Vida Interior y Formación. Claudia Daniela Onorato

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Semillas de formación y

vida Interior

Claudia Daniela Onorato


Claudia Daniela Onorato

Semillas de formación y Vida Interior

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SinObraDerivada 4.0 Internacional License.


Este libro, basado en el pilar de la Religión, renueva las Reglas de

Discernimiento Espirituales de San Ignacio de Loyola.


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Capítulo 1- La experiencia religiosa

Introducción
La experiencia religiosa es una experiencia de Dios, la misma da sentido

a la propia vida y la transforma en misión. La experiencia religiosa de Don Bosco

se inicia en la infancia, con el sueño de los nueve años, y está especialmente unida

a su misión; una misión social. Nos interesa conocer la experiencia religiosa de Don

Bosco en relación con su pedagogía.

Por lo anterior expuesto, el enfoque será pedagógico, profundizaremos

en la experiencia religiosa de Don Bosco, por ende, en uno de los pilares de su

Sistema Preventivo: la Religión.

Entendemos que estas vivencias, que incluyen temas como el bien y el

mal, son relevantes para la formación en la actualidad, por eso, desarrollaremos la

acción del mal en la vida de Don Bosco y la forma en la que el santo pudo tramitarla.

Explicitaremos cómo esta acción maligna sigue presente en la actualidad, nos

detendremos a considerar su forma y sus significados en la vida de hoy.

El pilar de la Religión, es importante si se lo explicita en lo cotidiano, es

decir, si se lo ve encarnado, porque es “en lo de todos los días” donde se juega la

santidad personal.
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Describir las manifestaciones de la religión en el Sistema Preventivo de

Don Bosco, puede aportar a la comprensión y renovación del modo de vida típico

de las pastorales, de los equipos de catequesis, de los grupos que conforman

Instituciones educativas y de las comunidades eclesiales, entendiendo que, como

Instituciones religiosas, se encuentran necesariamente comprometidas con el

acompañamiento formativo hacia los jóvenes, que incluye los temas del bien y del

mal que es necesario desocultar. Estos temas, si bien han sido abordados por

investigadores, santos, como San Ignacio de Loyola; exorcistas y por los Papas en

diversas encíclicas, no ha sido suficientemente trabajado en relación con el tema de

la comunión de los santos. Realizaremos una lectura relacional del pilar de la

Religión en el Sistema Preventivo de Don Bosco con los presupuestos teóricos y

metodológicos ofrecidos por Edith Stein, para la exigencia de una labor social de

formación cuyo propósito es restaurar la comunión con Dios.

Los 20 años de experiencia vividos en la Pastoral Universitaria de la

Universidad Católica de Santa Fe, como estudiante, y como ex alumna, avalan este

trabajo. También, mis 20 años de catequista, en escuela primarias y en parroquias,

colaborando en cada sitio para el logro de una pastoral renovada, en confrontación

con modos autoritarios de entender la formación religiosa.

El punto de partida
El problema del cual partimos en esta investigación es: ¿cómo se propicia

la formación religiosa en la obra salesiana para la labor social de formación, es decir,

para formar personas para la comunidad?


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En este contexto, el estudio de la experiencia religiosa posibilita el

abordaje interdisciplinar. Puntualmente, tomaremos los aportes de la Religión a la

Pedagogía de Don Bosco; el concepto de Bildung de la Filósofa de la Educación

Edith Stein, también; los aportes pastorales de los Padres Exorcistas Grabriele

Amorth y de José Antonio Fortea y los aportes metodológicos de la fenomenología,

para indagar en el proceso educativo, un proceso en acto en el que la experiencia

religiosa se realiza.

Es en el vínculo educativo donde la experiencia viva de Dios se hace

formación y donde se constituye el sujeto religioso, es decir, el sujeto capaz de

religar memoria, costumbres, tradiciones, experiencias colectivas, resignificándolas

para su cotidiano seguimiento de Cristo. Este es el objeto de nuestro interés.

Tomando los aportes de Don Bosco sobre la educación, particularmente

las vivencias relacionadas con el pilar de la religión y los aportes de Edith Stein

acerca de la Bildung, puntualmente la idea de labor social de formación,

ingresaremos al interior de estos procesos educativos para explicitarlos mejor, lo

cual es de gran interés, desde el punto de vista pedagógico, porque permitiría

asumir la tarea formativa en toda su riqueza y complejidad, es decir, desde sus

múltiples facetas, evitando la desintegración. También, ofrecer una propuesta

concreta hacia una pastoral renovada.

Hoy escuchamos hablar de salud, ecología, emociones, aprender a

aprender, en educación. Proliferan las teorías, sin embargo, las personas aparecen

enfermas, no manifiestan sensibilidad social, son analfabetas emocionales y


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desconocen la acción del mal en sus vidas. ¿Cómo estamos formando? ¿Por qué

vivimos desintegrados? ¿Por qué se debilitan nuestras comunidades? ¿Por qué la

formación no nos sirve para vivir?

Precisando de una vez, las posibilidades educativas para el logro de un

refinamiento personal están a disposición. Con todo, la formación (en todas las

edades) no logra que las personas puedan sumergirse en un proceso de cambio

personal, sanador y liberador, aunque quieran y deseen hacerlo.

¿Cómo es posible que el proceso formativo, cuya misión es el despliegue

de la persona en todas sus potencialidades no toque los corazones? Es un reclamo

que llega a la formación en todos los niveles y modalidades, también, a la formación

religiosa donde crecen propuestas de todo tipo, se consumen teorías contrarias a la

propia vida religiosa, contrarias al Evangelio, como novedad (por ejemplo: Reiki,

Yoga), herejías avaladas por autoridades religiosas, por sacerdotes, para ser

vividas por la comunidad.

¿Cómo se forma? ¿Qué criterios acompañan a los formadores para

realizar sus propuestas? ¿Por qué las comunidades no encuentran en su formación

las herramientas, los sentidos, que los ayuden en la construcción de un proyecto

personal y comunitario vital?

Descripción del proceso


Explicitados nuestros referentes teóricos, y nuestro punto de partida,

veremos los aspectos metodológicos para el abordaje de estas experiencias, que


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posibiliten explicitar sus dinamismos, a fin de comprenderlas mejor, evidenciando

sus significados.

Una propuesta concreta de análisis de los datos:

Se toma como referente la propuesta de Van Der Leeuw, tal como la

presentaron Roberta Vasconcelos Leite y Miguel Mahfoud:

1. Nominación y organización de las vivencias a fin de comprenderlas.

La tarea propia de este primer paso es ver, separar, agrupar, nombrar; tomando las

expresiones de los propios sujetos sin caer en la cosificación (Vasconcelos Leite,

Mahfoud) “Hemos encontrado que toda comprensión, llega por último al límite donde

pierde su nombre y solo puede llamarse ser-comprendido. Que toda comprensión

sea finalmente un ser-comprendido, significa que todo amor es, finalmente, ser

amado, que todo amor humano es solo la respuesta al amor que nos fue dado.”

(Van Der Leeuw)

2. Inserción metódica de las resonancias de las vivencias en la propia

vida. Dichas repercusiones son sentidos que exigen ser comprendidos y que

enriquecen, amplían la investigación abriendo nuevas posibilidades a problematizar.

(Vasconcelos Leite, Mahfoud) Al poner nombre a los fenómenos se los convoca,

luego, se espera que estos fenómenos se vivencien en la propia vida. (Van Der

Leeuw)

3. Epojé. Dijo Van Der Leeuw “la epojé no es el comportamiento del

observador frío, por el contrario, es la amante mirada del que ama sobre el objeto
6

amado.” Se trata de dejar de lado el juicio sobre la realidad para observar el

fenómeno tal como se presenta.

4. Aclarar las vivencias explicitando el sentido de las mismas al elaborar

categorías. Así, es posible compartir elaboraciones personales, captar elementos

comunes, elucidar cuestiones relacionadas con el mundo de la vida de ese grupo

particular y decir el tipo de experiencia de que se trata el fenómeno investigado.

(Vasconcelos Leite, Mahfoud) “Aclarar lo contemplado” (Van Der Leeuw) Esto, sin

quedarnos en un análisis categorial, sino realizando los informes de manera

narrativa.

5. “Comprensión de las conexiones de sentido para configurarlas como

información. Se trata de la culminación de los pasos anteriores” (Vasconcelos Leite,

Mahfoud) “Comprender lo que se muestra.” (Van Der Leeuw) y poder narrarlo,

yendo del todo a la parte y de la parte al todo.

6. Volver a los datos de manera continua para rectificar las

comprensiones y preservar la dinámica propia de la experiencia, implica confrontar

con fuentes teóricas y con pares. (Vasconcelos Leite, Mahfoud). En este paso es

posible enriquecer el texto con nuevos sentidos.

7. Reconstrucción de la experiencia vivida para que sea posible dar

testimonio del fenómeno a otros a fin de lograr una mayor comprensión de la

vivencia. (Vasconcelos Leite, Mahfoud) “Dar testimonio de lo comprendido” Van Der

Leeuw)
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En síntesis, en los desarrollos anteriores hemos conectado con una

manera original de procesar los datos de la realidad. Vimos que la experiencia

implica descubrir al objeto, atender a todos los indicios, comprender procesos, dar

sentido a las cosas, así, mediante el análisis emerge el objeto en su identidad, en

su constitución, en nuestro caso, la formación religiosa.


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Capítulo 2- La experiencia religiosa en

Don Bosco
La experiencia educativa salesiana, es una experiencia preventiva, sus

pilares son el Amor, la Razón y la Religión. La preventividad, no se agota en el

hecho de evitar el mal, sino que busca propiciar el crecimiento de los jóvenes en el

bien, en la bondad.

Con estas certezas, comenzó Don Bosco una “obra de asistencia en

favor de los jóvenes pobres y abandonados. Entendió que se los debía proteger,

poniendo a disposición de los mismos los medios y los recursos para introducirlos y

hacerlos crecer en la vida de la gracia, esto incluye, hacer una obra constructiva en

el marco de la subsistencia, de los derechos personales, de la instrucción, de la

profesión y crecimiento moral y social. (p. Braido, p 12)

Todos hemos sido hijos de Dios (Gálatas 3, 26; 4,5) predestinados a

reproducir la imagen de su Hijo (Rom 8, 29). Para Don Bosco, la religión, como

acogida y vivencia de esta vocación divina en el plan de Dios, era un componente

constitutivo e insustituible de la formación que ofrecía a los jóvenes.

” La meta y el camino que se proponía en la educación era

la configuración con la persona de Jesucristo. Entendemos por

religiosidad la actitud dinámica de apertura de la persona al sentido

más radical y profundo de su existencia y al compromiso de vida

coherente con esta opción. No es una actitud más entre otras; la


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religiosidad es como la raíz que soporta y alimenta todas las

dimensiones de la vida. También se le podría llamar “espiritualidad”

en el sentido amplio, entendida como las motivaciones profundas, los

valores fundamentales, el ideal, la utopía, la opción fundamental que

orienta y da sentido a la vida de una persona en su totalidad. La fe

cristiana tiene como punto de partida la iniciativa gratuita y amorosa

de Dios de revelar su plan de salvación para la humanidad y la

vocación a la que Él quiere llamar al ser humano. La fe, como

respuesta a esta Palabra no es, en consecuencia, la simple aceptación

de una doctrina revelada o el cumplimiento de una moral expresada

en los mandamientos, ni la sola práctica de algunos actos o

devociones religiosas o la mera aceptación de una tradición familiar,

social o cultural. La fe hace referencia a la relación con una persona,

Jesucristo. Es el encuentro personal con el Señor, la acogida de la

buena noticia que Él anuncia y su llamado a seguirlo radicalmente.

Suscitar y alimentar la religiosidad en la mente y en el corazón de los

jóvenes como búsqueda de sentido fundamental de la vida y hacerles

la propuesta y acompañamiento catequístico que lleve al encuentro

con Cristo y a su seguimiento, tales son los elementos esenciales hoy

de la religión como pilar del Sistema preventivo.” (Peresson, 2009, p

340 a 356)
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Don Bosco y su experiencia de Dios


En su sueño de los 9 años, recuerda Don Bosco que el hombre misterioso

y resplandeciente del sueño le dijo: “Ponte, pues, ahora mismo a enseñarles la

fealdad del pecado y la hermosura de la virtud”. Vi que, en lugar de animales feroces

aparecieron mansos corderillos, que, haciendo fiestas al Hombre y a la Señora,

seguían saltando y balando a su alrededor (MO, p.4) Este sueño nos muestra, de

manera sencilla, la mirada de Don Bosco acerca de la experiencia religiosa:

reconocer la fealdad del pecado y la belleza de la virtud, implicarse en la tarea de la

mejora personal a través de la educación y la fiesta (la alegría).

Mamá Margarita
Alburquerque Eugenio (2013) nos acerca a la experiencia religiosa de

Juan Bosco, en sus primeros años, destacando la figura de su madre:

Desde las primeras páginas de las Memorias del Oratorio, la narración

de Don Bosco manifiesta una constante que lo acompaña a lo largo de toda su

existencia: la importancia determinante de la religiosidad, de la Religión, en su

mentalidad y en el ambiente en que crece (MO., p 3). Y es sobre todo a su madre,

Mamá Margarita, y a su acción educadora, a quien atribuye el mérito de haber

arraigado en él el sentido de Dios, una visión de fe profunda y una firme esperanza

y caridad.

Ella, mujer analfabeta, fue la primera catequista de Don Bosco, quien,

incluso, debido a la distancia de la iglesia, tenía que limitarse a la instrucción


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religiosa de tan buena madre. Ciertamente, la historia espiritual de Don Bosco tiene

su origen ya en los años de la infancia, en los que la pedagogía materna logra hacer

emerger el sentido y la centralidad de Dios, creador, omnipresente, bondadoso y

providente. Esta visión de la presencia amorosa de Dios en su vida le acompañó

siempre y es quizá el presupuesto de su disposición y actitud contemplativa. (p 43)

Como vemos, la experiencia religiosa de Don Bosco comienza en el

hogar. Recuerda una época de penuria económica en la que su madre, luego de

una breve oración, manifestó su confianza en la providencia divina con una medida

extraordinaria: cocinó un becerro, como en épocas de abundancia, y así sació a

toda la familia. Además, “sacó partido de los recursos más insignificantes para

salvar la crisis de víveres”. (MO, p.2)

Nos sumamos al sentido profundo de estas cosas pequeñas. Son gestos

que nacen de la cultura, del vivir cotidiano, del diálogo, del encuentro. Don Bosco

los recupera en su memoria, porque estos recuerdos cuentan o narran la historia

confirmando la riqueza vital de Mamá Margarita, manifestando su sensibilidad, su

fe, su confianza en la providencia, su sentido práctico en la resolución de problemas

cotidianos.

Margarita, le enseñó a rezar, le mostró cómo preparar una confesión, se

confesó ella primero, lo acompañó hasta un sacerdote para confesarse y luego le

ayudó a dar gracias. En todo fue acompañando la vivencia de la fe, con gradualidad,

hasta que el hijo logró realizar las oraciones y la confesión por sí mismo. (MO, p.2)
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Canalizar positivamente la vida afectiva


Otro aspecto, al cual nos referimos ahora, es a la capacidad del santo

para “sublimar sus impulsos sexuales y agresivos”, como la señala Fausto Jimenez

(p.14). Juan Bosco, era un niño lleno de vitalidad. Participaba en peleas. Narraba

historias a sus amigos. El santo, recuerda cómo enseñaba a sus contemporáneos:

“estaba en ayunas de toda ciencia, por más que entre ellos pasase por un doctor.

En el país de los ciegos, el tuerto es rey” (MO p. 6).

Caminaba y bailaba sobre las cuerdas, en toda oportunidad rezaba y

cantaba a Dios:

“En aquel momento hubierais visto al predicador como antes

dije, convertirse en un charlatán de profesión. Hacer la golondrina,

ejecutar el salto mortal, caminar con las manos en el suelo y los pies en

alto, echarme a continuación al hombro las alforjas y tragarme monedas

para después sacarlas de la punta de la nariz de este o del otro

espectador. Multiplicar pelotas y huevos, cambiar el agua en vino, matar

y despedazar un pollo para hacerlo luego resucitar y cantar mejor que

antes, eran los entretenimientos ordinarios. Andaba sobre la cuerda

como por un sendero: saltaba, bailaba, me colgaba, ora de un pie, ora de

los dos; ya con las dos manos, ya con una sola. Tras algunas horas de

diversión, cuando yo estaba bien cansado, cesaban los juegos, se hacía

una breve oración y cada cual volvía a su casa. Quedaban fuera de estas
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reuniones los que hubieran blasfemado, hablado mal o no quisieran

tomar parte en las prácticas religiosas”. (MO.p.7)

Juan Bosco crece, toma la primera comunión entendiendo que Dios

tomaba posesión de su corazón, según le dijo su madre. Todo su entorno se

acomoda a transmitir el mensaje divino, él sabe acoger la Palabra de Dios para su

vida siendo capaz de reducir progresivamente las propias tensiones instintivas.

¿Cómo logra esta transformación específicamente? Con el acompañamiento de

personas significativas en su vida que le ayudan a vivir con sencillez y alegría su

relación con Dios y su misión. Afirmamos que, todas sus tendencias agresivas y

sexuales las tramitó en forma familiar y alegre, por lo cual, logró desarrollar una

personalidad integrada.

Guías espirituales
Para continuar ahondando en la experiencia religiosa de San Juan

Bosco, tomamos algunos aportes de Fausto Jimenez (1994), el autor precisa la

importancia de los otros en la vida de Don Bosco, son los demás el punto de

referencia histórico de toda su obra, especialmente los sacerdotes, verdaderas

figuras parentales, que le sirven de referentes y modelos. Estas personas fueron,

entre otras, Margarita Occhiena, (1778- 1856), José Lacqua (1824-1825), Juan

Calosso (1829-1830), José Cafasso (182-1860) (p. 12). La amistad con estos guías

espirituales le aportó a Don Bosco la claridad acerca de su vocación y le ofreció la

posibilidad de acceder a casas de estudio.


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“Lo recibido como donación posee sinergismo interior natural,

que impulsa a lo más y a lo mejor. En la casa de Don Bosco, no hay nada

superfluo, sino lo necesario, porque todos echan una mano para seguir

adelante. Y este empeño de todos por conseguir lo necesario y lograrlo

cada día les da una sensación de contento, una chispa de felicidad

profunda. Por la noche, al irse a dormir en el jergón, Juan siente la

satisfacción profunda de formar parte activa de una familia que tira para

delante, que vence las dificultades, porque también él echa una mano.

Sentido de pertenencia, sentido de dignidad, llamarán los psicólogos a

esta satisfacción. Es un conjunto de elementos que despiertan el gusto

por vivir y que Don Bosco transmitirá ininterrumpidamente a sus jóvenes

y a sus salesianos.” (Jimenez, 1994, p 14)

Este mismo aspecto es destacado por Alburquerque Eugenio (2013), la

lectura vincular de este aporte nos muestra la importancia del otro para la propia

constitución subjetiva, en particular, para sanar heridas, para cerrar procesos

formativos deficientes, para encontrar la propia vocación y misión, para vivir de

acuerdo a los mensajes de su Sistema Preventivo y cortar con toda herencia

represiva.

“Desde los dieciséis a los veintiséis años, el joven Bosco vive

prevalentemente en Chieri, pequeña ciudad a unos dieciséis kilómetros

de Turín, primero como estudiante en la escuela pública y, a partir de

1835, como seminarista.


15

En la escuela de Chieri, la educación religiosa era muy

cuidada: misa diaria, libros de lectura piadosa, oraciones al principio y

final de las clases, lecciones del catecismo, oficio de la Virgen en los días

festivos, frecuencia sacramental.

En estos años funda la «Sociedad de la Alegría» y se rodea

de buenos amigos (Garigliano, Poirino, Braia, Comollo), que le animan

con su buen ejemplo y a quienes él admira e imita. Se trata, de

verdaderas amistades espirituales (Desramaut, 1996, pp. 60-62),

especialmente en el caso de Comollo, cuya piedad le impresiona. (p.44)

Al pedir que me despojara de la ropa secular con aquellas

palabras: Que el Señor te despoje del hombre viejo con todos sus actos,

dije en mi corazón: «¡Oh cuantas cosas viejas he de abandonar! Dios

mío, destruid en mí todas mis malas costumbres”. (MO, p. 59).

Tomamos, entonces, un primer elemento de la experiencia religiosa

salesiana: el acompañamiento y la animación como aspectos relevantes para vivir

según la gracia. Destacamos a Mamá Margarita, como ayuda especial que recibió

Juan Bosco para tramitar diversos aspectos de su personalidad, junto al testimonio

de sus amigos, en particular, de Comollo. Profundicemos en estos aportes, desde

estas líneas guía: el acompañamiento y la capacidad de tramitar las tensiones

propias de la vida.

Continúa escribiendo Alburquerque Eugenio (2013).


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“Bajo la guía de San Francisco de Sales, Don Bosco construye

un modelo pastoral basado en la sencillez y la alegría. En 1841 ingresa

en el Convitorio, donde cuenta con la guía espiritual y moral de Don

Cafasso.

Don Cafasso –desde seis años antes mi guía– fue también mi

director espiritual y, si he realizado algún bien, se lo debo a este digno

eclesiástico en cuyas manos deposité todas las decisiones, aspiraciones

y acciones de mi vida (MO, p. 88).

En su labor apostólica, Don Bosco alude y cita con frecuencia

la autoridad espiritual de su maestro, reproduce su enseñanza e incluso

sus palabras, sigue sus métodos, su manera de predicar, hecha de

sencillez, de insistencia en los sacramentos y en los novísimos; es

idéntico su modo de confesar, todo comprensión y benignidad; idéntica

también su devoción a la Virgen, la misma pasión por la Eucaristía; el

mismo celo por la salvación de las almas; el mismo amor a la Iglesia y al

Papa. Realmente, Don Bosco descubre en Cafasso al maestro y al

modelo de su vida sacerdotal, aunque Cafasso no pretende hacer al

joven sacerdote a su imagen y semejanza, ni, por su parte, Don Bosco

copia a Cafasso, sino que lo imita según sus propias aptitudes

personales.

De forma sintética, se puede decir que don Bosco encuentra,

en don Cafasso, al padre bueno y al guía seguro que necesitaba para


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alcanzar la madurez humana, curando la confusión y las heridas que

pudiera arrastrar desde su niñez. A través de su enseñanza logra también

la madurez teológica, complementando las posibles carencias de la

formación en el seminario de Chieri.

Bajo su dirección, alcanza la madurez vocacional que le lleva

a una opción definitiva por los jóvenes. Y, finalmente, a través de la

experiencia de la dirección espiritual, llega a la madurez espiritual que le

conduce a una espiritualidad basada en el amor de Dios y en la caridad

pastoral, una espiritualidad verdaderamente «salesiana». Por ello, para

comprender a Don Bosco es necesario referirse a su maestro y guía. (p.

46-47)

La pedagogía bosquiana de la santidad es una pedagogía

realista, que tiene muy en cuenta la propuesta de modelos concretos

Según Buccellato, toda la acción educativo-pastoral de Don Bosco se

sostiene en su preocupación fundamental de que todos los jóvenes se

salven, y en su convicción –típicamente alfonsiana– de que esto es

posible y de que, en realidad, no es demasiado difícil”. (Buccellato, 2008,

p. 96). (p. 49)

Los amigos
La acción educativa y pastoral de Don Bosco se va construyendo como

experiencia religiosa que configura un modo de ser y de hacer caracterizado por el


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acompañamiento y guía para vivir en gracia, también, por los vínculos fuertes de

amistad como modelos que alientan las ganas de vivir, la plenitud, la alegría, y la

sencillez.

“La vida espiritual de Don Bosco, así como su propuesta de

santidad a los jóvenes y a los primeros salesianos se caracterizó siempre

por una alegría sin igual. Existe, pues, una espiritualidad «salesiana de

Don Bosco», que tiene fuentes y raíces muy precisas (Felipe Neri,

Francisco de Sales, Vicente de Paul, Alfonso de Ligorio); y en la que

influyen también santos contemporáneos suyos, maestros espirituales

junto a los que vivió”. (José Cafasso, Bruno Lanteri). (Alburquerque,

2013, p. 54)

“Así agradaba a todos y me ganaba el bien querer y el cariño

de los compañeros. Empezaron a venir para jugar, luego para oír

historietas y para hacer los deberes escolares y, finalmente, venían

porque sí, como los de Morialdo y Castelnuovo. Para darles algún

nombre, acostumbrábamos a denominar aquellas reuniones Sociedad de

la Alegría.

El nombre venía al pelo, ya que era obligación estricta de cada

uno buscar buenos libros y suscitar conversaciones y pasatiempos que

pudieran contribuir a estar alegres. Por el contrario, estaba prohibido todo

lo que ocasionara tristeza, de modo especial las cosas contrarias a la ley

del Señor”. (MO., p. 16)


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Otras experiencias vividas por Don Bosco con sus amigos nos acercan a

la capacidad de aprender colaborativamente. Juntos, hacen de los momentos de

estudio un tiempo agradable, de disfrute, donde el conocimiento tiene su lugar junto

al trabajo en equipo. De este modo, la tarea se vuelve ligera, se conoce más, se

afianzan los vínculos de amistad, se aprenden modos de estudiar de los otros, y se

accede a perspectivas diversas que enriquecen la propia mirada.

