Elpaís de Los Turpiales, Primera Edición, 2020
Elpaís de Los Turpiales, Primera Edición, 2020
Elpaís de Los Turpiales, Primera Edición, 2020
TURPIALES
(Crónicas y Relatos 1)
MEMORIAS
ESE TINTERO DEL CIELO
RECUERDOS Y AMORES
UNA DE REVISTAS
CREENCIAS
SARDINAS
SI YO FUERA UNA SARDINA
EL ABUELO NEWTON
HISTORIA DE PERROS
LA FENOMENOLOGÍA DE LA PERCEPCIÓN
DE CABRUJAS A BARRÁEZ
DESCARGA
MEDIANÍAS
LA ANTOLOGISTA
EDITORIAL ÍTACA C. A
ÍTACA
COLECCIONES
CONTACTO
SOBRE EZIONGEBER ÁLVAREZ ARIAS
I.
Hay que oír la vida para que no se nos olvide, sentir cómo suenan las cosas de
verdad aunque no nos guste. Después, entrar de nuevo en la casa. Crear
literatura es crear belleza. En la medida que seas capaz de llegar a la belleza
habrás hecho una gran obra literaria. El lector siente cuánto de falso o
auténtico hay en lo que el escritor narra. Ocurre cuando el mundo que refleja
un escritor es un mundo artificial construido con malos materiales; aunque el
escritor se cuide de embellecer o engalanar el exterior llega un momento en que
si ese mundo no es auténtico se derrumba la estructura interna, es cuando
descubrimos que todo aquello era mentira.
(Salvador Garmendia, en entrevista a Blanca Elena
Pantin) 1
LO QUE A MÍ ME IMPRESIONA de los relatos y las crónicas de Eziongeber
Álvarez Arias, el Chino, es su manejo del lenguaje común de la gente que
anda por ahí, pero mezclado con un contenido lleno de seriedades y
reflexiones profundas. Cuenta las cosas que suceden en nuestro entorno.
Nos pone ante los ojos la realidad circundante que tantas veces
percibimos y no ahondamos. Él es un poco, para meterlo en su contexto,
como el Conejo de Alicia que va iluminando fragmentos de vida que son,
en suma, la vida.
II.
Eziongeber Álvarez Arias nació en Caracas en 1964 y luego creció en el
Oriente de Venezuela, que, como él dice, tiene otro color. Es abogado desde
1987 y ejerce en el ámbito penal. Entre unas y otras andanzas, aprendió
el difícil arte de escuchar e interpretar. Uno de sus grandes méritos es
ése: es un hombre que escucha. Otros grandes méritos le vienen de los
genes, y de las abundantes lecturas que lo nutren. Tal vez no las
exquisitas, ni siempre las que deberían, pero de que son nutritivas, lo son.
Y el otro mérito se refiere a la valentía personal con que enfrenta y critica
la situación política y social de su entorno y del país. Critica sin
cortapisas, sin limitaciones. Suelta la palabra así rompa el cielo. Y eso, sin
dudas, le habrá valido conflictos, pero no importa… Como decía Alí
Primera, tan injustamente salpicado del excremento ideológico de las
tiranías, échala/ tu palabra contra quien sea/ pero dila ya.
III.
Así que allí están las crónicas y los relatos y las décimas poéticas. A
algunos les es difícil aceptar las tan fuertes expresiones, tan alejadas de lo
académicamente correcto, con las que construye su obra. Y es bueno
recordar que esas son las que han dado fuerza y esplendor a la lengua (a
las lenguas) a lo largo de los siglos. Yo lo siento a él cercano a Quevedo.
La misma irreverencia. La misma sequedad. Por la lengua, digo. Lo
siento cercano a la tradición de la Picaresca española. A Cervantes. Al
Siglo de Oro. O a Shakespeare, pero el del Sueño de una Noche de Verano.
Él se quiere acercar a Lewis Carroll, y está bien. Y dentro de este país, lo
veo en el linaje de José Rafael Pocaterra, como ya lo he dicho. Un
modernista irónico, característica que comparte con Golcar Rojas. Pero
con un lenguaje más económico en términos de la dimensión, del uso de los
adjetivos y de cierta eficacia, claro que indiscutiblemente potenciada por
las redes sociales donde ha habitado en los últimos años.
IV.
En cuanto a los temas de sus crónicas, tan eminentemente urbanas, es
preciso destacar su enfoque del malandro. Salvador Garmendia, en una
entrevista concedida a Blanca Elena Pantin, expresa: Hay un personaje que
no ha sido novelado, un personaje riquísimo: El malandro. El malandro es un perso-
naje trágico. Está condenado a morir a los 30 años. A esa edad pierde su condición
de malandro porque pierde sus energías y habilidades. Ya no puede serlo porque mori-
rá en poco tiempo. Su vida plena de malandro será de los 18 hasta los 30 años, con
un idioma, con un acento, con una manera de vestir, con unos gustos personales, con
una manera de entender al mundo, con unas creencias y unos afectos absolutamente
propios con sus códigos y leyes internas. No he escrito sobre él porque no podría hacer-
lo: sería una traición; lo vería con unos ojos que nunca podrán entenderlo plenamente,
con un oído y un olfato que no lo podrían precisar. Por supuesto, Garmendia no
conoció a Eziongeber, ni cató su escritura. Crónicas de este volumen,
como “Un árbol incomprendido” (entrecomillado y paréntesis como
raro placet de mi escritura) “De todas maneras, rosas” o “La calle es
una selva de cemento”, tocan densamente el personaje del malandro y
sin despojarlo de sus sombras, los proveen de luces.
V.
En fin, que estamos ante la presencia de un escritor que vamos
descubriendo poco a poco. Y en la medida en que lo descubrimos,
entendemos que hay más capas en su escritura de lo que pensamos.
Como escribí en otra parte, las vidas, las muertes de los artistas suelen ser
difíciles, dramáticas y hasta trágicas. La incomprensión trata de
destruirlos siempre. Lo que importa, después de separar con el tribulum el
grano de la paja, es la obra que dejan. Lo demás, como siempre digo, es
solo anécdota e infraestructura.
VI.
Este volumen lo componen 31 crónicas y relatos, divididos en los
siguientes grupos: Memorias, Sardinas, La Música por dentro y El
País de los Turpiales. La mayor parte de ellos ha sido publicada en
Facebook, y algunos en revistas como Actualy.es y Letralia, por citar
algunas. Entonces ¿cuál es la novedad? ¿por qué el riesgo de publicar este
material que tuvo su efímera vida? Y he allí el núcleo del asunto.
Pero Álvarez ha sido por muchos años un lobo solitario de las letras: un
hombre a solas en busca de un camino, el propio outsider. Su profesión de
abogado penalista lo puso en contacto sin alivio con los más terribles
territorios humanos de Venezuela. Y eso, que abrió una herida en su
sensibilidad, le dio la certeza de que era preciso escribir para descifrar y si
fuera posible, transformar el mundo que lo rodea. Con el solo poder de
la palabra, espada de doble filo. Y en términos de imperativo moral.
Milagros Mata Gil
ADVERTENCIA
Y así.
-Digamegente.
- gente...
-¡Agente coño...!
Para ponerlo cortico, el dos pa' dos del que te hablé fue a tener al río x.
A mí me dejaron antes tal cual te cuento. Las muchachas, que eran me-
nores, llegaron tarde a sus casas y les dijeron x y z a sus padres...y mi
nombre salió a relucir. El más guevón pues. ¿Dos horas en PTJ? Dos mi-
nutos es demasiado. Pero sorpresivamente, mi amada me esperaba en la
puerta de la PTJ y ambos corrimos a nuestro encuentro enramado de ja-
món trancao y tal.
BUENO mira, será que aplico la misma de cuando estaba bien chamito. Mi
mamá -como seguramente también la tuya-, estaba suscrita a la revista
Vanidades. Y a Buenhogar. Y no podía faltar la Cosmopolitan que
entonces dirigía Cristina Saralegui. Digo: también la tuya, pero créeme que
con lo que voy a escribir de seguidas, no pretendo recordarle la mai a
nadie. Que quede claro. He recordado esas revistas porque de niño, me
saltaba todos los artículos hasta llegar a las fotografías publicitarias de
Van Raalte. Ahí me detenía un buennn rato. Igual, las fotos de Belmont y
de Lony, estaban llenas de diosas en tanga y uno podía fácilmente
adivinar que, bajo los lindos trajes de baño, se escondía el paraíso. La
cremedelacreme de las turgencias y otras maravillas. Todo esto para
ilustrarte y decirte que he decidido solemnemente no opinar en otros
muros como no sea en tracto de admirador de letras, poemas y pinturas.
Me saltaré otras incómodas publicaciones, sí. Me haré el pendejo y eso,
se sabe, es un arte que requiere de mucha destreza y autocontrol, pero,
he de acometer con vigor tamaña empresa. Soy respetuoso, pero, al
menor sobresalto y presa de una indignación inaguantable, me meto en
los muros de personas que, aunque contactos míos, no son panas ni
mucho menos y me los descargo así, como quien se come a dentelladas
un pollo asao con bastante guasacaca.
