Cervantes adquiere unos antiguos escritos en árabe y encuentra un traductor morisco. Al oír mencionar el nombre "Dulcinea del Toboso" entre las risas del traductor, Cervantes se da cuenta de que los escritos contienen la historia de Don Quijote. Contrata entonces al traductor para que realice la traducción al castellano de la obra, alojándolo en su casa para supervisar el trabajo, que se completa en menos de dos meses.
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Cervantes adquiere unos antiguos escritos en árabe y encuentra un traductor morisco. Al oír mencionar el nombre "Dulcinea del Toboso" entre las risas del traductor, Cervantes se da cuenta de que los escritos contienen la historia de Don Quijote. Contrata entonces al traductor para que realice la traducción al castellano de la obra, alojándolo en su casa para supervisar el trabajo, que se completa en menos de dos meses.
Cervantes adquiere unos antiguos escritos en árabe y encuentra un traductor morisco. Al oír mencionar el nombre "Dulcinea del Toboso" entre las risas del traductor, Cervantes se da cuenta de que los escritos contienen la historia de Don Quijote. Contrata entonces al traductor para que realice la traducción al castellano de la obra, alojándolo en su casa para supervisar el trabajo, que se completa en menos de dos meses.
Cervantes adquiere unos antiguos escritos en árabe y encuentra un traductor morisco. Al oír mencionar el nombre "Dulcinea del Toboso" entre las risas del traductor, Cervantes se da cuenta de que los escritos contienen la historia de Don Quijote. Contrata entonces al traductor para que realice la traducción al castellano de la obra, alojándolo en su casa para supervisar el trabajo, que se completa en menos de dos meses.
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Comentario de texto: Capítulo IX de “Don Quijote de la
Mancha” (el hallazgo de los cartapacios)
Estando yo un día en el Alcaná de Toledo, llegó un muchacho a vender unos
cartapacios y papeles viejos a un sedero; y como yo soy aficionado a leer, aunque sea los papeles rotos de las calles, llevado de esta mi natural inclinación, tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía, y vile con caracteres que conocí ser arábigos. Y puesto que, aunque los conocía, no los sabía leer, anduve mirando si parecía por allí algún morisco aljamiado que los leyese; y no fue muy dificultoso hallar intérprete semejante, pues, aunque le buscara de otra mejor y más antigua lengua, le hallara. En fin, la suerte me deparó uno, que, diciéndole mi deseo y poniéndole el libro en las manos, le abrió por medio y, leyendo un poco en él, se comenzó a reír. Preguntele yo que de qué se reía, y respondiome que de una cosa que tenía aquel libro escrita en el margen por anotación. Dijele que me la dijese; y él, sin dejar la risa, dijo: –Está, como he dicho, aquí en el margen escrito esto: “Esta Dulcinea del Toboso, tantas veces en esta historia referida, dicen que tuvo la mejor mano para salar puercos que otra mujer de toda la Mancha”. Cuando yo oí decir “Dulcinea del Toboso”, quedé atónito y suspenso, porque luego se me representó que aquellos cartapacios contenían la historia de don Quijote. Con esta imaginación, le di priesa que leyese el principio y, haciéndolo ansí, volviendo de improviso el arábigo en castellano, dijo que decía: “Historia de don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo.” Mucha discreción fue menester para disimular el contento que recebí cuando llegó a mis oídos el título del libro; y salteándosele al sendero, compré al muchacho todos los papeles y cartapacios por medio real (…). Aparteme luego con el morisco por el claustro de la iglesia mayor, y roguele me volviese aquellos cartapacios, todos los que trataban de don Quijote, en lengua castellana, sin quitarles ni añadirles nada, ofreciéndole la paga que él quisiese. Contentose con dos arrobas de pasas y dos fanegas de trigo, y prometió de traducirlos bien y fielmente y con mucha brevedad. Pero yo, por facilitar más el negocio y por no dejar de la mano tan buen hallazgo, le truje a mi casa, donde en poco más de mes y medio la tradujo toda, del mesmo modo que aquí se refiere. A) Contexto histórico-artístico de la obra. Autor y localización del fragmento en su obra.
