como nuestros sueños son más asociativos y están conectados con la


capa media del ser. Más allá está el sueño profundo, los estados alean-
zados en meditación trascendental o un proceso provocado cuando
necesitamos ser creativos. De esta tercera capa, del hondo centro del
ser (la IES) es de donde salen a la superficie fenómenos integrados
entre sí en un contexto más amplio. Este proceso terciario está asocia-
do con la espiritualidad y con la inteligencia espiritual en su más am-
plia acepción.

MIPERPENSAMIENTQ EL PROCESO
TERCIARIO Y LA IES
A su nivel neurológico más simple, he descrito la IES como la ca-
pacidad de reíormular y recontextualizar la experiencia y, por ende,
una capacidad para transformar nuestra comprensión de la realidad.
Elay una teoría matemática llamada «hiperespacio» que echa alguna
luz en este nivel más básico. El truco es pensar que no hay tres di-
mensiones espaciales ni siquiera cuatro, sino n dimensiones, cada
una de las cuales aumenta la perspectiva de la anterior. En su libro Hi-
perespacio, el físico Michio Kaku usa el ejemplo de una familia de pe-
ces de colores nadando en derredor de una pecera. Desde su perspec-
tiva actual, los peces no tienen la sensación de estar en el interior de
una pecera ni de que está llena de un líquido llamado agua. Es su
mundo, lo dan por sentado.
Pero en el ejemplo de Kaku, uno de los pececillos de repente
pega un gran salto que lo eleva por encima de la superficie del agua.
«¡Ah! —exclama— . Mirad de dónde vengo.» Ve la pecera, los otros
peces y el agua desde esta nueva perspectiva y reconoce que viene de
un mundo de peceras y agua. Y ahora el pez sabe que hay un mundo
mayor fuera de la pecera y otros medios distintos al agua por los que
moverse. Ha recontextualizado su situación original y transformado
su visión de la realidad.
Por medio de pequeñas experiencias perceptuales como esta, la
1ES permite que esta capacidad recontextualizadora y transformado-
ra se manifieste casi cada día. Siempre que miramos el mundo con
cijos renovados vemos que los objetos tienen nuevas relaciones entre
sí y con el entorno. Pero esta sólo es la dimensión más básica de una
inteligencia y sus correspondientes procesos neurales, que en sus for-
mas más complejas nos puede tocar y transformar la vida a cualquier
70 LAS PRUEBAS CIENTIFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

Muchos estudiantes de religión, así como numerosos humanistas


y psicólogos transpersonales, han descrito tres procesos psicológicos.
Ken Wilber, por ejemplo, los denomina prepersonal (el instintivo),
personal (fenómenos en el ámbito del ego) y transpersonal (lo que va
más allá del ego hasta el centro del ser).14 Parece haber buenas razo-
nes para vincular estos tres procesos a los tres tipos de estructura ce-
rebral neural de pensamiento y así a las tres clases de inteligencia.
Esto puede ilustrarse con un diagrama simple de nuestra vida mental
a partir de tres capas del ser, en el que cada círculo concéntrico es un
proceso psicológico diferente. En la tercera parte de este libro, desa-
rrollaremos esta idea con detenimiento.

Cada uno de los círculos concéntricos representa


un proceso psicológico diferente

La capa exterior racional del CI se usa muy a menudo —tal vez


demasiado a menudo en nuestra cultura occidental y tecnológica—
para interactuar con eficacia con el mundo público de textos escritos,
agendas y planificaciones lineales u orientadas a objetivos. En núes-
tras casas, en la vida privada, podemos descansar optando por una
mezcla de procesos racionales y asociativos con la que damos expre-
sión a diferentes caras de nosotros mismos. Tanto nuestras emociones
4

MÁS SOBRE LAS OSCILACIONES


NEURALES DE 40 ÍHIZ, LA
CONCIENCIA Y LA INTELIGENCIA
ESPIRITUAL

Las actuales teorías de la conciencia deberían quitar importancia al papel


de las entradas (inputs) sensoriales al determinar eventos cognitivos en curso.
En cambio, nosotros favorecemos la idea de que el sistema nervioso es esen-
cialmente un sistema cerrado que genera estados oscilatorios basados en las
propiedades intrínsecas de sus neuronas constitutivas y de sus conexiones.
Estos estados oscilatorios forman los eventos computacionales provocados
por los estímulos sensoriales.

D e n is Pa r e y 1
R o d o l f o L u n a s , Ncuropsychologia

Estas pocas frases sumamente técnicas y concentradas desafían


dos mil años de filosofía occidental sobre la naturaleza de la men-
te, y a los últimos cien años de teorías de científicos cognitivos y
neurobiólogos sobre el mismo tema. Desde Platón hasta la fecha
hemos creído que la conciencia es «conciencia de algo». Nos han
dicho que la mente es una pizarra en blanco (o conjunto de neuro-
ñas) puesta en funcionamiento por medio de estímulos provenien-
tes del mundo exterior. En palabras del filósofo del siglo xvn John
Locke, «Todas las ideas vienen de la sensación o la reflexión. Ima-
ginemos que la mente es como un papel en blanco, sin ninguna
escritura, sin ideas».2
Una opinión similar llevó en 1994 a la «asombrosa hipótesis» de
Francis Crick, premio Nobel, por la cual «vosotros, vuestras alegrías
y penas, vuestros recuerdos y ambiciones, vuestro sentido de identi-
dad personal y de libre albedrío, no son más que el comportamiento
de una vasta agrupación de células nerviosas y sus moléculas corres-
pondientes».5Para neurocientíficos como Crick, lo único-que impor-
la es el comportamiento, ya sea de células nerviosas aisladas o de
72 1AS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE IA 11.S

nivel. El ampliado horizonte del pez de colores puede limitarse a ver


su pecera y sus compañeros en un contexto mayor, pero en los seres
humanos, variaciones más complejas de esos mismos procesos neu-
rales alteran el sentido y la sustancia existencial de nuestras propias
vidas.
En su obra El libro tibetano de los vivos y los muertos, Sogyal Rinpo-
che describe el profundo efecto en su conciencia y las «vastas impli-
caciones» para su vida que le produjo la comprensión en un momen-
to de lucidez de la verdadera naturaleza de la impermanencia. Pero lo
que aquí dice de la impermanencia se podría aplicar a cualquier vi-
sión lograda por medio de la IES, o sea, del proceso psicológico ter-
ciario.

Es como si hubiéram os vivido todas nuestras vidas en u n avión en


medio de turbulencias y negros nubarrones cuando de improviso el
aparato sale a un cielo límpido y abierto. Esta salida a una nueva di-
mensión de libertad nos anima y entusiasma... Y a medida que esta
nueva conciencia empieza a ser viva y rotunda, ocurre lo que las Upa-
nishads (antiguos textos hindúes) llaman «un giro en el centro de la
■ conciencia», una revelación personal y absolutamente no conceptual
de lo que somos, de por qué estamos aquí y de cómo debemos actuar,
«lo que acaba siendo nada menos que una nueva vida, un nuevo naci-
miento, casi una resurrección».15

Esta sensación de resurrección es la dimensión existencial de


nuestra inteligencia espiritual. No se trata de un mero estado mental
sino de una forma de conocimiento, una manera de ser, que transfor-
ma por completo nuestra comprensión y nuestras vidas.
MÁS SOBRE LAS OSCILACIONES NEURALES... 75

nominamos IES, o inteligencia espiritual. A muchos nos gustaría po-


seer una comprensión científica de la misma, pero debe ser una que
no desmerezca ni rechace esas mismas cualidades nuestras ni las ex-
periencias que nos hacen sentir más humanos.
Un ejemplo muy simple del fenómeno de la trascendencia en la
naturaleza —análogo a los estados de oscilación neural— es citado
por Pare y Llinas. Se refiere a un océano absolutamente inmóvil y
transparente en el que se han creado olas. El agua del océano está en
cada ola, es la misma esencia de cada ola; sin embargo, cuando con-
templamos la escena sólo vemos el oleaje. Si fuéramos esas olas, sólo
nos veríamos las unas a las otras y no veríamos el océano aunque po-
dríamos vivir una sensación interior más profunda del océano. Se
puede ver el universo como un inmóvil y transparente océano de
energía y a todos los seres y cosas existentes como olas encima de él.
Esto es lo que describe la física más compleja que se haya inventado
hasta la fecha: la teoría de los campos cuánticos.
Según esta teoría, el universo y todos sus componentes no son
más que energía en diferentes estados de excitación. Gente, mesas, si-
lias, árboles y el polvo de estrellas son pautas de energía dinámica
contra un telón de fondo (el vacío cuántico) de energía inmóvil y
tranquila que, por tanto, no posee cualidades que podamos tocar o
medir directamente. Cualquiera de esas cualidades sería una excita-
ción (una ola) del vacío, no el mismo vacío (el océano). Entonces, el
vacío cuántico casi trasciende sus cualidades y su existencia. Sin em-
bargo, también la existencia es ligeramente sensible a esta dimensión
trascendente, como se demuestra en lo que los físicos llaman el «efec-
to Casimiro»; cuando dos placas de metal se juntan mucho, se atraen
entre sí debido a la sutil presión que el vacío cuántico ejerce sobre
ambas.
El tipo de trascendencia ilustrado por el vacío cuántico es similar
al descrito por el Tao (o Vacío) en numerosos textos taoístas, hindúes
y budistas. En palabras del Tao Te Chíng:

Mira, no se puede ver; está más allá de la forma.


Escucha, no se puede oír; está más allá del sonido.
Atrápalo; no se puede atrapar; es intangible.
Los tres son indefinibles;
Por tanto, están unidos en uno.
74 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

todo el individuo. La conciencia, un mero efecto lateral de ese com-


portamiento, es algo que un científico puede obviar.
Por el contrario, la muy reciente investigación de Pare y Llinas
sobre las oscilaciones neurales en 40 Hz ha demostrado que la con-
ciencia es una propiedad intrínseca de la mente. La conciencia sim-
plemente es en y por sí misma aunque en este contexto la conciencia
intrínseca puede ser modulada (o sea, recibir una forma específica)
por los estímulos del mundo exterior o del interior del propio cuer-
po. La investigación de Pare y Llinas, más próxima a la idea de la con-
ciencia de los pensadores budistas o a la de pensadores idealistas
occidentales como Kant, Hegel y Schopenhauer, demuestra, como
veremos, que al menos todos los mamíferos comparten la propiedad
de tener esta conciencia intrínseca, y que esa misma conciencia es en
sí misma un proceso trascendente; es decir, la conciencia nos pone
en contacto con una realidad mucho más profunda y más rica que la
mera conexión y vibración de unas pocas células nerviosas.

LA BASE NEUIRAL
DE LA TRASCENDENCIA
La trascendencia es quizá la calidad más esencial de lo espiritual.
Según los teólogos y muchos otros pensadores religiosos, lo trascen-
dente normalmente significa algo que está más allá del mundo físico.
En este libro uso el concepto para referirme a algo más modesto y al
mismo tiempo más fundamental. Sugiero que lo trascendente es lo
que nos lleva más allá, más allá del momento actual, de nuestra actual
alegría o sufrimiento y de nuestros egos actuales. Nos transporta más
allá de los límites de nuestro conocimiento y pone estas realidades en
un contexto más amplio. Nos da una idea de lo extraordinario y lo in-
finito dentro de nosotros mismos y de nuestro entorno. Muchos que
lo han experimentado lo llaman Dios; otros dicen haber tenido una
experiencia mística; otros lo sienten a través de la belleza de una flor
o de una obra musical.
Según los psicólogos, el 70 por ciento de las personas ha tenido
algún tipo de experiencia de trascendencia,4 lo cual me predispone a
rechazar la «asombrosa hipótesis» de Crick. El comportamiento de
las moléculas y células nerviosas es finito; los seres humanos pueden
experimentar lo infinito. La capacidad de usar y acceder a la expe-
rienda de valores y significados más elevados es la base de lo que de-
MÁS SOBRE LAS OSCILACIONES NEURALES... 77

pautas con niveles específicos de actividad mental o de estado de


alerta (véase tabla).
Se sabe que estas distintas oscilaciones neurales están asociadas
con campos eléctricos cerebrales generados por muchas dendritas os-
cilando en concierto, pero no disparando de verdad. Esas oscilacio-
nes son distintas de los potenciales de acción que se disparan por el
axón neural; son otro modo en que el cerebro se puede comunicar
consigo mismo.

El significado de las distintas pautas de ondas cerebrales


Tipo Velocidad Cuándo y dónde se observa Qué significa

Delta 0,5-3,5 Hz Sueño profundo 0 en coma. Inactividad cerebral


También dominante en
cerebros infantiles
Theta 3 ,5 7 ‫ ־‬Hz En sueños y en Información intermitente
niños de 3-6 años pasa de una zona del
cerebro a otra, del
hipocampo a
almacenamiento más
permanente en la corteza
Alfa 7-13 Hz En adultos 0 niños Estado relajado
de 7-14 años de alerta
Beta 13-30 Hz En adultos Trabajo de concentración
mental
Gamma c. 40 Hz Mente consciente Según Singer y Cray,
despierta 0 durante responsable de la
el sueño fijación perceptual
c. 200 Hz Recién descubierta Función todavía
en el hipocampo desconocida

Hasta hace muy poco tiempo, poco más se podía descubrir sobre
la naturaleza, función o alcance de las oscilaciones neurales porque la
máquina electroencefalográfica era la única tecnología disponible
para observarlas. Los campos eléctricos del cerebro son muy débiles;
el mismo cerebro conductor de electricidad y el cráneo actúan como
barrera entre ellos y los electrodos del EEG aplicados sobre el cuero
cabelludo (los electrodos se pueden aplicar sobre o dentro del cere-
bro sólo cuando son imprescindibles en las operaciones quirúrgicas).
Por tanto, las lecturas eran limitadas y condicionadas. Incluso el tra-
bajo de Singer y Cray se había hecho midiendo las oscilaciones en
neuronas específicas con electrodos individuales y, por tanto, tam-
bien era limitado. Esas mediciones eran suficientes para ilustrar la
70 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

De arriba no es brillante;
De abajo no es claro:
Una hebra sin rotura ni descripción.
Regresa a la nada.
La forma de lo informe,
La imagen de lo sin imagen
Se llama indefinible
y más allá de la imaginación.

Pero aunque los sabios orientales sentían que no podían decir nada
del Vacío, que no podían atrapar el Tao, creían que los practicantes de
la meditación podían experimentar un estado de sabiduría o estados
menores pero conducentes a la sabiduría. Dicha experiencia es, por así
decirlo, una versión espiritual del efecto Casimiro de los físicos.
Las excitaciones del vacío cuántico son como las cuerdas de la
guitarra tras haber sido rasgueadas. Esas cuerdas oscilan o vibran.
Esta analogía nos acerca al cerebro cuyas neuronas oscilan cuando
son estimuladas. El trabajo de Wolf Singer y Charles Gray sobre el
«problema de fijación» (véanse páginas 67-69) demuestra que en
todo el cerebro los paquetes de neuronas oscilan al unísono a simila-
res frecuencias (alrededor de 40 Hz) si perciben el mismo objeto.
Esas oscilaciones coherentes, tal como demostraron esos científicos,
proporcionan unidad a nuestras percepciones. A un nivel neural, se
puede describir esta unidad como una dimensión trascendente a la
actividad de las neuronas individuales. Sin ella, nuestro mundo con-
sistiría en fragmentos sin sentido.
Volviendo a la analogía del océano, dichas oscilaciones coheren-
tes son el océano de la conciencia de fondo mientras que las percep-
ciones, los pensamientos y las emociones específicas son las olas en el
océano: modulaciones de la actividad oscilatoria básica. Por tanto y
cuanto menos, cada pensamiento o emoción tiene su dimensión tras-
cendente contra el amplio fondo oscilante.

CUADRO GENERAL DE LAS


OSCULACIONES NEURALES
En el cerebro hay todo tipo de oscilaciones y frecuencias, tal
como demuestran los listados de EEG de las pautas ondulatorias del
cerebro. Los neurocientíficos han podido asociar algunas de estas
MÁS SOBRE LAS OSCILACIONES NEURALES. 79

Nueva York. Su trabajo se ha visto inspirado por una pasión por com-
prender el «paradigma cuerpo-mente». «Como neurocientífico —di-
ce— , lo más importante a que uno se puede dedicar tiene que ver con la
manera en que el cuerpo y la mente se relacionan entre sí.»7 Su trabajo
aclara más la investigación de Singer y Gray sobre las oscilaciones neura-
les coherentes y su papel en la resolución del «problema de fijación».8
Los estudios con MEG han demostrado que las oscilaciones reía-
tivamente rápidas de 40 Hz se encuentran en todo el cerebro, en dife-
rentes niveles y sistemas. En los sitios periféricos, se las encuentra en
la retina9 y el bulbo olfatorio.10 También se hallan en el tálamo, en el
núcleo reticular talámico y en la neocorteza. De hecho, las oscilado-
nes de 40 Hz cubren toda la corteza, se mueven en ondas de adelante
atrás y tienen dos componentes. En la capa más exterior las ondas de
40 Hz se comportan como una corriente fluida y tranquila. Se cree
que hacen posible la fijación espacio/temporal de experiencias espe-
cíficas perceptuales o cognitivas. En zonas más profundas de la cor-
teza, donde tienen lugar las entradas o ínputs sensoriales, ondas de
40 Hz más concretamente localizadas actúan como un «oleaje» en el
«océano» de oscilaciones ligeramente fluidas. Se piensa que estas os-
cilaciones localizadas posibilitan el contenido de una experiencia per-
ceptual o cognitiva determinada.11
Tanto las oscilaciones locales como las más generalizadas tras-
cienden la capacidad de cualquier neurona o de cualquier grupo de
ellas porque comunican o compaginan los procesos perceptuales e
intelectuales por todo el cerebro. En otras palabras, ponen la activi-
dad de una neurona individual en un contexto más amplio y signifi-
cativo (los inicios de la IES). Estas oscilaciones se encuentran en los
cerebros de todos los mamíferos y también se las ha hallado en algu-
ñas aves y langostas, aunque todavía no entendemos lo suficiente el
cerebro de esos animales como para saber si sus oscilaciones signifi-
can lo mismo que en los mamíferos.
Las investigaciones más recientes de Llinas prueban que las osci-
laciones de 40 Hz están presentes tanto en la vigilia como en el sueño
profundo o REM (siglas inglesas para movimientos rápidos de ojos)
que probablemente acompaña la «acción» del sueño. Las implicacio-
nes son grandes tanto para la naturaleza de la conciencia en general
como para la base neural de nuestra inteligencia espiritual.
El trabajo de Llinas ha demostrado, primero, que la presencia de
la conciencia (o mente) está asociada con la actividad de oscilaciones
de 40 Hz; esa actividad cesa si el cerebro está en coma o anestesiado;
I AS I'UIIIÍBAS CIENTIIMCAS DI: LA EXISTENCIA DE LA IES

existencia de oscilaciones simultáneas en diferentes sitios del cerebro


relacionadas con un acto (visual) perceptivo individual, pero no po-
dían dar una visión amplia del alcance de esas oscilaciones en cientos
de sitios al mismo tiempo. Aunque interesantes, los resultados no
bastaban para explicar toda una actividad cerebral como la concien-
cia ni para ilustrar una vasta y trascendente dimensión para nuestra
vida cognitiva. A fines de 1994, Francis Crick descartó la importancia
de las oscilaciones de 40 Hz con las siguientes palabras: «Al final, re-
sulta difícil creer que nuestra impresionante imagen del mundo de-
penda de verdad y por completo de las actividades de unas neuronas
“ruidosas” y tan difíciles de observar.»5

LA MAGNET (}ENCEFALOGRAFÍA ‫־־‬


LAMEG
La magnetoencefalografía representa un paso adelante de la EEG.
Mientras la EEG mide la actividad eléctrica generada por el cerebro,
la MEG mide la actividad magnética asociada. No hay problema de
barreras físicas porque el cerebro, el cráneo y el cuero cabelludo no
interfieren con los campos magnéticos. La tecnología MEG dio co-
mienzo en los años ochenta, pero los primeros aparatos sólo podían
medir pequeñas zonas cerebrales por vez. Con el desarrollo de los
MEG que cubren todo el cerebro a fines de los noventa, los neuro-
científicos finalmente pudieron obtener una imagen de la actividad
neural oscilatoria a lo largo y ancho y en profundidad del cerebro.6
A la fecha, los estudios con MEG ya han facilitado ingentes canti-
dades de información sobre los numerosos y complejos ritmos oscila-
torios del cerebro, su alcance, sus funciones y su relación con fenó-
menos como el movimiento corporal, las órdenes auditivas y la.
concentración. Para nuestro propósito, lo más interesante es la infor-
mación generada por las oscilaciones de 40 Hz.

LAS OSCILACIONES
NEGRALES DE 40 HZ
Gran parte de la investigación sobre la naturaleza y función de las
oscilaciones de 40 Hz en el cerebro ha sido llevada a cabo por Rodolfo
Llinas y sus colegas de la facultad de medicina de la Universidad de
MÁS SOBRE LAS OSCILACIONES NEURALES... 81

secas pueden organizarse a sí mismas y producir actividad oscilatoria


de 40 Hz a través del cerebro. Esta actividad oscilatoria, a su vez, hace
posible tanto la fijación temporal y el contenido de nuestras experien-
cias cognitivas; en otras palabras, el funcionamiento de la mente cons-
cíente: «... la conciencia no es un subproducto de las entradas o inputs
sensoriales, sino más bien generada intrínsecamente y modulada (o
contextualizada) por entradas sensoriales ».13En suma, el cerebro está
diseñado para ser consciente y tener una dimensión trascendente.
Volviendo al tema central de la IES, estas oscilaciones de 40 Hz
son lo que podríamos llamar su sustrato neural. Así como los tractos
neurales lineales o seriales permiten que tenga lugar el procesamiento
lógico y racional de información (CI) y las redes neurales paralelas
permiten el procesamiento asociativo preconsciente y subconsciente
de información (IE), estas oscilaciones de 40 Hz por todo el cerebro
. proporcionan un medio que puede fusionar nuestra experiencia y co-
locarla en un marco de más amplio significado (IES).
Capa £
exterior T

<
N
Capa W
del m edio fe
O
u

O
s<
<
H

entrada o i n p u t sensorial

1. La entrada sensorial por el tálamo va a las capas del medio


de la corteza de forma localizada
2. La actividad de ondas en la capa 1 de la corteza (las dendritas apicales)
se mantiene mediante circuitos a los núcleos
talámicos no específicos.
HO I.As PRUEBAS CIENTIEKAS DE 1.A EXISTENCIA DE LA IES

y es muy escasa durante el sueño proíundo y sin soñar. Segundo, ha


‫רן‬robado que la actividad oscilatoria de 40 Hz está muy presente en
un estado r e m de sueño profundo aunque en ese estado el cerebro no
sea sensible a los estímulos perceptuales externos. Llinas demostró
que la diferencia entre el cerebro despierto y alerta y el que sueña es
simplemente que en el primer caso el cerebro se muestra sensible a
esos estímulos externos.12 El cerebro dormido también está disociado
de casi toda la actividad muscular y del pensamiento racional y del
ego. Este descubrimiento llevó a Llinas y sus colegas a determinar
que la conciencia o mente es un estado intrínseco del cerebro y no un
mero subproducto de la experiencia sensorial.
Cuando dormimos, el cerebro «apaga» el mundo exterior y se
ocupa de sus propios procesos internos. Llinas sugiere que esto tam-
bien es verdad en los estados alucinatorios, de trance o de soñar des-
pierto: el cerebro se ocupa de sus propios procesos internos en vez de
los del mundo exterior.
Así pues, ¿de dónde proviene la mente? ¿Cómo es posible que
podamos tener ideas y considerar significados? ¿Cómo se dan oscila-
dones de 40 Hz en el cerebro? ¿Qué las causa? Para contestar estas
preguntas primero debemos ver el papel que cumple el tálamo y su
relación con la corteza cerebral.
El tálamo está situado en la parte anterior del encéfalo. Se ocupa
principalmente de las sensaciones entrantes, pero algunas de sus par-
tes también lidian con emociones y movimientos. Está presente en
los vertebrados inferiores como peces y reptiles. En los seres huma-
nos, el tálamo está encima de la médula espinal, rodeado y envuelto
por los pliegues de la corteza cerebral de más reciente evolución. De
modo que se encuentra en el centro exacto del cerebro y es una espe-
cié de estación repetidora o centralita. En fecha tan reciente como fi-
nes de los años ochenta, se creía que la función del tálamo era trans-
mitir las señales de los estímulos sensoriales externos a la corteza
donde eran procesados serialmente o en paralelo. Llinas y sus colegas
descubrieron otra cosa. Según ellos, esos recorridos del tálamo a la
corteza que transmiten estímulos sensoriales utilizan sólo el 20-28
por ciento de las sinapsis que conectan el tálamo con la corteza. La
conclusión clara es que la mayoría de las conexiones entre el tálamo y
la corteza están dedicadas a algún otro propósito.
Y ese otro propósito, en opinión de Llinas y Pare, es crear un cir-
cuito defeedback o retroalimentación entre las áreas no específicas del
tálamo y la corteza por medio del cual las neuronas oscilatorias intrín-
MÁS SOBRE LAS OSCILACIONES NEURALES... 83

Hubo numerosos dualistas respetados en el siglo xx, incluso en


círculos científicos. El neurobiólogo y premio Nobel sir John Eccles
escribió El ser y su cerebro junto al filósofo Karl Popper, libro que pro-
ponía que la materia estaba hecha de átomos y la mente de «psico-
nes», o partículas fundamentales de la conciencia. Pero la gran mayo-
ría de la gente procientífica hoy rechaza el dualismo como un amaño
científico o filosófico. El peso de la opinión y la evidencia actual su-
giere que la conciencia debe haberse originado de algún modo según
las leyes físicas fundamentales que permiten la existencia de todo lo
demás.
¿Existe algo llamado conciencia? ¿Alguien lo duda seriamente?
Pues sí: los materialistas eliminativos. Actualmente el más famoso es el
filósofo Daniel Dennett, quien en su Conciencia explicada esencial-
mente encuentra una explicación convincente para la conciencia.
Para Dennett y otros pensadores de la misma línea no hay más que el
cerebro con sus neuronas, su estructura y sus funciones. Como fue
el caso de los behavioristas de hace décadas como J. B. Watson, no
vale la pena discutir nada más. Si hay en el cerebro oscilaciones de
40 Hz, pues muy bien. Hay que preguntarse qué papel tienen en la
percepción y procesamiento de la información. Podemos preguntar-
nos qué comportamiento producen y qué neuronas oscilan. Pero el
concepto «conciencia» no es más que una quimera. Los materialistas
eliminativos creen que discutir conceptos semejantes es una pérdida
de tiempo.
Los críticos de Dennett han dicho que, aunque él mismo quizá
no sea consciente, debiera permitir la posibilidad de que otra gente lo
fuera. Muchos neurocientíficos se consideran gente consciente y de-
sean comprender el fenómeno. Francis Crick, por ejemplo, está entre
quienes aceptan que hay un fenómeno llamado conciencia y que, por
tanto, es menester explicarlo, pero al mismo tiempo su «teoría asom-
brosa» deja en claro que él y otros como él piensan que la mente debe
ser explicada según los parámetros de la actual ciencia materialista.
Esa tendencia es conocida como materialistas blandos. Sea lo que sea
la conciencia, un día será explicada satisfactoriamente como un fenó-
meno que surge de la estructura y las funciones de las neuronas. Esas
oscilaciones de 40 Hz o algo parecido forman esta historia. No existe
el llamado «espíritu humano» más allá del cerebro y sus capacidades.
Alguien como Crick puede conceder la posibilidad de una «inteligen-
cia unificadora» puesta en marcha por oscilaciones neurales coheren-
tes, e incluso puede relacionarla con el concepto de «significado» en
LAS PRUEBAS CIENTIEICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

Todo está muy bien, pero sólo estamos hablando de neuronas y


su actividad oscilatoria. ¿Es de allí de donde proviene la mente? ¿Da
comienzo realmente con la vibración de unas neuronas individuales y
luego se hace más compleja por medio de oscilaciones coherentes por
todo el cerebro? De ser así, ¿acaso no tendría razón un científico re-
duccionista como Francis Crick? ¿Somos nada más que el producto
de la actividad de unas cuantas neuronas inquietas? ¿O somos algo
más profundo? ¿Qué causa las oscilaciones neurales que permiten la
conciencia? ¿Podemos suponer que la mente consciente es algo más
primario, más fundamental incluso que la maquinaria neural de los
cerebros? Filósofos, psicólogos, científicos y teólogos debaten sin ce-
sar estas cuestiones.
De la amplia variedad de libros y monografías de investigación
dedicados a ellas, emergen cuatro puntos de vista principales. El filó-
sofo americano David Chalmers los ha estudiado y sopesado la evi-
dencia en que se apoya cada uno.14 He aquí mi presentación de las
cuatro posibilidades, seguida de mis propias ideas de lo que pienso
más probable y de cómo puede funcionar.

¿IDE DÓNDE PROCEDE LA MENTE


CONSCIENTE?
La primera explicación sobre el origen de la conciencia se conoce
como posición dual. Los dualistas arguyen que hay dos realidades dis-
tintas, o tipos de sustancias, en el universo. Una es material y obede-
ce las leyes de la física conocida; la otra es la conciencia y queda fuera
del campo de la física. Descartes, el filósofo francés del siglo x vii, fue
el primer y mejor conocido dualista. «Sé — dijo— que tengo una
mente. Sé que tengo un cuerpo. Y sé que los dos son absolutamente
distintos.»15 Para Descartes, la mente y el cuerpo están conectados
«por accidente» en el cerebro, concretamente en la glándula pineal. De
vivir hoy en día y sabiendo lo de las oscilaciones neurales de 40 Hz, sin
duda diría que la mente y el cuerpo se encontraron accidentalmente
en las oscilaciones.
Descartes no dudaba de la existencia del alma humana inmortal y
de su inteligencia. La fuente de ambas era Dios. Ciertamente, para
Descartes toda inteligencia es «espiritual» porque creía que nuestra
inteligencia consiste en «ideas claras y bien definidas» plantadas en la
mente por Dios.
MAS SOBRE LAS OSCILACIONES NEURALES... 85

en el cerebro o en colecciones de neuronas oscilantes? «¿Por qué


no en teléfonos?», se pregunta Chalmers con sorna.17
Chalmers, siguiendo los pasos del filósofo Bertrand Russell en
1927, propone algo más fundamental. Al igual que Russell, sugiere
que la llamada protoconcíencia constituye una propiedad fundamental
de toda la materia al mismo nivel que la masa, la carga, el efecto o la
posición. En su opinión, la protoconciencia forma parte natural de
las leyes físicas fundamentales del universo y ha estado presente des-
de el inicio del tiempo. Todo lo existente, desde partículas básicas
como quarks y átomos hasta piedras, estrellas, cortezas de árbol, etc.,
posee protoconciencia.
Otros científicos han sostenido las mismas ideas. El biólogo Ju-
lian Huxley escribió: «Toda la realidad consiste, como ha dicho [el fi-
lósofo] Whitehead, en eventos. Vistos desde fuera, los eventos son
materia; experimentados desde dentro, son mente.»18 Unos años an-
tes, Jung había escrito, «Ya que la psique y la materia forman parte de
un solo mundo y, además, están en contacto continuo entre sí... no
sólo es posible sino bastante probable que incluso la psique y la ma-
teria sean dos aspectos diferentes de una sola cosa.»19 Por tanto,
algunas estructuras como el cerebro disponen de lo necesario para
combinar todas estas pizcas de protoconciencia en una conciencia
plenamente desarrollada. Según las últimas investigaciones neurales,
yo diría que las oscilaciones neurales y coherentes de 40 Hz deben
poseer esta característica necesaria.
La idea de que la protoconciencia es una propiedad fundamental
de toda la materia representa una débil forma de panpsiquismo, idea
sostenida por filósofos budistas e hindúes y algunos pensadores occi-
dentales como Whitehead de que la conciencia domina el universo y
todos sus componentes. Cualquier teoría panpsiquista sobre el ori-
gen de la conciencia llevaría a una forma de intensa trascendencia
para la mente y su inteligencia espiritual. Si las oscilaciones neurales
del cerebro fueran una versión coherente de una propiedad funda-
mental que domina el universo entero, entonces nuestra inteligencia
espiritual nos situaría no sólo en la vida sino aún con mayor fuerza en
el cosmos.
Naturalmente, tamaña trascendencia de la IES representa una
perspectiva muy positiva. Significaría que un aspecto fundamental de
la inteligencia humana nos da acceso al terreno del ser, a las leyes y
principios fundamentales de la existencia, tal como siempre han sos-
tenido los pensadores budistas e hindúes. En ese caso, la mente se
M4 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA li s

un sentido limitado,16 pero es sumamente improbable que llegue a


denominarlo con una idea siquiera aproximada a la de «inteligencia
espiritual».
Luego están quienes superan en mucho el actual materialismo al
sugerir que en realidad la materia tiene un doble aspecto, es decir, que
la mente y la materia son dos caras de la misma moneda. A veces se
los denomina dualistas de ¡as propiedades, ya que sostienen que la mis-
ma sustancia básica del universo, sea lo que sea, tiene las propiedades
duales de la mente y la materia. Con respecto a la relación entre las
oscilaciones neurales de 40 Hz y la conciencia, afirman que la materia
que compone las neuronas adquiere la propiedad de conciencia de
las simples oscilaciones, un fenómeno en sí mismo que carece de an-
tecedentes. Se trata de una propiedad que surge de la forma en que a
veces se combinan las neuronas.
Para responder a preguntas como «¿Qué causa las oscilaciones?»
o «¿De dónde procede la conciencia?», los teóricos duales dicen que
las oscilaciones simplemente oscilan, pero que al hacerlo emerge
la conciencia como una nueva propiedad asociada con ese sistema.
Un poco como sacarse el conejo de la chistera, comentan algunos
críticos.
¿Qué pasa entonces con la trascendencia y el «espíritu humano»?
En nuestra opinión, las explicaciones dualistas de la conciencia con-
forman una forma débil de trascendencia o de espíritu humano o
alma parecida al «subconsciente colectivo» del psicólogo C. G. Jung:
compartimos una dimensión de nuestra vida mental con otras criatu-
ras. Para esta teoría, la conciencia es una propiedad que surge con el
cerebro, posiblemente con la misma vida, o al menos con cerebros de
mamíferos que experimentan oscilaciones de 40 Hz. Así pues, los se-
res humanos al menos somos hijos de la vida en este planeta, o como
mínimo de la vida mamífera, y por tanto no somos sólo nuestras neu-
roñas, ni siquiera sólo nuestros limitados egos. Nuestra conciencia, o
algún aspecto de nuestra inteligencia al menos, pertenece a un ámbi-
to mayor. La inteligencia trascendente que denominamos «inteligen-
cia espiritual» sitúa en este caso nuestras raíces fuera de nosotros mis-
mos y en una más amplia corriente vital.
David Chalmers comenta que las teorías dualistas tienen mucho
sentido y que, sin embargo, le dejan insatisfecho. Muchos opinan lo
mismo. En palabras de Chalmers, «esperamos que una ley funda-
mental sea sobre algo fundamental». Si la conciencia es una propie-
dad fundamental de la «materia primigenia», ¿por qué sólo aparece
MÁS SOBRE LAS OSCILACIONES NEURALES... 87

chips de silicio operan según principios cuánticos. De hecho, gran


parte de la tecnología con que ha dado comienzo este milenio es tec-
nología cuántica. Ya se están llevando a cabo investigaciones promi-
sorias en ordenadores cuánticos que serán ultrarrápidos y capaces de
«pensar» de un modo diferente a los actuales.
La teoría cuántica describe comportamientos físicos indetermi-
nados y «holísticos». Lo que aquí nos interesa es el cuántum holísti-
co. En ese contexto, el holismo significa que las numerosas partes in-
dividuales de un sistema cuántico están tan integradas que se
comportan como un todo individual y unificado. Los límites de los
fotones (partículas de luz) individuales en un rayo láser, por ejemplo,
están tan traslapados que el rayo se comporta como si sólo hubiera
presente un único e inmenso protón. Por esa razón los rayos láser son
tan concentrados.
Hay una clase especial de estructuras cuánticas que poseen la
propiedad de este extremo holismo cuántico. Se las conoce como
condensados Bose-Einstein (por el físico indio Bose y Albert Eins-
tein). Los rayos láser, los superfluidos y los superconductores son
condensados Bose-Einstein casi perfectos. Si una estructura de esta
naturaleza se encontrara en el cerebro permitiría que todas las neuro-
ñas o un gran número de ellas se comportasen tan sincrónicamente
que se convertirían en una sola. Tal actividad cuántica explicaría la
especial unidad de la conciencia.21 Asimismo, explicaría cómo mu-
chos bits separados de protoconciencia se combinarían para conver-
tirse en un campo de experiencia consciente.
El biólogo J. B. S. Haldane originó en los años treinta las teorías
cuánticas de la conciencia.22 En los cincuenta, el físico David Bohm
observó que existía «una gran analogía entre los procesos cuánticos y
nuestras propias experiencias internas y procesos de pensamien-
to».23 La mayoría de las actuales teorías cuánticas se han concentra-
do en la búsqueda de la unidad cuántica (o coherencia cuántica) en
el agua de las células neurales,24 en los microtúbulos,25 o en la espe-
cial actividad dentro de las membranas neurales.2628‫ ׳‬27‫ ׳‬Pero todas
estas teorías se concentran en la microactividad en el interior de una
neurona. Tanto el problema de fijación como recientes estudios de
MEG de las oscilaciones de 40 Hz dejan claro que la coherencia
con respecto a la conciencia es una coherencia entre una gran canti-
dad de neuronas diferentes. De modo que ahora el interrogante es si
puede haber una coherencia cuántica a gran escala a lo ancho y largo
del cerebro.
Ho LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

origina en el centro de todas las cosas. El aspecto de nuestra inteli-


gencia que es la IES trasciende el mero ego, el mero cerebro, la mera
«mezcolanza de neuronas» y se convierte en expresión de lo que la
mayoría de los occidentales han denominado «Dios».
Es importante darse cuenta de que no se trata de un pensamiento
materialista o reduccionista. En el materialismo, la materia crea la
mente. En el idealismo, la mente crea la materia. En esta versión ac-
tual de la teoría dualista, tanto la mente como la materia emergen de
algo aún más fundamental que es ambas cosas a la vez y ninguna. De-
sarrollar esta idea más plenamente requeriría demostrar que tanto los
aspectos materiales y mentales de un sistema tienen propiedades cau-
sales. Eso superaría los objetivos de este libro, pero el argumento
ha sido desarrollado en una reciente propuesta del especialista Ian
Marshall.20
Comparto esta idea de la protoconciencia. Para mí no tiene senti-
do que la conciencia aparezca arbitrariamente de la nada. Del mismo
modo, me parece demasiado arriesgado sugerir que cosas como áto-
mos y piedras sean tan conscientes como nosotros. Me parece que en-
caja mejor la noción de que la «materia bruta» posee una forma débil
de protoconciencia que puede convertirse en conciencia plena sólo
en ciertas estructuras como los cerebros. Esta idea tiene cierto viso de
verosimilitud. Pero incluso a una teoría como esta le falta un eslabón.
Aún necesitamos proponer algún tipo de fenómeno-puente en el ce-
rebro entre la materia bruta protoconsciente y las neuronas indivi-
duales y luego en todas las oscilaciones neurales coherentes plena-
mente conscientes. Para hacerlo, opino que se debe estudiar en
detalle el fenómeno cuántico en el cerebro. Puede representar el esla-
bón necesario que pruebe por qué los cerebros poseen lo indispensa-
ble para generar una conciencia plena.

¿TIENE EL CEREBRO UNA


DIMENSIÓN CUÁN TICA?
La teoría cuántica fue una de las cuatro nuevas ciencias del si-
glo xx. Se formuló en principio para describir el comportamiento del
diminuto micromundo en el interior de los átomos, pero hoy sabe-
mos que su descripción de los distintos comportamientos físicos tam-
bién puede aplicarse a estructuras mucho mayores. Los rayos láser y
las estrellas de neutrones forman parte del instrumental cuántico. Los
MÁS SOBRE LAS OSCILACIONES NEURALES... 89

Este es un argumento sólido para concluir que las oscilaciones


coherentes en la capa exterior de la corteza son necesarias para la
conciencia. Pero ¿son cuánticas esas oscilaciones? ¿Se combinan los
pasos cuánticos individuales por los miles de canales iónicos para
crear un solo evento cuántico y holístico? (Una analogía es que los
electrones en los empalmes Josephson, usados en algunos instrumen-
tos electrónicos muy avanzados, traspasan el túnel de la barrera en
pares en vez de hacerlo individualmente.) En todo caso, para probar-
lo se requieren cálculos y experimentos muy complejos que aún no se
han llevado a cabo. Para que el campo eléctrico del cerebro tenga la
propiedad de holismo cuántico sólo es necesario que el 1 por ciento
de toda la actividad eléctrica fuese coherente. Los superconductores
muestran características cuánticas y sin embargo en un superconduc-
tor sólo es coherente un electrón de cada 10.000.31

¿QUÉ s ig n if ic a t o d o e s t o ?
La noción de que el cerebro es capaz de un tercer tipo de pensa-
miento y de que, por tanto, esa tercera inteligencia está conectada
inherentemente al significado, es algo radicalmente nuevo. Flota en el
aire ante el rostro de la ciencia cognitiva del siglo xx que ve a la men-
te esencialmente como una máquina computadora. No hay explica-
ciones anteriores sobre la información científica que corroboren la
propuesta de este libro de que existe una inteligencia espiritual; cier-
tamente, no hay escritos técnicos que combinen y sinteticen toda la
investigación pertinente llevada a cabo. ¿Cuáles son entonces y en
palabras simples las implicaciones de toda esta neurología y esta físí-
ca cuántica? ¿Qué nos pueden contar sobre los orígenes de la IES y
sobre la dimensión trascendente que añade a nuestra experiencia?
La investigación experimental aquí presentada demuestra que:

□ existen oscilaciones de 40 Hz por todo el cerebro,


□ estas oscilaciones parecen estar asociadas necesariamente con la
posibilidad de conciencia en el cerebro,
□ estas oscilaciones «fijan» los eventos perceptuales individuales y
cognitivos dePcerebro a un todo más grande y significativo,
□ hay una dimensión cuántica en la actividad de los canales iónicos
que genera las oscilaciones así como la coherencia cuántica entre
las oscilaciones a un nivel de neuronas múltiples.
88 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

Empecemos por lo que hace oscilar a una neurona individual. Se


sabe que la responsable es la actividad eléctrica rítmica en la uiern-
brana de la neurona, igual que el muelle de una puerta giratoria. Toda
la membrana neural está impregnada de canales que, estimulados
química o eléctricamente, permiten el paso de partículas atómicas
cargadas (iones). Se los conoce como canales iónicos. Debido a que
los iones están eléctricamente cargados, generan campos eléctricos a
su paso por los canales y esta actividad genera oscilaciones eléctricas
en la misma neurona. El campo eléctrico en que se encuentran las os-
cilaciones de 40 Hz en todo el cerebro es un fenómeno colectivo de la
suma de estas oscilaciones en cada neurona individual. La pregunta
aquí es si el campo eléctrico que abarca el cerebro es un campo eléc-
trico cuántico en el que las oscilaciones de 40 Hz son oscilaciones
cuánticas coherentes.
Michael Green, de la Universidad de Nueva York, recientemente
ha propuesto que la actividad en los canales iónicos neurales es inicia-
da por fenómenos de «túneles cuánticos»20 («túneles cuánticos» se re-
fiere a un proceso por el cual una partícula «traspasa» una barrera de
energía convirtiéndose en una onda antes de salir como partícula por
el otro.lado). Esta explicación encaja con los resultados del experimen-
to. Así, es muy probable que haya actividad cuántica en los canales ióní-
eos individuales. Los canales vecinos en la misma dendrita están posi-
blemente lo bastante próximos como para que los campos eléctricos
del cerebro logren que su actividad tenga una coherencia cuántica.
En el siguiente nivel superior, las neuronas corticales piramidales
(60-70 por ciento de todas las neuronas corticales) representan un
caso especial y enigmático.30 No tienen uno sino dos conjuntos de
dendritas. Las dendritas básales de las capas medias de la corteza re-
áben entradas (o inputs) sensoriales localizadas de modo habitual.
Pero en la superficie cortical también hay dendritas apicales demasia-
do alejadas del cuerpo celular como para lograr que se dispare la neu-
roña a menos que todas sean estimuladas de forma simultánea. Las
dendritas apicales están íntimamente entrelazadas de modo que sus
campos eléctricos interactúan. Este arreglo anatómico parece diseña-
do para crear ondas en las capas más exteriores de la corteza, de
modo que las «muchas voces» de oscilaciones neurales separadas se
unifican en una sola voz «coral». Eso es lo que observaron Llinas y
sus colegas y nadie ha podido sugerir otra razón fundada para la exis-
tencia de las dendritas apicales. Además, cualquier droga que anula
esta actividad de ondas anula también la conciencia.
MÁS SOBRE LAS OSCILACIONES NEURALES... 91

do dentro del amplio contexto de los procesos de evolución cósmica.


Entonces, ¿cuándo cobra importancia la física cuántica en este
panorama? ¿Habría más implicaciones si la IES fuese una facultad
asociada con fenómenos cuánticos en el cerebro?
La física cuántica se hace necesaria cuando preguntamos por qué
el cerebro tiene la especial capacidad de transformar bits de proto-
conciencia en una conciencia plena. La conciencia es un fenómeno
especialmente unificador. Todas las neuronas individuales implicadas
en una experiencia consciente oscilan de forma coherente en 40 Hz.
En otras palabras, se comportan como muchas voces individuales
unidas en un coro. Ningún fenómeno clásico puede generar este tipo
de coherencia, pero es la norma en el proceso cuántico. Si el paso
cuántico (tunnelling) que postula la actividad iónica puede volverse
coherente gracias a la proximidad de los fuertes campos eléctricos del
cerebro, entonces existe un mecanismo para la coherente fijación de
los bits de protoconciencias de una sola neurona individual en una
plena conciencia de multineuronas y a lo largo y ancho del cerebro.
Tanto si la protoconciencia empieza con neuronas o con partícu-
las elementales; es decir, tanto si la mente tiene o no una dimensión
cuántica, la IES da a la mente una cualidad trascendental que nos
arraiga al menos en el resto de la vida de este planeta. El «centro» del
ser se origina en algo tan profundo como el subconsciente colectivo
de Jung. No estamos solos. Nuestra inteligencia no nos aísla dentro
del estrecho espacio de la experiencia del ego, ni siquiera dentro de la
experiencia de la humanidad. Existe un contexto más amplio de sig-
nificados y valores donde podemos emplazar la experiencia humana.
Pero la perspectiva resultaría más potente y prometedora si la IES tu-
viese en efecto una dimensión cuántica.
Al inicio del primer capítulo hablé del vacío cuántico — el estado
de fondo de la energía del universo, la fuente de todo lo que existe— .
Señalé que el vacío es la última realidad trascendente que la física
puede describir, el océano silencioso y en calma en que la existencia
aparece en forma de olas (oscilaciones de energía). Lo primero que
emerge del vacío es un campo de energía conocido como campo
Higgs.32 Se llena de oscilaciones muy rápidas y coherentes de energía
que son el origen de todos los demás campos y las partículas funda-
mentales del universo. En sí mismo es un inmenso condensado Bose-
Einstein. Si la protoconciencia es una propiedad fundamental del
universo, entonces hay protoconciencia en el campo Higgs, y el vacío
cuántico se convierte en lo que los místicos han llamado el «Dios
90 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

Por todo ello, se ha llegado a la conclusión de que las oscilaciones


de 40 Hz son la base neural de la IES, una tercera inteligencia que
pone nuestros actos y experiencias en un contexto más amplio de sig-
niñeados y valores, haciéndolos así más efectivos. Todo lo demás que
se ha discutido en este capítulo se reduce a dos preguntas: ¿de dónde
proviene la conciencia?, y a partir de ahí: ¿de dónde proviene el signi-
ficado? Ambas están estrechamente vinculadas a otras dos: ¿A qué lu-
gar del universo pertenecemos los seres humanos conscientes? Y
¿cuán profundas son nuestras raíces?
La primera respuesta a la procedencia de la conciencia es que se
origina en el cerebro, o al menos en el cerebro de los mamíferos,
puesto que todos ellos tienen oscilaciones de 40 Hz. Rechazo esta po-
sibilidad limitada porque en verdad no explica mucho. Sólo dice que
la conciencia aparece de repente en los mamíferos como una nueva
propiedad del universo.
La segunda posibilidad es que la conciencia se origine con el ce-
rebro porque las neuronas poseen protoconciencia (una preconcien-
cia que en algunas combinaciones puede convertirse en conciencia
plena). En este caso, estoy suponiendo que las oscilaciones de 40 Hz
son el ■factor requerido para combinar bits de protoconciencia y pro-
ducir la conciencia. Si este es el caso, ya que las neuronas son células
individuales, nosotros, seres humanos, podríamos tener nuestras raí-
ces en toda la vida celular individual del planeta. Nuestra inteligencia
espiritual da comienzo en la vida misma y, por tanto, tiene orígenes
biológicos y evolutivos aunque la misma vida acaso sólo sea un acci-
dente en el universo y, en consecuencia, algo sin sentido ni propósito
más allá de sí misma. Pienso que esto posiblemente sea cierto, aun-
que es improbable. Presenta el mismo problema que suponer que la
conciencia empieza en el cerebro sólo a un nivel celular y primario.
¿Por qué debe empezar la protoconciencia con las neuronas? ¿Real-
mente no posee ninguna raíz en la física fundamental?
Después de considerar los principales argumentos, he optado
por la sólida idea de que la protoconciencia es una propiedad fun-
damental del universo material, al mismo nivel que la masa, la carga,
el efecto y la posición. Además, he aceptado el argumento de que
todo posee un grado de protoconciencia pero que sólo ciertas estruc-
turas como el cerebro tienen lo necesario para generar una concien-
cia plena. En este caso los seres humanos tenemos nuestras raíces
en el origen del propio universo. Nuestra inteligencia espiritual nos
emplaza en el vasto cosmos, y la vida tiene propósito y senti-
5

EL PUNTO DIVINO
EN EL CEREBRO

En una callejuela de un barrio pobre de Porto Alegre (Brasil) se


reúnen unas sesenta o setenta personas en una vieja casa de madera
con tejado de cinc. Son de diversas edades y razas, niños y ancianos,
negros, blancos y morenos, la mayoría pobres. Muchos hombres lie-
van capas o mantos de vivos colores con collares de cuentas; las mu-
jeres visten como para una boda con largos vestidos de fiesta de tafe-
tán. Cuando trasponen la puerta, se arrodillan delante de un altar que
sostiene una complicada variedad de tótems indígenas y africanos, fi-
guras del Niño Jesús, la Virgen María en diversos colores, retratos y
figurillas de santos y alimentos de todo tipo. El altar está iluminado
con velas y parpadeantes luces de Navidad. Unas pocas mujeres se
ponen a temblar y deben ser ayudadas.
La gente se ha reunido para una ceremonia um banga, similar a un
ritual «blanco» de vudú. Plan venido para entrar en contacto con los
espíritus y ser poseídos por ellos. Un percusionista empieza a tocar
un ritmo incesante e hipnótico. La gente forma un círculo en movi-
miento y mecen las cabezas y los cuerpos al ritmo del tambor. Cantan
y bailan toda la noche y uno tras otro son poseídos por un espíritu.
Esto se manifiesta en violentos temblores, una pérdida aparente de
conciencia, extraños sonidos guturales y a veces caídas al suelo como
en un ataque epiléptico.
En un suburbio de Mineápolis, unos setenta jóvenes americanos,
la mayoría de clase media, se reúnen en lo que parece un club de
rock. Se trata de una ceremonia cristiana carismática. Resuena la mú-
sica a todo volumen y las luces estroboscópicas llenan la sala con su
fantasmales guiños. De los enormes altavoces salen gritos de «¡Jesús
vive!» y «Jesús salva!». Varias personas se mueven frenéticamente,
D2 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

inmanente», el Dios dentro del todo. En este caso, las vibraciones


neurales de 40 Hz que crean la conciencia humana y nuestra inteli-
gencia espiritual tendrían sus raíces nada menos que en «Dios».
«Dios» sería el verdadero centro del ser. Y el sentido tendría sus orí-
genes en el sentido último de toda la existencia.
EL P U N T O D IV IN O EN EL CEREBRO 95

el paciente diga, por ejemplo, que hay «una luz divina que lo ilumina
todo», o «una verdad última absolutamente fuera del alcance de las
mentes corrientes, demasiado inmersas en las pequeneces cotidianas
como para percatarse de la belleza y la grandeza,del todo», o «de re-
pente todo era más claro que el agua; no había más dudas». El pa-
dente que hizo esta última mención también dijo haber experimenta-
do «un éxtasis que hizo palidecer todo lo demás. En el éxtasis había
una claridad, una posesión de lo divino; ninguna categoría, nada de
límites, sólo Uno con el Creador».2
Se sabe que la epilepsia origina fuertes y frecuentes oleadas de ac-
tividad eléctrica en ciertas zonas del cerebro. De este modo, se han re-
lacionado esas intensas experiencias espirituales con el aumento de
actividad en el lóbulo temporal. Lo que la investigación de Persinger
ha añadido es una especie de condición de control. Tras haber descu-
bierto que podía estimular artificialmente los lóbulos temporales con
actividad de campo magnético, ha podido identificar e investigar
dentro del control del laboratorio diferentes clases de experiencias
místicas: de más allá del propio cuerpo, del pasado, de ovnis, etc. En
la gran mayoría de los casos, la estimulación de los lóbulos témpora-
les produjo una o más experiencias de este tipo.34‫׳‬
Una colega de Persinger, Peggy Ann Wright, del Lesley College
en Cambridge (Massachusetts), ha estudiado una relación similar en-
tre una intensa actividad en el lóbulo temporal y las llamadas expe-
riendas chamánicas.5 Se trata de viajes espirituales a fin de comuni-
carse con los espíritus de vivos y muertos y recibir consejos curativos.
El trabajo de Wright también ha probado que el ritmo de tambores
como los usados en una amplia diversidad de rituales espirituales ex-
cita el lóbulo temporal y las zonas asociadas del sistema límbico.
Así pues, el trabajo de Persinger se ha centrado en experiencias
espirituales «creadas» artificialmente mediante la estimulación de los
lóbulos temporales. En 1997, V S. Ramachandran y sus colegas die-
ron un paso más adelante en la relación entre la actividad del lóbulo
temporal y las experiencias espirituales. Esta ,vez, el experimento se
realizó con gente «normal» y en condiciones normales. Se fijaron
electrodos EEG a las sienes de los sujetos normales así como de pa-
cientes epilépticos. Los investigadores descubrieron que cuando la
gente normal es expuesta a palabras evocadoras de religión o espiri-
tualidad, la actividad en el lóbulo temporal aumenta casi como la de
un epiléptico durante una crisis.6 Su conclusión fue: «Puede haber
una maquinaria neural en los lóbulos temporales (de gente bastante
44 LAS PRUEBAS CIENTIFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

los rostros mirando el techo en éxtasis y diciendo incoherencias. Un


hombre vocifera «¡Estoy poseído por los malos espíritus!» y cae al
suelo retorciéndose como una serpiente. Otros lo rodean gritándole
«¡Levántate!» y «¡No os queremos aquí!». Están intentando exorci-
sarle los espíritus.
En un monasterio del remoto Nepal se reúnen monjes tibetanos
para celebrar el festival anual de Mani Rimdu. Han ido a invocar el es-
píritu de Tanchi Panchan, el Señor de la Danza. Los monjes queman
efigies de los malos espíritus que bloquean su camino y construyen
un mandala, un círculo mágico en el que puede morar el Dios de la
Danza. Ellos mismos entrarán en el mandala y se fundirán con el
dios. «Señor —cantan— , afecta mi cuerpo, mi habla y mi mente. Per-
mí teme habitar con toda mi alma en el mágico mandala. Mi corazón,
el corazón de este cuerpo, se ha convertido en el Señor de la Danza.»
En todas las culturas desde el comienzo de los tiempos los seres
humanos se han comunicado directamente con su dios o sus dioses y
con espíritus buenos y malos. A inicios de los años 1990, el neuropsi-
cólogo canadiense Michael Persinger tuvo una primera experiencia
directa con Dios. El doctor Persinger no es un hombre religioso y por
entonces trabajaba en el laboratorio de la Universidad Laurentian.
Pero hubo fuerzas extraordinarias en juego. Persinger se ajustó a la
cabeza un estimulador magnético transcraneal, un aparato que emite
un potente campo magnético que fluctúa rápidamente en pequeñas
áreas determinadas del cerebro. Si se lo usa para estimular varias zo-
ñas de la corteza motora del cerebro, ciertos músculos se contraen o
los miembros se mueven involuntariamente. Si se estimulan áreas de
la corteza visual, hasta gente ciega de nacimiento puede experimentar
lo que es «ver». En el caso de Persinger, el mecanismo estimuló el te-
jido de sus lóbulos temporales, esa parte del cerebro situada justo de-
bajo de las sienes. Y entonces vio a «Dios».1

EL «MÓDULO DE DIOS»
Hace años que se sabe que la gente propensa a ataques epilépti-
eos en los lóbulos temporales tiene mayor tendencia que lo normal a
vivir intensas experiencias espirituales. El profesor V S. Ramachan-
dran, director del Centro para el Cerebro y la Cognición de la Univer-
sidad de California en San Diego, ha trabajado toda su vida profesio-
nal con pacientes epilépticos. Después de un ataque, es frecuente que
EL P U N T O D IV IN O EN EL CEREBRO 97

giosa a principios del siglo xx, no sabia nada de la futura investigación


sobre el punto divino. Pero conocía los ataques epilépticos y la tenden-
cia de ciertas formas de locura a producir experiencias muy similares a
las espirituales. Opinaba que algunos «médicos materialistas», como
los llamaba, podrían utilizar esto para descartar el significado elevado
de esas experiencias. James pensaba que los materialistas eran unos
«ingenuos» incapaces de distinguir entre dos cuestiones muy impor-
tantes y diferentes: por un lado, la naturaleza y el origen de la ex-
periencia espiritual y, por el otro, el sentido o importancia que tiene.
Creía que el cerebro tenía un papel importante en las experiencias psi-
cológicas, pero no afirmaba que todas esas experiencias fuesen sólo
«neurología».8 Los científicos pueden, por ejemplo, producir «expe-
riendas visuales» simuladas estimulando la corteza óptica, pero eso
, no prueba en absoluto que la visión sea una mera alucinación.
A la luz de la reciente neurología parece claro que el punto divino
tiene un esencial papel biológico en la experiencia espiritual. El tra-
bajo de Persinger y Ramachandran y de los demás neurólogos y psi-
cólogos que han estudiado la actividad del punto divino en relación
con la locura y la creatividad, confirma la correlación del lóbulo tem-
poral o zona límbica de estimulación con experiencias «anormales» o
«extraordinarias» de toda clase. Pero para juzgar en detalle el papel
del punto divino y las experiencias que genera o conciba, debemos
analizar con mayor detenimiento esas experiencias, la locura o enfer-
medad con que se las asocia con frecuencia, y su papel positivo en la
resolución de problemas, la imaginación moral y la creatividad.

LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA


ESPIRITUAL
En su clásico El misticismo, E C. Happold nos cuenta cómo Cristo
se le acercó una tarde cuando estaba sentado a solas en su cuarto uni-
versitario de Peterhouse, en Cambridge. Elappold no es epiléptico ni
nunca ha sufrido un trastorno mental, de modo que su experiencia
fue la de un hombre «normal».

Sólo era la habitación con sus viejos muebles, el fuego ardiendo


en la chim enea y la lámpara de pantalla roja sobre la mesa. Pero esta-
ba llena de una presencia que de algún extraño modo estaba a mi aire-
dedor y en mi interior, como la luz o el calor. Me sentí abrumadora-
>)< LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

normal) relacionada con la religión. El fenómeno de la creencia reli-


giosa puede estar “cableado” en el cerebro.»
Los lóbulos temporales están íntimamente ligados al sistema lím-
bico, el centro emocional y mnemotécnico del cerebro. Allí hay dos
partes de suma importancia; una es la amígdala cerebral, una peque-
ña estructura con forma de almendra en medio del área límbica; la
otra es el hipocampo, esencial para el registro de experiencias en
la memoria. El trabajo de Persinger7 ha demostrado que cuando son
estimulados estos centros emocionales aumenta la actividad en el ló-
bulo temporal. Y viceversa: un aumento de actividad en el lóbulo
temporal tiene intensos efectos emocionales. La participación del hi-
pocampo, tan básico para la memoria, significa que aunque las expe-
riencias espirituales en el lóbulo temporal sólo duran unos segundos,
pueden tener una fuerte y duradera influencia emocional en toda la
vida de la persona; un fenómeno a veces denominado «transforma-
dor de vida». La participación del sistema límbico también demues-
tra la importancia de un factor emocional en la experiencia religiosa o
espiritual en contraposición con la mera creencia que puede ser bas-
tante intelectual.
Neurobiólogos como Persinger y Ramachandran han apodado
«el punto divino (o de Dios)» a esta zona de los lóbulos temporales re-
lacionada con la experiencia religiosa o espiritual. La mayoría sugiere
que se ha desarrollado en el cerebro siguiendo algún propósito evolu-
tivo, pero también se apresuran a decir que eso no prueba ni deja de
probar que Dios exista o que los seres humanos se comuniquen
de verdad con Él. Entonces, ¿qué es lo que prueba?
¿Es este punto divino una triquiñuela neurológica que nos ha juga-
do la naturaleza porque la fe en Dios es útil a la naturaleza o la socie-
dad? ¿Se han desarrollado rituales y símbolos, se ha escrito poesía,
dedicado muchas vidas, librado guerras y construido catedrales du-
rante miles de años sólo a causa de cierta actividad eléctrica en algu-
ñas zonas del cerebro? ¿Es la fuerza de la conversión de san Pablo en
el camino de Damasco nada más que el efecto de un ataque epilépti-
co? ¿O este punto divino es un componente decisivo de nuestra inteli-
gencia espiritual y la actividad en el lóbulo temporal no es más que la
forma que tiene la naturaleza de permitir que el cerebro tenga un pa-
peí en el conocimiento más profundo de nosotros mismos y del uni-
verso?
Cuando el psicólogo William James, hermano del célebre novelis-
ta Henry, escribió su obra clásica Las variedades de la experiencia reli-
EL P U N T O D IV IN O EN EL CEREBRO 99

espacio, u n espacio tan tranquilo como una rosa, un espacio angelical


en que uno se mantiene en paz... El m om ento es ahora presente en mí
con una fortaleza y supervivencia peculiares, como hecho de un gra-
do superior del Ser. Puedo recordar dos o tres momentos así en los úl-
timos años... y es como si fueran suficientes para llenar mi vida inte-
rior con un esplendor claro y sereno; poseen luces en su interior, luces
de sosiego, y cuando más los contem plo en el recuerdo más los siento,
según las concepciones y experiencias vacías de hoy, como pertene-
cientes a una unidad de acontecimientos más grande y superior.11

Rilke revivió estas experiencias en sus últimos años cuando escri-


bía sobre el Todo que subyace debajo de la existencia cotidiana y
cuando desarrollaba su visión de que la muerte no es más que otro es-
tado del ser.
Experiencias como estas, ya de contenido religioso o más o menos
difusas, son muy comunes. En las culturas occidentales, se sabe que
un 30-40 por ciento de la población dice haber experimentado al me-
nos en una ocasión sensaciones de gran euforia y bienestar acompaña-
das de visiones profundas que abren una nueva perspectiva de la vida,
la sensación de que todo en derredor está vivo y atento, la sensación de
una presencia de guía y alivio, o la sensación de ser uno con el todo
de la existencia. Cuando se usan técnicas de medición como en la en-
trevista personal, el porcentaje se dispara a un 60-70 por ciento.12
En 1990, el Centro de Investigación Alastair Hardy, de la Univer-
sidad de Oxford, organizó un estudio riguroso de la experiencia espi-
ritual.13 El equipo de investigadores analizó a cinco mil sujetos que
respondieron una pregunta que había salido en los periódicos: «¿Al-
guna vez ha sido consciente de una presencia o poder, lo llame usted
Dios o no, diferente de su yo cotidiano?» En otro cuestionario pedían
a la gente que describiese sus propias experiencias. Las respuestas in-
cluyeron descripciones como la siguiente:

Sensación de ligera euforia no asociada con ningún hecho en es-


pedal. Sensación de que los problemas son minúsculos y de que care-
cen de toda importancia; diferente sentido de la perspectiva. Siento
que tengo mayor comprensión, más capacidad para afrontar la vida.
Me revitaliza, rejuvenece y pone las cosas en perspectiva.

Una sensación de ser m uy ínfimo y que todo lo que experimento


y pienso es muy poca cosa. Una sensación de estar justo en el círculo
98 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

m ente poseído por alguien que no era yo, pero sin embargo también
me sentí yo mismo como nunca antes. Me sentí embargado por una
intensa felicidad y alegría como nunca había conocido ni he vuelto a
conocer desde entonces. A mi alrededor había una profunda sensa-
ción de paz, seguridad y certeza. Comprendí que no somos átomos
solitarios en un universo frío, hostil e indiferente, sino que cada uno
de nosotros está ligado a u n todo del que tal vez no seamos conscien-
tes y que jamás conoceremos, pero al que podemos entregarnos con-
iiadamente y sin reservas.9

En Las variedades de la experiencia religiosa, William James co-


menta una experiencia más agitada de un colega psicólogo, aunque
tuvo parecidas consecuencias pacíficas. Su amigo había pasado la ve-
lada cenando, leyendo poesía y discutiendo filosofía con otros ami-
gos. Su salud mental era completamente normal.

Nos despedimos a medianoche. Yo tenía por delante un largo tra-


yecto hasta casa. Mi mente, influenciada por las ideas, imágenes y
emociones de la lectura y la charla, estaba en calma. Me sentía en un
estado de placidez, incluso de gozo pasivo; en realidad no pensaba,
sólo dejaba fluir las ideas, imágenes y emociones. De súbito, me en-
contré envuelto en una nube como una llama. Por un instante pensé
en u n incendio desatado en algún sitio cercano, pero al siguiente ins-
tante supe que el fuego estaba en mí. Inmediatamente experimenté
una sensación de exaltación, de alegría inmensa acompañada por una
iluminación intelectual bastante difícil de describir. Entre otras cosas,
no sólo llegué a creer sino a ver que el universo no estaba compuesto
de materia muerta, sino que por el contrario es una presencia viva; y
me hice Uno con la vida eterna.10

Las experiencias relatadas por Happold y James son religiosas e


implican la sensación o presencia de alguien, pero las experiencias es-
pirituales personales a menudo se separan de la religión y se basan en
el amor o en una visión o compromiso profundos. Para el poeta che-
co Rainer María Rilke (1872-1926), autor de Sonetos a Orfeo y Elegías
de Duino, ese tipo de experiencia de paz y sentido profundos fue fruto
de la lectura de un poeta desconocido. Como ahora veremos, Rilke
siempre temió perder la razón.

Estaba concentrado y lleno de una absoluta serenidad mental.


Fuera se extendía el parque; todo estaba a tono conmigo; era una de
esas horas en que las cosas parecen haberse unido y abandonado el
EL P U N T O D IV IN O EN EL CEREBRO 101

LA LOCURA Y EL PUN TO DIVINO


Tanto los esquizofrénicos como los maniacodepresivos ven visio-
nes, sienten presencias y reciben instrucciones sobre actos que se espe-
ra que lleven a cabo. Este tipo de enfermedades tiene como caracterís-
tica un aumento de la actividad en el lóbulo temporal o punto divino.
Algunos escépticos sugieren que todas las experiencias de esta
naturaleza son una señal de perturbaciones mentales reales o inci-
pientes, pero los psicólogos especializados en los vínculos entre ex-
periencias espirituales y enfermedades mentales no están de acuerdo.
Ramachandran, por ejemplo, ha demostrado que gente mentalmente
sana tiene un aumento de actividad en el lóbulo temporal cuando se
la expone a palabras o temas espirituales.
No obstante, otros investigadores afirman que hay diferencias
importantes entre las experiencias de la gente normal y las de los en-
fermos mentales. Jackson escribió su tesis doctoral en la Universidad
de Oxford sobre este tema.16 Si bien llegó a la conclusión de que hay
similitudes entre las experiencias de los psicóticos y las de los sanos,
observa que «en general las descripciones del grupo clínico [los psi-
cóticos] son más perturbadas, negativas y extrañas en el modo de ser
expresadas o en su contenido».17 Da un ejemplo dramático de una
experiencia típicamente esquizofrénica. El paciente manifestó:

Una noche desperté y las cortinas estaban un poco abiertas. Po-


día ver la luz de la luna y sentí una presencia sobrenatural. Cerré rápi-
damente las cortinas, pero la presencia aún estaba allí. Era como un
ser palpitante a mi alrededor. Me presionó y rápidamente saqué
un lienzo y pinté la experiencia. Al día siguiente me vi obligado a pro-
teger mi dormitorio de esos rayos e influencias y empapelé el interior
con papel de aluminio.18

En muchos casos parecidos, la experiencia de los psicóticos era


más perturbadora que tranquilizadora o inspiradora. Jackson afirma
que los psicóticos tienden a sentirse más abrumados por esas expe-
riendas que la gente normal «y pierden efectivamente contacto con la
realidad por mayores períodos de tiempo, durante los cuales viven
sus visiones con comportamientos estrafalarios».16 A diferencia de la
gente sana, a los psicóticos les resulta difícil integrar sus experiencias
espirituales en la vida cotidiana y, por tanto, no pueden hacer un uso
duradero y positivo de las mismas.
100 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

de alguna armonía profunda y no saber cómo seguir adelante. Una


sensación de paz y calma. Una emoción extrema.

He visto en varias ocasiones, y acabo de ser consciente de ello, a


mi abuelo que murió en 1977. Me proporciona una especial sensa-
ción de tranquilidad, seguridad y confianza, en especial porque sólo
se aparece cuando me siento mal, ansioso o preocupado.

Algunas de las respuestas describen experiencias más religiosas,


como la de Happold:

He vivido la sensación de la presencia de Dios en muchas ocasio-


nes. Cuando me pasó por primera vez (durante u n servicio religioso a
la edad de quince años) me sentí físicamente ebrio (¡no lo estaba!) y
apenas podía caminar. En otras ocasiones, sólo he tenido una sensa-
ción sobrecogedora de paz y am or y a m enudo me he olvidado del
tiem po.14

En esta encuesta, casi el 70 por ciento de los encuestados respon-


dió afirmativamente. De las descripciones detalladas de estas expe-
riendas, el equipo de investigadores pudo discernir dos tipos básicos
de experiencia espiritual: la «mística» y la «milagrosa».
La gente que vivió experiencias milagrosas tuvo la sensación de
una presencia sobrenatural y mentora, como Jesús o la Virgen María,
que los llamaba y les aconsejaba seguir un rumbo determinado. La
mayoría de esta gente, tenía antecedentes religiosos. Los de creencias
agnósticas o ateas tendían a contar experiencias de percepción extra-
sensorial, como telepatía o precognición, o la experiencia de un esta-
do alterado de conciencia como, por ejemplo, flotar por encima del
propio cuerpo durante una operación quirúrgica o después de un ac-
cidente; es decir, experiencias exteriores al cuerpo.
Las experiencias místicas descritas se parecían más a la de Rilke.
Los encuestados informaban sobre experiencias de sentido profundo,
visión abisal, sensaciones de gran bienestar, de euforia, o una tremen-
da percepción de unidad en todas las cosas. Aunque esta clase de ex-
periencia rara vez tiene un contenido religioso concreto, muchos es-
tudios la vinculan con un aumento de actividad en el lóbulo temporal
o punto divino, pero estas experiencias milagrosas son las que tienen
mayor correlación con la locura.15
EL P U N T O D IV IN O EN EL CEREBRO 103

Las investigaciones psicológicas de los años setenta revelaron


mucho más sobre los «umbrales móviles» y explicaron por qué mu-
cha gente no psicótica comparte experiencias comunes a esquizofré-
nicos y maniacodepresivos. Estas investigaciones se refieren a la per-
sonalidad «esquizoide»; gente que tiene ciertos tipos de desviación
de la personalidad normal o síntomas de incipiente enfermedad men-
tal. El reconocimiento de la esquizofrenia ha proporcionado una
nueva sutileza en la comprensión de la mente humana y sus desvia-
ciones.
Desde fines del siglo xix, cuando se estableció la psiquiatría, la
mayoría de los especialistas han aceptado la opinión de que el trastor-
no mental es radicalmente distinto de la salud mental y que los de-
mentes son personas con las que el resto de nosotros tiene muy poco
en común. En contraste, la reciente investigación de la esquizofrenia
ha probado que hay una escala de salud mental que va de lo normal
hasta la locura clínica pasando por lo esquizoide. Según el profesor
Gordon Claridge, de la Universidad de Oxford, el 60-70 por ciento
de la población adulta de los países occidentales muestra ciertas ca-
racterísticas esquizofrénicas.23
Pero a sólo el 1 por ciento se le diagnostica esquizofrenia y a un
porcentaje igualmente reducido se le cataloga como maniacodepresi-
vos. La mayoría del resto de nosotros tenemos pocas rarezas.
Debido a que importantes investigaciones científicas han estable-
cido una correlación definitiva entre la personalidad esquizoide y la
propensión a ciertos tipos de experiencia religiosa, y debido a que,
como veremos más adelante, el hecho de ser un poco esquizoide con-
fiere una ventaja a la humanidad, resulta importante reconocer los
síntomas que definen este estado mental. El grado de cada uno de-
pende de dónde se sitúe el individuo en la escala entre normal y psi-
cótico.
Según la mayoría de los estudios, una persona esquizoide mués-
tra las siguientes nueve peculiaridades en diferente grado:

□ Idealización mágica. Significa una tendencia a creer que los propios


pensamientos tienen un poder físico o que pueden convertirse en
realidad (si le deseo mala suerte a alguien y eso sucede, es a causa
de mi pensamiento); asimismo, una tendencia a ver un significado
en la correlación entre hechos en principio no relacionados (como
gatos negros y mala suerte), o en cosas como cristales, huesos o
cualquier otra que pueda servir de talismán. Que esta idealización
102 I.AS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

También hay una distinción entre las experiencias más recurrentes


de los psicóticos y las de la gente normal. Los psicóticos eran mucho
más propensos a vivir experiencias milagrosas mientras que las místi-
cas se daban casi por igual en ambos grupos. Si se les preguntaba sobre
si este tipo de experiencias milagrosas les provocaba una sensación

□ de estar controlado por algo fuera de usted mismo


□ de haber entrado en otro nivel de realidad
□ de estar en presencia de alguien sobrenatural
□ de haber perdido la noción del tiempo

casi el doble de psicóticos que de sanos contestaban de forma afirma-


tiva.
En contraste, cuando se les preguntaba sobre sensaciones de una
naturaleza más mística como

□ estar sorprendido por la intensidad de las propias emociones


□ tener la impresión de que todo alrededor estaba vivo y consciente
□ sentir algún tipo de armonía con su entorno
□ un sentimiento de amor o de ser amado
□ estar en un estado mental inusitadamente sereno o pacífico

ambos grupos respondían afirmativamente con la misma frecuencia.


Entre el 56 y el 70 por ciento de ambos grupos habían tenido expe-
riencias semejantes. Un estudio de 115 estudiantes en Australia tam-
poco encontró correlación entre experiencia mística e introversión,
neurosis y psicosis.20
Aún así, Jackson y muchos otros hallaron suficiente similitud y
correlación entre experiencias de locura y experiencias espirituales
normales como para seguir profundizando. En fecha tan temprana
como 1902, William James señaló que las «personas dedicadas a la
vida espiritual» tenían mayor acceso a los contenidos de su incons-
cíente que las demás: «La puerta a esta región parece extrañamente
abierta.»21 Otro estudioso del misticismo observó a inicios del si-
glo xx que los místicos tienen «umbrales de extraordinaria movilidad.
Es decir, un esfuerzo muy pequeño, una muy ligera desviación de las
condiciones normales, permite que sus poderes latentes o sublimina-
les emerjan y ocupen su campo mental. Un “umbral móvil” puede
convertir a un hombre en un genio, un lunático o un santo. Todo de-
pende del carácter de los poderes puestos en funcionamiento.»22
EL PUNTO DiVINO EN EL CEREBRO 105

¿POR QUÉ TENEMOS UN


PUN TO D IVIN O ?
En 1994, Félix Post publicó en el Brítísh Journal of Psychíatry un
listado de 291 personalidades que habían alcanzado la fama mundial
en los últimos 150 años. Incluía a estadistas, intelectuales, científicos,
artistas, escritores y compositores, todos bien conocidos: Einstein,
Darwin; Lenin, Roosevelt, Hitler, Ben-Gurion, Woodrow Wilson; Ra-
vel, Dvorak, Gershwin, Wagner; Klee, Monet, Matisse, Van Gogh;
Freud, Jung, Emerson, Buber, Heidegger; Chejov, Dickens, Faulkner,
Dostoievski, Tolstoi... El meollo del análisis era ver qué correlación
había entre grandeza creativa e inestabilidad mental.27 Las conclusio-
nes de Post fueron sorprendentes.
Usando fuentes fidedignas que incluían información clínica y tes-
timonios de primera o segunda mano, Post logró la siguiente estadís-
tica de inestables mentales:

Científicos 42,2%
Compositores 61,6%
Estadistas 63%
Intelectuales 74%
Artistas 75%
Escritores 90%

El grado de inestabilidad variaba de episodios aislados y ocasio-


nales a problemas graves capaces de perjudicar el trabajo y causar in-
cidentes que requerían tratamiento en un hospital. Los problemas
incluían alcoholismo, depresión, manía depresiva, problemas psico-
sexuales, conducta obsesiva compulsiva, comportamiento histrióni-
co o antisocial y síntomas de esquizofrenia.
La psiquiatra americana Kay Redfield jamison, ella misma una
maniacadepresiva de toda la vida, ha dirigido un estudio similar de
asociación entre manía depresiva y personalidades artísticas.28 Su lar-
ga lista de afectados en un grado u otro incluye a William Blake, Lord
Byron, Dylan Thomas, Sylvia Plath, Ernest Hemingway, Joseph Con-
rad, E Scott Fitzgerald, Virginia Wolf y Hermann Hesse. Muchos pa-
saron largas temporadas en clínicas mentales u hospitales psiquiátri-
eos, y un gran número, en especial los poetas, se suicidaron.29
Jamison inicia su libro con un saludo del poeta Stephen Spender
(quien no figura en la lista) a sus tempestuosos colegas:
104 LAS PRUEBAS CIENTIFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

mágica sea considerada esquizofrénica o normal depende de la


cultura; en muchas sociedades esas asociaciones son consideradas
de uso corriente.
□ Fácil distracción. El muy esquizoide poeta Rilke describió su ten-
dencia a distraerse en estos términos: «Si se oye un ruido, me en-
trego y yo soy ese ruido.»24 Un paciente más gravemente esquizo-
frénico comentó: «Presto atención a todo al mismo tiempo para
no prestar atención a nada.»25
□ Tendencia a fantasear o soñar despierto. Y a veces a no distinguir la
frontera entre realidad y fantasía.
□ Pensamientos imprecisos. Los pensamientos del individuo no tienen
las usuales restricciones o límites racionales, de modo que hace
asociaciones entre cosas que los demás no harían.
□ Inconformismo impulsivo. En otras palabras, actuar por impulsos; a
veces, habla incoherente, comportamiento extraño o vestimenta
extravagante.
□ Experiencias inusuales. Por ejemplo, las de tipo visual o auditivo
asociadas con experiencias espirituales como las descritas en este
capítulo.
□ Introversión. Preferir la propia compañía y preferir actividades soli-
tarias.
□ Insatisfacción social. Se trata de cierta incapacidad para disfrutar de
la vida social. Por lo general, va acompañada de una tendencia a
evitarla. La insatisfacción social física representa una disminución
del placer en las experiencias sensoriales.
□ Ambivalencia. No ser capaz de decidir, ya que no ve el valor o la
posibilidad de dos o más alternativas.

La mayoría de estas características son moneda corriente en la


vida mental de los niños, pero en los adultos se asocian con excentri-
cidades y pueden representar un indicio de locura incipiente. Su reía-
ción con enfermedades como la epilepsia y la dislexia está bien proba-
da.26 Sin embargo, también se asocian con altos niveles de actividad
en el lóbulo temporal o punto divino. ¿Por qué la actividad cerebral
que puede causar sufrimientos y disfunciones es una parte normal de
nuestra herencia neurobiológica? Esa cuestión debe ser dilucidada an-
tes de que podamos evaluar si la actividad del lóbulo temporal ñor-
malmente asociada con la experiencia espiritual tiene un papel princi-
pal en la inteligencia espiritual.
EL P U N T O D IV IN O EN EL CEREBRO 107

y a largo plazo. Muchos de los que estaban al borde de la locura o


eran meros esquizoides, interrumpieron toda producción creativa
o útil en cuanto su locura fue total. La locura puede ser estéril, cons-
trictiva e inmovilizadora. Vivirla es una pesadilla y a la mayoría de la
gente se la puede considerar demente en algún grado. Y la mayoría de
los locos no son creativos.
El psicólogo británico J. H. Brod estudió qué características psi-
. cóticas concretas, en oposición a las psicóticas genéricas, podrían re-
sultar útiles para la creatividad.32 La mayoría de sus hallazgos, con
relación a la lista de características de las páginas 103 y 104, se basan
en el sentido común. Por ejemplo, la esquizofrénica falta de precisión
de pensamiento se correlaciona con un alto grado de fluidez, flexibi-
lidad mental y originalidad para hacer enlaces asociativos entre ideas
o hechos. Esta capacidad de «globalización» brinda a la persona es-
quizoide una gama más amplia e inusual de pensamientos. Del mis-
mo modo, una tendencia a las ideas mágicas, la fantasía y el soñar
despierto se correlaciona mucho con la capacidad de imaginar cosas
inexistentes, crear personajes de ficción, tener imágenes visuales que
llevan a nuevos conceptos o a ver las cosas desde una perspectiva no
convencional. El ser propenso a experiencias inusitadas puede expo-
ner al individuo a colores y emociones más intensos, o a aspectos de
la realidad que no son normales en la vida cotidiana. Tanto san Pablo
como santa Teresa hicieron pleno uso de sus visiones. Una tendencia
a la distracción fácil puede dar resultados negativos, pero también
puede conducir a prestar atención a una gama más variada de cosas.
Y la ambivalencia, aunque perjudicó grandemente a Hamlet, está co-
rrelacionada con una gran capacidad de ver de repente los beneficios
de muchas opciones o posibilidades.

CARACTERÍSTICAS ESQUIZOFRÉNICAS
Y LA CAPACIDAD DE RESOLVER
PROBLEMAS

Ya hemos visto que uno de los criterios para medir la inteligencia


es que nos ayuda a resolver problemas. Esta capacidad también forma
parte de la creatividad, en especial la política o científica, de modo
que no puede sorprender que algunos investigadores relacionen la
posesión de rasgos esquizoides de la personalidad con una especial
106 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

Pienso continuamente en aquellos que fueron realmente grandes.


Quienes, desde el seno materno, recordaron la historia del alma
por los pasillos de la luz donde las horas son soles
infinitos y cantarines. Cuya amorosa ambición
fue que sus labios, aún acariciados por el fuego,
hablaran del Espíritu vestido de pies a cabeza con canciones.
Y quienes guardaban de las ramas de la primavera
los deseos que caían por sus cuerpos como flores.

Cerca de la nieve, cerca del sol, en la tierra más alta,


mirad cómo sus nombres son agasajados por las hierbas
agitadas
y por corrientes de blancas nubes
y por los susurros del viento en el oyente cielo.
Los nombres de aquellos que en sus vidas lucharon por la vida
y que portaban el centro del fuego en sus corazones.
Nacidos del sol, viajaron hacia el sol
y dejaron en el aíre la firma de su honor.

Esa «fina locura», como aclara el poema de Spender, ha produci-


do tanto sufrimiento como creatividad. Sin embargo, muchas de estas
personas creativas no se han arrepentido del precio a pagar y algunos
se han mostrado hasta complacidos con sus temperamentos extrava-
gantes. Jung, a inicios de su carrera y tras haberse distanciado de
Freud, sufrió una especie de crisis esquizofrénica que le dio proble-
mas durante siete años; sin embargo décadas después escribió: «Hoy
puedo decir que nunca he perdido contacto con mis experiencias ori-
ginales. Todas mis obras, toda mi capacidad creativa, han sido gene-
radas por las fantasías y sueños que empezaron en 1912, hace casi
cincuenta años. Todo lo que logré más tarde en la vida ya estaba con-
tenido en ellos.»30
En la misma línea, Rilke escribió de sus episodios que rayaban la
esquizofrenia: «Puede ser menester que cada significado se disuelva
como las nubes y caiga como la lluvia; es decir, es necesario soportar
algo parecido a la desintegración mental o a la muerte para ser capaz
de ver todo de manera diferente.»31
Gran parte de la obra de R. D. Laing en los años sesenta estuvo
dedicada a destacar los efectos secundarios de los ataques esquizofré-
nicos de sus pacientes. Pero, como aclara el trabajo de Post, existe
poca correlación entre creatividad o grandes logros y locura avanzada
EL P U N T O D IV IN O EN EL CEREBRO 109

la baja incidencia de las enfermedades esquizofrénicas o maniacode-


presivas puede ser el precio que paga la humanidad por la gran
incidencia de características esquizofrénicas en la población en ge-
neral.

EXPERIENCIAS DEL
PUN TO DIVINO Y LA IES
Hasta ahora, la gran cuestión planteada en este libro ha sido si la ac-
tividad en el punto divino contribuye a la inteligencia espiritual. La res-
puesta tiene que ser afirmativa. Ciertamente el punto divino contribuye a
nuestra experiencia espiritual y a otras experiencias asociadas con la crea-
ción de mitos y la apertura mental. Al igual que los sueños y la mente in-
fantil, nos da acceso a la mente preconsciente o subconsciente y a flujos
de pensamiento simbólicamente ricos. Pero el 60-70 por ciento de los
seres humanos (todos presentamos rasgos esquizoides de personali-
dad) experimentamos un aumento notorio de actividad en el punto divi-
no mientras que sólo unos pocos creamos, por ejemplo, grandes obras
de arte o resolvemos problemas paradigmáticos.
Una mera vivencia espiritual no es garantía de que podamos
usarla creativamente en nuestra vida. Poseer un alto nivel de inteli-
gencia ofrece la oportunidad de usar lo espiritual para proporcionar
un mayor contexto y sentido a la existencia, para lograr una experien-
cia de totalidad, destino y realización personal, pero la inteligencia
por sí sola no garantiza nada. Una mera experiencia espiritual puede
crear confusión, desorientación o algún deseo indefinible. Puede aca-
bar en locura o una ansiedad conducente a comportamientos auto-
destructivos como la drogadicción, el alcoholismo o un consumismo
absurdo. En otras palabras, una mera experiencia efímera de lo espi-
ritual puede conducir a una verdadera pérdida de perspectiva. Su im-
prevista riqueza puede hacer que nuestras vidas cotidianas parezcan
tan grises que nos retraemos en vez de desarrollarnos.
El punto divino es un módulo aislado de redes neurales en los ló-
bulos temporales. Al igual que otros módulos aislados del cerebro
—el centro oral, el centro visual, etc.— , confiere una capacidad espe-
cífica, pero tiene que estar integrado. Podemos «ver» a Dios, pero eso
no lo trae a nuestra vida. La inteligencia espiritual, al contrario, se
basa en todo el tenómeno integrador de las oscilaciones de 40 Hz en
el cerebro.
108 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

capacidad para resolver problemas. Jackson señala que esas experien-


cias pueden tener un papel particularmente creativo cuando se lidia
con problemas existenciales, como el dolor por la pérdida de un ser
querido o una grave enfermedad. Entonces, lo que se necesita es me-
nos un cambio de la realidad (por lo demás, imposible) que un cam-
bio de perspectiva o actitud:

Una experiencia espiritual com ún en el contexto de muerte de un


ser querido es un período de ser consciente de la presencia del muer-
to mediante una percepción sensorial o, menos tangiblemente, me-
diante la sensación de que sigue presente. Con experiencias semejan-
tes, la gente se alivia en un sentido más emocionalmente directo de lo
que conseguiría mediante el proceso relativamente «frío» de procesa-
miento cognitivo.33

Jackson cita el caso de Sean, un joven cabeza de familia a quien


su médico le dijo que probablemente padecería esclerosis múltiple.
Este posible diagnóstico provocó desesper'ación en el sujeto y un gra-
ve desajuste en su vida y sus relaciones. Era de una familia normal de
clase media y nada religiosa, y él mismo se declaraba ateo. No obstan-
te, un día, semanas después del comienzo de su crisis, caminaba por
el campo cuando oyó una voz que le llamaba. «Sean —le dijo la
voz— , nada de esto importa. Siempre tendrás lo que necesites.» La
voz le «instruyó» sobre la naturaleza efímera de la existencia y cómo
lograr una actitud de aceptación de la realidad en vez de luchar con-
tra ella. Cuando Sean llegó a la carretera minutos después sintió que
sus propios pensamientos «empezaban a volver y desapareció toda
aflicción». En los siguientes seis meses, la voz volvió a hablarle en va-
rías ocasiones, transformando su perspectiva y permitiéndole afron-
tar sus problemas de forma eficaz y serena.34
Tales cambios de perspectiva no se limitan a la solución de pro-
blemas existenciales. Consideremos la historia del químico Kekulé:
soñó que una serpiente se mordía la cola, lo que le llevó al descubrí-
miento de los enlaces del benceno. Y es bien conocido que Einstein
afirmó que no podemos resolver problemas dentro del marco mental
que los ha creado; su teoría de la relatividad constituyó uno de los
grandes cambios de perspectiva del siglo xx. Algunos comentaristas
piensan que las asociaciones esquizofrénicas para la resolución de
problemas podrían conferir una ventaja evolutiva a la especie hu-
mana al hacernos más flexibles, adaptivos y creativos. Si esto es así,
T E R C E R A P A R T E

UN N U E V O MODELO
DEL SER
110 LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE LA IES

De esto se concluye que el punto divino puede ser una condición


necesaria para la IES, pero tal vez no suficiente. Se puede esperar que
aquellos que tengan un alto nivel de IES también tengan una activi-
dad intensa en el punto divino, pero eso no significa que garantice una
gran IES. Para conseguirla, tal como veremos en los siguientes capítu-
los, todo el cerebro, todo el ego, toda la vida, deben estar integrados. Las
capacidades y visiones que nos confiere el punto divino deben fundir-
se en el tejido general de nuestras emociones, motivaciones y poten-
ciales, y estar en comunicación con el centro del ego y su particular
manera de conocer.
INTERLUDIO

UNA BREVE HISTORIA


DE LA HUMANIDAD

¿De dónde venimos? ¿Cuál es nuestro origen en el tiempo? ¿Cuán


grande es la historia de la que formamos parte? ¿Cuáles son nuestras
raíces? ¿Cuánto hace que existimos? ¿Cuáles son los límites de la exis-
tencia humana? ¿Cuál es la fuente de la inteligencia? (o de nuestra
tendencia a hacer preguntas como esta). Es imposible pensar profun-
damente sobre la inteligencia espiritual sin considerar estas cosas. En
los siguientes capítulos propondré un modelo del ser más amplio y
profundo que todos los postulados hasta ahora. Pero no es posible
hacerlo sin considerar el sitio del ser dentro de la historia de la crea-
ción. Presentaré breves viñetas mitológicas y científicas que sitúan al
ser humano y la inteligencia humana en un contexto más amplio.
Toda civilización ha tenido su propia versión de la historia de la
creación, una historia que responde a preguntas como las que acabo
de formular. Estas historias forman parte implícita de cómo nos co-
nocemos a nosotros mismos y valoramos nuestra existencia. Muchos
antropólogos han visto importantes temas comunes en las historias
de'pueblos diversos, como si la misma conciencia humana se hubiera
contado la misma historia a través de las diferentes voces de numero-
sas civilizaciones. Ian Marshall ha reunido cuatro de estas voces en
una narrativa que aquí se presenta como preludio al Loto del Ser.
INTERLUDIO: UNA BREVE HISTORIA DE LA HUMANIDAD 115

2. GA IA

E: Entonces sucedió algo irreversible. Un mundo posible, una


masa al azar de energía prestada aprovechó su breve instante y
desarrolló una estructura. En un abrir y cerrar de ojos había es-
capado de sus orígenes. Antes del espacio y el tiempo, la estruc-
tura aún era circular, cerrada y sin principio ni fin. De manera
rudimentaria, denominamos «superarco» a esa estructura.

G.: Hablas de Gaia en plenitud, la madre de todas las cosas. Era


completa en sí misma, una uroboros, una serpiente que se mor-
día la propia cola, alfa y omega.

J.C.: «Dijo Dios:


—Que exista la luz.
Y la luz existió.
Vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.»
Génesis 1: 3-4

O.: «Algo se formó misteriosamente. Nacido antes del paraíso y la


tierra, en el silencio y el vacío, solitario e inmutable... Tal vez sea
la madre de diez mil cosas.»
Tao Te C h in g , 2 5

3. POLARIDAD

G.: Gaia era la madre de Urano, el gran arco del cielo, «a quien ella
hizo su par en grandeza de modo que él la cubrió por completo».
Hesíodo, T eo g o n ia

«Dijo luego Dios:


—Halla firmamento en medio de las aguas, que separe unas de
otras.
Y así fue.
E hizo Dios el firmamento, separando aguas de aguas, las que esta-
ban debajo del firmamento de las que estaban sobre el firmamento.
Y vio Dios ser bueno.
Llamó Dios al firmamento cielo, y hubo tarde y mañana, según-
do día.
114 UN NUEVO MODELO DEL SER

EN EL PRINCIPIO
UNA NARRACIÓN PARA CUATRO VOCES

LAS VOCES

J.C. Judeocristiano/esotérico
F. Físico
G. Griego antiguo
O. Oriental (taoísta, hindú, budista)

I . EL CAOS

J.C.: «Al principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba con-
fusa y vacía y las tinieblas cubrían la haz del abismo.» Así dice el
sagrado libro del Génesis.
Génesis 1:1-2

G.: «Al principio era el caos, inmenso y oscuro...», el vacío del que
salen todas las formas y al que pueden retornar. Así decíamos en ‫־‬
la antigua Grecia.
Hesíodo, T eo gonia

O.: Los budistas le llamamos Shunyata, el Vacío. «Decir que existe


está equivocado. Decir que no existe es igualmente erróneo. Lo
mejor es no decir nada en absoluto.»
E s c r itu r a Z e n

F: Antes de que hubiera algo tangible estaba el vacío cuántico, un


mar de todo lo potencial, pero nada real. Ni materia ni espacio
ni tiempo, sino algo indescriptible. Los mundos posibles titila-
ban en los márgenes de la existencia, pero ninguno tenía la
energía necesaria para sobrevivir. Así contamos la historia los
científicos.

O: «El Tao que se puede expresar con palabras no es el eterno Tao.


El nombre que se puede nombrar no es nombre eterno. Lo que
carece de nombre es el principio de los cielos y la tierra.»
Tao Te Ching, 1
INTERLUDIO: UNA BREVE HISTORIA DE LA HUMANIDAD 117

J.C.: Más tarde, vimos sus símbolos en los siete planetas visibles: Jú-
piter y Venus, Marte y Mercurio, y el Sol, la Luna y Saturno. En
nuestra tradición ocultista, los situamos en el Árbol de la Vida.

O.: Vimos las mismas energías reflejadas en el cuerpo humano, en


los siete chacras.

5 . LAS ESTRELLAS

G.: A medida que el mundo envejecía, los hijos de Cronos también


lo derrocaron a él. Ahora gobernaba Zeus con los mil rayos.

E: Ahora el universo estaba dominado por el trueno de la radia-


ción cósmica. No se podía formar ninguna materia sólida. Todo
era plasma ardiente, tal como sucede hoy con las estrellas.

O.: En la antigua India la llamábamos la época de Agni, el dios del


fuego. Se debe recordar que la materia tiene cuatro estados: tie-
rra sólida, agua líquida, aire gaseoso y plasma incandescente.
Agni es el más antiguo de los dioses elementales.

E: A medida que el mundo se enfriaba, al cabo de trescientos mil


años, la materia dejó de estar acosada por la radiación cósmica.
Otros principios se abrieron paso. Las galaxias y las estrellas se
podían formar en paz. Pero un débil eco de aquellos primige-
nios tiempos incandescentes aún se puede oír hoy.

J.C.: Se formaron las constelaciones como dibujos de fuego ardiente


contra el oscuro arco del cielo. Tal como hoy las vemos, hay un
círculo de doce: Aries, Tauro y los demás en derredor de Piscis.
A su vez, el dios sol visita a cada una en sus dominios. El ciclo
del año equivale al círculo de la vida. Las estrellas, al igual que
nosotros, nacen y mueren. El tiempo había empezado.

O.: En la India honramos el ciclo del nacimiento, la vida y la muer-


te con tres dioses: Brahma, Visnú y Shiva. Todo cuanto vive está
sometido a sus dominios.
116 UN NUEVO MODELO DEL SER

Dijo luego:
—-Júntense en un lugar las aguas de debajo de los cielos, y apa-
rezca lo seco.
Así se hizo; y se juntaron las aguas de debajo de los cielos en sus
lugares y apareció lo seco; y a lo seco llamó Dios tierra, y a la
unión de las aguas, mares.
Y vio Dios que era bueno.
Génesis 1: 6-10

F.: El universo primigenio dividió su ser en dos. Uno siguió siendo


masa y energía. El otro se convirtió en espacio/tiempo y grave-
dad, tal como nos probó Einstein. Las dos entidades estaban
equilibradas, emparejadas y ahora fuera del alcance del Caos.
Ahora el universo empezó a crecer.

O.: «El Tao engendró a uno. Uno engendró dos. Dos engendraron
tres. Y tres engendraron las mil cosas.»
Tao Te C h in g , 42

4. MATERIA Y FUERZAS

G. : Urano y Gaia tuvieron muchos hijos e hijas. Nada escapaba a su


control, pero Urano era un tirano que encarceló a sus hijos.
Cronos, el benjamín, castró a su padre y gobernó en su lugar. Su
hermana Rea fue su mujer, y a su vez, tuvieron hijos.

E: El demoledor poder de la gravedad era demasiado fuerte. Nada


escapaba a su fuerza. Pronto el universo colapsaría y volvería al
Caos. Pero la primera manifestación del vacío cuántico, el cam-
po Eliggs, o Cronos, si así lo prefieren, poseía un poder sutil. En
un instante, el mundo se hinchó inmensamente y la gravedad
se debilitó. El campo Eliggs, o Cronos, si así lo prefieren, fue la
base de todo lo que entonces evolucionó.

G.: Evocamos en especial a Zeus y Afrodita, encargados de las fuer-


zas; y a Ares y Hermes, encargados de las formas.

F.: Nombramos a estas formas y fuerzas con nombres de nuestros


semejantes, Bose y Fermi. Los principios eran los mismos.
INTERLUDIO: UNA BREVE HISTORIA DE LA HUMANIDAD 119

8 . EL ALMA

G.: En nuestra revolución mental y cultural, empezamos a com-


prender y expresar no sólo el mundo visible que nos rodea, sino
también las fases del pasado. Cuatro de esas fases aún están con
nosotros. Los principios que denominamos Urano y Gaia, Sa-
turno y Júpiter, aún están aquí. Todavía somos masa y energía
en el espacio y el tiempo. La evolución no ha reemplazado lo
antes sucedido, sino que ha crecido sobre esa base. En las artes
y las ciencias, en las religiones y mitologías, en el esfuerzo por el
buen vivir, el espíritu aún activo del dios celestial se ha encarna-
do dentro de la diosa tierra de un nuevo modo.

O.: Entre el Tao del cielo y el Tao de la tierra se ha construido un


nuevo puente: el Tao de la humanidad; una nueva forma para
vivir en armonía con ambos. «El espacio entre el cielo y la tierra
es como un fuelle. La forma cambia, pero no la estructura.»

Tao Te C h in g , 5

J.C.: En el sexto día, Dios creó al hombre y lo hizo a su propia ima-


gen. Seres conscientes han empezado a llevar a cabo la misión
de los cielos en la tierra. Igual que arriba, abajo. Liemos hallado
analogías en todas partes. Urano y Gaia, nuestras propias ener-
gías masculina y femenina. Los siete planetas errantes, los siete
chacras en nuestros cuerpos, las siete formas y fuerzas de tiem-
pos de Cronos.

F.: Las fuerzas y partículas que hicieron las estrellas y luego los pía-
netas, también hicieron nuestros cuerpos. Algunos piensan que
las mentes y las almas siguen los mismos ritmos. Somos un mi-
crocosmos.

Todos: Estamos hechos de polvo de estrellas. Aquellos que com-


prenden y tienen buen corazón pueden evocar estas energías
transformadoras en la vida cotidiana. En nuestro fin está el co-
mienzo.

FIN
1 18 UN NUEVO MODELO DEL SER

ó. LOS ELEMENTOS

F.: Las primeras estrellas estaban compuestas enteramente de fue-


go; las más frescas nubes gaseosas entre ellas, de aire, pero en el
interior de las estrellas se generaron elementos más pesados.
Cuando moría una estrella, estos elementos se dispersaban en el
espacio. Nuevas estrellas se formaban con esas cenizas que aho-
ra pueden tener planetas sólidos compuestos por los antiguos
cuatro elementos.

Todos: La tierra, mi cuerpo;


El agua, mi sangre;
El aire, mi aliento;
El fuego, mi espíritu
Anatema de la Com unidad Findhorn

J.C.: Ahora se crearon los siete planos de la existencia entre Urano y


Gaia, el espíritu y la materia. Podía comenzar una nueva fase de
la evolución.

7 . LA VIDA

F.: Ese fue el momento decisivo. Había aparecido la tierra sólida.


Hasta ahora, poco a poco el universo entero se volvía más sóli-
do, inerte y dividido en partes. Pero debido a esta materia más
fresca se podían formar estructuras más complejas y delicadas.
Se trató de las primeras rocas, cristales y compuestos químicos.
Luego criaturas vivientes y finalmente criaturas con alma. Había
dado comienzo el lento y largo ascenso de la existencia de vuel-
ta a sus fuentes.

Todos: Cada nueva vida es una nueva estrella, un sol con su propio
reino. Los elementos fluyen a su alrededor y a su través. Siguen
sus pautas como planetas y cometas. Crean sustancias nuevas,
el alimento de las futuras generaciones. Por tanto, honramos la
vida y sus ritmos.
EL LOTO DEL SER I:
ILA CAPA DEL EGO

Puede decirse que el loto es la primera de las flores; generalmente florece


en aguas estancadas y pantanosas con una perfección tan sensual e imponente
que es posible imaginarla como el primer signo de vida en la vastedad indife-
renciada de las aguas primigenias.
J ean C h e v a l ie r y A l a in G h e e r b r a n t ,
Diccionario de símbolos

La flor de loto, originada en las tinieblas y el lodo, y alzándose


hacia la luz, abarca el cielo y la tierra. Para los filósofos hindúes, el
loto es el símbolo definitivo de la realización espiritual pues represen-
ta el camino del ser desde la oscuridad a la luz. Para los budistas es el
símbolo de la naturaleza del Buda que yace en el corazón de todo ser
humano. Constituye la pureza y la perfección que son la esencia de la
capacidad humana, el origen de toda manifestación potencial del ser
humano. En algunas sociedades secretas taoístas simbolizaba una
«alquimia interior»,1 el camino a la transformación interior. Repre-
sentan el Tao del hombre sentado entre el Tao del cielo y el Tao de la
tierra. En este libro, utilizo el loto como símbolo del ser que puede
ser espiritualmente inteligente.
Para describir nuestra inteligencia espiritual se necesita un mode-
lo más profundo y detallado del ser que los existentes hasta ahora en
los anteriores sistemas de pensamiento. En esencia, la inteligencia es-
piritual representa un todo dinámico del ser en el cual el ser es uno
consigo mismo y con toda la creación. Creo que este modelo más
completo del ser sólo se puede describir combinando las ideas de la
moderna psicología occidental con las de la filosofía oriental y mu-
chas de la ciencia del siglo xx.
J 20 UN NUEVO MODELO DEL SER

SHUNYATA

Ma t e r ia m acro scó excn

La espiral cósmica: una representación de toda la historia del


universo desde el Big Bang a la evolución de la superior
conciencia humana. Las etapas de evolución
de la conciencia son vistas como análogas a las
etapas de la evolución de la materia y la energía

En este simple y revelador modelo de evolución cósmica, que es


la verdadera historia de la humanidad, vemos los primeros contornos
emergentes del Loto del Ser.
EL LOTO DEL SER E LA CAPA DEL EGO 123

En el Loto del Ser tal como aquí lo formulo, partimos de fuera ha-
cia dentro, del último al primero ya que ese es el modo de compren-
derse a sí mismo en la moderna cultura occidental. Hoy día primero
nos conocemos desde la perspectiva del ego consciente, o sea, desde
la periferia del ser. Este ego es esencialmente racional en su enfoque
de la experiencia, y está asociado con los tractos neurales secuencia-
les y los programas del cerebro. Yo coloco al ego en el borde más ex-
terior de los pétalos del loto.
Luego tomamos conciencia del subconsciente personal y colecti-
vo, ese inmenso fondo de motivaciones, energías, imágenes, asocia-
ciones y arquetipos que influencian «desde dentro» el pensamiento,
la personalidad y el comportamiento. Se trata del «medio» asociativo
del ser, esa parte de la mente que se asocia con las redes neurales pa-
ralelas del cerebro. Este medio funciona por el cuerpo y a través de las
emociones. Coloco este subconsciente asociativo en el borde interior
de los pétalos del loto.
Esos occidentales —que están entre el 50 por ciento que ha teni-
do alguna experiencia mística de unidad, o sea, una sensación pro-
funda de ser uno con la realidad— pueden haber tomado conciencia,
122 UN NUEVO MODELO DEL SER

El loto es en sí mismo un símbolo poderoso para una integración


semejante. En las filosofías asiáticas el loto es el símbolo definitivo del
todo. El objetivo de toda la gran espiritualidad occidental ha sido el
logro de una especie de totalidad. La psicología la denomina «integri-
dad». La mejor ciencia del siglo xx se ocupa esencialmente de la tota-
lidad (holismo), ya sea la totalidad profundamente interrelacionada
de la realidad física, la integración más íntima de mente y cuerpo o
la naturaleza holística de las oscilaciones neurales que desarrollan la
conciencia humana. A fin de utilizar el loto como signo irrevocable
del ser espiritualmente inteligente, resulta bastante obvio combinar
las grandes tradiciones orientales y occidentales del ser con los últi-
mos descubrimientos de la ciencia.
El loto es también un símbolo idóneo para el espiritualmente in-
teligente debido a su estructura física. En los capítulos anteriores he-
mos visto que hay tres clases básicas de inteligencia humana (racio-
nal, emocional y espiritual), tres tipos de pensamiento (secuencial,
asociativo y unitivo), tres formas básicas de conocimiento (primaria,
secundaria y terciaria) y tres niveles del ser (un centro ‫ ־‬transperso-
nal; un medio - asociativo; y una periferia - el ego personal). El espiri-
tualmente inteligente integra los tres. El loto tiene un centro, su capu-
lio. Las filosofías orientales lo denominan «la joya en el corazón del
loto» (Om maní padme hum). Los pétalos de la ñor tienen también
centros plenos y redondeados y periferias más puntiagudas. Y cada
loto tiene una cantidad de pétalos visibles que pueden ser cuatro,
ocho o «mil» como en el chacra coronario del hinduismo.
Suponemos que el ser también tiene una fuente, un origen en la
historia y el desarrollo del universo y un punto de partida de su pro-
pia historia. Físicamente, todos empezamos como polvo de estrellas
que ha salido del vacío cuántico. También espiritualmente podríamos
haber empezado como una protoconciencia asociada con ese polvo
de estrellas. Cuando niños, empezamos como una conciencia inocen-
te e indiscernible. El tallo del loto se origina en el lodo primigenio e
indiscernible del ser original reflejando este origen de lo humano en
una totalidad primigenia e indiferenciada. El ser también es una
fuente, según la física cuántica la fuente del sentido y el valor en desa-
rrollo, incluso la co-fuente de la realidad física manifiesta. En la mito-
logia espiritual oriental, la flor de loto es la fuente de toda manifes-
tación.
EL LOTO DEL SER 1: LA CAPA DEL EGO 125

del cerebro; o sea, el sistema neural responsable del pensamiento ló-


gico, racional y consciente, el que se plantea objetivos y desarrolla es-
trategias. En efecto, se trata de un conjunto de mecanismos y estrate-
gias con el cual el ser afronta el mundo. Si he tenido experiencias
emocionales perniciosas en mi infancia, mi ego me protegerá de ma-
yores daños elaborando estrategias para relaciones adultas que eviten
mi dolor infantil. Si se esperaba demasiado de mí cuando niña, mi
ego creará estrategias para afrontar esas expectativas exageradas o, al-
ternativamente, para rebelarse contra esas exigencias. El ego es la
máscara que yo le presento al mundo (y con frecuencia a mí misma),
el papel que tengo en el escenario del mundo. El ego es la parte de mí
misma con la que más rápida y fácilmente me identifico: la persona
que creo ser.
La cultura occidental está dominada por el ego. Hace hincapié en
las personas públicas y en las relaciones formales y pone el mayor én-
fasis en el individuo aislado que debe tomar decisiones racionales en
todo momento. Por esa razón, la mayoría de los habitantes de Occi-
dente vivimos de la periferia de nosotros mismos creyendo errónea-
mente que el ego cubre la totalidad del ser.
Cada uno de nosotros es único. Ningún par de cerebros ni de
huellas dactilares son idénticos. Cada uno esculpe su propio destino
en diálogo con sus experiencias únicas. Y sin embargo, en el ámbito
de ego la psicología occidental suele dividir a las personas en diferen-
tes tipos de personalidad (de cuatro a dieciséis). Esos tipos (introver-
tido, extrovertido, realista, neurótico, artista, emprendedor, etc.)
pueden diferenciarse mediante tests y, de ese modo, satisfacer la ma-
nía occidental de objetividad y cientificismo.
De la periferia del ego de nuestros pétalos de loto he optado por
usar los seis tipos de personalidad identificados por el psicólogo ame-
ricano J. L. Holland. Su texto clásico Making Vocational Cholees: A Theo-
ry of Vocational Personalities and Work Environments describe en detalle
el test que lleva su nombre y que es la prueba de aptitud más utilizada
en el mundo. Se basa en que hay seis tipos de personalidad, cada uno
. de los cuales puede vincularse con una gama de ocupaciones laborales
idóneas. Los tipos de Holland tienen en cuenta los intereses y las capa-
cidades del individuo. A lo largo de los años, millones de personas de
las más diversas culturas han hecho el test de Holland como estudian-
tes o solicitantes de trabajo. Además ha sido objeto de estudio en cien-
tos de tesis. Las categorías de Holland, aunque ligeramente distintas
en la descripción que hacen otros tests muy conocidos como el de
124 UN NUEVO MODELO DEL SER

aunque fuera breve, del centro del ser. De hecho todos, conscientes o
no, estamos en contacto con el centro del ser cuando vivimos una
nueva visión, vemos la vida en un mayor contexto o nos hacemos
preguntas trascendentales. Ese centro está asociado con las oscilacio-
nes neurales sincrónicas de 40 Hz en el cerebro y su función es esen-
cialmente unificadora o integradora. Coloco el centro del ser en el
centro del loto, en el pimpollo.
Y finalmente, según todas las tradiciones orientales y también los
grandes místicos de Occidente, hay un aspecto del ser que está más allá
de toda forma. Se trata de la fuente, Dios, el ser que tiene diferentes nom-
bres en las diferentes tradiciones. Pero en todas la fuente del ser que está
más allá de la conciencia es tanto el territorio del mismo ser, la fuente de
toda manifestación y la última fuente de energía que se convierte en la
mente consciente y subconsciente. En la ciencia del siglo xx esta fuente
tanto de la existencia como del ser está asociada con el vacío cuántico, el
básico estado de energía del universo. En el Loto del Ser, la describo
como el lodo primigenio del que crecen las raíces y el tallo del loto.
El Loto del Ser se parece a un mandala, esos mapas budistas e
hindúes de la psique y el cosmos que guían a los meditadores por los
distintos niveles del ser y la experiencia rumbo a la iluminación que
está en contacto con el centro. Con nuestro «mandala», el objetivo es
obtener un mayor conocimiento del ser en los tres niveles e integrar-
los en una totalidad psíquica que denomino inteligencia espiritual.
En los capítulos 7, 8 y 9 presentaré ese mapa colocándole encima los
principales tipos de nivel de personalidad, algunas de las motivado-
nes, energías y arquetipos subconscientes primordiales del medio del
ser y luego del centro.
El loto aquí descrito puede reflejar incontables detalles de una
amplia gama de tradiciones como, por ejemplo, las numerosas escue-
las de la psicología occidental, el material del cabalista Árbol de la
Vida, las deidades de la mitología griega, las tradiciones alquimistas y
astrológicas, los bardos tibetanos, los chacras hindúes, los sacramen-
tos de la cristiandad, etc. Los lectores interesados en dichas córrela-
ciones pueden consultar el Apéndice de la página 273.