“Durante las horas de recreo, en casa, a veces nos reuníamos

en el refectorio para hacer lo que llamábamos círculo de estudios. Allí

uno preguntaba sobre lo que no sabía o lo que no había entendido en la

explicación o en el texto. Me gustaba mucho, y me era muy útil para el

estudio, para la piedad y para la salud. Llamaba la atención por el modo

de preguntar Luis Comollo, que entró en el seminario un año después de

mí. Un tal Domingo Peretti, actualmente párroco de Buttigliera (Buttigliera

Alta, de 1850 a atención 1893) tenía mucha facilidad y respondía

siempre. Garigliano era un excelente oyente: sólo hacía algunas

reflexiones. Yo era el presidente y juez inapelable. Como en nuestras

charlas salían ciertas cuestiones a las que ninguno de nosotros sabíamos

responder, nos dividíamos las dificultades. Al cabo de un tiempo

determinado debía aportar cada cual la solución de la dificultad de que

se había hecho cargo”. (Mo p. 34)

Recordando a Luis Comollo, su amigo, reconoce que su propuesta

educativa no puede ser mortificante, no lo acepta para sí ni para la vida de los


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demás, por el contrario, propone vivir en la alegría, para él, en eso consiste la

santidad. Don Bosco escribe:

“En una sola cosa ni siquiera intenté imitarle: en la

mortificación. No acababa de entender que un joven de diecinueve años

tuviese que ayunar rigurosamente durante toda la cuaresma y otros

tiempos mandados por la Iglesia; y ayunar todos los sábados en honor

de la Santísima Virgen, renunciar a menudo el desayuno de la mañana,

comer a veces a pan y agua y soportar cualquier desprecio e injuria, sin

dar la más mínima señal de resentimiento”. (MO p.34)

El Sistema Preventivo
Luis Timossi 2021, señala que la obra de Don Bosco nace del amor que

puso fuego en sus venas y lo lanzó a decir: “Da mihi animas, caetera tolle”; “Hasta

mi último aliento será para los jóvenes”. En su propia historia personal se observa

que vivió moviéndose de un lugar a otro: experimentó las consecuencias de migrar,

de estar lejos de su casa, de su familia; el desgarro afectivo, cuando tuvo que dejar

a su familia; la desubicación, la disonancia existencial por cambiar de contextos en

término de menos de 2 años; así mismo, el rechazo o bullying de sus compañeros

por su apariencia de campesino pobre, con más edad que los otros estudiantes;

más aún, problemas para subsistir: pasó hambre, trabajó desde niño, hizo

sacrificios de todo tipo para salir adelante. Este fue su peregrinar. El tema de las

amistades lo confronta con el riesgo, si se elige buenos amigos puede caminar

mejor, sino, puede ir por mal camino (esto le aconsejó mamá Margarita).
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De este modo, su historia lo fue formando para la misión de acompañar

a jóvenes extranjeros. En el oratorio festivo se veían jóvenes que venían de países

lejanos, además, no tenían ninguna práctica religiosa y, por eso, estaban expuestos

a todo tipo de perversión, especialmente en los días festivos. Estos chicos, llegados

a la gran ciudad, corren grave riesgo de pervertirse (acentúa Don Bosco), el peligro

es desvincularse de la iglesia y frecuentar malas compañías. Quería que la

salvación que nos trajo Jesús, llegue a todos los jóvenes. Quería que encuentren

un camino de salvación de la perversión, que no se pierdan.

Todo lo hace en comunión con la Iglesia, con su Arzobispo, quien bendice

la obra y provee un lugar para el proyecto. Gracias a esta bendición eclesial nace

un nuevo tipo de sacerdocio, algo inédito para ese tiempo. Sin darse cuenta, inicia

una pastoral y misión renovadas; un nuevo modo de ser misionero con los

migrantes, los jóvenes más pobres; una nueva praxis pastoral, no es la catequesis

tradicional parroquial, sino un modo nuevo de acercarse; una nueva obra eclesial

que es iglesia- parroquia-familia (todo junto) de los jóvenes abandonados. Es la

comunidad la que evangeliza.

Los predilectos de Don Bosco son los extranjeros, chicos abandonados

por sus familias, pobres, que están de paso por Turín buscando trabajo e ignoran la

vida parroquial, que no logran comunicarse porque no entienden el idioma ni los

entienden y que tienen sobre edad para iniciar una catequesis, esto los avergüenza.

Para Don Bosco, la causa principal del sufrimiento de los chicos es el abandono

familiar que viven más que la pobreza. Este abandono de todos es lo que más sufre

el pobre. (P. Luis Timossi, 2021)


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De estas vivencias nace el Sistema Preventivo de Don Bosco. Su

propuesta quiere salvar a los jóvenes del abandono y de la perversión. Por eso, en

esta experiencia se destacan el acompañamiento y la alegría, como modos de

tramitar los riesgos a los que están expuestos los jóvenes. La propuesta se concreta

y se expresa de un modo renovando, incluyendo el teatro, los libros, los juegos, la

música. Es decir, la vivencia religiosa del Santo se hace experiencia comunicable y

posible de vivir por los demás de un modo particular, un modo alegre. Los jóvenes

saben que ya no están solos, que tienen un Padre y amigo que los quiere y los

protege. Viven la felicidad propia de quien se sabe acompañado, guiado, por alguien

que lo comprende profundamente, también, se sienten contenidos por el afecto que

se les brinda, por lograr tener una comunidad de pertenencia, por ser parte de una

historia que resignifica y da sentido a su propia historia, por ser parte de un sueño

inimaginable de un santo que vibró con una sintonía simpática, con una energía que

se transmite y contagia en una comunidad viva. Don Bosco los volvió a la vida y les

enseñó a vivir una vida plena.

La vivencia religiosa salesiana destaca el acompañamiento, el modo en

que los otros pueden salvarnos al darnos criterios concretos para vivir el día a día

con sabiduría, apartándonos de lo que nos puede dañar y conducir a la perversión,

por ende, a la tristeza y la enfermedad. Para ello, Don Bosco, propone a cada uno

un plan de vida personalizado, detallado, pero apenas escrito. Sabemos que el

Sistema Preventivo llega a todos los jóvenes, teniendo en cuenta sus gustos, sus

preferencias, lo que cada uno disfruta y hace con agrado. El escrito sobre el Sistema

Preventivo es muy breve. En efecto, la experiencia educativa preventiva no se agota


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en esas pocas páginas, sino que se hace vida en cada persona que se deja conducir

por Don Bosco, hacia la vida en plenitud de una manera única. Concretando de una

vez, hay tantos “Sistemas Preventivos” como personas.

Un testimonio concreto de este “dejarse conducir” es el de Santo

Domingo Savio: “Yo seré la tela y usted será el sastre, haga de mí un hermoso traje

para el Señor.” Don Bosco, lo expresa de esta manera:

Me servía de los recreos, tan movidos, para buscar ocasión de

insinuar a mis muchachos pensamientos espirituales e invitarles a que

frecuentaran los sacramentos. A unos, con una palabrita al oído, les

recomendaba más obediencia, una mayor puntualidad en sus deberes; a

otros, que frecuentasen el catecismo y se viniesen a confesar; y cosas

semejantes. Para mí aquellas diversiones eran un modo eficaz de

hacerme con una multitud de jóvenes que, cada sábado por la tarde o

cada domingo por la mañana, viniesen a confesarse con el mejor deseo

del mundo. (MO, p. 70)

Destacamos este modo, propiamente salesiano, de trasmitir el mensaje

Divino en lo cotidiano, de manera personal. Hay un mensaje para todos: “ser

felices”, pero, para cada uno el mensaje se encarna de modo particular, y cada uno

va haciendo su propia experiencia. Dice Miguel Mahfoud, que, para juzgar una

experiencia es necesario contar con criterios que posibiliten evaluarla. Por eso, es

importante demorarnos en algunos criterios que nos ayuden a comprender mejor la

experiencia educativa salesiana, centrados en el pilar de la Religión.


24

La acción del mal en la vida de Don

Bosco
Conectaremos con la experiencia de Don Bosco, puntualmente, en los

hechos que nos introducen en el misterio de la acción del mal, que se opone al

proyecto de Dios. Concretamente, nos referiremos a los inicios del oratorio. De estas

vivencias, destacaremos la acción del mal y la respuesta de Don Bosco a las

situaciones que se le presentan.

Comencemos por Don Bosco recorriendo las calles de Turín, visitando

las cárceles, viendo cómo los jóvenes- abandonados a sí mismos- se pervierten,

cómo hacen buenos propósitos para cambiar de vida, pero no lo logran. A esta

realidad Don Bosco responde: “tal vez, si estos jóvenes encuentran quien se ocupe

de ellos, podrían cambiar de vida”. Ante esta clara acción del mal en la vida de los

jóvenes, Don Bosco, les ofrece su guía. Veamos otra situación.

Al poco tiempo de iniciar el oratorio, vive una realidad desesperante al no

conseguir casa: responde a esta acción del mal confiando en Dios. A este responder

lo llamaremos “tramitar”. Vemos cómo Don Bosco tramita las fuerzas que se oponen

a la misión que Dios le encomienda con la confianza plena en Dios.

“Llegó el último domingo en que se me permitía tener el

Oratorio en el prado. Yo lo ocultaba; pero todos sabían mis

preocupaciones y mis espinas.


25

Al atardecer de aquel día, contemplaba la multitud de

chiquillos que se divertían y consideraba la mies abundante que iba

madurando para el sagrado ministerio. Por lo cual, al verme tan solo a la

hora de entregarme a ese trabajo, falto de operarios y agotado de

fuerzas, en estado deplorable de salud y sin saber dónde poder reunir en

lo sucesivo mis muchachos, me sentí profundamente conturbado.

Me retiré a un lado, me puse a pasear a solas y, quizás por

primera vez, me conmoví hasta llorar. Mientras paseaba alcé los ojos al

cielo y exclamé:

- ¡Dios mío! ¿por qué no me señalas de una vez el lugar en

que quieres que recoja estos chicos? Dámelo a conocer y dime qué he

de hacer yo.

Terminaba esta súplica cuando llegó un sujeto, llamado

Pancracio Soave, que me dijo tartamudeando:

- ¿Es cierto que usted busca un sitio para montar un

laboratorio?

-Un laboratorio no: ¡un oratorio!

-Yo no sé lo que va de un oratorio a un laboratorio. Lo cierto

es que aquí hay un terreno. Venga y véalo usted mismo”.

La desesperación y depresión que buscan oprimir el corazón del Santo

duran tan solo unos instantes porque él se deja guiar por Dios, es más, clama
26

pidiendo que Dios lo guíe hacia ese lugar que necesita para alojar a sus jóvenes. Y

la respuesta no tarda en llegar.

Otras situaciones señalan los peligros que tuvo que afrontar: amenazas

de traslados, cierre de locales, penurias económicas, siniestros, robos por parte de

los mismos jóvenes, balazos, cuchillazos, peligros morales, burlas, amenazas,

atentados, menosprecio, soledad, incomprensiones por mantenerse al margen de

las iniciativas políticas. A todos los supo tramitar con creatividad, firmeza, vitalidad,

sencillez, convicción y alegría.

“En aquel preciso momento, la campana nos llamó a todos a

la iglesia, y, para colmo, aquel día, uno de aquellos eclesiásticos tenía a

su cargo el sermoncito que solía hacerse a esa hora a mis pobres chicos

del Oratorio: una plática moral.

Pero en aquella ocasión resultó verdaderamente inmoral: las

palabras libertad, emancipación, independencia fueron las que resonaron

durante todo el tiempo que duró el sermón.

Estaba yo nerviosísimo en la sacristía buscando la manera de

intervenir y frenar aquel desorden; pero el predicador abandonó en

seguida la iglesia y no bien se dio la bendición con el Santísimo, invitó a

los otros sacerdotes y a los jóvenes a unirse a él; y entonando a pleno

pulmón himnos patrióticos y haciendo ondear frenéticamente la bandera,

marcharon en desfile hasta los alrededores del monte de los Capuchinos.


27

Allí se comprometieron formalmente a no volver más al Oratorio si no iba

a funcionar según su punto de vista político.

Se sucedían estas cosas unas a otras sin que yo pudiese

exponer mi modo de ver ni aducir mis razones. Pero no me arredré a la

hora de cumplir con mi deber. Hice decir a aquellos sacerdotes que les

prohibía severamente volver al Oratorio; y a los jóvenes, que se me

debían presentar uno por uno antes de entrar de nuevo.

La cosa salió bien. Ninguno de los sacerdotes intentó

reintegrarse, y los jóvenes pidieron disculpa alegando que los habían

engañado, y prometieron sujetarse a la obediencia y disciplina.

Veamos otro ejemplo. Recuerda Don Bosco, que, al iniciar el

oratorio, estuvo muy enfermo, a tal punto que todos pensaban en su muerte.

Luego de la enfermedad y del agotamiento inicial que le produjo su obra,

nunca más volvió a enfermar: “De vuelta al Oratorio volví a trabajar como

antes, y durante veintisiete años no necesité de médicos ni de medicinas.

Esto me ha convencido de que no es el trabajo lo que daña a la salud

corporal.” (MO p. 77) Don Bosco ve en esta enfermedad una acción del mal

que busca afligirlo para que desista y no continúe con la obra iniciada.

Otras acciones del demonio en la vida de Don Bosco son narradas por

Fausto Jimenez (2013), se trata de vejaciones personales.

“En MB 7,68-77, hay una descripción pormenorizada de los

asaltos del demonio a la persona de Don Bosco en febrero-marzo 1862;


28

esta relación está tomada de Bonetti. Un resumen lo ofrece Ceria: «Ya le

aturdía un vozarrón el oído, ya le azotaba un viento como de huracán;

ora volaban hojas por todos los rincones, ora se perdían papeles, ora se

desordenaban libros (…). De la estufa apagada brotaban llamas

amenazadoras. Apenas se acostaba, una mano misteriosa tiraba

lentamente de las mantas hacia los pies. Cuando se cubría de nuevo,

sentía se deslizaban otra vez a lo largo de su persona. Si encendía la luz,

cesaba el fenómeno, para volver a empezar en las tinieblas (…). A punto

de dormirse, empezaba a danzar la almohada bajo su cabeza. La señal

de la cruz o alguna oración lo apaciguaba; mas tan pronto volvía a

conciliar el sueño, empezaba a moverse la cama entera. La puerta gemía

como empujada por viento impetuoso. Rumores espantosos sobre el

aposento hacían pensar en muchas ruedas de carros a la carrera. A

veces también resonaban de improviso gritos formidables» (Ceria, Don

Bosco con Dios, 227). Hizo la prueba de acompañarlo una noche un

sacerdote, y a media noche huyó despavorido. Otro tanto sucedió a dos

animosos clérigos. Don Bosco se trasladó al palacio del obispo de Ivrea

para encontrar paz: la primera noche le fue bien, pero luego todo

empeoró. En 1865 Don Bosco dice que había encontrado un remedio

eficaz, pero no quiso dar más explicaciones”. (p. 419)

Acerca de los sueños. Don Bosco sueña con el demonio y lo presenta

con imágenes variadas que demuestran su fealdad: Dice Fausto Jimenez (2013),

que Don Bosco, tramitó estos sueños como enseñanza:


29

“Elefante (El elefante blanco, 1863); gato (Un paseo al

paraíso, 1861; El lirio y el gatazo, 1865; La confesión y los lazos del

demonio, 1869; Una visita al colegio de Lanzo, 1871); gavilán (El

ruiseñor, 1872); león (Un paseo al Paraíso, 1861; El congreso de los

diablos, 1885; La fe, nuestro escudo y nuestro triunfo, 1876); lobo (Un

paseo al Paraíso, 1861; Una visita al colegio de Lanzo, 1871); mono (La

linterna mágica, 1861); monstruo horrible y feo (Los monstruos y los

niños, 1865); horrible, que infundía espanto (El infierno, 1868; de

extraordinaria corpulencia e indecible deformidad, más feo y

deforme que todos los monstruos de la tierra (La misericordia divina,

1873); horrible y feroz (Las fieras con piel de cordero, 1885); oso (Un

paseo al Paraíso, 1861; Una visita al colegio de Lanzo, 1871; La fe,

nuestro escudo y nuestro triunfo, 1876); pantera (Un paseo al Paraíso,

1861); perro (Un paseo al Paraíso, 1861; Una visita al colegio de Lanzo,

1871; Los perros y el gato, 1878); sapo (El monstruo, 1868); serpiente

(Un paseo al Paraíso, 1861; La serpiente y el Avemaría, 1862; El foso y

la serpiente, 1863; Un banquete misterioso, 1880; El congreso de los

diablos, 1885); tigre (Un paseo al Paraíso, 1861; El congreso de los

diablos, 1885); toro (Trabajo y templanza, 1876). Denominaciones del

demonio en los sueños. (p.418)

En lo que toca a la interpretación de etas manifestaciones de

la acción del mal en la vida de Don Bosco, Fausto Jimenez (2013)

escribe:
30

“Las interpretaciones dadas a todos estos fenómenos han

sido diversas. Don Bosco coloca estos fenómenos en dialéctica con la

obra apostólica. Según expone a los clérigos y a los jóvenes, el

demonio se mostraba de esta manera indignado por el bien que se

hacía en el Oratorio. Los ataques diabólicos, a su parecer, estaban

relacionados con el hecho de que había jóvenes que decidían

entregarse seriamente al Señor o de que protestantes eran

conducidos por medio de Don Bosco a la Iglesia Católica» (Stella II,

481). «Lo que puede hacer sufrir a los miembros insignes o activos de

la Iglesia Católica, es interpretado como prueba divina o envidia

diabólica», según recaiga sobre personas buenas o malas (Stella II,

94). En la noche del 2 al 3 de diciembre de 1852, después de ocho

días de lluvia ininterrumpida, se derrumbó un edificio a punto de

concluirse como internado. El 6 de diciembre, Don Bosco escribe al

párroco de Capriglio, contándole la desgracia sin más; cuando se lo

cuenta a los chicos, les dice que el demonio ha querido dar una coz,

pero que Dios es más fuerte.

Don Bosco «creía en el príncipe de las tinieblas y en su

acción sobre los hombres (…). Luego insistió con fuerza,

particularmente en los relatos de sus “sueños”, sobre el papel

pernicioso del espíritu del mal en la vida de los hombres (…). Olvidar

que para él el demonio estaba siempre ahí, rondando noche y día,

sería despreciar un rasgo mayor de su espíritu y de su verdadera


31

doctrina (…). Don Bosco creía ciertamente en la acción del Maligno

en su vida, y, para nosotros, esto es lo esencial» (Desramaut, Don

Bosco, 68-69).

«Solamente una presunción iluminista puede hacer ironías

sobre las luchas contra el demonio y pretender que no se dan en este

mundo. Quizá nuestras categorías interpretativas son insuficientes. Es

posible. Nos falta un código adecuado para descifrar hechos de esta

clase, pero no cabe la menor duda de que tienen un significado»

(NIGG, 110).

“Una vez más el interés que aparece prevalente en Don

Bosco es el pedagógico y la forma particular que asume este interés

prevalente es la que hemos llamado “pedagogía fúnebre”, pero que se

podía llamar simplemente “pedagogía diabólica”; es, además, una

forma de hábil “suspense” (…), destinado a acrecentar —si es

posible— aquella conciencia que el Santo se propuso despertar en los

muchachos» (Straniero, 112-113). «El diablo es un símbolo por

antífrasis, en cuanto contrario y opuesto al “symbolon” (que reúne, que

une), mientras el diablo (diábolos) divide y separa (…). Es la síntesis

de las fuerzas desintegrantes de la personalidad» (Straniero, 123).

Las visiones apocalípticas «no hacen sino reflejar al ánimo turbado de

los visionarios y de su ambiente, repitiendo monótonamente como

único remedio, la exhortación evangélica a la “metánoia”, es decir, a


32

la “conversión” salvífica, que se consigue tramitando el mal”

(Straniero, 126)”. (p. 420)

¿Cómo se manifiesta el mal en lo

concreto de nuestra vida?


En primer lugar, proponemos algunos criterios para una pastoral

renovada. El sacerdote exorcista Gabriele Amorth, nos aporta las claves o criterios

para la reconstrucción de la pastoral centrada en la salud desde la espiritualidad

cristiana, contraria a la perversión.

Dice Amorth, que no hay ninguna duda de que en los casos de

enfermedad debe recurrirse a la ayuda espiritual. Pero, se debe evitar buscar ayuda

en los magos, cartománticos, hechiceros, reiki, yoga y curanderos, por no actuar

con el poder de Dios sino con un poder maligno. Afirma Amoth que estas curas son

perniciosas. Pues bien, ¿quién cree que está participando de una acción maligna al

concurrir a estas prácticas? (p.118)

Explicitaremos los criterios mencionados por el autor para desocultar las

maneras en que esta influencia negativa, paralizante, perversa, diabólica se

manifiesta en lo concreto de nuestra vida, en el día a día. Lo haremos mediante 16

criterios generales y, luego, mediante 10 criterios específicos.

Veamos las claves que nos aporta Gabriele Amorth.


33

1. Todo lo que Dios creó tiene un diseño unitario, por lo que cada

parte influye sobre el conjunto y cada sombra tiene una

repercusión de oscuridad sobre todo el resto. Por ejemplo: una

cristología que ignora a Satanás es raquítica y nunca podrá

comprender el alcance de la redención.

2. Sería hermoso hablar sólo de Cristo; pero iría contra todas sus

enseñanzas y contra su obra, por ello nunca llegaremos a

comprenderlo. Las Escrituras nos hablan del reino de Dios, pero

también del reino de Satanás; nos hablan del poderío de Dios,

único creador y señor del universo; pero también del poder de las

tinieblas; nos hablan de hijos de Dios y de hijos del diablo. (p.14)

3. Preciso, también, que las Escrituras nos hablan siempre de los

demonios como seres espirituales, sí, pero personales, dotados

de inteligencia, voluntad, libertad e iniciativa (p 15)

4. Durante este tiempo cada hombre ha sido puesto en estado de

lucha. Por eso los «fieles deben esforzarse por mantenerse firmes

contra las asechanzas del demonio y hacerle frente el día de la

prueba (p 16)

5. De entre los numerosos discursos de Juan Pablo II sobre Satanás,

reproduzco un pasaje de lo que dijo el 24 de mayo de 1987 durante

una visita al santuario de San Miguel Arcángel: “Esta lucha contra

el demonio, que distingue con especial relieve al arcángel san

Miguel, es actual todavía hoy, porque el demonio sigue vivo y


34

activo en el mundo. En efecto, el mal que hay en éste, el desorden

que se halla en la sociedad, la incoherencia del hombre, la fractura

interior de la cual es víctima, no son sólo consecuencias del

pecado original, sino también efecto de la acción devastadora y

oscura de Satanás” (p 18)

6. ¿Qué trastornos puede causar el demonio en los hombres

mientras están vivos? Hay una acción ordinaria del demonio, que

está orientada a todos los hombres: la de tentarlos para el mal.

Incluso Jesús aceptó esta condición humana nuestra, dejándose

tentar por Satanás (p 19)

7. El creyente sabe que vive en presencia de la Santísima Trinidad,

es más, que la tiene dentro de sí; sabe que es continuamente

asistido por una madre que es la misma Madre de Dios; sabe que

puede contar siempre con la ayuda de los ángeles y los santos;

¿cómo puede sentirse solo, o abandonado, o bien oprimido por el

mal? En el creyente hay espacio para el dolor, porque ése es el

camino de la cruz que nos salva; pero no hay espacio para la

tristeza. Y está siempre dispuesto a dar testimonio a quienquiera

que le interrogue sobre la esperanza que le sostiene (cf. 1 Pe. 3,

15). (p. 21)

8. Pero está claro que también el creyente debe ser fiel a Dios, debe

temer el pecado. Éste es el remedio en el que se basa nuestra

fuerza; tanto es así, que san Juan no vacila en afirmar: «Sabemos


35

que todo el nacido de Dios no peca, porque el Hijo de Dios le

guarda y el maligno no le toca» (1 Jn. 5, 18).

9. Si nuestra debilidad nos lleva a veces a caer, debemos

inmediatamente levantarnos ayudándonos de ese gran recurso

que la misericordia divina nos ha concedido: el arrepentimiento y

la confesión. (p 22)

10. Considero sobre todo una carencia imperdonable, de la cual acuso

a los obispos, haber dejado que se extinguiese toda la pastoral

exorcística. Hoy al exorcista se le ve como un ser raro, casi

imposible de encontrar; en cambio, su actividad posee un valor

pastoral indispensable que secunda la pastoral de quien predica,

de quien confiesa y de quien administra los demás sacramentos.

(p.35)

11. Hoy la Iglesia católica ha abdicado de esta específica misión suya

y la gente ya no se dirige a Dios sino a Satanás. ¿Cuáles son hoy

las mayores necesidades de la Iglesia? No os asombre como

simplista o incluso como supersticiosa e irreal nuestra respuesta:

una de las mayores necesidades es la defensa contra ese mal que

llamamos demonio (Pablo VI, 15 de noviembre de 1972).

Ciertamente las palabras del papa tienen un alcance mucho más

vasto que el restringido campo de los exorcismos.

12. Pero obsérvese que, según las normas vigentes, al exorcista sólo

le competen en rigor los casos de posesión diabólica. El resto de


36

casos pueden ser resueltos de otro modo: oración, sacramentos,

uso de los sacramentales, plegarias de liberación en grupos, etc.

