Plasticidad y Regeneracion Neuronal Mito

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 7

ARTÍCULO ORIGINAL Febrero 2.

003

PLASTICIDAD Y REGENERACIÓN NEURONAL: MITOS Y


EXPECTATIVAS
Prof. José María Delgado García.
Laboratorio Andaluz de Biología. Universidad Pablo de Olavide. Sevilla, España.
E-Mail: [email protected]

MIO 2003; 3 (1): 289

RESUMEN
En el presente artículo se revisan brevemente los conceptos de plasticidad y regeneración neuronales, y sus relaciones con los procesos de
aprendizaje motor y con los de recuperación funcional tras la lesión de elementos celulares del sistema nervioso central y periférico. Se hace un
especial hincapié en la delimitación de los procesos plausibles de plasticidad y regeneración en el cerebro del mamífero adulto y en la finalidad
de los mismos. Se establece una delimitación conceptual con los mecanismos de compensación y otras actividades mentales de carácter abstracto
y cognitivo, que en ocasiones se confunden con la plasticidad neuronal. Se presentan diversos ejemplos obtenidos de experimentación animal
como soporte de las ideas propuestas.

PLASTICIDAD NEURONAL: UN AXIOMA O UNA PROPIEDAD DEL TEJIDO NERVIOSO?


Un principio básico en el que se sustenta la Neurociencia de nuestro tiempo propone que nuestro cerebro cambia cada vez que aprendemos
algo25. Este principio se apoya en la denominada plasticidad neuronal; es decir, en la propiedad del sistema nervioso por la que éste puede
cambiar en función y estructura, produciendo modificaciones en nuestro comportamiento y modo de pensar. En sentido estricto, la plasticidad
neuronal hace referencia a un cambio persistente en las propiedades funcionales de un grupo o circuito de elementos neuronales5. En cierto
sentido, éste no es un concepto completamente novedoso, ya que la necesidad de un sustrato anatómico modificable que subyazca a los cambios
comportamentales y al aprendizaje motor o cognitivo fue sugerida por Ramón y Cajal hace casi un siglo6,38. Conviene, empero, deslindar algunas
presunciones conceptuales de los datos obtenidos por experimentación.
En términos físicos, una sustancia plástica es aquella que se modifica (por ejemplo, por el calor) y permanece modificada por tiempo indefinido.
Es probable que este concepto no es el que se quiere aplicar al sistema nervioso, porque si los cambios que éste sufre son indefinidos, una vez
producidos, se niega lo principal: que siempre se puede cambiar la estructura y/o función, según las circunstancias. Tal vez el término más correcto
que se debería aplicar al axioma de un cerebro maleable de forma indefinida es el de elasticidad. Al menos, la elasticidad permite cambiar, pero
también volver a la situación anterior. Permite aprender un número de teléfono y olvidarlo y permite también abrir el camino a otro concepto
crucial para este artículo: permite regenerar la organización estructural del sistema nervioso y volver a cómo estaba dicha estructura, por ejemplo,
antes de una lesión traumática, química, etc.
Sea el cerebro plástico o elástico, esta maleabilidad ha de tener límites, que se pueden abordar desde el concepto mismo. Si nuestro cerebro
fuese extraordinariamente plástico, nosotros mismos también seríamos extraordinariamente distintos, tanto como para hacernos irreconocibles
como miembros de la misma especie. Además, no podrían existir ni neurólogos, ni neurocirujanos, ni psiquiatras, porque sería muy difícil la
repetición de un mismo síntoma o de una misma lesión30. Los histólogos y fisiólogos también entrarían en dificultades. ¿Cómo definir la localización
y características de la capa VI de la corteza cerebral en un cerebro extraordinariamente plástico? o ¿cómo caracterizar las motoneuronas espinales
como elementos nerviosos que codifican posición y velocidad del músculo inervado?
Olvidando de momento los problemas inherentes al concepto mismo de plasticidad neuronal, vale la pena mirar a la información disponible. En
realidad, el sistema nervioso de los mamíferos adultos no es susceptible en condiciones normales de una enorme reorganización en la
conectividad de las vías nerviosas. Los cambios descritos de manera razonable hasta el momento se localizan en el restringido microentorno
de los terminales axónicos presinápticos y de los elementos neuronales postsinápticos6,12,14,15,23,26. De hecho, el remodelado restringido
de la conectividad sináptica en el sistema nervioso del mamífero adulto se ha descrito tras lesiones neuronales discretas, cambios hormonales,
modificaciones ambientales y aprendizaje motor3,6,16,31,46. Aún así, conviene recordar que los lugares postsinápticos disponibles están
normalmente ocupados en el cerebro del mamífero adulto; esto es, no hay algo así como un extra de plazas sinápticas libres. Por tanto, la reorganización
sináptica permisible (sin incurrir en cambios patológicos) debe ser bastante limitada.
Existen otras limitaciones que hay que tener en cuenta. Para empezar, una modificación comportamental (por ejemplo, la adquisición de una
nueva habilidad motora) tal vez no requiera una tremenda reorganización sináptica, por lo que sigue. En el gato adulto, las neuronas del cerebelo
(núcleo interpósito posterior) relacionadas con el reflejo corneal32 generan unos 2-3 millones de potenciales de acción por día19. Algo similar
ocurre con las células piramidales del hipocampo, también relacionadas con este tipo de aprendizaje33. Podría esperarse que cuando el animal
aprende un condicionamiento clásico del reflejo corneal (por ejemplo, a cerrar el párpado en respuesta a un sonido que avisa de la llegada posterior
de un soplo de aire aplicado a la córnea) estas neuronas cambian terriblemente su actividad eléctrica. Sin embargo, una vez aprendida la respuesta
palpebral, el total de potenciales de acción por día no se modifica ni en un 1/10.00019. De ser esto así, y suponiendo que estas neuronas reciben
un término medio de 10.000 contactos sinápticos, es esperable que sólo un porcentaje similar de contactos sinápticos se modifique (es decir
un botón de los 10.000 disponibles), lo que para el histólogo supondría la tarea clásica de buscar una aguja en un pajar. Contrasta sobremanera
la dificultad aquí señalada de encontrar los cambios subcelulares esperados, con la facilidad con que estos cambios se encuentran y describen
en la literatura disponible17.
En resumen, el concepto de plasticidad neuronal debe ser llevado a sus justos términos, para que pueda ser abordado experimentalmente con

