Primavera Con Una Esquina Rota: La Novela de Benedetti

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ANTONIO GARCÍA VELASCO (2021): LA NOVELA DE BENEDETTI PRIMAVERA CON UNA ESQUINA ROTA

LA NOVELA DE BENEDETTI
PRIMAVERA CON UNA ESQUINA ROTA

Antonio García Velasco

¿Es Primavera con una esquina rota una novela paradigmática de Mario
Benedetti? Sin duda lo es. Tanto por la temática como por los rasgos estilísticos.
Aunque no se agotan en la relación, los elementos temáticos propios de
la obra de Benedetti son los siguientes:
1. Su país y sus conciudadanos
2. La soledad y la incomunicación
3. El amor y la sexualidad
4. La felicidad
5. La muerte
6. El conflicto generacional
7. La ética
8. Los problemas políticos
9. El exilio
10. La otredad -y en esto conecta con nuestro Humanismo solidario-
11. La religión
12. El fútbol
Exponemos el argumento, para hacernos una idea de esta novela que nos
ayude en la argumentaciones que siguen:
“Santiago, preso político en el Uruguay de la dictadura de 1973 a 1985, escribe
cartas de amor y reflexiones personales a su esposa, exiliada junto a su hija y su
padre en Buenos Aires. Graciela, la esposa, atiende las vicisitudes y necesidades
de su hija Beatriz y a su trabajo para la supervivencia, mientras le apremian las
inquietudes por encontrar una justificación a sus relaciones amorosas con
Rolando, amigo de su marido cuando vivían en Uruguay, también exiliado. Don
Rafael, padre de Santiago, igualmente en el exilio, vive entre la nostalgia y la
atención a su nieta, su nuera y otros exiliados. Cuando Santiago regresa de la
cárcel debido a una amnistía ha de afrontar junto a su familia la realidad que
supone el nuevo amor de Graciela”.

SUR. REVISTA DE LITERATURA Nº 16 PRIMAVERA, 2021


ANTONIO GARCÍA VELASCO (2021): LA NOVELA DE BENEDETTI PRIMAVERA CON UNA ESQUINA ROTA

1. Su país y sus conciudadanos


Como se desprende del párrafo anterior, los personajes de Primavera…
son uruguayos: exiliados en Buenos Aires, encarcelados en la prisión Libertad.

2. La soledad y la incomunicación
La novela comienza, precisamente, con la referencia a la soledad: “Esta
noche estoy solo”. Es el principio de la carta que Santiago escribe a su esposa. En
ella también hablará de la incomunicación:
“Cuando uno está afuera e imagina que, por una razón o por otra, puede pasar
varios años entre cuatro paredes, piensa que no aguantaría, que eso sería
sencillamente insoportable. No obstante, es soportable, ya se ve. Al menos yo lo
he soportado. No niego haber pasado momentos de desesperación, además de
aquellos en que la desesperación incluye sufrimiento físico. Pero ahora me
refiero a la desesperación pura, cuando uno empieza a calcular, y el resultado es
esta jornada de clausura, multiplicada por miles de días. No obstante, el cuerpo
es más adaptable que el ánimo”.

3. El amor y la sexualidad
La novela está salpicada de relaciones de amor: “¿Te das cuenta de que
te extraño?”, le dice Santiago a Graciela en las cartas de amor que le escribe
desde la celda. La reflexión sobre el amor y las relaciones amorosas son una
constante. Por ejemplo, don Rafael, padre de Santiago:
“Graciela no está bien. La noto cada vez más desanimada, más gris. Ella que
siempre fue tan linda, tan simpática, tan aguda. Y lo peor es que creo advertir
que su desaliento viene de que se está alejando de Santiago. ¿Motivos? ¿Cómo
saberlo? Ella lo admira, de eso estoy seguro. No tiene para él reproches políticos,
ya que virtualmente está (o estuvo) en lo mismo. ¿Será que la mujer, para
mantener incólume su amor, precisa, más que la existencia, la presencia física del
hombre? ¿Será que Ulises se está volviendo hogareño y en cambio Penélope ya
no se conforma con tejer y destejer? Quién sabe”.