LOS SEIS PÉTALOS


El ego es la capa del ser más racional y de más reciente desarrollo.
Está asociado con los tractos neurales secuenciales y los programas
EL LOTO DEL SER I: LA CAPA DEL EGO 127

PRIMER PÉTALO
LA PERSONALIDAD CONVENCIONAL
Sólo el 10-15 por ciento de la gente2 satisface los criterios de Ho-
lland para el tipo convencional, aunque para muchos es su segunda o
tercera posibilidad. Se trata de gente cuidadosa, conformista y meto-
dica. Son eficientes y responsables, pero también pueden estar a la
defensiva y ser inflexibles. Los convencionales tienden a ser inhibidos
y nunca quieren sorprender a los demás ni destacar. Son obedientes,
ordenados, persistentes, prácticos y ahorrativos, pero también pue-
den ser puritanos y carentes de imaginación. Quienes prefieren se-
guir las convenciones son lo opuesto del tipo de personalidad artísti-
ca. Algunas de las ocupaciones idóneas que sugiere Holland para
el tipo convencional son recepcionistas, secretarias, administrativos,
operadores informáticos y contables.

SEGUNDO PÉTALO
LA PERSONALIDAD SOCIABLE
Las personalidades sociables forman el grupo más numeroso. Un
30 por ciento cae en esta categoría y la mayoría son mujeres. A los de
tipo sociable, como es de esperar, les gusta la gente y las relaciones
sociales. Son amistosos, cooperativos y generosos. A los sociables les
resulta fácil identificarse con los demás y también pueden ser muy
persuasivos. Son pacientes y para ellos la cooperación es algo natural.
Holland también los describe como idealistas, responsables, pruden-
tes y cariñosos. Son buenos maestros a cualquier nivel. Los terapeutas
y los consultores de empresa también suelen provenir de este grupo
al que pertenecen los constructores de casas con auténtica vocación.

TERCER PETALO
LA PERSONALIDAD INVESTIGADORA
La personalidad investigadora conforma un 10-15 por ciento de
la población. Son de ideas apasionadas y, tal como indica su denomi-
nación, les encanta la investigación. Representan el tipo de personal¿-
dad más racional, el arquetipo de lo intelectual. Analíticos, comple-
jos, curiosos y precisos, pueden ser hipercríticos con los demás y con
UN NUEVO M O M IO Ul l NI'K

Myn ‫■י׳‬Ihiggs basado en la obra dejung, pueden ser fácilmente refor-


muladas para encajar prácticamente en todas las demás.
Holland hace preguntas como «¿Disfrutaría siendo enfermera,
maestra, mecánico, etc.?» Su amplia investigación ha arrojado los si-
guientes seis tipos de personalidad:

□ el convencional
□ el sociable
□ el investigador
□ el artístico
□ el realista
□ el emprendedor.

A diferencia de otros tests de personalidad, el de Holland es bas-


tante flexible para permitir que un individuo puntúe alto en dos, tres
o cuatro rasgos distintos, algunos de ellos incluso supuestamente
opuestos. Como artista, yo puedo ser poco práctica e impulsiva; sin
embargo, en el papel de profesora de ciencias empresariales puedo
ser eficiente y metódica (dos rasgos del convencional). Un científico
puede ser cauto y preciso (dos rasgos del investigador); no obstante,
le puede gustar el alpinismo (un rasgo del emprendedor) o asistir a
fiestas (un rasgo del sociable).
De hecho veremos que la tendencia a mostrar características de
diferentes categorías (identificadas con distintos pétalos del loto) es
señal de madurez e inteligencia espiritual. Una persona muy inmadu-
ra puede haber desarrollado sólo un estilo de ego (un pétalo), mien-
tras que la persona plenamente realizada (muy espiritualmente inteli-
gente) muestra un mayor equilibrio entre las seis categorías. Tal como
se presenta aquí, el loto es un «mapa» con el que podemos recorrer
los distintos rasgos del ego en busca de una personalidad más equili-
brada. En este sentido, el loto se parece enormemente a un mandala
oriental.
En el capítulo 13, se propone un test para determinar a qué tipo o
tipos de personalidad pertenece el lector. A continuación, pasamos a
ofrecer un resumen de las principales cualidades asociadas con cada
tipo (cada pétalo exterior del loto). Se describen los pétalos y sus
equivalentes de personalidad en el orden ascendente del chacra in-
dio. Si se usan de forma apropiada, las pautas de energía que se en-
cuentran en la capa media del ser pueden ayudar a modificar esas ca-
racterísticas. Analizaremos los chacras en el capítulo 8.
EL LOTO DEL SER I: LA CAPA DEL EGO 129

Holland denomina «normal». Estas personalidades realistas prefieren


las manualidades y que su compañero de trabajo sea una máquina.
Con frecuencia se los encuentra entre chóferes, pilotos, mecánicos,
cocineros, granjeros e ingenieros. Aunque son lo opuesto a la perso-
nalidad sociable, con frecuencia hacen buena pareja pues se comple-
tan a la perfección.

SEXTO PETALO
LA PERSONALIDAD EMPRENDEDORA
Estas personas extrovertidas y de gran confianza en sí mismas
constituyen el 10-15 por ciento restante de la población. Son curio-
sos, simpáticos y ambiciosos, pero pueden ser dominantes. Aventu-
reros y llenos de energía, les gusta el riesgo. Les encanta flirtear y
pueden llevar las cosas a extremos exhibicionistas. Los de personali-
dad emprendedora suelen ser muy optimistas, estar siempre listos
para intentar algo nuevo y a menudo inspiran tanta confianza como
la que tienen en sí mismos. Son muy sociables y les encanta la con-
versación. No es de sorprender que muchos políticos provengan de
esta categoría, así como vendedores, ejecutivos, gerentes y pequeños
comerciantes. También se encuentran en la policía y en las fuerzas
armadas.

EL DESARROLLO Y EL EQUILIBRIO
DE NUESTRAS PERSONALIDADES
En gran parte, la tipología de Holland encaja perfectamente con
el esquema que he sugerido para el Loto del Ser, pero es importante
señalar que, tal como el mismo Holland reconoce, la persona media
es una mezcla de dos o más de estos tipos. Idealmente, en el curso de
nuestra vida espiritualmente inteligente, nuestras personalidades de-
hieran crecer hasta alcanzar un equilibrio entre los seis tipos. Cuando
la persona media hace el test de Holland primero cuando joven y más
tarde como ser plenamente maduro, los resultados no presentan ma-
yores variaciones. En otras palabras, la mayoría de la gente no cambia
mucho en el transcurso de los años adultos. Pero en este libro nos
centraremos en los pocos que sí cambian y en la noción de que mu-
chos más podrían cambiar si aumentara la inteligencia espiritual en la
¿H UN NUEVO MODELO DEL SER

otras ideas. Mientras que al sociable le encanta la multitud, el investi-


gador suele necesitar tiempo para estar solo. Son introspectivos, re-
servados y nada presuntuosos. Cautelosos y reservados, intentan que
no les controlen las emociones. Sumamente independientes, pueden
resultar antipáticos. Las ocupaciones de los investigadores incluyen a
científicos, médicos, traductores, supervisores e investigadores cien-
tíficos. La mayoría de los intelectuales profesionales tiene un elemen-
to sustancial de tipo investigador en su personalidad. Los profesores
universitarios, sobre todo los dedicados a la investigación, son bue-
nos representantes de este tipo.

CUARTO PÉTALO
LA PERSONALIDAD ARTÍSTICA
Es lo opuesto al tipo convencional y a menudo en conflicto con el
tipo investigador (a veces dentro de la misma personalidad), el tipo
artístico abarca otro 10-15 por ciento de la población. Esta gente
complicada con frecuencia es desordenada, emocional y poco prácti-
ca. Su idealismo puede perderles tal como le sucedió a Don Quijote y
sus molinos de viento. Al igual que el tipo investigador, el artístico es
independiente e introspectivo, pero no tiene dificultad en expresar su
osada imaginación. Profundamente inconformista y original, es intuí-
tivo, sensible y abierto y, por tanto, frecuentemente muy popular.
Obviamente, esta personalidad se encuentra entre escritores, músicos
y artistas, pero también pueden ser buenos periodistas, diseñadores,
críticos de arte y actores.

QUINTO PETALO
LA PERSONALIDAD REALISTA
La personalidad realista tiene siempre un pie en la tierra, es direc-
ta y no malgasta palabras. Son personas muy prácticas, materialistas y
tenaces. Abarcan un 20 por ciento de la población y la gran mayoría
es masculina. No les atraen las relaciones íntimas, evitan los grupos
sociales y no se dan muchos aires de grandeza. Cuando hablan, lo ha-
cen con franqueza, pero tienden a ser conformistas y pueden mos-
trarse inflexibles. No se les conoce por sus ideas brillantes, pero son
persistentes y ahorrativos. Este es el único tipo de personalidad que
EL LOTO DEL SER I: LA CAPA DEL EGO 131

El Loto del Ser I


IW UN NUEVO MODELO DEL SER

población general. La mayoría de los rasgos de la personalidad adulta


son heredados y adquiridos por partes iguales. No podemos conse-
guir todo lo que deseemos, pero hay mucho que podríamos cambiar
si realmente lo quisiéramos.
Al inicio de la vida adulta, la mayoría nos preocupamos en buscar
estrategias que se correspondan con el entorno y las relaciones de la
personalidad de nuestro ego. Pero más tarde, durante la crisis de los
cuarenta, mucha gente intenta un mayor crecimiento y un mayor
equilibrio entre sus personalidades. Jung se refería a este proceso de
crecimiento como «individuación» y lo asociaba a la dimensión espi-
ritual de la vida. Este, por supuesto, es el objetivo de la IES.

LOS TIPOS MYERS-BRJGGS


Se puede comparar el grupo de seis personalidades de Elolland
con otra clasificación sumamente popular. En 1921, Jung describió
seis estilos de actividad del ego como pares de opuestos: introversión
y extraversión, pensamiento y sentimiento, sensación e intuición. Por
lo general, alguna combinación se convierte en habitual de modo que
una persona puede ser de sentimiento extrovertido e intuición intro-
vertida como segunda característica. Este trabajo de Jung fue la base
para el muy popular test Indicador de Tipos Myers-Briggs, hoy día
utilizado por más de un millón de personas cada año, a menudo en
contextos de empresa o de enseñanza.
Se han cuestionado las relaciones generales que Jung sugirió en-
tre sus tipos. Por ejemplo, la gente puede ser capaz de pensamiento o
sentimiento, o de ambos tipos o de ninguno dependiendo del contex-
to. Pero los conceptos básicos siguen siendo muy útiles. Ciertas com-
binaciones encajan muy bien en el mapa del Loto del Ser. Por ejem-
pío, el sentimiento extrovertido de Jung corresponde al tipo sociable
de Holland. El tipo artístico de Holland corresponde a la percepción
introvertida (sensación introvertida más intuición introvertida).
EL LOTO DEL SER III:
EL MEDIO ASOCIATIVO

La gran capa media del loto es el subconsciente asociativo, ese in-


menso registro de imágenes, relaciones, pautas, símbolos y arqueti-
pos que dirigen nuestro comportamiento y nuestro lenguaje corpo-
ral, reúnen y unen a nuestras familias y comunidades y dan sentido a
nuestra vida sin referencias al pensamiento racional. Es la parte del
ser gracias a la cual las pautas y capacidades se integran en nuestros
cuerpos y en las redes neurales del cerebro. Como advirtió Freud co-
rrectamente cuando describió su id, el subconsciente rezuma una
energía que tiene su propia lógica. Por el contrario, el ego consciente
se forma con mucha mayor precisión.
¿Cómo se encuentran lo consciente y lo subconsciente? ¿Cómo
se comunican información o negocian estrategias? ¿Qué sucede en la
frontera entre ambos y qué consecuencias tiene para la inteligencia
espiritual?

LA M OTIVACIÓN ‫ ׳‬LA FRONTERA ENTRE


LO CONSCIENTE Y LO SUBCONSCIENTE
Un enlace crucial entre lo consciente y lo subconsciente es la mo-
tivación. En el Loto del Ser, yo coloco las motivaciones —-y las actitu-
des consiguientes— entre la periferia del ego —en los pétalos del
loto— y el medio asociativo, extendiéndose en ambos terrenos. La
periferia del ego se ocupa de la inteligencia racional y de cómo perci-
bimos las situaciones. El medio asociativo está regido por la inteli-
gencia emocional y por cómo sentimos las situaciones. En el punto
de encuentro de una y otro están las motivaciones, o sea, lo que quere-
EL LOTO DEL SER II: EL MEDIO ASOCIATIVO 135

pero puedo satisfacer mi motivación de autoañrmación con el uso


de la palabra, con arteras sutilezas para quitar de en medio a los de-
más o dando órdenes a mis subordinados, etc. En los seres humanos,
las motivaciones probablemente reemplazan nuestros instintos per-
didos.

Según los teóricos de la personalidad, ciertas motivaciones son típi-


cas de algunos tipos de personalidad. Las opiniones difieren sobre
cuántas motivaciones básicas existen o sobre cuáles se corresponden
con qué tipos de personalidad. El psicólogo motivacional americano
R. B. Cattell es uno de los grandes nombres de la psicología occiden-
tal y uno de los pilares de la tradición de los tests de personalidad. Su
obra es tal vez la que más abarca, la de mayor base empírica y la más
ampliamente probada. Al igual que la obra de Elolland sobre orienta-
ción vocacional, la de Cattell sobre motivación1 es usada en todo el
mundo. Llegó a sus conclusiones usando una gran variedad de proce-
dimientos para probar las motivaciones conscientes y subconscien-
tes: declaraciones de preferencia consciente, respuestas del tipo «de-
tector de mentiras», mediciones de tiempo y energía dedicados a
determinadas actividades, etc.
Mientras Freud creía que sólo había dos motivaciones básicas en
los seres humanos, Cattell esboza unas doce. Pero yo pienso que al-
gunas como el hambre pertenecen más a la categoría de impulsos o
instintos; otras, como el narcisismo, son formas negativas de una mo-
tivación más positiva; y aún otras, como la lealtad a la propia profe-
sión, se podrían describir como comportamiento aprendido. Por tan-
to, sólo he elegido seis de las categorías motivacionales de Cattell
básicas, en algunos casos cambiándoles el nombre o la categoriza-
ción. Estas se correlacionan con cinco de los tipos de personalidad de
Holland y, por tanto, con cinco de los seis pétalos del loto y su centro.
Estas seis motivaciones son:

□ sociabilidad
□ intimidad (paternal)
□ curiosidad
□ creatividad
□ construcción
□ autoañrmación.
1 54 U N NUEVO M O D E L O DEL SER

mos hacer con esas situaciones. Ya que un aspecto importante de la


inteligencia espiritual es preguntarnos si queremos cambiar las sitúa-
dones, y siendo así, cómo, las motivaciones para hacer cosas pueden
estar relacionadas con nuestro ejercicio de la inteligencia espiritual.
Ciertamente, la existencia de media docena de motivaciones distintas
es una razón de gran importancia para que el ego tenga media docena
de maneras de relacionarse con el mundo (los seis pétalos del loto).
¿Por qué el artista quiere crear algo que no existe? ¿Por qué la
persona emprendedora quiere escalar una montaña o comunicar una
idea osada? ¿Por qué el investigador necesita saber tan profundamen-
te? Las motivaciones nos mueven; son lo que envía la energía latente
en la emoción hacia los canales del ego personal y sus acciones subsi-
guientes. Motivaciones, emociones, movimiento: todas estas palabras
provienen de la misma raíz lingüística y todas se refieren a canalizar
nuestra energía psíquica más profunda o libido, tal como la denomi-
nó Freud. Comprender qué motivaciones existen y cómo funcionan
es crucial para comprender cómo podemos cambiar o ampliar el
modo de canalizar esta energía básica y profunda del ser. En otras pa-
labras, comprender las motivaciones resulta capital para ejercer núes-
tra inteligencia espiritual.
La mayoría de los psicólogos occidentales acepta que las motiva-
ciones son una mezcla de consciente y subconsciente. Un artista es
parcialmente consciente de por qué tiene que pintar un cuadro deter-
minado, pero no conoce del todo cuáles son las fuerzas profundas de
su subconsciente que le llevan a crear esa imagen antes inexistente.
Un político es parcialmente consciente de por qué promociona cierta
causa, pero no sabe del todo de dónde proviene la pasión de su com-
promiso. Siempre somos parcialmente extranjeros de nosotros mis-
mos porque siempre somos algo más que nuestro ser consciente.
Los psicólogos distinguen entre motivaciones e impulsos (las
fuerzas que nos mueven principalmente por medio del instinto). La
reproducción es un instinto compartido con todos los animales infe-
riores, pero la intimidad es una motivación que requiere facultades
evolutivas superiores. La defensa del territorio propio también es un
instinto en la mayoría de los animales, pero la autoañrmación es una
motivación encontrada principalmente entre los seres humanos y los
primates superiores. Las motivaciones son más psicológicas, más glo-
bales e implican algún tipo de ejercicio del libre albedrío; tienen más
relación con opciones concretas porque se pueden satisfacer de mu-
chas maneras. Puedo defender mi territorio expulsando a los demás,
EL LOTO DEL SER II: EL MEDIO ASOCIATIVO 137

ción en masa, esa gente podía expresar sus sentimientos por medio
de la cerámica, la ebanistería y demás artesanías. Cuanto más se desa-
rrollan, estas personalidades realistas siguen las pautas de motivacio-
nes aprendidas que Cattell denomina «autosentimientos». Hacen
hincapié en el autocontrol, el autorrespeto, el buen ejercicio del civis-
mo y el respeto a los intereses comunitarios.
La autoafirmación está asociada con la personalidad emprende-
dora y el sexto pétalo del loto. Implica interesarse en grandes benefi-
cios, la reputación, la competitividad, en proveer bien a la propia fa-
milia, el éxito en el trabajo y en la política (para la propia mejora
personal). Cuanto más desarrollada, esta personalidad sigue disfru-
tando de la independencia y el liderato, pero se siente más motivada
para servir a la comunidad o incluso a intereses transpersonales. Las
formas negativas de la autoafirmación son el abandono de responsa-
bilidades, el menoscabarse a sí mismo o el abuso de poder por moti-
vos personales.
Cattell descubrió otra motivación, a la que llamó «religiosa». Yo
la acepto como motivación central, pero prefiero llamarla «unificado-
ra» debido a las experiencias con que está asociada. Cattell la asoció
con «la sensación de estar en contacto con Dios o con algún principio
que da sentido o ayuda» y con un interés por la religión organizada.
Sin embargo, esta motivación no parece estar asociada con una perso-
nalidad o actividad determinadas, sino ser más bien una fuerza po-
tencial de impulso en las vidas de todas las personalidades, una moti-
vación destinada a encontrarle sentido y valor a todo lo que hacemos.
Por tanto, no la coloco en un pétalo sino en el mismo centro del loto.

EL SUBCONSCIENTE ASOCIATIVO:
LA CAPA MEDIA DEL LO TO
En el medio del ser están los hábitos, las asociaciones y las tradi-
dones de la vida cotidiana, el subconsciente personal, el id de Freud.
Aquí también están las narraciones, las imágenes de nuestras religio-
nes y mitologías y los ritmos internos de nuestra cultura. Aquí se ha-
lian los dramas que evocan nuestros sueños nocturnos y los modelos
psíquicos de nuestro comportamiento diurno. Este también es el lu-
gar donde cada uno de nosotros experimenta la sabiduría o la locura
de allende el ego, el mundo de pesadilla de la esquizofrenia y el éxta-
sis sublime del vidente. Este es el sitio donde hablamos con los dio-
136 UN NUEVO M O H I'U ) DEL SER

Ahora mencionaré qué características enumera Cattell como par-


te constitutiva de estas motivaciones.
Lo gregario está asociado con el tipo de personalidad convenció-
nal y el primer pétalo del loto. Significa tener interés en ser sociable,
en encajar en el grupo, en participar en actividades deportivas o pre-
senciarlas, en disfrutar en cualquier tipo de actividad con un grupo.
Quienes tienen lo gregario como principal motivación demuestran
poco interés en rebelarse o en estar solos. Las formas negativas de esta
motivación incluyen recluirse en sí mismo y narcisismo, excesiva preo-
cupación por el propio ser e incapacidad para relacionarse (Cattell).
La intimidad de clase paternal está asociada con el tipo de perso-
nalidad sociable y el segundo pétalo del loto. La motivación para en-
contrar intimidad obedece a la necesidad de dar amor o sentirse ama-
do. En el esquema de Cattell, esta motivación está relacionada con
sentimientos de protección paterna. En sus formas más desarrolladas
también se vincula con ayudar al necesitado y querer hacer obras de
filantropía a una mayor escala. Según Cattell, las formas negativas
de la intimidad incluyen la furia y el odio.
La curiosidad está asociada con la personalidad investigadora y el
tercer pétalo del loto. Significa estar motivado para investigar, inte-
resarse en la literatura, la música, las artes en general, la ciencia, las
ideas, los viajes, el estudio de la naturaleza, etc. Según Cattell, las ex-
presiones negativas incluyen miedo, recluirse en sí mismo y apatía.
La creatividad está claramente asociada con la personalidad artís-
tica y el cuarto pétalo del loto. Significa motivarse para hacer algo an-
tes inexistente, decir algo de un modo que no se ha dicho jamás, vivir
sin hacer caso de las normas, desear lo no visto o inexpresado, soñar
con lo imposible. Las formas negativas de la creatividad son la des-
trucción y el nihilismo. La motivación creativa sólo es mencionada en
el esquema de Cattell como «sexo», pero en su obra y en muchos
otros estudios psicológicos se la encuentra como creatividad, instinto
vital o sentimientos románticos. Es la motivación dominante en el
10-15 por ciento de la población y está presente en todos los seres
humanos en virtud de la naturaleza de nuestra conciencia y el modo
en que se desarrolla el cerebro.
La construcción se asocia con la personalidad realista y el quinto
pétalo del loto. Significa obtener placer de jugar con artefactos meca-
nicos, de construir o arreglar cosas. Con frecuencia, la gente con esta
motivación tiene una rica vida interior de sentimientos, pero les re-
sulta difícil expresarla en palabras. Antes de los tiempos de la produc-
EL LOTO DEL SER II: EL MEDIO ASOCIATIVO 139

Estos puntos de energía se corresponden casi exactamente con el


contenido psíquico de las estructuras occidentales más estáticas
adaptadas por Cattell (véase diagrama en la página 144) que yo des-
cribo como formadoras del subconsciente. Que lo hagan refuerza mi
creencia que el ser contiene estructuras y energías universales que
son exclusivas del ser humano y con las que se debe trabajar cuando
debemos afrontar el reto de aumentar nuestra inteligencia espiritual.
Llegados a este punto, nos abriremos paso por la capa media del
loto con un resumen del material y la energía psíquicas que se asocian
con cada nivel de personalidad. La gran riqueza de imágenes y sím-
bolos de muchas culturas se puede reflejar en ciertas pautas básicas,
recurrentes con distintos nombres y formas. Un resumen de la recu-
rrencia de estas pautas en diferentes sistemas simbólicos se puede en-
contrar en la carta del Apéndice en la página 274.
I SH UN NUEVO MODELO DEL SER

ses, las diosas y los héroes, con todos los demonios de ultratumba, y
donde las energías que crean las motivaciones echan raíz en el pro-
fundo y continuo proceso del ser.
El medio es la primera zona que expuso Freud en su estudio de
las neurosis y los sueños; luego fue profundizada por Jung y otros
quienes, a fin de describir el subconsciente, combinaron el estudio de
pacientes psicóticos y pueblos primitivos, las grandes mitologías, las
imágenes y los símbolos de la humanidad a través de toda la historia
escrita. En esa masa de material, hay pautas, imágenes y símbolos re-
currentes que sugieren la existencia de una estructura universal para
la psiquis subconsciente. Jung la denominó subconsciente colectivo.
¿Qué son esas pautas y arquetipos profundos y recurrentes en di-
ferentes civilizaciones? ¿Cómo se relacionan con las capas del ego de
nuestras personalidades? ¿Qué arquetipos se corresponden con los ti-
pos de personalidad? ¿Qué energías profundas enlazan con el con-
junto, con las motivaciones básicas personales que acabamos de es-
bozar? ¿Y cuál es la estructura de estas profundas energías psíquicas?
¿Por qué son tan universales?
En la capa externa del ser, la del ego, se es a medias. El ego no se
puede reparar ni transformar: esas son propiedades de las capas más
profundas del subconsciente. Pero incluso aquí, en el subconsciente
profundo, los símbolos e imágenes de la tradición occidental a menú-
do tienen una cualidad estática. Así pues, ¿qué los mueve? ¿Cómo
puede ser que el mero contacto con ellos proporcione energía al ser?
En suma, ¿cómo sucede la transformación?
Estos interrogantes nos llevan al sitio en el loto donde se deben
introducir los chacras del yoga Kundalini. No hay un equivalente oc-
cidental a esta «escalera de loto» de energía transformadora y con for-
ma de serpiente, un conjunto de siete localizaciones vitales dentro del
cuerpo que representan las etapas de desarrollo psíquico en el proce-
so y desarrollo del ser. Al incorporar los chacras al loto, hallamos una
energía dinámica que representa una etapa más primaria de motiva-
ción personal. Dije antes que las motivaciones, debido a que pueden
ser conscientes, cambiar y, por tanto, contribuir a la transformación
personal, son un elemento importante para ampliar nuestra inteli-
gencia espiritual. Esto es aún más verdad en el caso de los chacras. En
la tradición india, abrirse paso entre los chacras es clave para la trans-
formación personal.
EL LOTO DEL SER II: EL MEDIO ASOCIATIVO 141

inspiración y sin impulso explícito para expandirse. A este nivel es


necesario despertar la conciencia para aspirar a cosas más elevadas.
Algunos escritores asocian el chacra de la raíz con la infancia y su ne-
cesidad de seguridad y apoyo, dos elementos básicos para el posterior
desarrollo estable del infante. Caroline Myss3 lo asocia con el sacra-
mentó cristiano del bautismo, o sea, con la introducción del niño en
la comunidad humana.

LAS RAÍCES MÁS PROFUNDAS DE


LA PERSONALIDAD SOCIABLE

El tipo de personalidad sociable y su primera motivación, la inti-


midad, están asociados con Venus. Ella es la diosa romana del amor,
equivalente a la griega Afrodita, pero proveniente de las anterio-
res grandes diosas Madres como Astarté. Venus nutre y protege así
como dispara las pasiones de la pareja. El arquetipo de Jung para la
Gran Madre también representa estas cualidades nutritivas y protec-
toras.
Para su fuente más profunda de energía, la personalidad sociable
se asocia con el segundo chacra o sacro, justo encima de los genitales.
Loto bermejo de seis pétalos, este chacra se vincula con el agua. La
energía primigenia en este caso es el sexo y la reproducción, ya sean
expresados directamente en el coito y en los ritos de fertilidad o de
matrimonio o sublimados en actividades de apoyo más amplio. Algu-
nos escritores asocian este chacra con todos los sentimientos de deseo
hacia la pareja sexual y los miembros familiares más cercanos, inclu-
yendo la empatia y la nutrición. Las distorsiones de esta energía de
chacra pueden producir obsesiones sexuales patológicas. El psicoa-
nálisis freudiano tiende a tratar toda la psiquis como si estuviera atra-
pada en este nivel de evolución de energía psíquica.

LAS RAÍCES MÁS PROFUNDAS DE


LA PERSONALIDAD INVESTIGADORA

La personalidad investigadora y su principal motivación —la cu-


riosidad— se asocia con el dios romano Mercurio (el Hermes griego),
el joven heraldo de los dioses que trajo mensajes de Júpiter (Zeus) a
la gente. Mercurio también guiaba a las ánimas hasta la Ultratumba
140 UN NUEVO MODELO DEL SER

LAS RAÍCES MÁS PROFUNDAS DE


LA PERSONALIDAD CONVENCIONAL

La antigua ciencia occidental, las mitologías babilónica, egipcia,


griega y romana usaban una estructura psicológica de siete planos
que provenía del resultado de los siete «planetas» entonces observa-
bles. Ya que según la física antigua, los cuerpos físicos con el tiempo
llegaban a detenerse si no eran empujados por un ser viviente, se creía
que estos siete «viajeros» eran dioses o el hogar de dioses. Para la
mentalidad antigua y clásica, los dioses poseían características y tipos
de personalidad humana. Esta asociación todavía persiste hoy día en
nuestra fascinación por la astrología y en ciertas expresiones colo-
quiales como lunáticos (de luna), artes marciales (de Marte) o enfer-
medades venéreas (de Venus). Del mismo modo, los arquetipos de
Jung del subconsciente colectivo son correlativos casi exactamente
con las características de los dioses planetarios. Se hallan más córrela-
ciones, aunque no estén conscientemente planeadas por quienes han
desarrollado los sistemas, entre .estos dioses planetarios, el esquema
de motivación humana de Cattell y los chacras indios.
La personalidad convencional y su motivación asociada de lo
gregario hunden sus raíces subconscientes en cualidades vinculadas
con Saturno, el más antiguo de los dioses olímpicos y un planeta de
movimientos sumamente lentos. Representa la forma, la estructura
y el equilibrio; en una palabra, todo aquello que es sano, normal y
predecible. La personalidad convencional es el pegamento de la so-
ciedad. Para Jung, el arquetipo correspondiente del subconsciente
colectivo es la Tribu, sostenida por lo que él denominaba «mística
participativa», o sea, una identificación y fusión primitivas con el
grupo. Algo de esto es necesario incluso para los adultos más inde-
pendientes; de otra manera, no podríamos sentir que pertenecemos
a un grupo.
Para su fuente más profunda de energía, la personalidad conven-
cional se asocia con el primero de los chacras indios, el chacra de la
raíz situada entre el ano y los genitales. Este chacra con aspecto de
loto de cuatro pétalos está asociado con el elefante, que simboliza la
fortaleza, la firmeza y la solidez de la tierra. Pero tal como dice Joseph
Campbell, la máxima autoridad de siglo xx en mitos y mitología, el
elefante «también es una nube condenada a caminar sobre la tierra de
modo que si se liberara de esta condición se iría volando».2 El chacra
de la raíz representa la energía espiritual en su forma más baja, sin
EL LOTO DEL SER II: EL MEDIO ASOCIATIVO 143

ren a la vida en este mundo real: la pertenencia a la comunidad, al


sexo y la reproducción y a la adquisición del conocimiento y el poder
personales. Pero con la energía del corazón, el chacra hace la transi-
ción a un cometido más trascendente. Visualizado como un loto de
doce pétalos y asociado con el elemento aire, el chacra cardíaco reside
donde se encuentran el pensamiento y el sentimiento, donde vivimos
una apertura a los demás y a las cosas nuevas, donde experimenta-
mos una sensación creciente de belleza y el idealismo más recóndito.
La escritora Caroline Myss asocia el sacramento cristiano del matri-
monio con este chacra.

LAS RAÍCES MÁS PROFUNDAS


DE LA PERSONALIDAD REALISTA

La personalidad realista, con su tendencia a la lucha y al éxito


material, puede asociarse con el romano Marte (el griego Ares), dios
de la guerra. Al igual que el tipo realista, Marte no es especialmente
intelectual ni comprensivo, sino que demuestra gran perseverancia y
coraje. El arquetipo junguiano correspondiente es el del Héroe que
lucha contra las fuerzas de la oscuridad (la Sombra) para recuperar el
tesoro.
La energía psíquica más profunda del tipo realista se basa en el
quinto chacra, el de la garganta. Este chacra trata de conducir las
fuerzas y energías de los primeros cuatro chacras con el objeto de al-
canzar la iluminación. Visualizado como un loto de dieciséis pétalos
púrpuras y humeantes, está asociado con el dios Shiva en su forma
hermafrodita, vestido con una piel de tigre y blandiendo un tridente,
un hacha de guerra, una espada y un rayo. Algunos estudiosos lo aso-
cian con las duras realidades de la vida adulta y la voluntad de perse-
verar pese a las dificultades.

LAS RAICES MAS PROFUNDAS IDE


ILA PERSONALIDAD EMPRENDEDORA

La personalidad emprendedora, con su atracción por la autoafir-


mación, los grandes proyectos y las maquinaciones políticas, puede
asociarse con el romano Júpiter (el Zeus griego), el gran rey de los
dioses y la humanidad. Júpiter era rey del cielo, de las tormentas y de
142 UN NUEVO MODELO DEL SER

(íuente del conocimiento más profundo) y ocasionalmente las traía


de regreso. Era un dios infantil y cambiante fácilmente asociado con
el arquetipo de Jung del Joven Eterno que también es un guía de
almas.
Para su fuente más profunda de energía psíquica, la personalidad
investigadora echa mano del tercer chacra o plexo solar. Dibujado
como un loto de diez pétalos, este chacra se asocia con el calor y la luz
más fuertes, con el objetivo de controlar el mundo y convertirlo en
uno mismo, y con el poder. Su símbolo es un triángulo blanco que
contiene fuego y ostenta símbolos de esvásticas en los lados. Aquí la
energía se relaciona con nuestros intentos de independencia y autoa-
firmación. Como en el período de latencia de Freud, aquí lo emocio-
nal y lo sexual son secundarios a las actividades intelectuales y aserti-
vas, al éxito y la conquista.

LAS RAÍCES MÁS PROFUNDAS


IDE LA PERSONALIDAD ARTÍSTICA

La'personalidad artística, con su fuerte motivación de creatividad


y su necesidad de transformar la realidad existente, está asociada con
la Luna siempre cambiante (Diana, en la mitología romana; Artemisa,
en la griega). La luna que brilla en la oscuridad simboliza la intuición
y el conocimiento dentro del subconsciente profundo. Representa los
poderes de las tinieblas asociados con la creatividad, con los secretos
de Ultratumba, la magia y la metamorfosis. El tipo artístico saca la
creatividad de sus propias profundidades, desde más allá de su ego
consciente, de una fuente de conocimiento más allá de la lógica y la
racionalidad. En la antigua Grecia se relacionaba a la luna con los ri-
tos de creatividad y éxtasis, con las danzas báquicas y las visiones me-
diante la libre asociación de emociones. El arquetipo junguiano aso-
ciado es la Sacerdotisa o mujer sabia que es en parte hechicera, en
parte bruja, la guardiana de la muerte y el renacimiento (las fases de
la luna) y, por ende, de la transformación. Jung y otros también han
asociado este arquetipo con el chamán, el sabio que viaja entre los
distintos mundos de la conciencia para traer la curación y la transfor-
mación a las almas afligidas.
La fuente profunda de la energía psíquica de la personalidad ar-
tística está relacionada con el cuarto chacra, o del corazón. Según Jo-
seph Campbell y sus fuentes indias, los tres primeros chacras se refie-
EL LOTO DEL SER II: EL MEDIO ASOCIATIVO 145

10 asocian con la sabiduría y la madurez cuyos síntomas aparecen en


la crisis de los cuarenta años. En esta etapa, el individuo, tras haber
logrado el éxito material, busca los símbolos y significados más pro-
fundos de su cultura a fin de encontrar y expresar el sentido de su
vida. Caroline Myss lo asocia con el sacramento cristiano de la orde-
nación del sacerdote.
Cuando penetramos aún más hacia el centro del ser, las distincio-
nes y los límites empiezan a difuminarse. Cada tipo de personalidad
empieza a mezclarse y disiparse. Cada tipo de personalidad comienza
a hacer uso de nuestra común herencia psíquica, esa profunda capa
simbolizada por jung como el subconsciente colectivo, la memoria
compartida y subconsciente de la especie. Allí encontramos a todos
los dioses planetarios, todos los arquetipos y todos los chacras llenan-
do nuestros actos y personalidades a través de nuestros sueños y aso-
ciaciones subconscientes. Coloco a los mismos chacras como fuerzas
de energía que enlazan esta profunda capa media del subconsciente
con la fuente y centro del ser más profundo, el corazón o pimpollo
del loto. Veamos ahora ese centro, que origina todas las energías, sím-
bolos y estructuras del ser.
144 UN NUEVO MODELO DEL SER

la lluvia benefactora. Era poderoso y poseedor de grandes recursos,


pero tenía mal genio y a veces era tiránico. Al igual que los políticos,
le gustaban los grandes proyectos, a veces con consecuencias desas-
trosas. El arquetipo junguiano equivalente es el Gran Padre, el símbo-
lo del liderazgo y la autoridad.
La energía básica de la personalidad emprendedora proviene del
sexto chacra, el del tercer ojo. Situado encima y entre las dos cejas, se
lo describe como un loto de dos puros pétalos blancos. Sentada sobre

El Loto del Ser II

este loto está Hakini, la diosa de seis cabezas, que ofrece ayuda y re-
cursos para superar el miedo. Joseph Campbell cita a estudiosos in-
dios que ven a quienes están en el escenario de este chacra siendo to-
talmente consumidos por visiones de lo divino, pero otros expertos
8

EL LOTO DEL SER III:


EL CENTRO

Treinta rayos de rueda


van hacia el centro, pero
mirad, no hay nada en el centro,
y precisamente por eso funciona.

Si moldeáis una taza, tenéis que hacer un hueco:


es el vacío en su interior lo que la hace útil.

En una casa o habitación, son los espacios vacíos


—las puertas, las ventanas— los que la hacen útil.

Todo hace uso de lo que está hecho


para hacer lo que hace,
pero sin su nada no sería nada.

Tao Te Ching, 1 1

Casi podríamos describir nuestra moderna cultura occidental


como una cultura de «centro ausente». En la física de Newton, no
hay un centro específico en el cosmos. No hay más que gravedad, una
fuerza entre cuerpos dondequiera que se hallen. En la medicina occi-
dental, el cuerpo humano carece de un centro vital o de integridad
unificadora. No es más que una colección de partes: corazón, pulmo-
nes, riñones, cerebro, etc., cada una de las cuales es estudiada con in-
dependencia de las demás. En la educación occidental no adquirimos
un sentido profundo del conocimiento como un todo. Aprendemos
«asignaturas»: lengua, matemáticas, geografía, química. En nuestras
religiones tradicionales, Dios es algo «allí fuera» con respecto a noso-
tros que estamos «aquí dentro».
1I

u
i

I
EL LOTO DEL SER 111: EL CENTRO 149

donde nos encontramos con Dios: «Estelo interior, que siempre está
solo, es siempre universal; porque en estelo más recóndito, mi solé-
dad se encuentra con la de todos los hombres y con la de Dios. »6
Los textos místicos del judaismo de los siglos xvii y xvm expresan
ideas parecidas: «El conocimiento del ser es un medio de conocer
a Dios, el Creador, y a todo el universo creado», escribió el rabino
Schneur Zalman. El pilar de la filosofía de Sócrates era «conócete a ti
mismo». Su conocimiento del ser conduce al conocimiento de la ver-
dad, la bondad y la belleza. El conocimiento de un ser profundo y de
un centro profundo no está limitado a místicos y filósofos. La esculto-
ra inglesa Anish Kapoor, cuya obra magna muestra un Vacío preñado
de ser y realidad, describe el centro del ser como «un lugar de quie-
tud y singularidad». Y en una novela de P. W Martin, un soldado que
vive el horror de la muerte en la Primera Guerra Mundial, se da cuen-
ta en el fragor de la batalla de que en su interior hay un centro pro-
fundo «completamente indestructible»:

En el verano de 1916, avanzaba yo con mi batallón hacia la pri-


mera línea. Sentíamos angustia y éramos un saco de nervios. Se trata-
ba de nuestra primera experiencia activa en la guerra. Esa última mar-
cha antes de llegar a las trincheras fue por la noche. Empezamos a
andar con las pesadas mochilas sobre los hombros por caminos de
adoquines. Caía la lluvia empapándonos. Caminamos hasta la media-
noche y nos detuvimos finalmente en un pueblo medio destruido.
Todo estaba tranquilo, casi pacífico. Pernoctamos en graneros y edifi-
cios que aún tenían paredes y tejados. Nos quitamos el equipo y caí-
mos dormidos como troncos.
Desperté sobresaltado; se oyó un silbido y luego un colosal es-
truendo. Por unos segundos hubo silencio. Luego otra vez el terrible
silbido seguido por otra explosión aún más impresionante. Mientras
yo permanecía cuerpo a tierra, arrancado de las profundidades del
sueño, sentí un miedo como nunca antes. De cintura para abajo tem-
biaba de modo incontrolado; algo horrible de experimentar. Me le-
vanté por instinto buscando algo más allá de lo conocido.
Entonces me sentí atrapado de forma tan nítida y limpia como un
buen portero coge la pelota. Una sensación de alivio indescriptible
fluyó por todo mi ser. Supe con una certeza inexistente en cualquier
otra certidumbre que estaba a salvo. No había garantías de que no vo-
laría en pedazos de un momento a otro. Lo temía, pero aunque ese
fuera mi destino, no tenía mayor importancia. En mí había algo indes-
tructible. Cesaron los temblores y me sentí completamente entero y
en calma. Otra bomba cayó y explotó, pero ya no me produjo horror.‫׳‬
148 UN NUEVO MODELO DEL SER

Lo mismo sucede en la psicología occidental. El ser o la persona-


lidad no tiene un centro. Somos una combinación de particularida-
des de personalidad y de motivaciones subconscientes, una serie de
características de comportamiento, un conjunto de tendencias gene-
ticas, una colección de operaciones neuronales. Cuando la psicología
trata de que nos conozcamos mejor, lo hace en nombre de estos ele-
mentos superficiales. No nos ofrece un enfoque interior desde el que
podamos unificarnos y transformarnos tanto a nosotros mismos
como a nuestras experiencias. La psicología contemporánea es ajena
a la inteligencia espiritual.
La cita del Tao Te Ching de la página 147 ilustra la diferente filoso-
fía de las tradiciones orientales. En Oriente, así como en la moderna
teoría cuántica de campos, el vacío tiene una especie de plenitud pre-
nada, la quietud es testigo de la verdad. Los objetos, el ser y el cuerpo
están unidos por un centro permeable que no se puede ver ni expre-
sar. No se puede vivir ni comprender el ser salvo en relación con este
centro que es toda la creación expresada por medio de una realidad
física experimentada como yo. «Yo soy el cosmos y los Budas están en
mí —dicen los textos orientales— . En mí está la luz cósmica, una
presencia misteriosa, incluso si está oscurecida por error.»1 Los
indios hablan de ese «ser que mora en el interior pero no irradia
luz aunque está escondido en todas las cosas»,2 y de «la luz divina
que está misteriosamente presente y brillando en cada uno de noso-
tros».3
También en la tradición mística occidental hay una sensación de
un centro vivo unido a la fuente de todas las cosas y que también es la
llave del verdadero conocimiento. En el Libro de Job, leemos: «Pero
esta [la sabiduría] es en el hombre una inspiración, es el soplo del To-
dopoderoso el que la enseña.» (32:8). San Lucas nos dice en su Evan-
gelio, «El reino de Dios que está dentro de ti», y en otros pasajes de
San Lucas y San Juan se compara a «este reino interior» con una di-
minuta semilla que puede convertirse en un árbol inmenso.
El gran místico cristiano san Juan de la Cruz define el centro del
alma como Dios, «... y cuando el alma ha llegado a Él, según toda la ca-
pacidad de su ser, y según la fuerza de su operación, habrá alcanzado
el último y más profundo centro del alma» .4En una línea semejante, el
monje y místico Thomas Merton creía que el alma no era una esencia
individual e independiente, sino «un punto de nada en el centro de
nuestro ser que pertenece por completo a Dios».5 Este punto de nada
es un lugar de profunda soledad y es en nuestra más profunda soledad
EL LOTO DEL SER 111: EL CENTRO 151

cador de actividades en el cerebro y del lugar de este centro dentro


tanto del ser como de la realidad cósmica, emerge la inteligencia espi-
ritual. El conocimiento de este centro y de lo que puede decirse o no
decirse al respecto, de cómo se puede experimentar y expandir en la
personalidad, es clave para aumentar y usar nuestra inteligencia espi-
ritual.
Por el contrario, la ignorancia de este centro, el ni siquiera saber
que nuestro ser posee un centro, es la principal causa de indolencia
espiritual. A menudo hoy hablamos de «encontrarse a sí mismo»,
pero si no tenemos ninguna relación con el centro, nos «encontra-
mos» en alguno de los pétalos exteriores del loto y a un nivel superfi-
cial del ego.
Por tanto, ¿qué es este centro del ser, este ser profundo que es la
fuente de todo lo que somos y sabemos, de todas nuestras síntesis y
transformaciones personales? ¿Qué intentos se han hecho de hablar
de él en la mitología y en los arquetipos junguianos? ¿Con qué cha-
eras y motivaciones está asociado? ¿Puede la ciencia del siglo xx aña-
dir algo a nuestro conocimiento del centro?

LOS SÍMBOLOS DEL CENTRO


El sol es la fuente vital de la luz, el calor y la energía. Es el centro
alrededor del cual giran los planetas. Al igual que el centro del loto, es
una metáfora para el meollo de la personalidad, pero aun así no llega
a expresar la cualidad etérea e indescriptible de algunas experiencias
místicas. Mejor aproximación es la del vacío cuántico.
El arquetipo junguiano del ser es el más cercano equivalente oc-
cidental a nuestro centro del loto. A diferencia de Freud, que consi-
deraba al ego el principal principio organizador de la personalidad y,
por tanto, a la conciencia como la clave de la integración personal,
Jung describe el ser como abarcando tanto la mente consciente como
la subconsciente, «tanto el centro como la circunferencia» de la per-
sona. No obstante, en otros escritos Jung describe el ser como el cen-
tro de la personalidad, el arquetipo central y el centro del campo de
energía de la personalidad.10
Esta aparente paradoja se resuelve cuando constatamos que Jung
usaba el término con tres significados diferentes. El ser original, pre-
sente en el momento del nacimiento según algunos, da pie al ego y
otras complejidades y al centro del ser del adulto. Esta imagen es si-
150 UN NUEVO MODELO DEL SER

En términos psicológicos modernos, asociamos el centro del ser


con la fuente de la imaginación humana, con ese lugar profundo den-
tro del ser desde el que soñamos o concebimos lo imposible o inexis-
tente. En el budismo Zen, el centro es aún más profundo, un lugar
inimaginable:

Podemos penetrar más allá de las profundidades del subcons-


cíente colectivo de la naturaleza humana y llegar al océano insondable
de la naturaleza de Buda. Si traspasamos el subconsciente colectivo,
experimentamos un nacimiento totalmente nuevo en un océano de
vacío. Esta es la libertad infinita del no ser, no mente, no idea; esta es
la vida misma liberada de todos los condicionamientos. Allí, en la no
mente infinita, encontramos flores, la luna, nuestros amigos y familias
y todas las cosas tal como son; apreciamos nuestra vida cotidiana
como milagros.8

El centro es una fuente plena e inagotable dentro de nosotros y es


en sí misma el corazón de una realidad más grande, tal vez sagrada o
divina. Y al mismo tiempo es lo que nos nutre y aquello con lo que
nutrimos nuestra creatividad.
Los científicos modernos más sensibles hablan de una fuente
profunda en nuestro interior de la que brota la creatividad. En Lafe de
un físico, D. H. Huntley precisa:

La propia experiencia de un físico le lleva a colegir que su perso-


nalidad tiene profundidades y recursos allende la mente racional y
analítica; allí es donde hay poderes de síntesis, apreciación y com-
prensión, una capacidad y sabiduría latentes superiores a las que
acostumbra a tener de forma rutinaria su conciencia. Esto sugiere
que el ámbito de la física, ahíto de una variedad de hechos, ha sido fa-
bricado en regiones mentales donde la realidad es secundaria a la sin-
tesis.9

Las palabras finales de Huntley son tan válidas como cualquiera


para una aproximación a la dinámica cerebral unificadora de las osci-
laciones neurales de 40 Hz y la síntesis de pensamientos, emociones,
símbolos, asociaciones y percepciones a las que están enlazadas. La
reciente investigación del papel que tienen estas oscilaciones en
nuestra vida mental representa la descripción que hace la propia
ciencia de la existencia de un centro del ser.
Este centro es el tema principal de este libro. De este centro unifi-
EL LOTO DEL SER III: EL CENTRO 1‫־‬53

fiesta en experiencias cercanas a la muerte. Dante describe una expe-


riencia semejante en su Paraíso:

Un solo momento es para mí más grande que el olvido,


que los veinticinco siglos de afanes que llevaron a Neptuno
a maravillarse ante la sombra de Argos.
Así, mi mente totalmente extasiada
mirada fijamente, inmóvil y concentrada,
siempre con mirada madura y encendida
siempre con creciente atención a esa Luz
tan extraordinaria que es imposible
que nadie consienta cambiarla por otra visión.13

LA NEUROLOGÍA
Y LA FÍSICA DEL CENTRO
En el Surangama Sutra, Ananda, el principal discípulo de Buda,
hace la siguiente pregunta: «Buda; mi señor, tú has hablado de la uní-
dad y sustancia de la Esencia pura, misteriosa y eterna, pero no com-
prendo del todo. Tan pronto mis seis sentidos perciben esta realidad,
aparece como compuesta de muchas emanaciones. ¿Cómo puede el
Uno aparecer como tantos?» En respuesta, Buda saca un pañuelo y
dice: «Ves, esto es un pañuelo. Ahora le haré seis nudos. Entonces te-
nemos seis nudos, pero aun así es un solo pañuelo.»14
Hasta fines del siglo xx, sólo este tipo de lenguaje describía la
energía unificadora que se encuentra en el centro del ser y la existen-
cia, pero no atraía a la mentalidad moderna. Hoy día, esos asuntos re-
quieren respuestas «científicas», fenómenos cerebrales que podamos
«pesar y medir», experimentos que podamos comprobar.
Desde el punto de vista neurológico, en el capítulo 4 vimos que la
experiencia unificadora del cerebro emana de las sincrónicas oscila-
ciones neurales de 40 Hz que funcionan por todo el cerebro. Ellas
proporcionan un «estanque» o «fondo» en el que las ondas más exci-
tadas del cerebro pueden «ondular» a fin de generar la rica variedad
de experiencias mentales conscientes y subconscientes. Estas oscila-
ciones son el «centro» del ser, la fuente neurológica de donde emerge
el «yo». Representan el trasfondo neurológico de nuestra inteligencia
espiritual unificadora, contextualizadora y transformadora. A través
de dichas oscilaciones ponemos nuestra experiencia en el marco de
significados y valores y determinamos el propósito de nuestra vida.
152 UN NUEVO MODELO DEL SER

milar a la nube original de gases diluidos que, al contraerse, produ-


cen al actual sol y los planetas; o al bulbo del loto que hace crecer la
flor con su centro y sus pétalos. La tercera y acaso más importante re-
ferencia de Jung al ser es un aspecto integrador o transformador de la
personalidad.
Con frecuencia, Jung pensaba que el ser sólo es accesible a las
personas después de la crisis de los cuarenta. En ese momento, en
conjunción con su «función trascendental», el arquetipo del ser sin-
tetiza los opuestos de la personalidad como, por ejemplo, el pensa-
miento y el sentimiento. El arquetipo del ser y la función trascenden-
te representaban el símbolo y el proceso de transformación. Pero
Jung situaba la autotransformación en la última etapa de la vida
mientras que yo la asocio con la inteligencia espiritual y creo que es
potencialmente activa durante toda la vida.
En términos muy similares a lo que he manifestado sobre la IES,
Jung creía que el ser no podía disociarse del papel psicológicamente
integrador que tiene la búsqueda de significado y sentido en la vida.
Andrew Samuels, un estudioso junguiano, señala que palabras como
«unidad», «orden», «organización», «totalidad», «equilibrio», «inte-
gración» y «universalidad» aparecen una y otra vez en los comenta-
rios de Jung sobre el ser. «Tal variedad de términos tendría poco peso
de no ser por la conexión fundamental del ser con cuestiones de sig-
niñeado.»”
En los sistemas simbólicos, la energía psíquica profunda se asocia
con el séptimo chacra indio, el coronario. Situado fuera del cuerpo,
encima de la cabeza, a menudo se lo muestra en las pinturas religio-
sas de la tradición occidental como un halo. Es energía pura y lumi-
nosa, «pura luz, una luz más allá de nombres y formas, más allá del
pensamiento y las experiencias, más allá incluso que los conceptos de
“ser” o “no ser”».12 Representado por un loto de mil pétalos que lanza
rayos de luz lunar, el chacra coronario lleva a cabo la unión pura del
alma humana con lo que sea que denominamos «Dios». «Si bien su
centro, brillante como un rayo, es el último triángulo del yoni [el sím-
bolo de la creación], en su interior, bien escondido y difícil de llegar a
él, está el gran vacío resplandeciente al cual en secreto sirven todos
los dioses.»
Aunque las energías del chacra coronario pueden crear nuevos
símbolos y formas, el mismo chacra está más allá de todos los símbo-
los y formas existentes. Podemos experimentar su energía pura en es-
pontáneas experiencias místicas de unidad y casi siempre se mani-
EL LOTO DEL SER III: EL CENTRO 155

El Loto del Ser III

Quisiera terminar con unas palabras de Thomas Merton sobre el


objetivo del mandala. No se me ocurre mejor expresión para el uso
del mapa del Loto del Ser:

¿Cuál es el propósito del mandala? Se medita en el mandala a fin


de poder controlar lo que sucede dentro de uno en vez de «estar con-
trolado por lo que sucede». Al meditar en el mandala, uno puede
construir y disolver las configuraciones interiores a voluntad. Uno
medita no para «aprender» una doctrina religiosa, sino para conver-
tirse en Buda coronado en nuestro propio centro.”
154 UN NUEVO MODELO DEL SER

Son la fuente unificadora de la energía psíquica que corre por todas


nuestras experiencias mentales.
La física que mejor describe el centro del cosmos es la teoría de
los campos cuánticos, la adaptación de fines del siglo xx de la física
cuántica. La teoría de los campos cuánticos describe todo lo existente
como estados de energía dinámica y oscilatoria. Tú y yo, las sillas en
que nos sentamos, los alimentos que comemos, todos son estados de
esta energía. ¿Y sobre qué oscila esta energía? En el capítulo 4 hemos
visto que el trasfondo de todo ser es un «océano» inmóvil de energía
inactiva llamado vacío cuántico.
Este vacío es la versión científica del pañuelo de Buda, el Uno
que, cuando se convierte en nudos (o se activa en muchos estados di-
ferentes de energía), aparece como muchas manifestaciones. Todo
cuanto existe se manifiesta como excitaciones del vacío cuántico, y
ese vacío cuántico, por tanto, existe como el centro en el interior de
todas las cosas. La energía del vacío subyace e impregna al cosmos.
Como nosotros formamos parte del cosmos, la energía del vacío tam-
bién nos subyace e impregna. Somos «olas» en el «océano» del vacío;
ese vacío es el centro y la fuente del ser. En el diagrama del Loto del
Ser, el vacío cuántico es el «lodo» donde crece el tallo del loto.

¿COM O USAMOS EL LO TO DEL SIER?