La cago pues.
He notado, además, que la efervescencia de mi arrechera crece conforme
se avecine una desgracia como bien puede ser el llamado a elecciones
fraudulentas para cargos diputacionales en la Asamblea ¿Se puede ser
más hambriao? Probablemente. En contexto, se me hace indescifrable y
penoso ver gentes aupando candidaturas y otras sinvergüenzuras por el
estilo y todo en plena pandemia como quien dice, pa'quemásteduela.
Oprobioso. Por eso, en darme a la tarea de ir a la yugular de algunos
parroquianos virtuales se me ha ido un tiempo valioso, y total, es más lo
que uno sufre repartiendo lepes y coscorrones que lo bueno que esos
tirayencoge puedan otorgar.
Pero la cosa no para allí: De igual manera he decidido no opinar al
respecto del affaire político que se suscita en los iunaites. Esto último,
por sentirme en desventaja frente a algunos venezolanos que hacen vida
en USA. Si uno cometiera la pifia de escribir un comentario en medio de
tantos tiburones creéme: como dicen en España, te mandarían a dar por
culo por resultarles inconcebible -y hasta risible- que un venezolano que
viva en Venezuela tenga una opinión más o menos formada al respecto.
Si tuerces por Biden y lo fundamentas, te caen encima. Y si vas a Trump,
igual. A lot of pain. Lo primero que te señalan es lo ridículo que te ves
opinando sobre vainas que no conoces. Por tanto, te toca una sala... ¿Te
acuerdas de la sala en la escuela? Bueno, igualito: yooo te daaréeee... Sin que
me quede nada por dentro: Y estos panas, ¿dónde nacieron pues? ¿No
fue en la Maternidad Concepción Palacios, ahí en la avenida San Martín?
¿Dónde se mete la chica del diecisiete? ¿De dónde saca pa' tanto como destaca? Ah,
pero tienen razón. Te dicen: tengo la ventaja de la locación, pendejo. Además,
vivo en Coral Guéibol y tú llevando coñazo en la Plaza Miranda de El Silencio
mijoooo.... Provoca salirle con una pachotada de esas bien arrechas.
Igual, se hace la salvedad:
Hay también mucho venezolano que entiende y se ubica, pero, a lo que
voy:
Me eximiré de comentar sobre esas cosas. Por tanto, abordaré como
siempre y en mi muro, temáticas relativas a Venezuela y nada más.
Vainas atinentes a la República del Barrio, con el farol en la esquina, los
ranchos destartalados y todo cundido en malandros como corresponde al
hecho de tener que sobrevivir bajo una dictadura comunista ¿me explico?
Uno al final no logra entender en qué consiste a veces la interacción por
estos lares porque se supone que, si uno quiere opinar en un post que, de
paso, llega solito a tu muro, podrías hacerlo con respeto y tal ¿no?
¡Grónnnnnnnnnnn!
Pues que me metí un meme de un contacto. El dibujito tiene a un señor
aclarándole a una mujer comunista que los servicios, sean públicos o
privados, no son derechos sino eso, servicios. El derecho por lo que
entiendo, se refiere a la posibilidad que se te brinda al escoger si la
educación de tu hijo será privada o pública. O que el vaso de agua que te
tomas debes pagarlo porque si te lo proveen, eso requiere del trabajo de
un gentío, ¿no? O sea, tiene un costo. Ah, pero ponen el grito en el cielo.
Que si la cosa sigue así privatizarán el agua dijeron algunos panas. Que
pobre gente, lloran los comunistas. ¿Quieres ver pobres mijito? ¿Quieres
palpar desgracias? Ven a Venezuela. En la ruta del Sol decía la Conahotu.
Aquí, aparte de que vives en el dolor y en la podredumbre, tienes que
ayudarlos a que gentilmente, te jodan la existencia. Te hacen la vida de
cuadritos, pero vienes y lo dices en un hilo de estos, se ofenden y siguen
orgiásticos en su nota y en su afán discursivo triste y lleno de monsergas.
Oh, sí. Todo esto es demasiado profundo para algunas personas cuyo
cerebro está llenito de algodón de azúcar guevarista y así, mano, no se
puede discutir. Ni un mega más para un hilo progre. Ni un dato gastaré
en esa vaina. Los nuevos adecos, sírvanse y dense de baja.
Otra cosa:
Las corporaciones que luchan por descubrir la vacuna como
AstraZeneca son una basura mercantilista, pero en el WhatsApp, dicen
los comunistas, que lo que pasa es que hay que hacer gárgaras de agua
con sal y perro a cagá. Perdóname la letra. ¿Y cómo se puede discutir
con chirrinches tan extremos? No lo sé y no me quedaré para
averiguarlo. Así que quedan liberados de mi molesta presencia en sus
muros. No obstante, aquí siempre serán bienvenidos.
Por cierto, hablando de publicaciones culturales, en mi hermosa
adolescencia ocurrió que compré una revista Pent-House, en donde le
hacían una entrevista muy buena a Caupolicán Ovalles. Lo demás que
traía esa edición lo vi. Y lo volví a ver. Y lo volví a ver. Tanto así que mi
viejo sintió curiosidad por saber qué me tenía tan distraído en el cuarto.
Al darle un repaso a la revista no me regañó, pero sí me auguró que muy
pronto tendría una tez paliducha, somnolencia y pesadez a toda hora y
un agüevoneamiento de pronóstico reservado.
Le respondí:
-Viejo, es que algún día seré escritor como este señor Caulopicán.
-Es Caupolicán, hijo, pero como tú digas. No te trasnoches. Y ya sé que
tienes otras parecidas debajo del colchón. Tanta cultura hace daño ¿no te
parece? No leas tanto para que eso no colida con tus obligaciones
escolares ¿sí? -...si papá... papá, ¿qué es colida? ¿no aparece allí? Busca
entonces en el Larousse que tengo en mi mesa de noche.
-Ok...ción...
-...te'endiga.
CREENCIAS
EL PROFESOR JOUBERT siempre pedía dos cuadras más. Una cuadra más.
Doscientos metros más: - Hay que tirar la bala lejos, decía. Le puse un
mundo durante los ensayos y lo logré, pero, llegado el gran momento
cuando arribamos a los muros de la Catedral de Cumaná, simplemente
no pude dar otro paso. Y menos sostener al gordo. La historia comienza
tres meses antes, a principios de enero de 1975. Por esos días algunas
compañeras de clase como Franca Caserta o Francis Mery, ya hablaban
del asunto hasta por los codos. Que buscaban gente para la banda,
decían. Que al irse los del sexto grado del año lectivo anterior, ¡Nos
tocaba a nosotros! Al día siguiente, así como dicen, por obra y gracia, se
presentó en el salón una monja joven llamada Teresa con el fin de
recordarnos la importancia del asunto sacro aquel de la Primera
Comunión. Casi todos levantaron la mano para tomar el curso de
Catecismo. Digo casi todos porque yo no me anoté cuando a mí en
particular me preguntaron. Que no. Que: -En mi casa no creen en eso
de estatuas de santos, ni en curas con vestidos respondí erguido como un
clavo. Mi reacción produjo que la clase me mirara con entrecejo molesto,
menos la Hermana que con su sonrisa santa respondía que entendía, que
entendía.
Se va la monja, nosotros que leemos alguna cosa en el libro Arcoiris y en
eso llega el profesor Joubert. Las demás educadoras eran tan sólo
maestras, pero Joubert, era el profesor de música: una cosa muy distinta.
-Estamos organizando la Banda Escolar para este año..interesados, levanten la mano
para el examen... -dijo. Lo que sucedió después, podría perfectamente
encuadrar en lo que hoy conoceríamos como el propio cogeculo, pero
¡vamos! que hablamos desde la ternura de mi escuela, la República
Argentina. Ganándome todos en velocidad, pasó que me engatillé en la
respuesta y no pude decir ni ñé en la repartición de las plazas para
redoblantes y granaderos. Y no quería ser trompeta. Las liras y los
platillos eran para las niñas: -Muchachos, sólo queda el bombo... ¿candidatos?
Nojoda, yo pues!, Pensé muy decidido, levantando la mano. Al decir esto,
me pareció que mis compañeritos de clase podían ver en el futuro, el
trato cruel e injusto que la vida me depararía y pusieron la cara
conmiserativa y solidaria de la Hermana Teresa aquella que entendía, que
entendía.
La primera vez que vi al gordo, no me pareció difícil.
-Álvarez, dijo el profe, es cuestión que te acostumbres al peso. Ayúdate
con el arnés y pon la espalda derecha. Ahora que lo pienso, el bombo
vendría a ser como aquel niñito adiposo y a veces incomprendido:
¿Estaría para siempre el gordo sentado en el rincón de las arañas que
tejen y destejen sus tristezas?
El Gordo. Así lo bauticé.
