Bio - Documentos de Google

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 10

LA FUNCIÓN DE RELACIÓN

La función de relación nos permite percibir estímulos tanto internos como externos, y
reaccionar ante ellos de una forma adecuada. Es la responsable de que los seres vivos
podamos interactuar con el medio y garantiza nuestra supervivencia.

Sistemas de coordinación
Los sistemas de coordinación activan y dirigen los mecanismos del cuerpo que
permiten mantener la homeostasis, es decir, el equilibrio interno del organismo, aunque
las condiciones externas cambien. Los sistemas de coordinación son dos:
• Sistema nervioso. Recibe y transmite información de forma rápida y poco duradera.
Está formado por tejido nervioso y actúa por medio de impulsos eléctricos que se
propagan a través de los nervios y se procesan en los centros nerviosos, donde se
elaboran respuestas adecuadas.
• Sistema endocrino. Genera respuestas más lentas, pero más duraderas. Está
constituido por glándulas endocrinas que, ante ciertos estímulos, segregan
hormonas que son transportadas por la sangre hasta las células donde actúan:
las células diana que tienen receptores específicos para esa hormona.

Los elementos de la coordinación nerviosa y endocrina


En la coordinación nerviosa y endocrina intervienen diferentes elementos que funcionan
siguiendo una ruta principal con varias fases consecutivas:
1. Un estímulo es captado por los receptores sensoriales, que envían la información
mediante un impulso eléctrico hasta los centros nerviosos a través de los nervios
sensitivos.
2. Los centros nerviosos reciben y procesan la información, elaboran una respuesta
y la envían a través de los nervios motores hasta el órgano efector.
3. El órgano efector lleva a cabo la respuesta, que puede ser motora, si el órgano
efector es un músculo que se contrae o se relaja produciendo un movimiento; o
secretora, si el órgano efector es una glándula que segrega una sustancia.

ÓRGANOS DE LOS SENTIDOS


Receptores de estímulos
Los receptores sensoriales son estructuras nerviosas especializadas que transforman los
estímulos, tanto internos como externos, en impulsos eléctricos, que envían hasta los
centros nerviosos donde se procesa la información.
Según el origen del estímulo, los receptores se clasifican en dos tipos:
• Receptores internos o interoceptores. Captan estímulos que provienen del interior
del organismo, informándonos sobre el estado general del mismo, y se localizan
en los órganos internos. Un tipo de receptores internos son los propioceptores,
que están presentes en los músculos, los tendones y las articulaciones, y nos
informan acerca del movimiento y la posición relativa de las partes del cuerpo.
• Receptores externos o exteroceptores. Captan información del exterior del
organismo y se localizan en los órganos de los sentidos.
Los receptores sensoriales también se pueden clasificar en función de la
naturaleza del estímulo en los siguientes tipos:
• Quimiorreceptores. Sensibles a las sustancias químicas.
• Mecanorreceptores. Capaces de detectar estímulos mecánicos como ondas
sonoras, presiones o la gravedad.
• Fotorreceptores. Responden ante la luz y permiten la captación de imágenes.
• Termorreceptores. Detectan cambios de temperatura y reaccionan ante el
calor y el frío.
• Nociceptores. Sensibles a presiones intensas. Son responsables del dolor.

El sentido de la vista
Los órganos de la vista son los ojos, y cada uno de ellos está formado por el globo ocular
y una serie de elementos anexos, que no intervienen directamente en la visión, pero
protegen el ojo y permiten su movimiento (las cejas, los párpados, las glándulas
lacrimales y los sacos lacrimales). En el globo ocular se pueden encontrar tres capas y
varios elementos:
• Esclerótica. Capa externa de color blanco cubierta en la parte anterior por una
membrana, la conjuntiva.
• Coroides. Capa intermedia de color más oscuro, rica en capilares sanguíneos. •
Retina. Capa interna que contiene los fotorreceptores, que pueden ser de dos
tipos: conos y bastones.
• Cristalino. Lente biconvexa, elástica, que adapta su curvatura para permitir
el enfoque.
• Iris. Disco coloreado con un orificio que deja pasar la luz llamado pupila.
• Córnea. Cubierta transparente que deja pasar la luz y se une con la
esclerótica.
• Humor acuoso. Líquido situado entre la córnea y el cristalino.
• Humor vítreo. Líquido gelatinoso que da forma al globo ocular, localizado entre el
cristalino y la retina.
• Musculatura del ojo. Permite el movimiento ocular en todas direcciones.
• Nervio óptico. Transporta hasta el cerebro los estímulos ópticos en forma
de impulsos nerviosos.