1
eficacia y fiabilidad. De la imagen idealizada de un cerebro capaz de todos los cambios posibles habría que orientarse al estudio de los sutiles
mecanismos morfo-funcionales que hacen posible el aprendizaje motor y cognitivo en el hombre y en otras especies próximas21.

ASPECTOS FUNCIONALES RELACIONADOS CON LA CONECTIVIDAD NEURONAL Y SU ALTE-


RACIÓN EXPERIMENTAL, TRAUMÁTICA O POR OTROS MECANISMOS PATOLÓGICOS
La conectividad sináptica es fundamental para la transmisión de señales neuronales adecuadas entre los elementos celulares nerviosos, y entre
estos y los receptores sensoriales o los efectores motores y glandulares periféricos. Determinadas características neuronales como el tamaño
de soma, dendritas y axón, la presencia de canales iónicos, receptores y neurotransmisores específicos, e, incluso, las propiedades funcionales
dependen del contacto adecuado con sus blancos neuronales, incluso en el animal adulto7-9,14,28,37,41,45.
Una consecuencia adicional e indeseada de la lesión del tejido nervioso es la pérdida del blanco natural de una determinada población neuronal.
Como se indica en detalle más adelante, la supervivencia y la recuperación funcional de las neuronas sin blanco dependen de la reinervación
del blanco natural o de algún otro que reúna ciertas condiciones mínimas2,14,15,27,29,40,43. Carecería de sentido que las neuronas pudiesen
sobrevivir en el sistema nervioso central y periférico sin conexión alguna con otros elementos neuronales, receptores o efectores. Aún así, convendrá
analizar con detalle si esa tendencia de las neuronas a mantener un tipo de conexión con otros elementos celulares del sistema nervioso se
destina a la mera supervivencia del elemento des-conectado o a la recuperación de la función perdida. Por otra parte, también habrá que considerar
si es posible una re-especificación funcional tras la inervación de un nuevo blanco, el cual tiene de seguro funciones y características distintas
a las del blanco natural.