Pero es un campo demasiado vasto para dejarlo a la libre

iniciativa, sin ninguna disposición precisa (p.119)

13. Uno de los prelados más sensibles a este tema es, sin duda, el

cardenal Suenens, que lo vive continuamente a través de las

plegarias de liberación que se hacen en los grupos de la

Renovación. En un breve capítulo de su libro afirma: “La práctica

de la liberación de los demonios, ejercida sin mandato, mediante

exorcismos directos, plantea problemas de frontera que hay que

determinar y aclarar. A primera vista la línea de demarcación

parece clara: los exorcismos están reservados exclusivamente al

obispo o a su delegado, en caso de presunta posesión diabólica;

los casos que están fuera de la posesión propiamente dicha son

un campo libre, no reglamentado y, por consiguiente, accesible a

todos.” (p 121)

14. La liberación volvería así a entrar en el plano normal de la pastoral

de los enfermos. Una terapia bien planteada debería articularse

según los siguientes puntos: evangelización, práctica guiada de

los sacramentos de la penitencia y la eucaristía, ejercicios

ascéticos, frecuentación de grupos de oración. Es ocioso decir

que, en los casos menores, no se pueden hacer conjuros sobre


37

las personas, sino sólo oraciones, a menos que el sacerdote tenga

autorización» (ob. cit., pp. 113-114) (121)

15. El demonio no cesa nunca su actividad, mientras que los siervos

del Señor duermen, como nos dice la parábola del buen trigo y la

cizaña.

16. Pero el primer paso, el paso fundamental, es que los obispos y

los sacerdotes recuperen la sensibilidad en relación a este

problema, sobre la base de la sana doctrina que las Escrituras, la

tradición y el magisterio nos han transmitido siempre, también a

través del Concilio Vaticano II, la enseñanza de los últimos

pontífices y últimamente el Catecismo de la Iglesia católica, (p

121)

Criterios específicos

1. A los exorcismos los llamo siempre bendiciones; a las presencias

del maligno, las llamo negatividades (p.50)

2. El demonio trata de esconderse, de no ser descubierto, para no

ser expulsado, (p.51)

3. Nosotros hemos visto que el demonio es muy sensible en los cinco

sentidos y sobre todo en los ojos. (p.52)

4. Las negatividades, o sea los demonios, tienden a atacar al hombre

en seis puntos, de modo más o menos grave según la causa: en

la salud, en los afectos, en los negocios, en las ganas de vivir, en

el deseo de morir, en la sexualidad. (p52)


38

5. En la salud. El maligno tiene el poder de provocar males físicos y

psíquicos. (p.53)

6. En los afectos. El maligno puede dar tensión nerviosa y mal humor

incontenibles, especialmente con quienes nos aman.

7. En los negocios. Imposibilidad de encontrar trabajo, incluso

cuando se llega a la casi certeza de lograr un puesto; no existen

motivos o son absurdos. O bien, personas que encuentran trabajo,

pero luego lo dejan por motivos banales; con dificultad encuentran

otro, pero luego ni siquiera se presentan a él o lo abandonan

también, con una ligereza que a los parientes les parece

inconsciencia o anormalidad.

8. En las ganas de vivir: propio de personas con depresión que no

encuentran gusto en nada.

9. En el deseo de morir. Es el punto final que el maligno se propone:

hacer llegar a la desesperación y al suicidio.

10. En la sexualidad: provocando todo tipo de perversiones sexuales

(abusos sexuales, trata de personas, aborto, pornografía,

descuido del propio cuerpo, destrucción de los vínculos)


39

Capítulo 3- Edith Stein y la labor social

de formación
Edith Stein (2003), enumera algunos presupuestos para la labor social

de formación:

1. Es posible formar individuos para la comunidad.

2. Esta labor es necesaria porque los individuos deben ser

educados, formados y preparados para la vida en comunidad, por

ende, la comunidad es necesaria.

3. Sin formación y sin vida social de los individuos las personas no

logran alcanzar la meta última.

A los presupuestos steinianos, aportamos un cuarto. El mismo se

desprende de la propuesta educativa salesiana, puntualmente del pilar de la religión.

Denominamos a este presupuesto como el movimiento de la labor social de

formación.

El movimiento al que hacemos referencia es aportado por el mismo Don

Bosco, en su experiencia educativa. La Religión supone una opción fundamental:

elegir hacer la voluntad de Dios. Al hacer esta opción la persona se forma para vivir

la comunión, la labor formativa se dinamiza derivando en un verdadero compromiso

social. De este modo, es posible explicitar el aporte original del pilar de la Religión

al proceso formativo: la Religión nos une a Dios y pone límites a todo lo que se

oponga a la comunión, a lo que rompa la comunión, a lo que paralice y fragmente


40

la comunidad. En consecuencia, la labor social de formación puede ser conducida,

guiada, por la Voluntad de Dios, por ende, se forma a la persona y a la comunidad

para vivir y crecer en la vida de la gracia. En términos de Amorth, esta acción o labor

es una bendición. De lo contrario, la formación se ajusta a la voluntad del maligno,

por ende, se forma a la comunidad y a las personas para vivir en la negatividad, en

la enfermedad, en la parálisis, en la perversión. En términos de Amorth, esta acción

o labor es una maldición. En este último caso no hablamos de movimiento ni de

dejarse conducir sino de parálisis y enfermedad.

Stein (2003) concluye que los presupuestos implícitos en esta labor son:

1. La comunidad es necesaria.

2. La labor social de formación es posible.

3. La labor social de formación social es necesaria.

El hombre no logra llegar a su meta sin la comunidad. Por otra parte, la

disonancia entre lo individual y lo social, las teorías falsas acerca del hombre y de

la comunidad, es decir, los peligros de los que no está exenta la praxis, demuestran

la necesidad de esta formación. Para ello, se necesita un buen fundamento teórico,

es decir, cuando conocemos suficientemente al individuo y a la comunidad, cuando

conocemos el sentido de la comunidad a la que se forma, cuando apreciamos al

individuo concreto y cuando conocemos los medios para que el individuo se

incorpore a la comunidad estamos en condiciones de formar. (p. 137)

Por nuestra parte, proponemos un cuarto punto para la labor de

formación social que es el de la comunión de vida de la persona con la comunidad.


41

Fundamento teórico de la labor social de

formación
Señala Stein (2003) que Dios es trinidad, es comunidad. El hombre,

creado a imagen y semejanza de Dios, es individuo y miembro de una comunidad.

El individuo es parte de la naturaleza humana, como tal, forma parte de lo común y

es igual a los otros hombres, puede “vivir en comunidad y como comunidad” (p.

131), a la vez es único, irrepetible.

Por otra parte, cada individuo representa a su comunidad particular:

familia, raza, pueblo, clase profesional, comunidad religiosa, congregación, sin

perder su individualidad, porque cada persona hace experiencia personal de la

comunidad. Este no fusionarse con la comunidad, es un límite que pone el individuo

a la comunidad, es a su vez, es una riqueza, porque “nadie se disuelve en la

comunidad” sino que cada uno hace su aporte en bien de la comunidad.

Sigue ahondando Stein (2003) en los constructos de individuo y

comunidad. Escribe que, tanto la persona como su comunidad, están siempre

haciéndose, desarrollándose:

“Por el hecho de que un nuevo miembro crece en la

comunidad y se desarrolla como un miembro suyo, la comunidad

misma experimenta una transformación y un desarrollo dinámico. De

este modo, crecen y se desarrollan la comunidad, la calidad de

miembro y la individualidad, la una junto a la otra, y la una con la otra,


42

y al mismo tiempo luchando la una contra la otra (…) La personalidad

es la segunda raíz de la posibilidad de una labor social de formación.

Sin ella, solo sería posible el desarrollo de la comunidad, pero ninguna

labor de la comunidad. No obstante, la posibilidad de la libre

intervención significa, al mismo tiempo, nuevos peligros para el

desarrollo de los individuos y de las comunidades.” (p. 133)

Destacamos de este modo las ideas de proceso y gradualidad de la labor

formativa. Labor que, además, no se encuentra exenta de peligros, sino que implica

dejarse guiar hacia lo que aporta crecimiento y plenitud, rechazando lo que daña y

enferma, haciendo un aporte original.

Entonces, hablamos de un movimiento de formación en la comunidad

que implica a cada uno personalmente, es un movimiento procesual porque

acompaña el crecimiento personal y comunitario y es gradual porque no se

manifiesta de modo perfecto, sino que se va construyendo en el camino formativo,

en el encuentro con los otros.

Además, decimos que este movimiento de formación es dejarse

conducir por la voluntad de Dios e implica ir tramitando los riesgos y peligros que se

presentan en el día a día, riesgos que se relacionan con la acción del mal en la vida

de las personas y de las comunidades.

En efecto, toda persona que viene a este mundo es portadora de fuerzas

que deben desplegarse. Este desarrollo depende de la guía de personas de la

comunidad, de los adultos. Esta guía, es una acción que no necesariamente está
43

planificada. “El niño coparticipa haciendo lo que hacen los mayores y hace lo que

ellos le piden” (p.133). Esto sucede siempre, aunque no reflexionemos sobre este

acompañamiento, se hace coparticipar al niño, se le da un lugar en la comunidad y

el niño recibe lo que la comunidad le ofrece. Al crecer y desplegar sus fuerzas el

niño puede oponerse y exigir otras cosas de la comunidad, llegando en algunas

ocasiones a una ruptura con la comunidad. Escribe Stein (2003):

“Un proceso de desarrollo sano tiene que conducir a la

armonía de las fuerzas individuales y sociales. Y ya que la naturaleza

humana caída se abandona a sí misma y no alcanza esta armonía,

necesita de una intervención planificada, de un trabajo de formación.

Pero, esta formación conducirá solo a la meta, si se realiza en base a un

auténtico conocimiento y a una correcta teoría de la vida social. Una

teoría falsa significa nuevos peligros.” (p. 134)

Se ha de evitar el individualismo y la indiferencia que consideran

ilegítimo lo que provenga desde el exterior y solo buscan el propio provecho. Por

otra parte, se debe evitar la vida chata y superficial por subordinarse a la comunidad.

“Estas falsas teorías han conducido a enfermedades

destructoras de nuestra vida social, sería necesario una buena teoría

para su curación (…) De hecho, la comunidad se construye de individuos,

así como un organismo de miembros de múltiples formas. Quien daña a

un miembro, daña a todo el organismo. Y separado del organismo ningún

miembro puede existir. Pero, hay algo más necesario que una visión
44

correcta de lo que es el individuo y la comunidad, a saber, el

conocimiento de cada individuo y de las comunidades con los cuales se

ocupa en cada caso y los puede maltratar. Quien tenga una buena teoría

de la vida social, puede, no obstante, ocasionar daños en la praxis si

desconoce la naturaleza de determinados individuos y las necesidades

de una comunidad especial. Pensemos, por ejemplo, en los educadores

modernos de la juventud y del pueblo que privilegian la individualidad y

que, formando fuertes personalidades de guías, quieren promover el

ascenso de todo el pueblo. Ahora bien, si presuponen como media del

alumnado lo que solo en raro hombre excepcionales encuentran, de este

modo cultivan presunción y arrogancia, hombres que se presentan con

grandes palabras y grandes gestos en vez de actos sencillos” (p136)

Una constructiva labor social de

formación
Poder realizar una labor social de formación constructiva requiere que

estemos conectados a la Voluntad de Dios y que no estemos conectados a la acción

del mal. En este último caso, nuestra labor es destructiva. El Padre Jesús Sanchez,

indica que debemos tener presente las motivaciones de nuestro obrar. Esto es,

saber a qué estamos conectados. No somos seres incapaces de hacer el bien, que

tenemos una naturaleza corrompida y, por lo tanto, no somos responsables de

nuestros actos (maniqueísmo) sino que somos personas que podemos elegir entre
45

el bien y el mal. No es algo difícil, a menos que queramos complejizar las cosas. Se

trata de acercarnos al amor de Dios como virtud teologal. Somos amados por un

Dios misericordioso. No seguimos a los ídolos ni a satanás. En este sentido, es

importante entender a qué estamos conectados. Hemos de decidirnos por hacer la

voluntad de Dios, que es bueno.

Edith Stein señala que, Dios nos conoce y protege. Nosotros empleamos

todo nuestro conocimiento y amor para acercarnos a Dios. Ante este misterio el

hombre responde con la obediencia.

“En Dios, y desde Dios, comprende y abarca a todas las

creaturas. Como criaturas de Dios son buenas y objeto de su amor. El

hombre se sabe unido a las criaturas en la glorificación de Dios, sobre

todo con aquellas que, como él, se acercan espiritualmente a Dios en

conocimiento y amor. Él está en armonía consigo mismo y con todos los

otros. Separado de Dios, él es abandonado a sus fuerzas. La gracia ya

no le lleva, tiene que preocuparse por sí mismo. Para conocerse a sí

mismo y a las otras criaturas tiene que buscar, ver y poner a prueba sus

fuerzas, cómo afrontar con ello el mundo. Y como cada uno busca por sí

mismo su camino, cada uno tiene un objetivo distinto, y a menudo se

cruzan los caminos. Por consiguiente, se observa al prójimo, cómo puede

servir para los propios fines, como se hace con las cosas muertas, y,

según convenga, se une a él o se le opone. Esta es la postura “social”

media racionalmente, dirigida por la utilidad práctica. La comunidad

humana originaria no está cancelada, un cierto entendimiento subsiste


46

todavía y es presupuesto para la vida “social” misma; todavía se forman

comunidades, pero su formación es obstaculizada y contrariada por toda

actitud de aislamiento. Cuando el hombre se separó de Dios, se separó,

también de su prójimo. Como consecuencia del pecado original, siguió el

fratricidio. (p. 139)

Precisando de una vez. La labor constructiva supone del hombre adherir

a la voluntad de Dios en su cotidiano, evitando dar lugar a la acción del mal. Por

eso, cuando la acción del mal aparece en su vida, es propio del hombre tramitar

este accionar de acuerdo con la Voluntad Divina.

De esto se desprende, que es en la experiencia humana donde se

constituyen estos procesos, es en esta experiencia donde se encuentran los

contenidos con los que Dios nos habla y los contenidos del mal que hemos de

tramitar.

Abordar estas experiencias desde la religión nos sitúa en la disponibilidad

a hacer la voluntad de Dios cada día, es decir, cada día hemos de decidir vivir en el

amor y en la acogida, en esta decisión se compromete nuestra historia y nuestro

presente como personas y como comunidad.

Dejarnos interpelar, guiar, llevar por la gracia es vivir protegidos. Nos

abrimos al diálogo con Dios y podemos saber qué está obrando el Espíritu Santo en

la comunidad, esto no es silencioso ni oculto, el Reino se manifiesta en las

situaciones concretas de la vida, se requiere estar observando estos


47

acontecimientos en la propia vida, en la propia historia desde Jesús, fuente de la

sabiduría.

Partimos de los hechos, cada acontecimiento nos hace tomar posición

en la vida. Tomamos una posición de acuerdo al plan de Dios, decidimos. Esto es

cierto, pero, no es menos cierto que en esto somos llevados, como dice Stein,

somos guiados y ayudados por una fuerza superior que nos conduce a elegir lo

bueno y no lo que nos hace daño hace daño a los demás. De este modo,

despejamos cualquier complicación.

El Papa Francisco (2013) nos recuerda, además, que “no estamos solos,

sino que hay una comunión de vida entre todos los que pertenecen a Cristo. Una

comunión que nace de la fe; de hecho, el término "santos" se refiere a aquellos que

creen en el Señor Jesús, y se incorporan a Él en la Iglesia a través del bautismo.

Por eso, los primeros cristianos fueron llamados también "los santos" (cf. Hch.

9,13.32.41; Rm. 8,27; 1 Cor. 6,1) La Iglesia, en su verdad más profunda, es

comunión con Dios, familiaridad con Dios, una comunión de amor con Cristo y con

el Padre en el Espíritu Santo, que se prolonga en una comunión fraterna. En esta

comunión --comunión quiere decir común-unión--, somos una gran familia, donde

todos los componentes se ayudan y se apoyan mutuamente.


48

Comunidades de aprendizaje
Afirmamos con Edith Stein (2003) que, si la formación se deja guiar por

la voluntad de Dios, se recompone la comunidad. Nos proponemos aquí pensar esta

formación, esta comunidad al servicio del Reino.

La escuela de hoy busca nuevas formas, nuevo régimen académico, y

nuevas gramáticas escolares, los busca dentro de sí misma, sin apertura a la

novedad. Parece, que esta transformación sería cuestión de flexibilizar lo existente,

pero, lo cierto es que la misma propuesta conduce a la confusión porque no señala

una dirección clara a los interesados. Los teóricos van de complicación en

complicación.

Nuestra propuesta, tal como venimos desplegándola, se basa en la

experiencia religiosa, que se realiza en la experiencia humana. Pone en el centro

de la formación el pilar educativo salesiano de la religión, pilar que limita la acción

del mal, por ende, condición educativa necesaria para el desarrollo y despliegue

personal de los jóvenes. El educador salesiano propicia una adhesión alegre a la

Voluntad Divina que une a la comunidad. El pilar de la religión actúa junto a otros

dos: la amarevolezza y la razón. Se caracteriza por ser procesual y gradual. Se teje

en la comunidad y conduce hacia la comunión con Dios y con los demás.

En una comunidad de aprendizaje, se comienza por el otro,

conociéndolo, en sus gustos, en sus talentos, en lo que le cuesta o le parece

inalcanzable- todo tiene valor-. El otro sabe que no cuenta solo con sus fuerzas, lo

apoya una comunidad, por eso, valora sus fuerzas y la de los otros. Los talentos
49

personales se despliegan y se ponen al servicio de la comunidad. Esta labor se

realiza en comunidad, todos son guiados por Dios para la labor formativa. Con

ayuda del otro se vive la formación de modo alegre y despierto, solidario y amoroso.

De este modo, se realiza la labor social de formación.

En efecto, nos acercamos al sentido de las “comunidades de

aprendizaje”. Las comunidades de aprendizaje pueden reconducir la formación

hacia su “sentido original”, como lo indica Stein (2003), en esto consiste la labor

social de formación, en ir “restaurando la comunión con Dios” (p. 143) Es una labor

de sanación. “Este camino, tiene que ser recorrido por cada uno personalmente, y

cada comunidad tiene que ser nuevamente fundada en Dios y desde Dios.” (p.145)

¿Cómo realizan esto las comunidades de aprendizaje? Partiendo del

conocimiento del otro, por lo tanto, de la empatía. Comenzando desde la

Amarevolezza, para que el otro pueda llegar a la certeza de saberse amado.

Propiciando la Razón, que posibilite el juicio crítico que lleve a ver, juzgar y actuar

en favor del bien. Proponiendo la Religión, que indica que en todas las cosas se es

guiado por una fuerza superior, que no se está solo, que se está protegido y que se

cuenta con una comunidad viva que vive el Evangelio.

La labor social de formación hoy


Hoy vivimos fragmentados, disgregados, en la lucha por captar el

verdadero sentido de los hechos. Estamos divididos internamente, somos

individualistas porque la comunidad ha perdido su sentido, al estar sumidos en la


50

razón instrumental, cosificamos a los demás y aplanamos la vida. Esto impacta en

la formación, entre otras cosas, debilitando los lazos comunitarios. Se suma el

riesgo de la proliferación de teorías filosóficas y pedagógicas erróneas.

Decimos que somos buenos, que hacemos la voluntad de Dios, que

vivimos bien, cuando, en realidad vivimos enfermos. Esto es una depravación.

Debemos decirnos la verdad, necesitamos ser salvados, necesitamos volver a la

comunión con Dios. Dice Stein (2003):

Puesto que la Iglesia no crece desde abajo, sino que está fundada en lo

alto, no hay en ella ninguna degeneración paralela, tal como en la comunidad

natural. Solo es posible que sus instituciones sean violadas o mal usadas por sus

miembros. Pero, de ese modo, se separan del organismo y dejan de ser miembros

vivos. O se separan también exteriormente o se marchitan y son utilizados como

miembros muertos: como el sacerdote indigno que puede distribuir gracias sin tener

él mismo parte en ella.

Amadeo Cencini, nos propone algunas ideas para formarnos en la

actualidad. Buscamos la novedad y permanecemos abiertos a la ella en la

formación. La novedad siempre está- aún en lo antiguo- para renovarnos siempre.

Por eso, rompemos estereotipos, nos proponemos pensar diferente, cambiar de

perspectiva cuantas veces sea necesario y superar cualquier dicotomía entre la

teoría y la práctica.

En este último aspecto nos importa destacar que no aceptamos

divisiones entre práctica y teoría: nos formamos en el cuidado del ambiente y, por
51

eso, cuidamos y no contaminamos el planeta. Hago un curso de cocina y ese

aprendizaje me ayuda a comer más saludablemente en el día a día. En síntesis,

promovemos vivir con coherencia.

Se puede gozar del conocimiento, del aprendizaje, comenzando siempre

por la propia vida, que se va sanando hasta lograr la mayor integración posible.

Hablamos, por ello, de aprendizajes vitales que nos ayuden a vivir mejor. Los

aspectos vulnerables que vamos reconociendo en nosotros mismos los podemos ir

integrando, vamos sanando, conectando con nuestras potencialidades y con los

talentos de las personas de la comunidad que nos ayudan en esta labor formativa,

esto se da de manera progresiva. Todo puesto al servicio del Plan de Dios para la

propia vida y para la vida de la comunidad.

El que vive en la repetición y no registra su comportamiento inadecuado,

lleva sus heridas y procesos no resueltos a sus relaciones. Toda su acción se verá

teñida con el color de su enfermedad. Esta persona, necesita de otro que le señale

la verdad, que le muestre una orientación hacia la sanación y resolución de sus

conflictos personales, alguien que se preocupe por él, que busque su bien. Todos

necesitamos de la comunidad.

Se requiere de nosotros una actitud atenta, contemplativa, que supone

entendernos, también, como seres espirituales. Sin el espíritu no podemos vivir una

vida plena e integrada. Vivimos plenos e integrados o vivimos una vida deformada,

morimos en vida. Necesitamos encontrar en nuestra vida la plenitud de sentido, la

dinámica que nos llena de motivación, de inspiración.


52

Es importante escuchar las propias exigencias: exigencias de felicidad,

de sabernos amados por otro y avanzar en esa dirección. Cada uno a su ritmo,

según su manera de acercarse a la realidad, su manera de tramitar los asuntos que

le conciernen, esto tiene que ser respetado, sin intentar uniformar procesos.

El camino formativo es un camino de encuentro, no se hace solo, hay

que propiciar vínculos creativos, nutritivos en nuestra comunidad. El camino de

nuestro proyecto de vida lo vamos desplegando y precisando con el tiempo, aunque

pasemos por momentos difíciles, complicados o monótonos. En el día a día vamos

plasmando este proyecto. Si lo asumimos en libertad, dejándonos guiar por Dios,

podemos ver el proceso y darnos cuenta de que es la Providencia, la que actúa en

nosotros, dándonos sus dones y sus gracias. Se trata de dejarnos llevar.

Es importante tener fe en este proceso, fe en un Dios providente. No hay

otro tiempo para la formación más que el tiempo presente. Es hoy cuando tenemos

que aprender a vivir de manera constructiva y crecer. Necesitamos un nuevo

enfoque centrado en la acción divina, es Dios quien nos allana el camino formativo,

nos muestra los atajos, nos alivia, nos lo hace fácil.

La formación es para todos y exige comprometerse de modo radical.

Esta formación es importante porque sostiene nuestra vida, de lo contrario, solo

hacemos un curso más. La formación ha de ser liberadora y tiene que llegar hasta

la raíz de nuestro ser. Sólo así se ven los caminos nuevos, sino, corremos el riesgo

de vernos frustrados.

Algunos errores en el camino de nuestro crecimiento:


53

La idea de “Me tengo que mantener bien”. Esto no es adecuado, debe

cambiarse, no se trata de mantenerse sino de crecer de modo acorde con mis

ideales ¿Estoy realizando mi ideal?

La idea de “ya llegué”, porque realicé la carrera, conseguí un título. Hay

que seguir dando pasos, cada paso nos muestra algo nuevo, nos enriquece. Así, si

perseveramos vamos creciendo en fe, logramos dar un aporte original y vamos

mejorando con el tiempo: porque logramos unidad en la vida, “tonificamos” el

mensaje. Todo orientado al crecimiento común.

No hay formación sin apertura al otro, toda la lectura (de lo que nos pasa

interna y externamente) es relacional. Siempre nos formamos de a dos o nos

deformamos.

Formarse no es leer cuanto libro novedoso salga a nuestro encuentro.

Nosotros preferimos centrarnos en la sabiduría de vida. Cuando nos damos cuenta

de que pocos libros conectan con este saber/sabor, dejamos de ir detrás de las

novedades editoriales. Leemos lo que nos hace bien, lo que compone con el sentido

que Dios nos muestra y no con lo que a nosotros nos parece es una teoría buena.

Es más, muchos desarrollos teóricos actuales –presentes en nuestras comunidades

cristianas y difundidos por consagrados- son contrarios a la Voluntad de Dios.


54

Semillas
de
formación y
vida interior
55

Capítulo 4- Moverse en comunión


Cuando nos referimos a “movernos en comunión” estamos haciendo

referencia, por un lado, a un movimiento, nos movemos hacia el sentido, por otro, a

los otros, vamos con otros en un mismo espíritu. Por lo tanto, este movimiento se

inscribe en un dinamismo salutógeno, en contraposición al estancamiento o

parálisis enfermante.

Es decir, el movimiento de los que permanecemos en la comunión de

vida con Dios, nos inscribe en una forma de ser y de estar, además, nos posiciona

en una actitud que conecta con lo vital y no con lo muerto, obviamente, quien

acompasa este movimiento ingresa en la felicidad y la satisfacción.

Si nos conectamos a lo paralizado los movimientos desaparecen,

estamos tristes, debilitados, obsesivos, desesperados, deprimidos, oprimidos,

enfermos, por el contrario, si nos conectamos al movimiento de comunión aparece

la alegría y vivimos en el gozo.

