Medio Ambiente y Participacion Ciudadana

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EL MEDIO AMBIENTE Y RESPONSABILIDAD CIUDADANA

I. LA CIUDADANÍA Y EL AMBIENTE:
La ciudadanía, la calidad de ciudadano y de ciudadana,
significa en términos generales el ejercicio de un conjunto de
derechos sociales y políticos, así como la existencia de una
serie de deberes que todas las personas deben conocer,
respetar y cumplir, y que están relacionados con estos
derechos.
El concepto de ciudadanía conduce a un tema clave: la
construcción de la sociedad humana. Nos lleva a pensar en el
conjunto de los seres humanos como personas que pueden y
deben tomar parte activa en el proceso de su propio
desarrollo, como individuos pensantes, como miembros de
una comunidad, de una nación, en suma, como seres humanos
responsables vinculados con espacios geográficos y ámbitos históricos y culturales, y como
ciudadanos y ciudadanas del planeta Tierra, que tenemos derechos y obligaciones con el
entorno natural y social. El ejercicio de estos derechos y responsabilidades convierte a la
persona en un ciudadano y una ciudadana con conciencia ambiental.
El ambiente puede definirse como un conjunto dinámico de relaciones entre elementos
sociales y naturales, que interactúan de manera permanente y producen cambios en las
condiciones previas existentes en un lugar y en un momento determinados. Las
interacciones entre los seres humanos y la naturaleza dan lugar a ciertos hechos
ambientales, situaciones donde la naturaleza se ve afectada por la acción social, o donde
la sociedad se ve afectada por la acción de la naturaleza. Estos hechos ambientales pueden
ser positivos o negativos (constituirse en daños o problemas ambientales) en función de
los resultados y de los procesos en curso.

Por otra parte, la conservación, en su acepción contemporánea, es la administración del


uso humano de la biosfera, de manera que se produzca el mayor y sostenido beneficio para
las generaciones actuales, pero que mantenga su potencialidad para satisfacer las
necesidades y aspiraciones de las generaciones futuras. En consecuencia, se considera que
la conservación es positiva y comprende el uso sostenible, la preservación, el
mantenimiento, la restauración y el mejoramiento del entorno natural. Se consideran
daños ambientales las pérdidas, disminución o menoscabo significativo que sufren los
componentes del ambiente, y que deterioran la calidad de vida de las personas, afectando
también a los demás seres vivos. Los problemas ambientales son situaciones que inciden
negativamente sobre la sociedad y la naturaleza, que degradan los recursos naturales,
afectando el aire, el suelo, el agua y el clima, la flora y la fauna, con los consiguientes daños

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ambientales. Los graves problemas ambientales que hoy padece la humanidad, y el
potencial ambiental con el que se cuenta para el futuro, son dos de los aspectos que hay
que considerar en el marco de una ciudadanía responsable.

La educación de la ciudadanía Nos referiremos a la de gran importancia para el planeta: el


agua (en particular las aguas internacionales), la biodiversidad, el cambio climático y la capa
de ozono, situaciones ambientales críticas que tienen que ver directamente con problemas
contemporáneos y con la necesidad de asumir posiciones y realizar acciones para la
solución y el cambio. Mayoritariamente, los países ya han establecido en sus
Constituciones Nacionales que todos los ciudadanos y ciudadanas tenemos derecho a un
ambiente sano. Se abre paso, así, a la construcción de una ciudadanía que esté en
capacidad de defender sus derechos ambientales constitucionales y comprenda y cumpla
sus deberes ambientales y sus responsabilidades acordes con sus roles sociales, a nivel
local, nacional, regional e internacional.

II. LA CIUDADANÍA AMBIENTAL:


Desde que nacemos nos convertimos en ciudadanos y ciudadanas del planeta. Por ello la
educación en los centros escolares desempeña un rol
fundamental que puede ayudar a que comprendamos claramente
nuestras relaciones con la naturaleza, como seres sociales, como
individuos y grupos, así como las responsabilidades y derechos
que tenemos en este sentido. Ser ciudadanos y ciudadanas
conscientes forma parte de los procesos democráticos, en los
diversos niveles en los cuales se encuentra organizada nuestra
sociedad.
La ciudadanía ambiental tiene su primera acepción a nivel
local, en el lugar donde vivimos, donde se realizan nuestras
actividades y construimos nuestro desarrollo y el de nuestra
comunidad. Pero no se termina allí, porque la comunidad está
inserta en una región y en un país, donde todo se interrelaciona
de manera dinámica. Los países, cuyas fronteras se han
establecido por razones históricas y políticas, no tienen delimitaciones naturales. Los
ríos no siguen la lógica política ni económica, los bosques se adentran en los espacios
siguiendo sus pautas de crecimiento, los mares nos abrazan a todos y a todas.
La integralidad de la naturaleza, del planeta, nos lleva a desarrollar un pensamiento
sistémico y una visión holística que nos permitan analizar las relaciones de los
componentes de los diversos sistemas y los impactos que causamos o que causan las
prácticas culturales de la humanidad. Debemos también reflexionar de manera crítica,
sobre las diferentes repercusiones que las acciones de los seres humanos pueden tener
sobre los elementos naturales, sociales, económicos y culturales: una persona o una
actividad económica que contamina o depreda, aunque esté situada a miles de kilómetros
de distancia, afecta nuestras vidas y nuestro futuro. Tenemos derechos y deberes que van
más allá de nuestras fronteras. Por ello, a partir de la visión global de los derechos y deberes

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relacionados con el ambiente y el desarrollo sustentable, se va conformando gradualmente
el concepto de ciudadanía ambiental a nivel planetario.
Para aportar al tema de la comprensión del concepto, se pueden manejar tres
elementos de base, cuya articulación conforma la ciudadanía ambiental:
• Los derechos a la vida, al desarrollo sustentable y al ambiente.
• Los deberes ambientales, diferenciados según roles sociales.
• La participación real para defender los derechos y llevar a la práctica
los deberes ambientales.

