Redescubriendo Las Rutas Ancestrales Y de Alta Montaña en Los Andes de Merida - Venezuela: Propuesta de Ecoturismo
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RESUMEN
Las vías de comunicación terrestre en las épocas prehispánicas también eran conocidas
generalmente como “Caminos Reales”, las cuales se sostenían por las relaciones
comerciales y económicas de la época prehispánica y colonial existente en los altos
Andes merideños. Se reconocen varios recorridos o circuitos de las comunidades
indígenas que comunicaban a Mérida con los Llanos barineses y con el Lago de
Maracaibo. Muchas localidades entre estas la población de Mucuchíes, represento
junto a Mérida y el puerto lacustre de Gibraltar, una ruta de excepcional importancia
en la integración indígena; ello debido a la economía prehispánica y su impulso
generado en la colonia, por la creación de asentamientos poblados con importancia
desde el punto de vista de la ubicación geoestratégica de estos asentamientos
prehispánicos, como es el caso de Gavidia, Los Aposentos, Apartaderos, Torondoy,
Piñango, La Venta, entre otros, y la importancia en la consolidación de las rutas
naturales determinadas por la presencia de importantes valles fluviales longitudinales
y transversales, como son los ríos Chama, Mocoties, Torondoy, Tucani, Motatán y
Santo Domingo. Finalmente de los caminos ancestrales que se han recopilado, los
cinco (5) caminos más importantes y de gran interés ecoturístico histórico, son los
siguientes; 1) El camino real del Charal –Tucaní, por comunicar al antiguo puerto de
Gibraltar; 2) El camino real de Torondoy, por ser la más antigua ruta de conexión al sur
del Lago de Maracaibo; 3) El camino real de El Quinó, fundamental para el intercambio
entre los Andes y los llanos altos occidentales; 4) El camino real de Los Andes o
Niquitao, debido a su transcendencia histórica en torno a la independencia de
Venezuela.
I. INTRODUCCIÓN
Entre los aspectos vinculados con las vías de comunicación y el poblamiento de los
espacios geográficos andinos, es indudable que las actividades económicas juegan un
papel fundamental, por medio del tráfico de diversas mercancías, materias primas y
alimentos. En este sentido, las comunicaciones han permitido a través de la historia, la
subsistencia y consolidación de numerosas culturas, desde pequeñas aldeas o
comunidades, hasta poderosas entidades imperiales. Básicamente la vialidad ha
garantizado intercambios humanos y comerciales, gracias a las cuales se han podido
satisfacer las carencias o gustos de los distintos pueblos.
En cuanto a los altos Andes merideños, podemos señalar que la vialidad también ha
ejercido un importante papel desde el punto de vista de los intercambios comerciales,
desde el mismo periodo prehispánico. A pesar de la abrupta topografía altoandina,
algunas rutas naturales de relevancia han facilitado los contactos entre los pobladores
merideños asentados en distintos pisos altitudinales, entre las poblaciones andinas y
regiones circundantes, como los Llanos de Barinas y zonas costeras del Lago de
Maracaibo.
FIGURA 1. Plano de la cuenca del río Chama en la época de la colonia. Fuente: Picón, Juan de Dios
(1992). Edición original 1832. Parte superior, Lago de Maracaibo (Dirección Norte), parte inferior, Llanos
de Barinas (Posición Sur).
BREVE DESCRIPCIÓN DE LAS RUTAS DE COMUNICACIÓN TERRESTRE Y LA ACTIVIDAD
COMERCIAL PREHISPÁNICA Y COLONIAL EN TERRITORIO MERIDEÑO
Lo inhóspito de las selvas infranqueables del Sur del Lago y del píe de monte andino
con los llanos barineses, debían ser franqueados con éxito por medio de la traza de
caminos distinguibles que generen confianza y cierta seguridad en su recorrido, ya
establecido por los indígenas de tiempos prehistóricos.