¿Qué es este movimiento? Este movimiento es espiritual, es movimiento

de bondad, de benevolencia, desenmascara formas de ser y estar que no condicen

con el bien, aunque, puedan presentarse como bien. Es la comunión de los santos.

Movernos en comunión es, por lo tanto, ingresar en la claridad que

posibilita discernir en lo cotidiano dónde está lo bueno, lo que nos da salud y

felicidad y dónde está lo que nos enferma, para evitarlo. Esta tarea, que parece algo

difícil de lograr, se realiza, sin embargo, de manera sencilla y cotidiana.


56

Ese movimiento dirige nuestra vida, como una fuerza que nos conduce.

¿Este movimiento conduce tu vida?

Tal vez pienses que sí, aunque, sientas tu cuerpo rígido, tenso, crispado,

con mucho dolor. Todo señala que hay una enfermedad presente en tu vida, pero,

te esmeras en decir que estás bien y que no necesitas cambiar. Lo cierto es que

estás paralizado. Importa poder nombrar tu parálisis: la impotencia, la rigidez, la

intolerancia, la depresión, la obsesión, la desesperación, el agotamiento, la

sequedad espiritual, la procastinación.

De hecho, podemos nombrar diversos momentos en el día, momentos

que pueden ser de intolerancia y depresión, junto a otros, de placer y sosiego. Estos

movimientos y parálisis no son estados emocionales sino una manera de estar en

la vida, estamos conectados desde la receptividad y acogida considerando que

somos un don para los demás o no. Por momentos conectamos con la comunión de

los santos y por momentos salimos de la comunión entrando en la cerrazón.

Tramitar los mensajes negativos


Todo es en relación, todo es constitutivamente un puente. Podemos

pensar y profundizar esta metáfora. Somos puente. Todo, TODO, lo que vivimos es

un mensaje. Nuestra vida puede enviar mensajes positivos o negativos, somos

puente dorado (sano, positivo) o somos puente oxidado (enfermo, negativo)


57

Por lo tanto, todas nuestras acciones (mensajes, sentimientos, actos del

día, palabras) se transmiten, por la comunión de vida, a todas las personas, esto es

mutuo: damos mensajes y recibimos mensajes.

Por ejemplo: me levanto temprano, me cambio, me higienizo, me

perfumo, luego tiendo la cama y preparo el desayuno con muchos detalles, como a

mí me gusta, lavo la taza y la cuchara, seco y guardo todo. MI MENSAJE ES

POSITIVO: alegría, empiezo este día cuidando mi cuerpo y abriendo procesos

(desayuno) y cerrando bien lo que empiezo (limpieza del desayuno), voy liviana, no

dejo cosas pendientes.

Si es así, soy un puente dorado, pero, esto puede ser mucho mejor si lo

entendemos como lo que es, un diálogo. Señor, empiezo este día, gracias por mi

cuerpo, preparé el desayuno para los dos con mucho detalle y amor, ahora, limpio

y cierro este momento, gracias por compartirlo conmigo, gracias por ser mi

compañero y por proveerme de cosas ricas para comer. TODO EL DÍA EN

ORACIÓN, cada cosa que hacemos es mensaje, es diálogo, es oración.

Veamos más ejemplos. En el trabajo aparecen otras relaciones donde,

también, se transmiten dones valiosos: llego a mi trabajo y transmito mensajes de

gozo, gusto, disfrute, creatividad, solidaridad, frescura; todo mi entorno percibe este

movimiento, soy puente dorado que transmite a los demás la vida plena. Pero,

además, recibo lo que otros transmiten: si las otras personas son puentes dorados

me donarán afecto, calor, alegría, fuerza, vitalidad, sin son puentes oxidados me

enviarán mensajes de depresión, historias tristes, finales de muerte, encierro. Si soy


58

una persona sana, es decir, un puente dorado, soy sensible y advierto lo negativo

que el otro me transmite y le envío lo contrario, por ejemplo, “estoy harta de llevar a

los chicos a la escuela, para colmo dejé la casa sucia”, nosotros decimos: “amo a

mis hijos, en broma les digo: vamos a pasear en auto con mamá y ellos saben que

los voy a llevar a la escuela y se preparan como para ir de paseo.” Es decir, si me

habla con tristeza trataré de ofrecerle palabras de alegría, así, no participo en la

tristeza. Lo cierto es que todos estamos unidos por la participación y podemos decir

“no participo” si lo que se me ofrece no me gusta y no es acorde a mis valores.

Como adultos, también tenemos referentes o autoridades a las que

sujetarnos. Esta relación puede ser cordial o no, lo cierto, es que, al ser nuestras

autoridades, nos envían mensajes permanentemente, recibimos de un modo

especialísimo lo que nos trasmiten con su palabra y con su ejemplo. El líder puede

elegir transmitir confianza, transmitir resentimiento, ser indiferente, no transmitir

nada. De allí, que la coherencia de vida que se pide a un líder sea mucho, mucho,

mayor a la que se le pide a los demás.

El líder transmite con autoridad, los que pertenecen a su institución

desean obedecer a esa persona que los representa. Pero, si la autoridad se

pervierte, transmite a toda la comunidad su modo de vida pervertido. Los miembros

de la comunidad deberán tramitar lo negativo que la autoridad les envía y hacerlo

de modo saludable.

La autoridad, es la que hace crecer al otro. Como autoridad señala una

dirección (si tiene claridad en las metas institucionales). Se espera del líder que sea
59

quien acompañe a todos a un buen vivir, que lidere primero su vida personal, que

sea persona con claridad de ideas y con seguridad personal, entre otras cualidades.

También, que sea claro en lo que pretende de los demás. Puede transmitir un

mensaje claro “corten y limpien el césped”, “lo quiero verde y sin basura ni restos

de yuyos”, así, la autoridad es clara y la gente sabe lo que quiere concretamente

logrando comprender y evaluar la adecuación del mansaje dado, favoreciendo una

respuesta propicia.

Por otra parte, puede transmitir mensajes implícitos, ocultos, que le

resten autoridad, por ejemplo:

-puede aumentar de peso y transmitir, de modo testimonial, “no

pongamos límites”. El sobrepeso en la autoridad es una orden. Esto es difícil de

aceptar, pero, hay que darse cuenta;

-puede despilfarrar el dinero y transmitir "démonos todos los gustos", la

transmisión es sutil, pero, igual es una orden;

- tal vez, el líder robe en la institución y envíe, de forma oculta pero

palpable, la consigna: “el robo está permitido en esta institución”;

- cuando el líder, conoce un caso de delito y no lo saca a la luz porque

no realiza las denuncias pertinentes, transmite de modo implícito a los que esperan

una resolución del caso, la orden: “de eso no se habla”.

Si estamos atentos no dejaremos pasar estas consignas desintegrantes

que rompen los lazos de la comunidad, debilitan a las personas, las erosionan por
60

dentro, las conducen a un deterioro moral. O registro lo que pasa y me muevo para

tramitarlo o realizo la orden sin poner filtros y me quedo paralizado. Hay que vivir

despiertos.

Los integrantes de esta comunidad deberán estar con la conciencia bien

despierta para registrar cualquier tipo de abuso. Cada persona debe estar atenta a

los mandatos negativos que puedan provenir de una autoridad perversa y

denunciarlo para no quedar atascada.

Igualmente, deberá estar atenta a toda acción del mal en su vida para no

dejarla entrar. ¿Cómo se hace eso? Haciendo todo lo contrario a lo que nos indica

el mal detectado, o sea, el mensaje negativo detectado. Si el mal indica que hay

que ocultar un delito, yo lo denuncio; si indica depresión, vivo la alegría; si dice que

hay carencias de todo tipo y que se viene una ola de pobreza, me muevo con

mensajes de abundancia (por ejemplo, puedo confiar en la providencia) y soy

generosa con todos.

Emerge el tema de la autorreferencialidad. Dice Taylor (2009) La

preocupación por la justicia, por acabar con el autoritarismo, el abuso de poder que

aplasta, el maltrato que destruye la relación, la crueldad que enmudece; no son

temas relevantes para quienes viven en la autoreferencialidad. La

autorreferencialidad es propia de las personas que creen que pueden salvarse solas

y que no necesitan recibir nada del otro, son antisolidaridad.

Es evidente entonces, que las estrategias para tramitar los mensajes

negativos que la autoridad o los otros nos envían, pueden ser aprendidas.
61

Conectar
Según la RAE, la palabra relación significa conexión, la entenderemos

como encuentro, como mutualidad, reciprocidad, apertura y acogida, dar y recibir.

Siempre es así. En relación con esto último, la dimensión espiritual se vive en

diálogo permanente.

Así afirmamos, que relacionarnos es participar, no como tomar o recibir

una parte, sino como ser parte, somos parte de lo común, estamos en comunión de

vida, recibimos todo lo que se nos envía y enviamos todo lo que vivimos, desde

barrer la vereda hasta nuestros proyectos personales.

El llamado es a vincularnos con la realidad siendo personas de

conciencia despierta, atentas, comprometidas, activas para ir tramitando la acción

del mal, los mensajes negativos.

Entonces, en nuestra vida no se juega ningún drama, tampoco una

tragedia o una comedia. No es un drama porque no se trata de optar por un final

querido; no es una tragedia en la que el final es siempre fatal; ni es una comedia en

la que siempre el final es feliz para todos; mi vida es movimiento en una

temporalidad, por ende, es proceso, es gradualidad, en la que se abren temas que

deben ser tramitados y cerrarse bien.

Tramitar estos mensajes negativos que emergen de nuestras relaciones

y de nuestras autoridades actuales es el núcleo del buen vivir. Quien cierra bien sus

procesos sabe vivir.


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Procastinar es no cerrar procesos


Procastinar es diferir una acción, aplazar. Etimológicamente la palabra

procastinar significa: pro - adelante y crastinus - mañana. Es vivir siguiendo nuestro

antojo, idea individualista “yo respondo según mi parecer”, así, la persona no se

deja guiar por nadie en nombre de la libertad y de la responsabilidad personal, abre

procesos y no llega hasta el final, no los cierra, se queda a mitad de camino.

Para evitar la procastinación es importante sostener rutinas que

contengan nuestras energías, para no dispersarnos o agotarnos por sobre

exigirnos. La dispersión desvitaliza. Quien se abruma ante los mensajes de la

realidad, no puede gestionar su vida, deja procesos sin finalizar y encuentra que, al

final, se le acumula mucha tarea sin resolver (y dedica horas extra en el último

momento para finalizar) vive atascado. Esta persona necesita poder reflexionar

acerca de la situación de riesgo en la que se encuentra, poder evaluar y evaluarse

es fundamental para salir de la parálisis, de la enfermedad.

Quien procastina deja de hacer tareas importantes, por ejemplo, una

persona decide comenzar a estudiar con tiempo antes del examen, organiza todo el

ambiente de estudio, cuando se sienta a estudiar comienza a mirar el celular, a

charlar con amigas por teléfono, en fin, pasa toda la mañana con la carpeta abierta

sin estudiar, se distrae sin lograr descanso y luego, se culpabiliza por no cumplir

con sus responsabilidades. Esta persona va a estudiar horas antes del parcial, no

llegará a leer y comprender de manera significativa la materia, en ese momento se

dará cuenta de que estuvo aplazando lo inevitable.


63

Si no logramos hacer un trabajo bien hecho por procastinar y esto nos

lleva a la culpa, al trabajo excesivo, a la sobre exigencia o a pedir más tiempo para

cumplir con nuestra responsabilidad, terminamos con una sensación general de

malestar.

El problema de la persona que procastina se relaciona con el poder y con

el propio cuerpo. La persona abusa de su poder, sus mensajes son, por ejemplo:

“puedo quedarme en casa mirando TV y comiendo, caminaré mañana”, “quién se

va a dar cuenta de que engordé un kilo, todavía tengo margen para engordar, puedo

anotarme en el gimnasio mañana”. Estos mensajes “puedo hacerlo, por qué no”

llevan al desborde, a no lograr marcar un límite, a comer en exceso, a quedarse

horas y horas mirando la TV hasta agotar el día. Esto es parálisis de la vida.

En el caso del estudiante que no estudia, la procastinación se vive en

relación con las emociones y con el poder: “puedo desatender mi estudio y puedo

desatender mis sentimientos de temor al examen mediante actos de dispersión”.

Esta persona necesita nombrar su temor, conectar con mensajes positivos que la

alienten a estudiar y formar hábitos de estudio. Puede relacionarse, también, con la

falta de comprensión de la materia, la persona está bloqueada porque no entiende

el tema y se queda sola con el problema sin buscar ayuda adecuada. Entonces,

puede intentar ser autodidacta e investigar el tema hasta entenderlo ( esto es muy

trabajoso y extenuante) o consultar a los compañeros o profesores para recibir una

explicación que le allane el camino.


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Como vemos, en todos los casos la procastinación proviene del abuso

de poder con sus mensajes negativos: “si puedes hacerlo, hazlo, aunque te haga

daño.” Salir de la procastinación implica rechazar el abuso de poder y formar rutinas

que alienten el cierre adecuado de los procesos.

Después de todo lo anterior expuesto, Ballester molina nos aporta una

definición de salud. En efecto, para nosotros es significativo partir de la raíz etimológica

de la palabra Salud que coincide con Salvación, es relevante destacar esto, porque nos

brinda una gran amplitud en la mirada sobre el tema. La salvación remite a una relación,

a un otro que nos salva. En la vida cotidiana, la salud siempre tiene que ver con un

vínculo, con una relación, con la inserción de la persona en su mundo de relaciones.

Ella, a través de sus vínculos anhela la unidad de vida y desea que esas relaciones

sean plenas.

La acción del mal en la vida cotidiana


Como vemos en los casos presentados, la acción del mal se expresa en

la vida cotidiana mediante mensajes negativos, malignos, diabólicos. Se trata de

una acción repetitiva que es necesario tramitar. Pode tramitar el mal de manera

creativa y alegre es el modo de no dejarlo entrar a nuestras vidas a enfermarnos.

Las enfermedades psicológicas a las que nos conduce el mal y otras formas de

actuación del mal, según nuestra investigación, se presentan encadenadas o en

eslabones. A continuación, presentamos la cadena del mal cuyos eslabones se

estructuran en dos conceptos: división y desintegración.


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DIVISIÓN

El primer eslabón son las carencias formativas

El segundo eslabón adicciones (comida, bebida, compras, drogas, etc.)

El tercer eslabón las enfermedades sexuales (pornografía, promiscuidad,

abusar de la propia sexualidad de cualquier forma, prostitución, etc)

El cuarto eslabón la depresión (tristeza, ideas suicidas).

DESINTEGRACIÓN

El quinto eslabón el abuso sexual (ataque sexual al otro, que puede ir

desde el manoseo a la penetración, acoso sexual)

El sexto eslabón es el abuso de poder (violencia, aplastar al otro,

oprimirlo, todas las formas de autoritarismo, etc)

El séptimo eslabón, las perversiones.

Todo este abanico de enfermedades puede tramitarse en forma conjunta

desde los aportes de la psicología y de la religión. En todas estas enfermedades

hay una acción del mal que tramitar, es decir, en todas ellas actúan fuerzas

superiores a la persona, por lo cual, la persona necesita la ayuda de los demás,

necesita de alguien que lo salve.


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Capítulo 6- Semillas espirituales

Taller de rutinas saludables


Vamos a ingresar ahora en la parte práctica del movimiento. Veremos

paso a paso, mediante un método sencillo, cómo se vive en la lógica del buen vivir,

cómo se vive vestido de fiesta todo el día, qué forma toma el movimiento espiritual

salutógeno en lo cotidiano, cómo se encarna.

Lo presentaremos bajo la forma de “rutinas”. Aquí se define a las rutinas

como un: ordenar nuestra vida con criterios. Es importante contar con rutinas,

porque sostenemos que toda nuestra vida es un mensaje, estamos comunicando

permanentemente, por eso, cuanto más conscientes seamos de nuestras rutinas

más conscientes seremos de los mensajes que transmitimos con toda nuestra

persona y de los mensajes que están transmitiendo los demás. Esta conciencia nos

posibilita registrar mensajes positivos y negativos para tramitarlos a fin de no

enfermarnos.
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1-Rutina de orden
El primer criterio que podemos ofrecer hace referencia al orden personal.

Poder encontrar un entorno ordenado requiere:

Limpieza del espacio: entendida como vaciar todos los espacios de cosas

innecesarias y quedarse solo con las cosas que verdaderamente necesitamos.

Todo lo demás puede ser donado.

Tener rutinas para todas nuestras actividades a fin de realizarlas con

menor tiempo y mayor seguridad. Por ejemplo, es seguir el criterio de hacer todas

nuestras tareas siguiendo un orden: de derecha a izquierda, de arriba hacia abajo.

Puedo comenzar con cosas sencillas: me visto comenzando por arriba y

siguiendo hacia abajo.

Ordeno la ropa de mi ropero comenzando de derecha a izquierda.

Luego, comienzo la limpieza de mi casa: no me agobio pensando en

limpiar la casa de una sola vez, puedo comenzar por la habitación que está a la

derecha de la casa, al día siguiente seguir con la habitación de al lado y así hasta

terminar todas las habitaciones.

Si debo barrer un patio o un espacio vacío, por ejemplo, un garaje, puedo

empezar por la derecha e ir barriendo en círculos una parte del garaje, desde la

pared hacia adentro, hasta juntar la basura en el centro, luego, sigo con la otra parte

del garaje barriendo desde la derecha hacia la izquierda en forma circular, de afuera
71

hacia adentro hasta concentrar la basura en el centro. Al final junto la basura, barrer

así simplifica la tarea y la hace divertida.

Voy al supermercado. Cada góndola está repleta de productos. Los voy

a mirar uno por uno de derecha a izquierda, de arriba hacia abajo hasta encontrar

el que más me conviene. De este modo evito la contaminación visual.

Rutinas de alegría
Al levantarse: lavarte la cara jugando con el jabón, cepillarte los dientes

bailando, ir a desayunar dando vueltas en lugar de caminar en forma recta, entrar

al trabajo saludando a todas las personas con la que te cruces.

Al trabajar, podés hacer pequeños cortes, caminar un poquito o moverte

en el lugar para no estar quieto tanto tiempo, prepararte un café, caminar para

mover las piernas y también mover la cola girando de derecha a izquierda, si te da

sueño podés ir al baño y lavarte la cara, ponerte perfume y volver a trabajar con la

energía renovada. Hacer ejercicios de estiramiento: juntar las manos detrás de la

espalda y levantarlas por unos segundos, levantar las manos por encima de la

cabeza, brazos estirados y manos unidas arriba por unos segundos, cuidar la

postura corporal para trabajar cómodos y sin dolor.

Abrir las ventanas, poner flores frescas en un florero, escuchar una

música suave o ambiental para realizar las tareas del día.

Perfumarte, usar una crema con un lindo aroma.

Salir a caminar, ir al gimnasio.


72

Invitar a amigos a tu casa a tomar el té.

Comer algo que te guste, hacer cosas que te producen agrado.

A las rutinas alegres, que te fuimos proponiendo, puede agregarse la

rutina de dividir las tareas que nos cuestan en pequeños pasos. Sirve, por ejemplo,

considerar las diversas tareas como procesos de entrada y salida, de apertura y

cierre.

Así, para lavar la ropa: voy al lavarropas (inicio el proceso), ingreso la

ropa en el lavarropas, cierro la puerta del lavarropas y pongo el jabón, marco el

programa de lavado y listo (se cierra el proceso de lavado).

A continuación, abro otro proceso, tomo el termo, luego el mate con la

bombilla, pongo yerba al mate y caliento el agua. Salgo al patio a tomar mates hasta

que deje de marchar el lavarropas.

De este modo, se podrán distinguir todos los pasos que deben realizarse

desde el inicio hasta la conclusión de una actividad, todo lo anterior posibilitará un

mayor control de nuestras acciones y tomar mejores decisiones, al frenar la

impulsividad se piensa con mayor claridad. Se puede, incluso, ir diciendo en voz

alta los pasos que se van dando al realizarlos, aportando mayor atención al aquí y

ahora y mayor concentración a las actividades. Los mensajes de ansiedad son

desalentados si vivimos atentos al presente y no a lo que va a pasar en el futuro.


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Rutina de mensajes positivos y

negativos
Vamos a armar criterios que nos permitan leer los mensajes que

recibimos cotidianamente para discernir si son positivos o negativos. Los criterios

que te ofrecemos se construyen en torno a valores y antivalores.

Salgo a la calle. Alguien tiró basura en mi vereda (mensaje negativo) que

significa “hacete cargo de mi basura. Debo tramitar el mensaje para que no me

haga daño, es decir, no debo permitir que mi vecina con sus malas actitudes me

deprima. Entonces, me voy, hago lo que salí a hacer y, al regresar barro la vereda

completa (no pensaba hacerlo en este día, pero, es una tarea que se me impuso.

La barro con alegría, energía, moviendo la cola, bailando con la escoba, en cada

movimiento con la escoba imagino que barro la mufa, la tristeza, la depresión y que

le digo a mi vecina “la depresión es tuya.” Ahora mi vereda está totalmente limpia y

yo estoy llena de energía.

Fui de compras al supermercado. Compré galletitas. Para elegir las

galletitas me fijé en el envase. Miré la góndola de derecha a izquierda, de arriba

hacia abajo y vi variedad de posibilidades. Me acerqué a cada producto para ver

qué ofrecían. Me decidí por comprar masitas dulces: “Pepas”. Había cuatro marcas

diferentes para estas masitas. Miré primero la marca de la “derecha y luego las

demás. Me fijé en la calidad de cada producto y en los mensajes implícitos en la

bolsa. Por ejemplo “masitas pepas Corona”, “masitas pepas Viejo lobo”, “masitas
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pepas Corazón” y “masitas pepas Dulzura.” Ví que aparentaban ser de mejor

calidad las masitas Corona y Corazón. En lugar de considerar la que me convenía

más por el precio, me detuve en considerar el mensaje de la bolsa. Las masitas

Corona “me venden” el verme como una reina, alguien importante y de prestigio.

Las masitas Corazón “me venden” la imagen de una familia reunida. Elijo a la familia

antes que al prestigio. La próxima vez que vaya al supermercado no perderé tiempo,

iré directamente a las galletitas Corazón, que ya elegí para mí.

Fui a comprarme ropa. No contaba con mucho dinero y quería

aprovechar las ofertas. Ví remeras de buena calidad en oferta. Entré a comprarlas,

al ingresar pude ver que había pocas remeras en stock, quería comprar 4 remeras.

Había remeras con dibujos infantiles y remeras con dibujos de mandalas y

atrapasueños. ¿Qué hacer? Remeras infantiles no iba a comprar y las otras

contenían dibujos que corresponden a ideologías con las cuales no estoy de

acuerdo. Compré las remeras de adultos, eran remeras bonitas y de buena calidad,

solo que al comprarlas dije “no estoy de acuerdo con estos mensajes contrarios al

Evangelio, los usaré como manera de denunciar que esto es lo que está dando

vueltas por mi entorno, expondré este mal a los ojos de todos”. Usar esas remeras

es denunciar que esa ideología está presente en mi comunidad.

Veamos ahora el ejemplo de las masitas Corona. Podía comprarlas si no

encontraba ese día las masitas Corazón, pero, primero le diría al fabricante (en mi

interior) no estoy de acuerdo con el mensaje que me envías en tu producto, yo no

busco el prestigio ni el brillo social, para mí lo importante es estar al servicio de los

demás. Luego, compraría las masitas Corona y las disfrutaría, porque, en primer
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lugar, devolví al fabricante el mensaje negativo, en segundo lugar, estoy

denunciando el mal presente en ese producto al hacerlo.

En cuanto a la moda, se venden prendas de vestir rotas. A este tipo de

mensajes, respondo inmediatamente que “no compro lo roto”, igualmente, hay ropa

hecha de retazos, sin una adecuada integración de la prenda “no compro lo

desintegrado”.

Otro ejemplo. Me regalan un perfume. La caja del perfume es roja. El

perfume muy caro. El nombre del perfume es “Sensual”. Recibo el regalo, pero, le

devuelvo inmediatamente a la persona que me lo regala la sexualidad caliente que

está implícita en el envase (lo hago en mi interior, esa sexualidad roja no es mía, yo

quiero vivir la sexualidad agradable, hecha de pequeños gestos de amor que me

llenen el corazón, tierna, satisfactoria). Ahora puedo usar el perfume, al usarlo estoy

denunciando un tipo de sexualidad caliente, grandiosa, desmedida, insatisfecha.

Me regalan un CD del grupo “Divididos” Quien me lo regala me trae la

división, es decir la separación. Soy honesta y le digo que agradezco el regalo, pero

no escucho ese tipo de música y le devuelvo el CD. De ese modo, no recibo la

división y le devuelvo la división que me vino a traer. Algo así como decirle “Esa

división es tuya, no mía”

Voy a donar ropa a la parroquia. Lavo la ropa, la perfumo, la doblo y,

mientras la voy guardando en una bolsa, veo una remera algo estirada y no muy

bonita. Aparto esa prenda para descartarla porque no voy a dar un mensaje fofo y

feo a la parroquia.
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Compré un repasador, al usarlo pude notar que la tela era tan seca que

me molestaban los dientes al secar los platos. Recordé que una señora vino a

pedirme algo a casa, pasa a pedir habitualmente, la última vez que vino me dijo que

estaba seca. Me pidió si le podía dar algo, cuando le dí lo que tenía me pedía más

porque estaba seca (me dí cuenta de que quería productos envasados, porque así,

los vendía y ganaba dinero, no le dí nada más). La próxima vez que pase le regalaré

el repasador seco para devolverle los mensajes negativos que me dejó “estoy seca”.

