El Bloqueo Francés

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Lee con atención el siguiente texto:

El bloqueo francés al Río de la Plata


César Hipólito Bacle vivía en la calle Victoria 148. Este francés había llegado al país en
1825. Allí armó un negocio donde retrató lo mejor de la sociedad de entonces. Los hacía en
miniatura y al óleo. Era multifacético: caricaturista de la vida urbana, crítico literario e
investigador científico. En 1829, Rosas lo nombró director de Litografía del Estado.
En aquel entonces Rosas era el gobernador de Buenos Aires, con el ejercicio de las
relaciones exteriores de la Confederación Argentina. Bacle sin embargo se condenó con
una carta en la que se revelaba contenido comprometedor con un funcionario chileno. Se lo
acusó de ponerse en contacto con los unitarios y de vender mapas secretos de las fronteras
argentinas a Bolivia.Al regreso de su viaje, Rosas ya estaba al tanto. Bacle fue encarcelado
y se lo condenó a muerte.Desesperado, le pidió ayuda al cónsul francés y logró que le
cambiarán la pena. Luego de cinco meses preso en las peores condiciones, enfermó y
aunque recuperó su libertad falleció. Los franceses tomaron la muerte de su compatriota
como un insulto hacia el gobierno de su país. La viuda y sus hijos quedaron prácticamente
en la calle. La desgracia de Bacle sería una de las excusas para que Francia aplicase un
bloqueo al Río de la Plata.

Las relaciones diplomáticas entre nuestro país y el reinado de Luis Felipe, el monarca
francés que había ascendido al trono en 1830, empezaron mal. El detonante fue una ley de
1821 que establecía que los ciudadanos extranjeros que tuvieran propiedades en el país,
que ejercieran el comercio, con más de dos años de residencia, podían ser convocados a
ser soldados .Esto no era nuevo: había comenzado en 1815 y comprendía a hombres de
entre 16 y 60 años con más de dos años viviendo en el país.

Desde tiempo atrás, la diplomacia francesa venía solicitando al gobierno que sus
ciudadanos fueran eximidos, tal como ocurría con los británicos. Era cierto: en 1825, cuando
Gran Bretaña reconoció nuestra independencia y se celebró un acuerdo comercial, por el
que los ingleses gozaban de libertad de tránsito, de culto, podían disponer de sus
propiedades, los comerciantes quedaron exentos del pago de varios impuestos y también
quedaron exceptuados del servicio militar. De todas maneras, cuando Rosas asumió el
poder, procuró aplicar la ley en cuestión solamente en casos de necesidad.

La relación con Francia


Durante su segundo gobierno, que comenzó en 1832, las relaciones con Francia no
mejoraron. La actitud del vice cónsul francés Aimé Roger no contribuyó a una relación
cordial, que iba en consonancia con las pretensiones imperialistas de Francia en América.

Roger evaluó que un éxito diplomático lo posicionaría de la mejor manera en la corte de


Luis Felipe. Sin tener las credenciales en orden, Roger, de temperamento arrogante y
agresivo, exigió el fin del servicio militar para los franceses y solicitó la libertad de Pedro
Lavié, un cantinero francés enrolado en la milicia, condenado a cinco meses a la cárcel por
robo.
Apoyaba además la reclamación de la viuda de Bacle y en la lista de reclamos incluyó al
francés Pedro Gascogne a quien el gobierno le había clausurado todos sus negocios al
negarse a contribuir con dinero para una fiesta en honor a Rosas. También exigía que
fueran dados de baja los conciudadanos Martín Larré y Jourdan Pons, que estaban en la
milicia como soldados de Rosas, pero por su propia voluntad.

Rosas ninguneó a Roger. Respondió que para atender dichos reclamos, exigió que fuera
ante un diplomático con las credenciales correspondientes. Roger no las tenía porque
reemplazaba al cónsul que se había ausentado de Buenos Aires.
Roger escribió a su gobierno. Que Rosas era despótico, un tirano, y que el único camino
que quedaba para resolver el problema con él era el de la fuerza.

Empieza el bloqueo

París lo autorizó a usar dos naves del almirante Luis Francisco Leblanc, que estaban en Río
de Janeiro. Roger respondió que dos naves no alcanzaban, que era necesaria una
verdadera demostración de fuerza. Nadie se detuvo entonces en Francia en analizar cómo
se habían dado los hechos, le creyeron a Roger a pie juntillas pero, aún así, le pidieron que
hiciera un último intento con Buenos Aires.