Así se apertura los caminos del desarrollo en la tierra firme del continente amerindio,
la Tierra de Gracia, estructurándose y abriendo paso a nuevos sistemas geopolíticos
imperiales de la nueva Provincia de Venezuela en el año de 1527, la posterior Capitanía
de Venezuela en el año 1777 y, posteriormente, a la República de Venezuela en 1830
hasta el presente. Muestra de ella, que la ruta definida por Don Tulio Febres Cordero
en 1910, es una traza superficial a través de la Cordillera de Los Andes, hoy sector del
Parque Nacional La Culata, se interrelaciona de manera indirecta por medio de la ruta
de los túneles que intentan unir, en su proyección subterránea, el valle del río Chama y
los llanos occidentales barineses. Es la visión de hombres de futuro que se
contraponen en distintos tiempos históricos: periodo prehistórico, tras la sal como
mineral para la conservación y saborizar alimentos; periodo colonial, en el proceso de
conquista, intercambio entre zonas de comercio; y en periodo republicano
contemporáneo, como visión prospectiva al desarrollo que articula el Sur del Lago y
Los Andes merideños con el resto del país.
FIGURA 2. Rutas principales del comercio de la colonia, que fueron originalmente transitadas por los
originarios de la Cordillera Andina venezolana. Se reconocen un eje principal (Camino Real) que conecta
a los principales centros poblados (actualmente es el trazado de la carretera Trasandina – Troncal 001 y
troncal 007); y los caminos secundarios que conectan a la zona de los llanos de Barinas y el Sur del Lago
de Maracaibo. Fuente: Modificada a partir de Moreno (1979).
Es importante destacar que los poblados de la cuenca alta del río Chama mantuvieron
intensos contactos comerciales con otros puntos del Camino Real. Para demostrar la
importancia económica de éste en su recorrido por el valle alto del río Chama, nos
referiremos a tres poblaciones productoras y distribuidoras: Mérida, Mucuchíes y
Apartaderos. Estos centros poblados fueron de importancia estratégica para las
relaciones comerciales, las cuales eran centros de encrucijadas y posadas para los
recorridos hacia la zona de los llanos de Barinas el Sur del Lago de Maracaibo (Figura
3).
DESARROLLO DE CENTRO POBLADOS DEL VALLE DEL RÍO CHAMA Y CAMINOS HACIA
EL SUR DEL LAGO Y BARINAS
“A partir de la fundación de Mérida en 1558 por Juan Rodríguez Xuárez, toda esta zona
de Mucuchíes, se convirtió en punto de atracción para los españoles por sus
condiciones climáticas, muy favorables a la agricultura…”
FIGURA 3. Distribución espacial de las principales caminos reales de conexión entre la región del valle
del río Chama – Sur del Lago de Maracaibo, Los Llanos de Barinas y la ruta hacia Santa Fe de Bogotá
(Colombia). Fuente: Elaboración propia.
Mérida y Mucuchíes parecen haber tenido intensos contactos comerciales, gracias a su
relativa cercanía en el recorrido por el Camino Real. Otra localidad de importancia fue
Apartaderos o Desapartaderos, población no muy importante desde el punto de vista
demográfico, ya que su producción agropecuaria era escasa por estar ubicada en
tierras superiores a los 3.200 metros sobre el nivel del mar, pero con una relevante
condición geoestratégica para las relaciones comerciales interandinas (por el Camino
Real), y para aquellas, que se establecieron entre Maracaibo, los altos Andes
merideños, y los llanos barineses. En este caso, no se puede afirmar que Apartaderos
era un importante centro productor y distribuidor, como sí lo eran Mérida y
Mucuchíes; en cambio era un nudo comunicacional (encrucijada) de primer orden en
los Andes venezolanos, como lo establecen Parra (1983) y Kauman (1985, en Niño,
1990).
