Tema 11 Civil II
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Tema 11 Civil II
Grado de Derecho
Índice de contenidos
TEMA XI LA EFICACIA DEL CONTRATO
X1.1.- El principio de relatividad del contrato. El artículo 1.257 del Código Civil
establece que “los contratos solo producen efectos entre las partes que los otorgan y sus
herederos; salvo, en cuanto a éstos, en el caso en que los derecho y obligaciones que
proceden del contrato no sean transmisibles, o por su naturaleza, o por pacto, o por
disposición de ley”.
El referido artículo, proclama, en definitiva, que los contratos solo producen efectos entre
las partes que los otorgan y sus herederos.
Por partes del contrato, se entienden los autores del mismo, es decir las personas que
otorgan y celebran el contrato; y si el contrato ha sido concluido por medio de
representantes, la parte es el representado.
La referencia a los herederos hay que entenderla en el sentido de que los contratos solo
producen efectos entre las partes, produciendo únicamente efectos para los herederos
cuando las partes faltan, pues, como dispone el artículo 661 del Código Civil, “los
herederos suceden al difunto por el hecho solo de su muerte en todos sus derechos y
obligaciones”, siempre y cuando estos sean transmisibles y no se extingan por la muerte
del causante, tal y como dispone el artículo 659 del Código Civil. Por ello, y por excepción,
el contrato no produce efectos para los herederos cuando los derechos y obligaciones
que proceden del mismo son intransmisibles por su naturaleza (por haber sido contraídos
intuitu personae); por pacto de los contratantes o por disposición de la ley, tal y como
sucede en los casos de los derechos de uso de habitación que el artículo 525 del Código
Civil declara intransmisibles.
También produce el contrato efectos respecto a terceros cuando la naturaleza del mismo
lo permita o la ley lo indique.
Una vez perfeccionado el contrato, las obligaciones que de él dimanan, tienen fuerza de
ley entre las partes y deben cumplirse a tenor del mismo (artículo 1.091 del Código Civil).
Por eso, el artículo 1.256 del Código Civil dispone que ni la validez ni el cumplimiento del
contrato puede dejarse al arbitrio de uno de los contratantes. Es decir, ninguno de los
contratantes puede, por su propia voluntad, dejar sin efecto el vínculo contractual. La
revocación del contrato únicamente es posible en virtud de un acuerdo (mutuo disenso)
entre las partes que lo celebraron.
Sin embargo, el principio de irrevocabilidad del contrato tiene diversas excepciones que
derivan bien de la propia naturaleza del mismo, bien del tipo de relación obligatoria que
por el mismo fue creada.
1.- Según la naturaleza del contrato, entre otros, son casos de desistimiento unilateral los
siguientes:
2.- Según el tipo de relación contractual creada, el artículo 1.124 del Código Civil
establece que la facultad de pedir la resolución de los contratos bilaterales, se concede
a cada uno de los contratantes cuando el otro no cumpliere con lo que le incumbe.
XI.2.- El contrato a favor de terceros. El artículo 1.257 del Código Civil y después de
proclamar en su párrafo primero el principio de relatividad de los efectos del contrato, en
los términos ya estudiados, en su párrafo segundo establece que, si el contrato contuviere
alguna estipulación en favor de un tercero, éste podrá exigir su cumplimiento siempre que
hubiese hecho saber su aceptación al obligado antes de que aquella (la estipulación) haya
sido revocada. Es decir, también el tercero puede ser destinatario de los efectos del
contrato, siempre que lo consienta, declarando su voluntad de aceptarlos, ya que nadie
adquiere un derecho contra su voluntad.
El párrafo segundo del artículo 1257 del Código Civil contempla la posibilidad de que las
partes intervinientes en un contrato puedan estipular que una de ellas deba realizar una
prestación en favor o provecho de un tercero ajeno al contrato; pero tampoco existe
inconveniente en admitir la posibilidad de que todo el contrato sea haya celebrado en
favor de un tercero. Cito como ejemplo de estos contratos en favor de tercero los
siguientes: el seguro de vida (artículo 83 a 99 de la Ley de Contratos de Seguros); la renta
vitalicia constituida a favor de persona distinta de la que contrata (artículo 1.803 del
Código Civil); el de depósito con pacto de restitución a la persona designada en el contrato
(artículo 1.766 del Código Civil); y las donaciones modales que establece el artículo 619
in fine.
La mayor parte de la doctrina estima que el contrato es perfecto desde el momento que lo
celebran las partes contratantes (estipulante o promisario y promitente), de modo que
desde ese momento el beneficiario o tercero es titular del derecho con independencia de
su declaración de voluntad o aceptación. Aunque el artículo 1.257, párrafo segundo, del
Código Civil, habla de aceptación del tercero, no es en el sentido de hacer depender de
ésta la adquisición o titularidad del derecho respecto del tercero sino en el de hacerlo
definitivo e irrevocable para el estipulante por efecto de la aceptación. El tercero es el
titular del derecho hacia él derivado, y lo es en potencia desde el mismo momento de la
celebración del contrato hasta que, cumplida la condición suspensiva de la aceptación,
adquiere de una manera definitiva e irrevocable el concepto de acreedor único, asistido
de la correspondiente acción para apremiar al deudor.
C).- Efectos.
a).- La relación entre estipulante y promitente, también llamada relación de cobertura,
que es la que deriva del contrato. En su virtud, los contratantes (estipulante y promitente)
pueden exigirse todo aquello a que vienen obligados en función del contrato. De ahí,
precisamente, que el estipulante tenga derecho a exigir del promitente el cumplimiento
de la prestación en favor de tercero; derecho que no enerva por el hecho de la aceptación
del tercero.
El promitente podrá oponer al tercero las excepciones objetivas derivadas del contrato
(nulidad, anulabilidad). También podrá oponer las derivadas de relaciones distintas y
vigentes entre ellos (compensación). En cambio, no podrá alegar aquellas que se deriven
de la relación entre estipulante y promitente.
d).- Extinción. Además de las causas generales de la extinción del contrato, tienen
especial relieve la revocación por parte del estipulante y la renuncia del tercero.
El caso más común es el del contrato que infringe un pacto convenio de exclusiva, es
decir, cuando el concedente de la exclusiva contrata dentro del ámbito reservado al
concesionario o exclusivista con una tercera persona; o el arrendamiento concertado por
el usufructuario en condiciones notoriamente gravosas para el nudo propietario.
En cuanto a la responsabilidad de quienes contrataron en daño de tercero, es preciso
distinguir:
a).- El que había contratado previamente con el tercero y con posterioridad es parte en el
segundo contrato productor del daño vendrá obligado a indemnizar al tercero por
incumplimiento contractual (contrato de exclusiva dentro de una ámbito territorial).
c).- Pero, además, si hubo intención de causar el daño o simple conocimiento de que se
lesionaba el derecho de un tercero, será posible la impugnación del contrato productor del
daño por ilicitud de la causa (nulidad absoluta).
XI.4.- El contrato a cargo de tercero. También conocido como promesa de hecho ajeno
y consiste en aquella estipulación por la que una parte se obliga frente a la otra a que un
tercero se obligará a darle alguna cosa o prestarle algún servicio a un non facere.
Bibliografia
Jose Manuel Lete del Río y Javier Lete Achirica. Derecho de Obligaciones, Volumen 1º.
Editorial Thomson Aranzadi. 1ª edición 2005
Luis Díaz-Picazo y Antonio Gullón. Sistema de Derecho Civil, Volumen 2º, tomo I. 11ª
edición 2016