El sentido del tacto


La piel está formada por dos capas: la epidermis, que es la más superficial, y la
dermis, que es la más interna, donde se localizan los receptores responsables del
tacto. En la piel hay diversos tipos de receptores:
• Terminales nerviosos libres. Perciben el dolor, el picor, el cosquilleo y las
variaciones de temperatura.
• Corpúsculos del tacto o de Meissner. Dan información del lugar exacto donde se
recibe el estímulo, la forma, el tamaño y la textura de lo que tocamos. También
captan la presión y las vibraciones de baja frecuencia.
• Corpúsculos de Ruffini. Sensibles al estiramiento de dedos brazos
y piernas.
• Corpúsculos de Pacini. Detectan las vibraciones de alta
frecuencia.

El sentido del olfato


Nos permite detectar las sustancias químicas transportadas por el aire gracias a unos
quimiorreceptores que se encuentran en las fosas nasales. Las sensaciones que
recibimos a través de estos receptores son los olores.
En el interior de las fosas nasales se pueden distinguir dos tipos de mucosa nasal: •
Pituitaria roja. Mucosa muy vascularizada que recubre la cavidad nasal y calienta
el aire que entra en su interior.
• Pituitaria amarilla. Mucosa en la que se encuentran los quimiorreceptores, que
confluyen en el bulbo olfatorio; este está conectado a su vez con el nervio olfatorio,
que es el responsable de llevar la información hasta el cerebro.
El sentido del gusto
Es el responsable de que distingamos los cinco sabores primarios de los alimentos que
ingerimos: dulce, salado, ácido, amargo y umami. La mayoría de los sabores que
percibimos son resultado de la combinación de dos o más sabores primarios.
Esto es posible gracias a unos quimiorreceptores, localizados principalmente en la
lengua, que reaccionan ante las sustancias químicas disueltas en la saliva. Estos
receptores se agrupan en botones gustativos localizados en unos repliegues de la
epidermis, las papilas gustativas. Hay dos tipos de papilas gustativas: las caliciformes y
las fungiformes.
El sentido del oído
La capacidad de captar sonidos y de mantener el equilibrio es posible gracias al
oído. En el oído se pueden encontrar los siguientes elementos:
• Pabellón auditivo. Tiene forma de embudo y sirve para recoger el sonido. Está
formado por cartílago.
• Conducto auditivo externo. Sus paredes están recubiertas de pelos y glándulas
productoras de cerumen que impiden la entrada de polvo y partículas extrañas.
• Tímpano. Membrana elástica que vibra cuando recibe las ondas sonoras.
• Cadena de huesecillos. Reciben la vibración del tímpano y la transmiten al oído
interno. Son el martillo, el yunque y el estribo.
• Caracol o cóclea. Canal enrollado en espiral en cuyo interior se encuentran las
células ciliadas, que transforman la vibración en impulsos nerviosos.
• Conductos semicirculares. Implicados en el equilibrio.
• Nervio auditivo. Transmite los impulsos nerviosos al cerebro.
• Trompa de Eustaquio. Se comunica con la faringe y permite la compensación
de presiones a ambos lados del tímpano.