El Loto del Ser es un mapa o mandala, una imagen de las capas
de la psiquis humana desde la más exterior, la del ego racional pasan-
do por el medio subconsciente asociativo hasta el centro con su trans-
formadora energía psíquica. Cada pétalo, cada nivel de ego y tipo de
personalidad, puede existir aislado de las otras cualidades del ego.
Pero esto, tal como veremos en el capítulo 10, da como resultado una
persona espiritualmente apagada. El ser espiritualmente inteligente
requiere mayor integración. Los grandes científicos superan su cam-
po de conocimientos específicos y utilizan su discernimiento para
contribuir a la sabiduría filosófica o espiritual del gran contexto de la
vida humana. Los grandes artistas superan su ego y llegan a los ni ve-
les míticos y subconscientes y se requiere que hagan contacto con el
mismo centro para que sus creaciones posean auténtica vitalidad. De
hecho, todos, si pretendemos ser espiritualmente inteligentes y hacer
de nuestras vidas creaciones vitales, debemos tomar contacto con el
centro. Esto lo veremos en detalle en los capítulos 10 y 11.
C U A R T A P A R T E

USAR LA INTELIGENCIA
ESPIRITUAL
9

CÓMO NOS VOLVEMOS


lESIPIIIRJITUAUMENTE ATU RDI DOS

Todo lo real está en el centro de la tierra. Pero si el centro de la tierra se


topa con la superficie de la tierra, yo me puedo hacer pedazos.
R ic h a r d , u n p acien te esq u izo fré n ico

En este capítulo definiremos cómo nos podemos fragmentar o


romper psicológicamente o rompernos al estar espiritualmente enfer-
mos o desconcertados. Por tanto, primero explicaremos lo que signi-
fica enfermedad espiritual.
El psicoanálisis freudiano se refiere a psicopatologías; es decir,
modos en que la psique se desequilibra o se lesiona debido a furias,
miedos, obsesiones, represiones, compulsiones, etc. Freud opinaba
que estas patologías eran resultado de un desequilibrio entre el id, el
ego y el superego, un desequilibrio entre el ego consciente y racional
y las exigencias de un ámbito generalmente subconsciente. Los casos
incluían a padres que no estimaban lo suficiente a sus hijos, espera-
ban demasiado de ellos o les enseñaban a reprimir sus instintos y, así,
les provocaban problemas sexuales; además, los códigos morales de
la sociedad aplastaban los instintos naturales.
La enfermedad espiritual y la reducción de IES son resultado de
problemas relacionados con el centro profundo del ser. Son causados
por estar apartado de las raíces nutrientes que trascienden el ego per-
sonal y la cultura asociativa y se extienden al mismo territorio del ser.
Algunos la denominan «enfermedad existencial». AJung le preocupa-
ron mucho estas enfermedades espirituales o existenciales y señaló
que cualquier neurosis «debe ser considerada en última instancia
como un alma sufriente que aún no ha encontrado su propio senti-
CÓM O NOS VOLVEMOS ESPIR1TUALMENTE ATURDIDOS 161

integradoras del centro— . Richard se siente fascinado por el centro,


pero al mismo tiempo le aterroriza que haga contacto con su «super-
ficie», es decir, con su ego consciente. La historia de Richard ilustra
perfectamente lo que significa la calidad espiritual de una vida huma-
na y cómo esa vida puede resultar deteriorada por la carencia de inte-
ligencia espiritual.
Richard tiene 35 años y en los últimos diez ha sufrido esporádi-
eos ataques esquizofrénicos que lo incapacitan para afrontar las exi-
gencias de la vida cotidiana. Entra en un aletargamiento y se pierde
en conversaciones consigo mismo, duerme muy poco, extravía o re-
gala el dinero o cualquier posesión, consigue amigos estrafalarios y a
veces peligrosos y habla con un torrente de asociaciones disparatadas
pero profundamente significativas.
Durante la infancia, su desarrollo emocional se vio severamente
limitado. Abandonado por su madre, fue criado por unos padres
adoptivos de extracción obrera que no pudieron ofrecerle los adecúa-
dos estímulos intelectuales que requería su alto índice de inteligencia
racional. A los 14 años, presentó problemas de comportamiento y fue
expulsado de la escuela. Fue a vivir con su padre y su madrastra, pero
aunque el nuevo entorno era intelectualmente rico, también era emo-
cionalmente inadecuado. Buscó refugio en los libros y en elucubra-
ciones intelectuales.
Tras una brillante carrera universitaria, debió afrontar el reto de
entrar en el mundo real y sufrió su primera crisis de esquizofrenia.
Desde entonces ha vivido solo, hace trabajos secundarios y tiene po-
eos amigos.
El aspecto de su historia que más me interesa son las diferencias
en su personalidad y sus capacidades según esté normal o no. Cuan-
do está normal, es frío y poco emotivo y habla de temas intelectuales
abstractos. Es perceptivo de los demás, pero de un modo despegado e
insensible. Parece casi carente de personalidad. Aunque es sumamen-
te atractivo, no rezuma ninguna energía sexual y da la sensación de
no pertenecer a su cuerpo. Jamás habla de sentimientos.
Pero cuando sufre una crisis, su alto coeficiente de inteligencia
racional no le sirve de mucho porque los ataques le disocian, de su
pensamiento racional, lógico y práctico. Sin embargo, el resto de
su personalidad emerge dando lugar a una sorprendente inteligencia
emocional. Transmite vitalidad y carisma. Todos sus pensamientos
presentan una profunda capa arquetípica y están impregnados de un
significado mayor; su intuición es aguda y expresa libremente sus
160 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

do».1El irlandés Michael Kearney denomina «dolencia anímica» a esta


clase de trastorno: «Se produce cuando un individuo se separa de o tie-
ne conflictos con las partes más profundas de sí mismo. Y así como el
contacto con el alma puede originar un sentido de totalidad y trascen-
dencia, la dolencia anímica produce una experiencia de fragmenta-
ción, alienación y carencia de sentido.»2 Kearney, que trabaja con de-
sahuciados en un hospital de Dublín, afirma que la dolencia anímica
está en la raíz y es la causa de numerosas enfermedades físicas.
Existen tres maneras de enfermar espiritualmente:

□ no haber desarrollado ningún aspecto del ser,


□ haber desarrollado en demasía y fuera de toda proporción algún
aspecto o haberlo hecho de modo negativo o destructivo,
□ carecer de relación o tenerla conflictiva entre los distintos aspectos
del ser.

En el lenguaje de nuestro mapa del Loto del Ser, la enfermedad


espiritual reside en algún pétalo alejado y separado de los demás pé-
talos (los aspectos de la personalidad), separado de o rodeado por la
zona.media (símbolos y mitologías comunes de la cultura apropiada)
y, lo más importante, aislado de las fuerzas integradoras del centro vi-
talizador.
Una patología espiritual se manifiesta como las enfermedades
que tratan la psicología y la psiquiatría predominantes (manías de-
presivas, adicciones, paranoia, etc.), pero la diferencia estriba en que
nosotros atribuimos esas condiciones a problemas de significado y
valor y a la consiguiente incapacidad de integrar y equilibrar la perso-
nalidad. Una patología espiritual también nos lleva a terrenos que
normalmente no son tenidos en cuenta por la psicología y psiquia-
tría: la desesperación, el lado anulado u «oscuro» del ser, la posesión
demoníaca y el mal.
La esquizofrenia es la enfermedad típica originada por problemas
en el centro y un índice de inteligencia espiritual crónicamente bajo.
El esquizofrénico no puede integrarse a sí mismo ni en su mundo.
Sus experiencias, emociones y percepciones parecen fuera de contex-
to. Lo que los psiquiatras consideran componentes psicológicos de la
esquizofrenia — los efectos del entorno, las relaciones, las reacciones
y opciones personales— pueden ser mejor descritos, a mi entender,
como componentes espirituales —la incapacidad del paciente esqui-
zofrénico de ponerse en contacto y usar las energías revitalizantes e
CÓM O NOS VOLVEMOS ESPIRITUALMENTE ATURDIDOS 163

los lóbulos temporales. El otro síntoma menos común de esta condi-


ción es como el lado demente de Richard. Se manifiesta en gente tan
predispuesta a formular asociaciones libres de pensamiento que pare-
ce soñadora e indecisa, incapaz de seguir un camino concreto en la
vida, extravagante o excéntrica en sus ideas y comportamiento, de al-
gún modo inmersa en una vida interior impulsiva e irreal. Como tam-
bien hemos visto, estas características a menudo están relacionadas
con la creatividad.
Nuestra sociedad es esquizoide porque sus problemas tienen que
ver con la ausencia de sentido y significado. La mayoría de los psi-
quiatras y psicólogos que estudian los rasgos esquizoides de la perso-
nalidad señalan que fueron mucho más comunes en el siglo xx que
antes y que, por cierto, son característicos de la vida actual.
A mediados del siglo xx, el psicólogo Rollo May escribió que la
mayoría de sus pacientes sufrían desórdenes esquizoides de la perso-
nalidad. Según él, se trataba de la enfermedad de nuestro tiempo.
Viktor Frankl, al describir ese estado como un «vacío existencial», lo
relaciona con la omnipresente sensación de aburrimiento en nuestra
cultura, en especial entre los jóvenes. «Un reciente estudio estadístico
—escribe— reveló que entre mis estudiantes europeos, una cuarta
parte mostraba una incidencia más o menos marcada de vacío exis-
tencial. Entre mis estudiantes americanos, el resultado fue del 60 por
ciento.»3
El estudio de Frankl fue realizado a fines de los años cincuenta.
En el capítulo 5 vimos que los estudios psiquiátricos de finales de los
noventa indicaban que el 60-70 por ciento de la población de los paí-
ses desarrollados sufría algún tipo de desorientación esquizoide. In-
cluían a un gran número de personas que veían a su médico de ca-
becera por depresión, fatiga, desórdenes alimenticios, estrés y adíe-
ciones: las «enfermedades del sentido», aunque en algunos casos es-
tos males son síntomas de enfermedades mentales graves. Si estable-
cemos vínculos entre el estrés y las enfermedades cardíacas y el
cáncer, las enfermedades mentales y emocionales conforman la gran
mayoría de las razones por las que la gente occidental consulta hoy
día a su médico. Colectivamente, predominan entre los presos por
delitos asociados con desórdenes de la personalidad.
Como cultura estamos enloqueciendo. ¿Por qué? Creemos que
principalmente debido a razones espirituales, a que nuestra inesta-
hilidad mental personal y colectiva responde a una forma especial
de alienación del reniro, del sentido, de los valores y los propósitos.
162 USARLA INTELIGENCIA l:SI’ !RITUAL

emociones y su vulnerabilidad. Desprende energía sexual y parece es-


tar a gusto con su cuerpo. Se relaciona bien con los demás, se abre y
se muestra intensamente simpático y de buen humor.
Si imaginamos el alma como un canal entre nuestra personalidad
exterior y un mundo interior de mayor significado, podemos decir
que el alma de Richard está rota. En palabras de R. D. Laing, se trata
de un «ser dividido» entre su ego exterior sano y precario y una vida
interior cálida, intuitiva y hondamente significativa a la que sólo tiene
acceso por medio de la locura. Sólo en estado de locura está en con-
tacto con su espíritu.
La historia de Richard ilustra dos patologías opuestas de lo espiri-
tual, dos formas extremas en que los problemas de significado pue-
den enfermarnos. Cuando Richard está sano, queda totalmente fuera
de contacto con su centro espiritual. No puede tomar contacto con
su sentido existencial. Pero cuando está enfermo, es imbuido por ese
sentido. Lo que necesita es una mezcla de ambos extremos.

NUESTRA ESQUIZOIDE SOCIEDAD


Muchos de nosotros somos como el lado «sano» de Richard, y
nos encontramos aislados del significado o sentido por una especie
de jaula de cristal. Contemplamos el mundo como actores que repi-
ten un guión que no entienden del todo, hacemos un papel que no
comprendemos ni podemos sentir de verdad. Es tal como me descri-
bió una ex alcohólica: «Era como estar en un vacío, en un sitio muer-
to, un espacio desolado. Me sentía separada de mí misma, de los de-
más y de Dios.»
Los personajes de Kafka poseen todos estas peculiaridades. En
sus vidas de algún modo petrificadas, son como sonámbulos en un
paisaje social y su incapacidad para darle sentido al mundo y a las co-
sas alcanza una proporción casi de pesadilla. La literatura y el pensa-
miento del siglo xx muestran incontables ejemplos de esta situación.
Dan buena fe de ello la «náusea», la «alienación» y la «mala fe» de
Sartre, la «enfermedad mortal» de Kierkegaard, la «caída» de Hei-
degger, el «extranjero» de Camus y hasta la «falsa conciencia de la
burguesía» de Marx. Todos ellos describen un tipo de desconexión
entre el ser y los demás. La gente mentalmente sana percibe estos fe-
nómenos como síntomas habituales de la condición «esquizoide». En
el capítulo 5 vimos que está relacionada con una mayor actividad en
CÓM O NOS VOLVEMOS ESPIRITUALICENTE ATURDIDOS ‫ ו‬65

Tipa de personalidad Reacciones norm ales Reacciones pertu rb a d a s


0 fra g m en ta d a s
Convencional Integración en el grupo Lealtad ciega al grupo
(fanatismo)
Distanciamiento Ruptura con el grupo
del grupo (narcisismo)
Social Empatia con el grupo Adicción, masoquismo
Antipatía con la gente Incapacidad sociopática
a sentir por los demás,
sadismo
Investigadora Exploración Obsesiones
de problemas
0 situaciones
Alejamiento Histeria o reacción
de problemas fóbica, represión
0 situaciones
Artística Alegría por Manía 0 euforia
la creación fuera de lugar
0 el logro,
celebración
Tristeza Depresión
por no haber
logrado el objetivo,
duelo
Realista Totalidad, Autoindulgettcla
espontaneidad,
centrismo
Vergüenza, Sensación
complejo de degradada de
inferioridad inferioridad, odio
a sí mismo
Emprendedora Arrogación Mal uso del poder,
de responsabilidades grandiosidad
y de liderazgo,
lealtad a un ideal
Sensación de Autodestrucción,
desmoralización, paranoia, proyección
dejación de
responsabilidad,
negación de la situación

Para cada uno de los seis principales tipos de personalidad que


vimos en la capa del ego en el Loto del Ser (véase página 155), hay
dos reacciones emocionales sanas o normales ante la gente, las sitúa-
ciones o acontecimientos, y dos reacciones perturbadas o fragmen-
tadas.
164 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

una alienación de las raíces y fundamentos de nuestra misma huma-


nidad.

LOS TRES NIVELES


DE LA ALIENACIÓN ESPIRITUAL
En el Loto del Ser hemos visto que hay tres niveles básicos del
ser. Los tres tienen un papel en el todo psíquico. Pero en cada uno de
esos niveles siempre puede producirse algún tipo de alienación del
centro integrador que nos deja espiritualmente debilitados.
En la cultura moderna occidental, la forma más común de debili-
dad espiritual es resultado de que la capa exageradamente crecida de
nuestro ego queda separada de las capas medias o centrales. Somos
demasiado racionales, demasiado conscientes de nosotros mis-
mos, demasiado proclives a juegos y poses. Estamos demasiado aleja-
dos de nuestro cuerpo y sus energías, de nuestros sueños y de las
fuentes profundas de nuestra imaginación. Por lo general, esto arroja
como resultado una notable caída de la inteligencia espiritual. Puede -
dominarnos la ira, el miedo, la codicia o la envidia. Perdemos el equi-
librio y no podemos controlar los desequilibrios de los demás. Pero
también perdemos contacto con nuestra inteligencia espiritual. El he-
cho de ser proclives a juegos y poses significa que preferimos desem-
peñar ciertos papeles y, por tanto, sólo vivimos una pequeña parte de
nosotros mismos. Si bien tenemos el potencial de desarrollar algo de
los seis tipos de personalidad que poseemos, nos ceñimos a un solo
guión: nos obsesionamos con el poder, dependemos de las conven-
ciones, nos preocupamos por los detalles, nos entregamos a la rebe-
lión, etc.
Cuando nuestro coeficiente de inteligencia espiritual es alto y es-
tamos en contacto con la totalidad, nuestras personalidades insinúan
un poco del líder, un poco del artista, un poco del intelectual, un
poco del aventurero, un poco del padre protector. Nuestras imagina-
ciones se disparan tanto con Marte como con Venus, Mercurio y Sa-
turno. Tenemos algo de masculino y algo de femenino, de la niñez y
de la sabiduría. Cuando nuestro coeficiente de inteligencia espiritual
es bajo, nos convertimos en caricaturas de nosotros mismos y núes-
tras emociones se convierten en caricaturas de una sana reacción hu-
mana. Nuestras mismas reacciones se vuelven limitadas y fragmen-
tarias.
CÓM O NOS VOLVEMOS ESPIRITUALMENTE ATURDIDOS 167

degenerar en odio a sí mismo. Ambas anulan el sentido de perspecti-


va y totalidad y son espiritualmente enfermizas.
La personalidad emprendedora (políticos, empresarios, policías,
militares, etc.) experimenta la reacción positiva de asumir responsa-
bilidades y liderazgo y ser leal al ideal. Si la reacción es negativa, pero
aún dentro de lo normal, pueden sentirse desmoralizados y hacer
abandono de responsabilidades, pero cuando el ego de este tipo
orientado al poder se distancia de sus capas más profundas, todas las
cualidades positivas de liderazgo pueden degenerar en manías de
grandeza y abuso de poder. Del mismo modo, la experiencia de aban-
dono de responsabilidades puede degenerar en paranoia y sentirse
traicionado por todos.
La razón de las reacciones enfermizas es la alienación de una par-
te de uno mismo, como cuando dos amigos se enemistan. El «mí mis-
mo» contiene de hecho una serie de subpersonalidades, tal como re-
conocen la gran mayoría de los terapeutas: el ego, superego e id de
Freud, los complejos y los arquetipos de Jung, etc.
Nadie es la misma persona en el trabajo, con amigos íntimos o en
una reunión social, ni tendría sentido que lo fuera. Nuestros sueños
son un torrente inconmensurable de subpersonalidades. Un estado
sano representa estar en términos amistosos con todas las partes de
uno mismo de modo que no se destruyan entre sí y uno pueda mo-
verse fácilmente entre una y otra según las circunstancias. Pero algu-
ñas subpersonalidades pueden ser enemigos implacables, y otras
pueden resultar difíciles de encontrar, creando así «agujeros» en la
personalidad. Estos hechos representan serias amenazas al crecimien-
to y la unidad de la persona.

ILA POSESIÓN DEMONÍACA. EL MAL


Y LA DESESPERACIÓN
Tal como hemos visto, la alienación puede tomar muchas formas
y provocar diversas enfermedades mentales. Las que se han citado
son frecuentes en la psiquiatría occidental aunque esta no las atribuya
a causas espirituales. Esto se debe a que son fruto principalmente de
problemas de egos fragmentados y la psicología y la psiquiatría están
orientadas al ego.
Sin embargo, existen tres estados de alienación exclusivamente
espirituales que siempre han estado fuera del ámbito de la psicología
166 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

La personalidad convencional (secretarias, contables, administratí-


vos, informáticos, etc.) se siente atraída por mantener una buena re-
lación normal con su grupo o alejarse de él. Pero cuando el ego se dis-
tancia de las capas del medio y del centro, estas reacciones pueden
convertirse en ciega lealtad al grupo o en un narcisista desinterés en
el mismo. Tanto el fanatismo como el narcisismo son respuestas espi-
ritualmente enfermizas.
La personalidad social (maestros, terapeutas, asesores, directivos,
etc.) se encuentra dividida entre la reacción sana de empatia o afecto
por la gente y sentimientos de cierta antipatía. Ambos son normales y
bastante saludables, según las circunstancias. Pero cuando el ego se
separa de las capas profundas del ser, la empatia puede convertirse en
autosacrificio masoquista y una simple antipatía en sadismo o incapa-
cidad sociopática en sentir algo por los demás. Tanto la adicción como
la reacción sociopática son respuestas espiritualmente enfermizas.
La personalidad investigadora (intelectuales profesionales, acadé-
micos, científicos, médicos, etc.) experimenta un sano impulso de in-
volucrarse en los problemas y situaciones o lo opuesto, escapar de
problemas y situaciones. Pero en una forma perturbada, el compro-
miso puede devenir obsesión, y una mera retirada puede acabar en
histeria, represión completa o reacciones fóbicas. Tanto la obsesión
como la histeria (o la fobia) son respuestas espiritualmente enfermi-
zas; es decir, negativas.
La personalidad artística (escritores, poetas, músicos, pintores,•de-
coradores de interiores, etc.) puede moverse entre la reacción normal
de celebración o alegre sensación de éxito o creación, y otra de duelo,
un sentimiento sombrío de no haber logrado el objetivo. Pero cuando
estas reacciones normales se alejan del medio o del centro del ser se
convierten en manías, en desmesuradas sensaciones de euforia y en
una impresión irreal y falsa de éxito. Por otro lado, el duelo puede dar
pie a la depresión, a un fracaso exagerado y a veces trágico en hallar
cualquier placer o bondad en una situación, relación o proyecto. La
manía depresiva, la otra cara de estas reacciones perturbadas, presen-
ta niveles anormalmente altos en el tipo creativo. Se trata de una con-
dición espiritualmente enfermiza porque priva de perspectiva, contex-
to y, por tanto, de totalidad.
La personalidad realista (conductores de coches, pilotos, granje-
ros, etc.) suele situarse entre la reacción positiva de espontaneidad y
la negativa de vergüenza. Pero cuando estas reacciones se tuercen, la
espontaneidad puede convertirse en autoindulgencia y la vergüenza
CÓMO NOS VOLVEMOS ESPIRITUALMENTE ATURDIDOS 169

anormales o prohibidos rituales sexuales que superan su propia con-


ciencia y la escala de su comportamiento o carácter normal; o la per-
sona que de vez en cuando necesita aventurarse en el «lado oscuro»
de la vida y frecuentar antros o burdeles o comprometerse en asuntos
ilícitos y correr riesgos autodestructivos.
La posesión es como la adicción, pero va más allá. Se es adicto a
una sustancia o un comportamiento: alcohol, drogas, sexo, juego,
consumo. La posesión está motivada por una fuerza que impone a
una persona, contra su propia voluntad, obedecer algo fuera de su
control. La posesión parece arquetípica, pero sometida a un arqueti-
po que ha soltado amarras de su centro. Decir que el poseído está do-
minado por demonios significa que está en manos de fuerzas psíqui-
cas caóticas.
Para el creyente religioso que busca a Dios, la voz que suena en el
desierto es la de un ángel. La voz sale del centro. Está arraigada en lo
divino y en algo que da un sentido positivo a la vida del creyente.
Para el esquizofrénico que ha perdido todo contacto con el centro, la
voz que en la cocina le dice que coja un cuchillo es la de un demonio.
Esa voz está desconectada, descentrada y plena de anárquica energía
psíquica. La voz que le exige beber a un alcohólico o cometer actos
sexuales destructivos a una persona normal o incluso seguir a un lí-
der maligno como Hitler a todo un pueblo, es la voz de un demonio
que acosa a una psique a la deriva.
Según la física del siglo xx, los arquetipos son probablemente
pautas de la energía psíquica conocida como «atractores extraños», o
sea, pautas de energía que nos atraen a sus campos. Cuando el campo
está en el centro, el arquetipo nos hace más grandes que nuestros
egos y nos proporciona pautas para vivir. Cuando el arquetipo es caó-
tico, nos causa quedamos sin control y ser poseídos por fuerzas ingo-
bernables.
Jung no lo dijo, pero sospecho que cualquier arquetipo —el Gran
Padre, la Gran Madre, el Amante, el Guerrero, el Niño, la Sacerdotisa,
etc.— que corta las amarras con su centro, cae bajo el inñujo del ar-
quetipo de la Sombra. La Sombra es el lado oscuro, detestado e ina-
ceptable de cualquier personalidad, el lado funesto que todos teñe-
mos. La Sombra consiste en todo lo rechazable elevado al poder de
una energía arquetípica que puede ser la expresión anárquica de cual-
quier arquetipo. Cuando nos atrapa, estamos poseídos: somos llama-
dos, empujados y transportados por una poderosa energía que no po-
demos controlar y que en sí misma está fuera de control.
168 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

y la psiquiatría. La posesión demoníaca, el mal y la desesperación son


básicamente temas literarios o religiosos, aunque algunos psicólogos
como Jung, Viktor Frankl y R. D. Laing hayan intentado estudiarlos.
Quien intente comprender las atrocidades y calamidades del siglo xx
tiene que afrontarlos por más difícil que resulte. Son condiciones que
superan la escala de lo normal y se sitúan en el ámbito de lo absurdo.
Existen en ese territorio excurridizo donde se encuentran la psicolo-
gía y la espiritualidad.
En las últimas páginas de El corazón de las tinieblas de Joseph
Conrad, el antihéroe Kurtz lanza estas palabras desgarradoras: «¡El
horror! ¡El horror!» Kurtz es un mercader europeo que viaja a la selva
aíricana y acaba siendo más nativo que los nativos. Cuando lo en-
cuentra la expedición enviada en su búsqueda para rescatarlo de las
fiebres y de sí mismo, él está presidiendo una bestial ceremonia de sa-
dismo y violencia, sentado en medio de nativos que tocan tambores y
blanden estacas con cabezas clavadas en las puntas alrededor de una
fogata. Resuenan lúgubres alaridos. Kurtz es un ser poseído. Un semi-
dios a los ojos de los nativos, se ha vuelto un extraño para sí mismo.
Tiene los ojos vidriosos, el cuerpo casi rígido, la atención fija en un
punto distante, la mente subyugada por una llamada que está más
allá de él mismo. No se trata de un hombre que participa en un ritual
primitivo: Kurtz está inmerso en un drama interior del que no tiene
escapatoria. El ritual ha cobrado vida propia en su interior y, por tan-
to, le ha arrebatado la vida.
La historia humana está llena de historias de posesiones, narra-
ciones de chamanes y curanderos absorben las desgracias o enferme-
dades de sus semejantes y son luego transportados a otros planos del
ser, relatos de fanáticos religiosos que oyen voces en el desierto o se
arrodillan sobre zarzas ardiendo. Y hay versiones más tenebrosas de
jóvenes poseídas por brujos, de cuerpos judíos habitados por el alma
de los muertos, de cristianos poseídos por el mal y de budistas tibeta-
nos dominados por demonios. En todos los casos, el «poseído» es lie-
vado por algo fuera de su control.
Muchas historias de posesión del siglo xx son como la de Kurtz;
es decir, de personas entregadas a rituales sádicos o satánicos. Algu-
ñas son más mundanas: el alcohólico que simplemente no puede
controlar su adicción porque le mueve un dolor o una necesidad pro-
funda y psicológica; un dolor que supera cualquier dolor físico, un
dolor que erróneamente promete «alivíame y te sentirás mejor»; la
persona que es «llamada», obligada, y se lanza sin control a tétricos,
CÓMO NOS VOLVEMOS ESP1RITUALMENTE ATURDIDOS 171

camente se limitaba a unas cuantas palabrotas. No obstante, durante


la sesión de tres horas, muchos de ellos encontraron su propia voz.
Hablaron de su sensación de aislamiento total. «Todos piensan que
no somos más que basura. Somos basura, sí, pero no sólo basura.» Al-
gunos hablaron de su culpa y de su destrozada autoestima cuando se
vieron obligados a afrontar el sufrimiento de las víctimas. Otros pare-
cían desconcertados, como si no comprendieran del todo lo que ha-
blan hecho ni por qué estaban en prisión. El dolor colectivo en aque-
lia sala era intenso. Muchos habían sufrido abusos cuando niños o
habían sido abandonados, y hablaron de ello. Su furia era un llama-
miento a ser reconocidos como seres humanos. Al tener posibilidad
de expresarse, lograban que se vislumbrara alguna cualidad humana
básica, algo que era irresistiblemente atractivo.
Un guardia me comentó que hasta entonces no había querido ni
ver a esos individuos, «pero ahora, después de haber observado este
grupo, no me disgustará hablar con ellos». Mi propia reacción fue in-
cluso más fuerte. Muchos de esos reclusos me habían hablado bas-
tante. La mayoría de sus crímenes había sido contra mujeres o niños y
ellos me dieron la impresión de necesitarme para ver, más allá de sus
crímenes, lo que eran ellos mismos. La experiencia fue una de las más
intensas de mi vida y me dejó con una inquietante sensación: no exis-
te ninguna persona mala per se, sino que cualquiera es capaz de mal-
dad. Se trata de un potencial humano, el potencial extremo de un ser
fragmentado, descentrado y espiritualmente enfermo.
La fuerza integradora y vital del centro está presente en todo ser
vivo, en especial en los seres humanos debido a la naturaleza de núes-
tra conciencia. Muchos ignoramos nuestra relación con el centro, ig-
noramos que la totalidad de la realidad universal habita en nuestro
interior. Muchos vivimos desconectados de esta realidad, pero siem-
pre está allí aunque nos resulte inalcanzable.
Cada uno de nosotros es una cacofonía de subseres que se reía-
cionan como los miembros de una familia disfuncional. Poseemos un
yo dominante que identificamos con nuestra persona, pero la presen-
cia reprimida de los demás nos acosa y a veces nos abruma. El mal es
algo real, una fuerza que puede actuar en nuestro interior y que pue-
de aniquilarnos. Hay maldades de consecuencias horriblemente es-
pantosas, pero el mal en sí es una forma de posesión, una falta de res-
puesta a una realidad más profunda que anida en nosotros mismos.
No hay gente mala sino gente poseída por el mal.
En yidis, Demonio es Shitan. Literalmente significa «sin respues-
170 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

De hecho, la «llamada» a la posesión es una invocación errónea a


la totalidad. La caótica energía arquetípica que nos reclama cuando
estamos posesos representa los lados oscuros y negativos de nosotros
mismos. La posesión es una búsqueda dolorosa de aquellas partes
perdidas o destrozadas de nosotros mismos. Pero se trata de una lia-
mada equivocada porque la posesión es energía arquetípica no arrai-
gada, o sea, energía separada del centro. Y sólo las energías afirmadas
en el centro pueden verdaderamente convertirnos en un todo.
El mal es una energía arquetípica fuera de control. En este caso, el
arquetipo definitivo es el Demonio. El Demonio, el más amado de los
ángeles que por orgullo rechaza el paraíso (el centro), gobierna el rei-
no de lo que denominamos el mal. El Demonio es la energía negativa,
desconectada y arquetípica por excelencia, pero ¿es el mal en sí mis-
mo? ¿Puede alguien ser realmente malo o alguna gente ha caído en las
garras del mal? ¿Alguien nace malo, se convierte en malo, o el mal no
es más que la forma más intensa de la posesión?
A fines de los años noventa, visité una cárcel de máxima seguri-
dad a fin de escribir un artículo periodístico sobre un experimento de
terapia de grupo para criminales sexuales violentos.
Cuando entré por primera vez en la sala en que había cuarenta y
cinco depravados sexuales, experimenté náuseas y dolor de cabeza.
El grupo incluía a violadores en serie y pedófilos. Reconocí a un noto-
rio asesino en serie por las fotografías publicadas en los periódicos.
La primera impresión me confirmó lo peor que había supuesto sobre
semejantes individuos. La mayoría parecía de muy bajo coeficiente
intelectual; sus facciones eran distorsionadas o retorcidas y algunos
tenían los cráneos con malformaciones. Sólo estaban presentes dos
guardias y el terapeuta. Yo era la única mujer. La sensación palpable
del mal y su amenaza en la sala me hicieron querer huir. Sin embargo,
estos monstruos aparentemente subhumanos me enseñaron mucho
sobre lo que significa ser humano.
El concepto de grupo de diálogo es un medio para que la gente
aprenda a hablar entre sí y llegar a conocerse a sí mismo y a los de-
más. Reinventado en los años cuarenta por la psicología de grupo, su
origen data de los tiempos de la antigua Grecia y del uso socrático de
preguntas y discusiones para desenmascarar estereotipos y supersti-
ciones. Sócrates creía que esta técnica podía ayudarnos a «encontrar
conocimientos latentes hasta en los más ignorantes y descubrir lo
bueno que existe en todo hombre».
Los presos estaban irritados y frustrados y su vocabulario prácti-
CÓMO NOS VOLVEMOS ESPIRITUALMENTE ATURDIDOS 173

rio de contenido terror. Le acosa la muerte, la falta de vida, la priva-


ción de respuestas a cualquier cosa viva. Le aterra lo que le sucede,
siente pánico y, sin embargo, como una persona aturdida en el borde
del precipicio, se siente atraída por el abismo, dispuesta a saltar. El
suicidio es el acto definitivo de la desesperación, la rendición absolu-
ta ante la falta de sentido. Es la pérdida total de espontaneidad.
En la sociedad moderna, los suicidios o los intentos de suicidio
se han convertido casi en una epidemia, en especial entre los jóvenes.
Un artículo del Sunday Times londinense de finales de los noventa, in-
formó que un 22 por ciento de las chicas entre los 16 y los 25 años
intentan suicidarse, y el 16 por ciento de los varones. Las estadísticas
de los varones eran más bajas simplemente porque ellos pueden ob-
tener éxito con más frecuencia que las mujeres. Algunos de estos
jóvenes intentaban suicidarse porque no le hallaban sentido a sus vi-
das. Otros, porque habían perdido toda perspectiva: una mala reía-
ción sentimental o unos malos resultados en los exámenes les habían
parecido el fin del mundo. Todo esto es señal de poca inteligencia es-
piritual: la incapacidad de ver más allá del momento o de poner las
cosas en un contexto más amplio de sentido y valor.
La desesperación que nos arrastra al suicidio es la forma más pro-
funda de enfermedad espiritual. Representa la negación del espíritu.
Pero todas las formas y niveles de estar espiritualmente enfermo nos
causan dolor y a menudo hacen que causemos dolor a los demás. Sig-
niñea que hemos perdido algún grado de la espontaneidad que nos
hace humanos y parte de nuestra capacidad para responder a la vida
y a quienes nos rodean. En última instancia, esta pérdida de esponta-
neidad y de respuesta daña nuestra capacidad de asumir la responsa-
bilidad de nuestras vidas y actos. La falta de inteligencia nos incapaci-
ta para resolver problemas racionales; una inteligencia emocional
pobre nos hace comportarnos como extranjeros en las situaciones en
que nos encontramos, pero una IES baja arruina nuestro ser. ¿Cómo
podemos curarnos? Si una elevada inteligencia espiritual es un po-
tendal de todo ser humano, ¿cómo podemos acceder a ella? ¿Qué
quiere decir vivir del centro, vivir con espontaneidad total y, por
ende, con respuestas profundas? ¿Cómo puede ayudarnos nuestro
coeficiente espiritual a abandonar los juegos y las pretensiones, a li-
berarnos de las compulsiones y a superar nuestro potencial negativo
de maldad y desesperación? Estas son las cuestiones que analizare-
mos a continuación, cuando nos preguntemos cómo curarnos me-
diante la inteligencia espiritual.
172 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

ta», «el que no puede responder». Según la mitología bíblica del De-
monio, su orgullo era tan inmenso que no podía responder a Dios
—no podía amar a Dios— y, por tanto, no podía formar parte del rei-
no de Dios. Lo sorprendente de la posesión en general y del mal en
particular es la incapacidad del poseso para responder a una realidad
más amplia y a la gente que le rodea. El psicópata sádico no responde -
a los ruegos o sufrimientos de su víctima; no se identifica con ella
como un semejante. Los nazis llamaban «cerdos» a los judíos y «de-
generados» a los artistas que asesinaban. En Vietnam los soldados
americanos responsables de matanzas llamaban «porquería amarilla»
a sus víctimas. El mal sólo es posible cuando se comete contra «el
otro», contra quienes sentimos que no hay que responder.
La etimología latina de la palabra «respuesta» es la misma que la
de «espontaneidad». En el idioma cotidiano no se distingue entre ser
espontáneo o impulsivo o actuar sin motivo. Pero ese no es el signifi-
cado original. Si pensamos en la espontaneidad como una respuesta
al centro —de nosotros mismos, de los otros y de la misma existencia
universal— , entonces ser espontáneo es equivalente a estar en estado
de gracia, en un estado de profunda conexión. El ser humano espon-
táneo se vincula con los demás como las olas del mar. Está relaciona-
do con el mar como la ola al agua de la que sólo es forma. El rabino
místico del siglo xx Abraham Heschel define la espontaneidad como
«esos momentos de intimidad durante la comunión del ser con la
realidad».4
La atrofia espiritual es un estado carente de espontaneidad y, por
tanto, de escasa respuesta al centro. Nuestros egos quedan atrapados
por juegos, poses y pretensiones. Nos comportamos con afectación,
nos preocupan las formas y las apariencias y casi nos cerramos a lo
que importa de verdad. Quedamos atrapados en un «pétalo del loto».
Cuando se nos desconectan las energías arquetípicas del centro,
nuestra falta de espontaneidad nos deja indefensos ante las fuerzas de
la posesión y el mal. Y cuando nuestra espontaneidad es tan pobre
que ya no podemos responder ni siquiera a una energía psíquica atra-
pada o distorsionada, caemos en la desesperación.
La desesperación era lo que el filósofo danés Kierkegaard deno-
minó la «enfermedad mortal». Se trata de la abdicación definitiva
ante la vida, una especie de acto unilateral de casi suicidio. El deses-
perado se ha rendido, no puede encontrarle sentido a la vida ni tiene
persona alguna o cosa de valor a la que responder. Sus días son una
monótona sucesión de lo mismo y sus noches a menudo son escena-
CURÁNDONOS CON LA IES

El recogimiento me hace estar presente en mí mismo al unir dos aspee-


tos o actividades de mi ser como si fueran dos lentes de un telescopio. Una es
la apariencia básica de mi ser espiritual, el alma interior, la voluntad profun-
da, la inteligencia espiritual. La otra es mi alma exterior, la voluntad compro-
metida con las actividades de la vida.
Padre T h o m a s Merto n 1

El recogimiento es uno de los tres elementos claves de la oración


cristiana monástica. Tal como lo describe Thomas Merton, el recogi-
miento es la unión de nuestros mundos interior y exterior, el punto
de encuentro del ser interior y profundo, su sabiduría innata o inteli-
gencia espiritual, con el ego exterior y sus preocupaciones, estrategias
y actividades mundanas. Ya hemos visto que el alma no es más que
este canal, o aún mejor, este diálogo de lo interior con lo exterior, la
comunión espontánea de la mente consciente y racional con su cen-
tro y con el centro de todo ser.
Cuando se rompe este canal o diálogo, como en el caso de Ri-
chard, también se quiebra el alma. Quedamos fragmentados y espiri-
tualmente enfermos. Cuando la visión y la energía fluyen libremente
en este canal del interior al exterior, como en el caso del tenor geor-
giano del capítulo 2, el alma puede curarnos y acaso también a quie-
nes han tenido contacto con nosotros. Estamos centrados, enteros.
Nuestra IES (las coherentes oscilaciones neurales de 40 Elz del cere-
bro) está en funcionamiento para unir todos los niveles del ser.
La enfermedad espiritual es un estado de desintegración, en es-
pedal del centro del ser. La salud espiritual es un estado de totalidad
centrada. La inteligencia espiritual es el medio con que podemos mo-
I
CURÁNDONOS CON LA IES 177

El recogimiento no es un mero recordar. Es recordar desde un


nuevo marco de referencias. Es una oportunidad de reescribir la his-
toria familiar dándole un diferente desenlace, de recuperar el ser ori-
ginal (la bellota) y de reinventar el ser maduro y su cultura. El recogí-
miento es IES en acción.

EL RECOGIMIENTO EN TIEMPOS
DE CRISIS ESPIRITUAL
¿Cómo llegamos al recogimiento? ¿Por qué o cuándo nuestra IES
nos sumerge en él? Muchos de nosotros estamos espiritualmente en-
fermos en algún grado; algún grado de fragmentación personal es casi
inevitable en nuestra moderna sociedad dominada por el ego. No
obstante, nuestro ser profundo siempre está allí. La IES es una capaci-
dad innata del cerebro humano y no tenemos que ser héroes espiri-
tuales para oír su llamada. El alma siempre es capaz de recogimiento.
Como dice el rabino Heschel, «En nosotros hay una soledad que oye.
Cuando el alma se distancia del ego y de su séquito de vanas presun-
ciones; cuando dejamos de explotar todas las cosas y nos ponemos a
rezar con el grito del mundo, el suspiro del mundo, nuestra soledad
puede oír la gracia viviente más allá de todo poder».3 Esa solé-
dad puede ser provocada por experiencias como los sueños, el uso
creativo del sufrimiento o la muerte de un ser querido. Puede ser des-
pertada porque cesan de funcionar las estrategias del ego con que he-
mos lidiado toda la vida. De repente cede el pegamento que une
nuestras partes fragmentadas. Cuando oímos su llamada, se produce
una crisis espiritual.
En una crisis espiritual se pone en cuestionamiento todo el sentí-
do y quizá todos los valores de nuestra vida. Podemos estresarnos o
deprimirnos, buscar refugio temporal en drogas o alcohol, volvernos
aletargados o disfuncionales o incluso enloquecer. Esas crisis son
siempre dolorosas, pero si se las afronta con coraje y se las utiliza,
pueden ofrecer una oportunidad de recogimiento y la consiguiente
cura y transformación del ser.
En el trasfondo de este libro hay una historia personal que puede
ayudarnos a dar un buen ejemplo de a qué me refiero con crisis espi-
ritual y con búsqueda de la gracia del recogimiento y la inteligencia
espiritual para curarse y crecer. Aunque resulte doloroso y a veces
arriesgado que una autora comparta las experiencias personales que
176 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

vernos de uno a otro; o sea, el medio con que podemos curarnos. Y el


recogimiento, el vehículo de la inteligencia espiritual, significa literal-
mente «recoger», «reunir» o «acoplar» las piezas fragmentadas de
nosotros mismos.
En The Soul’s Code, el psicólogo junguiano James Hillman presen-
ta su «teoría de la bellota». No somos, afirma, un mero resultado de la-
combinación de genética, entorno y crianza. Cada uno de nosotros
tiene un destino único desde el momento en que nacemos. «Cada
persona porta una singularidad que pide ser vivida y que ya está pro-
gramada con anterioridad a ser vivida.»2 Este atributo original es una
totalidad original y, según Hillman, nuestro destino es asumirlo y vi-
virio.
Cuando niños, empezamos el viaje por la vida en total fusión con
el entorno. Tal como sostienen los psicólogos y psicoterapeutas, el
niño forma su ser y su mundo en relación especialmente con su ma-
dre y el entorno familiar. Este entorno es el marco de referencias del
infante. Posee inteligencia espiritual y necesidad de buscar contextos
más amplios, pero en esa etapa no puede probar una situación deter-
minada que pueda proporcionarle ese contexto. Si la madre es una
persona fragmentada, o si la familia es un sistema fragmentado, ese
niño crecerá en un estado de fragmentación. Su propia espontanei-
dad («inocencia») funciona en su contra y contra su totalidad original
mientras intenta adaptarse a su familia fragmentada. Un niño con un
padre violento y sádico identifica como amor ese sadismo violento.
Lo buscará más adelante y posiblemente él mismo llegue a abusar de
sus propios hijos. Un niño con una madre fría y distante identifica es-
tas cualidades como amor y tratará de reforzarlas en sus relaciones de
la vida adulta.
Cuando recogemos nuestras experiencias ya más avanzada la
vida, lo hacemos desde la perspectiva de un marco de referencias más
amplio. Ahora podemos situar la experiencia infantil en el contexto
de la vida y las experiencias de un adolescente o un adulto. Y si se tra-
ta de una experiencia debida a nuestro condicionamiento cultural,
ahora tenemos la madurez necesaria para distanciarnos de esa cultu-
ra. La IES permite ver que ciertas pautas de reacciones, relaciones o
comportamientos acarrean consecuencias indeseadas. Así es cómo
crecen y se transforman tanto los individuos como las culturas. Es
una de las dinámicas que sustentan cualquier buena psicoterapia.
Asimismo, representa un ingrediente esencial de la meditación y la
oración.
CURÁNDONOS CON LA IES 179

en una figura internacional a pequeña escala, asiduamente invitada a


dar conferencias y entrevistas. Al igual que mi madre, me fiice una
«profesora». Sin embargo, a medida que aumentaban las loas y las
exigencias, también lo hacía una creciente sensación de ser un frau-
de, de ser «mala» interiormente, de esconder un bebé pútrido, oscu-
ro y nauseabundo en el centro de mi ser. Cuanto mejor acogida te-
nían mis conferencias, más depresión sentía a posteriori. Después del
suicidio de mi madre, ningún halago aliviaba esa depresión. Todo
esto hizo eclosión en Katmandú cuando algo se rompió en mi interior
y lo único que podía decir era «No quiero seguir haciendo el papel de
mi madre nunca más». Llegué a detestar ser «profesora» y, pese a mi
voluntad consciente, flirteé abiertamente con la autodestrucción.
Tras meses de semejante inmovilidad, fuimos de vacaciones a
Grecia, donde tuve un sueño capital. En este sueño, yo, de adulta, de-
cidía visitar a mi padre. Él vivía con tres arpías que trataron de impe-
dirme el paso diciendo que la visita no era conveniente. Era evidente
que las tres estaban ebrias y que mi padre estaba arriba durmiendo la
mona. Dije que todo eso estaba bien porque yo también tenía un pro-
blema de alcoholismo y lo comprendía. Mi padre bajó las escaleras a
saludarme con la cara hinchada por el sueño y el alcohol. Me gustó de
inmediato y él se alegró de verme. Acordamos vernos de tanto en tan-
to y él me acompañó hasta la puerta. Pero ya en la puerta, dos poli-
cías me preguntaron: «¿Qué estás haciendo con este proxeneta y tra-
ficante?» Me di cuenta de que mi padre llevaba una vida delictiva.
Mi padre y yo nos veíamos a menudo, pero siempre durante el
día, porque nunca me permitió verlo por la noche. Yo sabía que se
pasaba las noches en tugurios y antros y decidí encontrarlo allí. Fui
hasta los bajos fondos de la ciudad, pero mi padre me envió decir que
me perdiera de vista. «Dice que no puede permitir que lo veas en ese
sitio.» Supe que mi padre era el Rey del Infierno.
Me desperté sonriente de este sueño y con una sensación de alivio
y euforia. De modo, me dije, que mi padre es el Demonio. Soy la hija
del Demonio y, sin embargo, quiere protegerme. Sentí un fuerte sen-
timiento de cariño por mi padre y vi que él (el Demonio) poseía cier-
ta nobleza de espíritu. Mi mente rastreó todas las asociaciones acerca
del Demonio como ángel caído, el ángel más amado del Señor, ahora
condenado a gobernar el Infierno, y lo vi como una figura trágica.
Mi sueño fue lo que en este libro se podría describir como «espi-
ritualmente inteligente». Ser «espiritual» es estar en contacto con la
totalidad; literalmente, es tener un sentido de la propia integridad. El
L7 8 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

dieron pie al texto, las ofrezco aquí por la luz que pueden proyectar
en el proceso que estoy intentando describir.
Concebí la idea de este libro un año antes de sentirme capaz de
empezar a escribirlo. Mi annus horribilis empezó justo después de que
en compañía de mi familia empezara unas vacaciones en Katmandú.
Hacía meses que viajaba dando conferencias y me sentía agotada
mental y emocionalmente. De noche, mientras mi familia dormía
tranquilamente, no concillaba el sueño y sentía ardores y dolores en
el estómago. Cuando finalmente me dormía, noche tras noche expe-
rimentaba sueños perturbadores de estar atrapada en la situación fa-
miliar de mi infancia. Poco después empecé a sufrir un insomnio que
duraría meses. Cuando regresamos a Inglaterra, traté en vano de po-
nerme a escribir.
Los meses siguientes fueron más de lo mismo: insomnio noctur-
no y sueños angustiosos siempre centrados en mi infancia. Durante el
día dormía de doce a dieciséis horas. Cuando estaba despierta, me
sentaba en la sala en penumbra y con las cortinas bajas y bebía sin
parar.
Mientras estaba inmóvil en casa, el editor vendía mi nuevo libro
en diversos países. Las expectaciones de varios editores aumentaban
día a día. «¿Cómo va ese libro?», me preguntaban. Yo estaba desespe-
rada y al final decidí consultar a un terapeuta. Juntos descifraríamos
lo que intentaban decirme esos sueños de la infancia y la sensación de
ardor estomacal.
Como he mencionado anteriormente, mi padre era un ferroviario
polaco, ignorante y alcohólico; mi madre, una profesora de clásicas
muy culta que abusaba de las drogas. Había mucha violencia entre la
pareja y se divorciaron antes de que yo cumpliera cinco años. A partir
de ese momento se me instó a que desistiera de ver a mi padre. Era la
«sombra» de la familia, algo para ser reprimido y olvidado. Cuando
sacaba buenas notas en la escuela, ganaba premios y me iba bien en la
universidad, era la buena hija de mi madre. «Te quiero porque eres
una ganadora», me repetía. Cuando hacía algo mal, fallaba en algo o
me comportaba torpemente de adolescente, yo era la «pequeña Loga-
ninsky», una forma envilecida del apellido de mi padre y un recorda-
torio de que por mis venas corría sangre polaca. Siempre traté de ser
una buena chica. Nunca vi a mi padre, pocas veces pensé consciente-
mente en él.
De adulta, empecé a tener éxitos como escritora. Después de va-
rías publicaciones en The Quantum Self y otras revistas, me convertí
CURÁNDONOS CON LA IES 181

telosamente de charco en charco con la perspectiva limitada a un


paso titubeante por vez. Cuando pasamos la misma senda a la luz del
sol, la vemos desde una perspectiva mucho más amplia. Vemos los
charcos en su contexto y los evitamos con facilidad. La luz interior de
la IES tiene ese mismo efecto con los «charcos» que encontramos
en la vida.
Cuando usamos la inteligencia espiritual, estamos viendo las co-
sas desde el centro. Ponemos los hechos y los sentimientos en un
contexto más amplio, relacionamos cosas que habían parecido sepa-
radas y vamos y creamos relaciones y pautas. Vivimos entonces todo
el Loto del Ser. Pero ¿cómo llegamos a ver con esta luz interior? ¿Acá-
so siempre debemos llegar allí por nuestros propios medios o hay al-
guna ayuda disponible?
Hemos visto, tanto por la neurología como por la física de la con-
ciencia, que la IES es una capacidad innata del cerebro humano y de
la manera que el cerebro se relaciona con una realidad más amplia.
Nadie tiene que darnos la luz de la IES, no tenemos que aprenderla ni
heredarla. El centro profundo está con nosotros como derecho inalie-
nable y siempre está allí dando testimonio de nuestras vidas. Está allí
siempre que buscamos sentido a las cosas o actuamos consciente-
mente. Pero nuestros egos conscientes no siempre saben que nos
acompaña. La IES nunca está ausente, pero nuestra visión de la mis-
ma y, por tanto, nuestra capacidad para usarla, puede estar bloquea-
da. Lo que puede bloquearnos es el acto de mirarla como si fuera un
objeto exterior ajeno a nosotros. Pero la IES está tanto en el que mira
como en lo mirado (una ola buscando el océano). Lo primero que
acaso encontremos es un doloroso vacío, pero si podemos superar
esta Noche Tenebrosa del Alma, siempre podemos encontrar algo real
y puro.
En ocasiones, como en el caso de mi crisis espiritual, el mero he-
cho de vivir una fractura intrínseca puede llegar a ser tan tremendo
que no podemos continuar a menos que resplandezca esta luz inte-
rior. Simplemente yo no podía seguir viviendo como si una mitad de
mí misma no existiera. La soledad interior (una «soledad que oye», la
define el rabino Heschel) finalmente exige hacerse oír. La misma ex-
periencia de una crisis espiritual es una forma de percepción.
No estamos solos. Cada uno de nosotros forma parte de una larga
búsqueda humana de sentido y de las tradiciones, símbolos, asocia-
ciones, santuarios e imágenes que han dado expresión a esta búsque-
da. Incluso el lenguaje, tal como dijo el filósofo alemán Heidegger, es
180 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

sueño me puso en contacto con el lado «oscuro» y perdido de mí


misma y me hizo querer poseerlo. Me hizo querer recogerme y ser un
todo. Asimismo, añadió una dimensión «mitológica» a hechos de mi
infancia que simplemente habían sido demasiado dolorosos para re-
cordarlos e integrarlos.
Pero querer recordar y ser un todo sólo representa el primer paso
de lo que puede ser un proceso de curación largo y doloroso. Duran-
te los meses posteriores al sueño, deseé saber algo de mi padre y me
dolió mucho que fuera imposible porque hacía años que había muer-
to. Hice oídos sordos al mensaje de que mi padre no quería que lo en-
contrase en los bajos fondos y a veces me obsesionaba tratando de
encontrarlo y pasando por un ritual interior de lo que denominé «la
caída». Bebía aún más y visitaba clubes nocturnos en las ciudades
desconocidas donde daba conferencias. Al buscar a mi padre, al «caer-
me», todavía no era consciente de que pretendía recuperar mi lado
perdido. Esto sólo se hizo obvio meses después cuando volví a soñar
durante una nueva estadía en Katmandú.
En el sueño anterior, mi padre me había prohibido expresamente
que lo encontrara en los bajos fondos de la ciudad. Tenía que verle en
cualquier sitio pero a la luz del sol. Ahora supe que eso significaba
que debía hallarlo en mi interior. En el nuevo sueño yo era una baila-
riña que se movía con una gracia que superaba el poder de mi volun-
tad. De entrada, pensé que mis brazos y piernas eran manipulados
como una marioneta. Pero entonces me di cuenta de que era impelida
desde dentro y que una fuerza interior, orquestaba los bellos movi-
mientos.
El sueño me dejó con una sensación visceral de profunda espon-
taneidad, de que había un centro activo dentro de esa gracia conferí-
da (simbolizada por el garbo de mis movimientos). Era una esponta-
neidad que no sólo podía admirar en la gente de Nepal, sino también
llevármela a casa. Era sin duda la llamada curativa de mi propia inte-
ligencia espiritual.

DEJANDO QUE RESPLANDEZCA LA IES


Cuando estamos apartados del centro profundo de nosotros mis-
mos por medio de la fragmentación, la unilateralidad, el dolor o la
distracción, es como si camináramos en la oscuridad por una senda
de lodo con sólo una pequeña antorcha como guía. Avanzamos cau-
CURÁNDONOS CON LA IES 183

ricano Robert Coles5 se debe a su elevado nivel de inteligencia espiri-


tual. A esa temprana edad, y con su tendencia a preguntar por qué y
cómo, los niños quieren construir naturalmente lo que los adultos
llamarían un marco metafísico para sus vidas. Quieren saber quiénes
son, de dónde vienen, el origen del mundo, por qué la gente se com-
porta como lo hace. Cuando mi hijo tenía cinco años, una noche me
preguntó al acostarlo: «Mami, ¿por qué tengo una vida?» Fue una
pregunta espiritualmente inteligente, pero los padres y los maestros
suelen ignorar las preguntas de los niños o les contestan con condes-
cendencia respuestas que ni siquiera ellos mismos aceptan. Más ade-
lante, esto puede producir cinismo, desesperación o mero conformis-
mo, todo lo cual resulta dañino para un chico de un alto cociente de
inteligencia espiritual.
Del mismo modo, nosotros, adultos cínicos o espiritualmente en-
fermos, a veces podemos hallar la luz de la IES cuando recuperamos
al niño que siempre llevamos dentro o al vivir algún hecho o relación
con la mirada fresca de ese niño. Es una de las alegrías bien conocidas
de ser padre. Esta visión infantil está comúnmente asociada con la
creatividad en los adultos. Isaac Newton describió su relación con
la física como la de un niño que pasea por la playa y descubre hermo-
sas conchas y piedrecillas. Matisse dijo: «Debemos aprender a ver el
mundo de nuevo a través de los ojos de un niño.»
Siempre que nos apartamos de nuestros supuestos o de nuestra
forma habitual de ver las cosas, cada vez que logramos una visión que
coloca nuestra actuación en un mayor contexto de sentidos y signifi-
cados, cada vez que trascendemos el ego y actuamos desde el centro,
cada vez que experimentamos el estremecimiento de la belleza o de la
verdad que nos supera, oímos lo sublime en una obra musical, vemos
la majestuosidad de un amanecer en la montaña, sentimos la profun-
da simplicidad de una nueva idea, vivimos las honduras de la medita-
ción o la maravilla de la oración, estamos percibiendo nuestra IES y,
en alguna medida, usándola para curarnos.
Joseph Campbell cuenta la historia de dos jóvenes policías que
pasaron por un puerto de montaña en Hawai. Era un puente tan po-
pular entre los turistas como entre los suicidas, y al acercarse los poli-
cías, vieron a un joven a punto de arrojarse al vacío. Uno de ellos sa-
lió del coche, agarró al joven y estuvo a punto de caer también de no
ser porque su compañero lo cogió a tiempo.
«¿Se dan cuenta —dice Campbell— , lo que le hubiera pasado a
ese policía que se arrojó a la muerte por un desconocido? También
182 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

«una casa del Ser», y todos moramos en esa casa. Portamos toda la
historia del universo dentro de nuestro subconsciente profundo que
a su vez forma parte del subconsciente colectivo de la humanidad.
Cada uno forma parte de una comunidad humana más grande y casi
todos también de una comunidad más pequeña, más local, de amista-
des y familiares. Podemos recurrir a todas estas cosas.
Se nos puede ayudar de muchas maneras en nuestra búsqueda de
curación, por ejemplo, por medio de la compasión de los seres queri-
dos, de un buen sacerdote o rabino, de un terapeuta eficaz, del acer-
camiento a la naturaleza, de una interpretación personal de los sím-
bolos espirituales que significan algo para nosotros, como la Cruz, la
estrella de David, el Shema Israel, el Árbol de la Vida, una estatua de
Buda o una vela encendida, de la lectura o el recuerdo de un poema
que nos aviva el subconsciente, del recitado de una canción que nos
ha impactado, de la inspiración que nos brindan las vidas y actos de
los demás, de prestar atención a los sueños o de una valiente disposi-
ción a afrontar los propios demonios. Como dijo en una ocasión un
lama tibetano, podemos encontrarle el sentido a la vida incluso be-
biendo un vaso de agua si lo hacemos con el espíritu apropiado.

