Los Principio S General Es Del Amparo

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CAPÍTULO PRIMERO

Los PRINCIPIOS GENERALES DEL AMPARO

l. Los procesos del juicio de amparo ...................... 21


11. Los supuestos de procedencia ............................. 23
CAPÍTULO PRIMERO

Los PRINCIPIOS GENERALES


DEL AMPARO

E
L TEMA de los supuestos de procedencia del
juicio de garantías se estudia, en concordancia
con la mayoría de los autores, dentro del
capítulo relativo a los llamados principios generales
del juicio de garantías, los cuales son un conjunto de
reglas jurídicas, de postulados que regulan tanto la
preparación y la procedencia de la acción como el
procedimiento del juicio respectivo, la resolución
que se dicta, y la ejecución de las sentencias de
amparo.

Esto es: los principios generales de la acción


constitucional se refieren, en un primer momento,
tanto a su preparación como a su procedencia; de
ahí tenemos, por ejemplo, el principio de definitividad
que, en términos amplios, sustenta que la acción de
amparo será procedente respecto de actos de
autoridad, únicamente cuando no exista algún
recurso legal o medio de defensa por virtud del cual
los actos reclamados puedan ser revocados o
modificados. En este sentido, el principio de
definitividad se refiere a la preparación o
procedencia inicial del juicio constitucional, como
requisito de procedibilidad de la acción.

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De igual forma, regula al juicio de amparo en
el procedimiento, el principio de prosecución judicial,
conforme al cual la acción de amparo se tramita
mediante juicio seguido, en el caso mexicano,
principalmente ante las instancias que conforman el
Poder Judicial federal. Es éste uno de los principios
fundamentales del sistema de división de poderes
en nuestro país, pues no siempre se ha reconocido la
facultad de revisión constitucional al Poder Judicial,
ya que han existido y existen países en los cuales
ésta se delega a un órgano diferente, como la
asamblea legislativa nacional o un órgano
especialmente establecido para tal efecto, como fue
en nuestro país el Supremo Poder Conservador.

El principio de estricto derecho rige el dictado de


la sentencia de amparo, pues mandata que el
juzgador de garantías únicamente debe analizar el
acto reclamado a la luz de los conceptos de violación
o agravios que expresen el quejoso o las partes
intervinientes, y dictar la sentencia conforme al
planteamiento que hagan del asunto en cuestión.

Obedece también la sentencia de amparo al


llamado principio de relatividad que sostiene,
fundamentalmente, que la sentencia solo afectará a
las partes que intervinieron, sin la posibilidad
jurídica de que un tercero extraño al proceso
pueda verse perjudicado o beneficiado con la
resolución.

Por supuesto, la mayoría de los principios que


rigen el juicio de amparo tienen sus excepciones, que
no comentaremos ahora por no ser nuestro objeto
de estudio.

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De suerte que el tema que abordaremos se
inscribe dentro de la temática de los llamados
principios generales, específicamente los que rigen
la procedencia de la acción, pues los artículos 114 y
158 de la ley relativa establecen las hipótesis en las
cuales la ley permite el ejercicio de la acción, bien
sea en la vía indirecta o en la directa.

l. Los procesos del juicio de amparo

Sabemos que el juicio de garantías no es un


proceso unitario, sino que el legislador ha
determinado establecer dos tipos de procedimientos
que se siguen en su trámite.

La diferencia de regulación obedece al tipo de


actos impugnables en uno y otro casos. Lo que
distingue básicamente al proceso de amparo directo
del de amparo indirecto, en cuanto al trámite
procesal que se ha de seguir, es que en el primero
las partes no tienen la posibilidad de ofrecer y rendir
pruebas; en cambio, en el proceso de amparo
indirecto, sí les es permitido.