El oído también participa en el sentido del equilibrio. Esto es posible gracias a que los
canales semicirculares, y otras dos regiones conocidas como utrículo y sáculo, presentan
en su interior células ciliadas y endolinfa, que proporcionan información sobre la postura y
el movimiento. Cuando la cabeza se mueve, la endolinfa se desplaza y mueve a su vez las
células ciliadas, que envían al cerebro información sobre la posición de la cabeza en el
espacio.

COMPONENTES DEL SISTEMA NERVIOSO


Neuronas y células de la glía
El tejido nervioso está constituido por las neuronas y las células de la glía.
Las neuronas son células muy especializadas cuya función es recibir y transmitir
impulsos nerviosos. En ellas se distinguen varios elementos:
• Cuerpo neuronal. Contiene el núcleo, la mayor parte del citoplasma y los
orgánulos de la célula.
• Dendritas. Prolongaciones ramificadas y cortas que reciben los impulsos
nerviosos. Generalmente, parten del cuerpo neuronal.
• Axón. Prolongación alargada del cuerpo neuronal que conduce el impulso nervioso
hasta su extremo terminal. Muchos axones están cubiertos por una vaina de
mielina, que los protege y aumenta la velocidad del impulso.
• Botones terminales o sinápticos. Están en el extremo del axón y contienen
neurotransmisores. Según su función, las neuronas se clasifican en tres tipos:
• Sensitivas. Llevan la información desde los receptores hasta los centros
nerviosos.
• Motoras. Transmiten la respuesta hasta los efectores (músculos o glándulas).
• Interneuronas o neuronas de asociación. Conectan las neuronas sensitivas con
las motoras.
Las células de la glía se localizan entre las neuronas formando la neuroglia, un tejido
especializado en su protección y sostén. Las principales células gliales son:
• Astrocitos. Están en contacto con el sistema circulatorio y proporcionan
nutrientes a las neuronas.
• Células de la microglia. Se encargan de la limpieza de los desechos y de la
defensa contra agentes infecciosos.
• Oligodendrocitos y células de Schwann. Generan la vaina de mielina que rodea
el axón de algunas neuronas.

El impulso nervioso
La información procedente de los receptores sensoriales o la originada en el propio
tejido nervioso pasa de unas neuronas a otras en forma de señales electroquímicas
llamadas impulsos nerviosos. Estas señales nerviosas se transmiten en forma de
corriente eléctrica por la membrana del axón y viajan siempre en el mismo sentido,
siguiendo estos pasos:

1. Se producen modificaciones en la distribución de cargas eléctricas a ambos lados


de las membranas celulares, y los impulsos nerviosos viajan desde los extremos
de las dendritas hasta llegar al cuerpo neuronal.
2. Los impulsos nerviosos se desplazan por el axón hasta los botones terminales o
sinápticos.
3. La sinapsis es la forma de comunicación entre neuronas. No hay contacto físico
entre la neurona que transmite el impulso, llamada presináptica, y la que lo recibe,
llamada postsináptica, sino un espacio denominado hendidura sináptica. Cuando
el impulso nervioso llega al botón terminal, se liberan de la neurona presináptica a
la hendidura sináptica una serie de sustancias denominadas neurotransmisores.
4. Los neurotransmisores se unen a los receptores de la membrana de la neurona
postsináptica y la propagación del impulso continúa de la misma forma hasta la
siguiente neurona.