El 7 de marzo de 1838 Rosas recibió a Roger durante dos horas. Ninguno dio el brazo a
torcer. La cosa terminó a los gritos. Que Francia se uniría a los enemigos de Rosas,
amenazó Roger y el gobernador respondió que todo el país lo apoyaría y que los unitarios
desaparecerían.

El 24 de marzo apareció frente a Buenos Aires la flota francesa. Traían tres pretensiones: la
eximición del servicio militar a franceses e indemnización a ciudadanos perjudicados.
Rosas no admitió negociar en una situación de fuerza. Decía que sentaría un precedente y
cualquier país podría hacer lo mismo.

Ante la negativa, Leblanc declaró el miércoles 28 de marzo de 1838 que bloqueaba el


puerto de Buenos Aires y el litoral del río perteneciente a nuestro país. Los franceses
estaban convencidos de que en dos semanas la cuestión quedaría zanjada, ya que la
economía local sentiría fuerte el bloqueo.

Rosas resiste

Rosas ajustó el cinturón. Aplicó fuertes recortes, especialmente en sueldos de funcionarios,


eliminó muchos, entre ellos el suyo propio. Cortó el apoyo económico a la Universidad de
Buenos Aires, a la Casa de Niños Expósitos, a la Sociedad de Beneficencia y a los
hospitales, y que cada uno se proveyera de los fondos con colectas para pagar sueldos,
porque mientras durase el bloqueo, no podía girarle un peso más.

Hizo del bloqueo una causa nacional y corrrio la versión de que Francia pretendía
colonizarnos.Para la actividad agrícola ganadera, el bloqueo fue muy negativa: recién se
estaban recuperando de una increíble sequía que hubo en 1836. Tanto comerciantes
argentinos como extranjeros contribuyeron con un préstamo voluntario.
Para colmo de males, la Confederación, desde principios de ese año, mantenía una guerra
con Bolivia y miraba de reojo los movimientos de los unitarios, que no demoraron en aliarse
a los franceses.El 25 de mayo la ciudad apareció empapelada con carteles con la leyenda
“¡Viva el 25 de mayo!¡Muera el tirano Rosas!”. Su primo Anchorena fue a su casa a
advertirle que había un plan para asesinarlo. Un complot entre unitarios, franceses y
federales, que pasaría a la historia como la conjuración de Maza, que debía estallar en una
acción combinada de insurrección local, a la que se sumaría el desembarco de Juan
Lavalle. Logró desbaratarla y sobrevivir.

Desde su exilio, José de San Martín se enteró del bloqueo. En una carta del 5 de agosto de
1838 a Rosas escribió que si aquel lo creería necesario, esperaría sus órdenes, y que tres
días después “me pondré en marcha para servir a la patria honradamente, en cualquier
clase que se me destine”.

San Martín describió el bloqueo en una carta del 10 de julio como “violento abuso del
poder”. Criticó la actitud de los unitarios, unidos a los franceses: “…no puedo concebir es el
que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se una al extranjero para
humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la
dominación española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”.

El desgaste político en que se vio envuelto Francia, que no veía ningún avance concreto
con el bloqueo, la llevó a ser más práctica y en 1840 se firmó, a bordo del buque francés
Bolonnaise un acuerdo entre el ministro de exteriores Felipe Arana y el vicealmirante
Mackau. En ese acuerdo se estableció que el gobierno argentino reconocería
indemnizaciones a franceses que hubieran sido perjudicados, y cada caso sería estudiado
por media docena de árbitros. Francia levantaba el bloqueo, devolvía la isla Martín García,
que la había tomado en 1838, y de ahí en adelante los ciudadanos franceses tendrían los
mismos derechos que cualquier otro extranjero.

Rosas también de cierta forma salió como ganador ya que los unitarios, al ser ignorados por
los franceses, quedaron librados a su suerte. No sería el fin de la historia. El país sufriría
otro bloqueo. Y en ese sí habría disparos.

1) ¿Cuáles fueron las razones por la que los franceses bloquearon el puerto de Buenos
Aires?

2)

● En 1826 británicos,franceses y argentinos podían ser reclutados como soldados.

● San Martin se ofreció a luchar contra Rosas por su violento abuso del poder.

● Roger tenía una muy buena relación con Rosas y recomendó ser amables con él.

● Los franceses Martín Larré y Jourdan Pons intentaron derrocar al tirano de Rosas

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