De este modo, tramito de manera alegre los mensajes negativos que me llegan, que

en este caso fue “estoy seca, dame más”, se trataba de mensajes que intentaban

manipularme para aprovecharse de mí. Es importante devolver en este sentido, no

entregamos a las demás cosas malas, pero, si los otros nos dan cosas malas se las

podemos devolver.

La misma señora pasó otro día por casa. Me dijo: hola, hoy no te pido

nada, te vine a vender plantas. Le pregunté: ¿Cuánto salen? Respondió: Salen 7.

El precio era barato: te compro una, le dije, busqué el dinero y puse, además, dos

budines, un paquete de maní y un paquete de galletitas dulces en una bolsa.

Cuando le voy a pagar me dice: no son 7 son 9. Le dije que, entonces, no quería la

planta porque el dinero que tenía era ese, más no podía pagar. Me dijo: yo arreglo

con el patrón y se la dejo a 7. Miró la bolsa y se fue conforme porque se llevaba

cosas dulces que le gustan mucho. Por mi parte, no dejé ingresar la acción del mal

que me quiso estafar. Como esta persona abusó de su poder nuevamente, la

próxima vez le daré solo productos mínimos.


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Podemos seguir ejercitándonos en esta lectura de mensajes a fin de

hacernos cada vez más sensibles a reconocer los valores y disvalores en lo

cotidiano. De este modo, estamos en mejores condiciones de reconocer la fealdad

del pecado, nos volvemos más sensibles a la acción del mal en nuestra vida

cotidiana y no lo dejamos ingresar.

EN LA CALLE

Veamos los mensajes negativos en la calle.

Vamos caminando por la calle, no tenemos tiempo de leer tantísimos

mensajes que se nos pueden presentar durante una caminata por la ciudad. Pero,

podemos hacer el ejercicio de nombrar lo que esté mal y decir no, para volvernos

sensibles a la acción del mal, para comprender la fealdad del pecado. Por ejemplo:

-al cruzar la calle viene un auto a toda velocidad. Digo “Apuro. No”

-paso por un bar, del mismo sale aire caliente y olor a aceite quemado, a

frituras. Digo “Obesidad. No”

-veo a un perro haciendo sus necesidades en la vereda. Digo “Suciedad.

No”

-Veo parejas caminando con cara de amargados. Digo. “Amargura.No”

Luego, podemos ir incorporando el Sí. Por ejemplo:

Una persona limpia la vidriera de su negocio. Digo “Limpieza. Sí”

Una persona está trabajando. Digo: “Trabajo. Sí”


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Dos amigos comparten un café en un bar. Digo. “Amistad. Sí”

Hay mucha gente que, como yo, salió a caminar. Digo “Ejercicio. Sí”

En todo caso, tenemos que tramitar los mensajes malos que nos llegan:

depresión, soberbia, muerte, orgullo, autobombo, vivir de halagos, buscar escalar,

buscar el propio prestigio, ser estrella, acumular el dinero, sexualidad desordenada,

persona inflada, grandiosidad, omnipotencia, adicciones, el abuso de poder, lo seco,

lo desintegrado, lo roto, la división. Si aceptamos algunos de estos mensajes en lo

cotidiano es que aceptamos relacionarnos con los demás desde estos anti valores,

no me importa llevar cosas rotas y podridas a mis relaciones. Por eso, es importante

reconocerlos en nuestro entorno y rechazarlos siempre que nos demos cuenta.

Podemos hacerlo: denunciándolo públicamente, denunciándolo en

nuestro corazón, devolviéndolo con regalos que los expresen (como el repasador

seco), orando. Así vivimos una vida consciente y alegre, no dejamos entrar el mal a

nuestra casa y nos divertimos. Funciona con personas depresivas ¡les devolvemos

los lentes negros!; con personas quejosas (les devolvemos lo seco, lo oxidado); con

personas autoritarias (les devolvemos el abuso de poder, el querer aplastarnos);

con personas pervertidas (les devolvemos su sexualidad enferma, los abusos).

Cada vez que devolvemos el mensaje negativo estamos enviando un mensaje

positivo porque desocultamos el mal, lo ponemos a la luz, lo mostramos, lo

denunciamos. Como somos personas doradas anunciamos y denunciamos.

Pero, si nos encontramos con personas doradas, que nos dan salud,

también, les respondemos con salud. Si nos encontramos con personas cobre, es
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decir, con personas que saben definir situaciones y nos aportan claridad, les

respondemos con definiciones.

En este sentido, podemos dejarnos guiar por Dios y vivir una vida dorada

y cobre, es decir saludable.

Integrar las rutinas


¿Cómo vivir en dorado? Componiendo mensajes con nuestras

acciones, con nuestras compras, con los regalos, con las palabras, todo el tiempo.

Todo comunica, todo es un mensaje.

Hoy me levanté a las 7 hs. Me cambié de arriba hacia abajo. Primero la

remera blanca con dibujos de flores, luego el pantalón gris, las medias blancas y las

zapatillas negras (previamente les puse el talco para pies de la marca “alegría”).

Me higienicé bailando.

Volví a mi pieza, me perfumé con el perfume “Amor” y con el desodorante

“Frescura. Original” y me puse la crema que me gusta “Vitalidad. Vitaminas A E”.

Me adorné con aros de estrás, muy pequeñitos.

Luego abrí la ventana de mi pieza, sacudí y tendí la cama yendo de

derecha a izquierda. De abajo hacia arriba. Con eficacia y prontitud.

Inmediatamente me fui a preparar el desayuno (fui girando desde la pieza

hacia la cocina y bailando).

Puse música ambiental del grupo “Armonía”.


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Abrí las puertas, las ventanas y el toldo de casa.

Volví, siempre bailando y girando, a la cocina. Saqué la taza de la

alacena, saqué una cuchara y un plato. Los lavé, de derecha a izquierda: taza,

cuchara y plato. Los sequé y listo. A preparar el desayuno.

Puse a calentar agua en la pava eléctrica. Saqué el café “Mañanita” y

puse cuatro cucharadas pequeñas en la taza. Luego, busqué un paquete de

galletitas “Ilusión”, lo abrí, sentí el aroma y coloqué el paquete sobre el plato. Puse

el mantel. De derecha a izquierda coloqué el plato de masitas, la servilleta, la

cuchara y la taza sobre la mesa, acomodé el florero con flores. Dí gracias a Dios

por el día y por este rico desayuno, recé el Ángelus.

Comencé a desayunar. Las galletitas Ilusión son surtidas y vienen en

bolsas. Por eso, abro la bolsa y voy sacando las galletitas de a una, derecha a

izquierda, intercalando masitas y café. El aroma y los sabores son muy agradables.

Termino de desayunar. Levanto la mesa de derecha a izquierda y lavo

los platos de derecha a izquierda. Los enjuago y ubico sobre la mesada uno al lado

del otro, de derecha a izquierda y los seco y guardo. Pronto me voy bailando a

lavarme los dientes. Luego, entro en mi salita de estudio y en un cómodo sillón

blanco rezo Laudes.

Llega la hora de ir al gimnasio “Punto de equilibrio”. Me vuelvo a peinar y

perfumar, me coloco el barbijo, busco la llave y salgo de casa.


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El gimnasio queda muy cerca de casa. En la calle actúo como en casa.

Al salir veo mucho movimiento, las personas van caminando, algunos vienen de

hacer compras, los autos vienen y van.

Yo camino jugando: camino siguiendo una línea recta determinada por

las baldosas, al llegar a la esquina hago un giro mientras miro todo alrededor y sigo

cruzando por la senda peatonal.

Llego al gimnasio, saludo a la secretaria, y veo que no hay nadie más.

Voy a la cinta caminadora, comienzo a rezar el rosario. Llega una señora y dice que

va a hacer ejercicio con la campera puesta porque tiene frío, detrás llega otra

diciendo que no tiene ganas de hacer ejercicios, pero, debe hacerlos.

El primer mensaje de la mañana me llega de estas dos mujeres: frío y

desgana. Luego, entra la profesora, dice que tiene reunión de padres y que su hijo

tiene problemas de conducta en la escuela.

Debo tramitar estos mensajes, digo en mi interior: “frío, no”; “la que no

tiene ganas son vos, la depresión es tuya”, “el mal clima con tu hijo es tuyo”. Saludo

a todas. Comienzo diciendo palabras cálidas como:

-¿ustedes se conocen? ¿son amigas?

-No, somos conocidas, nos conocemos de la parroquia. Ella me invitó a

ir al grupo de las madres orantes.

-Qué bien, -le digo- de qué se trata ese grupo.


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-De madres que se juntan a orar por sus hijos, somos muchas, pero, con

la pandemia, el grupo se redujo.

-Le digo: algunos se reúnen en grupos de WhatsApp, pero, como

estamos volviendo a la presencialidad empezaron las reuniones. En mi parroquia,

el cura cumple 25 años de sacerdote. Todos los grupos se reunieron a juntar dinero

para comprarle una torta y festejar juntos. La fiesta es mañana.

-Yo estoy en OVE, dice la otra señora. También nos juntamos.

-Yo también estoy en OVE, le digo a la señora. Queremos mucho a los

sacerdotes y tenemos detalles con ellos: festejamos sus cumpleaños, sus

aniversarios sacerdotales. Es que la presidente de OVE es mamá de un sacerdote,

entonces es muy sensible al tema de acompañar a los sacerdotes.

Pronto se cambió la frialdad por temas como la comunidad, las reuniones,

los festejos, las madres y sus hijos.

Seguí tramitando el tema del desgano. Esta vez, lo hice caminando en la

caminadora, con los brazos sueltos (es decir sin apoyar a los costados),

balanceándolos como quien camina feliz, con la espalda derecha, dando pasos

alegres, casi un saltito, sonriendo y moviendo la cola todo lo que podía de un

costado al otro.

Seguí con el caminador elíptico, la rutina la da la profesora. El

movimiento elíptico es como caminar o pedalear sobre una máquina estando de pie.

Caminé a toda velocidad, pensando que en cada pisada estaba pisando la


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depresión, la desgana, de mis compañeras. Mientras yo caminaba ellas

bostezaban.

Seguí con mancuernas, ejercicios de equilibrio, todo me llamaba a poner

el cuerpo en movimiento, a hacer fuerza, equilibrio y a tonificar. En estas tareas

integrales, seguí aplastando la tristeza y la depresión.

Luego, pasé a la bicicleta. La televisión del gimnasio estaba prendida.

En el noticiero se hablaba de qué compras se deben recortar para que te alcance el

dinero. Se los hice notar a mis compañeras, que no estaban prestando atención a

esto, lo saqué a la luz y comencé a hablar del mal enfoque dado a la entrevista,

centrada en la carencia. Es mejor dar ideas prácticas que ayuden a vivir bien.

Ante semejante mensaje de bajón, comencé a pedalear a toda velocidad

en la bicicleta, mientras tanto acompasaba el movimiento con balanceo de hombros,

de atrás hacia adelante, comenzando por el derecho. Así, en la bicicleta fija movía

todo el cuerpo. Una de las señoras lo noto, y me dijo: “seguí, dale para adelante,

vas a llegar.”

La hora del gimnasio finalizó. Estaba transpirada. Entró una señora a

hacer su hora de ejercicios y me dijo: estás totalmente transpirada, cuídate al salir

porque hay viento frío y te va a hacer mal. ¡Otra vez el frío! (aclaro que estamos en

primavera y el día de hoy es cálido, aunque, hay una brisa fresca)

Le digo que tomo mucha agua, por eso transpiro, me hidrato siempre muy

bien. Que, así como estaba, me iría al supermercado, luego de ponerme

desodorante. La señora que antes bostezaba me dijo: decime a qué super vas así
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no voy ja ja. Le dije que iría al supermercado “El sol” y luego a la verdulería que

queda en la calle tal, porque allí hay muy buen precio y la verdura es de buena

calidad.

De esta manera me dediqué a tramitar la acción del mal que me llegó

esta mañana: la depresión, la frialdad, el recorte presupuestario, problemas con los

hijos. Le respondí con movimientos alegres, llenos de vitalidad y energía, con

palabras cálidas, con buenas compras, con madres sensibles, madres de

sacerdotes que ven en todos ellos a sus hijos y, por eso, los ayudan.

Mientras hago gimnasia me gusta rezar el rosario. En medio de tantas

conversaciones pude hacerlo, y hasta tuve tiempo de rezar la coronilla a la Divina

Misericordia. También, suelo rezarlo cuando salgo a caminar. En este último caso,

llevo mi rosario de cuentas de madera, color bordó, con perfume a rosas, que me

regaló un querido amigo. En la parte de la medalla tiene la imagen del Papa.

Llego a casa, dejo la llave arriba de una mesita, a la derecha. Al lado

coloco el barbijo. Lavo un vaso, tomo agua, lo vuelvo a lavar, seco y guardo. Me

perfumo, me arreglo y salgo al supermercado. Antes busqué la mochila que está

siempre en el mismo lugar, busqué dinero, una bolsa de supermercado, tomé la

llave, el barbijo y salí a la calle otra vez.

Me voy al supermercado y a la verdulería. Voy a comprar tomates porque

me resultan jugosos, frescos, cálidos (por su color rojo) y tiernos.

En la calle veo veredas baldeadas, personas barriendo la vereda y digo

¡limpieza, sí!
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Los negocios están abiertos y en plena actividad y digo en mi interior

¡trabajo, sí!

Veo rostros alegres al caminar ¡alegría, sí!

Veo gente con el rostro duro ¡dureza, no!

Entro a la verdulería. La clienta que estuvo antes que yo compra frutas y

verduras de todos colores ¡abundancia, sí!

Usa barbijo ¡protección, sí!

Le pido al verdulero 6 tomates. Me dice: pongo 7 y hago el kilo. Le digo

sí. En mi interior pienso ¡abundancia, si!

Qué linda sorpresa de Dios, veo frutillas en oferta ¡regalito de la

Providencia! Le compro frutillas, hoy comeré un rico postre.

El verdulero me dice: hay que comprar zapallitos, berenjenas y choclos

con los ojos cerrados, porque están muy económicos (alerta, mensaje negativo, no

lleves lo rico llevá lo más económico, mensaje de carencia). Le digo que me parece

económico, pero, no soy de tomarme tanto tiempo en la cocina para hervir las

verduras. Él repite: comprá con los ojos cerrados. (¿a qué ceguera se refiere?) Le

agradezco la sugerencia de comprar las verduras de estación, que son muy

económicas, pero, hoy comeré otra cosa. Una vez en casa, me dí cuenta de que

“comprá con los ojos cerrados” significa “comprá toda esa verdura”, o sea, “de eso,

podés comer mucho”, entonces, digo en mi interior: comer mucho, no, obesidad, no.
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Vuelvo a casa, de camino, me doy cuenta de que estoy caminando lento,

muevo la cabeza y digo ¡lentitud, no! y acelero el paso.

Abro la puerta de casa, ingreso, dejo la llave en la mesita, el barbijo, la

bolsa de compras sobre la mesada, la mochila en su lugar, guardo el dinero del

vuelto en su lugar.

Pongo agua con un chorrito de lavandina en la pileta. Coloco frutas y

verduras en el agua para que se desinfecten y, siguiendo el movimiento alegre de

mis vecinos, salgo a barrer la vereda. La barro de derecha a izquierda, de arriba

hacia abajo. Mi vecina, también, estaba baldeando la vereda, la saludo. La vecina

de la casa del otro lado sale con su escoba. Todas limpiando. Barro contento

moviendo la cola, pisando la tristeza. Termino, ingreso a casa: escoba y palita van

a su sitio. Me lavo las manos.

Saco carne congelada que tenía en el freezer, costeletas, regalo de mi

mamá ¡providencia, sí!

Mientras se descongela la carne, lavo los tomates que están en la pileta.

Tomo el tomate que está flotando en el agua a la derecha. Lo lavo y lo pongo en un

plato, del lado derecho. Tomo el tomate que quedó al lado del que saqué, lo lavo y

lo pongo debajo del que ya está sobre el plato a la derecha. Sigo con el tomate

siguiente, según este orden voy colocando cada tomate, uno al lado del otro en el

plato, esta vez formando un círculo de tomates. Me doy cuenta que dos tomates

están bastante maduros. Los aparto para comerlos hoy y el resto va a la heladera.

Busco música en mi celular: música ambiental alegre para trabajar.


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Saco una fuente de la alacena, la lavo, y lavo las frutillas una a una,

comenzando por la frutilla que flota en el agua del lado derecho, le corto el cabo y

la coloco en la fuente. Sigo con la frutilla de al lado, hago lo mismo y sigo hasta

cortar todas las frutillas.

Retiro el agua de la pileta, junto los cabos y los tiro a la basura. Enjuago

la pileta, vuelvo a llenarla de agua y arrojo las frutillas nuevamente en la pileta. Esta

vez las iré retirando, de derecha a izquierda, cortándolas en trozos y poniéndolas

en la fuente.

Mientras corto las frutillas viene a mi mente mi tía, me doy cuenta

enseguida que el recuerdo triste, sacudo la cabeza y digo: ¡tristeza, no!

Inmediatamente dejo de pensar en ella y rezo una breve oración, por si la necesita.

Me pongo a conversar con Dios, le digo que descongelé la carne, que no

quiero una vida congelada; que compré tomates porque me hablan de un corazón

que ama.

Terminé de cortar las frutillas, la fuente está llena. Le coloco stevia

“Dulzor” en polvo para no ponerle azúcar. Listo, llevo mi postre a la heladera.

Las costeletas están descongeladas, las condimento y las pongo en la

plancha a cocinar, todo lo hago bailando.

Sobre un plato limpio pelo los dos tomates que seleccioné. Tiro la cáscara

en la basura. Saco la ensaladera, la lavo, la seco y corto los tomates. Tomo el

tomate de la derecha, lo coloco sobre el plato limpio y lo corto, luego, lo vierto en la


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ensaladera; hago lo mismo con el que quedó a la izquierda. Condimento la

ensalada.

Las costeletas están listas, de un giro llego a la cocina, y apago el fuego.

Limpio la mesada, lavo los platos usados para cocinar. Saco un vaso de mi alacena,

el que está a la derecha, un plato, luego cuchillo y tenedor, los voy disponiendo

ordenadamente sobre la mesada de derecha a izquierda. Los lavo rápidamente, los

seco, los coloco en la mesa (el mantel quedó colocado desde la mañana) de

derecha a izquierda: servilleta, cuchillo, tenedor, vaso, plato, ensalada, bebida,

florero con flores y sirvo las costeletas en el plato. Agradezco esta comida a Dios

con el rezo del Ángelus y comienzo a almorzar.

Veo mi plato lindo: costeletas y tomates, todo habla de calidez y amor.

Esto es importante porque durante esta mañana tramite la depresión y la

frialdad. Es decir, no las dejé ingresar a mi vida y sigo enviando mensajes positivos

de calidez, de cariño, de amor.

Termino de comer, junto la mesa de derecha a izquierda, lavo los platos

mientras los dejo en la mesada ordenados de derecha a izquierda sobre un

repasador. Seco los platos de derecha a izquierda y los guardo.

Si aparece algún pensamiento triste o una actitud fría, sacudo la cabeza

y con eso basta para decir “no” y salir de cualquier estado que dé lugar a la acción

del mal.
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Saco una copa de postre, muy bonita, y la lleno de las frutillas, me siento

a comer este postre rico y alegre. De esta manera estoy enviando un mensaje

positivo de abundancia.

Termino, lavo, seco, guardo. Me lavo los dientes, mientras me cepillo

bailo en el lugar y me dispongo a descansar unos minutos.

Por la tarde llegarán los pacientes. Ahora es tiempo de descansar.

Me levanto de la siesta. Es la hora de la ducha diaria.

Preparo primero la ropa interior y luego la exterior. La ordeno de arriba

hacia abajo sobre la cama.

Preparo el baño, saco shampoo y acondicionador.

Me desvisto, si la ropa está limpia guardo la ropa en el ropero, sino, la

pongo el cesto para lavar.

Abro la ducha de agua caliente, me lavo la cabeza (como tengo cabello

corto lo lavo de atrás hacia adelante, igual con el acondicionador) me enjabono el

cuerpo de arriba hacia abajo, de derecha a izquierda (comenzando por las orejas),

me enjuago y seco del mismo modo.

Me cambio de arriba hacia abajo. Seco el piso del baño de derecha a

izquierda, luego seco las paredes de la ducha de arriba hacia abajo, de derecha a

izquierda con un trapo.

Me peino, me perfumo, me pongo crema y listo. Estoy preparada para el

trabajo.
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Llega la paciente de la tarde, viene por primera vez. Abro la puerta. Veo

una señora vestida de negro, con lentes negros, zapatos negros, en su remera

negra hay un dibujo: es una flor anaranjada, bien redonda, con un tallo alto. La niña

(9 años), tiene remera rosada, el dibujo de su remera es una estrella con brillos y

tiene una mochila con brillo, también.

El primer mensaje que me llega de ellas, es, entonces, negro- brillo. En

este caso, el negro no sería de depresión, porque viene junto al brillo y a la flor de

tallo alto: el mensaje es la soberbia (recordemos que todo transmite un mensaje y

que siempre tenemos que tramitarlo). Esta es mi hipótesis, deberé confirmarla en la

entrevista con la paciente.

Luego de saludar, la señora dice: vine con mi hija, pero, ella se puede

quedar jugando en otra sala así podemos conversar las dos. Esta introducción me

indica que la señora quiere controlarlo todo, incluso mis sesiones. Este sería el

sentido de esa flor tan cerrada que lleva en su remera. Todo cerrado, todo bajo su

control.

Entonces, el mensaje encaja:

-soberbia “menosprecio de los demás”

-control: “dominar las cosas, situaciones, personas, incluso someterlas”

Le indico a la señora dónde debe sentarse (generalmente no lo hago) y

a la niña le indico una rutina sencilla de ingreso al consultorio y de ingreso a la sala


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contigua. De ese modo, no me someto al control de la madre y dejo a la niña libre

para jugar.

Mientras tanto, me dispongo a escuchar qué forma toma la soberbia y el

abuso de poder en esta familia, qué forma toma la acción del mal en la madre y en

la hija.

La madre me dice que la niña es adoptada, que hace tan solo dos

semanas que viven juntas, que está yendo a una psicóloga, a un psiquiatra, que

toma medicación, que viene a mí porque la niña no sabe leer y que pronto

comenzará con fonoaudióloga porque le cuesta pronunciar algunas palabras.

Hay que tramitar esta acción del mal. Le sugiero a la señora que hable

de modo urgente con el psiquiatra para que la niña deje la medicación. Estaba

siendo medicada con Ritalina. También, le dije que si me tenía la confianza

suficiente mi especialidad incluye el trabajo con la vida emocional de los niños,

siempre y cuando, el aprendizaje esté afectado. Por este motivo, esa niña no

necesita psicóloga.

En cuanto a la fonoaudióloga, todavía no escuché hablar a la niña.

La madre me dijo que, en realidad, no tiene problemas fonoaudiológicos,

pero, la llevaría a la consulta.

Además, le hice notar a la Sra, que ella acaba de cumplir el sueño de su

vida, ser madre. Que la niña tiene derecho a una familia, luego de atravesar un

abandono. Que, en este tiempo, se debe tramitar de manera urgente el vacío en el


92

que están. Para ello, deberá despejar la intervención de tantos médicos y, en su

lugar, dar a la niña: tías, primas, padre, madre, es decir, ofrecerle toda su red

vincular con generosidad. Normalizar la escolaridad de la niña, totalmente alterada.

Disfrutar su maternidad ofreciendo rutinas alegres y agradable para ambas. Ella

debe dedicar su tiempo a la maternidad y no a las consultas médicas.

De este modo, en la primera sesión, marcamos un rumbo: desocultar las

trampas de la soberbia, soltar el control (impuesto especialmente en la medicación),

salir de toda opresión al indicarle el disfrute. Disfrutar y alegrarse, en lugar de

ponerse al amparo de tanta medicina, que aparece como una solución brillante que

lo único que hace es entorpecer el encuentro. De hecho, la señora salió del

consultorio diciendo “me liberaste”. La próxima sesión será con la niña.

Pude hacer estas sugerencias y ayudar mucho a esta familia porque no

me centré en la enfermedad sino en la acción del mal sobre la vida de estas

personas. Desde este enfoque, puedo actuar con claridad y seguridad. Hay que

contradecir la acción del mal, sería como hacer un “exorcismo” en pequeño.

En las próximas sesiones iremos conociéndonos mejor, tramitando los

temas que aparezcan con más rituales simples, algunos basados en estrategias

psicológicas, también, le ofreceré a la niña, a los padres y a la escuela estrategias

psicopedagógica para ayudarla con el aprendizaje.

A continuación, viene Clara (6 años). La niña viene por problemas de

aprendizaje a raíz de un abuso sexual por parte de un vecino. El caso fue detectado

inmediatamente por la familia y denunciado.


93

En esta sesión, empiezo a trabajar con Clara las actividades de mi libro

“semillas de Autoestima”. La primera actividad, consiste en escribir dentro de una

semilla los nombres de las personas que nos aman y que nos protegen.

La niña toma las lapiceras de colores y completa las consignas con mi

ayuda. Al finalizar, se distrae y me dice “quiero dibujar un cofre”.

Me doy cuenta que le llamó la atención un cofre pequeño que tengo en

el consultorio, de allí salió su propuesta. Como se trataba de una distracción y de

una imagen, supe que este contenido venía del incosciente, lo aproveché para

trabajar con ella.

Clara dibujó el cofre, de modo sencillo, el cofre estaba cerrado. Le dije

que dibuje la llave del cofre. Dibujó una llave muy grande. Le dije que esa llave no

podía pertenecer a ese cofre, sin agregar más nada le propuse que dibuje otra llave.