RELACIONES ENTRE LOS MECANISMOS NEURONALES DE REGENERACIÓN Y PLASTICIDAD


Se ha sugerido más arriba que si aprender algo supone cambiar la estructura y/o función de determinados elementos neuronales (y dejarlo cambiado
de modo permanente), regenerar supone volver al estado anterior, sobre todo cuando se hace referencia a lesiones del tejido nervioso que no
lo destruyen por completo. Así pues, el proceso de regeneración del tejido nervioso supone dos estadios sucesivos, como son la pérdida de
una función y su recuperación posterior; por ejemplo, tras la sección completa de un nervio o vía nerviosa14.
Que se sepa hoy día, los elementos neuronales destruidos por una lesión no se recuperan en el sistema nervioso de los mamíferos. Aunque se
ha descrito cierta capacidad de neurogénesis en determinadas estructuras corticales (hipocampo en la rata), no existe información suficiente
para asimilarla a un mecanismo intencional de recuperación morfológica o funcional, al menos de momento10,44. Por el contrario, tampoco es
completamente cierto que todos los elementos neuronales lesionados en el sistema nervioso central mueran tras su lesión. De acuerdo con la
información disponible11,34, las neuronas del sistema nervioso central sobreviven a su lesión parcial (por ejemplo, sección de sus axones) si
en un plazo variable (días, semanas o meses, según el tipo neuronal) encuentran un blanco apropiado. A su vez, esta capacidad de supervivencia
es bien conocida en las motoneuronas troncoencefálicas y espinales, ya que éstas (salvo en animales recién nacidos) sobreviven de manera
indefinida a su axotomía, reinnervando las fibras musculares que encuentran su axones al recrecer. Se ha descrito también en detalle cómo las
motoneuronas axotomizadas recuperan sus capacidades funcionales, es decir, su habilidad par producir potenciales sinápticos y de acción, de
modo casi simultáneo con la reinervación de un blanco muscular.
De nuevo, parece necesario aclarar algunos conceptos que se confunden con facilidad, por las implicaciones finalistas que los propios
investigadores solemos poner en el material de estudio. Estos conceptos giran alrededor de las cuestiones siguientes: ¿El proceso de regeneración
neuronal está destinado a la recuperación de la función perdida o a la supervivencia de las neuronas lesionadas? y ¿es igual el proceso para
neuronas del sistema nervioso periférico que para neuronas del sistema nervioso central?

NECESIDAD DE UNA DIANA O BLANCO EN LAS CÉLULAS NERVIOSAS EN EL SISTEMA NER-


VIOSO DEL MAMÍFERO ADULTO
Tras su sección completa, el axón de la motoneurona axotomizada crece hasta reinervar un músculo; mejor dicho, cualquier músculo. Conviene
recordar que, una vez finalizado el desarrollo, la motoneurona no conserva la capacidad de identificar el músculo que inervó inicialmente, así
que casi cualquier conjunto de fibras musculares le valen para su supervivencia. Asumimos normalmente que los axones de las motoneuronas
crecen tras su lesión para recuperar la función perdida, aunque sería más parsimonioso, de momento, aceptar que crecen para que la propia
motoneurona no degenere por falta de factores tróficos (?) proporcionados por el blanco muscular10. Por otra parte, se sabe que la capacidad
funcional de la motoneurona se recupera tras la reinervación, pero ¿esta capacidad es adaptable a las necesidades funcionales del blanco? Lo
vemos a continuación.
La teoría trófica de las conexiones neuronales28,37, desarrollada durante la segunda mitad del pasado siglo, propone la dependencia, incluso
en el animal adulto, de un contacto sostenido entre una neurona y su blanco, sea este otra neurona o un efector (fibra muscular, glándula de
secreción, etc.). La lista de factores neurotróficos descritos hasta el momento es muy abundante y debe ser consultada en otro lugar4,10.
Aunque la dependencia de señales tróficas es más determinante durante el desarrollo que en el mamífero adulto, las neuronas post-embrionarias
parece que necesitan también una determinada interacción molecular y/o funcional con sus blancos naturales para sobrevivir y para realizar sus
capacidades funcionales. Una cuestión elusiva es qué ocurrirá si neuronas maduras cambian a un blanco diferente tras la desaparición de su
blanco neuronal10. De acuerdo con la teoría trófica, neuronas sin blanco necesitan buscar un nuevo blanco que les suministre el necesario factor
trófico. En la probabilidad más que plausible de que el nuevo blanco tenga una función distinta, ¿se adaptará la neurona a la función del nuevo
blanco o dejará ella misma de funcionar para evitar interferencias?
Experimentos recientes realizados por nuestro grupo han venido a confirmar lo ya propuesto por Sperry hace más de 50 años20,21,42; esto es,
que las motoneuronas del mamífero adulto son incapaces de readaptar su fisiología a las necesidades funcionales de un blanco muscular distinto
del que inervaron durante el desarrollo. Por citar un ejemplo asequible, las motoneuronas del núcleo motor del hipogloso, cuando se les obliga
a inervar de novo la musculatura facial no son capaces (estudiadas hasta un año después de la reinervación) de realizar funciones típicas faciales,

2
como por ejemplo el reflejo corneal (ver Figura 1). Por el contrario, cuando el animal come, es fácil ver cómo el párpado se mueve en perfecta
sincronía con los movimientos de la lengua (ver Figura 2).