Adaptarse a un instrumento tan voluminoso como el bombo no es cosa
fácil qué va. Yo tenía que lidiar con él y con los tempos perfectos de la
marcha sin perder el paso y eso mi pana, no era cualquier pendejada.
Que los ensayos fueran en enero, febrero y marzo, hacían la cosa más
llevadera. Durante esos meses los vientos trapecistas venidos de la fosa
de Cariaco le pasaban por encima a nuestras casas y llegaban al ensayo en
la avenida Gran Mariscal para ayudarme entre sus brisas con El Gordo.
Abril.
Se acercaba el evento principal. La confección de los uniformes tardaba y
Joubert entraba en crisis con el paso de los días. Él sabía que estaríamos
preparados, que los uniformes llegarían a tiempo, pero algo le
preocupaba y me miraba con cariño como solo se mira a un perro fiel y
bueno.
Miércoles Santo. 9:00 de la mañana.
Todos uniformados y desayunados. El profesor Joubert ordena la
partida. ¿La ruta trazada? Av. Gran Mariscal-Redoma de la antigua PTJ-
Av. Gran Mariscal-Calle Montes-Catedral. ¿Facilito? Eso era lo que yo
creía. Ah, pero había un detalle: El sol tan arrecho. Y sin que pegara una
brisita de esas de principios de año. Otro detalle: El uniforme era un
sauna. Chaqueta cerrada, gruesa, manga larga con su camisa y franela,
sombrero de copa alta, pantalón con igual tela y botas altas. Para cuando
íbamos a la altura de la Calle Montes, yo iba boqueando… verga, descansan
las liras, descansan los trompetas, pero el gordo nunca y yo que lo cargo a él...
Adelante, la imagen de Jesús, la banda marcial del Batallón Mariño 52, la
banda de Las Carmelitas, del Santo Ángel y en el quinto coño, nosotros
botaos.
La verdad sea dicha.
La procesión se detiene un poco para que la alcancemos, llegamos
graniaos a la Catedral y como te digo al principio, no pude dar un paso
más. Abotagado y casi sin sentido producto todo del calor extremo, creí
sentir al profe agarrándome por el arnés cual pollito y allá en las
escalinatas de la iglesia, estaba parada la monja que entendía, que
entendía, mirándome preocupada. De pronto reacciono y estoy sentado
en una de las bancas de la iglesia, miro un pitillo que se acerca a mis
labios, una malta friíta y a la Hermana Teresa a mi lado brindándome
cuidados como de madre. Nunca podré olvidar eso. Ver a mi alrededor y
maravillarme, fue la misma cosa. Nunca había visto yo una iglesia
católica por dentro. Todo era brillante y todo me cautivaba. Pisos
lustrados hasta la exageración, la madera de las bancas pulidas con
toneladas de aceite Teca y una hermosa monja que me leía cada
pensamiento y que entendía, que entendía. Hablamos me parece, que de
muchas cosas hasta que nos despedimos, y con el pasar de los años nos
vimos muchísimas veces. Hace poco supe que murió y lo lamenté
bastante. A mí me desarmó encontrarme con una persona tan dulce y
tolerante como la Hermana Teresa y eso pues, es muy difícil de olvidar.
Me enfilé hacia la puerta de la Catedral preguntándome cuántos meses
duraría el chaleco de mis panas, pero no. Todos me abrazaron en
sonrisas, montamos los instrumentos en un camión y nos fuimos juntos
a comernos un sanguche con su fresco que nos brindaron en El
Consulado. Esta va para muchos amigos que profesan como fe el
catolicismo y para tanto cura que cuidando gentes en todo el mundo han
perdido hasta sus vidas. No he dejado de lado las creencias que me
sembraron, pero si me preguntaran, diría que soy hoy por hoy, el más
católico de los protestantes. O al revés.
LA PEÑA DE MARY CARMEN.
POR SUPUESTO, cuando uno habla de su tierra los recuerdos afloran como
los mangos que me comía en el patio de la casa. Al menos yo, cualquier
madrugada en vela y desde mi cama, me monto mil veces en el pepón y
comienzo el viaje vía Oriente. A ambos lados de la autopista saliendo de
Guatire, miles de mandarinas una más dulcita que la otra. Un poco más
allá a la derecha, el famosísimo ventorrillo de arepas y sigues y sigues.
Llegas a El Guapo, pasas El Guapo. Para echar la orinaíta respectiva, eso
mijito es a un laíto de los policías acostaos antes de Cúpira. Allí una se-
ñora robusta y linda pero demasiado amable, que vende casabe y naiboa,
te indica los matorrales y si quieres te ayudo mi amor...jajaja, te dice gri-
tao desde su voz de espantar gallinas. Te apendejeas y va contigo. En
Boca de Uchire te paras en los kioskitos de esos bien destartalados, te
zampas una rueda de lebranche con salsa de camarones, una viuda gran-
dota, y todo marinado con una fría. Mi compai querido, eso es la gloria.
Dale p'alante y no peles los carteles de Polar con el oso que tú sabes. Ahí
te proparas, te llenas de pueblo y continúas. Así, hecho el pendejo, pasas
Barcelona y Puerto La Cruz hasta llegar a la alcabala de Pertigalete. Ponte
mosca con los policias municipales que son unos aviones, y sigues para
Cumaná. Pasas por el sitio conocido como La peña de Mary Carmen,
que era una roca inmensa donde se sentaba una muchacha que... Y pen-
diente con las curvas. He contado siempre setenta y dos, pero pueden ser
más. Esto que te confío, así por encimita, es el sueño de todo cumanés
que agarra carretera para Oriente. No importa si son días o años. La
cosa es que volver a Cumaná y entrar por la Avenida Universidad con el
Hotel Los Bordones a mano izquierda, sigue siendo la vaina más emo-
cionante que pueda un experimentar cualquier paisano.
Pero, no es de eso de lo que te quiero hablar. Te estoy dando guaral mi
primo. No sé si lo mismo sucede en otras partes, pero resulta que en Cu-
maná algunos hijos de su mamá han armado tremendo alboroto con el
asunto de las elecciones ordenadas por la dictadura. Repito: ordenadas
por la dictadura. Uno les lee la cartilla y ni bolas te paran. -Mira fulano:
Esas elecciones son fraudulentas. ¿Respuesta? Hay que votar para poder-
le exigir al diputado electo que cuidao con una verga (¿?) -Zutano, pana:
La falla es de origen. Toda decisión emanada del TSJ al ser este ilegal, lo
que dimana también lo es. ¿Respuesta? Mi compai, falla de origen era
cuando veías una pelea de Betulio en Japón. Aquí no chaco. Hay que
cambiar la guevoná y a votar se ha dicho. -Hermano querido: ganamos
en 2015 ¿y qué pasó? ¿Respetaron la elección? ¡Hasta montaron una
asamblea paralela, vale! ¿Respuesta? Chiaaaa que viva el Goyo Noriegaaa
nojodaaaa. Y así. Es que les entra una piquiña arrechísima. Los periodis-
tas en su gran mayoría hacen lo que Vladimir Villegas, pero en chiquito.
Se ponen de chivos eléctricos a balancearse en una cabuya y ultimada-
mente, vale: le jalan bola a la dictadura. Ellos lo saben. Ustedes lo saben.
En veinte años de gobierno nacional, regional y municipal todos rojos
rojitos, dime qué han hecho esos coñosdesumadre por la ciudad. Por el
estado Sucre. Ahhh, pero, les buscan la esquina y caen redonditos. Chico
vale: les quitan los partidos y ustedes p'alante. ¿No tienen dignidad?
¿Quién les pagará, cuerda de vendidos, sus pendones y afiches con esta
pelazón de bola tan arrecha? ¿Maestre? ¿El pelirrojo? ¿La burriquita? ¿Y
tienen a esa pobre gente cayéndole a muela para que voten? Coño no se
puede ser tan coñoemadre vale. Dígameso: ¡¡Los quince municipios lle-
nos de gente que quiere ser diputados toditos!! Jajaja, qué vergoñaaaa Ya
los veré en el aeropuerto de Cumaná batiéndose una, encorbatados y tal
y dejándose sobar el lomo por el pueblo. Qué joyitas... Desconfíen por-
que un amor basado en el interés es más peligroso que amistad de poli-
cía. Por no decir lo otro. Hablando en serio: Por favor...hasta el vicepre-
sidente del CNE (cuya elección es ilegal por todo lo que te digo), ha de-
nunciado graves irregularidades. ¿Y tú vas a insistir en promocionarte
porque sin ti Cumaná no tiene vida? ¿Quién eres tú? ¿Churchill? ¿Te dan
palo en las redes y sigues con el fastidio? ¿Y tú, amigo periodista? Tú,
qué apoyaste a Falcón, pero que te haces llamar independiente ¿seguirás
montando el paro? Quítense la careta es lo que es. ¡¡Dejen de engañar al
pobre pendejo que ni leer sabe gracias a estos fantoches!!
Ahora, para el que leyó hasta aquí: arriba dejé pendiente a la joven que se
sentaba en la peña. No te pares ahí a buscarla. Se llamaba Mary Carmen.