Pero también están las relaciones de Graciela con el amigo en Uruguay


de Santiago, Rolando, , que ahora en Buenos Aires.
Junto al amor, la sexualidad: observemos la escena donde Graciela habla
con su amiga Celia:
“-Porque en cualquier momento puede haberlo. El hecho de que no sienta
necesidad concreta del cuerpo de Santiago, no significa que el mío esté inerte.
Celia: hace más de cuatro años que no hago el amor con nadie. ¿No te parece
una exageración?
-No sé. No sé.
-Claro, vos tenés a Pedro contigo. Y te va bien. Por suerte. Pero, ¿
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ANTONIO GARCÍA VELASCO (2021): LA NOVELA DE BENEDETTI PRIMAVERA CON UNA ESQUINA ROTA

podés saber qué te habría ocurrido si hubieras pasado cuatro años sin
verlo ni tocarlo, ni ser vista ni tocada por él?
-No sé y no quiero saberlo”.
O tengamos en cuenta el planteamiento de Claudia, en prisión, respecto
a Ángel su pareja. Asistimos a la confidencia de éste con Rolando:

“…cómo iba a gozar de mi vida si sabía que Claudia estaba allá, reventada,
animosa pero malherida, leal pero terriblemente ansiosa? Tengo treinta y dos
años y soy un tipo robusto y sexualmente sano, en pleno vigor. Vos sabés que a
esta edad, si sos normal, es imposible pasar seis años sin tener de vez en cuando
una mujer. Yo también lo sé y Claudia lo sabe y en sus cartas me lo sugería
indirectamente y por otras vías me lo mandaba decir sin ambages: “No te hagas
problemas, Ángel. Yo te quiero como nunca y sin embargo no puedo exigirte
una cosa así. Sos un hombre joven y estás afuera. No podés negarte a lo que
espera el cuerpo. Es tu cuerpo. Yo no voy a sentirme agraviada. Jamás. Te lo
digo en serio. Por favor, creémelo. Después, cuando yo salga, ya veremos qué
pasa. Sí, yo te sigo queriendo como nunca, pero no te quedes sin mujer, no te
condenes a vivir sin cuerpo de mujer. Yo sé mejor que nadie cuánto lo necesitás”.

4. La felicidad
Los personajes piensan y buscan la felicidad. Con Ángel nos plantea la
diferencia entre “ser feliz” y “estar feliz”: “…Por eso te decía hace un rato que
a lo mejor estoy feliz y es eso lo que me vuelve un poco extraño. Estar feliz y
sin embargo no ser feliz. Ah, pero nunca imaginé que el estar feliz incluyera
¿sabés? tanta tristeza”.
Dice: “…y Graciela, por ahora más atormentada que feliz, […] …y
Rolando por su parte, por ahora más desconcertado que feliz”.
Rolando recuerda momentos de felicidad: “No sé por qué hoy estuve
rememorando largamente los veranos en Solís. Era lindo el ranchito y tan cerca
de la playa. A veces, cuando me pongo impaciente o rabioso, pienso en las
dunas y me tranquilizo. En aquellas temporaditas tan calmas, tan parecidas a la
felicidad, ¿quién iba a pensar que después vendría todo lo que vino?”

5. La muerte
La temática de la muerte puede quedar ejemplificada en la siguiente cita
del capítulo “EXILIOS (Penúltima morada”:
La muerte de un compañero (y más cuando se trata de alguien tan querido como
Luvis Pedemonte) es siempre un desgarramiento, una ruptura. Pero cuando la
muerte culmina su asedio en el exilio, y aun si ello sucede en un ámbito tan
fraterno como éste, el desgarramiento tiene otras implicancias, otro significado.
Ese desenlace natural, ese final obligatorio que es la muerte, tiene siempre algo
de regreso. Vuelta a la tierra nutricia; vuelta a la matriz de barro, de nuestro barro,
que nunca va a ser igual a los otros barros del mundo. La muerte en el exilio es
aparentemente la negación del regreso, y éste es quizá su lado más oscuro.
[…]

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Recordemos que entre los lugares comunes que, en el mundo capitalista, rodean
el negocio de la muerte, frecuentemente se habla de la “última morada”. Sin
embargo, para un compañero como Luvis, ésta en que hoy lo dejamos sólo será
la penúltima, ya que su última morada estará siempre en nosotros, en nuestro
afecto, en nuestro recuerdo. Y será una morada de puertas abiertas y ventanas
con cielo”.

