Revista Andina 18
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Xavier Albó
1. PANORAMA GLOBAL
NUEVAS ORGANIZACIONES
NUEVAS IDEOWGIAS
No sería tampoco correcto decir que todo lo logrado ha sido fruto de la lucha
que los pueblos indígenas libran contra un sistema al que se oponen férreamente.
Diversas circunstancias externas han favorecido también sus planteamientos.
Por una parte, desde los años sesenta ha aumentado notablemente la
presencia de las organizaciones no gubernamentales (ONG). Aunque por su espec-
tro de enfoques y alianzas sea imposible medirlas por el mismo rasero, cabe afirmar
que varias de ellas se muestran más cercanas a los problemas locales y más sensibles
que los gobiernos a las problemáticas y propuestas de los pueblos indígenas. Son
también muchas más las iglesias que, en línea con la nueva teología latinoamericana
de la liberación, han mostrado mayor solidaridad con los pueblos indígenas.
Por otra parte, la temática de estos pueblos ha cobrado importancia en altas
esferas por otras circunstancias. Una de ellas es la emergencia de los partidos verdes
y, en general, la prioridad que se le otorga al desarrollo sostenido con mantenimiento
ecológico que preserve pulmones tales como la Amazonía. Es más debido a estas
consideraciones que en atención a los derechos que tienen como pueblos dueños del
territorio que los grupos indígenas, sobre todo los selvícolas, han empezado a ser
tenidos en cuenta incluso en proyectos de instituciones internacionales como varios
organismos especializados de Naciones Unidas o el Banco Mundial.
La segunda se vincula con el terreno de la izquierda y tiene que ver con el
Para concluir esta panorámica global del período más cercano a nosotros,
hay que mencionar otras dos situaciones que en los últimos años han estado
afectando fuertemente la forma de vida de comunidades y grupos étnicos de tres de
nuestros países. Nos referimos a la situación de violencia y a la expansión de la
economía paralela de coca-cocaína.
La violencia resultante de guerrillas y de acciones de contrainsurgencia que
despliega el ejército, ha sangrado muchas partes de Colombia y casi todo el Perú,
según un estilo de guerra interna en el que las comunidades indígenas suelen quedar
atrapadas entre frentes ajenos y resultan sus principales víctimas, muchas veces
anónimas.
En Colombia han muerto así más de cien dirigentes indígenas páez y
guambianos, acusados por el gobierno de colaborar con las guerrillas o por éstas de
ser cómplices de la represión gubernamental. Con frecuencia estas acusaciones han
sido sólo las excusas utilizadas por terratenientes y grupos locales de poder para
deshacerse de quienes encabezan la lucha por la recuperación de territorios usurpa-
dos.
En Perú la situación ha sido y es aun más grave: se ha generalizado a casi
toda la Sierra y partes de la Amazonfa. Intervienen en el conflicto dos organizaciones
guerrilleras, comandos paramilitares de extrema derecha, el ejército represor y
grupos oligárquicos de poder local. Todos ellos se rigen por la ley de la intransigen-
cia: o se está con ellos o se corre riesgo de muerte, sobre todo si se hacen intentos
de organización o autodefensa. El resultado hasta fines de 1990 ha supuesto unos
20.000 muertos y desaparecidos, campesinos indígenas en su mayoría. Por este
mismo peligro permanente, numerosas comunidades han quedado semiabandona-
das.
En cuanto a la economía paralela de la coca-cocaína, la situación exige un
análisis más complejo. Pero es el primer productor mundial de coca y últimamente
también uno de los principales productores del producto semielaborado conocido
como pasta básica (sulfato de cocaína). Bolivia le sigue de cerca en ambos rubros.
Colombia es el principal centro elaborador y distribuidor de cocaína sobre todo en
dirección de los Estados Unidos, el gran mercado consumidor. En este último país,
sin embargo, la población indígena queda mucho menos involucrada.
Desde tiempos prehispánicos, la coca, cultivada en los valles subtropicales
conocidos como yunka, ha sido un elemento fundamental de la cultura andina y -
desde que su uso se generalizó en la colonia- también de la economía de lo que hoy
es Perú y Bolivia. La reciente multiplicación de cultivos para satisfacer la demanda
de cocaína en el primer mundo no siempre puede desglosarse de esta tradición.
Por otra parte tal expansión supone para los pequeños productores locales
una de las poquísimas alternativas de mercado en medio de la fuerte crisis económica
de estas décadas. Por ello las zonas cocaleras son una de las principales áreas
receptoras de migrantes temporales o permanentes y sus organizaciones se cuentan
entre las que más han crecido, sobre todo en Bolivia. En Pení la situación es más
complicada porque en las zonas productoras de coca están también presentes grupos
guerrilleros que actúan allí como una suerte de árbitros entre productores, traficantes
y ejército, obstaculizando la represión del ejército a cambio de la protección y las
ventajas económicas que les ofrecen los otros. En cualquier caso no es siempre fácil
mantenerse en la cuerda floja entre la simple producción legal y el tráfico ilegal.
Tras esta visión panorámica, añadamos algunas particularidades de cada
país.
ello muestra que en Ecuador, en vísperas de los 500 años de la invasión europea, los
pueblos indios no tienen ningunas ganas de morir.
"Verdadero hermano porque trabaja como nosotros, come como nosotros. Ninguna
vez hemos visto a otros sacerdotes hacer esto" ... "Se embarró, sudó, se mojó por
nuestra causa indígena y demás pobres. Gracias a la Madre Naturaleza ... Ella ha
recogido esta sangre derramada a través del Arco iris" (Unidad Indígena, noviembre
1984; enero y noviembre 1985).
todo en este tiempo y durante el régimen militar de García Meza, se llegó a conceder
32 millones de hectáreas a unas pocas personas, de modo que a los treinta años de
la reforma agraria el 7% de los propietarios rurales volvía a acumular más del 90%
de la superficie, manteniéndola mayormente improductiva (Urioste 1987). En
tiempo de Banzer se otorgaron también muchos préstamos a la agroindustria cruceña
pero no siempre con los resultados esperados, entre otros motivos por haberse
desviado fondos a otras actividades ilegales más lucrativas. Allí y entonces nació,
por ejemplo, el narcotráfico vinculado a la cocaína.
Bánzer, que ni hablaba quechua ni poseía el carisma popular de Barrientos,
no pudo mantener sólidamente el esquema del Pacto Militar-Campesino. Un hito
clave en este deterioro lo marca el mes de enero de 1974 en el valle de Cochabamba,
los campesinos quechuas oficialistas bloquearon todos los caminos en la inútil
esperanza de que su "líder máximo" revisara un paquete económico; en realidad, el
bloqueo concluyó con la masacre de un centenar de campesinos (Justicia y Paz 1985)
y este hecho desató nuevos procesos de organización campesina independiente.
Significativamente éstos fueron encabezados no por los quechuas de Cochabamba
(directamente masacrados pero movilizados sólo coyunturalmente) sino por los
kataristas aymaras, que habían desarrollado más una propuesta alternativa y que
mantenían una presencia suave pero permanente a través de programas culturales
radiales en aymara.
Esta reestructuración, realizada sigilosamente de comunidad en comunidad
por casi todo el altiplano aymara, culminó a fines de 1977 con el desconocimiento
de la cúpula oficialista y la aparición formal de la Confederación Campesina "Tupaj
Katari" en una conferencia de prensa aún clandestina. Bánzer se veía entonces
presionado hacia un proceso democratizador, primero por la política de derechos
humanos del presidente norteamericano Carter y después por una huelga de hambre
iniciada por cuatro mujeres mineras que pronto se hizo masiva; entre otros puntos,
este proceso llevó al reconocimiento de los kataristas y de la organización campe-
sina nacional que ellos dirigían.
La transición a la democracia no fue tan fácil. Entre 1978 y 1982 hubo tres
elecciones generales, seis golpes militares (dos de ellos sangrientos) y un total de
trece presidentes. En medio de esos altibajos coyunturales, la propuesta katarista
llegó a adquirir plena fuerza dentro de nueva CSUTCB (Confederación Sindical
Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia). Liquidó el Pacto Militar-Campesi-
no y en 1979 pasó a ser la organización matriz de prácticamente todo el campesina-
do, ganándose además un puesto importante dentro de la COB obrera. Pese a su
nombre (resultado de un compromiso unificador de varias organizaciones), la
CSUTCB subrayó desde un principio la necesidad de analizar los problemas y
buscarles solución con "dos ojos"; como campesinos, junto con toda la clase
explotada, y como pueblos oprimidos, junto con todas las naciones oprimidas del
país.
Ya en el primer intento electoral de 1978 se crearon partidos kataristas, en
gran medida para expresar su desconfianza ante los partidos tradicionales de derecha
e izquierda cuyo enfoque consideraban demasiado urbano y colonialista. Hubo
coordinación de diez nacionalidades de las tierras bajas. La otra vía, más tardía, ha
partido de iniciativas locales. Han surgido así organizaciones algo más sólidas por
su mayor vinculación con las bases. Así, la Asamblea del Pueblo Guaraní desde 1987
ha logrado aglutinar a unos 30,000 chiriguanos de tres departamentos y ha estimu-
lado la organización de otros pueblos chaqueños colindantes.
Pero más espectacular ha sido todavía la eclosión de los pueblos indígenas
del Beni, zona de antiguas reducciones jesuíticas de Moxos. Empezaron hacia 1986
fortaleciendo algunos "cabildos" locales; rápidamente nació su "coordinadora de
cabildos" y el ejemplo cundió en otras etnias sin cabildo, como los sirionó y los
yuracaré. Desde un principio el principal esúmulo organizativo para todos ellos era
la defensa de sus territorios ante las amenazas de ganaderos y madereros. En 1988
hicieron un planteamiento entonces inaudito al gobierno: que les reconociera dos
grandes territorios compartidos por las varias etnias implicadas (que a veces
comparten allí un mismo rancho).
Ante las demoras gubernamentales, en agosto de 1990, todos estos pueblos,
que dos meses antes se habían agrupado en la CPIB (Coordinadora de los Pueblos
Indígenas del Beni), iniciaron la llamada "marcha por el territorio y la dignidad" que
mantuvo en vilo a la opinión pública nacional. Durante treinta y cuatro días,
ochocientos hombres, mujeres y niños de diez nacionalidades caminaron más de 600
kilómetros desde los llanos cálidos, a través de bosques, áreas de colonización y
nevadas cumbres andinas hasta la ciudad de La Paz. Salieron sin coinida y descalzos,
con sus tambores, arcos y flechas; llegaron calzados, abrigados y alimentados por
la solidaridad de todos. En la cumbre de la cordillera andina fueron recibidos en
medio del ondear de wipha/as por los aymaras y allí sellaron un pacto de sangre con
un sacrificio de llama. El recibimiento de los paceños, en medio de una lluvia helada,
fue apoteósico, con largas filas de ciudadanos que los abrazaban y les ofrecían mates
de coca. La marcha concluyó con una misa en doce idiomas en la catedral,
concelebrada por varios obispos.
En todo este despertar los pueblos orientales han contado con el apoyo de
diversas ONGs e iglesias que desde 1985 constituyeron una coordinadora interins-
titucional de solidaridad. Pero han demostrado un notable nivel de iniciativa e
independencia en sus planteamientos. Como suele ocurrir en situaciones semejan-
tes, estas organizaciones emergentes no son fácilmente comprendidas por otras más
veteranas, previamente existentes, en este caso, la COB, la CSUTCB o incluso el
CIDOB. No faltaron tampoco ciertas tensiones entre los pueblos originarios del
oriente y los colonizadores y cocaleros establecidos junto a ellos. Pero hasta el
momento de escribir estas líneas (marzo 1991) las tensiones no han llevado a
rupturas sino más bien a ampliar los horizontes temáticos de todas ellas. Por ejemplo,
el tema del territorio de cada nación étnica ha entrado ahora en las discusiones de
quechuas y aymaras; los colonizadores, antes deslumbrados por un desarrollo
uniformador y parcelario, vuelven a enfatizar la comunidad y sus orígenes cultura-
les; y los pueblos orientales empiezan a hablar de una nueva constitución para un
"estado plurinacional".
Frente a todos estos hechos, la actitud gubernamental es oscilante. Por una
La historia indígena peruana de las dos últimas décadas se separa de las otras
historias andinas por una serie de problemas irresueltos a los que debe enfrentarse
el país. En la raíz de todos ellos está la crisis económica, común a otros países, pero
"La primera siembra se destinó al aypu (reparto) ... Este primer trabajo colectivo no
fue asalariado ... sino distribuida al final en forma equitativa toda la producción", sin
olvidar a ancianos, huérfanos, etc. (Citado en García-Sayán 1982: 90).
"Mientras viva haré todo lo que esté a mi alcance para hacer desaparecer las
cooperativas: me matarán, seguramente nuestra organización terminará. Cuando
venga la liberación nacional viviremos todos sin poderosos, en las comunidades, en
este suyu del Perú" (citado en García-Sayán 1982: 125; cf. pp. 125-175).
Aguaruna y Huambisa -es decir, los Shuar del lado peruano- fundado hacia 1976 y
que con los años ha llegado a afiliar a unas ochenta comunidades, y el Frente de
Defensa de las Comunidades Nativas (Shipibo), que ahora agrupa a unos 20.000.
Estos tres grupos ya habían formado entonces un Comité de Coordinación que
pronto dio lugar a AIDESEP (Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva
Peruana), principal portavoz de las casi mil comunidades con 200,000 habitantes
que por entonces se estimaban existía en la región de selva(23) .
En los años siguientes AIDESEP, dirigido porun aguaruna, siguió represen-
tando a los grupos amazónicos peruanos y llegó a la presidencia de la Coordinadora
Indígena de la Cuenca Amazónica (COI CA), que agrupa a las federaciones indíge-
nas de selva de los países amazónicos. Bajo este cargo recibió incluso en Suecia el
Premio Nobel Alternativo, por su labor en estas regiones marginadas. Sin embargo,
en el nivel interno peruano AIDESEP posteriormente se debilitó por dos factores que
contrastan con los pasos hacia la unidad que se han ido dando en los otros países aquí
analizados. Por una parte, en Perú las organizaciones de la Amazonia y de los Andes
siguieron muy poco articuladas, como si pertenecieran a dos países distintos. Por
otra parte, incluso dentro de la selva se rompió la unidad que AIDESEP intentaba
coordinar, por dificultades en la incorporación de nuevas organizaciones -unas
cuarenta- surgidas por procesos autónomos o, a veces, competitivos. En 1988, varias
de ellas organizaron más bien una coordinadora paralela llamada CONAP (Confe-
deración de Nacionalidades de la Amazonía Peruana)(24) .
La división quedó agravada por la existencia de diferentes influencias
políticas en el seno de las dos coordinadoras y a veces incluso entre organizaciones
paralelas dentro de un mismo grupo étnico. Sólo a fines de los años ochenta se ha
producido un mayor entendimiento -sin llegar a la unión- por la necesidad de unir
esfuerzos frente a la amenaza común que representaba la expansión a la selva de la
violencia annada de la sierra.
Pasemos a analizar más directamente este punto, que es sin duda el capítulo
más dramático de la historia indígena reciente no sólo en el Perú sino en toda la
región andina que cubre este trabajo. El foco principal en tomo al cual desde 1981
se ha ido desarrollando la espiral de violencia que hasta hoy azota al Perú es Sendero
Luminoso. Se añadió posteriormente otro grupo irregular de izquierda pero antagó-
nico a Sendero -el MRT A (Movimiento Revolucionario Túpac Amaro- de alcances
más locales. La represión, inicialmente en manos de la policía, pasó pronto al
ejército, que adoptó medios igualmente terroristas y en ocasiones aun más masivos.
La víctima principal de esta guerra sucia son las comunidades indígenas, primero de
Ayacucho, posteriormente de casi toda la sierra y últimamente también de algunos
sectores de la selva(25) .
Sendero Luminoso nació en tomo a un grupo de profesores y alumnos de la
universidad de Huamanga, en la ciudad de Ayacucho, capital de una de las regiones
andinas más deprimidas y olvidadas del país cuyos niveles de organización popular
rural eran sumamente bajos. Inicialmente era una escisión poco significativa del
Partido Comunista de línea china. Sólo uno de sus líderes principales, Julio César
Mezzich, había tenido experiencia combativa previa en las tomas de tierras de
Estos son los hechos. ¿Qué debe tenerse en cuenta para poderlos explicar?
Por la cercanía de los eventos no resulta fácil analizar ni evaluar con la debida
ponderación este fenómeno. Sin embargo, mencionaremos varios factores que se
Algo comparable ocurre con la educación bilingüe. Empezó, entre otros, bajo los
auspicios de USAID, de misiones pedagógicas internacionales y del Instituto
Lingüístico de Verano como una técnica inicial más eficaz para dominar la
lectoescritura y, de ahí, asimilarse al castellano. Sin embargo, con el correr de los
aí'los, se ha convertido en una de las más fuertes reivindicaciones culturales de las
organizaciones indígenas para fortalecer su propia identidad en todos los niveles del
sistema educativo. Lo mismo podríamos decir de los medios de comunicación
social, sobre todo la radio, que empieza dando campo a las lenguas autóctonas para
una trasmisión más eficaz de los mensajes y acaba despertando, sin quizás haberlo
pretendido, el sentido de nación en la audiencia que, por este medio, revaloriza su
lengua, su música, su organización y redescubre lo ancho y unitario de todo su
territorio. Factores como los señalados han sido fundamentales. Por ejemplo, en el
resurgimiento de los shuar y de los aymaras, pero siguen jugando un papel aun muy
limitado en otros grupos, algunos tan importantes como los mapuches.
En síntesis, pues, estamos frente a una situación dialéctica que, por una
parte, se inscribe en la tendencia uniformizadora de la sociedad según la cual el indio
debería dejar de serlo para poder insertarse y avanzar dentro de esta sociedad. Pero,
por otra, este indio no tiene ganas de perder su forma particular de vida y las mismas
contradicciones del sistema le dan pie para corroborarse en las ventajas de su propia
visión.
De esta manera, cuando estamos a punto de celebrar quinientos aí'los de
resistencia indígena, estos pueblos y naciones originarias se lanzan incluso a la
ofensiva y proponen a toda la sociedad un nuevo estilo de estado plurinacional en
el que nadie se sienta extranjero en su propia patria.
NOTAS
Las estadísticas demográficas existentes son poco confiables en lo que se refiere a la identidad
étnica. Sólo los censos de Perú y Bolivia contienen una proximación al tema, a través de la
lengua. Pero sus datos están sujetos a subestimaciones porque muchos censados tienden a ocultar
informaciones que puede acarrearles problemas y por mala cubertura de las regiones periféricas.
El ensayo de Mayer-Masferrer (1979), aunque considerado exagerado por algunos planificado-
res o insuficientes por algunas organizaciones indígenas, es quizás el esfuerzo reciente más
detallado para darnos una visión global. Según estos dos autores nuestros países tenían la
siguiente composición indígena hacia 1978 :
a Puede incluir algunos grupos no andinos
b Hay algunas variaciones según criterio divisorio y fuentes
c No andinos
d Incluye subdivisiones como Hullinche, Pehuenche, etc.
e Nombre local genérico, que incluye Quechua y Aymara.
(2) Para visiones globales de este proceso, ver Cuadernos de Nueva (1983), Conterón-Viteri (1984 ),
AA_.VV (1985), )barra (1987) y CONAIE (1989), este último preparado por las propias organi-
zaciones.
(3) En el congreso de constitución de CONAIE el nombre inicialmente propuesto por ECUARU-
NARI era CONlCE, en que se jugaba con el doble concepto de "nacionalidades indígenas y
campesinos", pero al fin se optó por eliminar esta última referencia, considerando que era mucho
más fundamemal la identidad como "nacionalidades" y reconociendo -tal vez- que no se había
logrado aún la plena coordinación con otras organizaciones, especialmente fuertes entre el
campesinado no-indígena de fa Costa. (Moya 1987; ver su anexo 2). Sobre debate clase/etnia/
nacionalidad, ver Almeida (1979). !barra (1987), Moya (1987).
(4) Según INCORA ( 1982), entre 1966 y fines 1981 se legalizaron 82 resguardos/reservas, con 8780
familias (42.869 hbs.) y 5.694.180 has.
(5) Más allá de detenciones y desalojos con algunas muertes, no se han llegado aquí a los extremos
de masacres masivas de comunidades al estilo de la Sierra peruana. Nos limitamos a constatar
la situación en áreas indígenas. Sabido es que en su conjunto Colombia, uno de los países más
azotados por la violencia ahora y en el pasado.
(6) A los planteamientos tradicionales -sintetizados ahora en el lema "unidad, tierra, organización,
autonomía" se han ido añadiendo otros, como la problemática de la mujer indígena o el tema de
las empresas económicas comunales, que retomaba desde un nuevo ángulo las ideas cooperati-
vistas de las reformas agrarias de la década anterior (Unidad Indígena, marzo 1982, mayo 1990;
comunicación personal de Gabriel Muyuy, vicepresidente de la ONIC).
(7) La evolución más reciente de país en conjunto ha sido analizada sobre todo por Dunkerley
(1988). La correspondiente evolución campesina-indígena se describe en Albó (1987) y en los
últimos capítulos de Rivera (1984) y Albó-Bamadas ( 1990). Los cambios en la estructura agraria
han sido estudiados primero por Albó (1979) y sobre todo por Urioste (1987), Hurtado (1986)
es la monografía más completa sobre el katarismo. Para las evoluciones más recientes ver Calla-
Pinelo-Urioste (eds. 1989). Contreras el al. (en prensa) y la publicación periódica Informe
Rural.
(8) Se ha intentado revivirla en otras dos oportunidades. Primero, durante la dictadura militar de
Banzer (1971-78), dorada con la idea de un "seguro social campesino", y después durante el
régimen democrático del MNR-ADN (1985-89), en el contexto de una ley tributaria nacional de
hecho aprobada. En ambos casos las organizaciones campesinas lucharon ·eficazmente para
lograr su exención.
(9) Corporación Agropecuaria Campesina. La sigla CORACA pretendidamente evoca al kuraka o
autoridad comunal tradicional. Sólo esta propuesta, entonces muy acariciada, fue parcialmente
llevada a la práctica. CORACA debía ser manejada autónomamente por las organizaciones
campesinas, captando fondos del Estado y de otras fuentes. Lamentablemente problemas admi-
nistrativos y de sobredimensionamiento hicieron abortar esta iniciativa.
(1 O) Nos basamos sobre todo en Bavarovic el al. (1987) y el boletín Nütram. Para el caso aymara,
ver además Van Kessel (1980, 1988) y González-Gundermann (1989).
(11) La primera versión decía: "A partir de la inscripción en el Registro de Propiedad .. . las hijuelas
resultantes ... dejarán de considerarse tierras indígenas e indígenas a sus dueños o adjudicatarios"
y "la entrega material de hijuelas resultantes se hará "siempre con auxilio de la fuerza pública".
Pero, ante las protestas, estos párrafos se modificaron pronto con el Decreto Ley 2750, de julio
del mismo 1979.
(12) Bavarivuc et al. (1987: 82-92); González (1986), según datos del INDAP). Hasta 1983 se
entregaron 21,287 títulos y 128,127 has. Hasta diciembre de 1985, las hijuelas otorgadas eran
aproximadamente 61,000.
(13) En el pasado ha habido, por ejemplo, varios diputados mapuches que desde el oficialismo plan-
teaban las reivindicaciones de su pueblo. Ver el excelente estudio de Foerster-Montecino (1988).
(1 4) Nehuen Mapu (organi7.ador), Buta Huillimapu, Centros Culturales, Unión Araucana, Asocia-
ción Gremial del Pueblo Mapuc he Arauco, Ad Mapu y SociedadAraucanaCallfullican. En 1991,
tras el advenimiento de la democracia, Futa Trahum se ha deshecho para dar paso a otra
coordinadora más directamente ligada a la comisión elaboradora de una nueva ley indígena.
(15) Matos ( 1988: 79-95 y comunicaciones personales) desarrolla esta problemática como una nueva
clave reinterpretativa del Perú. La literatura sobre los inmigrantes serranos a Lima es inmensa.
Por su énfasis en lo andino urbano, resaltamos los estudios de Altamirano (1984 ), sobre aymaras
urbanos, y de Golte y Adams (1987) sobre la reorganización barrial.
(16) García Sayán (1982: 19-117). Sobre Andahuaylas, ver Sánchez (1981) y la autobiografía del
dirigente Lino Quintanilla (1981 ), comunario de Tankayllo.
(17) Nos basamos principalmente en García-Sayán (1982: 123-165).
(18) Sobre las Rondas ver Díaz Bustamante (1981), Illa (1987, 1988) y Estela (1987).
(19) Lamentablemente, su posterior reglamentación con el DS 012-88-IN de 1988 desvirtua el
espíritu de la ley con nuevas exigencias verticalistas. Ver Sur N2 114, 1988.
(20) DL 21156 de 1975. Con ciertos matices restrictivos, esta oficialización quedó después incluida
en la Constitución Política de 1979.
(21) Participaron 76 delegados titulares, 57 eran de Cusco-Puno-Apurímac y los demás venían de
otros cuatro departamentos serranos, además de tres delegados de la selva: un amuesha. un
aguaruna y un shipibo. Estaban también presentes ocho aymaras de Bolivia (de la CSUTCB y
MITKA, entonces influyentes en Puno) y un número notable de conocidos profesionales del país.
Como símbolo se nombró un presidium de honor integrado por los héroes del pasado como Túpac
Amaru, Túpac Katari, Juan Santos Atahuallpa. Micaela Bastidas, Bartolina Sisa ... pero también
intelectuales como José Carlos Mariátegui y Ezequiel Urbiola y dirigentes recientes como Lino
Quintanilla de Andahuaylas (Tupac N2 1).
(22) Ver, por ejemplo, el duro juicio de Tamayo (J 980: 360-1) sobre los peruanos participantes en el
llamado Congreso Mundial Indio en O!!antaytambo por esa misma época: "Ellos no son indios
sino intelectuales 'mistis', por más indianistas que sean, y deberían pensar que su propia actitud
encierra un etnocentrismo: el creerse indios o representantes legítimos de los indios, sin serlo.
Para mí, ellos son 'neoindigenistas' de nuevo cuño, calificación que sin duda les disgustará en
extremo".
(23) Chirif y Mora, cit. en Mayer-Masferrer ( 1979). Estimaciones del CAAAP para 1990 hablan de
unos 300,000 indígenas pertenecientes a unos 62 grupos étnicos de 10 familias lingüísticas
además de tres aún no clasificados. (Comunicación personal de James Reagan, a quien
agradecemos también muchos de los detalles de la evolución posterior de las diversas organiza-
ciones de la selva hasta el presente).
(24) En la fundación de CONAP jugaron un rol protagónico los yánesha (antes amuesha), apoyados
por los shipibo y los ashaninga (antes, campa) del río Tambo. En 1990 CONAP agrupa a unas
doce federaciones u organizaciones locales y AIDESEP a veinte, incluyendo a los que participan
en ambas coordinadoras. Varios grupos étnicos se han fraccionado por apoyar a una u otra
coordinadora. CONAP sigue teniendo mayor vinculación con organizaciones de base. AIDE-
SEP, por otra parte, tiene mayor capacidad de convocatoria como canalizador de proyectos
grandes de desarrollo con ayuda internacional.
(25) Existe además un comando paramilitar de derecha que apunta más selectivamente a eliminar di-
rigentes de la izquierda. La literatura, mayormente sobre Sendero Luminoso, es inmensa. Pero,
por los permanentes cambios que ocurren en el escenario, debe tenerse muy en cuenta en qué
momento se escribe sobre qué. Para este resumen nos hemos basado particularmente en
Flores-Manrique (1985), Valqui et al. (1988) y Manrique ( 1989) y en numerosas entrevistas con
especialistas peruanos. Ver también el relato más periodístico deGorriti (1990) y, para la génesis
de Sendero, Degregori (1990).
(26) Esta crítica situación complica aun más la anterior división entre organizaciones más cercanas
a CONAP o a AIDESEP. Hay varios casos recientes en que conflictos con Sendero o con el
MRT A han degenerado en matanzas entre partidarios de una u otra organización. El comando
militar de la wna estimula esos odios, al obligar a que sean los propios indígenas los ejecutores
de algunas matanzas de presuntos terroristas, de modo tal que la nueva venganza vuelve a recaer
sobre los indígenas.
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COMENTARIOS
Bien haríamos todos en llevar adelante un debate
Francisco Bailón A. amplio y sosten~do sobre la realidad a que aluden
CIPA a fin de evitár que se conviertan en un cajón de
Av. Ricardo Palma 668-D sastre a gusto de los usuarios.