LA EMERGENCIA ESPIRITUAL
NO ES LA ÚNICA MANERA
Hasta ahora he hablado de encontrar la luz de la IES y, por tanto,
el centro personal por medio de una crisis espiritual o lo que los psi-
cólogos Christina y Stanislav Grof han llamado, en los casos más ex-
tremos, emergencias espirituales.4 Sin duda, esos momentos brindan
una oportunidad de crecimiento si se los maneja sabiamente, pero no
representan el único camino para experimentar y usar la IES. Muchí-
simas personas equilibradas tienen experiencias en las que brilla la
luz de la IES y muchas otras la desean con tal fuerza que su búsqueda
se convierte en inteligencia espiritual.
Los niños, por ejemplo, según la definición que ofrece este libro,
muestran un alto nivel de inteligencia espiritual. Siempre preguntan
por qué, siempre buscan el sentido de las cosas y siempre tratan de
poner los sentimientos y los hechos en un contexto más amplio. Los
niños aún no están bloqueados por un conjunto de supuestos ni por
un modo determinado de ver las cosas. Todo es nuevo para ellos.
La espiritualidad natural de los niños sobre la que escribe el ame-
CURÁNDONOS CON LA IES 185

mundano esquema de las cosas, una línea directa con el Dios judeo-
cristiano que creó el mundo y a nosotros. Pero a un nivel más sutil y en
mi opinión más creíble, podemos decir que Walsch conversa en rea-
lidad con su propia IES. En el esquema de Walsch, Dios representa el
marco definitivo de valores y sentidos; es el último portador de contex-
tos. Dios puede ofrecerle a Walsch la «gran imagen». Esto es precisa-
mente lo que nos brinda la IES: recontextualiza las cosas y las coloca en
un mayor marco de significado en cualquier etapa de nuestro creci-
miento espiritual. Cuando «hablamos» con Dios o rezamos, estamos
haciendo lo mejor que podemos para alcanzar esa sabiduría innata en
el centro de nuestro ser que nos pone en contacto con la totalidad de la
realidad. Cuando Él contesta, le oímos desde lo más profundo de núes-
tro ser. Pero por esa razón, «la palabra de Dios» o el poder curativo de
nuestra IES no puede jamás ser final. Se trata de un proceso de comu-
nicación en curso, de un diálogo. «Dios» siempre está cambiando.

NO EXISTE LA GRAN SALVACIÓN


La mentalidad occidental es dada a creer en grandes finales, en el
día del Juicio Final, en catástrofes milenaristas y en salvaciones. Ni si-
quiera la más sutil filosofía oriental nos conduce a un Nirvana defini-
tivo en que cesará el ciclo de renacimiento y sufrimiento. Pero tanto
los procesos evolutivos como los poderes integradores de nuestros
cerebros sostienen que la vida es más una serie de pequeñas reden-
ciones que una sola gran salvación.
El estado natural del universo, el vacío cuántico, está en diálogo
constante con las excitaciones de energía que constituyen la existen-
cia. Las cosas salen del vacío y vuelven a él para renacer como algo dis-
tinto. Podemos ver este proceso en movimiento en una simple cámara
Wilson de nubes, un artilugio para observar las huellas de pequeñas
partículas subatómicas. Las partículas salen de repente del vapor de la
cámara, atraviesan un espacio de pocos centímetros y de improviso
vuelven a desaparecer en el vapor. Luego vuelven a aparecer nuevas
partículas. Este proceso de creación, aniquilación y renacimiento de
partículas seguirá teniendo lugar mientras dure el universo. Lo mismo
sucede con el nacimiento y la muerte de estrellas, galaxias y planetas.
En biología, la evolución no tiene fin. Mientras nuestro planeta
siga manteniendo la vida, esa vida cambiará y evolucionará dando
paso constantemente a nuevas formas.
184 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

hubiera caído con él todo lo que formaba parte de su vida, los debe-
res hacia su familia, hacia su trabajo; hubieran desaparecido todos
sus deseos y esperanzas. Estuvo a punto de morir. ¿Por qué?» El filó-
sofo Schopenhauer dice que en una crisis semejante puede surgir una
especie de verdad metafísica: la verdad de que tú y el otro son uno,
que no hay separación, que tú y el «desconocido» son dos aspectos
de la misma vida. Nuestra verdadera realidad es nuestra identidad
con toda la vida.
«El héroe —dice Campbell— es el único que ha dedicado su vida
a alguna clase de consecución de esta verdad.»6 Haciéndolo así, su
vida se amplía y de un modo u otro se purifica.
Hay experiencias de muerte o de cuasi muerte que también hacen
brillar la luz. En Auschwitz, creyendo que su muerte era inminente,
Viktor Frankl decía haber encontrado el sentido de la vida:

En esta situación crítica, mi preocupación era distinta de la de la


mayoría de mis camaradas. Su interrogante era: «¿Sobreviviremos al
campo? De no ser así, todo este sufrimiento no tendría sentido.» Y lo
que a mí me preocupaba era: «¿Tiene todo este sufrimiento, todas es-
tas muertes, un sentido? De no ser así, entonces tampoco tendrá sen-
• tido la supervivencia, ya que una vida cuyo sentido depende de seme-
jante casualidad, de si alguien se escapa o no, no valdría la pena de ser
vida.»7

Marie de Hennezel, una psicóloga que trabaja con enfermos ter-


minales en un hospital de París, dice:

La conciencia de que debo morir es, paradójicamente, lo que me


vincula a otro ser humano. Por eso, cada muerte me toca. Me permite
penetrar en el corazón de la única pregunta pertinente: ¿qué significa
la vida? La muerte, que un día viviremos hasta el final, que golpeará a
nuestros seres queridos y a nuestros amigos, es quizá lo que nos em-
puja a no contentarnos con vivir en la superficie de las cosas y de la
gente, nos empuja a entrar en su corazón y en su profundidad.8

La muerte brinda a la vida un mayor contexto de valores y sen-


tidos.
Y finalmente, pienso en la conocida obra de Neale Donald Walsch,
Conversaciones con Dios. A cierto nivel, podemos tomarlas literalmente
y decir que Walsch tiene línea directa con un Ser Supremo fuera del
NUESTRO COMPAS EN EL LIMITE:
USANDO LA IES PAIRA CREAR
UNA NUEVA ÉTICA

¿Cómo puedo Ir adelante si no sé adónde voy?


J ohn L ennon

Tienes que ir más allá de lo que quieres hacer y más allá de lo que piensas
que deberlas hacer y sólo entonces podrás ver esa clara luz que te indica qué
hacer.
Un cuáquero

Hace poco, mi hija de quince años me dijo quejosa: «Hoy en día


resulta difícil tener mi edad. Tú y papá siempre estáis cambiando de
opinión sobre lo que está bien y todos los demás no parecen saber lo
que hacen. Yo tengo que descubrirlo por mí misma.» Más negra aún
fue la conclusión a que llegó una mujer a quien conocí en una reu-
nión de iglesia para personas que dudaban de Dios: «Ahora que la
ciencia ha demostrado que Dios no existe —me dijo— , no importa
cómo nos comportemos. Sólo depende de nosotros. »
Hoy sentimos la presión de cuestiones acerca del bien y el mal, de
cómo no apartarnos del buen camino o de cómo guiar a nuestros hi-
jos. La religión formal y su ética ya no predominan, las estructuras fa-
miliares son buidas y en cambio constante y se nos ha resquebrajado
el sentido de comunidad y tradición. Alguien ha cambiado las reglas
morales del juego y ni siquiera sabemos a qué jugamos. El historiador
Eric Hobsbawm ha dicho que se han producido más cambios en los
últimos cincuenta años que desde la Edad de Piedra. Hablando de
nuestra época, escribe que «anuladas la incertidumbre y la impredic-
186 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

Y lo mismo pasa con los cerebros. Ya hemos visto que el cerebro


se recicla invariablemente como resultado de la experiencia. Mi cere-
bro de hoy no es el mismo de ayer. Las oscilaciones neurales de 40 Hz
que hacen posible mi IES tienen que integrar persistentemente las
nuevas experiencias, dar nuevos marcos y contextos a los significados
y superar los problemas y las crisis a medida que se presentan. Inclu-
so una vida espiritualmente inteligente sólo puede ofrecernos en el
mejor de los casos una serie de pequeñas redenciones, una cura pasa-
jera con el maduro conocimiento de que otros desafíos nos aguardan
en el futuro. Hoy puedo encontrar una parte perdida de mi misma;
las otras piezas de mi ser fragmentado aún aguardan para hacer su
aparición. Pero esa misma visión puede facilitar una forma de cura-
ción dándonos una sensación de paz aceptada en vez de impaciencia
ante los procesos profundos y vivos de la vida y de la psique. Como
dice Bilbo Baggins cuando se apresta a iniciar su gran aventura en El
señor de los anillos de J. R. R. Tolkien:

El Camino sigue y sigue


desde la puerta en que comenzó,
Ahora el Camino ya está lejos
. y yo debo seguirlo, si puedo,
con los pies impacientes.
Hasta que se une con una vía mayor
donde se crucen muchas sendas y veredas,
Y de allí, ¿adónde? No lo puedo decir.9

Como veremos cuando estudiemos la profunda espontaneidad


de la IES, la inteligencia espiritual nos permite relacionarnos con ex-
periencias en curso con una confianza profundamente tranquila y
equilibrada. No es necesario que lo preguntemos porque podemos
responder a lo que sea y aceptar cualquier responsabilidad.
NUESTRO COMPÁS EN EL LÍMITE... 189

tamente el universalismo, la creencia en verdades y pautas objetivas


aplicables a todo y a todos, se encuentra en el nacimiento mismo de
la cultura occidental. Con el advenimiento de la Ilustración en el si-
glo x vii, en Occidente la razón se convirtió en la guía infalible para lo
que era correcto y bueno. La ciencia de Newton siguió el mismo prin-
cipio con leyes de la naturaleza que gobernaban cualquier evento del
universo físico. Esa ciencia fue de absolutos: espacio y tiempo absolu-
tos, leyes absolutas, certezas, predicciones y control absolutos.
Si bien la religión formal mantuvo vivas las certidumbres de Moi-
sés, y los filósofos y lógicos, las de la antigua Grecia, las ciencias so-
cíales de los siglos xvii, xvm y xix reforzaron las certidumbres absolu-
tas de Newton. El psicoanálisis de Freud, la democracia de Locke, la
economía de Adam Smith, las inexorables leyes de la historia de
Marx, las leyes de la evolución de Darwin y la teoría científica de di-
rección de empresas de Frederick Taylor, intentaron aplicar analogías
de las tres leyes del movimiento. En la vida cotidiana, esas certidum-
bres fueron sostenidas por el uso y la tradición, por la familia y la co-
munidad.

¡EL PRINCIPIO DE INCERTIIDUMBRE


El principio de incertidumbre del físico Werner Heisenberg es el
precepto cardinal de la teoría cuántica. Aún más que la teoría de la re-
latividad de Einstein, que simplemente cuestiona nuestra posición en
el tiempo-espacio o nuestra percepción del mismo, el principio de in-
certidumbre cuestión3 ™estra capacidad para saber algo de forma
absoluta. El conocimiento, afirma Heisenberg, siempre es limitado. Si
sabemos x sobre un hecho o situación, no podemos saber y , y vice-
versa. La realidad cuántica que describe Heisenberg tiene un número
infinito de posibles expresiones, todas necesarias y cada una válida de""'
algún modo. Pero sólo podemos conocer los aspectos que buscamos
de la realidad. Nuestras respuestas siempre serán respuestas a lo que
hemos preguntado. Y si hacemos preguntas diferentes, hallaremos
respuestas diferentes.
En 1997, el Sunday Times de Londres publicó dos distintas en-
cuestas de Gallup sobre el estado de las creencias religiosas en Gran
Bretaña. En la primera, se le preguntó a la gente si asistía los domin-
gos a la iglesia. Sólo el 10 por ciento contestó de modo afirmativo y,
por tanto, la encuesta determinó que Gran Bretaña no era un país
188 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

ción, las agujas del compás ya no tienen un norte y los mapas se han
vuelto inservibles».1
En consecuencia, hoy mucha gente se siente perdida, desorienta-
da, incluso aterrorizada. Sin embargo, tal como escribió Rilke a ini-
cios del siglo xx, a veces nuestros temores más profundos son como
dragones que resguardan nuestros tesoros más recónditos.2 En pala-
bras del maestro tibetano Sogyal Rinpoche:

El tem or a que se despierte en nosotros lo efímero, que nada dure


ni sea real, representa, según hemos llegado a descubrir, nuestro me-
jo r amigo ya que nos lleva a preguntar: Si todo muere y cambia, en-
tonces, ¿qué es lo realmente verdadero? ¿Hay algo detrás de las apa-
riendas, algo ilimitado e infinitamente grande, un espacio donde
puede tener lugar la danza del cambio y lo transitorio?3

Acaso la muerte de la vieja ética y del marco de referencias en que


se basaba, nos da una inmejorable oportunidad de forjar una nueva
ética basada en nuestra innata inteligencia espiritual. Utilizándola,
podemos vivir con la incertidumbre y hallar una fuerza interior reía-
donada con ella. Podemos vivir creativamente, no pese a la incerti-
dumbre sino debido a ella. La incertidumbre puede inspirarnos por-
que crea condiciones en las que debemos elegir. Nos brinda libertad y
establece las condiciones necesarias para que asumamos nuestra res-
ponsabilidad.

LA VIEJA ÉTICA
En algún momento de la historia de la evolución, los seres huma-
nos perdimos esos instintos naturales que hacen la vida mucho más
segura a los animales más simples. Pudimos entonces romper las ñor-
mas y limitaciones que nos imponía la naturaleza y labrarnos una
nueva forma de vida más compleja basada en el libre albedrío y ex-
presada en una cultura. Sin embargo, tras haberse liberado de las ca-
denas de los instintos, Occidente al menos trató de reemplazarlos con
normas y certidumbres impuestas por Dios o la razón.
Moisés bajó del Sinaí con las Tablas de la Ley. La cristiandad y el
islam honraron esas leyes y añadieron las propias. En la tradición filo-
sófica de la antigua Grecia, los principios universales del bien y la jus-
ticia parecían esenciales en cualquier sistema de ética genuina.4 Cier-
NUESTRO COMPÁS EN EL LÍMITE... 191

INCERT1DUMBRI NO IES RELATIVIDAD


La relatividad moral afirma que la misma verdad es relativa por-
que no existen pautas o verdades absolutas. La verdad no es más que
lo que yo creo o creo cómodo afirmar. No hay objetividad, sólo subje-
tividad.
Esta clase de escepticismo fue formulada originalmente en la an-
tigua Grecia por los sofistas. Está implícita en la opinión de Nietzsche
y de Freud de que la gente cree en lo que encuentra más conveniente
para la prosecución de sus impulsos individuales. Los antropólogos
del siglo xx han informado sobre creencias contradictorias sobre el
bien y el mal en diferentes tribus y culturas, aunque casi todas las cul-
turas prohíben el engaño y el asesinato. Muchos filósofos del siglo xx
se basaron en las obras de Eleisenberg y Einstein para proporcionar al
relativismo moral su más sólido argumento. Einstein, afirmaron, de-
mostró que siempre estamos encerrados dentro de un marco indivi-
dual de espacio-tiempo y que, por ende, no hay una visión divina de
la realidad. El principio de incertidumbre de Eleisenberg, añadieron,
demuestra que la verdad no es más que un asunto de cómo vemos las
cosas y de qué preguntas formulamos. Ambas premisas no compren-
den lo que tiene que decir la ciencia moderna sobre la verdad y la rea-
lidad y se desentienden de la nueva perspectiva apasionante y sutil
que esta ciencia otorga a la verdad.
La obra de Einstein no sostiene que todo es relativo, pero sí con-
tiene descripciones objetivas. Brinda una descripción única en cuatro
dimensiones y de tiempo-espacio del mundo real en términos abs-
tractos que contiene las perspectivas de todos los posibles observado-
res como aspectos de la verdad. Las perspectivas individuales se reía-
cioñan entre sí por medio de la descripción abstracta del todo. Hay
una visión divina del conjunto, pero está reservada en exclusiva a
Dios. Lo mejor que podemos hacer es adquirir conocimiento de todas
las perspectivas posibles y reconocer que el conjunto es mayor de lo
que podemos percibir.
Del mismo modo, Heisenberg dice que la misma realidad cuánti-
ca está llena de un potencial infinito (verdad infinita), pero nosotros
sólo podemos conocer algunos de sus aspectos. Como observadores,
estamos implicados en un diálogo co-creativo con esta infinita reali-
dad de fondo y lo que vemos depende de lo que preguntemos. La ver-
dad no es limitada ni incierta, pero sí nuestra visión de la misma. Una
vez más, lo mejor que puede hacer un observador a lo Heisenberg es
!90 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

muy religioso. Pero en la segunda encuesta, realizada seis meses más


tarde, se preguntó a la gente si creía en Dios. El 80 por ciento de los
encuestados contestó que sí y entonces los encuestadores determina-
ron que Gran Bretaña era una nación sumamente religiosa. Esto es un
buen ejemplo del principio de incertidumbre en funcionamiento.
Einstein y Heisenberg contribuyeron a realizar un cambio funda-
mental en nuestra relación con la verdad y la ética. La anterior era de
arriba abajo, un intento de reemplazar las perdidas certezas de núes-
tro pasado biológico con referencia a un conjunto de verdades exter-
namente impuestas. Tanto Heisenberg como Einstein dicen que todo
depende de nosotros de un modo sustancial. La verdad depende de
nü'éstrópunto de vista y de las preguntas que hemos decidido hacer.
Se trata de una verdad de abajo arriba que de una forma fundamental
proviene de adentro. En última instancia, sostengo que se trata de
una verdad a la que sólo podemos acceder mediante nuestra inteli-
gencía espiritual.
Los resultados de los descubrimientos científicos, la tecnología y el
espíritu general de investigación científica nos afectan a todos. Pero
aún más revolucionario que los descubrimientos científicos ha sido el
espíritu científico. La verdad de arriba abajo se basa en la fe; los siste-
mas éticos se fundamentan en la conformidad, en la fe en una autori-
dad exterior, pero la ciencia creativa es de abajo arriba, se basa en la ob-
servación, en probar las teorías, en cuestionar los hechos. Si soy una
científica en la línea del principio de incertidumbre, no me interesan
sólo las respuestas. Quiero saber más sobre las preguntas, sobre las rea-
lidades más amplias que pueden observarse al hacer preguntas más
profundas y de mayor calado. ¿Sorprende que un adolescente del si-
glo xx insista en reinventar la rueda o que casi todo el mundo se pre-
gunte «¿Es eso posible?» antes de «¿Qué es lo correcto?». El espíritu de
la ciencia se ha convertido en el principio motor de nuestro tiempo.
Siempre ha habido movimientos religiosos o espirituales que han
honrado las verdades de abajo arriba. Los místicos de todas las reli-
giones abrahámicas, los taoístas, los hindúes, los budistas y, más re-
cientemente, los cuáqueros, han recalcado la importancia de la expe-
riencia interior y del camino interior hacia lo sagrado. Al rechazar
que baste una mera creencia u obediencia como camino hacia la ver-
dad, destacan que debemos trabajar en nosotros mismos para encon-
trar alguna luz interior. Las religiones occidentales oficiales han re-
chazado y a menudo perseguido a quienes profesaban esta actitud,
pero tal vez les haya llegado la hora de rectificar.
NUESTRO COMPÁS EN EL LÍMITE. 193

con el caos. Está creando un nuevo código, nueva información. Allí,


en ese punto de autoorganización, es donde nos encontramos en
aguas turbulentas pero navegables. Hay una ciencia eficaz que estu-
dia el orden y otra que estudia el caos, pero la ciencia que quiere estu-
diar la creatividad se concentra en el límite del caos. Allí es donde
«suceden» los sistemas vivos como nosotros.
Todos los sistemas biológicos están colocados en el límite del
caos. Eso es lo que nos hace abiertos y adaptables y lo que hace a los
sistemas vivos tan milagrosamente flexibles. Por ejemplo, el sistema
inmunológico de los humanos fabrica toda defensa concebible contra
virus y bacterias, de modo que cuando una de ellas prueba ser eficaz,
entonces el sistema se vuelca en una pauta ordenada para producir
eso y nada más que eso. La mente humana, cuando utiliza la inteli-
gencia espiritual, también está en el límite.
Estar en el límite hace posibles nuestra vida y la creatividad, pero
también puede añadir el elemento miedo ya que las defensas son más
inciertas. Hoy, nos guste o no, todos tenemos que vivir en el límite.
No podemos depender de la vieja tradición ni de la ética ancestral. Ni
tampoco podemos dar pie al relativismo nihilista negando la realidad
de toda verdad. Tenemos que elaborar nuevos conceptos y redefinir
nuestras categorías mentales. En la actualidad, una ética con la que se
pueda vivir creativamente será necesariamente una ética situada en el
límite.
En Así habló Zaratustra, donde Nietzsche anunció la muerte del
viejo orden, dice: «Se debe tener caos para dar vida a una estrella
danzante. Os lo digo, tenéis caos en vosotros.» Lo que Nietzsche que-
ría decir por «caos» era la capacidad de autoorganizarse, de reinven-
tar, de superar las categorías de bien y mal impuestas por las religio-
nes organizadas de arriba abajo. La imagen central de Nietzsche para
esto era un equilibrista que tenía que andar entre las torres de la cer-
tidumbre. No lo logra; cae y muere. Zaratustra señala que aún no es-
taba preparado. Pero Nietzsche escribía a fines del siglo xix. A inicios
del xxi, aún caminamos por esa cuerda floja, pero ¿podemos conocer
más lo que se nos exige? Si aprendemos a confiar en nuestra IES, ten-
dremos menos miedo, nos acostumbraremos más a depender de no-
sotros mismos, estaremos más dispuestos a afrontar las dificultades
y las incomodidades y estaremos más preparados para vivir en el
límite.
192 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

aprehender tantas facetas de la verdad subyacente como le sea posi-


ble haciendo el mayor número de preguntas.
La ciencia actual nos invita a apreciar que la realidad y la verdad
están más allá de nuestro alcance finito. Sin embargo, también nos in-
vita a celebrar lo multifacética que es la verdad y a aceptar la respon-
sabilidad que nos incumbe en nuestro papel para revelarla. Jamás po-
dremos conocer su verdadero alcance, pero estamos haciendo
nuestro papel en un drama universal. Cada uno de nuestros actos fi-
nitos puede parecemos irrisorio y aislado, pero en su conjunto con-
tribuyen al futuro del todo.

VIVIENDO AL LÍMITE

Mucha gente habla de que «vive al límite», pero con frecuencia


no sabe lo que eso significa. «El límite» es una expresión de la teoría
del caos, una ciencia relativamente nueva que describe el comporta-
miento impredecible de cosas como la meteorología, los latidos del
corazón humano, los panales de abejas y las bolsas de valores. En la
teoría del caos, el límite es el punto de confluencia del orden y el
caos, de conocido y desconocido. En la naturaleza, es el sitio donde
tienen lugar la creatividad y la autoorganización. Es donde se crea
nueva información.
Podemos hacernos una imagen concreta del límite del caos si nos
imaginamos de pie sobre un puente mirando correr las aguas por de-
bajo. Corriente arriba, el agua fluye armoniosamente, lenta, tranquila
y como un espejo. Eso es orden. La información no es más que orden
de modo que el flujo tranquilo de la corriente contiene alguna infor-
mación finita. Si conocemos el «código» de la corriente, podemos ac-
ceder a esa información. Lo mismo sucede con las reglas de un códi-
go ético construido de abajo arriba. Como adherentes de ese código,
podemos leer sus normas y comportarnos según lo allí establecido.
Justo cuando el agua pasa debajo del puente choca contra unas
ramas o rocas y forma remolinos. Luego, más allá de los remolinos,
río abajo, las aguas forman blancas turbulencias. Esa blanca turbu-
lencia es el caos. Puede contener información, pero su código es tan
complejo que jamás podemos aspirar a tener acceso a él. Todos esta-
mos tan desconcertados como la gente que no sabe a qué juego está
jugando.
En el sitio donde el agua se arremolina la corriente llega al límite
NUESTRO COMPÁS EN EL LÍMITE... 195

El concepto del ser heredado de Freud está aislado y es poco pro-


fundo. Pero el ser espiritualmente inteligente es más pleno y posee
conciencia profunda de las interconexiones de la vida y de todas sus
manifestaciones. Este ser pleno es consciente de que los actos huma-
nos forman parte del amplio y rico entretejido del universo. Tiene
una postura de humildad y agradecimiento ante la Fuente de donde
emergió él y todo lo demás. Y posee un profundo sentido de compro-
miso y responsabilidad. Reconoce que el individuo no puede ser un
todo si no revalida el Todo superior del que cada uno de nosotros for-
ma parte inseparable.
El ser espiritualmente enfermo no puede darnos una ética basada
en la IES o en el ojo del corazón. Carece de fuente profunda de donde
sacar sabiduría o intuición. Pero el ser profundo que acabo de descri-
bir como ser espiritualmente inteligente nos capacitará para andar en
la cuerda floja que separa las torres de la certidumbre. Podemos acce-
der a algo en nuestro interior que hace las preguntas válidas y no par-
ciales y que guía nuestros valores y conducta más verdaderamente
que cualquier dogma impuesto. Aun así podemos caernos de la cuer-
da, pero existe un recogimiento y una alegría con los que ni siquiera
esta posibilidad es lo más importante.

USANDO NUESTRA ESPONTANEIDAD


PROFUNDA
En hebreo, las palabras para «compás» (matzpen), conciencia
(matzpoon) y «la oculta verdad interior del alma» (tsaffoon) vienen to-
das de la misma raíz. Ser consciente es estar en contacto con la oculta
verdad interna del alma y, si estamos en contacto, poseemos un com-
pás interno que guía nuestro comportamiento. En griego antiguo, las
palabras «inteligencia» (euphyia) y naturaleza (physis) vienen de la
raíz phyiame. Euphyia significa literalmente «el que bien crece» y phy-
sis, «eso que está por brotar». Crecemos bien y somos inteligentes al
permitir que brote algo del interior. La palabra griega para «verdad»
(alithia) quiere decir literalmente «sin olvidar», sin olvidar lo que
siempre hemos sabido. Estas dos antiguas lenguas nos dicen que en
nuestro interior hay una fuente de verdadero conocimiento.
En el diálogo El Menón de Platón, Sócrates le hace una serie de
preguntas a un ignorante niño esclavo y extrae de él los principios
fundamentales de la geometría. «Ves —dice Sócrates— , él conocía
194 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

LA IES Y EL «OJO DEL CORAZÓN»


Me gusta la imagen del equilibrista de Nietzsche porque esos ar-
tistas tienen una fuerza interior así como la IES posee un sentido de
equilibrio interno. A diferencia de la inteligencia racional que se
orienta a sí misma teniendo en cuenta las normas, y de la emocional,
que se guía por la situación en que se encuentra, la IES ilumina núes-
tro camino con lo que los místicos han llamado «el ojo del corazón».
Una persona que conoce a Dios, dice Bahya Ibn Paquda, «ve sin ojos,
oye sin oídos, percibe cosas que sus sentidos no pueden percibir y
comprende sin razonar». «Mi corazón Te vio y Te creyó. Te he visto
con el ojo del corazón», fue como lo expresó Yehuda Halevi.5
En última instancia, el corazón del ser espiritualmente inteligente
es el vacío cuántico, el territorio del ser. Es una tierra tranquila y cam-
biante y el corazón que la conoce también es tranquilo y cambiante.
En opinión de los místicos medievales judíos y cristianos, el «ojo
del corazón» era una metáfora para la intuición. En numerosas tradi-
ciones, el ojo derecho representa la percepción del Sol, de lo activo y
futuro, la luz de la razón, mientras que el izquierdo representa la per-
cepción de la Luna, de lo pasivo y pasado, o la visión que proviene de
la emoción. Pero hay un «tercer ojo» que sintetiza ambos y que nos
proporciona la sabiduría. En el hinduismo, este «tercer ojo» ocupa el
centro de la frente de Shiva. «El tercer ojo corresponde al fuego. Re-
duce todo a cenizas.» En el budismo, es el ojo que todo lo ve del Buda
que se sienta en «el límite» entre la unidad y la multiplicidad, entre el
vacío y el no vacío. Quienes viajan al Nepal o al Tíbet pueden ver este
ojo pintado con vivos colores en los chapiteles que coronan los gran-
des templos o stupas.
En la cubierta del c d The Eyes of the Heart (Los ojos del corazón),
el músico de jazz Keith Jarrett describe la improvisación musical
como algo «que llega a su cénit cuando todos los participantes en la
música son conscientes de un esfuerzo mayor que el suyo propio; por
tanto, es más el suyo propio».6 Utilizar la IES para forjar una nueva
ética requiere una improvisación similar, y eso, a su vez, requiere un
sentido más hondo de «lo propio» o «mi ser» que me haga superar
las pequeñas limitaciones de mi ego y me lleve más allá de las peligro-
sas aguas del relativismo. El moderno concepto occidental del ego no
sirve para esto. Nosotros, nacidos en Occidente y en el siglo xx, teñe-
mos poco conocimiento de un ser profundo al que puede pertenecer
ese ojo del corazón.
NUESTRO COMPÁS EN EL LÍMITE... 197

culpables y a depender de la impuesta disciplina del autocontrol. Este


estrecho concepto freudiano de espontaneidad no es el mismo que el
de la espontaneidad profunda que nos permite usar la IES como com-
pás interno.
Ya que las palabras «espontaneidad», «respuesta» y «responsabi-
lidad» tienen el mismo origen latino, este nos dice algo importante
sobre el verdadero significado de la espontaneidad. La espontaneidad
es una respuesta a algo de lo que debemos asumir la responsabilidad.
Inicialmente, es una respuesta a nuestro compromiso con el curso de
la realidad fundamental. Tal como nos muestra el principio de incer-
tidumbre de Heisenberg, nuestro compromiso con la realidad y núes-
tra reacción ante ella hacen que suceda esa realidad. De ese modo,
nos hacemos responsables de la realidad en curso. En este sentido, la
espontaneidad no puede ser un mero capricho o una mera impulsivi-
dad. No es una respuesta a una barra de chocolate o a un coche nue-
vo. Es la respuesta a algo que sé sin que me lo digan, algo que conoz-
co internamente, una respuesta a mi propio compás interno. Y es la
IES la que me proporciona esta capacidad de respuesta.
La IES es una forma profunda de espontaneidad, una respuesta a
ese centro profundo del ser y al espacio donde está arraigado. Cuan-
do soy profundamente espontánea, estoy con toda naturalidad en
contacto con mi propio ser interior, con todo lo que forma parte de
ese centro, con toda la naturaleza y sus procesos que son parte del ser
y con toda la realidad universal que también es parte del ser. Cuando
soy profundamente espontánea, conozco mi ser y sé que estoy en el
mundo y, por tanto, asumo mi responsabilidad con el mundo. Asumo
responsabilidad por los demás porque sé que forman parte de mí. No
necesito reglas ni certezas ni manuales para saber cómo tratar a los
demás. Esas cosas sólo entorpecen mi manera de llegar a un conocí-
miento verdaderamente espontáneo. Sin duda la incertidumbre y
el riesgo están implícitos. Cometeré errores, pero espero aprender
de ellos.
En el capítulo 10 relaté un sueño en el que yo era una bailarina
impulsada interiormente, una bailarina cuyos movimientos estaban
orquestados por alguna música interior. Expliqué que me brindó una
profunda sensación de lo que significa realmente la verdadera espon-
taneidad y cómo se relaciona con la inteligencia espiritual. Justo antes
de la Crucifixión, Jesús les habló a sus discípulos de algo similar.
Los actos de Juan, uno de los primeros Evangelios gnósticos (los
gnósticos eran una secta que combinaba cristianismo primitivo con
UK> USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

los fundamentos de la geometría. Sólo que se le habían olvidado.» En


la doctrina platónica del conocimiento, los seres humanos nacemos
sabiéndolo todo. El conocimiento es innato, incluyendo un conoci-
miento del bien y el mal, de lo correcto y lo erróneo. Un bebé está
muy cerca de la verdad, pero a medida que crece se olvida y cae en la
ignorancia.
Sócrates y Platón exageran debido a su convicción de que toda la
verdad existente siempre ha estado y estuvo para ser descubierta. En
contraste, la lección del siglo xx es que la verdad es un proceso infini-
to, en movimiento y sin fin. Pero la ciencia está de acuerdo con Platón
al decir que nacemos y vivimos con un potencial de conocimiento y
compromiso con la verdad. Caemos en la ignorancia debido a nuestra
tendencia a encerrarnos en hábitos, suposiciones, normas y sistemas
de creencias a medida que avejentamos. Tal como lo describe R. D.
Laing, «A fin de adaptarse a este mundo, el niño hace abdicación de
su éxtasis».7
De adultos, la mayoría olvida nuestro profundo ser original y la
sabiduría que posee. Salvo en raras ocasiones de espontaneidad in-
fantil, cuando algo nos emociona e impacta mucho, nos olvidamos
que nuestros seres tienen un centro sabio. Nos olvidamos de cómo
responder a lo que está adentro. Perdemos la fe en nosotros mismos y
nos volcamos en las reglas externas para que nos guíen. El desafío es
recuperar esa perdida espontaneidad infantil atemperada por la expe-
rienda, disciplina y sabiduría del adulto, junto con una constante hu-
mildad. Debemos estar siempre dispuestos a probar nuestra «verdad
interior» a fin de saber qué consecuencias puede tener en el mundo
exterior.
A los occidentales, les resultan complicados los conceptos de dis-
ciplina y espontaneidad. Tendemos a trivializar la espontaneidad y a
exteriorizar la disciplina. La influencia freudiana en la psicología oc-
cidental se imagina al ego consciente como una víctima desventurada
atrapada entre los caprichos, la irresponsabilidad y los instintos del id
(nuestra espontaneidad) y la voz dominante del superego con sus ex-
pectativas paternas y sociales (nuestra disciplina). La espontaneidad
asumida del id está en fuerte contraposición con la disciplina de arri-
ba abajo del superego. Estamos atrapados entre «meros sentimien-
tos» y control racional. Como dijo el cuáquero citado en la página
187, nos encontramos entre lo que queremos hacer y lo que pensa-
mos que tendríamos que hacer. De ese modo, llegamos a dudar de
nuestros instintos, a desconfiar de nuestra espontaneidad, a sentirnos
NUESTRO COMPÁS EN EL LÍMITE... 199

perfecto como si estuviera bailando la danza de las Moreras o siguien-


do las cadencias de la música Ching-shou.
—Es maravilloso —dijo el señor Wen-hui—. No me imaginaba
que la destreza alcanzara tales cimas.
El carnicero Ting dejó el cuchillo y le contestó:
—Lo que importa es el Camino que va más allá de la destreza.
Cuando empecé a trocear bueyes, lo único que podía ver era el buey.
Al cabo de tres años, ya no veía todo el buey. Y ahora, ahora me acerco
a él con mi espíritu y no lo veo con los ojos. La percepción y el enten-
dimiento se han detenido y el espíritu va donde quiere... Un buen car-
nicero cambia de cuchillo una vez al año porque él corta. Un cocinero
mediocre cambia de cuchillo una vez al mes porque él tajea. Hace die-
cinueve años que tengo este cuchillo y he troceado miles de bueyes
con él, y sin embargo su hoja está tan bien templada como cuando sa-
lió de la piedra de afilar.9

Nosotros también nos disciplinamos mediante la compasión y a


menudo mediante el sufrimiento. Compasión significa literalmente
«sintiéndose junto a». Cuando siento compasión, coincido con la
forma más profunda de respuesta espontánea, pero con frecuencia
esto me obliga a trascender ideas racionales, prejuicios, niveles del
ego y formas estilizadas de relación.
Crimen y castigo, la gran novela de Dostoievski, abunda en estos
temas. Raskolnikov, un joven estudiante misérrimo, rechaza todo
convencionalismo moral. «Un hombre como yo —afirma— está por
encima de la ley.» Para él, las leyes son meras formas exteriores im-
puestas por otros, y él, como hombre inteligente, razonable y sin
duda superior, debe estar libre para labrarse, su propia moral. Para
probarlo, se dispone a asesinar a «una vieja inútil» y demostrar así
que él está por encima del castigo. En ese momento percibe su cri-
men como una cuestión teórica, un acto del intelecto o del ego.
Poco después, Raskolnikov sufre una culpa terrible y una fiebre
altísima. Su culpa no es tanto el haber matado a la anciana, sino que
por medio de su arrogancia y tozudez ha llevado a cabo un acto
que daña lo divino en su interior. Se da cuenta de que ha violado una
ley moral interior y pecado contra su propia conciencia. Y no puede
vivir con esta carga.
Raskolnikov jamás ha sentido mayor afecto por nadie, salvo por
su madre y su hermana. Sus compañeros de estudios lo rechazan
por su acíiUul engreída. Tras el asesinato, siente que debe romper in-
cítiso con su lanulia y se q u ed a absolutamente aislado. En ese mo-
198 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

misticismo y otras filosofías), nos cuenta cómo en Getsemaní, la vis-


pera de la Crucifixión, Jesús llama a sus discípulos y les pide que for-
men un círculo cogiéndose de las manos. Luego se puso en medio del
círculo y se puso a cantar:

El bailarín pertenece al universo. Amén.


Quien no baila no sabe lo que sucede. Amén.
Si me seguís mi baile, os veréis en Mí que os hablo...
Vosotros que danzáis, considerad lo que hago, porque vuestra
es la pasión del Hombre que estoy a punto de sufrir. Porque
vosotros no podéis entender de ningún modo lo que sufrís
a menos que yo sea enviado a vosotros como Logos por el Padre.
Aprended a sufrir y podréis no sufrir.8

En otro de los Evangelios gnósticos, El evangelio de Tomás, Jesús


dice a sus discípulos: «Si sabéis quiénes sois, seréis como yo.» Según
esto, él no se veía como ser divino, sino más bien como alguien que
ha despertado una fuerza divina en su interior. Sentía que esa fuerza
divina estaba en todos. Bailar con Jesús es sentir esa fuerza. Bailar es-
pontáneamente con la existencia representa sentir la fuerza activa de
nuestra inteligencia espiritual y saber lo que ella sabe.

DISCIPLINA Y COMPASIÓN

La espontaneidad, vinculada a respuesta y responsabilidad, tam-


bién está relacionada con la disciplina y la compasión. La espontanei-
dad con que tomo contacto con mi ser interior se logra fortaleciendo
el centro. Aprendo a controlar mis caprichos y deseos menores por
medio de disciplinas como la meditación o la oración, de la práctica
constante de mis capacidades o mi arte, de profunda reflexión y
aguda conciencia. Mi disciplina se vuelve interior. Es una forma de
fortaleza que los antiguos chinos denominaban Tao (el Camino), la
profunda ley interior del ser. Chuang Tzu, uno de los grandes co-
mentaristas del Tao Te Chíng de Lao Tse, nos relata la disciplina de un
maestro carnicero:

El carnicero Ting cortaba un buey para el señor Wen-hui. Cada


caricia de su mano, cada sacudida de su hombro, cada movimiento de
sus pies era perfecto. Hacía vibrar el cuchillo y todo tenía un ritmo
12

¿QUÉ TIPO DE
PERSONALIDAD TENGO?

El siguiente cuestionario nos puede dar una idea del tipo (o tipos)
de personalidad que tenemos, y de ese modo podremos situarnos en
los pétalos del Loto del Ser. Las preguntas son «transparentes» y no
tiene sentido engañarnos. Lo único que está enjuego es conocerse un
poco mejor a sí mismo.
Las primeras siete preguntas de cada tipo de personalidad se re-
fieren a intereses laborales o de ocio. Se basan sólidamente en los
tests ocupacionales de Holland, pero no incluyen preguntas sobre la
capacidad real de nadie. Las últimas cinco preguntas se armonizan
con la obra de Cattell sobre motivación y de Jung sobre los tipos de
personalidad tal como se desarrollan en el cuestionario de Myers-
Briggs. Todos están explicados en el capítulo 8. Estas preguntas no
están copiadas de tests anteriores y sólo se pretende que sirvan como
guía preliminar.
Contesta todas las preguntas usando una hoja aparte para cada
serie de doce preguntas (un total de seis hojas de papel). Contesta
cada pregunta con una S (sí o probable) o N (no o improbable) tra-
tando de elegir la que más corresponda a la verdad. Cuando hayas
terminado, suma el número de respuestas S en cada hoja.

LA PERSONALIDAD CONVENCIONAL
(PERCEPCIÓN EXTROVERTIDA DE JUNG)

¿Cuáles de las siguientes cinco ocupaciones y dos actividades de


ocio (o algo similar a ellas) podrían interesarte o satisfacerte en caso
de tener la necesaria capacitación?
200 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

mentó conoce a la prostituta Sonya, una víctima de todos los prejui-


cios y crímenes sociales que Raskolnikov ha denunciado con vehe-
mencia. Ella, arruinada, enferma y explotada, aún es capaz de mos-
trarle una fortaleza interior y una valentía moral capaces de afrontar
toda adversidad. Su fortaleza estriba en la fe y el amor cristiano, pero
la que le proporciona a Raskolnikov se basa en la compasión que él
siente por ella.
Más tarde, cuando Raskolnikov es sentenciado y enviado a la cár-
cel, hace extensible esta actitud a sus camaradas, hombres que él an-
tes hubiera descrito como «miembros del montón». Por medio de la
compasión, Raskolnikov se integra en la raza humana y ahora puede
aceptar su propio sufrimiento. Cumple su pena por haber violado las
leyes de la sociedad, pero lo más importante es que su amor por So-
nya y por los demás presos le brinda una nueva oportunidad en la
vida por medio de la transformación interior. Y por medio de esta
transformación, él aprende la experiencia de la humildad.
El crimen original de Raskolnikov fue posible sólo porque él ig-
noró su propio compás interno. Su IES estaba bloqueada por la mera
fuerza de su orgullo intelectual, que le impidió ver que era un miem-
bró más de la humanidad. Desde esa posición, asumió una superiori-
dad intelectual que le condujo al crimen. La compasión que sintió
posteriormente le permitió tomar contacto con su propio centro, a
aprender lecciones de su propia conciencia y finalmente a usar su IES
para reconstruir su vida e integrarse en el mundo.
¿Q(JÉ TIPO DE PERSONALIDAD TENGO? 203

□ Disfruto con situaciones de cooperación


□ A veces siento que debo expresar más cariño del que en realidad
tengo.

LA PERSONALIDAD INVESTIGADORA
(EL PENSAMIENTO INTROVERTIDO DE JUNG)

¿Cuáles de las siguientes cinco ocupaciones y dos actividades de


ocio (o algo similar a ellas) podrían interesarte o satisfacerte en caso
de tener la necesaria capacitación?

□ programador informático
□ técnico de laboratorio
□ traductor
□ médico
□ profesor universitario, investigador
□ juegos de mesa (por ejemplo, ajedrez, Scrabble)
□ lectura de ensayos.

Contesta S o N a cada una de las siguientes cinco preguntas:

□ Hago el esfuerzo de entender cabalmente lo que se me está di-


ciendo
□ Valoro las discusiones inteligentes sobre un tema
□ Si puedo, reflexiono todo lo posible antes de tomar una decisión
importante
□ Me gusta estar al tanto de las últimas novedades en arte, ciencia o
en mi trabajo y en el barrio
□ A veces rechazo de entrada un nuevo punto de vista, pero luego
veo que puede tener algún mérito.

LA PERSONALIDAD ARTÍSTICA
(LA PERCEPCIÓN INTROVERTIDA DE JUNG)

¿Cuáles de las siguientes cinco ocupaciones y dos actividades de


ocio (o algo similar a ellas) podrían interesarte o satisfacerte en caso
de tener la necesaria capacitación?
202 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

'□ administrativo
□ recepcionista
□ asistente de bibliotecario
□ contable
□ inspector inmobiliario
□ coleccionista (por ejemplo, de antigüedades, de sellos)
□ juegos de cartas.

Contesta S o N a cada una de las siguientes preguntas:

□ Me gusta hacer las tareas de manera ordenada y metódica


□ Mis opiniones y comportamiento son generalmente moderados
□ Mi casa y mi estilo de vida son lo más prácticos y cómodos que
puedo proporcionarme.
□ Valoro las tradiciones de mis grupos naturales (familia, trabajo,
vecindario)
□ Me interesan más los acontecimientos cotidianos y reales que las
discusiones filosóficas y artísticas que puedan motivar.

PERSONALIDAD SOCIAL
(SENTIMIENTO EXTROVERTIDO DE JUNG)

¿Cuáles de las siguientes cinco ocupaciones y dos actividades de


ocio (o algo similar a ellas) podrían interesarte o satisfacerte en caso
de tener la necesaria capacitación?

□ enfermera
□ maestra de escuela
□ consejero
□ pastor/sacerdote/rabino
□ constructor
□ deportes (por ejemplo, tenis, esquí)
□ socio de un club.

Contesta S o N a cada una de las siguientes cinco preguntas:

□ Me gusta hablar con una amplia gama de gente


□ Tengo mucho tacto al expresar mis críticas o desacuerdos
□ Me gusta ayudar a la gente y compartir experiencias con ellos
¿QUÉ TIPO DE PERSONALIDAD TENGO? 205

□ No hago ninguna promesa a menos que esté seguro de poder


cumplirla
□ A veces los demás piensan que soy frío o indiferente cuando en rea-
lidad siento las cosas profundamente.

LA PERSONALIDAD EMPRENDEDORA
(El PENSAMIENTO EXTROVERTIDO DE JUNG)

¿Cuáles de las siguientes cinco ocupaciones y dos actividades de


ocio (o algo similar a ellas) podrían interesarte o satisfacerte en caso
de tener la necesaria capacitación?

□ representante comercial
□ agente de viajes
□ directivo o ejecutivo
□ político
□ abogado
□ juegos de azar (bingo, póquer)
□ viajar.

Contesta S o N a cada una de las siguientes cinco preguntas:

□ Cuando salgo hago el esfuerzo de ir elegantemente vestido


□ Con un grupo disfruto siendo el centro de atención
□ Me gusta correr pocos riesgos en el trabajo y en mis actividades de
ocio
□ Me gustan las situaciones competitivas
□ A veces me complico con compromisos o actos de los que luego
me arrepiento.

En cada tipo de personalidad, tienes que haber puntuado entre 0 y


12. Esto indica tu interés en ese sector de la vida. Un adulto medio pun-
túa 6 o más en acaso tres tipos de personalidad. Por ejemplo, tú puedes
haber puntuado el máximo (digamos 9) en el tipo artístico, pero tam-
bién puntuaste 7 en el tipo emprendedor y 6 en el investigador. Estos
son los tres pétalos del Loto del Ser a los que más te pareces e indican los
caminos de desarrollo personales por los que andarás con mayor facili-
dad. Las circunstancias externas o una mayor necesidad de equilibrio
interno pueden forzarte a desarrollarte también en otras direcciones.
20-1 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

U escritor
□ diseñador
□ actor/actriz
□ músico
□ arquitecto
□ fotógrafo
□ bailarín/bailarina.

Contesta S o N a cada una de las siguientes preguntas:

□ A menudo me expreso por impulso


□ La gente opina que soy un poco polémico o incluso provocador
□ Con frecuencia me interesan las nuevas ideas y las causas perdidas
□ Admiro la originalidad en los demás
□ Me interesa más la impresión de conjunto (belleza, significado)
que los detalles concretos.

LA PERSONALIDAD REALISTA
(ELSENTIMIENTO INTROVERTIDO DE JUNG)

¿Cuáles de las siguientes cinco ocupaciones y dos actividades de


ocio (o algo similar a ellas) podrían interesarte o satisfacerte en caso
de tener la necesaria capacitación?

□ cocinero
□ carpintero
□ óptico
□ ingeniero
□ granjero
□ bricolage
□ navegar a vela o en barca.

Contesta S o N a cada una de las siguientes cinco preguntas:

□ En reuniones sociales, prefiero estar con unas pocas personas a


quienes puedo realmente respetar y apreciar
□ Tiendo a mantenerme firme en mis opiniones y planes pese a lo
que digan los demás
□ Me gustan las actividades manuales y físicas solo o en equipo
Q U I N T A P AR T E

¿ P O D E M O S M E JO R A R
NUESTRA IES?
¿06 USAR LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

En el capítulo 13 señalaré seis caminos espirituales que puede se-


guir un individuo para ganar más inteligencia espiritual. Al menos
tres de estos caminos pueden resultarle importantes, pero a la larga
uno de ellos destacará.
!3

SEIS CAMINOS A UNA MAYOR


INTELIGENCIA ESPIRITUAL

Es inútil perder la vida en un camino, en especial si ese camino carece de


corazón. Antes de embarcarte en un camino, debes preguntarte: ¿tiene corazón
este camino? Si la respuesta es negativa, lo sabrás y entonces debes elegir otro.
Un camino sin corazón jamás es placentero. Tienes que trabajar duro incluso
para elegirlo. Por otro lado, un camino con corazón es fácil; no te hace trabajar
para que te guste.
C a r l o s C a s t a ñ e d a , Las enseñanzas de don Juan

En Occidente creemos firmemente en un Camino, una Verdad,


un solo Dios. Admiramos a la gente que encuentra su camino tem-
prano en la vida y luego lo sigue sin ñaquear; desconfiamos de las du-
das, la incertidumbre y los propósitos inseguros. Con camino me re-
fiero a encontrar mi propio significado profundo y mi más profunda
integridad; y actuar desde mis motivaciones más profundas y lograr
que esta acción repercuta en mi familia, mi comunidad, mi nación,
etc. Mi camino es mi viaje por la vida, mis relaciones, mi trabajo, mis
sueños y cómo vivo todas estas cosas. Seguir un camino con inteli-
gencia espiritual o un camino con corazón es estar profundamente
comprometido y dedicado.
Una persona puede ser lo bastante afortunada para encontrar tem-
prano un genuino camino de corazón; ser médico, digamos, o maes-
tro. De ser así, esa persona actúa desde su centro, desde las motivado-
nes más profundas de la vida y está en un camino espiritualmente
inteligente. Pero a menudo la presión para elegir temprano y luego se-
guir en ello, puede determinar que la gente no llegue a conocer el am-
plio abanico de caminos disponibles o, aún peor, obligarles a seguir
un camine) sin inteligencia espiritual ni corazón. Una persona puede
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR IN T E L IG E N C IA ESPIRITUAL 211

LOS SEIS CAMINOS


El Loto del Ser nos brinda un mapa básico de los seis tipos de
personalidad, cada uno con sus asociadas motivaciones profundas,
su energía psíquica y el acceso consiguiente al centro. Desde allí po-
demos ver un entramado de seis caminos de vida claramente diferen-
ciados que llevan a una mayor inteligencia espiritual, seis caminos
que cualquiera de nosotros puede seguir al vivir una vida con el cora-
zón entregado. Pero también sabemos, por el modo en que está cons-
truido el Loto, que cualquiera de nosotros puede estar en más de un
camino al mismo tiempo.
Los estilos de personalidad con el que se construyen los pétalos
exteriores del loto —los tipos convencional, social, artístico, etc.—
fueron tomados del test vocacional universalmente aplicado de Ho-
lland (véase cap. 8), el cual ilustra cómo cada individuo es una com-
binación de varios estilos de ego. Cada estilo está asociado con uno
de los seis caminos espirituales, por tanto, la mayoría de nosotros
puede encontrar algo importante si contempla la posibilidad de más
de un camino, aunque probablemente descubramos que la tendencia
personal va en una sola dirección general.
En el curso de la vida, el principal camino espiritual de un indivi-
dúo cambia con cierta frecuencia. Lo puede hacer poco a poco o
abruptamente en la crisis de los cuarenta o incluso una década más
tarde. Si se trata de un genuino cambio de energía y no un mero epi-
sodio traumático, lo más posible es que sigamos en buenos términos
con el camino anterior mientras le añadimos nuevas dimensiones. El
hinduismo, por ejemplo, reconoce las clásicas etapas de la vida, o sea
el camino del niño, del estudiante, del cabeza de familia y del santón,
cada uno de ellos en consonancia con los demás y enriquecido por
ellos. De hecho, todas las grandes tradiciones espirituales del mundo
reconocen al menos tácitamente la necesidad de una variedad de ca-
minos o prácticas espirituales.
Una forma típica de atascarse en el uso de la IES es tratando de re-
solver los problemas de un camino espiritual con los métodos apro-
piados para otro. Una personalidad artística o realista (caminos 4 y 5)
no puede resolver problemas de dolorosa soledad simplemente parti-
cipando en un grupo de personalidades convencionales (camino 1).
Una personalidad investigadora, introvertida y con dificultades para
expresarse (camino 3) no se puede convertir en un eficaz orador si
simplemente se hace miembro de un comité (camino 6). Y no iodos
210 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

ser forzada a seguir un camino por presión paterna o social u optar


por él debido al ansia de reconocimiento o poder personal o un gran
beneficio material. Algunos perseveran en un camino simplemente
porque las circunstancias los llevaron hasta allí, pero no saben cómo
abrirse. Y muchos otros piensan que carecen de cualquier camino.
Anders, el ejecutivo sueco que vimos en el capítulo 2, está en el
buen camino. Desde temprana edad supo que quería servir. Dada su
personalidad y su talento, decidió hacerlo por medio de su carrera
empresarial, pero insiste en que su vida en la empresa sea una vida de
servicio, una vida que pueda compartir con su familia y su comuni-
dad con orgullo, una vida que dejará al mundo mejor de lo que esta-
ba. Esta profunda motivación lo equilibra porque proviene de su cen-
tro más profundo. Cuando lo conocemos, conocemos a un hombre
cuya personalidad irradia integridad. Es una fuente de inspiración.
Ser consciente de que una vida semejante es posible representa el
primer paso para elevar la IES. El segundo paso es decir «yo quiero
este tipo de vida» y ponerse a la tarea difícil y a veces dolorosa de des-
cubrir dónde está mi propio centro y cuáles son realmente mis moti-
vaciones más profundas. El compromiso a seguir un camino determi-
nado me lleva aún más allá. Y darme cuenta de que hay muchos
caminos y que si sigo algunos o todos de algún modo en el curso de
mi vida podría ser mi mayor realización y también puede llegar a ser
la profunda comprensión de mi inteligencia espiritual.
Debemos comprender que hay numerosos caminos; no existe un
solo modo de ser espiritualmente inteligente ni un camino mejor que
todos los demás. El mundo necesita cocineros, maestros, médicos,
mecánicos, padres, actores, terapeutas y empresarios, espiritualmen-
te inteligentes. Cada uno de esos caminos requiere su propia variedad
de IES y cada uno encaja mejor con algunos tipos de personalidad
que con otros. No hay oficio ni profesión que no pueda ser más eficaz
si se lleva a cabo con una elevada IES; no hay vida que no pueda rea-
lizarse más profundamente.
Tampoco usar o elevar nuestra IES es una mera clase especial de
actividad. Más bien, la IES de una actividad se mide por su profundi-
dad y proximidad del centro, por la motivación de dicha actividad,
por lo que realmente es. Puede tratarse de meditar o rezar, pero tam-
bién puede ser cocinar, trabajar, hacer el amor o simplemente beber
un vaso de agua; la cuestión es que esa actividad siempre emane de
una pasión centrada y de las motivaciones y valores más profundos
de la vida.
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 213

Este camino se refiere a la pertenencia, la cooperación, la contri-


bución y el sustento en el seno de la comunidad. La seguridad y la es-
tabilidad dependen de nuestra experiencia con los demás y con el en-
torno, normalmente desde la infancia. En ese sentido, seguir este
camino es importante para todos, pero para el 10-15 por ciento de los
occidentales es siempre el dominante.
El Antiguo Testamento aquí citado ilustra cómo entiende este ca-
mino la conciencia occidental. El mito central en su sentido más es-
tricto es que existe una alianza o un pacto entre Dios y su tribu. Noso-
tros le servimos, Él nos protege. Este mito, interpretado en términos
más generales, nos dice que hay una alianza sagrada entre Dios y la
humanidad. Pero sea como sea, hay que seguir ciertas reglas, cumplir
ciertos deberes, recibir ciertas bendiciones. El acento siempre está
puesto en ajustarse y hacer las cosas de un modo aceptable.
En los seis caminos espirituales que aquí se analizan, siempre hay
un modo de vivirlos espiritualmente enfermos o un modo que nos lanza
a una mayor inteligencia espiritual. Crecer en aras de una mayor IES re-
quiere revisar las motivaciones en nombre de las cuales se está actuando
y procurar hacerlo por las motivaciones más profundas y verdaderas, o
sea, aprendiendo a actuar desde el centro. Aquellos que transitan natu-
raímente por el camino del deber son en el mejor de los casos cuidado-
sos, obedientes, metódicos y tradicionalistas. Pero si se sigue ese camino
estando espiritualmente enfermo, puede conducir al dogmatismo, al
prejuicio, a la estrechez de miras, a la falta de imaginación y dinamismo.
El modo más enfermizo de vivir este camino es motivado por el
narcisismo. Se trata de una motivación para romper de forma radical
con el grupo y las relaciones, para perder contacto creativo con el
propio entorno y para encerrarse por completo en uno mismo. Los
psicólogos incluyen entre los comportamientos más normalmente
asociados con el narcisismo el consumo abusivo de tabaco y alcohol,
levantarse tarde, abusar de la comida y el sexo y, en general, la necesi-
dad de satisfacerse a uno mismo mientras se descuida o ignora a los
demás y sus problemas. Se piensa que las raíces del narcisismo radi-
can en traumas profundos, ya sean de dolor o de abandono en la in-
fancia o en algún incidente muy traumático en la vida adulta. Una
persona atascada en un estado narcisista no puede progresar sin antes
afrontarlo mediante terapias o tratamientos.
Otros modos de estar espiritualmente enfermo en el camino del
deber son seguir las reglas y normas del grupo simplemente por mié-
11o, hábito, aburrimiento o por no desentonar con los demás. El primer
212 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

los problemas matrimoniales (por lo general una combinación de ca-


minos 4 y 5) pueden solucionarse con vocación materna o paterna
(camino 2). Podemos atascarnos de este modo cuando no conocemos
nuestras verdaderas alternativas. Tal como dijo el filósofo Wittgens-
tein: «Cuando lo único que tienes es un martillo, todo lo demás tiene
aspecto de clavo.» El propósito de formular a continuación los seis
caminos espirituales básicos es ofrecer una visión más completa de la
«caja de herramientas» de que disponemos. Parte del material pro-
viene del capítulo 8, pero se incluye aquí en aras de la claridad. «El
énfasis religioso» se refiere a los temas o conceptos claves que se en-
cuentran en escritos religiosos; la «práctica», a actividades tales como
la oración o la cocina.