6. El conflicto generacional
Amablemente podemos verlo en los momentos en que Beatriz, la hija de
Santiago y Graciela, se enfrenta a ésta:

“-Graciela -dijo la niña, con un vaso en la mano-. ¿Querés limonada?


Vestía una blusa blanca, pantalones vaqueros, sandalias. Los cabellos negros,
largos aunque no demasiado, sujetos en la nuca con una cinta amarilla. La piel
muy blanca. Nueve años; diez, quizá.
-Ya te he dicho que no me llames Graciela.
-¿Por qué? ¿No es tu nombre?
-Claro que es mi nombre. Pero prefiero que me digas mamá.
-Está bien, pero no entiendo. Vos no me decís hija, sino Beatriz.
-Es otra cosa.

O queda implícito tal conflicto o sólo insinuado como actitudes


deferentes ante la vida en la reflexión del padre de Santiago:

¿Cómo juzgar justicieramente a estos neopesimistas, a estos escépticos


prematuros, si no se empieza por entender que sus esperanzas han sido
abruptamente mutiladas? ¿Cómo omitir que a estos jóvenes, segregados de su
medio, de su familia, de sus amigos, de sus aulas, se les ha suspendido su
humanísimo derecho a rebelarse como jóvenes, a luchar como jóvenes? Sólo se
les dejó el derecho a morir como jóvenes.
A veces los muchachos tienen un valor a prueba de balas, y sin embargo no
poseen un ánimo a prueba de desencantos. Si al menos yo y otros veteranos
pudiéramos convencerlos de que su obligación es mantenerse jóvenes”.

7. La ética
Por poner un ejemplo de que la moral, la ética es tema implícito o
explícito digamos que tanto Graciela como Rolando se plantean si su amor es
éticamente correcto respecto a Santiago, esposo y amigo respectivamente. Pero,
en la relación de Beatriz con su compañera de clase, su amiga es un
planteamiento ético: La niñas se han peleado porque

“-Dijo que si papá está preso debe ser un delincuente.


-¿Y vos qué respondiste?
-Yo le dije que no. Que era un preso político. Pero después pensé que no sabía
bien qué era eso. Siempre lo oigo, pero no sé bien qué es.
-¿Y por eso te peleaste?

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-Por eso, y además porque me dijo que en su casa el padre dice que los
exiliados políticos vienen a quitarle trabajo a la gente del país.
-¿Y vos qué respondiste?
-Ahí no supe qué decirle, y entonces le di un golpe.
-Así el papá podrá decir ahora que los hijos de los exiliados castigan a su nena.
-En realidad no fue un golpe, sino un golpecito. Pero ella reaccionó como si la
hubiera lastimado.
Graciela se agacha para arreglarse una media, y quizá también para tomarse una
tregua o reflexionar.
-Está mal que la hayas golpeado.
-Me imagino que sí. Pero, ¿qué iba a hacer?
-También es cierto que su padre no debería decir esas cosas. El sobre todo
tendría que comprendernos mejor.
-¿Por qué él sobre todo?
-Porque es un hombre con cultura política.

En la propia novela en uno de los capítulos llamados Exilios, nos dice el


propio autor: “Unos años antes yo había publicado un ensayo sobre Marcel
Proust y el sentido de la culpa”. Tema de la culpa con relacionado con la ética.