Lima 18,
Así pues, el mundo parece atrapado en la en-
Perú crucijada de grandes procesos de homogeneiza.
ción ideológica y económica con la creación de
El panorámico artículo de Xavier Albó, "El re- mercados comunes (Europa), ejes regionales
tomo del indio", referido a los movimientos indí- (Estados Unidos-México-Canadá), polos de in-
genas surgidos en los países andinos en los últi- fluencia continental (Japón), modestos mercados
mos veinte años, nos ofrece una excelente oportu- subregionales, etc., que hacen factible que Fuku-
nidad, dada la amplia información que presenta y yama se pregunte por el fin de la historia y, simul-
las interesantes ideas que expone, para intentar al- táneamente, junto con esta fuerza centrípeta o tal
gunas digresiones a fin de lograr que el lector se vez como consecuencia de ella, reaparecen las de-
formule una visión complementaria del fenóme- mandas étnico-nacionales con toda su cruda ac-
no dentro de los límites del espacio que la Revista tualidad. En consecuencia, una constatación pare-
Andina gentilmente nos ha proporcionado. ce indiscutible si el sistema capitalista persiguió la
El problema étnico-nacional ocupa hoy en día desaparición de las variedades culturales entre los
un lugar privilegiado en la escena internacional. pueblos, es evidente que a fines del siglo XX ha
Los sucesos acaecidos en varios Estados JI amados fracasado en ese intento.
del socialismo real atestiguan que, contiguo al Ahora bien, ¿por qué se produce tan marcada
desencanto de la economía de planificación cen- discordancia entre los mecanismos de homogerú-
tralizada, se presentan los reclamos étnicos para zación y el efecto realmente acontecido?, ¿se trata
reformar la configuración misma de la nación. Sin efectivamente de una contradicción fundamental
embargo, no se trata de un privilegio de esos entre la extensión del mercado y la pervivencia de
países; respetando los matices locales, el asunto los grupos étnicos?, o si se prefiere, ¿puede consi-
está latente en otros de Europa (Bloom: 1975), derarse que la desaparición de los indígenas es
Asia y Africa (Jaffe: 1976). Puede considerarse indispensable para la extensión de una economía
que las tensiones se han incubado y desarrollado política del capital?
por la asimetría socio-política existente entre los En una evaluación del comportamiento histó-
pueblos adscritos al interior de los estados nacio- rico del capital se puede admitir que bajo determi-
nales y presuntamente iguales en las definiciones nadas circunstancias le resulte necesario e incluso
abstractas y formales, pero que, cuando las cir- deseable que la división étnico-cultural se man-
cunstancias históricas les son propicias, afloran tenga. Con mayor razón si tal fragmentación faci-
perturbando la estabilidad que hasta entonces se lita sus operaciones cuando emplea modos colo-
creía consistente. Desafortunadamente, las cien- nialistas, por ejemplo, en países del tercer mundo
cias sociales se hallan preñadas de una tradición con el pasado del Perú.
que desde el siglo XVIII equiparó el fortaleci-
miento de los estados nacionales a la paulatina Cuando en 1987, Mejía y Sarmiento publica-
desaparición de la cuestión de las nacionalidades ron su estudio sobre el movimiento indígena
en su interior y relegó a un lugar secundario su es- mexicano de los años J 970-1983, utilizaron la
tudio y análisis. palabra ortodoxia para referirse a una corriente de
pensamiento que suponía la paulatina (y fatal)
Si bien nos ha indicado Xavier Albó que los desaparición de los indígenas como consecuencia
conceptos tradicionalmente empicados para ex- de la acción homogenizadora del desarroJJo capi-
plicar estos fenómenos son insuficientes, creemos talista y del proceso de proletarización por él
que también Jo son los nuevos (?): "nacionali- generado; sin embargo, como lo señalaron aque-
dad", "pueblos originarios", "indígenas", "nati- llos autores, los indígenas no sólo no desaparecie-
vos", "autodeterminación", "autonomía", "terri- ron sino que mostraron una vitalidad extremada-
torio", etc. los cuales, empleados por distintos ac- mente consistente que supuso un desafío frontal a
tores sociales, adquieren diversas connotaciones. la teoría. De igual modo, Xavier Albó ha plantea-
do la cuestión en los siguientes términos: "esta- o menos sólidas de colaboración entre organiza-
mos frente a una situación dialéctica que, por una ciones afines de uno o varios países. Cuando se
parte, prosigue la tendencia uniformizadora de la oculta esta realidad, lo cual suele suceder al calor
sociedad, según la cual el indio debería dejar de de la confrontación política, y se pretende negar a
serlo.para poder insertarse y avanzar dentro de esa · o iras organizaciorles el derecho a búscar sus modos
sociedad. Pero, por otra, este indio no tiene ganas de coordinación propios, el enaltecimiento mono-
de perder su forma particular de vida y las mismas pólico de la "representación" contradice el princi-
contradicciones del sistema le dan pie para corro- pio de la autodeterminación de los pueblos volcán-
borarse en las ventajas de su propia visión". Efec- dose en inconformidad beligerante contra quienes
tivamente, lo que está en debate es la naturaleza no se sienten representados por tales estructuras o
dialéctica de la relación del indígena dentro del se atreven a señalar sus reales dimensiones. Más
sistema capitalista y si tal presencia puede resul- aún, cuando en algunas circunstancias, la "buena
tarle funcional y deseable bajo condiciones que imagen" que proviene de presentarse como porta-
faciliten la explotación y la dominación voz de muchos facilita captar recursos de personas
émico-<:ultural. e instituciones que acríticamente suponen que
Se ha empleado el concepto de "hegemonía todos los indígenas piensan de la misma manera
nacional" (Mármora 1986; Díaz-Polanco 1989) (es decir, como las entidades indígenas que ellos
para destacar que el sistema capitalista aprovecha apoyan) y sostienen que todo disenso se explica
las variedades étnico-<:ulturales sin requerir su por "manipulaciones de blancos"; ocurre así que
desaparición, es decir que, en el entorno de los ese razonamiento se sostiene al contrabandear en
estados nacionales la burguesía ejerce en la prác- aparentes ubres proindias a ultranza viejos prejui-
tica política de hecho -y de su derecho- la domina- cios sobre la minusvalía de los indígenas para
ción de esos grupos humanos. Precisamente, la conocer y expresar sus intereses. Tan gaseosa y
configuración de la nación se construye con la retrógrada perspectiva de los movimientos indios
armazón de desigualdades que ha de mantener la sudamericanos tiene su principal asidero en el
burguesía; de manera que, la "naturaleza" nacio- desconocimiento de la realidad cuando no en el
nal se forma en un proceso en el cual un sector de interés económico o político. Desafortunadamen-
clase obtiene la hegemonía y subordina a los te, el mundo con sus contradicciones y desvelos es
demás estamentos (entre ellos las emias). Réste- rugoso para todos, de modo que conseguir el
nos indicar en estos breves comentarios que, en consenso es un objetivo que implica un esfuerzo
tanto el colonialismo interno se plasme en nues- no desdeñable de esclarecimiento ideológico,
tros países, la "integración" no ha de priorizar la coincidencia democrática y tolerancia de las va-
desaparición de los indígenas (por ejemplo, la riantes y matices que acertadamente Xavier Albó
Constitución Política peruana de 1979, dentro de nos demuestra se expresan entre los pueblos indí-
sus límites, no parecería decidida a liquidar todo genas.
vestigio de pluralidad étnica); empero, la propen- De entre aquel abanico ideológico se levanta-
sión a la homogenización como devenir contra- ron hace unos años las banderas de la reconstruc-
dictorio -evidentemente- se mantendrá. ción del Tawantinsuyo, con un acento etnocéntri-
co tal vez mayor que el de los movimientos socia-
Desde una perspectiva complementaria, los les que sacudieron los Andes en los siglos XVII y
datos que Xavier Albó sistematiza nos aproximan XVIII (Valcárcel 1982); recientemente se ha sos-
a percibir un proceso en marcha pero todavía no tenido "luchar por la destrucción con fuego, fusil
un único movimiento aglutinante o corriente uni- y dinamita del poder político, económico y cultu-
forme con planteamientos y metas comunes. La ral de la burguesía y construir sobre los cadáveres
variedad de opciones que surgen al calor del de los patrones, el poder político comunitario y so-
quehacer de la conciencia cultural de la realidad cialista de los trabajadores y naciones originarias
(Bates 1988: 117) se hace praxis generando una Aymaras, Qhiswas, Guaraníes, Ayoreos, Mosote-
gran diversidad y riqueza de organizaciones y nes, etc ." (documento aprobado por minoría.
planteamientos (asunto que omiten autores como S UTCB, 1989). En el Perú, donde la intolerancia
Chaumeil, 1990: 105 ). Por ello, resulta que no ideológica se ha hecho violencia, resulta pertinen-
obstante autodesignarse con nominaciones tan te recordar Jo sostenido por Alberto Flores Galin-
amplias como "mundial", "sudamericano", do: "Las utopías pueden convocar pasiones capa-
"amazónico", etc., no existen en efecto represen- ces de arrastrar o conducir a las mu! ti tu des más allá
taciones de tales magnitudes, sino tendencias más de lo inmediato, hasta intentar tomar el cielo por
asalto o arrebatar el fuego a los dioses. Pero esta es la más antigua organización de la selva peruana
mística se conviene fácilmente en fanatismo y en o la central ashaninka del río Tambo o la central de
rechazo dogmático de quienes no la comparten. comunidades aguaruna del Alto Marañón, o la
Subyace una vertiente autoritaria que a su vez, central ashaninka del río Ene, etc., etc.); el vacío de
genera los.desbordes violentos" (1988: 418). representación preexistente y el perfil gremial de
Un comentario especial merece el tema de los la CONAP permitió congregarles y posibilitó a
"territorios étnicos". En efecto, algunas tenden- tres de aquellas federaciones promotoras perma-
cias identifican aquellos espacios como fronteras necer en ambas entidades (FECONAU, FENA-
geográficas más o menos bien delimitadas, cual si MAD y FEDECOCA). Si nos atenemos a los
se tratara de una prolongación de atributos del hechos y no a las pasiones que no son de por sí
derecho de propiedad. Es curioso que la propuesta malas pero son dominio de la subjetividad, ningu-
la hayan levantado las organizaciones amazóni- na organización nacional puede decir que repre-
cas sobrepasando como postulado a las tradicio- senta a todos los nativos de la amazonía peruana,
nales reivindicaciones por la tierra en el ande. His- ni antes ni después de la conformación de la
tóricamente en el caso peruano, los pueblos selvá- CONAP.
ticos utilizaron "abiertamente" el medio físico en Dicho lo anterior, regresamos al punto de los
el que se encontraban; cuando las condiciones que territorios étnicos; desde una perspectiva andina el
hacían posible esta apertura variaron sea por la planteamiento territorial para huancas, quechuas,
existencia de presiones para su sedentarización, aymaras u otros pueblos es la punta de un iceberg
por la disputa de espacios con los migrantes o por revolucionario para las características de los ac-
la extensión de moldes jurídicos como las titula- tuales estados nacionales: los obligaría a reorde-
ciones, lo cieno es que la armazón política de las narse políticamente. Pero en la mayoría de casos
federaciones aglutinó "comunidades legales" en estas concepciones han sido injustamente carica-
cuencas específicas; empero, esa extensión no turizadas o desestimadas, cuando no frontalmente
llegó a cubrir necesaria y simétricamente a todo atacadas, alegándose que ellas son propuestas más
un grupo étnico sino porciones más o menos o menos subterráneas de secesión; posiblemente
grandes. Así pues, el territorio étnico y el armazón algunas de esas críticas tengan asidero en que los
organizativo de las federaciones amazónicas no "proyectos indígenas" se exponen como ailernati-
coinciden automáticamente. Como indicamos en vas separadas y diferentes a las que proponen los
otra ocasión (Bailón 1988), la combinación de "proyectos nacionales". Esto sucede cuando se
varios factores culturales (en especial genealógi- alega que el nudo gordiano de la situación indígena
cos), económicos.jurídicos y ecológicos, son aco- lo constituye su relación -que puede desatarse-
modados por los indígenas para lograr unidades con los "blancos" y el "occidente", olvidando el
relativas pero geográficamente compactas. peso de la conformación de clases sociales y la
posición dominada de los indígenas en el sistema
Permítasenos un paréntesis llegados a este capitalista. Se considera que la cuestión indígena
punto. Como hemos afirmado, el proceso seguido nace en una matriz histórica anterior y distinta al
por el movimiento indígena amazónico en el Perú sistema capitalista, cual es el colonialismo euro-
demuestra que no existe -en la mayoría de los peo del siglo XVI entendido como tiranía del
treinta casos- una perfecta simetría entre el grupo "blanco" sobre el "indio", y por ello -enfatizan-
étnico y una organización que exclusivamente lo tiene una resolución propia y necesariamente dife-
represente, dándose el caso de que un mismo rente a la de las clases sociales. Añádanse a estas
pueblo cuente con varias organizaciones legíti- perspectivas -bien empleadas por los Estados
mas. Tal es la situación entre otros de los aguaru- Unidos en casos como el de Nicargua- las tesis del
nas o los ashaninkas. La precisión es peninente en "cuarto mundo" y los sucesos acaecidos en Centro
el nivel de las entidades nacionales (CONAP y América (Díaz-Polanco 1987) para dar mayor
AIDESEP) ya que se sostuvo que el nacimiento de crédito a quienes se han mostrado escépticos y
CONAP dividía el movimiento indígena amazó- suspicaces frente a las consecuencias de tales
nico. Según sabemos, la constitución de la CO- planteamientos en un contexto de guerras de baja
NAP fue el resultado del coincidente esfuerzo de intensidad. Empero si se emplaza la situación
varias federaciones que no formaban parle de indígena en función a los lazos que articulan a las
ningún mecanismo de representación ínter-étnica "nacionalidades" con la "nación" (y por tanto la
y que en consecuencia no emigraron de una a otra solución ha de encontrarse en esa precisa esfera) y
instancia (por ejemplo, la federación yanesha que se admite el análisis de la simultaneidad en la
ciones ciudadanas, clasistas y modernas y nacio- salsa, y los de orientación expresivo simbólica se
nalistas. Cómo conjugar entonces uno y otro ele- comuniquen entre sí, revaloricen su patrimonio
mento en una serie de juegos de conflictos donde cultural de manera tolerante, es decir democrática,
están presentes -¿qué duda cabe?- cuestiones de y se enfrenten institucionalmente a las nuevas
discriminación nicial, de exclusión cultural, de relaciones de poder, que son todavía, en versión
explotación de clase, generalmente mercantil y de "local", y para decirlo en tono de Medina Echava-
dominación nacional. La idea de un sujeto peren- rría(2), las viejas haciendas agglornadas, y en
ne en la historia y el esencialismo en el análisis de versión universal, las transformaciones culturales
las relaciones sociales no es posible, y como y de mercado promovidas por las transnacionales:
insinúa Xavier Albó, creo que debe ser criticado. es decir "el afuera".
Porun tiempo persistirán en la cultura contem- Es imprescindible comprender"el afuera": un
poránea india demandas sociales (tierra, mercado, movimiento social que quiera dar cuenta histórica
trabajo), de recuperación y/o construcción ciuda- de sí mismo necesita plantearse en otros términos
dana (como derecho individual y como ayllus, la cuestión del desarrollo; es decir, además de
etc.), de autoafirmación nacional (como bolivia- comunicarse con otros actores nacionales o regio-
nos), de control estatal (nacionalistas populistas) nales, necesita plantearse tanto el reconocimiento
y de búsqueda de modernización cultural (educa- de los cambios sociotecnológicos como la necesi-
ción, por ejemplo). Sin embargo, respecto de la dad de transformar las instancias de la seculariza-
innovación, hoy lo central está cada vez más ción, que como se sabe están sustentadas en valo-
asociado a un dilema; se trata de una suerte de res de mercado cada vez más anodinos y excluyen-
búsqueda de una autonomía India, de una ciuda- tes. ¿Cómo, por consiguiente, plantear el desarro-
danía India que incluya valores comunitarios, de llo interno e internacionalizar la acción colectiva
solidaridad y tolerancia, pero que al desprenderse con otras fuerzas culturales, como los verdes, las
de prácticas y orientaciones totalizantes y teleoló- mujeres, los negros y pacifistas en USA y en
gicas del pasado engendran también prácticas y Europa, que también son productoras de sociali-
valores asociados con el faccionalismo, el indivi- dad y de los humanismos? En definitiva, ¿cómo
dualismo y la ruptura de la personalidad cultural. integrar al proceso de modernización, especial-
Como ya lo insinuamos más de una vez, "el mente tecnológica, asumiendo desafíos de moder-
chenko" y la anomia cultural son una fuerza nidad, es decir, de valores de solidaridad y de
comparable, o para decirlo en aymará, "lo kara" críticas socioculturales de la historia universal?
crecerá cada día más y eso no es bueno ni malo en El sociólogo argentino Gino Germani terminó
sí. pensando(3) que ya no era posible asociar moder-
El dilema quizás nos invita a pensar como nización con democracia, que la fuerza actual de la
posible una renovación permanente y abierta de modernización destruirá valores humanistas y
una inconclusa y felizmente nunca acabada cons- que más bien el mercado y la programación serían
trucción del patrimonio cultural nacional, donde cada vez más totalitarios; él sólo veía lucecitas de
lo indio y sus ambigüedades son claves, pero no democracia en lo local, en lo pequeño, en lo terri-
excluyentes. torial y en las constelaciones regionales, en la
Y tal vez así se pueda por fin revalorizar la internacionalización política de la democracia, es
fuerza política de la cultura. decir, en la democracia universal.
La segunda dificultad proviene de una duda: El texto de Xavier y sobre todo los indios que
¿qué tan fuertes son estos nuevos movimientos él analizó están cabalmente en esta encrucijada.
étnico-culturales? En realidad, son parte, quizás
transgresiva, de la diáspora de los viejos movi-
mientos nacional populares, pero también son lo
(1) Fuentes, Carlos "México tan lejos de Dios", CLA-
pequeño, lo monádico y lo fragmentado, monta-
RIN, pág. 12, Buenos Aires, 28 de abril de 1991.
dos hacia la sociabilidad y al poder positivo, que
no alcanzan, por ahora, más allá de los deseos de (2) José Medina Echavarria, Consideraciones socioló-
Xavier (y míos) de constituirse en movimientos gicas sobre el desarrollo económico, Editorial
Universitaria, EDUCA, Costa Rica, 1980.
históricos. Quizás la única chance es que la irrup-
ción cultural encubierta, y no sólo de movimien- (3) Gino Germani, "Democracia y autoritarismo en la
sociedad moderna" en Los limites de la democra-
tos indios, sino también de mujeres, ecológicos,
de rock. de derechos humanos, de obreros, de cia, Tomo I, CLACSO, Buenos Aires, 1985.
indio referido por Albó sería, en el mejor de los los casos boliviano y peruano va confirmando esta
casos, aún embrionario o todavía solamente ope- percepción(2). Ahora bien, si en el texto que
rante en cuanto "masa social" reivindicacionista comentamos Albó revela un sorprendente escep-
(pero no en cuanto "masa política" en expansión y ticismo cuando se refiere al inmigrante, paralela-
con potencialidades reales de impacto estructural mente delata-en un movimiento ideológico quizá
sobre la dinámica del poder estatal y social). En el inconsciente o involuntario-, un utopismo cam-
peor de los casos, se trataría más bien de un peslnista que es fruto posiblemente de su desarro-
renovado florecimiento del "vanguardismo radi- llo político e intelectual previo(3). Así, a raíz de
cal" (hoy étnico) al cual somos tan afectos en los "efectos boumerang" del desarrollo homoge-
América Latina y que se habría suscitado por neizadorque Albó menciona, él concluye su texto
flujos ideológicos de distinto carácter y origen señalando que "estamos frente a una situación
desconectados, sin embargo, de la dinámica real dialéctica que, por una parte, prosigue la tenden-
de una base crecientemente "ciudadana" y decre- cia uniformizadora de la sociedad, según la cual el
cientemente "étnica" en sus requerimientos y indio debería dejar de serlo para poder insertarse
exigencias hacia el Estado y la sociedad global. y avanzar dentro de esta sociedad. Pero, por otra,
Como ratificando la validez de tal escéptica este indio no tiene ganas de perder su forma
percepción de los fenómenos descritos, Albó particular de vida" y entonces se lanza "incluso a
apunta, en sus Conclusiones, que "el modelo de la ofensiva y (propone) a toda la sociedad un
desarrollo dominante en toda la región sigue nuevo estilo de estado plurinacional". ¿De qué
fomentando más bien una creciente uniformiza- indio estamos hablando? ¿Por qué el "efecto
ción en torno a la nación-estado ... " Y más adelan- boumerang" no valdría para el inmigrante? ¿A
te plantea que "no debe olvidarse, por ejemplo, qué etnicidad nos estamos refiriendo?
que la misma presencia de líderes urbanos en este Convengamos, aunque esta no es nuestra
resurgimiento indio es sólo un contrapunto frente posición personal, en que la noción de "indio
a la gran cantidad de inmigrantes que en dos o tres urbano" es falaz. A pesar de ello, nadie podrá
generaciones quedan asimilados a las clases bajas dejar de convenir a estas alturas del debate y la
urbanas, renunciando a sus orígenes en su falaz es- investigación en torno a los países del flanco
fuerzo por sufrir menos y subir más". Pero, indu- occidental del subcontinente, que sus escenarios
dablemente, la cosa es más compleja y una pers- urbanos son también un espacio de lo étnico. Más
pectiva más positiva no parece ser tan fácilmente concretamente, en Chile la urbe es el escenario del
desechable. "roto", en Bolivia, Perú y Ecuador del "cholo" y
Quizá una de las limitaciones más serias del del "serrano", en Colombia de "mulatos" y (más
texto de Albó es el uso de las nociones de "indio" rotundamente) "indios". Se podría rebatir que
y de "etnicidad" de un modo excesivamente res- ninguna de estas categorías nos remiten, en el
tringido para designar a las poblaciones rurales plano teórico, a lo "étnico", siendo más bien
de la macrorregión estudiada. De hecho, la recapi- solamente de orden sociocultural en un perfil
tulación informativa que el texto nos ofrece sobre societal estratificado. Pero sí nos remiten a lo
el florecimiento de organizaciones de corte u político, que es adonde apunta fundamentalmente
orientación étnica se concentra casi exclusiva- el texto de Albó y desde donde se abre paso una
mente en aquellas referidas al mundo rural de los perspectiva más optimista -que no peque de un
cinco países revisados. Las alusiones a la temática "utopismo" sin asidero factual constatable-, so-
del "indio" y de la "etnicidad" en la urbe son casi bre el "retomo" del indio descrito por Albó en
inexistentes en el texto y cuando ocurren nos referencia a las últimas dos décadas y pico. Y es
remiten siempre a fenómenos y eventos rurales. que, para contrapesar los indicadores electorales
Más preocupante aún es la referencia que acaba- aducidos más atrás, ya varios autores han señala-
mos de citar en donde el inmigrante aparece radi- do la importancia, por lo menos con abrumadora
calmente asimilado a "las clases bajas urbanas" y nitidez para los casos de Bolivia y Perú, del hecho
despojado de toda pertenencia y adscripción étni- del "cholaje" en los resultados de las últimas
ca. Pero el mismo Albó, en otros textos(!), ha elecciones nacionales (1989, 1990 respectiva-
estado entre los primeros en señalar, por ejemplo, mente)realizadasenestos países(4). Sien Bolivia
para el caso boliviano, que el inmigrante en las el espectacular ascenso de Carlos Palenque en el
ciudades no puede ser visto o entendido como departamento de La Paz, el mayor distrito electo-
despojado de todo atributo y filiación étnica y no ral de este país, encontró su punto masivo de
cabe duda de que la bibliografía más reciente para arranque en el "cholaje" de la capital paceña para
desplazarse luego hacia las áreas rurales y ganar dad prometida, ILDIS, La Paz, 1989. Para el caso
abrumadoramente la inmensa mayoría campesi- peruano, es útil consultar a Teresa Tovar y Antonio
na, el perfil fuertemente étnico de la votación Zapata, "La ciudad mestiza. Vecinos y pobladores
pal enquista no pudo sino nutrirse de las dos déca- en el 90" en Movimientos sociales: Elementos
das de activismo katarista recontadas por Albó. para una relectura, DESCO, Lima, 1990; también
En el Perú, por otra parte, el también espectacular sigue siendo útil, a pesar de tratarse de un texto ya
ascenso de Fujimori hasta la misma presidencia "viejo", Aníbal Quijano, Dominación y cultura.
de este país se habría nutrido fuertemente de la Lo cholo y el conflicto cultural en el Perú, Mosca
imagen excesivamente señorialista y blanca de un Azul Ed., Lima, (1964) 1980. Por razones de tiempo
FREDEMO incapaz de ponerse a tono con un país no hemos podido consultar, ni siquiera a vuelo de
cuya aguda crisis global ha empezado también a pájaro, bibliografias referidas a Chile, Ecuador y
hacer aflorar subterráneos problemas de identi- Colombia. Esto, como se ve a continuación, limita
dad. Aquí no cabe entrar en detalles: Señalemos nuestro comentario.
simplemente que, por lo menos en Bolivia y Perú, (3) Albó ha sido, desde hace muchos años, uno de los
el "factor" étnico-cultural ha empezado a cobrar ejes principales del Centro de Investigación y Pro-
una relevante importancia político-electoral. Si moción del Campesinado (CIPCA) en Bolivia. De
tanto Palenque como Fujimori despuntan inicial- orientación "campesinista", como su mismo nom-
mente como fenómenos urbanos nutridos en la bre lo señala, OPCA ha jugado también un papel
masividad del "cholaje", para luego ganar las destacable en el desarrollo del sindicalismo agrario
mayorías campesinas, el "retomo" del indio se autónomo de la Bolivia contemporánea. En los
revela como un fenómeno paralelo, por lo demás últimos años, acompañando siempre los desarrollos
en estos dos países, al de la emergencia, segura- de la CSUTCB, CIPCA ha ido también optando por
mente también contradictoria y heterogénea, de un mayor énfasis en tomo a la dimensión étnica de
las masas inmigrantes del campo e incluso desde este país.
el extranjero que hoy agolpan las urbes con cargas (4) En Bolivia, para el caso del palenquismo, se puede
de identidad seguramente conflictivas para el consultar a Joaquín Saravia y Godofredo Sandoval,
proyecto homogeneizador. La posibilidad de que Jach'a Uru: ¿La esperanza de un pueblo?, CEP
el "retomo" del indio, hoy verdaderamente masi- e ILDIS, La Paz, 1991; y las tesis inéditas de Rafael
vo o aún cupular (no lo sabemos), se encuentre Archondo, Antecedentes, público y rasgos retórl·
con la emergencia del "cholaje" y los migrantes, cos del discurso del sistema R.T.P., (UCB, 1991),
quizá fugaz o más bien de larga duración (tampo- y de Hugo San Martút, El palenquismo: Movi-
co lo sabemos), constituye, en todo caso, una miento social, populismo, informalidad polftlca,
eventualidad cuya explosividad de coyuntura no (FLACSO-Bolivia, 1991). Para el Pení, son de
tendría que ser subestimada para el tiempo corto lectura obligada los trabajos de Carlos lván Degre-
venidero. Por otro lado, para las corrientes políti- gori y de Romeo Grompone en Elecciones 1990.
cas y sociales progresistas la articulación entre Demonios y redentores en el nuevo Perú. Una
"cholos" (y otras mayorías y minorías étnico o tragedia en dos vueltas, IEP, Lima, 1991.
socioculturales urbanas) e "indios" ha despunta-
do ya como una necesidad ineludible -tan impe-
riosa como la de la nunca plenamente lograda Alberto Chirif
alianza obrero-campesina-, del activismo en la Apartado 230
larga duración. l quitos, Perú
()) Baste como ejemplo citar a Xavier Albó, Tomás Difícil me resulta comentar un artículo tan
Greaves y Godofredo Sandoval, Chukiyawu. La extenso como el escrito por Xavier Albó, bajo el
cara aymara de La Paz, 4 volúmenes, Cuadernos título "El retomo del indio". Digo difícil por la
de Investigación ClPCA, N" 21, 22, 24 y 25, La Paz diversidad de experiencias que describe, por la
1982 y 1983. gran cantidad de información que expone y, final -
(2) Además de los volúmenes de Albó et al. ya citados, mente, porque no he podido conocer la multiplici-
y escogiendo al azar unos pocos de los títulos dad de situaciones que él refleja en su trabajo. Por
recientes, mencionemos, para el caso boliviano, a estas raz.ones, me voy a dedicar exclusivamente a
Femando Calderón, Urbanización y etnicldad. El comentar sobre el caso peruano, que en mi condi-
caso de La Paz, CERES, Cochabamba, 1984; ción de peruano trabajador en el área amazónica,
Godofredo Sandoval y Femanda Sostres, La ciu- es por cierto el que mejor conozco.
Una de las debilidades que encuentro en el incorporar los planteamientos auténticos de las
artículo de Albó es la de no analizar las propuestas bases a fin de crear con ellos propuestas programá-
de cada una de las dos organizaciones indígenas ticas cuyo carácter nacional fuese consecuencia
presentes en el espacio amazónico: la Asociación del conocimiento de la realidad. ·
Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana AIDESEP nace como un esfuerzo de auto ges-
(AIDESEP), que comenzó a gestarse en 1977 y tión, de tomar las riendas en manos propias del
adquirió forma legal en 1985; y la Confederación proceso político de los pueblos indígenas amazó-
de Nacionalidades Amazónicas del Perú (CO- nicos en Perú. (Propicia incluso que líderes indí-
NAP), que surgió en 1987 y que aún carece de genas asuman cargos políticos que van más allá de
forma legal, cuestión que, como señalaré más las fronteras de las federaciones que afilia: alcal-
adelante, va más allá de lo puramente formal y días distritales y provinciales, diputaciones regio-
tiene que ver con su dependencia ideológica y nales y otros). En esto no se diferencia de los
funcional con centros de apoyo. Otra debilidad de esfuerzos de las organizaciones indígenas amazó-
su trabajo, es que Albó sólo se limita a hacer nicas de los demás países de la cuenca. No por
afirmaciones de carácter general sobre las dife- casualidad entre ellas gestan y dan nacimiento a la
rencias entre una y otra, en base a las apreciacio- Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la
nes difundidasporunade las partes: laCONAPy Cuenca Amazónica (COICA). En este esfuerzo
sus patrocinadores. asume funciones que antes estaban exclusivamen-
La forma como una organización nace dice te en manos de centros de apoyo: defensa de sus
mucho sobre su carácter, su ideología, estructura, derechos, capacitación, salud y otros. En suma,
sus objetivos y definición de su trabajo. AIDE- toma para sí la responsabilidad de la conducción
SEP comenzó a gestarse en 1977 cuando un grupo de tareas que antes hacían las ONGs. Ante la falta
de líderes de diversas federaciones indígenas se de una legislación nacional para organizaciones
encontraron en Lima en el marco de reuniones pe- de su naturaleza, toma de las normas vigentes la
riódicas convocadas por personas de diversas pro- modalidad que mejor se adapta a sus necesidades:
fesiones que trabajaban sobre problemática ama- la de Asociación Civil, vale decir se constituye
zónica e indígena (de las cuales formaba parte), como una ONG (lo mismo hacen una serie de
con el afán de unificar criterios, limar asperezas y federaciones indígenas de la cuenca), lo cual fun-
coordinar esfuerzos. Aunque la memoria me pue- cionalmente le permite a AIDESEP ejercer su
de traicionar en cuanto a plazos, creo que no pasó capacidad jurídica autónoma en el desempeño de
un año antes de que los líderes indígenas declara- sus labores: firmar convenios, recibir donaciones,
ran su voluntad de seguir con esas reuniones pero gestionar préstamos, comprar, vender, contratar,
solos, sin la presencia de no indígenas, al tomar dar poder y otras. De allí a negar, como algunos lo
conciencia de que la suerte de sabiduría que nos hacen, su calidad de organización a la AIDESEP
habían dado los estudios superiores y nuestra que es una ONG, considero que, en el mejor de los
pertenencia a la sociedad dominante (y esto por casos, es una exageración sin fundamento; en el
encima de nuestras bellas declaraciones de com- peor, expresión de mala fe contra ese movimiento
prensión para con los oprimidos, siempre insufi- indígena. Lo mismo puedo decir de la acusación
cientes para cubrir el vacío que nos separaba de que se le hace como organización desarrollista y
ellos por no vivir su experiencia de dominación) que rebota como un bumerang contra los acusado-
resultaba inhibitoria para el surgimiento de un res. ¿Cuál es lalógicaque permite acusardedesa-
diálogo horizontal, donde pudieran expresar me- rrollista a una organizacióin que toma en sus
jor sus dudas y cavilaciones, sin tener que padecer manos sus reivindicaciones territoriales, del dere-
nuestras soluciones autorizadas ni, dicho más cho a la propia cultura y lengua, el derecho a la
claramente, nuestro patemalismo. capacitación de sus miembros para que puedan
AIDESEP nace, pues, de una ruptura entre asumir en mejores condiciones la defensa y con-
líderes indígenas y los profesionales indepen- ducción de su destino, el derecho a planificar y
dientes y centros de apoyo. En su nacimiento ejecutar programas de educación y salud que res-
queda también claramente expresada su toma de pondan a sus características y necesidades más
posición y la saludable distancia adoptada frente sentidas, el derecho a romper lazos de dependen-
a los partidos políticos, algunos de los cuales, cia y explotación con patrones y comerciantes,
desde muy temprano, vieron en el movimiento en buscando establecer mecanismos alternativos que
ciernes la posibilidad de captar nuevos feligreses le reporten el gozo de los beneficios generados por
y ensanchar sus bases, pero sin preocuparse por el trabajo de sus integrantes; cuál es la lógica,
repito, para hacer estas acusaciones en el caso de Si esto no se conoce y entiende no se explica el
que quien asume esta responsabilidades una orga- por qué de las pugnas y hostilidades entre los
nización indígena, cuando esto es precisamente lo centros de apoyo y AIDESEP y tampoco se entien-
que en el papel intentaban también hacer los cen- de el por qué del nacimiento de CONAP. En
tros de apoyo? ¿Por qué, en suma, cuando estas efecto, CONAP no surge como una alternativa
tareas las quiere asumir una ONG no es desarro- indígena para tratar de llenar los vacíos y debilida-
llismo, y sí lo es cuando las ejecuta una organiza- des de los que AIDESEP, como cualquier organi-
ción indígena que, más allá de los resultados del zación, no está exenta, sino como un montaje de
propio programa, tiene el beneficio adicional de centros de apoyo que necesitan contar con una
labrar una experiencia propia y de hacer un apren- base social que de legitimidad a su existencia y su
dizaje en la práctica política? búsqueda de financiamiento. Para lograr esto ca-
El nacimiento de la AIDESEP significó un pitalizaron, exacerbándolos, conflictos existentes
menor espacio de acción para los centros de apo- entre líderes de federaciones y de la AIDESEP.
yo, una pérdida de su hasta entonces sacramenta- Aun cuando la falta de espacio me impide hacer
da calidad de intermediarios de los pueblos indí- ahora comentarios detallados sobre las organiza-
genas frente al gobierno y a las financieras y una ciones presentes en la asamblea de constitución de
pérdida de su legitimidad. Desdeentonces,unaor- CONAP (mayo, 1987), sobre algunas de sus nue-
ganización indígena reclamaba para sí su indiscu- vas incorporaciones y también sobre las desercio-
tible calidad de actorprotagónico en el proceso de nes, me veo en la obligación de mencionar algunas
consolidación del movimiento. A fin de cuentas, cuestiones.