C A M I N O I
EL CAMINO DEL DEBER
Tipo de personalidad Convencional
Motivación Sociabilidad, pertenencia, seguridad
Arquetipos Saturno, la tribu, participación mística
Énfasis religioso Observancia
Mito La alianza entre Dios y la humanidad
Práctica Cumplir con su deber
Chacra Base, raíz (seguridad, orden)

Mira: hoy pongo ante ti la vida con el bien, la muerte con el mal.
Si oyes el precepto de Yahvé, tu Dios, que hoy te mando de amar a
Yahvé, tu Dios, seguir sus caminos y guardar sus mandamientos, de-
cretos y preceptos, vivirás y te multiplicarás, y Yahvé, tu Dios, te ben-
decirá en la tierra en que vas a entrar para poseerla. Pero si se aparta tu
corazón y no escuchas, sino que te dejas arrastrar a la adoración y al
servicio de otros dioses, hoy te anuncio que irás a la segura ruina y
que no durarás largo tiempo sobre la tierra a cuya conquista vas en
pasando el Jordán. Yo invoco hoy por testigos a los cielos y a la tierra
de que os he propuesto la vida y la muerte, la bendición y la maldi-
ción. Escoge la vida para que vivas, tú y tu descendencia, amando a
Yahvé, tu Dios, obedeciendo su voz y adhiriéndote a Él, porque en eso
está tu vida y tu perduración: en habitar la tierra que Yahvé juró a tus
padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les daría.
Deuteronomio, 30: 15-20
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 215

Pero llegados a este punto, hay consideraciones importantes a te-


ner en cuenta en esta etapa del camino del deber. El individuo que
participa a este nivel en su comunidad puede haber logrado un pro-
greso personal en su IES, pero al hacerlo tal vez ha entrado a formar
parte de un movimiento mayor que no es en sí mismo espiritual-
mente inteligente. El camino de la obligación más profunda y sagra-
da debe llevarme más allá de los confines de mi propio grupo, de sus
mitos y prácticas, para situarme en un sitio desde el que pueda ver
con perspectiva la IES de mi grupo. Los aspectos sagrados de la vida
convencional surgen del centro del Loto, del centro y la fuente del
mismo ser y, de ese modo, de la fuente del grupo o comunidad. Mi
obligación fundamental en el camino del deber es con esta última
fuente.
Desde esta perspectiva profunda y espiritualmente inteligente del
centro, veo que mi deber como personalidad convencional es con lo
que tiene de sagrado la cotidianidad, y que mi comunidad definitiva
es la comunidad de todos los seres sensibles. A este nivel, puedo ver
que mi grupo es uno más entre muchos grupos válidos, que sus re-
glas unas más entre muchas reglas válidas, que mis propios usos, eos-
tumbres y prácticas son reflejos de lo que hacen todos los demás. Evi-
to los prejuicios y el dogmatismo y me protejo de seguir a mi grupo
ciegamente y de caer en el error o en el mal. Si me ato los cordones de
los zapatos con esta perspectiva, si cocino, hago el amor, sumo las
facturas, disciplino a mi hijo, asisto a un festival de la comunidad o
juego una partida de golf con esta profunda perspectiva en mente,
entonces estoy avanzando en el camino del deber de la forma más es-
piritualmente inteligente. Cada aspecto de mi vida aparentemente
mundana y convencional es de hecho un acto sagrado, cada acción
que llevo a cabo y cada actitud que sostengo es una celebración de
cómo el deber y las obligaciones sirven al centro y a la fuente de la
existencia. No importa qué nombre se le ponga: en la fuente, al final
todos los nombres sagrados son uno solo. Lo alcanzo cumpliendo
con la intención más profunda y sirviendo con decisión y conoci-
miento de causa lo que verdaderamente amo y valoro.
¿14 ¿PODEMOS ■MEJORAR NUESTRA IES?

paso hacia una mayor inteligencia espiritual es querer comprenderse a


sí mismo y llevar una vida más creativa. El segundo es poner al descu-
bierto las motivaciones que nos hacen actuar y «limpiarlas». Acaso se
deba pasar por un período que los budistas denominan «revulsión»,
un estado de profunda insatisfacción con los motivos originales, o por
un período de rebelión para convertirse en el Hijo Pródigo.
A fin de seguir la senda del deber de un modo espiritualmente in-
teligente, yo debo querer pertenecer a mi grupo, asumir un compro-
miso interior con mi pertenencia a él y comprender por qué lo hago.
Al nivel más profundo, vivo perteneciendo a mi comunidad y practi-
cando sus rutinas cotidianas como un acto sagrado. Esas resoluciones
interiores antes solían ser implantadas mediante ceremonias de ini-
ciación, pero hoy día subsisten muy pocas en nuestra cultura. Todas
estas cosas hoy requieren excavar hasta las raíces de lo que hace que
la comunidad sea lo que es. ¿Cuáles son sus valores más profundos,
su mito central, sus «tótems»?
Ya vimos que el mito central del camino del deber sostiene que la
comunidad tiene una alianza con Dios o con alguna profunda poten-
cialidad del espíritu humano. Tanto la Revolución Francesa como la
Declaración de Independencia Norteamericana estuvieron basadas
en la creencia sagrada en los derechos del hombre, los cuales, a su
vez, se fundamentaban en una profunda fe en la naturaleza humana.
Al Imperio Romano le inspiró la pasión de implantar el imperio de la
ley en toda la humanidad. En el Imperio Británico predominó la no-
ción de llevar la civilización, los principios de justicia y de juego lim-
pió y los valores cristianos a «los pueblos ignorantes». La idea de
«destino manifiesto», de ser responsable del bien contra el mal, aún
inspira la política exterior norteamericana aunque no siempre acier-
ten. La Alemania nazi bebió de los mitos vikingos de superioridad
aria y de los valores nórdicos de fortaleza y heroísmo en la batalla por
construir un nuevo Reich. Hasta las bandas callejeras y los clubes de
fútbol tienen sus mitos y sus tótems, sus códigos de honor y sus uni-
formes, sus banderas e insignias que los simbolizan.
Al reconocer cuáles son y al jurarles conscientemente lealtad y
acatamiento, uno supera en el camino del deber el mero ego y el nivel
conformista. Entra en contacto con la capa arquetípica del medio del
Loto del Ser donde participa en algo mayor que el mero ego y jura
lealtad a algo que no siempre puede definir en términos racionales o
lógicos. Siento lealtad hacia mi grupo, sirvo sus intereses, honro sus
códigos y rituales. Lo amo.
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 217

7000 a.C. Las religiones de la Gran Madre persistieron ampliamente


hasta que fueron distorsionadas o erradicadas por movimientos pa-
triarcales vinculados al auge de las ciudades, la frecuencia de la gue-
rra, la gran invasión indoeuropea y la implantación de la ley. En Me-
sopotamia, este cambio tuvo lugar alrededor de 3500 a.C. El becerro
de oro rechazado por Dios era un símbolo de fertilidad de la diosa.
Las diosas madres primitivas y sus correspondientes cultos reli-
giosos eran polivalentes. La diosa sumena Inanna (c. 4000 a.C.), por
ejemplo, era madre, ser sexual, figura política y deidad patrona de la
escritura. Han sobrevivido heroicos himnos eróticos en su honor que
citan su influencia en las cosechas, su tempestuosa relación con la
lluvia y las tormentas y los poderes genésicos y curativos de su útero
y sus grandes pechos. El culto a Inanna anticipó el de Ishtar (Babilo-
nia), Afrodita (Grecia) y Venus (Roma), todos relacionados con el pía-
neta Venus, el objeto más brillante del cielo aparte el sol y la luna.
En las tradiciones orientales, la diosa madre ha mantenido su
fuerza poderosa tanto en lo nutritivo como en lo sexual. Las diosas
hindúes Shakti y Kali dominan la creación y la destrucción. Kwan Yin
es la omnipotente diosa china de la compasión. La budista Tara, que
nació de una lágrima del Buda de la Compasión, transporta a los des-
dichados a través del río del Sufrimiento.
Pero a medida que las figuras patriarcales empezaron a dominar
Occidente, el poderío y la expansión de las diosas Madres se redujo
poco a poco, dejando sólo a Venus como diosa del amor y el deseo se-
xual y a la Virgen María como símbolo maternal. A fines del siglo xx,
vimos cierta vuelta de estas diosas de la mano del eco-feminismo, de
algunos aspectos de los movimientos New Age y del tipo de curado-
nes utilizado en las terapias alternativas. Mucha gente cree que son
indicios de un mayor retorno.
Al igual que en los demás caminos, existe una gama de modos es-
piritualmente enfermos o inteligentes para transitar por el camino de
la entrega. El más enfermo o distorsionado es el del odio y la vengan-
za, lo opuesto al amor y la entrega. El amor puede ser paciente y bon-
dadoso, pero también tempestuoso, amargo y destructivo. Esas mis-
mas cualidades que nos sustentan pueden hacernos pedazos como
las figuras griegas que devoran a sus propias criaturas. La Medusa con
cabeza llena de serpientes representa el aspecto mitológico del lado
oscuro de la mujer.
Medusa era una bella e inocente sacerdotisa en el templo de Ate-
nea, una deidad que poseía todas las cualidades positivas de una jo-
216 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

C A M I N O 2
EL CAMINO IDEII AMOR Y DE LA ENTREGA
Tipo de personalidad Social
Motivación íntima, paterna
Arquetipos Venus (Afrodita), la Gran Madre, tierra
Énfasis religioso Amor, compasión, ágape
Mito La Gran Madre
Práctica Nutritiva, protectora, curativa
Chacra Sacro (sexo, empatia, nutrición)

Madre tierra, madre naturaleza, reina divina, que generas todas


las cosas y haces salir el sol que has dado a todas las naciones; guar-
diana del cielo y del océano y de todos los dioses y todas las fuerzas;
por tu influencia toda la naturaleza es acallada y puesta a dormir. Una
vez más, cuando te place, tú envías la luz del sol y nutres a la vida con
tu eterna certeza; y cuando pasa el espíritu del hombre, a ti retorna.
Verdaderamente eres llamada Gran Madre de los Dioses; Victoria es tu
divino nombre.

Texto latino de hierbas medicinales del siglo x i i 1

Este camino se refiere a amar, nutrir, proteger y fertilizar. Es el ca-


mino de la diosa, ya se trate de una diosa de amor como Venus (o
Afrodita) o de la diosa madre que da a luz y luego se ocupa de su pro-
genie. También es la Madre Tierra que nos arraiga y nos ofrece su fer-
tilidad. Es el eterno femenino en muchos de sus aspectos aunque su
arquetipo íntimo inspire las motivaciones más profundas de algunos
así como de muchas mujeres. Tal como vimos anteriormente, un 30
por ciento de la población adulta lo forman tipos sociales en el cami-
no de la entrega. Se encuentran entre padres, maestros, enfermeras,
terapeutas, asesores, trabajadores sociales y santos. También es el ca-
mino de la curación asociado con las propiedades curativas del agua,
de la totalidad y de la fuerza cósmica que los chinos denominan Yin.
Tras la transición de la humanidad de cazadores y recolectores a
comunidades agrícolas sedentarias, animales domésticos y familias,
la entrega se convirtió en un concepto prioritario. Los mitos de la
diosa, la Gran Madre, hicieron acto de presencia en numerosos luga-
res y perduraron miles de años. Las estatuillas neolíticas de la diosa
con grandes pechos y amplias caderas datan de aproximadamente del
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 219

ta sus propios errores y aprenda de ellos, de la mujer que quiere sal-


var a sus amantes de sus propias debilidades. Estos «ayudantes» ayu-
dan demasiado. Al no confiar lo suficiente en los recursos y en los
procesos de crecimiento de aquellos a quienes quieren ayudar, sus
empeños son meros gestos vacíos que pueden resultar dañinos a la
larga. El extremo opuesto es dejar de sustentar por completo e igno-
rar las necesidades de los demás.
Y finalmente está el padre o la madre, ayudante o amante espiri-
tualmente enfermo y demasiado estrecho de miras. El defensor de los
derechos de los animales que envía bombas a los científicos, el mili-
tante antiabortista que asesina a médicos, el recaudador de fondos
para refugiados que jamás contribuye a su propia comunidad: todas
estas personas manifiestan un amor mal entendido y negativo.
Estas personas están atascadas en el nivel amoroso del ego; care-
cen de una perspectiva amplia para incluir las necesidades genuinas
de los demás. No van más allá de sí mismas ni se integran en algo ma-
yor que ellas mismas. Por tanto, su amor no proviene de las motiva-
ciones más profundas de este camino, que es la intimidad, ni de los
valores más profundos del camino que representan el esfuerzo de
ofrecer apoyo y sustento entregándose.
Para lograr ser espiritualmente inteligente en el camino de la en-
trega, debemos ser más abierto con la persona o personas con que te-
nemos una relación positiva, aprender a ser receptivos y escuchar con
nuestro ser verdadero, estar dispuestos a abrirnos, a quedar expues-
tos, a correr el peligro de no ocultar nada a los demás. En suma, de-
bemos ser espontáneos.
Diana, la princesa de Gales, poseía este don de escuchar atenta-
mente y el valor de dejar al descubierto su propia vulnerabilidad. En-
tregaba todo su ser a los demás. Era profundamente espontánea.
Amaba y necesitaba ser amada: su deseo era ser la Reina de Corazo-
nes. Estas cualidades atrajeron el cariño y la admiración del mundo
entero y la convirtieron en un buen ejemplo de alguien espiritual-
mente inteligente en el camino de la entrega.
La psicoterapia humanista de Cari Rogers, descubierta en los
años treinta pero aún popular, ilustra perfectamente este grado de en-
trega. Rogers resumió sus cualidades esenciales con estas palabras:

¿Cómo puedo proporcionar una relación que la otra persona pueda


usar para su propio desarrollo personal? No sirven para nada los enfo-
ques basados en el conocimiento, en la aceptación de algo que es ense-
2 IB ¿PODEMOS MEJORAR N UESTRA IES?

ven diosa. Pero fue seducida o violada por Poseídón, el dios del mar.
Atenea, enfurecida y celosa, transformó a Medusa en la espantosa
Gorgona, una mujer llena de odio cuyos cabellos eran un nido de vi-
boras y cuya mirada convertía en piedra a los hombres. A través de
los tiempos, Medusa ha vivido como el símbolo más poderoso tanto
de la mujer ultrajada como de furia destructiva generada por el ultra-
je. Hablando de su propia inocencia perdida a manos de Poseidón,
Medusa dice:

Nosotras, las mujeres


estamos hechas para amar... y el ultraje
que convierte en hiel la miel de nuestras vidas,
transforma al ángel en demonio. Ya que es dulce
la terrible sensación de fuerza, y golpear
y dejar muerto al tirano de una mirada; ah cuán dulce
es la lujuria de poder arrebatar la vida
de quien hiere...2

Con el paso del tiempo, la figura de Medusa ha sufrido muchas


transformaciones. En el mito griego original, cuando el héroe Perseo
decapita a Medusa, de su torso muerto nace Pegaso, el caballo alado,
y se descubre que su sangre chorreante tiene poderes medicinales. La
misma Medusa, y de ese modo el odio que representa, a menudo es
considerada horrible y peligrosa, por supuesto, pero también acaso
sea fuente de fecundidad e inspiración. Es el lado oscuro de la mujer
maternal y sexual, pero tal como sucede con el lado oscuro de núes-
tras energías psíquicas, tiene un tremendo poder potencialmente
transformador. Las mujeres y los hombres que andan por el lado os-
curo de este camino se encuentran «en el límite». La furia puede des-
truirlos a ellos o a otros, pero esa furia también se puede convertir en
un amor fiero y curativo.
Menos dramático es el caso de la madre o la amante posesiva
cuyo amor aprisiona o lesiona en vez de nutrir y liberar. Ella quiere
poseer al ser amado, necesita ser amada o necesita algo más de lo que
ella puede amar. La madre judía o italiana de los chistes con sus so-
pas, su preocupación por si el otro ha ido al baño o no y su ambición
de «mi hijo, el doctor» era esta clase de figura.
Relacionado con este caso está el de la madre que alimenta en de-
masía, del maestro que no otorga la necesaria libertad a su alumno
para que aprenda por sí mismo, del padre que teme que su hijo repi-
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR IN TE LIG E N C IA ESPIRITU A L 221

si podemos conocer y valorar la humanidad y el potencial inutilizado


de semejante gente destrozada, podemos reflejar en ellos el bien que
existe en su interior. Les dejamos sentir el ser profundo que hay en el
interior de todos, y al hacerlo los transformamos y nos transforma-
mos. También ayudamos a transformar el mundo. La madre Teresa
transitó el camino del amor y la entrega a este nivel.

C A M I N O 3
EL CAMINO DEL CONOCIM IENTO

Tipo de personalidad Investigadora


Motivación Comprensión, conocimiento, exploración
Arquetipos Mercurio (Hermes), aire, fuego, Guía
Énfasis religioso Comprensión, estudio
Mito La Caverna de Platón
Práctica Estudio, experiencia
Chacra Plexo solar (calor fuerte y Luz)

Porque Yahvé, tu Dios, es fuego abrasador, es un Dios celoso.


Deuteronomio 4:24

Una cualidad de santidad, una cualidad de poder,


una cualidad de temor, una cualidad de sublimidad,
una cualidad de temblores, una cualidad de estremecimiento,
es la cualidad del Vestido de Zoharariel, YHWH, Dios de Israel.
Que llega coronado al Trono de la gloria...
Y ninguna criatura le puede posar la mirada,
ningún ojo de carne y de sangre, tampoco los ojos de su Siervos.
Y a cualquiera que le mira o lo ve o lo percibe,
le giran los ojos en las órbitas y las bolas de sus ojos
echan llamaradas de fuego
que le encienden y le queman...
Z o har, texto místico judío del siglo xn4

El camino del conocimiento abarca desde comprender problemas


prácticos generales, la búsqueda filosófica de la verdad, la búsqueda
espiritual de Dios y su Voluntad hasta la unión definitiva con Él por
medio del conocimiento. Incluso el interrogante antes citado de John
Lennon («¿Cómo puedo ir adelante si no sé adonde voy?») señala que
220 ¿PODEMOS MEJORAR N UESTRA IES?

ñado. Cuanto más genuino pueda ser yo, la relación será de mayor pro-
vecho. Sólo brindando la realidad genuina que hay en mí, la otra perso-
na puede buscar con éxito la realidad que hay en ella... La relación es
significativa hasta el punto de que yo siento un profundo deseo de com-
prender con total independencia de cualquier evaluación moral o cien-
tífica.3

La visión de Rogers es una versión secular de la famosa definición


que hace san Pablo en el Nuevo Testamento:

La caridad es paciente, es benigna; no es envidiosa, no es jactan-


ciosa, no se hincha; no es descortés, no es interesada, no se irrita, no
piensa mal; no se alegra de la injusticia, se complace en la verdad;
todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera.
La caridad no pasa jamás; las profecías tienen su fin, las lenguas
cesarán, la ciencia se desvanecerá.
I Corintios, 13: 4-8

Estas palabras, acaso las más grandes que se hayan escrito jamás
sobre el amor, indican el modo más espiritualmente inteligente de
avanzar por el camino del amor y de la entrega. Porque no basta con
ser espiritualmente inteligente acerca del amor. No basta con aceptar
al otro tal como lo encontramos sin hacer nada por satisfacer sus ne-
cesidades o reconocer su propia realidad. La espiritualidad profunda,
el centro espiritualmente inteligente del ser, se refiere a lo potencial;
es sobre lo que nosotros y los otros podemos llegar a convertirnos o
sobre lo que somos pese a lo que digamos. El amor que corresponde
a una inteligencia altamente espiritual es transformador, nos abre a
una más alta expresión de nosotros mismos y permite que el otro
vaya más allá de sí mismo.
Sin duda, una paternidad sabia alimenta el potencial de nuestros
hijos. Los padres espiritualmente inteligentes no hacen una mera im-
posición de sus propios valores y expectativas en su hijo. Ellos ofre-
cen un espacio, un terreno nutritivo en el que puede crecer el vástago
yendo más allá de sus padres e incluso de sí mismo.
Quizá sea fácil amar a nuestros hijos de este modo, pero también
es importante ver y alimentar el potencial de aquellos que no necesa-
idamente nos caen tan simpáticos a primera vista. Los criminales se-
xuales que visité en la penitenciaría me parecieron repulsivos de en-
trada, y sus delitos no dejan ninguna duda al respecto. No obstante,
SEIS CAM INOS A UNA MAYOR IN TE LIG E N C IA ESPIRITU A L 223

Pero por medio del conocimiento místico logran poco a poco su libe-
ración. Llegan a la entrada de la caverna y la luz les deslumbra. Pero
entonces aprenden a ver con la luz y saben cómo es de verdad la rea-
lidad. Se dan cuenta de que en su ignorancia sólo veían la sombra de
las cosas. El objetivo de la filosofía platónica es crear una conciencia
semejante.
La búsqueda de una realidad más allá de las apariencias ha inspi-
rado gran parte del cristianismo, el gnosticismo, la magia y la alqui-
mia renacentista, la ciencia moderna y la obra de grandes pensadores
como Freud y Marx. Tanto el subconsciente freudiano como la con-
ciencia de clases marxista fueron ejemplos del velo de ignorancia. La
verdad no es evidente de entrada sino que debe ser revelada por me-
dio de alguna disciplina especial ya sea la oración o la meditación, el
estudio, la experimentación de laboratorio, quitando defensas psico-
lógicas (Freud) o presiones sociales (Marx). En los términos usados
por el filósofo de la ciencia Thomas Kuhn, la comprensión realmente
profunda y verdadera requiere que pasemos por un «cambio de para-
digma», o sea, que aprendamos a ver las cosas de una manera total-
mente nueva.
El camino del conocimiento es transitado por quienes están moti-
vados por un amor a aprender o una necesidad profunda de com-
prender, como son los estudiosos, los científicos y los médicos. El
emblema mundial de los médicos es el caduceo, un haz de varas en
torno a las cuales se enrosca la serpiente de Epidauro y que fue usado
originalmente por Hermes (Mercurio), heraldo de los dioses y men-
tor de los hombres. El tercero de los chacras hindúes, el plexo solar,
está asociado con la comprensión y también con el fuego y la luz. Se
trata de una comprensión más amplia que la mera lógica o razón. En
su versión más profunda es la comprensión del alma transportada
por las visiones de la literatura, el arte, la poesía y la gran ciencia, y vi-
vida como una intensa experiencia. Pienso en Arquímedes saltando
desnudo de la bañera y corriendo por las calles al grito de «¡Eureka!».
Flabía descubierto el principio físico de la flotación.
El conocimiento y la comprensión son cosas importantes que lie-
van a un profundo compromiso con el mundo exterior o interior. La
forma negativa de este camino es el hombre o la mujer que se niega al
compromiso y prefiere no entender. Mi madre solía decirme que yo
hacía demasiadas preguntas y que eso sólo me causaría sufrimiento.
«Yo me niego a preguntar», decía. A esas personas les parece peligro-
so o incluso doloroso reflexionar sobre sus experiencias; de ese
222 ¿PODEMOS MEJORAR N UESTRA IES?

cualquier actividad vital que se dirija a alguna parte requiere un mapa


—aunque sea rudimentario— y la voluntad de adentrarse en ese
territorio. Esto puede ocurrir a todos los niveles, desde planificar
un acontecimiento social hasta la elección de una carrera o de un
socio o formarse una visión profunda del cosmos y de nuestro sitio
en él.
Se trata de un camino que empieza por simple curiosidad y nece-
sidad práctica, pero que a medida que se ahonda la pasión, nos lleva
al mismo límite de lo que puede contener nuestro entendimiento e
incluso nuestro ser. El Dios hebreo habló a su pueblo a través de las
zarzas ardiendo. El conocimiento profundo nos lleva a ser casi consu-
midos por ese fuego.
Al principio de la historia de la civilización, se consideraba que el
conocimiento y el discernimiento eran propios de chamanes y sacer-
dotes. La gente común seguía sus consejos o hacía lo que le ordena-
ban. La idea de que un número más amplio de gente pudiera realizar
un progreso espiritual mediante el conocimiento o el discernimiento
penetró en Occidente gracias al orfismo, una religión griega que ño-
reció alrededor del 800 a.C. Orfeo creía que los seres humanos eran
una mezcla de origen celestial y terrenal. Por medio del conocimiento
«entusiasta», visto como una especie de pasión intoxicada, una per-
sona podía purificarse de su componente terrenal y llegar a unirse
con Dios. Esto requería varias vidas entre las cuales el alma del muer-
to visitaba una fuente en el Hades y bebía de la fuente del Olvido o
de la del Recuerdo. Si bebía de esta última daba pie a la salvación por-
que la salvación requiere conocimiento, y para comprender es me-
nester recordar.
Por tanto, el entusiasta órfico poseía un conocimiento místico im-
posible de lograr por otros medios. El gran filósofo Pitágoras fue un
seguidor del orfismo y quien introdujo en la tradición occidental esta
noción de conocimiento místico salvador. Platón creía que este cono-
cimiento místico nos brinda una percepción más profunda y verda-
dera de la realidad que no conseguiríamos de otra manera. Nos per-
mi te percibir las formas puras de la Belleza, la Verdad, el Bien, o el
Uno. Ilustró esta idea con su famosa parábola de la Caverna.
En la parábola, los seres humanos habitan en la profundidad de
una caverna; sus cuerpos están encadenados y los cuellos engrillados
de modo que sólo pueden mirar la pared de la caverna. En la pared
ven sombras de objetos que proyectan los transeúntes. Los morado-
res de la caverna consideran que esas sombras son la misma realidad.
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR IN TELIG EN C IA ESPIRITU A L 225

las dificultades y pensando en cómo se han producido. Esta reflexión


es una necesidad cotidiana en la vida espiritualmente inteligente. El
paso siguiente es pensar en las posibles alternativas a la actual sitúa-
ción y reflexionar en las consecuencias de optar por cualquiera de esas
alternativas. Esto conduce a una comprensión de cómo se puede me-
jorar la situación o si ciertamente se la debe mejorar en primer lugar.
Puede darse el caso, por ejemplo, de padecer una seria enferme-
dad. Mi primera obligación es pensar en cómo me enfermé y luego en
los medios y modos de curarme, incluyendo la consulta a expertos.
Pero puede ser que se trate de una enfermedad mortal. Si es así, la
comprensión haría que yo contemplase la enfermedad en el mayor
contexto de la vida y la muerte; o sea, que viera mi propia vida en
su contexto de finitud. Esto me llevaría a una reflexión más profunda
de cómo quiero vivir el tiempo que me queda y cómo quiero «vivir»
mi muerte. Inevitablemente esto provocaría una reflexión aún más
profunda sobre lo que realmente valoro en la vida, sobre cuál ha sido
el sentido de la vida para mí, sobre lo que espero dejar tras mi desa-
parición y lo que eso significa para mí. Si a través de este proceso de
reflexión soy capaz de lograr una perspectiva amplia sobre mi muerte
inminente, puedo alcanzar la sabiduría, y con ella, la paz.
Todo conocimiento verdaderamente profundo representa un
compromiso con el centro. Jesús dijo que se debía morir ante lo viejo
a fin de renacer para lo nuevo. El conocimiento nuevo sitúa lo que he
sabido en un contexto diferente y a veces invalidándolo. El conocí-
miento profundo transforma mi propio ser y, al hacerlo, paso por la
prueba del fuego que consume lo que fui previamente. Por esta ra-
zón, el camino del conocimiento requiere la disciplina de la reflexión,
la oración, la meditación y el estudio. Hay un famoso cuento en la
tradición mística judía que lo ilustra.
El rabino Akiba y tres más entran en el bosque. Pero antes de
poder salir, uno de ellos muere, otro se hace apóstata y el tercero en-
loquece. Sólo el rabino emerge del bosque a salvo. En este caso, el
bosque es un símbolo del conocimiento místico, la clase de conoci-
miento que une al que sabe con lo más sagrado. La moraleja es que el
rabino Akiba, antes de entrar en el bosque (el camino místico), ha-
bía estudiado la Ley y la tradición judías durante muchos años. Había
orado y disciplinado tanto el cuerpo como la mente, lo que le permi-
tió superar el fuego del conocimiento místico. Los otros tres hombres
habían intentado tomar un atajo espiritual.
224 ¿PODEMOS MEJORAR N UESTRA IES?

modo, quedan atrapadas en la superficie de las cosas o perdidas ante


las sombras de la pared de su propia caverna.
También en el lado oscuro de este camino transita el legendario
Fausto, alguien muy distinto de quienes se niegan al conocimiento.
Tanto desea el poder que le puede brindar el conocimiento que está
dispuesto a vender su alma al diablo a fin de poseerlo. Los científicos
que se empeñan en una investigación moralmente dudosa, sólo en
pos del poder o de la mera emoción del descubrimiento, están forma-
dos en el molde fáustico.
Otro modo espiritualmente enfermo de andar por el camino del
conocimiento es el del frío y aburrido pedante a quien sólo le preocu-
pa una diminuta parcela de conocimiento o algún aislado problema
intelectual. Alguna gente siente una pasión intensa por su trabajo,
pero se encadena al servicio de lo minúsculo y se aleja de un conoci-
miento más amplio y abierto de la vida y la realidad verdadera. El
personaje Casaubon, de la novela Mediados de marzo, de George Eliot,
es el arquetipo del pedante; se trata de un hombre de estrecha menta-
lidad con una nariz delgada y puntiaguda que ha dedicado toda su
vida a la realización de su «gran obra», una mísera colección de me-
diocridades superficiales sin la menor visión redentora. Muchos
miembros de la comunidad académica están cortados por el mismo
patrón. Lo opuesto es la amplia y etérea perspectiva de un pájaro o de
una persona desde la cima de una montaña.
Uno de los legados más negativos de Newton es la posibilidad de
andar por el camino del conocimiento de un modo espiritualmente
enfermizo. El arquetipo newtoniano, ya se trate de un científico, edu-
cador o un consultor empresarial, aísla el conocimiento y se ocupa de
pequeñas parcelas del mismo. Aísla el conocimiento de las cosas del
de las personas, de los procesos trascendentes y de la vida en general.
Se limita a lo que puede ser cuantificado, desconfía de los sentimien-
tos y confía demasiado en la lógica y la razón. Se encierra en su propia
versión de la caverna y sus sombras.
La progresión natural de la IES parte de la reflexión y llega a la sa-
biduría pasando por la comprensión. El modo espiritualmente inteli-
gente de resolver cualquier problema teórico o práctico es ponerlo en
una perspectiva amplia desde la cual se lo puede ver con la mayor cía-
ridad posible. La perspectiva más profunda es la que emana del cen-
tro, del último significado o valor que inspira esa situación o proble-
ma. El logro de esa perspectiva empieza con un proceso de simple
reflexión: repasando las circunstancias o el proceso, centrándose en
SEIS CAM INOS A UNA MAYOR IN TE LIG E N C IA ESPIR ITU A L 227

y transpersonal. Esto significa que debemos explorar las alturas y las


profundidades de nosotros mismos y soldar las partes separadas de
nuestros seres fragmentados hasta convertirnos en una persona inde-
pendiente e íntegra. En ese sentido, este camino es trascendental para
todos. Sus desafíos cotidianos forman parte de la adolescencia y son
un aspecto familiar de la crisis de los cuarenta, aunque pueden acti-
varse en cualquier edad. Pero para el tipo artístico per se el camino de
la integración personal, en su forma más espiritualmente inteligente,
nos lleva necesariamente al terreno de la integración transpersonal; es
decir, encontrar los aspectos perdidos o fragmentados de nuestro ser
profundo a niveles que están más allá del ego y de la cultura existente
y pescar allí en el pozo infinito del centro.
Este camino es el más relacionado con el punto divino de actividad
cerebral, con las personalidades más abiertas a las experiencias místi-
cas, con las emociones más extremas, con quienes son tildados de
«excéntricos» o diferentes y con quienes a menudo deben batallar
por su salud mental (y a veces perder). Ya vimos en el capítulo 5 que
la actividad del punto divino, la capacidad artística, la experiencia es-
piritual y el desequilibrio mental están íntimamente interrelaciona-
dos. Por esta razón, con frecuencia se piensa que los artistas son los
Sanadores Eíeridos (o chamanes) de la sociedad, gente que debe reali-
zar terribles viajes a lo desconocido en un intento por recuperar las
partes perdidas de ellos mismos. Pueden fallar, pero en el proceso del
viaje traen de regreso algún tesoro que cura a los demás. Estos dolo-
res de parto son el tema de parte de la gran literatura del mundo.
Dante, por ejemplo, habla de su propio viaje al Bosque Tenebroso
que luego hizo posible su visión del Paraíso:

Pero en el fondo lejano de ese valle del mal


Cuyo laberinto había llenado de miedo mi corazón,
Me encontré delante de un pequeño repecho

Y levanté la mirada. Sus hombros ya brillaban


Con los dulces rayos de aquel planeta
Cuyas virtudes llevan a los hombres en el camino recto,

Y el resplandor me fortaleció contra el miedo


Desatado en el lago de mi corazón
A través de los terrores de aquella lúgubre noche.
226 ¿PODEMOS MEJORAR N UESTRA IES?

C A M I N O 4
EL CAMINO DE LA TRANSFORMACIÓN
PERSONAL
Tipo de personalidad Artístico
Motivación Creatividad, Eros, instinto vital
Arquetipos Luna (Diana), Artemisa, el caldero,
la mujer sabia, la sombra
Énfasis religioso Totalidad, búsqueda, individuación
(Jung), ritual
Mito Viaje a los Infiernos, el Santo Grial
Práctica Trabajo onírico, diálogo
Chacra Corazón (compromiso)

Michael Robartes recuerda la belleza olvidada y, cuando la abraza,


aprieta en sus brazos la belleza que ha desaparecido hace tantísimo
del mundo. No ésta. De ningún modo. Yo deseo abrazar la belleza que
aún no ha irrumpido en el mundo...
... Mamá está poniendo en orden mis nuevas ropas de segunda
mano. Reza, dice, para que yo aprenda lo que es el corazón y cómo
■siente cuando viva lejos de casa y de los amigos. Amén. Así sea. ¡Bien-
venida, oh Vida! Iré a encontrar por millonésima vez la realidad de la
experiencia y a crear en la forja de mi alma la conciencia inexistente
de mi raza.
J a m e s J o y c e , Retrato del artista adolescente

«Yo deseo abrazar la belleza que aún no ha irrumpido en el mun-


do» para «crear en la forja de mi alma la conciencia inexistente de mi
raza». La visión de Joyce de sí mismo como adolescente y joven artis-
ta expresa la pasión creativa y el poder transformador que alienta a la
personalidad artística. La gente que discurre por este camino puede
generar capacidades hasta entonces inexistentes, sentimientos nunca
vividos, visiones jamás vistas, pensamientos todavía sin conceptuar,
etc. Son lo que el poeta Rilke llama «abejas de lo invisible». Escrito-
res, poetas, pintores, músicos y demás constituyen el 10-15 por cien-
to de la población. Pero la mayoría de nosotros, nada más que por
virtud de ser humanos y en posesión de alguna inteligencia espiri-
tual, anda por este camino de algún modo.
La esencia de la tarea psicológica y espiritual que afrontan quie-
nes van por el camino de la transformación es la integración personal
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 229

el arte puede coger la forma de una relación —o ser inspirado por


ella— que se manifiesta en el plano transpersonal: Dante y Beatrice,
Fausto y Gretchen.
Eros —el instinto vital para Freud— representa la energía moti-
vadora de este camino. Eros es la atracción creativa de opuestos y el
orden resultante. Es el orden que sale del caos. En la mitología griega,
al principio era el Caos y entonces nació Eros, que podía poner orden
en el universo. La esencia de cualquier arte consiste en proporcionar
algún orden al universo. Y la diosa patrona es Diana, la diosa lunar,
cuyo conocimiento pertenece a la Noche y cuya luz es la luz de la No-
che. En este camino no debemos temer a la Oscuridad, pero tampoco
dejar de luchar contra las Tinieblas, ni debe acobardarnos el dolor ni
las peligrosas amenazas que ello implica. A menudo, el artista sigue
adelante porque está dispuesto a descubrir aspectos de la psique, la
cultura o la especie que rechazan los demás.
Hay una historia sobre Milarepa, mago y poeta del siglo xn y uno
de los grandes maestros del budismo. Milarepa habitaba en las cue-
vas de una remota montaña. Un día, al volver a su cueva, se la encon-
tró invadida por siete demonios feroces y amenazadores. Pensó que
podía huir o alejar a los demonios. Optó por alejarlos y así lo hizo con
seis de ellos usando su magia tradicional. Pero el séptimo se negó a
marcharse. Milarepa razonó que ese demonio era una criatura de su
propia imaginación y que sólo existía mediante su propia capacidad
de sentir miedo. La historia continúa con Milarepa ofreciéndole com-
pasión y hospitalidad al demonio. «Con cariño y compasión y sin mi-
ramientos con su propio cuerpo, Milarepa puso la cabeza dentro de
las fauces del demonio, pero el demonio no se lo pudo zampar y de-
sapareció como un arco iris.»7
Al poner la cabeza en la boca del demonio, Milarepa se mostró
dispuesto a llegar al límite. Ya hemos visto que toda creatividad tiene
lugar en el borde del caos, y en el límite...

entre lo conocido y lo desconocido


entre lo conocido y lo igñorado
entre el significado y el absurdo
entre la creatividad y la confusión
entre el júbilo y la depresión
entre la salud mental y la locura
entre la alegría y la desesperación
entre la resistencia y la tentación
228 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

Al igual que el nadador que con su último aliento


Llega a tierra del m ar peligroso y mira en un intento
De memo rizar las vastas aguas de su muerte,

Yo me volví, mi alma fugitiva de la imagen


Superviviente de la muerte, a contem plar
Aquel paso del que nadie salió jamás con vida.5 ■.

La metáfora evidente es la del viaje al infierno, al reino de la


muerte o de la Sombra: Deméter va a Hares a la busca de su hija Per-
séfona que había sido secuestrada por Pluto; Orfeo entra en el reino
de los muertos a recuperar a su perdida Eurídice. Cada noche algu-
nos de nosotros hacemos este viaje cuando luchamos contra las pesa-
dillas. Otros lo hacen por medio de ataques de locura o crisis nervio-
sas. En cada uno de estos viajes hay una sensación desesperada de
que se busca algo, y de que incluso se tiene que hacer un sacrificio,
acaso permanente, a fin de encontrarlo.
La búsqueda del Santo Grial en la leyenda del rey Arturo es otro
mito relacionado con el camino de la transformación.6 Aquí la Tierra
del Rey Pez (Pelles) es un erial, el rey está herido y sólo el Grial puede
solucionar las cosas. El reino de Arturo también necesita curación.
Hay ciento cincuenta caballeros de la Mesa Redonda y cada uno de
ellos realiza su propia búsqueda en el bosque sombrío, pero sólo tres
de ellos ven el Grial. En el mito artúrico, lo que amenaza al reino es la
batalla ente Arturo y su hijo Mordred. Arturo representa las fuerzas
de la Salud y Mordred, las de las Tinieblas (la Sombra). El Grial es la
fuerza que puede sanar la herida, pero el reino resulta destruido por
la guerra civil. El moderno mito de Star Wars tiene el mismo tema,
pero un final más feliz: Luke Skywalker salva a su padre, Darth Val-
der, de las fuerzas del Mal y con ello libera al Imperio del espectro de
la destrucción.
Dos tipos distintos de arte pueden surgir de estas búsquedas o
viajes al infierno. Si la curación resultante se da a un nivel personal,
tenemos arte personal o «cotidiano»; es decir, una pintura, una nove-
la, un estilo de vestimenta o una relación profunda que cura al artista.
Si la curación se produce en un plano transpersonal, más allá del ego
y la cultura existente, tenemos arte «grande» o transpersonal, el arte
de un Bach, de un Dante o de un Dostoievski, que puede sanar a toda
una cultura. El novelista E. M. Forster lo denomina «arte profético»
porque profetiza lo nuevo y ciertamente crea lo nuevo. Aquí también
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 231

describir son fruto de una incapacidad para conocer y vivir los con-
ñictos. La personalidad artística es especialmente conflictiva ya que el
conflicto puede brindarles motivación creadora. Poseen la capacidad
de conocer y experimentar los extremos de la luz y las tinieblas, o sea,
del júbilo y la desesperación. El miedo a los conflictos o el intentar
evitarlos representa alejarse de la inteligencia espiritual; la predispo-
sición de afrontar y tratar de resolver los conflictos es un modo de
acercarse a ella. Pero las personalidades en el límite también pueden
ser demasiado inestables para embarcarse en este peligroso viaje.
Una predisposición a recordar los sueños y reflexionar al respec-
to, a entablar un diálogo creativo con uno mismo o los demás, meter,
en una palabra, la cabeza en las fauces del demonio, todo esto condu-
ce a una mayor inteligencia espiritual. Cuanto más extremos los con-
flictos, más exóticos los sueños y las fantasías, más posible es que nos
arraiguemos en algún aspecto de la realidad cotidiana: una relación,
una familia, una rutina, una disciplina. Jung dio el mérito a su familia
y a su trabajo el haberse podido conservar moderadamente sano du-
rante el viaje de siete años que casi le conduce a la locura.
El viaje más espiritualmente inteligente que existe en este camino
es la travesía al centro. Es un viaje de increíbles terrores para el que se
requiere una gran fe. Y es menester la voluntad de matar el propio ego
y que allí no quede más que el tesoro que uno finalmente encuentra y
el poder curativo que puede beneficiar a los demás. Esto, a su vez, re-
quiere superar el conflicto más profundo que es el miedo a la muerte.

C A M I N O 5
EL CAMINO DE LA HERMANDAD

Tipo de personalidad Realista


Motivación Construcción, ciudadanía
Arquetipos Marte (Ares), Gaia, Adam Kadmon,
la Espada
Énfasis religioso Hermandad universal, espíritu de
sacrificio, justicia
Mito Alma universal, red de Indra
Práctica Cambios de papel, construcción del
«contenedor» de diálogo
Chacra Garganta (lucha contra lo secundario)
230 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

entre el bien y el mal


entre la Luz y las Tinieblas
entre los vivos y los muertos
entre la seguridad y el terror
entre el frenesí y el control
entre el éxtasis y la nada
entre el am or y su pérdida
entre el am or y su ausencia
entre...

El listado es infinito.
El riesgo de acercarse al límite es que podemos perder la cabeza.
Las fauces del demonio suelen ser muy rápidas, pero el riesgo de no
acercarse es que vivamos a la sombra de este camino o que lo transi-
temos de un modo espiritualmente enfermizo.
La sombra de la creatividad es la destrucción o el nihilismo, el
«deseo letal» de Freud. Quienes están en este camino son propensos
a entregarse con pasión al comportamiento autodestructivo o tienden
a buscar y crear cosas grotescas. Se trata de creatividad vuelta contra
sí misma: son los vándalos que destruyen una mansión, quienes ha-
cen gala de violencia gratuita o los «artistas» que exhiben carcasas de
reses pútridas o fetos abortados dentro de una jarra. Son los enemi-
gos de las formas, enemigos de la misma vida, pero son enemigos
apasionados. Están tan impulsados al daño y lo grotesco como el ar-
tista positivo en su busca de equilibrio o belleza.
Otros seres espiritualmente enfermos que andan por este camino
de transformación son los estetas, que producen obras estériles y di-
vorciadas de la vitalidad. Les apasiona la adquisición y la ostentación.
También están los que imponen formas arbitrarias sin referencia al ere-
cimiento orgánico o al caos original. Esta gente ama la línea recta y los
ángulos nítidos. No pueden soportar que algo esté fuera de su sitio.
Lo opuesto al orden es el caos y tener una tendencia fuerte al caos
a menudo sólo arroja desastres como resultado. Los perpetradores de
tales engendros son personas temerosas de la forma o el orden, se re-
sisten a comprometerse, se rebelan por el mero hecho de rebelarse y
están en desacuerdo con casi todo. Los más desgraciados luchan in-
cluso contra su orden interior, llegan tarde a las citas, no entregan sus
trabajos a tiempo y sufren el «bloqueo» del escritor, o sea que se les
corta la inspiración.
Los dos extremos espiritualmente enfermos que acabamos de
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 233

ciento de la población, la mayoría hombres), su camino de herman-


dad puede resultar uno de los más avanzados espiritualmente. Esta
gente, hecha típicamente en lo que John Gray (Los hombres son de
Marte; las mujeres son de Venus) denominaría «el molde marciano»
—taciturna, práctica, que va al grano y se muestra incómoda ante la
expresión de sentimientos— puede llegar a ejemplificar los ideales
del héroe o del valiente guerrero. Los personajes de Hemingway en-
cajan en este molde. En su mejor momento, luchan e incluso mueren
por lo que creen justo. Aman su grupo, sus camaradas y tienen un in-
tenso sentimiento de hermandad. Su falta de miedo y de preocupa-
ción ante la muerte tiene profundas raíces filosóficas y espirituales en
los mitos que inspiran este camino.
Ya en tiempos de la antigua Grecia y del filósofo Plotino, Occi-
dente poseía el mito de un alma universal o alma del mundo de la que
forman parte las almas individuales. En tiempos más recientes, los fi-
lósofos Hegel y Schopenhauer hablaron de la misma realidad. Los
místicos judíos humanizaron la palabra alma creando a Adam Kad-
mon, el hombre perfecto, de quién todos formamos parte. El escritor
norteamericano Ralph Waldo Emerson la llamó «esa Unidad, esa
Gran Alma, dentro de la cual está contenido el ser particular de cada
hombre y donde se unen todos; ese corazón común del que toda con-
versación sincera es oración».9 Tal vez la descripción más impresio-
nante provenga de un sutra budista: «Se dice que en el cielo de Indra
hay un collar de perlas dispuesto de tal manera que si miras a una
perla ves a todas las demás reflejadas en ella. Del mismo modo, cada
objeto en el mundo no es meramente sí mismo, sino que implica a to-
dos los demás objetos y de hecho lo es.»10
La ciencia contemporánea presenta la misma realidad holística en
el holograma, una fotografía basada en láser en la que toda la imagen
está contenida en cada parte diminuta de la imagen proyectada. El
muy moderno mito científico de Gaia describe, la tierra y todas las
criaturas que la habitan como un único organismo vivo.
Este camino logra que quienes lo siguen superen el miedo a la
muerte porque los conduce al reino de un alma que nunca muere,
donde el alma individual es y siempre será parte de la mayor y eterna
alma del mundo. Según el filósofo yoga Sri Aurobindo, son especial-
mente esas cualidades del alma que se desarrollan en el camino de la
hermandad y luego en el consiguiente camino del liderazgo de serví-
ció las que permanecen eternas. Se reencarnan' como un profundo
«humor» de Inndo en la siguiente persona de la próxima vida. La ta-
232 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

La misma corriente de vida que fluye por mis venas noche y día
corre a través del m undo y baila en medidas rítmicas.
Es la misma vida que explota de alegría por el polvo de la tierra en
innumerables hojas de hierba y rompe en tumultuosas olas de hojas y
flores.
Es la misma vida que se mece en la cuna del océano, en nacimien-
to y muerte, en flujo y reflujo.
Siento que mis piernas están hechas por la caricia de este m undo
de vida. Y mi orgullo proviene de vitales latidos que bailan en mi san-
gre en este mismo momento:
¿Acaso no logras alegrarte con la alegría de este ritmo? ¿De ser
arrojado y perdido y roto en los remolinos de esta alegría temerosa?
Todo continúa, nada se detiene, no mira hacia atrás, ningún po-
der lo puede retener, sigue adelante.
Manteniendo el paso con esa música incansable y rápida, las esta-
ciones llegan bailando y se alejan. Colores, melodías y perfumes ma-
nan en interminables cascadas en la alegría abundante que se despa-
rrama, cede y muere a cada momento.
Rabindranath Tagore8 .

Mark Smith es un ingeniero altamente capacitado que trabaja


como vicepresidente de operaciones de una compañía norteamerica-
na. Acaba de cumplir los cuarenta y tiene una familia numerosa.
Mark es del tipo realista. Es de pocas palabras. No expresa muchas
emociones y jamás habla de ellas. Es ambicioso, competitivo y desea
lo mejor para su familia. Le enorgullece su profesión y siente una in-
tensa lealtad hacia sus colegas en el trabajo. Tiene un hondo sentido
de la justicia. En los fines de semana, disfruta de la barbacoa con la fa-
milia, lava su furgoneta y pone a punto su barca.
Mark es diferente del tipo realista medio sólo porque los hechos
le han obligado a transitar una versión más espiritualmente inteligen-
te del camino de su vida. Sufre un cáncer terminal que puede matarlo
antes de dos años. No expresa gran emoción al respecto y no le gusta
hablar de ello, pero los profundos efectos espirituales de su enferme-
dad se revelan en su personalidad. Mientras su mujer (de persona-
lidad social) llora cada día e indaga toda la información disponible
para una posible cura, Mark sólo dice que quiere seguir adelante con
su vida. «Ahora estoy aquí —dice— , y quiero hacerlo lo mejor posi-
ble mientras pueda.» Irradia una calma y una fortaleza que ayudan a
su familia y sus amigos mientras se cierne la tragedia.
Pese al exterior poco atractivo de la personalidad realista (20 por
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 235

por comunicarse o integrarse con los demás, ser emocionalmente pe-


rezoso. «Los sentimientos dan demasiados problemas», dice el mar-
ciano de John Gray en su versión más cruda mientras se pasa el día
reparando su moto, sólo interesado en deportes y motores, viendo el
poder sólo en aras de su propio beneficio personal, competitivo hasta
el punto de negarse a cooperar en cualquier circunstancia, reunién-
dose con compinches iguales a él, incapaz de reaccionar emocional-
mente ante las mujeres y atascado en el aquí y ahora.
Para el tipo realista, el primer paso hacia una mayor inteligencia es-
piritual debe ser alguna sensación de insatisfacción con el estado de las
cosas; un aburrimiento de mis propios estrechos intereses, una solé-
dad debida a mi carencia de contacto emocional, una frustración ante
mi incapacidad para expresar mis pensamientos y sentimientos. En se-
gundo lugar, debo tener la honestidad de admitir que se trata de fraca-
sos propios. No se trata de que no encuentro la persona apropiada o el
grupo compatible ni intereses hechos a mi medida. Debo querer ser di-
ferente, debo desear ampliar mi horizonte y mis intereses personales,
tengo que desear pertenecer a grupos más amplios y más diversos.
Al igual que Mark Smith, muchos tipos realistas avanzan por este
camino mediante desafíos: dan batalla, luchan por sus seres queridos,
luchan por una causa en la que creen, perseveran para construir una
comunidad, afrontan la muerte.
En última instancia, se trata de un camino de servicio transperso-
nal arraigado en la realidad transpersonal de aquellas partes del alma
que jamás mueren; aquellas partes del ser que trascienden el ego.
Cuando un hombre o una mujer de este tipo consigue centrarse a ese
nivel, la inteligencia espiritual resplandece. Tal como lo expresa
Ralph Waldo Emerson:

Si él no ha encontrado su casa en Dios, sus maneras, sus formas


de hablar, el giro de sus oraciones, la base, diría yo, de todas sus opi-
niones lo hará palpable por más que él se esfuerce. Pero si él ha en-
contrado su centro, la Deidad brillará a través suyo, a través de su dis-
fraz de ignorancias, de su tem peram ento mediocre, de circunstancias
desfavorables. El tono de buscar es uno; el tono de tener es otro.11

La justicia implica conseguir lo que busca cada uno y la herman-


dad como valor para todos los hombres. A este respecto, nada nos
pone más a prueba que afrontar lo que sentimos por nuestros adver-
sarios. I I ponerse en el lugar de los demás a menudo conduce a un
234 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

rea espiritual de quienes transitan por este camino es tomar contacto


con esa región más profunda de todos los hombres en la que se arrai-
gan sus egos. La disciplina espiritual que hace esto posible es la bús-
queda valiente e intransigente de la justicia.
Aquellos que discurren por el camino 2, el del amor y la entrega,
a menudo soportan una relación desigual con quienes aman y cui-
dan. Hay una asimetría natural en la relación de una madre con sus
hijos. La de ella normalmente es comprometida y recalca la función
de ayudar y curar. La gente del camino 2 también acentúa el afecto y
la empatia; hace lo que esté en sus manos para minimizar cualquier
antipatía o conflicto existente. La justicia requiere capacidad de ver y
aceptar emociones positivas y negativas y el éxito y fracaso de los
demás. La justicia requiere un sentido de igualdad para todas las de-
mandas que puedan hacerme a cualquier nivel y un sabio reconocí-
miento de que los individuos son distintos y que los conflictos for-
man parte real de la vida. Andar por este camino es dejar a un lado
mis preferencias, mis posibles ganancias y mi propio sillón en la je-
rarquía de poder.
El filósofo contemporáneo John Rawls, de la Universidad de Har-
vard, ,describe cómo manejar las demandas en este camino. Según
Rawls, cuando me solicitan que tome una decisión sobre la distribu-
ción de derechos o de bienes en mi sociedad, debo hacerlo sin tener
en cuenta mi posición resultante. Podría convertirme en uno de los
protagonistas de la sociedad, pero yo debo ignorar a sabiendas el pa-
peí que podría tocarme cuando decido a quién le toca qué. En este
sentido, los principios de justicia que defiendo deben estar libres de
intereses personales. Como individuo, mis decisiones pueden resul-
tar erróneas o desinformadas; por tanto, yo debo participar ideal-
mente en un grupo del que cada miembro contribuye con su punto
de vista. Esta es la filosofía que subyace en la democracia ideal: cada
persona debe dar prioridad al bien común. Desde luego, la actual po-
lítica está lejos de ese ideal. El parlamento original de Atenas, que
funcionaba como un grupo de diálogo, lograba el éxito con mayor
frecuencia. Y en la actualidad, los cuáqueros y otros grupos reducidos
alcanzan a menudo un pleno funcionamiento social.
La forma negativa de este camino de totalidad y espontaneidad es
el odio a sí mismo: la persona que no puede creer en sí misma, el au-
tomarginado, el cobarde. Estar espiritualmente enfermo en este cami-
no representa vivir del modo más mezquino. Significa interesarse
sólo en las tareas prácticas más fáciles, no hacer el menor esfuerzo
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 237

Todos los grupos humanos —familias, iglesias, corporaciones,


tribus, naciones— necesitan líderes que proporcionen dirección,
propósitos, tácticas y una sensación de seguridad. Para ser un líder
eficaz, un hombre o una mujer normalmente debe tener las maneras
abiertas y seguras del tipo de personalidad emprendedora. Debe sen-
tirse cómodo con el poder. Un buen líder debe llevarse bien con los
demás miembros de su grupo, debe ser o dar la impresión de ser una
persona íntegra que puede inspirar ideales en los demás. No puede
aprovecharse de su situación de privilegio. Un gran líder sirve a algo
que está más allá de sí mismo; uno verdaderamente grande sólo sirve
a Dios. En última instancia, un líder crea o suscita en su grupo el tipo
de sentido que lo inspira a él: superficial o profundo, constructivo o
destructivo.
El unicornio siempre ha sido un símbolo especial en la cultura
occidental; es una criatura creada por la capacidad humana de soñar.
En el poema de Rilke aquí citado, lo conjura el amor y le dan un es-
pació para ser aquellos que han osado creer en la posibilidad de que
pudiera existir. Desde la perspectiva de la ciencia cuántica, toda la
existencia es un campo de unicornios; es decir, un conjunto de posi-
bilidades arrancadas del océano infinito de potencialidades que re-
presenta el vacío cuántico. Cada uno de nosotros es un sirviente de
Dios o del vacío cuántico, un sirviente de la potencialidad diversa en
el corazón de la existencia.
Los líderes que llegan a adquirir voluntad de servicio en este sen-
tido saben que sirven más que a su familia, más que a su comunidad,
a su empresa o nación, incluso más que a sus «visiones y valores»
como normalmente se comprenden. Los verdaderos líderes con vo-
luntad de servicio sirven a esa profunda necesidad humana que recia-
ma unicornios. Logran que sucedan cosas que los demás creen impo-
sibles; inventan nuevas maneras de relación entre la gente, nuevos
modos en que las empresas pueden servir a la sociedad, nuevas for-
mas de ser para la misma sociedad.
Buda, Moisés y Jesús fueron líderes semejantes. En nuestro pro-
pió tiempo, hemos tenido el privilegio de que nos sirviera gente
como Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mándela y el Dalai Lama.
Muchos otros menos conocidos han servido a Dios y la humanidad
sirviendo a sus propios grupos o empresas. En ultima instancia, cada
uno de nosotros tiene la capacidad de ser un líder con voluntad de
servicio.
La vida de un líder semejante mejora las actitudes y el estilo de
23(1 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

profundo respeto no sólo de las opiniones divergentes, sino también


de quienes las sostienen. Es bien conocida la camaradería entre sol-
dados enemigos que se encuentran en tierra de nadie o sitios impre-
vistos. El respeto a mi enemigo me lleva a un nivel de humanidad
donde él y yo tenemos algo en común. Me eleva a un nivel donde veo
que ambos somos jugadores honestos en un inmenso juego evoluti-
vo que nos supera y entonces me aferró a ese nivel del alma que une a
todos los hombres y que sobrevive a la muerte personal.