8. Los problemas políticos


La trama novelesca surge precisamente de un problema de represión
política debido a la dictadura implantada en Uruguay en década de los setenta
del siglo XX: unos sufren encarcelamiento y otros exilio. Finalmente una
amnistía pone en libertad a presos políticos como Santiago y otros. Observemos
el planteamiento que se hace Beatriz en relación con su padre preso y la libertad:
“Libertad es una palabra enorme. […] Graciela dice que mi papá está en
Libertad, o sea está preso, por sus ideas. Parece que mi papá era famoso por sus
ideas. Yo también a veces tengo ideas, pero todavía no soy famosa. Por eso no
estoy en Libertad, o sea que no estoy presa”.

9. El exilio
De nuevo es de recordar que la novela presenta la vida de los exiliados,
de quienes tuvieron que salir de Uruguay a causa del régimen político. Dice:
“En los primeros tiempos el exilio era, entre otras cosas, el duro hueso de vivir
distante. Ahora es también el de morirse lejos. La lista tiene ya cinco o seis
nombres. La soledad, las enfermedades o los tiros, acabaron con ellos y quién
sabe cuántos más son ahora tantos menos en el vastísimo país errante”.

Y en la novela hay capítulos precedidos del título “Exilios” en los que


parece hablarnos el propio Benedetti como personaje.

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10. La otredad
La relación con los “otros”, la reflexión sobre la actitud de los demás, el
pensar en las consecuencias de la propia conducta en los prójimos o próximos
aparece en los personajes de esta novela. Por ejemplo, ante la idea de una
amnistía, Santiago piensa en la alegría de encontrarse con los suyos y le
preocupa, sobre todo, la hija, Beatriz: “Y vos y el Viejo, ¿qué piensan de esto?
Por ahora no le digan nada a la nena, no sea que empiece a hacerse ilusiones y
luego todo acabe en una frustración, algo que a sus añitos puede ser
traumatizante”. Pero, sobre todo, tanto Graciela como Rolando se plantean la
reacción de Santiago cuando llegue a Buenos Aires y se encuentre con su
relación amorosa:

“Pero qué hacer cuando llegue Santiago y se abrace de ella y de Beatricita como
de sus razones y sinrazones de vida. Qué hacer. Dónde poner las manos. Hacia
dónde mirar. Qué hacer cuando Santiago abrace a Rafael y éste le acaricie un
poco la nuca porque es un gesto propio de esa generación en retirada. Y sobre
todo qué hacer carajo cuando lo abrace a él y le diga qué suerte duque que estés
aquí, en el avión venía pensando en vos, habrá que empezar a rejuntar el viejo
clan, qué te parece. Y qué cara pondrá Graciela cuando él la mire, en mitad del
abrazo, por sobre el hombro de Santiago. Sin embargo, cree que los peores
momentos van a venir después, cuando Graciela por fin se lo diga y el recién
llegado empiece a reconstruir la escenita del aeropuerto y se halle ridículo a más
no poder y se desprecie y nos desprecie porque todos sabíamos el libreto menos
él y empiece a rehacer los besos que le dio a Graciela frente a mí y el abrazo que
me dio frente a Graciela y va a ser muy duro de remontar ese pasadito que queda
ahí nomás a pocas horas”.

Son importantes las relaciones con los demás, las empatía, el ponernos
en lugar de los otros.

11. La religión
Dios y los asuntos religiosos forman parte de las actitudes humanas.
Nos lo pone de manifiesto la reflexión que hace don Rafael, el padre de
Santiago, ejemplo de la presencia de Dios en las gentes:

“Linda trampa la de Dios. Después de todo, los refranes populares son algo así
como un curriculum divino. Se armó la de Dios es Cristo: virulencia y furia. Dios
los cría y ellos se juntan: conspiración y acoso. Dar a Dios lo que es de Dios y al
César lo que es del César: repartija y prorrateo. Como Dios manda: prepotencia
e imperio. Dios pasó de largo: indiferencia y menosprecio. A Dios rogando y
con el mazo dando: parapoliciales, paramilitares, escuadrones de la muerte, etc.
Cuando Dios quiera: poder omnímodo. Dios nos libre y nos guarde:
neocolonialismo. Dios castiga sin palo ni piedra: tortura subliminal. Vaya con
Dios: malas compañías.