Las poblaciones mencionadas no sólo eran importantes a partir del comercio que se
realizaba por el Camino Real, sino que gracias a su ubicación geoestratégica
(encrucijadas, como señalaremos más adelante), eran fundamentales para el auge y la
consolidación de los circuitos económicos coloniales establecidos alrededor de los
Andes merideños.
El circuito de comercio y tráfico en los rededores del Lago de Maracaibo surgió, entre
otras razones, a partir de las necesidades económicas de los centros poblados de la
cordillera merideña. A la vez que los colonizadores procedían a organizar el territorio
altoandino merideño de acuerdo a sus intereses, tenían la firme idea de establecer
puertos que permitieran la salida y entrada de los productos que comenzaban a ser
comercializados entre la sub cuenca alta del río Chama (Jurisdicción del Corregimiento
de Tunja, y luego de la Provincia de Mérida, según Moreno, 1979 y Wagner, 1980). De
esta manera, las autoridades merideñas decidieron establecer el Puerto de San
Antonio de Gibraltar (1591), que contaba con una importante ubicación
geoestratégica, al ser excelente fondeadero y al tener comunicaciones naturales
terrestres con buena parte de Los Andes venezolanos (por valles intramontanos).
Además permitía la comunicación lacustre con otros puertos ubicados en el mismo
lago, y por supuesto con el Mar Caribe. A partir de este momento se intensifica el
tráfico por las cordilleras de la Culata y Sierra Nevada de Mérida, como lo muestra
Kauman (1985, en Niño, 1990) en el esquema modificado de la Figura 4.
FIGURA 4. Caminos de tráfico y comercialización entre la región central andina de Mérida – Mucuchíes -
Apartaderos, hacia el sur del Lago de Maracaibo, rutas utilizada en periodos prehispánicos y de la
colonia. Fuente: Elaboración propia y modificado a partir de Kauman (1985, en Niño, 1990).
Este puerto llegó a ser tan importante, que impulsó el poblamiento colonial en una
zona con desventajas geográficas para el desarrollo de actividades agropecuarias y el
consecuente asentamiento, como es el caso de Santa Apolonia, Tucani (pueblos de
encomenderos), El Charal, entre otros. La relevancia de Gibraltar queda expuesta en
las Ordenanzas de San Antonio de Gibraltar.
FIGURA 5. Llano Rucio, en la ruta del Camino Real del Charal –Tucaní, que unía las poblaciones de
Mérida y Mucuchíes con el Lago de Maracaibo
El Gran Camino Real fue el realizado por Juan Rodríguez Xuárez en sus expediciones
por la cordillera andina (línea de trazo azul de la Figura 3), así como por otros
conquistadores españoles que descendieron hacia la zona de Apartaderos por el río
Santo Domingo hacia la población de Altamira de Cáceres (antigua capital de Barinas),
hasta alcanzar la zona de los llanos. Esta ruta fue denominada como “el camino de los
callejones”, por lo intrincado de las laderas y la presencia de innumerables arroyos y
quebradas provenientes de la Sierra Nevada de Mérida (Figura 8).
Según Rondón Nucete (2000:29), el Camino Real del valle del rio Chama debió haber
sido una ruta muy transitada durante el periodo colonial, si observamos por ejemplo,
que es uno de los mejores caminos de recuas que aún son recorridos en Los Andes
merideños, con una anchura hasta de 5 metros. Y señala que “ … Esa vía fue utilizada
durante la época colonial como principal para la comunicación de Mérida con los
puertos del Lago (Gibraltar, San Pedro y Santa María), y con las numerosas haciendas y
plantaciones que se fundaron en la región. De allí, las condiciones que tuvo
(empedrado y de buenas dimensiones) y la atención que siempre se le prestó, como
prueban numerosos documentos”.
Luego tenemos el caso de Mucuchíes, poblado del que partían algunas rutas naturales
por valles transversales, como era el caso de las quebradas La Toma y La Carbonera,
para luego comunicarse con el río Torondoy. Esta ruta comunicaba a Mucuchíes con
Torondoy, y de esta comunidad a pie de monte andino, se descendía al Lago. Además
Mucuchíes también se comunicaba con otras poblaciones de la cuenca alta del río
Chama, por medio de una intricada red de caminos en la sierra La Culata (Figura 4).