Dibujó una llave igual, pero más grande. Le volví a decir que esa llave no era la del

cofre, que la dibuje nuevamente. Así seguimos. Clara dibujó hasta cuatro llaves.

Cada nueva llave era mayor que la anterior. Era claro que la llave, símbolo del pene,

estaba relacionada con el abuso sexual, la niña manifestaba con su dibujo una

hipersensibilidad a temas sexuales.

Era momento de hacer una lectura de la acción del mal en la vida de

Clara, el mal hace que ella agrande su herida, que la haga enorme, inmanejable,

que permanezca hipersensible. Debe tramitar esto. Le digo concretamente. Clara,

ninguna de esas llaves sirve, porque son enormes, tenés que hacer una llave más

pequeña.
94

Clara dibujó la llave pequeña y pudimos abrir el cofre. Ahora la herida era

más pequeña, manejable, posible de abordar y de curar.

-¿Qué hay en ese cofre Clara? Pregunte.

Me dijo: -hay monedas de oro.

-¿Para qué las vas a utilizar?

Responde: -para comprar galletitas, alfajores, golosinas, helados.

Me doy cuenta de que la acción del mal quiere llevar a Clara a la

obesidad, con monedas de oro podría comprar toneladas de comida.

Como mi consultorio está habilitado en una parte de mi casa, pude buscar

un paquete de galletitas dulces “Corazón”.

Le dije a Clara que estas galletitas eran doradas, es decir, muy

especiales y ricas.

Le mostré la etiqueta, la palabra Corazón (que hace referencia al amor),

la familia reunida en el dibujo de la bolsa (son familia, se cuidan, se quieren, se

protegen, están juntas para ayudarse). Le regalé el paquete.

Clara abrió el paquete. Le hice notar el olor de las galletitas, su textura,

la suavidad de su relleno, cómo el dulce no se pega en los dientes.

Luego, le pregunté: ¿Cuál es tu comida favorita Clara?

-Las bolsas de papas fritas.


95

- ¿Te diste cuenta de que, al comer papas fritas, la papa se te pega en

los dientes, que tus dedos quedan llenos de aceite y ensuciás todo lo que tocás?

-Sí, pero son ricas, a mí me gustan.

-Fuí a buscar un jugo que tenía en la heladera y le dí un vaso a Clara.

Le dije: - Este jugo es dorado. Es un jugo de durazno que tiene verdadero

gusto a la fruta. Probalo.

Clara lo tomó y me dijo: - sí, es riquísimo.

Le dije que yo solo compraba cosas doradas, por eso, podía convidarle

la comida más rica.

Me encantó – dijo Clara, pero, cuál es el color dorado.

Le muestro una tira dorada que tenía en el consultorio.

- Es este color, dorado como el oro, como las cosas valiosas.

-Ahhh sí, dice Clara.

Mientras sigue comiendo y tomando su jugo, me comenta que su vecino

le tocó la cola. Sin preguntarle sobre este tema le dije que eso estaba muy mal, que

el vecino era muy malvado, que eso no se hace y que estuvo mal. Le hice notar,

nuevamente, el tema de la familia y los nombres de las personas que escribió al

iniciar la sesión. Le hice dar las gracias a cada uno de ellos porque la protegen.

La sesión terminó. Se desocultó la acción del mal en la vida de Clara:

Cofre cerrado (no mostrar, ocultar un tema), hipersensibilidad (ser aplastada por el
96

problema, no poder tramitarlo), exceso de comida (obesidad, como estrategia para

soportar el problema).

Mi trabajo fue: abrir el cofre (desocultar), achicar el problema (salir de la

hipersensibilidad), dar comida en sentido positivo, alimentar los valores (salir de la

obesidad). Al final, salió lo oculto: el abuso y, juntas, lo pudimos tramitar.

Conversé con la familia para agregar rutinas de comida saludable y de

actividad física para Clara.

Luego de estas dos sesiones tuve un tiempo breve de descanso.

Encendí el televisor, mientras tomaba un café. El tema del noticiero era

la aprobación de una ley de educación sexual. Sabía que estaba, en medio, la

ideología de género. En este caso, el mal pretende llevar perversión sexual a los

niños y jóvenes. Pensé que podía hacer varias cosas para tramitar esto.

Escribir sobre este tema en mi facebook, mirar el contenido de los videos

que me envían por WhatsApp y, si aparece algo en este orden, denunciarlo en el

grupo. Escribir a mis grupos denunciando el contenido de la ley. Enviar notas

hechas por Papa Francisco acerca del tema de la ideología de género a mis

contactos. Tuve tiempo solo de compartir una nota del Papa Francisco en mi

Facebook, porque llegó el próximo paciente.

Juan (8 años), no quiere trabajar en la escuela, no copia del pizarrón, su

cuaderno está incompleto, no realiza las tareas de la casa. El niño está cursando

una depresión.
97

Ingresa Juan, viene cansado, sin ganas de nada, se tira sobre el sillón.

Lo invito a pasar a la sala, allí cuelga su campera, deja la mochila en el lugar

asignado. Recién sale de la escuela. Limpio la mesa, coloco allí seis plastilinas de

diferentes colores. Aprovecho un desodorante de ambiente que hay en el lugar y

hecho un poco en la sala.

Hola Juan, cómo estás. Hoy vamos a jugar con plastilinas, podés formar

lo que quieras con ellas. El niño toma con agrado una plastilina, la saca del envase,

la amasa y la comienza a moldear. Hace una familia, todos están sentados, en

actitud pasiva, en el parque.

En este caso, la depresión se manifiesta como pasividad.

Le pregunto por cada persona, hago que las presente: nombre, edad,

trabajo, qué hacen en la casa, gustos, comida favorita.

El niño comienza a activarse un poco. Le pregunto qué está haciendo

cada persona de la familia.

-Papá está sentado pensando en nada.

Le digo: - ¡Cómo no va a pensar en nada! Vamos a llenar ese vacío de

ideas, a él le gusta trabajar en la casa, le gustan las plantas.

-Sí, dice él, el otro día un amigo le trajo una planta marchita y, no se sabe

cómo, él las hace revivir. Ja, ja, ja, ja.

- ¿Y tu mamá qué hace?

-Piensa en todas las cosas de la casa. Hay que lavar, cocinar.


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- Uff Juan, cuánto trabajo, es mucho. La vamos a ayudar a lavar la ropa.

Nos levantamos y simulamos todos los pasos para lavar la ropa. El

lavarropas comienza a funcionar, damos vueltas simulando su funcionamiento.

Sacamos la ropa, la extendemos al sol, ponemos los broches de colores y

respiramos profundo para oler el rico perfume. Qué suerte tiene tu mamá, le

aliviamos el trabajo.

Ahora es el turno de tu hermana. ¿Qué piensa ella?

-Me tiene podrido, me dice que no sirvo para nada. Todo el tiempo la

molesto, llora.

- ¡Qué mal Juan! Vamos a pisar esos mensajes feos de tu hermana.

Los dos nos paramos. Le enseño a decir “si ella te dice: no servís para

nada, vos decís ¡eso no es verdad! y pisás ese mensaje con tus pies (los dos

pisamos, aplastamos, saltamos, reimos), si ella llora y se hace la chiquita, vos decís:

“¡la tristeza es tuya!” y pisás el llanto.

Terminó la sesión. Juan se lleva varias estrategias para lidiar con la

tristeza, con la depresión.

La familia hace rutinas alegres, procura que Juan vaya a lugares que son

de su agrado. Las tareas de la casa se adaptaron a sus gustos y las tareas de la

escuela se organizaron de modo más tramitable para Juan, la maestra no le da

actividades extensas de una vez, sino que divide los trabajos en partes pequeñas

y, así, es más fácil que se motive a realizarlos.


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Mi tarde de trabajo finalizó, limpio la mesa de trabajo para cerrar la tarea.

Me preparo para ir a misa. Tomo el barbijo, la llave y me voy.

Al regresar a casa, luego de la misa, me preparo la cena: una copa de

frutillas con stevia. Luego, limpio la cocina mientras miro el noticiero. Cierro el día

con la oración de vísperas y completas y me voy a descansar.

Rutinas de pensamiento
La invitación es hacer visibles los mensajes, tanto positivos como

negativos, y dar un paso más complejo: lograr expresar los propios mensajes

positivos. La tarea puede parecer innecesaria si se ha comprendido, hasta aquí, qué

son los mensajes positivos y negativos en nuestra vida cotidiana, pero, ¿qué sucede

si esos mensajes se miran, ahora, como parte de un diálogo incesante?

Producir mensajes, es algo que hacemos todo el tiempo.

Podemos lentificarnos o enfermar si no logramos tramitar los mensajes

negativos, incluso, es posible perder logros adquiridos, gracias especiales, si no

rechazamos estos mensajes del mal. Necesitamos entender esto bien. Veamos un

ejemplo: una señora viene a la parroquia, se me acerca y me dice si habrá algo de

comer en cáritas porque hace días que no come y se siente descompuesta. La

acompaño, le doy un alimento de Cáritas. La Sra me agradece. En ese momento,

se acerca otra Señora que pertenece a un grupo de la parroquia y saluda a la mujer

que vino a pedir alimentos, es su vecina, ella la ayuda siempre. Le digo a la señora

que vino a pedir que yo, también, quiero ayudarla. Quedamos de acuerdo en
100

encontrarnos un día en la parroquia para recibir los alimentos. Ese día, la señora

vino puntualmente. Se llevó toda la mercadería. Le dije que nos volveríamos a

encontrar la próxima semana, que le daría más mercadería. Ella dijo que sí,

entonces, compré varias cosas y las repartí en 4 paquetes grandes, un paquete por

semana con galletitas dulces, saladas, té, yerba, azúcar, aceite, fideos, perfume,

desodorante, talco, ropa y productos de limpieza para la casa. La semana siguiente

la Señora vino a la cita nuevamente, se llevó la bolsa que le preparé para ese día

dándome gracias (ella no sabía que yo había preparado más bolsas para las

siguientes semanas). Me dijo que para la próxima semana no le traiga masitas

dulces, solo masitas de agua y que no le traiga fideos ni comida salada, solo atún y

queso rallado (ambos productos son muy caros en Argentina). Continuó

conversando. Sin querer, me comentó que a ella no le gustan los perfumes y que

no transpira, por lo cual, no usa desodorante ¡Qué sorpresa, yo le había puesto

todas esas cosas en la bolsa y tenía más para darle! Le pregunté si realmente no

necesitaba fideos, me dijo que no, que tiene mucho, que quiere atún. Le dije que el

atún era muy caro, que no creía poder comprarlo. Me dijo que no me haga problema.

Lo cierto es que, me quedaron 3 bolsas llenas de galletitas dulces y saladas,

desodorante y talco de sobra en casa. Todo quedó para mí, porque la señora

rechazó lo que le compré, sin darse cuenta. Sus mensajes negativos hicieron que

perdiera los productos que tenía para ella. La próxima semana solo le llevé galletitas

de agua, alguna salsa en sobre –en lugar de atún y queso- para acompañar los

fideos y nada más. En cuanto a mí, me quedó comida de sobra, perfumería de

sobra, en mi casa todo abundó, las alacenas se llenaron, por unos meses no tuve
101

que hacer compras y pude ahorrar dinero. Para mí todo se volvió providencia,

gracia, cada producto que quedó en casa me fue útil. La Sra perdió, por no rechazar

los mensajes negativos que le dictó la soberbia: “tenés que pedir atún, alimentos

finos y caros y rechazar todos los productos que ella compró para vos.”

Seguramente, ella pasó hambre ese mes por rechazar la ayuda, esta es la acción

del mal en la vida de esa persona, el mal la empobrece, la hace rechazar lo que la

providencia le envía.

Rutina de Ver, juzgar y actuar


Luego de todo este recorrido, estás en condiciones de ver tu realidad y

la realidad de los demás, también, de juzgar los mensajes que se te dan a todo

tiempo y los mensajes que reciben tus seres queridos.

Ya sabés que, ante la acción del mal, no te podés quedar sin hacer nada,

hay que actuar. Te presento algunas situaciones para que puedas hacer este

ejercicio, cuando hayas entrenado lo suficiente probá hacer el mismo ejercicio en

tus lugares cotidianos. Se trata de ver la situación, juzgar cuál es la acción del mal

que está presente y actuar haciendo lo contrario de lo que el mal nos propone.
102

Situación 1: Soledad
103

VER: veo solo un maniquí. Está en un lugar alto. Hay luces, brillo. Las

plantas del florero están marchitas, el agua del florero turbia. La ropa tiene colores

apagados, parece ropa vieja.

JUZGAR: el mensaje de la vidriera propone a una persona que no está

en relación con otra, que se siente superior a los demás, que busca brillo, es decir,

prestigio social. La persona y el entorno aparecen marchitos, viejos. Esta persona

(maniquí) no quiere relacionarse, va sola, soberbia, buscando ganar y subir, en sus

relaciones con los demás lleva cosas secas y podridas. Esos son los mensajes

negativos de esta vidriera.

ACTUAR: puedo tramitar esta situación de soledad acercándome a los

otros, sirviendo a los demás con gestos pequeños, de ese modo, no busco mi

prestigio personal, sino que soy constructora de la comunidad, por ende, contradigo

el mensaje del mal. De este modo, vivo la alegría, tramito la acción de mal con

acciones sencillas y gozosas, alejo la depresión y el tedio que me transmite esta

vidriera y, por supuesto, no entro a comprar nada aquí, venden cosas viejas y

podridas.
104

Situación 2: Muy caliente


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VER: Veo un sitio de comidas que se ofrece desde una “barra de

fuego”. La comida se prepara en el momento.

JUZGAR: este mensaje me propone relacionarme con la comida de

manera rápida, caliente, de modo inmediato. Este tipo de vínculo es el propio de las

adicciones: actuar en caliente, impulsivamente, sin mirar ni pensar.

ACTUAR: Tramitar esta situación es rechazar la adicción, oculta en la

propuesta. Por lo tanto, no debo entrar a comer a este sitio. Es más, puedo hacer

un juego de imaginación y decir “este lugar está lleno de cucarachas, hay grasa en

las paredes, etc.” Recordemos que estamos rechazando la adicción, sabemos que

toda adicción es fea como las cucarachas, ensucia la vida y la apariencia personal

como la grasa en las paredes, es decir, no estamos errados al pensar así de este

sitio.

Podemos ir a comer a otro lugar o llegar a nuestra casa y comer algo que

nos guste. En ambos casos tendremos presente que la acción del mal es llevarnos

a la adicción, por lo cual, cuidaremos lo que vamos a consumir. Si no podemos

evitar ingresar al local, porque nuestros amigos han decidido ir allí y no queremos

perdernos la juntada, hacemos nuestro pedido con tranquilidad, miramos lo que

comemos, comemos despacio (más lento de lo que lo hacemos habitualmente);

cuidamos la limpieza de la mesa, de los cubiertos, del vaso (podemos repasarlos

con una servilleta de papel) y del mantel o el individual sobre el que se colocará la

comida. Todo esto contribuye a contradecir el apuro, no hay apuro, vinimos a

encontrarnos y a conversar, nos sobra el tiempo y comemos con gusto.


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Situación 3: Imagen
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VER: se trata de la foto de una empresa constructora. La foto está

tomada desde fuera del local, el interior de la empresa se muestra como una

vidriera. Veo un casco de constructor, con el logo de la empresa, detrás una

maqueta, más atrás rollos de planos. Hay una mesa que habla de trabajo en equipo,

un jarrón con flores secas y, detrás del jarrón, hay cuadernillos escritos a mano, el

desorden de los papeles indica trabajo. Todo está a la vista, lo cual, da un mensaje

de transparencia.

JUZGAR: alguien pensó bien en este espacio y lo hace saber a los

demás. Detrás de esta vidriera hay un proyecto pensado, hay una marca. Por los

objetos del lugar, priman en el proyecto: la construcción, la técnica, el trabajo en

equipo, además, se deja en claro, que tienen clientes. Es decir, detrás de esta

vidriera hay una persona que busca notoriedad, hacer carrera, quiere destacarse

respecto de otras empresas. Es una persona estudiosa, con capacidad de

planificación, que maneja el marketing y que “pisa fuerte”. En definitiva, es una

persona que busca el éxito y que quiere dejar su marca personal. La acción del mal

me propone seguir estos criterios, poner la imagen antes que todo lo demás, y que

esa imagen sea soberbia: el casco parado y la marca en el centro, bajo la única luz

que alumbra el local.

ACTUAR: para tramitar esta situación debo rechazar la primera

impresión que me da el local “es un intelectual que está dando lo mejor” y entender

que es solo un disfraz, una mentira, si hago negocios con él, va a imponer sus ideas,

va a actuar con soberbia, va a abusar de su poder.


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Situación 4: Todo rústico


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VER: puedo observar en esta vidriera una mesita pequeña, con un mantel

hecho de lana, dos portas velas con velas blancas, una bandeja. De derecha a

izquierda veo un maniquí en el cual se destaca un cinto rústico grande. El maniquí

central, con una vestimenta en tela estampada con dibujos de hojas (color marrón)

y en el maniquí final ropa sport, muy ancha. Toda la ropa de vidriera es de color

beige y blanco y se presenta con variedad. El estilo de la vidriera es rústico.

JUZGAR: se trata de una tienda pequeña, de barrio. Hay un mensaje que

se repite y da estilo “lo rústico”, que estaría compuesto por: el color beige, el adorno

central (mesita), las hojas marrones del estampado central y la comodidad de la

ropa ancha, al final. Si bien es cierto que cada elemento contiene un mensaje, lo

que más se destaca es el maniquí central, con el estampado de enormes hojas

secas.

Detrás de lo rústico (colores beige, marrón, tostado, blanco; el tejido, el

mimbre, la lana, la madera) toma figura lo seco. La acción del mal en esta tienda es

transmitir, bajo la apariencia de lo rústico, un mensaje triste, de sequía. Esta sequía

puede ser económica o no.

ACTUAR: para tramitar esta situación, voy a rechazar las ideas de

carencia que puedan venir a mí y tendré conversaciones alegres, que hablen de la

abundancia con que Dios nos provee en la vida.


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Situación 5: Aguantar
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VER: Veo un cartel que señala la ubicación de los baños en un shopping.

Las imágenes no son las figuras tradicionales, contienen algo de humor.

JUZGAR: las imágenes dejan un mensaje directo: “no aguanto más”.

Además, señalan que, allí mismo, está la solución al problema.

ACTUAR: debo entender que es acción del mal la idea de “no aguatar”

que expresan estas imágenes. Nuestras necesidades deben ser satisfechas de

manera adecuada y a tiempo, no debemos quedarnos aguantando situaciones de

insatisfacción.
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Situación 6: Depresión
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VER: se trata de una tienda de disfraces para niños. En primer plano y

en el fondo, aparecen los disfraces de animales, algunos feroces. Hay dos ranitas

con las cabezas bajas, un dragón sobre las ranitas que mira al techo, una mariposa

con las alas caídas que mira el piso y un monstruo colgado por la cabeza en el fondo

junto a una serpiente que tiene la boca abierta y los ojos vacíos.

JUZGAR: los disfraces son para niños pequeños, 4 años

aproximadamente. El colorido de los animales no oculta la tristeza de los rostros

(cabezas bajas, mirada perdida, alas caídas, monstruo y serpiente arruinados). Muy

a menudo la depresión toma la forma de la fiesta.

ACTUAR: me dedicaré a contradecir la acción del mal permaneciendo

alegre y no comprando ningún disfraz.


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Situación 7: La soberbia
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VER: veo una óptica, los lentes son presentados en columnas,

ordenados según un criterio puesto por el vendedor. Esta disposición es adecuada

porque posibilita observarlos en detalle. Son lentes de sol, de marcas reconocidas.

Puedo comprar lentes en cualquiera de sus formatos (redondos, cuadrados, con las

puntas hacia arriba o hacia abajo).

JUZGAR: estos lentes son para personas a las que les gusta lucir

accesorios caros, no son para cualquiera. Es propio de las personas que confunden

el ser con el tener buscar la marca y no la calidad del producto. Por eso, porque

esta vidriera está centrada en la marca que justifica el sobreprecio, digo que la

acción del mal que la vidriera encarna es la soberbia.

ACTUAR: para tramitar esta acción del mal procuro no comprar este tipo

de lentes, busco alternativas para la compra de accesorios siguiendo el criterio de

comprar cosas de calidad al precio justo, no lleno mi vida de accesorios y no

despilfarro el dinero.
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Situación 8: ¿Qué compro?


Veamos la siguiente situación. Deseo comprar un juguete para mi sobrina

de 10 años ¿Qué compra es la mejor? ¿Qué me muestra Dios para comprar? La

imagen la tomé desde internet, solo para ejemplificar cómo podemos discernir la

acción del bien en la vida cotidiana.


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1- ORDEN: Comienzo mirando la vidriera de derecha a izquierda, de

arriba, hacia abajo

2- MENSAJES: Armas (violencia- perversión); juego de volantes junto

a un juego de trompo mecánico, que gira más rápido (velocidad-

adicción); juego de herramientas (es bueno, es colorido, pequeño,

supone un juego sereno, pero, busco juguete para niña); una raqueta

verde (soledad), dos raquetas de ping pong (es positivo, pero, no tiene

el precio); autitos pequeños (es positivo); juego de pool ( se vincula

con la noche, el alcohol, etc); juego de herramientas rojo, inflado,

grande (se relaciona con problemas de adicciones y en la sexualidad),

juegos de cocina plásticos (son positivos, hablan de hogar); sogas

para saltar (son positivos, alegres); juego de té de porcelana

(mensaje positivo de detalle, delicadeza); auto blanco moderno,

levantado atrás (soberbia, mensaje negativo); set de pulseras (es

negativo, presenta la imagen de una niña pintada, hipersexualizada);

pokemon (es violento, perversión); en el centro aparece una

“gamonera”, no es un juguete, es un monedero (es negativo,

acumular); rampa super rescate( situación de incendio, mensaje

negativo); guitarra eléctrica (aturdirse); rampa de autos (es positivo);

tren (peso, carga, arrastrar, es negativo); teléfonos gigantes

(sobredimensionar, impresionar)

3- DISCERNIR: Siguiendo la cadena del mal, veo que en esta vidriera

aparecen la adicción, los problemas sexuales, la depresión y el


118

acumular dinero. La perversión toma forma de violencia y de

acumular, todos estos mensajes alimentan la soberbia. Por ende, el

mal pretende que compre “soberbia” para mi sobrina.

4- DECIDIR: Debo contradecir la acción del mal, comprando algo que

signifique lentitud (en contra de adicción y velocidad), que no sea

inflado (en contra de los problemas sexuales, rojos e inflados); que

sea alegre, lindo (en contra de la depresión), que sea pacífico (en

contra de la violencia); que sea humilde en contra de la soberbia. Para

este último punto entenderé la soberbia como frialdad, por eso,

compraré algo cálido, humilde. El juguete que expresa todos estos

mensajes positivos: lento, pequeño, alegre, lindo, pacífico y cálido es

el juego de té de porcelana, ese es el regalo que Dios pensó para mi

sobrina y es ese el que compraré, seguro es el mejor.

5- COMPRAR: ABRO PROCESO- Ingresaré a hacer la compra, ya sé

el precio, el vendedor no podrá cobrar el juguete a su antojo ni

especular con el precio, eso habla a su favor. Esa compra es un

mensaje positivo para mí, para mi sobrina ¡y para el vendedor del

local! Si el vendedor acepta mi mensaje positivo, me venderá el

juguete, lo envolverá adecuadamente, y hasta puede hacerme precio

(en lugar de cobrar 610, puede cobrarme 600), lo escribo porque me

pasó reiteradas veces. Si por el contrario, el vendedor no acepta mi

mensaje positivo me enviará un mensaje negativo en la compra, por

ejemplo, el juego de té tendrá una pieza rota, no lo envolverá sino que


119

lo pondrá en una bolsa común o me lo entregará sin bolsa, me dirá

que cambió el precio, me dirá que hay otro juguete mejor, etc.

CIERRO PROCESO- Lo más importante será observar bien si el

juguete que compro está en condiciones para evitar la estafa, pagar

el precio que dice la vidriera y pedirle al vendedor que envuelva el

juguete para regalo. Si el juguete está roto diré en mi interior: “lo roto

es tuyo” y no compraré; si no está roto lo compro. Si el vendedor no

lo quiere envolver digo “la depresión es tuya” y pido que lo envuelva

para regalo. Compro y me voy habiendo cerrado bien el proceso.


120

Situación 9: La empresa
Tomamos de internet el “árbol de problemas” de varias empresas a fin de

discernir la acción del mal en la empresa y de aportar los mensajes positivos que

se necesitan para que puedan salir de la situación de enfermedad en la que se

encuentran. Tengamos en cuenta que vemos la acción del mal, alguien podrá decir:

es real el problema que tiene la empresa, con decir que “todo está bien” nada se

soluciona. No es así, sostenemos que las personas en esa empresa se relacionan

transmitiendo mensajes negativos, los dejan entrar, van de mal en peor por no

contradecirlos. La salida es contradecir al mal y hacer todo lo contrario a lo que él

propone. Vemos en eso la Voluntad de Dios para la empresa.


121

El problema es la Gestión comercial. La acción del mal es la depresión y

la impotencia “no sabemos”, “no entendemos”, “no sabemos”, “todo es pérdida”, “no

crecemos.” La acción del bien: lo que necesitan conocer es de fácil acceso,

pregunten a sus hijos y ellos se lo enseñarán, van a entender todo bien, no tengan

miedo. Si hay pérdidas económicas promuevan mensajes de abundancia confiados

en mi providencia, sean austeros, vendan productos de buena calidad al mejor

precio. No están solos.