La formación de ciudadanía ambiental puede darse, entonces,


a través de la fusión activa de estos factores interactuantes, cuyas
mutuas relaciones deben contar con un indispensable sustento ético,
de recuperación y construcción de nuevos valores. Es posible decir,
entonces, que se forma ciudadanía ambiental, entre otras acciones:
• Cuando se apoya el reconocimiento y defensa de los derechos a la vida, al desarrollo
sustentable y a un ambiente sano.
• Cuando se promueve el ejercicio de los deberes ambientales, diferenciando a los sectores y
grupos, en sus respectivas responsabilidades.
• Cuando se crean, refuerzan o promueven mecanismos e instrumentos efectivos de
participación ciudadana para el ejercicio de los derechos y deberes ambientales.
• Cuando se forma a los ciudadanos y ciudadanas para que participen directamente en los
procesos de gestión ambiental, en defensa del patrimonio natural y cultural, y en defensa de
la vida.
• Se realizan actividades de participación efectiva de la ciudadanía en dichos procesos, a
diversos niveles y con diferentes responsabilidades.

En este sentido, una definición de ciudadanía ambiental podría ser la siguiente: “La ciudadanía
ambiental es la integración dinámica entre el reconocimiento de los derechos al ambiente y a la
vida, los deberes diferenciados de ciudadanos y ciudadanas frente al ambiente
y el desarrollo sustentable, y la participación activa de todos y todas para
defender sus derechos y ejercitar cotidianamente sus respectivas
responsabilidades, en un marco ético y de valoración de la vida en todas sus
manifestaciones”.
En otras palabras, podemos decir que necesitamos educarnos para ser:
• Ciudadanos y Ciudadanas Ambientales con un sustento ético y un conjunto
de valores que permitan la construcción de nuevos seres humanos,
propiciando la relación armónica entre la sociedad y la naturaleza, en la
perspectiva del desarrollo sustentable, con un pensamiento crítico y una
conciencia social, ambiental y política hacia el logro de cambios en los procesos de desarrollo.
• Ciudadanos y Ciudadanas Ambientales críticos y conscientes, que comprendan, se interesen,
reclamen, y exijan sus derechos ambientales, estando a la vez dispuestos a ejercer sus propias
responsabilidades ambientales.

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• Ciudadanos y Ciudadanas Ambientales capaces de organizarse y participar en la dirección de su
propia vida, adquiriendo también poder político comunitario, local, regional, nacional, junto con
una gran capacidad de cambio colectivo.
• Ciudadanos y Ciudadanas Ambientales comprometidos con un cambio profundo de mentalidad,
de conceptos y de nuevos valores respecto del ambiente, orientados a la sustentabilidad.
• Ciudadanos y Ciudadanas Ambientales con capacidad de vigilancia y participación en la
aplicación de las políticas públicas y con proyectos propios para manejar los recursos naturales
con una racionalidad social equitativa y un entorno más habitable.

III. LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA:


En la actualidad, hay una cierta conciencia sobre la existencia de problemas ambientales
globales que afectan a todo el planeta. Entre ellos, se están estudiando con especial interés y
preocupación los problemas relacionados con las aguas internacionales, la biodiversidad, el
cambio climático y el deterioro de la capa de ozono, sobre los cuales se tratará más
ampliamente.
En este contexto, cumple un papel importante la denominada Agenda 21. En 1992 se realizó
en Río de Janeiro la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, o Cumbre de la
Tierra, convocada por las Naciones Unidas.
En esta reunión se adoptó el Programa de Acción 21 conocido como Agenda 21 que, entre otras
cosas, propuso la realización de diversas Agendas 21 nacionales y locales, expresadas en
programas de acción pública a favor de un desarrollo sustentable en el siglo XXI.
En el preámbulo del documento sobre la Agenda 21, se indica: “La humanidad se encuentra en
un momento decisivo de la historia. Nos enfrentamos con la perpetuación de las disparidades
entre las naciones y dentro de las naciones, con el agravamiento de la pobreza, el hambre, las
enfermedades y el analfabetismo y con el continuo empeoramiento de los ecosistemas de los
que depende nuestro bienestar.
No obstante, si se integran las preocupaciones relativas al medio ambiente y al desarrollo y si
se les presta más atención, se podrán satisfacer las necesidades básicas, elevar el nivel de vida
de todos, conseguir una mejor protección y gestión de los ecosistemas y lograr un futuro más
seguro y más próspero. Ninguna nación puede alcanzar estos objetivos por sí sola, pero todos
juntos podemos hacerlo en una asociación mundial para un desarrollo sostenible.”
Así pues, el llamamiento es por una acción que integre a los países del mundo, hacia un futuro
diferente, con condiciones de equidad y sustentabilidad.

PARA RESPONDER:

1.- ¿EXPLICA LA IMPORTANCIA DE LA CIUDADANÍA EN RELACIÓN AL MEDIO ABIENTE?


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2.- ¿QUÉ ACCIONES REALIZARÍA TÚ COMO CIUDADADANA PARA CONRTRIBUIR EN LA
PRESEVACION DEL MEDIO AMBIENTE?
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