Ella hacía unos favores tan bárbaros, que los gandoleros que pasaban por
allí, provenientes de todo el país, le hacían cola. Los que la recuerdan di-
cen que era hermosísima y, para entonces, nadie entendía cómo siendo
tan bonita, no buscara algo mejor para ayudarse. De todas partes iban a
presentarle respetos muchos choferes panzones pero lo de ella eran los
riales, así que, dando y dando. Todo iba bien hasta que llegó un camione-
ro que se enamoró. Se emperró pues. Tú sabes, vino con el cuento de
sacarla de la mala vida que si tal y qué se yo pero la muchacha, que no.
Una tarde, el tipo dejó su camión bien botao por allá, se acercó sigilosa-
mente hasta la peña en donde estaba estacionada una gandola cuyo cho-
fer Mary Carmen atendía. Sin medir consecuencias, el camionero enlo-
quecido comenzó a darle tubazos a la gandola, el tipo se bajó arrecho,
pero no pudo con el camionero. Ahí quedó. La muchacha aprovechando
el descuido, se bajó de la mole entre alaridos y empezó a correr. Del te-
rror que sentía se tiró por un farallón con tan mala suerte que murió ins-
tantáneamente a causa de eso que mientan politraumatismos generaliza-
dos El tipo al ver la escena se fue a su carro y gritando desaforado, pren-
dió su camión lo enfiló contra la peña de Mary Carmen full chola y ahí
murió carbonizado entre amasijos de hierro. Esa es la historia de la peña
de Mary Carmen. Debí ser libretista de películas mexicanas, tú dirás
(pero esta historia es real).
LAS EMPANADAS DE CHILA
1980-81
Antes de que preguntes, de Chila no supe nada más nunca. Pero lo que sí
sé, mi compa, es que de esta dictadura salimos.
SARDINAS
SI YO FUERA UNA SARDINA
Por casualidad en uno de esos números salió la cosa esta de las sardinas:
-Chino, lee en voz alta. Y me lanzo yo con la perorata arriba in comento. En
algún momento entendí los dos mensajes: 1) Fomentar la unión de los
hermanos es muy importante. 2) El viejo estaba más pelando bolas de lo
que yo pensaba. Toda esto para tratar de demostrar un punto: Los
animales desarrollan por instinto toda suerte de argucias para comer y
defenderse, pero por fortuna, no se forman un criterio. No hay reflexión
que sustente una opinión sardinera porque esa vaina es exclusiva de
nosotros los humanos desde que se ensanchó nuestro cerebro en el año
catapum y esto nos separó del resto de las especies. Nada más salir de la
selva intrincada comenzamos a caernos a embustes y a cuentos, pero
también, a tratar de dirimir nuestras diferencias conversando. Y
opinando. Fundamos religiones de todo calibre para escuchar la opinión
de Dios, de la misma manera que también hemos querido consultarle a
Él, toda suerte de entuertos existenciales y de paso meter baza sobre
determinadas cosas como la muerte y esas vainas importantes. La vida
nos ha otorgado la gran posibilidad de organizarnos para sobrevivir y
para ser mejores pero las opiniones... Esas a veces nos reúnen para
defendernos del depredador y está bien. Para estas y otras cosas,
también nos inventamos la democracia. Y los reglamentos. Y toda suerte
de postulados que al menos en teoría nos harían vivir en paz a pesar de
los disensos. Es tan lindo todo esto que me provoca llorar. Pero las
opiniones -o convicciones- revestidas en cuánta vaina lleva uno por
dentro que los demás no saben, nos ponen en un plan que puede
resquebrajar cualquier cosa.
A ver si logro explicarme. Las opiniones por aquí se dividen, pero los
más, llaman a la Machado loca, a Guaidó, lugarteniente de otro loquito
mentado Leopoldo López, también lo llaman pusilánime porque no ha
podido hacer click con la OTAN y con todo el mollejero militar gringo
para que le echen bolas a invadir a Venezuela. Me pregunto si Guaidó es
el comandante militar que decida esa operación castrense. A su vez, los
gringos tienen su opinión. Y sacan cuentas sobre lo que les conviene o
no. Pero mientras echan lápiz, se cuelan en Venezuela misiles, armas,
matones y bichos de baja ralea provenientes de todo el mundo que se
dedican a desvalijar y escoñetar nuestro país ante la mirada de póker del
planeta. En una torre de babel, nadie se entiende mi pana, por más
opiniones que medren. En medio del rollo, nosotros que somos los
protagonistas de la historia, nos contentamos con ser mirones de palo.
Después de todo, salir a las calles no tiene ningún sentido salvo que
vayas por la mortadela de pescado que arriba te nombro, y ya. Como no
somos sardinas, la verdad es que, sin esperar a que nos salve El Mocho
Hernández, pareciera que falta un carajo de estos. Vemos a Guaidó en
ese brete y pensamos: Ay, pobre cosito. Es demasiado para él No critico que
tengamos una opinión. Lo que en verdad me saca la piedra es que no
exista un acuerdo. Algo que ponga de lado tantas opiniones y que nos
permita nadar en el mismo sentido, como buenas sardinas. Esta es mi
opinión. No la defiendo a dentelladas y hasta peco de ingenuo pensando
que alguna vez podría articularse un liderazgo fuerte y cohesionado
como el que se da en el reino de las sardinas. Mientras tanto los tiranos
andan como nosotros, es decir, inventándose una para llegar al otro día
en una sola pieza. No nos queda otra cosa que resistir. Y arrecharnos. Ya
está bueno de seguir pasando agachao y llevando palo. Si el liderazgo
debe cambiar, que cambie. Si debe seguir, que siga. Pónganse de acuerdo
de una puta buena vez porque esas vainas no se celebran. Parecen
borrachos echándose cuchillo por una cerveza piche. Entonces, como
decía Celia: No esperes mi socio, una sopita en botella. Sigamos adelante, no
hay razones para entregarse y permanezcamos unidos cual un cardumen.
Sí. De sardinas.
LOS TIBURONES SIEMPRE LLEGAN A LAS
CINCO
Siguiendo con Luis, sin saber qué hacer, un buen día un punto negro se
le apareció en el horizonte. Era un avión que siguió de largo y no le paró
bolas. Ajá. Otra noche, se le apareció un fantasma con el que cotorreaba
de cuando en cuando. Unos cuantos días después se llenó la balsa de ga-
viotas. Del filo tan arrecho, despescuezó a una, pero no tuvo las agallas
de desplumarla y comérsela. Cualquiera diría en Caracas que eso de nau-
fragar es parte de la mala leche. Nojo... Por donde hemos sacado la cabe-
za, un palazo. Miles de muertos. Cientos de miles de detenidos. El Infor-
me de la ONU revela que muchos presos entre hombres y mujeres han
sido víctimas de violaciones llevadas a cabo sistemáticamente por Guar-
dias Nacionales y policias y eso es patente desde los días de la Jueza
Afiuni. Mi mirada se pierde en los ojos de una estrella.
Si todo era falso ¿qué pasó en esos diez días con el náufrago? Si es men-
tira ¿dónde están nuestros muertos? ¿Dónde están nuestros veintidós
años de injusticia y de vergüenza? Cuando seamos libres nos costará, tal
como nos cuesta ahora, tratar de explicar la noticia más reciente dada por
el periodista Omar Pineda: Los presos de la cárcel de Cabimas, salieron a
protestar por falta de agua, alimentos y medicinas... y volvieron a sus cel-
das. Somos millones de náufragos en una chalana gorda, como grande es
la abominación de quienes gozan con nuestro sufrimiento... pero sere-
mos libres. Allá se ven los cocoteros. Largos como varas de puyar locos.
Tenemos burdel.
A fulano le falta burdel, decían nuestros abuelos. Eso aplicaba para va-
riopintas situaciones que iban de la falta de destrezas amatorias, hasta la
pericia de poder tomar mucha caña sin emborracharse. Burdel, mance-
bía, lupanar.
No se funda una nación con edictos o leyes. Eso viene después de la fra-
gosidad de incontables batallas por el control de un país.
La golilla que nos empantana hasta el cogote. Es un volver una y otra vez
a la casa de citas para comprobar -otra vez- que el trago que le sirven a la
muchacha es agua y que lo que tú te bebes es un trago de Ventarrón. En
vez de ron. La plancha de zinc es la abuela del bono que reparten ahora
en marzo, por ser marzo y hasta hace muy poco se creía que por fin le
ganamos una al gobierno. ¿Será que nos falta más burdel para darnos
cuenta de que nos joden? Maduro monta estúpidas narrativas muy pare-
cidas a aquella felisidad que escribió en un pizarrón Chávez en cadena na-
cional. Este miserable repite que llegaron dos casos más importados de
afuera (?) Como si la cosa no arrancó en la China que tanto adoran.
Como si la gente no se va pa' donde Duque precisamente huyendo de él,
que ahora protesta porque cerraron Colombia.
