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La expresión del deseo femenino en la última poesía latinoamericana. En LA


POESÍA HISPÁNICA DE LOS ESTADOS UNIDOS. Lilianet Brintrup, Juan A.
Epple y Carmen de Mora eds. Sevilla, U...

Chapter · August 2001


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Francisca Noguerol
Universidad de Salamanca
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1

LA EXPRESIÓN DEL DESEO FEMENINO


EN LA ÚLTIMA POESÍA LATINOAMERICANA

Francisca Noguerol Jiménez


Universidad de Salamanca
*Texto aparecido en La Poesía Hispánica de los Estados Unidos. Lilianet Brintrup,
Juan A. Epple y Carmen de Mora eds. Sevilla, Universidad, 2001, pp. 105-122. ISBN 84-
472-0597-5.

Si existe un tema recurrente en la última poesía latinoamericana escrita por mujeres, éste
es el del erotismo. Así se puede apreciar a través de numerosas antologías que han aparecido en
los últimos años realizadas bajo este criterio, en las que se manifiesta la sexualidad femenina en
todas sus variantes -activa o pasiva, pudorosa o agresiva, problematizada o gozosa- pero
siempre utilizada por las autoras en sus textos para subvertir el discurso patriarcal 1.
Al afirmar el aspecto carnal de su identidad, las poetas expresan su libertad,
declarándose sujetos de su propio placer y demostrando cómo sienten las mujeres 2. Este hecho
repercute en un cambio de estrategias textuales que me interesa considerar detenidamente3. En
las siguientes páginas analizaré libros escritos en los últimos quince años (de 1984 a 1999) por
mujeres entre veinticinco y cincuenta años de edad, quienes demuestran algunos perfiles
diferenciables en su escritura de acuerdo con el tema que tratan. Integradas en sociedades donde
"sexual passion and desire threaten the normal, the liveable, the everyday, with all manner of
distraction" (Kuhn 23), estas poetas han sido educadas para actuar "within the conventions and
institutions of heterosexual courtship, marriage, and family" (Kuhn 23).
Por ello, se apoderan de lenguajes y temáticas hasta ahora vedados a su sexo, siendo el
referente erótico uno de sus principales centros de militancia. Para tratarlo, hacen uso de
elementos considerados propios del discurso masculino como el sarcasmo, la violencia verbal o
las parodias de la tradición. A veces llegan a la procacidad y el insulto, pero siempre intentan
obviar la queja convencional, que colocaba a la mujer en una actitud de sumisión y espera frente
al poder masculino.

1
Destacamos entre otros los trabajos editados por Fernández Olmos, Manca, Forgues y Pfeiffer.
2
Utilizo el término "poeta" y no "poetisa" por las connotaciones cursis y pueriles que siempre ha
acogido el segundo término. Para una discusión más extensa sobre el porqué de esta elección en la crítica
literaria contemporánea vid. Reisz (41-45). El excelente libro de la profesora Reisz me sirvió de estímulo
constante para la realización de este ensayo.
2

La escritura de estas autoras parece responder a las propuestas realizadas en los años
setenta por Hélène Cixous (Cixous 1975) y Luce Irigaray (Irigaray 1974), quienes proponían
una ruptura con la cultura androcéntrica y el establecimiento de un discurso femenino en el que
se destacara el cuerpo de la mujer y su sexualidad alienada. Para estas autoras, el
reconocimiento de la especificidad del erotismo femenino conlleva una nueva poética expresiva,
una escritura desplazada que rompe con las convenciones estéticas tradicionales. Comienzan
diferenciando la sexualidad masculina -directa y objetivada en la posesión sexual de la amante-
de la femenina -más pendiente del aspecto sensual y presente en toda la geografía corporal de la
mujer-. Así lo señala Luce Irigaray:
El sexo de la mujer está en todo su cuerpo (...). La geografía de su placer
es mucho más diversificada, múltiple en sus diferencias, compleja, sutil, de lo
que se ha imaginado (...) dentro de un imaginario que está demasiado centrado
en lo único y lo mismo (Irigaray Sèxe 28).
y lo refrenda Francesco Alberoni:
El erotismo femenino, de por sí, tiende a una estructura continua,
eternamente recurrente, como la música oriental que no tiene principio ni fin. O
como el jazz, constituido por múltiples variaciones, pero sin ningún cambio
brusco, radical, y sin la apariencia de una diversidad absoluta. El erotismo
masculino, en cambio, tiende a la discontinuidad, a la revelación de lo diferente,
de lo totalmente nuevo (Alberoni 224)4.
Pero veamos ya la expresión del erotismo en estas autoras. El deseo femenino se
genera con la caricia lenta y parsimoniosa. La chilena Heddy Navarro se queja de la rápida
embestida masculina utilizando imágenes marítimas. Convierte las olas de la creciente
excitación -una imagen muy frecuente en esta lírica- en una "pleamar" que avanza con los
juegos sexuales anteriores al coito. De ahí el título de su poema:

