Santidad 11 de Mayo 2022

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SANTIDAD

LA SANTIDAD ES PARA TI
Romanos 6:14 “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis
bajo la ley, sino bajo la gracia.”
Para comenzar la predica debo de contar una anécdota en referencia en como se
inicia un día con la mejor disposición, pero puede ocurrir una circunstancia que haga
que todo se venga abajo y perdamos desde el inicio del día la unción de nuestro
Señor.
EJ: problemas con el esposo, hijos, financieros etc.
La santidad de Dios, por lo tanto, significa que está perfectamente libre de todo mal.
Decimos que una prenda de vestir está limpia cuando está libre de manchas, o que
el oro es puro cuando ha sido refinado y se le ha quitado toda la escoria. De este
modo, podemos pensar en la santidad de Dios como la ausencia total de maldad en
Él
El concepto de la santidad puede resultar un tanto arcaico a la generación actual.
En algunas personas, la sola mención de la palabra santidad evoca imágenes de
cabello recogido, faldas largas y medias negras. Otras personas asocian el concepto
con una actitud chocante que expresa la idea de que “yo soy más santo que tú”. Con
todo, la santidad es un concepto bíblico muy claro. La palabra santo aparece más de
600 veces en la Biblia en diversas formas. Hay un libro entero, el de Levítico, que
está dedicado al tema, y la idea de la santidad está entretejida en otras partes de las
Escrituras. Y lo que es más importante todavía, Dios nos ha mandado explícitamente
que leamos santos (ver Levítico 11:44). Porque yo soy Jehová vuestro Dios;
vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no
contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra.
Tal como se usa en las Escrituras, la palabra santidad describe la majestad de Dios,
como la pureza y perfección moral naturaleza.
La santidad es uno de los atributos divinos; es de santidad constituye parte esencial
de la naturaleza de Dios santidad es tan necesaria como su existencia, o tan necesaria
ejemplo, como su sabiduría o su omnisciencia. Así como no evitar saber lo recto,
tampoco puede evitar hacer lo recto.
Como se ve la santidad:
➢ Música, baile, vicios, vestimenta etc.
Todas estas cosas son parte de la santidad, pero el significado fiel que ser Santo
significa SER MORALMENTE INTACHABLES PARA DIOS.

Comprensión de la palabra santidad desde el uso de escritores del nuevo


testamento:

➢ PABLO 1 TESALONISENSE 4: 3-7 utilizó el termino en un contraste a una


vida de inmoralidad y de inmundicia.
“pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de
fornicación; 4 que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en
santidad y honor; 5 no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que
no conocen a Dios; 6 que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano;
porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y
testificado. 7 Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a
santificación”:
➢ PEDRO 1 PEDRO 1:14-16: conformidad a un contraste a los deseos
pecaminosos que teníamos cuando vivíamos alejados de Jesús. como hijos
obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en
vuestra ignorancia; 15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también
vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed
santos, porque yo soy santo.:
➢ JUAN APOCALIPSIS 22:11: contrastó al que es Santo con el que es vil y
hace lo malo.
El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo
todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo,
santifíquese todavía

Por lo tanto, nos enfocamos en (Efesios 4:22,24),


En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra
mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad
de la verdad. y una vez que leemos y sabemos surgen algunas incógnitas:

✓ ¿Por qué no experimentamos la santidad en mayor medida a la vida cotidiana?


✓ ¿Por qué son tantos los creyentes que se sienten constantemente derrotados en
su lucha contra el pecado?
✓ ¿Por qué a menudo la iglesia de Jesucristo parece conformarse más al
mundo que la rodea que a Dios?
Para responder estas preguntas podemos presentar 3 problemas básicos:
1. Nuestra actitud hacia el pecado se centra en nosotros mismos mas que en
Jesús.
Nos preocupa más nuestra propia “victoria” sobre el pecado, que el hecho de que
nuestro pecado entristece el corazón de Dios. No podemos tolerar el fracaso de
nuestra lucha con el pecado, principalmente porque nuestra vida está orientada hacia
el éxito, y no porque sepamos que el pecado ofende a Dios.