todos quienes trabajábamos con pueblos indíge- En la asamblea de constitución de CONAP
nas habíamos expresado que la meta de nuestra aparece una federación claramente definida por
labor era que ellos organizados asumieran el con- esta opción (la FECOCA YA, la más antigua de
trol de su destino. No todos, sin embargo, éramos todas las existentes en el Perú -1969-, que se creó
concientes del alcance de nuestros emmciados como Congreso Amuesha); algunas dubitativas
teóricos, como la experiencia lo demostró (y en cuyos afectos han ido cambiando de una y otra
muchos casos lo sigue demostrando) cuando los organización a lo largo de los últimos años (como
indígenas levantaron una propuesta autónoma. El la FEDECOCA, que a raíz de su reciente cambio
espacio se acortó porque las federaciones regio- de directiva parece haberse decidido por la alter-
nales declararon su intención de trabajar directa- nativa de AIDESEP); otras que llegaron pensando
mente sus programas con el apoyo de laAIDESEP que se trataba de una asamblea de líderes indíge-
y porque muchas financieras comenzaron a con- nas pero no de confirmar el nacimiento de una or-
dicionar la asignación de fondos a los centros de ganización nacional, ratificando luego su afilia-
apoyo a la coordinación de éstos con la organiza- ción a AIDESEP (como FECONAPU y FENA-
ción nacional. Era el momento en que los centros MAD); algunas más bien fantasmas (como OCA-
debían haber cambiado de actitud, renunciado a RE); y, finalmente, individuos de determinadas
su rol de intermediarios, a su hegemonía dentro zonas, que aparecen con cargos tan indefinidos
del movimiento y a la parcela de poder que deten- como el de "coordinador de líderes", "delegado"
taban, porque AIDESEP no planteaba su desapa- (así a secas) o incluso "jefe de comunidad", cargo
rición sino ese cambio. En este contexto, las acu- que dice poco de una organización que se supone
saciones de racismo hechas por los centros a los afilia federaciones. Dentro de los líderes más
líderes de AIDESEP resultan falsas, también por- militantes de CONAP aparecen también algunas
que la organización comenzó a contratar profesio- personas que, habiendo trabajado en federaciones
nales no indígenas de su confianza para contar con afiliadas a AIDESEP, fueron separadas a causa de
un equipo técnico permanente de apoyo propio, conflictos diversos que no es del caso calificar. En
del cual formo parte desde julio de 1989. (Pongo los años posteriores, algunas de las federaciones
esta carta sobre la mesa para que nadie pretenda que sí se habían afiliado se separaron rechazando
luego descubrir que trabajo para AIDESEP). El la actitud de CONAP y de los centros asesores,
resultado fue contrario al esperado. Lejos de coor- como es el caso de la FECON A Y y de SECONA-
dinar, los centros declararon su hostilidad. Fue MA, quienes conjuntamente con la Asociación de
entonces cuando el espacio de su dominio amazó- Maestros Bilingües Piros (APROBIP) firmaron
nico se les recortó aún más y se les redujo también una carta en este sentido (31 de mayo de 1991 ).
notablemente el acceso a las fuentes financieras Las nuevas incorporaciones de CONAP son, en
que les habían venido asignando fondos . casi todos los casos, producto del rompimiento
que ésta ha generado en federaciones existentes SEP sino también de las organizaciones indígenas
afiliadas a AIDESEP. Son los casos de la FECO- amazónicas de los demás países de la cuenca y, en
NARIN y de la FAD, miembros mutilados del general, de las organizaciones de América y el
Consejo Aguaruna Huambisa (CAH). Caribe, tal como Jo han expresado éstas en dife-
CONAP lleva más de 4 años de existencia. rentes encuentros, son los referidos al territorio y
Hasta ahora, carece de personería jurídica, por lo a la autodeterminación. Así lo ha entendido tam-
que no puede funcionar de manera autónoma. Es bién Albó, quien a mi entender da una muy buena
por ello que depende, administrativa y financiera- definición que sintetiza estos dos conceptos que
mente, de terceros. A nivel declarativo, CONAP con frecuencia se manejan de manera aislada (p.4
expresa su solidaridad con el movimiento campe- del manuscrito original). Pero CONAP discrepa
sino y obrero, pero también declarativamente se de estos planteamientos. En relación con la cues-
contradice. El 2 de febrero de 1988, cuando se tión territorial, ha llegado a plantear en una reu-
cumplía el plazo dado por el entonces Presidente nión donde se trataba sobre la reforma de la ley
de la República Alan García en la ciudad de vigente para comunidades indígenas amazónicas,
Pucallpa para titular en dos años a la totalidad de que los pueblos de la cuenca no pueden pretender
comunidades indígenas de la Amazonia, el Secre- acaparar la región (planteamiento coincidente con
tario General y el Sub-secretario de CONAP en- las posiciones oficialistas más duras). Además, se
viaron una carta al Ministro de Agricultura de la opone sistemáticamente a los programas de titula-
época "comprendiendo su llamado ministerial a ción que promueve AIDESEP con el engañoso
los trabajadores del campo para producir más y argumento de acaparamiento. AIDESEP difiere
mejor" y ofreciéndole su "franca y decidida par- de esa posición, reivindica el derecho de los pue-
ticipación para posibilitar: El ingreso de más divi- blos amazónicos a su territorio y señala, además,
sas al país" y "Contribuir en algún grado, a lasa- que apoyará a los movimientos indígenas andinos
tisfacción de la demanda de productos alimenti- que planteen Jo mismo en relación con las tierras
cios del mercado de la gran capital". Terminan que les fueron usurpadas. Miembros conspicuos
esta carta diciendo:"Excelentísimo señor Minis- de CONAP de la comunidad de Bajo Naranjillo
tro, el pleno de las comunidades nativas Amazó- (Aguarunas, Alto Mayo), en un documento que
nicas seguros de ser atendidos por usted, hemos dirigen a la dependencia del Ministerio de Agri-
convenido en nombrarlo PROTECTOR DEL cultura de Moyobamba (7 de junio, 1989) solici-
PUEBLO AMAZONICO (mayúsculas del origi- tando la aprobación de su reglamento interno,
nal), como gesto humilde y supremo de sincero sancionan la parcelación de las tierras de la comu-
reconocimiento y gratitud". Mayúsculo favor el nidad. Dice el reglamento: "Cada comunero posee
de la CONAP al felicitar a un Ministro directa- 71 has. de terreno y los disfrutantes son los comu-
mente responsable de la no titulación prometida neros debidamente censados en el padrón comu-
por el Presidente dos años antes y que, además, nal que suman 74 familias, las demás familias
estaba comprometido con uno de los grupos de pueden integrar si el usufructuario acepta y la
poder más importantes del país que, entre otras aceptación deberá remitirse por escrito a la junta
cosas, usurpaba madera de las propias comunida- directiva".(sic. Sección sobre Régimen Económi-
des indígenas amazónicas (Ucayali); también co. De la Explotación Agrícola. 2.1 .). Más adelan-
vinculado a turbios negocios de importación de te convalidan el alquiler (sic) de tierras entre
carne de vacuno y sindicado como uno de los aguarunas. Este reglamento niega también futuro
responsables del uso ilícito del dólar MUC (Mer- al Pueblo y la cultura Aguaruna: "El cambio rápi-
cado Unico de Cambio), dólar que tenía el precio do, en que se viene y vive no permite seguir
más barato para apoyar la importación de determi- manteniendo la cultura Aguaruna, sino más bien
nados productos necesarios al país, pero que en en un aprendizaje inmediato de las reglas, herra-
general sirvió sólo para enriquecer más a grupos mientas y otras formas de vida para supervivir en
ya poderosos. El nombramiento que CONAP una Cultura totalmente diferente". (Presentación).
otorgó a este Ministro (miembro además de un La propuesta indígena es descartada de plano y
régimen responsable del genocidio de los penales más bien optan por la alternativa integradora•.
en 1986 y de innumerables fosas comunes clan- En cuanto a la autodeterminación, la posición
destinas) no refleja su conciencia política declara- oficial de CONAP es aún mucho más drástica. En
da ni su solidaridad con los oprimidos. un artículo incluido en el Nº 4 de su boletín (oct.
Los planteamientos que mejor caracterizan al 1990, p.7), titulado "Deslinde con Al DESEP. La
movimiento indígena, no sólo en el caso de AIDE- "autodeterminación" es un pretexto para la divi-
sión", el autor señala tajantemente: "En otras pa- para que haya unidad y una sola decisión. 2.Aten-
labras, como nativos somos un sector explotado ción a los programas productivos de cada comuni-
más en la sociedad, igual que los obreros, campe- dad y búsqueda de financiamiento de estos progra-
sinos, capas medias y otros sectores sociales. mas, especialmente del Banco Agrario. 3.Incenú-
Tenemos nuestras diferencias, pero no por eso vos de una mayor producción de maíz y arroz.
podemos hablar de "autodeterminación" o "pro- 4.Pedido de asistencia técnica al Ministerio de
yecto indígena", independiente del proyecto his- Agricultura y Banco Agrario. 5.Establecimiento de
tórico popular". En lo que considero una confu- vútculos con instituciones públicas, religiosas y
sión total del concepto de autodeterminación y un privadas.6.Apoyo de organizaciones no-guberna-
alejamiento completo de CONAP respecto a los mentales para la defensa de sus territorios. 7.Reafir-
planteamientos del movimiento indígena de mación de su afiliación a la CON AP. 8.La necesidad
América y el Caribe, el autor enfatiza:"Si AIDE- de un programa radial para todos los Aguaruna en
SEP quiere formar una serie de mini-estados "au- Radio Moyobamba".(EI Trueno . Peri6dico para las
todeterminados" y completamente independien- comunidades nalivas de la Amazonía peruana.
tes del resto del Perú que lo diga francamente. CAAAP.Nº39, set. 1989, p.3). Nada sobre propues-
Esto es separatismo y en las actuales condiciones tas indígenas en estos acuerdos y sí un fuerte acento
es un sueño, un "ideal" que le hace el juego a sobre la integración, producción, créditos bancarios
quienes quieren ver eternamente divididos a los y puertas abiertas para las instituciones públicas,
sectores explotados". "Los de AIDESEP se aver- privadas y religiosas, tanto para apoyo técnico,
güenzan de plantear abiertamente sus tesis sepa- crediticio, de asesoría y misional.
ratistas porque saben que nadie los seguiría, al
margen de que en el plano jurídico están totalmen-
te perdidos. Si no, imaginemos por un momento a José Sánchez-Parga
grupos asháninkas al margen del Estado peruano, CAAP
sin que las leyes ni la Constitución tengan vigen- Aptdo. 17-15-00173-B
cia en sus territorios. En esas condiciones, ¿ha- Quilo, Ecuador
brían resuelto todos sus problemas?
Es lamentable decirlo, pero nuevamente acá Panorámico, brillante y exaltado, el estudio de
resaltan las estrechas coincidencias con los plan- X. AlbódescribecondetalleloqueTh. Abercrom-
teamientos oficiales más recalcitrantes, expresa- bie (1986) denominó el proceso de "etnogénesis"
dos además en un lenguaje más castrense que en los países andinos; pero su descripción del fe -
indígena. nómeno es poco explicativa. La reseña de la esca-
Finalizo este comentario consciente de haber lada organizacional en sus hitos y vicisitudes no
excedido el espacio que gentilmente me asignó la siempre refleja las razones y factores, los límites y
Revista Andina, pero sin haber agotado el tema ni contradicciones del movimiento indígena. En la
la presentación de documentos ilustrativos sobre breve conclusión se aducen dos argumentos que
los planteamientos divergentes de AIDESEP y nos parecen insuficientes; ni la reacción contraho-
CONAP. mogeneizadora ni la marginalización del indio, ya
Quiero terminar agradeciendo a la Revis- secular por lo demás en nuestros países, dan cuen-
ta Andina por haberme solicitado comentar un ta plena y coherente de la visibilidad societal
artículo tan sugerente como el escrito por Albó; y alcanzada por la emergencia indígena y su movi-
a este autor, por haberme apremiado, a través de miento organizativo.
su trabajo, a ordenar permanentes reflexiones Esta transformación de antiguos sujetos de la
sobre el tema y a expresarlas en estas páginas, historia -y pensados como tales- en nuevos acto-
cosa que de otra manera hubiera demorado más en res de la escena nacional que se constituyen en la
hacer, urgido por las premuras del trabajo cotidia- producción de nuevas prácticas y discursos res-
no. Gracias. ponde tanto a dinámicas internas al movimiento
indígena como a factores externos que configuran
• Líderes de esta misma comunidad propiciaron la los procesos truncos de un particular modelo de
ruptura de la Organización Aguruna del Alto Mayo desarrollo en nuestras distintas formaciones na-
(OAAM) y formaron una organización paralela cionales.
bajo el mismo nombre. En una asamblea reali1..ada No es porque el proletariado declinara como
entre el 5 y 7 de mayo de 1989, se tomaron los único sujeto de la historia que por un mecanismo
siguientes acuerdos:") .Consolidación de la OAAM de sustitución comencemos a pensar en "la fuerza
histórica del campesinado" (título de una obra mías de los pueblos indígenas se realicen eficaz-
colectiva compilada por F. Calderón y J. Dandler mente en formas de participación y representación
de la que Albó es coautor, publicada por CERES políticas a niveles tanto locales y regionales como
en 1984). Han sido más bien las largas acumula- nacionales. Esto, en otras palabras, significa una
ciones de una resistencia histórica las que en los real democratización del mismo Estado.
nuevos escenarios nacionales (y aun internacio- Los referentes míticos del pasado (al Tahuan-
nales) han dado lugar a tan inéditas como insólitas tinsuyo o a Tupaj Katari) podrán tener una gran
actuaciones de los pueblos indios. Tanto lamo- fuerza interpretativa, pero pueden también repre-
dernización como la crisis han provocado en sentar un obstáculo para desarrollar una racionali-
nuestros países una desagregación de actores y dad más instrumental, capaz de enfrentar los desa-
estrategias, entre los cuales el movimiento indíge- fíos de un futuro cada vez más operante en el
na presenta la mejor articulación de un triple prin- presente de los pueblos indígenas. Es, de hecho, en
cipio de identidad sociocultural, de oposición y estas apuestas que el movimiento indígena se ha
de globalidad en sus propuestas, lo cual le confie- revelado en parte poco eficaz y en parte poco
re una particular dinámica y acción en la escena ambicioso. Sus conquistas en los últimos decenios
nacional. han sido más bien defensivas, no lo gr ando ampliar
A pesar de sus estructurales limitaciones, las los márgenes de su participación en la sociedad ni
Reformas Agrarias, liberaron a los indígenas del tampoco llegando a poner en ejecución mecanis-
vínculo hacendario, y de sujetos de la tierra se mos efectivos de su representación política que le
convirtieron en ciudadanos libres y propietarios proporcionarán un poder mayor y más sostenido
de su propio territorio; nuevos intérpretes de una en los espacios deliberativos y de decisión locales,
"memoria larga" en la historia de los Andes. A regionales y nacionales. Esto determinó que la
ello hay que añadir esa nueva forma de moderni- visibilidad social alcanzada por el movimiento
zación y de ciudadanización del indígena que ha indígena no se tradujera en una correspondiente
conllevado la ampliación de su participación en el centralidad societal. Las políticas de los gobier-
mercado. Todo esto ha contribuido tanto a hacer- nos, los principales procesos económicos y las
los actores de su destino dentro de la sociedad importantes transformaciones operadas en la últi-
nacional como a reanudar y extender los vínculos ma década en nuestros países no sólo han tenido
intraétnicos a través de los cuales, participando de lugar al margen de los sectores indígenas sino que
los mismos intereses, compartiendo un proyecto enlamayorpartede los casos se han llevado acabo
común, iniciaron una nueva forma de relaciones e contra sus intereses. E igualmente contra los inte-
interlocuciones con el Estado y con otros sectores reses de los otros sectores populares.
de la sociedad nacionales. Esto cuestionaría hoy En este sentido, el diagnóstico de Albó, obje-
el aserto de Mariátegui, según el cual los indios en tivo y preciso respecto de la dinámica sostenida y
los Andes tienen raíces pero no proyecto. generalizada de la emergencia india, no tiene en
Oscilando entre pausas de repliegue y perio- cuenta el profundo deterioro de las condiciones de
dos de conquistas y expansión, el movimiento reproducción de esa misma sociedad indígena. El
indígena ha encontrado en los más recientes con- iceberg indio en la actualidad de nuestros países
textos de democratización un proceso propicio puede hacer de su espectacular visibilidad una
para consolidarse organizativ amente y, sobre todo, masa a la deriva en la línea de la flotación de
para presionar ante el Estado una nueva forma de nuestras sociedades, sin bases de arraigo en su
ciudadanía propia que garantizará su particular tradicional medio de reproducción sociocultural.
participación y representación en el desarrollo Ya muy marginales del mercado de productos
sociopolítico nacional. En esta dirección se orien- agrícolas y con escasas posibilidades de incorpo-
tan las demandas por lograr un estatuto legal de rarse a un sistema económico en colapso, cada vez
jurisdicciones especiales, de un "fuero étnico", más informatizado, los grupos étnicos, su movi-
que regulen la presencia del indio en la construc- miento y organización, se enfrentan en el más
ción de los proyectos nacionales. Lo que supone corto y mediano plazo al grave reto de la supervi-
profundizar la democracia del mismo Estado, y vencia. Muchos indigenistas en los Andes -no es
aun democratizar su institucionalidad jurídica con el caso de Albó- se han mostrado, por lo general,
el reconocimiento de las nacionalidades indíge- más sensibles ante "el retomo del indio" que ante
nas. Y para que esto no se limite a una mera el agravamiento de sus condiciones de vida, de su
declaración de principios ni a un nuevo literal en pauperización y de sus inciertas y arriesgadas
la Constitución, será necesario que las autono- formas de metástasis urbanas.
tradicionales o "indios" que un kuraka que vi viera gencia de lo indígena como "contrapunto y reac-
en los Andes en el siglo XVIII, manejando un ción" frente a una creciente corriente moderniza-
próspero negocio dedicado al comercio entre Lima dora global. Partiendo de un argumento epistemo-
y Potosí, que utilizaba ropa-europea, leía su colec- lógicamente basado en la dialéctica hegeliana, nos
ción de libros impresos en España o en las colo- dice que debemos entender la tradición como la
nias, asistía a misa -y marchaba en la procesión otra cara de la moneda de la modernización, cual
religiosa anual vestido como, según él, debían si fuera un resultado "boumerang" de ésta. En este
vestir los Incas nobles a quienes conocía a través contexto, al decir de Albó, el éxito final del retomo
de las descripciones dejadas por los conquistado- indígena depende "de la capacidad de los protago-
res, clérigos y burócratas españoles. Sin embargo, nistas indígenas por seguir remando contra co-
las definiciones asumidas y defendidas por estas rriente".
personas son ciertamente tan válidas como las La argumentación anterior, sin embargo, pre-
definiciones aplicadas desde fuera por la elite senta varios problemas, tanto en el nivel analítico
dominante. La definición del indio basada en las como metodológico . Primero, la inserción progre-
clasificaciones de los burócratas del poder real, siva y directa de nuevos ámbitos y poblaciones
hechas con la finalidad de asegurar el pago del dentro de la economía del mercado mundial
tributo o un subsidio en trabajo o en dinero para -proceso que subyace a la llamada modernidad-
este sector productivo no es la misma, sin duda no otorga simultánea o inherentemente las condi-
que la definición asumida por los alzados en la re- ciones de desarrollo debidas como para promover
belión de 1780, aunque las dos definiciones defi- una ubicación de carácter homogéneo en dicho
nitivamente tenían un punto de intersección, y proceso. Si bien Albó no rechazaría esta afirma-
estoy segura de que habían otras definiciones ción necesariamente, cabe añadir que esta contra-
hechas por otros sectores de la sociedad. dicción, de orden estructural antes que coyuntural,
Bien puede ser que, al enfatizar la real impor- no es afrontada como el reto de interpretación en
tancia de la explotación económica en las revuel- que merece constituirse. Resulta esencial poder
tas indígenas que estremecieron a la colonia en los responder porqué, cómo y cuándo se produce o no
últimos años del siglo XVIII, hayamos olvidado la asimilación cultural en este marco histórico
a veces que la movilización social sea en el siglo global, así como también analizar la medida en la
XVIII o en el XX, es un proceso tanto activo como cual, frente a la mayor fluidez de desplazamiento
reactivo. El estímulo del fino recuento hecho por del capital internacional, el concepto del
Albó me estimula a establecer las definiciones Estado-nación se constituye, tanto desde una
reales, enraizadas tanto en la explotación de las izquierda como una derecha política, cada vez en
elites dominantes y la construcción de una identi- mayor traba, mientras que, de modo correspon-
dad que respondía a las circunstancias existentes, diente, van emergiendo movimientos regionales
que llevó a mucha gente a movilizarse en abierta de variado carácter a lo largo y ancho del globo.
oposición al régimen colonial y al sistema social Un segundo problema es que, en este marco, el
que lo sostenía. Este artículo me ha hecho recor- "retomo del indio" debe ser comprendido como
dar nuevamente que vivir y estar comprometido algo que va mucho más allá de la persistencia de
con el presente nutre nuestra comprensión del la tradición. El movimiento indígena en los Andes
pasado. introduce planteamientos que trascienden cual-
quier tradición, no sólo en la medida en que
brindan el grueso de las veces aportes frescos, de-
Lissie Wahl sarrollados ala luz de nuevas y diferentes circuns-
Centro de Estudios Regionales Andinos tancias históricas, sino debido a que introducen
Bartolomé de Las Casas relaciones de poder antes desconocidas frente a
Apartado 477 los diversos estados nacionales dentro de los cua-
Cusco les están insertas. En este último marco, resalta el
carácter de interdependencia, antes que de sumi-
El presente trabajo de Albó trata de un proble- sión, que el "retomo del indio" suele postular.
ma bastante importante. No obstante, contribuye Tercero, lo que está en discusión es más que un
poco a nuestra comprensión de lo que en términos proceso "boumerang", en el que frente a la bande-
concretos
...
constituye el llamado "retomo del in- ra de la modernización se levanta la de la tradición
d10 . indígena. Albó considera esto de modo implícito
En esencia, Albó comprende la renovada vi- en el curso de sus variadas descripciones de "lo
indígena" en los Andes. Mas no sólo no ofrece discutidos (el caso del Perú, en tanto conocido de
explicación clara alguna de esta diversidad sino primera mano, brinda un ejemplo claro de ello).
que soslaya los avances importantes realii.ados al Aun cuando el Jugar de discusión más amplia de
respecto. Un trabajo clave, por ejemplo, que pese este problema no sea éste, incurre con ello no sólo
a haberlo discutido en otras oportunidades, deja en gruesos errorl!s sino que, en el proceso, revela
de lado en esta ocasión, es el de Smith (1985). En sesgos políticos difíciles de admitir.
él, se dividen los movimientos indígenas de acuer- En resumen, es problemático equiparar el sig-
do con su naturaleza campesinista, indianista o nificado del "retorno del indio" con la sola exis-
étnica (ver también Ballón 1982), situando y tencia de tales movimientos o la conciencia que de
explicando dichas variaciones en el marco de sus ello tengan sus autores en la medida en que, por un
respectivos contextos políticoeconómicos de lado, en el avance de dicho retorno juegan un
emergencia. La relación histórica guardada frente papel diversas variables exógenas -algunas de
a diversos procesos de formación del Estado es ellas vinculadas incluso al carácter específico del
presentada entonces como crítica, dentro de una desarrollo internacional del capitalismo tardío-y,
hipótesis a la que hasta el día de hoy resulta difícil por el otro, dicho "retorno" representa, más que
oponerse. Habría sido interesante que Albó con- una vigencia sola de tradiciones, posibilidades
frontara la validez de este y otros ensayos de contestatarias concretas desarrolladas a la luz de
interpretación existentes. contextos históricos precisos. Tal vez solo a partir
No obstante, el método de presentación segui- de ellos se puedan entender muchos de los con-
do por Albó impide el desarrollo de un análisis trastes y similitudes en el "retomo del indio",
global de los hechos. Al partir de una enumera- tanto al interior de cada país andino como entre
ción descriptiva de diversos eventos relacionados éstos.
con el fenómeno en cuestión encada país, descar-
ta toda posibilidad de comparación o análisis me- REFERENCIAS
tódico de las variantes presentadas. Nuevamente,
dicho particularismo resulta en un contrasentido BALLON AGUIRRE, Francisco. "Sobre las
frente a los avances que se vienen ofreciendo con Organizaciones Nativas". Páginas VII (2):
respecto al problema tratado a Jo largo de las 23-25. 1982.
últimas dos décadas (trabajos, además, que casi
no son tomados en cuenta por él, salvo de modo SMITH, Richard Chase. "A Search for Unity
puntual, para extraer algún dato). Within Diversity: Peasant Unions, Ethnic Fe-
A esto se añaden errores de información, de derations, and Indianist Movements in the
variada importancia. Entre los más significativos Andean Republics". En Theodore MacDonald
resalta la facilidad con que se Je atribuye un com- (ed.), Native Peoples and Economic Deve-
portamiento u origen cupular a ciertos movimien- lopment. Occasional Papers Nº 16. Cambrid-
tos antes que a otros en los diversos casos andinos ge: Cultural Survival, Inc. 1985.
RESPUESTA
mayor aclaración sobre el contexto en que nació el
XavierAlbó artículo objeto de estos comentarios. Hace varios
CIPCA años, Frank Salomen me solicitó una contribución
Casilla 5854 para la Historia de los pueblos indígenas de
La Paz, Bolivia América, que está preparando Cambridge Univer-
sity Press. Mi tema específico era la historia de los
Gracias a los siete comentaristas por haber pueblos andinos -de Colombia a Chile- en el siglo
puesto su interés y tiempo para participar en este XX. El trabajo me resultó más complicado y a la
debate. Lamentablemente, no ha habido reaccio- vez mucho más fascinante que lo previsto al
nes desde la periferia indígena de Colombia y aceptar la propuesta. El artículo solicitado ha sido
Chile, cubierta también en el artículo. Por eso aquí ya enviado a los editores, pero el material recopi-
me referiré solamente a los tres países andinos lado es lo suficientemente rico como para escribir
centrales. un libro que tal vez algún día tendré la oportunidad
Antes de entrar en detalles, puede ser útil una de completar. Por lo menos consideré que era el
momento de someter a una audiencia local más en clave étnica. En Perú se nota menos, pero
amplia, y a un debate como el presente, la parte volveré después sobre este punto.
correspondiente a las dos últimas décadas. Tal vez Lissie W ahl es más dura en su juicio. Dice que
hubiera sido conveniente incluir en ella una mayor en mi texto hay "errores de información, de varia-
contextualización de los antecedentes desde prin- da importancia"; poco después los llama "gruesos
cipios de siglo para ubicar mejor algunos de mis errores". Pero no precisa más y, por tanto, yo tam-
juicios. Por esa misma génesis del artículo (envia- poco puedo adivinar. Sólo se queja de "la facilidad
do precisamente a Revista Andina), el énfasis con que se le atribuye un comportamiento y origen
está puesto pretendidamente en los pueblos andi- cupular a ciertos movimientos antes que a otros",
nos, propiamente dichos, de Colombia a Chile. refiriéndose, me imagino, al caso peruano. He
Los pueblos amazónicos y otros entran sólo de repasado el texto y veo que, donde más enfatizo el
manera indirecla, como un complemento indis- comportamiento cupular es en las organizaciones
pensable para comprender lo que está ocurriendo que iniciaron el proceso. Es normal y, como digo
en los primeros dentro del contexto de sus respcc- al referirme al caso boliviano, quizás "inevitable",
1ivos países. Eslo explica la ausencia de mayores precisamente por tratarse de iniciativas pioneras.
detalles, por ejemplo, sobre la Amazonia peruana, El riesgo, repetido innumerables veces en la histo-
reclamada sobre todo por Chirif. ria en muchos países y contextos, es que posterior-
Mi respuesla se organiza sobre la base de las mente los que fueron pioneros se resistan a perder
tres principales perspectivas !Ornadas en los co- su hegemonía para compartir el poder de igual a
menlarios: la corrección de los datos descriptivos igual con quienes llegaron más tarde. Dos ejem-
del trabajo, la interpretación de los mismos y sus plos contemporáneos, que no tocan al Perú ni
implicancias frente al futuro. llegaron a ser incluidos en mi trabajo, son por un
lado, el duro debat~ entre las organizaciones obre-
LOS DA TOS DESCRIPTIVOS ras y las campesino-indias para modificar las
cuotas de representación dentro de la COB boli-
Sólo Chirif -y de manera menos directa Calla viana, o entre el CRIC y otros grupos, sobre todo
y Wahl- se refiere a este aspecto y únicamente del Trópico y Llanos, dentro de la ONIC colom-
para datos locales. La ausencia de mayores co- biana.
mentarios en este punto me confirma lo oportuno Lo que no puedo aceptar es la afirmación de
del tema, que a muchos resultará quizás nuevo, al W ahl de que ello "revela sesgos políticos difíciles
menos desde una perspectiva panandina. de admitir", si se refiere a mi interpretación. Tal
Estos comenlaristas (y también Femando juicio no pasaría de ser un "pre-juicio" pues dudo
Calderón) se preguntan, desde distintos ángulos, de que tenga ni logre encontrar elementos para
sobre el carácter cupular o no de la conciencia probarme dichos "sesgos políticos". A lo más
étnica y de las organizaciones que la fomentan. podrá argüir que estoy desinformado para atribuir
Calla insinúa que nos faltan indicadores objetivos comportamientos más o menos cupulares a diver-
para medirla. El mismo no parece quedar muy sas organizaciones. Mis afirmaciones se basan, en
convencido de la univocidad de algunos de los el caso boliviano, en conocimiento de primera
indicadores que utiliza, como el comportamiento mano; para el caso peruano, en juicios escuchados
electoral. En efcc!O, la identidad étnica es un en distintos contextos -en Lima, Jquitos, Cusco,
fenómeno sumamente subjetivo, que varía según Puno ... - y de personas de diferentes tendencias,
contextos y objetivos del momento, y no puede que me merecen. todas ellas, mucho respeto. Pero
medirse con la misma precisión que -digamos- el estoy llano a escuchar, analizar e incorporar cual-
número de asalariados. De todos modos, es evi- quier información y argumentación complemen-
dente que en las dos últimas décadas han aumen- taria que rectifique las deficiencias señaladas.
tado los movimientos de masas con contenidos Por el momento las valiosas y cálidas precisio-
étnicos explícitos. A los ejemplos citados por nes incluidas en los comentarios de Bailón y sobre
Calla podemos añadir otros, como los masivos todo de Chirif, ambos referidos a la Amazonia
bloqueos de caminos -llenos de wiphalas y putu- peruana, más bien parecen ratificar los dos puntos
tus - en Bolivia desde los años setenta; y en 1990 centrales de mi juicio sobre lo que allí ocurre:
también en el Ecuador, durante el movimiento polarización interna y aislamiento de los Andes.
que ahora se conoce como su gran Levantamiento Hay que agradecer en particular el abundante
Indígena, que movilizó a todo el país con reivin- detalle informativo que nos proporciona Chirif;
dicaciones sin duda económicas pero expresadas pero este resumen final no parece ser la instancia
más adecuada para continuar un debate local, que aymaras. Incluso el caso boliviano del "compa-
sin duda merece un tratamiento más específico en dre" Palenque -que ciertamente habría sido intere-
otro artículo. Sólo dejaré constancia de que con- sante desarrollar más en el texto- prueba lo dicho.
cuerdo con él en considerar un avance positivo Palenque sabe combinar muy bien dos diséursos y
que una organización de base llegue a realizar simboli'smos: el de los orígenes autóctonos -ahí lo
eficaz y autónomamente muchos trabajos de pro- aymara sí es explícito- y el de una incorporación
moción que en otros tiempos y lugares hubieran más bien alienante, al estilo de los "señores del
estado en manos de instituciones no-indígenas. Gran Poder" (Albó y Preiswerk 1986).
De manera semejante a lo que dije con respecto a
los grupos pioneros, el riesgo de algunas ONGs, LAINTERPRETACION
iglesias o partidos, que quizás contribuyeron muy
meritoriamente a iniciar ciertos procesos y orga- Pero el punto en que más se concentran los
nizaciones de base, es no querer o no saber romper comentaristas es en la interpretación de la sección
el cordón umbilical. descriptiva del artículo. Todos esos aportes al
Ricardo Calla piensa que el texto restringe nivel de análisis son el tipo de reacción crítica y
excesivamente lo "indio" y la "etnicidad" a las enriquecedora que con el texto -más descriptivo-
poblaciones rurales. Ciertamente no es lo que yo deseaba y esperaba suscitar.
pretendía. Una cosa es que el CIPCA, institución Tienen razón Sánchez-Parga y Wahl cuando
a la que pertenezco, se concentre en trabajar en el dicen que mi texto es poco explicativo. No preten-
sector campesino (incluyendo su dimensión étni- de interpretar sino sólo dar los datos fundamenta-
ca) y o traque en los análisis no reconozcamos esta les en el tema que nos ocupa. No es un texto final
misma dimensión en medios no-campesinos. Este sino un desafío para una nueva línea de búsqueda
último punto lo he enfatizado en muchos textos, y reflexión. Con los datos aportados y la ayuda de
antiguos y recientes, incluidos los volúmenes una contextualización de índole más específica de
Chukiyawu, la cara aymara de la ciudad, que cita los respectivos países, recién será posible intentar
el mismo Calla. Si el texto deja esta falsa impre- interpretar el fenómeno . Tal vez Lissie Wahl se
sión, pese a las referencias muy explícitas al indio excede al decir que el método de presentación
urbano que pueden hallarse desde sus primeras "impide" un análisis global de los hechos. Que no
páginas, corríjase, pues ciertamente no es mi pen- se llegue aún a dicho análisis global es otra cosa
samiento. pues, efectivamente, no es lo que se pretende.