Por último, tenemos el caso de Apartaderos, poblado que se comunicaba con el Lago
por los valles transversales de la quebrada Mifafí y del río Chirurí. En primer lugar se
descendía a Piñango o Pueblo de la Sal (no porque allí existiera minas de sal, sino por
él consolidarse como el centro de comercio de este importante producto), y de aquí, al
Lago de Maracaibo. Es de destacar que Gibraltar y sus áreas circundantes sufrieron el
ataque de grupos indígenas, impidiendo en varias ocasiones el tráfico comercial. De
todas maneras, el puerto siguió funcionando regularmente hasta mediados del siglo
XVIII, facilitando el comercio de la cuenca alta del río Chama con otros territorios
(Figura 4).
FIGURA 7. Camino Real de Torondoy, en el sitio conocido como El Domo, en los humedales que forman
las nacientes del río Chama, y muros bajando del Páramo El Banco, camino real de El Charal Tucaní,
ambas, fotos, dentro del Parque Nacional Sierra de La Culata
CAMINOS PREHISPÁNICOS Y DE LA COLONIA HACIA LOS LLANOS DE BARINAS
En materia de vialidad, las rutas exploradas por los fundadores fueron vitales para el
surgimiento el circuito comercial entre Barinas, Los Andes merideños y Maracaibo.
Barinas fue fundada por primera vez en 1577, con el nombre de Altamira de Cáceres,
en una pequeña meseta cercana al río Santo Domingo. Según el historiador barinés
Virgilio Tosta (1962) y Hernández (2003), esta población siempre estuvo condenada al
fracaso económico, por lo que su ubicación debió responder solamente a aspectos
geoestratégicos (Moreno, 1979), al exponer Tosta (1962:77):
“Tuvo la ciudad, más que todo, un valor estratégico. Estaba situada en una
pequeña meseta que sólo ofrecía dos salidas. Una que facilitaba las
comunicaciones con Mérida y Trujillo. La otra daba hacia lo llanos”.
Luego fue mudada al piedemonte andino llanero en la meseta del Moromoy, donde
actualmente se ubica la población de Barinitas. Al cabo de cierto tiempo no pareció el
sitio lo suficientemente amplio para el establecimiento de actividades agropecuarias
de cierta magnitud. Finalmente, se estableció la ciudad de Barinas en las llanuras
colindantes al río Santo Domingo. Cabe destacar al valle del río Santo Domingo como
común denominador geográfico en los diversos asentamientos de Barinas, no sólo por
la riqueza hídrica y sus tierras fértiles en el caso de la llanura aluvial, sino por las
facilidades para comunicar los llanos con los altos Andes merideños, y a su vez con el
Lago de Maracaibo.
Sobre el lomo de mulas, era sacado el tabaco de Barinas, por la peligrosa ruta que
conducía a Mérida (Caminos de Los Callejones). Desde esta ciudad, se le llevaba a los
puertos del Lago de Maracaibo: Nueva Zamora, primero, y más tarde, a partir de 1595,
a San Antonio de Gibraltar. De aquí era embarcado con destino a Europa, donde
gozaba de gran acogida y prestigio (Moreno, 1979).
Ahora bien, los barineses no sólo comerciaban sus productos por el puerto de
Gibraltar. También lo hacían por algunos puertos lacustres dependientes de la
Provincia de Venezuela, específicamente los conocidos como Tomocoro y Moporo,
ubicados en las proximidades de lo que se conoce actualmente como el poblado
trujillano de La Ceiba. Los barineses alegaban que para arribar a dichos puertos
recorrían buenos caminos, de acuerdo a lo indicado en un documento del Archivo
General de Indias, citado por Virgilio Tosta, citado por Hernández (2003:127):
(...) “estado en uso y costumbre de tiempo inmemorial a esta parte, el llevar todo
tabaco que se cría y se coge en la dicha ciudad de Barinas a los puertos de Tomocoro y
Toporo jurisdicción de Maracaibo, para de allí nabegallo a estos reynos por la
comodidad que ay tan conveniente para ello por ser los caminos muy buenos y la
tierra sana para los naturales y negros, más breve el biaje”.