PREAMAR
Los cochayuyos
resisten la arremetida de las olas
mi piel persevera en orillarse contigo
Pero tú mi macho
todo lo inseminas
hasta los pequeños moluscos
que escondo entre mis dedos (Navarro Poesía reunida 34).

3
En mi artículo "La voz de Marcela: mujer y poesía en la literatura hispánica del Siglo XX", he
analizado algunos otros aspectos relacionados con las innovaciones temáticas y formales que presenta la última
poesía latinoamericana frente a discursos anteriores (Noguerol 217-243).
4
En este sentido puede consultarse también a Rubin (7-29).
3

La nicaragüense Gioconda Belli pide paciencia al amante en "Pequeñas lecciones de


erotismo", un texto basado en los versos largos y sin puntuación, de ritmo tan cadencioso como
los espacios del amor que explora:

I
Recorrer un cuerpo en su extensión de vela
es dar la vuelta al mundo...
No es tarea fácil -sí placentera-
No creas hacerlo en un día o noche de sábanas
explayadas
Hay secretos en los poros para llenar muchas lunas

II
El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado
Encuentras un astro y quizás deberás empezar
Corregir el rumbo cuando nubehuracán o aullido
profundo
Te pongan estremecimientos
Cuenco de la mano que no sospechaste.

III
Repasa muchas veces una extensión
Encuentra el lago de los nenúfares
Acaricia con tu ancla el centro del lirio
Sumérgete ahógate distiéndete
No te niegues el olor la sal el azúcar
Los vientos profundos cúmulus nimbus de los pulmones (...)

IV
Instálate en el humus sin miedo al desgaste sin prisa
No quieras alcanzar la cima
Retrasa la puerta del paraíso
Acuna tu ángel caído revuélvele la espesa cabellera
con la
Espada de fuego usurpada
Muerde la manzana (...) (Zamora 325).
Una petición similar permea "Paciencia" de la chilena Marjorie Agosín, breve texto que
alcanza una inusitada intensidad gracias a la "antipoética" palabra que le sirve de conclusión:

Si con paciencia
me tocas
los muslos
encontrarás
la luz de
4

las hojas,
los sueños
del cloroformo (Agosín 19).
La mujer ha dejado de ser objeto para detentar un rol activo en la relación sexual, donde
demanda y obtiene placer. Pero este camino es difícil y largo. Resulta común encontrar entre las
poetas que comenzaron a escribir en los setenta la asunción del discurso erótico del Cantar de
los Cantares. Representan la entrega amorosa, total, bajo el modelo literario de la Sulamita,
primera mujer que habla de su propio deseo en nuestra tradición literaria pero que -por la
interpretación de estas poetas- confiesa obtener el goce físico gracias al amado. Así ocurre en el
poemario de la costarricense Eunice Odio Los elementos terrestres (1984), y en muchos de los
primeros textos de Gioconda Belli. En este sentido resulta bastante significativo "Biblia":
Sean mis manos como ríos
entre tus cabellos.
Mis pechos como naranjas maduras.
Mi vientre un comal cálido para tu hombría.
Mis piernas y mis brazos sean como puertas,
como puertos para tus tempestades.
Mi pelo como algodón en rama.
Todo mi cuerpo sea hamaca para el tuyo,
y mi mente tu olla,
tu cañada (Belli Ojo 14)5.
Entre las más jóvenes, las hablantes poéticas que se entregan al amor según parámetros
tradicionales son conscientes de la pasividad de su actitud. Por ello asumirán formas de
colonización en su discurso y presentarán al hombre como un peligroso invasor por el que
acabarán esclavizadas. Es el caso de la chilena Rosabetty Muñoz, quien se definirá a sí misma
con "Vocación de abrazo para el hijo del pirata./Vocación de túnel/ y de humedad" (Muñoz 19),
y reunirá los siguientes poemas bajo el significativo título de "Invasiones" :