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12. El fútbol
En esta novela podemos encontrar alusiones al fútbol, con lo que el autor
participa de las aficiones de su compatriotas. Es don Rafael quien recuerda:
“Sueño con un pasado lejanísimo, cuando ambos éramos niños (me llevaba un
año, ¿no?) y jugábamos al fútbol en el campito que quedaba atrás de la iglesia,
o cuando en los meses de vacaciones íbamos al Prado en horas de la siesta”.
Afirma Santiago: “…jugar un partido de vóleibol o de fútbol era tan
importante como fundar una dinastía o descubrir la ley de gravedad”.
La propia Beatriz expone sus observaciones: “A los jugadores de fútbol
y a los presidentes siempre los fotografían en los aeropuertos y salen muy
peinados, pero a los toreros casi nunca y mucho menos a los toros”.
Rolando recuerda: “…O sea que hay que pelearles el partido en otra
cancha que no sea la del mero debate político. Hay que pelearles el partido y
meterles goles. Aunque sea desde fuera del área”.
En uno de los capítulos titulado Exilios parece el propio Benedetti,
como un personaje más, quien habla:

“El 30 de noviembre de 1980, día del plebiscito, zancadilla que la dictadura uruguaya se
hizo a sí misma, yo ya no estaba en Alamar, sino en España. Esa madrugada, mientras
las noticias del explosivo triunfo popular iban accediendo a las primeras planas de las
noticias mundiales, pensé muchas cosas, claro, pero entre otras pensé en Alamar, en que
habría sido bueno celebrar allí la increíble goleada.
Y cuando en el siguiente enero fui a La Habana, éste fue el primer tema que toqué con
Alfredo Gravina. Alfredo y yo tenemos varias cosas en común, pero sobre todo dos
muy importantes: la literatura y Tacuarembó, aunque él provenga de la capital
departamental y yo sólo de Paso de los Toros”.

Los rasgos formales


Con independencia de su estructura (alternancia de capítulos centrados
en los distintos personajes y escenarios), la novela está escrita con el español de
Uruguay y el sentido del humor de Mario Benedetti, un sentido del humor que
raya a veces en la ironía y el sarcasmo, conseguido, en ocasiones, mediante
expresivos juegos de palabras, como el de Beatriz:
“O sea que la libertad es una palabra enorme. Graciela dice que ser un preso
político como mi papá no es ninguna vergüenza. Que es casi un orgullo. ¿Por
qué casi? Es orgullo o es vergüenza. ¿Le gustaría que yo dijera que es casi
vergüenza? Yo estoy orgullosa, no casi orgullosa, de mi papá, porque tuvo
muchísimas ideas, tantas y tantísimas que lo metieron preso por ellas. Yo creo
que ahora mi papá seguirá teniendo ideas, tremendas ideas, pero es casi seguro
que no se las dice a nadie, porque si las dice, cuando salga de Libertad para vivir
en libertad, lo pueden meter otra vez en Libertad. ¿Ven como es enorme?

O antes:

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Libertad quiere decir muchas cosas. Por ejemplo, sí una no está presa, se dice
que está en libertad. Pero mi papá está preso y sin embargo está en Libertad,
porque así se llama la cárcel donde está hace ya muchos años. A eso el tío
Rolando lo llama qué sarcasmo. Un día le conté a mi amiga Angélica que la cárcel
en que está mi papá se llama Libertad y que el tío Rolando había dicho qué
sarcasmo y a mi amiga Angélica le gustó tanto la palabra que cuando su padrino
le regaló un perrito le puso de nombre Sarcasmo.

Conclusión
Los temas enunciados, con mayor o menor presencia, caracterizan la
obra de Mario Benedetti, tanto en prosa como en verso. Creemos que para su
novela Primavera con una esquina rota queda suficientemente demostrado que
aparecen. Pero también se podría rastrear la temática en obras como Rincón de
haikus o Nuevo rincón de haikus, por poner un ejemplo de composiciones poéticas
que, en teoría, se han de centrar en la Naturaleza y en momentos puntuales de
la vivencia del poeta en la misma.

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