Figura 1.- Ejemplos de reflejos corneales producidos por un soplo de aire (100 ms, 3 kg/cm2) aplicado a ambas córneas en un gato con una anastomosis
hipogloso-facial. Los registros se realizaron siete meses después de reinervada la musculatura facial por las motoneuronas del hipogloso. Arriba se muestra el
registro del electromiograma del músculo orbicularis oculi (EMG del OO) y el movimiento palpebral del lado anastomosado y abajo los del lado control. En ambos
casos, la flecha y la línea de puntos indican el inicio del estímulo. Nótese la ausencia de actividad en el músculo del lado operado, frente a la actividad en el EMG
del lado control. El movimiento del párpado en el lado operado se debe a un mecanismo compensatorio, producido por un aumento de actividad del músculo
retractor del bulbi. Nótese así mismo que este movimiento compensatorio es de mayor latencia y distinto perfil que el registrado en el lado control20 (modificado).

Figura 2.- Movimiento del párpado en un animal con una anastomosis hipogloso-facial, un año después de la reinervación del músculo orbicularis oculi. Arriba se
muestra el movimiento del párpado (“left lid position”) y abajo el de la lengua (“tongue position”) durante la ingestión de unas gotas de leche. “Up” y “down”
indican el desplazamiento hacia arriba y hacia abajo del párpado y de la lengua20 (modificado).

3
Conviene comentar aquí qué supondría en realidad la recuperación del reflejo corneal así como la pérdida de las órdenes motoras linguales tras la realización
de una anastomosis hipogloso-facial. En primer lugar, para recuperar el reflejo corneal sería necesario que las neuronas trigeminales de segundo orden
(cuyos somas están en el núcleo trigeminal) retirasen sus axones del núcleo motor facial y los redirigiesen al núcleo motor del hipogloso. Ya hemos indicado,
sin embargo, que esas reorganizaciones no ocurren en el sistema nervioso central del mamífero adulto, porque ya no existen las señales tróficas para ello.
En segundo lugar, para que las motoneuronas del hipogloso que ahora inervan músculos faciales pierdan la actividad relacionada con la masticación sería
necesario que todas las neuronas premotoras que proyectan monosinápticamente sobre ellas retirasen sus terminales sinápticos. Esto último tampoco
ocurre, pues la recuperación de un blanco muscular (el que sea) es la señal que la motoneurona necesita para que los botones sinápticos retraídos durante
la axotomía vuelvan a establecer contactos sinápticos funcionales con ella. Se sigue de lo dicho que re-especificar la función de un grupo de motoneuronas
(las del hipogloso) supondría re-especificar la función de todos los grupos neuronales que proyectan sobre dicho grupo motor, y así sucesivamente hasta
los niveles superiores de integración motora. Aquí aparece una nueva pregunta: los cambios plásticos descritos experimentalmente o en la clínica humana
¿a qué se deben, pues? La adaptación tras la lesión neuronal puede deberse a mecanismos compensatorios o a procesos de aprendizaje motor que ocurren
en estructuras no relacionadas con el mecanismo lesionado, según se explica a continuación.

UN ERROR TAN FRECUENTE COMO PREVISIBLE: LA RECUPERACIÓN FUNCIONAL MEDIAN-


TE MECANISMOS COMPENSATORIOS
En el caso de una parálisis que afecte al músculo orbicular de los párpados de un miembro de la especie humana, no hay ningún otro sistema
motor capaz de provocar el cierre del párpado de forma activa. Se puede cerrar, eso sí, mediante la relajación del músculo elevador del párpado,
ya que la posición de reposo de los párpados es que estos estén cerrados, incluso si estamos cabeza abajo18. Pero si, por simulación
experimental, uno quiere estudiar los afectos de la axotomía del nervio facial sobre la motilidad palpebral en el gato, el resultado puede ser muy
distinto ya que el animal podrá cerrar, siquiera parcialmente, los párpados por acción de un sistema motor sinérgico que aumenta su ganancia
tras la axotomía: el sistema motor del músculo retractor bulbi, inervado por motoneuronas localizadas en el núcleo motor ocular externo
accesorio. Este sistema motor no se activa en el gato salvo en estímulos muy intensos de la córnea, pero puede bajar su umbral de activación
tras la axotomía, por aumento de la sensibilidad de los receptores corneales18,35. Conviene recordar que este sistema motor no existe en los primates.
El caso citado anteriormente es un ejemplo de mecanismo compensatorio, que puede equivocarnos en la interpretación de los resultados, no
ya de la axotomía facial, sino de, por ejemplo, una anastomosis hipogloso-facial. Si no supiésemos de la existencia en el gato de un sistema motor adicional
que permite el movimiento palpebral, podríamos pensar que tras la anastomosis hipogloso-facial se ha recuperado el reflejo corneal, mediante un nuevo
circuito neuronal que pasa por el hipogloso, cuando en realidad lo que ocurre es un cambio de ganancia en un sistema que ya está presente en el animal.
En general, y en más casos de lo deseable, datos experimentales interpretados como indicativos de una recuperación funcional tras una determinada
manipulación (implantes neuronales o gliales, aplicación de factores neurotróficos, etc.) son más bien el resultado de la activación de un sistema motor
compensatorio capaz de reproducir la función perdida, aunque nunca con la misma precisión y eficacia (Figura 3).