CONQUISTA
Con maestría el forastero
se me acerca a la orilla
y ordena el plumaje de sus alas.
El eros sostenido en una cuerda
explotando ocultamente.
Sin frenos, de dientes afilados
5
Véase la importancia de la identidad mujer/naturaleza en el texto de Belli, que se repite en muchas
otras autoras y que da la razón a Evelyn Fox-Keller cuando, oponiéndose al discurso científico, por el que el
investigador tiene como misión controlar la Naturaleza, señala que la mujer, en su conjunción de siglos con la
Materia, no la intenta dominar sino relacionarse eróticamente con ella (Fox-Keller 8).
5

asidos -graves- al hilo del amor (Muñoz 11).

EXPUESTA
Prontos a herir
se amontonan en las afueras de mí.
Un ojo sobre otro.
Me voy a ellos con los brazos abiertos.
No vaya a ser
que no me alcancen.
No vaya a ser
que el dolor de sus colmillos
me sea negado
para siempre (Muñoz 23).
Pero la actitud más frecuente en estas autoras implica la asunción de un rol activo. Así
ocurre con la expresión gozosa del deseo que abre muchos poemarios, y de la que resulta buena
muestra la siguiente parodia de las oraciones y enseñanzas cristianas realizada por la venezonala
Cecilia Dulcey, donde se invierten los valores tradicionales en una provocadora mezcla de
"Gloria", "Ave María" y "Credo":

Gloria a la lujuria
parece gritar el sol sobre la playa:
bendita tú entre todos los pecados
porque mantienes vivaces
los cuerpos y las almas
y en desasosiego perenne los espíritus.
Yo creo en ese sol soberbio
en ese sol lleno de ardores
sol de las especies
que calienta la piel
madura el fruto
colorea las espigas, la madera
y quiebra audazmente sus rayos
en las olas de la sangre (Dulcey 23).
Como señala Ann Kaplan en relación a las mujeres, "if we have to have sexual pleasure,
it can only be constructed around her objectification, it cannot be a pleasure that comes from
desire for the other (a subject position) -that is, her desire to be desired" (Kaplan 316). Este
hecho explica que la boliviana Blanca Wiethüchter escribiera un poema encabezado por el
epígrafe de Lezama Lima "El que escoge/inmoviliza lo escogido", donde una mujer sumisa
acepta pasivamente su rol de objeto (Wiethüchter 25-26). La contestación a este texto se da unas
páginas más adelante:
6

Elevada
por un encendido rumor de río
esa mujer de verde cabellera
cantaba a su elegido:
-Alabo tus barbas
que inducen mi piel al acecho.
Alabo tu pecho
que rocíos mis labios rozan
la explanada de tu vientre
la bandada de pájaros en mi sangre
su acento
me incita
desciendo
abajo
ladera abajo
a la húmeda espesura
donde gloria de ave
serpiente
se alza columna
árbol
que prodiga esperas y bodas
río que abre su cauce
y arrasa y abraza
distancias
enlaza
destinos
semeja
del verso y reverso
mismos los cuerpos se mecen
y cede sin prisa
solitud
a una araña
más sola
que una araña (Wiethüchter 43-44).
La chilena Alicia Galaz-Vivar Welden pide la igualdad a través de un poema donde la
coincidencia de los nombres refleja el equilibrio entre los amantes:
JUANA AMA A JUAN
En rito erótico bipartito
la sábana de la noche
extiende sus especulaciones (Galaz 28).
En "Pavana", la misma autora explicita los sensuales juegos del amor erigiéndose a
veces en "hembrarreina" y otras en "corderillo":
7