En los supuestos de procedencia del juicio de


amparo directo, los actos rebatibles son de naturaleza
jurisdiccional y generalmente de tipo judicial; o sea,
sentencias definitivas, laudos y resoluciones que
ponen fin a un juicio, dictadas por tribunales
judiciales, administrativos o del trabajo. Como este
tipo de veredictos presuponen la existencia de un
procedimiento de naturaleza jurisdiccional, donde
las partes tuvieron la posibilidad de ofrecer y rendir
las pruebas que se relacionaban con el fondo del

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asunto, el legislador establece un medio rápido y ágil
para que los tribunales colegiados de circuito tengan
la posibilidad de analizar, con los elementos que
obran en el expediente, la constitucionalidad de los
actos de autoridad impugnados, pues sería ilógico
que en esta fase se permitiera a las partes llevar
pruebas nuevamente.

En cambio, por el tipo de actos que se combaten


en el amparo indirecto, al no ser sentencias
definitivas ni resoluciones que pongan fin a un juicio
y, por tanto, no existir en algunos casos un
procedimiento jurisdiccional, se permite a las partes
ofrecer y rendir pruebas, pues a través de ellas
aportarán elementos que posibiliten comprobar la
inconstitucionalidad de los actos de autoridad se
reclaman.

Dicho en otra forma: la inconstitucionalidad de


los actos de autoridad que se impugnan en amparo
directo se demuestra con argumentos lógico-
jurídicos, esto es, evidenciando los agravios que
causa al particular dicho acto, y que en materia de
amparo se denominan conceptos de violación; y no
es necesario aportar prueba alguna para comprobar
dicha inconstitucionalidad, porque ésta puede ser
analizada del contenido del propio acto y de las
constancias que obran en el expediente.

En cambio, la inconstitucionalidad de los actos


de autoridad que se rebaten en amparo indirecto se
demuestra con agravios y, además, en la mayoría de
las veces, es necesario aportar elementos que la
comprueben ya que, insistimos, este vicio no puede
ser analizado exclusivamente con las constancias que

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obren en el procedimiento del cual emana el acto que
se reclama, sino que es necesario que el quejoso
abone los medios de prueba que la ley permite.

Por supuesto lo aquí afirmado es relativo, pues


también existen actos de autoridad impugnables en
amparo indirecto respecto de los cuales se puede
analizar su inconstitucionalidad con los elementos
que existen en el propio expediente del cual emanan.

Otra de las razones para que en el juicio de


amparo indirecto se permita el ofrecimiento y
desahogo de pruebas es que, en algunos supuestos,
existe la carga procesal para el quejoso de acreditar
la existencia del acto reclamado y su interés jurídico.
De ahí que se contemple este derecho procesal para
tal efecto.

Entonces, el objeto de la prueba en los juicios


de amparo indirecto se limita a tres finalidades:
demostrar la existencia del acto reclamado, el interés
jurídico del quejoso, y la inconstitucionalidad de
dicho acto.

Mientras que, por la propia naturaleza de los


mismos, en los juicios de amparo directo es difícil
imaginar la posibilidad de controversia respecto de
la existencia misma del acto reclamado y el interés
jurídico del quejoso.

11. Los supuestos de procedencia

La procedencia del juicio de garantías está


condicionada a la satisfacción de los requisitos que

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la ley exige para que el gobernado pueda
válidamente promoverlo, y es independiente de la
garantía que el promovente invoque, y el derecho
sustancial que trate de defender. Ello se debe a que
en materia de supuestos de procedencia solo se mira
a la calidad y a las características del acto reclamado,
y obliga a las instancias competentes a admitir la
reclamación planteada y decidir si el acto que la
provoca incurre o no en las violaciones
constitucionales que el concepto de violación aduce,
siendo este último aspecto una cuestión de fondo.

De esta suerte, la procedencia del juicio de


amparo depende de la idoneidad del acto que se está
reclamando y, principalmente, del momento en que
se reclama, cuestión independiente del problema de
fondo planteado.

De ahí que la procedencia del juicio


constitucional esté supeditada a la concurrencia de
ciertas cualidades intrínsecas del acto que el
promovente reputa violatorio de sus garantías, pues
la Constitución General de la República y la Ley de
Amparo han estimado conveniente restringir,
mediante reglamentación limitativa, la procedencia
de la acción de garantías, con la finalidad de evitar
su abuso, que suele traducirse casi siempre en el
entorpecimiento de la actuación de las autoridades
y, para tal efecto, la ley fija detallada y limitadamente
los casos en que las violaciones de garantías
constitucionales pueden ser sometidos a la acción de
amparo.