PERO SABER DEMASIADO me parece que puede dar una sensación de har-
tazgo muy propia de quien se zampa dos platos navideños y luego un bo-
llo, como si nada. ¿Te imaginas que existan personas así? Entérate. Las
hay. Son capaces de pararte en la calle o caerte en tu casa o llamarte a
deshoras para que les escuches sus tantas cosas que saben. Pero bueno
papaíto, déjame no saber. O al menos escoger lo que quiero saber. Mira,
yo conozco todo Oriente. Todo. Occidente, más o menos. Pero ignoro
cómo es la Gran Sabana, so what? Tampoco sé lo que es un Caracas-Ma-
gallanes. No le encuentro el sentido a eso. ¿Atarugarme de cerveza para
luego tener que pasarme el juego haciendo la cola en el baño para mic-
cionar las benditas cervezas que me voy tomando? Coño. Conocí el
Brandy Alexander hace poco. ¿Increíble, ah? Para un tipo con tan dilata-
da trayectoria... La rasca fue monumental. Catastrófica. Una borrachera
llorona clásica. No quieres saber eso. Un poco de no saber no cae mal
porque después de tanto saber, ¿qué queda? La Nada. O sea, la Nada en
este caso vendría a ser algo demasiado absoluto. Lo que es peor, la Nada
es el Todo ¿no? ¿te imaginas el absurdo? La Nada es mucho más grande
que el término demasiado y ya demasiado es bastante para nuestros muy
humildes, atávicos y reptilianos cerebros y por todo esto, sabértelas to-
das, es inviable. Deja la angustia, es imposible. Eso no quiere decir que
no me guste aprender. ¿Tú sabes la cantidad de poesía que me falta por
escudriñar? Nunca podré leerla toda ni que quiera. Menos entenderla. En
filosofía también tengo fisuras. Foucault me ladilla, sorry to say. Debe ser
bueno, el señor Michael, pero... Si me pongo a leer a todos los poetas o
a todos los filósofos, ¿Para cuándo dejaré el sexo tántrico que quiero
aprender? Eso sí, no puedo con los Swingers. Soy latino. Eso quiere de-
cir que tengo complejos y güevonadas raras para regalar. Por ejemplo,
creo en la fidelidad. En la pareja. Y en el orgasmo compartido. Rara avis
pero hay que intentarlo, ¿no? Over and Over, según dicen. Yo, me lo tomo
con soda.
¿Te queda claro que hablo hipotéticamente porque todo está bypasseado
hasta que pase la vaina? Dígame, el tipo que sepa la diferencia entre el or-
gasmo clitoridiano y el orgasmo -digamos- tradicional. Hay toooodo un
debate en el mundo mundial. Y no está mal. De otra manera no supiéra-
mos que no hay nada más sexy que una mujer inteligente porque ellas sí
es verdad que saben. Trata de leer esto como la revista colombiana “Muy
Interesante”: Ellas saben desde aquellos tiempos antiguos en que apren-
dieron a lidiar con el hombre a través de la comida, que no podemos sa-
berlo todo. No debemos. Nos volvemos un culo, la verdad sea dicha.
Nos miran arrobadas de ternura y con paciencia infinita, nos enseñan
como los párvulos que somos, y se quedan como pensando: Ay mi cosito,
mi peluchito... No insistan mis amigos, en querer entender los profundos
misterios del Movimiento Perpetuo o si Rodolfo Benavides en realidad sí
visitó Ganímedes. Tampoco crean que porque uno satisface o cree satis-
facer ciertas necesidades, tenemos a Dios agarrado por la chiva. Qué va.
Es muy importante pues, obrar en el camino correcto: no somos mul-
tiorgásmicos. Si lo fuéramos, el mundo se iría a la mierda mucho más rá-
pido, que si ya nos creemos deidades, seguramente con ese añadido, flo-
taríamos en el aire como el padre Nicanor Reyna, el cura de la novela de
El Gabo. Para terminar con este texto, abundante en pendejeras, te con-
fío algo que sí quisiera saber en toda su extensión: ¿De dónde salió eso
del Día Internacional de los Pueblos Originarios? Pues busqué. Se trata
de conmemorar un día según el cual algunos funcionarios de la ONU se
reunieron para analizar la profunda necesidad que tienen los pueblos ori-
ginarios de gozar de un Día Internacional de los Pueblos Originarios
porque es muy importante que el mundo sepa que, en nuestros mitocon-
drios tenemos un componente indígena del carajo. Sí. Así, a partir de
2004, se conmemora tan fastuoso Día para dejar muy en claro que las
aguas y los bosques del Amazonas, son de capital importancia. Ajá. En-
tonces, cada año se celebra la cosa como te digo: Los Indígenas y el Me-
dio Ambiente. O bien, Los indígenas y el Sida. Los indígenas and The
Twin Towers. Los indígenas y el prisionero de Azkaban. Los indígenas y
los Cazadores del Arca Perdida. Y así vamos. Qué bello es todo mi pana.
Nadie nombra a los wayuu. Gran vaina. Y nadie se acuerda de los pemo-
nes. Con nadie me refiero a la ONU porque yo sí que me acuerdo. ¿Este
año? El tema es: Los indios y el coronavirus ¿Qué creías? Hay que crear
conciencia, sostienen los encorbatados allá en los niuyores. Wow...
En Venezuela tenemos años denunciando la incidencia del VIH entre los
indios del Amazonas. Han desaparecido tribus completas a causa de la
enfermedad y ahora mismo, el coronavirus mata a decenas de indios to-
dos los días. Decenas. Debería existir un Día Internacional de Vayan A
Mamarse Una Caravana Toditos. O un Día del Veto Internacional a los
Días Internacionales de. Qué mundo tan absurdo el que nos toca vivir.
Es un mundo donde lo que no es verdad, es cierto y lo certero es embus-
te. Una guerra de espejos donde vale más el reflejo que lo que constatas
de primera mano. Por ejemplo, el grave problema de los venezolanos es
que vivimos en dictadura y esto significa que estamos bajo la bota de un
régimen que permite que lo irreal tome cuerpo a su antojo y lo real pasa
primero por la Tienda de Conveniencias. No existe el coronavirus im-
portado. No se puede politizar el asunto pero estos hijos de puta lo ha-
cen a bocajarro. No se debería mentir con las cifras pero es que a esa in-
formación se le saca ventaja. Está en el Manual de Bolsillo: De cuatro-
cientos fallecidos tapan a trescientos noventa y cuatro. Lo que debemos
saber ¿cómo saberlo? Y lo que no necesitamos saber crece silvestre en
cualquier post. Pareciera que jodo el parque pero... Tampoco me parece-
ría risible si, desde Kinder, enseñaran poesía y que eso constara en el
pensa. Por estos días leí que a un niñito le preguntaron ¿Qué es el mar?
Y el muchachito respondió: el mar es agua enrollada. Échale coco. Es el
tipo de verdad que necesitamos. Es el tipo de ignorancia que precisamos.
Es el tipo de sabios que queremos.
Hace apenas doscientos años la conducta del ser humano se regía por la
buenura que entrañan las religiones y la malicia de aquellos que se nega-
ban a aceptar un Dios celoso, omnipotente y rodeado de ánimas bendi-
tas. Un poco más adelante, se presentó Hegel con un mamotreto-tipo
que luego fue desarrollado por Marx y puesto en marcha por otros ener-
gúmenos que lo siguieron y debido a que no hemos salido de este atolla-
dero existencial, tenemos hoy en Venezuela a un dictador que desde una
pantalla trata de convencernos de que lo que pasa es que él es un carajo
bueno y muy chévere. Ajá. Tres noticias: Kim Jong-un, el tiranuelo de
Corea del Norte mandó a ejecutar a cinco economistas que se dieron el
tupé de criticarlo. Bellacos. Malnacidos. Es que al que disienta, como de-
cía Franco, desterrarlo. O enterrarlo. En Barinas, los candidatos a diputa-
dos por parte del régimen en un ataque inusitado de bondad, les dio por
regalar mortadela. Y de la chimba. Los tipos se despliegan por toda la
provincia barinense repartiendo embutidos para que los voten y mira tú:
se desplazan en camionetas arrechísimas. Y se toman fotos. ¡Coñoooo,
gracias papá Dios por el comunismo mijooo, panacea mundial para ayu-
dar al menesteroso! ¡Respuesta fundamental para el hambriento! ¡Epíto-
me para sacar al mundo de su insensatez! ¡Alabao! Las moscas son mos-
cas, el gordito coreano es un asesino, Maduro es un cobarde, ¿pero en el
CICPC-Región Lara?