Me das a beber del caño con tus manos


como iluminado en el rito de sembrar la verdad,
en tanto ensayamos las formas crecientes del deseo
que me erigen en hembrarreina (...).
La voz salpica las paredes,
yo cojo tu estambre rojo entre mis yemas,
tú deslizas tus dedos por mis dos hongos
y alimentándonos cércote como loba (...).
Y eres mi padre y eres mi hijo
y eres el perro hambriento que yo esclava esclavizo
y sucumbes con mi lengua por la punta de tu nariz.
Otra vez loba me haces y cordera,
perro hambriento nuevamente y corderillo,
mamón eres por ciencia de ungimiento
al aviso de mi tráquea gutural.
Son un río de crecida el deseo y la ternura,
los puentes ceden, braceo hacia arriba y tú me inundas (Galaz 29)6.
Heddy Navarro revierte la tradición haciendo beber al amante de su costilla:

Bébeme la costilla
en el charco que nos mira
tan iguales
los dos ya no cabemos
en el huevo que nos ata (Navarro Poesía reunida 100-101).
Muy significativos resultan los poemas dedicados a prácticas sexuales "heterodoxas"
como el autoerotismo o el sexo oral, temas muy frecuentados en los últimos poemarios escritos
por mujeres porque subvierten los roles tradicionales desde la base. La chilena Soledad Fariña
ofrece un buen ejemplo de este hecho en "Saciar su hambre", texto cargado de sensualidad, en el
que la disposición tipográfica subraya los momentos climáticos y la ausencia de puntuación
refleja el "continuum" del deseo en la práctica del cunnilingus:

SACIAR SU HAMBRE
(de esencia)

pide la lengua

Violento el paladar acoge su deseo


apretando mi gajo que escurre su secreto
mi dejo amargo escurre Las comisuras
llenas de escenas innombrables
6
El tono erótico-místico de esta autora es muy semejante al utilizado por la española Ana Rossetti en
Devocionario (Rossetti passim).
8

Surge savia desde pozos profundos Intenta


la lengua caracoleando abrirse entre corrientes
tibias frías
Surge zumo que estruja la memoria
aconchada en la ciénaga (Fariña 12).
Alicia Galaz concluye Oficio de mudanza, donde ha incidido continuamente en el tema
de la soledad, con un irónico texto dedicado a la masturbación. Su ritmo sincopado y veloz,
expresión de la ansiedad que permea cada verso, se fundamenta en recursos como los
encabalgamientos abruptos, los ceugmas y los paralelismos sintácticos:

MULADAR
Mujer que te desnudas para tocarte y que te toque
la mano del deseo, furiosa de soledad y de miedo
hasta el aturdimiento, hasta la hora cero
de un vacío anticipado en el hueco de una fosa,
en la oquedad de palabras no pronunciadas.
Deshecha en un ovillo mendicante, precipitadamente
marchita y claudicante, sumida en el limbo
de la noche perfecta, en el pozo de la indefensión
del sexo, yo te proclamo fortificación del extravío,
espuma y cogollo de la andancia, paso perdido,
llaga del sol y verano abortado. Convicción
demasiado clara para desafiarla de pie y a solas sin
la musiquilla y aquel cielito que te tienen prometido (Galaz 32).
Su compatriota Cecilia Vicuña refleja de nuevo el deseo insatisfecho en Luxumei o el
traspié de la doctrina (1983), rompiendo el canon femenino en textos como el siguiente:
Soy de cuatro patas
preferentemente,
las ramas
me saldrán por la piel,
estoy obligada a ser
un ángel con la pelvis
en llamas (Vicuña 62).
Carmen Berenguer recurre a la alusión intertextual -la protagonista de La gata sobre el
tejado de zinc, del dramaturgo estadounidense Tennessee Williams, canonizó la sexualidad
femenina insatisfecha desde la publicación de la pieza teatral- al titular su poema "La gata sobre
la fonola helada":

Esperé toda la noche


Los demás copularon hasta el amanecer
9

La nieve derrite su sol


Ardiente primavera
Pero esta gata estuvo sola
revolcándose
en la fonola helada (Villegas 76).
La defensa de la dignidad femenina se manifiesta en textos que deconstruyen los
modelos establecidos. Gioconda Belli reivindica el derecho de la mujer madura al erotismo en el
irónico "No tengo las piernas de la Cindy Crawford":

(...) Modestia aparte: ¿Será su cuerpo tan perfecto


capaz de los desaforos del mío,
brioso, gentil, conocedor de noches sin mañana,
de mañanas sin noche,
sabio explorador de todos los rincones de tu geografía?