SISTEMA NERVIOSO

El sistema nervioso central


Está constituido por el encéfalo y la médula espinal, rodeados a su vez por tres
membranas que los protegen llamadas meninges y por el líquido cefalorraquídeo.
• El encéfalo está protegido por el cráneo y se divide en cuatro partes principales:
- Cerebro. Interpreta información, regula la actividad muscular y participa en procesos
emocionales e intelectuales. Su superficie está plegada y forma circunvoluciones.
Consta de dos hemisferios unidos por el cuerpo calloso. Tiene una capa de
sustancia gris superficial llamada corteza cerebral y una capa más profunda de
sustancia blanca.
- Cerebelo. Tiene dos hemisferios y una zona central. Controla la postura y el
equilibrio y coordina la acción de los músculos que realizan movimientos
voluntarios complejos, como andar.
- Tálamo e hipotálamo. Están relacionados con la producción de hormonas y el
control del sistema endocrino.
- Tronco encefálico. Conecta el cerebro con la médula espinal y se relaciona
con la conciencia y el despertar. Incluye el bulbo raquídeo, que regula la
frecuencia cardiaca y respiratoria y la presión sanguínea.
• La médula espinal es un cordón delgado de un centímetro de grosor que está
protegido en el interior de la columna vertebral, y se extiende desde el bulbo
raquídeo hasta el borde superior de la segunda vértebra lumbar. Conecta el
encéfalo con el sistema nervioso periférico. Su función es conducir impulsos y
controlar muchos actos reflejos que se realizan de modo automático e
inconsciente sin la participación del encéfalo.

El sistema nervioso periférico


Comunica el sistema nervioso central y las estructuras periféricas. Transmite los
impulsos nerviosos desde los receptores sensoriales hasta el sistema nervioso
central, y desde este a los efectores. Está formado por los nervios, constituidos por
haces de fibras nerviosas que a su vez se forman por la agrupación de axones de
diferentes neuronas.
Según su función, los nervios pueden ser:
• Sensitivos. Transmiten la información procedente de los receptores hasta el
sistema nervioso central.
• Motores. Conducen las órdenes desde el sistema nervioso central hasta los
efectores.
• Mixtos. Tienen fibras sensitivas y motoras que conducen los impulsos en
ambos sentidos.

Según su función, los nervios pueden ser:


• Nervios craneales. Se distribuyen por la cabeza, el cuello y algunas zonas del
aparato digestivo, circulatorio y respiratorio, comunicando el encéfalo con estos
órganos sin pasar por la médula espinal.
• Nervios espinales. Conectan la médula espinal con el tronco y las extremidades. El
sistema nervioso periférico se divide en dos subsistemas: el sistema nervioso somático
y el sistema nervioso autónomo.
• El sistema nervioso somático conecta los receptores de los órganos de los
sentidos con el sistema nervioso central y este con los músculos esqueléticos,
para conseguir movimientos voluntarios. También interviene en los actos reflejos
que realizamos de forma inconsciente.
• El sistema nervioso autónomo coordina las acciones relacionadas con los órganos
internos y el mantenimiento de las funciones vitales. Conecta los receptores con
el sistema nervioso central y este con los músculos liso y cardiaco, y las
glándulas. Está regulado por el hipotálamo y el tronco encefálico y origina
respuestas involuntarias. Se diferencian dos subsistemas según las acciones que
realizan, que tienen funciones antagónicas y están coordinados:
- Sistema simpático. Predomina en situaciones de estrés físico o emocional, como
el ejercicio físico o estados de peligro (potencial o real), y prepara el
organismo para una respuesta rápida e inmediata.
- Sistema parasimpático. Predomina en situaciones de reposo y digestión.
Provoca la relajación de la mayoría de los órganos y enlentece el
funcionamiento del organismo.

Los actos voluntarios y reflejos


El sistema nervioso somático, que forma parte del sistema nervioso periférico, conecta
los receptores con el sistema nervioso central y este con los músculos esqueléticos. Es
el responsable de ejecutar los actos voluntarios y los actos reflejos:
• En los actos voluntarios, el receptor capta un estímulo, que se dirige a la médula
espinal y al cerebro, donde se procesa la respuesta que llevará a cabo el
órgano efector.
• En los actos reflejos, el estímulo captado por el receptor se dirige a la
médula, donde se elabora la respuesta correspondiente sin pasar por el
cerebro.

EL SISTEMA ENDOCRINO
Glándulas endocrinas y su funcionamiento
El sistema endocrino está formado por glándulas endocrinas que segregan unas sustancias
químicas denominadas hormonas. Estas sustancias actúan como «mensajeros químicos» y
regulan multitud de procesos que ocurren en los órganos y tejidos de nuestro cuerpo.