Nada, que en esas celdas hay puros héroes. Nojoda. ¿Tú te acuerdas de la
cárcel de Shawshank donde estaban encanados Tim Robbins y Morgan
Freeman? Bueno. Tim Robbins se pasó cómo que fueron treinta años
horadando una pared con una cuchara para poder liberarse de tan igno-
minioso presidio. Pero los venezolanos, qué buenos somos para ciertos
avatares. Otros Siete hombres presos y un destino en Barquisimeto, conci-
bieron un plan de escape y tal y pascual. Abrieron un boquete y resulta
que con lo que se encontraron fue con ocho mujeres presas en la celda
contigua. jejejeje. ¿Esa risa? No es de loco. Asesinos al fin y al cabo se di-
jeron: Compa, mataremos este verano a como dé lugar... Las muchachas
parece que entendieron lo inútil que resultaba oponerse y pues, harían
cuanto fuera por calmar las angustias del encierro. Quién dijo que el sexo
es malo. Yo no sé si la vida sea mala o injusta pero lo cierto es que uno
tiene seis meses sin escuchar un te quiero en la pata de la oreja pero estos
presos como dicen en mi pueblo, se fueron a burro. Coronaron. Coño,
mis respetos. La minuta policial da cuenta de que en medio de la noche,
los pacos escucharon ruidos muy particulares todos producto de un insó-
lito himeneo y... ¡ohhh, sorpresaaa!. Mayor tiradera mi compa. ¿Habrá
moscas lectoras en una celda? ¿Qué habría hecho Yul Brynner? ¿Y el
gordito Kim Jong? A los tipos encima de homicidas, les emburraron -y
volvemos al punto inicial- la Ley contra las Buenas Costumbres.
Y les regalarán a cada uno un buen Manual de Carreño para que apren-
dan por las malas: -Amor, llegaron los pacos... qué bueno eres... -¿En la cama? -
No mi amor, en la colchoneta. Más tarde, me pasas unos cigarros con el guardia,
¿Sí? -...cada vez que te beso me sabe a coco... -¡Ay Perucho, tú sí que tienes psicolo-
gía!
CADA quien tiene sus artificios cuando la noche se blinda. Los míos
tienen que ver con la seguridad de la casa y con 'seguridad' me refiero a
mis perros. En el techo tengo a Pinta y cuidando en el alto de la escalera
que da acceso a la cocina, a Catire. Salgo al jardín. Por momentos
contemplo la empinada soledad de mi calle y por momentos, me
concentro en los perros. Mido su disposición para la vigilancia una y otra
vez, luego entro a la casa, apago las luces y me voy al cuarto que es
donde sucede la magia que son mis libros. Así, al voleo, elijo uno de
Fechas Patrias de esas del tipo Tal Día Como Hoy. Algo ligero, tú sabes.
Por ejemplo, en diciembre de 1778, se introducen 800 negros a la
Provincia de Caracas y 560 que van a la Provincia de Cumaná. Dice el
cronista que el objetivo es: cambiarlos por mulas, tabaco, pescado, carne, cuero y
otras menudencias que valiendo poco dinero en dichas provincias, se venden a muy
buen precio a los extranjeros... La expresión se me engancha… muy buen precio
a los extranjeros...Un hombre por una mula. Un esclavo por tabaco. Oro
por gasolina. Petróleo por cisternas, y el que se jode es el esclavo. La
diferencia no es mucha. Sigo: En 1796 llega el primer piano a Venezuela.
En 1798 se descubre un complot de negros en Cariaco. En 1810 se
imprime el primer libro en Venezuela: Calendario Manual y Guía Universal
de Forasteros, escrito por Andrés Bello. Justo el 24 de julio de 1917, en
pleno natalicio de Bolívar, pasa también por la impresora el primer
ejemplar de El Nuevo Diario en papel hecho en la Fábrica Papeles
Maracay, convirtiendo a este diario en la primera publicación periódica
impresa en papel venezolano. La cosa es que cuando mi imaginación
intenta relacionar al Libertador con Papeles Maracay en la forma en que
hoy recordamos a esa fábrica, se va la luz. Coñoesumadre. A dormir
temprano. Saco del clóset las frazadas, arreglo la cama, me acuesto, y así,
poco a poco, me voy perdiendo en el sopor de una dulce inconsciencia
que me saluda de lejos. Soñé que salía de la casa con Pinta a comprar
huevos. En la puerta abro mi rostro hacia un cielo a medio hacer
mientras que Pinta comienza con su habladera de pistoladas de siempre.
En mis sueños los perros adquieren el mal hábito de pensar como un
humano y por lo tanto, hablan. Detenemos el paso en la bajada. Vemos
que un hombre termina de dibujar con una tiza las teclas de un piano en
la acera y que de seguidas se pone a ensayar la escala. Pinta no se
impresiona con el tipo. Me dice para entretenernos, que no entiende que
el tal Jorge Rodríguez diga que los servicios públicos son malos porque
son gratis y que eso tenga que cambiar. Que qué pienso, me pregunta. El
pianista callejero logra su cometido y se lanza con el Concierto para Elisa
mientras que le voy explicando a Pinta que yo tampoco entiendo ná,
porque las dictaduras comunistas si algo pretenden, es que todo sea
gratis sin que nada sirva y sin importar que un país se vaya a la mierda y
que a eso llaman rimbombantes: Progresismo. Seguimos chola en el sueño.
Pasadas las 12 a.m. al que agarren en la calle será por espalomao y a mí
eso no me cuadra. ¿Ya nombré al gran edificio? En este sueño hay una
torre: La Gran Torre de la Hambruna Decretada. Funciona perfectamente.
Cientos de miles de venezolanos en la más grande orfandad, hacen cola
diariamente a las puertas de La Gran Torre. Ya se han registrado. Ya han
aplaudido jubilosos la nueva disposición: Ahora la gasolina es del Pueblo y
por si acaso: A partir de este momento quedan proscritas las quejas
según Edicto Imperial válido para todo el reino. Si es por hacerse de un
de par de bocados, estas son las maneras en que todos podrán medio
comer para mañana tener fuerzas y volver a deambular. Pinta me dice a
modo de chiste, que lo único que les falta es convertir a los caídos en
galletas como en la peli y que con eso lograrían despejar las morgues y
comería un gentío al mismo tiempo. Le respondo que ya. Que no hable
más como humano. Que se convierta otra vez en perra, aunque no haya
despertado. -Guau... Compramos los huevos. Regresamos. En el camino
a casa no todo es malo: Pasan dos libélulas entrelazadas en franca
fogosidad. Tienen sexo con las colas y se dicen suciedades. Pretty good.
Nos toca pasar otra vez por la calle del pianista. Lo vemos tirado en su
acera leyendo un ejemplar muy viejo en la eterna novedad del diario
Últimas Noticias que a su vez se va convirtiendo en una gran mariposa
sucia que se va volando para regresar mañana. Estoy tan cansado de este
sueño. Quiero llegar a la casa para despertar. Acaso en la realidad, esto
no sea más que un espejismo pasajero. Acaso todos vayamos
despertando un día. Mi espíritu se queja y quiero darle reposo así que voy
despertando concibiendo un nuevo día desde el rumor de aquella vieja
canción de Rubén que clama por un mañana de esperanza y de libertad.
Dormidos no hacemos nada, creyendo que hacemos mucho.
LA FENOMENOLOGÍA DE LA
PERCEPCIÓN
Mamagüevos toditos...
Voy para cinco días confinado. Trato de ponerle alguna lógica a esta lo-
cura. O alguna locura a esta lógica. Respiro hondo. Como todos, reviso
el gas, las puertas, las fugas, el cajetín de la luz, los tanques de agua, cual-
quier otra güevonada y miro por las ventanas en la madrugada, allá hasta
donde me alcance el alma. Existe la poesía inextricable que también me
gusta. Pero lo que más me va por los momentos, es algo que me dé áni-
mos, algo que llegue y que me ayude a percibir el fenómeno y salir bien
librado.
La vida me ha restregao,
pero jamás me ha planchao
En la buena y en la mala
voy con los dientes pelaos
P'alante.
EL SHOW DEL GORDITO
CHAMO yo sabía. El gordito ese jugó con mis sentimientos. Pero no con
mis presentimientos. Hoy lo supe nada más al despuntar el alba. Lo vi
clarito en la paraulata que confundida por la neblina, chocó contra la
ventana de mi cuarto.
Ahí quedó.
El gordito aplicó la misma de Enrique VIII, que se echaba a morir nada
más que para ver la reacción de su séquito. Después se la descobraba.
Cosa rara: Aquí decimos que alguien para desquitarse se la descobra. No
se la cobra. Es que hablamos muy mal el castellano. Porque aquí señor,
hablamos castellano gracias a aquella reina de Castilla que le impuso su
calé a la España Medieval. Técnicamente no hablamos español me digo
orondamente al compás de mi primer café.
Volviendo al gordito. El gordito se burló de todo el mundo. Le dio caldo
de sustancia a los diarios y bueno. Reapareció. Debió reírse como llaman
a mandíbula batiente. Es que he sufrido. Un día particularmente difícil el
de hoy. Hice la cola de la gasolina, pensando en ese gordo. Lo mismo
cuadrando una bombona de gas. Gordito coñoemadre.