Otro punto es si son muchos o pocos los que, Dudo además que lo podamos hacer sólo para los
llegados a la ciudad y transcurridas varias genera- últimos veinte años. Será más ilustrativo y cohe-
ciones, pierden su identidad étnica. Sabemos que rente verlo, por ejemplo, en el conjunto de todo
ni los datos lingüísticos de los censos son muy este siglo. En cualquier caso, ¿sería posible este
confiables ni la lengua es el único indicador de análisis sin dar previamente (o al menos simultá-
lealtad étnica. Con todo, estos datos muestran de neamente) los datos descriptivos?
manera innegable el avance del monolingüismo La conclusión del trabajo ha motivado varios
castellano en los hijos de migrantes. Este hecho comentarios. Lissie W ah! la resume como el con-
como mínimo debilita la conciencia étnica y le trapunto y reacción frente a una creciente corrien-
añade mil ambigüedades. No lleva necesariamen- te modernizadora global. Tanto ella como Sán-
te a la homogeneización deseada desde arriba -lo chez-Parga dicen que es una explicación insufi-
subraya Calla- pero esto se debe al surgimiento de ciente. Sin duda. Pero pienso que es un componen-
identidades intermedias: es significativo que los te importante de la misma. Wahl no se equivoca
términos usados por Calla son "cholo", "roto", cuando asume que yo estaría de acuerdo con su
"serrano" y "mulato". Los ejemplos electorales énfasis en que los procesos de modenúzación no
muestran también la emergencia de lo "diferen- son homogéneos. Y ahí está el punto a ser analiza-
te", pero en medio de ambiguas identidades étni- do. Ella misma plantea a continuación un excelen-
cas. En cuanto al caso peruano, recientemente te pero ambicioso programa investigativo: ¿por
tuve la oportunidad de charlar con Carlos lván qué, cómo y cuándo este proceso produce o no la
Degregori, a propósito del libro citado por Calla, asimilación cultural? Sin pretender responder a
y en nuestro intercambio sobre el problema, apa- una interrogante de tales dimensiones en tan corto
reció con claridad que esos nuevos limeños, si espacio, voy a plantear dos de las particularidades
bien ya no ocultan su identidad "serrana", siguen que me parecen deben ser analizadas. Una se
evitando identificarse como "indios" quechuas o refiere a las diferencias en el tiempo y la otra,
según el lugar. Para ambos puntos el comentario nes pretendían echarla lejos. Pero no ayuda a
global de la historiadora Karen Spalding viene imaginar lo que es un espiral expansivo: al indio
como anillo al dedo, con sus estimulantes compa- quieren reducirlo a campesino y éste se autodescu-
raciones que van y vienen desde el siglo XIV bre como aymara, guambiano, etc.; lo liberan de la
europeo y los principios de la Colonia hasta el hacienda para hacerlo ciudadano uniforme (pe-
momento presente, y de éste al pasado. queño agricultor propietario o proletario) y él
redescubre que es comunario; le dicen que lo
DIFERENCIAS EN EL TIEMPO fundamental es la clase, ser campesino, y por el
camino éste reaparece como etnia e incluso como
Sánchez Parga y Spalding señalan la premisa nación. Se propone la homogeneización planeta-
cuando enfatizan que las contradicciones de la ria y rebrota con nuevos colores el derecho plura-
modernización ( actual no son la causa del retomo listaa la diferencia. Todo ello a partir, naturalmen-
del indio pues su resistencia viene de mucho más te, de la confrontación entre una larga conciencia
lejos. Spalding nos recuerda además muy atinada- histórica y el desafío permanente para acomodar-
mente que la Colonia supuso ya un tipo de indio se a lo nuevo. Por eso Bailón caracteriza bien este
muy modernizado. retomo como "paradójico y constante" y Spalding
Pero la pregunta es por qué esta identidad - insiste en las definiciones -o autodefmiciones-
fundamental durante la Colonia, cuestionada por .. activas" del indio.
la República liberal y que había vuelto a poner
cierto vigor en la primera mitad del siglo, antes o DIFERENCIAS SEGUN LUGARES
después según el país- vuelve con fuerza rcnov ada
precisamente después de haber perdido notable- Para este tipo de diferencias, vuelvo al Perú.
mente su vigencia durante las décadas desarrollis- Allí a principios de siglo surgió el más vigoroso
tas y de reformas agrarias, en tomo a los años 60, indigenismo tanto entre intelectuales, incluido el
en que tantos (incluidos los interesados) hablaban marxista Mariátegui, como en la lucha de lasco-
ya casi exclusivamente de "campesinos" sobre munidades (Lynch 1979; Tamayo 1981, 1982;
todo en Bolivia y Perú. Kapsoli 1984, 1987). Sin embargo, después de la
Comparto el análisis de Sánchez Parga, cuan- etapa de "campesinización ", común a otras partes,
do subraya que, en medio de sus limitaciones, esas en el Perú actual el "retomo del indio" no ocurre
reformas ampliaron el horizonte político y econó- con la misma fuerza de Ecuador y Bolivia, salvo
mico de los indígenas y posibilitaron nuevas rei- en la selva.
vindicaciones sobre la base de su memoria andina Lissie W ah! propone usar el modelo de Smith
de larga data. El despertar del indio fue facilitado (1985), surgido sobre todo de su experiencia pe-
por su liberación de la hacienda y -aun cuando ruana. Las distinciones de Smith ayudan sin duda
resulte paradójico- por su mayor acceso a la es- a entender en todos los países analizados el mayor
cuela y al mundo citadino. peso de lo étnico (más que lo "indio") en las
Dentro de la misma lógica señalada en las nuevas organizaciones de los pueblos de Selva y -
conclusiones, añadiría que, además, dicha memo- en el extremo contrario- el surgimiento de una
ria larga quedó reforzada por el primer fracaso que ideología "indianista" en intelectuales que, des-
tuvo entonces la propuesta homogeneizadora de vinculados ya de la rutina rural comunal, redescu-
las reformas agrarias, al no ofrecer soluciones de bren e idealizan sus raíces desde la ciudad o el
raíz. La combinación de liberación parcial y frus- extranjero.
tración consolida esa identidad al crear una expec- Pero el análisis de Smith resulta difícil de
tativa insatisfecha. Precisamente por eso es tam- generalizar en las organizaciones serranas que él
bién cierto lo que, con diversas expresiones, enfa- caracteriza como "gremialistas". Tanto en Bolivia
tiz.an varios comentaristas: el retomo de lo indio como en Ecuador las organizaciones andinas, sin
va mucho más allá de la persistencia de la tradi- olvidar su problemática clasista, han crecido nota-
ción . No es enquistarse en un pasado estático sino blemente en lo que respecta a su conciencia étnica.
arraigar en la historia para hacer historia; lanzarse Es interesante que esta conciencia, a la vez que
a un futuro distinto de lo que fue y de lo que es. En rechaza una reducción a sólo "una clase", lleva a
este sentido la metáfora del "bumcrang" resulta redescubrir identidades diferenciadas. Más que
pobre, como recalca Wahl. Sólo vale para subra- "indios" ahora se sienten quichua, shuaro guaraní.
yar que la identidad indígena (no su tradición Son precisamente esas identidades diferenciadas
estática) rebota contra quienes con sus innovacio- las que les dan a todos ellos un común denomina-
que puedo añadir es que en Bolivia ya llevamos tiene sangre (fuente de vida); que no tiene nada
algún tiempo trabajando en este punto. Remito, realmente propio, fruto de su trabajo. Un jaqui o
por tanto, a un texto colectivo recién publicado runa que rompe sus Iaws comunales y se hace
(CIPCA 1991). abusivo y prepotente, se vuelve q'ara por mucho
Un punto fundamental en el planteamiento es, que siga teniendo sangre india de los pies a la
en mi opinión, el de arrancar al concepto de cabeza.
Nación-Estado su carácter de exclusividad, que es
en el fondo, la raíz de mucha intolerancia. La BIBLIOGRAFIA
identidad de nuestros estados debe pasar por el
reconocimiento, por parte de ellos, de las identi- ALBO, Xavier y PREISWERK, Matías, comp.
dades que las componen: son naciones hechas de Los señores del Gran Poder. CTP, La
muchas naciones. De esta forma, cada una de estas Paz.1986.
naciones (subestatales) y la propia nación-estado
-sin duda diferenciadas al nivel de concepto- tie- CIPCA, Por una Bolivia diferente. Aportes para
nen una serie de derechos concurrentes, que deben un Proyecto Histórico Popular. CIPCA, La
ser debidamente reconocidos y precisados. Paz. 1991.
Con esta premisa, sí, podrá ir creciendo Jo
"ciudadano", como desean Calla y Calderón, pero KAPSOLI, Wilfredo, Ayllus del sol. Anarquis-
no a expensas de Jo étnico-cultural ni en beneficio mo y utopía andina. Tarea, Lima. 1984.
de lo q'ara(*) sino porque el nuevo concepto de
ciudadano incorpora mucho más explícitamente Los movimientos campesinos en el Perú.
este reconocimiento y derecho a las diferencias Atusparia, Lima. 1987.
culturales.
LYNCH, Nicolás. El pensamiento social sobre
(*) Una pequeña digresión lingüística para Femando la comunidad Indígena a principios del siglo
Calderón. Q' ara en quechua y ayrnara no es tanto XX. Centro de Estudios Rurales Andinos Bar-
"blanco" sino un concepto lleno de connotaciones tolomé de Las Casas, Cusco. 1979.
políticas. No se contrapone a "indio", en el sentido
racial de la palabra, sino a jaqi (en ayrnara) o runa T AMA YO H., José. Historia social del Cu1.eo
(en quechua), que literalmente significan "perso- republicano. Universo, Lima. (l'ed., 1978).
na", es decir, individuo responsable que respeta las 1981.
normas sociales y culturales. Por eso q'ara (literal-
mente, "pelado, desnudo") es glosado con frecuen- Historia social e Indigenismo en el altiplano.
cia como aquel al que le falta algo debido; que no Ediciones Treintaitrés, Lima. 1982.
INTRODUCCION
Durante 1500 años, hasta principios del siglo XVI, los antiguos habitantes
de varios valles fértiles de la desértica costa meridional del Pení subieron a la árida
pampa de San José (Figura 1) y crearon los hoy famosos geoglifos de Nazca. Se trata
de docenas de biomorfos (figuras zoomórficas y fitomórficas) de dimensiones de-
camétricas, entre ellos varias aves, peces, un mono, una araña y una flor, así como
de cientos de líneas, en forma de trapezoides, rectángulos, espirales y numerosas
rectas, algunas de las cuales alcanzan kilómetros de longitud (véase ilustraciones pu-
blicadas en Kosok 1965; Morrison 1978; entre otros). A los biomorfos y a las líneas
se los conoce coloquialmente como "las líneas de Nazca". Sin embargo, la palabra
"línea" debería reservarse específicamente para los geoglifos lineales.
Prácticamente todos los geoglifos se hicieron mediante un proceso sustrac-
tivo, extrayendo las piedras pequeñas, angulares y oscuras de la superficie, teñidas
por la oxidación, así como la capa superior de tierra, y dejando al descubierto las
capas no oxidadas, y por ello, más claras, de la pampa (Reiche 1968). Las piedras
extraídas forman un borde oscuro alrededor del suelo más claro, realzando el
contraste claroscuro lo que permite una fácil observación de los geoglifos, especial-
mente desde el aire. Apartándose de la creencia según la cual los geoglifos
demandaban gran cantidad de energía y que presentaban dificultades en su fabrica-
(1) Los trapezoides de la pampa son en realidad triángulos cuyos ápices han sido cortados y
reemplazados por líneas largas y estrechas, que pueden llegar a ser muy extensos. El tamaño de
un "trapezoide promedio" es de aproximadamente 40 x 400 metros. El rango de tamaños en la
pampa es considerable. Por ejemplo, encontramos 12 trapezoides de áreas ubicadas entre 5 y 300
metros cuadrados, mientras que, al otro lado del espectro, se hallan 34 trapezoides de áreas
mayores a los 30,000 metros cuadrados y 24 que superan los 45,000 metros cuadrados de
superficie. El más grande de los geoglifos geométricos mide 156,000 metros cuadrados.
(2) Si se colocasen en fila, las líneas conocidas formarían un diseño de 1300 kilómetros de longitud.
Los enormes trapezoides exigieron la remoción de 3.79 millones de metros cuadrados de piedras,
es decir, más o menos el l % de la superficie total de la pampa.
sitio detenninado (aguas arriba= 0°), en vez del usual norte astronómico. Como se
observa en la lámina, las direcciones axiales de los trapezoides están en estrecha
correlación con <:¡l flujo del agua. Nótese, sin embargo, que un número apreciable de
elementos se alínean sobre una de laS"_perpendiculares a la dirección del flujo del
agua (270º en la lámina). Habida cuenta de la simetría cardinal general en el resto
del diagrama, este resultado causa cierta perplejidad. Ahora bien, la organización
social andina indígena y su interconexión con la geografía pueden ofrecer indicios
que serán objeto de explicación.
La antropóloga Jeanette Sherbondy (1982) ha enfatizado la ocurrencia de
divisiones hanan-hurin relacionadas con la dirección del flujo del agua en el sistema
de aguas del Cuzco incaico. Conjeturamos que en Nazca pudo haber un sentido
similar de lateralidad ("handedness") local "preferida'~con respecto al flujo del agua
que discurre a través de la pampa y al movimiento originado por los trapezoides.
Podría haberse tratado de una costumbre aceptada al entrar a un trapezoide o a otra
figura de tal modo que, aguas arriba, la dirección de la fuente de agua, se encontrase
a la derecha del caminante, y nunca a su izquierda, o viceversa.
Por último, existen muchas evidencias prácticas que van en contra del uso
astronómico de las líneas. La profusión de líneas y el número aún mayor de objetos
celestes penniten que un investigador de alineaciones pueda producir, sin ninguna
dificultad, cualquier tipo de correlación. Es más, el horizonte está permanentemente
cubierto de neblina, de allí que sea posible suponer que haya sucedido algo
semejante en el pasado.
Hasta hace poco, todas estas ideas sobre los geoglifos -independientemente
líneas de la pampa son posteriores a los biomorfos puesto que hay líneas superpues-
tas en biomorfos mientras que el caso contrario jamás ocurre. Persis Oarkson ( 1990)
informa haber encontrado mayormente cerámica postnasca del Horizonte Medio
(600.1000 D.C.) y del Periodo IntermedioTardfo(l000-1476 D.C.) en las líneas que
analizó en la pampa, hecho que la llevó a fechar las líneas -tal como lo hicimos junto
con otros- hacia el Horizonte Medio y el Periodo Intermedio Tardío. Sin embargo,
los nuevos datos provenientes de los geoglifos de los valles ponen en duda la validez
del fechado postnasquense de las líneas de la pampa ya que todos los geoglifos de
los valles son líneas (y no biomorfos y dibujos naturalistas) y el 80% de ellos data
del periodo nasca. Dado que las líneas de la pampa y de los valles fueron producidas
con la misma técnica y parecen ser idénticas, y que las de los valles datan en su
mayoría del periodo nasca, sostenemos que las líneas de la pampa deben ser
contemporáneas de sus gemelas en los valles. En suma, de lo expuesto colegimos
que las líneas de Nazca son líneas nasca.
Sin embargo, esta propuesta debe ser sometida a prueba en la Pampa de San
José. Mientras tanto nuestra aseveración, relacionada con la fecha predominante
nasca atribuida a las líneas de la pampa, se ve reforzada por la existencia de una de
las principales rutas de acceso entre la propia pampa y Ventilla (Yacimiento #165),
gran centro urbano en el valle de Ingenio ubicado al pie de una pendiente que sube
hacia la pampa. En esta ruta se encontraron 27 tiestos, todos ellos nasca; 26 de los
cuales datan de Nasca 5 mientras que el último es Nasca 3. Igualmente sostenemos
que estos fragmentos son los restos de ceramios rotos (por accidente o deliberada-
mente) que se iban encontrado en el camino de ida a la pampa, o al regreso de la
misma.
UN CONTEXTO ANDINO PARA WS GEOGLIFOS DE NAZCA
comunicación y peregrinación entre los dos principales centros nasca y entre los
cientos de otros yacimientos identificados en el reconocimiento, y también como
campo para las actividades rituales de esos pueblos antiguos.
Queremos centrar también la atención en cuatro conceptos quechua que, por
analogía, explican el fenómeno de los geoglifos en la pampa y en los valles. Estos
conceptos son la propia pampa y la kancha, chuta y mit'a. Pampa se refiere a un
espacio no delimitado, especialmente en el sentido de una superficie llana y extensa,
como la Pampa de San José, en la cual se encuentra la mayor concentración de
geoglifos. Pampa es el complemento del término quechua kancha, que se refiere a
un campo o patio, o cualquier otra unidad de espacio definida, delimitada o
emparedada. Las kanchas son espacios artificiales que cercan o parcelan la inmen-
sidad de las pampas. Sobre esta base, proponemos que los geoglifos fueron, en
esencia, kanchas.
Los términos chuta y mit'a hacen referencia a la organización del trabajo
y el rito en los Andes. Tal como lo explica Unon (1984 ), las chutas son unidades
efímeras de territorio social establecidas durante episodios de trabajo comunal. Los
periodos de trabajo en los Andes determinan los ayllus. Los ayllus, grupos sociales
discretos, determinan los periodos de trabajo en los Andes y la extensión de las
chutas está subordinada al tamafio de los ayllus. Se conoce con el nombre de mit'a
a la obligación temporal de cumplir con trabajos y ritos comunales. Las kanchas,
bajo la forma de geoglifos, eran chutas para los grupos sociales nasca (ayllus), el
resultado de una mit'a correspondiente a un evento social/político/religioso. En la
época inca, tales eventos eran llevados a cabo y coordinados por los ayllus de
acuerdo con un calendario social, político y ritual, en la forma de un sistema de
ceques. Sostenemos que esta forma de organización existía mucho antes de los incas
en los Andes, y que se refleja en los geoglifos de la pampa y de los valles de Nazca.
El modelo andino que proponemos para explicar los geoglifos da cuenta de
la confusa superposición y proliferación de líneas que se observan en la pampa.
Asimismo, sugerimos que la superficie de la pampa fue cubiena de líneas de varias
formas y tamafios como resultado de la realización diacrónica de ritos sociales
repetitivos. Cuando la pampa estuvo completamente cubierta, se trazaron nuevos
geoglifos sobre otros más antiguos. Nuestro modelo explica la razón por la cual más
del 70% de los 51 geoglifos objeto del fechado en los valles son multicomponencia-
les (es decir, contienen restos cerámicos correspondientes a más de un periodo, in-
cluyendo más de una fase en la secuencia relativa de la cerámica nasca.
CONCLUSIONES
AGRADECIMIENTOS
Helalne Sllverman
Department of Anthropology
109 Davenport Hall
Unlverslty of llllnols
Urbana, IL 61801
EE.UU.
Pedidos a:
Centro Bartolomé de Las Casas - CRC
Teléfonos 236494 - 232544 - Fax (51/84) 238255
Apartado 477 - Cusco- Pcrú
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l. Mapa de la pampa y de los valles fluviales circundantes, con el Yacimiento #165 (Ventllla), Cachuachi y el Camino de Leguía. 2
Basado en el mapa 30m. de escala 1: 100,000 del Instituto Geográfico Militar.
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2. Mapa de reconocimiento de las lineas y los centros radiales. Estos muestran únicamente las lúteas que conectan un centro con otro.
Nótese la concentración de centros frente a Cahuachi en la ribera sur del río Nazca. (Conector establecido: lútea continua; conector
prubabk: línea punteada).Cortesía del American Philosophical Society, Filadelfia.
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3. Acimut de los trapezoides determinados por (A) el norte verdadero y (b) la dirección del flujo de la fuente de agua más cercan (O
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aguas arriba = 0°. Compárese, en este último, el número de líneas alrededor de 90º con el de ésas alrededor de 270º . Autor: Anthon (J)
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14. ~apa parcial del sistema de ceques del Cuuo. Cortesía de R. Tom Zuidema. Compárese con los centros radiales de la Figura 2.
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biomorfos líneas rec tas camJX)S barridos combinaciones campos con tr apezoides
de gcoglifos mayor número
de geoglifos
6. Histograma de los tipos y número de los geogllfos ubicados en los valles estudiados. Nótese que
no se hallaron biomorfos en el valle. La forma más común es el trapezoide. Autora: Helaine Silverman.
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7, Plano del yacimiento de Geogllfos # 65, importante campo de geoglifos caracterizado por campos barridos y trapezoides, tanto z
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(.,.) grandes como pequeños. Hay varios montículos artificiales en los sectores A y E, y cementerios excesivamente huaqueados en los sectores N
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A, C y E, y en menor medida en G. Autores: Rubén García y Helaine Silverman. &l
Artículos, Notas y Documentos
N~ ro de geoglifos
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Poracas 10 Nuca HM Temprano p.,.íodo, del Pl.T. Horimnie Tardío Sin fechar
HMTordío
Número de geoglifos
25
20
15
10
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Nasca 1 Nasca 2 Nasca 3 Nasca4 Nasca 5 Na.sea 6 Nasca 7
O. Como se sabe, los únicos materiales con que contamos para la variedad
quechua de la costa peruana, llamada también "marítima" por Cobo ([1653]) 1956:
Cap. VII), son los proporcionados por el sevillano Fray Domingo de SantoTomás,
en su Gramática y su Lexicon aparecidos en 1560 (cf. Santo Tomás [1560] 1951a
y [1560] 1951 b, respectivamente). En efecto, aun cuando el dominico no señala ex-
plícitamente la procedencia del dialecto-base que describe, todo parece indicar que
se trata del quechua hablado en "los llanos", entre los actuales departamentos de
(*) Ponencia leída en el seno del Grupo de Trabajo Nº 17 (Lingüística Indígena) del IX Congreso
Internacional de la ALFAL, reunido del 6 al 12 de agosto de 1990 en la ciudad de Campinas (Sao
Paulo). Agradecemos a Henrique Urbano por haber llamado nuestra atención sobre el texto que
presentamos, así como por habemos proporcionado una copia de los Diálogos.
Lima e lea, y que posiblemente se haya extinguido hacia fines del siglo XVII. Fuera
de dicha documentación, el quechua del litoral no parece haber sido objeto de otro
registro. Existen, sin embargo, unos breves parlamentos en quechua insertados en
los Diálogos de la Verdad, del presbítero Quiroga, redactados a principios de la
segunda mitad del siglo XVI, que parecen corresponder a la variedad costeña. El
objeto del presente trabajo es precisamente aportar pruebas en favor de dicha
hipótesis".
La obra escrita por el canónigo Quiroga lleva por título Libro intitulado
Coloquios de la Verdad(!), y está dirigida a su homónimo, el doctor Gaspar de
Quiroga, quien, entre otras funciones, desempeñaba el alto cargo de Presidente de
la "Sancta y General Inquisición". Ella permaneció inédita hasta el presente siglo(2)
yel año probable de su redacción es el de 1562(3), cosa que podría haber tenido lugar
en la península, luego de su retomo a ella después de "muchos años".
Como su nombre lo indica, la obra consiste en una serie de cuatro diálogos,
teniendo como personajes principales a Barchilón, sacerdote ermitaño con muchos
años de experiencia en el Perú, que luego de dejar "el camino mundano", favorece
a los indios y hace "vida penitente"; y Tito, "inga de nación y deudo de los reyes que
estos reynos conquistaron y posseyeron", natural del Cuzco, quien estuvo en Casa-
malca, y que luego de la conquista se ve sumido en la desgracia, sirviendo como
criado de soldados y ayudante de doctrineros, habiendo llegado incluso a conocer
España: se trata de un indio ladino, letrado y culto. Justino, soldado de Castilla recién
llegado al Perú, típico bisoño, y Cayo, indio, amigo de infancia de Tito, completan
el número de personajes; de éstos, el último tiene sólo una aparición fugaz en el
segundo diálogo.
Los "colloquios", cuyos temas ya se anuncian desde el título, aparecen
resumidos por el propio autor en los siguientes términos: "El primer Colloquio ttrata
de la conquista y entrada que los españoles hizieron en el rreino del Piru y aconseja
Barchilona Justino como se a de averen aquellas tierras con otras cosas ner;esarias".
El segundo "ttrata de los daños y agravios que los indios del Piru han rrecebido y
rreciben de los que en aquellas tierras entraron y agora estan y de la administracion
de su justicia y de las tiranias que pade¡;en y les hacen sus ca¡;iques y señores
naturales y de las costumbres e modo de bivir de aquella gente". El tercero "ttrata
de una yerva o hoja de un arbol llamado coca y del uso della como se cultiva e cria
y del daño que en aquella tierra causa y de las calidades y efectos y sabor de aquella
yerva. Es materia notable". Finalmente, el cuarto y último coloquio "trata de la
doctrina xpiana y converssion de aquellas gentes y de las causas que lo impiden y
del estado presente en que esta la doctrina y lo que de aquellos indios se entiende
acerca de su xpiandad y la horden que se deve tener en doctrinarlos. Es materia digna
de ser entendida".
A través de tales sumarios, fácil es advertir el fuerte "espíritu lascasiano"
que inspira la obra de Quiroga. Como nuestro cometido no es entrar en el análisis de
ella, sólo destacaremos aquí dos de los tópicos más recurrentes a lo largo de la
misma, pero que son tratados especialmente en el segundo y cuarto coloquios. Así,
en el segundo, el autor denuncia, por labios del personaje Tito, los abusos y la
explotación inmisericorde de que son víctimas los indios en manos de las autorida-
des civiles y eclesiásticas de la época, clamando por un nuevo orden y gobierno que
acabe con la ambición desmesurada de los encomenderos y la rapiña de los curacas
impuestos por las autoridades. Implícita está en ella la prédica lascasiana de la
"restitución", el cuestionamiento de las tasas tributarias excesivas y el rechazo a la
perpetuidad de las encomiendas, cuyo abanderado en el Perú era nada menos que
Fray Domingo de Santo Tomás (Vargas 1947, Porras Barrencchea 1951, Pérez
Femández 1986: II , 226 ss.). En el cuarto coloquio, condenando la práctica vigente,
denuncia los procedimientos seguidos en la catequización de los indígenas, a
quienes se les adoctrinaba de la manera más compulsiva y violenta, "a cor;es y pu-
ñadas", y, sobre todo, pasando por alto la ausencia de una lengua intermediaria. Así,
pues, Tito le enrostra este hecho a Barchilón en los siguientes ténninos: "[ ... ]Ni
sabeis nuestra lengua ni nosotros entendemos la vuestra, y querriades que os
entendiessemos los conceptos y adevinassemos lo que nos quereis decir. [ ... ] No se
cómo quereis vosotros sin hablar la nuestra que os entendamos, mayonnente en
negocio tan grande como es tomar una ley y dexar otra, que aunque traiga consigo
toda la verdad del mundo, es necesario que se entienda. Testigos tenemos en el cielo,
que hasta el día de hoy no nos aveis enseñado derechamente ni como se deve [sic]
la ley de Dios, porque los ministros que nos aveis dado nos la dicen por interpretes
que no la entienden ni nos la saben dar a entender" (Quiroga [1562] 1922: IV, 116-
117).
En suma, estamos frente a una obra que cuestiona el ordenamiento colonial,
en materia civil y eclesiástica, abogando por una severa refonna cuyos lineamientos
básicos son un claro eco de las ideas lascasianas en el Perú. Consciente de las
ardorosas disputas que se ventilaban en la corte española por entonces, declaraba el
autor en su "Epístola" a su protector don Gaspar de Quiroga que "el principe y el
pequeño estan sujetos ajuicio, y mas el que escrive como yo obra acerba y satirica
que a todos tira y a todos toca" (subrayado nuestro).
3. EL TEXTO QUECHUA
quechua, invocando al inca, al sol y a otras divinidades para que se lo lleven. Como
los españoles no lo entienden, Justino empieza a darle de latigazos conminándolo a
que hable "en Castilla, pues que lo sabeis hacer, sino vuestro pellejo lo pagara". Tito
se queja de los maltratos·, siempre en quechua, y pretende no haber sido él quien había
hablado en castellano, pero como arrecian los latigazos ("Como quiera que sea vos
haveis de hablar en lengua de Toledo, y aun francesssa, si fuere menester, antes que
os dexe de a¡;otar"), finalmente cambia de código y empieza a hablar en castellano
("No mas, señor, que yo hablare; dexame ya".). Comienza entonces Tito a exponer
los motivos de su frustrada decisión: el estado de miseria y explotación de su raza
y de su pueblo (luego de su retomo de España, "halla esta tierra que yo llamo mia,
que ni es mi tierra ni yo la nombrare ya ansi"). Los españoles quedan asombrados
ante el manejo del castellano y los razonamientos coherentes del indio, que creen
estar frente al diablo, pues son tales los prejuicios vigentes que no cabe esperar
semejante desempeño en un indio ("Si, es el demonio que nos quiere hacer este
engaño en apariencia y figura de indio, que en sus razones cierto lo parece, porque
indio no es posible saber tanto, ni dar de si tan buena ra<;on"; subrayado nuestro).
Como dijimos, los breves pasajes en quechua se reducen a una lamentación,
dos protestas quejumbrosas y una súplica trunca que acaba finalmente en castellano,
previo cambio de código. En tal sentido, no son realmente diálogos, o lo son sólo
parcialmente, pues, según la trama, los personajes españoles no entienden quechua,
siendo Tito el único bilingüe. Incidentalmente, la situación descrita refleja de
manera dramática y sutil la situación diglósica instalada en el Perú tras la invasión
española, y denunciada por el propio autor ("Si quereis tratar de que estos naturales
aprendan vuestra lengua, es comen¡;ar una labor que no saldreis con ella, ni basta
ingenio humano para ello; y assi conviene que los ministros de la predicacion
aprendan y sepan a lengua india, si quereis que os entiendan, y no es tanto trabajo
quanto los encaresceis, que facil es de aprender, o a lo menos de entender, y
entendida, lo demas el trabajo lo acaba y lo hace"). Pero en el contexto de la
dominación, como ocurre hasta la fecha, son los de abajo los que tienen que aprender
y saber la lengua dominante, "y aun [la] francessa" (!).
Ante la imposibilidad de contar con el texto del manuscrito, cuyo paradero
ignoramos, acá nos limitaremos a transcribirlo tal como aparece en la edición
consultada. En general, el texto está correctamente transcrito, mostrando sólo en el
primer parlamento -que es el más largo- algunas erratas bastante obvias. Por lo
demás, como ocurre en textos semejantes de la época, la separación de las palabras
resulta aparentemente arbitraria: muchas de ellas aparecen desmembradas de sus
sufijos, en parte quizás por razones de acento, ritmo y entonación, aspectos de la
prosodia quechua muy poco comprendidos hasta la fecha, y con mayor razón en una
perspectiva histórica. Como podrá apreciarse, el sistema ortográfico empleado por
el autor corresponde al del castellano de la época, con obvias hipodiferenciaciones
que serán discutidas en la sección 4. Nótese, finalmente, que en la presente
reproducción la versión castellana ofrecida, que en el original está sobrescrita
-como al parecer era la práctica-, corre en forma infrascrita. Los parlamentos apa-
recen enumerados del primero al cuarto.
PRIMER TEXTO
A ingaya a apoya maipi Cangui Capac ya indi yayaiqui guan chu
O Señor y Rey mio; o gran Señor, ¿a donde estas Rey y Señor mio; estas,
cangui ya guacchai quieta hinapacchu ~aquiguarcangui capacya
Señor, con tu padre y Señor nuestro Sol? ¿Y para esto desamparaste y dexaste
pusaguay are caillaiqui man casac ingaya, suguita [sic] ca~au
a tus pobres? Señor y Rey mio, llevame, pues, y estare a par de Ti, Señor Rey
[sic] manchu sina ñacaricui pachapi cau~aita monamichu [sic]
mio. Suplicote que comas mi coracon y mis entrañas: ¿puedo yo vivir con tantos
pusaguai indiya pusaguai huanacaureya.
y tan grandes trabajos? ¿Quiero yo vida? Llevame, Sol mio y Señor, llevame Dios
mio y Hacedor mio.