122

En este árbol de problemas todos los mensajes son positivos porque

denuncian el mal, lo desocultan, los sacan a la luz, no se callan. Ahora saben qué

deben hacer, contradecir al mal siendo sensibles a la comunidad y al medio

ambiente, sin dejar de ser productivos.


123

Reglas de discernimiento de espíritus


Hemos profundizado en las rutinas, vimos que se trata de implicarnos en

los temas vitales que nos ocupan y hacerlo con un método o instrumentos que

posibiliten visibilizar mensajes y desplegar nuestras capacidades. Por eso, es

importante ejercitar esta lectura a fin de volvernos personas más despiertas,

reflexivas y metacognitivas

La metacognición, hace referencia por un lado al conocimiento de sí

mismo, por otro, a la capacidad de gestionar el propio proceso de aprendizaje,

logrando expresar los procesos o caminos por los que llegamos a determinada

conclusión o resolución, dar cuenta de la tarea realizada.

De esa manera se despliega nuestro potencial, podemos aprender a

aprender. Este modo de tramitar una realidad puede transferirse a otras situaciones

similares agilizando nuestro trabajo y aprendizaje al contar con una estrategia.

Veamos, entonces, el camino por el cual hemos llegado a discernir la

acción del mal en nuestro cotidiano para usar este método en todas las situaciones

de nuestra vida y no dejar ingresar el mal.


124

REGLAS DE DISCERNIMIENTO DE LA ACCIÓN DEL MAL EN

NUESTRA VIDA SEGÚN SAN JUAN BOSCO

Mensajes negativos ocultos que debes rechazar en tu vida cotidiana

(compras, negocios, familia, etc) para que no ingresen a enfermarte. Con estas

reglas es posible desocultar la acción del mal en nuestras relaciones:

Primera regla

Problemas formativos: problemas de enseñanza, problemas de

aprendizaje, carencias en la formación personal, no lograr desplegarse, procesos

formativos truncados, procesos formativos rotos, problemas para acceder a cargos

conforme a los talentos y la capacitación personal, problemas laborales, ignorancia,

analfabetismo, deserción escolar, ausentismo, fracaso escolar. Se expresa en

cosas rotas, arruinadas, ruinas, errores, letras mal trazadas, rotación de letras y de

números, cosas incompletas.

Segunda regla

Problema de adicciones: se expresa en cosas grandes, rojas, calientes,

rápidas, urgentes, infladas, inflamadas, brillantes, impulsivas, promueven no

pensar, altura, soberbia.

Tercera regla

Problemas sexuales: se expresa como descontrol, rojo, inflado, caliente,

problemas de higiene personal, pornográfico.

Cuarta regla
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Depresión: se expresa como sucio, abandonado, procastinación, triste,

negro, apagado, soledad, aspecto desarreglado. Ansiedad, catastrófico, peligroso,

inseguridad.

Quinta regla

Abuso de poder: se expresa en lo alto, en el aplastar al otro, el

autoritarismo, la soberbia, la dureza, la cerrazón, la superioridad, la mezquindad.

Sexta regla

Abuso sexual: se expresa como sometimiento, mala relación con el

propio cuerpo, falta de higiene, no poner límites a los demás, no saber decir “no”,

alimentarse del interior del otro, querer conocer su intimidad, apropiarse de sus

secretos personales.

Sétima regla

Perversión: se expresa como superioridad, frialdad, autoritarismo, “todo

vale”, relativismo.
126

REGLAS DE DISCERNIMIENTO ESPIRITUALES SEGÚN SAN

IGNACIO DE LOYOLA

[EE 313] Reglas para sentir y conocer las varias mociones que se causan

en el alma: las buenas para recibir y las malas para lanzar; y son más propias para

la primera semana de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola

[314] Primera regla.

En las personas que van de pecado capital en pecado capital,

acostumbra comúnmente el enemigo proponerles placeres aparentes, haciendo

imaginar deleites y placeres sensuales, para más conservarlos y aumentarlos en

sus vicios y pecados; en las cuales personas el buen espíritu usa el modo contrario,

punzándoles y remordiéndoles las conciencias por la razón y su capacidad natural

de juzgar rectamente.

[315] La segunda.

En las personas que van intensamente purgando sus pecados, y en el

servicio de Dios nuestro Señor de bien en mejor subiendo, es el contrario modo que

en la primera regla; porque entonces es propio del mal espíritu morder, entristecer,

y poner impedimentos, inquietando con falsas razones, para que no pase adelante;

y propio del bueno dar ánimo y fuerzas, consolaciones, lágrimas, inspiraciones, y

quietud, facilitando y quitando todos impedimentos, para que en el bien obrar

proceda adelante.
127

[316] La tercera, de consolación espiritual.

Llamo consolación, cuando en el ánima se causa alguna moción interior,

con la cual viene la ánima a inflamarse en amor de su Criador y Señor; y también,

cuando ninguna cosa criada sobre la haz de la tierra, puede amar en sí, sino en el

Criador de todas ellas. Asimismo, cuando lanza lágrimas motivas a amor de su

Señor, ahora sea por el dolor de sus pecados, o de la pasión de Cristo nuestro

Señor, o de otras cosas derechamente ordenadas en su servicio y alabanza.

Finalmente, llamo consolación todo aumento de esperanza, fe y caridad, y toda

alegría interna, que llama y atrae a las cosas celestiales y a la propia salud de su

ánima, aquietándola y pacificándola en su Criador y Señor.

[317] La cuarta, de desolación espiritual.

Llamo desolación todo lo contrario de la tercera regla, así como oscuridad

del ánima, turbación en ella, moción a las cosas bajas y terrenas, inquietud de varias

agitaciones y tentaciones, moviendo a infidencia, sin esperanza, sin amor,

hallándose toda perezosa, tibia, triste, y como separada de su Criador y Señor.

Porque, así como la consolación es contraria a la desolación, de la misma manera

los pensamientos que salen de la consolación, son contrarios a los pensamientos

que salen de la desolación.


128

[318] La quinta.

En tiempo de desolación nunca hacer mudanza, mas estar firme y

constante en los propósitos y determinación, en que estaba el día antecedente a la

tal desolación, o en la determinación en que estaba en la antecedente consolación.

Porque, así como en la consolación nos guía y aconseja más el buen espíritu, así

en la desolación el malo, con cuyos consejos no podemos tomar camino para

acertar.

[319] La sexta.

Dado que en la desolación no debemos mudar los primeros propósitos,

mucho aprovecha el intenso mudarse contra la misma desolación; así como es en

instar más en la oración, meditación, en mucho examinar, y en alargarnos en algún

modo conveniente de hacer penitencia.

[320] La séptima.

El que está en desolación considere cómo el Señor le ha dejado en

prueba, en sus potencias naturales, para que resista a las varias agitaciones y

tentaciones del enemigo; pues puede con el auxilio divino, el cual siempre le queda,

aunque claramente no lo sienta; porque el Señor le ha retirado su mucho fervor,

crecido amor y gracia intensa, quedándole sin embargo gracia suficiente para la

salud eterna.
129

[321] La octava.

El que está en desolación trabaje por estar en paciencia, que es contraria

a las vejaciones que le vienen, y piense que será presto consolado, poniendo las

diligencias contra la tal desolación, como está dicho en la sexta regla.

[322] La novena.

Tres son las causas principales porque nos hallamos desolados: la

primera es por ser tibios, perezosos o negligentes en nuestros ejercicios

espirituales, y así por nuestras faltas se aleja la consolación espiritual de nosotros;

la segunda, por probarnos para cuánto somos capaces, y en cuánto nos alargamos

en su servicio y alabanza, sin tanta paga de consolaciones y crecidas gracias; la

tercera, por darnos veraz noticia y conocimiento para que internamente sintamos

que no es de nosotros traer o tener devoción crecida, amor intenso, lágrimas, ni otra

alguna consolación espiritual, más que todo es don y gracia de Dios nuestro Señor;

y porque en cosa ajena no pongamos nido, alzando nuestro entendimiento en

alguna soberbia o gloria vana, atribuyendo a nosotros la devoción o las otras partes

de la espiritual consolación.

[323] La décima.

El que está en consolación piense cómo se habrá [se comportará] en la

desolación que después vendrá, tomando nuevas fuerzas para entonces.


130

[324] La undécima.

El que está consolado procure humillarse y bajarse cuanto puede,

pensando cuán para poco es en el tiempo de la desolación sin la tal gracia o

consolación. Por el contrario, piense el que está en desolación que puede mucho

con la gracia suficiente para resistir a todos sus enemigos, tomando fuerzas en su

Criador y Señor.

[325] La duodécima.

El enemigo se hace como mujer en ser flaco por fuerza y fuerte de grado.

Porque así como es propio de la mujer, cuando riñe con algún varón, perder ánimo,

dando huída cuando el hombre le muestra mucho rostro; y por el contrario, si el

varón comienza a huir perdiendo ánimo, la ira, venganza y ferocidad de la mujer es

muy crecida y tan sin mesura: de la misma manera es propio del enemigo

enflaquecerse y perder ánimo, dando huída sus tentaciones, cuando la persona que

se ejercita en las cosas espirituales pone mucho rostro contra las tentaciones del

enemigo, haciendo lo diametralmente opuesto; y por el contrario, si la persona que

se ejercita comienza a tener temor y perder ánimo en sufrir las tentaciones, no hay

bestia tan fiera sobre la faz de la tierra como el enemigo de la naturaleza humana,

en prosecución de su dañada intención con tan crecida malicia.


131

[326] La decimotercera.

Así mismo, se hace como vano enamorado en querer ser secreto y no

descubierto. Porque así como el hombre vano, que hablando a mala parte, requiere

a una hija de un buen padre, o una mujer de buen marido, quiere que sus palabras

y suasiones [sugerencias, sugestiones] sean secretas; y al contrario le desplace

mucho, cuando la hija al padre, o la mujer al marido, descubre sus vanas palabras

e intención depravada, porque fácilmente colige [entiende] que no podrá salir con la

empresa comenzada: de la misma manera, cuando el enemigo de la naturaleza

humana trae sus astucias y suasiones [sugerencias, sugestiones] al ánima justa,

quiere y desea que sean recibidas y tenidas en secreto; más cuando las descubre

a su buen confesor, o a otra persona espiritual que conozca sus engaños y malicias,

mucho le pesa; porque colige [comprende] que no podrá salir con su malicia

comenzada, en ser descubiertos sus engaños manifiestos.

[327] La decimocuarta.

Asimismo, se comporta como un caudillo, para vencer y robar lo que

desea; porque así como un capitán y caudillo del campo, asentando su real y

mirando las fuerzas o disposición de un castillo, lo combate por la parte más débil:

de la misma manera el enemigo de la naturaleza humana, rodeando, mira en torno

todas nuestras virtudes teologales, cardinales y morales, y por donde nos halla más

flacos y más necesitados para nuestra salud eterna, por allí nos bate y procura

tomarnos.
132

[345] Para sentir y entender escrúplos y suasiones (sugerencias,

sugestiones) de nuestro enemigo, ayudan las notas siguientes.

[346] La primera.

Llaman vulgarmente escrúpulo, el que procede de nuestro propio juicio y

libertad, es a saber, cuando yo libremente juzgo que es pecado lo que no es pecado;

así como sucede que alguno, después que ha pisado una cruz de paja casualmente,

piensa con su propio juicio que ha pecado; y éste es propiamente juicio erróneo y

no propio escrúpulo.

[347] La segunda.

Después que yo he pisado aquella cruz, o después que he pensado, o

dicho, o hecho alguna otra cosa, me viene un pensamiento de fuera [se me ocurre

involuntariamente] que he pecado, y por otra parte me parece que no he pecado;

sin embargo siento en esto turbación, es a saber, en cuanto dudo y en cuanto no

dudo: éste tal es propio escrúpulo y tentación que el enemigo pone.

[348] La tercera.

El primer escrúpulo de la primera nota es muy de aborrecer, porque es

todo error; mas el segundo, de la segunda nota, por algún espacio de tiempo, no

poco aprovecha al ánima que se da a espirituales ejercicios; antes en gran manera

purga y limpia a esa alma, separándola mucho de toda apariencia de pecado, según

el dicho de San Gregorio: "bonarum mentium est ibi culpam cognoscere, ubi culpa
133

nulla est" [Es propio de las mentes buenas estar dispuestas a reconocer culpa

donde no la hay].

[349] La cuarta.

El enemigo mira mucho si un alma es gruesa o delgada; y si es delgada,

procura adelgazarla más, en extremo, para turbarla y desbaratarla más.

Por ejemplo: si ve que un alma no consiente en sí pecado mortal ni venial

ni apariencia alguna de pecado deliberado, entonces el enemigo, cuando no puede

hacerla caer en cosa que parezca pecado, procura hacerla juzgar que hubo pecado

donde no hubo pecado, así como en una palabra o pensamiento mínimo.

Si el alma es gruesa, el enemigo procura engrosarla más. Por ejemplo:

si antes no hacía caso de los pecados veniales, procurará que ahora haga poco

caso de los mortales, y si algún caso hacía antes, que mucho menos o ninguno

haga ahora.

[350] La quinta.

El alma que desea aprovecharse en la vida espiritual, siempre debe

proceder al revés de lo que el enemigo procede, es a saber, si el enemigo quiere

engrosar al alma, procure de adelgazarse; asimismo, si el enemigo procura de

atenuarla [estrecharla], para traerla en extremo, el alma procure solidarse [estar

firme, afianzarse] en el medio, para en todo quietarse [guardar el justo medio para

estar en paz].
134

[351] La sexta.

Cuando esa alma buena quiere hablar o obrar alguna cosa dentro de la

Iglesia, dentro de la inteligencia de nuestros mayores, que sea para gloria de Dios

nuestro Señor, y le viene un pensamiento o tentación de fuera [de su voluntad, es

decir: se le ocurre], para que ni hable ni obre aquella cosa, trayéndole razones

aparentes de vana gloria o de otra cosa, etc. Entonces debe de alzar el

entendimiento a su Criador y Señor; y si ve que es su debido servicio, o a lo menos

no contra, debe hacer lo diametralmente opuesto contra la tal tentación, según el

dicho de San Bernardo que le respondió al tentador: "nec propter te incepi, nec

propter te finiam" ["ni por ti empecé, ni por ti dejaré (de predicar)" e.d.: no había

empezado a predicar por vanagloria y no dejaría de hacerlo por temor a ella].

Anotación 18ª

[18] La décima octava: según la disposición de las personas que quieren

tomar ejercicios espirituales, es a saber, según que tienen edad, letras o ingenio, se

han de aplicar los tales ejercicios; porque no se den a quien es rudo, o de poca

complexión, cosas que no pueda descansadamente sobrellevar y aprovecharse con

ellas. Asimismo, se debe de dar a cada uno según que se quisiere disponer, porque

más se pueda ayudar y aprovechar. Por tanto, al que se quiere ayudar para

instruirse y para llegar hasta cierto grado de contentar a su alma, se puede dar el

examen particular, [EE 24-31], y después el examen general [EE 32-43], juntamente

por media hora a la mañana el modo de orar sobre los mandamientos, pecados
135

mortales, etc. [EE 238], recomendándole también la confesión de sus pecados de

ocho en ocho días, y si puede tomar el sacramento de quince en quince, y si se

afecta mejor de ocho en ocho. Esta manera es más propia para personas más rudas

o sin letras, declarándoles cada mandamiento, y así de los pecados mortales

[capitales], preceptos de la Iglesia, cinco sentidos, y obras de misericordia.

Asimismo, si el que da los ejercicios viere al que los recibe ser de poco sujeto o de

poca capacidad natural, de quien no se espera mucho fruto, más conveniente es

darle algunos de estos ejercicios leves, hasta que se confiese de sus pecados; y

después, dándole algunos exámenes de conciencia, y orden de confesar más a

menudo de lo que solía, para conservarse en lo que ha ganado, no proceder

adelante en materias de elección, ni en otros algunos ejercicios, que están fuera de

la primera semana; mayormente cuando en otros se puede hacer mayor provecho,

faltando tiempo para todo.


136

Anexo:
Los sueños
de Don Bosco
sobre el demonio
137

Los sueños de Don Bosco sobre el

demonio
Selección de Fausto Jiménez

El lirio y el gatazo (1865)

Los monstruos y los niños (1865)

El monstruo (1868)

La confesión y los lazos del demonio (1869)

Una visita al colegio de Lanzo (1871)

Los perros y el gato (1878)

El demonio en Marsella (1885)

Alusiones a otros sueños.

El lirio y el gatazo (1865)


(MB 8,33-34 = MBe 8,42)

«Hace dos o tres días tuve un sueño. ¿Queréis que os lo cuente? Como

yo quiero mucho a mis jóvenes, siempre sueño que me encuentro en su compañía.

Parecióme, pues, encontrarme en medio del patio, rodeado de mis

queridos hijitos, cada uno de los cuales tenía en la mano una flor. Quien una rosa,
138

quien una azucena, quien una violeta, quien una rosa y un lirio juntamente. En suma:

unos tenían una flor y otros otra. Cuando de pronto apareció un gatazo con cuernos,

completamente negro, grande como un perro, de ojos encendidos como brasas y

cuyas uñas eran gruesas como un clavo y su vientre descomunalmente abultado.

La horrible bestia se acercaba cautelosamente a los jóvenes y, dando

vueltas alrededor de ellos, ahora daba un zarpazo a la flor de uno arrojándosela al

suelo, ahora hacía lo mismo con la de otro y así sucesivamente.

Ante la aparición de este animal, yo me sentí lleno de espanto y muy

maravillado al comprobar que los jóvenes no se inmutaban lo más mínimo, sino que

continuaban como si nada sucediese.

Cuando me di cuenta de que el gato se dirigía hacia mí para arrebatarme

mis flores, comencé a huir. Pero me detuvieron y oí que me decían:

—No huyas y di a tus muchachos que levanten el brazo y así el gato no

logrará arrebatarles las flores de las manos.

Me detuve y levanté el brazo: el gatazo hacía inauditos esfuerzos por

arrebatarme las flores; saltaba una y otra vez, pero, como era tan pesado, caía

torpemente a tierra.

El lirio, mis queridos amigos, representa la bella virtud de la modestia a

la cual el diablo hace continua guerra. ¡Ay de aquellos jóvenes que no mantienen la

flor en alto! El demonio los lleva y les hace caer. Los que la tienen abajo, son los

que halagan un cuerpo, comiendo desordenadamente y fuera de tiempo; los que


139

rehúyen el trabajo, el estudio, entregándose al ocio: aquellos a los que agradan

ciertas conversaciones; los que leen ciertos libros; los que no quieren saber nada

de mortificación. Por caridad, combatida este enemigo; de otra manera, él se

enseñoreará de vosotros. Tales victorias son difíciles, pero la eterna Sabiduría nos

ha sugerido el medio para conseguirlas: Hoc genus daemoniorum non ejicitur nisi

per orationem et jejunium (Esta clase de demonios sólo se la expulsa con la oración

y el ayuno). Levantad vuestro brazo, levantad en alto vuestra flor y estaréis seguros.

La modestia es una virtud celestial y el que quiera conservarla es necesario que se

eleve hacia el cielo. Salvaos, pues, con la oración.

La oración que os levanta al cielo es la de la mañana y de la noche bien

rezada; oración es la meditación y la misa; oración es la confesión frecuente y la

comunión; oración son las pláticas y las exhortaciones del Superior; oración es la

visita al Santísimo Sacramento; oración es el rosario; oración es el estudio.

Con la oración vuestro corazón se ensanchará como un globo, se elevará

al cielo y así podréis decir con el rey David: Viam mandatorum tuorum cucurri, cum

dilatasti cormeum (Corro por el camino de tus mandamientos, pues tú mi corazón

dilatas).

Así pondréis a salvo la más bella de las virtudes, y vuestro enemigo, por

más esfuerzos que haga, no os la podrá arrebatar.»


140

Los monstruos y los niños (1865)


(MB 8,48-49 = MBe 8,54-55)

«Pues bien, estos días estuve en Cùneo y fui huésped del señor obispo

que me trató magníficamente. La primera noche, después de haber cenado bien y

bebido mejor (risas), llegó la hora de ir a dormir. Después de la cena, gusta una

buena cama ¿no es verdad? Yo pedí permiso al obispo para quedarme un poco

más en la cama por la mañana y él añadió:

—Sí, sí; es más, deseo que no se levante antes de las ocho y media.

—¡Oh! —le respondí—; estaré solamente hasta las seis y media; me

basta para descansar.

—No quiero que se levante a esa hora; se levantará a las ocho.

Finalmente, acordamos que me levantaría a las siete. Me fui a dormir.

Eran las once.

Me dormí en seguida. Pero ¡qué queréis! Empecé a soñar como de

costumbre y, como la lengua va siempre a dar en donde duele el diente, soñé que

me encontraba en el Oratorio entre mis queridos muchachos.

Me pareció encontrarme en mi habitación, sentado a la mesa, mientras

los muchachos hacían recreo en el patio. El recreo era animadísimo, clamoroso.

Gritaban, voceaban, saltaban, se oía un gran barullo. Yo estaba contentísimo,


141

porque me gusta ver a los muchachos durante el recreo y, cuando los veo a todos

jugando, sé que el demonio no tiene nada que hacer. Mientras me gozaba con el

griterío de los muchachos, de repente se hizo un profundo silencio, sin poder

comprender el porqué. Me levanté espantado de la mesa para ver qué sucedía.

Apenas llegué a la antesala vi entrar por la puerta un monstruo horriblemente feo,

que caminaba con el morro bajo y los ojos fijos en el suelo. Parecía no haberse dado

cuenta de mi presencia, pero caminaba siempre en la misma dirección, con el

aspecto de una fiera dispuesta a asaltar a alguien. Temblé por mis queridos

muchachos y miré por la ventana al patio para ver si les había sucedido algo.

Vi el patio lleno de monstruos semejantes al primero, pero más

pequeños. Mis muchachos habían sido acorralados contra las paredes y bajo los

pórticos. Muchos estaban tendidos por tierra y parecían muertos.

Ante aquel espectáculo tan doloroso, aterrado, lancé un grito tan fuerte

que me desperté. A mi grito se despertaron los familiares del obispo, se despertó el

vicario, se despertó el mismo obispo. Todos se espantaron con aquel grito.

Amigos míos, generalmente no hay que prestar fe alguna a los sueños,

pero, cuando su explicación es de carácter moral, se puede reflexionar sobre ellos.

Yo siempre he querido encontrar explicación a todo, y por eso busco también la de

este sueño. El monstruo parece que quiera significar el demonio, que siempre está

en movimiento para arruinarnos. Hay jóvenes que caen y jóvenes que huyen.

¿Queréis que os enseñe a no tenerle miedo y a resistir a sus asaltos? Escuchadme.

No hay nada que el demonio tema más que estas dos cosas:
142

1.o La comunión bien hecha.

2.o Las visitas a Jesús Sacramentado.»

El monstruo (1868)
(MB 9,155-156 = MBe 9,159-160)

«Mis queridos jóvenes: ayer noche os dije que tenía algo desagradable

que contaros.

He soñado y estaba decidido a no deciros nada, ya fuera porque dudaba

si se trataba de un simple sueño, ya fuera porque, siempre que conté alguno, hubo

algo que objetar o que observar por parte de alguien. Pero otro sueño me obliga a

hablaros del primero, sobre todo porque, desde hace unos días, he vuelto a ser

molestado de nuevo con ciertos fantasmas, especialmente hace tres noches.

Sabéis que marché a Lanzo en busca de un poco de tranquilidad. Pues bien, la

última noche que pasé en aquel colegio, me acosté y, cuando comenzaba a

dormirme, vino a mi fantasía cuanto voy a deciros:

Me pareció ver entrar en mi habitación un gran monstruo que,

adelantándose, fue a colocarse a los pies de la cama. Tenía una forma

asquerosísima de sapo y era grueso como un buey.

Yo lo miraba fijamente, conteniendo la respiración. El monstruo poco a

poco iba aumentando de volumen; le crecían las patas, le crecía el cuerpo, le crecía

la cabeza y, cuanto más aumentaba su grosor, más horrible resultaba. Era de color

verde con una línea roja alrededor de la boca y del pescuezo que le hacían aún más
143

terriblemente espantoso. Sus ojos eran de fuego y sus orejas huesudas muy

pequeñas. Yo decía entre mí mientras lo observaba:

—¡Pero si el sapo no tiene orejas!

Encima de su nariz salían dos cuernos y por sus costados apuntaban dos

grandes alas verduscas. Sus patas se parecían a las del león y por detrás tenía una

larga cola que terminaba en dos puntas.

En aquel momento me pareció no tener miedo, pero aquel monstruo

comenzó a acercarse cada vez más a mí, alargando su amplia boca guarnecida de

fuertes dientes. Yo entonces me sentí invadido de indecible terror. Lo creí un

demonio del infierno, pues tenía todas las trazas de tal. Hice entonces la señal de

la cruz, pero de nada sirvió; toqué la campanilla, mas a aquella hora nadie acudió,

nadie la oyó; comencé a gritar, pero todo fue en vano; el monstruo permanecía

impasible.

—¿Qué quieres de mí —dije entonces—, infernal demonio?

Pero él se acercaba cada vez más enderezando y alargando las orejas.

Después puso las patas delanteras sobre el borde de mi lecho y, aferrándose con

las patas traseras a los barrotes, permaneció inmóvil un momento con su mirada fija

en mí. Después, alargando el cuerpo hacia adelante, puso su hocico cerca de mi

cara. Yo sentí tal escalofrío, que de un salto me senté en la cama dispuesto a

arrojarme al suelo; pero el monstruo abrió toda la boca. Hubiera querido

defenderme, apartarlo de mí, pero era tan asqueroso que ni, en aquellas

circunstancias, me atreví a tocarlo. Comencé a gritar, eché la mano hacia atrás


144

buscando la pileta del agua bendita, pero sólo tocaba la pared sin encontrarla y el

monstruo me mordió por la cabeza de tal forma que durante unos instantes la mitad

de mi cuerpo permaneció dentro de aquellas horribles fauces.