¿Cómo actúan las glándulas endocrinas y las hormonas?


Las hormonas segregadas por las glándulas endocrinas pueden llegar a todas las partes
del cuerpo porque, una vez producidas, son vertidas directamente a la sangre. Solo
actúan sobre las denominadas células diana, que tienen receptores específicos para
cada hormona en los que encajan como una llave en una cerradura. Una vez que se
produce la unión hormona-receptor, la información se traduce en una serie de reacciones
químicas que desencadenan una respuesta en la célula diana. Las respuestas
hormonales suelen ser lentas y duraderas, aunque algunas hormonas producen su
efecto en pocos minutos, otras pueden tardar meses en hacerlo.

¿Qué hormonas producen las glándulas endocrinas?


El sistema nervioso y el endocrino colaboran en el control y la coordinación de las
funciones hormonales a través del eje hipotálamo-hipófisis. El hipotálamo es una región
del cerebro que funciona como centro de integración de los sistemas nervioso y
endocrino. Está formado por unas células, llamadas neurosecretoras, productoras de
hormonas que actúan sobre la hipófisis y controlan su actividad.
Las glándulas endocrinas están repartidas por todo el cuerpo y las más importantes son:
• Hipófisis. Es una pequeña glándula unida a la parte inferior del hipotálamo y
controlada por él. Tiene dos partes:
- El lóbulo anterior o adenohipófisis, que segrega diferentes hormonas con el fin
de controlar la actividad de otras glándulas: la hormona del crecimiento (GH),
que estimula el crecimiento de casi todos los tejidos del organismo; la
tirotropina (TSH), que estimula la producción de hormonas tiroideas; la
adrenocorticotropa (ACTH), que estimula las glándulas suprarrenales; la
prolactina, que estimula la producción de leche tras el parto; y las hormonas
foliculoestimulante (FSH) y luteinizante (LH), que actúan sobre los ovarios y
los testículos.
- El lóbulo posterior o neurohipófisis, que acumula y luego libera dos hormonas
producidas por el hipotálamo: la oxitocina, que favorece la contracción del
útero durante el parto; y la hormona antidiurética (ADH), que disminuye la
cantidad de agua en la orina.
• Tiroides. Tiene forma de mariposa y rodea la tráquea en la parte anterior del cuello.
Tras actuar sobre ella, la hormona estimulante del tiroides (TSH) produce varias
hormonas: la triyodotironina (T3) y la tiroxina (T4), que regulan el metabolismo celular;
y la calcitonina, que 1 disminuye el nivel de calcio en sangre, activando su entrada en
los huesos.
• Paratiroides. Son cuatro pequeñas glándulas situadas en la parte posterior de
la tiroides. Producen la hormona paratiroidea (PTH), que eleva la cantidad
de calcio en la sangre al estimular su liberación en los huesos.
• Páncreas. Es una glándula mixta: tiene una parte exocrina que segrega los jugos
pancreáticos necesarios para la digestión del alimento, y una parte endocrina que
produce dos hormonas, la insulina y el glucagón, que controlan la cantidad de
glucosa en sangre.
• Glándulas suprarrenales. Son dos, se sitúan sobre los riñones y se activan al ser
estimuladas por la hormona adrenocorticotropa (ACTH). Tienen dos partes:
- Zona externa o corteza, que produce cortisol, una hormona que participa en la
respuesta al estrés y favorece la formación de glucosa.
- Zona interna o médula, que sintetiza adrenalina y noradrenalina, dos
hormonas que colaboran con el sistema nervioso para responder a
situaciones de estrés provocando, entre otras cosas, el aumento del
ritmo cardiaco y respiratorio.
• Ovarios. Bajo el estímulo de la hormona foliculoestimulante (FSH) y de la
hormona luteinizante (LH), producen dos tipos de hormonas: los estrógenos
y la progesterona, que controlan los caracteres sexuales secundarios y el
ciclo menstrual.
• Testículos. Bajo el estímulo de la hormona luteinizante (LH), segregan la
testosterona, que estimula la producción de espermatozoides y el desarrollo
de los caracteres sexuales secundarios.