El siglo XVII será el segundo de los siglos de Oro en España, un periodo de
esplendor cultural que en esta última mitad supondrá, frente a la gloria del periodo anterior, una época de declive económico y político. Especialmente durante los gobiernos de Felipe IV y Carlos II, España cederá la hegemonía mundial a Francia debido a diversos factores como la delegación del gobierno en manos de validos o las continuas bancarrotas causadas por las guerras contra los países protestantes. La corrupción y el mal gobierno llevaron al país a continuas crisis agrarias, comerciales y artesanales que acabaron por causar un enorme descontento entre la población. El Barroco será el movimiento cultural predominante en Europa durante el siglo, caracterizado por una visión pesimista de la realidad, la hipérbole, el contraste o el dinamismo. Durante el siglo XVII se siguieron cultivando los subgéneros novelescos propios del Renacimiento (como la novela picaresca con el “Guzmán de Alfarache” o la novela corta con las “Novelas ejemplares” de Cervantes), teñidos ahora de hastío por la crisis y decadencia de la sociedad española. En cuanto al fragmento objeto de comentario, podemos identificarlo como perteneciente a la primera parte de la novela “Don Quijote de La Mancha”, obra de Miguel de Cervantes. Cervantes cultivó además todos los géneros literarios (poesía, teatro y narrativa), produciendo importantes obras en relación con los subgéneros novelescos más importantes de la época: la novela pastoril (“La Galatea”) o la novela corta (“Novelas ejemplares”).
B) Relación del fragmento con los temas y estilo de la obra.
En este fragmento, observamos cómo Cervantes desarrolla un complejo
entramado de voces o juego de autores con un doble fin: parodiar la estructura de las novelas de caballerías (a menudo iniciadas con el hallazgo de un antiguo pergamino) (+ Ejemplo del texto) y dotar al relato de una mayor verosimilitud o credibilidad (jugando así con la dicotomía realidad/ficción). Entre todas estas voces, podemos distinguir cuatro como las más relevantes: A) El Cervantes autor: artífice real de la novela. B) El Cervantes personaje: se incluye como personaje en la novela. Narra (como observamos en este fragmento), cómo dio con los cartapacios que contenían la historia de Don Quijote (Estando yo un día en el Alcaná de Toledo…). Ejerce de editor y comentarista de la novela. C) Cide Hamete Benengeli: Erudito e historiador árabe ficcional a quien el Cervantes personaje atribuye la creación del relato. (“Historia de don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo.”). D) El traductor: Morisco a quien el Cervantes personaje contrata para llevar a cabo la traducción al castellano de los cartapacios desde el árabe. (roguele me volviese aquellos cartapacios, todos los que trataban de don Quijote, en lengua castellana).
C) Estructura interna del fragmento.
Podemos dividir este breve fragmento narrativo objeto de comentario en
tres partes bien diferenciadas: A) Planteamiento: Líneas 1-8. Cervantes relata cómo compró unos antiguos cartapacios en el Alcaná de Toledo y se vio después en necesidad de un traductor, pues estaban escritos en árabe (no los sabía leer, anduve mirando si parecía por allí algún morisco aljamiado que los leyese…). B) Nudo: Líneas 9-25.Tras encontrar un traductor, Cervantes se da cuenta de que los cartapacios refieren la historia de Don Quijote al oírle mentar a Dulcinea del Toboso, riéndose en voz alta (…que aquellos cartapacios contenían la historia de don Quijote… ). Se nos informa también del nombre del autor arábigo, Cide Hamete Benengeli, y de cómo Cervantes regresa hacia el vendedor de los cartapacios para comprar los restantes (compré al muchacho todos los papeles y cartapacios por medio real…). C) Desenlace: Líneas 25-33. Cervantes encomienda al morisco la traducción de los cartapacios al castellano (roguele me volviese aquellos cartapacios, todos los que trataban de don Quijote, en lengua castellana…) e incluso llega a alojar al traductor en su casa para cerciorarse de que realizara el trabajo (le truje a mi casa, donde en poco más de mes y medio la tradujo toda…).
D) Resumen del fragmento. (6-8 líneas)
Cervantes adquiere unos antiguos escritos a un vendedor en Toledo y, al
reconocer que están escritos en árabe, se procura rápidamente un traductor. Al escuchar, entre las risas del traductor, el nombre de “Dulcinea del Toboso”, se percata de que esos cartapacios contienen la historia de Don Quijote de la Mancha, obra de Cide Hamete Benengeli. Cervantes termina por contratar al traductor morisco para verter la obra íntegra al castellano, procurando alojamiento al traductor en su propia casa, quien termina el trabajo en tan solo mes y medio.