Obediencia: enfocada en Dios

Santidad
Victoria; enfocada en nuestro ego

Esto no quiere decir que Dios no quiere que conozcamos la experiencia de la


victoria; más bien significa que la victoria es un subproducto de la obediencia. En la
medida que nos dediquemos a vivir una vida obediente y santa, conoceremos con
toda seguridad el gozo de la victoria sobre el pecado.

2. Mal entendemos la frase “vivir por la fe” de gálatas 2:20


suponiendo que significa que no se nos exige ningún esfuerzo para alcanzar la
santidad. De hecho, hemos llegado a sugerir que cualquier esfuerzo de nuestra parte,
es “de la carne”.

“Podemos eliminar ese hábito que nos ha dominado si es que realmente queremos
hacerlo”.
Él se refería a un hábito en particular que para mí no constituía problema alguno,
rápidamente asentí mentalmente a sus palabras. Pero luego el Espíritu Santo me dijo:
“Tú también puedes eliminar los hábitos pecaminosos que te acosan, si estás
dispuesto a aceptar tu responsabilidad personal por ellos”.
3. No tomamos enserio algunos pecados.
Mentalmente categorizamos los pecados en 2 grupos; los inaceptables y los que se
pueden realizar en alguna medida.

Ejem. Comparar los pecados graves contra un pecado “pequeño”.


Poner por ejemplo los que se quedaban ganando horas extras en la enee por estar
jugando.

Sin embargo, las Escrituras nos dicen que las “zorras pequeñas… echan a perder las
viñas” (Cantares 2:15). Y es justamente el ceder en las cosas pequeñas lo que
conduce a los deslices más grandes.

La Santidad No es una Opción


Hebreos 12:14: Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al
Señor.

¿Qué es lo que significan exactamente las palabras “sin la cual (la santidad) nadie
verá al Señor”? En último análisis, ¿depende en alguna medida nuestra salvación de
que alcancemos algún nivel de santidad personal?

La biblia es clara en 2 sentidoos:


1. Primero,
los mejores creyentes jamás pueden por sí mismos merecer la salvación basados en
su santidad personal. Nuestras acciones justas son como trapos de inmundicia a la
luz de la santa ley de Dios (Isaías64:6). Nuestras mejores obras están manchadas y
contaminadas con la imperfección y el pecado. Como lo expresó uno de los santos
hace
algunos siglos: “hasta nuestras lágrimas de arrepentimiento tienen que
ser lavadas en la sangre del Cordero”

2. Segundo,

las Escrituras se refieren repetidamente a la obediencia y a la justicia de Cristo


manifestadas a nuestro favor.

“Porque, así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron


constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán
constituidos justos” (Romanos 5:19).
“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los
injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18).

Estos pasajes nos enseñan lo referente a un doble aspecto de la obra de Cristo a


nuestro favor.

Se los menciona a menudo como su obediencia activa y su obediencia


pasiva, respectivamente.

✓ La obediencia activa se refiere a la vida sin pecado que vivió Cristo aquí en la
tierra, a Su obediencia perfecta y a Su santidad absoluta. Esa vida perfecta se
le acredita al que confía en Él para su salvación.

✓ Su obediencia pasiva se refiere a Su muerte en la cruz, mediante la cual pagó


completamente el castigo correspondiente a nuestros pecados y así dio
satisfacción a la ira de Dios hacia nosotros.

La santidad, no es condición necesaria para la salvación —eso sería salvación por


obras—, sino parte de la salvación que se recibe por la fe en Cristo. El ángel le dijo
a José: “Llamarás su nombre JESÚS (que significa ´Jehová es salvación´) porque él
salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).

Por lo tanto, podemos decir que nadie puede confiar en Cristo para una salvación
genuina, a menos que también confíe en Él para su santificación. Esto no quiere decir
que el deseo de santidad tiene que ser un deseo consciente en el momento que la
persona acude a Cristo, sino, más bien, que el Espíritu Santo que hace nacer en
nosotros la fe.

