Criticar La Critica

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CRITICAR LA CRITICA

Aunque parezca que se tratase de un juego de palabras, “criticar la crítica” nos


induce a un profundizar en la acción de quien ejecuta el verbo (activo) y en quien
recae la acción ejecutada (pasivo). Es dar al texto lo que es del texto, trata del
respeto que la crítica debe a la mera textualidad de la obra; dar al crítico lo que es
del crítico, refiriéndose a la exigencia de conceder al crítico un amplio margen de
libertad interpretativa; y por último, dedicar atención especial a los trascendentales
como criterio de enjuiciamiento de la obra en general, sin que se menosprecien
las contribuciones instrumentales que aportan las numerosas escuelas y
corrientes críticas.

Al descifrar los acontecimientos, el sujeto se ve inmerso en el descifre, y por ende


forma parte del mensaje objetivo que contiene. Podemos incluir en esta definición
el adagio Freudiano: “Allí donde era Eso, debo llevar a ser Yo”. Solamente que el
“Yo” no llega a donde estaba “Eso”, más que si éste “Yo” encuentra el “Tú” del otro
y de Dios.

ESQUEMA DE FONDO – ENFOQUE FILOSOFICO


esencialmente reductora ---------≥ la explicación de lo superior por lo inferior.

primer silogismo hegeliano Logos –Naturaleza –Espíritu

La explicación arqueológica - La filosofía de la naturaleza

ESQUEMA DE FONDO – ENFOQUE TEOLOGICO


Demostrar que la realidad de Cristo y su mensaje son dignos de fe en razón de la
función positiva que ejercen en favor del mundo y de la historia.

el fenómeno cristiano es
una Palabra que aclara desde ahora el sentido de la evolución del mundo
y de la historia humana

la dimensión cósmica e histórica a la vez de la Encarnación. “Cuando (el


Hijo de Dios) se ha encarnado y se ha hecho hombre, ha recapitulado
en sí mismo la larga historia de los hombres y nos ha procurado, en
compendio, la salvación, de manera que lo que habíamos perdido en
Adán, es decir, el ser a la imagen y semejanza de Dios, lo recobremos
en Cristo Jesús”

DOS AUTORES QUE ACTUALMENTE REPRESENTAN LA VIA


COSMOLOGICA (NOMBRES, DATOS CONTEXTUALES, VALORACION)

Antonio Fernández Rañada y su obra "Los científicos y Dios” (Ediciones Nobel, Oviedo,

2000)

Este científico y escritor, parte del hecho de que "ciencia y religión han modelado el

mundo y determinado los valores asumidos de tal modo que nuestra sociedad sería

inimaginablemente distinta sin ellas" Antonio Fernández Rañada logra echar por tierra un

tópico fuertemente establecido entre los a prioris culturales de nuestra sociedad. El autor

destaca que "para una parte de la opinión pública, la ciencia se opone necesariamente a la

fe en Dios y los científicos son todos ateos", tratándose de una convicción que "forma parte

de la imagen popular bien establecida". Partiendo de estas premisas, lo que Fernández

Rañada pretende demostrar es que "el sobreentendido de que ciencia y religión son

incompatibles es infundado", explicitando con toda claridad que "la tesis esencial del libro

(es) la notoria falsedad del estereotipo de (que) los científicos se oponen necesaria y

radicalmente a la experiencia religiosa". De modo que cuando se sostienen que los

científicos se oponen radicalmente al trascendentalismo religioso en virtud de un


materialismo científico que profesan sin excepción, se está haciendo una afirmación

totalmente gratuita. En rigor esto no es así, ya que entre los científicos se reproduce la

misma diversidad que observamos entre la demás gente. Los hay cristianos, agnósticos,

ateos, musulmanes, fervorosos, tibios, teístas sin religión particular, deístas, etc... Ciencia

y religión no son, por tanto, incompatibles. Esto lo demuestra el hecho de que el

pensamiento científico y religioso no se contradicen por tratarse de dos maneras distintas

de acercarse a una realidad que atrae irresistiblemente al hombre.

QUE ELEMENTO SE LE CRITICA A LA IGLESIA CATOLICA HOY QUE

CORRESPONDE CON ESTA VIA COSMOLÓGICA Y QUE CRITICA PROPONE

USTED A LA LUZ DE SUS ESTUDIOS.