Figura 3.- Distintas respuestas palpebrales obtenidas mediante condicionamiento clásico del reflejo corneal en conejos control (A), con una axotomía completa del
nervio facial (B) o tras la extirpación del músculo retractor bulbi (C). De arriba a abajo se muestra el estímulo condicionado utilizado (EC, un tono de 600 Hz que
dura 350 ms) y el estímulo incondicionado (EI, un soplo de airea aplicado a la córnea homolateral, de 100 ms y 3 kg/cm2). También se muestra la actividad
electromiográfica registrada en el músculo orbicularis oculi (EMG del OO, en mV) y la posición del párpado (en grados) registrada con la técnica del seguidor
magnético de la posición18. En los ejemplos que se ilustran no se aplicó el EI para mayor claridad. Compárese la actividad EMG y el movimiento palpebral en un
animal control (A), con la ausencia de actividad EMG en el músculo OO tras la axotomía y el anómalo desplazamiento del párpado (flechas) producido por el
músculo retractor bulbi (B). En C, se puede observar que la extirpación del músculo retractor bulbi produce un movimiento palpebral condicionado más pequeño
de lo normal13 (modificado).

4
RE-APRENDIZAJE MOTOR TRAS LA LESIÓN NEURONAL
Ya se ha indicado que la anastomosis hipogloso-facial en gatos permite la recuperación del tono muscular de la musculatura facial afectada,
pero no hay recuperación del reflejo corneal y el párpado se mueve en sincronía con los movimientos de la lengua. En el gato no hay lesión
corneal porque, como también ha sido indicado, el sistema motor del retractor bulbi permite el cierre de los párpados de vez en vez20,21. Como
se ha indicado, este sistema motor no existe en el hombre, pero en nuestra especie podemos dar al paciente con una anastomosis hipogloso-
facial instrucciones verbales del tipo: - “Si hay viento que le pueda dañar la córnea, mueva la lengua rápidamente”. Esta última situación significa
el uso de órdenes abstractas (reproducibles en el animal experimental mediante técnicas de condicionamiento instrumental o skinneriano) a fin
de utilizar un sistema motor de manera no habitual, insólita incluso. Es evidente que este tipo de aprendizaje no supone ninguna reorganización
estructural o funcional del sistema motor del hipogloso, sino un uso peculiar del sistema, accesible en los humanos a través del lenguaje, y en
el animal experimental a través del condicionamiento instrumental.