C A M I N O ó
EL CAMINO DEL LIDERAZGO
CON VO LUN TAD DE SERVICIO
Tipo de personalidad Emprendedora
Motivación Poder, redención, servicio leal
Arquetipos Júpiter (Zeus), Gran Padre, Profeta
Énfasis religioso Entrega, unión con Dios, sacerdocio
Mito Éxodo, la Crucifixión, el árbol budista
Práctica Conocimiento de sí mismo, meditación,
guru-yoga
Chacra La frente (espíritu, mando)

Oh, este es el animal que nunca fue.


No habían visto a ninguno, pero de cualquier m odo amaron
sus gráciles movimientos y la manera que los miraba
con calma y con claros ojos.

No había sido. Pero para ellos, se aparecía


en toda su pureza. Dejaron espacio suficiente.
Y en ese espacio ahuecado por su amor,
apareció de repente y no necesitó
existencia, Lo alimentaron pero no con grano
sino con la mera posibilidad de su ser.
Y al final esto le dio tanto poder
que de su frente creció un cuerno. Un cuerno.
Se acercó a una virgen, blanco, resplandeciente,
y estuvo dentro del espejo y de ella.

R a i n e r M a r ía R il k e , « E l u n ic o r n io »
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 239

El líder con inteligencia espiritual que sirve a su grupo, su comu-


nidad, su empresa o nación en el marco de las tradiciones y mi-
tos existentes, también puede ser quien salvaguarda las posibilidades
existentes. Si, en el Loto del Ser, pensamos en lo convencional y en el
arte como dos polos opuestos de utilizar las energías y potencial, al-
gunos líderes pueden tender a lo convencional. No inspiran ni repre-
sentan un desafío a quienes lideran, pero los tranquilizan dándoles
seguridad. Sirven en la capa media del ser y del grupo o colectivo que
está dentro de todos nosotros.
Ya hemos visto que la forma más espiritualmente inteligente de
avanzar por este camino es el liderazgo con voluntad de servicio que
crea nuevas visiones y hace realidad nuevas posibilidades.
Katsuhiko Yazaki es hoy en día un líder de esta talla. Es un hom-
bre de negocios japonés de unos cincuenta años, propietario de una
compañía multinacional de venta por correo llamada Felissimo con
oficinas en Japón, Europa y Estados Unidos. Cuenta su historia en su
libro de 1994 El camino a Líang Zhi (El camino al verdadero conoci-
miento interior de uno mismo). De muy joven, Yazaki heredó el ne-
godo de su padre. Los productos se vendían puerta a puerta y boca a
boca a través de toda la red comercial. Con el paso de los años, Yaza-
ki lo convirtió en un exitoso negocio de venta por correo que lo hizo
muy rico. Cuando tenía cuarenta años, poseía todo lo que quería: éxi-
to, fortuna, estima en su comunidad, una familia feliz. Pero le faltaba
algo. Unos amigos le dieron un libro de filosofía Zen y le hablaron del
Maestro Kido Inoue que la enseñaba.
Yazaki fue una semana a meditar en el monasterio de Kido Inoue.
La experiencia fue difícil y dolorosa, pero liberadora. «En un momen-
to —dice— , sentía como si hubiera encontrado la paz, en otro me
sentía prisionero de mis falsas ilusiones. Me quedé atónito al descu-
brir lo que había llamado yo. Fue la primera vez que me di cuenta de
todas las falsas ilusiones que me poblaban. También fue la primera
vez en que me enteré de todos los errores que causaban los altibajos
de mi vida cotidiana. Hasta ese momento nunca había afrontado mis
propias realidades tan directamente.»
Al cabo de una semana, Yazaki salió de la celda en el monasterio
«para contemplar por primera vez la belleza del mundo». Se dio
cuenta de que había vivido su vida en las tinieblas y que el mismo
mundo estaba siendo dañado por tinieblas humanas. «Los seres hu-
manos —escribió— , al separar el mundo del ser, la naturaleza de la
humanidad y su ser de los demás, quedan atrapados en engaños para
238 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

vida —las convenciones— de su tribu. De ese modo, el servicio del


camino 6 acaba reinventando el camino 1 y completando el ciclo
del Loto. Hay numerosos grandes mitos de liderazgo con voluntad de
servicio: Buda sentado bajo el árbol Bodhi hasta que logra iluminar a
toda la humanidad; Moisés liberando a su pueblo del cautiverio y tra-
yendo la Ley de Dios al mundo; Cristo muriendo en la cruz para que
todos conocieran la vida eterna. El papel de Gandhi de llevar la inde-
pendencia a la India y una visión espiritual más profunda a su pueblo
equivale a la creación de un mito poderoso en nuestro propio tiempo.
El liderazgo con voluntad de servicio es el mayor camino espiri-
tual. Por medio de los dones presentes en sus vidas y personalidades,
estas personas tienen la ocasión de servir, curar e inspirar a quienes
lideran, pero el camino requiere en última instancia una integridad
indestructible (totalidad). El líder sirviente debe ser capaz de some-
terse a la fuerza más poderosa imaginable. Para el tipo de personali-
dad emprendedora que ejerce naturalmente el poder y domina a la
gente, esa entrega no resulta nada fácil. Su mera posibilidad es una
acción de gracia.
La energía central que impulsa a este tipo de personalidad es el
poder. Los usos, malos usos y abusos de poder determinan si un indi-
viduo andará por este camino de modo espiritualmente enfermizo o
inteligente. El paso de lo enfermizo a lo inteligente pasa por todas las
tentaciones y trampas del poder.
La forma negativa del líder sirviente es el tirano que utiliza el po-
der para sus propios fines o para fines perversos. Aquí se encuentra el
sádico, por ejemplo, una persona que obtiene placer de dañar o hu-
millar a los demás. Un líder como Hitler parece servir a una causa que
está más allá de él y eso es lo que le proporcionó el carisma y lo hizo
tan peligroso. Pero se trata de una causa perversa que aglomera en sí
misma a las fuerzas de las Tinieblas como la tortura y la muerte; se
trata de destrucción y limitación en vez de generación de posibilida-
des. Darth Vader, de Star Wars, es una figura mítica en este molde. El
Minotauro cretense que devora a los jóvenes inocentes en los recodos
de su laberinto fue una creación del ansia de poder del rey Minos.
El modo espiritualmente enfermo más común es usar el poder en
beneficio de uno mismo, de los propios fines y ganancias. Los políti-
eos corruptos, los dictadorzuelos y los mandamases bravucones sir-
ven al poder desde el nivel más bajo y vacío del ego. A menudo, se
vuelven paranoicos y esperan de los demás la misma deslealtad de
que han hecho gala ellos mismos.
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL . 241

□ Descubrir y desbaratar obstáculos


□ Explorar diversas posibilidades de avance
□ Comprometerse con un camino
□ No olvidar que hay muchos caminos

Cada uno de los seis caminos hacia una mayor IES tiene una pro-
gresión que va de lo espiritualmente enfermizo a lo espiritualmente
inteligente. Se debe llevar a cabo un trabajo específico en cada cami-
no. Por ejemplo, el del amor y la entrega requiere pasar de un amor
ausente, egoísta o celoso a un amor generoso y de entrega. El camino
del deber requiere que uno deje de ser un mero seguidor de la multi-
tud para ser alguien que celebra lo que hay de sagrado en la cotidiani-
dad. Pero pese a todas las diferencias existentes, las progresiones
comparten un conjunto de siete pasos:
1. ° Tomar conciencia de dónde estamos ahora. Por ejemplo,
¿cuál es tu actual situación? ¿Cuáles son sus consecuencias y repercu-
siones? ¿Te estás dañando a ti mismo o a los demás? Este paso exige
cultivar el análisis de sí mismo, lo que a su vez obliga a cultivar el há-
bito de reflexionar sobre nuestras experiencias. Muchos no lo hace-
mos. Vivimos día a día, actividad tras actividad, etc. Una mayor IES
significa llegar al fondo de las cosas, pensar en ellas y evaluarse a sí
mismo y a nuestra conducta de tanto en tanto. Cada día es el mejor.
Esto se puede lograr dedicando un rato de tranquilidad, una medita-
ción diaria, trabajar con un terapeuta o un consejero o simplemente
repasando el día en el momento de acostarse.
2. ° Si las reflexiones te llevan a pensar que tú, tu comportamien-
to, tu vida o tu actuación en el trabajo podrían mejorar, entonces tú
quieres cambiar y sellar un compromiso interior con el cambio. Esto
implica pensar honestamente acerca de lo que te costará ese cambio
en términos de energía y sacrificio. ¿Estás dispuesto a dejar el tabaco
o la bebida? ¿A prestar más atención a ti mismo y a los demás? ¿A se-
guir una disciplina diaria como leer, hacer ejercicios físicos o cuidar a
un animal?
3. ° Ahora se necesita un nivel más profundo de reflexión. Debes
conocerte a ti mismo, dónde está tu centro y cuáles son tus motiva-
ciones profundas. Si fueras a morir la semana próxima, ¿qué te gusta-
ría decir sobre lo que has logrado en esta vida o sobre la contribución
que has realizado? Si aún tuvieras un año de vida, ¿qué harías?
4. ° ¿Cuáles son los obstáculos que te cierran las puertas? ¿Qué
ha hecho que dejes de vivir en tu centro? ¿La ira? ¿La codicia? ¿El
240 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

proteger su ego. Inevitablemente, entran en un terreno aterrador de


hipocresías y fariseísmo.»
Tras estas percepciones, Yazaki recondujo su vida empresarial.
Quiso usar la compañía para hacer algo por el medioambiente y por
las futuras generaciones. En ese momento, la rebautizó como Felissi-
mo, palabra relacionada con «feliz» en los idiomas castellano e italia-
no, porque su nueva visión del mundo empresarial le decía que tenía
que contribuir a la felicidad humana. Inventó el concepto de «ultra-
tienda», una tienda que puede «reunir valores en una amplia zona»
trascendiendo los límites geográficos y temporales. Pensó que podía
ayudar a sus clientes a formarse imágenes de su propio futuro y a
imaginar estilos de vida más satisfactorios comercializando sus pro-
ductos globalmente, expandiendo de ese modo los servicios y la toma
de conciencia a un nivel más universal. Asistió a la Conferencia de la
Tierra de Río y dedicó mucho dinero a salvar el medioambiente. Creó
una fundación con el objeto de estudiar las necesidades de las futuras
generaciones y apoyar proyectos educacionales.
«Creo —dice— que estas actividades internacionales provienen
de lo que aprendí en el monasterio del maestro Inoue.» Servir a este
nivel es servir a Dios.
Vivekananda, el filósofo Vedanta del siglo xix, dijo: «Este univer-
so no es más que un gimnasio donde se ejercita el alma.» Vivekanan-
da fue uno de los que inspiraron a Gandhi la visión de «fideicomiso»,
su propia versión de liderazgo con voluntad de servicio. Al hablar de
fideicomiso en asuntos económicos, Gandhi decía que cuando un in-
dividuo obtiene más que su parte proporcionada de la riqueza mun-
dial, tenía que convertirse en el fideicomisario de esa porción que
pertenecía al pueblo de Dios. Lo mismo podría decirse del poder y las
influencias. Como dijo Jesús, «No mi voluntad, Señor, sino la tuya».
Estas simples palabras definen el modo espiritualmente inteligente de
andar por el camino del liderazgo con voluntad de servicio.

SIETE PASOS PRÁCTICOS


PARA MEJORAR LA IES
□ Tomar conciencia de dónde estoy ahora
□ Sentir con fuerza lo que quiero cambiar
□ Reflexionar sobre lo que es mi propio centro y cuál es la base de
mis motivaciones más profundas
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 243

mos uno. Aquí soy lo que era y ni crezco ni me empequeñezco porque


soy una causa inm utable que mueve todas las cosas.
M eister Eckhart, místico alemán medieval12

En todos los caminos espirituales es verdad que cuando los reco-


rro con inteligencia espiritual, lo hago en contacto con el centro más
profundo del ser. Desde ese centro, yo «soy una causa inmutable que
mueve todas las cosas» porque yo y todos mis actos se inician en el
centro mismo de la existencia. Ni yo ni mis actos somos nada más que
algunas de las infinitas potencialidades de este centro que se están ex-
presando a sí mismas. Se trata de un lugar más allá del ego y más allá
de todas las formas específicas por las que se expresa mi propia tradi-
ción; más allá de todos los símbolos conocidos y más allá de todo lo
que se pueda expresar con palabras. En palabras del meister Eckhart,
yo y Dios somos uno. En la metáfora que he usado a menudo, soy
una ola en el océano y me doy cuenta de que yo y el océano somos
uno. El poeta indio Kabir del siglo xv usó esta imagen para preguntar:

He pensado en la diferencia
entre el agua
y las olas sobre ella. Al subir,
el agua sigue siendo agua, al caer
se trata de agua, ¿me daréis una pista
para distinguirlas?

Porque alguien se ha inventado la palabra


«ola», ¿tengo yo que distinguirla
del agua?

Hay Alguien Secreto dentro de nosotros:


los planetas y todas las galaxias
pasan entre sus dedos como abalorios.

Hay u n collar de cuentas que uno


debe mirar con ojos lum inosos.13

Los místicos de las grandes tradiciones espirituales han hablado


de este sitio dentro del ser. Es la luz pura, el fuego que brilla o quema
dentro de nosoiios, la fuente de todo lo que el alma trae al mundo.
242 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

miedo? ¿La simple pereza? ¿La ignorancia? ¿La autocompasión? Aho-


ra haz una lista de lo que te ha paralizado y descubre el modo de ba-
rrer estos obstáculos. Puede ser un simple acto de conciencia o de
decisión o una sensación culminante de lo que los budistas llaman
«revulsión»: simplemente sentirse harto y enfermo de uno mismo.
Pero también puede tratarse de un proceso lento y prolongado para el
que se necesita un «guía», un terapeuta, un buen amigo o un conseje-
ro espiritual. A menudo la gente evita este paso, pero es crucial y es
menester prestarle atención.
5 o ¿Qué prácticas o disciplinas debes adoptar? ¿Qué camino de-
bes seguir? ¿Qué compromisos vale la pena que hagas? En este punto
debes tomar conciencia de las distintas posibilidades para seguir ade-
lante. Dedica un esfuerzo mental y espiritual a explorar varias de
ellas, deja que te guíe la imaginación, descubre sus requisitos prácti-
eos y decide por ti mismo si resultarán factibles.
6. ° Ahora debes comprometerte con un camino en la vida y es-
forzarte para llegar al centro mientras avanzas. Una vez más, reflexio-
na cada día si estás haciendo lo mejor para ti y los demás, si estás con-
siguiendo el máximo de tu situación, si estás sintiendo paz o.
satisfacción con el modo en que van las cosas, si allí encuentras sentí-
do. Vivir un camino hacia el centro significa convertir tus pensamien-
tos y actividades cotidianas en un sacramento en curso, aflorar a la sa-
cralidad natural que hay en toda situación con sentido.
7. ° Y finalmente, mientras avanzas por el camino elegido, re-
cuerda que existen otros caminos. Respeta a quienes los transitan y a
aquella parte de ti mismo que en el futuro pueda necesitar cambiar de
camino.

TO D O S LOS CAMINOS VAN


Y VIENEN DEL CENTRO
En el gran salto adelante, donde quedo libre de mi propia volun-
tad y de la voluntad de Dios y de todas sus obras y del mismo Dios,
allí estoy por encima de todas las criaturas y no soy Dios ni criatura.
En cambio, soy lo que era y lo que soy y seré ahora y siempre. Enton-
ces recibo u n impulso (una conciencia) que me trasladará por encima'
de los ángeles. En este impulso, recibo riquezas tan vastas que Dios
no puede ser suficiente para mí en todo lo que le hace Dios y con to-
das sus obras divinas. Porque en este salto descubro que yo y Dios so-
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 245

en otro sitio y en otro momento. La teoría de los campos cuánticos nos


dice que nos parecemos a esas partículas. Somos «excitaciones de
energía» en el vacío cuántico que emergemos de la nada, viajamos un
momento por el mundo y luego regresamos al vacío del que hemos sa-
lido para volver a resurgir como otra pauta de energía en otro instante.
La muerte es un viaje por la vida, es un camino en el centro de todo ca-
mino, una parte esencial de la espiral de la existencia.
Eckhart, al hablar de su experiencia de unidad con el centro don-
de se convierte en «una causa inmutable que mueve todas las cosas»,
dice que se trata de una condición de «no haber nacido»; «En conse-
cuencia, yo tampoco he nacido y siguiendo la manera (no manifiesta)
de este ser nonato, no puedo morir jamás. Observando la manera de
mi ser nonato, siempre he sido, lo soy ahora y permaneceré eterna-
mente.»14
Cuando vivimos algunos o todos los caminos desde y hacia el
centro, la elevada IES o iluminación que obtenemos tiene algo de la
increíble gracia de la cotidianidad. En el budismo Zen hay un dicho:
«Antes de ser un iluminado, cortaba leña y extraía agua. Después de
la iluminación, corto leña y extraigo agua.» Esto no quiere decir que la
iluminación no brinde progreso y transformación, sino más bien que
la verdadera transformación nos retrotrae al sitio de donde salimos
sólo para vivirlo más plenamente vivos y conscientes.
En Manual del budismo, D. T. Suzuki reproduce diez dibujos chi-
nos del siglo xv acompañados de poemas breves que ilustran lo que
quiero decir por espiral de la existencia y por la idea budista de la ilu-
minación.15 Utilizan la alegoría del hombre que arrezf al buey.
244 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

Dicho en estos términos, el centro puede parecer impresionante,


atractivo y sagrado, pero quiza a muchos nos resulte demasiado abs-
tracto. Sin embargo, cada uno lo siente y experimenta cuando vive su
vida de un modo espiritualmente inteligente. Se trata de la sensación
de lo sagrado en objetos y acontecimientos cotidianos, la sensación de
sacralidad en un acto de amor, el casi insoportable éxtasis que senti-
mos cuando comprendemos algo profundamente por primera vez, la
sensación de euforia de cuando traemos algo nuevo al mundo, el sen-
timiento de profunda satisfacción de cuando vemos hacer justicia, la
profunda sensación de paz de cuando sabemos que aquello a que ser-
vimos también sirve a Dios.
Los seis caminos espirituales conducen al centro, a una experien-
cia que podríamos llamar «iluminación». Pero cuando vivimos del
modo más espiritualmente inteligente posible, todos los caminos sa-
len del centro y vuelven al mundo. Buda pasó muchos años de bús-
queda y sufrimientos para alcanzar la iluminación, pero cuando lo
hubo hecho no se permitió desaparecer simplemente en el Nirvana.
En cambio, Buda regresó al mundo a fin de que este pudiera ilumi-
narse. Una persona común de alto coeficiente de IES no busca la ben-
dición de conocer el centro, sino que reacciona a él espontáneamente
y luego asume la responsabilidad de traerlo al mundo con la luz que
ha visto, la energía que ha ganado y la integridad que ha experimen-
tado. Se convierte en un padre iluminado, en un maestro iluminado,
en un cocinero iluminado, en un amante iluminado, etc.
Hay una espiral de existencia desde y hacia el centro en cada ca-
mino del Loto del Ser y asimismo alrededor de cada pétalo del loto.
Nadie es enteramente completo, verdaderamente un todo y comple-
tamente iluminado hasta que ha andado un trecho por todos y cada
uno de los seis caminos espirituales, hasta que descubre un modo
creativo de vivir las convenciones, de amar profundamente y sin
egoísmo, de comprender, de hallar algo que pueda crear, de servir a
los semejantes y entender el liderazgo con voluntad de servicio que
sirve a Dios.
Hay una espiral de existencia que lleva de una vida a la siguiente,
de realizar el último retorno al centro que se llama muerte y luego vol-
ver a nacer. De jovencita construí una cámara Wilson de nubes. Se tra-
ta de un instrumento científico en el que se pueden ver las huellas de
los átomos en una nube de vapor. En aquella cámara pude ver partí cu-
las atómicas cargadas que de repente salían del vapor; viajaban unos
centímetros y luego volvían a desaparecer en el vapor para reaparecer
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 247

El hombre descubre el buey (tiene repetidas experiencias


de unidad con la fuente de la existencia)

Atrapa el buey, pero se da cuenta de que si quiere que el buey se someta,


debe domesticarlo
246 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

El hombre busca el buey (su verdadero ser)

%
Descubre las huellas del buey (que contienen las enseñanzas
sobre la vida y el ser)
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 249

El buey desaparece porque el hombre aprende que cualquier manifestación


específica de la realidad, incluyendo el camino que ha seguido,
es efímero y puede ser trascendido

Todo desaparece: tanto el buey como el ser que lo percibió


son trascendidos.
Látigo, soga, persona y buey, todos confluyen en la Nada.
El cielo es tan grande que ningún mensaje puede mancharlo,
¿cuántos copos de nieve existen en un fuego furioso?
He aquí las huellas de ios patriarcas
248 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

El hombre domestica al buey (entrena su propia mente)

Va a su casa montado en el buey (lleva la experiencia de unidad


con la fuente a su vida cotidiana)
SEIS CAMINOS A UNA MAYOR INTELIGENCIA ESPIRITUAL 251

En el poema «Pequeño mareo» de sus Cuatro cuartetos, T. S. Eliot


expresa la misma espiral de la existencia y el significado de las imáge-
nes del arreo del buey:

No dejaremos de explorar
y el final de nuestra exploración
será llegar al punto de partida
y conocer el sitio por vez primera.
Por la puerta desconocida y recordada
cuando lo último por conocer en la tierra
es aquello que estaba al principio.
En el origen del río más largo
la voz de la encubierta catarata
y de los niños desconocidos en el manzano,
desconocidos porque no se los busca sino oye,
se los oye a medias, en la tranquilidad
entre dos olas del océano.
Rápidos ahora, aquí, ahora, siempre,
una condición de completa simplicidad
(que cuesta no menos de nada)
y estará bien y todo
el modo de las cosas estará bien
cuando las lenguas de fuego están plegadas
en el nudo coronado del fuego
y el fuego y la rosa son uno.

Todos los caminos van y vienen del centro. Seguirlos es una bús-
queda, pero tomar conciencia de ellos en algún momento es un acto
de entrega. Hasta el ansia de llegar a ser un iluminado desaparece con
el tiempo.
250 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

/
-■A W f i £U‫'׳‬

/ ^ '\ 'V V *

El hombre empieza a percibir las fuerzas cósmicas de la creación y la


destrucción desde un punto de vista que las trasciende, pero aún no puede
relacionarse fácilmente con los niveles cotidianos. Es «el loco de la colina»,
un tanto ensombrecido por su propia visión

El hombre, ahora un maestro, regresa al pueblo. «No busco nada, vivo


una vida ordinaria, pero todo lo que miro se ilumina»
!4

EVALUANDO Mi IES

A diferencia de la inteligencia común, que es lineal, lógica y ra-


cional, la inteligencia espiritual no se puede cuantificar. Las pregun-
tas siguientes sólo constituyen un simple ejercicio de reflexión. Las
he organizado en siete secciones, una para cada tipo de personalidad
o pétalo del loto, y una séptima que revela hasta qué punto te has
aproximado a las energías del centro. Se da por sentado que has he-
cho o completado el cuestionario sobre tipos de personalidad del ca-
pítulo 13. Tal como allí vimos, cada uno de nosotros consiste en una
mezcla de cualidades que pertenecen al menos a tres tipos distintos
de personalidad. Del mismo modo, en este cuestionario al menos tres
caminos espirituales serán importantes. De cualquier modo, lo mejor
es no hacer por día más que las preguntas asociadas con un camino
para darnos tiempo a reflexionar.
Hay cuatro grupos de preguntas para cada camino espiritual o
tipo de personalidad. Se relacionan con:

□ una evaluación general de tus experiencias importantes


□ los obstáculos comunes al progreso
□ algunos posibles temas para ayudar el progreso
□ algunos aspectos transpersonales o más convencionalmente espi-
rituales en un camino dado

No es necesario decir que aunque estas preguntas te den mucho


que pensar, apenas tocan la superficie de lo que puede ser un viaje de
toda la vida.
1

*
EVALUANDO MI IES 255

discutido recientemente algo relacionado con la psicología, la filoso-


fía, la ética o disciplinas similares?
2. Si te sientes abrumado por un problema, ¿normalmente lo de-
jas a un lado o intentas un nuevo enfoque? ¿Tienes decisiones pen-
dientes, confusión sobre algún asunto o problemas prácticos de larga
duración? ¿Qué tendría que suceder para que progresaras en cual-
quiera de estas cosas?
3. Normalmente, ¿puedes ver elementos positivos en los argu-
mentos opuestos de una discusión? Si es así, ¿qué sucede? ¿Puedes ir
más allá de este punto? ¿Te sorprende con frecuencia la gente o por lo
general tu intuición acerca de ella es bastante acertada?
4. ¿Estás a la búsqueda intelectual de algo? Trata de definir exac-
tamente qué te gustaría entender mejor. ¿En qué te ayudaría? ¿Qué te
impide hacerlo? ¿Qué importancia tiene para ti? ¿Puedes aceptar tu
actual falta de comprensión sin cejar en tu empeño?

C A M I N O 4
DE LA TRANSFORMACIÓN PERSONAL

1. «Jamás poseemos algo de verdad si no lo poseemos al principio


con pasión.» ¿Hasta qué punto esto es así en tus relaciones, causas,
arte, vocación, etc.? ¿Hay formas de sentir que tratas de evitar?
2. Recuerda a una persona, una fantasía o una historia que te haya
provocado pasión o deseo romántico, pero con la que nunca lograste
llegar a una conclusión completamente satisfactoria. En ese momento
de tu vida, ¿había algo incompleto o ausente? ¿Intentaste hacer reali-
dad tu sueño? Si fue así, ¿qué sucedió? ¿Abandonaste debido al dolor,
la humillación o el cinismo? De no ser así, ¿qué te hizo desistir: la mo-
ral, una prudencia justificada, timidez o una mezcla de las tres? Trata
de expresar ahora una parte de esta emoción o asunto quizá median-
te la poesía, la escritura, la danza, escuchando música o hablando con
alguien de tu confianza. (En esto, tiene menos importancia el talento
que el hecho de ser auténtico.) En una situación emocional determi-
nada, ¿ves muchas formas posibles de expresar tus sentimientos?
3. ¿Puedes notar que tus emociones y deseos están cortados por
la misma tijera que los de escritores, artistas o músicos que tú respe-
tas? Selecciona una obra de arte que te emocione. Descubre algo so-
bre su autor y compara su vida con la tuya.¿Puedes ver que hasta el
254 ¿PODEMOS M EJORAR N UESTRA IES?

C A M I N O I
DEL DEBER
1. ¿A qué grupos te ha satisfecho pertenecer en tu vida? ¿Familia?
¿Amigos? ¿Vecindario? ¿Trabajo? ¿Nación? ¿Grupo étnico? ¿Ninguno?
2. ¿De cuáles de estos grupos te has alejado (si lo has hecho)?
¿Por qué? ¿Te dejó mal sabor de boca? ¿Desacuerdos? ¿Incidentes
traumáticos? ¿Culpabilidad? ¿Aún te sientes obligado por algunas de
las normas o costumbres del grupo? De ser así, ¿por qué?
3. ¿Hay algún grupo al que te gustaría pertenecer? ¿Se trata de
algo práctico?
4. ¿Cuál es ahora tu código moral? ¿Cuál es su fuente? ¿Hasta qué
punto lo acatas? ¿Se te ha ocurrido algún cambio que podría mejorar
uno de tus grupos para todos los participantes (o para casi todos)?
¿Has hecho algo al respecto? ¿Este último año has tomado alguna de-
cisión importante y la has llevado a cabo?

C A M I N O 2
DEL AMOR Y EL SUSTENTO

1. ¿Hay o ha habido alguien a quien le darías más de lo que red-


bes? ¿Hay o ha habido personas de las que te gusta recibir más de lo
que estás dispuesto a darles?
2. ¿Hay o ha habido personas a las que actualmente menospre-
cias, dañas o guardas rencor? ¿Por qué? ¿Has tomado alguna decisión
positiva o negativa al respecto?
3. ¿Hay o ha habido personas a quienes quieres ayudar y no has
podido? ¿Cómo te sientes por esa razón? ¿Puedes tener amigos ínti-
mos si no necesitan tu ayuda o consejo? En las relaciones íntimas,
¿eres abierto y franco con referencia a algunos temas difíciles?
4. ¿Te resulta fácil hablar con los demás? ¿Ayudas a veces al nece-
sitado que se te acerca aunque no pertenezca a tu círculo social?

C A M I N O 3
DE LA COMPRENSIÓN

1. ¿Sientes un interés activo por el estilo de vida de quienes te ro-


deán? ¿La familia? ¿El trabajo? ¿Temas de actualidad? ¿Has leído o
EVALUANDO MI IES 257

un grupo o sociedad ideal? ¿Hiciste algo al respecto aunque fuera un


. mínimo esfuerzo? ¿Lo abandonaste? ¿Por qué? ¿Puedes avanzar en' tu
visión? ¿Necesitas refinarla?
2. ¿Algunas de tus opiniones sobre la sociedad o del papel que
debería corresponderte en ella son «heredadas»? Es decir, ¿has
adoptado sin reflexionarlo ideas y opiniones que ya habías te-
nido? ¿Has aceptado lo que tus padres, amigos, colegas o cónyu-
ge querían que fueras? ¿Sueles tomar decisiones apresuradas cuando
estás confuso o presionado? ¿Cuánto de esto has superado? ¿Te sigue
interesando alguna forma modificada de estos propósitos here-
dados?
3. ¿Siempre puedes encontrar, pese a las dificultades, la energía
necesaria para lidiar con una emergencia? Si tu visión profunda es de-
safiada, ¿cedes? ¿Te vuelves asertivo porque te conviene? ¿Debates las
cosas democráticamente?
4. ¿Estás dispuesto a afrontar y defender lo que más valoras aun-
que no haya posibilidad inmediata de que los demás lo acepten? ¿Has
vivido alguna vez la experiencia de algo sagrado, de una fuente de
energía inteligente proveniente de más allá de ti mismo? ¿Has intenta-
do expresarlo de algún modo y en algún grado? ¿Puedes imaginar es-
tructuras prácticas que pudieran expresarlo?

EL CENTRO ‫׳‬
1. ¿Te has sentido alguna vez en presencia de alguna fuerza espi-
ritual poderosa que superaba tu ego cotidiano? De ser así, ¿incluía
una sensación de amor por todas las cosas o de comunión con ellas?
¿Incluía la sensación de estar ante una fuente sagrada e inteligente de
energía proveniente de más allá de ti mismo? ¿Fue la experiencia más
allá del tiempo, el espacio y la forma, es decir, un vacío indescriptible
pero del que eras plenamente consciente? ¿Alguna de estas experien-
cias ha seguido siendo importante para ti?
2. ¿Tienes pesadillas a menudo? ¿Sientes a veces que tu suerte,
buena o mala, está causada por fuerzas ocultas? ¿Te resulta difícil inti-
mar con otra persona? ¿Sientes con frecuencia que la vida carece de
sentido? ¿Te disgusta estar a solas? (Estas son todas formas negativas
de energía espiritual que tendrás que superar si quieres elevar tu coe-
ficiente de IES)
V Si tras largas discusiones, todavía estuvieras cu desacuerdo con
¿PODEMOS MEJORAR N UESTRA IES?

dolor puede convertirse en una contribución a los demás si se lo pone


en otro contexto y se lo transforma?
4. Escoge cualquier ejemplo de comportamiento personal que te
emocione profundamente. ¿Cuáles son los pros y los contras? Ahora
intenta encontrar un ejemplo de comportamiento complementario o
que equilibre al anterior. Fíjate si los dos concuerdan satisfactoria-
mente. ¿Hay algún ejemplo de rebeldes o insumisos con quienes te
identificas o por quienes sientes simpatía? ¿Qué puedes aprender so-
bre ti mismo con eso?

C A M I N O ■5
DE HERMANDAD

1. Idealmente, ¿te gustaría poder mantener una conversación con


alguien en particular? Escoge cualquier reunión con otros que te haya
interesado. ¿Puedes imaginarte intercambiando los papeles con algún
participante o todos ellos? ¿Tienes un interés activo en asuntos loca-
les o cívicos?
2 ‫׳‬. ¿Te sientes incómodo con alguien? ¿Por qué? ¿Qué sientes?
(¿Aburrimiento? ¿Miedo? ¿Furia? ¿Competitividad? ¿Desprecio? ¿Re-
mordimiento? ¿Otra cosa?) ¿Opinas que podrías actuar de forma di-
ferente con esta gente si tuvieras sus antecedentes o situación?
3. ¿Tiene importancia la justicia para ti? ¿Para todo el mundo o sólo
para algunos grupos determinados? Si sólo te preocupa la justicia para
algunos grupos determinados, ¿qué tienes en común con ellos?
4. ¿Te perturba o molesta el tema de la muerte? ¿Crees en algún
tipo de vida después de la muerte? ¿Paraíso? ¿Reencarnación? ¿La su-
pervivencia de tus ideas o de tu familia? ¿Alguna vez has tenido la ex-
periencia de amor y de comunión con todos los seres? ¿Has sentido
alguna vez que podrías dar tu vida en aras de cierta gente o de ciertas
causas?

C A M I N O 6
DEL LIDERAZGO CON
VO LUNTAD DE SERVICIO
1. ¿Has sido aceptado como líder en algún grupo? ¿Cómo te hizo
sentir? ¿Alguna vez has tenido visiones o deseos de cómo debía vivir
15

SER ESPIRITUALICENTE
INTELIGENTE EN UNA CULTURA
ESPIRITUALICENTE ENFERMIZA

Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcade-


ro de un pueblecito costero de México cuando llegó una barca con un
solo tripulante y varios soberbios atunes. El norteamericano felicitó al
mexicano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo ha-
bía tardado en pescarlo.
El mexicano replicó:
—Oh, sólo un ratito.
Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había que-
dado más tiempo para coger más peces.
El mexicano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de
su familia.
El norteamericano volvió a preguntar:
—¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?
El mexicano contestó:
—Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duer-
mo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas co-
pas y a tocar la guitarra con los amigos. Tengo una vida plena y ocu-
pada, señor.
El norteamericano dijo con tono burlón:
—Soy un graduado de Harvard y le podría echar una mano. De-
bería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse
una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca
más grande, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría ha-
cerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura
a un intermediario, se la podría vender al mayorista; incluso podría
llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto,
el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de esta al-
258 ¿PODEMOS MEJORAR N UESTRA IES?

tus iguales sobre cuestiones de principios, ¿qué harías? Imagínate va-


rías situaciones diferentes y sus posibles consecuencias.
4. ¿Tienes momentos no sólo de gran placer sino de alegría profun-
da? ¿Qué estás haciendo cuando ello sucede? ¿Te inspiran estos mo-
mentos o te dan fuerzas para otras ocasiones? Si fueras a morir esta no-
che, ¿pensarías que de algún modo tu vida ha valido la pena? ¿Cómo?
SER ESPIRITUALMENTE INTELIGENTE EN UNA CULTURA. 261

así sucesivamente. Algunas de estas motivaciones tienen una capa in-


consciente enterrada dentro de nuestro subconsciente personal o
dentro de nuestro compartido subconsciente de la raza. Hemos visto
que las profundas motivaciones de sociabilidad, intimidad, explora-
ción, construcción, autoafirmación y creatividad nos impulsan desde
un nivel subconsciente. La motivación de intimidad o maternidad
subyace por debajo de mi deseo de cuidar bien a mis hijos; la motiva-
ción de creatividad impulsa mi deseo de escribir libros; hay cierta au-
toafírmación en el estilo de vida que he elegido, etc. Pero a mayor
profundidad están las motivaciones primarias del centro de mi ser,
unas motivaciones de significado, de totalidad o integridad, unas mo-
tivaciones que pasan por transformaciones y desarrollo durante el
curso de mi vida.
En una cultura espiritualmente enferma, las motivaciones se dis-
torsionan. Las presiones sociales y económicas que nos rodean nos
hacen confundir deseos con necesidades. Y nos presionan a querer
más de lo que necesitamos, a querer más de forma constante e insa-
ciable. La medida del éxito en nuestra sociedad nos hace querer más
posesiones, más dinero y más poder. El hecho de que tantos occiden-
tales suframos de sobrepeso representa una de las enfermedades espi-
rituales más comunes provocada por una motivación distorsionada.
Comemos para llenar un vacío que no nos abandona.
Una manera de ser espiritualmente inteligente con relación a las
motivaciones personales es buscar la realidad por debajo de cual-
quier deseo superficial. Por lo general, cuando seguimos las pautas
de respuesta programada que promueve nuestra.cultura, pasamos
directamente de querer algo a adquirirlo o hacerlo. Poco hay que
nos haga detenernos, reflexionar y preguntarnos qué necesidad más
profunda hay soterrada en ese deseo. ¿Satisfaré realmente esa nece-
sidad interior? La inteligencia espiritual nos obliga a reflexionar más
seriamente en lo que pensamos que queremos y a poner ese deseo
en el marco de nuestros propósitos y motivaciones vitales más pro-
fundos.
El cortocircuito de nuestras motivaciones producido por nuestra
cultura espiritualmente enfermiza no se limita a las posesiones mate-
riales. Con frecuencia invade también la elección de la carrera pro-
fesional, las relaciones y hasta el tiempo libre. Cuando la gente se
siente vacía, puede frecuentar discotecas ruidosas o dedicarse a las
drogas. Cuando se siente insastifecha, entonces busca a la persona
más sexual mente atractiva que encuentra a su paso. Pero es suma-
260 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

dea y mudarse a Ciudad de México, luego a Los Ángeles y finalmente


a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión.
—Pero, señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso?
—De quince a veinte años.
—Y luego ¿qué?
El norteamericano soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor
parte.
—Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empre-
sa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones.
— ¿Millones, señor? ¿Y luego qué?
—Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero don-
de podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos,
hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a
tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos.
Como vemos, el norteamericano de esta historia está espiritual-
mente atontado mientras que el pescador mexicano es espirítualmen-
te inteligente. ¿Por qué? Porque tiene un sentido inteligente de los
propósitos profundos de su vida y de sus propias motivaciones. Se ha
creado un estilo de vida que satisface sus propias necesidades y las de
su familia, dedica su tiempo a cosas que le importan, está tranquilo y
centrado. Por otro lado, el hombre de negocios norteamericano es un
producto de su propia cultura espiritualmente enfermiza. Está pre-
sionado y tiene que realizar logros por el mero hecho de hacerlo; está
fuera de contacto con aquellas cosas de la vida que motivan a alguien
como el pescador; ha absorbido objetivos sin sentido sólo porque los
aprendió en Harvard. Lo más probable es que el pescador disfrute de
una larga vida y muera en paz. El directivo va rumbo a un ataque car-
díaco a los cincuenta y cinco años y morirá sintiendo que nunca logró
sus objetivos.

CONO CIEN DO NUESTRAS


M OTIVACIONES MÁS PROFUNDAS
Las motivaciones, que algunos llaman intenciones o propósitos
vitales, son una especie de energía psíquica. Mueven potencialidades
desde el centro del ser hacia la superficie o capa del ego. A través de
estas motivaciones, actuamos en el mundo. Algunas son conscientes:
sé que quiero cuidar bien a mis hijos; sé que quiero escribir libros; sé
que quiero hacer dinero suficiente para mantener mi estilo de vida, y
SER ESPIRITUALMENTE INTELIGENTE EN UNA CULTURA. 263

luego repasándolo a la busca de asociaciones y matices más su-


tiles;
□ escribiendo un diario en el que se señale no sólo los hechos del
día, sino cómo se ha respondido a ellos y por qué;
□ escribiendo un diario de sueños y reflexionando sobre ellos;
□ al final del día, pensar sobre lo sucedido. ¿Qué fue lo que más me
sorprendió o afectó? ¿Qué disfruté más? ¿De qué me arrepiento?
¿Cómo podría el día haber sido diferente? ¿Cómo podría haber
sentido o actuado de forma diferente a lo que hice? ¿Qué efecto
habría tenido?

Una parte central de la conciencia de uno mismo implica saber


dónde están las fronteras de mi zona de comodidad. Representa otra
manera de preguntarse por los límites ¿Dónde están mis límites en
mis relaciones o actividades personales? Mi límite es mi lugar de ere-
cimiento, el lugar desde donde puedo transformarme. Nuestra cultu-
ra espiritualmente enferma pocas veces nos obliga a afrontar nuestro
límite personal, sino que nos tienta con distracciones y opciones fáci-
les. ¿Cuál sería la opción más difícil en este caso? Debo aprender a
preguntarme cosas como: ¿qué aprendería o ganaría yo si escojo la
opción más difícil? ¿Es una cuestión de más disciplina, más sacrificio
personal, menos egoísmo, más compromiso? ¿Qué me detiene a ha-
cer ese esfuerzo?

RESPONDIENDO AL SER
MÁS PROFUNDO
Y finalmente está el ser profundo que vive dentro de cada uno de
nosotros, anclado en el cosmos como un todo y originándose con la ne-
cesidad humana de vivir con sentido, con visión y valores. Un alto coe-
ficiente de IES nos obliga a servir conscientemente a ese ser profundo.
No siempre es posible percibir ese ser profundo en uno mismo,
sentir lo que real y profundamente me motiva, saber profundamente
lo que más valoro. Nuestra cultura espiritualmente enferma no alien-
ta ni sustenta esta profundidad de visión personal y tiene pocos mitos
o valores colectivos que propicien la capa media y asociativa del ser.
El moderno subconsciente colectivo resuena al ritmo de la publici-
dad consumista o del sexo o la violencia de la gratificación inmediata.
Son muy pocos los que se alimentan de una visión personal y vital
262 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

mente improbable que esta clase de reacción satisfaga una necesidad


profunda de significado, integridad personal y crecimiento. A fin de
satisfacer mis motivaciones a este nivel, es menester que aprenda a
conocerme a mí mismo a un nivel profundo.

UN ALTO GRADO DE CONCIENCIA


DE UNO MISMO
La conciencia de uno mismo es uno de los mayores criterios de
inteligencia espiritual, pero uno de los más ignorados y menos prio-
ritarios de nuestra cultura espiritualmente enferma. Desde el mo-
mentó que comenzamos la escuela, se nos prepara para mirar hacia
fuera, no hacia adentro, para centrarnos en hechos y problemas de
índole práctica y para lograr objetivos. En la educación occidental no
hay casi nada que nos aliente a reflexionar sobre nosotros mismos o
sobre nuestras vidas y motivaciones interiores. No se nos enseña a
dar rienda suelta a la imaginación. Con la casi muerte de las religio-
nes oficiales poca presión tenemos para reflexionar sobre lo que cree-
mos‫־‬o valoramos. La mayoría de nosotros incluso se siente incómo-
do con el tiempo «libre» o con el silencio. Llenamos el tiempo con
febril actividad, aunque sea viendo la televisión, y llenamos el silen-
do con ruidos.
El desarrollo de una mayor conciencia de uno mismo es una im-
portante prioridad si se quiere elevar el coeficiente de IES. Obvia-
mente el primer paso es tomar conciencia del problema y de lo poco
que nos conocemos a nosotros mismos. Luego debemos poner en
marcha una serie de ejercicios diarios que nos ayudarán a mejorar la
comunicación con nosotros mismos. Estos deben incluir:

□ meditación, que se puede aprender por medio de muchas técnicas


fácilmente disponibles;
□ leyendo un poema o un par de páginas de un libro que signifique
algo especial para nosotros, y reflexionando por qué;
□ yendo a dar un paseo, desconectando la mente de la actividad
orientada a objetivos concretos y ganando un tiempo libre que
nos dé pie para pensar;
□ escuchando de verdad una obra musical y examinando las asocia-
dones mentales y emocionales que nos provoca;
□ prestando realmente atención a una escena o hecho cotidiano y
SER ESPIRITUALICENTE INTELIGENTE EN UNA CULTURA... 265

más extrema, esto es verdad hasta de mi muerte inminente. Puedo


morir bien, en paz con la vida y conmigo misma, o puedo morir con
una terrible agonía. Puedo culpar a la empresa por mi trabajo sin sen-
tido o puedo cambiar de empresa desde adentro o cambiar de traba-
jo. Si nada de esto es posible, puedo controlar mi actitud en el tra-
bajo e influenciar a mis relaciones en ese entorno. A todos nos han
inspirado las historias increíbles de personas discapacitadas que es-
criben novelas, con los dedos de los pies, de enfermos de cáncer que
participan en maratones a fin de recaudar fondos para la investiga-
ción oncológica, de padres desolados que donan fondos en memoria
de sus hijos muertos. ¿No nos sería mucho más fácil ser pequeños hé-
roes asumiendo la responsabilidad de nuestras vidas cotidianas y su-
perando nuestros nimios obstáculos?

ENFRENTADOS A LA M U LTITU D
Nuestra cultura está masificada. Los medios de comunicación
nos condicionan a pensar lo mismo y a tener las mismas opiniones.
La producción en masa nos empuja a reducir nuestra gama de gustos
mientras que la publicidad masiva hace todo lo que puede por asegu-
rarse cuáles son esos pocos gustos. Asimismo, se trata de una cultura
de modas. Si dejar de fumar se pone de moda, todos tiramos el taba-
co al cubo de la basura. Los intelectuales hacen gala de las mismas
ideas de moda; los consultores empresariales venden■ el mismo pa-
quete de «transformación»; los líderes espirituales se vuelcan a las
mismas pociones^ las mismas bolas de cristal. Ya no sabemos pensar
por nosotros mismos.
Uno de los principales criterios para una elevada inteligencia es-
piritual es ser lo que los psicólogos denominan «campo independien-
te». Significa ser capaz de plantarle cara al mundo o sostener una opi-
nión impopular si uno cree en ella de verdad. Pero en este punto
volvemos a la necesidad de tener conciencia de uno mismo y de que
‫ ׳‬poseemos un centro personal. Si yo sólo existo desde la capa media
del ego de mí mismo, no soy más que un conjunto de mecanismos in-
dividualizados que he creado como reacción a mis experiencias; no
soy más que una máscara. De un modo negativo, todavía dependo de
las reacciones y opiniones de los demás. Y si vivo desde la capa media
y asociativa de mí mismo, formo parte del grupo.
Una alta IES requiere que tengamos un ego en funcionamiento y
264 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?'

que pone su vida en un contexto más profundo y amplio en cuyo


centro está anclado el ser.
De cualquier modo, el ser profundo está en nuestro interior. Co-
nocido o desconocido, alimentado o pasando hambre, allí está como
aquello que más nos hacer ser lo que somos. Aparece de tanto en tan-
to en momentos especiales de amor o intimidad, de alegría o asom-
bro, incluso en momentos de la mayor tristeza o cuando afrontamos
los mayores temores. Incluso cuando no podemos sentirlo en noso-
tros mismos, la reflexión sobre las cualidades o actos de los demás en
la realidad o en la ficción puede hacernos tomar conciencia del po-
tendal humano existente y enseñarnos algo sobre nuestro propio ser
profundo.

UNA CAPACIDAD PARA USAR Y


TRASCENDER LAS DIFICULTADES
Nuestra cultura espiritualmente enferma es victimista. La infan-
cia desdichada me distorsionó las motivaciones y la personalidad
cuando empezaba a vivir. Los gérmenes me invaden el cuerpo y me
enfermo. En el trabajo, abusan de mí y me explotan.
En este contexto, el primer paso hacia la inteligencia espiritual es
asumir la responsabilidad por la propia vida. Debemos utilizar la es-
pontaneidad profunda que es un don de mi IES original para respon-
der honesta y limpiamente a nuestro entorno y a la situación en que
nos encontramos. Y debemos asumir la responsabilidad por nuestro
papel en ella. Podemos encontrarnos en una situación dolorosa o de-
sagradable, pero sólo nosotros podemos influenciar en cómo reaccio-
namos. Sólo yo puedo asumir una actitud con respecto a lo que me
sucede. Sólo puedo asignar un sentido a lo que me sucede. Puedo pa-
decer una enfermedad incurable, pero yo decido cómo reaccionar
ante ella. Sólo yo puedo morir por mí.
En La búsqueda humana de significado, Viktor Frankl señala que
nuestra capacidad para usar y trascender el dolor es una de las gran-
des libertades de que disponemos. Como preso del campo de con-
centración de Auschwitz, él conoció el peor sufrimiento posible, pero
eligió su propia reacción y trascendió el sufrimiento para hallarle un
sentido a su vida. Podemos considerar el dolor, el sufrimiento y los
padecimientos como algo amenazador o mutilador, pero también po?
demos verlos como desafíos e incluso oportunidades. En su forma
SER ESPIRITUALMENTE INTELIGENTE EN UNA CULTURA... 267

RETICENCIA A CAUSAR DAÑO .


Nuestra cultura es atomista. Me separa a mí de ti, nos separa a
«nosotros» de quienes son diferentes, aísla a los seres humanos, nos
aparta de las demás criaturas vivientes y de la naturaleza en general.
Freud declaró que el amor y la intimidad son imposibles: nunca po-
dremos amar a nuestro vecino como a nosotros mismos.
La inteligencia espiritual requiere que tengamos conciencia de
nuestro ser profundo, de nuestro centro personal, arraigado en el
centro de la mismísima existencia, en el vacío cuántico. Según la teo-
ría cuántica de campo, ya hemos visto que cada persona es un arre-
bato de energía, una pauta u onda en el «océano» del vacío. No pode-
mos dibujar una frontera entre las olas y el océano ni tampoco entre
nosotros y las demás «olas». Yo estoy dentro de ti, dentro de toda
criatura y dentro de cada pizca de polvo y todo eso está en mi inte-
rior. Y todos somos formas individuales que contienen el mismo cen-
tro. Una persona de elevada IES sabe que cuando daña a otros, se
daña a sí mismo. Cuando contamino la atmósfera con mi basura o mi
ira, me contamino los pulmones o la mente. Cuando egoísta o inne-
cesariamente causo sufrimiento a los demás, ese sufrimiento regresa
como un dolor en mi propio ser, como algo que me distorsiona, algo
que me menoscaba. Cuando me aíslo de los demás, lo hago de ese
océano de energía y de potenciales que es mi propio centro. Una alta
IES requiere que utilice mi espontaneidad profunda para responder a
todos los demás y a toda existencia, y que asuma la responsabilidad
de mi papel en el cuidado de esas cosas. Cuando causo un daño inne-
cesario, abdico de esa responsabilidad que representa el propósito y
el sentido más profundos de mi vida.

LO ESPIRITU ALMENTE INTELIGENTE


Y LA RELIGIÓN
Vimos al inicio de este libro que la inteligencia espiritual no está
necesariamente relacionada con la religión. Una persona sumamente
religiosa puede estar espiritualmente enferma; un ateo contumaz
puede ser espiritualmente inteligente. Sin embargo, el desafío de lo-
grar una alta inteligencia espiritual no es de ningún modo antirreli-
gioso. La mayoría necesitamos alguna especie de marco «religioso»
como referencia para la vida: los pensamientos de los grandes maes-
266 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

una sana participación en el grupo, pero ambas cosas deben estar


arraigadas en el centro profundo de nosotros mismos. Desde esta
centrada perspectiva, desde lo que podríamos llamar perspectiva de
«subversión profunda», me pongo de pie y ahora puedo contribuir
con algo: mi perspectiva. Sé quien soy y lo que creo. No se trata de
egoísmo, sino de verdadera individualidad, lo cual a menudo requie-
re un gran coraje.
Humberto Maturana, el joven hijo de un biólogo chileno, se sen-
tía mal porque creía que sus profesores le hacían imposible aprender.
Querían enseñarle lo que ellos sabían en vez de facilitarle lo que él
necesitaba aprender. Como resultado, Maturana escribió la «Oración
del estudiante» de la que ofrecemos una versión abreviada. Expresa
perfectamente la respuesta de un individuo espiritualmente inteli-
gente a las presiones conformistas de padres, maestros, jefes o de la
multitud.

No me impongáis lo que vosotros sabéis,


yo quiero explorar lo desconocido
y ser la fuente de mis propios descubrimientos.
Que lo sabido sea mi liberación, no mi esclavitud.

El m undo de vuestra verdad puede ser mi limitación;


vuestra sabiduría, mí negación.
No me instruyáis; caminemos juntos.
Que mi riqueza empiece donde acaba la vuestra.

Mostradme cómo subirme


sobre vuestros hombros.
Revelaos de modo que pueda
ser algo diferente.

Creéis que cada ser hum ano


puede amar y crear.
Comprendo pues vuestro miedo
cuando pido que viváis según vuestra sabiduría.