Llego a la casa, guindo la ropa en las ramas de la mata de níspero del Ja-
pón, me baño en el jardín así, en interiores, como nos bañamos en el
pueblo, y entro. Entrando me acuerdo del bolero aquel: Cuando yo llego a
la casa y abro la puerta, me espera el silencioooo. Qué jodido. Repaso: He pen-
sado en el gordito buena parte del día. Ya veía a Maduro poniendo la
bandera a media asta. Y me hacía viendo a Arreaza leyendo un Acuerdo
de luto por tres días por el camarada KimJongUn. Negativo el procedi-
miento. También, volví a ver hoy las maneras presidiarias que tienen mu-
chos para entenderse en Venezuela.
Aquí puedes escuchar vainas como esta:
ESCRIBÍA otra cosa. Pero resulta que está reventando la noticia del
decomiso de una tonelada de oro en Aruba que iba para Dubai, estimada
en 50 millones de dólares.
Vainas mías.
Vuelvo al cuento.
- ¿Exkiúse mi ser?
-¡¡Que me des mi vaina nojoda!! y lo agarras duro por la pechera en pleno sueño.
En esas estás pero vas notando que arriba en el cielo suena un helicóptero durísimo
mientras que el buen George grita asustado:
Espérate.
No es un helicóptero.
El estado de vigilia te abduce -o chupa-, te lleva a tu cama y te vas
despertando.
Ciencia exacta.
No hay helicóptero.
Por alguna razón escrita en los pliegues más recónditos del universo, los
coquitos que revolotean en la oscuridad de tu cuarto van a aterrizar en
los perímetros de tu oreja.
Escríbelo.
Y cuando sientes el peso sordo -y gordo- del insecto que te cae al laíto, te
paras como un resorte...pero ese no fue mi caso.
Debo estar soñando todavía. Sí. Llego al jardín que es la Sala y ya hay un
tipo atestiguando contra mí. George Harrison.
UN BARRIO ES UN PUEBLO donde casi todos son familia. Por eso, cuando
usted llega perdío y preguntando:
- ¿Mi pana, por casualidad tú no sabes donde venden curda? el barrio al
unísono, como un inmenso árbol incomprendido y ventrudo por los tan-
tos vericuetos, te responde entre silencios. Eso, si no te pichan por pen-
dejo. Regulación milenaria es callar que significa protegerse. Y como di-
cen: es como todo. Unos cuantos son malos. Son pocos pero sí, joden
bastante.
En general, todos en el barrio han visto mucho rostro, que es como lla-
man al encuentro de la sangre con las balas y por eso es mejor ser pru-
dente, por si te llegas al barrio. La mayoría de sus habitantes, se levanta
antes que el sol y eso es dándole mi hermano. A bajar por las escalinatas
para llegarle a la avenida y enfilar hacia la chamba. Pobres pero honra-
dos. Tú sabes cómo es esa. No se achantan por ejemplo, a esperar a los
conejos, que ése y otros más son las tantas betas vivenciales de un barrio.
Hay que respetar a los conejos. No se puede tumbar a un conejo cuando
va a controlar su vaina en el barrio. Los jíbaros los esperan junto al farol
de la esquina. Un jíbaro serio te digo, respeta. Porque en esos afanes
mercantiles, si se ponen de gallos a estarle picando la merca al conejo,
este simplemente no regresa. Se muda de barrio y todos pierden.
Perreroso no es el cliente. Malo no es el traficante. Y al que hace la se-
gunda y pica, por pichachero le sale su pam, pum, pim.
Por las escaleras enramadas, largas como venas, bajan también los mu-
chachitos así, bien peinaítos y olorositos a jabón azul con sus uniformes
y cuadernos cumpliendo con la sagrada tradición escolar que dura hasta
el sexto grado. Tercer año de bachillerato cuando mucho. Sus madres le
ruegan al chamo Ismael, que es el Santo Patrono de los malandros, que
por favor su hijo no se convierta en delincuente. Para eso, van al rincón
de los santos que tienen en la salita, prenden un cigarrillo y se lo encas-
quetan en la boca al malandro añoso, ahora convertido en santo y yeso
por obra y gracia de la desesperación de las madres. Casi nunca le cumple
el malandro a la doña, ya que, si hablamos del rebusque que corresponde
al si te mueves, te quiebro... Caballero... esa vaina de meterse a choro, es
la que va.
Esa no va claro está, pero háblame de opciones.
Otra vez el pam, pum, pim:
Hace añales este Ismael del que te hablo, cayó cosido por las balas de los
pacos y sin embargo es un tipo serio. Todavía. Hay que prenderle su
vela sin mucha mariquera y fumarle su tabaco. Esa es toda la espirituali-
dad que precisa un malandro caraqueño. Ah, pero volviendo a la madre
en la vereda, ésa aguanta la pela y llora pa' dentro con sus vecinas que a
la vez son primas o son hermanas: El coñoemadre ese que me dejó en-
tendiendo. Como hasta el barrio no llega la Planificación Familiar y nadie
se compra un condón o una pastilla, una niña de quince años puede te-
ner de repente, dos triponcitos. A los veinticinco años pueda que tenga
cuatro más... y el rancho ardiendo mi panita. Si no pueden con la carga
familiar y no hay tipos en el barrio -porque ya son mortadela- se emperi-
follan para visitar cárceles que no conocen, llenas de carajos que tampo-
co conocen y qué bello es todo. Zámpale el mío.
En el barrio hay gente buena pero hay que jugarle vivo a la vida. Para es-
tar pendientes con los entrompes sean del gobierno o de un malandro de
otro barrio, tener siempre saldo en el teléfono es muy importante. La red
tiene que funcionar al pelo y se defiende al malandro porque con él se
convive. Total, siempre se trata de un primo o un sobrino. La mamá de
un pelao, que agarró la calle para robar, sabe lo que le espera. Desde el
momento mismo en que el chamo anda con malas juntas, ella comienza a
preguntarse cómo hará con el sepelio. Es que tiene experiencia con sus
dos hijos mayores. Pero hay delincuentes precavidos, no te creas. De
cada botín agarran un pelo para sus propias pompas fúnebres porque,
claro, saben que van pa'esa. Todos van pa'esa. Arriba, deja la mujer pre-
ñada. Abajo está la ciudad que se pierde en su maraña, como decía el
otro.
Cuando no es que los tipos abusan -y esto es más que usual- en el barrio
algunas muchachitas desde los diez años, se las ingenian para metérsele
por los ojos al pichón que va creciendo. Que ya tiene su tarita. Que ne-
gocia al menos veinte gramitos al día.
The rookie of the year.
A ese hay que pelarle los dientes porque hablamos de protección y de fu-
turo. Acaso uno muy corto pero no importa: pocos creen que la vida de
un malandro se alargue y como que tienen razón. Pa'habláteclaro, Güilei-
si. Mira esta: A un tipo le dieron bollo. Su cuerpo lo dejaron botao por
Potrerito cerca del Embalse La Mariposa. Era un taxista mamagüevoahí
que agarraron por la Avenida Rooselvet. El señor distraído en su alaban-
za, iba escuchando a Marcos Witt, un cantante evangélico. Pistola en
nuca y costillas, tanque full y vuelta y ruleta. Pararon bajo el puente 9 de
diciembre por ahí por San Martín hasta que le dicen al chofer: dale pala-
mariposa. La suerte del taxista está echada. El implora por piedad, llora
desconsolado pero qué va.
-Quetecallesbecerro.
El asunto con los pranes del barrio, es coronar y pirar y si hay que matar,
qué coño. Pam, pum, pim.
Llegan al barrio con el carro, curda en mano y empastillaos: el barrio ve,
el barrio calla. Se reparten la batería, los cauchos y cuanta vaina. Ya va
que los cidís son pa'la pure mía que es cristiana. Como quemaron el ca-
rro, por ahí los agarraron gracias a las huellas dactilares de aquel que de-
jaron pegao. Plomo con esos bichos. En el año 2002, el vicepresidente
José Vicente Rangel ante la iracundia de la difunta clase media, le dice al
alcalde Bernal: -Dile a los barrios que bajen que eso los caga. Ahora en 2020,
la tiranía lleva grupos de choque armados hasta los dientes a lo más alto
de los cerros pero para que no baje nadie.
Qué cosas las que se ven en un barrio caraqueño.
Le han ninguneado al barrio sobrevivencia, respiro y las precarias posibi-
lidades que antes tenían. Arriba es otro mundo, se sabe. Ciudadela de
desarrapados y hambrientos. Bastión de malos zamuros que miran desde
lo alto, un barrio también es de la gente buena. Está la abuela que cura
todos los males de su calle a punta de maticas. Está la gorda buena nota
que diseña uñas y lee las cenizas del cigarro y eso es damecualquiervaina-
chica. Está el anciano bonito que fundó la barriada, y está su nieto que
ahora es el jefe del hampa seria de Cotiza. De la calle 8 de los Jardines de
El Valle. Todos bailan al compás del Auditorio Azul, bajo el cielo añil...
Se saben presos en el barrio. Están hartos en el barrio.