Entonces grité:

—En el nombre de Dios: ¿por qué me haces esto?

El sapo, al oír mi voz, se retiró un poco, dejando libre mi cabeza.

Hice de nuevo la señal de la santa cruz y, habiendo logrado meter los

dedos en la benditera, eché un poco de agua bendita al monstruo. Entonces, aquel

demonio lanzó un grito terrible, saltó hacia atrás y desapareció; pero, mientras lo

hacía, pude oír una voz que desde lo alto pronunció claramente estas palabras:

—¿Por qué no hablas?

El director de Lanzo, don Juan-Bautista Lemoyne, se despertó aquella

noche con mis ayes prolongados y oyó cómo golpeaba la pared con las manos. Por

la mañana me preguntó:

—Don Bosco, ¿ha soñado esta noche?

—¿Por qué me lo preguntas?

—Porque he oído sus gritos.

De esta manera, entendí que era voluntad de Dios que os contara lo que

había visto, por lo que he determinado narraros todo el sueño; de lo contrario


145

traicionaría a mi conciencia; de esta forma creo también que me veré libre de la

presencia de estos fantasmas.

Demos gracias al Señor por su misericordia y procuremos poner en

práctica los avisos que se nos den y servirnos de los medios que nos sean sugeridos

para ayudarnos a conseguir la salvación de nuestras almas. En esta ocasión, pude

conocer el estado de la conciencia de cada uno de vosotros.

Pero deseo que cuanto os voy a decir quede entre nosotros. Os ruego

que no escribáis ni habléis de ello fuera de casa, pues no son cosas que se han de

tomar a broma, como algunos podrían hacer, y para que no puedan originarse

inconvenientes que sirvieran de disgusto a Don Bosco. A vosotros os las cuento con

toda confianza, porque sois mis queridos hijos y, por eso, las debéis escuchar como

dichas por un padre.

He aquí los sueños que yo quería pasar por alto y que me veo obligado

a contaros.

La confesión y los lazos del demonio

(1869)
(MB 9,593-596 = MBe 9,534-536)

«Me encontraba cerca de la puerta de mi habitación y, al salir, miré a mi

alrededor y me vi en la iglesia, en medio de una muchedumbre tal de jóvenes que


146

el templo parecía completamente abarrotado. Estaban allí los alumnos del Oratorio

de Turín, los de Lanzo, los de Mirabello y otros muchos a los cuales no conocía. No

rezaban, sino que parecía que se estaban preparando para confesar. Una cantidad

inmensa de ellos asediaba mi confesonario, esperándome, debajo del púlpito. Yo,

después de haber observado un poco, me puse a considerar cómo conseguiría

confesar a tantos muchachos. Pero después temí estar dormido, soñando, y, para

cerciorarme de que no lo estaba, comencé a palmotear y sentí el ruido; y, para

asegurarme aún más, alargué el brazo y toqué la pared, que está detrás de mi

pequeño confesonario. Seguro ya de que estaba despierto, me dije:

—Ya que estoy aquí, confesemos. Y comencé a confesar.

Pero pronto, al ver a tantos jóvenes, me levanté para ver si había otros

confesores que me ayudasen y, no encontrando ninguno, me dirigí a la sacristía en

busca de algún sacerdote que quisiese escuchar confesiones. Y he aquí que vi por

una parte y por otra a algunos jóvenes que llevaban al cuello una cuerda que les

apretaba la garganta.

—¿Por qué tenéis esa cuerda al cuello? Quitáosla —les dije.

Pero no me respondían y se quedaban mirándome con fijeza.

—Vamos, repetí a alguno; quítate esa cuerda.

El joven, al cual yo había dado esta orden, se avino a ello, pero me dijo:

—No me la puedo quitar, hay uno detrás que la sujeta. Venga a ver.
147

Volví entonces la mirada con mayor atención hacia aquella multitud de

muchachos y me pareció ver sobresalir por detrás de las espaldas de muchos de

ellos dos larguísimos cuernos. Me acerqué un poco más para ver mejor y, dando la

vuelta por detrás del que tenía más cerca, vi un horrible animal, de hocico

monstruoso, forma de gatazo y largos cuernos, que apretaba aquel lazo. La bestia

aquella bajaba el hocico, lo escondía entre las patas delanteras, y se encogía como

para que no le viesen. Yo me dirigí a aquel joven víctima del monstruo y a algunos

otros, preguntándoles sus nombres, pero no me quisieron responder; al preguntarle

a aquel feo animal se encogió aún más. Entonces dije a un joven:

—Mira, ve a la sacristía y dile al Padre Merlone que te dé el acetre del

agua bendita.

El muchacho volvió pronto con lo que yo le había pedido, pero entretanto

yo había descubierto que cada uno de los jóvenes tenía a sus espaldas un servidor

tan poco agraciado como el primero y que éste también se agazapaba.

Yo temía estar aún dormido. Tomé entonces el hisopo y pregunté a uno

de aquellos gatazos:

—Dime, ¿quién eres?

El animal, que no dejaba de mirarme, alargó el hocico, sacó la lengua y

después se puso a rechinar los dientes como en actitud de arrojarse sobre mí.
148

—Dime inmediatamente qué es lo que haces aquí ¡bestia horrible! Ya

puedes enfurecerte todo lo que quieras, que no te temo. ¿Ves? Con esta agua te

voy a dar un buen baño.

El monstruo siempre agazapado me miraba; después comenzó a hacer

contorsiones con el cuerpo de tal forma, que las patas de atrás le llegaban a tocar

los hombros por delante. Y de nuevo quería arrojarse sobre mí. Al mirarlo

detenidamente, vi que tenía en la mano varios lazos.

—¡Vamos! Dime: ¿qué haces aquí?

Y, al decir esto, levanté el hisopo. Hizo él unas contorsiones y quería huir.

—No te escaparás —continué diciendo—; te ordeno que te quedes aquí.

Lanzó una serie de gruñidos y me dijo:

—¡Mira!

Y me enseñó los lazos.

—Dime qué son esos tres lazos —añadí—; ¿qué significan?

—¿No lo sabes? Desde aquí —me dijo— con estos tres lazos, obligo a

los jóvenes a que se confiesen mal: de esta manera llevo conmigo a la perdición a

la décima parte del género humano.

—¿Cómo? ¿De qué manera?

—¡Oh! No te lo diré, porque tú se lo descubrirás.


149

—¡Vamos! Quiero saber qué significan estos tres lazos. ¡Habla! De lo

contrario, te echaré encima el agua bendita.

—Por favor, envíame al infierno, pero no me eches esa agua.

—En nombre de Jesucristo, pues.

El monstruo, contorsionándose espantosamente, respondió:

—El primer modo con que aprieto este lazo es haciendo callar a los

jóvenes los pecados en la confesión.

—¿Y el segundo?

—El segundo, incitándoles a que se confiesen sin dolor.

—¿Y el tercero?

—El tercero no te lo quiero decir.

—¿Cómo? ¿Que no me lo quieres decir? Entonces te rociaré con agua

bendita.

—No; no hablaré; y comenzó a gritar desaforadamente: ¿Es que no te

basta? ¡Ya he dicho demasiado!

Y tornó a enfurecerse.

—Quiero que me lo digas para comunicárselo a los directores.

Y, repitiendo la amenaza, levanté el brazo. Entonces comenzó a despedir

llamas por sus ojos, después unas gotas de sangre y dijo:


150

—El tercero es no hacer propósito firme y no seguir los consejos del

confesor.

—¡Bestia horrible! —grité por segunda vez.

Y mientras quería preguntarle otras cosas e intimarle a que me

descubriese la manera de remediar un mal tan grande y hacer vanas sus artimañas,

todos los otros horribles gatazos, que hasta entonces habían procurado pasar

desapercibidos, comenzaron a producir un sordo murmullo, después prorrumpieron

en lamentos y gritos contra el que había hablado, provocando una sublevación

general.

Yo, al contemplar aquella revuelta y convencido de que no sacaría ya

ventaja alguna de aquellos animales, levanté el hisopo y arrojando el agua bendita

sobre el gatazo que había hablado, le dije:

—¡Ahora, vete!

Y desapareció.

Después eché agua bendita por todas partes. Entonces, haciendo un

grandísimo estrépito, todos aquellos monstruos se dieron a una precipitada fuga,

unos por una parte, otros por otra. Y, al producirse aquel ruido, me desperté y me

encontré en mi lecho.

¡Oh, queridos jóvenes, cuántos de los que yo jamás habría sospechado,

tenían el lazo al cuello y el gatazo a las espaldas! Ya sabéis qué simbolizan esos

tres lazos. El primero, que sujeta a los jóvenes por el cuello, simboliza el callar
151

pecados en la confesión. El lazo les obliga a cerrar la boca para que no se confiesen

del todo, o bien para que digan de ciertos pecados que cometieron cuatro veces

que solamente incurrieron en ellos tres. El que tal hace, falta contra la sinceridad de

la misma manera que el que calla pecados. El segundo lazo es la falta de dolor; y

el tercero la falta de propósito. Por tanto, si queremos romper estos lazos y

arrebatarlos de las manos del demonio, confesemos todos nuestros pecados y

procuremos sentir un verdadero dolor de ellos y hagamos un firme propósito de

obedecer al confesor.

Aquel monstruo, poco antes de montar en cólera, me dijo también:

—Observa el fruto que los jóvenes sacan de las confesiones. El fruto

principal de ella debe ser la enmienda; si quieres conocer si yo tengo a los jóvenes

sujetos con los lazos, observa si se enmiendan o no.

Debo añadir que quise también que el demonio me dijera por qué se

ponía detrás, a las espaldas de los jóvenes, y me respondió:

—Para que no me vean y poderlos arrastrar más fácilmente a mi reino.

Pude comprobar que eran muchísimos los que tenían a las espaldas

aquellos monstruos, más de los que yo hubiera sospechado.

Dad a este sueño el alcance que queráis; lo cierto es que he querido

observar y comprobar si era cierto cuanto he soñado, y he sacado como

consecuencia que se nos ofrece una verdadera realidad. Aprovechemos, pues, la


152

ocasión que se nos ofrece de ganar la indulgencia plenaria, haciendo una buena

confesión y una santa comunión.

Hagamos lo posible por vernos libres de estos lazos del demonio.

El Padre Santo concede indulgencia plenaria a todos los que, el día del

quincuagésimo aniversario de su primera misa, el próximo domingo, día

11 de abril, confesados y comulgados, rueguen según la intención de la Santa

Iglesia. El sábado tendrá una audiencia privada con el Padre Santo el caballero

Oreglia, el cual le ofrecerá el Album con la firma de todos los alumnos del Oratorio

y de las demás casas.

Mientras tanto, mirad si, tiempo atrás, habéis cumplido las condiciones

necesarias para hacer una buena confesión: yo os encomendaré a todos el domingo

en la santa misa.»

Una visita al colegio de Lanzo (1871)


(MB 10,42-43 = MBe 10,50-51)

Turín, 11-2-1871

Muy queridos hijitos míos:

Mucho deseo, queridos hijos en Jesucristo, ir a pasar el carnaval con

vosotros. Caso insólito porque, en estos días, no acostumbro alejarme de la casa

de Turín. Pero el afecto que tantas veces me habéis manifestado y las cartas que
153

me habéis escrito contribuyeron a esta determinación. Hay, además, un motivo que

más me lleva a ello y es una visita que os hice no ha muchos días. Oíd la terrible y

dolorosa narración.

Sí, he ido a visitaros sin que vosotros, ni vuestros superiores lo supierais.

Llegué a la plazoleta que hay delante de la iglesia y vi un monstruo verdaderamente

horrible. Tenía unos ojos grandes y centelleantes, nariz gruesa y chata, boca ancha,

barbilla puntiaguda, orejas como las de un perro y salían de su cabeza dos cuernos

como los de un macho cabrío. Reía y bromeaba con algunos compañeros suyos

saltando acá y acullá.

—¿Qué haces aquí, monstruo infernal? —le pregunté asustado.

—Me divierto —respondió—; no sé qué hacer.

—¿No sabes qué hacer? ¿Es que has determinado dejar en paz a mis

queridos muchachos?

—No hace falta que yo me ocupe de ello; tengo dentro amigos míos que

hacen mis veces a las mil maravillas. Hay un grupo de alumnos que se alistan y son

fieles a mi servicio.

—¡Mientes, padre de la mentira! Hay muchas prácticas de piedad,

lecturas, meditaciones, confesiones…

Me miró con una sonrisa burlona y, haciéndome señas para que le

siguiera, me llevó a la sacristía, donde me mostró al director que estaba confesando:


154

—Mira —añadió—; algunos son enemigos míos, pero hay muchos que

también me sirven aquí, y son los que prometen y no cumplen; se confiesan siempre

de lo mismo y yo disfruto mucho con sus confesiones.

Me llevó después a un dormitorio y me enseñó a algunos que durante la

misa piensan mal y no quieren ir a la iglesia. Después me señaló a uno diciendo:

—Éste estuvo ya en trance de muerte y entonces hizo mil promesas al

Creador; pero después ¡se hizo peor que antes!

Me llevó después a otros lugares de la casa y me hizo ver cosas, que me

parecían increíbles y que no quiero escribir, pero os las contaré de viva voz.

Entonces llevóme al patio; después, con sus compañeros, delante de la iglesia, y

yo le pregunté:

—¿Qué es lo que más te ayuda de estos jovencitos?

—¡Las conversaciones, las conversaciones, las conversaciones! Todo

viene de ahí.

Cada palabra es una semilla que produce frutos maravillosos.

—¿Quiénes son tus mayores enemigos?

—Los que comulgan a menudo.

—¿Qué es lo que más te disgusta?

—Dos cosas: la devoción a María…

Y se calló, como si no quisiera seguir adelante.


155

—¿Cuál es la segunda?

Entonces se estremeció. Parecía un perro, un gato, un oso, un lobo. Tan

pronto tenía tres cuernos, como cinco o diez. Veíansele tres cabezas, cinco, siete.

Y todo casi a un mismo tiempo. Yo temblaba, él intentaba huir; pero yo quería

obligarle a hablar, hasta que le dije:

—Quiero a toda costa que me digas qué es lo que más temes de todo lo

que aquí se hace. Te lo mando en nombre de Dios Creador, Señor tuyo y mío, a

quien todos debemos obedecer.

En aquel momento él y todos los suyos se retorcieron, tomaron formas,

que no quisiera volver a ver jamás en mi vida; armaron después un gran estruendo

lanzando horribles alaridos, que terminaron con estas palabras:

—Lo que más daño nos causa, lo que más tememos es la observancia

de los propósitos que se hacen en la confesión. Soltaron estas palabras entre gritos,

tan espantosos y penetrantes, que todos aquellos monstruos desaparecieron como

rayos, y yo me encontré sentado en mi habitación, junto a mi mesa de trabajo. Lo

demás os lo contaré de viva voz y os lo explicaré todo.

Dios nos bendiga, y creedme siempre vuestro.

Afmo. en Jesucristo,

JUAN BOSCO, Pbro.


156

Los perros y el gato (1878)


(MB 13,548-549 = MBe 13,470-471)

En la noche del Viernes Santo, estuve velando al lado de Don Bosco casi

hasta las dos de la mañana y me retiré a la habitación contigua para descansar.

Pedro Enría acudió para sustituirme en la vela. Al darme cuenta de los gritos

ahogados del Siervo de Dios, deduje que estaba soñando con cosas poco

agradables; le pregunté por la mañana sobre ello y tuve la siguiente contestación:

Me pareció encontrarme en medio de una familia, cuyos miembros

habían decidido dar muerte a un gato. El juicio y la sentencia habían sido puestos

en manos de monseñor Manacorda, pero éste se negaba a hacerlo, diciendo:

—¿Qué tengo yo que ver con vuestro asunto? Eso a mí no me interesa

nada.

Y reinaba en la casa una gran confusión.

Estaba yo apoyado en un bastoncillo, mientras observaba cuanto

sucedía, cuando he aquí que, de pronto, apareció un gato negruzco con los pelos

erizados, que se precipitaba corriendo hacia donde yo me encontraba. Venían

corriendo tras él dos perrazos que parecía iban a dar alcance inmediatamente al

pobre animal, presa del mayor espanto.


157

Al verle pasar cerca de mí, lo llamé; el gato pareció dudar un poco, pero,

al repetir yo la llamada y levantar un poco el faldón de mi sotana, el gato acudió a

agazaparse a mis pies.

Los dos perrazos se detuvieron ante mí, ladrando horriblemente.

—Fuera de aquí —les dije— dejad en paz a este pobre gato.

Entonces, con gran sorpresa mía, aquellos animales abrieron la boca y,

dando rienda suelta a sus lenguas, comenzaron a hablar como las personas.

—No podemos; tenemos que obedecer a nuestro dueño y hemos

recibido orden de él de matar a ese gato.

—¿Y con qué derecho?

—Él se ofreció voluntariamente a servirle. El amo puede disponer de la

vida de su esclavo de una manera absoluta. Por tanto, nosotros hemos recibido

orden de matarlo y lo mataremos.

—Él amo —repliqué— tiene derecho sobre las acciones de su siervo y

no sobre su vida, y yo no consentiré nunca que matéis a este gato.

—¿Que no lo permitirás? ¿Tú?

Y, dicho esto, los dos animales se lanzaron furiosamente para atrapar al

gato. Yo levanté el bastón y comencé a lanzar golpes desesperados contra los

asaltantes.

—¡Ea! ¡Quietos! ¡Atrás! —gritaba.


158

Pero ellos unas veces avanzaban, otras retrocedían y la lucha se

prolongó por mucho tiempo, de forma que yo estaba rendido de cansancio.

Habiéndome dejado aquellos animales un momento de tregua, quise observar al

pobre gato que continuaba a mis pies, pero con gran estupor comprobé que se

había trocado en un corderillo. Mientras pensaba en aquel fenómeno, dirigí la vista

a los dos perros. También habían cambiado ellos de forma: parecían dos osos

feroces y seguidamente fueron cambiando de aspecto hasta transformarse en

tigres, leones, monos espantosos y adoptar formas cada vez más horribles.

Finalmente se trocaron en dos horrendos demonios.

—Lucifer es nuestro dueño —gritaban los demonios—: ése, al que tú

defiendes, se ha entregado a él; por tanto, debemos arrastrarlo hasta él quitándole

la vida.

Entonces me volví al corderillo, pero no lo vi; en su lugar había un pobre

jovencito que, fuera de sí por el espanto, repetía con acento suplicante:

—¡Don Bosco, sálveme! ¡Don Bosco, sálveme!

—No tengas miedo —le dije—. ¿Estás decidido a ser bueno?

—Sí, sí, Don Bosco; pero ¿qué tengo que hacer para salvarme?

—No temas; arrodíllate, toma en tus manos la medalla de la Virgen.

Vamos, reza conmigo.

Y el jovencito era uno de los que yo conozco.


159

El demonio en Marsella (1885)


(MB 17,448 = MBe 17,386-387)

Era cerca de la medianoche. Don Francisco Cerruti estaba para irse a

acostar, cuando oyó un grito. Al principio creyó que se trataba de un sacerdote

forastero que estaba algo enfermo y hospedado en la casa. Lo volvió a oír aún más

fuerte a modo de alarido; poco después, todavía más fuerte. Indudablemente partía

de la habitación de Don Bosco separada de la de don Francisco Cerruti por un débil

tabique y una puerta de comunicación. Se puso éste la sotana, fue a la puerta y, al

abrirse, encontró a Don Bosco sentado en el lecho y despierto. Entonces le preguntó

con inquietud:

—Don Bosco, ¿se siente mal?

—No, no —respondió con tranquilidad—. Estáte tranquilo; vete a dormir.

Por la mañana, apenas se hubo levantado, fue a visitarlo. Estaba sentado

en el sofá en un estado de grandísima postración.

—Don Bosco, ¿ha sido usted quien ha gritado esta noche? —le preguntó

don Francisco Cerruti.

—Sí, he sido yo —replicó con el rostro aún demudado.

—¿Y qué le ha sucedido?

Viendo que dudaba aún, le pidió, que, por favor, se lo dijese:


160

—He visto —le dijo muy en serio— al demonio que entraba en esta casa.

Estaba en un dormitorio y pasaba de una cama a otra, diciendo de vez en cuando:

—¡Éste es mío!

Yo protestaba. De pronto se precipitó sobre uno de aquellos jóvenes para

llevárselo.

Yo comencé a gritar y él se arrojó contra mí, como para estrangularme.

Dicho esto, el Siervo de Dios, conmovido y derramando lágrimas

continuó:

—Querido Cerruti, ayúdame. He venido a Francia a buscar dinero para

nuestros jóvenes y para la iglesia del Sagrado Corazón, pero aquí existe ahora una

necesidad más grave. Hay que salvar a estos pobres jóvenes. Lo dejaré todo y

pensaré en ellos.
161

Bibliografía:
Alburquerque Eugenio (2013) Espiritualidad de Don Bosco, Revista

Educación y futuro N°28

Amorth, Gabriele (1990) “Habla un exorcista” Ed Planeta

Del Pozo M, Cols (2011) “Aprendizaje inteligente” Barcelona. Tekman

Books

Francisco, Papa (2018). Gaudete et exsultate: Exhortación apostólica

sobre la llamada a la santidad en el mundo actual. Palabra.

Jimenez, Fausto, 1994 “Aproximación a Don Bosco”. Ed. CCS

Jimenez, Fausto, 2013 “Los sueños de Don Bosco”. Ed. CCS

Juan Pablo II, 1984, Exhortación Apostólica Post-Sinodal Reconciliatio Et

Paenitentia. Roma

La profesión de la fe, (1992), Catecismo de la Iglesia católica.

Mahfoud, M. (2012). Experiência elementar em psicologia: aprendendo a

reconhecer. Brasília: Universa.

Moreno Francisco Javier (2011) Don Bosco y la comunicación educativa

Don Bosco y la comunicación educativa. Revista Educación y futuro N°24


162

Rodríguez,William Ernesto Alemán; Batres Pacas, Adriana María;

Echeverría Vega ,Karen Stephany, (2013) “ El legado de un sueño. 200 años

después del nacimiento de Don Bosco” Tesis presentada para optar al título de

Licenciados en Ciencias de la Comunicación. Universidad Dr. José Matías Delgado,

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Terigi, Flavia (2016) “Aprender hoy” Instituto Nacional de Formación

Docente Especialización Docente de Nivel Superior en Políticas y Programas

Socioeducativos. Buenos Aires: Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.

Stein, E., Obras completas IV. Urkiza, J & Sancho, F. J. (eds.).

Madrid/Burgos/Vitoria: Espiritualidad/Monte Carmelo/El Carmen, 2002.

Video:

Luis Timossi “Don Bosco misionero


163

Indice
Capítulo 1- La experiencia religiosa ....................................................... 1

Introducción ............................................................................................ 1

El punto de partida ................................................................................. 2

Descripción del proceso ......................................................................... 4

Capítulo 2- La experiencia religiosa en Don Bosco ................................ 8

Don Bosco y su experiencia de Dios .................................................... 10

Mamá Margarita ................................................................................... 10

Canalizar positivamente la vida afectiva ............................................... 12

Guías espirituales ................................................................................. 13

Los amigos ........................................................................................... 17

El Sistema Preventivo .......................................................................... 20

La acción del mal en la vida de Don Bosco .......................................... 24

¿Cómo se manifiesta el mal en lo concreto de nuestra vida? .............. 32

Capítulo 3- Edith Stein y la labor social de formación .......................... 39

Fundamento teórico de la labor social de formación ............................ 41

Una constructiva labor social de formación .......................................... 44

Comunidades de aprendizaje ............................................................... 48

La labor social de formación hoy .......................................................... 49

Capítulo 4- Moverse en comunión ........................................................ 55


164

Tramitar los mensajes negativos .......................................................... 56

Conectar ............................................................................................... 61

Procastinar es no cerrar procesos ........................................................ 62

La acción del mal en la vida cotidiana .................................................. 64

Capítulo 6- Semillas espirituales .......................................................... 68

Taller de rutinas saludables .................................................................. 68

1- Rutina de orden........................................................................... 70

Rutinas de alegría ................................................................................ 71

Rutina de mensajes positivos y negativos ............................................ 73

Integrar las rutinas ................................................................................ 79

Rutinas de pensamiento ....................................................................... 99

Rutina de Ver, juzgar y actuar ............................................................ 101

Situación 1: Soledad........................................................................... 102

Situación 2: Muy caliente .................................................................... 104

Situación 3: Imagen ............................................................................ 106

Situación 4: Todo rústico .................................................................... 108

Situación 5: Aguantar ......................................................................... 110

Situación 6: Depresión ....................................................................... 112

Situación 7: La soberbia .................................................................... 114

Situación 8: ¿Qué compro? ................................................................ 116


165

Situación 9: La empresa ..................................................................... 120

Reglas de discernimiento de espíritus ................................................ 123

Los sueños de Don Bosco sobre el demonio ..................................... 137

El lirio y el gatazo (1865) .................................................................... 137

Los monstruos y los niños (1865) ....................................................... 140

El monstruo (1868) ............................................................................. 142

La confesión y los lazos del demonio (1869) ...................................... 145

Una visita al colegio de Lanzo (1871)................................................. 152

Los perros y el gato (1878) ................................................................. 156

El demonio en Marsella (1885) ........................................................... 159

Bibliografía: ........................................................................................ 161


166

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