No sabréis quien soy


si os escucháis a vosotros mismos.
No me instruyáis; dejadme ser.
Vuestro fracaso es que yo sea idéntico a vosotros.1
SER ESPIRITUALMENTE INTELIGENTE EN UNA CULTURA... 269

Mi corazón se ha vuelto capaz de cualquier forma: es un pastizal


para gacelas y un convento para monjes cristianos;
y un templo para ídolos y la Khaba de peregrinos
y las tablas de. la Torá y el libro del Corán.
Sigo la religión del Amor; adondequiera me lleven
los camellos del Amor, allí están mi religión y mi fe.2

SER ESPIRITUALMENTE INTELIGENTE


CON LA MUERTE
Acaso el aspecto más espiritualmente enfermizo de la cultura mo-
derna sea nuestra incapacidad para lidiar con la muerte. Nos molesta,
incluso nos aterroriza, y, por tanto, la negamos. La mayoría de los paí-
ses occidentales tiene muy pocos rituales mortuorios significativos.
Prácticamente ninguno tiene una perspectiva amplia en la que se
pueda ver la muerte como parte natural del proceso vital. Médicos
sensatos como el irlandés Michael Kearney nos han mostrado que el
dolor físico que sentimos en el curso de morir en realidad está provo-
cado por el miedo a afrontar un proceso que no comprendemos. Los
pacientes que superan esto, sienten mucho menos dolor y necesitan
menos medicinas para combatirlo.3
El miedo a la muerte surge de una falta de perspectiva, una inca-
pacidad de poner la muerte en un mayor contexto. Pero esto no es
simplemente una incapacidad de comprender la muerte. Se trata de
un fracaso más profundo de comprender y apreciar la vida, un fraca-
so más grave de no saber poner la vida en una mayor perspectiva de
significado y valores.
El Interludio de la página 113 de este libro contaba la historia de
nuestros orígenes y etapas de desarrollo. Formamos parte de una lar-
ga historia de constante creación y destrucción, de materia y de con-
ciencia que surgen del vacío cuántico, atraviesan espacio y tiempo
por unos momentos y luego regresan al vacío. Nosotros somos esas
formas efímeras que se lleva la potencialidad infinita antes de hacer-
nos regresar para crear otras formas.
Una tarde del año pasado, mientras meditaba, me di cuenta de
que cuando sentía la certidumbre más profunda y una inmensa sen-
sación de paz siempre llevaba la muerte conmigo. La muerte'es una
compañera constante de mi vida, un estado más de mi actual existen-
cia. La muerte no es un «después» ni un «final», sino un estado exis-
268 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA II

tros, los actos de los santos, las pautas de algún código ético. La ma-
yoría nos apoyamos en algunas creencias básicas muy profundas.
Muchos de nosotros nos sentiríamos perdidos sin ellas. Ciertamente,
la existencia de un punto divino en la composición neurológica del ce-
rebro revela que la capacidad de alguna forma de experiencia, fe o
creencia religiosa le confiere una ventaja evolutiva a nuestra especie.
Nos conecta con el sentido y los valores de una forma accesible, nos
empuja a esforzarnos, nos otorga un sentido de propósito y de con-
texto.
Por tanto, ¿cuál es la diferencia entre una religión espiritualmente ‫י‬
enferma y otra espiritualmente inteligente? Por cierto, no se trata de
diferencias entre religiones ya que hay versiones espiritual mente en-
fermas e inteligentes de todas las religiones. La diferencia estriba
en mi actitud, en la calidad de mis interrogantes y búsquedas, en la
profundidad y amplitud de mis creencias, en la fuente profunda de
mi fe.
Como ya sabemos, la IES se origina en el centro profundo del ser;
aquella parte que se hunde en la potencialidad infinita del vacío
cuántico. En la naturaleza, el vado es capaz de tomar cualquier for-
ma; tiñe y envuelve cualquier forma. Del mismo modo, cualquier sis-
tema religioso en contacto con el centro contiene su propia versión
de toda esa verdad contenida en el vacío cuántico. Cualquier forma
religiosa radicada en el centro es una versión válida para ese centro.
Esto es lo máximo y lo mejor que puede ser cualquiera de nosotros o
cualquier conjunto de creencias o cualquier tradición: una expresión
válida, una forma válida del centro. Si soy un cristiano espiritualmen-
te inteligente lo que más amo de mi religión es que expresa el océano
final y profundo de la potencialidad universal; sé que es una hermosa
* forma que puede asumir Dios. Pero tal como nos recuerdan los místi-
eos judíos, Dios «tiene diez caras» (en otras palabras, muchas caras),
y un auténtico místico es quien le conoce más caras de modo que
puede reconocer a Dios detrás de cualquiera de ellas.
Como cualquier creyente espiritualmente inteligente de cual-
quier religión (musulmana, cristiana, budista, etc.), amo y respeto mi
tradición, pero la amo porque es una de las numerosas formas que
expresan la potencialidad del centro. Siento un respeto profundo y
permanente por otras tradiciones y otras formas y hasta podría imagi-
narme a mí misma viviendo en una de esas tradiciones. Tal como lo
expresó al’Arabi, el místico sufí del siglo xm:
SER ESPIRITUALMENTE INTELIGENTE EN UNA CULTURA. 271

Una comprensión espiritualmente inteligente de la muerte per-


mite ver este mayor contexto de ser del que la muerte no es más que
un estado del gran proceso continuo.

RECORDANDO LAS PREGUNTAS


Llegamos al fin de este libro. Para mí ha sido un viaje largo y a ve-
ces doloroso ya que las exigencias de la inteligencia espiritual no son
fáciles.
Una alta IES requiere que seamos muy honestos con nosotros
mismos. Requiere que afrontemos las opciones y nos demos cuenta
de que a veces esas opciones son difíciles. Una alta IES exige la más
intensa integridad personal. Exige que seamos conscientes del centro
profundo de nuestro ser y lo vivamos trascendiendo todos los frag-
mentos que nuestras vidas han roto. Exige que nos recompongamos a
nosotros mismos, incluyendo aquellas partes que nos han sido difíci-
les o dolorosas. Pero más que nada, una alta IES exige que nos man-
tengamos abiertos a la experiencia, que recuperemos nuestra capaci-
dad de ver la vida y a los demás con ojos tan nuevos como los de un
niño. Exige que dejemos de buscar refugio en lo que sabemos y que
exploremos y aprendamos constantemente aquello que no sabemos.
Exige que vivamos más las preguntas que las respuestas. Acabaré ci-
tando a Rainer Marta Rilke una vez más:

Te ruego lo más que puedo que seas paciente


yendo hacia lo que no está resuelto en tu corazón
y que aprendas a amar las mismas preguntas
como habitaciones cerradas.
O como libros escritos en lengua extranjera.

No busques las respuestas que no sé te pueden dar


porque no serías capaz de vivirlas.
Y el asunto es vivirlo todo.

Vive las preguntas ahora,


acaso entonces, poco a poco,
casi sin darte cuenta,
a lo largo de un día lejano
vivirás la respuesta.'’
¿70 ¿PODEMOS MEJORAR NUESTRA IES?

tencial en curso, un nivel más de mi ser. En términos de un teórico


cuántico, mi actual forma viviente es un estado de energía activa
mientras que la muerte es ese estado de energía más profunda que lie-
vo en mi interior y que un día me reabsorberá. Los físicos nos dicen
que toda energía se conserva. El total de energía del universo jamás
cambia; y la energía que yo soy ahora, la energía que hoy se concreta
en mi cuerpo vivo, existirá para siempre. El proceso de vivir y de mo-
rir simplemente significa que esta energía prestada que hoy soy yo un
día tomará otra forma. Mi ser profundo, ese profundo océano de po-
tencialidad del que mi actual vida no es más que una onda, no tiene
principio ni final.
Por tanto, la vida y la muerte forman parte de un proceso cíclico
de energía que surge del vacío cuántico y que por un instante toma
una forma que luego vuelve a disolverse en el vacío. Esto sucede una
y otra vez, para siempre, o al menos mientras nacen y mueren los uni-
versos. Los ciclos anuales y estacionales de la naturaleza en la tierra
actúan en el mismo drama así como ciertamente hacen las moléculas
individuales de nuestro cuerpo mientras van y vienen por el modelo
persistente de energía que somos nosotros. La muerte no es más que
una parte necesaria y natural de la constante transformación de ener-
gía que es la vida y que constatamos de forma invariable y sin sombra
de miedo en el paso de las estaciones. Rilke lo sabía cuando escribió
sobre «la muerte, familiar y nuestra» en la novena de sus Elegías de
Duino.

Tierra: ¿no es e ste tu deseo? Invisiblemente...


Dentro de nosotros... ¿establecer tu ser?
¿No es acaso tu sueño estar aquí un día
invisible? !Tierra! ¡No eres más visible!
Y si no es transformación, ¿qué misión me has dado?
Tierra, m undo amado, lo haré; ¡oh, lo creo!
Ya no se necesitan las estaciones de la primavera,
cada una más rica de lo que soporta la sangre,
para ganarme y hacerte tuyo...
Tuyo desde el principio: anónimo pero ya contratado.
Nunca te equivocaste; Muerte, familiar y nuestra,
es tu don y fue tu invento sagrado.
Ves, ¡estoy vivo! ¿Qué me vive? Ni la infancia
ni el futuro disminuyen. Superan todo número,
El mero s e r salta en mi corazón.4
A P É N D I C E

Numerosos sistemas de clasificación psicológica se corresponden


con el Loto del Ser. La siguiente carta resume esos sistemas que yo sé
que encajan al menos un 75 por ciento con el loto. Se han omitido al-
gunos sistemas de clasificación porque no presentan corresponden-
cias útiles (los siete colores del arco iris o los siete cielos) y algunos
más porque no son suficientemente conocidos.

He aquí unas breves notas para ayudar a profundizar en los quin-


ce sistemas aquí representados:
1. Véanse capítulos 6-8 de este libro.
2. Véase capítulo 6 de este libro; también Briggs Myers y Myers en
capítulo 8.
3. Véase capítulo 7.
4. Algún esquema semejante es común en varias formas de psicote-
rapia. White (1993) relaciona un esquema similar con los chacras.
5. Véase Tripp (1970) o Chevalier y Gheerbart (1996), también ca-
pítulo 7 de este libro.
6. Véase Chevalier y Gheerbart (1996).
7. Véase Samuels (1985) o Chevalier y Gheerbart (1996).
8. Myss (1997) relaciona los chacras con los sacramentos de esta
manera.
9. Véase capítulo 7. También White (1993), Campbell (1974),
Myss (1997) y Feuerstein (1996).
10. Para el enfoque occidental, místico o esotérico de este sistema ju-
dio, véase Knight (1972). Él también relaciona parte del Árbol de
la Vida con los siete planetas, casi como se ven (sólo Saturno se ha
movido). Para la opinión ortodoxa, véase Scholem (1963).
*
2 74
CORRELATOS DEL LOTO
ADELF.GOOCCIDENTAI
1. O C U P A C IO N E S ( H o lla n d ) C O N V E N C IO N A L S O C IA L I TV EST1G A D O R A A R T ÍS T IC A R E \L 1 S T A EM P TENDEDORA —

2, T IP O S D E P E R S O N A L ID A D (J u n g ) P e rc e p c ió n S e n tim ie n to ' e n s a rm e n tó P n s a m ie n to Se tim ie n to s P e n s im ie n to (F u ñ e ó n

e x tro v e rtid a e x tro v e rtid o in tro v e rtid o n tro v e rtid o ir t r o v e r t i d o s e x t o v e rtid o tra s c e n d e n te )

3 . M O T IV A C IO N E S (C a tte ll) S o c ia b ilid a d a te m a l E :p lo ra c ió n «S í x o » (C re a tiv id a d ) C o is tru c c ió n A u to firm a c ió n R e l i g i is a s

4 . E T A P A S D E L A V ID A n fa n c ia ‫־‬ P im e r a in fa n c ia Lt te n c ia ( 6 ‫ ־‬l l ) A c o le s c e n c ia ( 1 1 - 1 8 ) ju v e n tu d (1 8 -3 5 ) M ad rre z (3 5 -7 0 ) C u a l (u ie r e d a d

(0 -1 7 2 añ o s) 0 7 2- 6 )

RARO!;FTi'Pir.O
5. PLA N ETA S R om ano ATURNO V SNUS M iR C U R IO L U I ÍA ( D i a n a ) M AP TE JÚ P IT E R SO L

G rie g o CT o n o s A ro d ita He m es A rte n is a , H e c a te A re s Z eus A p o lo

6 . E L E M E N T O S , e tc . I ifie rn o T 1 e rra A ir : M un< j 10 d e l a s a l t u r a s Fuegc A gua ( P le n o /V a ío )

lS U ÍA /N iñ o /

APÉND ICE
7 . G E N E R A L ( J u n g , e tc .) 'R I B U / P a r t i c i p a c i ó n 4 A D R E T IE R R A 5 )M B R A /H é ro e AL M A D E L M U N D O G IU lN P A D R E SER

% M ís tic a Ei íb u c a d o r E re s / D o n c e l l a Á g a )e -G a ia L o g o s/ r e d e n c ió n Ens

C.RELIGIOSO
8 . S A C R A M E N T O S (C ris tia n o s ) B A U T IS M O S O M U N fÓ N F E N IT E N C IA B( ) D A C O -JF IR M A C IÓ N O R D :N A C IÓ N FU N t 1ÓN
EXTREM A

9 . C H A C R A S (H in d ú e s ) R a íz , B a se 1 S a g ra d o III P l e x o s o l a r IV S o r a z ó n V G; rg a n ta V I F r e í ite V II C o n n a

1 0 . C A B A L A (J u d ía ) í ( la lk u th N tz a c h H o jl Y eso( G ebun h C hesed T ip h a re th

I I . B A R D O S (B u d is m o tib e ta n o ) D h a rm a í angha B1 d a L as a rria s D e id í d e s p a c íf ic a s B u d a t rie la r (L u z p ri n a n a

c o n tr a a n s ia s c o n tr a o d io c o n tr a ig n o r a n c ia c o n tr a la S o m b ra o n t r a la M u e r te a n tra o r g u llo d a a)

1 2 . N IV E L E S (K . W ilb e r) . M a g ia 4 M ític o 5. R a c io n a l 6 . V s ió n -L ó g ic a 7. P s q u ic o 8 . S u ti 9. C ausa

DM
OVIM
IENTOHACIAADENTRO
1 3 . C A M IN O S E EBER SU S T E N T O C O M P R E N S IÓ N T R 4 N S F O R M A C IÓ N HEF M A N D A D L ID E I A Z G O (N IR V ; N A )

PERSO N A L DI S E R V IC IO

14. R ESPU ESTA S FA R EN TESC O C O O P E R A C IÓ N E; Í P L O R A C 1 Ó N C I L E B R A C IÓ N T O 1 A L ID A D LEAL TA D E C U A 4 IM 1 D A D

c o n tr a a le ja m ie n to c o n tr a o p o s ic ió n c o n tr a r e tira d a c o n tr a D u e lo c o n tr a in s u fic ie n c ia c m ir a T ra ic ió n co n tr a a lte ra c ió n

A n ta g o n is m o s , P ro b le m a s p rá c tic o s , J u e g o s /R u p tu ra s < V id a p a s a d a » P o p ó s ito s b á s ic o s —

1 5 . T E R A P IA T a u m a s , c u lp a P r o y e c c io n e s De en sas I n c id e )te s

‫־>׳‬O

om

IV
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276 APÉNDICE

11. Véase Evans-Wentz (1960), también Campbell (1974) quien re-


laciona los bardos con los chacras casi de este modo. He relacio-
nado 1, 2 y 3 con las Tres Joyas contra los Tres Venenos (véase
cualquier introducción al budismo).
12. Véase Wilber (1995). Siete de los diez niveles se corresponden
en orden con las partes interiores de los pétalos y del centro,
pero este arreglo es más jerárquico.
13. Véase capítulo 13.
14. Véase capítulo 14 de este libro; también Guest y Marshall (1997)
por un modelo relacionado.
15. Para discutir estas atribuciones adecuadamente, se necesitarían
varios capítulos.
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N O T A S

PRÓLOGO

1. Citado en A Passionfor the Possible, de Jean Houston.

CAPÍTULO l

1. Daniel Goleman, La inteligencia emocional.


2. Véase Terrance Deacon, The Symbolic Species.
3. Véase James'Carse, Finite and Infinite Games.
4. T. S. Eliot, Cuatro cuartetos.
5. Citado en The Essential Mystics, de Andrew Harvey.
6. Abraham Heschel, God in Search ojMan.
7. Citado en Shadow 0/ the Stone Heart, de Richard Olivier.

CAPÍTULO 2

1. Véase « Diseases of Meaning: Manifestations of Health and M etaphor», de


K.A. Jobst y otros.
2. D.H. Lawrence, Collected Poems.

CAPÍTULO 3

1. El título y gran parte del contenido pertenecen a «Three Kinds of Thin-


king» de 1. N. Marshall.
2. Gerald Edelman, Bright Air, Brilliant Fire.
3. Se trata de información disponible en cualquier libro de texto de neuro-
NOTAS 287

11. Rodolfo Llinas y Urs Ribary, «Coherent 40 Hz Oscillation Characterizes


Dream State ín Humans».
12. Denis Pare y Rodolfo Llinas, «Conscious y Preconscious Processes As
Seen From the Standpoint of Sleep-Waking Cycle Neurophysiology».
13. lb\d., p . 1155.
14. David J. Chalmers, «Moving Forward O n the Problem of Conscious-
ness».
15. Rene Descartes, Mediíations.
16. En un artículo de Scientific American de hace varios años, Crick dice
abiertamente que acaso deberíamos com prender la conciencia por me-
dio del significado. Pero como señala David Chalmers, hay un signifi-
cado y un sentido. Un reduccionista como Crick quiere decir con «sig-
niñeado» simplemente «ciertas correlaciones con el medio ambiente y
ciertos efectos en el procesamiento posterior» (Chalmers) mientras que
m uchos de nosotros pensamos que «significado» también se refiere a
cosas más elevadas.
17. David J. Chalmers, «Moving Forward O n the Problem of Conscious-
ness».
18. Julián Huxley, Religión Without Revelatíon.
19. C. G. Jung, «On the Nature of the Psyche».
20. I. N. Marshall, «Some Phenomenological Implications of a Quantum
Model of Consciousness».
21. Este argumento de que existe una base cuántica para la conciencia en el
cerebro fue propuesto por primera vez por Ian Marshall en «Conscious-
ness and Bose-Einstein Condensates».
22. J. B. S. Haldane, «Quantum Mechanics as a Basis for Philosophy».
23. David Bohm, Quantum Theory.
24. E. del Guidice y otros, «Water as a Free Electric Dipole Láser».
25. S. Harneroff y R. Penrose, «Conscious Events as Orchestrated Time-
Space Selections».
26. I. N. Marshall, «Consciousness and Bose-Einstein Condensates».
27. Danah Zohar, The Quantum Self.
28. Danah Zohar e 1. N. Marshall, The Quantum Society.
29. Michael Green, «A Resonance Model Gives the Response to Membrane
Potential for an Ion Channel».
30. R. Douglas y K. Martin, «Neocortex».
31. D. R. Tilley yJ. Tilley, Superfluidity and Superconductivity.
32. G. D. Coughlan y J. G. Dodd, The Ideas ojPartióle Physícs.

CAPÍTULO 5

1. V S. Ramachandran y Sandra Blakeslee, Phantoms ín the Brain, p. 175.


286 NOTAS

logia. Véase, por ejemplo, S tr u c tu r e a n d F u n c tio n o f th e N e r v o u s s y s te m ,


de A. C. Guyton.
4. Véase, por ejemplo, C o m p u te r M o d e ls o f th e M i n d , de M. G. Boden o
C o m p u ta tio n de Marvin Minsky.
5. James Carse, F in ite a n d I n fin ite G a m e s .
6 . D. E. Rumelhart y J. L. McLelland, P a ra lle l D i s t ñ b u t e d P ro cessin g .
7 ‫׳‬. Ib íd .
8 . E. R. Kandel y R. D. Hawkins, «The Biological Basis of Learning and In-
dividuality».
9. J. Seymour y D. Norwood, «A Game for Life».
10. Ann Treisman, «Features and Objects in Visual Processing».
11. Antonio Damasio, E l e r r o r d e D e sc a rte s .
12. Véase «Stimulus-Specific Neuronal Oscillations in Orientation Co-
lumns of Cat Visual Cortex» y «Visual Feature Integration and the Tem-
poral Correlation Hypothesis» de C. M. Cray y W Singer; y «Striving
for Coherence», de W Singer.
13. Una referencia excelente es T h e R e la x a tio n R e s p o n se , de H. Benson. Véa-
se también «Spectral Analysis of the EEF in Meditation», de J. P Ban-
quet.
14. Ken Wilber, E y e to E ye.
15.. Sogyal Rinpoche, El libro tib e ta n o d e los v iv o s y los m u e r to s , p. 40.

CAPITULO 4

1. Denis Pare y Rodolfo Llinas, «Conscious and Preconscious Processes As


Seen From the Standpoint of Sleep-Waking Cycle Neurophysiology».
2. John Locke, An E ssa y C o n c e r n in g H u m a n U n d e r s ta n d in g , II.2.
3. Francis Crick, The Astonishing E x p e r ie n c e , p. 3.
4. Michael Jackson, «Benign Schizotypy? The Case of Spiritual Expe-
rience».
5. Francis Crick, T h e A s to n is h in g H y p o th e s is , p. 246.
6. Para ver ilustraciones y descripción de la tecnología MEG, véase «Flu-
m an Cortical Oscillations: A Neuromagnetic View Through the Skull»,
de Riitta Hari y Riitta Salmelin.
7. Rodolfo Llinas, «M indnesaes a Functional State of the Brain», en M in d -
w a v e s de Colin Blakemore y Susan Greenfield, p. 339.
8. También hay un equipo francés que ha publicado material interesante
sobre este problema de oscilaciones de 40 Hz y conciencia. Véase J. E.
Desmedt y C. Tomberg, en N e u r o s c ie n c e L e tte r s , 1994.
9. G. M. Ghose y R. D. Freeman, J o u r n a l o f N e u ro p h y sio lo g y .
10. S. L. Bressler y W J. Freeman, E ie c tr o e n c e p h a lo g r a p h y a n d C lin ic a l N e u -
ro p h ysio lo g y.
NOTAS 289

30. C. G. Jung, Memories, Dreams, Rejlections, p. 184.


31. Citado en The Beginning ofTerror, de David Kleinbard, p. 2.
32. J. H. Brod, «Creativity and Schizotypy» en Schízotypy, de Gordon Cía-
ridge.
33. Michael Jackson en Schizotypy, de G. Claridge, pp. 240-241.
34. Ibíd., p. 241.

CAPÍTULO 6

1. Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, The Dictionary of Symbols, «The


Lotus».
2. Los porcentajes de Holland citados en este capítulo corresponden sólo a
blancos norteamericanos. No se han calculado cifras interculturales
a escala nacional aunque se podría esperar que los porcentajes de los dis-
tintos tipos variaran considerablemente de una nación o cultura a otra.

CAPÍTULO 7

1. R. B. Cattell, Personality and MotivatíonStructure and Measurement, Parte IV


2. Joseph Campbell, The Mythic Image, p. 341.
3. Caroline Myss, Anatomy of the Spirit.

CAPÍTULO 8

1. Giuseppe Tucci, Manéala, pp. 14-15.


2. Citado en The Mythic Image, de Joseph Campbell, p. 280.
3. Giuseppe Tucci, Manéala, p. 78.
4. San Juan de la Cruz, Llama de amor viva.
5. Citado en Thornos Merton’s American Prophecy, p. 76, de Robert Inchausti.
6. Ibíd., p. 91.
7. P. W M artin, Experiment in Depth, pp. 175-176.
8. Y. Hogen, On the Open Way, p. 27.
9. Citado en Mysticism, de E C. Happold, p. 28.
10. A. Samuels, Jung and the Post-Jungians, p. 91.
11. Ibíd., p. 89.
12. Sri Ramakrishna, citado en The Mythic Image, de Joseph Campbell,
p. 381.
13. Dante, Paradiso, XXXIII, 94-96.
14. «Surangama Sutra», The Buddhist Bible, de D. Goddard, p. 21 7.
15. Thomas Merton, The Asían Journal, p. 82.
288 NOTAS

2. Ibíd.
3. M. A. Persinger, «Feelings of Past Uves as Expected Perturbations Wi-
thin the Neurocognitive Processes That Generate the Sense of Self: Con-
tributions from limbic Liability and Vectorial Hemisphericity».
4. C. M. Cook y M. A. Persinger, «Experimental Induction of a Sensed Pre-
sence in Normal Subjects and an Exceptional Subject».
5. Peggy Ann Wright, «The Interconnectivity of Mind, Brain and Beha-
viour in Altered States of Consciousness: Focus on Shamanism».
6. Según el Daily Times de Londres, 2 de noviembre, 1997. Véase también
capítulo 9 de Phantoms in the Brain, de V S. Ramachandran y Sandra
Blakeslee.
7. M. A. Persinger, véase nota 1.
8. William James, Las variedades de la experiencia religiosa, pp. 17-19.
9. F. C. Happold, Mysticism, pp. 134-135.
10. William James, Las variedades de la experiencia religiosa.
11. Rainer María Rilke, «Experiencia» en Briefe aus den Jahren 1914-1921,
p. 227.
12. Michaeljackson, «Benign schizotypy? The Case of Spiritual Experience».
13. Geoffry Ahern, «Spiritual/Religious Experience in Modern Society».
Este estudio es comentado ampliamente en «Benign Schizotypy. The
Case of Spiritual Experience», de M ichaeljackson.
14; Comentado en «Benign Schizotypy? The Case of Spiritual Experience»,
en p. 238 de Schizotypy, de Gordon Claridge.
15. Ibíd., p. 239.
16. Michael Jackson, «A Study of the Relationship Between Spiritual and
Psychotic Experience».
17. M ichaeljackson, «Benign Schizotypy? The Case of Spiritual Experien-
ce», en Schizotypy, de Gordon Claridge, p. 236.
18. Ibíd., p. 237.
19. Ibíd., p. 242.
20. D. Caird, «Religiosity and Personality: Are Mystics Introverted, Neuro-
tic or Psychotic?»
21. William James, Las variedades de la experiencia religiosa.
22. E. Underhill, citado en «Benign Schizotypy? The Casé of Spiritual Expe-
rience», de M ichaeljackson.
2 3. Gordon Claridge, Schizotypy, p . 31.
24. Citado en The Beginningojaerror, p. 227, de David Kleinbard.
25. Citado en Schizotypy, de G. Claridge.
26. A. J. Richardson, «Dyslexia and Schizotypy», en Schizotypy, de G. Cía-
ridge.
27. Félix Post, «Creativity and Psychopathology».
28. Kay Redfield Jamison, Touched with Fire.
29. Ibíd., Apéndice B.
NOTAS 291

4. Traducido al inglés por Gershom Scholem.


5. Inferno, Canto l.
6. John Matthews, TheArthuñan Tradition.
7. Stephen Batchelor, The ]ewel in the Lotus, «Red Rock Agate Mansión»,
p. 121.
8. Rabindranath Tagore, Gitanjili, versos 69-70.
9. Ralph Waldo Emerson, «The Over-Soul», p. 206.
10. Citado por Ken Wilber en The Holographic Paradigm and Other Parado-
xes, p. 25.
11. Ralph Waldo Emerson, «The Over-Soul», p. 206.
12. Citado por Ken W ilber en Sex, Ecology and Spirituality, p. 302.
13. Robert Bly, trad. de The Kabir Book, n .c 22.
14. Citado por Ken W ilber en Sex, Ecology and Spirituality, p. 302.
15. Otra versión de estas imágenes se ofrece en Zen Flesh, Zen Bones, de Paul
Reps. La presente versión es obra de Ilaira Bouratinos.

CAPÍTULO 15

1. «Caring» de Marcial Losada se inspiró en «La oración del estudiante»


de Hum berto Maturana, poema aún inédito.
2. Ibn al’Arabi, The Tarjuman Al-Ashwaq, Libro XI.
3. Michael Kearney, Mortally Wounded.
4. Rainer Maria Rilke, Elegías de Duino, novena elegía.
5. Rainer Maria Rilke, «Vive las preguntas ahora», de Love and Other Diffi-
culties.
290 NOI'AS

CAPÍTULO 9

1. C. G. Jung, «Psychotherapists or the Clergy», Collected Works, vol. 11,


497.
2. Michael Kearney, «Working with Soul Pain in Palliative Care», p. 2.
Véase también su Mortally Wounded para sus ideas sobre la naturaleza
y las consecuencias del dolor del alma.
3. Viktor Frankl, Man’s Searchjor Meaning, p. 28.
4. Abraham Heschel, God in Search of Man, p. 6.

CAPITULO 10

1. Citado en Mysticism, de E C. Happold, p. 73.


2. James Hillman, The Soul’s Codo, p. 6.
3. Abraham Heschel, God in Search of Man.
• 4. Christina Grof y Stanislav Grof, The Stormy Searchfor the Self.
5. Véase, por ejemplo, The Spiritual Lije of Children, de Robert Coles.
6. Joseph Campbell, El poder del mito.
7. Viktor Frankl, Man’s Searchjor Meaning, p. 138.
8. Marie de Hennezel, Intimate Death, pp. xi y xii.
9. ' J. R. R. Tolkien, El señor de los anillos.

CAPITULO 11

1. Eric Hobsbawm, The Age of Extremes.


2. Rainer Maria Rilke, Cartas a un joven poeta.
3. Sogyal Rinpoche, El libro tibetano de los vivos y los muertos.
4. Richard Tamas, The Passion of the Western Mind.
5. Ambos citados por Abraham Heschel en God in Search of Man, p. 148.
6. Keith Jarrett, The Eyes of the Heart.
7. R. D. Laing, The Politics of Experience and the Bird of Paradise, p. 118.
8. Citado por Elaine Pagels en Los evangelios gnósticos, p. 74.
9. Citado por Andrew Harvey en The Essential Mystics, p. 27-28.
0
CAPÍTULO 13

1. Citado por Robert Graves en La diosa blanca, cap. 4.


2. Epic of Hades, de L. Morris (1879), citado por Annis Pratt en Dancing
with the Goddesses, p. 16.
3. Cari Rogers, On Becoming a Person, cap. 2.
I N D I C E T E M A T I C O

absolutismo 189 por ordenador 62


acetilcolina 53 aprendizaje tácito 60-61, 63
Actos de Juan, Los 197 Árbol de la Vida 124
adicción 160, 162-163, 165-166, 168- Aristóteles 42
169 arquetipos 23, 35, 123, 133
aislamiento 38-39, 267 anárquicos 169-170
ajedrez 56, 63-64, 69 de personalidad 138, 140-144, 274
Alastair Hardy, Centro de Investigación Arquímedes 223
99 Arte 228-229
alienación 160, 163-164 asesorías 241-242
tres niveles de 164-167 Asi habló Zaratustra (Nietzsche) 193
Allport, Gordon 24 asociaciones 35, 37, 137
alma 45,82, 119, 148, 162, 175 astrología 124,140
dolor del 160 atadura 26, 67, 76, 79, 80, 88-89, 91
universal 233 atomismo 37, 267
alma del mundo 233 atractores extraños 169
alquimia 124, 223 Aurobindo, Sri 233
alucinación 80, 97 autoafirmación 134-135, 137, 143, 261
Alzheimer, mal de 53 autoindulgencia 165, 166
ambigüedad 62 autosentimientos 137
ambivalencia 104,107 axón 53, 55, 77
ameba 52
amígdala 96 Bahya Ibn Paquda 194
amor 98, 102, 217-221, 241, 244, 257, behaviourismo 83
264 bien y mal 28
Anders 32-33, 210 Blake, William 31
anhedonia social 104 Bohm, David 87
animales 20 Bose, Jagadis Chandra 87,116
aprendizaje 62, 66 Bose-Einstein, condensadores 87, 91
asociativo 59-61 Brod, J. H. 107
mecanismo bioquímico 62 Buda 148, 153,238,244
por ensayo y error 61 -62 budismo 42, 74, I 14,214,274
0
ÍNDICE TEMÁTICO 295

chacra 142-143 deber, camino del 212-215, 241, 254


ojo del 194-195 democracia 234
Corazón de oscuridad (C onrad) 168 Demonio 170-172
corona, chacra 152 dendritas 53-54, 77
corteza, véase cerebro apicales 81,88
corteza cerebral 53-54, 79-81 Dennett, Daniel 83
neocorteza 79 depresión 53-54, 105, 163, 165-166,
prefrontal 52, 64,65 177,179
creación 113-120, 269 maníaco 101,103, 105, 160,166
creatividad 150, 244 derrames 64-65
como motivación 135-136, 142, 260- desastre ecológico 41
261 Descartes, René 82
IES y 20-21, 27,49, 51, 66, 71 deseos 261
y el límite 192-193 desesperación 160, 168, 172-173
y el punto divino 97,100-101 desliz mental 104, 107
y el niño interior 183 determinismo 38
y la inestabilidad mental 105-107,162 Deuteronomio, Libro del 212
y resolución de problemas 107 Diana, princesa de Gales 36-37, 219
Crick, Francis 73-74, 78, 82-84, 286 diario 263
Crimen y castigo (Dostoievski) 199-200 Dios 82, 94, 124, 148-149, 184-185,
crisis espiritual 177182‫־‬ 191,268
cristiandad 114-119, 188, 223, 268 alianza humana con 212-214
carismático 93 comunión con 243
misticismo 148-149,194 conocimiento de 221-222
sacramentos 124, 274 experiencia religiosa de 99-100
cuántica, teoría 122, 189, 237 inmanente 92
de la conciencia 87-91 trascendencia como 74, 86
Cuatro cuartetos (Eliot) 251 diosa madre 216217‫־‬
cuerpo 123 dioses y diosas:
cultura 24,29,50-51,188 diosa madre 216-217
asociativa 35, 137 planetaria 138, 140-143, 274
atomista 267 disciplina 196-200
cultura de masas 265 dislexia 104
curiosidad 136, 141-142, 222, 261 distracción 104, 107
espiritualmente enferma 259-271 doble aspecto, teoría del 84-86
muerte en 269 dolor 40, 108,264,267-269
occidental 147-148,164 dopamina 54
tradicional 34-37 Dostoievski, Fiodor 199
víctima 264 drogas 54, 88
cultura victimista 228 dualismo 83
de propiedad 84
Dala1 Lama44, 237 Eccles, sir John 83
Damasio, Antonio 65, 69 Eckhart, Johannes 243, 245
Dante 153,227 eco-feminismo 217
daño 267 ecologismo 240
Darwin, Charles 189 educación 147, 262
Deacon, Terrence 27 EEG 68, 76-77
294 ÍNDICE TEMÁTICO

alma universal en 233 cableado 27, 49-50, 96, 104


diosa madre 217 daño 65
loto en 12 1 dimensión cuántica del 8 6 8 9 ‫־‬
panpsiquismo 85 evolución del 51-53, 63
tercer ojo en 194 ondas, pautas de 76-77
vacío en 75 renovación del cableado 51, 60, 186
Z enl50, 251 véase también neuronas
budismo Zen 150,245 chacras 23, 122,124,151,223,273
corona 152
CI 1 9 -20,34,42,49,70,81 y personalidad 140-145, 274
interacción con IE 63-65 Chalmers, David 82, 84, 287
neurología 21, 26, 50 chamanes 95, 142, 168, 222, 227
pensamiento serial 55-58 ChuangTzu 198
tests 55 ciencia 37-39, 42, 150, 189, 191-192,
cámara Wilson de nubes 185, 244 223
Cambio 241 espíritu de la 190
Camino a Liang Zhi (Yazaki) 239 pruebas de IES 25-27
caminos 209-212, 274 Claridge, Gordon 103
de hermandad 231-236, 256 Cognitiva, ciencia 22, 56, 65, 73,89
de la transformación personal 226-231, Coles, Robert 183
255-256 coma 77, 79
del conocimiento/de la comprensión compasión 198-200
221-225,255 comportamiento 73, 133
del deber 212-215, 254 comportamiento autodestructivo 230
del liderazgo con voluntad de servicio comprensión 221-225, 244
236-240, 256 véase también conocimiento
del sustento 216-221, 254 comunidad 35-37, 213-215
Campbell, Joseph 140, 142, 144, 183- conciencia 26, 46, 49, 53, 56, 65-67, 69
184 como estado intrínseco 74, 80
campo cuántico, teoría de 7 5 1 4 8 ,76‫־‬, estado alterado de 100
153-154,244-245,267,269 fuente de 82-86, 90
holismo 87, 89 idea tradicional 73-74
Campo de Higgs 91, 116 protoconciencia 85-86, 91-92, 122
campo de independencia 265 teorías cuánticas de 87
Camus, Albert 162 y oscilaciones de 40 EIz 79-80, 89-90
canales iónicos 88-89, 91 conciencia de sí mismo 241, 262-265
Caos 114-115,229,230 Conciencia explicada (Dennett) 83
capacidades 58, 61-62, 133, 198 conflicto 231
Carse, James 58 conocimiento 195-196
Casimiro, efecto 75 * camino del 221-225, 254-255
Cattell, R. B. 135-138,201,274 conocimiento de sí mismo 241
centro del ser 147-151, 159,257-258 Conrad,Joseph 168
caminos y 242-251 construcción 135-137, 261
neurología y física del 153-154 contexto 67, 268
símbolos del 151-153 recontextualización 45-46, 71-72
cerebro 21-22, 25-26,45-46, 49-50 Conversaciones con Dios (Walsh) 184
anatomía externa del 51 corazón:
INDICE TEMATICO 297

garganta, chacra 143 cuántum 87,89


Gnosticismo 197-198, 223 Holland, J. E 125-130, 135, 201, 211,
Goleman, Daniel 19, 21, 28, 65 274
Gran Madre: Holocausto 41
arquetipo 141 humanismo 42-43
diosas 217 Huntley, D. H. 150
grandiosidad 165,167 Huxley, Julián 85
Gray, Charles 67, 76-77, 79
Gray, John 233, 235 Ibn al’Arabi 268
Grecia, antigua 142 id 21, 38,65, 6 9 ,1 33,137,196
filosofía 188-189,191 idealismo 86
mitología 114-119,124,228,229 idealización mágica 103-104, 107
Green, Michael 88 IE (inteligencia emocional) 19-21, 122
Greenleaf, Robert 43 enfermedad 164
Grof, Christina y Stanislav 182 interacción con inteligencia racional
grupos de diálogo 170, 234 63-65,70
pensamiento asociativo 58
hábitos 35, 61, 63, 66,137 redes neurales 21-22, 26,49, 81
Haldane, J. B. S. 87 IES (inteligencia espiritual) 122
Halevi, Yehuda 194 autocuración con 175-186
Happold, E C. 97-98,100 evaluación 253-257
Hegel, G. W F. 74, 233 explicada 19-21
Heidegger, Martin 162, 181 mejoras de 29-30, 240-242
Heisenberg, Werner 189,191,197 oscilaciones neurales 79,81
Hemingway, Ernest 233 pruebas científicas de 25-27
Hennezel, Marie de 184 test 29
hermandad, camino de 231-232, 256 uso 27-29
héroe 36, 184, 233, 265 iluminación (sabiduría) 76, 244-245,
arquetipo 143 251
Heschel, rabino Abraham 29, 172, 177, Ilustración, la 42-43,189
181 imaginación 30, 150
Hillman, James 176 simbólica 27, 30
hinduism0 4 2 ,114, 117,148 impulso 104
etapas de la vida 2 1 1 impulsos 134
loto en 12 1 incertidumbre 187-190, 197
madre diosa 217 individualidad 265266‫־‬
panpsiquismo 85 individualismo 37
tercer ojo en 194 individuo 130
vacío en 75-76 inestabilidad mental 163,167-168
véase también chacras y creatividad 105-107, 227
hiperespacio 71 infancia 77,141,176, 196
Hiperspacío (Katu) 71 Infierno, viajes al 228-229
hiperpensamiento 71-72 instinto 56, 135, 188, 196-197
hipocampo 61, 77, 95-96 integración personal y transpci sonal 227
histeria 165-166 integridad 122
Hobsbawm, Eric 187 inteligencia 19-20, 33,45,49, I')1!
holismo 67, 122, 233 como don divino 82
296 INDICE TEMATICO

efectos subliminales 64 vieja 188-189


ego 28, 36, 38, 46, 138 euforia 99-100, 165, 166
en imagen del loto 22, 36, 122-126, Evangelio de Tomás, El 198
130,211 evolución 45,51-53, 63,90-91,96,108-
freudiano 21, 65, 69, 196 109, 185, 188,268
junguiano 152 experiencia 45, 50, 60, 63, 66
y enfermedad espiritual 164,167 experiencia espiritual 108-110,227,257
egocentrismo 42 ypsicotipia 102-103
Einstein, A lbert87,180,189, 191 variedades de 97-100
Elegías de Duino (Rilke) 270 experiencias extrasensoriales 100-102
elementos 118, 274 experiencias místicas 95, 100, 102-103,
Eliot, George 224 151-153,227
Eliot, T. S. 24,251 extinción 41
Emerson, Ralph Waldo 233, 235
emociones 61, 63, 123, 164, 227, 232 fanatismo 165-166
adictivasól fantasía 104,107, 231
emociones interpersonales 28, 122 Fausto, leyenda 224
emociones intrapersonales 28 Fe de unfísico, La (Huntley) 150
encéfalo (parte anterior) del 52,80 fealdad 231
enfermedad espiritual 159-160, 175- Fermi, Enrico 116
176,261 física 114-119,147-148,150,169,181,
enfermedad existencial 159 270
enfermedades: del centro 153-154
de significado 40, 163 fobía 165-166
espiritual 159-160,175-176,261 formación reticular 60
epilepsia 94-97,104 Forster, E. M. 228
Eros 229 fragmentación 160, 176-177, 180
Error de Descartes, El (Damasio) 65 Frankl, Viktor 31-32, 163, 168, 184,
escepticismo 191 264
espiral: frente, chacra de la 144
cósmica 120 Freud, Sigmund 134,191, 223
de la existencia 245, 251 atomismo 38, 267
espíritu 20, 84 «deseo letal» 230
espiritualidad 20, 31-32, 50, 71 ego 65, 151
espiritualidad enfermiza 159-173, 177, id 133
195 instinto vital 229
espontaneidad 172-173, 176, 180, 186, motivación en 134
198 período de latencia 142
profunda 195-198, 264, 267 procesos psicológicos 21-22, 35
esquizofrenia 54, 67, 104, 137, l t ^ ser asociativo en 137-138
actividad en el lóbulo temporal en 10 1 ser en 195
límite 106 fuerzas 116-117
y enfermedad espiritual 161
estetas 230 Gaia 115,233
estimulador magnético transcraneano 94 Gandhi, Mahatma 44,237-238,240
estrés 163,178 Gardner, Howard 19-20
ética 1 8 7 2 5 4 ,200‫־‬ Gare, John 30
INDICE TEMATICO 299

Man’s Search for Meaning (Búsqueda hu- Myers-Briggs, tipos de personalidad 22,
mana de significado) (Frankl) 31 126, 130,201,273
Manual del budismo zen (Suzuki) 245 Myss, Caroline 141, 143, 145, 273
Marshall, Ian 86, 113, 287
Marte 143 narcisismo 165-166, 213
Martin, O. W. 149-150 Nepal 35-36,94, 180, 194
Marx, Karl 162, 189,223 neuronas 50, 53-54
masas, cultura de 265 anatomía de 53
masoquismo 165-166 corticales piramidales 88-89
materia 116-117 neuronas corticales piramidales 88
materialismo 83-85, 97 neurotransmisor 53-54
materialismo eliminador 83 Newton, Isaac 37-39, 183, 189, 224
Matisse, Henri 183 Nietzsche, Friedrich 191, 193-194
Maturana, Humberto 266 nihilismo 230
May, Rollo 163 niño interior 183
mecanismo 39-41 niños 109, 182-183
Mediados de marzo (Eliot) 224 véase también infancia
medicina 147-148 noradrenalina 53
Medioevo 36
meditación 71, 155, 176, 183, 198, 269 objetivismo 39
neurología de 68 obsesión 165-166
y conciencia de sí mismo 240, 262 obstáculos 241-242, 253
y conocimiento 225 odio 217-218
y trascendencia 75 odio a sí mismo 165,167,234
Medusa 217-218 ojos del corazón 194-195
memoria 50, 96 Ojos del corazón, Los 194
a corto plazo (en funcionamiento) 62, oración 176, 183, 185, 198, 225
64 «Oración del estudiante, La» (Matura-
a largo término (asociativa) 62 na) 266
Menón, El (Platón) 195-196 ordenadores 20, 26, 27, 53, 55-56, 66
mente 82,85, 89 cuántum 87
Mercurio 141 red neutral 62, 66
Merton, Thomas 148, 155, 175 orfismo 222
Milarepa 229 oscilaciones neurales 73, 75-78, 84
misticismo 148-149,243-244 causa de 88
Misticismo, El (Happold) 97-98 40 Hz 74, 76, 78-82, 85, 88, 90, 92,
mitología 151, 214 109,124,150
motivación 133-138, 140,151, 209-211, como centro del ser 153
241 sincrónicas 22, 26, 54, 68-69
profunda 213, 261-262
y personalidad 135-136, 274 panpsiquismo 85
muerte 40, 184, 233-234, 244, 264-265 Paraíso (Dante) 153
experiencias de casi 152-153, 184 paranoia 160, 165, 167, 2 18
IES y 269-271 Pare, Denís 73-74
miedo a 231,269-270 Pascal, Blaise 29
Múltiples inteligencias (Gardner) 19- paternidad 136, 218, 220, '<- i
20 pautas 133, 138-139
298 In d ic e i 1\¡a ! r a í

véase también C1 lado oscuro (tenebroso) del ser 161-180


inteligencia emocional, véase IE Laing, R. D. 106, 162, 168, 196
Inteligencia emocional (Goleman) 65 LaoTse 198
inteligencia racional 19, 21, 36, 49, 55, Lawrence, D. H. 40-41
70,81, 122-124 lenguaje 20, 26-27, 50, 61,66-67
véase también C1 Lennon, John 187, 221
intimidad 134, 136, 141,261,264 leyendas artúricas 228
introversión 104 libido 134
intuición 66, 194 libre albedrío 66, 134, 188
inversión de papeles 236 Libro tibelano de ¡os vivos y los muertos
Islam 188 (Rinpoche) 72
líder, véase liderazgo con voluntad de
Jackson, Michael 101-102, 108 servicio
James, William 96-98,102 liderazgo con voluntad de servicio 29,
Jamison, Kay Redfield 105 43-44, 244
Jarrett, Keith 194 camino de 234, 236-240, 256-257
Joven Eterno, arquetipo 142 límbico, sistema 6 1 ,95,97
Joyce, James 226 límite (borde, frontera) 27, 192-194,
Juan de la Cruz, san 148 218,230
Judaismo 274 personal 263
místicos 149, 194, 225, 233, 268 límites 20-21,41,58, 66,87, 267
juego de roles 164 Llinas, Rodolfo 26, 73, 75, 78-80, 88
Jung, C. G. 22, 84-85, 106, 126, 138, lóbulos frontales 27
167,231 lóbulos temporales 26, 94-97, 100-101,
arquetipos 23, 35, 140-144, 151- 152, 104, 109, 162-163,
169.274 Locke, John 38, 73,189
sobre el Ser 151-152 locura 97,137,161,177-178, 228
sobre enfermedad espiritual 159 y creatividad 106-107
subconsciente colectivo 23, 84, 91, y el punto divino 101-104
138,140-141,145 lógica 55, 81, 124-125
tipos de personalidad 130-131, 201- Loto 121-122
205.274 Loto del Ser 22-23, 35, 121, 123, 130-
Júpiter 143 131, 155,160, 164
justicia 234 capa del ego 124-131
centro de 147-155
Kabir 243 correlatos 273-274
Kafka, Franz 162 medio asociativo 133-145
Kaku, Michio 71 usando 154-155
Kant, Immanuel 7 4 Luna 142, 229
Kapoor, Anish 149 ^
Kearney, Michael 160, 269 magnetoencefalografía (MEG) 69,78-79
Kekulé, August 108 Making vocational Cholees (Holland) 125
Kierkegaard, Soren 162, 172 mal 28, 160, 168, 170-172
King, Martin Luther 237 mandala 124, 126, 154, 155
Kuhn, Thomas 223 Mándela, Nelson 44, 237
Kundalini, yoga 23,138 Mani Rindu, festival 94
manía 165, 167
ÍNDICE TEMÁTICO ‫ ג‬01

personalidad 103-104, 107 Elegías de Duino 270


sociedad esquizoide de 162-163 esquizotipia de 104, 106
y creatividad 106-107 experiencias místicas de 98-100
y resolución de problemas 107-109 Rinpoche, Sogyal 72, 188
Punto divino 26, 96-97, 100, 109-110, Rogers, Cari 219
152,227,268 Rumi 24-25
razón para 105-107 Russell, Bertrand 85
y locura 101-104
sabiduría 196, 224
racionalismo 37, 42, 189 sacerdotisa, arquetipo de 142
raíz en chacra 140-141 sacral, chacra 142
Ramachandran, V S. 25, 94-97,101 sacralidad 242, 244
Rawls, John 234 sadismo 165-166,168,172,176, 238
rayos láser 86-87 salud 39
reacciones emocionales 165-166 Samuels, Andrew 152
recontextualización 45, 71-72,185-186 Santo Grial 228
recuerdos 175-180 Sartre, Jean-Paul 162
redención 186 Saturno 140
redes neurales paralelas 26, 58-60, 67, Schopenhauer, Arthur 74,184
81, 123 Seis grados de separación (Guare) 30
reflejo condicionado 55, 59, 261 sentido (significado) 19-20, 23, 49,
reflejos 55 75,83-84,122,133,153
reflexión 225, 241, 253, 264 ciencia y 25-26
relativismo 191-194 como motivación 137,261
relativismo moral 191-192 crisis de 31-35, 41
religión 34, 43, 147, 169, 188, 268-269 de vida 183-184
como motivación 137 enfermedades de 39-40, 163
decadencia 37, 187, 189-190, 262 experiencia mística de 100
en el ser asociativo 137 fuente de 89-90
experiencias religiosas 98, 100, 103, niños y 182
267-268 ordenadores y 27, 67
IES y 23-25,28 problemas de 160, 162-163
y actividad en el lóbulo temporal 95-96 ser y 151-153
renacimiento 185,244, 270 sentido moral 21,97
represión 165-166 sentidos 56, 60
resolución de problemas 97,107-109 Señor de los anillos, El (Tolkien) 186
responsabilidad de si mismo 265 ser 122-123
respuestas 172, 274 arquetipo de Jung 152
resurrección 72 Ser Profundo 148-151
retina 55-56, 79 subseres 171
Retrato del artista adolescente (J o y c e ) 226 tres niveles de 122, 164
retroalimentación 80 véase también Loto del Ser
revulsión 214, 242 ser asociativo 122-123, 133-145
Richard (esquizofrénico) 159, 161-162, ser profundo 148-151, 264
175 Ser y su cerebro, El (Eccles y Pop per) (¡3
Rilke, Rainer María 188, 226, 271 serotonina 53
«El unicornio» 236-237 Seymour,J. y Norwood, D. 61
300 In d i c e temático

reconocimiento de 26, 49, 58, 60-61, reacciones emocionales 165-166


63 personalidad investigadora 126-128,
Pavlov, Ivan 59 211.274
pedantería 224 arquetipos 141-142
pensamiento 52-53, 55 camino del conocimiento 221-225
pensamiento asociativo 35, 49, 58-63, cuestionario 203
66 ,71,81, 122 motivación 136,141-142
interacciones con pensamiento racional respuestas emocionales 165-166
64,69, 70 personalidad realista 126, 128-129, 143,
pensamiento serial 21, 26, 55-58, 66, 211.274
80, 122 arquetipos 143
interacción con pensamiento asociativo camino de hermandad 231-236
63-64,69 cuestionario 204-205
y memoria en funcionamiento 64 motivación 136
véase también pensamiento racional respuestas emocionales 165-167
pensamiento unitario 26, 35, 66-69, 84, personalidad sociable 126-127, 274
122 arquetipos 141
«Pequeño mareo» (Eliot) 251 camino de sustento 216-221
percepción extrasensorial 100 cuestionario 202-203
percepción unificada 67,69, 76 motivación 135-136, 141
Persinger, Michael 25,94-97 respuestas emocionales 165-166
personalidad 28 perspicacia 66, 72, 98-100, 124, 183
arquetipos 140-145 pesadillas 228, 257
crecimiento y equilibrio 129-130 Pitágoras 222
desórdenes 163 Platón 73, 195-196
subpersonalidades 167 Parábola de la Caverna 222-223
tests 126 plexo solar, chacra 142, 223
tipo esquizoide 103-104 Plotino 233
personalidad artística 126,128,211,274 poder 165, 167,238-240
arquetipos 142-143 polaridad 115-116
cuestionario 203-204 Popper, Karl 83
motivación de 136,142 posesión 160, 168-172
respuestas emocionales 165-166 Post, Félix 105-106
personalidad convencional 126-127,245, potenciales de acción 54, 77
274 problema mente-cuerpo 79, 82
arquetipos 140 problemas existenciales 27,108
camino del deber 212-215 proceso primario 21, 35, 69, 122
cuestionario 201-202 proceso secundario 21, 69,122
motivación 136, 140 proceso terciario 22, 69, 71, 122
respuestas emocionales 165-1^6 protoconciencia 85-86, 90-92
personalidad emprendedora 126, 129, Prozac 53
143-145,274 psicología 21-22, 124-125, 148, 167
arquetipos 150 freudiana69, 141, 159, 189, 196-197
camino del liderazgo con voluntad de tres procesos en 69-71
servicio 236-240 psiconeurosis 159-160
cuestionario 205 psicoterapia 61
motivación de 150 psicotipia 102-103, 109, 162-163
ÍNDICE TEMÁTICO 303

Vacío 75,114,149, 257 vida 90, 118


vacío cuántico 114, 116, 122,124, 151, etapas de 211,274
237, 268 significado de 269-270
como centro de la existencia 154, 244, y muerte 28
267- 268 visiones 10 1
trascendencia de 75-76, 91-92 Vivekananda 240
y renacimiento 185, 244-245, 270 vocación 43
vacío existencial 163
valor 19, 24, 31, 50, 74-75, 122, 153 Walsh, Neale Donald 184-185
como motivación 137 Watson, J. B. 83
problemas de 160 Whitehead, Alfred North 85
valores 34-35, 43, 195 Wilber, Ken 35, 70, 274
Variedades de la experiencia religiosa, Las Wittgenstein, Ludwig 212
(James) 96-98 Wright, PeggyAnn 95
véase también infancia
Venus 141,216,217 Yazaki, Katsuhiko 239-240
verdad 189-192, 195-196 Yin 216
búsqueda de la 221,223
de abajo arriba 190 Zahman, rabino Schneur 149
302 ÍNDICE TEMÁTICO

Shiva 143, 194 Taoísmo 75, 114-116, 119, 121


símbolos 138-139, 181 Taylor, Frederick 189
del centro 151-153 tecnología 37,42
imaginación simbólica 20, 27, 30, 35 teoría del caos 27, 192-193
sinapsis 53,62,80 terapia 241-242, 274
Singer, Wolf 26, 67, 76-77, 79 tercer ojo 194
sinsentido (absurdo) 160 Teresa, madre 44, 221
sistema de atención 65 tiempo libre 262
Smith, Adam 189 tipos de personalidad 22,125-130, 254,
sociabilidad 135, 140, 261 274
sociedad esquizoide 162-164 artística 126, 128
sociópata 165-166 convencional 126-127
Sócrates 149, 170 cuestionario 201-206, 253
sol 151 emprendedora 126,129
soma 53 investigadora 126-128
sombra (u oscuridad), arquetipo 169 junguiana 130-131, 201-204, 274
soñar despierto 80, 104, 107 realista 126, 128-129
Sotikilava, Zurab 44 respuestas emocionales de 145-167
Soul’s Cade, The (El Código del alma) (Hill- sociable 126-127
man) 176 y motivación 135-136
Spender, Stephen 105-106 T01kien,J. R. R. 186
StarWars 228,238 totalidad 31-32, 40, 122, 170, 261
subconsciente 69, 109, 123, 261 psíquica 164,175-176,238
asociativo 133, 137-139 véase también holismo
véase también subconsciente colectivo tótems214
subconsciente colectivo 23,84, 91,123, tractos neurales, serial de 22, 26, 50-51,
138, 140, 145, 150,182 55,57,67,81,123-124
moderno 263 tradiciones 34-37, 63, 137
sueño 26, 60, 69, 71,77, 79-80 trance 80
sueño REM 79 transformación personal 226-231, 245,
sueños 150,167,177-180,182,197,231 255-256,260-261
diario 263 transpersonal 122, 151-152, 228, 253
e id 69 trascendencia 74-76, 78, 81, 84-85,
pautas de ondas cerebrales 77 91
y subconsciente asociativo 74, 109, trauma 64, 213
133,137-138 túnel cuántico 88-89,91
suicidio 173
superego 38,196 um banga, ceremonia 93
Surangama Sutra 153 «Unicornio, El» (Rilke) 236 2 3 7 ‫־‬
sustento, camino del 216-221,21^-234, unificación 153, 172
240-241,254 como motivación 137
Suzuki, D. T. 245 experiencia mística 99, 101, 152-
153
Tagore, Rabindranath 232 unilateralidad 180
tálamo 79-81 universalismo 188-189
Too Te Ching (Lao Tse) 75-76, 147-148, universo 85, 90-92, 96,122,195
198-199

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