Pensalo bien, Evaluá lo que te ofrezco.


Cerrá esa revista
y vení a la cama (Belli Apogeo 12).
Frente a ella, Alicia Galaz utiliza un lenguaje antipoético ante un esposo infiel, del que
no se tolera su actitud y que aparece ridiculizado en cada verso:

ESPOSO EROTICUS
Como recién nacido que regüelda la leche duermes
y en el lecho y en el sueño te estiras y te hundes.
Recién nacido para que alguien te destete
y sigas en la misma postura.
Tu cabeza desmelenada se desplaza como un río
-cama abajo- por la pendiente del limbo.
Engañador, metafísico de café,
con tu mirada fija en la blandura sexual
de las guías nectarinas de la falda,
eres, al viento y al abusivo polen,
el magnífico de las azoteas veraniegas.
Buscas la conversación intencionadamente ambigua.
Siempre habrá mujer que llegue a la cuadratura
del círculo de tu pecho:
ero-to-mano, eros-to-ombligo, ero-to-ad-infinitum (Galaz 12).
La militancia contra el machismo se percibe en poemas que subvierten el canon
masculino. Es el caso de "Acerca de aquellos hombres", donde Heddy Navarro describe a su
anti-héroe, sobre el que "nunca quisiera escribir un poema" (Navarro Poesía reunida 3-4):
10

Acerca de aquel hombre que olvida


las nalgas desnudas de su mujer
y cubre su cuerpo con pijama de franela (...)
Acerca de aquel hombre que recibe
su cuota de amor
en la ventanilla de las noches
como indiferente y cabizbajo
cobra su cheque miserable
un jubilado (Navarro Palabra 9)7.
Se repiten los textos en los que la mujer asume el papel activo a la hora de la seducción.
La misma autora invita al amante a dejar los libros y a gozar de los placeres sensuales
adoptando el rol de "pescadora":

INVITACIÓN
Deslizo mis pestañas
por una puerta de librería
el ojo extiende su espinel sin
carnada
a puro remo vuelvo a buscarte
por si quieres comer conmigo
en vez de esa sopa de letras
esta sierra a las brasas (Navarro Poesía reunida 33).
La lucha política y el rol sexual activo se funden en la costarricense Ana Istarú:

Lo mato y lo remato
con mi sexo abierto y rojo,
manojo cardinal de la alegría,
desde esta América encarnada y encendida,
mi América de rabia, la Central (Fernández Olmos 168).

Y en Daína Chaviano, quien desde Cuba propone al hombre la revolución mientras lo


posee:

Como un río te fornico a lecho abierto.


Una casa enorme en tus brazos
imagino.
A tu grupa regreso.
A tu grupa
de raza cabalgante en pleno vuelo.
7
En este sentido, Belli invierte el paradigma femenino abriendo "Receta de varón" con el epígrafe
"parafraseando a Vinicius de Moraes que nos dejó su receta de mujer" (Belli Apogeo 47-49), e "Ideal del eterno
masculino: machus erectus ad aeternum", con la frase "A Francisco de Asís Fernández, en respuesta a su Eterno
Femenino (Belli Apogeo 101-102).
11

Soy yo quien te poseo.


Soy yo quien te propone
beso a beso
una revolución (Fernández Olmos 175)8.
El último paso en este camino de liberación lo dan las poetas que se permiten ironizar
sobre los arquetipos históricos y literarios. De este modo, Las "heroidas" pasivas cambian su
discurso. Belli presenta en Apogeo una nueva Penélope, que exige su cuota de amor al
olvidadizo Odiseo en "Peligro de los mares":

(...) Es menester que regreses


y que de nuevo descubramos
las pasiones capaces de hundir
la entera flota aquea
y sus penachos multicolores (Belli Apogeo 24).
La guatemalteca Aída Toledo se venga de la tradición presentando una Ariadna
consumida de pasión por el Minotauro frente a un deseo impotente:

(...) Nuestro efímero


Orgasmo
Continuamente
Me hace recordar
Al Minotauro
¿Lo entiendes Teseo? (Toledo 52).