La regulación hormonal
Una glándula endocrina comienza a segregar sus hormonas cuando aparece un
estímulo determinado. En la mayoría de los casos, la síntesis de hormonas está
regulada por un sistema de retroalimentación o feedback negativo. Esto significa que,
cuando se alcanzan ciertos niveles de una hormona en la sangre, se inhibe su
producción. Este proceso tiene varias fases:
1. Un estímulo envía una señal nerviosa al hipotálamo. Este libera la hormona 1
como respuesta, por ejemplo, un factor liberador.
2. La hormona 1 llega a la hipófisis y activa la liberación de la hormona 2 a la
sangre.
3. La hormona 2 estimula el primer órgano diana, por ejemplo, otra glándula
endocrina.
4. Esta glándula libera la hormona 3, que llega a las células diana de los tejidos.
5. Cuando los niveles de la hormona 3 en sangre son altos, se inhibe la
producción de factores de liberación en el hipotálamo, que a su vez deja de
estimular la hipófisis y se deja, por tanto, de segregar la hormona 3.

En el caso de otras glándulas, como, por ejemplo, el páncreas, el mecanismo de


regulación hormonal es algo distinto. Las células endocrinas del páncreas detectan dos
tipos de estímulos frente a los cuales segregan una hormona diferente:
• Aumento de los niveles de glucosa en sangre cuando comemos. Las células
endocrinas del páncreas, al detectar este estímulo, segregan insulina, que
favorece la entrada de glucosa en las células del cuerpo y, en las células del
hígado, estimula la conversión de glucosa en glucógeno, que queda
almacenado en dicho órgano. De esta forma se recuperan los niveles normales
de glucosa en sangre.
• Disminución de los niveles de glucosa en sangre tras realizar ejercicio o llevar
varias horas sin comer. Las células endocrinas del páncreas, al detectar este
estímulo, segregan glucagón, que viaja hasta el hígado y promueve que se
degrade el glucógeno en glucosa, que a su vez es liberada al torrente sanguíneo
hasta que se recuperan los niveles normales de este azúcar en sangre.

LA SALUD DE LOS SISTEMAS NERVIOSO Y ENDOCRINO


Las enfermedades de los órganos de los sentidos
Las enfermedades que afectan a los órganos de los sentidos son muy diversas y sus
causas pueden ser muy variadas.
Los ojos pueden presentar trastornos como:
• Hipermetropía. Los objetos cercanos se ven desenfocados debido a que el
globo ocular es demasiado corto y las imágenes se forman detrás de la
retina.
• Miopía. Los objetos lejanos se ven desenfocados porque el globo ocular es
demasiado largo y las imágenes se forman antes de la retina.
• Astigmatismo. Se trata de un defecto en el enfoque de los objetos
provocado por una curvatura anómala de la córnea.
• Cataratas. El cristalino pierde poco a poco su transparencia hasta hacerse
totalmente opaco, lo que provoca una disminución progresiva de la visión, que puede
llegar hasta la ceguera. • Conjuntivitis. Consiste en la inflamación de la conjuntiva
producida normalmente por infecciones o alergias.
Las afecciones más comunes de los oídos son:
• Otitis. Inflamación aguda o crónica del oído externo, medio o interno que
puede estar provocada por una infección.
• Sordera. Pérdida de la capacidad auditiva por causas genéticas o como
consecuencia de lesiones provocadas por enfermedades o traumatismos.
La piel presenta trastornos como:
• Urticaria. Es una alteración alérgica de la piel con aparición de manchas o ronchas.
Su síntoma característico es el picor.
• Psoriasis. Es una enfermedad crónica caracterizada por la aparición de placas
escamosas de piel reseca que se desprende.
En las fosas nasales, el trastorno más habitual es la rinitis, una inflamación de la
pituitaria roja que genera congestión y dificultad para respirar.
Los problemas más comunes en la boca están relacionados con los dientes, por
caries u otras infecciones.