SEGUNDO TEXTO
Ay, Ay, ymanam señor ya, y ma manta maca huangui a Dios ya.
¿que es esto señor? ¿por qué causa me castigas y me das, o señor Dios?
TERCER TEXTO
Pichare rimarca Castilla psiminta [sic]? chicalla señoria,
¿Qué se yo quien hablava lengua de Castilla? No mas, señor mio:
chicalla apoya; y ma hochay manta a~ota huangui, a Dios ya?
no mas, capitan; por qué culpa o causa me acotas, o señor Dios?
CUARTO TEXTO
Chicalla señor ya villa sacmi apoya.
Nomas, señor mio, que yo hablare capitan.
4. IIDENTIFICACION DIALECTAL
asunto, el texto registra e-o en contextos que nada tienen que ver con la postvelar:
así, apo 'señor' , ruro 'entraña', are 'partícula corroborativa', hocha 'falta', Gua-
nacaure (divinidad cuzqueña) y el verbo mona- 'querer'. Como es de notarse, es
muy poco lo que puede adelantarse en este punto debido a la escasez de ejemplos
(ver, sin embargo, nuestra discusión más abajo).
4.11.4. Finalmente, en relación con la presencia de laringalizadas, al igual
que en el punto anterior, el texto no proporciona indicio alguno. En todo caso,
admitiendo la distribución regular de dichas coarticulaciones (cosa que en verdad no
ocurre siempre) en los dialectos que las registran, los únicos ejemplos del texto que
podrían haber portado uno de tales rasgos serían capac 'poderoso', micu- ·comer',
y tal vez también el cuantificador chica, correspondientes a sus cognadas qhapaq,
mikhu- y chhika, respectivamente, en otras variedades. Como es fácil adivinar, un
texto más extenso no habría significado mayor ventaja en este aspecto, ni en el
anterior, dada la convención ortográfica empleada.
que hay una diferencia muy notoria en este nivel: el norteño maneja la sibilante
palatal/~/. al par que el texto presenta, como se vio, su correspondiente apical (es
decir/~/). Esta aparece representada en los documentos de la época con una x: así,
por ejemplo, el topónimo Caxamalca, escrito sin embargo como Casamalca en los
"colloquios" (cf. Quiroga [1562] 1922: 62). El detalle resulta muy ilustrativo, y, de
paso, confirma el descarte dialectal efectuado(5).
Ahora bien, continuando con esta labor de "factorización" dialectal, debe-
mos señalar que criterios de orden fonológico-fundamentalmente el de la sonori-
zación- hacen que rechacemos igualmente la subrama ayacuchana del sureño como
variedad emparentable con la de nuestro texto. Pero aún quedan otras posibilidades
de entronque.
Una de ellas es la de la llamada "lengua general", variedad de quechua koiné
que se había erigido como vehículo oficial del incario y que, contrariamente a lo que
se piensa, no se confundía con el dialecto cuzqueño(6), aunque se la llamara también
"lengua del Cuzco" o "del Inga" (así, con sonorización). Esta variedad, recogida en
forma rudimentaria y dispersa en las crónicas más tempranas (por ejemplo, Betanzos
[1551] 1987, Cieza de León [1553] 1984, [1550] 1985, Sarmiento de Gamboa
[1571] 1965 y Pizarro [1571] 1978), presenta en efecto rasgos muy similares a los
que registra nuestro documento, empezando por la sonorización (cf. Taylor 1985,
Cerrón-Palomino 1988, entre otros). Sin embargo, descartamos esta posibilidad por
las mismas razones por las que rechazamos el quechua norteño: como se dijo, la
"lengua general" también registraba la sibilante palatal/~/. representada por x, y es
estigmatizada como "corruptela" por el Inca Garcilaso. Nos queda, afortunadamen-
te, otra alternativa: la del quechua costeño o "marítimo".
Como se sabe, en la franja costera comprendida entre el río Chillón, al norte
de Lima, y la provincia de Nazca, en el departamento de lea, se hablaba, a la llegada
de los españoles, una variedad quechua que se extinguiría muy pronto, hacia fines
del s. XVII. Poco a poco se iría perdiendo la memoria de ella, tanto que a comienzos
del presente siglo González de la Rosa (1911) no podía ocultar su asombro al
encontrar referencias cronísticas que señalaban no sólo la existencia de una variedad
quechua costeña sino que incluso sugerían dicho territorio como la posible cuna de
toda la lengua. De aquella variedad, sin embargo, sólo quedaba, como las huacas de
los arenales, una toponimia de claro abolengo quechua, mimetizada muchas veces
dentro del castellano local, empezando por el nombre mismo de la capital peruana:
Lima(7).
Pero, afortunadamente, quedaban también la Grammatica y el Lexicon de
Fray Domingo de Santo Tomás, escritos en 1550 y publicados diez años después.
Como se sabe, sin embargo, el dominico no menciona el territorio en el cual se
hablaba la variedad que describe ni señala los pueblos específicos que se servían de
ella. Con todo, la historiografía y los estudios quechufsticos están acordes en señalar
que dichas obras, sobre todo la primera (cf. Cerrón-Palomino 1990), corresponden
efectivamente al quechua marítimo extinguido, en particular a la variedad hablada
en Chincha. Ahora bien, ¿qué tipo de relación puede establecerse entre el quechua
de nuestro documento y el descrito por el sevillano?
sino incluso en ambiente interno: así, pues, no sólo se registran allí apo 'señor', ruro
'entrafía', are (partícula conjuntivo---corroborativa), etc. sino también mona- 'que-
rer' y hocha 'falta', términos todos ellos escritos de la misma manera en el Lexicon
y chocantes a quienquiera que hurgue las páginas de los diccionarios inmediatamen-
te posteriores a las obras del dominico, que tomarán como dialecto-base al
cuzqueño.
5. INTERPRETACION Y NORMALIZACION
PRIMER TEXTO
/A Ingaya, a, Apuya! ¿Maypi kangi, Qapaqya?
¡Oh, inca1 mio, oh mi señor! ¿Dónde estás, poderoso 2 señor mío?
¿Indi yayaykiwanchu kangiya? &Wakchaykikta hinapaqchu saqi-
¿Acaso estás con tu padre el sol ? ¿Acaso me abandonaste como para un
warkangi? ¡Qapaqya, pu~away ari, qayllaykiman kasaq, Ingaya!
hJ!-érfano tuyo? ¡Oh, señor m(o, llévame, pues; estaré a tu lado,
¡Sunguyta, ruruyta mikupullaway, Ingaya! ¿Kawsaymanchu sina
oh inca mío! ¡Come, oh inca mio, mi corazón y mis entrañas! ¿Podría
ñakarikuy pachapi? ¡Kawsayta munanichu! ¡Pu~away, Indiya;
acaso vivir en esta tierra de sufrimientos? ¡No quiero vivir4! ¡Lléva
pu~away, Wanakawriya!/
me, oh sol; llévame, oh Huanacauri5!
1. Como en todos los diccionarios coloniales, inga es traducido por "Rey" en el texto original,
debido al símil unilateral muy temprano que se establece entre el soberano peruano y el europeo .
Nosotros preferimos mantener el término quechua.
2. Traducimos qapaq como 'poderoso señor', por las mismas razones que en el caso anterior.
3. A diferencia de la versión original, traducimos indi yayaykiwanchu kangi como ' ¿acaso estás
con tu padre el sol?', en lugar de" ¿estás, señor, con tu padre y señor nuestro sol?", ya que así lo
exige la fonna gramatical del verbo, que de otro modo habría sido yayayku.
4. En el original se lec, como una pregunta retórica, "¿quiero yo la vida?", que preferimos traducir
más bien como una negación rotW1da. Una lectura como la del original exigiría la marca del
negativo -chu en el verbo subordinado: ¿kawsaytachu munanl?
5. Wanakauriya es traducido en el original como "Dios mío y Hacedor mío". Se trata, como se
sabe, de la divinidad cuyo famoso adoratorio (cf. Duviols, 1984) se encontraba en una colina del
Cuzco, donde, según la tradición, había hW1dido su barreta el primer soberano.
SEGUNDO TEXTO
TERCER TEXTO
CUARTO TEXTO
puesto que, en todo caso, posee el mérito de ser un corpus de índole corroborativa.
Así, pues, no sólo reafirma la existencia concreta del quechua costeño (no olvidemos
que Guamán Poma se refiere un poco despectivamente a la obra del dominico como
.muestra de un "quichiua todo rrebuelto"; cf. GuamáriPoma [1615] 1936: 1079) sino
que, en un plano más específico, ratifica tanto algunos de los cambios en proceso que
venían afectando a dicha variedad (la sonorización) como el carácter conservador
del mismo (el registro de la sibilante apical, asignable al protoquechua; cf.
Cerrón-Palomino 1989: Cap. 11: sección 2.12).
De otro lado, debemos destacar el hecho de que el corpus que nos ocupa es
de naturaleza discursiva, es decir que trasciende no sólo el nivel léxico sino incluso
el frasal, que es el que encontramos en la Grammatica (pero ver más abajo). En
relación con este carácter textual cabe destacar también que estamos aquí frente a
una de las primeras muestras de un discurso elaborado deliberadamente: se trata del
uso creativo y estilístico del quechua al servicio de un diálogo interestamental en una
sociedad fuertemente diglósica como la colonial. En tal sentido, no se trata del
simple registro de un discurso, fragmentario o no, de carácter oral (como el
manuscrito de Huarochirí) ni de un texto con fines estrictamente evangelizadores,
aunque fueran éstos también elaborados.
A propósito de ello, el primer texto elaborado que se conoce es el de la
"Platica para todos los indios" que trae Fray Domingo como apéndice de su
Grammatica (cf. pp. 188-207)(9), a manera de "praxis de los preceptos y reglas en
el [arte Jdadas, para qlo qel lector ouiere entendido del arte en la theorica, vea puesto
en practica" (Santo Tomás [ 1560] 1951 a: 186). Más allá de los objetivos confesados,
de naturaleza didáctica, y de los propósitos misionales obvios, podemos entrever
también en Fray Domingo otro afán no menos importante en él: el de emplear una
lengua tenida por "salvaje" como vehículo de contenidos abstractos y reflexivos, es
decir como una lengua potencialmente intelectualizable. De esa manera buscaba
demostrar " la gríl policía que esta lengua tiene, [ ... ]. Y si la l~gua lo es, la gente que
vsa della, no entre la barbara, sino cola de mucha policía la podemos contar[ .. . ]"
(cf. Santo Tomás [1560] 1951: Prólogo, 9 ss.).
Como se podrá apreciar, el documento de Quiroga también se inscribe
dentro de este afán, al incorporar deliberadamente un texto quechua dentro de una
obra redactada en castellano: esto significaba, aunque fuera úmidamente, una
ruptura del orden diglósico establecido. Insistamos: no se trata de un simple registro
de la oralidad (como los fragmentos de "lengua general" que nos proporcionan ya,
tempranamente, Betanzos y Cieza de León). Es en este sentido que decimos que
tenemos al frente un texto elaborado.
Por lo demás, la iniciativa del autor, sea éste Fray Domingo o Quiroga, está
en consonancia con la postura de ambos en materia de lo que podríamos llamar
defensa idiomática, corolario a su vez de la lucha en favor del indio. En efecto, no
solamente se impugna la prédica en castellano, o, peor aún en latín (como opinaba
el iracundo obispo Lartaún), abogándose por el empleo del quechua como vehículo
de evangelización, sino que incluso se demanda la alfabetización del indígena en su
propia lengua y, por consiguiente, el desarrollo escriturarlo de ésta. Es en tales
ténninos que Tito le enrostra a Barchilón: "Y qué poco cuidado haveis tenido de
damos lectura y libros en nuestra lengua y de traducir algunas obras que nos
pudiessen aprovechar y enseñar. ¿ Vosotros no predicais y no nos lo enseñais que las
letras son manjar del anima?" (Quiroga [ 1562) 1922: IV, 117). . .
Como es sabido, la política idiomática en el Perú colonial no dio para tanto,
a diferencia de lo que había ocurrido en México, con sus famosas escuelas de
indfgenas como aquella célebre de Santa Cruz de Tlatelolco, dirigida por el francis-
cano Bernardino Sahagún (cf. Rosenblat [ 1963) 1977, Marzal 1983: Cap. VI, 319).
En el Perú, los contados casos de aprendizaje de escritura en lengua indfgena
estuvieron librados o bien a la iniciativa personal (caso de Guamán Poma y de Santa
Cruz Pachacuti) o bien a un entrenamiento por parte de un tutor (como tal vez fue
el caso del redactor del manuscrito huarochirense) o a la preocupación de una orden
religiosa en particular (como la de los jesuitas en Juli: Bertonio [ 1603] 1984 declara
en su" Alocución" a los sacerdotes y curas de la nación aimara haberse esmerado en
que los indios "escribiessen en su lengua Aymara, con la mayor propriedad que fuese
posible"). Los colegios para los hijos de caciques, así como las escuelas de las
parroquias, sólo buscaban la castellanización a todo trance. A los quinientos años de
transcurridos desde la invasión española al país de los Incas la protesta de Tito sigue
en pie.
Rodolfo Cerrón-Palomino
Apartado 21-0035
Lima 21
Perú
NOTAS
(1) El subtítulo reza: Ttrata de las Causas e lnconvlnlentes que Impiden la Doctrina Xplana e
converslon de los indios de los Reinos del Piru. Otrosl ttrata de la entrada y conquista de
aquel Reino y de los daños e males e agravios que los Indios pade1,en y el estado en que al
presente esta la justicia e doctrina que se les administra. Compuesto por un sa1,erdote que
en aquellos Reinos a rresldldo.
(2) Fue editada por Julián Zarco Cuevas en 1922, en Sevilla, como parte del Tomo VII de la
Biblioteca Colonial Americana, pp. 37-130.
(3) Creemos que la base para esta fecha parece surgir del mismo texto del segundo "colloquio",
cuando el personaje Barchllón, que por momentos juega el rol de abogado del diablo, le pregunta
a Tito, que "¿por qué vosotros [los indios J en treinta años que ya gO(,als de libertad, y os falta
vuestro Rey que os tomava vuestras tierras, por qué no las ocupais y sembrais?" (Quiroga
[1562] 1922: 81 ). El cálculo resultaría exacto: 1532 + 30 = 1562.
(4) En efecto, Domingo de Santo Tomás ([1560] 195 la: 151) advierte: "A. proferida muy larga, es,
señal de espanto". González Holguín ([1607] 1975: 140), por su parte, al referirse a dicha
partícula dice: ' [.. . ] para pedir auxilio se haze con sola vna (áa) pronunciada muy larga, como
doblada (áa) y añadifxlo el nombre del que es inuocado, como áa Dios o Dios valme, [... J" (cf.
también González Holguin [1608] 1951: 11 ). Alonso de Huerta (1616: fol. 22), de otro lado, trae
la equivalencia entre a yaya y yaya ya significando "ó el Padre, o, ola Padre" (cf. también aa en
el fol. 77v). Como se ve, se trata de un recurso marginal (parafonológico) del alargamiento
vocálico para marcar una exclamación.
(5) Incidentalmente, el Inca Garcilaso ([ 161 7] 1959: I, XXXIII, 91 ), que es muy sistemático en la
distinción de las dos sibilantes, comete un desliz al pretender enmendarles la plana a los
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haremos partiendo de las pinturas que empleó la Iglesia para la prédica a los indios
y que en la mayoría de casos ellos mismos pintaron, al mismo tiempo que de los
lienzos que encargaba la elite cuzqueña, por cuyo medio podemos conocer sus
aspiraciones. En segundo lugar, veremos la presencia de la plástica en la rebelión
misma: qué imágenes fueron utilizadas y qué valor se les otorgaba. Finalmente,
trabajaremos sobre la puesta en imágenes de la rebelión. En este caso, trataremos de
distinguir entre las manifestaciones de la cultura popular, o que derivan de ella, y las
representaciones vinculadas a la retórica oficial. Indicaremos también algunos
cambios ocurridos en la plástica, que si bien pueden no ser considerados productos
directo de la rebelión, se producen tras ella.
Es necesario señalar algunos inconvenientes con que se enfrenta este
trabajo. El primero de ellos es un problema de fuentes. Muchas pinturas fueron
destruidas después de la rebelión o se han perdido otro, es que al no haber podido
trabajaren la zona, no hemos podido buscaren museos o iglesias las pinturas que más
se ajusten a nuestras hipótesis, por lo cual estamos en gran parte limitados al corpus
de imágenes ofrecidos por otros trabajos. Existe el inconveniente suplementario que
estas reproducciones no siempre nos han pellnitido apreciar todos los detalles o
discernir sobre la composición global de las obras.
Queremos aclarar finalmente que al tratarse de un trabajo preliminar la
mayor parte de las cuestiones planteadas en él tienen carácter hipotético. La
demostración cabal de algunas de ellas (en especial de las incluidas en a primera
parte) es parte de una investigación de muy largo aliento.
eran presentados como medios para ganar la salvación. La vida lujosa de la que,
salvo la elite, estaban privados, entrafiaba el riesgo del infierno.
Las representaciones del infierno y del juicio final son especialmente
importantes y alcanzaron gran difusión, aparte de constituir un tópico de la oratoria
sagrada. Dice Huamán Poma:
"Y ancí en las yglecias y tenplos de Dios ayga curiucidad y muchas pinturas de los
santos. Y en cada yglecia ayga un juicio pintado. Alli muestre la venida del señor
al juicio, el cielo y el mundo y las penas del ynfiemo, para que sea testigo del
cristiano pecador". (Huamán Poma 1980:11:636)
(ver para estas representaciones Mesa-Gisbert 1982, láms. XLV, 171, 187,
426,543,544,545 y Mesa-Gisbert 1977, láms. 116, 119, 120, 121 y p.92).
Queremos señalar algunas características importantes de estas imágenes:
-En las representaciones del infierno se encuentra un mundo invertido, un
mundo de desorden y caos, reforzado por la composició!l misma de los cuadros, por
la profusión de desnudos frente a todo el resto de la pintura colonial, como por los
textos de las leyendas y cartelas que los acompañan. Cada pecado recibe un castigo
específico al que está relacionado y puede ser identificado con el observador.
-En algunos casos encontramos presencia indígena. Ya sea el caso del diablo
induciendo a los indios a bailar un taqui en el lienzo de Carabuco o entre los
condenados (hay incluso un inca en el cuadro de Quispe Tito), compartiendo las
penas con las autoridades y los ricos (Gisbert 1980). Mesa y Gisbert (1977:95)
rescatan la descripción de una pintura perdida, en que estarían representados en el
infierno unos indios rebeldes, que veremos más adelante.
-Estas representaciones del infierno implican una peculiar idea de la justicia
divina, en la que los castigos por contravenir la ley de Dios son ejecutados por los
demonios, sus enemigos.
-En estas pinturas, más que en las de ningún otro tema, está presente la
violencia física, violencia igualmente presente en la gran rebelión y que caracteriza
las acciones en la zona del Alto Pení donde, coincidentemente, se encuentra el mayor
número de representaciones de estos infiernos.
Esta violencia contra los pecadores es ejecutada por los demonios, fonnal-
mente vinculados con la serpiente y el dragón, de cuyos elementos derivan sus
cuerpos mixtos. No es imposible la vinculación: amaro-serpiente-dragón-demonio
que no sólo permite, sino sugiere la literatura. Demonio y serpiente son sinónimo en
la obra de Ramos Gavilán (1988:253). La traducción de amaru en los diccionarios
más tempranos es la de "serpiente, dragón" (Santo Tomás [1560] 1951:108 y
González Holguín [1608] 1952:24). Los diccionarios de símbolos traen para
occidente las siguientes vinculaciones del dragón.
"[ ... ] se presenta esencialmente como un guardián severo o como símbolo del mal
y las tendencias demoniacas".
"El dragón como símbolo demoniaco se identifica en realidad con la
serpiente" .(Chevalier-Gheerbrant 1986:228)
Hacia fines del siglo XVII comenzaría lo que Stastny (1982), partiendo del
trabajo de Rowe (1954) sobre el nacionalismo inca, ha denominado "guerra
iconográfica". Se trata de un grupo de cuadros mandados a elaborar por quienes se
consideraban o se querían legitimar como sucesores de la nobleza incaica. En ellos
aparecen representados caciques con escudos nobiliarios y con los atributos típicos
de la elite inca (parasoles, enanos jorobados, vestidos de tocapu, uncus, papagayos,
etc.). La serie del Corpus cuzqueño se enmarca en esta misma tradición.
También comienzan a aparecer indígenas retratados como donantes de
imágenes religiosas; en estos casos, a diferencia de los retratos individuales,
aparecen los hombres vestidos a la usanza españ.ola, las mujeres en cambio
mantendrán siempre sus vestidos tradicionales. El vestido español era un privilegio
"Que haya mandado sacar a un zambo Antonio dos retratos suyos. Uno envió al
Collao, en que estaba pintado en un caballo blanco con su unco y demás insignias
en la cabeza, que son las que se ponen los nobles regulannente [... ]" (declaración de
Tupac Amaro en CDB:1:226)
los lados. Dice ser el mismo que pintó; que le puso en la cabeza las insignias por ser
las de inca descendiente de sangre real, y habérselo mandado el rebelde; el bastón
porque continuamente lo cargaba; que a un lado está la expedición de Sangarará re-
presentando la iglesia quemada, con las llamas que salían de ella, y varios muertos
y otros a quienes desnudaban; al otro lado la cárcel de Sangarará y los indios
quemándola, y otro indio agarrando por los cabellos al carcelero; arriba, un quitasol
con que andaba frecuentemente el rebelde, y que todo esto era por mandato del
mismo rebelde".(Declaración de Antonio Oblitas en CDB:1:558-559).
La obra parece tener la siguiente composición:
Iglesia en Retrato de Incendio de la
llamas, muertos Tupac Amaru con cárcel y castigo
y desnudos. quitasol, insignias al carcelero.
y bastón.
"La batalla y captura "La entrada triunfal "Avance de las tropas in-
del pueblo de Sanga- de Tupac Amaru" dias desde las alturas de
rará" (Iglesia, detona- (retrato de T.A. a ca- Tinta" (dos cóndores)
ción de armas de fue- ballo blanco y de sus
go, ajusticiamiento y compañeros). (matanza)
pueblo en llamas).
reproducción total del cuadro y al haber dudas sobre si la composición fue alterada
o no al pasar los tres fragmentos de que está compuesto a un bastidor.
La existencia de este cuadro hace pensar en alguna relación con la pintura
de Oblitas. Tal vez el ~uadro original fue copiado rápidamente durante la rebelión
y de una de estas copias deriva el que resefiamos o quienes vieron el original lo
reprodujeron después sin tener delante el modelo, de allí las variaciones y el
anacronismo en los trajes.
Sabemos que circularon otros retratos de Tupac Amaru y de Micaela en
pequefio formato que llevaban consigo los rebeldes, eran empleados seguramente
como emblema o sefial de adhesión al movimiento.
Respecto de los estandartes empleados durante las acciones bélicas, Anto-
nio Oblitas niega ser el autor de "las banderitas que sirven de sefia para los indios.
Dice él que no ha pintado, sino que lo hizo un indio llamado Simón
Ninancancha"(declaración de Antonio Oblitas. CDB:I:558). En cambio Francisco
Cisneros insiste en que es cierto que el propio Oblitas pintó las banderas (CDB:I:560).
Al no tener descripciones de ellas poco es lo que podemos decir, sino que aparecen
en el mural de Chincheros y que, seguramente, llevaban los símbolos heráldicos de
Tupac Amaru. Hay que recordar que en una de las representaciones de la defensa de
la eucaristía aparece entre los infieles uno que lleva un estandarte con una serpiente
(el cuadro se encuentra reproducido en Stastny 1982, y es él quien sefiala el detalle).
Finalmente hay, del lado rebelde, un último testimonio gráfico, el único que
ha sobrevivido. Se trata de un pasquín que circuló en La Paz como amenaza de
muerte contra Gallo, el funcionario de la aduana. Lleva el siguiente texto:
"A este ladrón gallo biejo, pelarlo, haser buenas presas y al Rios con él, pues no
pruebe[?] ignorancia ni diga que derepente fue su desgracia que con este abiso ban
tres beses. Lo que se siente es que por este picaro ladron ande pagar muchos: [dibujo
de un ahorcado] el miserable correjidor por consentidor [un gallo ahorcado] ha este
maldito lo llebe el diablo este mal gallo pelallo [dibujo de dos ahorcados] estos son
los señores ladrones oficiales reales y tras estos seguirán los que son y los que no son
[...]" (reproducido facsimilarmente en Lewin 1943:431).
La mano del dibujante es ingenua y el dibujo no se presta para mayor
análisis. Indicamos solamente dos cosas: el empleo de una representación puede
estar justificado para sefialar que la amenaza es definitiva y se cumplirá (como de
hecho se cumplió), lo que reforzaría nuestro criterio de valor de verdad dado a las
representaciones. La segunda es señalar cierta constancia en el motivo de los
ahorcados en la zona altoperuana, aparecen nuevamente en el cuadro del sitio de La
Paz y, posteriormente, en una pintura mural dada a conocer por Macera (1981).
batalla, debajo de ella la figura de San Pablo. Las representaciones están organizadas
espacialmente de la siguiente forma:
en la guerra (ver figura IX), estando también presente la dualidad hombre-mujer que
parece haber sido importante en la dirigencia del movimiento tupamarista.
XIX los temas de las postrimerías y de la dinastía incaica. Pero este es un caso
aislado, los motivos barrocos aparecerán en obras de muy pequeño formato y de
carácter votivo que fundarán una nueva tradición campesina. Habrán también otros
cambios. Santiago, por ejemplo, aparecerá en adelante exclusivamente bajo la forma
de matamoros (para estos últimos años de la pintura cuzqueña y los pintores
populares ver Macera 1975b y 1979).
IV. CONCLUSIONES
A lo largo del presente trabajo hemos querido señalar las posibles relaciones
entre la pintura colonial y la gran rebelión. Si bien es difícil establecer una relación
directa, creemos haber establecido algunos puntos de contacto que nos permiten
llegar a las siguientes conclusiones:
-Los contenidos expresados en los cuadros coloniales referidos al ciclo de
las postrimerías guardan afinidad con algunos contenidos de la gran rebelión,
principalmente en el empleo de la violencia. No es imposible una identificación
entre el amaru y el demonio cristiano, aunque esta relación parece más clara en la
pintura que en la propia rebelión.
-La elite cuzqueña se sirvió de la plástica para reivindicar su posición
dirigente, legitimada por una ascendencia incaica. Para esto utilizó y difundió los
símbolos y atributos incaicos como propios (sol en el pecho, parasoles, varas, uncu,
etc.). Estos mismos atributos fueron emple.ados porTupac Amaru, algunos de ellos
figuraban con seguridad en los retratos que éste mandó a hacer.
-La rebelión empleó representaciones pictóricas en diversas ocasiones,
principalmente en su labor de propaganda y de proselitismo.
-Existe afinidad entre la descripción de uno de los retratos de Tupac Amaru
y las representaciones del apóstol Santiago mataindios, aunque con una inversión de
su significado. Este parece haber sido utilizado con el fin de simbolizar la inversión
de la situación de conquista o sometimiento. Una vez derrotado, Tupac Amaru fue
representado vencido por Santiago con el fin de reafirmar el poder colonial y
significar el respaldo divino en su derrota.
-Uno de los retratos de Tupac Amaru, pintado por Oblitas, parece estar
vinculado al que reseí'ia Macera (1975a) y ése a su vez al ciclo de las postrimerías.
-El mural que representa el conflicto entre Tupac Amaru y Pumacahua
permite una lectura de este enfrentamiento como uno de origen étnico con vincula-
ciones míticas o rituales si se lo contrasta con otras fuentes visuales y escritas.
-Coincidentemente después de la rebelión y en las representaciones pictó-
ricas oficiales de ésta, se nota el triunfo de la retórica neoclásica. Los temas
tradicionales de la pintura colonial se refugian en la creación popular, coincidiendo
con la desaparición de ciertos motivos como el de Santiago mataindios.
Juan Carlos Estenssoro
Juan de la Fuente 976
Lima 18, Perú
NOTAS
(1) A otras representaciones como las escenas galantes y de caza es también posible atribuirles un
contenido religioso o al menos moral. Las primeras como vánitas, las segundas como imagen
de la redención. El tema de la cacería es un tópico en los textos de los villancicos religiosos
colorúales.
(2) Esta utilización jerárquica y moral del espacio se encuentra presente en toda la pintura cristiana
y, por lo tanto, en toda la pintura religiosa colorúal. En Huaman Poma podemos ver incluso
enunciada explícitamente esta distribución espacial:" Y despues el dia del juycio, vendrá
[Jesucristo] con una magestad y gloria y trayrá en la mano derecha a su madre bendita Santa María
y a todos los santos y santas, ángeles y rregocijos y guemaldas y juyas para pagar a los pobres
menospreciados.
Y en la esquierda, el ynfiemo abierto para tragar a los malos pecadores y enubidentes,
soberbiosos y tormentos, fuego, asoles, hiel, castigos, demonios, serpientes, escorpiones,
culebra y guzanos, espíritus malos espantosos, nunca vista para castigos todos". (Huaman Poma
1980:III:876).
(3) Vilela y Guarachi (1948) dan en dos ocasiones 1690 como fecha de las pinturas, si tenemos en
cuenta los otros datos que ellos mismos dan es una fecha absurda. Es probable que se trate de un
error por 1790, aunque no indudable. Los datos que ellos proporcionan sobre el pintor N.
Gutiérrez, alias "el ñato" son los siguientes: "Hijo de Sebastián Gutiérrez., capitán de la
Independencia y descendiente de uno de los fundadores de La Paz" (Vilela-Guarachi 1948:248).
(4) Es el caso del párroco de San Jerónimo que mandó colocar el cuadro de Tupac Amaru vencido
por Santiago. Juan de Dios Pereyra dejó en su testamento 20,000 pesos a los indios de su
parroquia "en ra7..Ón de su obediencia durante la gran rebelión" (Ramos 1982:39).
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Figura I
Calco mural Chincheros
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Figuran
Liebscher, IQ/XIX-24
Figura III
Liebscher, IQ/XIX-23
Figura IV
Liebscher, IQ/XIII-1
Figura V
Calco mural Chincheros
Figura VI
Calco quero (MGl)
Figura VIII
Calco mural Chincheros
Figura VII
Liebscher, IQ/XVIII-17
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Figura IX
Liebscher, IQ/XV- 1
Frédérique Langue
En la base de este trabajo cuyo título puede parecer extraño a primera vista,
se encuentran dos series de documentos que se conservan en el Archivo General de
Indias de Sevilla. La primera serie, que abarca los años 1804 a 1818, consta
principalmente de los informes mandados con una asombrosa regularidad y no
menor empeño por el regidor de la villa de Riobamba a las autoridades virreinales
y de la Audiencia sobre un asunto de cierto interés para el desarrollo económico
regional y el Real Erario: el descubrimiento en el cerro conocido bajo el nombre de
Condorasto, de una "mina famosa de plata"(l). La segunda serie la integran los
informes de la visita que realizó en el mineral de Zaruma el presbítero José Martfnez
de Loaysa a finales del año 1811 ; el intercambio de cartas, peticiones e informacio-
nes entre Loaysa y la Audiencia por una parte, y con las autoridades virreinales y la
Corona española por otra parte, duró hasta 1817(2).