Las hipótesis generales de procedencia de los


juicios de amparo se encuentran reguladas por los

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artículos 114 y 158 de la ley respectiva. El primero
sistematiza la procedencia del juicio de amparo
indirecto, y el segundo la del juicio de amparo
directo.

En términos muy amplios podemos establecer


como regla generalmente válida que el amparo
directo procede en contra de sentencias definitivas,
laudos y resoluciones que pongan fin a un juicio,
dictados por tribunales judiciales, administrativos o
del trabajo, y respecto de los cuales no proceda
ningún recurso o medio de defensa ordinario por
virtud del cual puedan ser modificados o revocados.

Decimos que en términos muy amplios es ésta


la regla general, porque existen casos en los cuales
las sentencias definitivas pueden ser impugnadas a
través del juicio de amparo indirecto, como cuando
el quejoso alega no haber sido citado a juicio o
haberlo sido indebidamente, sin haber comparecido
en ninguna etapa al proceso de origen. En este caso,
aparte de la impugnación de la sentencia como acto
reclamado, en amparo indirecto deberá impugnarse
también el inexistente o indebido emplazamiento a
juicio, junto con actuaciones en el propio proceso y
seguramente también actos de ejecución de
sentencia.

Por otra parte, los supuestos de procedencia del


juicio de amparo indirecto se dan por exclusión, esto
es: si no estamos ante la presencia de actos de
autoridad que sean sentencias definitivas, laudos o
resoluciones que pongan fin a un juicio, nos
encontraremos ante los supuestos de procedencia del
juicio de amparo indirecto; todo ello, en términos de

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lo establecido por el artículo 114 de la Ley de
Amparo.

¿Por qué decimos que en términos del artículo


114 de la Ley de Amparo? Porque no basta que no
sean sentencias definitivas, laudos o resoluciones que
pongan fin a un juicio para que automáticamente sea
procedente el juicio de garantías indirecto, sino que
habrá que sujetarse a las disposiciones contenidas
en el artículo mencionado.

En otras palabras: no todos los actos de


autoridad son impugnables a través del juicio de
garantías. Determinado tipo de actos de autoridad
no admiten impugnación en amparos directo ni
indirecto, pues el legislador quiso que no fueran
impugnables a través de este medio para evitar que
se entorpeciera el trámite de ciertos procedimientos
o que el juicio de garantías fuera utilizado como
subterfugio para evadir el cumplimiento de órdenes
legítimas de autoridad. Por ejemplo, no son
impugnables en ninguna vía los actos procesales
emanados de un juicio que no conlleven ejecución
de imposible reparación sobre las personas o las
cosas ni afecten las defensas del quejoso.

La procedencia de la acción constitucional


contra actos de autoridad -generales o particulares-
que violan las garantías individuales, no es
automática, ya que no ocurre respecto de todas las
leyes ni todos los actos de autoridad que transgreden
los derechos fundamentales, sino que el sistema ha
tenido que ser pulido y perfeccionado para
determinar la procedencia con la mayor precisión
que le ha sido posible al legislador.

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Recapitulando: las fracciones m, y rv del artículo
107 constitucional designan directamente y en
términos muy amplios, los actos susceptibles de ser
sometidos a la vía de amparo. Después, el artículo
73 de la Ley Reglamentaria acude a un sistema de
exclusión que consiste en establecer los casos en que
el amparo no es procedente; el artículo 114 establece
diversas prescripciones para el ejercicio válido de la
acción constitucional, limitando los supuestos en los
cuales se puede ejercer. Finalmente, el artículo 74 de
la propia ley complemente el sistema con una lista
de los casos en los que, siendo procedente la acción,
no se debe pronunciar sentencia en cuanto al fondo,
por existir un obstáculo procesal que impide su
decisión.

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