Cuidado e higiene de los órganos de los sentidos


Dado que los receptores sensoriales de los órganos de los sentidos están muy cerca o
incluso en contacto directo con el exterior, es muy importante mantener unos hábitos
de higiene adecuados y adoptar medidas preventivas que reduzcan el riesgo de sufrir
lesiones. Entre las medidas de cuidado generales destacan:
• Mantener una alimentación adecuada, rica en frutas y verduras, con el suficiente
aporte de vitaminas.
• Evitar el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, ya que interfieren en el
correcto funcionamiento del sistema nervioso y en la transmisión de los
estímulos procedentes de los sentidos.
• Realizar revisiones médicas periódicas. Muchos trastornos se producen de forma
progresiva y no somos conscientes de ello, por lo que es recomendable acudir
con regularidad a las consultas de oftalmología y otorrinolaringología para revisar
la vista y el oído, respectivamente.
• Mantener hábitos higiénicos adecuados. Los órganos de los sentidos están muy
expuestos al exterior, por lo que tienen mayor riesgo de infecciones. Por ello,
debemos evitar el contacto con las manos sucias y cuidar de su limpieza
regularmente.

También hay medidas preventivas específicas para los órganos de los sentidos:
• Ojos: utilizar gafas con lentes apropiadas para evitar la sobreexposición a la luz
solar o a destellos muy intensos; usar fuentes de luz adecuadas para cada
tarea; lavarnos los ojos con cuidado y con agua abundante cuando nos piquen;
y descansar periódicamente los ojos mirando hacia lo lejos si se pasa mucho
tiempo delante de la pantalla de un ordenador o una tableta.
• Oídos: la limpieza del exceso de cerumen es necesaria, pero hay que evitar
introducir nada por el conducto auditivo, pues se puede prensar la cera
provocando tapones, generar lesiones en el tímpano o favorecer las infecciones;
evitar los lugares ruidosos; y usar los auriculares con un volumen moderado para
evitar daños en la capacidad auditiva.
• Piel: es importante la limpieza y el aseo diarios; y se debe evitar el exceso de
radiación ultravioleta procedente del sol poniéndonos ropa o usando crema
protectora, pues la radiación puede provocar quemaduras graves e incluso
cáncer de piel.
• Boca: una higiene correcta de la boca no solo implica el cepillado de los dientes,
sino también de la lengua para mantener limpias las papilas gustativas.

Las enfermedades del sistema nervioso


Las causas que producen enfermedades y trastornos del sistema nervioso son muy
diversas:
• Enfermedades infecciosas. Pueden ser causadas por una gran variedad de
microorganismos; por ejemplo, la poliomielitis es una enfermedad producida por un
virus que destruye las neuronas motoras y origina parálisis y atrofia muscular.
• Enfermedades cerebrovasculares. El ictus o accidente cerebrovascular en muchos
casos se debe a la obstrucción repentina de un vaso sanguíneo, lo que reduce el
flujo de sangre y la cantidad de oxígeno en una zona del cerebro. Las células del
tejido nervioso afectadas pueden morir y se produce un infarto cerebral, lo que
altera diferentes funciones nerviosas dependiendo del área del cerebro afectada.
• Enfermedades traumáticas. Tras un accidente se pueden producir lesiones que
afecten a los centros nerviosos, a pesar de estar protegidos por estructuras
óseas. Por ejemplo, la rotura de la médula espinal provoca parálisis en los
miembros inferiores (paraplejia) o en todos los miembros (tetraplejia), según la
altura de la lesión medular.
• Enfermedades neurodegenerativas o desmielinizantes. Son enfermedades que se
caracterizan por una pérdida progresiva de las funciones del sistema nervioso:
- Esclerosis múltiple. Destrucción lenta y progresiva de la vaina de mielina de los
axones que altera la conducción nerviosa.
- Alzhéimer. Está provocado por la destrucción de neuronas, que comienza
con pérdidas leves de memoria, orientación y razonamiento. En estadios
avanzados se producen dificultades en el lenguaje, incapacidad de seguir
instrucciones y cambios en el
comportamiento y en la personalidad.
- Parkinson. Se debe a la muerte de neuronas de las zonas del cerebro
encargadas del control y coordinación del movimiento y de la postura. Los
síntomas más frecuentes son rigidez muscular, temblores en las manos y
alteraciones de la postura y la coordinación de movimientos.