Dos series de documentos cuyo primer punto común, aparte del tema
"minero" o sea la plata del Condorasto y el oro de Zaruma, procede del paralelismo
cronológico. Pero lo que más nos llamó la atención fue el carácter espontáneo de los
informes mandados por el regidor de Riobamba y por el clérigo de Cuenca. En
ambos casos la responsabilidad política o religiosa a nivel local constituyó un
catalizador, un incentivo personal dentro del propósito de cada personaje: informar
acerca de los yacimientos mineros locales con el fin de fomentar la economía de las
referidas provincias. ·
De ahí la suma riqueza de los datos económicos, sociales e incluso
sociológicos - y no exclusivamente morales- que facilitaron los autores, en un
período clave para lo que era en aquel entonces la Audiencia y más tarde la
Presidencia de Quito, entre una fase de "decadencia económica de la región" y
aquellas revueltas que harán posible "uno de los más tempranos y más intensos
brotes nacionalistas dentro de la colonia española", como fueron los movimientos
juntistas que se desarrollaron en la Presidencia de Quito en 1809. Los dos autores
presentan no sólo una visión detallada de las formas de economía local, del "modo
de producción" particular de esta región minera, sino también aluden precisamen-
te a los acontecimientos de los años 1809-181 O, en los cuales uno de ellos tomará una
parte relativamente activa(3).
l. ENTORNO GEOGRAFICO Y CIRCUNSTANCIAS EXTERNAS; RIO-
BAMBA Y ZARVMA "ENTRE LA IGNORANCIA Y EL OLVIDO"
Si consideramos primero las circunstancias que rodean el descubrimiento
de las minas de Riobamba, a poca distancia de la propia villa, o la actuación del
presbítero Loaysa en el mineral de Zaruma, de entrada se impone la suma precisión
con la cual los dos protagonistas van describiendo tanto el antiguo esplendor de sus
respectivas regiones como, en contraposición, la decadencia que iban experimen-
tando en aquel entonces, así como las ventajas que tendrían para el fomento de ambas
provincias sus respectivos minerales, especialmente de Riobamba, de menor fama
que Zaruma en ese aspecto.
1.1. EL OCASO DEL CORREGIMIENTO DE RIOBAMBA
El expediente propiamente dicho se abre el primero de febrero de 1804,
cuando Martín Chiriboga, regidor perpetuo del cabildo de la villa de Riobamba,
subteniente de milicias de la misma villa y subdelegado de bienes de difuntos y de
composición de tierras, le participa al gobierno de Quito el descubrimiento en el
cerro de Condorasto de una mina de plata de muchas vetas, las que se hallaban sin
trabajar, por falta de auxilios, y más aún por la "misérrima constitución en que se
hallan los vecinos de Riobamba". El regidor se enfrenta además con la dificultad
siguiente: la imposibilidad de traer a ningún minero "inteligente" del Perú, en otros
términos a un perito. Tres son entonces los obstáculos -financiero, social y técnic~
al desarrollo armonioso de la minería local, a favor de la cual propone más adelante
los correspondientes remedios, después de describir detenidamente la economía
regional(4).
Varias son en efecto las ventajas brindadas por el cerro del Condorasto:
multitud de vetas anchas descubiertas, hasta de cuatro varas de ancho, orientadas de
norte a sur y de fácil acceso; proximidad de una selva capaz de proporcionar la
madera imprescindible para la explotación de la mina; una "buen población", punto
sobre el cual volveremos a insistir más adelante con nuestro informador, pues de ella
procede la fuerza de trabajo utilizada en las referidas minas; la poca distancia que
hay del Condorasto a la mayoría de los pueblos del corregimiento: una jornada, lo
que corresponde a un día de viaje. Según el corregidor, sólo le faltan medios y peritos
al Condorasto para que pueda competir con Potosí. Tal es la conclusión a la que había
Evidentes eran las ventajas que ofrecían en los años 1730 las minas
Poco tiempo después, Loaysa sirvió como capellán, sin sueldo alguno, en
la expedición que Toribio Montes reali zó contra la ciudad de Quito(l 8). Es en 1811
cuando Loaysa, observando la escasez de numerario que se da en las Cajas Reales
de la provincia, le pide al referido jefe político y militar de la región una comisión
para reconocer el estado de las minas de Zaruma, junto con otro perito, comisión que
el mismo Presidente de la Audiencia le concedió el mismo año. Esto fue el principio
de una intensa actividad desarrollada por el presbítero de Zaruma, actividad en la
cual, de acuerdo con su idea de que el ramo de minería es el "nervio de la opulencia
y riqueza de las naciones", llega a desempeñ.ar de cierto modo un papel de
arbitrista ... (19).
2. ARBITRISTAS EN INDIAS
solicitudes de fondos y de ayuda técnica tienen como propósito que se disfrute de "tal
penoso descubrimiento pues que después de ellos (de los días de bonanza) volverá
Condorasto a sepultarse entre la ignorancia y el olvido por la desgracia de aquellos
reinos". ¿Por qué aludir de manera tan negativa a la posible decadencia -dado los
ciclos de producción minera- de minas presentadas anterionnente como tan ricas
como las de Potosí? de cierto modo, se puede tratar de una referencia a un fenómeno
muy corriente en la minería, o sea los ciclos alternados de bonanzas y de agotamiento
de vetas, o de inundación de las mismas(21 ).
Lo cierto es que la ambigüedad de la última representación de Chiriboga se
refleja de alguna manera en la infonnación mandada recopilar por el Presidente de
Quito, el Barón de Carondelet, y comunicada ulterionnente al virrey. La referida
infonnación señala así la ley variable de las muestras ensayadas por los dos peritos
Don Pedro Gostayre y Clemente Ruiz a partir de los metales que Chiriboga había
mandado a Lima: de 50 a 69 marcos por cajón de cincuenta quintales en algunos
casos(22). El autor de esta representación vuelve sin embargo a apoyar la propuesta
hecha por el cabildo de Riobamba y su regidor. El laboreo de la mina sería en efecto
"el último medio de sacar de la pobreza a aquellos vasallos porque sus trabajos en
la agricultura y manufacturas no les compensan sus sudores". En la nota que sigue,
se indica sin embargo que el proyecto de beneficiar las minas de cuenta de la Real
Hacienda parece un "despropósito" puesto que los infonnes transmitidos hasta la
fecha no habían confirmado la ley del mineral. La Real Orden del 14 de mayo de
1807 mandará a ese respecto que un perito reconociera el cerro para que se tomara
una resolución conveniente.
El perito nombrado, el minero Ignacio Irigoyen, llega a Guayaquil proce-
dente de Lima. Pero lo que Chiriboga llama la "revolución quiteña" lo detiene en el
puerto ya que los habitantes de Guayaquil habían negado "toda correspondencia con
los demás lugares de la Provincia de Quito". El perito tuvo que regresar sin cumplir
con su comisión y el mismo Chiriboga ofreció 500 pesos para costear este viaje.
Mientras tanto, valiéndose de los consejos del minero Tomás Bravo, fomenta la
creación de una compañía de 27 socios, quienes se comprometían a contribuir en la
empresa con una suma de 200 pesos. Paralelamente, sigue infonnando al Presidente
de Quito acerca del descubrimiento de otras vetas en los páramos de Simiatoq
(Simiatú)(23). Por carta del 9 de enero y 9 de febrero de 1817, vuelve a insistir en
la falta de auxilios y en la difícil situación de los habitantes de la villa habida cuenta
la disminución del comercio. A ese respecto, la explotación de los placeres de oro
podría constituir un aliciente para una Provincia, la de Quito, que el regidor llega a
calificar de "agonizante". Está por demás decir que el mismo Real Erario tendría
interés en fomentar esa minería proveedora potencial de fondos para el Estado(24).
Agraciado con la cruz de primera clase de la orden de Carlos III, auxiliado
por el Presidente de Quito, el regidor de Riobamba manifiesta sin embargo una cierta
desilusión y sigue lamentando la falta de inversiones de parte de la Corona española,
inversiones sin las cuales no puede realizar su proyecto de fomento de la minería
local, frente a lo que llama en efecto unas gentes "malas y ociosas que prefieren la
miseria, el vicio y abandono porno ocuparse honradamente". El 13 de junio de 1818,
" ... hace bastantes años que este cuerpo se halla en una deplorable inacción motivada
de la indebida ejec ución con que proceden los Jueces ordinarios de esta villa, por
créditos particulares que contraen los de nuestro cuerpo .. .".
" ... lejos de un puntual cumplimiento es visto que supera la cavi lación de uno u otro
poderoso de este Jugar, paradebilitary destruir al infeliz mi nero . .. a pesar del trabajo
que realizan éstos en sus minas ... Prevalece sólo la autoridad y el egoísmo contra
el pobre minero para que se sacrifique a la solución de sus créditos y rigurosos cargos
que contra justicia se les hace por contemplación, conexión y respeto de los
acreedores que pueden y mandan vender los utensilios más necesarios para el
laboreo. Ma s como este cuerpo carece de un habilitador, de las condiciones, de uno
que hubo no muchos años ha, en cuyo tiempo se halló este mineral en buen pi e, y
por ahora sólo subsiste uno y otro en calidad de negociante usurario de quien
dependen los jueces que hacen efectivos sus cobros para cuyo objeto hacen se elijan
todos los años jueces de su devoción, sin embargo de ser los electores capi tulares
parientes en primer grado, como ha sucedido en el presente año"(28).
"con alhajas de oro y plata, que las pignoran con la condición de que valga el doble
de la habilitación, y tasadas al ínfimo precio para que luego que el minero no cumpla
con el día prefijo, no por defecto suyo sino por los contratiempos que ocurren, tales
que el metal ha decaido de su ley, que no pudo habilitar su mina, que sus ingenios
se han atrasado por falta de agua notoria, y parado, luego se pide apremio, se rematan
al primer pregón, el mismo acreedor se queda con ellas aunque sean de su mujer, y
si el deudor procura exponer sus excepciones se le reduce a prisión un dilatado
tiempo con grave detrimento de su trabajo y familia .. . ".
"Son muy raros los que se aplican al trabajo por su propio bienestar y sólo forzados,
y de mala gana se sujetan a lo poco que hacen, y en particular los indios y sólo lo que
basta el pago de su tributo es lo que únicamente aspiran por no verse perseguidos ... ".
"También hay otra clase de hombres holgazanes que aunque corto en número, se
mantienen de enredar unas familias con otras y entablar pleitos entre partes para
sacarles la pobreza de ambos litigantes. Estos se llaman vulgarmente tinterillos,
algunos de éstos mismos dan oro colorido a su codicia, y con nombre de habilita-
dores hacen el oficio de sanguijuelas que hinchándose ellos de la sangre humana
dejan a los pobres mineros flacos y en estado de convalescencia, y jamás podrán
gozar de salud si no se proporciona una buena receta amisanguijuelista de parte del
Gran Médico que es el Gobiemo"(32).
Anexo 1
Minas e ingenios de Zaruma
Nombre de Minas Minas Ingenios Ingenios
los mineros de oro plata de cobre de oro de plata
corrlent. parad. corrlent. parad. parad. cor r lent. parad. corrient.parad.
- El regidor
Bartolomé Maldonado 1
- AnasU!sio Alvarado 2
- Aniceto Peña 1
- Bonifacio Reyes
- Bias Ulloa
- Bemard ino Blacio
- Bemardino Sarmiento
- Bartolomé Ortega
- CayCU!no Reyes 1
- Evaristo de la Torre 1
- Jua n Torres lnojosa 2 2 3
- Francisco Varsallo 1 1
- Francisco V entinilla 1 1
- Francisco Maldonado 1
- Francisco Toro 1 2
- Francisco Machuca 2 1
- G aspar Valarezo 1 1
- Gregorio Romero
- José Guzmán 1 2
- Jacinto Murillo 1 3
- José Albarado 2 2
- Juan Manuel Balzon 1 1
- José Miguel Peña 1
- José Ca rrión 1
- Juan Ochoa 1
- Juan Crespo 1
- José Lorenzo
- Maldonado
- José Machuca
- José Antonio Morales
- José Eduardo Valarezo
- Joaquín Coronel
- José Ma rcos Espinoza
- Manuel MaU!m oros 1
- Manuel Hema ndez 1 1
- Miguel Alvarado 1 1
- Mariano R eyes 2 2
- Manuel Carrión 1
- Mariano Carrión 2
- MargariUI Gomes
- Mariana Gal vez 1
- Pedro Benavidez 2
- Pedro Rivas
- Toribio Apolo
- Tomás Bravo
- Vicente Ordonc:z
- Vicente Valarezo
46 11 4 2 44 6 2
Según parece de la demostración ~e antecede, resulta el número de mineros, sus minas, haciendas y demás contenido, lo que
manifiesta en el toU!l de su suma; ruma 27 de noviembre de 181 1
~~
"Según el estado figurado debe tener de entradas anualmente el fondo público la suma que resulta o indica, de que se siguen grandes ventajas para el
progreso de las actuales minas corrientes, adelantamiento y descubrimiento de otras que por falta de fondos no se verifican; y finalmente para habilitar ~
5·
otra s mu chísimas que a pesar de la riqueza están abandonadas por este defecto, con advertencia de que todos los gastos para el beneficio de los metales 11>
se han de saca r del mismo fondo. C/l
(1)
o
~ ota: Cada mina tiene 6 labores, cada labor da una capacha, cada capacha 3 arrobas, cada arroba de metal de oro 1 quarto de castellano, cada una del e
de plata una onza y med ia; el castellano vale 35 reales de vellón, y la onza de plata 20 reales; Esto es lo menos que pueden dar los metales de Zaruma. !!l.
A.G.I. Lima 1358 Q
¡¡¡·
.:,. ::J
(Jl 11>
(Jl C/l
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Langue: Minas ecuatorianas
NOTAS
(28) Representación del cuerpo de mineros, 17 de noviembre de 1811, Zaruma; y sesión del cabildo
del 28 de octubre.
(29) Los firm~les son los siguientes:.Mariano Carrión, José Alvarado, ~osé Lorenzo Maldonado,
Pedro Benavides, G aspar Valarezo, Juan Manuel Valar~o; José Marcos Espinosa, José Carrión,
Francisco Bentinilla, Cayetano Reyes, Francisco Barzallo, Bonifacio Reyes, Juan Crespo,
Jacinto Murillo, Vicente Vergara y Bemardino Blasio.
(30) AGI, Lima, 1358; la elección se celebró en Zaruma el primero de enero de 1812, con la presencia
del regidor decano del cabildo y alcalde ordinario de primer voto. Fueron nombrados José
Alvarado, José Vélez Ramírez y Francisco Ventilla, con otros cuatro substitutos, Cayetano
Reyes, Manuel Valarezo, Francisco Machuca y Francisco Toro. Para el 26 denoviembrede 1811,
el cabildo había aprobado la labor de Loaysa.
(31) González Suárez, tomo III, p. 438; Ortiz de la Tabla, p. 263: "Prácticamente desde la década de
1580 son continuas las noticias directas o indirectas relativas a la despoblación indígena de Loja,
Zaruma y Zamora Las minas de Zaruma, motivo principal del esplendor de la zona en otra época,
iban en un deterioro acelerado desde dicha década entre dos factores por la escasez de mano de
obra indígena para el laboreo; Moreno Yáñez, S., pp. 360-36! .
(32) AGI, Lima, 1358: Descripción de la Real Villa de Zaruma, sus minerales, ingenios, habitantes
y efectos comerciables ... s.f.
(33) Informe del Presidente de Quito, Joaquín de Molina del 15 de agosto de 1815, a favor de Loaysa.
Gerónimo de Tomás Asencio, archivero de la Secretaría de Estado y del Despacho Universal de
Indias, transmitió la Real Orden destacando los servicios del presbítero durante la revolución
quiteña y recomendó su solicitud de la cruz de la Orden de Carlos ID, Madrid, 17 de diciembre
de 1814.
(34) Cueva, A., p. 5; Velasco, F., 1975, p. 90.
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nes publicados por Taylor en esta revista en 1985(7) pero que no son explicados en
esta nueva edición (lo que resulta frustrante para quienes no tienen buenas biblio-
tecas a la mano). Las notas a pie de página del texto quechua se refieren a notas
marginales, problemas de legibilidad del manuscrito y otros aspectos relacionados
con la transcripción paleográfica.
En las páginas de la derecha, el enunciado numerado se ha traducido con una
puntuación especial para señalar las frases añadidas, probables lapsus en el original,
"pasajes obscuros traducidos 'literalmente'", palabras quechuas que no aparecen en
el original pero cuya inclusión está justificada por el contexto, e hispanismos. Las
notas a pie de página de la versión en español aclaran o justifican la traducción y
proporcionan información sobre el contexto. La introducción de Taylor, en gran
parte una argumentación semántica de la traducción de ciertos términos clave tales
como camay, casca, huacha y causay, entre otros que entrañan dificultad debido a
que implican premisas culturales o filosóficas que difieren de sus imperfectas
analogías europeas. El mapa planimétrico que aparece en la página 39 es muy útil
para establecer la relación entre la toponimia mítica y la cartografía moderna, pero
curiosamente omite la ubicación de Pariacaca, la montaña cuyo culto y pere-
grinación constituye el tema más destacado del texto. No se cita el artículo de
Bonavia publicado en 1984 en el que el autor localiza Pariacaca de manera casi
concluyente(8) .
La traducción aparece seguida de bibliografías de fuentes publicadas e
inéditas. Existen también índices separados de términos quechuas no traducidos,
hispanismos, topónimos, nombres de huacas, huillcas, héroes, festividades y ritos,
y personajes históricos (un proyecto algo difícil en tanto no siempre se puede
<;tescubrir a cuáles de estas categorías superpuestas se les atribuiría nombre propio) .
. El ensayo biográfico de Acosta "Francisco de Avila Cusco 1573(?) - Lima 1647"
comprende las sesenta y tres páginas finales del volumen de seiscientas dieciséis.
La impresión global que deja una lectura atenta es que nos encontramos ante
un trabajo de sólida y profunda erudición en el que se advierte el afán por pulir la
superficie de un todo que revela compleja estructuración e impresión prolija. No en
vano se trata del fruto de diecinueve años de trabajo. La transcripción y el aparato
crítico forman un tejido contextual e interpretativo que incluso los expertos en
Huarochirf ponderarán reiteradamente con placer cada vez mayor.
Tal vez movido por la modestia, Taylor ha velado en parte sus esfuerzos de
interpretación. La introducción no aborda de manera directa algunas cuestiones
ineludibles de interpretación que antes intimidaron a los lectores noveles. ¿Cuántas
voces individuales cobran aquí expresión? ¿Cuándo se trata de un yo colectivo?
¿Debemos entender que los mitos y ritos pertenecen a un sistema armónico o reúne
acaso este libro un conjunto de cultos cuyas respectivas tradiciones no hacen sino
contradecirse? ¿Qué partes debemos atribuir al redactor o editor desconocido?
¿Puede nuestra lectura trascenderlo para percibir las rupturas de tiempo, voz y
creencia a partir de las cuales modeló el autor la unidad de su texto?
Las respuestas importantes a las preguntas fundamentales se encuentran en
realidad en el texto, o por lo menos entre líneas. El volumen contiene, en efecto,
incluidos en su mayoría en las notas al pie de las páginas en español los principales
componentes de una lectura mucho más abarcadora que aquella que Taylor hace
explícita en la .introducción. En realidad hubiese sido imposible que Taylor o
cualquier otro compilador se planteara siquiera la organización de referencias
cruzadas entre los cientos de huacas, lugares y cultos si no hubiese desarrollado de
antemano hipótesis tanto amplias como restringidas sobre la intrincada relación que
traban entre sí los elementos culturales. Las hipótesis interpretativas a las que Taylor
recurre son gratificantes y a menudo originales. Familiarizarse con ellas supone, sin
embargo, leer con mucha atención las notas y confrontar una y otra vez las
referencias.
En el aparato crítico, Taylor acompaña al lector de la misma manera que un
buen guía acompaña al viajero, mostrándole paulatinamente lo que la asiduidad le
permite reconocer a medida que se descubre el paisaje. La cautela de la que Taylor
hace gala se adecua al incipiente estado de nuestros conocimientos sobre la fuente.
En el mundo académico la virtud de la cautela suele ser su propia recompensa y no
deja de obrar con justicia. Taylor ha diseñado una publicación que le brinda a cada
lector una satisfacción proporcional a la atención que le dedica.
Cabe sintetizar la concepción que Taylor se formula a partir de la constela-
ción religiosa de Huarochirí como una heterogeneidad sin límites fijos pero
estructurada. Taylor percibe la diversidad irreductible del origen y el significado de
los cultos a sus huacas y la falta de armonía total, a pesar del esfuerzo editorial -y
ritual tal vez- en pos de semejante armonización. El autor anónimo del pasaje
inaugural promeúa a los lectores que el estudio de los cultos asociados con Paria
Caca les proporcionaría una comprensión de 'la fe que observan', una tradición
esencialmente unitaria. Las subculturas y cultos se vieron unificados en parte de
manera sincrónica por una ideología vinculada con las relaciones entre los grupos
humanos -serranos, incluidos los yauyos, yungas costeños y en alguna medida los
incas, huamantangas, huancas y viracochas españoles. Los portavoces de los
serranos que más aparecen en el texto, los checa y concha de San Damián, tendían
a referirse a sus ancestros-héroes-huacas momificados (especialmente a Tutayquiri)
como los hijos de Pariacaca y a describir estos cultos como parte de un complejo
esquema en el cual los personajes masculinos como Tutayquiri figuran como parte
de una familia unificada de huacas. Los varones que representan a los grupos
serranos triunfantes son presentados de manera complementaria a un grupo similar
de huacas femeninas asociadas con Chaupiñamca y la costa de Lima.
Pero la inagotable multiplicidad de las huacas hizo que el redactor o editor
desease recurrir a atajos eurocéntricos. En un sentido, la compleja tradición oral hizo
que se rindiese el proyecto investigativo que intentó interrogarla. Taylor se vale de
las contradicciones que se advierten al comparar los testimonios y de la diversidad
de relaciones entre huacas regionales y locales para indicar que este esquema es una
racionalización ex post facto de una historia religiosa que distaba mucho de la
unificación y de una sociedad parcialmente conflictiva. Según Taylor, la figura de
Pariacaca, al igual que la de Chaupiñamca, es anterior al surgimiento de los checa;
la gran montaña (masculino) y el gran valle (femenino) eran ambas deidades yunca.
Al restablecer esta conexión queda claro que cuando los narradores refiri-
eron que los héroes-fundadores de los grupos checa llactachacorcan-"establecieron
comunidades"- de estos nombres querían dar a entender que las colectividades
mencionadas gozaban de derechos sobre el lugar puesto que allí adoraban a
antepasados convertidos en huacas vinculadas a ese espacio. Esta observación
genera lecturas relevantes de los otros casos en que aparece en el manuscrito el verbo
llactachay.
20:43 /Según lo que contóJ una noche don Cristóbal fue a la casa de este
Llocllayhuancupa donde moraba su enamorada; ya había abandonado [el
culto de] este huaca y ni se acordaba de él.
20:44 Así, cuando llegó a la casa [de su enamorada], como tenía ganas de orinar,
entró en la casita en ruinas [que había sido el santuario del huaca(?)].
20:45 Entonces, desde el interior de ese sitio, donde ahora han puesto una cruz, ((el
demonio hizo aparecer ante sus ojos [una luz deslumbrante] semejante al
reflejo de un plato de plata, que tocado por los rayos del sol, ciega los ojos
humanos)) .
20:46 Viéndola [Don Cristóbal] casi cayó al suelo.
20:47 Entonces, rezando el Padre Nuestro y el Ave María huyó hacia el pequeño
aposento donde vivía la mujer.
20:48 Nuevamente, [Llocllayhuancupa] hizo brillar [esta luz deslumbrante] tres
veces mientras [Don Cristóbal] estaba a medio camino [entre la casa en
ruinas y la casa de la mujer].
20:49 Al llegar [Don Cristóbal] al aposento [dela mujer], de nuevo [Llocllayhuan-
cupa hizo brillar la misma luz] tres veces y también [cuando Don Cristóbal
ya estaba en el interior la hizo brillar] de nuevo tres veces delante de [la
casa(?)].
20:50 En total, hizo brillar esta luz nueve veces.
20:51 Mu y grande fue su miedo al ver a este demonio hacer brillar tantas veces [esa
luz deslumbrante]; llegó al sitio donde dormía la mujer y enseguida la hizo
levantar.
20:52 Había dos niños que dormían allí.
20:53 Como [el demonio(?)] silbaba muy fuerte, los niños decían: "Se parece a
nuestro padre" y tenían mucho miedo.
20:54 /Se dice que/estos niños y la muchacha también eran hijos del sacerdote de
este demonio.
Dice, don Cristóbal, que una noche fue a la casa de Llocllayhuancu, porque
allí estaba una joven suya (sipasnin). El había dejado de creer ya en el huaca y ni se
acordaba de que existía. Cuando estaba ya en la casa, entró a un pequeño cuarto
derruido, para orinar. Y en el sitio donde ahora se ha puesto una cruz vió aparecer
una fuente de plata que brilló como si se hubiera convenido e:1 el soi del día; esa luz
cegó los ojos del hombre, como cuando repentinamente se hace la noche. Ese
demonio (el huaca) hizo aparecer (al resplandor) ante el hombre. Don Cristóbal cayó
al suelo; luego, rezando el Padre Nuestro y el Ave María, se arrastró hasta llegar al
aposento de la mujer. Y tres veces apareció la luz cegadora, durante las tres veces
que el hombre salió afuera. Como había relampagueado tres veces, antes de que él
llegara al aposento de la mujer, y otras, mientras estuvo escondido, la luz se mostró
nueve veces en la noche. Aterrado, el hombre llegó a la habitación en que la mujer
dormía e hizo que se levantara. Dos niños dormían con la mujer, y como los niños
lloraron mucho:"Es nuestro padre, así es él", dijo (la mujer) para asustarlos. Los
niñ.os eran hijos de la mujer que era sacerdotisa del demonio.
249. Se dice que una noche don Cristóbal había ido a la casa de Lluqllay
Wankupa ya que se encontraba allí su amante, después de haber abandonado
el culto a ese waqa y cuando ya no le prestaba ninguna atención. Ya llegado
a la casa, entró para orinar a un cuarto pequeño.
250. Se dice que desde el sitio donde han puesto una cruz, desde dentro, el
demonio le mostró a los ojos algo así como una fuente de plata que
reflejando la luz del sol le ofusca los ojos a alguno. Cuando él vio esto, casi
se cayó al suelo. Rezando el Padrenuestro y el Avemarfa, se escapó al
pequeño aposento donde vivía la mujer.
251. A medio camino, el demonio lo deslumbró por tres veces. Cuando llegó al
cuarto, otras tres y antes también lo había hecho por tres veces. Así sabemos
que en total lo deslumbró por nueve veces. Cuando vio al demonio que lo
había deslumbrado tantas veces, se asustó mucho y se fue a donde dormía
la mujer, haciéndola levantar de inmediato.
252. Resulta que allí también estaban durmiendo dos niños. Los niños, ya que él
llegó jadeando mucho, se asustaron, diciendo, "Es nuestro papá que está
haciendo eso". Dicen que estos niños y la joven eran hijos del sacerdote del
waqa.
abultar el texto, tal técnica libra al traductor de incurrir en perífrasis vagas y por lo
general le pennite ceñirse a las divisiones sintagmáticas del quechua modificando,
como resulta necesario hacerlo, el orden de tales combinaciones. En cuanto a las
vütudes estéticas del nuevo texto, el lector juzga que son los hablantes nativos de
quechua y castellano los que deben pronunciarse.
Vista en su conjunto, la versión de Taylor que comentamos es la que más
conciencia dialectológica revela de todas las traducciones al español publicadas,
puesto que la inspira un ánimo vigilante ante el peligro que suponía el hecho de que
"el idioma en que se redactó el documento no es idéntico al que se quería
interpretar"(p.20). Valiéndose fundamentalmente del análisis gramatical, Taylor ha
resuelto completamente muchos de los problemas que se le plantearon a Arguedas.
La traducción considerada con su aparato crítico se yergue claramente como la
mejor edición de consulta y estudio.
La traducción de Taylor encama una aproximación que puede describirse
en síntesis como una que se abre a la investigación semántica pero que se vuelve de
espaldas prácticamente a la etnopoética. En lo que respecta a la semántica, hace
muchos años que Taylor se ha opuesto enfáticamente al traslado mecánico de glosas
de los diccionarios coloniales elaborados por los doctrineros y se ha pronunciado a
favor de exégesis que definan los campos semánticos en los que se inscribe el
discurso específico en cuyo contexto aparece determinada palabra. Algunos de los
aportes de Taylor en este terreno son brillantes y no han disminuido en valor con el
paso del tiempo. Tal es el caso del tan citado artículo que apareció en 1974 en tomo
al concepto andino de fonna y fuerza específicas al que corresponde la denomina-
ción camayf21). La nueva Introducción proporciona varios argumentos de este tipo
y la traducción recurre a ellos con frecuencia.
Por ejemplo, Taylor sostiene a partir de ejemplos provenientes del texto que
el significado que cobra en el manuscrito Huarochirí el término casca, "deverbal
perfectivo" del verbo que significa "ser", implica mucho más que 'lo que ha
existido'; significa "una situación que resulta de un acto realizado pero cuyas
consecuencias siguen funcionando"(p.28). Por lo tanto, el casca de una huaca es su
antiguo ser en la medida en que su efecto perdura; esto es, para fines de la traducción,
su culto. De aquí que con respecto a un pasaje conocido (2:16) Taylor difiera de otros
traductores. El pasaje es el siguiente:
siguiente: 'Sin embargoJsabemos que/su culto fi.e. de Cuniraya -FS] está estre-
chamente asociado con el de Huiracocha". Taylor reconoce que no utiliza consisten-
temente la interpretación de 'culto'(24). Si el análisis establece en efecto este uso,
parece razonable manifestarlo de manera más consistente ya que·el sentido se altera
de manera que resulta significativa para la lectura etnológica. El empleo de 'culto'
hace que el texto parezca más centrado en el ritual colectivo, o que se privilegie el
momento de la escritura en lugar de insistir en el recuerdo privado de lo que las
huacas habían significado antiguamente. Por ejemplo, si se hubiera guardado mayor
coherencia, el enunciado 30:27 que se refiere a Anchicara y sus hijos, se habría
traducido como 'Estas pocas informaciones concluyen [lo que sabemos] de su culto'
y no '[lo que sabemos] de ellos'. En el enunciado 21:46 no se traduce en absoluto
un uso relevante (casCantahuanpas, 'con su culto').
En un comentario crítico publicado en 1981(25), Roswith Hanmann ex-
presó su descontento con los argumentos semánticos de Taylor. Les aconsejaba
entonces a los traductores "emplear las correspondencias literales al respecto y, al
darse el caso, aclarar su supuesto trasfondo semántico o en una nota al pie ... o
registrarlo en un glosario adjunto". Sin embargo, el ancla firme de lo "literal" apenas
si acude en nuestra ayuda. Los significados "básicos" a los que uno apela cuando lo
inquieta una interpretación que aparentemente parece alejarse del sentido original
son a veces tan sólo los significados habituales que proponen la moderna etnografía
o la bibliografía secundaria. En otras ocasiones la sencillez aparente del significado
de una "raíz" proviene del hecho de que los lexicógrafos coloniales echaban mano
del componente más compatible con el español o del que resultase menos ofensivo
desde el punto de vista religioso entre aquellos elementos que convergían hacia 1600
en campos semánticos bastante más complejos. Vale la pena recordar que aun los
más notables lexicógrafos practicaban una lingüística prescriptiva y no una descrip-
tiva. Debemos acercarnos también con cautela a las lecturas "literales" cuya
credibilidad procede del prejuicio que considera que el discurso campesino tiende
a ser simple y concreto. (Y aun si lo fuera, cabe preguntarse cuán campesinos eran
los autores del manuscrito). Taylor sortea tales obstáculos con seguridad y refina-
miento. Su método lexicológico no sólo es admisible sino que resulta casi inevitable
una vez que se cuestionan las prédicas en favor de la "literalidad" que se inspiran en
el sentido común. Ninguna de sus propuestas semánticas puede descanarse fácil-
mente. Ante cada caso, al lector sólo le queda juzgar la intensidad con que el matiz
de significado detectado porTaylor colorea la elocución. Y los lectores discreparán
en cuanto a la intensidad que finalmente le atribuyan a tales matices.
Mientras que Taylor se muestra innovador al enfrentar los problemas
semánticos de traducción, las posturas que adopta en lo que respecta a los asuntos
de composición son conservadoras. No hace alusión a las discusiones que se refieren
al tratamiento que exigen las huellas de oralidad en la prosa colonial(26) . Parece
haber dividido los capítulos en unidades casi versales para facilitar la consulta y no
con el fin de reconstruir una estructura versificada subyacente tal como lo prescriben
los traductores de tendencia etnopoética(27). Taylor se propone abstenerse en efecto
de todo lo que pudiera "introducir en nuestra versión un elemento poético quizá
[traducción de Taylor:] /Se dice que/en los tiempos antiguos, murió el sol.
La obscuridad duró cinco días.
