Modelo de Desarrollo Compartido
Modelo de Desarrollo Compartido
Modelo de Desarrollo Compartido
Como economistas, más que el nivel del PIB o su tasa de crecimiento, lo que
debemos analizar es el bienestar de los individuos. La reactivación de la
economía vía gasto del gobierno aumentará la producción, pero si este gasto
no es utilizado en la creación de bienes o en la inversión de proyectos lo
suficientemente valiosos para la sociedad, entonces el gobierno tan sólo
empeorará la situación de las personas pues estará desviando recursos a
actividades de poca productividad.
Ante este escenario, los inversionistas decidieron retirar sus capitales ante
la inminente depreciación del peso. Si mantenían sus inversiones en México,
éstas valdrían menos en relación con las inversiones hechas en alguna otra
moneda. Esto desató una fuga de capitales, a pesar de los incentivos
fiscales para contener su salida.
Dos meses después, Echeverría dejó la presidencia para que José López
Portillo la ocupara (vale la pena señalar que fue el único candidato
registrado en dicha elección presidencial). La recuperación de las relaciones
del gobierno con el sector privado fue de suma importancia para la nueva
administración, así como la estabilización de la economía. El programa
propuesto por el Fondo Monetario Internacional para recuperarse de la crisis
fue cabalmente cumplido. El déficit en la balanza de pagos disminuyó, pero
algo pasó a inicios de 1978: se descubrieron enormes yacimientos de
petróleo en el sureste del país.
A López Portillo le gustaba decir: “los países del mundo se dividen en dos
tipos: los que tienen petróleo y los que no lo tienen, y México tiene
petróleo”. Así es como la economía retomó una vez más la senda del
crecimiento inflacionario, el gasto del sector público aumentó más de 30%
en ese año, en tanto que los ingresos fiscales no crecieron de manera
significativa. Uno de los destinos del gasto fue el Sistema Alimentario
Mexicano (SAM), programa cuyo objetivo era lograr la autosuficiencia en la
producción de alimentos, es decir, se buscaba encauzar los ingresos de la
exportación de petróleo para la producción del campo, con la consigna
básica de “sembrar el petróleo”.