FIGURA 8. Rutas comerciales y tráfico prehispánico y colonial entre las zonas de los llanos de Barinas y el
sur del Lago de Maracaibo. Modificado de Corpoturismo (s/f).
En todo caso, los barineses siguieron realizando parte de su comercio por los puertos
de la Provincia de Venezuela, pero es indudable que la mayor parte de su economía
dependía de los circuitos económicos andino merideño.
FIGURA 9. Puente colgante y Aldea El Carrizal, emplazada en las márgenes del camino que unía las
poblaciones de Pedraza en los llanos Barineses con la población de Mucuchíes.
Básicamente, Pedraza se comunicaba con los altos Andes merideños por dos
importantes rutas naturales: a. El valle transversal del río Canaguá, que conectaba con
la quebrada Gavidia; b. El valle transversal del río Curbatí, que se enlazaba con el otro
camino. Esta vialidad tenía como destino intermedio la población geoestratégica de
Mucuchíes, antes de descender al Lago de Maracaibo (Figuras 10).
FIGURA 10. Trazado de los caminos entre Curbatí – Pedraza La Vieja (Barinas) hacia la región central
andina (Gavidia – Mucuchíes) para comercializar productos gasta el puerto de Gibraltar. Fuente:
Elaboración propia.
FIGURA 11. Ruta entre Santa Barbará (Barinas) a Mucujepe (Mérida). Fuente Elaboración propia.
Por otra parte, en la ruta del camino hacia la zona de Estanques, localidad del paso del
río Chama, se establecieron asentamientos como el de San Antonio del Mucuño
(llamado por lo pobladores como Pueblo Viejo, Figura 12), el cual para muchos
historiadores (Museo Arqueológico de la ULA), se estableció como un centro de
adoctrinamiento para las comunidades indígenas, considerado el primer asentamiento
del pueblo de Acequias.
En 1991 las ruinas se declaran por decreto, Monumento Histórico Nacional bajo el
resguardo del actual Instituto de Patrimonio Cultural. Desde entonces la gestión para
su preservación sólo ha dado cabida a estudios arqueológicos, dejando el sitio en el
abandono.
FIGURA 12. Vistas de las ruinas de San Antonio del Mucuño – en la localidad de Acequias, Pueblos del
Sur de estado Mérida, zona de la cuenca del río Mucusá, en las cercanías del Pueblo de San Antonio de
Acequias que comunica al Pueblo de Acequias con las Poblaciones de Tostos y El Morro.
CONCLUSIONES
Los famosos caminos ancestrales en torno a esta gran columna vertebral de las
comunicaciones en la región andina de Mérida, están allí, esperando a quienes deseen
redescubrirlas y revivir las andanzas de nuestros antepasados. Así pues, los caminos
ancestrales son mucho más que un valor antropológico, la verdadera expresión del
patrimonio natural y cultural que une a nuestros pueblos en tiempo y espacio.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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de Los Andes. (Traducción de María Luisa G de Blay). Colecciones especiales T.C.U
1962. Título original: Von Tropischen Tieflande Zum Ewigen Schmee. Alemania: Leipzg.
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VILA, MARCO. AURELIO (1978). La Geoeconomía de la Venezuela del siglo XVI. Caracas.
Ediciones de la Facultad de Humanidades y Educación; Escuela de Historia; Universidad
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VELÁSQUEZ, NELLY (1995). Población Indígena y Economía, Mérida siglos XVI y XVII.
Mérida. Universidad de Los Andes; Consejo de Publicaciones; CDCHT.