REGENERACIÓN EN SISTEMA NERVIOSO CENTRAL: LIMITACIONES EN SU ESTUDIO Y ES-


TRATEGIAS FUTURAS
El estudio preciso y detallado de los mecanismos de regeneración neuronal en el sistema nervioso central es complicado desde el punto de
vista experimental. Normalmente, un grupo neuronal del sistema nervioso central no tiene un solo blanco neuronal, sino varios, debido a la divergencia
en las proyecciones neuronales. Así, desconectar experimentalmente un grupo de neuronas de sus blancos no siempre es fácil, lo que en cierto
modo emborrona el experimento, ya que, a veces, basta que se mantenga una parte muy pequeña del blanco natural, para que la respuesta
neuronal sea completamente distinta a la de una desconexión (o axotomía) completa10. Si a estas limitaciones de diseño se unen manipulaciones
intencionadas dirigidas a recuperar la función perdida (implantes celulares, inyección de factores tróficos, etc.) el experimento puede ser de muy
difícil análisis y fácilmente tergiversable en su interpretación.
Nuestro grupo ha utilizado la población de interneuronas internucleares encargadas del movimiento conjugado de los ojos, cuyos somas se
ubican en el núcleo del motor ocular externo y cuyos axones proyectan sobre las motoneuronas del músculo recto interno localizadas en el
núcleo del motor ocular común del lado contralateral. La proyección de estas interneuronas internucleares (a través del fascículo longitudinal
medial) es casi exclusiva sobre dichas motoneuronas, por lo que la hemos estudiado en situaciones de eliminación del blanco neuronal (muerte
de las motoneuronas del recto interno mediante la inyección de aglutinina II del ricino en el músculo homolateral) o axotomía (sección mecánica
del fascículo longitudinal medial). En ambos casos, las interneuronas internucleares del núcleo del motor ocular externo sobreviven y recuperan
su actividad funcional tras la reinervación de cualquier blanco neuronal próximo. Pero su recuperación funcional no tiene relación alguna con la
fisiología del nuevo blanco. Por ejemplo, cuando estas neuronas inervan de novo motoneuronas del sistema motor ocular en el plano vertical
no adquieren mensajes relacionados con movimientos oculares verticales, sino que mantienen señales relacionadas con movimientos oculares
en el plano horizontal11,34.
Por otra parte, en este caso es extraordinariamente importante distinguir lo que ocurre en las neuronas lesionadas con lo que ocurre en el animal
completo. La lesión mecánica del fascículo longitudinal medial produce un estrabismo inmediato, resultando en una desviación en la dirección
de abducción del ojo homolateral al fascículo lesionado. Sin embargo, el gato suele recuperar la posición normal de ambos ojos en dos o tres
semanas. Esto último se debe a un mecanismo de carácter compensatorio producido por la activación de una proyección neuronal desde el
núcleo vestibular de Deiters a las motoneuronas del motor ocular interno11,34. Si uno desconoce la existencia de esta vía nerviosa y su participación
en la generación de la posición ocular en el plano horizontal en determinadas condiciones, podría interpretar de modo completamente erróneo
su experimento si a la lesión del fascículo longitudinal medial añade, pongamos por caso, la inyección de una suspensión de glia envolvente
destinada a facilitar el crecimiento de los axones seccionados a través de la cicatriz glial22,36,39. En concreto, uno podría atribuir la recuperación
de la posición ocular al recrecimiento de axones por el fascículo longitudinal medial y no a lo que realmente ocurre, a la compensación de la
posición de los ojos, por activación de un sistema motor de carácter sinergista. Así pues, el uso de sistemas sensoriales o motores complejos
y con muy diversas posibilidades funcionales debe hacerse con extremo cuidado para evitar una mala interpretación de los resultados obtenidos.

CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS
Las neuronas del sistema nervioso periférico, en particular, las motoneuronas son capaces de sobrevivir a su axotomía, de recrecer su axón y
de encontrar un blanco neuronal que puede ser o no su músculo natural u otro cualesquiera, incluso tejido dérmico24. Sin embargo, las
motoneuronas carecen de la plasticidad necesaria para adaptar su fisiología a las necesidades funcionales de un nuevo blanco muscular1,10.
Esto puede hacer que se pierda una función determinada si sólo existe un sistema motor para la realización de la función. Un ejemplo sería si
se extirpa el músculo recto externo de un ojo: ya no se puede hacer el movimiento de abducción con ese ojo. Existen mecanismos compensatorios
que a veces confunden lo dicho, ya que permiten la recuperación de la función. En el caso del músculo recto externo extirpado, la compensación
es tan obvia que no lleva a confusión: la única manera de compensar dicha pérdida es contraer la musculatura del cuello para mirar al lado
afectado. Pero, en otros casos, los mecanismos compensatorios no son tan obvios y permiten presuponer una capacidad de re-especificar su
función que nadie ha descrito de manera concluyente para motoneuronas en mamíferos adultos.
En la experiencia de nuestro grupo, esta incapacidad para re-especificar la función de un grupo de neuronas cuando se les cambia su blanco
natural es extensible a las neuronas del sistema nervioso central, al menos para las troncoencefálicas11,34. Por ejemplo, la interneurona
internuclear cuyo soma se localiza en el núcleo del motor ocular externo y que proyecta monosinápticamente sobre las motoneuronas del recto
interno localizadas en el núcleo del motor ocular común contralateral sobreviven a la pérdida de blanco (lesión selectiva de las motoneuronas
del músculo recto interno) o a su axotomía (sección del fascículo longitudinal medial). En ambos casos, las interneuronas internucleares buscan
blancos neuronales distintos localizados en regiones diferentes del tronco del encéfalo, pero no muestran signos funcionales de adaptación a
la fisiología de dichos blancos11,34.
En conclusión, en cada modelo experimental o situación clínica, conviene determinar si las recuperaciones funcionales observadas tras la lesión

5
neuronal se deben a un proceso completo de reinervación sensu estricto, a la presencia de mecanismos compensatorios de carácter sinergístico,
o a la presencia de mecanismos de aprendizaje cortical que permiten la utilización de un sistema motor para una función diferente (coger el lápiz
con la boca para escribir). A largo plazo, es más importante una correcta interpretación de lo observado que un vistoso titular de prensa, que el
tiempo termina por difuminar.