LA CREACIÓN EN EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA


La catequesis sobre la Creación reviste una importancia capital. Se refiere a los
fundamentos mismos de la vida humana y cristiana: explicita la respuesta de la fe
cristiana a la pregunta básica que los hombres de todos los tiempos se han
formulado: “¿De dónde venimos?” “¿A dónde vamos?” “¿Cuál es nuestro origen?”
“¿Cuál es nuestro fin?” “¿De dónde viene y a dónde va todo lo que existe?” Las
dos cuestiones, la del origen y la del fin, son inseparables. Son decisivas para el
sentido y la orientación de nuestra vida y nuestro obrar.

Desde sus comienzos, la fe cristiana se ha visto confrontada a respuestas distintas


de las suyas sobre la cuestión de los orígenes. Así, en las religiones y culturas
antiguas encontramos numerosos mitos referentes a los orígenes. Algunos
filósofos han dicho que todo es Dios, que el mundo es Dios, o que el devenir del
mundo es el devenir de Dios (panteísmo); otros han dicho que el mundo es una
emanación necesaria de Dios, que brota de esta fuente y retorna a ella; otros han
afirmado incluso la existencia de dos principios eternos, el Bien y el Mal, la Luz y
las Tinieblas, en lucha permanente (dualismo, maniqueísmo); según algunas de
estas concepciones, el mundo (al menos el mundo material) sería malo, producto
de una caída, y por tanto que se ha de rechazar y superar (gnosis); otros admiten
que el mundo ha sido hecho por Dios, pero a la manera de un relojero que, una
vez hecho, lo habría abandonado a él mismo (deísmo); otros, finalmente, no
aceptan ningún origen transcendente del mundo, sino que ven en él el puro juego
de una materia que ha existido siempre (materialismo). Todas estas tentativas dan
testimonio de la permanencia y de la universalidad de la cuestión de los orígenes.
Esta búsqueda es inherente al hombre.
La inteligencia humana puede ciertamente encontrar ya una respuesta a la
cuestión de los orígenes. En efecto, la existencia de Dios Creador puede ser
conocida con certeza por sus obras gracias a la luz de la razón humana (DS:
3026), aunque este conocimiento es con frecuencia oscurecido y desfigurado por
el error.

Esto en consecuencia, pone de manifiesto la gran controversia con teorías


cosmológicas tales como la del Big Bang o las teorías evolucionistas que, a pesar
de los múltiples intentos por desprestigiar a la Iglesia Católica, su fe y su doctrina,
ha conseguido la contraresta dentro del mismo clero, con científicos que han
defendido desde la misma ciencia la teoría creacionista presentada por el
Génesis, tal es el caso del Padre Manuel Carreira, llegando a asegurar con su
teoría del “Principio antrópico” que el universo está diseñado desde siempre para
la existencia y bienestar del ser humano, y que en consecuencia, «El universo no
tiene explicación si no es por la presencia de un creador inteligente».

En este sentido, la crítica que podría proponer de modo personal y responsable,


sería en torno a la concepción de los períodos de tiempo en los que muestra la
teoría creacionista los elementos de la “creación” (Gn. 1), frente al período de
tiempo que presenta la teoría del Big Bang, en la que se nos propone en algunos
casos, un aproximado de 14.000 millones de años. Por lo cual, estudiando al
salmo 90, “para Dios mil años son como un día” (Salmos 90:4), entonces cada uno
de los “días” de la creación pudo haber comprendido un período de tiempo
aproximado de 2.000 millones de años, lo que sería probable si estudiamos con
detenimiento la relación entre evolución y creación, sus tiempos y resultados
desde “la nada - caos”, los primeros “caldos biológicos nutritivos – las primeras
cosas creadas”, hasta la “evolución del hombre - creación del hombre y la mujer a
su imagen”.

Se puede traducir al menos de tres maneras:

1) Como una declaración de que el cosmos tuvo un comienzo absoluto (En el


principio creó Dios los cielos y la tierra).

2) Como una declaración que describe la condición del mundo cuando Dios
comenzó a crear (Cuando en el principio creó Dios los cielos y la tierra, la
tierra era indomable e informe).

3) Tomando todo Génesis 1:2 como información de fondo (Cuando en el


principio creó Dios los cielos y la tierra, siendo la tierra indomable e informe,
Dios dijo: ¡Hágase la luz!).

Finalmente, la cosmología sin Dios no explica el todo del todo.

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