En la misma línea, subvierte el cuento de Caperucita Roja en "Monólogo interruptus",


desenmascarando las intenciones non sanctas de la niña y la incapacidad sexual del lobo:

que no somos dueños de nada


que regresas mañana o no regresas
que tienes miedo de mis uñas tan
larrrrrrrrrrrrrrrgas
y de mi mirada lasciva

que para qué esa boca tan grande


y esos labios bembosos

que para qué


que para comerme todita dices

8
Con esta actitud se invierten los papeles asumidos por las poetas de los setenta, especialmente patente
en las sandinistas nicaragüenses, quienes coincidían en comprometerse políticamente gracias a sus amantes (vid.
Belli, Zamora, Najlis o Murillo entre otras).
12

ni lo pienses caperuza
ni lo pienses (Toledo 38)9.
En relación a los cánones literarios, la venezolana Yolanda Pantín rechaza los tópicos de
la poesía erótica desarrollados por su coetáneo colombiano Juan Gustavo Cobo Borda,
contestando al texto entrecomillado con el que inicia "Pliegue de la puerta":

"es áspero y se pliega


tu vello
en la yema de mis dedos
en la punta de la lengua
el sabor de tu sexo
gruta plena"

Cualquier mujer
suspira
recoge el cabello
en el hueco de la nuca
aspira la axila
del que ama o desea
desesperadamente
plena
gruta húmeda
mas no cualquiera
deviene
gruta mancillada
y no siempre
la lengua
ni la punta
recoge
el vello
pliegue
de la puerta (Pantín 64).

En un ejercicio muy similar, Marjorie Agosín dedica "Ritual de mis senos" a Pablo
Neruda, con lo que enfatiza la impronta en su texto del famoso poema residenciario "Ritual de
mis piernas". Sin embargo, en sus versos el referente masculino se desplaza al cuerpo de la
mujer, y la exultación sensual original da paso al sentimiento de soledad y abandono:

9
Los cuentos de hadas, textos que han contribuido enormemente a que las mujeres aceptaran su papel
secundario en la sociedad desde muy pequeñas, están siendo cuestionados en la segunda mitad del siglo XX por
autoras tan reconocidas como la británica Angel Carter en The Bloody Chamber o la argentina Luisa Valenzuela
en "Cuentos del Hades", dentro de su libro de relatos Simetrías.
13

(...) Mis senos,


guardan en su similitud,
dos soles incesantes
un conjunto de arenas rosadas
y se agrietan al alimentar el mundo,
al exhibirse solitarios
por un poco de pan y de miseria (...) (Agosín 83).
La peruana Rosella Di Paolo da una vuelta de tuerca a la "Noche oscura del alma" de
San Juan de la Cruz en "La noche oscura", relato de una mudanza nocturna sustentado en la
polifonía de voces y en la fusión de dos discursos poéticos opuestos:

(...) En una noche oscura


seis cajas de libros, un vestido, la máquina
de escribir con ansias, en amores inflamada.
Mi madre gritando en la escalera, mis hermanos
los pelos arrancados
¡que no lo sepa nadie!
¡oh dichosa ventura!
una mujer sola, en Lima, qué dirán
salí sin ser notada
qué dirán: puta en ciernes
estando ya mi casa sosegada (Reisz 67)10.
En conclusión, a lo largo de las páginas anteriores se han rastreado las estrategias
utilizadas en la más reciente poesía femenina para expresar el carácter singular del deseo en la
mujer. Permítaseme concluir con un poema de Rosabetty Muñoz, generado a partir de imágenes
cargadas de lirismo y con estrofas cercanas a la estructura del "haiku", que sintetiza
perfectamente el núcleo de mi exposición:
DESEO
El deseo es un barco poderoso
arriando anclas y cadenas
en medio de la noche.

Estallando con el estrépito de las posibilidades.


Bajo el silencio crispado
el ansia apenas perceptible.

Es también, el despliegue de luces

10
La española Carmen Conde realizó un ejercicio parecido al de di Paolo comentado por Christine
Arkinstall en "Desmitificando el misticismo: Carmen Conde y La noche oscura del cuerpo" (Arkinstall 189-
208).
14

en las islas de canales tan angostos


donde un barco, más que navegar
acaricia (Muñoz 57).
BIBLIOGRAFÍA CITADA
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