Hábitos saludables para el sistema nervioso


Para que el sistema nervioso pueda llevar a cabo sus funciones correctamente, es
importante seguir unas recomendaciones básicas:
• Mantener una vida ordenada con unos horarios regulares que nos permitan
disponer de tiempo para el ocio y para un correcto descanso, durmiendo, al
menos, ocho horas durante la noche.
• Hacer ejercicio físico para tener un sistema circulatorio sano y, por
tanto, prevenir enfermedades cerebrovasculares.
• Desarrollar las relaciones sociales, ya que ayuda a conservar un cerebro joven.
• Realizar habitualmente actividades intelectuales para mantener un cerebro sano y
resistir las afectaciones que pueden producir enfermedades neurodegenerativas
como el alzhéimer.
• Tomar medidas de protección como zambullirse en el agua con precaución o usar
el cinturón de seguridad y el casco para prevenir lesiones medulares o
craneoencefálicas.
• Evitar el consumo de tabaco, alcohol u otras drogas, ya que su abuso altera el
funcionamiento normal del sistema nervioso.

Enfermedades y hábitos saludables del sistema endocrino


Muchos trastornos del sistema endocrino se deben a la secreción inadecuada de una
hormona, que puede ser insuficiente (hipofunción) o excesiva (hiperfunción). Otras
veces, los trastornos se deben a alteraciones en los receptores. Algunos trastornos
endocrinos son:
• Diabetes mellitus. Se caracteriza por un aumento de la glucosa en sangre, lo que
impide la correcta cicatrización de las heridas, favorece las infecciones y afecta al
sistema cardiovascular, al riñón y a la retina. Existen dos tipos:
- Diabetes tipo I. El déficit de producción de insulina por el páncreas impide que
las células utilicen la glucosa de la sangre.
- Diabetes tipo II. El páncreas produce insulina, pero las células del organismo no
responden a su acción.
• Hipertiroidismo. El exceso de producción de hormonas tiroideas provoca un
aumento del metabolismo que se manifiesta con pérdida de peso, nerviosismo,
insomnio, etc.
• Hipotiroidismo. El déficit de producción de hormonas tiroideas origina una
disminución del metabolismo, que puede producir aumento de peso, cansancio,
frío, alteraciones del sueño, etc.
• Enanismo y gigantismo de origen endocrino. Se deben a una producción
deficiente o a un exceso de producción, respectivamente, de la hormona del
crecimiento por la hipófisis. Hay algunos hábitos y actitudes que se pueden adoptar
para prevenir las enfermedades endocrinas:
• Seguir una dieta equilibrada previene enfermedades, como la diabetes tipo II que
está relacionada con trastornos como la obesidad, y enfermedades provocadas por el
déficit de algunos nutrientes, como los casos de hipotiroidismo debidos a una falta de
yodo.
• Practicar deporte de forma regular y moderada evita factores de riesgo como la
obesidad.
• Ser responsable ante el consumo de sustancias dopantes. Los esteroides
anabolizantes aumentan en poco tiempo la masa muscular y la capacidad de
almacenar energía, pero el cuerpo humano no puede procesar grandes cantidades de
estas sustancias, por lo que aparecen efectos secundarios que afectan a diferentes
órganos y alteraciones de la función reproductora y del comportamiento.

También podría gustarte