✓ Pablo dijo: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a


todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los
deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente”
(Tito 2:11-12).

La misma gracia que nos trae la salvación es la que nos enseña a renunciar a la vida
de impiedad. No podemos recibir solo la mitad de la gracia de Dios. Si la hemos
experimentado en alguna medida, hemos de experimentar no solamente el perdón de
los pecados, sino también la liberación del dominio del pecado.

La santidad es indispensable para:


1. La comunión con Dios
David preguntó: “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu
monte santo?” (Salmo 15:1). Equivale a decir: “Señor, ¿quién puede vivir en
comunión contigo?”. La respuesta que se ofrece en los cuatro versículos posteriores
puede resumirse así: “El que viva una vida santa”.

Dios no nos exige una vida perfecta, sin pecado, para que podamos tener comunión
con Él, pero sí exige que tomemos en serio el asunto de la santidad, que sintamos
tristeza en el corazón cuando pecamos, en lugar de tratar de justificarlo, y que
sinceramente procuremos alcanzar la santidad como un modo de vida.

2. Para nuestro propio bienestar


Dice la Escritura: “El Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por
hijo” (Hebreos 12:6).

Esta declaración presupone la necesidad de la disciplina en nosotros, por cuanto Dios


no la administra en forma caprichosa. Nos disciplina porque necesitamos ser
disciplinados.

Como dijo Pedro: “Conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación” (1


Pedro 1:17). Dios toma en serio la cuestión de la santidad en la vida de Su pueblo y
nos disciplina con el fin de lograrla.

3. Para efectivo servicio a Dios

Dios. Pablo le escribió a Timoteo: “Así que, si alguno se limpia de estas cosas
(propósitos viles), será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y
dispuesto para toda buena obra” (2 Timoteo 2:21).

La santidad y la utilidad están vinculadas entre sí. No podemos brindarle a Dios


nuestro servicio en un vaso impuro.

Cuando damos rienda suelta a la naturaleza pecaminosa y vivos en la impiedad,


alejados de la santidad, contristamos al Espíritu de Dios (Efesios 4:30) y nuestro
servicio será vano. Nos estamos refiriendo a ocasiones en que nuestra vida se
caracteriza por la impiedad y no aquellas en que cedemos a la tentación, pero
inmediatamente pedimos a Dios que nos perdone y nos purifique.
4. Para conocer la seguridad de la salvación.
La fe verdadera siempre se hará evidente por sus frutos. “De modo que, si alguno
está en Cristo, nueva criatura es” (2 Corintios 5:17).

La única prueba segura que tenemos de que estamos en Cristo, es una vida santa.
Juan dijo que todo el que tiene en sí la esperanza de la vida eterna se purifica a sí
mismo, así como Cristo es puro (1 Juan 3:3).

Pablo dijo: “Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de
Dios” (Romanos 8:14). Si no sabemos lo que es la santidad, podemos jactarnos de
que somos creyentes, pero no tenemos al Espíritu Santo en nosotros.

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que
hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día:
Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé:
Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” (Mateo 7:21-23)

Ministración

¿Estás dispuesto a considerar al pecado como una ofensa contra un Dios santo, en
lugar de verlo como derrota personal solamente?

¿Estás dispuesto a aceptar tu responsabilidad personal por tus pecados,


comprendiendo que, al hacerlo, tienes que aprender a depender de la gracia de Dios?

¿Y estás dispuesto a obedecer a Dios en todas las áreas de tu vida, por insignificante
que te parezca la cuestión o la citcunstancia?

Entonces, todo el que se profesa cristiano tiene que hacerse las siguientes preguntas:
“¿Hay evidencia de santidad práctica en mi vida?
¿Busco y deseo la santidad?
¿Me entristece no lograrla y procuro insistentemente la ayuda de Dios para
lograrla?”.

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