5:56-57 ... chay huncuc runaca alliyarcan ña alüpuptinsi chay huatyacuri ñiscaca
ponchaoninpi huc mita condorcotoman rircan
16:11-13 chaysi huc orco caquiyoca, sutioc orcoman yaicorcan cay [cacas] orcos
ancha atun caca cay cacaman yaicuspas huallallo caruincho pacacorcan
traducido (yaya 'anciano' ) aparece como una cita directa en espafiol, que Taylor no
considera que la traducción que respeta las citas constituye violación alguna de la
sintaxis espafiola. Así, en el enunciado 5:24 la única razón por la que se omite
huauqui es que si este vocativo se tradujera la oración siguiente tendría que ser una
cita directa.
5:24 :chaysi ñatac huauqui chayca hura villcapi himahinallam runacuna ñispa
tapurcan.
[reconstitución fonológica de Taylor:) chaysi ñataq paytari "wawqi, chayqa
ura villcapi imahinallam runakuna" ñispa tapurqan
[versión al español de Taylor:] el de arriba le preguntó sobre los hombres de
la huillca de abajo.
[traducción alternativa:) el de arriba le preguntó "Hermano, ¿cómo están
los hombres de la huillca de abajo?"
2:62 chaysi payca ... aslla ysmaycocumusac pana ñispalla cay llactacunaman
ñatac miticamurcan
[Traducción de Taylor:] Fue él quien primero creó los cerros, los árboles,
los ríos y todas las clases de animales para que el hombre pudiese vivir.
[Traducción alternativa:] Fue él quien primero creó los cerros, los árboles,
los ríos, y todas las clases de animales, y también las sementeras para que
el hombre pudiese vivir.
University of Wisconsin
Department of Anthropology
5240 Social Science Building
1180 Observatory Drive
Madison, WI 53706
EE.UU.
NOTAS
(1) Trimbom, Hermann, editor y traductor. Francisco de Avlla: Dimonen und Zauber lm lnka-
relch. Leipzig: K. F. Koehler Verlag, 1939. (Quellen und Forschungen zur Geschichte der Geo-
graphie und Volkerkunde, vol.4).
(2) Existe una traducción al español por Ricardo Espinosa M. hecha a partir de la versión latina de
Hipólito Galante, Francisco de Avlla de prlscorum Huaruchlrlenslum origine et lnstitutls.
Instituto Gonzalo Femández de Oviedo, Madrid 1942.
(3) Arguedas, José María (trad.), y Pierre Duviols (ed.). Dioses y hombres de Huarochlrí: Narra-
ción quechua recogida por Francisco de Avlla [¿1598?]. Lima, Instituto Francés de Estudios
Andinos/Instituto de Estudios Peruanos, Lima 1966.
(4) Hasta fines de noviembre de 1990 , revisamos Hlspanic American Periodical lndex, Interna-
tionale Bibllographle der Zeitschriftenliteratur aus allen Gebeiten des Wissens, Social
Sclence lndex, Humanitles lndex, Social Sciences Citation lndex, Arts and Humanities
Cltatlon lndex, y Book Review lndex. Reseñaron el texto en Annales 44:597, 1989, Olinda
Celestino, y en Hlspanlc American Historical Revlew, 68(4):832, 1988, David Block.
(5) Dos de las cuales son posteriores a la relación que Taylor incluye en la página 19, a saber:
Adelaar, Willem F.H. Het boek van Huarochirí: MJ1hen en rlten van het oude Peru zoals
opgetekend in de zestiende eeuw voor Francisco de Avita, bestrljder van afgoderij .
Amsterdam: Meulenhoff, 1988.
Szeminski, Jan (editor y traductor), Bogowie i ludzle z Huarochlrí. Cracovia/Varsovia: /
Wydawnictwo Literackie, 1985.
Una undécima versión, traducida al inglés por mí y por George L. Urioste, aparecerá en 1991 la
publica la Universidad de Texas y lleva el título The Huarochirí Manuscript, a Testament of
Anclent and Colonial Andean Rellglon.
(6) Rltes et tradltlons de Huarochlri: Manuscrlt quechua du délJut du 17eme slecle. Série
Ethnolinguistique Amérindienne. París: Editions l 'Harmattan, 1980.
(7) "Un documento quechua de Huarochirí - 1607". Revista Andina 3(1):157-186, 1985 . Ver
también "Nota sobre 'un documento quechua de Huarochirí -1607' (sic )". Revista Andina
4(1):211-212, 1986.
(8) Bonavia, Duccio; Fabiola León Velarde; Carlos Monge C.;María Inés Sánchez-Griñán y José
Whittembury:"Tras las huellas de Acosta 300 años después: Consideraciones sobre su des-
cripción del 'mal de altura' . Histórica 8(1 ): 1-31, 1984.
(9) Vernotas en las pp. 163,217,233 y 367.
(10) "Un documento quechua de Huarochirí-1607". Revista Andina 3(1):157-185, 1985; "Nota
sobre 'Un documento quechua de Huarochirí - 1607 '[sic]". Revista Andina 4(1):211-212,
1986; "Cultos y fiestas de la comunidad de San Damián (Huarochirí) según la Carta Annua de
1609". Bulletln de l'Instltut Fran~ais d'Etudes Andlnes 16 (3-4):85 -96, 1987.
(11) En un caso, no obstante, Taylor parece haber perdido de vista una utilísima referencia de
Hernández Príncipe. En la nota 53 de la página 503, sobre el significado de huañuynin ran.Jim
'reemplazaba la muerte [de sus padres J' se interpreta que el nacimiento de mellizos se produjo
como advertencia de la huaca a los pecadores, admonición que sustituyó al castigo de la muerte.
Sin embargo, Hernández Príncipe explica que el nacimiento de un niño de más se interpretaba
como la restitución hecha por la deidad del rayo a una familia alguno de cuyos antepasados había
muerto fulminado por el rayo (f 1613)) "Idolatrías de los indios Huachos y Yauyos". Revista
Histórica 6:180-197, 1919 p.188.
(12) "Los señoríos de Yaucha y Picoy en el abra del medio y alto Rímac. El testimonio de la
etnohistoria". Revista Histórica 34:157-279, 1983-1984.
(13) Página 187, nota 94 y la página 525. Los otros que he advertido son: (1) El juicio sobre
Yansacocha no se cita correctamente en varios lugares: en la nota 2 de la página 401 como
Biblioteca Nacional ms. CI483, en la nota 1 de la página 441, en la nota 19 de la página 445 y
en la página 475, nota 118 escitadocomoC1483 yenlapágina511, nota 79 se cita como M1483.
La referencia correcta es BNL B-1483. (2) En las páginas 452-453 la nota45 remite a un enun-
ciado que no existe (24:148), en vez del correcto, 31: 148. (3)Enlapágina582, se omite en la nota
72 de Acosta "Archivo General de la Nación (Lima), Protocolos 468, f.1092" el nombre del
notario, Antonio Fernández de la Cruz.
(14) Archivo Arzobispal de Lima, Capítulos, Leg.l, exp. 9, 1607-1609.
(15) Dioses y hombres. .•, p. 220
(16) Un anónimo cronista jesuita de 1600 escribió que el joven seminarista Bias Val era les acompañó.
¿Es posible que hacia 1570-1580,la elite de kuracas de Huarochirí haya compartido en alguna
medida el mismo fermento intelectual que dio lugar a la aparición de los "cronistas indios" del
que es contemporáneo el manuscrito de Huarochirí? Ver Fernando Mateos, Historia general de
la Compañía de Jesús en la Provincia del Perú. T.1, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo,
Madrid 1944, pp.58-59.
(17) Enunciado 24:95 -96; ver también las notas de la página 381.
(18) "Las ediciones del manuscrito quechua de Huarochirí. Respuesta a Roswith Hartrnan" [i.e.
Hartmann]. Histórica 6(2):255-278, 1982.
Takahiro Kato
(*) Expresamos nuestro profundo agradecimiento a las siguientes personas que nos ofrecieron
muchas informaciones y ayuda para escribir este ensayo: Dr. Yoshio Onuki; Dr. Hiroyasu
Tomoeda; Dr. Tatsuhiko Fujii; Dr. Takayuki Kameda; Dr. Hideo Kimura; Dr. Yoshio Aoki; Dr.
Felipe Carbajo (Hideyuki Katsuki); profesora Angélica Palomino de Aoki; Doña Kazuyo
Aoy ama. T erada, Tomoeda y Kumai (1986 ), Kuroda (1986) y Ochiai (1989) son muy útiles para
tener una idea de la bibliografía sobre los estudios latinoamericanos en Japón. Vida! ha escrito
también sobre la contribución del I apón a los estudios peruanistas desde una perspectiva histórica
(Vida! 1984.)
1) LA ARQUEOWGIA
2) ETNOHISTORIA
ción incaica, basándose en el análisis de los caminos reales, los tambos y los chasquis
(Umehara 1985).
Durante esta década aparece también una metodología innovadora del
análisis de las crónicas mediante el uso de la computadora. Esta metodología es
sumamente útil para ciertos ítems a través de la función catalográfica de la máquina,
en cuya memoria se han introducido las informaciones de las crónicas y los
documentos regionales de la época colonial. Siguiendo este método nuevo, Tomoe-
da y Fujii analizan el uso de la coca (Tomoeda y Fujii 1983), y Fujii indaga sobre la
distribución y función de las ferias de la época colonial (Fujii 1987a). A su vez,
Masuda, manejando los mismos datos que Tomoeda y Fujii, demuestra la posibili-
dad y la eficiencia de la utilización de la computadora (Masuda 1984). La máquina
real iza el trabajo que hasta hace poco era necesario hacer con la ayuda de la memoria
e intuición. Es obvio que se irá cambiando la metodología y la tendencia de los
estudios a medida que se difundan tales programas.
(1980a); Estudios etnográficos del Perú meridional compilado por Masuda, que
contiene trabajos de Onuki (1981), Fujii y Tomoeda (1981), Tetsuya Inamura
(1981), Yamamoto (19.8.lb), Sato (1981) y Masuda (1981); Senri Ethnological
Studies Nª 10; El hombre y su ambiente en los Andes Centrales, editado por Luis
Millones y Tomoeda, donde se encuentran colaboraciones de Yamamoto ( 1982a),
Masuda (1982), Shimada (1982), Onuki (1982) y Tomoeda (1982). En 1983 en el
Simposio de Ceda Cove, Florida, se presentan ponencias bajo el lema Una
perspecdva interdisciplinaria sobre complementariedad ecológica andina, donde
se trata de la variedad del tiempo-espacial del control vertical, compilando los datos
empíricos de cada investigador. El fruto del simposio es el voluminoso libro Andean
Ecology and Civilization, editado por Masuda, Shimada y Craig Morris, en el que
se hallan varios artículos de investigadores extranjeros, además de los japoneses.
Los nombres de los colaboradores japoneses son: Shimada (1985a), Yamamoto
(1985), Masuda ( 1985), Tomoeda (1985), Tomoeda y Fujii (1985), Onuki (1985),
Shimada (1985b) y Kimura (1985a) . Orientado por esta serie de discusiones, Kumai
reexamina la problemática del control vertical en el marco etnohistórico limitándose
al siglo XVI (Kumai 1987). Después de la reconsideración de varias tipologías sobre
el control vertical presentadas hasta hoy día, Kumai muestra su propia tipología del
control vertical (Kumai 1988). Inamura (1981b), Tsunekawa (1986), Kimura
(1985d, 1988, 1990) y Hosokawa (1986) han colaborado con sus estudios sobre el
caso del sur andino guardando la misma conciencia crítica. Yamamoto, mostrando
los datos minuciosos desde el punto de vista etnobotánico, estudia la función socio-
económica del chuí'ío en las comunidades andinas (Yamamoto 1982b, 1988),
considera la interacción del desarrollo de la civilización andina con la producción
de papas, enfocando su estudio desde la teoría del control vertical (Yamamoto
1980b, 1983). Yamamoto ha continuado publicando una serie de estudios relacio-
nados con la tecnología campesina a partir de sus agudas observaciones (Y amamoto
1980b, 1980c, 1981a, 1988).
Sobre control vertical se discuten también varios temas relacionados entre
otros, el de la organización social, especialmente los temas del parentesco y
matrimonio. Fujii y Tomoeda han estudiado el matrimonio entre los pastores y los
agricultores, analizando estadísticamente los registros de matrimonios (Fujii y
Tomoeda 1985). Por otra parte, Inamura ha investigado la emigración de los pastores
a las comunidades campesinas, y su participación en las fiestas realizadas en estas
comunidades (lnamura 1986, 1987). Sato, especialista en el estudio del parentesco,
analiza el parentesco andino enfocándolo desde el papel del cuí'íado (Sato 1980;
1981). Es también autor de un estudio comparativo de la familia andina con las de
otras sociedades sudamericanas (Sato 1983).
Es grande también el interés por el tema de la religión en los Andes entre los
estudiosos en Japón, especialmente las creencias populares. Muchos de estos
investigadores están interesados en el problema del catolicismo popular, sin embar-
go, hay pocos estudios profundos sobre el tema, exceptuando el libro sobre la
religión latinoamericana de Tomio Fujita especialista del culto afro-brasileí'ío
(Fujita 1982), y una descripción breve cuyo autor es Masayoshi Yasuda (Yasuda
1987). Con respecto al estudio de los ritos, es importante la lectura de una serie de
artículos de Tomoeda, los que abarcan un área muy amplia de la antropología andina.
Tomoeda inicia sus trabajos con la consideración del sentido simbólico de illa,
analizando cuidadosamente muchos datos sobre el rito (Tomoeda 1980b). Luego
examina la cuestión del proceso histórico de la transformación de la conopa incaica
en la illa actual, considerándola desde el punto de vista diacrónico (Tomoeda 1984).
Finalmente, a partir del resultado de los artfculos precedentes, interpreta la metáfora
del rito señalakuy que se lleva a cabo en las comunidades actuales mediante el
análisis de la representación simbólica de las flores (Tomoeda 1986). Jun Takano,
fotógrafo, nos presenta una descripción breve pero bien pensada sobre el rito,
Condor Rachi con varias fotografías del mismo (Takano 1981). Tomoeda también
analiza el rito a partir de la interpretación de las representaciones del toro y del
cóndor asociados con las relaciones sociales y el parentesco (Tomoeda 1986). En lo
concerniente a los funerales, Inamura ofrece una descripción del caso de los pasto-
res arequipefíos (lnamura 1985). También contamos con los estudios ya menciona-
dos sobre el uso de la coca que han sido realizados con la áyuda de una computadora
de gran tamafío (Tomoeda y Fujii 1983; Masuda 1984). Entre los estudiosos
bolivianos, Nao Nobuoka ha escrito una descripción sobre el carnaval y el Día de
Todos los Santos de la provincia de Aroma, La Paz (Nobuoka 1982, 1989).
Pasando del rito a la creencia, hay que anotar el estudio de Keiko Hosogaya
sobre el dualismo del espacio de los chipayas (Hosogaya 1987). Por su parte,
Takahiro Kato explica que la estructura tripartita, calor-fresco-frío, sirviendo como
base del pensamiento popular, domina la cosmología y la visión del cuerpo en
Hualcan, Ancash (Kato 1983). Luego, desde el punto de vista estructuralista,
interpreta la asociación del mes de agosto con el tabú del matrimonio a partir del caso
del distrito Aco, Junfn (Kato 1988b). Además de estos ensayos, T. Kato ha escrito
sobre el sentido socio-cultural de las creencias en los gentiles o aukis, y llega a la
conclusión que los gentiles no sólo se relacionan con las causas de las enfermedades,
sino que sirven de vez en cuando como "chivo expiatorio" en las comunidades se-
rranas (Kato 1985a).
No debemos olvidar de anotar la reunión de estudios realizada en el Museo
de Etnología sobre La religión y los ritos de los Andes y la Amazonia: Los
problemas del culto a los jaguares dirigida por Tomoeda, en la cual se analizaron
las representaciones religiosas, arquitectura, mitos y ritos concernientes a los
felinos, vistos desde la arqueologf a y la etnología, para aclarar la continuidad
histórica del culto: la formación del culto, su desarrollo, su estructura y sentido. El
libro será publicado dentro de poco. Este incluye los artículos respecto al tema
escritos por Matsumoto, Onuki, Y. Kato, Fujii, Takehiko Hara, Tomoeda, T. Kato
y Kimura.
En lo que respecta a la tradición oral, ha habido poco interés en estudiar la
visión del tiempo y del espacio. Sin embargo, han aparecido varios estudios que
interpretan las metáforas de la tradición oral en el contexto socio-cultural, dando
énfasis a su mensaje. T. Kato ha revisado la historia del estudio de Inkarrf, una de
las figuras más discu~idas del mundo andino, buscando la posibilidad de romper el
LA LINGUISTICA
CONCLUSION
Aquí concluimos la lista de los estudios andinos hechos por los investiga-
dores japoneses en la década de los ochenta-más exactamente hasta enero de 1991-
que más nos han llamado la atención. Es cierto que hemos omitido un buen número
de los ensayos breves escritos para un público más amplio. Tememos que entre ellos
haya estudios cuyo valor académico no hemos podido apreciar por falta de una
lectura detenida. Es posible que no figuren en nuestra lista muchos estudios que no
hemos podido consultar por la gran cantidad de bibliografía que existe sobre el tema.
Pero los tomaremos en consideración en una próxima oportunidad si tenemos
noticias de los mismos.
Ahora bien, preparando esta crónica bibliográfica, hemos pensado reitera-
damente: ¡Cuántos estudios andinos escritos en japonés! Esto es, en parte, admira-
ble. Pero, porotra parte, es también lamentable. Esta gran cantidad de estudios puede
tener relación con un alto nivel académico. En este sentido lo consideramos
admirable. Pero la marginalidad del idioma japonés para muchos lectores interesa-
dos en los estudios andinos nos obliga a preguntamos: ¿Para qué se escriben tantos
artículos en japonés? Lamentablemente es muy raro encontrar a un especialista en
los Andes que sepa japonés y menos todavía a un campesino andino a quien le
debemos, en realidad, el aprendizaje de su cultura. Al publicarse el estudio en
japonés, después de un gran esfuerzo en redactarlo, posiblemente quedará arrinco-
nado sin ser leído. Sin embargo, como se puede apreciar por la lista de estudios,
recientemente están apareciendo muy buenos estímulos para los investigadores
jóvenes de nuestra generación: los estudios escritos en idiomas occidentales como
los de Masuda, Terada, Onuki, Tomoeda, Shimada, Fujii y otros. Esperamos que
crezca el número de los estudios escritos en idiomas occidentales para que la
polémica se incremente. Ojalá podamos comentar estos resultados si nos decidimos
a escribir la próxima crónica bibliográfica transcurrida ya la década de los 90.
Takahlro Kato
Departamento de Estudios Españoles
Universidad de Estudios Extranjeros de Kansal, Japón,
16-1 Kitakatahoko-cho, Hlrakata-shl,
Osaka-fu, Japón
BIBLIOGRAFIA
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1989 "Las lágrimas de Nuestra Señora de Cochabamba: un milagro de la imagen de
María y los indios en diáspora de Lima en 1591 ", The Journal ofthe Depart-
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bicultural en Puno, Perú), l\aradaigaku klyou, N2 16, pp. 72-90.
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1987a "Chuuou andesu no teikiichi no rekishi" (Las ferias de los Andes centrales),
Minpakutsuushin, N2 38, pp. 65 -84, Osaka.
1987b "Chuuou andesuno teikiichi" (Las ferias de los Andes centrales), Bulletin of
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Una revisión de los libros publicados en inglés sobre historia andina durante
la última década demuestra que fueron añ.os productivos y fructíferos. Se ha
publicado una gran cantidad de libros, muchos de ellos novedosos e importantes.
Aunque se ha investigado una variedad de temas, -las cajas reales, las
monjas, los bandidos y los mineros, entre otros-, destaca la atención prestada a la
historia rural y regional. En este ensayo nos proponemos revisar tal producción
bibliográfica. No nos detendremos, sin embargo, en el nivel de la contribución que
estos libros suponen: deseamos, además poner de relieve las buenas relaciones que
se han establecido entre los historiadores de los países andinos y los del hemisferio
norte. Sometemos a examen lo que consideramos una importante colaboración entre
historiadores peruanos y peruanistas lograda a través de la superación de los chau-
vinismos y prejuicios que se fundaban en gran parte en la ignorancia respecto del
otro. La década del noventa plantea, pues, el reto de mantener y mejorar la recipro-
cidad entre investigadores. Cabría esperar igualmente que los extranjeros continua-
sen aportando interpretaciones y perspectivas novedosas y que planteasen nuevos
temas de estudio(*).
(*) Quisiera agradecer a lván Hinojosa, a Cristóbal Aljovín y Zoila Mendoza por sus sugerentes
consejos y críticas.
país, una que supera los lfmites de su investigación. Por otro lado, los investigado-
res extranjeros que no ven en el Perú sino un gran laboratorio y se limitan a consultar
el archivo tienden a cambiar su tema de estudio y terminan por dedicarse a otro
país(l). El Perú actual presenta una serie de obstáculos para el investigador, -los
archivos están en huelga por lo menos tres meses al año mientras que muchas
autoridades estatales juzgan que la documentación histórica forma parte de su
patrimonio personal. En consecuencia, si el extranjero sólo busca archivos, rápida-
mente optará por algún otro país, y apenas sí lo echarán de menos. Desgraciadamente
algunos de los autores aquí reseñados también dejaron de investigar en el Perú.
Dentro de la tendencia predominante que marca la historia regional y rural,
sobresalen tres obras: los libros de Karen Spalding sobre Huarochirí, el de Florencia
Mallon sobre la sierra central peruana, y el de Brooke Larson sobre Cochabamba.
Los tres han sido escritos por autoras entre las que existen notables coincidencias,
una de las cuales es haber publicado importantes trabajos en castellano(2). También
los libros comparten importantes características. En primer lugar, todos sacan
provecho de importantes debates teóricos sobre la transición al capitalismo, el cam-
pesinado como clase social, los modos de producción, la unidad doméstica y la re-
presentación de grupos analfabetos y contribuyen a tales debates. Entre otros
aportes, han ayudado superar la brecha tajante que existía entre historia económica
e historia social, la primera cuantitativa y la segunda descriptiva. Además, los
trabajos a los que nos referimos logran ser teóricos sin ser aburridos y sin olvidarse
de los seres humanos: en Estados Unidos no todos superan la separación que oponen
los trabajos empíricos a los teóricos, a los que distinguen la abundancia de citas
eruditas y de un grado de especialización abrumador. A través del análisis de los
grandes cambios -y continuidades- que se advierten a lo largo de décadas y siglos,
y gracias a la atención especial que prestan al papel de las clases populares, los
trabajos de Spalding, Larson y Mallon han puesto a prueba las grandes teorías sobre
la historia andina y han contribuido a formular tales teorías desde una perspectiva
muy humana.
Se trata pues de estudios cuyo enfoque opera "desde abajo". Los tres
analizan un sector cuya ausencia en la historiografía ha sido notable: la población
rural. Sin embargo, no se nos ofrece una visión idílica del campesinado como mera
fuente de un folklore destruido por la modernización, no nos presentan un sector
aislado de los grandes procesos políticos y económicos. Muy por el contrario, en las
tres obras se considera al campesinado desde la perspectiva histórica: se estudia
tanto las relaciones internas de la comunidad o aldea como aquellas que establecen
con la sociedad mayor. Se demuestra incluso la trascendencia de los sectores
populares rurales en grandes procesos tales como la creación del sistema colonial,
la transición al capitalismo y, muy en especial, la formación del estado nacional.
Otra característica que distingue a estos tres volúmenes es el empleo de
archivos nacionales. Demuestran, así, que es posible estudiar sectores olvidados por
gran parte de la historiografía sin ir a España. Estos y otros libros publicados en
inglés plantean muchas nuevas pistas metodológicas pues cada autora ha investiga-
do en archivos poco frecuentados y ha aplicado nuevos enfoques en el análisis de los
archivos más conocidos. Finalmente, los tres libros son estudios de larga duración:
el de Spalding va desde la época prehispánica hasta la Independencia; Larson parte
de la llegada de los españoles y se detiene a comienzos del siglo XX; y Mallon
abarca desde la Independencia hasta 1940. Este enfoque contrasta con la tendencia
general (muy empírica) en la historiografía de estudiar un espacio específico por un
período muy limitado. Por el contrario el seguimiento de una región por más de un
siglo permite detectar el impacto que ejercieron localmente las grandes transforma-
ciones, superando así una visión estática del campo y sus pobladores.
Estas historiadoras, a través de sus libros y sus trabajos como profesoras,
han influido en la historiografía latinoamericana tanto en Estados Unidos como en
los países andinos. Han demostrado que es posible y necesario estudiar al campesi-
nado desde una perspectiva de larga duración con la documentación nacional. A la
vez, han demostrado que los estudios andinos pueden participar en los debates
teóricos de las ciencias sociales y contribuir a tales debates, superando cierto provin-
cialismo que caracterizaba a muchos de los estudios anteriores. Por último, en sus
trabajos quedan demostradas las ventajas del intercambio intelectual y personal
entre historiadores norteamericanos e historiadores nacionales.
Han aparecido otros libros importantes sobre historia rural o historia
agraria, incluso demasiados como para ser resumidos. Al igual que los tres ya
reseñados, el libro de SusanRamirez sobre Lambayeque estudia una región a lo largo
de varios siglos. Aunque menos teórico que aquellos anteriormente discutidos, es un
estudio muy riguroso sobre una zona no tan estudiada como el sur andino.
Lamentablemente tenemos la impresión de que no ha recibido la atención que
merece en el Perú. Michael Gonzales también contribuye al conocimiento del norte
peruano; se dedica específicamente el funcionamiento interno de las haciendas a
fines del siglo XIX y durante las primeras décadas del XX. Sobre Arequipa, Keith
Davies y Kendall Brown han publicado importantes estudios. Los trabajos de
Nicholas Cushner sobre las propiedades jesuitas, tema que ha tratado también en el
caso de otros países, empalman muy bien con los conocidos estudios de Pablo
Macera. La tesis doctoral de Nils Jacobsen sobre la tenencia de tierra en Azángaro
en el siglo XIX no tardará en convertirse en un importante libro. El libro que Erick
Langer ha publicado recientemente sobre Chuquisaca combina un arduo trabajo de
archivo con una seria atención a los debates teóricos en torno al campesinado, la
resistencia y la transición al capitalismo.
Aunque todos estos libros merecen ser discutidos por separado, el rápido
recuento indica los logros más importantes en la historia agraria andina. Las críticas
que en los años sesenta y setenta denunciaban que nadie estudiaba el campo resultan
hoy insostenibles. La cantidad de estudios permite ahora desarrollar trabajos más
comparativos y sintéticos. ¿Cómo se explica el predominio de haciendas en unas
zonas y no en otras?, ¿cómo se ha incorporado al campesinado al mercado de trabajo
capitalista en diferentes regiones? son algunas líneas que podrían servir de eje para
la comparación. Muchos historiadores podrían responder a estas interrogantes y
plantear otras aprovechando los numerosos trabajos publicados durante los últimos
años. En esta tarea de síntesis, trabajos como los de Manuel Burga y María Isabel
pero soslayada por los historiadores: la joven república. Sometiendo a examen gran
parte de la historiografía dependentista de las décadas del setenta y el ochenta, Goo-
tenberg analiza las luchas en torno a las políticas económicas y demuestra sobre todo
que el librecambismo no predominó cuando se produjo la Independencia. Esto
significa que no se le puede achacar a la apertura a la economía internacional la triste
historia socioeconómica del Perú del siglo XIX. Tal vez el mayor mérito del libro
de Gootenberg sea que demuestra la necesidad de tomar más en serio la historia
política del siglo XIX e incluso la del siglo XX. El nuevo examen de los diferentes
grupos que propone Gootenberg, (liberales y conservadores resultan hoy términos
demasiado genéricos), debe incluir el análisis tanto de sus plataformas y sus bases
sociales como del impacto que ejercen en la sociedad. Al igual que los otros libros
importantes, el de Gootenberg nos mueve a volver a pensar la historia peruana, y
ofrece nuevos caminos de estudio.
Podríamos seguir resumiendo buenos libros publicados en inglés durante la
última década. Jeffrey Cole y Peter Bakewell han llevado a cabo importantes
trabajos sobre Potosí, sobre todo acerca de la mano de obra empleada en esta gran
mina. Nils Jacobsen y Hans-Jürgen Puhle han coeditado una antología sobre las
economías peruana y mexicana a fines de la colonia que permite avanzar mucho en
el estudio comparativo. El libro se publicó en Alemania, motivo por el cual no se trata
de un volumen al que se puede acceder con facilidad. Lewis Taylor ha publicado un
libro tanto serio como entretenido sobre el bandolerismo y las luchas políticas en las
primeras décadas del siglo XX en Cajamarca. Por otro lado han aparecido libros
que preferimos no elogiar . Los prejuicios ideológicos de Frederick Pike debilitan
lo que pudo haber sido un gran libro. En el análisis que lleva a cabo del pensamiento
de Victor Raúl Haya de la Torre, su esfuerzo por desprestigiar no sólo al APRA sino
también a los nacientes grupos de izquierda se hace demasiado evidente y rebaja la
seriedad del texto. Los libros de Peter Blanchard y de Luis Martin, el primero sobre
historia del movimiento obrero y el segundo sobre la mujer en la colonia sencilla-
mente defraudan al lector. Han aparecido, además, libros intermedios que no son ni
muy buenos ni muy malos. Estos tienden a investigar un tema muy específico, y
cumplen con aportar información relevante pero no ofrecen perspectivas ni ideas
muy novedosas, tendencia común en el mundo académico de los Estados Unidos.
Al revisar esta producción historiográfica, llama la atención la clamorosa
falta de traducciones al castellano. Creemos, aunque podemos estar equivocados,
que de todos aquellos mencionados, sólo los libros de Stern están traducidos al
español: el de Huamanga en edición de Alianza Editorial (y por lo tanto escasa y cara
en el Perú) y la antología en una encomiable edición reciente del Instituto de Estudios
Peruanos. Esto contrasta con la realidad en Brasil y México donde se traducen los
mejores libros rápidamente. Aunque corren rumores sobre la inminente traducción
de los libros del "trío" Spalding, Larson y Mallon, hasta ahora se trata sólo de
rumores. Esta carencia tiene que ver con el deprimido mercado peruano en cuyo
ámbito el libro constituye un lujo. En el caso de los textos académicos, el mercado
nacional es limitado puesto que muchos de los virtuales compradores poseen ya un
ejemplar en inglés. Además, los mismos autores muchas veces publican avances,
temas y el énfasis en el campo: habría que estudiar las relaciones entre los intelec-
tuales indigenistas y los movimientos sociales rurales; la cultura urbana vinculada
con la migración interna; y el creciente acercamiento entre las urbes y el campo.
Ojalá que la aparente "crisis" actual de la historiografía peruana produzca nueva de-
rroteros como éstos. La historia política cuya mala fama se debe a un enfoque
descriptivo que suele limitarse a las clases altas también merece nuevos estudios y
análisis(4).
Durante la última década, los historiadores se han mostrado reticentes a
hablar sobre civilizaciones y culturas. En primer lugar, estos términos se identifican
con una historiografía muy tradicional. Segundo, uno de los acuerdos implícitos
establecido en años recientes entre los científicos sociales es que en el caso de los
países andinos no se puede ni se debe hablar de una cultura sino más bien de un
sinnúmero de ellas. Por lo tanto, hubo un rechazo a interpretaciones que hacían
hincapié en los elementos duraderos y vinculadores en la historia. Sin embargo, lo
anterior ha significado una producción historiográfica muy segmentada o dividida:
cada uno tiene su región, tema y época. Pensamos que habría que volver a un tipo
de análisis que tomase en cuenta aspectos integradores de largo arraigo -positivos
e incluso negativos; la violencia como constante, por ejemplo- un análisis que
cuestionase lo que es el Perú más allá de sus estructuras económicas y políticas de
corto plazo. Esto implica volver a la historia de las ideas y, como ya se mencionó,
a la historia política. Tal análisis exige además la superación de las divisiones
cronológicas entre las épocas prehispánica, colonial y republicana. Este esfuerzo
podría dar sustento a los debates entre "hispanistas" y "andinistas" o apoyar una
visión más dinámica que tomase en cuenta la creación de la sociedad peruana, e
incluso la creación de su "historia", durante los últimos siglos.