Agradecimientos
Agradezco a la Dra. Agnès Gruart la ayuda prestada en la realización de las figuras que ilustran el texto. Este trabajo ha sido realizado con ayudas
del MCyT (BFI2002-00936), FISS (01/0194), Junta de Andalucía (CVI-122) y Fundació La Caixa (00/032-00).

BIBLIOGRAFÍA
1. Baker R, Peck C, Spencer RF, Delgado-García JM, Winterkorn J. Structural and functional assessment of the reinnervation pattern of
cat extraocular muscle following central cut of the IIIrd, IVth and VIth cranial nerves. Society for Neuroscience 1985; Abstracts, 11, 973.
2. Barron KD. Neuronal responses to axotomy: consequences and possibilities for rescue from permanent atrophy and cell death. En:
Neural Regeneration and Transplantation (Ed. FJ Seil), 1989, págs. 79-100. Alan R Liss Inc, Nueva York.
3. Bliss TVP, Collingridge GL. A synaptic model of memory: long-term potentiation in the hippocampus. Nature 1993; 361: 31-39.
4. Bothwell M. Functional interactions of neurotrophins and neurotrophin receptors. Annual Review of Neuroscience 1995; 18: 223-253.
5. Carlin RK, Siekevitz P. Plasticity in the central nervous system: do synapses divide? Proc Natl Acad Sci USA 1983; 80: 3517-3521.
6. Cotman CW, Nieto-Sampedro M. Cell biology of synaptic plasticity. Science 1984; 225: 1287-1294.
7. Czéh G, Gallego R, Kudo N, Kuno M. Evidence for the maintenance of motoneurone properties by muscle activity. J Physiol
(London) 1978; 281: 239-252.
8. De la Cruz RR, Pastor AM, Delgado-García JM. Effects of target depletion on adult mammalian central neurons: morphological co-
rrelates. Neuroscience 1994; 58: 59-79.
9. De la Cruz RR, Pastor AM, Delgado-García JM. Effects of target depletion on adult mammalian central neurons: functional correla-
tes. Neuroscience 1994; 58: 81-97.
10. De la Cruz RR, Pastor AM, Delgado-García JM. Influence of the postsynaptic target on the functional properties of neurons in the
adult mammalian central nervous system. Reviews in Neurosciences 1996; 7: 115-149.
11. De la Cruz RR, Delgado-García JM, Pastor AM. Discharge characteristics of axotomized abducens internuclear neurons in the adult
cat. J Comp Neurol 2000; 427: 391-404.
12. Delgado-García JM. Output-to-input approach to neural plasticity in vestibular pathways. Otolaryngol Head Neck Surg 1998; 119: 221-230.
13. Delgado-García JM, Gruart A. The role of interpositus nucleus in eyelid conditioned responses. The Cerebellum 2002; 1: 289-308.
14. Delgado-García JM, Gruart A, de la Cruz RR. Neural adaptability to target removal in motor and premotor systems of adult mam-
mals. En: Neurodegenerative Brain Disorders (Eds. T Palomo, RJ Beninger y T Archer), 2000, págs. 351-364. Fundación Cerebro y
Mente, Madrid.
15. Delgado-García JM, del Pozo F, Spencer R, Baker R. Behavior of neurons in the abducens nucleus of the alert cat-III. Axotomized
motoneurons. Neuroscience 1998; 24: 143-160.
16. Edwards FA. LTP: a structural model to explain inconsistencies. Trends Neurosci 1995; 18: 250-255.
17. Geinisman Y, Berry RW, Disterhoft JF, Power JM, Van der Zee EA. Associative learning elicits the formation of multiple-synapse
boutons. J Neurosci 2001; 21: 5568-5573.
18. Gruart A, Blázquez P, Delgado-García JM. Kinematics of spontaneous, reflex, and conditioned eyelid movements in the alert cat. J
Neurophysiol 1995; 74: 226-248.
19. Gruart A, Guillazo-Blanch G, Fernández-Mas R, Jiménez-Díaz L, Delgado-García JM. Cerebellar posterior interpositus nucleus as
an enhancer of classically conditioned eyelid responses in alert cats. J Neurophysiol 2000; 84: 2680-2690.
20. Gruart A, Gunkel A, Neiss WF, Angelov DN, Stennert E, Delgado-García JM. Changes in eye blink responses following hypoglossal-fa-
cial anastomosis in the cat: evidence of adult mammal motoneuron unadaptability to new motor tasks. Neuroscience 1996; 73: 233-247.
21. Gruart A, Streppel M, Guntinas-Lichius O, Angelov DN, Neiss WF, Delgado-García JM. Motoneuron adaptability to new motor
tasks following two types of facial-facial anastomosis in cats. Brain 2003; 126: 115-133.
22. Gudino-Cabrera G, Pastor AM, de la Cruz RR, Delgado-Garcia JM, Nieto-Sampedro M. Limits to the capacity of transplants of ol-
factory glia to promote axonal regrowth in the CNS. Neuroreport 2000; 11: 467-471.
23. Haydon PG, Drapeau P. From contact to connection: early events during synaptogenesis. Trends Neurosci 1995; 18: 196-201.
24. Johnson RD, Taylor JS, Mendell LM, Munson JB. Rescue of motoneuron and muscle afferent function in cats by regeneration into
skin. I. Properties of afferents. J Neurophysiol 1995; 73: 651-661.
25. Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM. Principles of Neural Science. McGraw-Hill, Nueva York, 2000.
26. Kirkwood A, Lee HK, Bear MF. Co-regulation of long-term potentiation and experience-dependent synaptic plasticity in visual cor-
tex by age and experience. Nature 1995; 375: 328-331.
27. Kuno M, Miyata Y, Muñoz-Martínez EJ. Differential reaction of fast and slow alfa-motoneurones to axotomy. J Physiol (London)
1974; 240: 725-739.
28. Levi-Montalcini R. Developmental neurobiology and the natural history of nerve growth factor. Ann Rev Neurosci 1982; 5: 341-362.
29. Lieberman AR. The axon reaction: a review of the principal features of perikaryal responses to axon injury. International Rev
Neurobiol 1971; 14: 49-123.
30. Llinás R. I of the Vortex. From Neurons to Self. The MIT Press, 2001, Cambridge, MA.