El barrio es el tal Wilexis. El barrio es el pastor evangélico de corbata
lengua e' vaca. El barrio es la monja en tapaboca que reparte viandas de
casa en casa y que se sube el faldón para pasar por encima de los muertos
que dejó la refriega de anoche. El barrio son los chamitos que se ponen
en cuclillas a prender el primer cacho de su vida para ponerse a soñar
con la paca de verdes que tienen por coñazo las gentes del este de Cara-
cas. Los barrios siempre tendrán otros sueños. Unos que no entende-
mos. Otros de curda tranquila, sillita recostada, Maelo sonando y una es-
paguetada con sardina y mayonesa que alcance para toditos.
Es que el barrio es eso: un árbol incomprendido.
DE TODAS MANERAS, ROSAS
TE PARTICIPO que no soy fanático de los Días de. Del padre, de esto o lo
otro. Hoy me monté en uno de los poquísimos taxis decentes que
quedan en mi ciudad. Decente, sobre todo, por la música que cargaba el
señor conductor. Te adelanto que aquí en Venezuela, usamos el verbo
cargar para muchas situaciones. Se carga un niño, una pea, una tristeza,
una colonia o una buena música. La melodía que comienza a abrirse paso
en medio de la calle es Usted abusó.
Con Celia.
A ciertos artistas les vale tan sólo el nombre porque nos acompañan
desde siempre en toda suerte de ventetú. Que si es Madame Kalalú, Rubén
y si por Mi Jaragual, Ismael. Punto. Le digo al señor que la salsa es lo mío
mientras que él apaga el carro para que pasen en fila india todas las
ambulancias y patrullas de la comarca. Aquí, ominosamente, a los carros
del Estado los ponen a dar el 'Grito de Carnaval' y también claro, a 'cargar'
las cosas más insólitas: desde verduras a pacas de Harina Pan cuyo
destino es la panza de tan honestos funcionarios. Como sucede con
otros ámbitos, a los salseros nos da por hacer trivias: Que si quién
escribió El Cantante, de Héctor o quién entonó la segunda versión de
Mujer Divina, de Joe Cuba. Esta última se la lancé al pana para verlo
morder el polvo. Qué va. Me respondió lo sabido: -Willie Pérez, el marido
de La Lupe. Por su parte él ensayó con: - ¿Ajá...a que no sabes cual canción es
la más escuchada en Latinoamérica si hay rumba en el barrio?
Yo casi le vuelo el tímpano: ¡¡¡ENLOSAÑOSMILSEISCIENTOS!!!
PA, PA, PA
Cagaos de la risa como dos carajitos, nos acordamos del Tío Pepe y de
aquella tasca underground que comenzaba a las siete de la mañana de
cualquier día y cerraba a las siete de la noche de cualquier noche porque
allí sólo iban casi que exclusivamente, mesoneros amanecidos que
atendían otras taguaras la jornada anterior. Imagínese usted.
-Senda rumba caballero, me dice el taxista evocando acaso uno de esos
bembés que nunca se olvidan. Nos paseamos por los años 40's del gran
Benny Moré y Chapotín y de ahí brincamos a Pérez Prado, Bola de
Nieve, Billo, los dos Tito, Harlow, Pacheco y Ayayay Micaela, se botó.
De repente el tipo me dice que hoy es el Día Mundial de la Salsa. Yo me
sorprendo, lo sabría. En este punto ya somos super panas y nos decimos
marico y güevón que es el sumum de la extrema confianza entre dos amigos
en Venezuela y aquí, se sabe, los amigos nacen de un momento al otro
tal como aparece de la nada la flor esa que llaman putica e' noche. Luego
nos paramos en una panadería a tomarnos par de negros cortos y le digo:
-Mi pana, déjame en los tribunales que tengo un Acto. Aprovecho la parada del
café para transferirle el monto de la carrera.
Él se despide con el consabido
anoteminumerodoctorporsiacasocualquiervaina,
todo aliñado con el fraterno apretón de manos con el que siempre se
desean puras cosas buenas. -Nos vemos mi amigo, moscaporái, le
respondo.
La salsa por estos lados del mundo nos hermosea la caribeña convivencia
y siempre, la buena fe. Al rato llego a la casa y busco lo del Día Mundial
De La Salsa, pero no encontré fecha cierta. Como de todas maneras no
le paró a días festivos, me lanzo con el papiro, de todas maneras, rosas.
Y váyalo.
yo tengo ya...la casi-ta
COMO parte del desandar personal de cada quien con respecto a lo que
llaman el mundo que nos rodea, he llegado a la frondosa conclusión que
si hay DirecTV o Netflix en Venezuela, no será precisamente a causa de
que la tiranía respete. Ninguna tiranía respeta. Una tiranía, se impone y
pisotea siempre los derechos del ciudadano, pero da la casualidad que las
cosas han cambiado inclusive para los tiranos y sus maneras. ¿Asaltar
cuarteles para robar armas y/o secuestrar radioemisoras? No que no.
Ahora se mimetizan de tal manera entre nosotros, que buena parte del
globo concluye que ellos son buenos muchachos y nosotros, la mierda en
pasta. Una cuerda de energúmenos que no entendemos que el mundo va
de otra cosa. Guá... Dicen que si la dictadura fuera tan mala, no habría
DirecTV por ejemplo. Menos internet. O cubitos para la sopa. Pero
resulta que mantenernos ocupados en la cola o desocupados viendo
NatGeo, lo es todo para un dictador. Es como la pelota que le damos al
niñito para que se quede quieto y se distraiga.
En esas andaba yo el otro día cuando me topé con un programa sobre el
cerebro. En él (me refiero al programa), hablaban de las consecuencias
de no ingerir Omega 3 y de cómo la comida chatarra produce bichitos tal
y tal que de a poco y una vez alcanzado el cerebro, se van comiendo las
neuronas. Coño... Chamo ahí mismo uno se pregunta que si comen
¿Dónde botarán los desechos? ¿Verdad que sí? Pero hay opciones.
Aparte de ver la tele, también te puedes llegar a Sabana Grande, otrora
epicentro bon vivant capitalino y darte banquete -por así decirlo- con tus
recuerdos: Allá funcionaba Mr. Ribs. Y allá el Café-al-lado-del-Gran Café,
donde serenateros de toda índole y catadura incluían hasta el It's too late
de Carole King, entre sus opciones. Ahora claro, Sabana Grande es un
pueblo fantasma. Agrégale el soundtrack de El bueno, el malo y el feo y sigue
caminando conmigo. Ya pasamos a pedal y bomba el Radio City, cine
recordado por el maletinazo aquel y que ahora es un antro de la Policía
Nacional y le damos chola por el boulevard vía Chacaíto. Ajá. Te sigo
comentando lo del programa que ví mientras caminamos. También
hablaron del azúcar y de su poder adictivo. Y de una mamá hámster que
se comió a sus hijos porque en la dieta faltaba una enzima. Y que lo que
manda en nuestras decisiones y nuestro carácter es lo que comemos, que
es lo mismo que comen nuestras tripas. O sea, pana, mandan las tripas.
Hechos los pendejos, hemos arribado a City Market que es la meca de los
sueños tecnológicos en Venezuela: un mall pues, especializado en ventas
de celulares y cuando vas entrando, tu cerebro se despierta: De repente
te sale de unas cornetas aquello de la Dimensión Latina: Aquí en
Caracaestoy, pensando solo en ti y tu linda mujer nunca piensas en miiiiii. Pa pa
paaa paparaaa papaaa. Oye, he sufrido. Es la única vaina limpiecita y
brillante que te consigues desde que saliste a patica de La Previsora. De
hecho, es una isla de luces rodeada por menesterosos más pobres que los
que aparecen en Viridiana. Y pasas padentro, debola. Caminas por el
frente de una, diez...cien...más de trescientas tiendas que te ofrecen lo
mejor en aparatos y aprende: de 3G para abajo, menos de 70$. De 4G
para arriba los hay de todos los precios. Tu cerebro no puede con tanta
fruición. Ese mall es mejor que YouPorn: las chamitas promotoras son
hermosas. Sientes que la pegan del techo si te paras. Si abrillantas losojos
sudan. Y si entras y preguntas: ¿Tienes cambio para cien, si compro
aquel? Nojoda mi hermano: Amor infinito. Tu cerebro procesa y tiene
lista aquella canción: yo tengo ya la casita...que tannnto te prometíiii. Entonces
no te compras un frasco de Nutella porque eso tiene más azúcar que
chocolate aunque te digo, tantos teléfonos y tanto dulce, ambos de
procedencia dudosa, tienen el mismo propósito: hacerte creer que esta
vaina que vivimos no es una dictadura.
REFLEXIONES DESDE UNA MANGA
(DONDE UN ÑAM ES UN MORDISCO)
Los socios previeron las vastas posibilidades que las circunstancias están
abriendo a emprendimientos de esta naturaleza, así como las crecientes
necesidades que se están generando en áreas como la educación, el arte,
la literatura, la gestión empresarial y otras áreas que solicitan la
publicación como herramienta de expansión y difusión.
PERSÉFONE (Novela)
Perséfone era la personificación de la renovación de la tierra en primavera
OPUS (Una vez al año, publicaremos un libro para difundir temas religiosos
cristianos)
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