EL FUTURO
NOTAS
(1) Para este autor, hay indicios muy personales que hacen que les cobre rapidamente antipatía a
ciertos "paisanos" inv.estigadores. Si son vegetarianos o, peor aún, abstemios, o si se quejan del
supuesto exceso de sal o grasa en la comida peruana, se sabe que les va a ir mal y que una velada
en compañía de ellos será decididamente aburrida. Si vienen a los Andes para so lucionar la
pobreza o para demostrar que el Perú es un país injusto o machista, se puede predecir que su
estudio será superficial .
(2) Entre sus publicaciones en castellano figuran Spalding, Karen, De indio a campesino, I. E.P.,
Lima, 1974; Larson, Brooke, Explotación agraria y resistencia campesina, CERES, La Paz,
1984 (2da. ed.); Mallon, Florencia y Rénique, Gerardo, Lanas y capitalismo en los Andes
Centrales. Taller de Estudios Andinos. Serie: Anees Centrales , Nº 2. UNA. La Molina 1977.
(3) Magnus Momer ha publicado un trabajo global sobre historia andina que, sin embargo , no nos
satisface.
(4) Este argumento está desarrollado en "La historia política del campes inado peruano: una tarea
pendiente" ponencia presentada en el Quinto Congreso de Historiadores Latinoamericanos, Sao
Paulo, Brasil, octubre 1990
(5) Esta situación se debe más a la crisis de la izquierda que a un resurgimiento de la derecha, que
sigue poco preocupada por el trabajo intelectual y la creatividad artístic a.
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1. Debemos aclarar que la nota que aparece al final del comentario de Alfredo Torero es
inexacta . La otra versión de nuestro artículo, a la que se hace mención, apareció en marzo de 1990,
mucho antes de que supiéramos quiénes serían nuestros comentaristas. En todo caso, los primeros co-
mentarios que IJegaron a nuestras manos fueron los de Godenzzi y Adelaar; el de Torero se nos entregó
la primera semana de agosto, en vísperas de una ausencia larga del país.
2. Quienquiera que coteje la versión del Homenaje a Escobar con la de RA podrá constatar
que entre eIJas no hay la menor diferencia (ni una coma de más o de menos), salvo las erratas de la
segunda versión.
3. Como habrá podido constatar el lector atento, el texto del comentario de Torero no es el
mismo que senos entregó para que respondiéramos: son tan notorias las correcciones y modificaciones
que, sintornáticamente, tocan puntos que criticamos en nuestra respuesta. Como resultado de ello
aparecemos diciendo cosas que el mencionado comentarista no dice (!). De paso sea dicho, tanto
nuestros alumnos del Seminario de Lingüística Andina de San Marcos corno nosotros guardamos
copia de la versión que nos entregaron para escribir nuestra respuesta.
4. Seguidamente ofrecemos la lista de erratas advertidas tanto en el texto de nuestro artículo
como en el de la respectiva respuesta.
Líneas 27-28-29
Dice: "Por Jo demás, aceptar, como Jo hace R.C., que en el costeño pudieron converger •!el y •!el ... "
Debe decir: "Por lo demás, aceptar, corno lo hace R.C., que en el costeño pudieron converger•!~/ y•!
'21 ... "
Líneas 32-33
Dice: "en hablas de quechua I, sierra central, •!el y •!el se han confundido en el dialecto
Huánuco-Huallaga ... "
Debe decir: "en hablas de quechua I, sierra central, •!l! y •!~/ se han confundido en el dialecto
Huánuco-Huallaga ... "
Línea 37
Dice: " ... ha pasado gradualmente de fe/ a [tsj ... "
Debe decir:" ... ha pasado gradualmente de[~/ a fts/ . .. "
Líneas 37-38
Dice: "La caracterización de <Jh> como [e] me parece acertada ... "
Debe decir: "La caracterización de <Jh> como [l:] me parece acertada ... "
Líneas 40-41
Dice: " ... Mochica no fue, si, como sabemos, esta lengua no conocía el fonema /e/ .. ."
Debe decir: " ... Mochica no fue, si, como sabemos, esta lengua no conocía el fonema /l:/... "
Líneas 44-45
Dice: " ... préstamo acogido con cambio de la africada retroflexa en dorsopalatal, fe!'.
Debe decir: " ... préstamo acogido con cambio de la africada retroflexa en dorsopalatal, /U'.
Líneas 45-46-4 7 -48
Dice: "Quingnam pudo haber sido, si no es descaminada la atribución de [c] a ese idioma que hice a
propósito de mi reconstrucción de *lwacmil ... "
Debe decir: "Quingnam pudo haber sido, si no es descaminada la atribución de [e] a ese idioma que
hice a propósito de mi reconstrucción de *lwacmil ... "
Líneas 18-19-20
Dice: "Por lo dicho arriba, me inclino a reconocer al quechua de DST el manejo de la oposición
fonológica /c/ # /c/ ... "
Debe decir: "Por lo dicho arriba, me inclino a reconocer al quechua de DST el manejo de la oposición
fonológica m # ÍC/ .....
Líneas 30-31 -32-33
Dice: "Sin embargo, su recurso gráfico para deslindarla como fonema se da en el par mínimo ya aludido,
tome "'"thome (ltumi# /cumif) ... "
Debe decir: "Sin embargo, su recurso gráfico para deslindarla como fonema se da en el par mínimo ya
aludido, tome "'"thome (jtumil"'" /fumif) ... "
Líneas 34-35
Dice: " ... tal vez porque en la búsqueda de la notación más apropiada de /e/ ... "
Debe decir: " ... tal vez porque en la búsqueda de la notación más apropiada de /2'/ ... "
Líneas 20-21-22-23-24-25-26-27
Dice: " ... sin embargo, se reconoce tanto al mochica como al quechua el manejo de la dorsopalatal /el
. Una vez asumida la ecuación quechua /c/=mochica/P/ (1988: 43 ), Cerrón no atina a explicarse por qué,
entonces, otro préstamo de origen quechua <mucha-> "adorar", fue acogido en mochica por La Carrera
como <moecha>, /m;ca/ ... "
Debe decir:" ... sin embargo, se reconoce tanto al mochica como al quechua el manejo de la dorsopalatal
/'N. Una vez asumida la ecuación quechua /c/=mochica /P / (1988: 43 ), Cerrón no atina a explicarse por
qué, entonces, otro préstamo de origen quechua <mucha-> "adorar", fue acogido en mochica por La
Carrera como <moecha>, /m,;'la/ ... "
Líneas 36-37-38-39
Dice: " .. .en •muca-, en cambio, nada movía a fe/ a desplazar su punto de articulación; de donde su
adopción como /m;ca/ en mochica".
Debe decir: " .. .en *muca-, en cambio, nada movía a /e/ a desplazar su punto de articulación; de donde
su adopción como /m;ca/ en mochica".
Líneas 11-12-13
Dice:" .. .que confundiría, segú11 su c.\per iencia dialectal, con [s] apicoalveolar, [s] dorsopalatal o [r]
fricativa".
Debe decir:" ... que contundiría, según su experiencia dialectal, con [s] apicoalveolar, (1] dorsopalatal
o [°f] fricativa".
Líneas 27-28
Dice: " ... tenderá a notar como <-he> la secuencia ch fe], en cierre de sílaba ... "
Debe decir: " ... tenderá a notar como <-he> la secuencia ch [~]. en cierre de sílaba ... "
Línea~ 29-30
Dice: " ... la actual anotación '"a 1~ inglesa" rk !, ]: el tl,p<Ínirno Ancahs por Ancash".
Debe decir: " .. . la actual anotación "a la inglesa" de(~]: el topónimo Ancahs por Ancash".
Líneas 41-42-43
Dice: " .. . donde el grupo, <hx> representa al morfema conjetural /-c/, fónicamente [e] ... "
Debe decir:" .. . donde el grupo, <hx> representa al morfema conjetural /-t/, fónicamente [e] ... "
Línea 45
Dice: " . .. una vocal de apoyo, como de /aclca/, áchica ... "
Debe decir: " ... una vocal de apoyo, como de /acka/, áchica ... "
Línea 50
Dice: " .. ./macka/ (esta vez con la secuencia [ck]) .. . "
Debe decir: " .. ./macka/ (esta vez con la secuencia [ek]) ... "
Líneas 14-15-16
Dice: " ... esta grafía ya no representaba en el castellano de la época de González Holguín y Garcilaso
a una dorsopalatal, [s] ... "
Debe decir: " .. . esta grafía ya no representaba en el castellano de la época de González Holguín y
Garcilaso a una dorsopalatal, [~] ... "
Líneas 23-24-25
Dice: " ... que algunos pronuncian "s porcyotras veces porx" (es decir, [s] por [s] y otras veces por [s])".
Debe decir: " ... que algunos pronuncian "s porc y otras veces por x" (es decir,[§] por [s] y otras veces
por[~])".
Línea44
Dice: " ... como ápicoalveolar, [s], y dorsopalatal [s], respectivamente" .
Debe decir: " .. . como ápicoalveolar, [~]. y dorsopalatal [f], respectivamente".
Líneas 49-50-51
Dice:" ... concluir que DST sólo manejaba la dorsopalatal [s], y (sevillano que "ceceaba" con [s], no la
ápicoalveolar, [s] ... "
Debe decir:" ... concluir que DST sólo manejaba la dorsopalatal [~]. y (sevillano que "ceceaba" con [s],
no la ápicoalveolar, [~ .. . "
Líneas 7-8-9
Dice: "Resumamos el tratamiento gráfico que da el dominico a •/s/ protoquechua: .. . "
Debe decir: "Resumamos el tratamiento gráfico que da el dominico a•/~/ protoquechua: .. . "
Líneas 19-20-21
Dice: " ... que en parte puede explicarse por la proximidad de /a/'.
Debe decir: " ... que en parte puede explicarse por la proximidad de /q/".
Línea 28
Dice: " ... xapssi ycu ... "
Debe decir:" .. .xapssi y,¡u ... "
Líneas 44-45
Dice: " .. . mientras el Lexic6n señala, como vimos, que usan muchos "s por x" ([s] por [s]), el Arte
Líneas 7-8-9
Dice: " ... lo que intentó representar el padre dominico fue la dorsopalalal [s ]".
Debe decir: " ... lo que intentó representar el padre dominico fue la dorsopalatal ~]''.
Línea 20
Dice: " ... articulaban o apicoalveolar, [s] .. . "
Debe decir: " ... articulaban o apicoalveolar, [~ ... "
Líneas 31 -32-33
Dice: "Sostener que el quechua del Cuzco nunca conoció /s/=/s/ ... "
Debe decir: "Sostener que el quechua del Cuzco nunca conoció W=/~/ ... "
Líneas 37 -38
Dice: "Por esta razón, pues y de una manera convencional y normativa, */s/=[s] protoquechua .. . "
Debe decir: "Por es tarazón, pues y de una manera convencional y normativa,*/~/=[~] protoquechua ... "
Líneas 48-49-50-51-52
Dice:" .. . ¿cómo, en adelante, deslindar gráficamente en quechua /si de /s(! De allí que estos escribientes
populares notarán tanto su /si como su /si de manera anárquica ... "
Debe decir: " ... ¿cómo, en adelante, deslindar gráficamente en quechua /si de (1(! De allí que estos
escribientes populares notarán tanto su /si como su/// de manera anárquica ... "
Líneas 10-11-12
Dice: "Lo cierto es que la igualación en quechua sureño de *Is/ y *Is/ debió estar ya en plena marcha
a mediados del siglo XVII".
Debe decir: "Lo cierto es que la igualación en quechua sureño de *Is/ y *l'il debió estar ya en plena
marcha a mediados del siglo XVll".
Líneas 16-17
Dice: " .. . estando muy lejano el tiempo en que se admitiría la <sh> anglosajona para [s] ... "
Debe decir: " ... estando muy lejano el tiempo en que se admitiría la <sh> anglosajona para (s] ... "
Línea 20
Dice: " ... y *Is!, escrita, s-, -ss->, en una ápicoalveolar /s/ ... "
Línea 23
Dice: " ... el mejor recurso para graficar la */s/... "
Debe decir: " ... el mejor recurso para graficar la •1r1. .. "
Línea 31
Dice:" .. . "apical" pudo pasar más fácilmente a /s/ dorsal ... "
Debe decir: " ... "apical" pudo pasar más fácilmente a/~/ dorsal.. ."
Líneas 37-38-39-40
Dice:" ... menos, cacuminal, [s], de ningún modo "ápicoalveolar" [s]. En cambio, sí es ápicoalveolar
la actual /si cuzqueña, resultante de la confluencia de */s/ y /s/ protoquechuas . .. "
Debe decir: " ... menos, cacuminal, ¡g], de ningún modo "ápicoalveolar" (s]. En cambio, sí es
ápicoalveolar la actual /si cuzqueña, resultante de la confluencia de */s/ y m
protoquechuas ... "
Líneas 48-49-50-51-52-53-54
Dice: " ... predorsodental, [s] dorsopalatal y [s] apical retroflexa, respectivamente correlativas con la
oclusiva dental •!ti y las africadas palatal *le/ y retroflexa *le/. En tanto correlatos fonéticos de las
africadas, el dialecto huanca exhibe hoy [s] y [s], pero meramente como combinaciones de su fonema
/s/ .....
Debe decir: " ... predorsodental, [~] dorsopalatal y[§] apical retroflexa, respectivamente correlativas con
la oclusiva dental *!ti y las africadas palatal •!el y retroflexa *lfl. En tanto correlatos fonéticos de las
africadas, el dialecto huanca exhibe hoy(~] y[~]. pero meramente como combinaciones de su fonema
m.....
Pág. 399, columna izquierda, línea 9
Dice: " ... retroflexa y sólo subsistieran /s/=[s] y /s/=[s], correlativas de /t/ y /cf' .
Debe decir: " ... retroflexa y sólo subsistieran /s/=[s] y/~/=[~]. correlativas de /t/ y/~,/".
sobreproducción, así como la aplicación definiti- en una época en que se ignoraba la posibilidad de
va de registros estratigráficos que han servido de la existencia de restos humanos que datan de
modelo para trabajos posteriores, que dieron como 10000 A.C. La secuencia completa, totalmente
resultado secuencias culturales complejas. acerámica, culmina en tiempos históricos con la
La obra comienza con una presentación de los presenciaOna. Bird pudo ubicar cadáveres crema-
objetivos que tuvo Bird para realizar sus primeros dos asociados al primer periodo tanto en Palli Aike
trabajos en la Patagonia, particularmente su expe- como en Cerro Sota. La trascendencia de estos
dición de 1934-37, sobre la base de los anteceden- hallazgos es enorme, pues representan los restos
tes de su primer reconocimiento del área en 193 2- humanos de mayor antigüedad, ubicados en las
33. Entre ellos destaca el interés de realizar una latitudes más meridionales del mundo. Los análi-
prospección de sitios en los canales occidentales sis y la descripción de estos materiales fueron
del sur de Chile, lo que también le daría la opor- elaborados en un primer momento por el Dr.
tunidad de continuar con la recolección del voca- Charles Lester y, posteriormente, para esta publi-
bulario de la lengua alacaluf, iniciada por el padre cación, por el Dr. Ian Tattersall. El estudio de los
Cooper. Y, luego, le permitiría continuar con los mismos se vio postergado debido a innumerables
trabajos arqueológicos en T ierra del Fuego, espe- circunstancias y, probablemente, por el deseo de
cialmente en Isla Navarino, iniciados en su estada Bird de dedicarle más tiempo, e incluso una publi-
anterior, y finalmente, realizar una prospección y cación especial que se hizo cada vez más remota.
excavaciones en el sector norte del Estrecho de De estos restos, sólo se conocían los trabajos
Magallanes. Este último propósito trajo como preliminares de Munizaga (1976), los del mismo
consecuencia las excavaciones de las cuevas de Bird (1983), y los de Turner y Bird (1981).
Palli Aike y Sota, y los aleros de Fell y Canadon Los capítulos siguientes proporcionan una
Leona. Estos trabajos proporcionaron datos de reseña de los trabajos ejecutados en Canadon
suma utilidad para el estudio del hombre tempra- Leona, Palli Aike, Fell, y Cerro Sota con estudios
no en esta parte de América. Años más tarde, pormenorizados sobre "Los restos de carnívoros
exactamente en 1950, Bird tuvo la oportunidad de excavados en Fell en 1970", por Juliet Clutton-
comprobar sus apreciaciones cronológicas en tomo Brock, "La cueva Fell: 11000 años de cambios de
a estos hallazgos. Posteriormente sometió una paleoambientes, fauna y ocupación humana", por
muestra de Palli Aike al C-14, revolucionario mé- Vera Markgraf. La obra termina con un capítulo
todo de datación que le valiera el premio Nobel a sobre la Cueva del M ilodon, en donde, a pesar de
Willard Libby, transformándola así en una de las que Bird no practicó excavaciones, analizó los
primeras muestras que fue objeto de dicha aplica- hallazgos anteriores al haberse observado relacio-
ción. Este capítulo se complementa con una nes semejantes a las encontradas por él en Palli
magnífica descripción ambiental del extremo Aike, Cerro Sota y Fell.
austral, especialmente de la región de los canales . En su conjunto, se trata de un verdadero archi-
La obra de Bird que comentamos, desarrolla a vo de documentación que contiene datos inéditos
continuación un capítulo sobre Síntesis Cronoló- hasta ese momento, y por ende, de enorme trascen-
gica y Fechados, donde Bird, sobre la base de su dencia para los estudios de la arqueología ameri -
experiencia en trabajos estratigráficos, pudo de- cana. La enorme cantidad de información, impe-
terminar cinco periodos para 1as secuencias cullu- cablemente editada por Hyslop, conserva el en-
rales prehistóricas de Patagonia. Esta columna ha canto de la época y narra las circunstancias en que
servido de base para todos los estudios posteriores se produjeron los hallazgos más extraordinarios
realizados en la zona. Además, debemos manifes- sobre la investigación de las primeras ocupacio-
tar que, en su momento, tuvo trascendencia mun- nes humanas en América. Esta información form a
dial, pues por primera vez, se corroboraba la parte de un libro que, desde el momento de su
ubicación del hombre en el extremo austral en la aparición, constituye, junto con sus recientes
base misma del desarrollo cultural. De esta forma publicaciones sobre el Perú y el norte de Chile
encontraron fundamento las teorías en boga sobre (Bird 1985, Bird 1988), una fuente obligada de
el primitivo poblamiento americano que señala- consulta para los estudiosos de la Prehistoria de
ban migraciones de grupos humanos desde Norte- América.
américa, distribuyéndose en sucesivas ocupacio- No puedo terminar estas líneas sin hacer un
nes hacia el sur, hasta ubicarse, finalmente, en el comentario adicional en lo tocante a mis motiva-
extremo austral. Este efecto de cul de sac para ciones para realizar esta tarea. En el ámbito perso-
Patagonia fue brillantemente interpretado por Bird nal, este libro me trae a la memoria a un entrañable
documentos sobre el Paraguay, zona de las más explotados por comerciantes españoles que les
famosas de todas las "Reducciones Jesuitas", pero venden mercaderías "civilizadas" a precios abul-
que esa documentación paraguaya (proveniente tados, y amenazados por periódicas incursiones
del archivo personal de Lázaro de Rivera, funcio - portuguesas en esa zona de frontera). De una
nario colonial de fines del siglo XVIII) ha sido manera análoga, la independencia criolla en Boli-
publicada separadamente y con anterioridad por via va a fantasear sobre las posibilidades de "colo-
el S HRA. Los dos tomos sobre Mojos y Chiquitos, nización" de la zona (la imagen de un "espacio
en realidad un adelanto de un material suficiente- vacío", poblado de "salvajes" que deben ser
mente amplio como para completar el doble de "modernizados" mediante una occidentalización
extensión, corresponden, respectivamente, al forzada, o expulsados para permitir la llegada del
período colonial tardío (iniciado luego de la ex- "progreso" y la "civilización"). Esta falsa imagen
pulsión de los jesuitas), y al primer medio siglo se evidencia en la respuesta del gobernador de
republicano. El primer tomo consta de 50 docu- Chiquitos en 1769 al Presidente de la Audiencia de
mentos y 8 cuadros estadísticos, ordenados crono- Charcas, en referencia a abundantes cultivos de
lógicamente. El segundo tomo, dividido en dos café y coca: "Yo he visitado toda la Provincia,
secciones (¡según el trabajo de los paleógrafos!), hasta el ultimo Pueblo, en que gaste cinco meses,
consta de 36 documentos: la sección A conforma- y no observé ni tube noticia, de estas plantas, que
da por 23 documentos, entre 1825-1843, está mucho apreciara se me señalara el sitio donde se
numerada en romanos (del I al XXIII) y ocupa las crian para solicitar su recoxo, ó quedar desengaña-
100 primeras páginas; la sección B, consta de 13 do de tan fantastica, disparada alusion del Ynfor-
documentos, entre 1832-1856, numerados tam- mante" (t. l, doc. 4, p. 14 ). Sin embargo, una serie
bién en romanos (nuevamente, del I al XIII), y de informes de personas experimentadas en a
ocupa las 67 páginas restantes. Nos referiremos a región, permiten una imagen cabal de esa reali -
esta singular división señalando el tomo, la sec- dad: el Obispo Nervosso y Figueroa en 1769 (t. l.
ción, el documento y la página (p. ej . l. II, doc. doc. 5, p. 16-50); el gobernador LopezCarbajal de
A-1, p. 1-4; t. II, doc. B-IV, p. 120-4). Cabe Chiquitos en 1787 (t. l. doc. 12, p. 78-89); el
resaltar aquí una mala costumbre del director del secretario Paredes, sobre Mojos, en 1788 (t.!, doc.
SHRA, referida a su aparente poca preocupación 13, p. 90-94); el Fiscal de la Audiencia de Char-
por precisar la signatura del archivo de donde cas, que resume informes del gobernador Lopez
provienen los documentos. Excepto por una Carbajal en los 129 puntos de los "Males, Atra5os
mención casi circunstancial al final de su intro- y Remedios de Chiquitos", en 1789 (t. I, doc. 15,
ducción(" ... la documentación. Espero en el futu- p. 106-124); el Comisionado Peña, funcionario
ro completarla con un volumen adicional que boliviano que en 1837 deja un informe a su suce-
contendrá fundamentalmente los cuadros estadís- sor (t. II, doc. R-V, p. 125-144), comparable a las
ticos y la información gráfica procedente del descripciones coloniales, en el que se mencionan
Archivo Nacional de Sucre al igual que el resto de algunos : "prisioneros peruanos destinados por el
los materiales de estos dos volúmenes sobre Mojos Supremo Gobierno a esta Provincia" (p. 128), en
y Chiquitos", t. l, p. VI), Macera no indica por el contexto de la Confederación Perú-Boliviana.
ninguna parte de dónde salió todo el material que Junto a estos informes, alguna información
publica, lo que de hecho dificulta una búsqueda cuantitativa: población de Mojos en 1773 (l. 1, p.
complementaria de información en los reposito- 244) y de Chiquitos en 1767 (t. I, p. 241-2), en
rios documentales a todos los investigadores inte- 1791 (l. l, p. 245) y en 1805 (t. 1, p. 254 ); produc-
resados en el tema. ción y ganadería, 13 cuadros entre 1791 y 1820 (t.
La introducción de Macera resalta algunos de l, p. 246-271 ). Asimismo, tarifas de los productos
los puntos de interés que la documentación pre- de la región y de las manufacturas que ingresan a
senta, especialmente una serie de informes, pro- Mojos, en 1789 (t. l, doc. 14, p. 95-105) y en 1825
gresivamente más realistas y basados en una (t. 11, doc. A-1, p. 1-1 ). Vinculadas a estas regla-
experiencia acumulativa, que describen los pro- mentaciones de precios, hay una serie de regla-
blemas de estas provincias tropicales. Tras la mentaciones destinadas a controlar la vida, cos-
expulsión de los jesuitas, la administración estatal tumbres y acciones de los pobladores locales,
a través de los curas, va contrastando la fantasiosa desde un catecismo para indígenas, de 1786-88,
imagen de una tierra ubérrima con una realidad presentado por el gobernador Ribera (t. I, doc. 11,
distinta (indios cristianizados en las ex reduccio- pp. 72- 77), pasando por una serie de reglamentos
nes, ligados a la producción de velas y tocuyos, para Mojos, que comienzan en la colonia (1790, t.
histórico no es, ni por asomo, problema para el trabajo anterior, en que afirma que la producción
autor. De este modo, el mundo que presenta, es un cerealera aventajó a la ganadería, durante el perío-
mundo de marcados contrastes, estereotipos, do colonial (esta afirmación causó revuelo en un
miedos y conjuros, donde no parece ser necesario medio en que se afirmaba como verdad incontras-
explicar históricamente y recurriendo a materia- table la predominancia de la ganadería); para
les adicionales a los actores y a los procesos que luego, hacia las últimas décadas del siglo XIX.
aparecen en los papeles que revisa ni a las "men- revertirse hacia una "descerealización de la cam-
talidades" que son presentadas en este libro. paña bonaerense" en beneficio de la ganadería, si
Los tres últimos trabajos que se encuentran en bien el proceso no culmina en su desaparición,
este libro forman un conjunto de mayor coheren- para entrar en competencia con otras regiones
cia. En primer lugar, porque los tres se refieren a productoras de cereales, en el marco de las exigen-
la zona del Río de la Plata, en períodos coinciden- cias del mercado internacional.
tes, los siglos XVIII-XIX. En segundo lugar, El estudio de Jorge Gelman titulado "Sobre
porque se trata de trabajos de investigación con esclavos, peones, gauchos y campesinos: el traba-
amplio uso de fuentes primarias, y en tercer lugar, jo y los trabajadores en una estancia colonial
por el ánimo polémico que.es denominador co- rioplatense", busca poner en duda algunas afirma-
mún de los tres estudios. ciones comúnmente aceptadas sobre el problema
El trabajo de Juan Carlos Garavaglia "Produc- del abastecimiento de la mano de obra en el medio
ción cerealera y producción ganadera en la cam- rural rioplatense durante la colonia. A través del
paña porteña: 1700-1820", replantea y discute los detenido examen de la documentación de una
resultados de un estudio publicado con anteriori- estancia que fue propiedad de los jesuitas y luego
dad, en donde establece las relaciones entre ambas asignada al sostenimiento de una casa de niñas
ramas productivas en el período estudiado, para huérfanas y de un hospital en Buenos Aires, Gel-
llegar a la conclusión, polémica entonces en el man estudia el movimiento de la mano de obra en
medio, de que la producción agrícola aventajó, esta unidad productiva, llamando la atención sobre
durante el período estudiado, a la ganadería. Ga- la necesidad de ubicar históricamente los proble-
ravaglia se dirige a quienes han discutido las con- mas que tradicionalmente se han señalado para
clusiones de su trabajo, y realiza una discusión explicar la inestabilidad y carencia de trabajado-
sobre el carácter, las ventajas y los límites de las res: inestabilidad de la población, fronteras abier-
fuentes utilizadas para su trabajo, incorporando tas, circuitos clandestinos de comercio, acceso a la
las críticas que al respecto le habían sido hechas. tierra y la actitud "precapitalista" del peón rural
La fuente principal de su trabajo proviene de las ante el trabajo (p. 242). De su estudio, Gelman
cuentas decimales, hecho que da lugar a una concluye que es necesario cuestionar la imagen
interesante discusión sobre las particularidades comúnmente aceptada del gaucho, como un indi-
de esta fuente, en el contexto histórico en que se viduo transhumante y renuente a trabajar, antes
sitúa su enfoque. Presenta entonces los problemas bien, es preciso examinar si existían otras alterna-
que pueden aparecer para quienes han estudiado tivas laborales a las que acudir, y si acaso la
estas fuentes en otras regiones y para otras épocas: expansión de la estancia y la proliferación de las
problemas de límites entre las jurisdicciones afec- acciones militarizadoras convirtieron a este perso-
tadas por el diezmo, dificultades para saber las naje en uno compelido a la marginación y persecu-
formas y períodos de pago, las diferencias en el ción (p. 279).
pago de diezmo entre los provenientes de la pro- La sección final del libro está constituida por
ducción agrícola y la ganadera, el problema de los un prolijo estudio de Dedier Marquiegui, "Estan-
arrendamientos de los diezmos, entre otros. Gara- cia y poder político en un partido de la campaña
vaglia conoce bien las limitaciones de las fuentes bonaerense. (Luján, 1756-1821 )". Marquieg ui
utilizadas, pero pregunta, desafiante, si estas fuen - recurre a un detenido examen de fuentes sobre el
tes no son de utilidad, ¿a qué otra fuente se podría Cabildo de Luján (en realidad, la etapa previa a su
recurrir? Pero el desafío de su interrogante no se formación forma parte de la sección preliminar de
basa en una certeza absoluta de que las cifras su análisis), y su trabajo está respaldado por un
pueden darle fríamente la razón: median el cues- amplio aparato crítico. Marquiegui estudia el
tionamiento y la explicación de situaciones con- período en el que se produce el tránsito hacia una
cretas que pueden hacer y de hecho hacen relativa economía que tiene delante de sí una fuerte de-
la información proporcionada por los diezmos, manda de cueros, factor que alentará el desarrollo
insistiendo finalmente en las conclusiones de su de las estancias ganaderas en la campaña bonae-
agropecuarias como de la producción de la artesa- licios, los rituales y las fiestas conforman "un pa-
nía, venta de su fuerza de trabajo y de actividades trón simbólico, el cual recuerda siempre a los
comerciales. En la segunda parte, mucho más hombres las condiciones y necesidades del medio
larga y detallada que la primera, la autora describe ambiente y la sociedad. A este patrón se integra el
la organización de la prcxiucción y de la economía sistema cálido-fresco, que es al mismo tiempo el
en general, abundando en detalle sobre todo res- modelo ordenador más importante de la alimenta-
pecto a los ciclos agrario y ganadero e incorporan- ción y preparación cotidianas ... ". Así, dicho sis-
do los elementos rituales que forman parte de tema, de donde proviene el título del libro, sería un
dichos ciclos. En esta parte se presentan también mecanismo que sirve para recordar continuamen-
los aspectos de vinculación al mercado como la te al poblador el principio de oposición comple-
migración y la producción artesanal. Finalmente, mentaria entre lo seco y lo húmedo, lo frío y lo
se describen las técnicas de almacenamiento y caliente y finalmente entre el hombre y la mujer.
conservación de alimentos, así como la organiza- Un tema como el de la organización de la
ción de la despensa. cocina, que como la misma autora sostiene con-
En la tercera parte, la más extensa de las densa variados aspectos de la sociedad y cultura,
cuatro, se encuentra el má~ valioso aporte del hubiera podido servir para plantear una novedosa
trabajo: la exhaustiva descripción de las tecnolo- aproximación, mucho menos estructuralista y
gías de cocina y de los patrones de consumo. A lo materialista, al entendimiento de ambas. El análi-
largo de ella la autora introduce el manejo del sis termina siendo estático ya que la autora en vez
principio clasificatorio cálido-fresco (subrayado de concentrarse más en las dinámicas a través de
en el original) por parte de la población andina e las cuales los actores participan desde la actividad
incorpora también los múltiples aspectos del ciclo culinaria en la transformación de su entorno y su
vital relacionados al consumo de alimentos. Uno cultura, dedica sus mayores esfuerzos a encontrar
de los aspectos más interesantes y poco explora- ciertos principios "universales" en los Andes y en
dos por otros estudios etilo gráficos es el recuento otras culturas agrarias a partir de los cuales pueda
de comidas y bebidas en relación a las fiestas y a explicar la organización de la cocina. Esta pers-
los rituales en general. La riqueza de datos que pectiva da la impresión de que esta organización
aquí se presentan puede ser muy bien aprovecha- no es mucho más que un reílejo de otras realidades
da para otro tipo de análisis o para trabajos com- mayores que la incorporan, realidades que Vokral
parativos. parece entender a partir de trabajos de otros auto-
En la cuarta y última parte es donde se pone en res.
evidencia una de las mayores limitaciones del Para concluir queremos recordar dos elemen-
libro. Esta limitación proviene del esfuerzo de tos que mencionamos en un principio. El primero
conectar directamente criterios estructurantes es que se trata de un trabajo pionero y por lo tanto
globales de la sociedad y cultura andina, elabora- no sorprende que el marco teórico no se adecue a
dos por otros estudiosos y que son asumidos por la riqueza del tema. El segundo es que definitiva-
la autora, con la organización de la cocina en un mente el estudio de Vokral aporta una gran rique-
intento de demostrar que los mismos principios za etnográfica al conocimiento de la organización
determinan tanto la cosmovisión como la prepara- de la cocina andina.
ción y el consumo de los alimentos en el ciclo Z.M.-W.
anual. Vokral concluye que los patrones alimen-
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