6
31. Malenka RC. LTP and LTD: dynamic and interactive processes of synaptic plasticity. Neuroscientist 1995; 1: 35-42.
32. Morcuende S, Delgado-García JM, Ugolini. Neuronal premotor networks involved in eyelid responses: retrograde transneuronal tra-
cing with rabies virus from the orbicularis oculi muscle in the rat. J Neurosci 2002; 22: 8808-8818.
33. Múnera A, Gruart A, Muñoz MD, Fernández Mas R, Delgado-García JM. Hippocampal pyramidal cell activity encodes conditioned
stimulus predictive value during classical conditioning in alert cats. J Neurophysiol 2001; 86: 2571-2582.
34. Pastor AM, Delgado-García JM, Martínez-Guijarro FJ, López-García C, de la Cruz RR. Response of abducens internuclear neurons
to axotomy in the adult cat. J Comp Physiol 2000; 427: 370-390.
35. Pozo MA, Cerveró F. Neurons in the rat spinal trigeminal complex driven by corneal nociceptors: receptive-field properties and ef-
fects of noxious stimulation of the cornea. J Neurophysiol 1993; 70: 2370-2378.
36. Privat A, Chauvet N, Ribota M. Repousse axonale et obstacle glial. Rev Neurologie (Paris) 1997; 153: 515-520.
37. Purves D. The trophic theory of neural connections. Harvard University Press, 1986, Cambridge, MA.
38. Ramón y Cajal S. Histologie du système nerveux de l’homme et des vertébrés, 1911, 1972, Vol 2. C.S.I.C., Madrid.
39. Schnell L, Schwab ME. Axonal regeneration in the rat spinal cord produced by an antibody against myelin-associated neurite
growth inhibitors. Nature 1990; 343: 269-272.
40. Selzer ME. Regeneration of peripheral nerve. In: The Physiology of Peripheral Nerve Disease (Ed. AJ Summer), 1980; págs. 358-
431. WB Saunders Company, Philadelphia.
41. Sofroniew MV, Galletly NP, Isacson O, Svendsen CN. Survival of adult basal forebrain cholinergic neurons after loss of target neu-
rons. Science 1990; 247: 338-342.
42. Sperry RW. The problem of central nervous reorganization after nerve regeneration and muscle transposition. Q Rev Biol 1945; 20:
311-369.
43. Sunderland SS. Nerve Injuries and their Repair. A Critical Appraisal. 1991; Churchill Livingstone, Edinbourgh.
44. Schwab ME. Repairing the injured spinal cord. Science 2002; 295: 1029-1031.
45. Takata M. Two types of inhibitory postsynaptic potentials in the hypoglossal motoneurons. Prog Neurobiol 1993; 40: 385-411.
46. Tsukahara N. Synaptic plasticity in the mammalian central nervous system. Ann Rev Neurosci 1981; 4: 351-379.

También podría gustarte